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El aborto
Por un lado la práctica del aborto era penalizada completamente hasta el 2006
donde se estableció la sentencia de ley c 355 (2006), en donde la ilegalidad del
aborto se exceptuó únicamente para tres casos:
La segunda causal (2006) nos dice que el aborto es permitido “cuando exista
grave malformación del feto que haga inviable su vida, certificada por un médico”.
Desde el punto de vista médico esta regla presenta un gran inconveniente debido
a que muchas de las malformaciones se detectan posterior a la semana 28 de la
gestación, hasta acá no habría ninguna complicación debido a que la sentencia
cobija este tipo de situaciones como causa permitida de aborto, el problema radica
en que los médicos encargados de estos procedimientos no suelen practicarlos
después de la semana 25 y por otro lado la sentencia no cobija malformaciones
que sean compatibles con la vida, las cuales también podrían ser causantes de
riesgo para la mujer.
Y la tercera (2006) nos dice que se permite “cuando el embarazo sea resultado de
una conducta, debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto
sexual sin consentimiento, abusivo, o de inseminación artificial o de transferencia
de óvulo fecundado no consentidas, o de incesto.” para esto se requiere presentar
una denuncia ante las autoridades, situación degradante para las mujeres debido
a que pone en tela de juicio su veracidad, sin mencionar que en muchos casos las
afectadas se abstienen de colocar una denuncia por miedo y sin esta ningún
profesional de la salud le practicaría un aborto.
Esta sentencia de ley presenta esta cantidad de obstáculos debido a que hasta el
momento, once años después, no se ha generado una ley que promueva la
regularización de esta práctica.
Las falencias de este sistema conllevan a que las mujeres obtén por realizarse
abortos clandestinamente, en lugares en lo que fácilmente podrían poner en
peligro su vida, esto debido a la gran cantidad de muros a los que se enfrentan al
momento de tomar una decisión como esta, los cuales van desde un sin número
de rodeos que le dan al tema debido a la ineficiencia de las entidades prestadoras
de salud, hasta la falta de profesionalidad de ciertos profesionales de salud al
persuadir a aquellas que toman esta decisión para que no lo hagan.
La creación de una ley que regularice la práctica del aborto no se ha podido llevar
a cabo, debido a que vivimos en el país del sagrado corazón, un país en el que a
pesar de ser constitucionalmente un estado laico, las entidades religiosas tienen
un peso muy grande sobre las decisiones internas, para los cuales la vida es un
regalo de un ser supremo, por lo que nosotros en nuestra facultad de humanos y
seres inferiores no tenemos derecho a decidir en qué momento podemos
prescindir de ella y mucho menos de la de alguien más, a lo que también suman
que la vida comienza en desde el momento de la concepción, por lo que el feto
desde su estado de cigoto ya es una vida, dejando un vacío muy grande en el
concepto de vida que manejan.
Desde la perspectiva colombiana el aborto por un lado enfrenta el marco
constitucional contra el marco bioético, la constitución colombiana de 1991 evoca
el derecho a la vida como derecho fundamental, contrarrestándola con el derecho
a la libertad de conciencia y al libre desarrollo de la personalidad de escoger ser
madres o no, que poseen las mujeres, sumado a la fundamentación biótica en la
autonomía, que tienen las personas, en este caso las mujeres, para elegir
mediante su raciocinio su actuar inmediato, el problema es que la promulgación
del derecho a la vida es avivada por las corrientes teístas y como estas se ciñen a
un modelo paternalista, tratan de obligar a reprimir ese derecho de autonomía que
poseen las mujeres .
Debido a que es la mujer la que afronta todos los síntomas y los riesgos del
embarazo lo más justo es que sea ella quien decida si quiere asumirlos o no,
debido a que sería abusivo hacerla correr el riesgo de poner en peligro su sin
desear tener hijos, algo que no contempla el segundo enunciado de la sentencia
constitucional, otras mujeres no se encuentran en condiciones socio-económicas
como para mantener a un hijo, lo que se convertiría en una gran carga para ella y
posteriormente podría ocasionarle deterioro a su salud mental.
A pesar de los grandes vacíos que deja la sentencia c 355 de 2006 sin una ley que
la regularice, esta cuenta como un gran avance dentro de políticas de salud y
seguridad referentes a la mujer. Al concederles el derecho a una interrupción
voluntaria del embarazo se les está devolviendo un poco de su autonomía, su
derecho a decidir sobre su cuerpo, sin embargo limitar su derecho ante la
autodeterminación y a su libre desarrollo al tratarse de la cantidad de hijos que
desee tener y obligarla a ser madre en un momento no deseado, no muestra
relación con los deberes que la sociedad y el estado tienen para con las mujeres,
los cuales implican brindarles garantías, protección y velar por el cumplimiento de
su derecho a la autonomía en su decisión de ser madre o no, mediante políticas
sociales, económicas, culturales y afectivas. El hecho de dejar a medias esta ley
implica que las mujeres se expongan a una gran cantidad de trabas que le
presenta el mismo sistema, vulnerando algunos de sus derechos y las estarían
exponiendo a que en un momento de desesperación acudan a interrupciones del
embarazo de forma clandestina, donde se verían en un gran riesgo de afectar su
salud.