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Resolución:
Ilma. Sra:
SEGUNDO: Con fecha 26 de Junio de 2009 (registro de salida num. 3381), se comunica a
la reclamante la admisión a trámite de su queja, informándole además de que esta
Defensoría, con el fin de verificar la vulneración del ordenamiento jurídico denunciada en
el citado escrito, ha solicitado informe a la Consejería de Educación, Universidades,
Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, otorgando el plazo de quince días
establecido en la Ley 7/2001 de 31 de Julio del Diputado del Común, de cuyo resultado y
tras la correspondiente valoración, se le dará conocimiento.
TERCERO: Con fecha 26 de Agosto de 2009 (registro de salida num. 4684), y ante la falta
de contestación de la Consejería de Educación a la petición inicial de informe de fecha 26
de Junio de 2009, se reitera dicha solicitud, recordando a dicho organismo su obligación
de colaborar y otorgando nuevo plazo legal de quince días para su contestación.
CUARTO: Transcurridos casi dos meses desde la citada reiteración, el día 23 de Octubre
de 2009 (registro de entrada num. ), se recibe Informe emitido por la Dirección Territorial
de Educación de Las Palmas adscrita a la Consejería de Educación, en cuyo párrafo tercero
reconoce expresamente la ausencia de respuesta a las solicitudes presentadas por la
reclamante: “ Tercero: Si bien el artículo de la Ley 30/1992, de 26 de Noviembre, de
Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común,
(en adelante LRJPAC) atribuye a la Administración el deber de contestar a las
reclamaciones presentadas por los ciudadanos, la realidad es otra debido a las miles de
reclamaciones que se presentan ante la misma, siendo imposible comunicarles el estado
de tramitación en que se encuentran sus reclamaciones”.
“El Artículo 9.1 b) del Decreto 113/2006, de 26 de julio, por el que se aprueba el
Reglamento Orgánico de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes
del Gobierno de Canarias (BOC nº 148, de 1 de Agosto) atribuye a la Secretaría General
técnica de esta Consejería la gestión del personal laboral de esta Consejería, sin perjuicio
de las competencias atribuidas a otros órganos del Departamento.
Respecto a éste último párrafo se deduce que quien debe resolver la reclamación,
mediante resolución, es la Secretaría General Técnica en virtud de la competencia citada
anteriormente del Reglamento Orgánico de nuestra Consejería”.
CONSIDERACIONES
Administraciones Públicas.-
“Las Administraciones Públicas sirven con objetividad los intereses generales y actúan de
acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y
coordinación, con sometimiento pleno a la Constitución, a la Ley y al Derecho”.
El aludido Principio de Legalidad, como pilar fundamental del Estado de Derecho, del cual
es garante nuestra Constitución en virtud de su Artículo 9.3, supone el sometimiento
pleno al ordenamiento jurídico vigente de la actuación de la Administración Pública
respecto a los administrados y con las solas excepciones contempladas en la Ley
reguladora del procedimiento administrativo, cuyos requisitos de aplicación no concurren
en el supuesto que aquí abordamos.
2. El plazo máximo en el que debe notificarse la resolución expresa será el fijado por la
norma reguladora del correspondiente procedimiento. Este plazo no podrá exceder de
seis meses, salvo que una norma con rango de Ley establezca uno mayor o así venga
previsto en la normativa comunitaria europea.
3. Cuando las normas reguladoras de los procedimientos no fijen plazo máximo, éste será
de tres meses. Este plazo y los previstos en el apartado anterior se contarán:
b. En los instados a solicitud del interesado, desde la fecha en que la solicitud haya tenido
entrada en el registro del órgano competente para su tramitación.
4. (in fine) En todo caso las Administraciones Públicas informarán a los interesados del
plazo normativamente establecido para la resolución y notificación de los procedimientos,
así como los efectos que pueda producir el silencio administrativo, incluyendo dicha
mención en la notificación o publicación del acuerdo de iniciación de oficio, o en
comunicación que se les dirigirá al efecto dentro de los diez días siguientes la recepción de
la solicitud en el registro del órgano competente para su tramitación. En éste último caso,
la comunicación indicará además la fecha en que la solicitud ha sido recibida por el órgano
competente.”
Los ciudadanos, en sus relaciones con las Administraciones Públicas, tienen los siguientes
derechos:
Los plazos establecidos en la LRPJAC, son obligatorios tanto para la Administración Pública
como para los administrados, en aplicación del Artículo 47 de dicha Ley:
Los términos y plazos establecidos en ésta u otras Leyes, obligan a las autoridades y al
personal al servicio de las Administraciones Públicas competentes en la tramitación de los
asuntos, así como a los interesados en los mismos.”
- Deber de tramitar las solicitudes presentadas por los interesados conforme a los
preceptos de la Ley 30/92, de 26 de Noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común, resolviendo y
notificando dichas resoluciones en los plazos legales establecidos;
La institución del debido procedimiento administrativo se rige por los principios del
Derecho Administrativo. La regulación propia del Derecho Procesal es aplicable
solo en cuanto sea compatible con el régimen administrativo.
Resolución:
3. Principio de impulso de oficio: Las autoridades deben dirigir e impulsar de
oficio el procedimiento y ordenar la realización o práctica de los actos que resulten
convenientes para el esclarecimiento y resolución de las cuestiones necesarias.
Resolución:
Resolución Nº 1355/2007.TC-S1
Lima, 12.SETIEMBRE.2007
ANTECEDENTES:
En dicho acto el Comité Especial procedió a verificar si las citadas empresas cumplieron
con haberse registrado como participantes ante la Entidad, habiendo cumplido con tal
requisito las siguientes empresas:
De dicho cuadro se aprecia que la Buena Pro fue otorgada a la empresa SILICON SYSTEM
S.A.C.
FUNDAMENTACIÓN:
2. Conforme se observa del Informe Técnico Legal Nº 001-2007, remitido por la Entidad, el
Comité Especial no procedió a evaluar la propuesta del postor impugnante debido a que
éste no cumplió con registrarse como participante ante la Entidad, habiendo presentado
su ficha de registro de participación en una oficina distinta a la establecida en las Bases.
4. Como se puede apreciar del párrafo anterior, el mecanismo mediante el cual se llevará
a cabo el registro de participantes debe ser establecido en las Bases, en el que deberá
incluirse el monto a pagar, lugar, fecha y hora en que se deberá efectuar tal registro, de
manera que los proveedores conozcan a ciencia cierta el mecanismo mediante el cual se
llevará a cabo dicho registro. En ese sentido, en primer lugar, corresponde verificar si en
las Bases del presente proceso de selección se estableció el mecanismo respectivo para
que los proveedores se registren como participantes.
5. En relación a ello, el primer párrafo del numeral 2.2 de las Bases señala que “El registro
de participantes se realizará en forma gratuita en el Equipo de Abastecimiento de la UGEL
Nº 10 Huaral, sito en Av. Túpac Amaru s/n Huaral, en la fecha señalada en el cronograma,
en el horario de 10:00 a 12:00 horas y de 14:00 a 16:00 horas.”
9. En ese sentido, corresponde que el Comité Especial tenga como válido el registro de
participante del Impugnante; por lo que corresponde que se declare la nulidad del
otorgamiento de la Buena Pro del presente proceso de selección, debiendo retrotraerse a
la etapa de evaluación de propuestas, donde el Comité Especial deberá evaluar la
propuesta presentada por la empresa MECSOFT E.I.R.L.
Por estos fundamentos, de conformidad con el informe del Vocal Ponente Dr. Derik
Latorre Boza y la intervención de los señores Vocales Dres. Carlos Cabieses López y Victor
Manuel Rodríguez Buitrón atendiendo a la reconformación de la Primera Sala del Tribunal
de Contrataciones y Adquisiciones del Estado, dispuesta mediante Resolución Nº 279-
2007-CONSUCODE/PRE, expedida el 21 de mayo de 2007, así como lo establecido en el
Acuerdo de Sala Plena 005/003 de fecha 04 de marzo de 2002 y en ejercicio de las
facultades conferidas en los artículos 53, 59 y 61 del Texto Único Ordenado de la Ley de
Contrataciones y Adquisiciones del Estado, aprobado por Decreto Supremo Nº 083-2004-
PCM, el artículo 163 de su Reglamento, aprobado por Decreto Supremo Nº 084-2004-
PCM, y los artículos 17° y 18° del Reglamento de Organización y Funciones del
CONSUCODE, aprobado por Decreto Supremo № 054-2007-EF; analizados los
antecedentes y luego de agotado el debate correspondiente, por unanimidad;
1.3. Principio de Impulso de oficio.- Las autoridades deben dirigir e impulsar de oficio el
procedimiento y ordenar la realización o práctica de los actos que resulten convenientes
para el esclarecimiento y resolución de las cuestiones necesarias.
1.6. Principio de Informalismo.- Las normas de procedimiento deben ser interpretadas en
forma favorable a la admisión y decisión final de las pretensiones de los administrados, de
modo que sus derechos e intereses no sean afectados por la exigencia de aspectos
formales que puedan ser subsanados dentro del procedimiento, siempre que dicha excusa
no afecte derechos de terceros o el interés público.
[3] Conforme a lo indicado por el Dr. Juan Carlos Morón Urbina en su obra “Comentarios a
la Ley del Procedimiento Administrativo General”, el Principio de Informalismo, también
conocido en la doctrina como formalismo atenuado o informalismo a favor del
administrado, se orienta a proteger al administrado con la finalidad de que no se vea
afectado en sus intereses o derechos por cuestiones meramente procesales, mediante la
relativización de las exigencias adjetivas; asimismo, respecto al Principio de Impulso de
Oficio, señala que resulta indispensable no dejar librada a la voluntad de los administrados
concurrentes al procedimiento, el impulso según su mayor o menor interés en obtener
una respuesta certera, inmediata pronta o diferida; y por el contrario, exige a la parte
llamada a servir el interés público (Administración), la función de impulsarlo, en todos sus
aspectos, independientemente del interés que puedan mostrar los administrados.
[4] Resulta pertinente indicar que en dicho documento, el proveedor precisó el número de
proceso en el que pretendía participar, lo que hacía más fácil el saber la pretensión de
dicho administrado y a qué área debía remitirse tal documento.
LA SALA RESUELVE:
ss.
Latorre Boza
Cabieses López.
Rodríguez Buitrón.
Resolución:
EXP. N.° 2192-2004-AA /TC
TUMBES
GONZALO ANTONIO
COSTA GÓMEZ Y
MARTHA ELIZABETH
OJEDA DIOSES
En Lima, a los 11 días del mes de octubre de 2004, la Sala Primera del
Tribunal Constitucional, con la asistencia de los magistrados Alva Orlandini,
Gonzales Ojeda y García Toma, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
ANTECEDENTES
FUNDAMENTOS
2. Varias son las cuestiones que se detallan en el escrito de demanda y que este
Tribunal encuentra relevantes desde una perspectiva de los derechos que están
en juego en el presente caso, a saber: a) los efectos del principio de legalidad
y, más precisamente, del principio de taxatividad en el procedimiento
administrativo sancionador; b) los alcances y efectos del deber de motivar el
acto administrativo, sobre todo cuando éste contiene una decisión que
restringe o limita un derecho fundamental; c) las implicancias del principio de
razonabilidad en la sanción impuesta, para determinar la justicia de la
decisión.
12. En el caso que nos ocupa, la resolución que impone la sanción de destitución
de los recurrentes es sumamente ambigua, tanto respecto de los hechos que
son materia de sanción, como también de los específicos dispositivos legales
que se habrían infringido con dichas conductas. Si bien la resolución
impugnada hace mención al Manual de Organización y Funciones así como a
las “normas de tesorería” que habrían sido infringidas, sin embargo, en la
resolución, la única infracción que se cita de dicho Manual es un inciso g),
que establece como función de uno de los recurrentes “Elaborar el registro de
la cobranza diaria de las rentas municipales y elevar los partes diarios al Jefe
de la Oficina”. No obstante, conforme se aprecia de la demanda, a fojas 17,
así como de la contestación de la demanda, a fojas 27, que confirma la versión
de los recurrentes, la operación de emisión de un recibo de caja N.º 002528
fue anulada y, por tanto, no pudo aparecer en el reporte del día, debido a que
nunca se efectivizó el pago por el concepto a que se refería.
Esta es una postura que el Tribunal no comparte. Frente a una sanción carente
de motivación, tanto respecto de los hechos como también de las
disposiciones legales que habrían sido infringidas por los recurrentes, no
puede trasladarse toda la carga de la prueba a quien precisamente soporta la
imputación, pues eso significaría que lo que se sanciona no es lo que está
probado en el procedimiento, sino lo que el imputado, en este caso, no ha
podido probar como descargo en defensa de su inocencia. Por ello, al
disponerse en este caso que sea el propio investigado administrativamente
quien demuestre su inocencia, se ha quebrantado el principio constitucional
de presunción de inocencia que también rige el procedimiento administrativo
sancionador, sustituyéndolo por una regla de culpabilidad que resulta
contraria a la Constitución.
14. Finalmente, respecto de las falencias de motivación del acto administrativo
que dispone la destitución de los recurrentes, debe mencionarse que esta
garantía constitucional, si bien es cierto que no se encuentra abierta como
posibilidad para recurrir al amparo cada vez que no se motive adecuadamente
una decisión de la Administración, no lo es menos que, en el presente caso, la
sola mención genérica a disposiciones que no contienen una delimitación
clara y precisa de la conducta denunciada como infracción, involucra la
afectación de otros derechos fundamentales, como el derecho al trabajo y el
derecho a un debido proceso administrativo.
b) La comprensión objetiva y razonable de los hechos que rodean al caso, que implica
no sólo una contemplación en “abstracto” de los hechos, sino su observación en
directa relación con sus protagonistas, pues sólo así un “hecho” resultará menos o
más tolerable, confrontándolo con los “antecedentes del servidor”, como ordena la
ley en este caso.
21. En autos no se aprecia que estos criterios hayan sido tomados en cuenta por la
Municipalidad emplazada. Así a fojas 16, se observa que los demandantes
desempeñaron una labor permanente e ininterrumpida durante 20 y 27 años,
respectivamente, sin haber tenido problemas de carácter disciplinario. De otro
lado, no se ha tomado en cuenta la existencia de un proceso penal en curso
seguido por los mismos hechos, en el cual se emitió el atestado policial N.º
55-03-RPNP-T/DTVAJ-DAMP, de fecha 26 de agosto de 2003, corriente a
fojas 51, que concluye en la falta de responsabilidad de los accionantes. En
este sentido, resulta cuestionable que en un proceso administrativo que tenga
como consecuencia la sanción máxima de destitución, se omita la valoración
de toda prueba o elemento que coadyuve a la determinación certera de la
responsabilidad de los procesados, cuando ésta representa la única garantía de
justicia y proporcionalidad entre la supuesta falta cometida y la sanción a
imponerse.
22. Por lo precedentemente expuesto, este Colegiado considera que en el presente
caso también se ha violado el principio de proporcionalidad como atributo del
Estado Social y Democrático de Derecho, reconocido explícitamente por el
artículo 200° de la Constitución.
HA RESUELTO
SS.
ALVA ORLANDINI
GONZALES OJEDA
GARCÍA TOMA
5. Principio de imparcialidad: Las autoridades administrativas actúan sin
ninguna clase de discriminación entre los administrados, otorgándoles
tratamiento y tutela igualitarios frente al procedimiento, resolviendo conforme
al ordenamiento jurídico y con atención al interés general.
Resolución:
EXP. N.° 00197-2010-PA/TC
MOQUEGUA
JAVIER PEDRO
FLORES AROCUTIPA
En Lima, a los 24 días del mes de agosto de 2010, la Sala Segunda del
Tribunal Constitucional, integrada por los magistrados Mesía Ramírez,
Calle Hayen y Eto Cruz, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
ANTECEDENTES
FUNDAMENTOS
8. Dos son las cuestiones que este Tribunal advierte: de un lado, que el aludido
artículo 28º del Reglamento del Tribunal de Honor y Disciplina (fojas 35), se
refiere a las sanciones aplicables a los estudiantes, cuando lo concreto es que
el recurrente tiene la condición de docente. Por otro lado, y aun cuando en vía
de aclaración se emitió, ante el pedido del actor, la Resolución N.º 03-2008-
THD/UJCM, del 12 de septiembre de 2008 (fojas 95), ésta se sustenta en el
artículo 26º del Reglamento del Tribunal de Honor y Disciplina, referido a las
sanciones de que pueden ser objeto los docentes de la emplazada universidad.
9. Pese a ello, el aludido artículo 26º contiene trece supuestos de faltas que
podrían dar lugar a sanción, y sin embargo, ni la cuestionada resolución, ni su
posterior aclaratoria, determinan por cuál de ellas es que se apertura proceso
administrativo sancionador al demandante.
12. El status del derecho a un juez imparcial como uno que forma parte del
debido proceso, se deriva de la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la
Constitución, que exige que las disposiciones constitucionales mediante las
cuales se reconocen derechos fundamentales se interpreten y apliquen de
acuerdo a la Declaración Un iversal de los Derechos Humanos y los tratados
y acuerdos internacionales sobre las materias que hayan sido ratificadas por
el Estado peruano.
13. En ese sentido, en la sentencia recaída en el Expediente N.º 2730-2006-
PA/TC, este Tribunal destacó que:
Los tratados internacionales sobre derechos humanos no sólo forman parte positiva
del ordenamiento jurídico nacional (artículo 55º de la Constitución), sino que la
Cuarta Disposición Final y Transitoria (CDFT) de la Constitución –en cuanto
dispone que los derechos fundamentales reconocidos por ella se interpretan de
conformidad con los tratados y acuerdos internacionales sobre derechos humanos
ratificados por el Perú– exige a los poderes públicos nacionales que, a partir del
ejercicio hermenéutico, incorporen en el contenido protegido de los derechos
constitucionales los ámbitos normativos de los derechos humanos reconocidos en
los referidos tratados. Se trata de un reconocimiento implícito de la identidad
nuclear sustancial compartida por el constitucionalismo y el sistema internacional
de protección de los derechos humanos: la convicción jurídica del valor de la
dignidad de la persona humana, a cuya protección y servicio se reconduce, en última
y definitiva instancia, el ejercicio de todo poder.
"Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un
plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación
penal formuladas contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones
de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter".
18. En el caso concreto se advierte que una misma persona –don Víctor J.
Cornejo Rodríguez– emitió el Informe de Asesoría Legal N.º 060-2008-
UJCM-OAL/J, del 15 de febrero de 2008 (fojas 25), recomendando una
investigación a cargo del Tribunal de Honor y Disciplina para determinar la
responsabilidad del actor debido a la presunción de la existencia de
responsabilidad (sic). Sin embargo, luego también participó como integrante
del Tribunal de Honor y Disciplina de la emplazada Universidad José
Carlos Mariátegui, según se aprecia del Dictamen N.º 001-2008-TH-UJCM,
del 2 de julio de 2008 (fojas 28), mediante el que recomendó –junto a los
demás integrantes– se instaure al actor proceso administrativo disciplinario
por presuntas faltas cometidas en el ejercicio de sus funciones. Dicha
circunstancia, a juicio de este Tribunal, importa una vulneración del derecho
a un juez imparcial, en tanto derecho implícito que forma parte del derecho al
debido proceso reconocido en el artículo 139.3º de la Constitución.
HA RESUELTO
3. Imponer a la Universidad José Carlos Mariátegui el pago de las costas y costos del
presente proceso, debiendo encargarse su determinación al juez ejecutor de la
presente sentencia, conforme al fundamento 19, supra.
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
6. Principio de informalismo: Las normas de procedimiento deben ser
interpretadas en forma favorable a la admisión y decisión final de las
pretensiones de los administrados, de modo que sus derechos e intereses no
sean afectados por la exigencia de aspectos formales que puedan ser
subsanados dentro del procedimiento, siempre que dicha excusa no afecte
derechos de terceros o el interés público.
Resolución:
Resolución Nº 1355/2007.TC-S1
Lima, 12.SETIEMBRE.2007
ANTECEDENTES:
En dicho acto el Comité Especial procedió a verificar si las citadas empresas cumplieron
con haberse registrado como participantes ante la Entidad, habiendo cumplido con tal
requisito las siguientes empresas:
De dicho cuadro se aprecia que la Buena Pro fue otorgada a la empresa SILICON SYSTEM
S.A.C.
FUNDAMENTACIÓN:
2. Conforme se observa del Informe Técnico Legal Nº 001-2007, remitido por la Entidad, el
Comité Especial no procedió a evaluar la propuesta del postor impugnante debido a que
éste no cumplió con registrarse como participante ante la Entidad, habiendo presentado
su ficha de registro de participación en una oficina distinta a la establecida en las Bases.
3. Respecto al Registro de Participantes, el artículo 61 del Reglamento de la Ley de
Contrataciones y Adquisiciones del Estado, en adelante el Reglamento, establece lo
siguiente:
4. Como se puede apreciar del párrafo anterior, el mecanismo mediante el cual se llevará
a cabo el registro de participantes debe ser establecido en las Bases, en el que deberá
incluirse el monto a pagar, lugar, fecha y hora en que se deberá efectuar tal registro, de
manera que los proveedores conozcan a ciencia cierta el mecanismo mediante el cual se
llevará a cabo dicho registro. En ese sentido, en primer lugar, corresponde verificar si en
las Bases del presente proceso de selección se estableció el mecanismo respectivo para
que los proveedores se registren como participantes.
5. En relación a ello, el primer párrafo del numeral 2.2 de las Bases señala que “El registro
de participantes se realizará en forma gratuita en el Equipo de Abastecimiento de la UGEL
Nº 10 Huaral, sito en Av. Túpac Amaru s/n Huaral, en la fecha señalada en el cronograma,
en el horario de 10:00 a 12:00 horas y de 14:00 a 16:00 horas.”
9. En ese sentido, corresponde que el Comité Especial tenga como válido el registro de
participante del Impugnante; por lo que corresponde que se declare la nulidad del
otorgamiento de la Buena Pro del presente proceso de selección, debiendo retrotraerse a
la etapa de evaluación de propuestas, donde el Comité Especial deberá evaluar la
propuesta presentada por la empresa MECSOFT E.I.R.L.
Por estos fundamentos, de conformidad con el informe del Vocal Ponente Dr. Derik
Latorre Boza y la intervención de los señores Vocales Dres. Carlos Cabieses López y Victor
Manuel Rodríguez Buitrón atendiendo a la reconformación de la Primera Sala del Tribunal
de Contrataciones y Adquisiciones del Estado, dispuesta mediante Resolución Nº 279-
2007-CONSUCODE/PRE, expedida el 21 de mayo de 2007, así como lo establecido en el
Acuerdo de Sala Plena 005/003 de fecha 04 de marzo de 2002 y en ejercicio de las
facultades conferidas en los artículos 53, 59 y 61 del Texto Único Ordenado de la Ley de
Contrataciones y Adquisiciones del Estado, aprobado por Decreto Supremo Nº 083-2004-
PCM, el artículo 163 de su Reglamento, aprobado por Decreto Supremo Nº 084-2004-
PCM, y los artículos 17° y 18° del Reglamento de Organización y Funciones del
CONSUCODE, aprobado por Decreto Supremo № 054-2007-EF; analizados los
antecedentes y luego de agotado el debate correspondiente, por unanimidad;
[3] Conforme a lo indicado por el Dr. Juan Carlos Morón Urbina en su obra “Comentarios a
la Ley del Procedimiento Administrativo General”, el Principio de Informalismo, también
conocido en la doctrina como formalismo atenuado o informalismo a favor del
administrado, se orienta a proteger al administrado con la finalidad de que no se vea
afectado en sus intereses o derechos por cuestiones meramente procesales, mediante la
relativización de las exigencias adjetivas; asimismo, respecto al Principio de Impulso de
Oficio, señala que resulta indispensable no dejar librada a la voluntad de los administrados
concurrentes al procedimiento, el impulso según su mayor o menor interés en obtener
una respuesta certera, inmediata pronta o diferida; y por el contrario, exige a la parte
llamada a servir el interés público (Administración), la función de impulsarlo, en todos sus
aspectos, independientemente del interés que puedan mostrar los administrados.
[4] Resulta pertinente indicar que en dicho documento, el proveedor precisó el número de
proceso en el que pretendía participar, lo que hacía más fácil el saber la pretensión de
dicho administrado y a qué área debía remitirse tal documento.
LA SALA RESUELVE:
ss.
Latorre Boza
Cabieses López.
Rodríguez Buitrón.
7. Principio de presunción de veracidad: En la tramitación del procedimiento
administrativo, se presume que los documentos y declaraciones formulados
por los administrados en la forma prescrita por esta Ley, responden a la verdad
de los hechos que ellos afirman. Esta presunción admite prueba en contrario.
Resolución:
3 marzo, 2009/
Sumilla: En virtud del Principio de Presunción de Veracidad, recogido en el numeral 1.7
del artículo IV del Título Preliminar de la Ley del Procedimiento Administrativo General,
Ley N.º 27444, que la Administración debe presumir que los documentos y
declaraciones formulados por los administrados responden a la verdad de los hechos
que ellos afirman, salvo prueba en contrario; y, por mandato expreso de Ley N°
27143, Ley de Promoción Temporal del Desarrollo Productivo Nacional, modificada por
la Ley Nº 27633 y Ley Nº 28242, la declaración jurada que solicita el 20% por bienes
elaborados en territorio nacional, es documento suficiente para acreditar tal condición.
ANTECEDENTES:
Así pues, afirmó que su propuesta quedó relegada al quinto lugar debido a que los
postores MECSOFT, ATLANTIC COMPUTER S.A., FIRST DATA S.A.C. y CONNECTION
TRADING S.A. presentaron la referida declaración, en virtud de la cual obtuvieron
indebidamente el beneficio aludido en la Ley N.º 27633, a pesar que señalaron en sus
propuestas que los componentes de los equipos son de la marca Micronics, Intel,
Kingston, Samsung, Genius, AOC, Avantec, entre otras, todas ellas de origen
extranjero. Por tanto, solicitó se establezca que las computadoras ensambladas en el
Perú no deben ser consideradas como bienes nacionales si sus componentes superan el
50% del valor CIF del equipo, salvo prueba en contrario que deberá ser adjuntada a la
declaración jurada presentada.
En ese sentido, invocó los criterios plasmados en la Opinión N.º 078-2007/DOP y las
Resoluciones N.º 2007-2007-TC-S4 y 633-2008-TC-S1.
FUNDAMENTACIÓN:
9. A su turno, la Entidad manifestó que si bien las marcas de los componentes de las
computadoras son en algunos casos de mayor reconocimiento que otras en el común
del público, ello no es suficiente para asegurar que se trata de bienes de fabricación
extranjera, más aún cuando existe una Declaración Jurada de conformidad con la Ley
N.º 27633 y su Reglamento; sin perjuicio de la facultad que le asiste de realizar la
fiscalización posterior para determinar la veracidad de la información contenida en el
mencionada declaración.
11. Expuestas las posturas de las partes involucradas, a fin de resolver el asunto
planteado cabe indicar que la Ley N.° 27633, que modificó la Ley N.° 27143, Ley de
Promoción Temporal del Desarrollo Productivo Nacional (modificada anteriormente por
los Decretos de Urgencia N.° 064-2000 y N.° 083-2001), dispone que, para la
aplicación del artículo 31 de la Ley de Contrataciones y Adquisiciones del Estado, en
adelante la Ley, en la evaluación y calificación de propuestas y subsiguiente
otorgamiento de la buena pro en los procesos de selección, se agregará un 20%
adicional a la sumatoria de la calificación técnica y económica de las propuestas de
bienes y servicios elaborados o prestados dentro del territorio nacional, conforme al
Reglamento de la materia.
12. Por su parte, el Decreto Supremo N.° 003-2001-PCM, que reglamentó la precitada
Ley de Promoción Temporal del Desarrollo Productivo Nacional, prevé en su artículo 3
que en la declaración jurada a que se refiere el artículo 33 del Reglamento de la Ley
N.° 26850 (ahora sustituido por el artículo 76 del vigente Reglamento de la Ley de
Contrataciones y Adquisiciones del Estado, aprobado por Decreto Supremo N.° 084-
2004-PCM, en adelante el Reglamento), el postor podrá manifestar que los bienes y
servicios ofrecidos han sido elaborados o prestados dentro del territorio nacional, de
conformidad con las disposiciones establecidas en el Reglamento, a fin de acceder a la
señalada bonificación.
14. Bajo las consideraciones expresadas, los postores que presenten la mencionada
declaración jurada, pueden obtener el beneficio de la bonificación del 20% adicional al
puntaje total de la propuesta por ofertar un bien elaborado en el territorio nacional; sin
embargo, no hay que perder de vista lo indicado por el Impugnante, quien indicó que
los bienes objeto de la convocatoria no pueden ser considerados como bienes
elaborados en el territorio nacional, ya que son simples ensamblajes y que el valor de
los materiales utilizados (partes y piezas) no superan el 50% del valor CIF del valor de
las mercancías ofertadas, no siendo aplicable el Decreto Supremo N.º 003-2001-PCM,
por más que sean ensambladas en el Perú.
15. Al respecto, es preciso indicar que el inciso c) del artículo 1 del Decreto Supremo
N.º 003-2001-PCM establece que se considerarán bienes producidos nacionales “Los
bienes producidos en el Perú utilizando materiales originarios de otros países, siempre
que resulten de un proceso de transformación realizado que le confiera una nueva
individualidad caracterizada por el hecho de quedar clasificados en la NALADI o su
equivalente en NANDINA en posición diferente a la de dichos materiales.
No serán considerados elaborados en el Perú, los bienes producidos por procesos u
operaciones por los cuales adquieran la forma final en que serán comercializados,
cuando en dichos procesos se utilicen materiales de otros países y consistan solamente
en simples montajes o ensambles, embalaje, fraccionamiento en lotes, piezas o
volúmenes, selección y clasificación, marcación y composición de surtidos de
mercancías y otras operaciones que no impliquen un proceso de transformación
sustancial en los términos del párrafo primero de este literal.
En los casos en que el requisito establecido es este literal no pueda ser cumplido
porque el proceso de transformación operado no implica cambio de posición en la
nomenclatura NALADI o su equivalente NANDINA, bastará con que el valor CIF de los
materiales de otros países no exceda del 50% (cincuenta por cuanto) del valor de los
bienes de que se trate” .
16. Ahora bien, resulta imprescindible destacar que a lo largo del presente
procedimiento administrativo, SILICON no ha aportado medios probatorios que
evidencien que las computadoras que oferta MECSOFT no se encuentran comprendidas
dentro de los alcances del acotado Reglamento para ser considerados como bienes
producidos por el Perú, sino que únicamente se ha limitado a cuestionar la procedencia
de éstos, en base a la marca de los componentes de los equipos de cómputo.
19. Sin embargo, tal como se ha mencionado con antelación, SILICON no ha aportado
los medios probatorios para lograr convicción sobre los fundamentos que sustentan su
pretensión, lo que en el caso concreto sería, al menos, el mostrar las Declaraciones
Únicas de Aduanas (DUAs) correspondientes de las piezas que forman parte de los
bienes ofertados por MECSOFT o realizar una investigación para que este Colegiado
pueda llegar a una conclusión tangible y objetiva respecto de la procedencia de los
bienes objeto de controversia.
20. Así pues, tampoco es posible invertir la carga de la prueba y pretender que
MECSOFT, cuyo producto ha sido cuestionado, tenga que probar la procedencia y
características de sus bienes, pues al no haberse actuado prueba en contrario, la Decl
aración en la que manifiesta que oferta bienes elaborados en territorio nacional
continúa premunida de la Presunción de Veracidad que atañe a todos los documentos y
sucedáneos presentados por los Administrados.
21. Es precisamente que, en virtud del Principio de Presunción de Veracidad, recogido
en el numeral 1.7 del artículo IV del Título Preliminar de la Ley del Procedimiento
Administrativo General, Ley N.º 27444, que la Administración debe presumir que los
documentos y declaraciones formulados por los administrados responden a la verdad
de los hechos que ellos afirman, salvo prueba en contrario; y, por mandato expreso de
Ley N° 27143, Ley de Promoción Temporal del Desarrollo Productivo Nacional,
modificada por la Ley Nº 27633 y Ley Nº 28242, la declaración jurada que solicita el
20% por bienes elaborados en territorio nacional, es documento suficiente para
acreditar tal condición.
22. Esto quiere decir, que la Administración debe suponer siempre la buena fe y la
legalidad de los actos que realizan los Administrados, de tal suerte que las sospechas,
suposiciones o indicios respecto de una aparente falsedad no son razón suficiente para
desvirtuar dicha presunción, la cual sólo puede ser quebrantada a través de la
actividad probatoria. Asumir lo contrario supondría avalar la presentación de denuncias
de falsedad sin mayor sustento que las apreciaciones subjetivas de los denunciantes.
23. En el sentido expuesto, es propicio hacer hincapié en que, tal como ha expuesto
este Tribunal en sendas Resoluciones, la seguridad jurídica que requiere la
contratación pública no permite que se deje sin efecto determinado acto administrativo
sobre la base de meros indicios o suposiciones; supuestos que requieren, en todo caso,
del trámite de un mayor procedimiento investigatorio a través del cual se concluya, de
manera fehaciente, que son hechos o situaciones efectivamente ocurridos. Es por ello
que se ha previsto el privilegio de control posterior que asiste a la Administración
Pública.
25. Siendo esto así, estando a que los únicos autorizados para calificar el origen de un
bien son la Cámara de Comercio y la empresa INTERTEK Testing Services Perú S.A., de
conformidad a lo indicado mediante Comunicado N.º 001-2004 (PRE) del CONSUCODE,
y, atendiendo a que el procedimiento administrativo se sustenta, además de otros, en
el Principio de Presunción de Veracidad , éste Colegiado considera pertinente confirmar
lo decidido por el Comité Especial al asignar al Adjudicatario el puntaje correspondiente
al veinte por ciento (20%) adicional sobre la sumatoria de la calificación técnica y
económica obtenida por la elaboración de bienes dentro del territorio nacional, al haber
presentado la Declaración Jurada prevista en el artículo 3 del Decreto Supremo N.°
003-2001-PCM.
27. Igualmente, es pertinente destacar las diferencias casuísticas existentes entre los
Expedientes N.º 1312.2007.TC y 3351.2007.TC, que dieron origen a las Resoluciones
N.º 2007-2007-TC-S1 y 633-2008-TC-S1, respectivamente, invocadas como
precedentes por SILICON, con el que nos ocupa, toda vez que en aquellos se dispuso
discrecionalmente la actuación de un peritaje a cargo de un ente técnico especializado
a costa del impugnante como instrumento idóneo para determinar la procedencia de
los equipos de cómputo ofertado.
28. Sin perjuicio de la conclusión arribada en este extremo, en tutela de sus intereses
y del orden público, de considerarlo conveniente, se exhorta a la Entidad realizar la
fiscalización posterior respecto de la procedencia nacional de los bienes ofertados por
MECSOFT, así como por los demás postores beneficiados con la aludida prerrogativa y
de advertir la trasgresión al Principio de Presunción de Veracidad, declarar la nulidad
de oficio del contrato, conforme lo permite el artículo 202 del Reglamento, y en
aplicación del artículo 297 del citado cuerpo reglamentario, comunicar a este Tribunal
tales hechos, para la adopción de las medidas legales a las que hubiera lugar.
LA SALA RESUELVE:
PRESIDENTA
VOCAL VOCAL
ss.
Ramírez Maynetto
Isasi Berrospi
Cabieses López
Resolución:
VISTO
ATENDIENDO A
1. Que con fecha 26 de julio del 2011, los recurrentes interponen demanda de
amparo contra el juez del Cuadragésimo Juzgado Especializado en lo Civil de
Lima, los vocales integrantes de la Cuarta Sala Civil de Lima y los
magistrados integrantes de la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de
Justicia de la República, solicitando la nulidad de las siguientes resoluciones
judiciales: a) la sentencia contenida en la resolución N.º 29, de fecha 24 de
noviembre del 2009, expedida por el Juzgado emplazado, que declaró
infundada la demanda; b) la sentencia de vista de fecha 7 de julio del 2010,
expedida por la Sala Superior demandada, que resolvió confirmar la sentencia
de primera instancia; y, c) la resolución recaída en la Casación N.º 5178-2010
LIMA, de fecha 7 de abril del 2011, expedida por la Sala Suprema emplazada,
que resuelve declarar improcedente el recurso de casación presentado por los
demandantes en el proceso seguido contra don Juan
Hipólito Aguerto Córdova y otros sobre nulidad de acto jurídico (Expediente
Nº 11963-2008-0-1801-JR-CI-40).
9. Que por tanto, se observa que lo que realmente cuestionan los actores es el
criterio jurisdiccional de los jueces demandados, asunto que no es de
competencia constitucional, a menos que pueda constatarse una arbitrariedad
manifiesta por parte de la instancia judicial respectiva que ponga en
evidencia la violación de derechos de naturaleza constitucional, lo que sin
embargo, no ha ocurrido en el presente caso, por lo que al margen de que tal
criterio resulte compartido (o no) en su integridad, constituye una
justificación suficiente que respalda la decisión jurisdiccional adoptada, no
procediendo su revisión a través del proceso de amparo.
RESUELVE
Publíquese y notifíquese.
SS.
URVIOLA HANI
VERGARA GOTELLI
MESÍA RAMÍREZ
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA
Resolución;
Sentencia C-1038/03
COSA JUZGADA MATERIAL-Procedencia
COSA JUZGADA MATERIAL-Identidad de contenido normativo
COSA JUZGADA MATERIAL-Mantenimiento de ratio decidendi
COSA JUZGADA MATERIAL ABSOLUTA-Identidad de cargos y de contenido normativo
Como quiera que las razones que entonces llevaron a la Corte a declarar la exequibilidad de
las disposiciones acusadas, respondían a los mismos cargos por los que ahora se acusa el
artículo 29 del Código Procesal del Trabajo, y dado que la disposición acusada conserva el
mismo contenido normativo, salvo algunas modificaciones tenues como se explicó en el
fundamento No. 3 de esta providencia, la Corte habrá de reiterar su jurisprudencia y, además,
declarar exequible la norma demandada ante la existencia de una cosa juzgada material
absoluta.
NOMBRAMIENTO DE CURADOR AD LITEM Y EMPLAZAMIENTO-Finalidad
La norma acusada busca obtener un equilibrio entre la necesidad de asegurar que el proceso
se adelante sin dilaciones injustificadas, en beneficio de los intereses del demandante, sin que
se desatiendan los derechos del demandando. Para la protección del demandado se dispone,
por un lado, el nombramiento de un curador ad litem, de tal manera que no obstante que el
proceso no se suspende por su falta de comparecencia, sus intereses se encuentren
debidamente representados; y por otro, mediante la adopción de la diligencia judicial del
emplazamiento, se busca hacer efectiva la asistencia del demandado al proceso y se le otorga
una oportunidad adicional para que ejerza su derecho de defensa. Adicionalmente, como
mecanismo de protección de los derechos fundamentales del demandado, la norma obliga al
emplazamiento en debida forma para poder dictar sentencia.
EMPLAZAMIENTO DEL DEMANDADO-Procedencia
En el caso de ignorancia del domicilio del demandado, la procedencia de la alternativa prevista
en la ley procesal laboral, se sujeta a la manifestación de dicha circunstancia bajo la gravedad
de juramento, que se considera prestado con la presentación de la demanda, lo cual hace
presumir, en este caso, la buena fe del demandante.
EMPLAZAMIENTO DEL DEMANDADO Y NOMBRAMIENTO DE CURADOR AD LITEM-
Protección de derechos de los trabajadores/EMPLAZAMIENTO DEL DEMANDADO Y
NOMBRAMIENTO DE CURADOR AD LITEM-Finalidad
El emplazamiento del demandado paralelo al nombramiento del curador ad litem previsto en la
disposición acusada, lejos de lesionar los derechos fundamentales del demandado, pretende
hacer efectivos de manera sumaria los derechos de los trabajadores, quienes, en estos casos,
por lo general, actúan como demandantes. A juicio de esta Corporación, corresponde a un
desarrollo de los principios de celeridad y eficiencia propios del ejercicio de las funciones
jurisdiccionales del Estado (C.P. art. 209 y 228). Se dice que la norma acusada prevé el
emplazamiento del demandado paralelo al nombramiento del curador ad litem, en primer
lugar, por cuanto en el caso de ignorar el domicilio del demandado, una vez admitida la
demanda, en el correspondiente auto admisorio, el juez deberá nombrar al curador del
demandado y proceder a su emplazamiento; en segundo lugar, por cuanto en el caso de
ocultamiento, al acreditarse dicha circunstancia a través de informe secretarial, el juez
mediante auto procederá a nombrar curador y, a su vez, a ordenar el emplazamiento del
demandado. De suerte que, en ningún caso, como lo prevé la norma, podría dictarse
sentencia mientras no se haya surtido el emplazamiento en debida forma.
Referencia: expediente D-4608
Asunto: Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 16 de la Ley 712 de 2001 ''por la
cual se reforma el Código Procesal del Trabajo''.
Demandantes: Armando Mario Rojas Chávez y Nelson Hernández Meza.
Magistrado ponente:
Dr. RODRIGO ESCOBAR GIL.
Bogotá, D. C., cinco (5) de noviembre de dos mil tres ( 2003).
La Sala Plena de la Corte Constitucional, en cumplimiento de sus atribuciones constitucionales
y de los requisitos de trámite establecidos en el Decreto 2067 de 1991, ha proferido la
siguiente
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
Los ciudadanos Armando Mario Rojas Chávez y Nelson Hernández Meza, en ejercicio de
la acción pública de inconstitucionalidad consagrada en los artículos 241 y 242 de
la Constitución Política, demandaron la inexequibilidad del artículo 16 de la Ley 712 de
2001 ''por la cual se reforma el Código Procesal del Trabajo''.
La Corte mediante Auto de mayo trece (13) de 2003, proferido por el Despacho del
magistrado sustanciador, admitió la demanda y dio traslado al señor Procurador General de
la Nación para que rindiera el concepto de su competencia.
Una vez cumplidos los trámites previstos en el artículo 242 de la Constitución y en
el Decreto 2067 de 1991, procede la Corte a pronunciarse sobre la demanda de la
referencia.
II. TEXTO DE LA NORMA DEMANDADA
A continuación se transcribe el texto de la disposición acusada, conforme a su publicación
en el Diario Oficial número 44.640 del 8 de diciembre de 2001:
''LEY 712 de 2001
Por la cual se reforma el Código Procesal de Trabajo
''Artículo 16. El artículo 29 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad
Social quedará así: Artículo 29. Nombramiento del curador ad litem y emplazamiento del
demandado. Cuando el demandante manifieste bajo juramento, que se considera prestado
con la presentación de la demanda, que ignora el domicilio del demandado, el juez
procederá a nombrarle un curador para la litis con quien se continuará el proceso y ordenará
su emplazamiento por edicto, con la advertencia de habérsele designado el curador.
El emplazamiento se efectuará en la forma prevista en el inciso segundo del artículo 318
del Código del Procedimiento Civil y no se dictará sentencia mientras no se haya cumplido.
Cuando el demandado no es hallado o se impide la notificación, también se aplicará lo
dispuesto en los incisos anteriores, previo cumplimiento de lo establecido en los numerales
1 y 2 del artículo 320 del Código de Procedimiento Civil. En el aviso se informará al
demandado que debe concurrir al juzgado dentro de los diez (10) días siguientes al de su
fijación para notificarle el auto admisorio de la demanda y que si no comparece se le
designará un curador para la litis''.
III. LA DEMANDA
1. Normas constitucionales que se consideran infringidas.
Consideran los accionantes que la disposición acusada es contraria a los
artículos 2°, 29 y 53 de la Constitución Política.
2. Fundamentos de la demanda.
A juicio de los accionantes, el precepto legal demandado viola los artículos 2° y 29 de
la Constitución Política, por cuanto invierten el orden racional del derecho a la defensa,
permitiendo, en primer lugar, la intervención del curador ad litem y, posteriormente,
procediendo al emplazamiento del demandado.
Conforme a esta argumentación, sostienen que: ''Es contrario a la Constitución que en
primer lugar antes de llevarse a cabo el emplazamiento a la parte demandada cuyo
domicilio se desconoce, nombrarle curador ad litem para que éste lo represente en el
proceso que se le adelanta. La parte demandada, dentro de un correcto entendimiento
del derecho a la defensa, es la primera que debe hacerse parte en el proceso que se le
adelanta, y por tanto debe ser a ésta a quien la norma procesal debe solicitar su
comparencia en primer lugar, para hacerle conocer su condición de demandando en un
proceso, y no antes de ello, lo cual debe ser anterior y no posterior, puesto que el
curador ad litem es el llamado a suplir al demandado cuando esté se ausente, luego de
haberse efectuado el procedimiento para tratar de notificarlo de la demanda, de manera
que la presencia de curador en el proceso es subsidiaria a la no comparecencia al
proceso del demandado para que lo represente con la finalidad, dentro de lo posible, de
controvertir las pretensiones del demandante. Lo correcto y ajustado a la Constitución
es que primero se emplace a la parte demandada y luego se nombre el curador ad litem,
tal como lo señala el Código de Procedimiento Civil; así se le permite al demandado la
oportunidad de intervenir en el proceso y ejercer su derecho constitucional fundamental
a la defensa (art. 29C.N) desde el inicio del proceso. Ahora, si no se da con su paradero
luego de haber sido emplazado, forzosamente se le designará el curador ad litem para
que pueda ser representada la parte ausente dentro del proceso''.
Igualmente, manifiestan que el inciso 3° del precepto legal acusado, referente al
nombramiento del curador ad litem cuando la parte demandada no es hallada o se
impide su notificación, es contrario a la Constitución Política. Las razones que
sustentan el cargo, son exactamente idénticas a las previamente expuestas, es decir, ''no
es aceptable constitucionalmente hablando, que primero se nombre un curador ad litem
y luego se realice el emplazamiento a la persona demandada, persona en la cual recae el
derecho a la defensa y, por lo tanto, es el primero que debe intervenir en el proceso que
se adelante(...)''.
Sostienen que el artículo 2° del Texto Superior, pone de presente que una de las
finalidades del Estado, al momento de expedir una ley que regula los procedimientos en
materia laboral, es hacer efectivo los derechos de las partes que traban la litis; situación
ésta que no se cumple con la norma acusada, puesto que, al invertir el orden racional
del derecho de defensa, se incumple con dicho objetivo, al dejar vulnerables las
garantías procesales del demandado.
Adicionalmente, señalan que el artículo 16 de la Ley 712 de 2001 vulnera el artículo
53 de la Constitución Política. Según los demandantes, el constituyente quiso con esta
disposición proteger los derechos de los trabajadores; condición ésta que no se cumple
con la norma demandada, debido a que ''en primer lugar se nombrará curador ad litem
y, posteriormente, se emplazará al demandando; debiendo ser lo contrario; que en caso
de haber sido emplazado y el demandado no interviene dentro del término señalado
para ello, el juez procederá a nombrar un curador ad litem con el fin de defender los
intereses del demandado. Situación ésta, que no acontece en la norma demandada pues
el legislador vulnera el texto constitucional al otorgarle al juez la facultad de nombrar
en primer lugar el curador ad litem, sin agotar el emplazamiento del demandado,
violando el derecho constitucional a favor del trabajador que se involucrado dentro de
un proceso judicial''.
A partir de lo expuesto, los accionantes concluyen que la disposición acusada debe ser
declarada inexequible, ya que su contenido material es contrario a la Constitución
Política y, especialmente, a los derechos de defensa y contradicción. Adicionalmente,
solicitan a la Corte establecer en la parte resolutiva de la sentencia que se de aplicación
a los artículos 318 y 320 del Código de Procedimiento Civil, aplicables por remisión
analógica ante la ausencia de disposiciones especiales en el procedimiento de trabajo,
con el propósito de suplir la insuficiencia de mecanismos aptos e idóneos para vincular
en debida forma al demandado.
IV. INTERVENCIONES
1. Intervención del Ministerio del Interior y de Justicia.
La ciudadana Ana Lucía Gutiérrez Guingue, actuando en representación del Ministerio del
Interior y de Justicia, y dentro de la oportunidad procesal prevista, presentó escrito de
intervención para solicitar a la Corte Constitucional declarar la exequibilidad de la
expresión contenida en el artículo 16 de la Ley 712 de 2001, debido a que no atenta contra
derecho alguno y se ajusta a las prescripciones de la Constitución Política en relación con el
debido proceso.
A juicio de la interviniente, la norma acusada es constitucional porque reproduce en esencia
el artículo 29 del Decreto 2158 de 1948 (Código Procesal del Trabajo), disposición que fue
materia de estudio y de pronunciamiento por parte de esta Corporación en la Sentencia C-
429 de 1993, y en la cual se hacen señalamientos concretos sobre la exequibilidad del
nombramiento del curador ad litem y del emplazamiento paralelo del demandado, cuando
no se conozca su domicilio o no se halle o se oculte para impedir su notificación.
V. CONCEPTO DEL PROCURADOR GENERAL DE LA NACION
El Procurador General de la Nación (E) Carlos Arturo Gómez Pavajeau, rindió concepto en
representación de la Procuraduría General de la Nación, mediante el cual solicita la
declaratoria de exequibilidad de la norma acusada, en el sentido de reconocer la existencia
de una cosa juzgada material, en cuanto se refiere a la acusación por violación al debido
proceso y, adicionalmente, por no vulnerar los artículos 2° y 53 del Texto Superior.
Según manifiesta la Vista Fiscal, el artículo 16 de la Ley 712 de 2001 modificó el artículo
29 del Decreto 2158 de 1948 ''sobre procedimiento en los juicios del trabajo'', algunos de
cuyos apartes fueron objeto de examen por parte de la Corte Constitucional y declarados
exequibles en la sentencia C-429 de 1993. Ello, porque su correcta interpretación se
encuentra ajustada al debido proceso y a las exigencias de celeridad y economía propias de
las normas procesales en materia laboral.
En este contexto, el Procurador sostiene que: ''(...) En su momento, el actor solicitó a la
Corte Constitucional que se declarara la inconstitucionalidad de las siguientes expresiones
del artículo 29, antes citado: `....y no dictará sentencia mientras no se haya cumplido el
emplazamiento', y `....y procederá el emplazamiento como queda previsto en el inciso
anterior' (...)
Teniendo en cuenta que las expresiones señaladas anteriormente son similares a las que
consagra el artículo 16 de la Ley 712 de 2001 y que son cuestionadas por el demandado,
pues las razones por las cuales dichos textos se consideran inconstitucionales son las
mismas alegadas respecto del artículo 29 del Decreto Número 2158 de 1948, el despacho
considera que ha operado el fenómeno de la cosa juzgada constitucional material, en
relación con la sentencia C-429 de 1993, y por tal motivo ha de estarse a lo allí dispuesto''.
En relación con la supuesta violación de los artículos 2° y 53 de la Carta Política, la Vista
Fiscal afirma que no se produce el fenómeno de la Cosa Juzgada Constitucional, en
atención a que la Corte no confrontó el artículo 29del Decreto 2158 de 1948 con los
preceptos constitucionales previamente referenciados. En este orden de ideas, sostiene que:
''(...) El nombramiento de un curador para la litis en el proceso laboral, cuando el
demandante manifiesta bajo juramento, que se considera prestado con la presentación de la
demanda, que ignora el domicilio del demandado, o cuando el demandado no es hallado o
se impide su notificación, lo mismo que el emplazamiento del demandado, que debe
surtirse sin dilaciones (Ley 712 de 2001, artículo 16), son medios establecidos por el
legislador para garantizar la defensa de los intereses del demandado. Dentro de este
contexto, no hay duda sobre la conformidad del precepto acusado con los
artículos 2° y 45 de la Carta Políticaque establecen como fin esencial del Estado garantizar
la efectividad de los derechos consagrados en el ordenamiento constitucional y prohíben al
legislador menoscabar, a través de la ley, los derechos de los trabajadores,
respectivamente''.
De conformidad con los citados argumentos, el Procurador General de la Nación (E)
concluye que la norma demandada no vulnera las disposiciones constitucionales invocadas
por el demandante.
VI. CONSIDERACIONES DE LA CORTE
1. Competencia.
Conforme al artículo 241 ordinal 4º de la Constitución, la Corte es competente para
conocer de la constitucionalidad del artículo 16 de la Ley 712 de 2001, ''por la cual se
reforma el Código Procesal del Trabajo'', ya que se trata de una norma que hace parte
de una Ley de la República.
2. Problema jurídico.
A partir de los cargos formulados en la demanda y de lo expuesto en las distintas
intervenciones, en esta ocasión le corresponde a la Corte resolver los siguientes
problemas jurídicos:
· Si el artículo 16 de la Ley 712 de 2001, al disponer que cuando el demandante
manifieste bajo la gravedad de juramento que ignora el domicilio del demandando, o
cuando éste no es hallado o impide su notificación, el juez procederá a nombrarle un
curador ad litem con quien continuará el proceso y ordenará el emplazamiento por
edicto del demandado, vulnera el derecho fundamental al debido proceso consagrado en
el artículo 29 de la Constitución Política, por cuanto invierte el orden racional del
derecho a la defensa, al permitir primero, la intervención del curador para la litis y,
posteriormente, el emplazamiento por edicto del demandado.
· Bajo la misma hipótesis, es necesario determinar si el artículo acusado menoscaba los
derechos de los trabajadores, consagrados en el artículo 53 de la Carta Política; y el
artículo 2° Superior que establece como fin esencial de Estado garantizar la efectividad
de los derechos consagrados en el ordenamiento constitucional.
Existencia de cosa juzgada constitucional.
1. Algunos de los intervinientes y la Vista Fiscal en su concepto de rigor, consideran que
en este proceso es procedente la declaratoria de cosa juzgada material, por cuanto esta
Corporación en Sentencia C-429 de 1993, M.P. Fabio Morón Díaz, declaró exequibles
algunas expresiones similares a las que consagra el artículo 16 de la Ley 712 de 2001 y
que, en esta oportunidad, son cuestionadas nuevamente bajo los mismos cargos.
En efecto, en aquella oportunidad se había demandado el texto que se subraya y resalta
a continuación previsto en el artículo 29 del Decreto 2158 de 1948:
''Artículo 29. Nombramiento de Curador Ad-litem para el demandado. Si la residencia
del demandado no es conocida, el demandante, al presentar su demanda, jurará ante el
juez que la ignora y, en tal caso, se le nombrará un curador para la litis.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso anterior, el juez procederá al emplazamiento
del demandando, de conformidad con el artículo 317 del Código Judicial, y no dictará
sentencia mientras no se haya cumplido el emplazamiento.
Si el demandado se oculta, el juez, previa comprobación sumaria del hecho, le
nombrará curador ad litem y procederá al emplazamiento como queda previsto en el
inciso anterior''.
A juicio del demandante de entonces, las disposiciones acusadas resultaban contrarias
al artículo 29 Superior, por cuanto el nombramiento del curador ad litem y el
emplazamiento del demandado en la forma prevista en la ley, no permitían el ejercicio
idóneo del derecho de defensa.
Encontró esta Corporación, en su momento, que los apartes acusados del artículo 29 del
Código Procesal del Trabajo no resultaban contrarios a la Constitución y, por
consiguiente, en la parte resolutiva del fallo decidió: ''Primero.- Declarar
EXEQUIBLES las frases: `y no dictará sentencia mientras no se haya cumplido el
emplazamiento' (inciso 2º.), y, `y procederá al emplazamiento como queda previsto en
el inciso anterior' (inciso 3º.), del artículo 29 del Decreto 2158 de 1948, adoptado como
legislación permanente por el Decreto 4133 de 1948''.
2. Ha dicho esta Corporación que la cosa juzgada material, en aquellos eventos en los que,
en decisión previa, ha sido declarada la exequibilidad de una norma, se presenta cuando
pese a que hay diferencias entre los textos sometidos a juicio de constitucionalidad, el
contenido normativo de la nueva disposición resulta idéntico al de la norma que ya ha
recibido un pronunciamiento de exequibilidad por la Corte.
Precisamente, sobre la procedencia de la cosa juzgada material por identidad de
contenidos normativos, la Corte ha manifestado que:
''(...) esta Corporación ha adoptado la posición según la cual para que se produzca el
fenómeno de la cosa juzgada material no es indispensable que los textos de las normas
sean idénticos; sin embargo, su contenido sí debe serlo. Ahora bien, la identidad de
contenidos supone que los efectos jurídicos de las normas sean exactamente los
mismos. En tal medida, cualquier modificación que restrinja, aumente o de algún modo
altere los efectos de la norma, justifica un nuevo pronunciamiento de
constitucionalidad'' (Sentencia C-565 de 2000. M.P. Vladimiro Naranjo Mesa.
Subrayado por fuera del texto original).
En idéntico sentido, en Sentencia C-311 de 2002 (M.P. Manuel José Cepeda Espinosa),
al estudiar el alcance de la cosa juzgada material, a partir de la existencia de un fallo de
exequibilidad, esta Corporación dijo:
''(...) Una vez reproducida la norma exequible, la Corte debe apreciar si en el nuevo
contexto dentro del cual fue expedida, ésta adquirió un alcance o unos efectos distintos,
lo cual justificaría un fallo de fondo en un sentido diferente al anterior. Lo mismo
sucedería en caso de que la Corte encuentre razones poderosas para introducir ajustes
en su jurisprudencia o cambiarla.
De esta forma, la Corte clarifica los alcances y las consecuencias de la llamada cosa
juzgada material de un fallo de exequibilidad: El fallo anterior constituye un precedente
respecto del cual la Corte tiene diversas opciones, ya que no queda absolutamente
autovinculada por sus sentencias de exequibilidad. La primera, es seguir el precedente,
en virtud del valor de la preservación de la consistencia judicial, de la estabilidad del
derecho, de la seguridad jurídica, del principio de la confianza legítima y de otros
valores, principios o derechos protegidos por la Constitución y ampliamente
desarrollados por la jurisprudencia de esta Corte. En esta primera opción la Corte
decide seguir la ratio decidendi anterior, mantener la conclusión que de ella se deriva,
estarse a lo resuelto y, además, declarar exequible la norma demandada. Otra
alternativa es apartarse del precedente, esgrimiendo razones poderosas para ello que
respondan a los criterios que también ha señalado la Corte en su jurisprudencia, para
evitar la petrificación del derecho y la continuidad de eventuales errores. También
puede la Corte llegar a la misma conclusión de su fallo anterior pero por razones
adicionales o diversas. En conclusión, los efectos de la cosa juzgada material de un
fallo de exequibilidad son específicos y no se asimilan a los del derecho procesal
general. Se inscriben dentro de la doctrina sobre precedentes judiciales en un sistema de
tradición romano germánica, son los propios del proceso constitucional y responden a
la interpretación de una Constitución viviente'' Sentencia C-311 de 2002 (M.P. Manuel
José Cepeda Espinosa)..
3. Observa la Corte que el artículo demandado tiene un contenido normativo idéntico
(salvo algunas modificaciones de menor entidad) al de aquel a partir del cual esta
Corporación hizo su análisis en la Sentencia C-429 de 1993 y, por consiguiente,
conserva plena vigencia la ratio decidendi esgrimida en aquella oportunidad.
En efecto, se presentan algunas diferencias de menor entidad, en relación con las
disposiciones que son objeto de comparación, es decir, entre el contenido del artículo
29 del Decreto 2158 de 1948 y el artículo 16 de la Ley 712 de 2001, aun cuando se
mantiene vigente la misma orientación normativa. Así, (i) la antigua disposición exigía
que el demandante al presentar la demanda jurara sobre la ignorancia del domicilio del
demandado; por su parte, la nueva disposición, considera prestado dicho juramento con
la presentación de la demanda; (ii) la antigua norma no establecía exigencias especiales
en relación con el emplazamiento (en caso de ignorancia) y el aviso (en relación con el
ocultamiento); mientras que, por su parte, la nueva disposición, impone que en el edicto
de emplazamiento se advierta al demandando sobre la designación del curador y,
adicionalmente, se reduce el término del aviso a 10 días.
En torno a la remisión de la anterior disposición a las normas del Código Judicial y, a
su vez, de la nueva disposición a los artículos 318 y 320 del Código de Procedimiento
Civil, no existe en realidad un cambio normativo manifiesto. En efecto, bajo la vigencia
del artículo 29 del Decreto 2158 de 1948, se interpretó que las exigencias previstas en
el artículo 317 del Código Judicial, se referían a los requisitos de publicidad
consagrados en los artículos 318, 319 y 320 del C.P.C. Lo anterior, a partir de la
derogatoria del Código Judicial (Ley 105 de 1931) por el nuevo Código de
Procedimiento Civil (Decreto 1400 de 1970).
Precisamente, la doctrina expuso que:
''La designación de Curador Ad litem en los dos casos previstos en este artículo se hará
por el juez una vez cumplida la diligencia de juramento, sin necesidad del previo
emplazamiento a que se refieren los artículos 318, 319 y 320 del C. de P.C., en armonía
con el principio de celeridad que debe informar los procesos laborales. Una vez
notificado el auto admisorio de la demanda personalmente al curador ad litem y surtido
el traslado de rigor, se continuará el trámite legal del respectivo proceso, pero no se
podrá dictar sentencia mientras no se haya cumplido en su totalidad el emplazamiento
de que tratan los ya citados artículos del Código de Procedimiento Civil'' TRIANA.
Francisco. Sistema Laboral y de Seguridad Social. Código Comentado. Ed. La nueva
Ley. S.A. Bogotá. 1988. Pág. 382..
En idéntico sentido:
''Es de advertir que el artículo 317 del C.J. fue reemplazado en el nuevo C. de P.C. por
el artículo 318. Entonces, el emplazamiento en laboral debe hacerse como lo indica la
norma últimamente citada'' RODRÍGUEZ CAMARGO. Gregorio. Curso de Derecho
Procesal Laboral. Ediciones Librería del Profesional. 9 Edición. Bogotá. Pág. 92..
Por su parte, esta Corporación en la citada Sentencia C-429 de 1993, manifestó:
''(...) El artículo 29 acusado prevé dos hipótesis que, con sus contenidos, aseguran el
establecimiento de la litis procesal. La una, cuando se desconoce la residencia del
demandado, caso en el cual, el demandante al presentar la demanda, jurará ante el Juez
que la ignora, y, la otra, cuando el demandado se oculta, lo cual debe comprobarse por
lo menos sumariamente. En uno y otro caso, la norma prevé, a fin de garantizar la
defensa de los intereses del demandado, justificada más en la primera hipótesis que en
la segunda, sin perjuicio de que también exista justificación de menor grado en el caso
del denominado ocultamiento del demandado, el nombramiento de un curador para la
litis y el emplazamiento del demandado de conformidad con lo dispuesto, en la época,
por el artículo 317 del Código Judicial, hoy remplazado en el Código de Procedimiento
Civil por los artículos 318, 319 y 320. En estas normas, se regula el procedimiento para
emplazar a quien se le desconoce el lugar de habitación o de trabajo y éste, además, no
figura en la guía telefónica (art. 318); las sanciones para el caso de falso juramento
sobre el desconocimiento de la residencia del demandado (art. 319); y el trámite para la
notificación por emplazamiento de quien no es hallado o impide su notificación
personal (art. 320)'' Subrayado por fuera del texto original..
4. Es imposible desconocer que a pesar de las citadas modificaciones, el artículo 16 de la
Ley 712 de 2001 conserva el mismo contenido normativo previsto en el artículo
29 del Decreto 2158 de 1948, referente al nombramiento del curador ad litem y el
emplazamiento paralelo del demandado.
En este orden de ideas, en los antecedentes legislativos destinados a la aprobación del
artículo acusado, se manifestó que la modificación pretendida al artículo 29 del Código
Procesal del Trabajo, tan sólo se dirigía a realizar los ajustes necesarios al contenido
normativo de dicha disposición, a partir de las modificaciones realizadas en el Código
de Procedimiento Civil Así, se señaló que: ''(...) La práctica laboral, los avances de la
jurisprudencia y la doctrina y las exigencias de la realidad, sumadas a las corrientes
internacionales que proclaman los derechos laborales como derechos humanos, han
puesto en evidencia la pérdida de efectividad de los principios y normas del Código
Procesal del Trabajo que permiten una serie de prácticas judiciales que retardan los
procesos en promedio de 4 o más años en las grandes ciudades, generando una enorme
lesión social si se considera que los derechos que se discuten son los de los trabajadores
y que en la mayoría de los casos son de vital importancia, por lo tanto no puede esperar
tanto tiempo por una sentencia que ponga fin al conflicto.
Los operadores judiciales, los diferentes Gobiernos y Congresos, los litigantes y los
actores del mundo del trabajo han trabajado en varias ocasiones para superar las
dificultades a que nos hemos referido, proponiendo reformas al Código Procesal del
Trabajo en los años 1970, 1979, 1988 y 1993, pero el trámite legislativo no se ha
podido surtir completamente.
El Gobierno actual no ha sido indiferente a este problema y ha puesto en nuestras
manos un nuevo proyecto de reforma al Código de Procedimiento Laboral, con el fin de
remover los obstáculos para que finalmente se pueda obtener en Colombia una pronta
justicia laboral. Para ello se formularon los siguientes objetivos generales:
1. La simplificación de trámites y la celeridad del proceso.
2. La modernización y actualización de las instituciones procesales laborales.
3. La precisión de competencias, y
4. La protección ética del patrimonio público.
Todo dentro de un marco de respeto a los principios de protección a los trabajadores,
prevalencia del derecho sustancial, debido proceso y seguridad jurídica (...).
(...) En el proyecto lo que se hace es trasladar el procedimiento previsto en materia civil
al campo laboral, sin subsanar las dificultades prácticas que se presentan cuando el
demandado se oculta o dilata el acto de la notificación''. (GACETA DEL CONGRESO
No. 137 del 8 de mayo de 2000. Ponencia para primer debate al proyecto de ley número
154 de 1999 Cámara acumulado a los proyectos de ley número 69 de 1999 Cámara y
222 de 2000 Cámara. ''Por el cual se reforma el Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social'')..
5. Ahora bien, tampoco se puede ignorar que el problema del nombramiento del curador
ad litem y el emplazamiento del demandado, en los términos previstos en el Código
Procesal del Trabajo, fueron objeto expreso de pronunciamiento por esta Corporación,
en la citada Sentencia C-429 de 1993.
En efecto, en la demanda que dio lugar a la Sentencia C-429 de 1993, los cargos del
demandante contra las expresiones acusadas, es decir, ''...y no dictará sentencia
mientras no se haya cumplido el emplazamiento'', ''..y procederá al emplazamiento
como queda previsto en el inciso anterior...''; se orientaban a establecer que eran
inconstitucionales por lesionar el derecho de defensa del demandado, al permitir que el
proceso se adelantase con un curador ad litem hasta el momento mismo de dictar
sentencia. Para declarar la exequibilidad de los citados apartes del artículo 29 del
Código Procesal del Trabajo, la Corte sostuvo que, por un lado, los mismos
correspondían a un desarrollo del principio de celeridad procesal y, por otro, pretendían
asegurar la efectividad de los elementos esenciales del debido proceso, a saber: la
sustanciación procesal y el derecho de defensa. Concretamente, se anotó en la
Sentencia que:
''En desarrollo del principio de celeridad procesal, en el proceso laboral, el trámite del
emplazamiento no suspende su curso, es decir, que se adelanta de manera paralela a la
sustanciación del proceso. Corresponde también al juez proceder al emplazamiento,
quien debe velar por que éste se surta sin dilaciones, de acuerdo con las disposiciones
vigentes, si se tiene en cuenta que le atañe la impulsión del proceso, de manera especial
en esa jurisdicción, facultad que comprende la de velar por su rápida solución,
procurando la mayor economía procesal y la no dilación del proceso, y que se haga
efectiva la igualdad de las partes; que se prevengan, remedien y sancionen, por los
medios que consagra el Código, los actos contrarios a la dignidad de la justicia, a la
lealtad, probidad y buena fe que deben observarse en el proceso, y toda tentativa de
"fraude procesal" (art. 37 del Código de Procedimiento Civil); sin perjuicio de que, de
ninguna manera, podrá dictarse sentencia mientras no se haya cumplido el
emplazamiento, con lo cual se hace por el legislador una previsión adicional en procura
de asegurar el derecho de defensa del demandado.
El artículo 29 demandado contiene, pues, un conjunto de regulaciones orientadas a
satisfacer las exigencias del debido proceso, como son las destinadas a impedir que el
proceso se frustre por el desconocimiento del paradero o el ocultamiento del
demandado, por cuanto se vulnerarían los altos intereses de la justicia, que tienen la
finalidad de dirimir los conflictos jurídicos que se planteen ante las autoridades
encargadas de su administración. También consulta el debido proceso el nombramiento
de un curador ad litem en los casos de ley, por cuanto busca establecer un equilibrio
entre las partes, al proveer, con habilitación profesional, la representación del
demandado ausente, atendiendo de este modo los requerimientos del derecho de
defensa. Igualmente, la orden de emplazar al demandado ya asistido por el curador ad
litem, es otro instrumento que busca, mediante el anuncio público del proceso, conferir
una oportunidad complementaria de defensa del demandado representado por el
auxiliar de la justicia. No puede ser contraria al debido proceso la norma en comento,
cuando justamente se orienta a proteger sus elementos más esenciales, como son la
sustanciación procesal y el derecho de defensa. De manera que no es admisible la
interpretación contra su letra y su sentido que hace el actor, según la cual el segmento
normativo que expresa: "y no dictará sentencia mientras no se haya cumplido el
emplazamiento", garantía adicional al derecho de defensa, y el que dice: "y procederá al
emplazamiento como queda previsto en el inciso anterior", por cuanto justamente son
recursos dispuestos por el legislador, para dar mayor eficacia en su reglamentación al
debido proceso (...).
Por las razones expuestas, no resultan inconstitucionales los apartes acusados
del artículo 29 del C.P. del T., al no contrariar ningún precepto superior''.
6. Como quiera que las razones que entonces llevaron a la Corte a declarar la
exequibilidad de las disposiciones acusadas, respondían a los mismos cargos por los
que ahora se acusa el artículo 29 del Código Procesal del Trabajo, y dado que la
disposición acusada conserva el mismo contenido normativo, salvo algunas
modificaciones tenues como se explicó en el fundamento No. 3 de esta providencia, la
Corte habrá de reiterar su jurisprudencia y, además, declarar exequible la norma
demandada ante la existencia de una cosa juzgada material absoluta.
7. Para esta Corporación es indiscutible que la norma acusada busca obtener un equilibrio
entre la necesidad de asegurar que el proceso se adelante sin dilaciones injustificadas,
en beneficio de los intereses del demandante, sin que se desatiendan los derechos del
demandando. En efecto, para la protección del demandado se dispone, por un lado, el
nombramiento de un curador ad litem, de tal manera que no obstante que el proceso no
se suspende por su falta de comparecencia, sus intereses se encuentren debidamente
representados; y por otro, mediante la adopción de la diligencia judicial del
emplazamiento, se busca hacer efectiva la asistencia del demandado al proceso y se le
otorga una oportunidad adicional para que ejerza su derecho de defensa.
Adicionalmente, como mecanismo de protección de los derechos fundamentales del
demandado, la norma obliga al emplazamiento en debida forma para poder dictar
sentencia.
8. Nótese como las previsiones de la ley, a partir de una interpretación más amplia de su
contenido, se desenvuelven inequívocamente dentro del respeto por las garantías
fundamentales del debido proceso. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que ellas
operan bajo las hipótesis excepcionales en las que el demandante desconozca el
domicilio del demandando, o cuando éste no es hallado o impide su notificación.
Desde esta perspectiva, es preciso resaltar que en el caso de ignorancia del domicilio
del demandado, la procedencia de la alternativa prevista en la ley procesal laboral, se
sujeta a la manifestación de dicha circunstancia bajo la gravedad de juramento, que se
considera prestado con la presentación de la demanda, lo cual hace presumir, en este
caso, la buena fe del demandante.
Con todo, si el demandante lesiona la lealtad procesal, afirmando bajo juramento
hechos que no concuerdan con la realidad, se hace acreedor a las sanciones tipificadas
en el ordenamiento jurídico, tales como, las previstas en los artículos 72 y subsiguientes
del Código de Procedimiento Civil, referentes a la temeridad o mala fe procesal, sin
perjuicio de la posible responsabilidad penal por fraude procesal.
Adicionalmente, el emplazamiento del demandado paralelo al nombramiento del
curador ad litem previsto en la disposición acusada, lejos de lesionar los derechos
fundamentales del demandado, pretende hacer efectivos de manera sumaria los
derechos de los trabajadores, quienes, en estos casos, por lo general, actúan como
demandantes. Lo anterior, a juicio de esta Corporación, corresponde a un desarrollo de
los principios de celeridad y eficiencia propios del ejercicio de las funciones
jurisdiccionales del Estado (C.P. art. 209 y 228).
9. Se dice que la norma acusada prevé el emplazamiento del demandado paralelo al
nombramiento del curador ad litem, en primer lugar, por cuanto en el caso de ignorar el
domicilio del demandado, una vez admitida la demanda, en el correspondiente auto
admisorio, el juez deberá nombrar al curador del demandado y proceder a su
emplazamiento; en segundo lugar, por cuanto en el caso de ocultamiento, al acreditarse
dicha circunstancia a través de informe secretarial, el juez mediante auto procederá a
nombrar curador y, a su vez, a ordenar el emplazamiento del demandado. De suerte
que, en ningún caso, como lo prevé la norma, podría dictarse sentencia mientras no se
haya surtido el emplazamiento en debida forma. No obstante, es pertinente aclarar que
el citado trámite no suspende el curso del juicio, tal y como sostuvo la Corte en
la Sentencia C-429 de 1993, en acatamiento del principio de celeridad procesal.
La doctrina ha reconocido la existencia del emplazamiento paralelo, en los siguientes
términos:
''Dos eventos diferentes contempla el artículo 29 del C.P. del T. El primero, cuando el
demandante ignora la residencia del demandado; el segundo, cuando conociéndola y
enunciándola en el líbelo, es el propio demandado quien dificulta que se trabe la litis, es
decir, quién impide que se le haga la notificación y el traslado correspondiente.
En el primer caso hay necesidad de que el actor jure ante el funcionario el hecho de
desconocer la residencia de la persona a quien demanda. Prestado el juramento, el juez
admitirá la demanda y en el mismo auto nombrará curador al demandado, para luego
darle posesión y notificarle el auto admisorio con el consiguiente traslado de la
demanda. Pero no para ahí la obligación del funcionario: Debe proceder a emplazar al
demandado, en la forma prevista por el artículo 318 del C. de P.C.; el término de
emplazamiento no suspende la actuación; vale decir, el juicio, se sigue tramitando,
pero, y ello es de importancia, no se dictará sentencia antes de que se haya cumplido el
emplazamiento.
En el segundo caso, o sea cuando el demandado se oculta, (...) el juez procederá a
nombrarle un curador ad-litem a quien se dará posesión y se le notificará la demanda
corriéndole el traslado de rigor. A semejanza del evento anterior, el juez ordenará el
emplazamiento y adelantará el negocio pero sin pronunciar el fallo de primera instancia
antes de que se haya cumplido el emplazamiento (...)'' RODRÍGUEZ CAMARGO.
Gregorio. Curso de Derecho Procesal Laboral. Ediciones Librería del Profesional. 9
Edición. Bogotá. Pág. 92..
En idéntico sentido, se ha expuesto que:
''Como se ve, en los juicios laborales, a diferencia de los civiles, el nombramiento de
curador ad litem se hace de plano, con el fin de que el trámite del proceso sea más
rápido, sin perjuicio del emplazamiento al demandado en la forma señalada por
el artículo 318 del C. de P. C., el cual correrá simultáneamente con la tramitación del
proceso'' ARCILA URREA. Jaime. Lecciones de derecho procesal del trabajo. Editorial
Universidad de Antioquia. 2° Edición. Medellín. Pág. 131..
En conclusión, la norma acusada lejos de lesionar los derechos fundamentales de las
partes, pretende hacer efectivo el principio de celeridad procesal, sin comprometer los
derechos procesales del demandando, a través de la adopción de dos medidas
encaminadas a garantizar el derecho de defensa: El nombramiento del curador ad litem
y el emplazamiento paralelo del demandado.
10. Por último, los accionantes señalan que el artículo 16 de la Ley 712 de 2001 vulnera
el artículo 53 de la Constitución Política. Según afirman, el constituyente quiso con esta
disposición proteger los derechos de los trabajadores; condición ésta que no se cumple
con la norma demandada, debido a que ''en primer lugar se nombrará curador ad litem
y, posteriormente, se emplazará al demandando; debiendo ser lo contrario; que en caso
de haber sido emplazado y el demandado no interviene dentro del término señalado
para ello, el juez procederá a nombrar un curador ad litem con el fin de defender los
intereses del demandado. Situación ésta, que no acontece en la norma demandada pues
el legislador vulnera el texto constitucional al otorgarle al juez la facultad de nombrar
en primer lugar el curador ad litem, sin agotar el emplazamiento del demandado,
violando el derecho constitucional a favor del trabajador que se involucrado dentro de
un proceso judicial''.
Sin embargo, la Corte en la citada Sentencia C-429 de 1993 (M.P. Fabio Morón Díaz),
cotejó la disposición acusada frente a la totalidad de las preceptos contenidos en
la Constitución Política, incluso en relación con el artículo 53 de la Constitución
Política. Lo anterior, fue expresamente consagrado en la parte motiva de la citada
sentencia, al manifestarse por parte de esta Corporación que, ''por las razones
expuestas, no resultan inconstitucionales los apartes acusados del artículo
29 del C.P. del T., al no contrariar ningún precepto superior'' Subrayado por fuera del
texto original..
11. Así, en la medida que el artículo demandado tiene un contenido normativo idéntico
(salvo algunas modificaciones de menor entidad) al de aquel a partir del cual esta
corporación hizo su análisis en la Sentencia C-429 de 1993 y dado que esta
Corporación efectuó un control de constitucionalidad integral sobre dicha disposición,
es claro que en el presente caso ha operado el fenómeno de la cosa juzgada
constitucional absoluta (C.P. art. 243), razón por la cual - siguiendo los lineamientos
expuestos en la Sentencia C-311 de 2002 M.P. Manuel José Cepeda Espinosa -, la
Corte reitera su precedente y declara exequible la norma demandada, en virtud de la
aplicación de los principios de estabilidad del derecho, seguridad jurídica y confianza
legítima.
VII. DECISION
En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional de la República de
Colombia, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,
RESUELVE
Primero.- Declarar EXEQUIBLE el artículo 16 de la Ley 712 de 2001.
Notifíquese, comuníquese, cúmplase, publíquese, insértese en la Gaceta de la Corte
Constitucional y archívese el expediente
CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ
Presidenta
JAIME ARAUJO RENTERÍA
Magistrado
ALFREDO BELTRÁN SIERRA
Magistrado
MANUEL JOSÉ CEPEDA ESPINOSA
Magistrado
JAIME CÓRDOBA TRIVIÑO
Magistrado
RODRIGO ESCOBAR GIL
Magistrado
MARCO GERARDO MONROY CABRA
Magistrado
EDUARDO MONTEALEGRE LYNETT
Magistrado
ÁLVARO TAFUR GALVIS
Magistrado
IVAN HUMBERTO ESCRUCERIA MAYOLO
Secretario General (e)
EL SUSCRITO SECRETARIO GENERAL (E)
DE LA CORTE CONSTITUCIONAL
HACE CONSTAR:
Que el H. Magistrado doctor EDUARDO MONTEALEGRE LYNETT, no firma la
presente sentencia por encontrarse en permiso debidamente autorizado por la Presidencia
de esta Corporación.
IVAN HUMBERTO ESCRUCERIA MAYOLO
Secretario General (e)
10. Principio de eficacia: Los sujetos del procedimiento administrativo deben hacer
prevalecer el cumplimiento de la finalidad del acto procedimental, sobre aquellos
formalismos cuya realización no incida en su validez, no determinen aspectos
importantes en la decisión final, no disminuyan las garantías del procedimiento, ni
causen indefensión a los administrados.
En todos los supuestos de aplicación de este principio, la finalidad del acto que se
privilegie sobre las formalidades no esenciales deberá ajustarse al marco
normativo aplicable y su validez será una garantía de la finalidad pública que se
busca satisfacer con la aplicación de este principio.
Resolución:
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL En Lima, a los 22 días del mes de mayo de 2013,
la Sala Primera del Tribunal Constitucional, integrada por los señores magistrados Vergara Gotelli,
Calle Hayen y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente sentencia. ASUNTO Recurso de agravio
constitucional interpuesto por Ornar David Serin Gaytán contra la resolución de fojas 107, su fecha
11 de septiembre de 2012, expedida por la Séptima Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Lima, que declaró infundada la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 24 de agosto de 2011 el accionante plantea demanda de amparo contra el ejército del
Perú, representado por el general de división Paul Tito Da Silva Gamarra notificada al procurador
público especializado en asuntos de la institución, coronel SJE Sigifredo Adrianzén Adrianzén, a fin
de que se le reincorpore como alum (cadete) del tercer año de estudios de la Escuela Militar de
Chorrillos. Alega que Resolución N.o 1 034-S-l.al-l , de fecha 21 de julio de 2011 afecta sus
derechos a la /educación y al debido procedimiento.
El procurador público de la entidad emplazada con fecha 23 de noviembre de 2011, deduce las
excepciones de incompetencia por razón de la materia y de falta de agotamiento de la vía previa, y
contesta la demanda señalando que lo pretendido por el actor debe ser analizado en sede
contencioso-administrativa y no a través del proceso de amparo.
La Sala Superior revisora revoca la apelada declarando infundada la demanda toda vez que el actor
cometió una infracción muy grave según lo establecido por el Reglamento Interno de los Centros
de Formación de las Fuerzas Armadas, por lo que su sanción se ajusta a derecho y se encuentra
motivada.
FUNDAMENTOS
1. Petitorio
2.1. Argumentos del demandante C./ V. / alega que la sanción que se impuso en su contra afecta
el derecho al debido procedimiento, toda vez que viola: - Su derecho a la defensa (artículo 139.14
de la Constitución) en vista de que no costó con abogado durante el trámite del proceso al interior
de la Escuela Militar d, Chorrillos.
3. A entender del procurador público del Ejército, más allá de que el cuestionamiento de la
resolución no corresponde ser analizado en vía constitucional sino en sede contencioso-
administrativa, ésta ha sido emitida dentro del marco constitucional y de la ley.
a. Defensa
6. Al respecto según el artículo 167.b del Decreto Supremo 00l-2010-DE-SG, Reglamento Interno
de los Centros de Formación de las Fuerzas Armadas, "El Consejo de Disciplina notificará al
presunto infractor(es), a fin que presente su informe de descargo por escrito, en un plazo de cinco
(05) días hábiles contados a partir del día siguiente a la fecha de notificación". Efectivamente en
dicha norma no se hace mención alguna a la existencia de un abogado, que constituye uno de los
reclamos planteados por el accionante. De otro lado el tipo de investigación a la que fue sometido,
por ser de hechos, no exigía conocimiento jurídico específico, tampoco precisaba la presencia de
un abogado.
b. Debida motivación
10. Según le artículo 16 del Reglamento Interno de los Centros de Formación de las / Fuerzas
armadas, "El Consejo Superior es el órgano de carácter permanente del más alto/ nivel de los
Centros de Formación, encargado de la evaluación e investigación de los hechos sometidos a su
consideración por los Consejos Académico, Especial, de Disciplina o Psicojisico de los Centro de
Formación de las '/ erzas Armadas o cualquier otro asunto que por su magnitud así lo amerite, con
el fin de determinar la responsabilidad y/o situación de los investigados o de los que pudiesen
resultar involucrados, recomendando al Director que los nombró, fas sanciones y/o acciones a que
hubiera lugar, en atención a lo prescrito en la presente norma". Esto significa que el informe
redactado por este consejo tiene plena validez como medio probatorio que sustenta la decisión
establecida en la Resolución N.O 1 034-S-l.all-1, de manera que a juicio de este Tribunal no se ha
acreditado la violación del derecho a la debida motivación.
12. De esta forma, que en la Resolución 1034-S-I.all-1 se establezca en el artículo 1: "Con eficacia
anticipada, dar de baja (. . .) al Cadete JI! Año Omar David Serin Gaytán (. . .)", implica una decisión
que contraviene claramente el estatuto normativo sobre la materia. La entidad sancionatoria con
la utilización de la figura de la eficacia anticipada, termina contraviniendo la tutela procesal
efectiva del accionante en virtud de que utiliza como base normativa una que no puede aplicarse
en el caso concreto, toda vez que el artículo 17.1 de la Ley N.o 27444 sólo puede utilizarse cuando
la decisión favorece al administrado y no para sancionarlo.
13. Por estas consideraciones la demanda debe ser declarada fundada en este extremo en
consecuencia debe declararse la nulidad de la parte del artículo 1 de la J / lución N.o 1034-S-l.all-1,
que establece "Con eficacia anticipada ( . .j", sin que lo implique la reincorporación del recurrente.
15! Sin embargo de acuerdo con lo resuelto por este Tribunal en la STC N.o 3824-2010- i PA/TC,
cabe destacar que en la citada Resolución N.o 1034-S-1.all-l no se advierte cómo es que la
emplazada llega a determinar que el recurrente ha ocasionado un gasto al Estado como el
establecido en el artículo 2.° de la resolución, lo que supone una afectación del derecho a la
motivación como componente del derecho al debido proceso contemplado en el artículo 139.°,
inciso 5), de la Constitución.
16. Debe subrayarse que no se cuestiona la atribución que ostenta la Comandancia de Personal
del Ejército de establecer el cobro a efectuar a quien, como el recurrente, ha sido dado de baja de
dicha institución y separado de la Escuela Militar de Chorrillos, sino la ausencia de explicitar,
detalladamente, el quántum de cada uno de los conceptos que forman parte del total de gastos
ocasionados.
17. En consecuencia y sólo respecto del extremo antes indicado, este Colegiado estima que, en
atención a la finalidad restitutoria del proceso de amparo prevista en el artículo 1.° del Código
Procesal Constitucional, este extremo de la demanda también debe ser estimado a efectos de que
la emplazada emita una nueva resolución debidamente motivada, respecto de los conceptos y las
razones que determinan tal importe como gasto ocasionado al Estado.
c. Proporcionalidad de la sanción
18. El último punto de análisis es el referido a si la sanción impuesta es proporcional con la falta
cometida por el accionante. Según las Tablas de Sanciones anexadas al Reglamento Interno de los
Centros de Formación de las Fuerzas Armadas está considerada como una Infracción muy Grave
que amerita Consejo para Baja de los Centros de Formación, la siguiente "B003. Sustraer,
apropiarse o tener en posesión e forma ilícita bienes de propiedad del estado y/o de particulares".
20. A entender del accionante el haber sido dado de baja de la institución educativa de r' f2rm:e
irregular frustra su posibilidad de continuar sus estudios y continuar su ¡ carrera.
3.2. Argumentos de la entidad demandada
21. Para la accionada la resolución materia de cuestionamiento ha sido emitida dentro del marco
normativo vigente, por lo que no ha afectado derecho alguno del demandante.
23. Sin embargo esta permanencia debe supeditarse al respeto de los cánones establecidos por la
institución educativa, pues ningún derecho es absoluto sino que está sujeto a limitaciones, que en
el presente caso se definen por el respeto de la propiedad del resto de alumnos. Por esta razón no
se ha acreditado violación alguna del derecho a la educación del demandante.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
2. Ordena a la emplazada que suprima la frase "ejecución anticipada" del artículo 1, de la parte
resolutiva de la resolución N.O 1 034-S-1.a/ l-l , y emita nuevo pronunciamiento con relación a los
conceptos y razones que determinan el pago de la suma de SI. 9,491.16 nuevos soles como gastos
ocasionados al Estado, contenidos en el artículo 2 de la parte resolutiva de la mencionada
resolución y conforme a los fundamentos 14 al 17 de la presente sentencia.
Publíquese y notifíquese.
ss.
VERGARA GOTELLI
CALLEHAYEN
ÁLVAREZ MIRANDA
11. Principio de verdad material: En el procedimiento, la autoridad administrativa
competente deberá verificar plenamente los hechos que sirven de motivo a sus
decisiones, para lo cual deberá adoptar todas las medidas probatorias necesarias
autorizadas por la ley, aun cuando no hayan sido propuestas por los administrados
o hayan acordado eximirse de ellas. En el caso de procedimientos trilaterales la
autoridad administrativa estará facultada a verificar por todos los medios
disponibles la verdad de los hechos que le son propuestos por las partes, sin que
ello signifique una sustitución del deber probatorio que corresponde a estas. Sin
embargo, la autoridad administrativa estará obligada a ejercer dicha facultad
cuando su pronunciamiento pudiera involucrar también al interés público.
Resolución:
INDECOPI DE PIURA
PROCEDIMIENTO : REVISIÓN
SUMILLA: Se declara fundado el recurso de revisión planteado por Telefónica Móviles S.A.
contra la Resolución 272-2012/INDECOPI-PIU, por inaplicación del principio de verdad
material, recogido en los artículos 144º y 161º de la Ley del Procedimiento Administrativo
General y, por la aplicación indebida del principio de preclusión probatoria en los
procedimientos sumarísimos, al haberse constatado que la segunda instancia no valoró los
medios probatorios que fueron presentados por el denunciado con su apelación.
ANTECEDENTES
(i) Declaró fundada la denuncia contra Telefónica por infracción de los artículos 1°
numeral 1, inciso b) y 2° numerales 1 y 2 del Código, al haber quedado acreditado que el
personal de la denunciada le informó al denunciante precios distintos a los informados
inicialmente respecto de cinco (5) equipos celulares, siendo que se le impidió tomar una
adecuada decisión de consumo, sancionándolo con una multa de 2 UIT y ordenándole en
calidad de medida correctiva que le comunicara al señor Siancas que respetaría los precios
informados inicialmente por su personal para que, de ser el caso, pudiera adquirir los
equipos celulares solicitados;
(ii) declaró fundada la denuncia por infracción de los artículos 150º y 151° del Código, al
haberse acreditado que el denunciante no pudo acceder al libro de reclamaciones;
sancionándolo con una multa de 3 UIT; y, (iii) condenó a Telefónica al pago de las costas y
costos del procedimiento.
Adjuntó en calidad de nuevos medios probatorios los documentos denominados “FCE”, los
mismos que eran los pantallazos de las proformas entregadas al denunciante, y el
Formato Único de Transacciones de otra cliente (FTU).
(i) La Comisión inaplicó los artículos 144º y 161º de la Ley 27444, Ley del
(iv) los Formatos Únicos de Transacción (FUT) -que aportó el denunciante en calidad de
medios probatorios- no consignaban los precios de los equipos, en tanto no contaban con
el espacio para ello, siendo que solo consignaban el objeto de la transacción a realizar;
(v) los montos informados al denunciante coincidían con aquellos que aparecían
consignados en los pantallazos de su sistema FCE, siendo que tales pruebas fueron
erróneamente desestimadas por la Comisión;
(vi) no era cierto que su representada hubiera impedido al denunciante acceder a su libro
de reclamaciones, en tanto al ser virtual, aquél podía acceder al mismo desde su casa u
oficina; y,
(ii) declarar improcedente el recurso de revisión planteado por Telefónica, respecto a los
cuestionamientos sobre la falta de accesibilidad al libro de reclamaciones, en tanto tales
alegatos tenían como única finalidad cuestionar situaciones de hecho.
ANÁLISIS
8. Cabe precisar que en la medida que el análisis que realice este Colegiado se limitará a la
interpretación correcta de algunas normas, carece de objeto pronunciarse sobre los
alegatos de las partes que hacen referencia exclusivamente al caso concreto.
10. Asimismo, el artículo 144° de la referida norma establece que “los procedimientos
administrativos se desarrollan de oficio, de modo sencillo y eficaz sin reconocer formas
determinadas, fases procesales, momentos procedimentales rígidos para realizar
determinadas actuaciones o responder a precedencia entre ellas, salvo disposición
expresa en contrario de la ley en procedimientos especiales”.
11. Lo anterior se enmarca en el principio de verdad material, también recogido por la ley
citada precedentemente, el cual dispone que la autoridad administrativa competente
deberá verificar plenamente los hechos que sirven de motivo a sus decisiones, para lo cual
deberá adoptar todas las medidas probatorias necesarias autorizadas por la ley. De allí
que se permita que la autoridad administrativa valore pruebas sin importar la oportunidad
en que hayan sido presentadas, pues tiene por misión encontrar la verdad material en los
términos expuestos.
12. Por otro lado, el Derecho Procesal Civil reconoce el principio de preclusión en materia
probatoria, el cual dispone que los medios probatorios deben ser ofrecidos dentro de
determinado plazo señalado por ley, generalmente en los actos postula torios,
extinguiéndose toda posibilidad de exigir su admisión al proceso si no han sido ofrecidos
en la oportunidad debida6.
4.1. Principios. Sin perjuicio de los principios generales previstos en el artículo IV del Título
Preliminar de la Ley Nº 27444, Ley del Procedimiento Administrativo General, se debe
priorizar la aplicación de los siguientes principios procesales:
4.4.2. Las partes únicamente podrán ofrecer medios probatorios documentales con la
presentación de la denuncia y con la presentación del escrito de descargos, según
corresponda, sin perjuicio de la facultad que corresponde a la autoridad para requerir, de
oficio, la actuación de algún medio probatorio de naturaleza distinta, de conformidad con
lo establecido en el literal b) del artículo 126º del Código
15. Así, los numerales de la Directiva transcritos anteriormente disponen que en los
procedimientos sumarísimos, cuando la Comisión respectiva actúe como segunda
instancia, procederá el ofrecimiento de medios probatorios en la apelación o en su
absolución cuando estos se refieran a hechos nuevos, en aplicación del principio de
preclusión probatoria. Lo anterior respondería a la propia naturaleza del procedimiento
sumarísimo pues de lo contrario se dificultaría el cumplimiento de los plazos inherentes al
mismo, en tanto la segunda instancia tendría que asumir la labor de autoridad instructora.
16. Bajo tal premisa, esta Sala advierte que, en el caso de la tramitación de los
procedimientos sumarísimos en materia de protección al consumidor existe un conflicto
aparente entre el principio de preclusión probatoria contenido en los artículos 4.4.2 y
4.4.3. de la Directiva y el principio de verdad material contemplado en la Ley del
Procedimiento Administrativo General. Por ello, se deberá efectuar una ponderación en la
aplicación de los mismos, en el marco de una interpretación finalista de las normas
citadas, que vaya más allá de una lectura literal.
18. En este punto, es importante tener en cuenta que el artículo 4.1. b) de la propia
Directiva establece lo siguiente: “(…) La aplicación del principio de preclusión no impide la
aplicación del principio de impulso de oficio y del principio de verdad material previstos
por el artículo IV del Título Preliminar de la Ley N° 27444, Ley del Procedimiento
Administrativo General”.
19. Bajo tal premisa, este Colegiado considera que la autoridad administrativa no solo
debe permitir que el administrado pueda ofrecer medios probatorios documentales con la
presentación de la denuncia y los descargos, según corresponda, sino también en el
recurso de apelación o en su absolución, sin exigir que sea necesario que los nuevos
medios probatorios aportados por las partes, se refieran a hechos nuevos.
20. En efecto, teniendo en consideración que las nuevas pruebas aportadas serían
trasladadas a las partes a través del recurso de apelación o de la contestación de la
apelación –los mismos que en el marco de un debido procedimiento siempre deben ser
notificados a la otra parte- y que dichas pruebas únicamente pueden ser documentales8 -
es decir, no necesitan ser actuadas- no se ocasionaría una afectación a la naturaleza célere
del procedimiento sumarísimo.
21. Al respecto, cabe reiterar que la propia Directiva reconoce que la aplicación del
principio de preclusión no impide la aplicación del principio de verdad material. En este
punto, cabe resaltar que el criterio desarrollado en la presente resolución guarda
coherencia con una interpretación sistemática de la Directiva, que va más allá de una
lectura literal y aislada de determinado artículo9.
23. En virtud a lo expuesto, esta Sala considera que en el presente caso corresponde
declarar fundado el recurso de revisión planteado por Telefónica contra la Resolución 272
2012/INDECOPI-PIU, por inaplicación del principio de verdad material, recogido en los
artículos 144º y 161º de la Ley del Procedimiento Administrativo General, y, por la
aplicación indebida de los artículos 4.4.2. y 4.4.3. de la Directiva, referidos a la aplicación
del principio de preclusión probatoria en los procedimientos sumarísimos.
RESUELVE:
PRIMERO: Declarar fundado el recurso de revisión planteado por Telefónica Móviles S.A.
contra la Resolución 272-2012/INDECOPI-PIU del 17 de abril de 2012, emitida por la
Comisión de la Oficina Regional del Indecopi de Piura, por inaplicación de principio de
verdad material, recogido en los artículos 144º y 161º de la Ley del Procedimiento
Administrativo General, y, por la aplicación indebida de los artículos 4.4.2. y 4.4.3. de la
Directiva 004-2010/DIR-COD-INDECOPI, respecto al principio de preclusión probatoria en
los procedimientos sumarísimos, al haberse constatado que la segunda instancia no valoró
los medios probatorios aportados por Telefónica Móviles S.A., pese a que estos fueron
presentados con la apelación.
Presidente
Resolución:
Resolución:
CONSIDERANDO:
Que, las Municipalidades constituyen ser un órgano de Gobierno Local, con personería
jurídica de derecho Público y con plena capacidad para el cumplimiento de sus fines,
gozan de autonomía política, económica y administrativa en los asuntos de su
competencia, dentro de su jurisdicción, de conformidad a lo establecido el artículo
194° de la Constitución Política del Perú, concordante con el artículo II del título
preliminar de la Ley N° 27972, Ley Orgánica de Municipalidades y normas conexas.
Que, mediante Resolución de Alcaldía N° 766-2016 de fecha 30 de diciembre del 2016,
se DESIGNA como Gerente Municipal de la Municipalidad Provincial de Puno, al Mg.Sc.
JORGE ARTURO ALVAREZ MENDOZA.
SE RESUELVE:
Resolución:
15. Principio de predictibilidad o de confianza legítima: La autoridad
administrativa brinda a los administrados o sus representantes información veraz,
completa y confiable sobre cada procedimiento a su cargo, de modo tal que, en
todo momento, el administrado pueda tener una comprensión cierta sobre los
requisitos, trámites, duración estimada y resultados posibles que se podrían
obtener.
Las actuaciones de la autoridad administrativa son congruentes con las
expectativas legítimas de los administrados razonablemente generadas por la
práctica y los antecedentes administrativos, salvo que por las razones que se
expliciten, por escrito, decida apartarse de ellos. La autoridad administrativa se
somete al ordenamiento jurídico vigente y no puede actuar arbitrariamente. En tal
sentido, la autoridad administrativa no puede variar irrazonable e
inmotivadamente la interpretación de las normas aplicables.
Resolución:
INDECOPI estableció que los notarios tienen el deber de tener una lista de precios de fácil
acceso para los consumidores, pero únicamente respecto de aquellos servicios por los
cuales cada notario ordinariamente cobra un mismo precio a la generalidad de sus
consumidores, tales como la expedición de copias certificadas, la legalización de firmas y
el envío de cartas notariales, respecto de los cuales es posible elaborar una lista de
precios. Por otra parte, el Indecopi consideró que al ser la primera vez que se desarrolla el
deber de los notarios de contar con listas de precios, no era posible concluir que el señor
S. haya incurrido en una contravención al Código por lo que procedió a revocar la
resolución de primera instancia administrativa en el extremo que se había declarado
fundada la denuncia en contra del notario denunciado por haberse configurado una causal
de justificación que elimina la antijuricidad de la conducta consistente en que no puso a
disposición de los consumidores las respectivas listas de precios y, asimismo, dejó sin
efecto el extremo referido a la multa de 5 UITs impuesta, como la medida correctiva
ordenada, el pago de costas y costos, así como el otorgamiento de un porcentaje de la
multa a favor de la asociación denunciante .
NOVENO.- Conforme prescribe el artículo 370° del Código Procesal Civil, la competencia
del J. Superior, está limitada a resolver sobre los agravios expresados en la apelación,
estando impedido de ir más allá de lo denunciado o fundamentar la decisión en hechos no
invocados. Bajo este mismo contexto, M.E.L.N. comentando el artículo 370° del Código
Procesal Civil, señala: "El artículo en comentario regula la limitación de la competencia del
J. superior frente a la apelación. Esta limitación lleva a que sólo se pronuncie sobre los
agravios que la sentencia recurrida le ha causado al apelante. El agravio es la medida de la
apelación (2026)", por consiguiente, en virtud de esta disposición legal, el órgano revisor
debe circunscribirse únicamente a efectuar el análisis de la resolución recurrida y a
absolver sólo los agravios contenidos en el escrito de su propósito.
a)En la Constitución Política del Perú se ha establecido que: b)En el Código de Protección y
Defensa del Consumidor 2013 Ley 29571se precisa que: c)En la Ley 27444, Ley del
Procedimiento Administrativo General se ha precisado que: ANÁLISISDÉCIMO PRIMERO.-
Respecto al primer agravio, el INDECOPI manifiesta que como Administración cuenta con
facultad discrecional para imponer multas en base al principio de razonabilidad, en el caso
planteado existió una causal de justificación que eliminó la antijuridicidad de la conducta
del señor S. en su calidad de notario, pues se verificó que consideraba que no tenía el
deber de contar con una lista de precios por lo que en este caso se configuró
la legítima confianza, la misma que es una justificación que elimina la antijuricidad.
El principio de razonabilidad lo que hace es establecer que las sanciones a ser aplicadas
deberán ser proporcionales al incumplimiento calificado como infracción, para cuyos
efectos se establecen criterios de graduación de la sanción a fin de determinar la sanción a
imponer, la que oscila entre una amonestación y hasta multas entre 1 a 450 UITs. En el
caso planteado, se reconoce que el notario Somocurcio infringió el numeral 1 del
artículo 5 del Código de Protección y Defensa del Consumidor, sin embargo se determinó
no sancionarlo, lo cual no se encuentra acorde con el principio de razonabilidad antes
descrito, lo cual fue recogido en el inciso 1.4 del artículo IV del Título Preliminar de la Ley
27444, como tampoco con el principio de legalidad por el cual la Administración solo
puede realizar aquello que está establecido en la norma, así pues revisadas las normas
especiales, como la general que se aplica supletoriamente, no se advierte que se faculte al
Indecopi a dejar de sancionar una vez que se establezca que el administrado incurrió en
una conducta infractora, salvo los supuestos de exoneración establecidos en el segundo
párrafo del artículo 104 del Código de Protección y Defensa del Consumidor.
DÉCIMO SEGUNDO.- De otro lado la entidad apelante precisa que el señor S. actuó en
virtud al principio de la legítima confianza, este principio se constituye en una
manifestación del principio de seguridad jurídica, el cual busca garantizar la expectativa
generada en una persona respecto del accionar de la Administración, tal como así se
estableció por el Tribunal Constitucional en el F3 de la sentencia de los expedientes
acumulados 0001/0003-2003-AI/TC: Así pues, por el principio de confianza legítima el
administrado está protegido contra las acciones u omisiones arbitrarios de la
Administración que no obedezcan al entorno creado con anterioridad por la propia
Administración, dicho principio fue recogido en el inciso 1.15 del artículo IV del Título
Preliminar de la Ley 27444 como principio de predictibilidad, por el cual la información
que obtenía el administrador de la Administración creaba en él una conciencia bastante
certera del resultado a obtener.
Conforme a los actuados del expediente administrativo se aprecia que el señor S. al hacer
sus descargos conforme a la Ley del notariado, precisó que los notarios no ejercían actos
de comercio, no prestaban servicios profesionales, no vendían bienes, sino que realizan
una función pública, argumento que reiteró al apelar la resolución de primera instancia;
sin embargo, también reconoció que tenían la calidad de proveedores a quienes se les
aplicaba el Código de Protección y Defensa del Consumidor, pero que no le alcanzaba el
artículo 5 del mismo. De otro lado, de la revisión de la Ley del Notariado no se aprecia que
sea una norma que sugiera en alguna forma que los notarios pudieran abstraerse de
cumplir otras normas de obligatorio cumplimiento como es el citado código;
de lo aquí expuesto, por una parte el propio denunciado era consciente de la vigencia de
una norma de protección al consumidor y, de otro lado, la norma que rige sus actuaciones
no es incompatible con las otras normas del ordenamiento jurídico, por tanto el
convencimiento que tenía el señor S. sobre que estaba eximido de cumplir lo dispuesto
del Código de Protección no tiene un sustento válido, conforme a lo señalado en el
presente considerando, en tal razón no es posible aplicar el principio de confianza
legítima.
DÉCIMO TERCERO.- Del considerando anterior es posible considerar, en todo caso, la falta
de intencionalidad en la conducta del infractor de abstraerse de cumplir con su obligación
de exhibir la lista de precios, lo cual es un elemento subjetivo que se encuentra previsto
como un criterio de graduación de sanción en el literal f) del numeral 3 del artículo 230 de
la Ley 27444, de aplicación obligatoria a todos los procedimientos sancionadores, pero no
como un supuesto de exoneración de responsabilidad administrativa; por consiguiente,
este Colegiado evidencia que la autoridad administrativa emitió una decisión que
contraviene el marco jurídico aplicable.
DÉCIMO CUARTO.- Por otro lado, en relación al segundo agravio, el INDECOPI refiere que
ha aplicado el principio de licitud, en tanto es la primera vez que se ha analizado el deber
de los notarios de contar con listas de precios, por lo que no era previsible dicho deber.
Conforme a lo preceptuado sobre el principio de presunción de licitud, previsto en
el numeral 9 del artículo 230 de la Ley 27444, se entiende que los administrados actúan
conforme a sus deberes en la medida en que no exista evidencia de lo contrario. En este
caso, quedó establecido que el señor S., en su calidad de notario, estaba en la obligación
de cumplir con lo dispuesto en el inciso 5.1 del artículo 5 del Código de Protección y
Defensa del Consumidor, esto es, no estaba exonerado de exhibir una lista de precios en
sus oficinas de aquellos servicios por los cuales cobran ordinariamente un mismo monto a
la generalidad de consumidores, cuyo incumplimiento quedó acreditado en el expediente
administrativo como consta en el Acta de Inspección y el escrito de descargos, con lo cual
existe suficiente evidencia de que el denunciado no actuó conforme a lo dispuesto en
el Código de Protección y Defensa del Consumidor por lo que no es posible aplicar
el principio de licitud.
DÉCIMO QUINTO.- Sobre el tercer agravio, refiere el Indecopi que dado que los notarios
se rigen por su normativa especial no se encontraba determinada la calidad de las notarías
como establecimientos comerciales, por lo que no consideraron que sus locales se
encontraban dentro de la aplicación del artículo 5 del Código.
Al respecto, dicho argumento debe ser rebatido en los mismos términos que el primer y
segundo agravio, aunado a que ambas instancias administrativas del Indecopi
determinaron que las notarías se encontraban dentro de la categoría de establecimientos
comerciales (lo que no es parte de la controversia en el presente proceso), por lo tanto
debían cumplir con el deber de contar con listas de precios, consecuentemente como ya
se ha establecido líneas arriba no le son aplicables los principios de confianza legítima ni
el de licitud.
DÉCIMO SÉTIMO.- Por último, respecto al quinto agravio, señala la entidad impugnante
que en la sentencia se incurre en una falta de motivación, pues si bien señala una
supuesta vulneración a los principios del procedimiento administrativo, no argumenta ni
explica las razones por las cuales se considera errado el criterio del INDECOPI.
PARTE RESOLUTIVA Por las razones expresadas líneas arriba, este colegiado resuelve:
Resolución:
En Lima, al 29 día del mes de abril de 2010, la Sala Segunda del Tribunal
Constitucional, integrada por los
magistrados Mesía Ramírez, Beaumont Callirgos y Eto Cruz, pronuncia la
siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Cesáreo Muro
Ramos contra la sentencia expedida por la Sala de Derecho Constitucional de la
Corte Superior de Justicia de Lambayeque, de fojas 59, su fecha 25 de marzo de
2009, que declaró improcedente la demanda de autos.
ANTECEDENTES
FUNDAMENTOS
2. Sobre el particular, debe señalarse que de acuerdo con lo dispuesto por el fundamento
107 de la STC 00050-2004-PI/TC y otros acumulados, el derecho a no ser privado
arbitrariamente de la pensión se constituye como un elemento del contenido esencial de
este derecho, el cual encuentra protección a través del proceso de amparo de acuerdo a
los supuestos de procedencia establecidos en el fundamento 37 de la STC 01417-2005-
PA/TC.
5. Al efecto se debe tener en cuenta que la pensión como derecho fundamental, por su
naturaleza, requiere de regulación legal para establecer las condiciones que resultan
necesarias para su goce; se concluye que aquellas limitaciones o restricciones
temporales o permanentes a su ejercicio deben encontrar debido sustento legal, así
como una argumentación suficiente y razonable, para efectos de evitar la arbitrariedad
en la intervención de este derecho.
9. A su turno, los artículos 3.4, 6.1, 6.2, y 6.3, señalan, respectivamente, que para su
validez El acto administrativo debe estar debidamente motivado en proporción al
contenido y conforme al ordenamiento jurídico; La motivación deberá ser expresa,
mediante una relación concreta y directa de los hechos probados relevantes del caso
específico, y la exposición de las razones jurídicas y normativas que con referencia
directa a los anteriores justifican el acto adoptado; Puede motivarse mediante la
declaración de conformidad con los fundamentos y conclusiones de anteriores
dictámenes, decisiones o informes obrantes en el expediente, a condición de que se les
identifique de modo certero, y que por esta situación constituyan parte integrante del
respectivo acto; y que, No son admisibles como motivación, la exposición de fórmulas
generales o vacías de fundamentación para el caso concreto o aquellas fórmulas que
por su oscuridad, vaguedad, contradicción o insuficiencia no resulten específicamente
esclarecedoras para la motivación del acto (destacado agregado).
12. Cuando la causa de suspensión del pago de la pensión estuviera referida a documentos
que sustentan otros requisitos de acceso, al efecto aportaciones al Sistema Nacional de
Pensiones (SNP), la Administración deberá respetar las normas que regulan el
Procedimiento Administrativo General, para ejercer la facultad de fiscalización
posterior, y de ser el caso, su cuestionamiento de validez.
13. A este respecto el artículo 32.3 de la Ley 27444, expresa que: “En caso de comprobar
fraude o falsedad en la declaración, información o en la documentación presentada por
el administrado, la entidad considerará no satisfecha la exigencia respectiva para
todos sus efectos...” debiendo iniciarse el trámite correspondiente para la declaración de
su nulidad y determinación de las responsabilidades correspondientes.
15. Así, en materia previsional, se deberá proceder a suspender el pago de las pensiones
obtenidas fraudulentamente, pues su continuación supondría poner en riesgo el
equilibrio económico del Sistema Nacional de Pensiones y el incumplimiento de la
obligación de velar por la intangibilidad de los fondos de la seguridad social. Ello sin
dejar de recordar que, conforme a las normas que regulan el Procedimiento
Administrativo General que se ha referido, procederá a condición de que la
ONP compruebe la ilegalidad de la documentación presentada por el pensionista, luego
de lo cual asume la carga de realizar las acciones tendientes a declarar la nulidad de la
resolución administrativa que reconoció un derecho fundado en documentos
fraudulentos.
16. Cabe señalar que el artículo 3.14) de la Ley 28532 ha establecido como obligación
de la ONP la facultad de efectuar acciones de fiscalización necesarias con relación a los
derechos pensionarios en los sistemas a su cargo, para garantizar su otorgamiento
conforme a ley. A su vez el artículo 32.1 de la Ley 27444, establece que por la
fiscalización posterior, la entidad ante la que se realiza un procedimiento de aprobación
automática o evaluación previa queda obligada a verificar de oficio mediante el sistema
de muestreo, la autenticidad de las declaraciones, de los documentos, de las
informaciones y de las traducciones proporcionadas por el administrado. Por tanto, la
ONP está obligada a investigar, debidamente, en caso encuentre indicios razonables de
acceso ilegal a la prestación pensionaria, a fin de determinar o comprobar si
efectivamente existió fraude para acceder a esta, e iniciar las acciones legales
correspondientes.
20. Como es de verse, la motivación ofrecida por la resolución cuestionada resulta genérica
e imprecisa, pues aun cuando se remite a un informe técnico para justificar la
suspensión del pago de la pensión, el acto administrativo no identifica cuáles serían los
documentos con irregularidades que el demandante habría presentado.
21. Cabe precisar que desde la suspensión de la pensión hasta la expedición de la presente
sentencia la emplazada no ha presentado medio probatorio alguno que determine o
compruebe la adulteración de los documentos y/o información con los que el recurrente
solicitó y obtuvo pensión de jubilación del régimen especial.
HA RESUELTO
3. EXHORTAR a la ONP a investigar en un plazo razonable todos los casos en los que
existan indicios de adulteración de documentos, a fin de determinar fehacientemente si
existió fraude en el acceso a la pensión.
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
ETO CRUZ
17. Principio del ejercicio legítimo del poder: La autoridad administrativa ejerce
única y exclusivamente las competencias atribuidas para la finalidad prevista en las
normas que le otorgan facultades o potestades, evitándose especialmente el
abuso del poder, bien sea para objetivos distintos de los establecidos en las
disposiciones generales o en contra del interés general.
Resolución:
EXP. N.° 1803-2004-AA/TC
JUNÍN
En Huancayo, a los 25 días del mes de agosto de 2004, la Sala Primera del Tribunal
Constitucional, con asistencia de los magistrados Alva Orlandini, Gonzales Ojeda y García
Toma, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso extraordinario interpuesto por doña Grimanesa Espinoza Soria contra la
sentencia de la Sala Mixta Descentralizada de La Merced-Chanchamayo de la Corte
Superior de Justicia de Junín, de fojas 153, su fecha 7 de abril de 2004, que declara
improcedente la acción de amparo de autos.
ANTECEDENTES
Manifiesta que fue notificada con la Resolución de Multa No. 134-02-0006188, expedida
por la demandada por un supuesto incumplimiento de la obligación de entregar
comprobantes de pago, contra la cual, posteriormente, interpuso recurso de reclamación,
que fue resuelto por la Resolución de Intendencia N.° 136-4-01814/SUNAT, la cual lo
declaró improcedente y, además, elevó en 300% el monto de la multa; agrega que luego
interpuso recuso de apelación, el cual confirmó la resolución apelada. Alega que estos
actos administrativos, además de adolecer de vicios de forma y fondo, son arbitrarios,
pues, en primer lugar, la administración no ha tomado en consideración el criterio de
gradualidad dispuesto en los artículos 3° y 6° de la Resolución de Superintendencia No.
112-2001/SUNAT, que aprueba el Reglamento del Régimen de Gradualidad para las
infracciones consistentes en no otorgar comprobantes de pago u otorgar documentos sin
los requisitos y características para ser considerados comprobantes de pago: Indica que en
el caso concreto, no cabe la aplicación de una multa sin antes haber sido notificada con
una advertencia de sanción futura, y que la elevación exagerada del monto de la multa y
su cobranza coactiva conllevan la confiscatoriedad de su propiedad; añadiendo que con
ello se atenta contra sus derechos fundamentales, ya que luego de agotar la vía
administrativa, SUNAT derivó la cobranza de multa a la vía coactiva, elevándose el monto
en 500%.
La emplazada deduce la excepción de caducidad, alegando que el plazo para interponer la
acción de amparo empezó a correr desde que fue notificada la Resolución del Tribunal
Fiscal No. 0279-4-2003, que puso fin a la vía administrativa, habiéndose el demandante
excedido en el plazo establecido por ley; y, contradiciendo todos los puntos de la
demanda, solicita que se la declare infundada.
El Juzgado Especializado Civil de La Merced-Chanchamayo, con fecha 12 de enero de
2004, declara fundada la excepción de caducidad e improcedente la demanda,
considerando que la afectación que alega la demandante se produjo al expedirse la
resolución del Tribunal Fiscal, en enero de 2003, y que la demanda se interpuso en
diciembre de 2003.
FUNDAMENTOS
1. La demanda tiene por objeto que se deje sin efecto el procedimiento de cobranza
coactiva iniciado en contra de la demandante mediante Resolución Coactiva N.º
13307017872, la misma que tiene su origen en la Resolución de Multa N.º 134-02-
0006188, de fecha 13 de mayo de 2002, la que fuera impugnada en todas las
instancias de la Administración Tributaria sin resultado favorable para la actora, pues
la multa se ha visto incrementada hasta en un 500%. Sostiene la demandante que
dicho acto es violatorio de sus derechos constitucionales de propiedad, al trabajo, la
libertad de trabajo y de la garantía de no confiscatoriedad de los tributos.
2. Las dos instancias judiciales declaran fundada la excepción de caducidad que deduce
la demandada, considerando que, conforme al artículo 37º de la Ley N.º 23506, la
acción de amparo caduca a los 60 días hábiles de producida la afectación, entendiendo
que, para estos efectos, dicho plazo empezó a correr a partir del día en que se notificó la
Resolución del Tribunal Fiscal N.º 00279-4-2003, esto es, el 5 de marzo de 2003,
conforme consta a fojas 84 del expediente.
5. Este Tribunal considera que las dudas que surjan al interpretarse las reglas procesales
establecidas para la tutela de los derechos fundamentales de los ciudadanos, en ningún
caso deben privar a estos de que un órgano independiente e imparcial pueda
pronunciarse sobre el fondo de su pretensión. En cualquier caso, este Tribunal ha dicho,
frente a casos como el presente, “[...] se tendría que utilizar la interpretación que mejor
favoreciera a la protección de los derechos constitucionales. Esta opción responde al
principio pro homine, según el cual corresponde interpretar una regla concerniente a un
derecho humano “del modo más favorable para la persona, es decir, para el destinatario
de la protección” (Exp. N.º 1049-2003-AA/TC F.J. 4).
Esa es precisamente la consideración pertinente en este caso, por lo que las alegaciones
de caducidad de la acción o, más propiamente de prescripción, como lo ha precisado
también este Tribunal, no pueden impedir un pronunciamiento sobre el fondo de la
pretensión y, en consecuencia, tales alegaciones no pueden ser atendidas por este
Tribunal.
6. A mayor abundamiento, este es también el criterio que con claridad recoge el Código
Procesal Constitucional en el inciso 4) del artículo 44º, donde se ha establecido que “la
amenaza de ejecución de un acto lesivo no da inicio al cómputo del plazo. Solo si la
afectación se produce se deberá empezar a contar el plazo”. Si bien esta disposición aún
no está vigente, tras su promulgación y publicación en el diario oficial “El Peruano”,
bien puede ser considerado fuente doctrinal y ser recogido por este Tribunal a efectos
de tutelar los derechos fundamentales, como en el presente caso.
a) La nulidad del acta probatoria que sirvió de base para la imposición de la multa, la
misma que ha sido recurrida en todas las instancias administrativas.
8. Respecto del primer punto, este Tribunal estima que el amparo no es la vía adecuada
para establecer la veracidad, o no, de las alegaciones de la recurrente respecto del acta
que ha servido de base para la imposición de la multa impugnada, debiendo
desestimarse la demanda en este extremo. Sin embargo, ello no es óbice para analizar el
segundo punto de la demanda, que sí es relevante desde una perspectiva constitucional.
13. Cuando la Administración ejerce un poder discrecional, como en este caso, para que
este no se convierta en arbitrario, debe guiarse por criterios de razonabilidad y justificar
en cada supuesto su actuación. En esta dirección, “El único poder que
la Constitución acepta como legítimo, en su correcto ejercicio, es, pues, el que se
presenta como resultado de una voluntad racional, es decir, de una voluntad
racionalmente justificada y, por lo tanto, susceptible de ser entendida y compartida por
los ciudadanos y, en esa misma medida, de contribuir a renovar y reforzar el consenso
sobre el que descansa la convivencia pacífica del conjunto social” (Tomás-Ramón
Fernández, De la arbitrariedad del legislador. Una crítica a la jurisprudencia
constitucional, Madrid, 1998, pp. 95-96).
16. Este Colegiado considera que al resultar desproporcionada –sin una base objetiva que
la sustente– la relación entre el monto de la multa y la medida de gradualidad
establecida en la Resolución N.º 112-2001/SUNAT, Anexo “A”, para el caso de autos,
el dispositivo en mención resulta violatorio del principio de razonabilidad con que debe
actuar la Administración en uso de sus facultades discrecionales. En consecuencia, las
decisiones que en este marco viene dando la Administración Tributaria resultan
arbitrarias y contrarias al principio constitucional de interdicción de la arbitrariedad en
el ejercicio del poder público, y causan, en el presente caso, la violación de otro derecho
constitucionalmente reconocido, como lo es el de propiedad, reconocido en el artículo
2º, inciso 16, de la Constitución.
18. El Tribunal estima que esta disposición debe ser enjuiciada a partir de la relevancia
constitucional que adquiere en nuestro sistema jurídico el derecho de defensa y, como
parte de este derecho, el de recurrir las decisiones que causan agravio, así como la
garantía constitucional de la prohibición de la reforma peyorativa en el marco de su
ejercicio.
22. Este criterio ha sido asumido también por este Tribunal en el Exp. N.° 2050-2002-
AA/TC, donde se ha establecido que “[…] no solo los principios materiales del derecho
sancionador del Estado son aplicables al ámbito del derecho administrativo sancionador
y disciplinario. También lo son las garantías adjetivas que en aquel se deben respetar”
(F.J. 12).
24. De otro lado, también se ha violado, en este caso, una garantía judicial clásica que si
bien se ha desarrollado en el ámbito penal, debe contemplarse como garantía extensible
al procedimiento administrativo sancionador, sin ninguna reserva, en base a las
consideraciones expuestas, pero, además, porque el poder coercitivo de la
Administración supone una clara intervención de los derechos de los ciudadanos, a
quienes el sistema jurídico no puede dejar desprotegidos en ningún caso.
26. En este sentido, este Tribunal declara que la garantía constitucional de la prohibición
de reforma peyorativa o reformatio in peius debe entenderse como una garantía que
proyecta sus efectos también en el procedimiento administrativo sancionador y, en
general, en todo procedimiento donde el Estado ejercite su poder de sanción y haya
establecido un sistema de recursos para su impugnación.
28. Este Tribunal también considera que, en vista de que las reglas procesales del amparo,
en nuestro sistema, obligan al agotamiento de vía previa, cuando las agresiones a los
derechos son producidas por entes públicos, como ocurre en el presente caso, la
amenaza de recibir una sanción mayor o el que se vea incrementada la multa definida
en primera instancia (bien por pérdida de supuestos de gradualidad, bien por cualquier
otro mecanismo que pudiera utilizarse), supone, en la práctica, una amenaza u obstáculo
real para que el ciudadano pueda acudir ante este órgano jurisdiccional como garante
último para la tutela de los derechos de los ciudadanos.
31. Asimismo, y siguiendo el precedente establecido por este Tribunal en la STC N.º 2250-
2002-AA/TC, dada la implicancia que tiene esta sentencia en la forma en que viene
procediendo la Administración Tributaria respecto de sus facultades discrecionales y,
en concreto, dado el cuestionamiento que se hace a los mecanismos de gradualidad, hoy
recogidos en iguales términos en la Resolución N.º 141-2004-SUNAT, el Tribunal
considera que, además de notificar la presente sentencia a las partes, resulta pertinente
exhortar a la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria, a efectos de que
modifique dicha resolución respetando los derechos y principios constitucionales.
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA, en parte, la demanda; en consecuencia, INAPLICABLE el
artículo 4º, inciso 4.2, de la Resolución N.º 112-2001/SUNAT y NULAS la Resolución
N.º 136-4-01814/SUNAT, de 29 de agosto de 2002, así como la Resolución del
Tribunal Fiscal N.º 00279-4-2003, de 21 de enero de 2003, dejando a salvo el derecho
de la recurrente para que lo haga valer en sede judicial, respecto de las objeciones al
Acta Probatoria de la infracción que ameritó el presente expediente.
SS.
ALVA ORLANDINI
GONZALES OJEDA
GARCÍA TOMA
Resolución:
19. Principio de acceso permanente.- La autoridad administrativa está obligada a
facilitar información a los administrados que son parte en un procedimiento
administrativo tramitado ante ellas, para que en cualquier momento del referido
procedimiento puedan conocer su estado de tramitación y a acceder y obtener
copias de los documentos contenidos en dicho procedimiento, sin perjuicio del
derecho de acceso a la información que se ejerce conforme a la ley de la materia.
Resolución:
Bibliografía:
file:///C:/Users/Anthny/Documents/3-Texto-%C3%9Anico-Ordenado-de-la-
Ley-N%C2%B0-27444-Ley-del-Procedimiento-Administrativo-General-
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http://www.diputadodelcomun.org/v6/prc/download_doc.php?fileID=201
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http://www.osce.gob.pe/tribunal/ResTrib2007/RES1355-2007-TC-S1.htm
http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2014/02398-2013-
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https://corte-constitucional.vlex.com.co/vid/-43620698
https://tc.gob.pe/jurisprudencia/2013/00536-2013-AA%20Resolucion.pdf
https://app.vlex.com/#PE.open/search/jurisdiction:PE+basicSearchAll:1/pri
ncipio+de+confianza+legitima/vid/696082293
http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2010/02597-2009-AA.html
http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2005/01803-2004-AA.html