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Universidad Nacional de Trujillo

UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE ECONOMÍA

APORTES CULTURALES DE LOS INDÍGENAS


SELVÁTICOS A NUESTRA SOCIEDAD

Docente:

SULEN LAU, Felix Maximiliano

Ciclo:

II – “A”

Integrantes:

 Díaz Cueva, Joseph Jamil (30)


 Hilario Huamán,Jazmín (44)
 Vigo Rodriguez, Karol Daniela (73)
 Vilchez Cabanillas, Yubicsa (74)

Trujillo – Perú
2017
Universidad Nacional de Trujillo

INTRODUCCIÓN
La característica multiétnica, pluricultural y multilinguística de nuestro país se encuentra en un proceso
de revaloración constante; el Perú además de constituirse en una de las regiones de mayor biodiversidad
del mundo, también tiene una extraordinaria riqueza etnocultural. Los pueblos indígenas tienen sus
propias culturas, modos de vida, tradiciones y leyes basadas en sus costumbres y donde el respeto e
integración con su entorno físico es de resaltar, sobre todo en estos momentos en que el cambio
climático antropogénico nos está afectando a todos.

En el caso de nuestra región, la Amazonía en general y la peruana en particular, son la muestra evidente
de este proceso creativo plasmado por los Pueblos Originarios o también denominados Indígenas,
quienes hasta el presente vienen cultivando sus creaciones muy a pesar de los embates que, desde hace
500 años, vienen sufriendo de parte de la cultura dominante, de origen foráneo, que ha tenido en la
educación mestiza uno de los instrumentos de mayor destrucción de los logros culturales nativos.

Percibidos como pueblos de inferior categoría, sus creaciones sociales fueron objeto de una sistemática
acción marginante y destructiva para que sus miembros abandonaran sus respectivas culturas.

Es en los últimos decenios que la percepción del valor de estas culturas ha cambiado. Hoy se las percibe
con tanto valor como cualquiera otra cultura; es decir, ya no se reconocen jerarquías culturales. Todos
estos logros son productos tanto de las luchas reivindicativa s de los propios Pueblos Indígenas como
por la acción de organismos internacionales (ONU, UNESCO, OIT y ONGs) que vienen promoviendo
una toma de conciencia del valor de estas culturas en el enriquecimiento de nuestra especie, razón por la
cual vienen emitiendo disposiciones en favor del respeto que todos debemos tener a tales creaciones
culturales (“Declaración de las NN.UU. sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas”, “Declaración
Universal

de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural”, “Informe Mundial de la UNESCO: Invertir en la


diversidad cultural y el diálogo intercultural”).
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ANTECEDENTES

Los conocimientos tradicionales son un componente esencial en el vivir diario de millones de


personas en los países en desarrollo, tanto en las comunidades indígenas como en las mestizas.
Las comunidades indígenas han utilizado los conocimientos tradicionales durante siglos, bajo
sus leyes locales, sus costumbres y sus tradiciones, que han sido transmitidos y han ido
evolucionando de generación en generación. Estos conocimientos tradicionales han jugado, y
juegan aún, un papel importante en áreas vitales como la seguridad alimentaria, el desarrollo
agrícola y los tratamientos medicinales. El papel de la etnobiología radica en entender y
reconocer por una parte que la sabiduría tradicional y local puede caracterizar y aportar en un
proceso de desarrollo sostenible y sostenido, y por otro lado que las culturas que nutren de
conocimiento a las etnociencias están desapareciendo de manera continua y creciente, en
particular por la pérdida de su hábitat, y también por la pobreza y miseria en la que se ven
sumidas gracias al “desarrollismo”, que las empuja a convertirse a su manera o desaparecer. Los
conocimientos de las comunidades indígenas y locales, son una acumulación dinámica, son
patrimonio colectivo, son un sistema organizado de investigación y descubrimientos, con
experiencias milenarias de practicar, mirar, aprender, probar, asumir y transformar esa realidad.
Uno de los aportes de los conocimientos ancestrales es la medicina tradicional, que es un
conjunto de conocimientos y prácticas, que tienen como fundamento el saber médico ancestral
de una población. Es una práctica que se trasmite por la tradición familiar o comunitaria, que
tiene sus propios agentes de salud y sus ideas específicas sobre la enfermedad y la curación. Es
el saber del pueblo (folklore) que se puede identificar en los campos y ciudades de la
Amazonía. En América Latina, el uso de animales también representa una alternativa a las
prácticas médicas oficiales en las zonas rurales, y también se ha convertido en parte de la
medicina popular urbana. Se han registrado que al menos 584 animales se utilizan con fines
medicinales en América Latina, lo que subraya su importancia como alternativa terapéutica en
la región. En el Perú, la riqueza botánica se refleja en la diversidad de usos de plantas: cerca de
5000 especies de plantas son utilizadas por la población peruana para la alimentación, la
medicina, adornos, construcción, forraje, colorantes, toxinas, y la leña, entre otros usos. Por
encima de todo, las comunidades rurales dependen en gran medida de las plantas para su
subsistencia. Por otra parte, estudios realizados mencionan que, en la Amazonía peruana, 15
grupos lingüísticos se han reportado extintos en un lapso de 75 años desde 1900 y que otros 13
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grupos lingüísticos se encuentran en proceso de extinción. Los censos poblacionales de los años
1970 y 1993 indican una disminución progresiva de la diversidad cultural en un 15% (INEI
1993). De este modo, los conocimientos indígenas acumulados y transmitidos oralmente o
dentro de cualquier expresión cultural durante milenios, podrían desaparecer irremediablemente
en menos de dos generaciones. El reconocimiento de los pueblos indígenas como autores y
gestores activos de conocimiento, en vez de considerarlos como simples fuentes de
información, está tomando fuerza en una economía basada en la conservación y
aprovechamiento de los recursos renovables. El hecho de que el 65% de la trasmisión del
conocimiento tradicional sea todavía oral, ejemplifica la importancia que tiene la preservación
cultural de los pueblos indígenas, Los Tikuna, son una etnia que se localiza generalmente en las
riberas de pequeños ríos que desembocan en el Amazonas, esto abarca algo más de mil
kilómetros del alto amazonas, entre Brasil, Perú y Colombia. Los Tikuna son el grupo indígena
con la mayor población de toda la cuenca Amazónica, ascendiendo a un aproximado de 30000
habitantes, distribuidos de la siguiente manera: el 55% en 58 asentamientos en los municipios
de Tabatinga, Japurá, Sao Paulo de Olivenca, San Antonio do Ica, en territorio brasileño, el 27%
en 27 asentamientos en los municipios de Leticia y Puerto Nariño en territorio colombiano, el
18% en 15 asentamientos en las provincias de Ramón Castilla, Yavarí y Putumayo en territorio
peruano. En la Amazonía peruana, si bien el promedio poblacional se ubica en 162 individuos
por comunidad, se observa una gran concentración en la comunidad de Cushillo Cocha. Desde
el punto de vista del conocimiento de los saberes ancestrales, pocos son los estudios que se han
realizado sobre las comunidades en la Amazonía peruana, a diferencia de la Amazonía
colombiana y brasileña, donde abarcan temas sobre usos tradicionales de plantas medicinales,
pesca, su interacción con la naturaleza para su supervivencia, etc. El presente trabajo tuvo como
objetivo rescatar, registrar y difundir los etnoconocimientos referidos al uso y manejo de los
recursos naturales de flora y fauna en las comunidades indígenas de las diferentes regiones de
nuestra Amazonía Peruana. Este trabajo constituye el primer aporte de datos referidos al uso
popular de plantas y animales, con diferentes fines para esta comunidad indígena en la
Amazonía Peruana, que están desapareciendo debido a diversos factores, entre ellos el ingreso
de productos manufacturados externos y a la visión globalizante y comercial, de instituciones
públicas y privadas presentes en la zona.
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(Imagen N° 1)
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IMPORTANCIA:

Es enriquecedor hablar sobre los grupos indígenas, su valor e importancia para la sociedad.
Forman parte de esa diversidad que le da sabor a la vida y la vuelve más interesante.
Excluirlos, rechazarlos e ignorarlos, no nos permite apreciar la riqueza cultural que nos
aportan.
Los grupos indígenas son parte de nuestros orígenes, de nuestra historia, de la variedad cultural.
De acuerdo con la ONU la población indígena mundial se compone de más de 370 millones de
personas, contamos con más de 5,000 grupos étnicos. A pesar de que solo representar el 5 % de
la población mundial, su aportación a la cultura mundial no se puede calcular, se debe valorar.
Gracias a ellos es enorme la diversidad cultural con la que contamos.

Son importantes porque cada uno de ellos nos aporta tradiciones, costumbres, lenguas, formas
de vestir, comer y pensar únicas. Forman parte del mosaico socio-cultural que nos da identidad
y pluralidad. Sin ellos nuestra riqueza cultural sería escaza y limitada.

Además, son parte de nuestra herencia histórica que nuestros antepasados nos han dejado y que
ellos han conservado y transformado a través de los años, pero que a pesar del paso del tiempo
y de los cambios que han sufrido, nos recuerdan de dónde venimos y cuáles son nuestras raíces.
No obstante, no tenemos que considerarlos como simples recuerdos de nuestro pasado, son
parte de nuestro presente, por ello es fundamental darnos el tiempo de aprender a valorarlos y
conocerlos, para así garantizar un mejor futuro para todos.

Es lamentable el nivel de rechazo y discriminación que sufren los grupos étnicos hoy en día.
Me pregunto si ser diferente tiene algo de malo. Para mí el tener una forma de vestir, hablar,
pensar distinta a la mayoría es parte de lo que nos distingue como humanos. Los prejuicios
erróneos no nos permiten ser justos con ellos, otorgándoles un trato desigual y alejándoles las
oportunidades que requieren para mejorar su calidad de vida.
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Detengámonos a reflexionar por un momento, pues, generalmente de forma errónea


consideramos a los indígenas como ignorantes y los excluimos por ello. Sin embargo, los
ignorantes son aquellos que se niegan la posibilidad de ampliar su conocimiento de las culturas
indígenas.

Una de nuestras responsabilidades como sociedad es luchar contra la discriminación de los


grupos indígenas. Debemos otorgarles el acceso a las mismas oportunidades de trabajo que
están disponibles para la mayoría de las personas, eso es inclusión, uno de los grandes desafíos
que debemos afrontar.

Seamos respetuosos con sus formas de vestir, de hablar, con sus costumbres, tradiciones.
Aprendamos a valorarlos realmente, interesándonos por conocerlos más a fondo, entendiendo
que no son una minoría, son parte de la diversidad.

OBJETIVOS:
 Como bien sabemos a pesar de haber nacido en un país el cual tiene mucha diversidad
biológica y botánica, nosotros no estamos enterados de todos los beneficios que nos
brindan gran parte de estos productos que se encuentran en la selva peruana. Sin
embargo, a pesar de que contamos con tantos productos medicinales nosotros
preferimos ir al doctor a pedir alguna medicina por el simple hecho de no conocer el
ambiente del que estamos rodeados, culpa de nuestra ignorancia tal vez.
Más de la mitad del territorio peruano está cubierto por estos bosques naturales los
cuales poseen bastantes plantas que nos benefician tanto nutricional como
medicinalmente, la cubierta forestal coloca al Perú como el segundo país en América
Latina y el séptimo en el mundo.
Acerca de esto, aquí el objetivo es informarnos acerca de las propiedades de la
naturaleza peruana como la madera, plantas medicinales, alimentos, son algunos de los
productos de estos bosques de nuestra flora selvática.

 Así también nosotros sabemos que el Perú es uno de los países que posee mayor
diversidad cultural como son: danzas, religión, comida, entre otros. A comparación de
los demás países nuestra riqueza cultural es mucha y esto ha sido demostrado a través de
nuestra historia, pero aun así no todos los peruanos saben acerca de las costumbres,
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tradiciones y otros de los grupos indígenas en nuestro país, a pesar de ser peruanos no
conocemos esta diversidad cultural que nos rodea dejándolo de lado, ni siquiera se le da
el más mínimo grado de importancia. A pesar que esto forma parte de nuestra historia
nosotros no tenemos conocimiento de ello, por culpa de nuestra ignorancia y poco
interés, así que aquí el objetivo es informarnos acerca de las costumbres, tradiciones
entre otros; de los pueblos de la selva.

PROBLEMA:

 Como bien hemos mencionado acerca de las plantas de origen selvático, estas que
poseen beneficios medicinales y nutricionales, nos hemos podido dar cuenta de todo lo
ventajoso que hay a nuestro alcance, pero a pesar de lo mencionado acerca de los
beneficios que nos trae la flora selvática ¿Cuál es el motivo por el cual nuestro país no
aprovecha estos recursos?
 El Perú como bien hemos mencionado anteriormente es uno de los países con mayor
cultura, la selva es una de las regiones con mayor cantidad de tradiciones y costumbres a
pesar de que nuestro país es reconocido mundialmente por eso nosotros como peruanos
no estamos informados acerca de esto, entonces ¿Por qué tanta es la falta de
conocimiento de la cultura de los indígenas?

MARCO TEÓRICO

POBLACIÓN DE LA AMAZONÍA PERUANA:

En el año 2000, la población peruana superaba los 22,5 millones de personas, de las cuales el
30% habitaba en las zonas rurales y el resto en las zonas urbanas (70%). Este proceso de
urbanización es el resultado de un proceso migratorio en busca de mejores condiciones de vida,
y es agravado por el desplazamiento forzado de cientos de familia debido a la violencia política
observada en las últimas décadas del siglo XX.

La Figura 1 muestra la distribución étnica de la población peruana. En esta figura se observa


que la mayor parte de la población se considera quechua y mestiza (sumando el 79% del total).
Por otro lado, 332.975 personas (52.2% hombres y 47.8% mujeres), aproximadamente el 1%,
pertenecen a grupos étnicos de la Amazonía. A pesar de la pequeña representatividad en el
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estado peruano, la población indígena amazónica ha experimentado en los últimos 15 años un


crecimiento anual del 2.3%.

Figura 1. Distribución étnica de la población peruana.

Quechua

Mestizo

Blanco

Aymara

Otros (negros,
orientles, etc)
Amazónicos

Fuente: Aroca (2000)

Por otro lado, la Amazonía peruana está habitada por aproximadamente el 11% de la población
nacional. La población amazónica está formada por una amplia proporción de campesinos,
indígenas o nativos, y por los inmigrantes que por razones económicas han migrado a la selva
para colonizarla.

Tabla 1. Distribución de la población indígena en función del Departamento.

POBLACIÓN NÚMERO DE
% COMUNIDADES %
TOTAL

LORETO 105.900 31,8 705 39,


5
13,
JUNIN 73.637 22,1 238
3
14,
AMAZONAS 52.153 15,7 254
2
14,
UCAYALI 40.407 12,1 257
4
5,
SAN MARTIN 21.416 6,4 90
0
6,
PASCO 16.414 4,9 113
3
CUSCO 15.230 4,6 68 3,
8
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MADRE DE 1,
DIOS 4.005 1,2 30
7
HUANUCO 2.594 0,8 18 1,
0
0,
CAJAMARCA 988 0,3 9
5
0,
AYACUCHO 231 0,1 4
2
100
TOTAL 332.975 100,0 1786 ,0

Fuente: INEI (2009)

Tradicionalmente, la selva ha sido considerada como despoblada. La densidad población de la


Amazonía peruana es de 2.17 hab/km2, mientras que el promedio de Perú es de 16 hab/km 2. No
obstante es importante relacionar este dato con la baja productividad de los suelos de la selva.
De esta forma, podríamos considerar que existen muchas zonas de la Amazonía que se
encuentran ya saturadas poblacionalmente, y que en la actualidad están sobreexplotando sus
tierras, trayendo consigo terribles consecuencias al medio ambiente.

El aumento del volumen de la población, tanto en ciudades como en el campo, está resultando
irreversible. Se prevé que en el futuro persistan y aumenten las migraciones urbanas e
interurbanas. De esta forma, es posible que las próximas décadas muchas ciudades amazónicas
aumenten considerablemente su población.

El problema de la pobreza está relacionado con el desequilibrio demográfico observado, y


viene influenciada por la capacidad de lograr un desarrollo integral de la población. Podríamos
considerar que la pobreza puede estar determinada por las densidades humanas, los recursos
disponibles y las expectativas de la población. La mitigación de la pobreza consiste en atender
las necesidades de la población actual y al mismo tiempo no poner en peligro la capacidad de
las generaciones futuras para atender sus propias necesidades. Por eso, además de buscar
soluciones a los problemas salud, educación y alimentación, es necesario realizar una buena
gestión de los recursos naturales, principalmente buscando la coherencia con la región y la
sostenibilidad del recurso. En este contexto es necesario destacar que las modalidades
irracionales de producción (fundamentadas en el beneficio rápido) contribuyen al uso no
sostenido del recurso, a la degradación de medio, refuerzan desigualdades sociales e
incrementan los índices de pobreza. En el próximo capítulo seguiremos hablando del concepto
de pobreza.
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POBREZA Y DESARROLLO EN LAS COMUNIDADES AMAZÓNICAS:


En Perú, la mejora de los principales índices económicos en la última década ha estado
acompañada por una mejora del ingreso medio del conjunto de los núcleos urbanos, con
aumentos entre 1.0% y 6.5% por año (CEPAL, 2002). De esta forma, a finales de siglo XX los
centros urbanos se han constituido como el motor que ha propiciado el crecimiento económico
global de Perú. Sin embargo, en los últimos 25 años, la profunda desigualdad distributiva ha
impedido una mayor disminución de la pobreza absoluta y de la exclusión dentro del país. Esta
desigualdad económica y social es persistente y se origina en las características de la
organización económica, social y política cuyas simientes fueron colocadas durante el período
de conquista. Se mantiene a lo largo de los siglos, por la fuerza política de las élites y la
resistencia de instituciones y normas sociales, económicas y políticas que, de hecho, en lugar
de reducirla, la reproducen (Lustig, 2007). En Perú, esta desigualdad está asociada a factores
raciales y étnicos que tienen sus raíces históricas en el tratamiento que se dio a ciertos grupos a
lo largo de los siglos. Los índices de pobreza son menores entre la población mestiza
predominantemente blanca que entre los mestizos indígenas. Estas diferencias por etnicidad
reflejan en gran parte la existencia de brechas en el acceso al trabajo, a la educación y a los
servicios básicos (Saavedra y Arias, 2007). Se puede concluir que los indígenas sufren
profundos procesos de exclusión social y discriminación en mayor medida que otros grupos o
categorías de la población. Se trata de un fenómeno complejo con claras raíces históricas y
culturales (Székely, 2006).

La pobreza tiende a reproducir la exclusión social por medio de una cadena de eslabones, que
suelen desencadenarse, especialmente en los sectores urbanos, con un trabajo precario y bajos
ingresos recaudados, y que conlleva un escaso capital educativo en el hogar, maternidad
adolescente y desnutrición durante el embarazo, recién nacidos con bajo peso, lactancia
materna insuficiente, falta de estimulación temprana, daños biológicos irreversibles en etapas
tempranas del desarrollo, episodios de desnutrición global que se hace crónica debido a la
escasez de recursos del hogar y al bajo nivel de instrucción de las madres, falta de preparación
para la escuela, bajo rendimiento y repetición en los primeros años de la enseñanza, deserción
escolar, para finalmente reiniciar el ciclo con la inserción precaria en el mercado laboral,
recaudación de bajos ingresos económicos y el aumento de desprotección social. Todos estos
elementos, no sólo en Perú sino también en el continente de América Latina, participan en la
reproducción del ciclo de pobreza y la exclusión de la generación siguiente.
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Perú se encuentra dividido en 3 grandes regiones: costa, Andes y Amazonas. Las condiciones
que caracterizan estas regiones son tan dispares que la información global del estado no puede
extrapolarse a las regiones marginales: andina y amazónica. Podríamos decir que los conceptos
básicos son entendidos de forma dispar en función de la zona, siempre condicionados por la
cosmovisión de la población.
Ante un concepto de pobreza occidental basado en términos económicos; las comunidades
indígenas conciben pobreza como la pérdida de recursos que imposibilite poder continuar con
las actividades humanas tradicionales (básicamente caza, pesca y agricultura). La calidad de
vida es un concepto que no sólo implica un nivel de vida privado, sino que además exige
diversas variables relacionadas con las necesidades de subsistencia, ocio, protección, afecto,
participación, creación, identidad, libertad y otras (muchas de ellas no cuantificables). El ‘nivel
de vida’ suele basarse en índices relacionados con conceptos del “tener”. El concepto de
‘calidad de vida’, sin embargo, se refiere tanto al “ser” como al “tener” (BID-PNUD, 1990).

Si aplicamos el concepto de nivel de vida a un pueblo indígena, éste sería extremamente bajo
porque generalmente no tiene electricidad, médicos, escuelas, agua potable y bienes propios de
los países desarrollados. Sin embargo, al aplicar el concepto de calidad de vida, este pueblo es
libre, tiene su propia identidad, es creativo, tiene tiempo libre con una vida participativa plena,
el individuo goza de intimidad y privacidad, y está protegido en su entorno vital y social. En
este caso concreto el medio ambiente juega un papel muy importante, que debe ser mantenido
de tal forma que asegure una calidad de vida para los pobladores nativos.

En las últimas décadas, un gran número de proyectos de desarrollo bien de ámbito estatal o de
organizaciones no gubernamentales han tenido como objetivo la redirección de las actividades
de las comunidades amazónicas en un intento de integrarlas dentro de la normalidad
considerada por las sociedades urbanas. Estos programas de desarrollo se han basado en la
imitación del desarrollo occidental en la región amazónica. Sin embargo, estos programas no
han logrado mantener ni mejorar el nivel ni la calidad de vida de sus pobladores. Al contrario,
este desarrollo ha provocado el agravamiento de los problemas sociales y la pérdida de los
recursos naturales.

La pobreza de gran parte de la población amazónica no siempre está causada por la falta de
gestión de los recursos, sino también por los patrones de colonialismo interno y los nuevos
sistemas de producción. Estos modelos de desarrollo no adecuados han provocado la
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desestabilización de los pueblos indígenas al privarlos de su seguridad territorial y de sus


recursos, y han aumentado los índices de pobreza al fomentar actividades productivas no
rentables (FAO, 1990).

Detrás de la gran variedad de configuraciones socio-culturales amazónicas existe una serie de


características genéricas comunes a todas ellas y que las distinguen, en su conjunto, de la
sociedad urbana de tipo ‘occidental’. De esta forma, se podría acuñar el término de ‘sociedad
amazónica’ para designar a este tipo de sociedad distinto de la sociedad urbana, capitalista y
neo-liberal. Es decir, detrás de esta diversidad social y cultural ‘étnica’ hay formas, principios y
valores que son comunes a todos e, inclusive, compartidos por los llamados ‘mestizos’,
‘ribereños’ o ‘caboclos’ amazónicos (Gasché, 2001).

La élite urbana, basada en conceptos aún coloniales, suele negar la sociedad y cultura de la
población rural amazónica actual. Esta visión negativa es mucho más amplia, más general: el
campesino, el mestizo, el ribereño, el caboclo o el indígena viven en la extrema pobreza, pues
ganan menos de un dólar diario. Por eso, consideran que no logran satisfacer sus necesidades,
son carentes, sufren de falta de ingresos monetarios, de confort y de condiciones de higiene
urbanas, y, finalmente, no viven, sino sobreviven mediante sus prácticas de subsistencia, pues
no saben trabajar ni producir. En general suelen ser considerados como estigmas del atraso y
del subdesarrollo del país.

(Imagen 2: Construcción del grupo étnico amahuaca (Biblioteca Amazónica, Iquitos))


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Esta visión negativa, despreciativa de la tecnocracia urbana frente al poblador rural amazónico,
podría tener un valor puramente anecdótico, sino fuera porque esta visión refuerza e incentiva
la implementación de programas de desarrollo de concepción occidental en la región.

El trabajador occidental emplea la fuerza de trabajo de su cuerpo en el servicio de la empresa


que le paga, y las relaciones sociales que le rodean la mayor parte del tiempo son las de la
jerarquía empresarial en la que está insertado. La empresa plantea el trabajo del obrero o del
empleado en términos de productividad y rentabilidad. En la sociedad industrial y
postindustrial, la motricidad humana no es una necesidad que se satisface en las actividades
diarias, es decir que no es un fin en sí mismo que procura satisfacción, sino que es convertida
en un medio para que, con el dinero así obtenido, pueda sostener su existencia mediante los
bienes de consumo que satisfacen sus necesidades (Gasché, 2001).

Al contrario, la sociedad amazónica se caracteriza por tener otro tipo de actividades humanas
entendidas como trabajo. Estas sociedades basan su trabajo en actividades de subsistencia
como la caza, la pesca, la tala de árboles, la agricultura de pequeña escala, la recolección de
frutas y plantas, y, ocasionalmente la artesanía. Este trabajo, por supuesto, no es un trabajo
formal, no está regularizado y no suele estar retribuido con el pago de un salario, sino que tiene
como recibo la obtención de un producto necesario para vivir. Desde un punto de vista
occidental podría considerarse que estas actividades extractivas no son laborales. En cuanto a
las condiciones laborables, fuera de las normativas internacionales y nacionales laborables, los
trabajadores amazónicos en las comunidades son autónomos, pluriactivos y pluri-capaces,
precisan de motricidad, independencia, sociabilidad, y, finalmente, prescinden de las jerarquías.
Todos ellos son conceptos que identifican claramente a los pueblos amazónicos y que deberían
ser descritos con mayor amplitud. No obstante, debido a la escasez del espacio en este capítulo
únicamente podremos remitirle a la bibliografía referencial principal que son los trabajos del
antropólogo Gasché (2001) y del Padre Jaime Regan (1993).
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Imagen

3: Utensilios de una casa indígena (en Person, 1911)

En contados casos, los comuneros son contratados por empresas madereras, petroleras o de
ecoturismo, entre otras. Estas situaciones significan el encuentro de dos formas diferentes de
concebir el trabajo. El resultado de dicho encuentro suele ser dispar. Sin embargo, se reconoce
que el comunero suele sentir un orgullo por poder participar de un sistema, el occidental, que
históricamente ha sido considerado como “más desarrollado”. No obstante, el comunero suele
sufrir la falta de autonomía, motricidad, pluriactividad y demás caracteres. Todo ello suele ser
desencadenante de problemas entre empleado y empleador, y suele acabar con la ruptura de la
relación laboral, y en la concepción de que el comunero es vago o perezoso. En la práctica
totalidad de estos casos, el trabajo ofrecido por parte del empleador es informal y, en muchas
ocasiones, impagado.

En este contexto, estas observaciones nos llevan a constatar que, al contrario de lo que afirman
muchos tecnócratas, el comunero amazónico, sí satisface sus necesidades a través de sus
actividades diarias, que éstas son distintas de las del ciudadano urbano. Esa forma identitaria le
permite discernir la ‘necesidad’ del ‘antojo’, ‘capricho’ o ‘desiderata’. De esta forma, sólo
trabajará en los proyectos de origen externo en los cuales encuentre un beneficio claro, no
únicamente monetario. Razón ésta que justifica el fracaso de una gran mayoría de proyectos de
desarrollo. Existen muchas cuestiones que surgirían detrás de este acostumbrado fracaso, por
ejemplo:

a) No se identifican las necesidades reales.

b) No existe una buena comunicación.


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c) No existe interacción entre las partes, de tal forma que se establece una
jerarquía donde los pueblos indígenas son el último eslabón.

d) No se admite que pueden existir otras formas de vida diferente a la del


mundo capitalista o neo-liberal.

Por otro lado, es necesario destacar otra situación relativamente común y de crucial
importancia: el acercamiento del comunero a los centros urbanos debido a nuevas expectativas
que pretende satisfacer. Podríamos afirmar que estos movimientos migratorios internos son
comunes en todo el continente latinoamericano cuando el mundo rural se acerca al urbano.
Generalmente, estas personas emigrantes no han recibido una educación preparada para los
centros urbanos. No suelen ser considerados preparados por no tener profesión y suelen ser
marginados por cuestiones étnicas, permitiendo cerrar el ciclo de pobreza abierto
anteriormente. Existen teorías que miden la calidad de la pobreza en función no de lo que “se
tiene”, sino de lo que “se espera” (lo cual se denomina ‘expectativa’). Ciertamente es un tema
apasionante que requiere ser re-evaluado con tranquilidad, no sólo para ser aplicado en la
región amazónica, sino también en América Latina.

(Imagen 4: Casa indígena en el año 1976 (Biblioteca Amazónica, Iquitos)


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Finalmente, es imprescindible destacar la función de la educación como elemento organizativo


dirigido a la inserción en la sociedad. Podríamos reducir los objetivos de la educación en: a)
formar personas, y b) insertar personas en la sociedad. Incluso podríamos afirmar que somos
personas en tanto nos encontramos integrados dentro de un mismo sistema definido como
sociedad. Mientras nos mantenemos al margen de esta sociedad podemos ser considerados
como individuos “no educados”.

Bajo este concepto, y sabiendo que Perú presenta una biodiversidad étnica, cultural, económica
y social, la pregunta obligada consiste en saber en qué tipo de sociedad nos debe insertar la
educación. Creemos obvio que la sociedad contextual que determina a las comunidades
indígenas y amazónicas es, en mayor medida, la propia sociedad amazónica, y en segundo
lugar las grandes ciudades amazónicas como Iquitos, Pucallpa, Yurimaguas, San Martín, Puerto
Maldonado... Consecuentemente, la educación necesita ser coherente con la zona donde se
imparte. Es importante y necesario re-adaptar los contenidos y las formas educativas que se
imparten en las comunidades amazónicas en función de la realidad amazónica, con la finalidad
de valorar y recuperar los conocimientos ancestrales que han permitido al hombre convivir
durante milenios de forma equilibrada con su contexto, su selva.

Imagen 5: Hombre nativo construyendo una canoa (Biblioteca Amazónica, Iquitos)


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Consecuentemente, el desarrollo en relación a las sociedades amazónicas debería basarse en:


(1) desarrollo y establecimiento de una clara identidad regional en equilibrio con otras
identidades de la región, del país y del mundo. Para ello es importante entender la identidad no
sólo como el modo en que se percibe la propia sociedad, sino también en cómo esta sociedad es
percibida por los demás; (2) protección de la diversidad cultural; (3) tendencia a la satisfacción
plena de las necesidades fundamentales de la persona y de los colectivos humanos; y (4) aspirar
a que la comunidad nacional e internacional reconozca y respete a las poblaciones amazónicas
y que, en consecuencia, las mismas comunidades amazónicas asuman la propiedad intelectual
que les corresponde en el registro de sus conocimientos sobre la biodiversidad amazónica
acumulados a lo largo de milenios.

Es imprescindible identificar áreas en las que se puedan crear condiciones de equidad que
permitan impulsar prácticas de interculturalidad, principalmente a través del diálogo cultural
basado en el respeto y valoración del individuo, del colectivo, y de sus herencias y tradiciones
culturales. Dentro de este mismo ámbito conceptual, es necesario diseñar y poner en práctica
una nueva percepción educativa para el desarrollo regional. Los jóvenes indígenas y ribereños,
los mestizos y las generaciones urbanas deberán comprender que solamente será posible el
desarrollo sostenible desde sus propios recursos, desde su propia biodiversidad y a partir de su
propia historia. En este sentido, es preciso contribuir a que se replantee la relación entre el
sistema educativo y los procesos productivos, tal y como los pueblos indígenas amazónicos
vienen haciendo desde hace miles de años.
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Imagen 6: Hombre Iquitos preparando fariña mediante el tipiti para extraer


almidón de yuca
(Biblioteca Amazónica, Iquitos)

CONCLUSIONES:
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 Después de haber estudiado todos los puntos anteriores hemos podido darnos cuenta de
lo importante que es conocer los beneficios nutricionales y medicinales que nos trae la
flora de nuestra región selvática. Es maravilloso lo mucho que puede hacerse con el
simple hecho de estar informado acerca de las propiedades curativas y nutritivas de
estas plantas esto demuestra que el informarnos es de vital importancia. El curarnos de
nuestros males naturalmente es mucho mejor que curarlos químicamente así que con un
poco de información no solo nos beneficiamos en nuestra salud sino también
económicamente.

 Los aportes culturales de los indígenas han sido muchos desde su comida hasta sus
danzas cada tradición, cada costumbre ha sido un aporte importante en el Perú lo cual
nos beneficia culturalmente como se ha dicho hemos sido reconocidos mundialmente
por esto y como tal debemos valorar y respetar estas tradiciones de los indígenas
provenientes de la selva como también el de estar informados acerca de esto ya que de
lo contrario se demuestra nuestra falta de conocimiento o en otras palabras nuestra
ignorancia.
Universidad Nacional de Trujillo

BIBLIOGRAFÍA:

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edición). Iquitos – Perú: Centro de Estudios Teológicos de la Amazonía (CETA)
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Denise Gonzales Zamalloa.
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