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Cartografías de la Memoria

Semillario-Taller dirigido a Estudiantes indígenas y campesindios


de Abya Yala-América Latina

Dedicada a Guardina e Isabelita (Añuu)


Antonio Ashibatri (barí)
Elpidio González (wayuu)
Jesús Nava (El Paisano) (campesino).

Universidad Autónoma Indígena - UAIN


Programa de Formación a distancia
FUINCEP-CEOCIAC

Prof. José Angel Quintero Weir


Segunda Sesión
Construcción territorial nosótrica
La imagen primigenia: el Lugar de ver
Configuración del Sentipensar.

De acuerdo a la palabra de los añuu 1, he aquí el origen de nuestra historia:


Dicen, que luego que el padre repartió las tierras entre todos los pueblos, al llegar tarde a la asamblea de
repartición, los añuu se quedaron boyando en el agua. Entonces, fue cuando el Apañakai2 decidió buscar
cualquier pedazo de tierra que quedara sin repartir en el mundo. Dicen que navegó y navegó por las aguas
extendidas hasta que se le agotó el agua dulce y el bastimento, entonces, decidió regresar.
Pero, antes de dar vuelta, decidió contemplar el horizonte y exhalar de su corazón toda la tristeza,
pensando. Lanzó lo más lejos que pudo su mirada, y vio que las cumbreras del cielo, atravesadas por
breves y fugaces nubes blancas, terminaban curvándose a ambos lados de sus extremos; luego contempló,
que exactamente lo mismo ocurría pero reflejado en las aguas; más de luego, vio que las cumbreras sólo
estaban separadas de las aguas por esa linea inalcanzable que él había estado persiguiendo por días,
buscando encontrar alguna tierra no repartida por el padre; fue entonces que comprendió, que el mundo
lo miraba porque un gran ojo era, y, al caer la noche, perfecta cuenta se dio que el parpadeo del ojo del
mundo dura un día completo.

He aquí el Ojo del Mundo, en la visión añuu


desde su lugar de ver sobre la superficie de las aguas.

1
Milenarios habitantes palafíticos de las aguas del gran Lago de Maracaibo pertenecientes a la gran familia Arawak, por
quienes, Américo Vespucci, en 1498, al verlos poblando en sus casas sobre las aguas, vino a su mente la imagen de
Venecia, y según, fue por ello que luego en su cartografía designó a esta región del continente como una Venezuela.
2
Apañakai (Sustantivo): Nombre que designa al primer hijo varón de una familia añuu. Proviene de Apa- (mano); -ña-
(hogar), y, -kai (sufijo que marca el género masculino); así, Apañakai es la mano masculina del hogar.
Esto me contaron las abuelas añuu Guardina e Isabelita en la Laguna de Sinamaica; pero, cuando se me
ocurrió preguntarles por el otro ojo del mundo, ellas se miraron y luego me miraron entre sí con sonrisa
pícara, y luego de un muy breve cavilar, mirándome como sorprendidas, se dijeron y me dijeron:
Isabelita: El mundo es como nosotros, pero distinto, ¿verdad Guardina?
Guardina: Si, por eso no necesita que nosotros veamos su otro ojo porque ese, el otro ojo, seguro está
más arriba, donde ya no alcanza nuestra vista.
Isabelita: ¡Andá y boyá lejos en el lago! Y vais a ver que ahí está bien abierto el ojo del mundo
mirando todo, ¿verdad Guardina?
Guardina: ¡Ajá!, así es. Pero nunca vais a ver el otro ojo, porque el mundo es como un gigante y de él
sólo vemos, como quien dice, una sola parte de su cara; pero ya con eso sabemos que está vivo
como nosotros, y que está completo porque nada le falta.

Varios elementos resultan dignos de destacar del apretado resumen que hemos hecho, de memoria, de lo
que fue una de muchas sesiones de oralitura que sostuvimos con Guardina e Isabelita en la Laguna de
Sinamaica. Así, podemos decir en primer lugar, que el relato se construye a partir del emplazamiento de
los añuu frente a la necesidad material de un lugar a territorializar como propio; por lo que, es posible
pensar que al momento de la llegada de los añuu a esta región, ya las tierras en continente habían sido
previamente territorializadas por otras parcialidades arawakas, así como por otros grupos pertenecientes
a familias diferentes 3; por tanto, el relato nos advierte que la búsqueda del Apañakai, de antemano, parece
estar condenada al fracaso, y es precisamente esta certeza la que provoca el segundo momento
trascendente de la historia.
Nos referimos al instante en que, el Apañakai, cobra plena conciencia de la imposibilidad de éxito en su
búsqueda, por el camino que había asumido como propio para lograrlo: navegar hasta encontrar una
tierra libre o sin territorializar. Sin embargo, las abuelas en su narración, muy delicadamente precisan
el momento como el acto de pensar (Ayunka4) del Apañakai, quien, para lograrlo, exhala de su corazón
toda tristeza por su breve derrota en su experiencia con el mundo, por lo que, tanto para los añuu como
para la mayoría de los pueblos indígenas y no occidentales, pensar es una acción que ha de realizarse
desde y con el corazón (amo E’inkarü5); por eso mismo, a la hora de pensar, nuestro corazón debe estar
libre de todo falso sentimiento (como la tristeza o la euforia, por ejemplo6), ya que no es posible pensar
sin sentir, por tanto, no es posible un buen pensar (o pensar verdadero) si lo que priva en nuestro corazón
es un mal sentimiento. Así, pues, sólo mediante un Anou Ayunka amo E’inkarü7 cualquier sujeto puede
llegar a tener visión (Keiraa8), ya que este es el único instante/requisito/estado en el que el sujeto y todos
los miembros del en-grupo, frente a sí atestiguan en una imagen única el extraordinario acontecimiento
de una colectiva epifanía que así, es la imagen primigenia y lugar de ver el mundo propio de la
comunidad.

3
En efecto, la cuenca del Lago de Maracaibo ha sido milenariamente ocupada por los Wayuu (Arawak) en la región de la
Península de la Guajira; los barí (Chibchas), los Yukpa y los Sapreria (Kariwe) en la región de la Sierra de Perijá, y antes
de la conquista europea, toda la región oriental al Lago era territorio de varias parcialidades arawakas como los Kaketi;
Ashawa y Jirajara.
4
Ayunka (Verbo): Acción por la que un sujeto somete a cuestionamiento lo que ve o vive como realidad, esto es para los añuu,
pensar.
5
amo E’inkarü (expresión): con el corazón, o también, de corazón. Es con esta expresión que en lengua añuu es posible
completar el acto o acción de pensar, esto es, Ayunka amo E’inkarü (pensar con el corazón) como posibilidad de ver o
tener visión en la búsqueda de resolución de un problema o conflicto.
6
Más adelante en nuestro semillario, podremos ver toda una clasificación de los sentimientos desde el sentipesar de los
pueblos que, de alguna manera, incide en el proceso de resolución de problemas, sanación corporal y atención de aquellos
sujetos que, por alguna condición (Down, Epilepsia, Autismo, etc.), constituyen miembros muy especialmente atendidos
por el conjunto de la comunidad.
7
Anou Ayunka amo E’inkarü (Expresión): Un buen pensar con el corazón, o también: Pensar bien con el corazón.
8
Keiraa (Verbo): Se refiere al sujeto que tiene la propiedad (k-) de ver (-eiraa).
Porque, de inmediato, en el relato de las abuelas ocurre el suceso de ver que hace posible al personaje
transfigurar al mundo en un sujeto vivo que apenas muestra un gran ojo que vemos y nos ve, y, a partir
de la configuración de esta imagen por todos compartida, es que el pueblo añuu fue capaz de generar el
espacio necesario para el desarrollo de lo que Arturo Escobar define como ontología política9 propia a
toda comunidad en proceso de territorialización; en nuestro caso, de las aguas del Lago de Maracaibo;
así, lo que la imagen configura como principio es que la totalidad del mundo de arriba es susceptible de
ser reproducido como exacto reflejo abajo en el espejo de las aguas; aún, ese lado oscuro e invisible a
nuestra mirada, pues, el mundo se muestra “gigante”, y a pesar de estar imposibilitados de verlo en la
totalidad de su cuerpo/universo, sabemos, que dentro de él estamos ejerciendo nuestro propio hacer
siempre observados por el mundo, y es esta conciencia y este hacer lo que nos convierte en comunidad
humana, esto es, en cultura.
Finalmente, la constante certificación que de la palabra dicha por una de las abuelas es inmediatamente
ratificada por la otra, resulta un acción común al interior de la comunidad al momento de relatar una
historia trascendente, pues, ello permite confirmar la condición verdadera de aquello que se relaciona
(Kapiyera) que, como en este caso en el que las abuelas narran la epifanía del lugar de ver de los añuu,
resumido en la imagen primigenia del mundo configurada por el Apañakai como un gran ojo, sólo es
posible ser asumida como epicentro generador del imaginario de todos, justo porque todos igual pueden
verla y comprenderla como verdad (Kapiya10), esto es, como visión que es compartida; por lo menos,
entre dos (Kapiyera).
En todo caso, es a partir de la configuración de una imagen primigenia del mundo, como epicentro
generador del imaginario colectivo, esto es, la percepción del mundo desde un lugar de ver propio del
grupo, es lo que nos permite establecer históricamente el origen del proceso de territorialización de una
comunidad humana en cualquier lugar del mundo; porque, a partir de ese momento, todo el proceso de
conocer y re-conocer el hacer de los distintos lugares y el hacer de las comunidades de seres (plantas,
animales, insectos, elementos físicos y hasta seres invisibles), presentes en los mismos, ya que sólo así
les es posible alcanzar su armónica estabilización territorial como grupo, y este proceso es
permanentemente orientado por la imagen primigenia que así, siempre ha de estar presente, en tanto
principio fundamental del hacer propio de toda geográfica e históricamente determinada comunidad
humana, por esa vía territorializada. He aquí, pues, lo que pudiéramos definir como el lugar de ver o
punto de inicio del movimiento de caracol de la cosmovisión de los añuu; pero cuya reflexión es posible
ser aplicada para la comprensión del sentipensar de otros grupos/pueblos/naciones indígenas de la cuenca
del Lago, Venezuela y Abya Yala-América Latina.
En este sentido, queremos referirnos ahora al relato que en una sesión de oralitura en la comunidad de
Karañakaëg11, nuestro amigo Benito Askeraya nos hiciera acerca del origen del mundo y de la vida de
acuerdo al sentipensar de los bari. Así, en esa oportunidad Benito nos contó que...

9
Que nosotros preferimos definir como nuestro lugar de ver, pues, nos referimos a un pensar sólo posible desde el hacer del
lugar que, por eso mismo, define el hacer de la comunidad humana que lo territorializa. Sabemos, que esto no nos ayuda
a ganar aliados entre eso que llaman “pensamiento crítico”; pero, ni modo, una cosa es pensar desde la colonialidad (con
toda su fama y sus famosos), y otra muy distinta es la necesidad de recuperar el pensar del Nosotros, y es a esto último
a lo que le apostamos.
10
Kapiya-Kapiyera (Expresión): Lo que es propiedad compartida entre dos, que hace de lo compartido algo verdadero o que
se constituye como verdad.
11
Karañakaëg: Comunidad barí que la familia de Benito Askeraya, al enterarse que ya venían las compañías mineras de
carbón, en alianza con la Familia de Pablo y Lucas, decidieron construir la comunidad justo a orillas del río Aricuaizá en
un tramo de su antiguo territorio ahora en manos de la Hacienda El Rodeo, cuyo “propietario” ya había cedido esas tierras
para la explotación de las minas de carbón presentes en la zona. En el proceso de creación de la comunidad, Benito fue
mordido por una serpiente Guayacan (Botrox sp.) y tuvieron que amputarle una pierna; sin embargo, él siguió animando
la tarea de construir comunidad en contra de las mineras, y ésta fue cumplida. Benito, como muchos otros indígenas en
Venezuela, falleció recientemente, en 2017, de tuberculosis (enfermedad del hambre sólo padecida en la actualidad por
“Antes del mundo, no había nada sólo Ñambobikorai así, como estallando, como eso que los labagdo
tiran en diciembre y que explotan allá arriba, y echan luces en el cielo. ¡Ajá!, así mismo era el tiempo de
Ñambobikorai12, porque ella es como una gran fuerza. Entonces, cada vez que Ñambobikorai estalla
lanzaba muchas totubí13, unas por aquí otras por allá, y todas iban formando como una red de pescar allá
arriba, y fue adentro de esa red de totubí que Ñambobikorai, en una de sus explosiones, logró formar al
mundo y a la Sierra; por eso, si miráis bien el cielo en la noche, vais a ver la red que todas las totubí
hacen allá arriba para cubrir al mundo que así queda, completico, como si fuera Ñangandú 14.
Porque, entonces, de una de esas estrellas que formó Ñambobikorai, bajó a la tierra el primero de todos
los Saimadoyi15 que se llamaba Sabagseba16, y como le gustó la Sierra, comenzó a aplanar cerros para
sembrar yuca, batata y piña. Así se estuvo trabajando y trabajando, hasta que se cansó y le dio hambre;
entonces, tomó una piña de las que había sembrado y la cortó por la mitad, y cuando la abrió para comerla,
vio que adentro de la piña estaban un barí con su mujer y dos hijos, una hembra y un varón, y esos fueron
los primeros barí que habitaron la Sierra. Si, para nosotros los barí, el mundo es una piña y nosotros
nacimos de una piña”.

He aquí la piña del mundo vista desde el lugar de ver barí


en las montañas de la Sierra de Perijá.

Como es posible apreciar de inmediato, la posición para la observación del mundo al momento de
configurar la imagen primigenia, es radicalmente diferente por cuanto está siendo determinada por las
condiciones geográficas y ecológicas del espacio a territorializar, ya desde el sentipensar añuu (de las
aguas del Lago), ya desde el sentipensar de los barí (de las montañas de la Sierra de Perijá). Así, pues, si
para los primeros la visión resulta de la directa observación del horizonte del mundo en el que cielo y
aguas se unen en un mismo esclerótico espejo ocular; para los segundos, es necesario mirar hacia arriba
para comprender lo de abajo, esto es, observar la configuración de la red de estrellas así alineadas en el
firmamento que así, se conforma como la originaria cubierta protectora (y/o sustentadora) del mundo

los muy pobres). Por eso, cuando veo o escucho a cualquier defensor de la “revolución” de Chávez y Maduro, para no
odiarlo, sólo pienso en Benito, pues, el solo recuerdo de su permanente sonrisa, me devuelve a la lucha por la vida.
12
Ñambobikorai (Sustantivo). Energía cósmica, energía que cubre, protege y da vida a la totalidad de la tierra.
13
Totubí (Sustantivo): Designación para estrella, lucero.
14
Ñangandú (Sustantivo): Fruta de la piña (Ananas).
15
Saimadoyi (Sustantivo): Nombre para designar ancestro, un muy antiguo barí.
16
Sabagseba: Nombre del primer Saimadoyi que enseñó a los barí el arte de cultivar la tierra. Los sacerdotes capuchinos lo
convirtieron en sinónimo del Dios de los hebreos; sin embargo, para los barí él es sólo uno entre los ancestros que, en el
principio de su territorialización de la Sierra, les enseñaron el arte dominado por cada uno de ellos.
que, por eso mismo, muestra al mundo de arriba y el de abajo, justo como la corrugada textura de la
corteza del fruto de la piña.
No obstante, para nosotros, lo importante en este momento es que podamos ver en la relación de
sentipensares (añuu-barí), que cada uno de ellos genera una territorialidad no sólo correspondiente a la
geografía y ecología del espacio que territorializan sino, sobre todo, equivalente al lugar de ver el mundo
de cada pueblo territorialmente diferente; más sin embargo, ambos parecen confluir desde sus respectivas
cosmovisiones, en un aspecto que nos atrevemos a definir como la noción de un inseparable y permanente
“estar dentro del mundo” que así, orienta todo su proceso de territorialización, pues, tal posición en la
observación y experiencia con el mundo, sin lugar a dudas, genera un proceso signado por este principio
que, a su vez, induce al desarrollo de procesos, técnicas, formas de organización social y política,
directamente vinculadas, e inseparables a este particular lugar de ver el mundo así como la
territorialización del lugar desde donde el mundo es observado, experimentado, vivenciado y habitado.
Porque estar dentro del mundo implica; entre otras cosas, la imposibilidad de separación de los sujetos
del espacio que conocen, re-conocen y, de esa forma, logran describir, sistematizar, y finalmente nombrar
y registrar como parte de una cartografía de la memoria territorial de la comunidad, todos aquellos lugares
nombrados, pues, todos los sitios así conocidos y reconocidos como significativos, material y
simbólicamente constituyen la totalidad del territorio del grupo.
Por otro lado, esta perspectiva (lugar de ver) de estar dentro del mundo es lo que parece inducir el hecho
por el que el proceso de conocer y re-conocer todo lo presente en el lugar se realice a partir de una
relación en la que la comunidad humana ha de comprender a todos los otros presentes en el mundo como
sujetos y conformando sus propias comunidades, ya sean éstas de plantas, de animales, insectos, humanas,
etc.; ello por cuanto, se reconoce en cada una de las comunidades de seres presentes en el lugar, un hacer
espacio/temporal que les es particular, y que es concebido por el grupo justo en los mismos términos que
el hacer espacio/temporal que la comunidad humana realiza para territorializar el lugar.
Es importante señalar, que al definir el hacer como una manifestación espacio/temporal lo hacemos
porque, en efecto, todo hacer es correspondiente a un determinado tiempo en el que un lugar manifiesta
un hacer establecido, por tanto, toda comunidad de sujetos (plantas, animales, insectos, humanas, etc.),
organiza su existencia a partir de haceres correspondientes a cambios (físicos o simbólicos), siempre
temporalmente visibles o vivenciables en el lugar, y que se constituyen en manifestación del hacer del
mundo en el lugar, pues, es el movimiento y desplazamiento del mundo el que provoca los cambios
físicos y ecológicos en los lugares, a partir de cargarlos de tiempo y es éste, precisamente, el hacer del
mundo en tanto sujeto que está vivo en el universo.
Así, pues, tanto para los añuu como para los barí, el mundo y todo lo presente en el mismo está y
manifiesta su estar mediante un hacer que le es propio, o particular a cada una de las comunidades de
seres presentes; de tal manera que, la vida del mundo en ese determinado lugar debe ser comprendida
como la expresión de una praxis territorial determinada por las relaciones de complementariedad entre
las diferentes comunidades allí presentes y esto sólo ocurre a partir del ejercicio de sus respectivos
haceres ejercidos espacio/temporalmente, ya que es por esa vía que logran la armonía necesaria para
sustentar la vida del mundo que así y, al mismo tiempo, sustenta la vida de todos.
En virtud de todo lo antes expuesto, nos atrevemos a decir que durante el proceso de territorialización es
que todo grupo humano determinado logra configurar la totalidad de su cosmovisión, esto es, su
sentipensar, y, tal proceso requiere, originariamente, el acuerdo colectivo acerca de una imagen
primigenia con la que conforman el mundo, ya que es a partir de ella que les es posible orientar el hacer
espacio/temporal colectivo durante el proceso de conocer y re-conocer los lugares que, finalmente,
pueden nombrar, geo-grafiar y cartografiar de acuerdo a un imaginario con el que conforman la totalidad
de su memoria territorial, y es a partir de ese momento que podemos hablar de la existencia de la cultura.

Propuesta de tarea para l@s participantes


Herman@s, sabemos que luego de leer todo lo expresado en esta Segunda Sesión, muchas son las
interrogantes que de seguro emergen en sus mentes y remueven sus corazones; pero, por ahora sólo
podemos decirles: “Vamos con calma que llevamos prisa”, lo que parece ser mucho o muy poco; pero,
en todo caso, es la mejor forma que encontramos para pedirles nos tengan un poco de paciencia, pues,
ciertamente estamos conscientes de la emergencia de nuestros pueblos y de la urgencia de nuestras luchas,
situación que más de una vez nos ha conducido a confundir lo políticamente urgente con lo
estratégicamente importante; así, terminamos sobre-estimando la acción política inmediata por ser lo
urgente, y a subestimar la memoria de nuestras luchas por representar el pasado. Sin embargo, les
propongo el ejercicio de encontrar la imagen primigenia del mundo desde el lugar de ver de sus propios
pueblos; para ello, van a tener que encontrarse con la palabra de la oralitura de sus mayores. Esto, en
función de su propia reflexión acerca de su propio lugar de ver y hacer como pueblos. Estoy seguro, que
lograr cartografiar la imagen primigenia encenderá el imaginario de su memoria territorial, necesario
para ver-leer la realidad actual de nuestras luchas desde el lugar de ver del Nosotros.

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