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PRESENTACIÓN

En el presente trabajo monográfico trataremos sobre temas relacionados a la


reparación civil y se dividirá en tres capítulos , en el primer capítulo
abarcaremos sobre los aspectos procesales de la reparación civil, el capítulo
2 tratara sobre la reparación civil en el derecho penal y por último en el
capítulo 3 desarrollaremos la relación civil en los casos de los accidentes d
trabajo, además se hará una comparación de la reparación civil con las
legislaciones de argentina, Colombia Uruguay.

El artículo 92 del Código penal establece que “La reparación civil se determina
conjuntamente con la pena“; es decir impone la obligación al Juez de
determinar la reparación civil, en caso que considere responsable del delito al
procesado y por ende le imponga una pena, sin importar si esta es una pena
mínima o la máxima. Así una vez que se considere culpable al procesado el
Juez está obligado a determinar la pena y la reparación civil, ojo se exige, “la
reparación civil”. Por otro lado tenemos que el artículo 93 del Código Penal,
señala que la reparación civil comprende: “1. La restitución del bien o, si no
es posible, el pago de su valor; y 2. La indemnización de los daños y
perjuicios”; por lo cual, lo que nos importa en el presente análisis, es
centrarnos al segundo elemento a que se refiere la norma antes invocada, es
decir cuando señala que la reparación comprende también la indemnización
por daños y perjuicios. Para lo cual es de suma importancia tener en cuenta
lo que señala el mismo código adjetivo en su artículo 101°, que precisa “La
reparación civil se rige, además, por las disposiciones pertinentes del Código
Civil”. De igual forma debemos recordar que la indemnización por daños y
perjuicios, como se ha dicho, no es otra cosa que la reparación civil a favor
del dañado, esto es el derecho que tiene el dañado sobre el autor de una
conducta dañosa a que éste repare las consecuencias dañosas del delito.
INTRODUCCION

Como idea general se puede señalar desde nuestro punto de vista la


reparación civil es una pretensión accesoria en el proceso penal, No cabe
duda que la reparación civil sólo puede ordenarse en un proceso penal, siendo
accesoria de una sentencia condenatoria y que es una manifestación de un
criterio de prevención especial positiva. Estos rasgos la diferencian de la
pretensión indemnizatoria que es de naturaleza civil, no depende de un
proceso penal ni de una sentencia que condene al responsable y tiene un
sustento compensatorio, satisfactorio, de sanción, prevención y disuasión Así
la reparación civil es un paso importante para establecer las bases de una
justicia penal más llevada a la integración y al consenso, no obstante, ésta no
puede desbordar las bases fundamentales del Derecho Penal como medio de
control social público de las conductas más reprobables en sociedad.
De este modo, por ejemplo, conforme al artículo 46º numeral 9 del
Código Penal peruano, en el proceso de determinación judicial de la pena, el
Juez considerará la “reparación espontánea que hubiera hecho del daño”,
pudiendo ser valorada a favor del imputado para rebajar la pena de acuerdo
con un criterio de prevención especial positiva. Lo mismo ocurre con el
denominado “principio de oportunidad” (artículo 2º del Código Procesal Penal)
donde el modelo de consenso permite al Fiscal abstenerse de ejercitar la
acción penal, cuando el agente hubiere reparado el daño ocasionado o exista
un acuerdo con la víctima respecto a la reparación civil.
Asimismo tenemos que la reparación civil es una institución propia del
Derecho civil, ya sea que se trate de un daño que tenga como origen el
incumplimiento de una obligación proveniente de una obligación contractual,
de la ley u otra fuente obligacional o ya sea que se trate del incumplimiento
del deber genérico de no causar daño a otro. En tal sentido como resulta
obvio, las conductas delictivas, a la par de sus consecuencias penales
también generan consecuencias civiles y por ende una responsabilidad civil a
cargo de su autor, lo cual genera la obligación de reparar los daños.
CAPITULO I

ASPECTOS PROCESALES:
1.2 Proceso civil
Uno de los presupuestos procesales para intervenir en un proceso
judicial, es ser parte procesal, esto es, la legitimación en la causa por activa.
Responsabilidad Civil, no escapa a dicho contexto, por ello, se considera
titular de este tipo de acción, todo aquel que ha recibido directa o
indirectamente un daño, esto es, la víctima, quienes sufren un daño propio
como consecuencia del hecho dañoso amparado o sus herederos, siempre
que sean titulares de intereses que se hayan visto afectados por la conducta
nociva del agente o causante del referido daño.

En suma, el asegurado, no ostenta legitimación en la causa, para


promover acción directa contra la compañía aseguradora, la posibilidad de
reclamar la indemnización por el siniestro por el causado. En lo tocante a la
relación de la víctima con el asegurador, la fuente del derecho de aquella
estriba en la Ley, que se expresa e inequívocamente la ha erigido como
destinataria de la prestación emanada del contrato de seguro, como
beneficiaria de la misma.

En tanto que, la obligación condicional de la aseguradora, nace del


convenio celebrado con el asegurado, por virtud del cual, asume la reparación
del daño que el causante del daño pueda producir a terceros y hasta por el
monto pactado en el respectivo negocio jurídico, de suerte que la deuda del
asegurador, tiene como derecho correlativo por ministerio de la Ley—el de la
víctima, para exigir la indemnización de dicho detrimento.

Ahora bien, para instaurar una demanda, no basta presentarla y la


sentencia le será favorable, es necesario entrar a demostrar los hechos en
que se fundamenta sus peticiones y, particularmente, tener en cuenta quien
ostenta la carga de la prueba, para verificar la eventual prosperidad de las
pretensiones.

Por otra parte, para intervenir en un proceso judicial, debe tenerse en


cuenta que quien demanda, por regla general, es quien tiene la obligación de
aportar las pruebas con las cuales se fundamenta los hechos materia del
petitum, de su defensa o de las excepciones propuestas, las cuales, de ser
aportadas y agregadas al proceso de manera oportuna, esto es, dentro de la
etapa procesal pertinente según la naturaleza del juicio, permite al juzgador
resolver la controversia en favor de quien no aportó la prueba que la
desvirtuara o por lo menos, confirmará su defensa, seria esencialmente una
regla que posibilitaría evitar el non liquen cuando se produce un empate entre
los litigantes en cuando a la convicción de la verdad o falsedad del suceso
suscitada en el juzgador.La valoración de las pruebas no equivale a la
apreciación de la prueba al libre arbitrio del juzgador, sino que implica un
trabajo intelectual, atendiendo:

• La credibilidad y autenticidad de las pruebas aportadas e incorporadas

en debida forma al proceso;

• Las máximas de la experiencia;

• La sana critica;

• El sentido común y,

• La lógica.

Empero, las decisiones de los despachos judiciales requieren la


apreciación y valoración de circunstancias o sucesos que inicialmente no
están a su disposición, sino de las partes o eventualmente de terceros , los
cuales serán conocidos, confrontados y discutidos en el curso del respectivo
debate probatorio Cuando se habla de carga de la prueba, se está haciendo
mención a dos aspectos separables en el plano teórico:
• Para poder adoptar una decisión fundada, el despacho judicial ha de adquirir
cierto grado de convicción acerca del acaecimiento de la circunstancia y, • Es
necesario que alguna de las partes le proporcione los elementos probatorios
que le permitan alcanzar su respectivo convencimiento. Las reglas sobre
carga de la prueba comprenden: • La determinación del umbral de certidumbre
que requiere el juzgador para satisfacer la pretensión y, • Cual de las partes
ha de suministrar las pruebas para alcanzar dicho umbral, so pena de recibir
una decisión adversa sobre el fondo del asunto sino lo hace.

Lo decisivo de la carga de la prueba es que se trata de un instrumento


estratégico en manos del legislador y de los despachos judiciales que permite
inducir los comportamientos procesales y extraprocesales deseados. En
relación con la carga de la prueba, la preocupación del sistema jurídico no es
académica, ni de epistemología de la función judicial, sino pragmática, como
lo es en el resto de las materias.

Su objetivo es el de regular el comportamiento en un mundo real, por


ello, se hace necesario entrar a determinar, sobre quien pesa la carga de la
prueba. Lo primero es que, el demandado, en principio, no tiene interés en
presentar pruebas, carece de incentivo a presentarla porque aportar evidencia
solo supondría acreditar su propia culpa; en la práctica, de manera
excepcional, la parte pasiva cumple con el deber de lealtad y buena fe3
ofreciendo la evidencia necesaria para que el juzgador se convenza de la
ausencia de responsabilidad y desestime las pretensiones de la demanda. La
regla de carga de la prueba no siempre logra obtener el resultado más
eficiente en el sentido de hacer mínimos los costos procesales de prueba para
alcanzar la solución correcta.

Es principio universal, en materia probatoria, el de que le corresponde


a las partes demostrar todos aquellos hechos que sirvan de presupuesto a la
norma que consagra el derecho que ellas persiguen, de allí el aforismo
romano ‘‘Semper necesitas probando incumbit ili, qui agit ”
Abstención en la contestación de la demanda
En el presente evento, ha de precisarse que la falta de contestación de
la demanda o de pronunciamiento expreso sobre los hechos y pretensiones
de ella, o las afirmaciones o negaciones contrarias a la realidad, harán
presumir ciertos los hechos susceptibles de confesión contenidos en la
demanda, salvo que la Ley le atribuya otro efecto.

Allanamiento a la demanda
Consiste en aquella conducta desplegada por quien ostenta la calidad
de causante del daño (asegurado), efectuada en la contestación de la
demanda o su reforma, tendiente a aceptar de manera expresa, con el
propósito de extinguir una controversia jurídica, mediante la aceptación total
o parcial no solo de los hechos de la demanda, de las prestaciones, de los
fundamentos facticos en que sustenta el petitum respectivo, produciéndose
una claudicación procesal enderezada a evitar un desgaste inoficioso del
aparato judicial estatal, el que debe ser aceptado por el juez de primer grado,
si no militan los impedimentos contemplados en la Ley, dicho fenómeno surtirá
sus efectos plenos dentro del alcance señalado por quien lo propuso, esto es,
cuando el actor, en la instancia, reclamó la aplicación de las consecuencias
procesales que le son inherentes.

Constituye un acto unilateral, de carácter dispositivo, cuyo contenido


es una renuncia inequívoca a continuar la contienda, el cual, puede surtirse al
contestar la demanda o en el curso del proceso, antes de dictarse sentencia
definitiva, acompañada de la confesión de los hechos afirmados por el
demandante, acto de disposición este que producirá los efectos especiales
que indica la Ley, en punto de darle origen a la terminación anticipada del
proceso, total o parcialmente.

Excepciones:
En la oportunidad procesal prevista para contestar la demanda, la
aseguradora y el asegurado, puede proponer diversas excepciones, como
fundamento de su defensa, las cuales, particularmente en el caso de la
primera, puede aducir razones adicionales o simplemente no hacer referencia
a las expuestas en el texto de objeción.

CAPITULO II
PROCESO PENAL Y REPARACION CIVIL
LA REPARACIÓN CIVIL

A. Naturaleza jurídica
Como se sabe, aun se discute sobre la naturaleza jurídica de la obligación
resarcitoria proveniente del delito, así como la referente a la pretensión y a la
acción que se ejercita en el proceso penal (sea por el actor civil o por el fiscal)
con el fin de lograr la reparación del daño. Algunos sostienen que, por estar
vinculada al delito, la respuesta del ordenamiento jurídico está relacionada
con la sanción penal y consideran, sobre esta base, que tiene naturaleza penal
o de que se trata de una especie de tertium genus (tercera vía, al lado de las
penas y medidas de seguridad).
Por el contrario, otros afirman que, tratándose de la reparación de un daño
sujeto a las reglas del Código Civil, la obligación resarcitoria, así como la
pretensión que se ejercita en el proceso penal a fin de logra la reparación.
Naturaleza privada de la pretensión discutida en la acción civil
resarcitoria

A fin de determinar la naturaleza de la reparación, es necesario tener en


cuenta que esta no se basa en un interés público como la pena, si no que la
necesidad de reparar del daño ocasionado por el delito constituye su
fundamento y función.

El hecho de que se ejercite esta pretensión en el proceso penal se debe


solamente

Afines de economía y celeridad procesal. La naturaleza privada de la


pretensión resarcitoria está, por tanto, determinada por la naturaleza, privada
y personal, del interés que constituye su contenido y no por la forma como se
ejercita ante el órgano jurisdiccional. En este sentido, Creus afirma que «el
hecho de la inserción de la acción civil en el proceso penal, nada dice contra
el carácter privado de la pretensión que por medio de ella se hace valer. Esa
inserción no cambia el carácter de la acción civil que, desde el punto de vista
de la pretensión que la alienta, sigue siendo civil y privada. En otras palabras
[…] la acción resarcitoria no integra el sistema represivo del delito, permanece
en la esfera privada». Criterio similar se sostiene en la doctrina argentina; por
ejemplo, Terragni sostiene que los criterios por los que se buscaba considerar
la obligación resarcitoria de índole penal no han prosperado y han quedado
relegados en el tiempo. En la doctrina alemana, este criterio es definido
fundamentalmente por Hirsh y, en la española, se considera que esta opinión
es aceptada de manera «casi unánime»

En nuestro medio, se sostiene igual criterio. Así, Prado Saldarriaga rechaza


todo intento de considerar a la reparación civil como pena u otro tipo de
sanción penal y afirrma su naturaleza privada.

Por su parte, San Martín sostiene que la «naturaleza de derecho de


realización del derecho procesal penal no puede ‘sustituir’ o ‘transformar’ lo
que por imperio del derecho material es privado, en tanto se sustenta en el
daño causado, producto de un acto ilícito». Además agrega, citando a Basallo,
que «la obligación de reparación por el daño material o moral causado, supone
un deber jurídico que escapa a la esfera integral del derecho penal.

De hecho, se trata de una obligación de naturaleza básicamente patrimonial y


con objetivos expresamente indemnizatorios

Teoría del Proceso Penal


La Palabra Proceso viene de la voz latina “Procedere”, que significa avanzar
en un camino por recorrer hacia determinado fin. El proceso es el conjunto de
actos que se suceden en el tiempo, manteniendo vinculación, de modo que
están concatenados, sea por el fin perseguido, sea por la causa que los
genera. El proceso penal es el camino por recorrer entre la violación de una
norma y la sanción. La aplicación de la ley penal no es automática; tiene que
desarrollarse una serie de actos para determinar la responsabilidad de la
persona sometida al proceso, quien goza de la presunción de inocencia, la
misma que deberá ser destruida para hacer posible la aplicación de una
sanción. La comisión de un hecho tipificado en la ley penal como delito o falta
motiva la actuación de los órganos jurisdiccionales, que tienen como fin
inmediato la aplicación de una sanción.

Características:

 Los actos del proceso son realizados por los órganos jurisdiccionales,
preestablecidos en la Ley; éstos acogen la pretensión punitiva del estado que
no puede juzgar y sancionar directamente sin un proceso previo y aplican la
Ley penal al caso concreto.

La reparación civil en el Código Penal.


El artículo 93° del Código Penal, determina la extensión de la reparación civil
en sede penal. Esta comprende tanto la restitución del bien o, si no es posible,
el pago de su valor; y, la indemnización de los daños y perjuicios. A su vez, el
artículo 101° del mismo Código estipula que la reparación civil se rige,
además, por las disposiciones pertinentes del Código Civil. Desde una
perspectiva general es posible sostener que la responsabilidad civil comporta
para el responsable la obligación de restablecer el patrimonio afectado al
estado en que se hallaba con anterioridad a la comisión de la infracción
punible ,el propósito es, siempre, proceder a la reparación más integra del
daño, neutralizar los efectos de la acción criminal, potenciales o en curso
Desde esta perspectiva el legislador nacional ha previsto tres vías: restitutiva
que tiene un carácter preferencial y expresa una suerte de ejercicio de la
acción reivindicativa en el proceso penal-, reparadora e Indemnizatoria. El
Código Penal enlaza la vía restitutiva, como forma de restauración de la
situación jurídica alterada por el ilícito penal a la reparadora cuando en este
último supuesto -vinculado a la privación de un bien como consecuencia de la
conducta delictiva- no es posible la restitución -lo que incluye, obviamente, el
abono de los deterioros y menoscabos que ha sufrido el bien, y que empero
típicamente constituyen indemnización-; restitución que se materializa en el
pago del valor del bien afectado, y que expresa la entidad del daño causado

Ello viene a significar, conforme ha precisado la Casación Penal Argentina


Cámara Nacional de Casación Penal Sala 111, causa número 2449, del dos
de agosto de dos mil -cuya norma base es similar a la peruana-, que la
restitución no sólo comprende la devolución de la cosa a la persona
desapoderada, sino que consiste en el restablecimiento de las cosas al estado
anterior al delito.

La indemnización, por otro lado, es configurada como una vía idónea de


compensación económica del daño privado, con independencia de que el bien
lesionado sea una cosa corpórea o un interés distinto -la restitución, en todo
caso, no impide una indemnización si del delito se han derivado perjuicios-
(LOPEZ BARJA, 2004: 348). Estos daños y perjuicios deben derivar
directamente del hecho punible relación de causa/efecto, y deben ser
probados -exigencia de certidumbre por quien pretende su indemnización,
salvo claro está, los daños a la persona. y daño moral en tanto su existencia
se desprenda inequívocamente de los hechos el arbitrio judicial se proyecta
razonablemente, pero, conforme al artículo 1984° del Código Civil, debe
atenderse a su magnitud y al menoscabo producido a la persona o a su
patrimonio.

En síntesis, tomando en cuenta los criterios esbozados por Roxin y Silva


Sánchez, podríamos concluir que fundamentalmente consideran:

1. La reparación cumple finalidades preventivas, específicamente la llamada


«prevención integrativa»; por lo que puede sustituir o atenuar la pena prevista
para determinados casos concretos y, por tanto, tiene una naturaleza propia
del derecho penal.
2. La prevención integrativa consiste en una mezcla de elementos civiles y
penales. Configura un elemento civil en la medida que asume la función de
compensar el daño y un elemento penal cuando, sin haber compensado el
daño, puede quedar resuelto el conflicto entre el agente del delito y la sociedad
en la medida que el obligado hubiese realizado esfuerzos reparatorios serios
orientados al resarcimiento; asimismo, en los casos de delitos contra la
«generalidad» (sociedad o el Estado), puede atribuirse calidad reparatoria al
trabajo de bien común.

3. La reparación está orientada a la satisfacción de intereses públicos más


que particulares.

4. La reparación tiene que ver más con el autor y la vigencia de la norma que
con el agraviado y el daño ocasionado.

5. La reparación tiene que ver más con la resocialización y prevención que


con el pago de la obligación resarcitoria.

6. Finalmente, ya no se habla de reparación civil sino de «reparación penal»


a la que se le atribuye funciones de pacificación al utilizar la carga simbólica
del derecho penal.

Titulares del ejercicio de la pretensión resarcitoria


Como sabemos, el artículo 11 del nuevo CPP, establece que el ejercicio de la
acción civil derivada del delito corresponde al Ministerio Público y
especialmente al perjudicado por el delito; aun cuando establece la prioridad
a favor del perjudicado. Antes de tratar el ejercicio de la acción, conviene
precisar conceptos relativos al agraviado, puesto que la utilización de términos
como los de víctima, agraviado, perjudicado, actor civil o querellante puede
generar confusión respecto a quiénes son los sujetos legitimados para el
ejercicio de la pretensión resarcitoria.

Aun cuando existen opiniones dispares al respecto, por nuestra parte


consideramos que debemos entender por víctima al sujeto pasivo del daño en
general; es decir, al titular del bien o interés jurídico afectado por la conducta
delictiva.

Por ofendido debe entenderse específicamente al que sufre la acción


delictiva, más que el daño causado (que genera la pretensión resarcitoria). La
ofensa implica afectación jurídico-penal; es decir, ataque al interés
penalmente tutelado. Por ello, el ofendido porta conjuntamente la pretensión
resarcitoria y la pretensión penal; por tanto, específicamente, debemos
entender por ofendido solo al querellante particular y no al agraviado o al actor
civil, pues estos solo serán titulares de la pretensión resarcitoria,
correspondiendo la pretensión penal al Ministerio Público.

El agraviado es el titular del bien jurídico o interés afectado por la acción


delictiva y, por tanto, titular de la pretensión resarcitoria; no importa que se
haya o no constituido en actor civil o exista o no proceso penal. El agraviado
no es titular de la pretensión penal como el ofendido; puede ser el sujeto
pasivo que directamente sufre en su persona o en sus demás bienes la acción
delictiva (llamado

También «damnificado» en algunas legislaciones) o el que indirectamente


sufre alguna consecuencia de la misma (caso de los herederos del occiso en
los delitos de homicidio, etc.

Actor civil es el propio agraviado o perjudicado que ejercita la pretensión


resarcitoria en el proceso penal, actuando con todos los derechos, facultades
u obligaciones de un sujeto procesal. A diferencia del ofendido, el actor civil
no ejerce ninguna pretensión penal y su interés y actuación se limitan a la
reparación civil, ofreciendo y presentando pruebas contra el procesado o el
tercero civil para acreditar su pretensión.

El querellante particular es el ofendido que comparece ante la autoridad


judicial ejercitando la acción penal por un delito de ejercicio privado de la
acción.
Determinación del monto de la reparación civil
Ejercitada la pretensión resarcitoria en el proceso penal, se tendrán que
observar las normas relativas a la responsabilidad civil contenidas en el CC y
CPC, además de las normas penales y procesales penales en cuanto
corresponda. El principio general, que tradicionalmente rige la valuación del
resarcimiento o indemnización, es el de la reparación plena o integral,
consistente en que la víctima debe ser resarcida por todo el daño que se le ha
causado.

Asimismo, la magnitud del daño reparable en general debe corresponder a la


magnitud del perjuicio. Los daños y perjuicios se miden por el menoscabo
sufrido, no en consideración a la magnitud de la culpabilidad o de cualquier
otro factor de atribución de responsabilidad; pues la indemnización no
constituye una pena, sino «la remoción de la causa del daño y la realización
de la actividad necesaria para reponer las cosas o bienes dañados a su estado
primitivo» o el pago de una suma pecuniaria que juega a modo de valoración
o «precio» del daño ocasionado». Por tanto, no puede basarse en la
culpabilidad, sino en la relación de causalidad entre al acto perjudicial y el
daño, así como en la entidad y real magnitud de este último.

Al igual que en la indemnización de daños y perjuicios provenientes de la


inejecución de obligaciones contractuales, el monto de la obligación
resarcitoria proveniente de responsabilidad extracontractual o de acto
constitutivo de delito está integrado por la magnitud del perjuicio
efectivamente causado. Se comprende el daño material (emergente o lucro
cesante); los daños presentes o futuros, directos o indirectos; asimismo, el
daño moral y adicionalmente el daño a la persona, según lo dispuesto por el
artículo 1985 del CC, concordante con el artículo 93 del CP.

Sin embargo, por razones de equidad, muchas veces se flexibiliza el principio


de la reparación integral, dejándose sin reparación determinados daños;
como, por ejemplo, en los casos de daños ocasionados por delitos contra el
medioambiente Respecto al daño a la persona, a nuestro parecer, este
concepto no resulta claro ni con contenido propio; pues, cuando se atenta
contra un derecho de la persona, el perjuicio ocasionado se asimila tanto a los
daños materiales o patrimoniales, como a los daños morales o
extrapatrimoniales, no quedando lugar, en cuanto al resarcimiento, para una
tercera categoría de daños. Distinto es que, dentro de los daños
extrapatrimoniales o morales, se considere como especial categoría a estos
daños a la persona; a la vez que también se puede comprender, dentro de los
daños patrimoniales, a determinados daños ocasionados a la persona,
siempre y cuando puedan evaluarse patrimonialmente. De ser así, se podrán
aplicar, sin ningún problema, los criterios propios de este tipo de daños para
evaluar su existencia y magnitud y de este modo se podrá propender a su
efectivo resarcimiento. También en cuanto a los daños a la persona, el
principio de la reparación integral o full compensation, así como la
compensación objetiva, están lejos de ser una realidad.

Los propios derechos de la persona, en el fondo, tienen un contenido


patrimonial: la propia vida y las aptitudes personales tienen un valor
económico considerado como fuentes de ventajas personales para el sujeto o
para otros.

Asimismo, hay que considerar que los daños concurrentes, al momento de


cuantificar el resarcimiento, tienen que resultar de la relación de causalidad
adecuada entre el hecho y el daño, a la vez que tendrán que quedar
vinculados al causante a través del correspondiente factor de atribución de
responsabilidad.

En el ámbito de la responsabilidad extracontractual y por ende en la


responsabilidad civil proveniente del delito, prima también el principio de la
reparación integral; considerando para estos efectos no solo la
responsabilidad que surge de un factor de atribución subjetivo, sino también
de los factores objetivos de atribución de responsabilidad. Por tanto, también
el resarcimiento del daño deberá determinarse de conformidad con el artículo
1985 del CC.
Deberá acreditarse en el proceso la existencia de todos los daños integrantes
del resarcimiento mediante la prueba correspondiente, a la vez que deberán
practicarse la respectiva valuación o valorización, así como la liquidación
correspondiente.

Es posible determinar el daño y el resarcimiento extraprocesalmente, para lo


cual es indispensable que dicha valorización y liquidación sean aceptadas
dentro del proceso.

CAPITULO III

RESPONSABILIDAD POR ACCIDENTE DE TRABAJO


Teoría de la responsabilidad laboral
No obstante lo expuesto, otros autores como Juan Formaro confirman que se
hace necesaria una teoría de la responsabilidad laboral, bajo esta concepción,
la diferenciación entre una responsabilidad civil, por un lado, y laboral por otra,
resulta innecesaria. De igual forma ocurre con la diferenciación entre la
responsabilidad contractual y la extracontractual, pues el complejo de normas
civiles y laborales, debe interpretarse conforme a los principios que informan
la disciplina laboral, sólo que en base a dos posibilidades: la indemnización
tarifada de la ley y la indemnización llamada de derecho común.

Consideramos que ésta última teoría de la responsabilidad, resulta la más


acorde en su aplicación para sustentar la reparación del empleador en los
casos de accidentes de trabajo. Efectivamente, se debe recurrir a las normas
del derecho común, o del Código Civil, para poder concretizar el pago de una
indemnización, atendiendo a que no existe una norma específica que permita
tasar el cuantum indemnizatorio en la reparación; no obstante, la atribución de
la responsabilidad de parte del empleador tiene su principal sustento en los
principios del derecho laboral. Esto implica que aquellas figuras que en el
derecho civil, permiten al deudor excluir su responsabilidad, en el caso del
derecho del trabajo como por ejemplo la negligencia del propio trabajador - no
le serían aplicables; sino que servirían de atenuantes en la responsabilidad,
permitiendo la disminución en el cuantum indemnizatorio.

Atendiendo a lo expuesto, la teoría de la responsabilidad laboral, nos permite


explicar mejor por qué motivos para la reparación del trabajador en accidentes
de trabajo, le son aplicables elementos de lo que conocemos como
responsabilidad civil contractual y a la vez de la responsabilidad
extracontractual. Toda vez que se trata de un tipo de responsabilidad distinta
a la civil propiamente, que tiene como principal sustento los principios del
derecho laboral, y las obligaciones del empleador derivadas de su calidad
como empleador en el contrato de trabajo.

EL ACCIDENTE DE TRABAJO
El accidente de trabajo ha sido definido históricamente a través de encuadres
doctrinarios y legales que Lengua Apolaya define en tres etapas.

La primera desde una perspectiva predominantemente resarcitoria,

La segunda etapa buscó encasillar los accidentes a cierta tipología legal, con
el objeto de identificarlos como estados típicos de necesidad que deben ser
cubiertos por la Seguridad Social.

Finalmente la tercera etapa se define por una mayor relevancia de la


prevención de riesgos laborales.

El proceso que ha atravesado la definición del accidente de trabajo refleja de


cierta forma el avance doctrinal en materia de Seguridad y Salud en el Trabajo
en el ámbito del Derecho Laboral, como desarrollaremos en el siguiente punto;
precisamente, es en el Reglamento de la Ley de Seguridad y Salud en el
Trabajo, aprobado por Decreto Supremo N° 005-2012-TR que se define el
accidente de trabajo, de la siguiente forma:

“Accidente de Trabajo (AT): Todo suceso repentino que sobrevenga por causa
o con ocasión del trabajo y que produzca en el trabajador una lesión orgánica,
una perturbación funcional, una invalidez o la muerte. Es también accidente
de trabajo aquel que se produce durante la ejecución de órdenes del
empleador, o durante la ejecución de una labor bajo su autoridad, y aun fuera
del lugar y horas de trabajo.”

Consideramos que esta evolución de la definición del accidente de trabajo, le


es favorable al trabajador, al ampliar los supuestos de hecho que comprende.

TIPOS DE ACCIDENTES DE TRABAJO


Según su gravedad, los accidentes de trabajo con lesiones personales pueden
ser:

ACCIDENTE LEVE .: suceso cuya lesión, como resultado de la evaluación


médica, produce en el accidentado un descanso breve con retorno máximo al
día siguiente a sus labores habituales.

2. ACCIDENTE INCAPACITANTE: suceso cuya lesión, como resultado de la


evaluación médica, da lugar a descanso, ausencia justificada al trabajo y
tratamiento. Para fines estadísticos, no se tomará en cuenta el día de
ocurrido el accidente.

Según el grado de incapacidad los accidentes de trabajo pueden ser:

1. Total temporal: cuando la lesión origina en el accidentado la


imposibilidad de utilizar su organismo; se otorgará tratamiento médico
hasta su plena recuperación.

2. Parcial permanente: cuando la lesión genera la pérdida parcial de un


miembro u órgano o de las funciones del mismo.

3. Total permanente: cuando la lesión ocasiona la pérdida anatómica o


funcional total de un miembro u órgano; o de las funciones del mismo.
Se considera a partir de la pérdida del dedo meñique.
4. Accidente mortal: suceso cuyas lesiones producen la muerte del
trabajador. Para efectos estadísticos debe considerarse la fecha del
deceso.

Asimismo, la Política Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo tiene como


uno de sus objetivos la prevención de accidentes de trabajo, regulada por
la Ley N° 29783 – Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo. El dispositivo
mencionado establece las normas mínimas para la prevención de los riesgos
laborales, teniendo como ámbito de aplicación todos los sectores económicos
y de servicios, todos los empleadores y trabajadores bajo el régimen laboral
de la actividad privada en todo el territorio nacional, trabajadores y
funcionarios del sector público, trabajadores de las Fuerzas Armadas y de la
Policía Nacional del Perú, y trabajadores por cuenta propia.

Se debe considerar que el trabajador tiene la obligación de cumplir con todas


las medidas de seguridad y las directrices establecidas por el empleador
(tiempo, lugar, modo e intensidad) para el cumplimiento de sus labores; caso
contrario sería considerado como una negligencia de su parte y no se
configuraría la lesión como un accidente de trabajo.

LAS OBLIGACIONES DEL EMPLEADOR EN MATERIA DE SEGURIDAD Y SALUD EN


EL TRABAJO
El accidente de trabajo, con prescindencia del origen o causas que determinen
su ocurrencia, le importa al empleador porque éste asume frente al trabajador
una serie de obligaciones y responsabilidades, que la Ley le impone en
materia de Seguridad y Salud en el Trabajo.

El 20 de agosto de 2011 se promulgó la Ley N° 29783, Ley de Seguridad y


Salud en el Trabajo (en adelante LSST), que a la fecha se encuentra vigente
y de la cual derivan las principales obligaciones del empleador en prevención
de riesgos. Sobre ello, conviene recordar que el antecedente normativo de la
referida LSST fue el Reglamento de Seguridad y Salud en el Trabajo aprobado
mediante Decreto Supremo N° 009-2005-TR; donde ya se establecían de
forma general, obligaciones del empleador respecto al ámbito de seguridad y
salud en el trabajo de sus dependientes. Un elemento que quisiéramos
resaltar es que ambas normas han sido organizadas de la misma forma;
constan de un Título preliminar donde se identifican nueve (09) principios
rectores; y posteriormente se desarrollan las obligaciones del empleador y del
trabajador de forma más específica.

Si bien los principios reseñados en ambas normas son los mismos, en el D.S.
N° 009- 2005-TR, el primer principio enunciado es el de la responsabilidad,
donde se indica que los trabajadores tienen derecho a que el Estado y sus
empleadores promuevan condiciones de trabajo dignas, siendo éstos los
garantes de que el trabajador goce de un estado de vida saludable, física,
mental y social; en la LSST, el primer principio enunciado es el de prevención,
a través del cual se establece que el empleador es el sujeto que está obligado
a garantizar, en el centro de trabajo, el establecimiento de los medios y
condiciones que protejan la vida, la salud y el bienestar de quienes presten
servicios dentro del centro de trabajo, con prescindencia de la naturaleza del
vínculo entre las partes.

Consideramos que este cambio en el orden se produce como consecuencia


de un cambio en el paradigma de la Seguridad y Salud en el Trabajo, a nivel
internacional, durante la 91° reunión de la Conferencia Internacional del
Trabajo (CIT) que se llevó a cabo en el año 2003 la discusión giró en torno a
la búsqueda de un enfoque integrado de las normativas de la OIT en materia
de Seguridad y Salud en el Trabajo, con el objetivo de “fomentar de manera
permanente culturas de prevención en materia de Seguridad y Salud en el
Trabajo, sólidas y duraderas”

En esa línea, Ospina identifica como los pilares de la cultura preventiva, en el


marco de la LSST, los siguientes: “a. El deber de prevención de los
empleadores; b. El rol de fiscalización y control del Estado, y La participación
de los trabajadores y sus organizaciones sindicales”.

Si bien la LSST le da una mayor relevancia al principio de prevención; aquel


que le sigue en orden de prioridad sería el de responsabilidad; Ospina señala
que a través de este principio se le imputa al empleador, “las implicancias
económicas legales y de cualquier otra índole ante la ocurrencia de accidentes
o enfermedades de los trabajadores en el desempeño de sus funciones como
consecuencia de las mismas”

Entendido así, el principio de responsabilidad sería la otra cara de la moneda


del principio de prevención. Es decir, si es el empleador quien tiene el deber
de prevenir los riesgos laborales, garantizando el establecimiento de medios
y condiciones que protejan la vida, salud y bienestar de sus dependientes;
entonces es razonable imputarle al empleador las consecuencias legales,
jurídicas y económicas que afecten la vida, salud e integridad de quienes
debía proteger.

Finalmente, debemos señalar que aun cuando la LSST establece como


responsable al empleador por quienes presten servicios en su centro de
trabajo; con prescindencia de la naturaleza del vínculo; para efectos de este
trabajo vamos a referirnos únicamente a la responsabilidad que asume el
empleador respecto de aquellas personas que prestan servicios en sus
instalaciones (centro de trabajo) en el marco de un contrato de naturaleza
laboral.

ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD CUANDO EL DAÑO ES OCASIONADO POR


UN ACCIDENTE DE TRABAJO.
El artículo 9° del Texto Único Ordenado de la Ley de Productividad y
Competitividad Laboral, le otorga al empleador la facultad de dirigir, fiscalizar
y sancionar la actividad del trabajador, en el marco del contrato de trabajo. En
ese marco, y atendiendo al principio protector y de responsabilidad que debe
regir en toda relación de trabajo, le corresponde al empleador no sólo dirigir
la actividad del trabajador subordinado, sin crear un ambiente propicio y
seguro para el desarrollo de sus funciones.

Así, cabe preguntarnos qué ocurre cuando se produce un accidente de


trabajo. En principio, la teoría de la responsabilidad laboral nos permite
identificar al empleador como responsable de las implicancias jurídicas,
económicas y de cualquier otra índole que deriven del accidente. No obstante,
existen elementos de la responsabilidad que deben ser analizados para poder
determinar la reparación correspondiente.

 El daño

La sola producción de un accidente de trabajo no implica la responsabilidad


de reparar al trabajador, si de tal hecho no se acredita un daño pasible de ser
indemnizado.

Osterling, define como daño toda lesión que por dolo o culpa de otro, recibe
una persona en un bien jurídico que le pertenece. Así, dependiendo del bien
jurídico afectado, tenemos que existen dos tipos de daño: patrimonial y
extrapatrimonial.

Respecto del daño patrimonial, la doctrina del derecho identifica dos formas
en que se puede generar este tipo de daño: Daño Emergente y Lucro Cesante.
El primero comprende toda disminución efectiva del patrimonio ya existente;
mientras que la segunda comprende la pérdida de un enriquecimiento
patrimonial.

De otro lado, en contraposición, el daño extrapatrimonial, es aquel que afecta


bienes que no son materiales, esto es, que no ocupan un espacio físico.
Cuando la persona ve afectada su integridad, salud mental y psicológica,
honor, reputación y demás bienes extrapatrimoniales, conceptos englobados
dentro de lo que el Código Civil reconoce como daño moral.

El accidente de trabajo, puede generar cualquiera de estos tipos de daño; los


que deben ser probados para poder acceder a una reparación o
indemnización. Es decir, no basta probar la existencia del accidente, sino que
éste debe haber generado un daño al trabajador que sea consecuencia directa
del accidente de trabajo.

Antes de analizar cada punto, debemos precisar que para identificar los límites
de responsabilidad del empleador, debemos asumir que éste cumplió de
forma diligente con las obligaciones que la Ley le impone en materia de
prevención de riesgos laborales. Pues de lo contrario, cuando las causas del
accidente tienen su origen en el incumplimiento de las obligaciones del
empleador, éste deberá resarcir la totalidad de los daños generados, teniendo
como único límite, la capacidad de prueba que tenga el trabajador.

Daño Patrimonial

 Daño Emergente

Comprendido por aquel desmedro efectivo del patrimonio del trabajador,


comprende todo aquello que el trabajador tuvo que desembolsar como
consecuencia del accidente de trabajo. Estos gastos se encuentran ligados a
las atenciones médicas, gastos de rehabilitación, medicinas, entre otros.

No obstante, si el trabajador hubiese incurrido en gastos adicionales derivados


del accidente; que el Seguro no haya cubierto, éstos podrán ser calificados
como daño emergente y le corresponderá al Empleador asumirlos en su
totalidad, en función a lo que el trabajador acredite.

 Lucro Cesante

El lucro cesante es considerado un daño patrimonial porque comprende todo


aquello que el afectado, como consecuencia del daño, dejó de percibir. Así,
mientras que en el daño emergente hay una disminución del patrimonio
efectivo; en el lucro cesante, con ocasión al daño ocurre un impedimento de
enriquecimiento patrimonial.

Para un trabajador, el accidente de trabajo que le ocasiona un daño a la salud,


tiene como efecto directamente relacionado la imposibilidad de que el
trabajador continúe prestando servicios de forma regular. Existe un período
de incapacidad temporal que es reconocido y cubierto por el Seguro Médico,
en forma de subsidio; teniendo como límite los 11 meses y 10 días
consecutivos o 540 días no consecutivos en un período de tres años

Sin embargo, en caso de que la incapacidad tuviese una duración superior al


período que cubre el seguro médico; el empleador no está obligado de forma
directa a resarcir las remuneraciones dejadas de percibir por el trabajador.
Será preciso que el trabajador solicite este pago a través de la vía judicial.

Adicionalmente, en este punto debemos precisar que la Seguridad Social, a


través del SCTR prevé el acceso a una pensión vitalicia, en caso de que se
determine la incapacidad permanente del trabajador, siempre y cuando el
menoscabo global de las capacidades sea igual o mayor al 50%. En caso que
la incapacidad sea permanente en un porcentaje que se ubique entre el 20%
y el 50% de las capacidades del trabajador, éste recibirá un pago único
denominado indemnización de invalidez, y que se calculará en función al
promedio mensual de sus remuneraciones y al grado de incapacidad.

Daño Extra patrimonial

Existe una discusión en cuanto a la definición del daño moral y del daño a la
persona; y la relación entre estos conceptos.

Consideramos que si bien existen derechos personalísimos que pueden verse


afectados como consecuencia del accidente de trabajo, la afectación del
derecho per sé no se cuantifica económicamente. Es decir, existe una
respuesta precisa si nos preguntamos ¿en cuánto se valoriza el honor?, ¿la
buena reputación?, ¿el proyecto de vida?, etcétera; no hay una categorización
o un valor para estos derechos, y tampoco un parámetro cuantificable, pues
se trata de derechos individuales cuya afectación en sí no es valorizable.
Además, la afectación de cada uno de ellos, genera a su vez daño moral,
precisamente porque es el sufrimiento emocional y psíquico la principal
consecuencia de la lesión a derechos inmateriales. Por ello, nos vamos a
referir al daño moral en específico, entendiendo que todo daño a la persona
de forma general, a su vez repercute en un daño moral al sujeto afectado.

 El nexo causal

El artículo 1985 del Código Civil Peruano señala que, la indemnización


comprende las consecuencias que se deriven del hecho lesivo o generador
del daño; “debiendo existir una relación de causalidad adecuada entre el
hecho y el daño producido”. La referencia a la causalidad adecuada, responde
a una teoría ampliamente aceptada por la doctrina, y por la jurisprudencia, por
la cual se reconocen como distintas las condiciones o causas del daño.

Pues, se considera que la condición que generó el daño es aquella que


siguiendo el curso natural y ordinario de las cosas es idónea para el resultado;
mientras que las otras condiciones son solamente factores concurrentes. Es
importante identificar el nexo causal, porque en la teoría de la responsabilidad
laboral del empleador; aun en un supuesto de absoluta diligencia y
cumplimiento de sus obligaciones, el empleador respondería en aplicación de
los principios de protección y responsabilidad del Derecho Laboral en lo que
respecta a la Seguridad y Salud en el Trabajo. No obstante, esto no implica
que el nexo causal sea inquebrantable.

Efectivamente, el nexo causal debe ser adecuado; si la afectación a la salud


del trabajador se explica a través de una condición médica preexistente al
accidente, entonces las consecuencias derivadas de esta condición médica
particular no podrían serle imputables al empleador. No obstante, es preciso
identificar claramente si los factores externos atenúan el grado de
responsabilidad, y por ende generan una disminución en el monto
indemnizatorio, o si exoneran al empleador, porque de ninguna forma se
relacionan con el accidente de trabajo.

 El factor de atribución
El Código Civil Peruano, en los artículos 1318°, 1319° y 1320° diferencia los
factores de atribución de la responsabilidad civil, diferenciándolos entre culpa
y dolo.

Dolo: El artículo 1318° del Código Civil Peruano, establece que actúa con
dolo, quien deliberadamente no ejecuta una obligación. La culpa no está
referida a la intención del empleador; sino al conocimiento de la obligación, y
existe la presunción legal, de que toda persona (natural o jurídica) conoce el
contenido de la Ley. En consecuencia, si el empleador incumple con
cualquiera de sus obligaciones, incurre en dolo.

Culpa leve y culpa inexcusable: Respecto de la culpa, existen grados de


responsabilidad; incurre en culpa inexcusable, quien por grave negligencia no
ejecuta la obligación, y culpa leve quien omite aquella diligencia ordinaria
exigida por la naturaleza de la obligación.

En todos, el deudor debe resarcir los daños generados de su inconducta. No


obstante, el artículo 1321° del Código Civil Peruano indica que el
resarcimiento del daño, para el caso específico de quien actuase con culpa
leve, se limitará al daño que podía preverse al tiempo en que ella fue
contraída.

Ahora bien, este elemento debe ser analizado precisamente en el marco de


la responsabilidad laboral; el empleador responde no sólo por sus
incumplimientos, sino que responde en atención a un marco normativo que le
impone obligaciones no específicas de cuidado y prevención. Si un accidente
se produce, en la esfera de dominio del empleador, éste es responsable,
porque el accidente es una falla del sistema de prevención de riesgos del
empleador. No se puede entender la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo
como una lista taxativa, limitativa de medidas de seguridad y obligaciones
exigibles a la Empresa.

Por ello, la responsabilidad laboral del empleador abarca un espacio que no


se limita a las obligaciones expresas o explícitas derivadas del contrato de
trabajo. La responsabilidad del empleador le es impuesta por Ley y atiende a
principios del Derecho Laboral. El incumplimiento de obligaciones expresas,
genera un impacto en el monto de la indemnización; pero no lo exime de la
cobertura de la totalidad de los daños.

LÍMITES A LA RESPONSABILIDAD DEL EMPLEADOR EN EL


RESARCIMIENTO DE LOS DAÑOS AL TRABAJADOR OCASIONADOS
POR ACCIDENTE DE TRABAJO.

El daño que se originan en función a los principios del Derecho Laboral y a las
normas de la Responsabilidad Civil, deben ser resarcidos o reparados por el
responsable del trabajo, esto decir, por el Empleador. Sobre ello, las normas
del Código Civil Peruano, no establecen ninguna limitación en la cuantificación
del resarcimiento, salvo la acreditación del mismo. En ese sentido, el
trabajador tiene derecho a exigir la reparación de cada uno de ellos en su
totalidad.

Haciendo una similitud de lo que Desdentado Bonete denomina “Sistema de


Reparación”, el Sistema Peruano está compuesto por una cobertura a través
del Sistema de Seguridad Social; y en lo que no sea cubierto por la Seguridad
Social, el Empleador deberá resarcir al trabajador. Gine’s i Fabrellas identifica
tres técnicas de coordinación entre los instrumentos indemnizatorios –
acumulación, descuento y subrogación – determinando cuáles son los efectos
de cada técnica en la compensación del daño, prevención del riesgo y la
cobertura.

La técnica de la acumulación, se fundamenta en la idea de total independencia


entre los instrumentos compensatorios, lo que implica que el trabajador
afectado podrá acumular la suma de todas las indemnizaciones;
Consideramos que esta técnica no cumple con los objetivos de resarcir el
daño, toda vez que permita la sobrecompensación, al no poder oponer o
compensar los beneficios obtenidos a través de los distintos instrumentos.
La técnica de la subrogación, el asegurador o tercero que abonó a la víctima
la cantidad en concepto de compensación por el daño sufrido, puede
subrogarse en los derechos de esta y dirigirse contra el causante del daño
para recuperar las cantidades abonadas.

Finalmente, la técnica del descuento tiene por fundamento que las


indemnizaciones son compatibles pero complementarias; en consecuencia,
las cantidades percibidas en distintas vías resarcitorias deben deducirse de la
correspondiente indemnización por daños y perjuicios.

Consideramos que en nuestro sistema de cobertura o reparación, deben


utilizarse de forma diferenciada la técnica de la subrogación y la del
descuento. La técnica del descuento cumple su objetivo toda vez que nuestro
sistema utiliza instrumentos que asumen la cobertura del mismo daño. En ese
sentido, cuando el trabajador demande indemnización por daños y perjuicios
en la vía judicial, el empleador podrá oponer o descontar aquello que el
trabajador recibió en atenciones médicas, pensiones vitalicias o
indemnizaciones por el Seguro; lo cual no obsta que aquellos daños que
hayan sido cubiertos de forma parcial o diminuta puedan ser reclamados.

Posteriormente, si el accidente se produjo por la concurrencia de más de un


agente; por ejemplo debido al desperfecto de fábrica de alguna máquina, o
por la concurrencia de un tercero. El empleador podrá repetir contra éste
aquello en lo que indemnizó al trabajador. El uso consecutivo de ambas
técnicas evita que se incurra en una vulneración a la función de equivalencia
de la indemnización, que Beltrán Pacheco define como la correspondencia
entre el contenido patrimonial del daño y lo que egresa del patrimonio del
deudor.

El daño emergente generado por el costo de las atenciones médicas,


tratamiento médico, medicinas, y rehabilitación que se deriven de la lesión
ocasionada a la salud del trabajador por el accidente de trabajo son cubiertas
por el Seguro de Salud que el empleador contrata a favor del trabajador; el
exceso, si lo hubiere, en gastos de transporte, medicinas no cubiertas por el
seguro, entre otros, podrá ser resarcido si se acredita la cuantificación a través
de un proceso judicial.

El lucro cesante puede ser cubierto de dos formas; el Seguro de Salud a través
del subsidio que se reconoce en el artículo 12° de la Ley N° 26790 hasta un
máximo de 11 meses y 10 días consecutivos, esto es 340 días. De forma
posterior, si la incapacidad del trabajador continúa, se evaluará el grado para
determinar si le corresponde una pensión por invalidez. Ambos conceptos
(subsidio y pensión por invalidez) estarían cubriendo el lucro cesante; no
obstante el trabajador deberá cubrir aquellos períodos en los que el trabajador
con ocasión al accidente estuvo imposibilitado de prestar servicios,
excediendo el subsidio y sin gozar de la pensión de invalidez; Sin embargo,
cuando el grado de invalidez del trabajador es menor al requerido para
acceder a la pensión, éste recibirá por única vez una indemnización calculada
en base al promedio de sus últimas remuneraciones.

De lo expuesto hasta aquí, podríamos indicar que el límite a la responsabilidad


del empleador en el resarcimiento al trabajador está compuesto por aquellas
prestaciones recibidas en el Sistema de Seguridad Social, y por la
acreditación del daño a reparar.

Es preciso resaltar que no existe una técnica de cuantificación del daño moral
generalizada; no obstante este debe responder a los bienes jurídicos
afectados del trabajador afectado. Es decir, se deberá analizar el daño al
proyecto de vida, el porcentaje de menoscabo a la salud, el tiempo de
rehabilitación, el número de intervenciones quirúrgicas, las secuelas médicas,
entre otros. Aun cuando existen baremos para el cálculo de algunas
reparaciones, estas se efectivizan en función a criterios de daño corporal.

A nuestro entender el daño moral que, es un reflejo del daño a los bienes
jurídicos personalísimos del trabajador, es difícil de cuantificar; no obstante
cualquiera el monto que se fije como pago debe ser justificado y cumplir con
criterios de razonabilidad y proporcionalidad.

Finalmente, otro elemento que debe ser analizado en este punto consiste en
que nuestro sistema cuenta con un Procedimiento Administrativo Sancionador
específico para el incumplimiento de obligaciones laborales, que establece
montos específicos de multa en caso de verificarse el incumplimiento. Por ello,
el pago de la indemnización por daños y perjuicios en nuestro ordenamiento
no busca sancionar la conducta infractora del Empleador, sino resarcir el daño
ocasionado al trabajador.

JURISPRUDENCIA DE ACCIDENTES DE TRABAJO


Pronunciamientos de la Corte Suprema de Justicia de la República sobre la
reparación civil en caso de accidentes de trabajo

1. El accidente de trabajo comprende todas las circunstancias o eventos


que, en el cumplimiento o desarrollo de la actividad laboral, generan
el acaecimiento del siniestro

 Casación Laboral 11947-2015, Piura. Pago de indemnización


por daños y perjuicios.

Décimo Sexto: El artículo 2 del Decreto Supremo N° 009-98-SA,


señala que:

De acuerdo con el inciso k) del Artículo 2 del Decreto Supremo N° 009-97-SA,


se considera accidente de trabajo, toda lesión orgánica o perturbación
funcional causada en el centro de trabajo o con ocasión del trabajo, por acción
imprevista, fortuita u ocasional de una fuerza externa, repentina y violenta que
obra súbitamente sobre la persona del trabajador o debida al esfuerzo del
mismo.

En los términos normativos, es elemento integrante del accidente laboral el


suceso repentino que sobrevenga por causa o con ocasión del trabajo, el que
no se debe circunscribir exclusivamente a la actividad o tarea laboral
desplegada por la persona, esto es su alcance no sólo debe referirse a la
actitud misma de realizar la labor prometida, sino a todos los comportamientos
inherentes al cumplimiento de la obligación laboral por parte del trabajador sin
los cuales ésta no podría llevarse a cabo o también a actividades de
capacitación o de otra índole impuestas en ejercicio de la potestad
subordinante. No debe perderse de vista que el vínculo contractual laboral no
obliga sólo a lo que en el acuerdo formal se expresa, sino también, en lo que
hace al trabajador, a todas las cosas que emanan precisamente de la
prestación de los servicios.

 Casación N° 12060-2015-La Libertad,

LESIÓN DERIVADA DE UN ASALTO DURANTE EL HORARIO


LABORAL SE CONSIDERA COMO ACCIDENTE DE TRABAJO

Un trabajador que prestaba servicios como repartidor de bebidas se


encontraba transportando los productos de su empleador cuando sufrió un
asalto a mano armada y recibió un impacto de bala en su pierna derecha, la
misma que le ocasionó una incapacidad permanente. En la Casación N°
12060-2015-La Libertad, la Corte Suprema del Poder Judicial determinó que
este hecho constituía un accidente de trabajo.

La Corte Suprema arribó a esta conclusión, debido a que el demandante se


encontraba transportando los productos de la empresa dentro de un vehículo
de su propiedad en el horario habitual de trabajo, lo que significaba que el
accidente ocurrió con ocasión del cumplimiento de las obligaciones derivadas
de la relación laboral, lo cual es suficiente para calificarlo como un accidente
de trabajo.

Añade la Corte, que resulta innegable que el traslado en el vehículo del


empleador, para realizar acciones de estiba en los puntos correspondientes
de distribución de mercancía, formaba parte de las obligaciones del
trabajador, por lo que, al haber acontecido el asalto durante el horario de
labores, se configura el accidente de trabajo.

 Casación Laboral 1225-2015, Lima. Indemnización por daños y


perjuicios

la obligación esencial de todo empleador es cumplir las obligaciones


establecidas en la normativa sobre prevención de riesgos laborales,
garantizando la protección, la seguridad y salud de los trabajadores a su
servicio en todo lo relacionado con el trabajo, lo que comprende evaluar, evitar
y combatir los riesgos; caso contrario el incumplimiento de estas obligaciones
!o hará sujeto a indemnizar los daños y perjuicios que para el trabajador
deriven de su dolo o negligencia conforme al artículo 1321° del Código Civil.
(..) Es necesario considerar, como se ha precisado antes, que era obligación
de la recurrente probar haber cumplido todas sus obligaciones legales y
contractuales, especialmente las de seguridad, sin embargo no ha acreditado
haber actuado con la diligencia ordinaria al ejercer su deber de garantizar en
el centro de trabajo el establecimiento de los medios y condiciones que
protejan !a vida y la salud de sus trabajadores.

DERECHO COMPARADO

La Reparación civil en el Derecho Comparado. Corresponde realizar un


análisis de la Legislación Internacional, buscando explorar la forma en que es
abordado el tema de la reparación de la víctima como consecuencia de un
acto ilícito en su agravio.

ARGENTINA. Esta Nación, consagra en su Constitución Nacional un régimen


representativo, republicano y federal, lo cual se encuentra debidamente.
Señalado en el Art. 1 de Carta Política, siendo .así permite la .existencia de
Estados Locales también conocidas como provincias que están facultadas
para emitir sus propias constituciones que tienen como patrón obligatorio a la
Constitución de la Republica.

En 1915 se promulgó el Código de la Provincia de Buenas Aires

En el que se consideró a la víctima como un "damnificado particular", en el


sentido de que todo afectado puede accionar de manera individual, siempre y
cuando su accionar se encuentre sujeto a derecho. Al respecto TOMAS
JOFRE (1995: 154) señalaba que, "por el interés personal o pecuniario que
se atribuye al damnificado en el resultado del juicio criminal, lo autoriza a
cooperar en cierta medida al éxito de las averiguaciones y aun a la ilustración
del proceso; pero no se le permite asumir el rol de un verdadero litigante,
conforme lo señala el Art. 89 del código, que no lo considera como parte, sino
como objeto de su presentación. Tal cosa pone en peligro la regularidad y
brevedad del juicio, único responsable del éxito de la acción deducida", lo cual
quiere decir que la víctima no contaba con el respaldo adecuado para hacer
valer sus derechos.

El Código Procesal Penal Nacional de 1992,

Fijó como regla que el juicio sea oral y además público. Estableciendo las
figuras del querellante, del actor civil y de la víctima, incorporándose derechos
de protección a la víctima del ilícito y de que sea atendido e informado sobre
el estado del proceso.

Este Código además de considerar al ofendido como querellante, actor civil o


víctima, lo denomina como lesionado, damnificado u ofendido con la finalidad
de darle mayor reconocimiento a su rol. El Art. 174 reza que "toda persona
que se considere lesionada por un delito cuya represión sea perseguible de
oficio o que, sin pretender ser lesionada tenga noticias de él, podrá
denunciarlo al Juez, al agente fiscal o a la policía... ". Es decir no sólo la
víctima de la conducta prohibida puede invocar justicia sino también cualquier
persona que así lo crea con lo que se le da apertura para concurrir en un
proceso judicial. Ahora bien que sucede con la declaración de la víctima quien
a su vez es un "testigo" presencial del hecho, ya que su declaración por más
objetiva que sea va ser cuestionada, al respecto debe de considerarse la sana
critica racional que no es sino que la apreciación final de lo narrado, quedará
siempre valorado en el sano juicio del juzgador.

En cuanto al Querellante particular, su situación jurídica se encuentra


descrita en los artículos del 82 al 86 señalando que cualquier persona que
goce de capacidad civil afectada por un delito de acción pública puede
constituirse en querellante, estando facultado para impulsar el proceso,
presentar pruebas y alegar, extendiéndose este derecho a los sucesores del
ofendido, sin embargo si bien está autorizado para realizar lo señalado, en
contraposición está limitado para abrir un juicio, correspondiéndole ello al
Ministerio Público.

Respecto al Actor Civil, la doctrina argentina se ha manifestado en el


sentido de que es un "sujeto secundario y eventual de la relación procesal
quien mediante una acción civil accesoria a la penal deduce la pretensión de
resarcimiento basado en el mismo hecho que constituye el objeto de esa
relación, requiriendo una sentencia favorable" (VELEZ MARICONDE, 1965:
126), es decir dentro del proceso penal ya aperturado, la víctima se constituye
en actor civil a efecto de buscar un resarcimiento por los daños sufridos,
estando facultado de conformidad con el artículo 91 para acreditar el hecho
delictuoso y los daños y perjuicios sufridos, pudiendo solicitar medidas
cautelares para proteger sus intereses. La Legislación Argentina, estuvo
basada exclusivamente en la situación del inculpado, sin embargo el ofendido
carecía de un trato adecuado, lo cual ha sido advertido en la Constitución de
1994 en la que se asumen posiciones de índole internacional, como el debido
proceso plasmado en el Art. 18 de su carta magna, donde se reconoce la
inviolabilidad de la defensa en juicio, lo cual ha sido recogido por ejecutorias
supremas de la Corte Nacional conforme lo señala BERTOLINO (1986: 29) y
ello en virtud de que debe otorgársele igualdad al trato a los participantes en
un proceso judicial. El artículo 29 del Código Penal Argentino establece que
la sentencia en caso que sea condenatoria debe señalar la indemnización del
daño material y moral ocasionado que le corresponde a la víctima, a su familia
o a un tercero, debiendo de fijarse una suma prudencial en base a las pruebas
obrantes o a criterio del Juez, de esta forma se busca el resarcimiento por los
actos causados.

BOLIVIA

No cabe duda que la legislación internacional le ha dado primacía al causante


del delito, dejando de lado a la víctima del mismo, quien es tan importante
como el otro, sin embargo se ha visto perjudicado por la casi total indiferencia
y descuido. De parte de los legisladores de ello no se escapa Bolivia, que al
igual que los demás países siguieron esta misma línea. Son los nuevos
vientos que han hecho que las cosas hayan cambiando permitiéndole una
participación activa en el proceso, así tenemos por ejemplo.

El Anteproyecto del Código de Procedimientos Penales en su art. 374 inciso


6° señala que la Policía Nacional debe entre otras acciones prestar auxilio a
las víctimas del delito, siendo La fiscalía la encargada del cumplimiento de lo
acotado. Asimismo le otorga al querellante las prerrogativas necesarias para
ejercer adecuadamente su participación en el proceso, incluso le otorga a la
víctima el derecho a ser escuchada antes de cada decisión que implique la
extinción o suspensión de la acción penal, siempre y cuando sea solicitada
(CLARIA OLMEDO, 1959: 545). Este anteproyecto le otorgó al querellante
poderes y facultades del acusador público, en casi "igualdad" con el Fiscal e
incluso siendo exclusiva cuando se tratan de acciones privadas, facultándole
además de postulación de todos los medios de prueba con la finalidad de
acreditar los daños y perjuicios, así como a efecto de garantizar la reparación,
solicitar las medidas cautelares necesarias, en conclusión le otorgó derechos
y facultades para ejercer una acción punitiva y resarcitoria (FLORES
MONCAYO, 1985: 186).
El Código de Procedimientos Penales, permite al querellante participar o
promover un proceso penal ya sea en los delitos de acción pública o privada,
otorgándole tratándose de una acción pública la calidad de acusador
particular, de esta forma la víctima tiene participación en el proceso, de lo
contrario dado el carácter privado del procedimiento no tendría conocimiento
de los detalles del mismo

Sin embargo resulta peculiar resaltar que si bien la víctima debería contar con
amplios derechos y facultades en su condición de protagonista del hecho
delictivo, esto se encuentra seriamente imitado dado el tratamiento marginal
que le otorga el Estado, ya que este le confiere todas las atribuciones al
Ministerio Público. En este sentido, se tiene que, ejecutado un hecho delictivo,
esta conlleva a formación de dos frentes, la primera la acción penal que busca
la reconstrucción histórica del hecho la cual tiene como objetivo la imposición
de una sanción penal o una medida de seguridad y la segunda que es una
acción de naturaleza civil que busca la imposición de una responsabilidad de
carácter civil.

La Legislación boliviana, dispone que la acción civil se tramita de manera


conjunta con la penal, dentro del mismo proceso, de tal forma que si se acude
a sede civil existiendo una acción penal, el Juez civil deberá remitir los
actuados al Juez Penal para que los acumule, lo cual a mi concepto priva al
ofendido de acudir a otra sede cuando lo resuelto por el juez penal sea
diminuta o deficiente. Sin embargo si falleciera el ofensor y dado a que esto
genera la extinción de la acción penal, pueden los sucesores recurrir a sede
civil a exigir sus derechos indemnizatorios. El art. 190 le otorga al agraviado
la facultad de solicitarle al Juez las medidas cautelares necesarias a efecto de
garantizar el cobro futuro de la reparación. Por otra parte el derecho
resarcitorio prescribe en el mismo tiempo que la pena, empero, cuando se
haya dictado una sentencia condenatoria el término prescriptorio se regirá por
las leyes civiles.
La sentencia deberá indicar de ser el caso, la suma que debe ser abonada
por concepto del daño causado, así como la obligatoriedad de pagarla, claro
está que para poder reclamar la reparación es necesario que previamente se
hayan constituido en actor civil. Ahora bien la norma también le permite al
actor civil a desistirse de su pretensión, dado a que así como tiene el derecho
de solicitarla, también la tiene para retractarse, sin embargo ello no impedirá
la continuación de la acción penal.

La Reparación recaerá sobre los bienes que fueron entregados en fianza,


procediéndose a su ejecución es decir al remate si no se cumple con el pago
y si no hubiera bienes ofrecidos, se procederá de haberlos- con el embargo
de los bienes del deudor. Un aspecto interesante es el que señala el Código
Penal, en cuanto a que a efecto de poder rehabilitar al sentenciado,
previamente debe de haber satisfecho la responsabilidad civil, lo cual
contribuye de alguna forma con el objetivo del pago. Por otro lado el mismo
cuerpo de leyes crea la Caja de Reparaciones, que consiste en que el Estado
asume la obligación de pagar las reparaciones cuando el ofensor se encuentre
en insolvencia o incapacidad de realizarla, sin embargo si bien el fin fue
interesante este nunca se cumplió (GOITIA, 1997: 11 0). En cuanto al
Ministerio Público, éste tiene la responsabilidad de exigir la reparación cuando
el afectado sea el Estado o cuando el titular del derecho sea un incapaz, un
indigente o un negligente. Si bien se reconoce a la víctima el derecho de
participar en el proceso penal, sin embargo la forma como se encuentra
estructurado el sistema lo limita en su ejercicio, peor aún las sentencias
señalan reparaciones ínfimas que ocasionan un perjuicio económico y moral
en la víctima generándole una doble victimización, ya que además de la larga
espera por alcanzar justicia se suma el abandono de parte del estado en una
asistencia adecuada a su situación.

PARAGUAY
El Código Procesal Penal vigente ha innovado acertadamente la legislación
existente, dando un tratamiento distinto a la víctima de un hecho ilícito. Así
tenemos que en su art. 9° otorga a las partes el irrestricto derecho a la
igualdad asumiendo de esta forma concordancia con la norma constitucional
de la nación. En su Artículo 14 divide la acción en dos, en pública y privada y
es allí en donde menciona por primera vez que en caso de que la acción se
privada la víctima se encuentra facultada para incoarla. De otra forma del
artículo 27 al 30 establece la participación del actor civil, otorgándole las
prerrogativas necesarias para que pueda ejercer su derecho a la reparación
por el daño sufrido, encargándole la Procurador General de la Republica
cuando se trate de intereses del. Estado y al. Ministerio Público cuando se
trate de intereses difusos. Asimismo el art. 67 y siguientes considera como
víctima al directamente ofendido por el hecho criminoso, teniendo el derecho
de que apenas interponga la denuncia se le informe sobre sus facultades, a
que se le informe sobre el curso de las investigaciones y del proceso y en caso
de ser una acción pública puede a titulo de querellante adherirse al Ministerio
Público. Otro_ de los derechos de la víctima. es el que en caso el ente fiscal
prescinda de continuar con la acción penal, necesariamente debe de contar
con el consentimiento del agraviado pero además el Ministerio Público debe
de considerar que si bien se pone fin a la persecución penal, debe
necesariamente establecerse un monto reparatorio por cuanto este sólo le
pertenece a la víctima. Con la Finalidad de garantizar el cobro de una posible
indemnización, el agraviado puede invocar el art. 260 solicitando una medida
cautelar de índole real, afín de afectar los bienes del ofensor, para ello el
Código Procesal Civil sirve de fuente para su regulación. Emitida una sanción
penal corresponde requerirse el cobro de una reparación civil, hecho que se
tramita ante el mismo Juez que inició el proceso, dándole de esta forma
celeridad a la causa, así el titulo 11 en su artículo 502 prevé esta posibilidad,
para ello la misma norma establece que en vía de ejecución debe de utilizarse
el Código Procesal Civil. Otra de las virtudes del Código está el que tratándose
de delito de corte patrimonial o de delitos culposos, se puede extinguir la
acción penal a cambio de la reparación del daño, de esta forma la reparación
se convierte en un objetivo del proceso penal. Este Código busca en resumen
a diferencia del anterior un respeto por la víctima, atendiendo sus intereses,
su protección, dándole especial protección a través de la asistencia y auxilio,
otorgándole un tratamiento inmediato, evaluando el daño psicológico ele ser
necesario, lo cual permite concluir que !orlo ello debe de ir de la mano con los
montos reparatorios impuestos por los jueces, porque de lo contrario sería
letra muer

INFORME N°01 SOBRE ACCIDENTES DE TRABAJO.

A. CASACIÓN LABORAL: N°4258-2016-LIMA

1. DEMANDANTE : FIDEL FORTUNATO BERNAL RODRÍGUEZ

2. DEMANDADO : EMPRESA TRANSPORTES CIVA S.A.C

3. MATERIA : INDEMIZACION POR DAÑOS Y PERJUICIOS


POR ACCIDENTE LABORAL

4. CORTE SUPREMA

Antecedentes del caso:

FIDEL FORTUNATO BERNAL RODRÍGUEZ (trabajador), demandó


a la empresa Transportes Civa S.A.C solicitando que esta cumpla con
pagarle la suma de un millón de soles por concepto de indemnización por
daños y perjuicios. Alegó que mientras se encontraba conduciendo el
ómnibus de propiedad de la empresa, sufrió un accidente de trabajo, lo
cual le generó una incapacidad física permanente del miembro inferior
izquierdo en un grado total del 68%.
 En primera instancia se declaró infundada la demanda al considerar
que está acreditado que el accidente de trabajo no fue causado por
negligencia o incumplimiento de las obligaciones legales de la empresa
demandada, sino por un tercero.

 No obstante, en segunda instancia se declaró fundada en parte la


demanda tras considerar que el accidente se produjo en cumplimiento
de sus labores como conductor del bus de la demandada y que la
actividad es riesgosa, por lo que la responsabilidad por riesgo es
asumida por el empleador, teniendo en cuenta los factores atenuantes.

 Al no estar de acuerdo con dicha decisión, la empresa demandada


interpuso recurso de casación, denunciando la interpretación
errónea del artículo 53 de la Ley Nº 29783, Ley de Seguridad y Salud
en el Trabajo, el cual dispone que “El incumplimiento del empleador del
deber de prevención genera la obligación de pagar las indemnizaciones
a las víctimas, o sus derechohabientes, de los accidentes de trabajo y
de las enfermedades profesionales. En el caso en que producto de la
vía inspectiva se haya comprobado fehacientemente el daño al
trabajador, el Ministerio del Trabajo y Promoción de Empleo determina
el pago de la indemnización respectiva”.

Al resolver la causa, la Corte Suprema señaló que había quedado acreditado


que la demandada no niega la existencia de vínculo laboral con el accionante,
tampoco los daños y perjuicios sufridos a consecuencia del accidente de
trabajo ocasionado en circunstancias en que se encontraba conduciendo el
vehículo de transportes interprovincial de su propiedad, y que, por el contrario,
sus argumentos se centraron en cuestionar la naturaleza de la
pretensión demandada, señalando que es extracontractual y no contractual.
Asimismo, respecto a la causal denunciada en el recurso de casación, la
Suprema precisó que la correcta interpretación del artículo 53 de la Ley de
Seguridad y Salud en el Trabajo es la siguiente: “Probada la existencia del
daño sufrido por el trabajador, a consecuencia de un accidente de trabajo,
debe atribuirse el mismo al incumplimiento por el empleador de su deber de
prevención, hecho que genera la obligación patronal de pagar a la víctima o
sus derechohabientes una indemnización que será fijada por el juez conforme
al artículo 1332 del Código Civil (valorización del resarcimiento: si el
resarcimiento del daño no pudiera ser probado en su monto preciso, deberá
fijarlo el juez con valoración equitativa), salvo que las partes hubieran
aportado pruebas documentales o periciales sobre el valor del mismo”.

 Por dichas consideraciones se declaró infundado el recurso de


casación interpuesto por la demandada y se estableció que la
referida interpretación constituye precedente vinculante de obligatorio
cumplimiento por las instancias inferiores.

“Entonces podemos determinar que Cuando se produzca un accidente


de trabajo y el trabajador pruebe el daño sufrido, dicho evento debe
atribuirse al incumplimiento del empleador de su deber de prevención,
lo cual genera la obligación patronal de pagar una indemnización a la
víctima o sus derechohabientes.”
INFORME N°02 SOBRE ACCIDENTES DE TRABAJO.

B. CASACIÓN LABORAL: N°3591-2016-DEL SANTA

5. DEMANDANTE : MIRIAM MERCEDESIBAÑEZ HUARAZ

6. DEMANDADO : CORPORACIÓN PESQUERA INCA S.A.C. Y


MAPFRE PERÚ VIDACOMPAÑÍA DE SEGUROS Y REASEGUROS

7. MATERIA : PAGO DE PENSION DE SOBREVIVENCIA A


CAUSA DE UN ACCIDENTE LABORAL

8. CORTE SUPREMA

Antecedentes del caso:

La viuda de un trabajador fallecido interpuso una


demanda solicitando el pago de pensión por sobrevivencia por la suma de
S/.71,582.44, más intereses legales, con costas y costos del proceso.

 En primera instancia, el juez declaró infundada la demanda. Se


resolvió así al considerarse que el fallecimiento del trabajador, pese a
que sucedió cuando realizaba trabajos en la embarcación de su
empleador, se habría producido por causas naturales, razón por la cual
la contingencia no puede ser considerada como accidente de trabajo,
no encontrándose cubierto por el SCTR.
 En segunda instancia se confirmó la apelada. El ad quem argumentó
que si bien el deceso se produjo en circunstancias que desarrollaba
faenas de pesca, no se probó que haya sido un accidente de trabajo,
sino que, tal como consta en el documento de autopsia, se debió por
causa natural (infarto).

 Antes de resolver el caso, la Suprema refirió que velar por la seguridad


y salud en el trabajo se deriva del derecho a la vida y a la integridad
física, reconociéndose así el derecho de todo trabajador a laborar en
condiciones que respeten su salud, seguridad u dignidad.

Asimismo, el colegiado supremo afirmó que "la obligación esencial de todo


empleador es cumplir las obligaciones establecidas en la normativa sobre
prevención de riesgos laborales, garantizando la protección, la seguridad y
salud de los trabajadores a su servicio en todo lo relacionado con el trabajo,
lo que comprende evaluar, evitar y combatir los riesgos (Principio de
prevención). Caso contrario, el empleador asume las implicancias
económicas, legales y de cualquier otra índole a consecuencia de un
accidente o enfermedad que sufra el trabajador en el desempeño de sus
funciones o a consecuencia de este (Principio de responsabilidad)".

En tal sentido, la Corte señaló que si bien las instancias de mérito han
señalado que se encuentra acreditado con el protocolo de autopsia y el
certificado de defunción que la causa del deceso fue un infarto agudo de
miocardio, no se tuvo en consideración la edad del trabajador (44 años) y que
según la historia clínica no presentó antecedentes de padecer problemas
cardiacos.
Así, quedó acreditado que el causante falleció cuando se encontraba en la
faena de pesca, es decir, en ejecución de las órdenes impartidas por la
empresa codemandada, motivo por el que se entiende que el deceso
se produjo a consecuencia de un accidente de trabajo, más aún si la
codemandada no acreditó el cumplimiento de su deber garantista, esto
es, proporcionar los medios y condiciones que protejan la vida, salud y
bienestar de sus trabajadores.

En consecuencia, según la Corte, no era procedente negar la pensión de


sobrevivencia argumentando que la causa se debió a causas naturales y no
un accidente de trabajo, pues un accidente de trabajo también es aquel
que se produce durante le ejecución de las órdenes impartidas por el
empleador, o durante la ejecución de una labor bajo su autoridad fuera
del lugar y horas de trabajo.

Por tales consideraciones, se declaró fundado el recurso de casación


interpuesto por la actora, ordenando la Suprema que se otorgue la pensión
de sobrevivencia reclamada.
“Conforme a ésta resolución, cualquiera que fuere la causa del accidente
o la muerte, ésta se considerará accidente de trabajo si ocurre durante
la ejecución de las labores.”
“Es accidente de trabajo cuando el deceso de un trabajador
se produce en la realización de las órdenes impartidas por
el empleador, debiéndose otorgar el pago de la pensión de
sobrevivencia, especialmente si el empleador no acredita
haber cumplido con el deber garantista de proporcionar
medios y condiciones que protejan la vida, la salud y el
bienestar del causante cuando ocurrieron los hechos.”
CONCLUSIONES

1. la obligación resarcitoria proveniente del delito, así como la referente


a la pretensión y a la acción que se ejercita en el proceso penal (sea
por el actor civil o por el fiscal) con el fin de logra la reparación del daño.
2. El artículo 93° del Código Penal, determina la extensión de la
reparación civil en sede penal. Esta comprende tanto la restitución del
bien o, si no es posible, el pago de su valor; y, la indemnización de los
daños y perjuicios. A su vez, el artículo 101° del mismo Código estipula
que la reparación civil se rige, además, por las disposiciones
pertinentes del Código Civil.
3. Ejercitada la pretensión resarcitoria en el proceso penal, se tendrán que
observar las normas relativas a la responsabilidad civil contenidas en
el CC y CPC, además de las normas penales y procesales penales en
cuanto corresponda. El principio general, que tradicionalmente rige la
valuación del resarcimiento o indemnización, es el de la reparación
plena o integral, consistente en que la víctima debe ser resarcida por
todo el daño que se le ha causado.
4. El proceso que ha atravesado la definición del accidente de trabajo
refleja de cierta forma el avance doctrinal en materia de Seguridad y
Salud en el Trabajo en el ámbito del Derecho Laboral, como
desarrollaremos en el siguiente punto; precisamente, es en el
Reglamento de la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo, aprobado
por Decreto Supremo N° 005-2012-TR
5. El artículo 1985 del Código Civil Peruano señala que, la indemnización
comprende las consecuencias que se deriven del hecho lesivo o
generador del daño; “debiendo existir una relación de causalidad
adecuada entre el hecho y el daño producido

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 http://blog.pucp.edu.pe/blog/derysoc/2008/08/14/alcances-sobre-la-
reparacion-civil-en-nuestro-codigo-penal/

 http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/5E215C0A
5541C0E005257E7E00719D71/$FILE/art4.pdf

 http://polemos.pe/la-indemnizacion-danos-perjuicios-los-casos-
accidentes-trabajo-enfermedades-profesionales-posible-exonerar-
responsabilidad-al-empleador/

 http://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/bitstream/handle/123456789/8404/
ACUNA_ARESTEGUI_MARIA_LOS%20LIMITES_DE%20LA%20RES
PONSABILIDAD.pdf?sequence=1&isAllowed=y

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