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Valsendero:

Roberto Rodríguez Guerra a la sombra de Doramas


(30/10/2018)
III
Los primeros topónimos registrados:
Valsendero en documentos del siglo XVI.

Como decíamos en el relato anterior, los orígenes de Valsendero como lugar habitado son
remotos e inciertos y, por el momento, no disponemos aún de mayor información sistemática
acerca de lo ocurrido en estas tierras durante los años de la conquista y después de ella. No
obstante, pese a la práctica inexistencia de escritos acerca del devenir de nuestro pueblo,
podemos sin embargo encontrar los posibles orígenes y significado del topónimo «Valsendero» y,
al tiempo, algunas referencias a algunos de sus posibles primeros moradores tras la conquista. Ello
es así en tanto que, si bien a partir de una evolución relativamente rápida de las diferentes
expresiones con que es nombrado, Valsendero ha sido mencionado en varias ocasiones en el libro
de los Repartimientos de Gran Canaria y -aunque en tan solo una ocasión- en las Ordenanzas del
Cabildo General de 1531. Aparecerá, por supuesto, en otros documentos posteriores. Pero aquí
solo nos ocupamos de estas dos obras en tanto que en ellas se encuentran, al menos hasta donde
me ha sido posible averiguar, los primeros topónimos oficiales y de rango jurídico-administrativo
con que es conocida la zona. No obstante, he de advertir previamente no solo que este texto es
algo más árido y complejo que los anteriores sino también que en lo que sigue aventuraré algunas
interpretaciones, en ocasiones algo arriesgadas, que requerirán de posteriores comprobaciones.

3.1. Valsendero en el libro de Repartimientos de Gran Canaria.


De las referencias a que antes aludíamos, la más antigua (de 1527) y las más numerosas
(hasta un total de seis) se encuentran en los asientos que quedaron recogidos en el libro de los
Repartimientos de Gran Canaria. De ahí que las aborde en primer lugar y que les preste especial
atención.
Este libro –como dicen sus editores- es un códice diplomático, esto es, «un Libro donde se
han copiado documentos,…, de peticiones de los vecinos en lo referente a tierras, solares, aguas,
etc., y el resultado de la solicitud». Contiene 427 asientos que nos hablan de muy diversas
peticiones y concesiones de bienes a particulares en Gran Canaria entre 1511 a 1558. Es, en suma,

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un libro en que se han copiado y reunido documentos redactados por miembros del ya por
entonces existente Cabildo grancanario con la finalidad de dejar constancia de las peticiones de
tierras, aguas, solares, casas,…, y de los acuerdos que toman las autoridades competentes
(gobernadores de la isla), tras el debido proceso de contradicción pública, acerca de esas
peticiones. En los diferentes asientos del libro ha quedado registrado que –según fórmulas al uso-
diversos vecinos (tras «besar las manos de vuestras señorías») solicitan que «me hagan merçed de
un solar», «me hagan merçed de una majada», «me hagan merçed de cien hanegadas de tierra de
sembradura e un lomillo», «me hagan merçed de mandarme dar un pedaço de tierra en»,
etcétera. Con ello se consagraba la apropiación privada de bienes y riquezas por parte de aquellos
«conquistadores», de sus herederos o de otros prohombres posteriores. Estos asientos reflejan así
tanto la generalizada exclusión de los indígenas del uso y propiedad de tal patrimonio como la
desposesión de bienes de aprovechamiento comunal. Podría decirse que en este caso -como en
muchos otros posteriores en América Latina- la tierra y los solares, las fuentes y los manantiales,
las cuevas y las casas,…, pasaban a ser propiedad de quien primero las pedía, siempre que fueran
«montuosas» y «sin perjuizio de otro terçero». La norma al efecto podría expresarse bajo el
eslogan «quien primero las pide se las queda», olvidando que muchos otros antes las disfrutaban
ya en común.
Pero volvamos a lo que aquí nos interesa. En el mencionado libro de Repartimientos de
Gran Canaria aparecen diversas menciones a Valsendero. Las detallo seguidamente, Pero antes
debo destacar que el espacio y lugar que nos ocupa es mencionado en estos documentos con
expresiones como «mal sendero» o con topónimos como «Mansedero», «Malsendero» o,
finalmente, «Valsendero». También que existen en estos documentos referencias a otros lugares
más o menos cercanos a los que, sin embargo, no les dedico la atención que se merecen. En todo
caso, creo que todas estas denominaciones se refieren a la zona del actual Valsendero, si bien es
posible que algunas sean dudosas o también que nosotros –meros aprendices en estos
menesteres más propios de historiadores, geógrafos y filólogos- las hayamos malinterpretado.
Como quiera que sea, en este apartado veremos cada una de estas menciones. Me referiré
a ellas señalando el número de asiento que tienen en el libro de Repartimientos de Gran Canaria.
Señalo así mismo el año en que fue fechada la petición y quién la realiza, para seguidamente
recoger el contenido fundamental de la misma, el cual cito entre comillas y respetando la
redacción original, Aunque esto pueda en algún sentido dificultar su lectura y comprensión, creo
preferible respetar el texto original a fin de hacer posibles tanto una lectura del mismo como otras

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interpretaciones. De igual manera, en estas citas también destaco en letra negrita la posible
referencia a Valsendero, al tiempo que la comento brevemente. Conviene señalar, por último, que
a algunos documentos les faltan palabras y frases que no se han conservado en los originales (o las
copias de los originales) y que indico, como es habitual, con puntos suspensivos entre corchetes
[…].
3.1.1 Asiento nº 121 (1527).
En orden cronológico, es la primera referencia que he encontrado en el libro. Está fechada
en 1527. En este asiento se indica que Marcos de Jacomar, «vezino de Arucas», solicita
«me agan merçed de un asyento para colmenar que es a las cuevas de Mansendero que se
dizen de Juan de Mena el asyento con la dicha cueva e con un pedaço de tierra de sequero
que es delante de la dicha cueva de la açequia para arriba que serán hasta treynta o
quarenta hanegas poco mas o menos».

Así pues, el tal Marcos de Jacomar, «vezino de Arucas», solicita le sea concedido un
«asyento para colmenar». Se trata, dada la probada existencia y aprecio que desde antiguo se
tenían por este tipo de asentamientos, de una solicitud para instalar una colmena de abejas
(colmenar). Se solicita también un pedazo de tierra en la misma zona de treinta o cuarenta
fanegadas. Se nos informa así mismo de que ese colmenar y tierras se encuentran delante de la
cueva, a partir de una acequia («de la acequia para arriba») y de que «las cuevas de Mansendero»
son propiedad de Juan de Mena.
No podemos determinar con certeza absoluta dónde se encuentran las «cuevas de
Mansendero». El asiento no contiene mayores referencias topográficas y acaso sea posible
determinarlo posteriormente averiguando quién es Juan de Mena. Pero éste no aparece
mencionado en ningún otro asiento del libro de Repartimientos. Sin embargo, en el entorno sur de
Valsendero existe un lugar o paraje que la vecindad conoce como Cuevamena, que parece
razonable suponer que sean las cuevas «que se dizen de Juan de Mena». Es probable sean estas
las cuevas a que hace referencia el asiento, que por lo demás se encuentran muy cerca de El
Malpey en el límite sur de Valsendero. Por otra parte, tanto por su similitud con otros topónimos
usados para referirse al lugar como porque está presente en otros asientos que seguidamente
veremos, parece que el topónimo «Mansendero» (escrito con mayúsculas en el original) hace
referencia a Valsendero. Si fuese así, esta sería –como decíamos más arriba- la primera referencia
que encontramos a nuestro pueblo, ya en 1527 y a poco más de 40 años de la conquista de Gran

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Canaria, finalizada en 1483. Es más, sitúan a dos personas, Juan de Mena y Marcos de Jacomar,
como propietarios de tierras en Valsendero.

3.1.2 Asiento nº 38 (1535).


En este asiento, fechado en 1535, consta que Alonso de Medina, vecino de «on dizen […]
valle Seco» solicita le sean concedidas:
«çient a(negas?) (hasta)? çient e quarenta? hanegas de tierra de sequero en el dicho val(le)
Secon que alyndan de la una parte tierras de Anton de Serpa regidor e con tierras de
Bastian all[..] e dela otra parte tierras de […] que es e de la otra parte de la cumbre de mal
sendero».

El asiento –como puede verse por la transcripción- posee diversos defectos y lagunas. Pero
del mismo puede deducirse que Alonso de Medina pide que le sean concedidas de cien a ciento
cuarenta fanegadas de tierra de sequero en la zona de «val(le) Secon», que por nuestra parte –
siguiendo en ello a Vicente Suárez Grimón - creemos que hace referencia al actual Valleseco. Por
otra parte, en el mismo asiento se indica –aunque las lagunas del texto no permiten mayor certeza
al respecto- «que Juan de Mayorga contradixo lo […]», lo cual podría sugerir que Juan de Mayorga
contradijo la petición de Alonso de Medina. Sin embargo, la petición fue finalmente concedida,
aunque debido a una nueva laguna del texto tampoco queda claro cuántas fanegadas se conceden
definitivamente a Alonso de Medina. En todo caso, tampoco encontramos más referencias a Juan
de Mayorga en el libro de Repartimientos.
Pero lo que aquí nos interesa es destacar que esas tierras lindan con «la cumbre de mal
sendero». Como veremos en el siguiente asiento, esta referencia no solo parece aludir al actual
Valsendero sino que además lo sitúa geográficamente en tanto que señala que «la cumbre de mal
sendero» linda con Valleseco, lo cual podría hacer referencia al Lomo del Prado o La Cuesta. Por
otra parte, esta expresión («mal sendero») aparece en formas parecidas en otros asientos y
parece aludir a la dificultad de los caminos o senderos que lo atraviesan, lo cual –por su parecido
con el ya visto «Mansendero» y las formas que en adelante veremos que adopta («malsendero»,
«Malsendero» o «Malysendero»)- parece ser el origen del actual topónimo.
Por último, este asiento ofrece otros datos que deberán ser investigados con mayor
detalle, como los nombres y propiedades lindantes de Antón de Serpa (que en el asiento 116
solicita «un pedaço de tierra de sequero en un Tabaybal que es en este barranco de la çibdad» de
Las Palmas) y con «tierras de Bastian», que probablemente aluda –como sugiere Humberto Pérez

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Hidalgo- a Sebastián Crespo y sus posesiones en el Barranco de Crespo. Barranco este que, a
medida que desciende, «recibe otras denominaciones que en el orden descendente son: del
Andén, de la Virgen, de Guadalupe o de las Madres y de Azuaje, hasta desaguar en el barrio de San
Andrés de Arucas. En tiempos de la conquista era conocido como del Aumastel».

3.1.3. Asiento 295 (1546).


Fechado en 1546, en él consta que Juan Domínguez, «vezino de Moya», solicita:
«un pedaço de tierras que son montuosas y salvajes y están adelante de cuevas Bermejas
al camyno abaxo que ban al anden de malsendero el barranco abaxo del malpays en que
abra hasta sesenta hanegas poco mas o menos».

En este asiento encontramos, sin duda, referencias a diversos lugares que pueden facilitar
la ubicación de la zona que nos ocupa. Aparece, en primer lugar, las «cuevas Bermejas» En
relación a tal referencia cabe decir que en el límite sur de Valsendero –como ya señalamos- se
encuentra el lugar que hoy conocemos como el El Andén que debe ser, sin duda, «el anden de
malsendero» a que se hace referencia en este asiento. Pero dice el registro que las tierras que se
solicitan están «adelante de cuevas Bermejas», es decir, después de las Cuevas bermejas, camino
abajo en dirección norte y al andén de Valsendero. Lo cierto es que en el entorno de El Andén
existen muy diversas cuevas. Entre los vecinos y vecinas de Valsendero se conocen algunas de ellas
las Cuevas de Cho Manuel Sánchez, las Cuevas de Leoncio y, ya en Las Helecheras, las Cuevas de
Mito). Pero es poco probable que el asiento haga referencia a estas otras cuevas. Sin embargo,
aún hoy vecinos de Valsendero recuerdan la existencia de diversas cuevas-casas (tres, en
concreto) que sus padres conocían como “cuevas mermejas» y que están en la zona de La
Retamilla. Puede que estas sean en realidad las cuevas a que hace referencia este asiento. Es más,
estas cuevas están relativamente cerca de El Maipez (El Malpaís), aunque este se encuentra al lado
oeste.
Así pues, unas y otras referencias sugieren que, con mucha probabilidad, estas tierras y
espacios se encuentran situados en (o cerca de) el límite sur de Valsendero. En todo caso, cabe
destacar que en este asiento se insiste en la denominación «malsendero» del asiento de 38 de
1535, frente a la de «Mansendero» del asiento 121 de 1527.
Por lo demás, Juan Domínguez aparece igualmente mencionado en los asientos 175 y 176,
pero en relación a una solicitud de un solar en Moya y, por tanto, sin referencia a Valsendero.

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3.1.4. Asiento 323 (1550).
Fechado en 1550, este asiento nos informa de que Juan Navarro, «criador vezino desta
ysla» solicita:
«un pedaço de tierras que son junto a la Syerra en el barranco de Malsendero do yo moro
con mi ganado que lindan por la parte de abaxo con tierras de Pedro Azedo Regidor e por
otra parte de Juan de Çiberio Regidor e por otra parte un lomo que viene de tierras de
Domingalbarez e por arriba la Syerra aguas vertienetes de una parte e otra del dicho
barranco de Malsendero en que podrá aver ochenta o cient fanegadas de tierras».

En esta pequeña frase se recogen muchos datos de interés. Primero que, si bien cabe
alguna duda al respecto, de la frase «en el barranco de Malsendero do yo moro con mi ganado»
puede inferirse que Juan Navarro vive ya en el barranco de Valsendero. Pero también hay que
destacar que mientras en los asientos anteriores quienes hacen las peticiones eran vecinos de
Moya, Arucas,…, en este asiento Juan Navarro manifiesta ser «criador vezino desta ysla» y que
«moro con mi ganado» en estas tierras y barranco. De ser así, sería –al menos hasta donde he
podido deducir- la primera referencia que hemos encontrado en los Repartimientos a alguien que
vive y trabaja en la zona de forma estable.
Por otra parte, este asiento nos informa de que Juan Navarro linda con otros propietarios
como los regidores Pedro Azedo y Juan de Çiberio, así como de un tal Domingalbarez, de quien no
existen más referencias. Debería investigarse –si fuese posible- el origen, actividades y
propiedades de tales personas. Por lo demás, como veremos seguidamente, en otros asientos del
libro de Repartimientos aparece Juan Navarro asociado a otras peticiones y lugares próximos a
Valsendero. Una especial mención a este respecto merece el hecho de que, en otros documentos,
se hace referencia a lo que actualmente conocemos como El Caidero de Los Navarros o de El
Andén que está por encima de las Cuevas de El Andén.
Por último es de destacar que el topónimo «Malsendero» no solo aparece escrito con
mayúsculas en dos ocasiones en el original y, por tanto, como nombre propio de lugar. También
que coincide con expresiones anteriores como «mal sendero» o «malsendero».

3.1.5. Asiento nº 427 (1555)


Fechado en el 11 de octubre de 1555, este asiento nos informa de una petición/reclamación que
presentan Juan Navarro y Antón Pérez por la cual afirman que en el año 1543 se le habían
concedido a Antón Pérez cien fanegadas de tierra

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«[¿en el barranquillo?] del Polear que linda con tierras de Juan de Çiberio Regidor que fue
desta isla e por la Degollada asomando al Rincon de Tejeda e tras la cordellera hasta
ençima de la Fuente Fria e lindero el barranquillo de la dicha Fuente Fria abaxo hasta
alindar con tierras de mi el dicho Juan Navarro a Malsendero atrabesando a dar al dicho
barranquillo del Polear».

Más allá de la nueva referencia a Juan Navarro y a «Malsendero», en este asiento se


mencionan diversos lugares y personas relacionados con la zona. Uno de ellos es «el barranquillo
del Polear». Sobre este barranquillo hay que tener en cuenta que en el asiento 123 Juan de Çiberio
solicita se le concedan ciento sesenta fanegadas de sequero que están «una mesa que esta arriba
del Valleseco que a por linderos al camino yzquierda la cueva que dizen de los Corchos el
barranquillo arriba e por la otra vanda de la mano derecha el barranquillo que se dize del Polear
arriba e por la cabeçada arriba el camino real que va para Facarcaz». La «cueva que dizen de los
Corchos» aparece mencionada en los asientos 404, 111, 277, 284 y 123 y parece referirse sin duda
a la actual Cueva Corcho. Por otra parte, en este asiento 427 que comentamos se hace referencia
a «la Degollada asomando al Rincón de Tejeda», refiriéndose con mucha probabilidad a la actual
Degollada de Las Palomas, que se encuentra en Valleseco, en el límite con Tejeda, y desde donde
podemos tener una espectacular vista de La Caldera de Tejeda donde a su vez sobresalen el Roque
Nublo, El Aserrador y el Roque Bentayga.
Se refiere así mismo este registro, y en dos ocasiones, a «la Fuente Fría», que sin duda es
la actual Fuente Fría que está en el Lomo de Fuente Fría. Ambos, fuente y lomo, se encuentran en
dirección sur respecto de Valsendero y por encima del Caidero de Navarro
Así pues, tanto estas como las referencias anteriores permiten determinar sin género de
duda que ya en estos años «Malsendero» es un lugar o zona geográfica y jurídicamente conocida.
El paso final vendrá dado, a mi parecer, por el próximo y ultimo asiento del libro de
Repartimientos al que me referiré.

3.1.6. Asiento 170 (1555).


Fechado en 1555, al igual que el anterior, pero el día 11 de junio (unos cuatro meses
antes), en este asiento se nos informa de que Francisco Pérez Despinosa pide:
«un pedaço de tierras hasta çien hanegadas montuosas para las aprovechar que an por
linderos de una parte la fuente fria y tierras de Juan de Çiberio y el barranco abajo del
agua hasta tierras de Juan Navarro y de la otra parte todo el malpays abajo hasta unas
piletas que estan en la montaña que diçen de cuevas bermejas y hasta cuevas bermejas y
por la otra parte de abajo una vereda que va a la cueva de Valsendero».

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Vuelven a aparecer en ese asiento lugares (la Fuente Fría, las Cuevas Bermejas y El Maipez)
y personas (Juan de Çiberio y Juan Navarro) a las que ya nos hemos referido anteriormente. La
mención a «la cueva de Valsendero» quizá aluda a las Cuevas de Mena anteriormente citadas. La
expresión «por la otra parte de abajo una verada que va a» quizá haga referencia a el camino de El
Maipez que llega hasta las Cuevas de Mena y sigue su transcurso hasta el caserío de Valsendero.
Por todo ello cabe aventurar que estas referencias parecen apuntar a tierras que se encuentran en
la zona de Las Hoyas o próximas a la misma. En todo caso, quizá el dato más significativo sea que
en este asiento de 1555 aparece, por primera vez, el topónimo «Valsendero» con la grafía actual,
si bien hace referencia «a la cueva de Valsendero». Es por esto que, aunque está fechado unos
cuatros meses antes que el anterior asiento 427, lo hemos colocado en último lugar.

Hasta aquí las referencias a Valsendero que, bajo diferentes nombres, he encontrado en el
libro de Repartimientos de Gran Canaria. Me ocupo seguidamente de la única referencia a
Valsendero que aparece en las Ordenanzas del Cabildo General de 1531.

3.2. Valsendero en las Ordenanzas del Cabildo General de 1531.


El nombre Valsendero aparece también en otros textos y documentos posteriores a la
conquista de Gran Canaria. Así una de esas referencias se encuentra en el conocido libro que
recopila las Ordenanzas del Cabildo General de 1531. En estas Ordenanzas -que derivan de la
disposición dictada por los Reyes Católicos por la cual se establecían diversas normas acerca de
cómo se debía «regir, é gobernar» la isla (Regidores, Personero, Mayordomo, Escribanos, Alcaldes,
Alguacil…) y se facultaba al Concejo para que «se hagan ordenanças cerca de las cosas de yuso
contenidas» - se establecen diversas normas que regulan muy diferentes aspectos de la vida social
y económica de la isla. Por su relación con la tala de los bosques y, particularmente con el Bosque
de Doramas, vale la pena destacar el apartado «DE LAS MONTAÑAS E GUARDAS DELLAS». En él se
establece que «nynguna persona no pueda cortar madera nynguna syn licencia de la justicia e
regimiento», que «ninguno corte nyngund pino de pie syn licencia», «que nynguno sea osado de
cortar palmas ny dragos sin licencia de la justicia», que «no entren ganados nyngunos ny de
ninguna manera que sea salvo puercos e yeguas», «que ninguna persona sea osado de cortar
saoz», «almácigos», «palmitos», que no se podría «haser carbón o ceniza en las montañas de

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Duramas o de Galdar» o, finalmente, que nadie podría «facer fuego en ninguna de las dichas
montañas».
Sin duda, estas instrucciones mostraban la plena conciencia del desastre medioambiental y
económico que estaba causando la tala indiscriminada de los bosques grancanarios. Tanto que, a
fin de contener estas prácticas, las prohibiciones se acompañaban de severísimas multas (cien
maravedíes) o castigos (cien azotes) para quien las incumpliese «syn licencia de la justicia». Acaso
por ello no ha faltado quien dijera que tal medida podría ser considerada como una de las
primeras mediadas ecológicas en Gran Canaria.
Pero en lo que aquí nos ocupa es de especial interés recordar que este apartado de las
Ordenanzas titulado «DE LAS MONTAÑAS E GUARDAS DELLAS» comienza señalando:
«Primeramente que en la montaña de Duramas ny de montañas' Gáldar ny en las
montañas del Palmytar ny en la madre del agua de Firgas ny en las montañas del barranco
del Aumastel ny en las montañetas que están al Malsyndero y a la parte de Terore ny en el
lavreal nynguna persona no pueda cortar madera nynguna syn licencia de la justicia….»

Como podrá intuirse, el texto citado de las Ordenanzas de 1531 se refiere claramente a
Valsendero. Es más, lo sitúa en el entorno de Teror («Terore»), Las Madres de Firgas y del
Barranco de Aumastel. Sobre este último particular cabe resaltar, por una parte, que este
barranco no es otro que el Barranco de Azuaje y, por otra, que antiguamente el Barranco de
Aumastel se extendía desde su desembocadura en el mar por San Andrés hasta la cumbre, lo cual
incluye todo el recorrido de El Barranco de la Virgen y, por tanto, atraviesa todo Valsendero.
Por otra parte, las Ordenanzas están fechadas en 1531. Por tanto, son posteriores a la
referencia de 1527 que más arriba mencionábamos en el asiento 121 del libro de Repartimientos.
Pero ambos documentos se refieren sin duda a Valsendero y quizá sea este apartado de las
Ordenanzas el que conviertan en «oficial» el uso del topónimo «Malsyndero» o «Malsendero»
para referirse a Valsendero.

3.3. A modo de breve conclusión.


De todas las referencias a Valsendero que hemos encontrado en estos documentos de la
primera mitad del siglo XVI podemos extraer algunas conclusiones provisionales. Podría decirse
que unas, las primeras, son de carácter socio-histórico. Las otras, más áridas y problemáticas, son
de orden lingüístico.

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La primera de esas conclusiones es que la zona aparece ya mencionada hacia el primer
cuarto del siglo XVI. Sin embargo, de estas referencias pueden deducirse tres primeras cuestiones:
a) que en los asientos del libro de Repartimientos y en la cita de las Ordenanzas se usan
diversos topónimos o expresiones que parecen referirse a Valsendero («Mansendero»,
«Malsendero»,…), si bien lo mencionan solo como punto o lugar de referencia;
b) que, sin embargo, en estas peticiones aparecen menciones a lugares que, en todo caso,
podemos situar en el límite sur del espacio geográfico que actualmente conocemos como
Valsendero, que como decíamos limita al sur con el Barranco de El Andén y El Malpey; y,
por último pero no menos importante,
c) que de ello podría inferirse que por estas fechas (entre 1511-1558) los «repartimientos»
de tierras, aguas,…, no habían afectado aún a Valsendero o, si se quiere, a las tierras,
aguas,…., situadas al norte de los barrancos de El Andén y El Malpey y al sur del Barranco
de La Virgen. Sin embargo, este último extremo debe ser confirmado, pues el mismo uso
del topónimo «Valsendero» (ya en mayúscula y como nombre propio) indica que por
alguna razón se conoce el lugar, lo cual podría incluir hasta la posibilidad de estuviera ya
habitado de forma más o menos estable. Pero, como quiera que fuese, todo ello puede ser
un punto de partida de suma importancia para indagar acerca de quiénes fueron -tras la
conquista- los primeros pobladores y propietarios que se asentaron en la zona y el espacio
natural del actual Valsendero.

Por otra parte, de estas referencias a Valsendero en los documentos citados puede
concluirse que la zona aparece ya mencionada hacia el primer cuarto del siglo XVI, si bien en 1527
se nombra el lugar mediante el topónimo «Mansendero» (Repartimientos) y en 1531 se usa
«Malsyndero» (Ordenanzas). Así mismo y poco después, en asientos de 1535 y en 1546,
aparecerá nuevamente, aunque ahora bajo la expresión «mal sendero». Posteriormente, en 1550,
se usa «Malsendero», notablemente próximo al actual. De cualquier modo, en este caso cabe
destacar que queda registrado en dos ocasiones y con mayúscula, es decir, como un nombre
propio de lugar o topónimo propiamente dicho. Lo mismo ocurre por último en 1555, aunque es
de destacar que, en este mismo año y en un asiento diferente, se usa ya «Valsendero», si bien no
de forma definitiva pues en documentos de hasta un siglo posterior el pueblo aparecerá
denominado como «Basendero».

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Poco es, sin embargo, lo que podemos decir con certeza acerca de los motivos que
inspiraron estos cambios o evolución en los diferentes topónimos con que es denominado el lugar.
Pero, pecando acaso de osados, aventuremos algunas ideas.
De un lado, quisiera sugerir que todos estos topónimos parecen derivar de la expresión
genérica «mal sendero». De hecho, el origen y significado de estos topónimos puede deberse–
como seña la Humberto Pérez Hidalgo- al «mal sendero» o, por extensión, a los difíciles,
enrevesados y pendientes senderos que desde antaño atraviesan Valsendero y que llevan (o
traen) a diversos lugares de Valleseco, Firgas, Teror, Moya o incluso Tejeda.
De otro, me atrevería a aventurar que el uso de «Mansendero» en vez de «Malsendero»
acaso pueda deberse a algunos fenómenos frecuentes en el español: por un lado, a la recurrente
sustitución de la «n» por la «l» (o a la inversa), puesto que son dos sonidos muy parecidos y, por
tanto, fáciles de confundir; y, por otro, a la frecuente repetición de un sonido ya presente en la
palabra en cuestión y, en este caso, a la repetición o duplicación de la «n» presente en «sendero».
En todo caso, tampoco cabe descartar –dado que solo aparece en el asiento 121 de los
Repartimientos- que se trate de un simple error de transcripción.
Más difícil es, no obstante, explicar con certeza el cambio de «Malsendero» a
«Valsendero». Para concluir ya estas notas y a modo de meras hipótesis me atrevería a apuntar,
tras abusar de la confianza de amigos y amigas más entendidos que yo en estos menesteres, varias
conjeturas finales:
a) el cambio puede deberse -al igual que ya vimos con la sustitución de «l» por la «n» (o a
la inversa)- a la sustitución de la «m» por la «v» o por la «b» (o a la inversa, la sustitución
de la «v» o «b» por la «m»), puesto que también son sonidos que confundimos con
facilidad. Así ocurre, por ejemplo, cuando decimos «mermejal» en vez de «bermejal». Es lo
que sucede –por aludir a un caso que se da en Valsendero- cuando nos referimos al
conocido paraje de Pajaritos -caracterizado por el color bermejo (rojo) de su tierra- como
Lomito de Mermejada en vez de Lomito de Bermejada. Lo mismo ocurre -en otro ejemplo
muy frecuente en el español- cuando decimos «almóndiga» en vez de «albóndiga». Por
este fenómeno lingüístico «Malsendero» quedaría convertido en «Valsendero». Y algo
similar es lo que pasa, de nuevo, cuando «Malsendero» se convierte en «Basendero» o en
«Malsyndero», aunque en este último caso se debe, entre otras cosas, a la proximidad
sonora entre la «e» y la «y».

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b) Pero el cambio de «Malsendero» a «Valsendero» también puede deberse a que la
existencia y uso del topónimo «Valleseco» haya ejercido algún tipo de influencia
(irradiación) a la hora de establecer, por imitación, el topónimo «Valsendero».
c) Así mismo, y en estrecha relación con lo anterior, en tal cambio también pueden haber
influido dos elementos relacionados entre sí: por un lado, el hecho de que Valsendero sea,
en efecto, un Valle, lo cual constituiría motivo añadido (remotivación) que alienta la
sustitución de «Malsendero» por «Valsendero»; y, por otro, que la sílaba «Val» puede
constituir en realidad una contracción de la palabra «Valle», esto es, una expresión más del
habitual uso en muchos topónimos de «Val» en vez de «Valle». Esto es lo que
frecuentemente ocurre en la España peninsular (Valdepeñas, Valdemoro) y, acaso con
menor incidencia, en Canarias (Valsequillo).
d) Otra última sugerencia apuntaría a que la sustitución de «Malsendero» por
«Valsendero» acaso se deba al carácter más amable de este último topónimo, esto es, a
que elude la connotación negativa que implica la palabra «Mal».

Pero, como decía, todas estas consideraciones no son, por último, más que meras hipótesis
cuya ulterior verificación –si es que es posible- requeriría de mayores investigaciones y
conocimientos.

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