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Mt OLIVER WENDEL LMES La versona que se acerca a ellos con un problema juridica req. iere que se le injorme, no como se ha reswelto su caso en otra oportunidades, ni que dice le ley, ni que opinan los dea inarios al respecto, sino que —normalmente— desean ue va a pasar”. Y cu dno ws tpt, a puch, ac para planificar sw accionar, conjeturar sobre e tun ajedrecista deberd preveer, dentro de las reglas de juego so silo ls consecuncias demu movida sino también las del eontrincante, todo en junciém de un objetivo limo 9 tambien futuro: ganar le causa, Obviamente también el jue y el legislador necesitan ppreveer las incide toast ech ue ep, pr en ntngun con tanta claridad la necesidad de tal prea i tos abogados, Y recuérdese que la conferencn proviene de ,, 1 viejo juet, y estd dirigida a futuros abogadas. a Epuarno ANGEL Russo LA SENDA DEL DERECHO Cuando estudiamos Derecho no estudiamos algo mis- n bien conocida. Estudiamos para adquirir el conocimiento que necesitaremos cuando deba- ‘mos comparecer afte los jueces © cuando tengamos que 256° sorar a otras personas acerca del proceder mas ‘adecuado para cevitar erfredos judiciales. La razén por la cual la prictica del Derecho es una profesién, el motivo por el que se rein nera a los abogidos por ascsorar a sus clientes © ‘sepresen Tarlor en juicio consiste en el hecho de que en sociedades rome Ta nuestra el imperio de la fuerza piblica en deter, minados casos, ha sido confiado a los jueces, y, de ser nece MVEMeucioNy tario, todo el poder del Estado habré de desplegarse para hhacer efectivos sus sentencias y decretos. La gente desea saber en qué circunstancias y hasta qué punto correrd el riesgo de hallarse enfrentada con una fuerza tan superior ala propia; esto sélo justfica la consiguiente tarea de dever- de Jos cuales habré que temer la ‘én de aquel peligro. El objeto de nuestro estu- wrediceién: a prediccién de la incidencia de -ién de los tribunales de justicia. El mater 10 estudio lo constituye un cuerpo de sentencias judiciales, tratados y leyes, de este pais y de Inglaterra, que abarcan un periodo de seisclentos afios, ¥ 16 OLIVER WENDEL HOLMES ‘que hoy en dia se multiplican, alto tras afi, por centenas, En ests hojas sibilinas se congregan las dispersas profe cias de\ pasado sobre los casos del porvenir. Con acierto se Ins ha lamado “oréculos del Derecho", En todo nuevo in- tento del pensamiento juridico predomina, decidida cuando no exciusivamente, el afin por hacer esas profecias més pre- cisas, ¢ insertatlas, generalizindolas, en un sistema plena y totalmente conexo, En este proceso que asciende desde la exposicién de un caso por el abogado, —exposicién que ya limin: todos los el néticos con los que venia cargade el relato hecho Jos hhec x05 juridic hasta os anlisis rales y los universales abstractos de la teorfa general del De- echo, La razén pot Ia que un abogado no menciona el que su cliente sara un sombrero blanco al celebrar un contra to, en tanto que Mrs. Quickly jams pasaria por alto ese y onros detalles igual ies, es que el primero prevé que la actuac ica no babra de variar por i hecho de que el sombrero de sm cliente fuera de tal 0 cual color, 0 porque su cabeza hubiese estado descubierta Precisamente pata hacer las profecias més ficiles de recor dar y comprender es que las enseiianzas de las sentencias del pasado se vuelean en proposiciones generalesy se las te- tine en libros de texto; por i ionadas en forma general. Del mismo modo, los derechos ¥ deberes fundamentales de que se ocupa la ciencia del De recho no son otra cosa que profectas. Uno de los tantos cfecios desdichados que subsiguen a la confusién entre ideas juridica: y morales —de la que he de ocuparme més adelan te, es que la tcoria tiende a poner el earro delante det caballo, y a considerar derechos y deberes como cosas exis: tentes er ste independientes de las consecueneias de su trans ica razon las leyes son san- LA SENDA DEL DERECHO W gresién,'a la cual ulteriormente se adscriben ciertas san- ciones. Pero, como trataré de demostrar, lo que lamamos obligacién 0 deber juridico no es sino una prediccién de que si una persona realiza o deja de realizar ciertos actos deberd sufrir de esta o aquella manera la sancién de un tri- bunal de justicia; -y otro tanto puede decirse de la facul tad juridica 0 derecho subjetivo. La cantidad de nuestras predicciones, una ver generali- adas y reducidas a sistema, no es ten enorme como para perderse en su manejo, Las predicciones se presentan como un cuerpo finito de enunciados dogméticos que pueden gar a ser dominados en un periodo razonable de tiempo, Es uun gran error asustarse por el mimero cada vez mayor de sentencias publicadas en los repertorios. Las colecciones de fallos de una jurisdiccién determinada, durante el curso de tuna generacién, abarcan précticamente todo el ordenani to juridico y lo reformulan desde el punto de vista actual Si todos los repertorios del pasado se quemaran de impr struir el corpus del Derecho en las de nuestra generacién. El uso de los base-a fas se repertorios més antiguos ¢s principalmente to sobre el que volveré més adelante, Es mi propésito, de ser posible, establecer a istérico, asun cipios bésicos al estudio de este cuerpo de miticos 0 predicciones sister cho, utilizables por aquéllas que aspiran a emplearlo como jenta de trabajo en la formulacién de nuevas profe- cias, y, por su relacién con dicho estudio, deseo sefalar un ‘deal que por ahpra nuestro Derecho no ha aleanzado, herra seria y di ces; por ello, rediato, para disiparla, EI primer requisito para recta del objeto es la comprens consider acons sefialar de 1B OLIVER WENDELL HOLMES una confusin entre Derecho y Moral, que llega a veces a manifestarse en el plano de lo tedrico reflexivo, pero que més a menudo, y en verdad constantemente, perturba las cespeculaciones sin ser objeto de reflexién. Puede verse sin mucha dificaltad que un mal hombre tiene tanta tazén co- mo uno bueno para no descar un conflicto con la fuerza pi blica; de ello se sigue la importancia prictica de la di € Derecho y Moral. Un hombre a quien nada le a norma éica que su préjimo respeta y practica, miuy pro vablemente, se cuidard bien de ser compelido a pa- gar sus d das y seguramente procurard omitir los actos que puedan I evarlo a la cércel Doy sor supuesto que ninguno de mis oyentes ha de des interpretir mis palabras tomindolas como una manifesta. cin de cinismo, El Derecho es testimonio y sedimento de muestra vida moral, Su historia es Ja historia del devenir moral de Ja raza. Su préctica, pese a las chanzas populares, tiende a formar buenos cuidadanos y buenos hombres. Cuan: do recalco la diferencia entre Derecho y Moral, lo hago con referencia a un solo fin: el aprendizaje y la comprension del Derecho, Para alcanzar este objetivo debéis llegar a conocer a fondo sus notas especificas, y por ello es que os pido que por el momento os imagineis indiferentes a otras cosas, sublimes. nis No pretendo negar que haya un punto de mira més ele- vado, desde el cual la distincién entre Derecho y Moral pierda mucha 0 toda importancia, del mismo modo que to- ciones de caricter matematico se desvanecen en presencia sel infinito, Pero lo que si afirmo es que esa dis- tinciGn covra primordial importancia en relacién al objeto nos de considerar: un correcto estudio y cono: cimiento cel Derecho concebido como algo perfectamente LA SENDA DEL DERECHO 19 delimitado, como un cuerpo de enunciados dogmaticos en- cerrado dentro de lineas bien definidas. Os acabo de mos- trar la rain practica para semejante afirmacién. Si que- réis conocer el Derecho y nada més, mirad el problema con Jos ojos del mal hombre, 2 quien sélo le importan las con- secuencits materiales que gracias a ese conocimiento pue- de predecir; no con los del buen hombre, que encuentra razones para su conducta —dentro o fuera del Derecho— en os mandamientos de su conciencia. No es menor Ja im. portancia teorética de la distincién a los fines de un recto razonar. E] Derecho est Meno de frascologia tomada a préstamo de la Moral, y por la simple fuerza del Ienguaje ‘nos invita continuamente a pasar de un dominio al otro sin percibirlo, invitacién que no sabremos resistir a menos que tengamos permanentemente en cuenta la Hnea fronteriza entre ambos campos. El Derecho nos habla de facultades, deberes, malicia, intencién, negligencia, etc., y nada es més facil 0, pudiera decirse, mds comin en el razonamiento ju- ridico que tomar estas palabras en su sentido moral, en al- grin momento del discurso, para asi caer en el terreno de Ja falacia, Por ejemplo, cuando hablamos de los derechos del hombre en sentido moral, nos referimos a la méxima interferencia con la libertad individual que estimamos con- forme'con nuestra conciencia 0 con nuestros ideales, cuales- quiera que ellos sean, Sin embargo ¢s innegable que en el pasado, y aun probablementé hoy en dia, muchas leyes que repugnan a la opinién més esclatecida de su época, 0 que por lo menos rebasan los limites que mis de una concien: ‘cia impondrfa a Ia interferencia mencionada, han sido y son observadas y ejecutadas. Es por tanto manifiesto que de Ia presuposicién de que los derechos del hombre en sen- tido moral se identifican con los derechos individuales en

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