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El Lenguaje en Pacientes

con Demencia tipo


Alzheimer

Integrantes : Claudia Bravo

Paloma Escobar

Macarena Quiroz

Docente : Fabián Vásquez

Asignatura : Metodología a la Investigación

Fecha de entrega: 20 de Abril 2018


Introducción

El presente trabajo, en la parte designada Marco Teórico, se realizara una revisión de


los conceptos tratados en este informe, como describir el concepto de Demencia,
Enfermedad de Alzheimer, epidemiologia de Demencia y enfermedad de Alzheimer,
inicio de la enfermedad, afectación de la memoria en la enfermedad de Alzheimer,
signos cognitivos, el lenguaje en la enfermedad de Alzheimer y finalmente hablar
sobre los rasgos lingüísticos en demencias tipo Alzheimer.

El inicio de la enfermedad de Alzheimer, se caracteriza por pequeños cambios de


personalidad y olvidos frecuentes, que con el paso del tiempo conduce a una
incapacidad para cuidar de sí mismo y tomar decisiones.

Estas personas, se caracterizan por un cambio sutil de humor, pérdida de interés y


deterioro de memoria.

En los estadios iniciales, la memoria es la capacidad cognitiva que tienen más


alterada, aumentando las pérdidas de memoria de manera progresiva a lo largo de la
enfermedad. Esta pérdida de memoria, dificulta a las demás capacidades cognitivas
relacionadas con la misma (orientación, lenguaje, atención, cálculo, funciones
visoperceptivas, funciones ejecutivas y razonamiento verbal), a las relaciones sociales
con los demás y provoca respuestas de ansiedad y depresión.

En este trabajo, nos enfocaremos más a describir como se ve afectado el lenguaje en


los pacientes con Demencia tipo Alzheimer, describiendo cada uno de sus vertientes,
ya sea Fonético-Fonológico, Morfosintáctico, Léxico-Semántico y Pragmático.
Marco Teórico

- Concepto de Demencia tipo Alzheimer

Demencia, es una afección ordinariamente sin fiebre y crónica, caracterizada por un


debilitamiento de la sensibilidad, la inteligencia y la voluntad, con incoherencia de
ideas, defecto de la espontaneidad intelectual y moral y tales son los signos de esta
afección. El hombre que está en la demencia ha perdido la facultad de percibir
espontáneamente los objetos, captar sus relaciones, comparar, preservar el recuerdo
por completo, de lo que resulta la imposibilidad de razonar con éxito" (Esquirol, 1914).
En esta definición, Esquirol no solamente hace referencia al trastorno cognitivo, que
con el tiempo fue adquiriendo máxima importancia, sino que se destaca también el
significado de los trastornos afectivos y conductuales. (Esquirol, E.D. 1914. Deménce.
En Dictionare de sciences médicales par una societé de médicines et de chirugiens
(vol. 4). Paris: Panchouke).

Cummings y Benson (1983), hace referencia que es un síndrome de deterioro


intelectual adquirido producido por disfunción cerebral que afecta a, al menos una de
estas esferas: lenguaje, memoria, aptitudes visuoespaciales, personalidad y
cognición".

McKlan et al (1984) explicaron bien el diagnóstico de demencia: "la demencia es el


declive de las funciones cognitivas en comparación con el nivel previo del
funcionamiento del paciente, determinado por la historia de declive y por las
alteraciones apreciadas en el examen clínico y mediante tests neuropsicológicos".

La demencia amenaza seriamente la duración y la calidad de vida de las personas que


la sufren (Whitehouse, 2000). La demencia en población mayor es, habitualmente, un
síndrome crónico y discapacitante resultante de un proceso neurodegenerativo para el
que no existe curación en la actualidad (por ejemplo, enfermedad de Alzheimer).

- Concepto de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer (EA), también llamada Demencia senil de tipo Alzheimer


o mal de Alzheimer, es la forma (o la causa) de demencia más común, una afección
cerebral degenerativa y progresiva que afecta a la memoria, el pensamiento y la
conducta. Aunque al principio existía la creencia de que la enfermedad de Alzheimer
estaba vinculada al envejecimiento y que existía un continuum entre envejecimiento y
enfermedad de Alzheimer, a día de hoy se considera que la enfermedad es algo
distinto del envejecimiento normal y que está relacionada con factores específicos de
riesgo genéticos y ambientales (Martínez Lage et al., 2001).

En otras palabras, la enfermedad de Alzheimer (EA) es un trastorno


neurodegenerativo que conlleva, entre otras manifestaciones, una afectación
progresiva de alteraciones cognitivas, como la memoria, el lenguaje, la comunicación,
el pensamiento, las habilidades sociales, así como de alteraciones conductuales,
incapacidad para recordar incidentes y acontecimientos, cuando los síntomas son más
Marco Teórico

prevalentes y severos, puede causar que la persona experimente dudas sobre su


identidad.

Las manifestaciones biológicas del envejecimiento son diferentes de las que originan
las enfermedades crónicas frecuentes en los ancianos, y del mismo modo, la
enfermedad de Alzheimer no es una consecuencia del envejecimiento normal, sino un
proceso patológico.

En la actualidad, la enfermedad de Alzheimer, es el proceso patológico demenciante


más frecuente. Causa alrededor del 60% de todas las demencias (Barranco-Quintana
et al., 2005).

Desde la descripción del primer caso, la enfermedad de Alzheimer ha alcanzado


elevadas proporciones (Holstein, 2000) y los avances tecnológicos y clínicos, y la
presión de una población cada vez más envejecida han originado un importante
interés en torno a ella.

En otras palabras, la enfermedad de Alzheimer, es un trastorno neurodegenerativo


que produce un deterioro progresivo de la función cognitiva originando una afectación
funcional. Es la forma más frecuente de demencia. El síntoma inicial es la pérdida de
memoria en la mayoría de los casos. El paciente suele desarrollar una insidiosa
pérdida de memoria durante meses y años, a la que sigue una progresiva desaparición
de otras funciones cognitivas y alteraciones de la conducta. A medida que la
enfermedad progresa, se ven involucrados otros dominios cognitivos además de la
memoria. Ocasionalmente, pueden aparecer alteraciones de la conducta tales como
ansiedad, depresión, apatía y alucinaciones.

- Epidemiologia de las Demencias y de la enfermedad de Alzheimer

Epidemiología descriptiva: Prevalencia e Incidencia

En el mundo

La prevalencia global de demencia es de 24.3 millones de personas en el mundo. En


el caso de que no se produzcan cambios en la tasa de mortalidad, ni aparezcan
estrategias de prevención efectivas ni tratamientos curativos, el número de personas
afectadas se duplicará cada 20 años hasta llegar a 80.1 millones en 2040. (Ferri CP,
Prince M, Brayne C, Brodaty H, Fratiglioni L, Ganguli M, et al. Global prevalence of
dementia: a Delphi consensus study. Lancet 2005).

En cuanto a regiones, la prevalencia más alta de demencia se da en Norte América


(6.4%) y en los países del Oeste de Europa (5.4%), seguido de América Latina (4.9%)
y China junto con los países del Pacífico Oeste (4.0%). (Reitz C, Brayne C, Mayeux R.
Epidemiology of Alzheimer disease. Nat Rev Neurol 2011).
Marco Teórico

Según datos de la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud), la prevalencia de


demencia en la población mayor de 65 años se sitúa entre el 3 y el 8%. Entre la
población de 80 o más años de edad dicha prevalencia es del 15 al 20%. La edad
avanzada, el pertenecer al sexo femenino y un nivel educativo bajo son factores de
riesgo independientes y altamente significativos para la demencia.

Es posible que la falta de educación a edad temprana lleve a una disminución de la


"reserva cerebral" (número de neuronas y conexiones sinápticas), lo que permitirá que
los síntomas de demencia aparecieran en una fase más temprana de la progresión de
la enfermedad. Factores nutricionales y otros factores socioeconómicos también
podrían intervenir (Blesa y Santacruz, 1998).

Entre los distintos tipos de demencia, la más frecuente es la enfermedad de Alzheimer.


La enfermedad de Alzheimer representa en todos los estratos de edad, más de la
mitad de la prevalencia de todas las demencias (entre el 50% y el 70%), seguida de la
demencia vascular o multiinfarto (DMI) que provoca alrededor del 40% de las
demencias (Blesa y Santacruz, 1998).

Además, "de acuerdo con la O.M.S., la enfermedad de Alzheimer (EA) comienza a


suponer la tercera causa de muerte de la población, por detrás del cáncer y de las
enfermedades cardiovasculares y constituye uno de los problemas más graves a los
que se enfrenta la sociedad actual" (Vega y Bueno, 1995).

Los datos más relevantes sobre la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer y otras


demencias, son bien conocidos gracias a los grandes estudios epidemiológicos de
carácter longitudinal, como “The Rotterdam Study” (Ott et al, 1998). En éstos se
constata que tanto la prevalencia como la incidencia de la enfermedad de Alzheimer,
se incrementa a partir de los 65 años y se duplica a partir de los 85 años.

Según diversos autores, la prevalencia de probable de enfermedad de Alzheimer se


cifra alrededor del 18.7% de entre 75 a 84 años y del 47.2% en poblaciones de más de
85 años (Lobo et al, 2000; Hy et al, 2000).

Existen criterios para el diagnóstico clínico de la enfermedad de Alzheimer. Los más


universales son los de la Asociación Psiquiátrica Americana (DSM-IV) de 1997 (tabla
1.1) y los del National Institute of Neurological and Communicative Disorders and the
Alzheimer's Disease and Related Disorders Association (NINCDS-ADRDA) de 1984
(tabla 1.2). Ambos poseen una sensibilidad del 80% y especificidad del 70% (Martínez
Lage, 2002).
Marco Teórico

Tabla 1.1- Criterios DSM-IV para el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer

A. Desarrollo de deficiencia cognitiva múltiple, manifestada por:


A.1 Alteración de memoria (aprender nueva información y evocar la ya aprendida)
A.2 Una o más de las siguientes alteraciones cognitivas:
a) Afasia
b) Apraxia
c) Agnosia
d) Alteración de funciones ejecutivas
B. Las alteraciones previas representan un deterioro con respecto a las capacidades previas del paciente, y
producen dificultades significativas en las funciones ocupacional y social.
C. La evolución se caracteriza por instauración gradual y deterioro cognitivo continuo.
D. Las alteraciones expresadas en A.1 y A.2 no se deben a lo siguiente:
D.1 Otros trastornos del sistema nervioso central que puedan ocasionar deterioro progresivo de la memoria y de otras
funciones cognitivas (por ej. enfermedad cerebrovascular, enfermedad de Parkinson, enfermedad de Huntington,
hematoma subdural, hidrocefalia de presión normal, tumor cerebral).
D.2 Trastornos sistémicos que pueden ocasionar demencia (por ej. hipotiroidismo, deficiencia de vitamina B12, ácido
fólico, niacina, hipercalcemia, neurosífilis, SIDA)
D.3 Intoxicaciones.
E. Las alteraciones no ocurren únicamente durante un síndrome confusional agudo.
F. El trastorno no es atribuible a una alteración psiquiátrica que pudiera justificar las manifestaciones, como
por ejemplo una depresión mayor o una esquizofrenia.

Tabla 1.2- Criterios NINCDS-ADRDA para el diagnóstico de la enfermedad de


Alzheimer

1. Criterios para el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer probable:


- Demencia, diagnosticada mediante examen clínico y confirmada con test neuropsicológicos.
- Deficiencias en más o dos áreas cognitivas.
- Empeoramiento progresivo de la memoria y de otras funciones cognitivas.
- No alteración del nivel de consciencia.
- Comienzo entre los 40 y 90 años, con mayor frecuencia después de los 65.
- Ausencia de alteraciones sistémicas u otras enfermedades cerebrales que pudieran producir el deterioro
progresivo de la memoria y de las otras funciones cognitivas.

2. Apoyan el diagnóstico de "enfermedad de Alzheimer probable":


- Deterioro cognitivo de alguna función cognitiva específica (afasia, apraxia, agnosia).
- Alteraciones conductuales y en la realización de las actividades de la vida diaria habituales.
- Antecedentes familiares de trastorno similar.
- Pruebas complementarias (EEG normal, atrofia cerebral en TAC...)

3. Aspectos clínicos compatibles con el diagnóstico de "enfermedad de Alzheimer probable", tras excluir
otras causas de demencia: síntomas asociados a la depresión, insomnio, ideas delirantes, ilusiones,
alucinaciones, alteraciones de conducta sexual, pérdida de peso...).
Marco Teórico

En esencia, tal como se observa en las tablas anteriores, para cumplir con los criterios
clínicos establecidos para el diagnóstico de la EA, como los que se definen en el DSM-
IV (1997) y los NINCDS-ADRDA (1984) deben presentarse ciertas características en la
historia clínica y cambios de comportamiento.

Como se menciona anteriormente, la enfermedad de Alzheimer es de comienzo


insidioso y de curso gradual y progresivo. Se caracteriza por lentas y constantes
pérdidas de las funciones cognitivas superiores (memoria, funciones motoras y
velocidad, funciones visoperceptivas, funciones ejecutivas, lenguaje y razonamiento
verbal) y cambios afectivos que interfieren progresivamente en la independencia y
autonomía del enfermo, inicialmente en las actividades avanzadas e instrumentales de
la vida diaria (integradas por el conjunto más complejo de habilidades necesarias para
desarrollar una vida independiente: capacidad para usar el teléfono, el dinero, ir de
compras, preparar la comida, limpiar, desplazarse, viajar) y posteriormente, en las
actividades básicas de la vida diaria (que son las habilidades esenciales para llevar a
cabo actividades de autocuidado: comer, lavarse, vestirse, arreglo personal, movilidad,
usar el servicio y control de esfínteres).

- Inicio de la enfermedad: Demencia Leve

El inicio de la enfermedad, se caracteriza por pequeños cambios de personalidad y


olvidos frecuentes, existiendo una reducción progresiva de la capacidad para pensar,
recordar, aprender y razonar, que con el paso del tiempo conduce a una incapacidad
para cuidar de sí mismo y tomar decisiones. Estas personas, se caracterizan por un
cambio sutil de humor, pérdida de interés y deterioro de memoria.

La enfermedad de Alzheimer presenta como síntoma principal en sus primeros


estadios, disminución de memoria, inmediata y de fijación, a diferencia de otras
enfermedades demenciantes, como las de tipo subcortical, que la mantienen más
preservada. Así pues, típicamente en los estadios iniciales, la memoria es la
capacidad cognitiva que tienen más alterada, aunque no es la única y no se altera de
manera uniforme (Tárraga, 1998).

Las personas que presentan una demencia leve, que equivale a un GDS 4 en la
Escala de Deterioro Global de Reisberg (1982), presentan las siguientes
características: olvido de hechos cotidianos y recientes, evidente dificultad de
concentración en operaciones de resta, déficits en la memoria de su historia personal,
incapacidad para planificar viajes, vida sociolaboral o realizar tareas complejas,
labilidad emocional, mecanismo de negación que domina el cuadro, conservando la
orientación en espacio y en persona, el reconocimiento de caras familiares y la
capacidad de viajar a sitios conocidos. Se observa una disminución de afecto y se da
un abandono en las situaciones más exigentes (tabla 1.3).
Marco Teórico

Tabla 1.3- Global Deterioration Scale. (GDS). Reisberg, 1982

Deterioro cognitivo moderado. Demencia leve.


Estadio 4 Fase clínica Características clínicas Déficits manifiestos:
Déficit cognitivo moderado Confusional tardío • Olvido de hechos cotidianos y recientes.
• Puede presentar déficits en la memoria de su
historia personal.
• Dificultad de concentración evidente en
operaciones de resta.
• Incapacidad para planificar viajes, vida
sociolaboral o realizar tareas complejas.
• Embotamiento o labilidad afectivos.
• Mecanismo de negación domina el cuadro.
• Conserva la orientación en tiempo y persona, el
reconocimiento de rostros y personas familiares y la
capacidad de viajar a lugares conocidos.

En estadios posteriores de la enfermedad, estas personas disminuyen sus facultades


(mayores problemas de orientación, déficits en el lenguaje, dificultades en el cálculo,
peor capacidad atencional, etc.) necesitando cada vez una mayor supervisión para la
realización de las actividades cotidianas, siendo totalmente incapaces de llevar una
vida independiente.

Con el curso de la EA, los enfermos se alteran emocionalmente, pueden presentarse


conductas delirantes (acusar al cónyuge de ser un impostor...), síntomas obsesivos
(repiten sencillas actividades de limpieza...), síntomas de ansiedad, agitación e incluso
conductas violentas que no existían hasta entonces. En el curso progresivo de la
enfermedad, estos enfermos acaban por no reconocer caras familiares ni a ellos
mismos, no son conscientes de acontecimientos y experiencias pasadas, sufren
alteración del ritmo diurno, pérdida de las habilidades verbales, llegando solamente a
verbalizar palabras y frases muy concretas, perdiendo el lenguaje y llegando al final a
emitir sólo gruñidos.

Tárraga (1998) hace referencia a la involución de las capacidades intelectuales de las


personas con demencia tipo Alzheimer, relacionando los síntomas del curso evolutivo
de la enfermedad de Alzheimer inversamente con el desarrollo infantil, utilizando el
modelo de desarrollo de las capacidades mentales en el niño elaborado por Jean
Piaget. En las personas con Alzheimer se va produciendo una desintegración de las
funciones cognitivas superiores, primeramente de las operaciones formales de la
inteligencia (que los niños adquieren a los 11-15 años), seguida de las operaciones
concretas (que los niños adquieren de los 7-11 años) para llegar a una desintegración
del periodo preoperatorio (adquirido de los 3-7 años) y de la inteligencia
sensoriomotora. Mientras el niño va adquiriendo capacidades de forma progresiva y
ordenada, el enfermo con demencia las va perdiendo, también de forma más o menos
ordenada.
Marco Teórico

Un ejemplo explicativo de esta retrogénesis sería el siguiente: los niños para hablar
empiezan a emitir sonidos, luego aprenden letras, sílabas, frases, son capaces de
repetir, denominar, abstraer, inducir, deducir, etcétera. En las personas con EA ocurre
lo contrario: pierden la capacidad de deducción, inducción y abstracción, luego de
denominación, etc. siendo su vocabulario casa vez más escaso, para pasar sólo a
emitir sonidos en forma de gruñidos en la fase terminal. Este paradigma sería aplicable
a todas las capacidades cognitivas. Otros autores han explicado esta retrogénesis
(Reisberg et al, 1999; PeñaCasanova, 1999).

- Afectación de la memoria en la enfermedad de Alzheimer

A lo largo de la enfermedad de Alzheimer, las pérdidas mnésicas aumentan de manera


progresiva alterando en su funcionamiento a los distintos tipos de memoria de forma
no homogénea.

La afectación de la memoria puede llegar a ser tan extensa, que implique tanto a: la
memoria reciente en el proceso de registro de la información, la fijación y el proceso
de consolidación de material, con olvido a largo y a corto plazo. En consecuencia, con
dificultades para el proceso de evocación o reconocimiento de información
previamente presentada, o para evocar información muy consolidada de la memoria
remota.

Así pues, el proceso de fijación del material nuevo empeora progresivamente. Llega a
un olvido inmediato, algunos minutos más tarde de la presentación del material,
alterándose también la capacidad de evocación de los recuerdos episódicos y
semánticos remotos, con el fenómeno del gradiente temporal del recuerdo (los hechos
más lejanos, son los que recuerdan mejor, antes que los más recientes que se olvidan
antes) y con una presencia de falsas memorias.

Esta pérdida de memoria dificulta las capacidades cognitivas relacionadas con la


misma (orientación témporo-espacial, lenguaje, atención, cálculo, funciones
visoperceptivas, funciones ejecutivas y razonamiento verbal), las relaciones sociales
con los demás y, provoca respuestas de ansiedad y depresión, sobretodo en la etapa
inicial de la enfermedad, dónde los enfermos conservan a menudo suficiente
conciencia de sus déficits.

- Signos cognitivos

Los síntomas cognitivos de la EA se superponen con las manifestaciones del


envejecimiento cerebral, su curso es progresivo y de gran heterogeneidad y tienen un
notable impacto en la capacidad funcional del paciente. (Vera MM. Análisis diferencial
de los perfiles cognitivos, clínicos y conductuales de la demencia tipo Alzheimer,
demencia vascular y deterioro cognitivo asociado a un trastorno depresivo).
Marco Teórico

La característica más relevante de la enfermedad A es el declive progresivo del


funcionamiento de la memoria episódica, aunque también son precoces los déficits de
atención, funciones ejecutivas y lenguaje. Además las apraxias y la agnosia son
déficits cognitivos comunes en la Enfermedad de Alzheimer. (Santana MA. Memoria
operativa en pacientes con enfermedad de Alzheimer)

El déficit de memoria episódica anterógrada es el síntoma más prevalente en los


estadios iniciales de la enfermedad de Alzheimer y se debe a una intensa y precoz
alteración del lóbulo temporal medial. Se caracteriza por un declive en la habilidad
para aprender y retener nueva información, tanto verbal como no verbal. El paciente
no recuerda la nueva información debido a un fallo en el almacenamiento o
consolidación, su rendimiento no mejora al facilitar pistas y son frecuentes las
confabulaciones y las intromisiones. (Alberca R. Manifestaciones cognitivas y
funcionales de la enfermedad de Alzheimer. En Alberca R y López-Pousa S. Eds.
Enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Madrid: Ed. Panamericana; 2010. p.
195-205).

También se ve afectada la memoria de trabajo, concretamente el sistema ejecutivo


central, y la agenda visuespacial. El deterioro en la agenda visuespacial dificulta la
codificación y retención de la información visual. Por este déficit, los pacientes con
enfermedad de Alzheimer leve muestran mayor dispraxia construccional y una escasa
capacidad de memoria visual. El bucle fonológico de la memoria de trabajo está
relativamente conservado en las etapas iniciales de la enfermedad de Alzheimer.

Al progresar la enfermedad también se alterada la memoria semántica y en cuanto a la


memoria procedimental, ésta está relativamente preservada hasta etapas avanzadas
de la enfermedad.

La atención es una de las funciones cognitivas que más precozmente se ven


afectadas en la enfermedad de Alzheimer, incluso algunos autores afirman que tras la
memoria, la atención es la siguiente función cognitiva que se deteriora. Los tipos de
atención que se ven particularmente afectados en la enfermedad de Alzheimer son la
atención dividida y la atención selectiva, mientras que la atención sostenida está
relativamente preservada en los estadios iniciales de la enfermedad de Alzheimer.

- El Lenguaje en la enfermedad de Alzheimer

Las alteraciones del lenguaje en la enfermedad de Alzheimer son variables y no se


ajustan a ninguno de los patrones que definen las clásicas afasias de origen vascular.

El lenguaje espontáneo se caracteriza por la presencia de numerosas pausas debido a


la dificultad para encontrar palabras. (Rohrer JD, Knight WD, Warren JE, Fox NC,
Rossor MN, Warren JD. Word-finding difficulty: a clinical analysis of the progressive
aphasias. Brain. 2008), es decir, anomia, con presencia de parafasias semánticas
debido a una alteración de la memoria semántica. La repetición puede verse alterada
Marco Teórico

en oraciones complejas y los errores fonéticos son infrecuentes. La estructura


gramatical, la articulación y la prosodia están conservadas hasta etapas avanzadas de
la enfermedad. Al progresar la enfermedad, el lenguaje espontáneo se vuelve
repetitivo, la estructura de la oración es muy simple, y puede reducirse a ecolalia y
palilalia.

La compresión está conservada en estadios iniciales para palabras simples y puede


estar afectada en sintaxis complejas, conforme progresa la enfermedad se suele ir
deteriorando progresivamente. En cuanto a la lectura y la escritura, también están
conservadas en los primeros estadios, aunque pueden no comprender bien las
lecturas si son complejas. Su deterioro suele seguir el patrón del deterioro del lenguaje
oral, pero puede verse acelerado por la presencia de una apraxia o alteraciones
visuespaciales. La lectura automática en voz alta está preservada hasta etapas
avanzadas de la enfermedad de Alzheimer.

- Rasgos Lingüísticos de las Demencias tipo Alzheimer (DTA)

En general, los estudios clínicos nos muestran que las alteraciones en las DTA se
sitúan en el componente semántico y en el componente pragmático del lenguaje, al
tiempo que los niveles fonético-fonológico y morfosintáctico se encuentran
relativamente preservados hasta la última fase de la enfermedad. (Appell et al. 1982).

Esto ocurre, básicamente, porque las habilidades pragmáticas y semánticas requieren


procesos más complejos que dependen de otras funciones cognitivas deterioradas,
como la memoria o la capacidad de planificación y razonamiento. En cambio, no se
registran problemas en relación con la articulación de palabras ni con el
reconocimiento de un fonema determinado. Lo mismo ocurre con la concordancia
gramatical, el orden de palabras y otros aspectos propios del nivel morfosintáctico.

A partir de los estudios realizados en informantes que se situaban en distintos estadios


de la enfermedad, Bayles (1984) y Obler y Albert (1984) proponen tres fases en cuanto
al deterioro comunicativo:

A. La etapa inicial suele durar entre dos y cinco años. Las primeras dificultades
lingüísticas pueden tardar en aparecer algún tiempo, ya que normalmente
vienen precedidas por alteraciones de otras funciones cognitivas, como la
memoria episódica. Entre estas alteraciones destacan los problemas de
denominación y acceso a determinada palabra (anomia); el lenguaje se vuelve
impreciso y, a consecuencia de ello, puede aparecer una ligera verbosidad o
logorrea, ya que son conscientes de su dificultad expresiva; la comprensión se
encuentra bastante preservada, al igual que ocurre con la sintaxis; en cuanto a
las habilidades pragmáticas, se describe generalmente una disminución en la
iniciativa del habla y una dificultad creciente para detectar recursos
humorísticos e irónicos.
Marco Teórico

B. La etapa moderada puede durar entre tres y cinco años, aproximadamente.


Todos los déficits comunicativos presentes en la fase anterior se agravan en
esta etapa: las alteraciones en el componente semántico y la dificultad para
recuperar la palabra adecuada al contexto provocan que el individuo con DTA
cree numerosos neologismos, una situación que puede hacerse grave hasta el
punto de convertir su discurso en una jerga; otra consecuencia de este déficit
son las abundantes parafasias semánticas (sustitución de un término por otro
de significado similar o relacionado). Las construcciones sintácticas suelen ser
más breves y se caracterizan por la presencia de un buen número de
circunloquios motivados por la consabida dificultad para encontrar las palabras
que se buscan. Por esta razón, el discurso normalmente se considera vacío de
significado e incoherente. Los problemas de comprensión verbal se hacen más
evidentes en esta fase de la enfermedad. Sin embargo, la repetición es una
habilidad que se conserva hasta un estado muy avanzado de la demencia.
Finalmente, en relación a la lectoescritura, parece ser que existen errores al
escribir (agrafias) debidos a la adición, sustitución y omisión de letras; la
capacidad para leer en voz alta, por su parte, no se encuentra muy alterada,
aunque esto no implica que comprendan todo lo que leen.

C. La etapa avanzada tiene una extensión muy variable en el tiempo. En esta


fase, la persona con DTA se instala en una situación de apatía que resulta en
un notable decrecimiento del lenguaje espontáneo. Los errores de expresión se
hacen muy frecuentes: la anomia está generalizada y llegan a aparecer
parafasias fonológicas. Si en etapas anteriores la única destreza expresiva bien
conservada era la repetición, en esta fase la situación deriva en un tipo de
discurso repleto de ecolalias (repetición involuntaria del discurso ajeno) y
glosomanías (desarrollo exclusivo de los temas de conversación preferidos). La
sintaxis también se ve afectada por esta pobreza expresiva, dando lugar a
multitud de estereotipias (repetición involuntaria de cierta unidad lingüística, ya
sea un sintagma, un neologismo, etc.) La comprensión se ve igualmente
alterada, llegándose a un punto en el que la persona demenciada no atiende a
órdenes simples, algo que por otra parte puede ser debido a la apatía o a la
dificultad para participar en una conversación de forma ágil. En referencia a las
habilidades pragmáticas, el hablante apenas muestra iniciativa comunicativa ni
contesta la mayoría de las veces a las preguntas que se le formulan, por lo que
podemos decir que el deterioro comunicativo es muy importante en este punto.
Finalmente, el hablante cae en un estado de mutismo.
Marco Teórico

- Déficit Fonético-Fonológico

Price et al. (1993) encontraron que los sujetos con DTA no se ajustaban a los perfiles
de actuación de los afásicos en cuanto a las alteraciones articulatorias. Murdoch et al.
(1987) se suman a considerar que existe una disociación en los sujetos con DTA entre
los componentes fonológico y sintáctico, por un lado, y los componentes semántico y
pragmático, por otro, ya que las personas demenciadas eran capaces de corregir
errores de fonología y de sintaxis incluso en un estadio avanzado del deterioro
cognitivo, algo que no conseguían hacer cuando se trataba de un error de tipo
semántico. Únicamente se han encontrado casos de alteraciones fonológicas en
tareas que piden repetir frases o pseudopalabras en contextos experimentales
(Glosser et al., 1997). Estas son pruebas cuyo contenido no se asemeja a la
comunicación coloquial y que, además, requieren de una buena memoria a corto
plazo.

No obstante, como sabemos, en la etapa avanzada de la demencia suelen aparecer


parafasias fonológicas (omisiones, sustituciones o intercambio en la secuencia de
fonemas de una palabra). Así, la mayoría de los trabajos existentes recoge el hecho
de que hasta esta fase, en la que el deterioro lingüístico es muy acusado, no se
presentan este tipo de alteraciones. (Croot et al. 2000) describen una serie de
individuos con DTA.

- El Déficit Morfosintáctico

Las habilidades gramaticales se encuentran preservadas en la etapa inicial y


moderada de la demencia. De acuerdo con la hipótesis predominante en los estudios
de Lingüística Clínica, Appell et al. (1982) confirmaron la buena actuación sintáctica de
los individuos con DTA tras ser sometidos a pruebas que tenían en cuenta aspectos
como la longitud y la estructura de las oraciones o el uso de conectores
extraoracionales, entre otros.

La gran mayoría de los trabajos que han evaluado la competencia sintáctica de estos
individuos se ha centrado en la producción de estructuras sintácticas y no en su
comprensión. Al ser la DTA una patología lingüística de tipo fluente, es presumible que
las personas que la padecen no tengan excesivos problemas con la expresión. Sin
embargo, esto podría ser diferente en el plano de la comprensión.

En un estudio de Emery (1985) en el que se emplean el Test for Sintactic Complexity y


el Token Test los resultados fueron abrumadores a favor de que la comprensión de la
sintaxis se encontraba muy alterada. Sin embargo, lo que Emery no tuvo en cuenta es
que estos tests requieren habilidades visuoespaciales, praxis, memoria y competencia
semántica para ser completados satisfactoriamente.
Marco Teórico

Posteriormente, Rochon, et al. (1994) observaron que las mayores dificultades se


presentaban cuando las oraciones constaban de varias proposiciones y en los casos
en los que todos los papeles temáticos posibles estaban cubiertos. No obstante, en
casi el 85% de las ocasiones las oraciones fueron entendidas correctamente. De todos
modos, debido al deterioro cognitivo y, especialmente, de la memoria, la sintaxis se va
simplificando a lo largo de las distintas etapas de la demencia (Chapman y Ulatowska,
1997) hasta que la fluidez verbal es tan reducida que impide toda comunicación por
parte del sujeto con DTA.

- Déficit Léxico-Semántico

De hecho, los primeros síntomas de tipo lingüístico que anuncian la existencia de la


enfermedad de Alzheimer se relacionan con una disminución del vocabulario y una
dificultad para recuperar la palabra buscada. La pronta y frecuente aparición de estas
alteraciones lingüísticas ha favorecido la realización de numerosos estudios al
respecto (Martin y Fedio, 1983; Huff et al., 1986; Bayles y Tomoeda, 1990; Smith et al.,
1995; Forbes-Mckay y Venneri, 2005).

El primer aspecto que debemos aclarar es el de la verdadera naturaleza del déficit,


dejando de lado, en un primer momento, las diferentes formas a través de las cuales
los hablantes tratan de compensar ese déficit. De acuerdo con los diferentes modelos
psicolingüísticos que tratan de explicar el proceso de la expresión lingüística, existirían
tres niveles (semántico, léxico y fonológico) en la producción oral (Levelt et al.1999),.
En el nivel semántico se encontrarían representados los conceptos, pero no como
unidades, sino como el conjunto de rasgos –semas– que caracterizan a cada
concepto; en el nivel léxico se localizan las representaciones de las palabras, y en el
nivel fonológico está representado cada uno de los fonemas de una lengua (Cuetos,
2003).

- Déficit Pragmático

En el caso de las personas con demencia, las entrevistas de tipo terapéutico han sido
uno de los mecanismos más empleados para evaluar sus capacidades comunicativas,
una vez que el uso de una metodología específicamente de tipo conversacional o
discursivo ha sido bastante escaso.

Así, por ejemplo, algunos estudios parciales han analizado la falta de coherencia y la
alta frecuencia de cambios de turno (Ripich y Terrell, 1988) o las dificultades con la
gestión temática (Mentis et al., 1995), aunque hay autores que reconocen que las
habilidades comunicativas podrían no parecer tan alteradas si las interacciones
estudiadas se dieran en un contexto natural y no en situaciones más formales (Moss et
al., 2002).
Marco Teórico

Por otra parte, los sujetos con DTA parecen tener problemas desde el principio con el
reconocimiento de actos de habla indirectos, ya que, según señalaron Appell et al.
(1982), sus informantes no eran capaces de establecer inferencias que les llevaran
desde el significado literal al significado figurado o implícito. En muchas ocasiones,
este problema puede observarse a partir de respuestas del tipo sí/no que estos
hablantes dan a preguntas que en realidad son peticiones de más información. Para
Hamilton (1994), este problema puede deberse, al igual que otros muchos
relacionados con las habilidades pragmáticas, a que la persona con DTA no es capaz
de ponerse en lugar de su interlocutor y, por tanto, no entiende por qué emplea un
recurso indirecto cuando podría explicarse de forma directa.

Para que un discurso resulte coherente debe estar ordenado y mantener el tema de
discusión, entre otros aspectos. En los hablantes con DTA la coherencia global se
muestra mucho más alterada que la local, es decir, los errores en la superestructura
textual vendrían provocados no tanto por las relaciones de significado entre conceptos
contiguos en el discurso como por la alteración de la capacidad para organizarlo.

Ripich y Terrell (1988), a partir de un estudio que comparaba las habilidades


discursivas de ancianos normales y personas con DTA, demostraron que la cohesión
estaba mucho más alterada en el segundo grupo. Este problema, tal y como apuntan
otros trabajos (Hamilton, 1994; March et al., 2006) se debe principalmente al constante
uso de pronombres sin que se haya mencionado anteriormente a qué refieren. Por
último, en cuanto a la gestión del tema de conversación, ya hemos mencionado las
glosomanías que caracterizan la etapa más avanzada de la enfermedad, en la que el
hablante vuelve una y otra vez a sus temas preferidos. Antes de llegar a este punto,
estas personas tienen dificultades con la introducción de un nuevo tema o de
información nueva sobre el tema de conversación. La consecuencia de ambas
alteraciones es la misma: el empobrecimiento de la capacidad discursiva.
Conclusión

Para llevar a cabo nuestra pregunta, se realiza una revisión bibliográfica exhaustiva
respecto a las características principales del lenguaje en todos los niveles; fonológico,
morfosintáctico, semántico y pragmático, que se ven deteriorados y/o ausentes en
pacientes con enfermedad de Alzheimer, en sus distintos estadios.

Además, se hace referencia a las características de la enfermedad como tal, tanto


cognitivas, como perceptuales que son aquellas esferas con mayor relevancia dentro
del lenguaje, entre otras.

Esta investigación, nos permite describir y observar cada vertiente del Lenguaje que
se encuentra afectada como se mencionó anteriormente, y así, nos permitirá poder
realizar futuras intervenciones en cuanto a la necesidad de estos usuarios,
comenzando por la parte más afectada y fortalecer aquellas que aun se encuentran
conservadas, sin dejar de tratar y no solo enfocarse en las áreas afectadas.
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