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Los antipsicóticos son medicamentos que protegen al cerebro frente al desequilibrio

químico que en él se producen, normalizan las funciones cerebrales alteradas y previenen las
recaídas al regular el sistema nervioso central. Actualmente, existe una amplia variedad de
antipsicóticos y el objetivo es conseguir la dosis óptima de un medicamentos que produzca
una mayor mejoría clínica con los menores efectos secundarios. Dentro de los antipsicóticos
disponemos de dos grandes grupos: II. antipsicóticos atípicos (nuevos) y antipsicóticos
convencionales.

Los antipsicóticos atípicos (nuevos)


Se utilizan actualmente como primera línea en el tratamiento de la esquizofrenia los
antipsicóticos denominados atípicos debido a las grandes ventajas que muestran. Actúan no
solo sobre los síntomas positivos (alucinaciones, delirios,…) de la enfermedad, sino que
también han demostrado eficacia sobre los síntomas negativos (apatía, falta de motivación,
falta de interés por relacionarse...) y síntomas cognitivos (atención, comprensión, reflexión...)
y producen muchos menos efectos secundarios. Estos medicamentos comenzaron con una
administración de toma diaria. Pero, en los últimos años los nuevos enfoques se han centrado
en el desarrollo de formas de acción y administración más prolongada en el tiempo con el
objetivo de mejorar el tratamiento y hacerlo más cómodo para las personas que padecen un
trastorno psicótico y familiares. Existen dos tipos de antipsicóticos atípicos:

 Antipsicóticos atípicos de larga duración


 Antipsicóticos atípicos de toma diaria

La aparición de estos medicamentos ha supuesto para las personas que padecen la


enfermedad y sus familias una mejoría en cuanto a su calidad de vida, con un mejor
funcionamiento social, laboral y vital.

Los antipsicóticos típicos (convencionales)


Los primeros antipsicóticos que se comenzaron a utilizar aparecieron en los años 50 y fueron
los denominados convencionales o típicos, cuya principal ventaja era el control sobre los
síntomas positivos de la enfermedad, aunque tenían importantes inconvenientes como sus
efectos secundarios (rigidez, inquietud, temblores...) y que no eran efectivos sobre los
síntomas negativos (apatía, falta de motivación, falta de interés por relacionarse...), o incluso
los empeoraban, ni tampoco mostraban eficacia en el control de los síntomas cognitivos
(atención, comprensión, reflexión...). Ejemplos de medicamentos que actualmente
pertenecen a este grupo son Haloperidol, Clorpromozina, Zuclopentixol, Flufenazina y
Perfenazina.

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