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I.

Historia de la terapia higiénica

Behlau & Pontes (2001) señalan que la higiene vocal se conforma de normas básicas que ayudan a
preservar la salud vocal y a prevenir el aparecimiento de alteraciones vocales. Estas normas de
higiene vocal deben ser seguidas idealmente por todos, particularmente por aquellos que utilizan
de su voz, ya que presentan una tendencia mayor a padecer alteraciones vocales. Añaden además,
que la salud vocal es un concepto que engloba una serie de aspectos tales como: voz limpia y
clara, emitida sin esfuerzo y es agradable al oyente. Además de esto, es sabido que una voz se
presenta saludable cuando el individuo consigue variar sus cualidades vocales, como la frecuencia,
la intensidad y la modulación, de acuerdo con el ambiente, la situación o el contexto
comunicativo. Estos autores mencionan que el punto básico de la higiene vocal es comprender
cómo la voz es producida, cuáles son los órganos involucrados en el proceso. Es importante
comprender también cuáles son los enemigos de una buena voz, es decir, los hábitos nocivos que
perjudican y colocan en riesgo la salud vocal. Por último, es importante saber cuáles son los
procedimientos básicos para mantener una emisión saludable para la vida.

Los métodos higiénicos para mejorar la voz han sido descritos en muchos textos clásicos de terapia
vocal (Andrews, 2002; Boone, 1971; Case, 1996; Colton & Casper, 1996; Deem & Miller, 2000;
Hicks & Bless, 2000; Stemple, 1993; Stemple , y otros,., 2000; West, Kennedy, & Carr, 1947; Van
Riper & Irwin, 1958). En relación a la orientación de la terapia higiénica se definen dos creencias:
(1) muchos desordenes vocales funcionales son iniciados y mantenidos por conductas que llevan a
daño de las estructuras laríngeas; (2) la eliminación de las conductas dañinas y traumáticas llevará
a una mejoría en la ejecución vocal. La aproximación higiénica para la terapia vocal, por lo tanto,
se enfoca en la identificación y subsecuente eliminación de las conductas vocales pobres seguidas
por un desarrollo de conductas vocales adecuadas (Stemple, 2007).

Bajo esta mirada, el manejo de la higiene vocal ha sido caracterizado en numerosas formas.
Algunos autores han considerado la higiene vocal como un componente de un protocolo de
terapia vocal más largo y completo (Andrews, 2002; Boone, 1971; Colton & Casper, 1996; Deem &
Miller, 2000; Hicks & Bless, 2000; Stemple , y otros,., 2000; West , y otros,., 1947; Van Riper &
Irwin, 1958). Otros han argumentado que la higiene vocal puede, en circunstancias, mantenerse
sola como el método de tratamiento para mejorar un problema vocal (Andrews, 2002; Colton &
Casper, 1996). Colton y Casper señalaron que cualquiera de estas perspectivas será apropiada para
que la adopten los clínicos, ellos señalaron, “la higiene vocal puede construir el programa de
rehabilitación entero, o ser parte del programa”. A lo largo de los años, la higiene vocal ha sido un
tema principal en los programas de rehabilitación vocal (Mueller & Larson, 1992), (Stemple, 2007).
Revisión de algunos autores sobre enfoque higiénico

El enfoque terapéutico de higiene vocal planteado por Stemple en el 2010 plantea que la higiene
vocal es un programa focalizado en la educación del paciente. La meta es eliminar las conductas
que son consideradas traumáticas para la salud de las estructuras y la función de las cuerdas
vocales, además de esto, comenta que frecuentemente, es el primer paso en el manejo de la voz y
en programas de prevención vocal y que aunque la educación de la higiene vocal es incluida en la
mayoría de los programas de terapia vocal como una forma independiente de tratamiento, falla al
terminar con los métodos directos de terapia (Roy , y otros,. 2001) para cambiar los
comportamientos vocales (Chan, 1994; Timmermans, DeBodt, Wuyts, & Van de Heyning, 2004).
Mejor dicho, Stemple plantea que la terapia de higiene vocal queda mejor al adjuntarla a otras
formas de terapia.

Esta terapia tiene como objetivo el prevenir alguna patología laríngea y mantener un óptimo
estado de la voz a través del tiempo. Algunas de estas medidas pueden ser el fumar ni beber
alcohol, consumir agua para una hidratación sistémica, hacer baños de vapor, evitar consumir café
o irritantes, entre otros (Jackson Menaldi, 1992).

Le Huche y Allali, en el 1994, plantean que para conservar al máximo las posibilidades vocales es
necesario plantearse qué principios deben respetarse, qué precauciones tomar y qué medios
emplear para conseguirlo. Estos autores comentan que la importancia que se le atribuía en los
tratados antiguos a la higiene vocal era mayor que en la actualidad:“Hace poco más de 100 años,
el Dr. L. Mandl escribió 300 páginas sobre este tema en las que revisaba la posible influencia sobre
la voz de la mecánica vocal, en primer lugar, y luego de todas las funciones orgánicas y de las
particularidades individuales (circulación, alimentación, movimientos, facultades intelectuales,
pasiones, temperamento, etc.) y finalmente de todas las condiciones externas (clima, hábitat,
ejercicio profesional, etc.). Más próximo a nosotros un autor como Wicart describe
detalladamente cual debe ser la jornada del orador que ha de pronunciar por la noche un discurso
importante: un vaso de agua o una infusión al despertar, un paseo al final de la mañana, ejercicios
vocales 10 minutos antes del almuerzo y, finalmente, el recorrido a pie hasta el lugar en que debe
hablar. También da numerosos consejos referentes, por ejemplo al menú de la comida o
consignas tales como evitar las bebidas frías y la proximidad a flores o a personas perfumadas, que
podrían irritar las vías respiratorias superiores”.

Le Huche y Allali postulan además que, el problema de la debilidad vocal que sobreviene
súbitamente para contrariedad del orador resulta, en la actualidad, menos acuciante gracias al uso
del micrófono y de la amplificación. Hoy en día se puede paliar mejor una deficiencia pasajera por
medio de un tratamiento antinflamatorio de urgencia. Sin embargo, estos autores plantean que
sería un error descuidar el problema de la higiene vocal que sigue siendo preocupante a corto
plazo para el cantante y el actor y, a más largo plazo, para todas las personas en diverso grado ya
que nadie está completamente a salvo del círculo vicioso del sobreesfuerzo vocal, pero en este
punto conviene distinguir entre el profesional de la voz y el no profesional de la voz. El no
profesional de la voz puede continuar realizando su actividad profesional de forma satisfactoria
reduciendo momentáneamente el uso de la voz, el profesional de la voz no puede hacerlo, lo cual
determina reglas de higiene vocal diferentes.

Boone, Mcfarlane, Von Berg en el 2005, plantean que además de las técnicas de otros enfoques
para mejorar la voz, consideran también la necesidad de atención adicional a la higiene vocal, pero
como un método complementario y no exclusivo.

Sapienza y Hoffman en el 2009, postulan que la higiene vocal es un programa centrado en la


educación del paciente y que tiene como objetivo la eliminación de comportamientos que se
consideran traumáticos para la salud estructural y la función de las cuerdas vocales. A menudo es
un primer paso en la gestión de voz y programas de prevención de voz. Plantean también que,
aunque la educación en higiene vocal está involucrado en casi todos los programas de terapia de
voz como una forma independiente del tratamiento, no logra competir con los métodos de la
terapia de voz directa (Roy , y otros,, 2001) para el cambio de comportamientos vocales (Chan,
1994; Timmermans, Debodt, Wuyts, y Van de Heyning., 2004). Más bien, la terapia de la higiene es
más adecuada como un complemento a otras formas de tratamiento.

Casado & Pérez (2009) plantean que la educación vocal del paciente debe abordarse desde el
inicio del tratamiento y de forma prioritaria. Dichos autores argumentan además que la educación
del paciente se explica como el aprendizaje, asimilación y puesta en práctica de un conjunto de
pautas orientadas al cuidado de la voz. Dichas pautas deberán seleccionarse según las
características del paciente y de su problema. No se explicarán como una indicación aplicable de
forma puntual ante una determinada situación, sino que deben ser mostradas como una forma de
actuación ante la vida. Estos autores mencionan que el conocimiento sobre el funcionamiento
laríngeo y la producción de la voz es la mejor herramienta para luchar contra la disfonía. Por tanto,
una vez realizada la evaluación e identificados los síntomas procederemos a aportar al paciente
una visión clara sobre su problema y porque este se produce, se explicarán de forma sencilla
algunos aspectos sobre la fisiología de la voz y de la laringe, sobre su deterioro y las reacciones del
organismo ante el abuso vocal. El conocimiento sobre la sintomatología y como se llega a ella
ayudara al paciente a detectarla y a darle la importancia que requiere reaccionando
adecuadamente. Las medidas de higiene vocal se comenzarán a trabajar desde el primer día de
tratamiento, se irán adaptando y ampliando progresivamente según vayan siendo asimiladas. Las
pautas de higiene vocal han de definirse, explicarse suficientemente y mostrarse de forma práctica
mediante situaciones reales y/o “técnicas de rol”, se le entrega a cada paciente un documento
sencillo en el que no se incluyan todas las recomendaciones, sino las fundamentales de cada
apartado. En sucesivas visitas se van incrementando estos consejos, a medida que van siendo
asimilados los primeros.

Patricia Farías (2012) plantea que la evidencia sugiere que el enfoque higiénico no puede ser
usado en forma aislada para tratar las disfonías; se usa como complemento de otros abordajes y
puede auxiliar al paciente para prevenir el mayor deterioro vocal.
Joseph Stemple y Lisa Thomas Fry (2010) expresan que la terapia de higiene vocal es a menudo
el primer paso en muchos programas de terapia vocal. Muchos factores etiológicos contribuyen al
desarrollo de trastornos vocales y expresan que una pobre higiene vocal puede ser un factor de
desarrollo importante de patología vocal y que cuando los comportamientos vocales inapropiados
son identificados, entonces el tratamiento apropiado puede ser ideado para modificarlos o
eliminarlos. Una vez modificados, la producción vocal tiene la oportunidad de volver a la
normalidad. Estos autores indican también que esta terapia pretende inculcar patrones vocales
saludables en los patrones de habla habituales de los pacientes y que una buena higiene vocal
también va enfocada al mantenimiento de la salud de las cuerdas vocales cubriendo a través de
una adecuada dieta e hidratación interna.

Colton & Casper (2011) expresan que la categoría de higiene vocal incluye técnicas que deben ser
incorporadas en la mayoría de los programas vocales. Las instrucciones de higiene vocal, en
ocasiones pueden constituir todo el programa de rehabilitación, pero es típico que sea una parte
del programa. En la mayoría de los casos de mal uso vocal, debe ser parte de la rutina del
programa, y el entrenamiento en higiene vocal es una medida preventiva que debe ser la etapa
final de la terapia, luego de haber alcanzado un resultado exitoso. Comentan también que
Morrison y Rammage (1994) promueven el uso de una lista con consejos útiles con lo que se debe
hacer y lo que no se debe hacer en cuanto a higiene vocal.

Stemple & Hapner (2014) señalan que el enfoque higiénico, o antiguamente llamado etiológico
apunta a instaurar en el paciente comportamientos vocales saludables en la vida cotidiana,
preocupándose además de la hidratación y la dieta. Además, dichos autores mencionan que este
enfoque busca la eliminación o modificación de los malos hábitos vocales para mejorar la
producción fonatoria.

Behlau (2005) menciona que el enfoque higiénico busca la raíz del problema vocal, identificar y
eliminar la causa de la disfonía o patología laríngea, es por esto que suele tomarse como sinónimo
del enfoque etiológico, pero en el fondo son distintos. Con respecto a esto, la ventaja que conlleva
la aplicación de la terapia higiénica es que, eliminando las causas, disminuye considerablemente la
posibilidad de una recidiva de la patología vocal y provoca gran comodidad por parte del paciente
el eliminar la génesis de la lesión. Por otro lado, la desventaja, es que es muy complejo determinar
la raíz propiamente tal de la alteración vocal y que no siempre la solución va a ser directamente
relacionada con la raíz, porque se pueden crear compensaciones o ajustes motores inadecuados
en el paciente que impiden que, tan solo eliminando la causa, una disfonía (por ejemplo)
desaparezca por completo.

Este enfoque ha sido citado por varios autores, algunos de ellos lo consideran como parte del
protocolo terapéutico de voz y otros dicen que puede ser utilizado por si solo para el tratamiento
de problemas vocales como es el caso de Colton y Casper (1990) quienes sostienen que puede ser
utilizado como único método de rehabilitación vocal o ser parte de un programa rehabilitador.

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