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El hombre parece tener más carácter cuando sigue su temperamento que cuando sigue sus
principios.
El hombre es un ser incompleto, pues todo animal da lugar a algo superior. Es un puente entre
el simio y el Superhombre, es algo que debe ser saltado, superado. El Superhombre es aquel
ser que tiene una moral de nobles, es un noble, y acepta la voluntad de poder: es un hombre
legislador, él crea sus propias normas, morales y de todo tipo, además es un hombre que
somete las cosas a su voluntad, es un hombre vital ama la vida y este mundo. Además es un
ser que acepta el Eterno Retorno, pues cuando toma una decisión realmente la quiere tomar,
y no se arrepiente de sus actos. Sabe que la vida es en parte dolor y en parte placer, pero no
reniega de ello.
A la vez desarrolla una ética de la autorrealización, del desarrollo de sí mismo. Se trata, por
tanto, de una ética material. Entiende la felicidad como creación de sí mismo, como auto
creación en el juego de la experiencia sin límites.
Él se crea una fidelidad a la vida y a la tierra. Haciendo que no sea una nueva raza, sino un
nuevo modo de ser hombre. Los hombres poderosos, muy escasos y solitarios, constituyen
una raza superior caracterizada por valores opuestos a los de la raza inferior. Para ellos no
existe otra regla moral que el desarrollo de su propia personalidad en vistas al poder y la
grandeza. El que realiza en su vida el ideal del hombre poderoso se convierte en un
superhombre, valor y meta suprema de la humanidad. El superhombre es duro, sin
sentimientos y profundamente inmoral o amoral. Hace todo lo que le sirve a sus fines, sin
necesidad de justificar nada, ya que está “más allá del bien y del mal”. La moral es
conveniente, más aún indispensable para todos los hombres inferiores, los esclavos: por eso
se llama a la moral judeocristiana una moral de esclavos.
ETICA MARXISTA.
Los marxistas creen que la "vieja moral" —la moral de la clase capitalista reinante—explota a
la clase obrera. Según esta visión, los viejos códigos morales religiosos deben ser
abandonados. Para Carlos Marx y Frederick Engels "No robarás" establece una sociedad en la
que algunos tienen propiedades y otros no. Tal establecimiento es la raíz del problema.
La ética marxista critica a las otras tendencias de la época porque sostiene que no se trata de
interpretar lo que ha sucedido en el mundo, sino de proponer modelos para transformarlos.
De allí que la meta es para Marx el socialismo y luego el comunismo, con la abolición de la
propiedad privada, la adecuación social de los medios de producción, y la consiguiente
desaparición de las clases y del Estado.