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Sábado, 22 de mayo de 2010

EL PAIS › PANORAMA POLITICO

1. Fiesta patria
Por Luis Bruschtein

Con el escándalo de Mauricio Macri por el espionaje, que donde pone el ojo no se sabe qué más pone; Cobos
que va al Colón, adonde no va nadie y en cambio no va a la cena adonde van todos, y el mambo de las dos
catedrales, una con el arzobispo primado y toda la oposición, y otra con el enviado del Papa, la Presidenta y los
gobernadores, este 25 de Mayo del Bicentenario se presenta movido. Es un país que después de muchos años
propone y discute, que a pesar de soportar mal la polémica, por falta de costumbre, está envuelto en un debate
que convoca pero que también confronta. Que produce acuerdos, rispideces y realineamientos. Es también una
forma de proyectarse hacia el futuro al cumplirse los 200 años de la independencia.

Aunque también terminó por impactar en los festejos patrios, lo de Macri con el espionaje no tiene nada que ver
con la independencia. El jefe de Gobierno porteño puede ser culpable o inocente en el escándalo del espionaje.
Eso se verá en el juicio. Pero es evidente que existe una gran cantidad de indicios que lo involucran.
Objetivamente, sus decisiones favorecieron el espionaje y además los espiados tenían intereses encontrados
con él. Hay una cronología de llamados cruzados donde Macri aparece cada vez que Palacios y Ciro James
jugaban a los espías. Son indicios más que suficientes para ser procesado. Hubiera sido escandaloso que
Norberto Oyarbide no lo hiciera. Sin embargo, esos indicios no lo declaran culpable, todavía falta el juicio, pero
desde el punto de vista político es una papa caliente que puede incinerar sus ambiciones presidenciales.

Al gobierno nacional no le conviene desbancar ahora a uno de los posibles competidores del 2011. Se ha dicho
que la estrategia del kirchnerismo sería tratar de ganar en primera vuelta, pasando la línea del 40 por ciento de
los votos y sacándole más del diez por ciento de ventaja sobre el segundo. En función de esa expectativa, el
mejor escenario para una candidatura del oficialismo es el de una oposición fragmentada entre varios
candidatos, Cobos, Carrió, Reutemann, Rodríguez Saá, De Narváez y Macri, con chances parecidas. Si los
candidatos se empiezan a caer antes de largar, eso favorecería la concentración del voto opositor. Hoy menos
que nunca le conviene al Gobierno sacar a Macri de esa competencia.

Pero Macri no puede explicar la trama de relaciones que lo complican con su viejo amigo Palacios y el espionaje.
Tendría que decir que son todas casualidades. Lo que es difícil de creer y en política eso es definitivo. Tendría
que decir que fue ingenuo, que no sabía que su amigo Palacios, el hombre a quien él, como gobernante,
identificaba como el policía ejemplar, fuera capaz de usar métodos ilegales. Aun ese escenario de inocencia
sería contraproducente en la política donde la estupidez es lo que menos se perdona.

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Metido en el baile, inocente o culpable, para Macri todas son feas. Menos una: victimizarse y echarle la culpa al
gobierno nacional, en lo cual también tendrá el respaldo de los grandes medios, más preocupados en desgastar
a los Kirchner que por el espionaje de la gente de Macri. Pero como recurso tiene un techo: el jefe de Gobierno
porteño está tan evidentemente involucrado que la queja será eficaz en el macrista más definido y no tanto entre
el público en general. Para colmo, para ser creíble tiene que sobreactuar la furia contra el gobierno nacional por
“el armado” perverso que le habría endosado.

En ese papel, desde que salió de la declaración indagatoria hace dos semanas, Macri disparó una andanada tras
otra contra los Kirchner. Los acusa, sobre todo a Néstor, de haber armado la causa y sugiere que James era un
submarino de la Policía Federal. Los funcionarios macristas que inundaron la TV con cuadros sinópticos
surrealistas en un simulacro de explicación que no explicaba nada, sugerían que Ciro James ocultó que estaba
en la Federal cuando se incorporó como funcionario de la administración porteña. Pero James ya había trabajado
con Palacios, que encima no tuvo empacho en reconocerlo. Cualquier explicación que intentan se les escurre
entre los dedos. El único recurso que les quedó fue tratar de desviar la atención.

En ese camino salió la peor imagen de las que puede proyectar Macri: la del cajetilla soberbio y algo tontón que
hace desplantes y agresiones. El jueves a la mañana, poniendo cara de asco, entre burlón y grosero, dijo que el
25 de mayo debería soportar la presencia de Néstor Kirchner en la función de gala del Colón, sólo porque se
trataba del consorte presidencial. Fue una sobreactuación de mal gusto. Esa misma noche, la Presidenta le envió
una carta diciéndole que no asistiría para evitarle presencias molestas. Lo ridículo fue que después de insultarla,
Macri volvió a sobreactuar su esfuerzo para lograr que asistiera a su fiesta. “La investidura que tenemos debe
estar por encima de las cuestiones personales”, dijo.

Y parte de razón tiene. En la actitud de Cristina Kirchner había seguramente algo más que justa indignación.
Porque, de alguna manera, con esa carta ubicó nuevamente a Macri como opositor-interlocutor, algo que el jefe
de Gobierno porteño estaba buscando desesperadamente para recuperar espacio. No es la primera vez que el
kirchnerismo hace eso con Macri al darle aire porque lo prefiere como adversario. Pero durante todo el escándalo
del espionaje, el gobierno nacional se había mantenido en silencio. Sólo hubo alguna intervención esporádica de
Aníbal Fernández para rechazar las acusaciones de Macri. Además del arrebato personal, la carta tiene
consecuencias.

Macri, con el resto de la oposición, irá al Tedéum en la Catedral de Buenos Aires, mientras la ceremonia religiosa
oficial se celebrará en Luján. Con excepción de los primeros gobiernos de Perón, nunca la Iglesia Católica estuvo
tan confrontada con un gobierno nacional. El arzobispo Jorge Bergoglio emprendió de entrada una cruzada casi
personal contra los Kirchner. A veces en forma abierta y otras más sinuosa al estilo eclesial, Bergoglio
bombardeó proyectos oficiales y sostuvo los opositores, un ámbito donde en la Capital tiene varias relaciones
personales, desde el mismo Macri hasta Elisa Carrió, pasando por Gabriela Michetti. Cuando Cristina Kirchner

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decidió hacer el Tedéum oficial en la catedral de Luján, Bergoglio anunció que también lo celebraría en Buenos
Aires y allí se anotaron los principales dirigentes de la oposición con la intención de provocar un hecho político
per se. Y en el medio de esas disputas, el vicepresidente opositor, Julio César Cobos, no fue invitado a la cena
del 25 de Mayo en la Rosada, pero anunció que estará en la fiesta del macrismo en el Colón.

Esa es la Argentina real. Otra imagen hubiera sido Photoshop. La oposición no cedió ni un tranco de pollo en pos
de la unidad del Bicentenario ni de nada, pero la reclama como si hubiera hecho algo por lograrla. En un
escenario de pasiones menores, el más interesado en esa fotografía de la unidad hubiera sido el Gobierno. A la
oposición, en cambio, le interesó menos la unidad que mostrar al Gobierno como intolerante y divisionista. La
unidad tiene sentido en función de un proyecto. En el primer Centenario el proyecto no sólo dejaba fuera a los
pueblos originarios y a los trabajadores, sino que además trataba de exterminarlos y sobreexplotarlos entre
semanas trágicas y campañas del desierto. Esa fue la “unidad”. Esta vez, los pueblos originarios y los
trabajadores han participado con su propia voz, con una mirada crítica pero propositiva. Y los que no coinciden
con el proyecto que propone el oficialismo ni siquiera han sido reprimidos. La negativa del Gobierno a reprimir
también ha generado división con esa oposición que al mismo tiempo que le pide que reprima, lo acusa de
autoritario.

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Sábado, 22 de mayo de 2010

EL PAIS › EL JEFE DE GOBIERNO LE DEJO UN MENSAJE A LA PRESIDENTA Y OSCAR PARRILLI LE CONTESTO QUE
“ESTABA OCUPADA”

2. Macri quedó fuera del área de cobertura


El jefe de Gobierno buscó no quedar como el culpable de la ausencia de Cristina Fernández en la
reapertura del Colón. Dejó mensajes telefónicos y confirmó su presencia en la cena del 25 en la Casa
Rosada.

Por Werner Pertot

Después de la novela epistolar del Bicentenario, vino el sainete de las llamadas perdidas. Sin pedir perdón,
Mauricio Macri insistió con su lamento mediático y acumuló gestos para no quedar como el que provocó la
ausencia de la presidencia Cristina Fernández de Kirchner en la gala del Teatro Colón de pasado mañana: la
llamó por teléfono, le dejó mensajes en la quinta de Olivos y en la Casa Rosada, aseguró que él sí asistirá a la
cena en Balcarce 50. Desde el gobierno nacional, ratificaron que la decisión de no concurrir es irreversible, luego
de que Macri sincerara que no estaba contento con ver a los Kirchner en el Colón después de su procesamiento.
El secretario general Oscar Parrilli, finalmente, le devolvió el llamado a Macri. “La Presidenta está ocupada”, le
aclaró.

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Tras una semana de acusar a Néstor Kirchner de orquestar la causa por espionaje ilegal, Macri coronó su furia
hacia el juez Norberto Oyarbide y hacia las víctimas de las escuchas con un sinceramiento de la forma en la que
concibe a sus adversarios: “He invitado a la Presidenta. Si va con su marido, su consorte, como se dice, habrá
que sentarse ahí. La verdad es que finalmente es un matrimonio presidencial, como siempre he dicho”, advirtió,
fastidiado. “La realidad es que no estoy contento con lo que ha hecho Kirchner con toda esta causa armada que
ha generado”, insistió.

Luego vino la carta de la Presidenta, en la que le comunicó que no tenía pensado asistir al Colón dado que la
“catarata de agravios” de Macri eran “un límite infranqueable”. Ella no dejó de recordarle en su misiva que el jefe
de Gobierno fue quien designó al frente de la Policía Metropolitana a Jorge “Fino” Palacios, cuando cuestionó “la
actitud que usted asumiera por hechos en su gestión y con funcionarios designados por usted como jefe de
Gobierno”.

Si bien no siempre cuaja con el estilo personal de Macri, el PRO trata de hacer un culto del discurso de la no
agresión hacia los otros candidatos y de la propuesta para resolver “los problemas del vecino”. Ante la carta de la
Presidenta, el affaire Colón amenazaba con dejarlo a Macri como el agresor, el que rompió la invitación con
frases desatinadas. Así que resolvieron dar un giro de 180 grados que se plasmó en la carta de respuesta a la
Presidenta: el Macri prepotente –y hasta, por momentos, patotero– que se suele escuchar en privado o, a veces,
en sus declaraciones in situ a la prensa dio lugar al Macri editado por sus asesores, cuidado y medido al
extremo. Así, el líder de PRO, que había proclamado su disgusto por la asistencia de los Kirchner, pasó a
pedirles que “reflexionen” y se pongan “a la altura de la historia”.

Ayer, el jefe de Gobierno profundizó esa estrategia. Antes del mediodía, hizo que sus secretarias lo comunicaran
con la quinta de Olivos. La Presidenta no estaba, así que le dejó un mensaje. Hizo lo mismo cuando llamó a su
despacho en la Casa Rosada y le dijeron que estaba “en una reunión”. Según comentaron allegados a Macri, el
líder de PRO no tenía pensado disculparse, sino insistirle en el tono etéreo de su carta.

Por la tarde, después de varios intentos de comunicarse, Parrilli le devolvió el llamado. “La estaba buscando a la
Presidenta. ¿Qué necesita? ¿Quiere que le dé algún mensaje?”, le preguntó. Macri le insistió con los argumentos
de su carta: le dijo que la Presidenta tenía que ir al Colón para “no profundizar las diferencias”. Parrilli le explicó
que la Presidenta “estaba ocupada, con muchos llamados, con muchas actividades”. A la noche, desde la
gestión PRO trasuntaban la bronca: “La Presidenta no quiso atender el llamado del jefe de Gobierno. ‘Está muy
ocupada’, fue la respuesta”, twitteó el secretario general Marcos Peña. Para llenar las sillas vacías, igual, no van
a tener problemas: siempre listo, el vicepresidente Julio Cobos ratificó que está ansioso por asistir.

Macri contraatacó, en tanto, con el anuncio de que irá a la cena del martes en la Casa Rosada por el
Bicentenario. No es seguro si llevará allí a su consorte, aunque se sabe que Macri sí aprovechará la velada en el

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Colón para presentar en sociedad a su nueva novia: Juliana Awada, cuya familia es dueña de diversas cadenas
de ropa.

Durante el día se cruzaron los jefes de Gabinete, Aníbal Fernández y Horacio Rodríguez Larreta. “La Presidenta
iba a participar a pesar de las diferencias políticas y personales”, sostuvo Fernández, pero señaló que Macri
eligió “como frontín a Kirchner y a la Presidenta” por el caso de espionaje. “Nunca se han hecho cargo de nada”,
aseguró el ministro Coordinador, quien ratificó que la Presidenta “tomó la decisión que todos conocemos y que
no vuelve atrás. No se pueden obviar los agravios y hasta los insultos personales”. En la misma dirección, el
vicepresidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni, destacó que Macri “quiere presentarse como víctima
cuando en realidad es victimario”.

“Ojalá que lo piense y que recapacite, es un acto que debemos festejar todos juntos –siguió Rodríguez Larreta
con el discurso PRO amor y paz–. Las diferencias existen, no tenemos nada que ver con ellos, pero no por ello
los vamos a dejar de invitar y no por eso tienen que dejar de venir.”

El funcionario obvió toda alusión a las declaraciones de Macri (de pedir perdón, ni hablar). El duelo en Twitter de
Fernández con el ministro de Educación, Esteban Bullrich, con sus dedos sacándole chispas al Iphone merece
un capítulo aparte (y por eso, ver aparte).

En la gestión PRO, algunos intentaban matizar el malestar con el humor: “A Mauricio le dicen vago, inútil, que
vive del padre. A Kirchner le dijeron ‘consorte’ y resulta que es un límite infranqueable. ¡Dejate de jodeeer!”,
señalaban en el entorno del jefe de Gobierno. “El problema para entendernos es que la Presidenta no twittea –
decían con sorna–. Es porque tiene las uñas demasiado largas.” Fuera de los chistes PRO, en la mesa chica
analizan que el choque con la Presidenta va a producir un daño en la imagen de su líder. “La proporción es 80
por ciento del daño para Cristina y 20 a Mauricio, pero tenemos ese daño.” Quizá por eso, en el PRO cayó muy
mal la frase de Francisco de Narváez, también a través de Twitter, que les pasó factura por igual a ambos
contendientes: “No me gusta la discusión entre la Presidenta y el jefe de Gobierno”.

Mauricio Macri no tenía pensado disculparse, sino insistir con el llamado a la “reflexión”.

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Sábado, 22 de mayo de 2010

EL PAIS › LA PRESIDENTA INAUGURO EL PASEO DEL BICENTENARIO SOBRE LA 9 DE JULIO

3. “La historia de todos los argentinos”


Con el escenario repleto de los trabajadores que montaron las estructuras y junto al gabinete nacional,
Cristina Fernández inauguró con emoción visible los festejos por los 200 años del país. Cómo es el Paseo:
una visita en el primer día.

Viajar por todo el país, el cono sur y el extranjero en sólo seis cuadras, degustar los “sabores de nuestra gente”
en 72 puestos de comidas típicas, escuchar una banda tras otra en seis escenarios simultáneos, revisar la
historia de la mano de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo son algunas de las opciones que ofrece el Paseo
del Bicentenario y deja al visitante con la sensación de que ni doscientas horas bastan para agotar el recorrido
que ayer quedó inaugurado. Los primeros pasos los dieron miles de ansiosos que se acercaron desde las 18 y,
una hora después, la presidenta Cristina Fernández oficializó la apertura acompañada por varios ministros y los
trabajadores que levantaron las estructuras de los espacios que albergarán los festejos hasta el martes. La
Presidenta invitó “a recorrer el paseo que contiene la historia de todos los argentinos” y agradeció a todos los
países participantes por “poder tener un Bicentenario marcado por nuestra identidad, del sur de nuestra
América”.

En busca de una mirada revisionista, Página/12 recorrió el Paseo del Bicentenario de manera inversa a la
propuesta por los organizadores, o sea, entrando por la Puerta del Trabajo y la Cultura, entre Venezuela y
Belgrano, hasta el escenario principal, de espaldas al Obelisco. Empezar desde el final implicó encontrarse con
los que regresan, por unos días o definitivamente, de la Provincia 25. La peculiar provincia lleva el nombre de la
organización respaldada por el Ministerio del Interior que reúne a argentinos en el extranjero para dar a conocer
su trabajo.

Anahí Rubín, una psicóloga radicada en Nueva York desde 1996, de visita en Buenos Aires, aprovechó para
sacarse una foto a su lado, es decir, al lado de una foto suya, que –acompañada por una reseña biográfica– se
ve en la pantalla que pasa revista de los talentos argentinos en el exterior. En el stand no sólo están los que se
van y vuelven sino también los que llegaron para quedarse y el robot “Presente”, la versión argentina del R2D2
de la Guerra de las Galaxias: el robot interactúa con los incrédulos visitantes que le deletrean sus apellidos para
que la máquina revise sus archivos de ingresos al puerto de Buenos Aires desde 1882 y encuentre a los
antepasados.

De gorra de ala ancha y pollera roja, las chicas de Tucumán ponían su mejor sonrisa para explicar a los
entusiastas visitantes que el stand no se abriría hasta las 19. Desde Tucumán, el faro de Tierra del Fuego atraía
a los transeúntes bicentenarios como los tres hijos de Héctor que corrían al encuentro. El ya estaba agotado y

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recién empezaba; es que con las muletas el andar se hacía más lento mientras que “los chicos no paran. Entran
y salen de cada provincia y preguntan todo”, explicó.

Kevin era otro niño entusiasta de siete años y bandera argentina pintada sobre uno de sus cachetes. “Está muy
emocionado, la madre le pintó la banderita para calmarlo”, indicó la abuela, que cargaba una bandera de tela que
completaba el equipo de paseo del niño con los binoculares “para ver a la Presidenta”. “Argentina, Argentina”,
apuró Kevin a las mujeres de un stand al otro.

Las puertas de Santiago del Estero estaban protegidas por sus granaderos que no aflojaban ante ningún
“whisky” solicitado por tanto fotógrafo aficionado. Tampoco se les movió una bota cuando la fanfarria de la
provincia comenzó a interpretar una versión adaptada del “A Don Ata” de Soledad Pastoru-tti. Mientras la “Sole
de Arequito” sonaba en Santiago, en su Santa Fe natal el anfitrión era Mendieta. El personaje de Roberto
Fontanarrosa anda suelto por todo el stand disfrazado del Che o cubierto del “Que lo parió” que lo hizo célebre y
sin ladrarle a ningún flash.

En la otra orilla de la 9 de Julio están los “Sabores de nuestro gente” representados en los emprendimientos de
producción culinaria impulsados por el Ministerio de Desarrollo Social en todo el país. Apoyado sobre el
mostrador y de saco gastado como la voz que lo acreditaba como catador, Armando apuntalaba a un joven
amante del etílico que llevaba para su vinoteca uno de la Asociación de Elaboradores de Vino Casero del Valle.
El paseo de paladar seguía por mermeladas, verduras, embutidos, licores, chocolates.

Sobre Avenida de Mayo no había más tiempo para bocadillos, la presidenta Cristina Fernández, acompañada por
un grupo de ministros y los trabajadores que levantaron las estructuras del Paseo del Bicentenario, inauguró el
espacio en el que se verán la mayoría de los festejos hasta el martes. “Dios quiso que yo fuera la Presidenta del
Bicentenario”, agradeció la mandataria en un tono pausado por las lágrimas. “Argentina, Argentina”, explotó el
grito entre la gente como había adelantado Kevin. Y para invitar a “todos los argentinos” a pasear, la Presidenta
recordó su breve paso por los stands de Ecuador, de Bolivia, de Paraguay y Brasil, donde aseguró que participó
de un juego en el que convirtió dos goles en sólo tres intentos. “Declaro inaugurado el Paseo del Bicentenario,
fuerza Argentina, fuerza América del Sur, fuerza Latinoamérica”, enfatizó la mandataria.

A los costados del escenario de Avenida de Mayo están los espacios de las Abuelas de Plaza de Mayo,
paradójicamente delante del monumento al Quijote de la Mancha, y el de las Madres, coronado por un enorme
pañuelo blanco y por una representación de la eterna ronda alrededor de la Pirámide de Mayo. “What is this?”, le
consultó el británico Nick a su amiga Cecilia frente al gran pañuelo y ella mezclaba un perfecto inglés con
palabras como “madres”, “desaparecidos” y “Plaza de Mayo”.

Frente a las Madres y Abuelas está la Secretaría de Cultura, el único de los espacios ministeriales visitado ayer
por la Presidenta. Una pantalla que bombardea imágenes de ídolos culturales, el Preámbulo de la Constitución y

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un espejo en el que reflejarse es todo el espacio: “Intentamos lograr una analogía de El Aleph, de Borges, y en
este caos representar a la cultura a lo largo de nuestra historia como una construcción colectiva en la que cada
uno está inserto”, explicó el secretario Jorge Coscia en diálogo con Página/12.

“El miedo sólo sirve para perderlo todo”, la frase de Manuel Belgrano impresa en una gigantografía es una
necesaria cuota de aliento para continuar el nutrido paseo. Para los miedosos, las réplicas del velociraptor y del
amargasaurio que caminan por el espacio de Neuquén los harán claudicar de un susto. Pero los valientes podrán
llegar a encontrar reparo en Corrientes, donde se exhibe una muestra plástica que recorre la vida del santo
pagano Antonio “Gauchito” Gil. “Era como un Robin Hood argentino, odiaba las injusticias”, resaltó Mónica, una
de las pocas correntinas entre tanta promotora.

Después se llega a Córdoba, Chubut, Chaco, Catamarca y Buenos Aires, que por orden alfabético o por paradoja
histórica quedó a la cabecera del Bicentenario. Para empezar o finalizar el recorrido, la parada está en el
Tricentenario. “Niños del Futuro” es el espacio donde los chicos y chicas se entretienen pintando el pasado para
darle color al futuro. De allí se iban Mabel con su hija, que lucía estampado en una remera: “A doscientos años
de la Revolución de Mayo. Yo estuve”.

Informe: Nahuel Lag.

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Sábado, 22 de mayo de 2010

19:34 › 200 AÑOS DE HISTORIA

4. Siguen los festejos por el Bicentenario


Unos 5000 efectivos de las tres fuerzas armadas, de seguridad y delegaciones extranjeras desfilaron a lo
largo del Paseo del Bicentenario, en el centro porteño, conmemorando los 200 años de la Revolución de
Mayo de 1810, ante una multitud que se agolpó tras las vallas al paso de las distintas unidades militares.

La conmemoración fue encabezada por el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y contó con la presencia de
autoridades nacionales, provinciales y de los países vecinos.

El desfile partió poco después de las 13 y recorrió el Paseo del Bicentenario desde la Avenida Belgrano, aunque
muchas formaciones iniciaron su paso unas cuatro cuadras antes, y se extendió hasta el Obelisco, para seguir
por Diagonal Norte y concluir en Plaza de Mayo, frente a la Catedral metropolitana.

Al paso de las distintas formaciones, el público aplaudía entusiasta y emocionado por presenciar "este desfile,
que no se hizo nunca en la historia", según aseguró una mujer a sus hijos mientras esperaban el comienzo del
"acontecimiento histórico", como lo definió otro hombre que permanecía cerca del palco oficial desde las 11 de la
mañana.

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Frente al palco oficial, ubicado en Avenida de Mayo y 9 de Julio, estaban ubicadas las bandas musicales del
Regimiento 1 de Patricios, Grupo Artillería 1 y Colegio Militar, quienes iniciaron el acto tocando el Himno
Nacional Argentino.

En ese mismo lugar y luego del paso de distintas formaciones militares, un grupo de ex combatientes desplegó
una enorme bandera celeste y blanca con la inscripción "Gloria a los 649 héroes de Malvinas".

La imagen que recorrió a cada paso la avenida 9 de julio en los momentos previos al desfile fue la de niños,
mujeres y familias sacándose fotos con los distintos regimientos, sobre todo con los históricos, que desfilaron con
los trajes de la época de la Revolución de Mayo.

Con banderas, aplausos y celulares que tomaban fotografías al paso de las unidades armadas, la multitud
acompañó este desfile que dejó su marca histórica al ser protagonista de la conmemoración de los 200 años de
aquella fecha que dividió en dos la historia del Río de la Plata.

El desfile se abrió con el avance de cinco vehículos militares "gaucho" donde iban los comandantes del desfile,
del componente terrestre, y de las tres fuerzas.

Luego siguieron las delegaciones extranjeras de Bolivia, Brasil, Uruguay, Venezuela y Ecuador, detrás de las
cuales siguió el grueso del desfile con los institutos militares, los regimientos históricos, las fuerzas de seguridad
y concluyó con el desfile montado.

Participaron la Fuerza Aérea Argentina, la Armada Argentina y el Ejército a pie con el Colegio Militar, la Escuela
de suboficiales, la Agrupación banderas históricas, el Regimiento Patricios, Grupo Artillería 1, Agrupación
Malvinas, representantes de Cascos Azules, Agrupación Malvinas, Comando Antártico, Prefectura, Gendarmería,
y Policía Federal.

El Ejército montado participó con el Colegio Militar, la Escuela de suboficiales, el Grupo Artillería 1 y el
Regimiento de Granaderos a caballo, con fanfarria.

Finalmente cerraron el desfile los "Veteranos de Malvinas", encabezados por una bandera de la Mesa Federal,
que daba cuenta de la procedencia de las distintas provincias de los combatientes. El desfile se desarrolló bajo
un cielo gris que amenazaba con llover y que provocó la suspensión del desfile aéreo que estaba previsto con 22
aviones de la Fuerza Aérea Argentina.

https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-146229-2010-05-23.html

Domingo, 23 de mayo de 2010

EL PAIS › SEGUNDA NOCHE DEL BICENTENARIO MUSICAL

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5. Una fiesta masiva
La avenida 9 de Julio fue una alegre peatonal con una multitud inmensa bailando. La segunda noche de
festejo fue alegre, múltiple y emocional.

Por Cristian Vitale

“Los pueblos deprimidos no vencen.” Una de las tantas frases lema de Arturo Jauretche se proyecta en letras
azules desde la fachada del escenario principal hacia el sur. En la misma dirección que irradia la luz, un reguero
de cabezas se pierde en un infinito para el ojo humano. El paisaje humano de la peatonal 9 de Julio, como si
estuviera escuchando al descubridor del medio pelo, rebasa de gente alegre. Efusiva. Sonriente. Sorprendida...
Casi no se puede transitar. Acaba de tocar Vox Dei cuatro temas (“Génesis” y “Las Guerras”, entre ellos) y esa
pizca de rock criollo, transpirado solo de batería marca Rubén Basoalto incluido, le deja el piso caliente a Víctor
Heredia. “Qué maravilloso coro, el de las voces de la conciencia colectiva de este país”, dice el cantautor, no
bien concluye con la bella “Ojos de cielo”. Está clareando el momento cenit de la segunda noche –anoche– de la
Fiesta del Bicentenario. El reloj pisa las 9, las banderas flamean y todo lo que venía amagando en el crepúsculo,
la Serenata de las 50 arpas paraguayas que regaló su “Carreta Guy” al pueblo argentino, por caso, cierra
concreto: un redondo festival de música latinoamericana girando en torno de una más –ni más ni menos
importante– de todas sus regiones.

En otras palabras, una idea de unión continental –a través de la música, claro– que se parece más al viejo sueño
de los libertadores que al chiquitaje que, en gran parte de esta joven historia, se cargó los destinos del país. Se
podría decir también –siempre hay una política de la memoria, al cabo– que más a la idea de Patria Grande del
primer Perón y del gran Discépolo, que a la quintita de patio trasero que defendieron a tiro sucio Aramburu,
Massera o Alsogaray. O, corriendo un siglo atrás, más a la proclama americanista de Felipe Varela que al país
chico de Mitre y Rivadavia. El aire que se respira, el clímax, liga con esa sensación de primavera en medio de un
otoño pleno de gris y garúa. Con un sentimiento nacional, pero no el chabacano de la derecha exclusivista, ni el
solapado en banderitas que se entregó tantas veces, manso e interesado, a los caprichos de la metrópoli
civilizadora. Hay, como en algún momento del ’45, del ’83 o del ’73, una percepción de libertad y conjunción. De
abrazo fuerte con los pueblos de al lado. Una reivindicación de la barbarie, entendida en términos jauretchanos.

“Americano crece a la luz del sol”, repite Heredia, como poseído por la misma impronta. Y no tarda más que
finalizar su segunda canción cuando presenta a Los Jaivas, uno de los grupos más emblemáticos y maravillosos
del folklore sinfónico que ha dado el continente. La cantidad de gente, abajo, se torna incalculable y aparecen
banderas chilenas pegadas a las argentinas. No es data menor. Así recibe la 9 de Julio al grupo que acaba de
cumplir 47 años y que, pese a la gran cantidad de cambios –estéticos y de formación– conserva su sello
variopinto en ritmos. El sonido épico del piano de Claudio Parra –uno de sus fundadores– se entrelaza con
reminiscencias de tarkas y ocarinas para que suene un inoxidable himno de batalla con brisas litoraleñas:

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“Pregón para iluminarse”. Le sigue “Alturas del Machu Picchu”, el texto de Pablo Neruda que los chilenos
musicalizaron para la obra homónima de principios de los ’80. La pieza es intensa en su musicalidad y no hace
más que, con sus variaciones –épicas o rítmicas– tenderle un abrazo simbólico a la hondura americana. “Un
abrazo fraternal de Chile”, lanza Mario Mutis, el otro pionero, y la plaza se funde en un abrazo cerrado.

Colombia entra a la fiesta, casi a las 11, con una genuina representante de los sonidos afroamericanos, que hace
sacudir a la masa: Toto La Momposina, una negra simpática y movediza, que suelda tierra y cuerpo en sintonía
con la dirección general. “La música que nosotros hacemos es la identidad de una región que se llama Colombia,
pero también la de indios y negros, la de nuestros ancestros”, dice ella, encendida, tras tocar “La candela viva” y
“El pescador”, entre otros temas. La escena quedaba a punto caramelo para el convide mayor: León Gieco como
anfitrión, y tres invitados más que tienen por costumbre esquivar fronteras: Jaime Roos, la esponja sonora de la
Banda Oriental; Gilberto Gil, fiel catalizador de las expresiones musicales brasileñas, y Pablo Milanés, desde
Cuba, pisando estas calles nuevamente. Al cierre de esta edición, y con las narices de los invitados olfateando el
telón, arrancaba León –rockero– con “Malas condiciones”, seguía con “La mamá de Jimmy”, se ponía profundo
con “La memoria”, “De igual a igual” y una frase de las suyas hecha canción rondaba los corazones: “Dos siglos
de sombra y luz” que, dado lo vivido, corría su péndulo hacia la claridad solar.

Si es preciso agregar algo... intención consumada: todo está guardado en la memoria.

https://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-146231-2010-05-23.html

Domingo, 23 de mayo de 2010

20:00 › PASEO DEL BICENTENARIO

6. La lluvia frenó los festejos


Estaba previsto que desde las 19 se realizara un espectáculo de Tango con varias orquestas y desde las 21
un homenaje al folklore, con las actuaciones de Teresa Parodi, Jaime Torres, el Chaqueño Palavecino y
Soledad Pastorutti. Más temprano se llevó a cabo el Desfile de la Integración, con 4000 integrantes de 80
colectividades que forman parte de la diversidad cultural de la Argentina, que finalizó con un show de
fuegos artificiales.
Agenda completa de actividades

Miles de personas colmaron el Paseo del Bicentenario para observar el Desfile de la Integración, que abrió la
marplatense Guardia Nacional del Mar y encabezó la delegación de Países Arabes en su marcha por la avenida
9 de Julio, hacia el Obelisco, que no se interrumpió por la lluvia. La colectividad árabe, que cuenta con unos 4
millones de miembros en el país y constituye la tercera en cantidad, inició el desfile con trajes típicos y jóvenes
bailarinas con caderines que bamboleaban al ritmo de la danza del vientre.

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Cuando iniciaba su paso la delegación de Alemania, que tiene en Argentina unos 2 millones de miembros y
portaba coloridas vestimentas y estandartes, se abrieron los paraguas porque comenzó a llover cuando iniciaba
su paso la colectividad de Armenia.

La siguió una nutrida representación de Bolivia, que con ritmos del Altiplano, carros, ropajes y gorros típicos de
fuertes colores danzó por el Paseo del Bicentenario. Las delegaciones recibieron el aplauso del público y de las
autoridades ubicadas en en palco a la altura de Avenida de Mayo donde estaban el canciller, Jorge Taiana, junto
a embajadores, diplomáticos y otros funcionarios.

Austríacos y sus descendientes, de los que Argentina alberga la mayor colectividad en Latinoamérica, lucieron al
son de los acordeones trajes tradicioneles como los tiroleses, con profusión de blanco y rojo en las mujeres y
blanco y negro en los hombres, de pantalones a las rodillas, tiradores y sombreros con pluma. La representación
de Brasil portó una réplica del Cristo Redentor, monumento emblemático de Río de Janeiro, y "sambó" llenando
de alegría la 9 de Julio, seguida por la búlgara -con unos 40.000 descendientes en el país-, engalanada con
chaquetas, blusas y delantales con sus bordados característicos.

Detrás marcharon los coreanos, colectividad con unos 13.000 miembros, y los colombianos, detrás de una
bandera que cubría de lado a lado la calle, con mujeres con peinados adornados haciendo volar las polleras en
los giros de la danza. Chile portó su bandera tricolor junto a la argentina y al ritmo de la cueca mostró la galanura
que caracteriza a sus mujeres ante el pícaro acoso de los varones -de poncho y sombrero- en esa danza
representativa de su cultura.

La delegación de Croacia mostró luego el colorido de ese país del centro europeo y detrás pasó la de Ecuador,
de pieles morenas, ritmos tropicales y ropajes con volados.

"La comunidad china celebra el bicentenario de Argentina" decía un gran cartel rojo con letras amarillas que
presidió el desfile de esta comunidad asiática -de unos 80.000 miembros-, en la que hubo niños pequeños con
trajes tradicionales y una gran cantidad de jóvenes vestidos totalmente de amarillo que hacían serpentear un
largo dragón rojo y dorado.

Los escoceses realizaron un sonoro desfile con gaitas y bombos, engalanados con sombreros, boinas con
pompones, trajes, faldas y mantos a cuadros con los colores que identifican los clanes, que tienen unos 100.000
descendientes en Argentina. Dinamarca puso una nota singular al recrear una lucha con hachas y espadas entre
guerreros con cotas, cascos y escudos.

Siguieron la delegación de Eslovenia, que lució sus ropajes típicos y rubias cabelleras femeninas, y de Grecia,
bajo el ondear de banderas azules y blancas. España -presente en estas tierras desde 1516 y de la que el
entonces Virreinato del Río de la Plata se separó en 1810-, la más ligada a la Revolución de Mayo, llevó al

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Paseo sus trajes regionales, austeros unos y de vibrante colorido otros. La nutrida delegación tuvo niños
bailando enérgicamente la jota, golpeteo de castañuelas, sones de tambores y de gaitas ejecutados también por
las mujeres.

Los irlandeses, que tienen en el almirante Guillermo Brown -fundador de la Armada- un héroe nacional,
protagonizaron otra de las sonoras y alegres marchas, haciendo sonar sus gaitas y con predominio del color
verde como cada 17 de marzo cuando festejan el día de su patrono, San Patricio, aunque esta vez la cerveza
estuvo ausente.

Hungría, con una colectividad de unos 50.000 miembros en el país, encantó con sus bellas jóvenes de graciosas
faldas fruncidas a media pierna, delantales y medias blancas típicas de su vestuario. Luego llegó el turno de
Italia, una de las más numerosa de las colectividades, cuya sangre corre también por las venas de millones de
argentinos. Panderetas, trajes regionales, patinadoras vestidas de blanco y con cintas rojas y verdes que
recreaban la bandera de su país, trajes de legionarios romanos, dos grandes Cristos crucificados y estandartes
de sus regiones integraron esta presentación.

Muchos pensaron que la fiesta había terminado cuando pasaron los Bomberos Voluntarios de La Boca en
antiguas autobombas rojas haciendo sonar sus sirenas, pero el desfile siguió -bajo la llovizna intermitente- con la
representación de México, que llevó al frente a un grupo de mariachis con sus grandes sombreros que hacían
cantar al público. La marcha de Japón fue presidida por una solemne comitiva, seguida por mujeres de delicados
kimonos y cabellos recogidos, en contrate con la energía del numeroso grupo juvenil, algunos de negro y otros
de vivos colores, que exhibieron su destreza al son de los tambores.

Los lituanos, desfilaron con sus trajes típicos: casquetes, trenzas, anchas vinchas, cintas y pañuelos en las
cabezas de las mujeres, con delantal sobre las polleras y blusas blancas, y chalecos y corbatines en los
hombres. La delegación de Nigeria, recibió aplausos en su paso por el Paseo del Bicentenario.

Poco antes de las 18, los fuegos artificiales estremecieron a los presentes en el Paseo del Bicentenario y
pusieron fin a la actividad, en tanto que para las 19 se esperaba la presentación de espectáculos de tango y para
las 21 el folklore, pero el diluvio obligó a postergarlos.

https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-146260-2010-05-24.html

Lunes, 24 de mayo de 2010

EL PAIS › OPINION

7. Entre nosotros
Por Eduardo Aliverti

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El dichoso Bicentenario convoca a una serie de debates y reflexiones, sobre muy numerosos aspectos del
devenir argentino. Y resulta que hasta ahora, al menos en los medios masivos y al momento de escribirse esta
nota, no se encuentran repasos que convoquen a pensar de dónde venimos y, con prioridad, en qué punto
estamos y hacia cuál marcharíamos los periodistas.

En los últimos tiempos el gremio vive una verdadera convulsión. Es así, en esencia, como producto del feroz
enfrentamiento entre el Gobierno y el grupo comunicacional más importante del país. Lo cual deviene, a su vez,
de diversos factores que no es del caso analizar aquí. Lo que importa es lo estallado. Para tomar como
referencia el recupero democrático de 1983, que no es un dato precisamente menor de la corta historia
argentina, jamás había ocurrido una cosa así. Hacia dentro y desde afuera, hubo acusaciones e introspecciones
que alcanzaron a militares, curas, sindicalistas, dirigentes políticos, empresarios y cuanta fauna desee citarse.
Las corporaciones periodísticas, en cambio, nunca fueron tocadas ni se sabe de algún cuestionamiento que
hayan asumido en público; en especial, aunque no únicamente, acerca del vergonzoso papel que jugaron en la
dictadura. Hubo denuncias gremiales, congresos de comunicadores y especialistas, libros, montones de charlas
y conferencias. Pero nada había logrado quebrar el ghetto de los dueños mediáticos. Hoy sí sucede. Por
diferentes vías, hay nuevos –y no tanto– espacios y figuras que se animan a discutir el poder de la prensa
sistémica. Y hay que bancársela. Se acabó, o eso parece, la impunidad absoluta de la “impolutez” periodística.
Habrá que continúan liderando el rating televisivo ciertas cloacas de entretenimiento y estrellas execrables, pero
eso no es periodismo. Hablamos de lo que es o se pretende como tal. Eso entró en discusión, aleluya. Sin
embargo, cabe reconocer que –como correspondía al haberse revelado inútil cualquier otra forma– entró,
digamos, por la ventana. Más allá de fenomenologías novedosas, como la blogosfera y lo internetiano en
general, tanto en gráfica como en radio y tevé se produjo una situación de choque demasiado directo en relación
con aquello a lo que estábamos acostumbrados. Todo era en extremo modosito, y de golpe saltó la liebre. La ley
de medios audiovisuales; la televisación del fútbol estatizada; los hijos de Ernestina; los temores y
sobreactuaciones de colegas del corazón multimediático; las arremetidas de otros que hallaron lugar para plantar
un discurso alternativo generaron que la situación semeje en primer lugar a un clima de altercados, enconos
personales y actitudes defensivas u ofensivas. El periodista se hace cargo de la parte que pueda tocarle. Se
repite: no había manera de que aconteciera distinto, después de años y años de tierra barrida debajo de la
alfombra. Pero eso no obsta el intento de que, tal vez, lleguemos a un piso de acuerdo marcadamente mínimo,
en torno de cuestiones que a juicio personal resultan muy, pero muy, elementales. Son dos, en lo básico.

La primera no debería despertar controversias mayores. El firmante se hace cargo de su ingenuidad, a propósito
de que las causas se encuentran en las mismas lacras estructurales que explican al resto. Pero hagamos como
que son planteamientos “profesionalistas”, ¿sí?, afligidos desde una búsqueda de excelencia ascética. En el
periodismo argentino se escribe cada vez peor. Y se dice peor todavía. No vengan con las excepciones. La
buena sintaxis es una aspiración de museo. La gramática sufre horrores. La pobreza expositiva da calambres. La

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economía expresiva de los medios audiovisuales se transformó en lenguaje grasa y la transcripción de las
entrevistas en un trámite que no atiende contornos. Los sinónimos están muertos o en terapia intensiva. Se le
falta el respeto al lector, al oyente y al televidente. Cualquier cronista cubre cualquier nota. Y por más que uno
revise si acaso no incurre en una defección melancólica, incapaz de apuntar los cambios suscitados en los
modos de expresarse, se responde que la simplicidad y lo bruto no tienen por qué llevarse bien. ¿No tenemos
nada que decirnos, los periodistas, sobre qué nos pasó? Los más grandecitos, sobre todo. ¿Cuándo fue que nos
acostumbramos a la mediocridad? ¿Habrá sido cuando no nos dimos o quisimos darnos cuenta de que los
multimedios, y después las megacorporaciones que entre otros negocios operan multimedios, significaban un
discurso único? ¿Cómo fue que terminó dándonos lo mismo lo que viniera? ¿No tenemos nada que reprocharnos
acerca de por qué se devaluaron los parámetros, nosotros, que se supone deberíamos venir de Walsh, de
Troiani, de Petcoff, de Timerman, de Eloy Martínez, de García Lupo, de Gelman, de Bayer, de los gordos Soriano
y Cardoso, de Pasquini Durán? Uno dice, como para no irse hasta Botana y Crítica, o Florida y Boedo. O hasta
Mariano Moreno. ¿Nada? ¿No nos llama la atención?

El segundo elemento es, en realidad, una suma de ingredientes conceptuales que confluyen en preguntarnos por
nuestra ubicación ideológica, entendida como el modo en que podemos manifestarla según dónde trabajemos.
Algunos tienen la fortuna de desempeñarse en medios cuya línea política coincide con la personal, y otros no.
Hay también matices entre ambas probabilidades, pero incluso quienes gozan de lo primero son conscientes de
que no siempre podrán firmar cuanto les venga en gana (esto contempla, además, las veces en que sí se puede
pero juzgamos que no conviene; porque, como todo el mundo, somos animales políticos, y tensamos si es
oportuno decir aquello o lo otro de acuerdo con a quiénes se perjudica o beneficia). Todos sabemos muy bien, en
síntesis, que, trabajando donde se quiere o se puede, estamos sometidos a una cantidad de presiones que
deben contarse entre las mayores de cualquier profesión que se quiera. Y mucho más, como quedó dicho,
cuando las grandes patronales mediáticas se transformaron en emporios con intereses comerciales que
exceden, largamente, vivir de la información. En consecuencia, cada periodista se las arregla como mejor le sale.
Pero lo que de ninguna manera se soporta más es que algunos o muchos de nosotros simulen actuar en un no-
lugar ideológico. Un limbo donde no existen los mandos corporativos, ni las operaciones de prensa ni los
avisadores que auspician al medio y a los programas, ni las campañas solapadas o expuestas para instalar
candidatos electorales ni el sopeso informativo regulado por la búsqueda de publicidad. Nada, no hay nada de
eso. Hemos alcanzado el nirvana laboral. Y los únicos problemas se les plantean a los periodistas que trabajan
en medios estatales o sustentados por la pauta oficial, porque los persigue la presión del Gobierno (o bien están
a gusto); y encima usan el aporte dinerario de la ciudadanía para despotricar contra publicaciones, emisoras y
colegas del ámbito privado. ¿Y éstos cómo se sostienen y cómo cobran? Bueno, por la publicidad. ¿De quiénes?
Y, de los laboratorios medicinales; de las gigantes, grandes y medianas compañías agropecuarias; del sector
petrolífero; del financiero; del inmobiliario; del alimentario... ajá. Pero entonces...

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Entonces es hora de sacarse la careta, porque además no termina pagando bien, ni le hace bien a la profesión,
insistir con que los reyes son los padres. Los 200 años nos sorprenden a los medios y a los periodistas como
partícipes de una de las más espectaculares revulsiones que se recuerden. Bienvenido sea.

https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-146308-2010-05-25.html

Martes, 25 de mayo de 2010

EL PAIS › EL BICENTENARIO > LOS FESTEJOS DEL BICENTENARIO CULMINAN HOY CON MILLONES DE PERSONAS
EN LA CALLE Y SIETE PRESIDENTES INVITADOS

8. “Una fiesta de, para y por ustedes”


Cristina Fernández de Kirchner inauguró el Centro Cultural del Bicentenario. Destacó “la masividad” y
“alegría” del pueblo en la calle. Hoy participará del Tedéum en Luján, de la apertura de la Galería de los
Patriotas y del Desfile de Mayo.

Por Nora Veiras

El 25 de Mayo de 1810 fueron apenas seiscientos vecinos concentrados frente al Cabildo. Suficientes por
entonces para dar el primer paso por la independencia de la corona española. Doscientos años después,
millones de personas están festejando aquel mojón de la revolución en una caravana incesante que confluye en
el Paseo del Bicentenario. “Nos han robado muchas veces la historia, la han falseado, que no nos vendan que
todo lo que pasó fue mejor y que todo lo que hoy existe no vale”, dijo ayer la Presidenta al inaugurar el Centro
Cultural del Bicentenario en el magnífico edificio donde funcionaba el Correo. Hoy, al mediodía, Cristina
Fernández de Kirchner participará del Tedéum en la Basílica de Luján y por la tarde recibirá a siete presidentes
de América latina antes de presentar en sociedad, con un discurso por cadena nacional, la Galería de los
Patriotas Latinoamericanos. Las fiestas culminarán con la cena en el Salón Blanco de la Casa Rosada.

“Este Bicentenario lo están construyendo ustedes, es de ustedes, para ustedes y por ustedes”, repitió la
Presidenta al encabezar la apertura de la primera etapa de la obra del Centro Cultural. Destacó que los desfiles
de los últimos días en la Avenida 9 de Julio constituyen una “celebración participativa, democrática y federal”.
“Hoy es el comienzo del cumplimiento de un sueño largamente acariciado, que era dotar a Buenos Aires, la
capital de todos los argentinos, del gran centro cultural que agrupe y exprese a todas las culturas y a las artes.
Va a ser el faro de la cultura de todo el centenario que viene”, señaló.

Acompañada por su esposo y antecesor Néstor Kirchner y por el ministro de Planificación, Julio De Vido, la
Presidenta comentó la masividad de la participación en los festivales, desfiles y actividades que desde el viernes
convirtieron a la Avenida 9 de Julio, entre Corrientes y Venezuela, en una inmensa feria popular. Recordó a
Arturo Jauretche cuando dijo que “los pueblos deprimidos y tristes no pueden cambiar nada” y concluyó que “los

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pueblos con alegría, que celebran toda su historia, son los pueblos que podemos seguir transformando y
cambiando”.

La Presidenta empezará el último día de los festejos con el oficio religioso que estará a cargo del arzobispo de
Luján-Mercedes, Agustín Radrizzani. La elección de la Basílica de Luján puso nuevamente en evidencia la
tensión con el cardenal primado de la Argentina, Jorge Bergoglio, quien convocó a su propio Tedéum en la
Catedral Metropolitana a donde asistirá el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri (ver aparte).

La impronta latinoamericana que signó y diferenció la conmemoración del Bicentenario de la del Centenario se
plasmará con la llegada de los invitados especiales: esta vez la estrella no será, como en 1910, la Infanta Isabel
de Borbón en representación de la corona española. A las 17, empezará en la Rosada el recibimiento oficial de
los presidentes Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia), Hugo Chávez (Venezuela), Sebastián Piñera
(Chile), Lula da Silva (Brasil), José Mujica (Uruguay) y Fernando Lugo (Paraguay). El ex presidente de Honduras
Manuel “Mel” Zelaya destituido por un golpe cívico militar el 28 de junio del año pasado, también será de la
partida.

La inauguración de la Galería de los Patriotas será el momento elegido para el discurso oficial. En la planta baja
de la Casa Rosada, la Presidenta hablará rodeada de los retratos de Agustín César Sandino, Hipólito Yrigoyen,
Ernesto “Che” Guevara, Eva Duarte, Juan Perón, Juan Manuel de Rosas, Túpac Amaru, Simón Bolívar, José
Martí, José Artigas, Jacobo Arbenz, entre otros. Los cuadros fueron donados por los gobiernos de cada país.
“Mejor que se discuta, la polémica hace crecer a las sociedades”, anticipaba uno de los encargados de la
Galería, a sabiendas de las reacciones que generarán algunos o varios de los patriotas elegidos.

La Presidenta y sus invitados cruzarán luego la Plaza de Mayo y se instalarán frente al Cabildo donde se
realizará un espectáculo de luz y sonido sobre la historia argentina. Todos juntos retomarán la caminata por

Diagonal Norte hasta Esmeralda para seguir desde un palco el “Desfile de los 200 años”. Dos mil artistas,
dirigidos por Diqui James, desplegarán entre Plaza de Mayo y la 9 de Julio diecinueve escenas que narran la
historia argentina desde 1810. A las 20, Fito Páez cantará el Himno Nacional acompañado por 200 músicos,
deportistas y actores. Un show de fuegos artificiales pondrá fin al Bicentenario en la 9 de Julio mientras en el
Salón Blanco de Gobierno comenzará la cena con los presidentes y doscientos invitados. Caerá así el telón del
25 de Mayo de 2010 como la mayor fiesta, en continuado, de la democracia.

https://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-146333-2010-05-25.html

Martes, 25 de mayo de 2010

18:04 › EL DIA BI

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9. Cristina: "Estamos mucho mejor que hace
100 años"
La Presidenta luego de recibir en Casa de Gobierno a los colegas de América del sur que participarán de
los últimos festejos del Bicentenario argentino, dejó inaugurada la "Galería de los patriotas
latinoamericanos". Allí Cristina recordó que en el primer Centenario de la Patria "habíamos invitado a un
representante de la Casa Real de España, el país estaba bajo el Estado de sitio y los inmigrantes que
habían llegado de Europa portando ideas anarquistas y socialista tenían prohibida la actividad sindical. En
aquel Centenario no existían los derechos sociales, ni el sufragio universal". "Hoy me enorgullece festejar
un Bicentenario diferente, popular, con el pueblo en las calles, que coincide con el séptimo aniversario del
proyecto que comenzó el 25 de mayo de 2003". Por último afirmó que su gobierno "nunca tomaría una
medida contraria a los intereses del pueblo", y reafirmó que "creemos en la justicia, en la historia, en la
memoria y en la patria".

La Presidenta recibió esta tarde el saludo de los presidentes latinoamericanos que participan de los actos
conmemorativos del Bicentenario de la Revolución de Mayo. El primero fue el mandatario venezolano, Hugo
Chávez, seguido por el presidente de Uruguay, José Mujica; el de Paraguay, Fernando Lugo y el de Bolivia, Evo
Morales. Poco después lo hicieron los presidentes de Ecuador, Rafael Correa; de Brasil, Luiz Inácio Lula Da
Silva y de Chile, Sebastián Piñera.

Entre los gobernadores se encuentran el mandatario de Formosa, Gildo Insfrán; de San Juan, José Luis Gioja;
de Chaco, Jorge Capitanich; de Chubut, Mario Das Neves; de Corrientes, Ricardo Colombi; de La Pampa, Omar
Jorge; de Tucumán, José Alperovich; de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli; de Salta, Juan Manuel
Urtubey; de Santiago del Estero, Gerardo Zamora; de Santa Fe, Hermes Binner; de Neuquén, Jorge Sapag; de
Jujuy, Walter Barrionuevo y Sergio Urribarri de Entre Ríos, entre otros.

Tambien asisten el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner, el secretario de Cultura, Jorge
Coscia, los ministros de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak; de Economía, Amado Boudou; del Interior,
Florencioo Randazzo; de Salud Juan Manzur, y el jefe de gabinete Aníbal Fernández, entre otros.

Los presidentes de la región comenzaron a llegar anoche al país. Los primeros en arribar a Buenos Aires fueron
el uruguayo José Mujica, el boliviano Evo Morales y el derrocado presidente de Honduras, Manuel Zelaya.

El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, arribó a la estación aérea militar del Aeroparque pasadas las 16,40,
donde afirmó que "este Bicentenario nos sorprende con una serie de desafíos a superar: la integración, la
pobreza y el crecimiento económico". Más adelante saludó al gobierno argentino "con los mejores deseos del
gobierno y el pueblo paraguayo". Al agradecer "la generosidad de la Argentina por haber acogido a tantos
paraguayos", Lugo sostuvo que "con los mandatarios de los países de América latina nos sentimos unidos y

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esperanzados para que con los gobiernos respectivos podamos superar las dificultades que enfrentan nuestros
pueblos".

Por la noche, los mandatarios participarán de una cena de honor en el salón Blanco de la Casa de Gobierno. Del
convite participarán 200 invitados, entre los que se encuentran -además de los jefes de Estado-, gobernadores
provinciales, diputados y senadores de distinta extracción política, empresarios, científicos, intelectuales,
periodistas, rectores de universidades, deportistas, artistas y representantes de diferentes cultos.

https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-146378-2010-05-26.html

Miércoles, 26 de mayo de 2010

EL PAIS › EN EL CIERRE DE LOS FESTEJOS DEL BICENTENARIO, LA PRESIDENTA INAUGURO LA GALERIA DE LOS
PATRIOTAS

10. Una fiesta con el pueblo en la calle


Flanqueada por José Mujica, Fernando Lugo, Evo Morales, Sebastián Piñera, Lula da Silva, Hugo Chávez y
Rafael Correa, Cristina Fernández de Kirchner agradeció “la alegría” de la gente y resaltó que “estamos
mejor que hace cien años”.

Por Nora Veiras

“Queríamos un Bicentenario diferente. Un Bicentenario popular con el pueblo en las calles. Hace apenas
veintisiete años que tenemos una democracia continuada. Agradezco el patriotismo, la alegría con que millones
han salido a las calles a festejar, a reír, a compartir”, dijo la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al
inaugurar la Galería de los Patriotas Latinoamericanos acompañada por sus pares de Uruguay, Brasil, Paraguay,
Bolivia, Chile, Venezuela y Ecuador. Los retratos de Ernesto “Che” Guevara, Juan Domingo Perón, Evita,
Salvador Allende, Hipólito Yrigoyen y José Martí, entronizados en la Casa Rosada, reflejaban que otra historia se
está escribiendo. En las calles, millones –literalmente– participaban en una procesión pagana para conmemorar
los doscientos años de la Revolución de Mayo. Lejos habían quedado en el recuerdo de un día inolvidable los
dos Tedéum cuando entrada la noche los presidentes disfrutaban del magnífico “Desfile de los 200 años” antes
de asistir a la cena en la Rosada.

Flanqueada por un óleo de Perón, con sus brazos en alto, la imagen del día que dijo: “Me llevo en mis oídos la
más maravillosa música que es la voz del pueblo argentino” y la foto de Allende en su recorrida de asunción, la
Presidenta recordó que ayer se cumplieron también siete años de la asunción del kirchnerismo. Destacó que
“nuestros pueblos están mejor que hace cien años. El Centenario se festejó bajo estado de sitio, no existían los
derechos sociales, era delito la actividad sindical, no se podía elegir libremente a nuestros gobernantes”. En un
mensaje a la oposición, remarcó que “pudimos cumplir estos doscientos años con la más absoluta democracia
de la que se tenga memoria” y advirtió: “seguramente nos equivocaremos, cometeremos errores, también

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tendremos aciertos, pero todos saben, aun los que no están de acuerdo con nosotros, que no tomaríamos
ninguna decisión en contra de los intereses del pueblo”.

10.1 De a poquito

La Casa Rosada estaba de fiesta. Todos los detalles habían sido cuidados hasta la perfección. La prensa sólo
podía observar desde un balcón del primer piso cómo se iba llenando la Galería de los Patriotas. En la sala
principal, ciento cincuenta y seis invitados compartirían la cercanía con los presidentes Evo Morales (Bolivia),
Hugo Chávez (Venezuela), José “Pepe” Mujica (Uruguay), Rafael Correa (Ecuador), Fernando Lugo (Paraguay)
Sebastián Piñera (Chile), Lula da Silva (Brasil), y con los ex presidentes Martín Torrijos (Panamá) y Manuel “Mel”
Zelaya, destituido por un golpe cívico-militar el 28 de junio del año pasado.

El diputado socialista Jorge Rivas, en silla de ruedas desde que en un asalto violento lo golpearon en la cabeza,
fue uno de los primeros en llegar. Martín Sabbatella, ex intendente de Morón y también diputado, estuvo también
entre los tempraneros. El filósofo Ricardo Forster y el gobernador de Mendoza Celso Jaque integraron la
avanzada. Los ministros del Ejecutivo llegaron casi todos en hilera. Los diputados radicales Juan Carlos Marino y
Ricardo Alfonsín fueron ubicados en la primera fila junto al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo
Lorenzetti, quien se apresuró a mirar el cartelito para ver a quién le sentarían del otro lado: le tocó el presidente
de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner.

Mientras la Presidenta y el canciller Jorge Taiana se apostaban al final de la alfombra roja para recibir a los
mandatarios extranjeros, los corrillos dejaban entrever afinidades e indiferencias. Los ministros Aníbal Fernández,
Carlos Tomada, Amado Boudou y Julio Alak departían en un minigabinete. Mientras la ministra Nilda Garré se
abría paso para ir a saludar a Rivas. Los gobernadores de Buenos Aires, Daniel Scioli y de Santa Fe, Hermes
Binner, sentados codo a codo no encontraron tema de conversación. Sólo la irrupción para saludarlos de la
presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, les permitió intercambiar algunas palabras.

El diputado Dante Gullo entró al grito de “¡Alfonsín/Alfonsín!” para saludar a su colega, ocurrencia que no pareció
causarle mucha gracia al destinatario. Hebe de Bonafini llegó acompañada por un grupo de Madres una vez que
estaban casi todos ubicados. Habían quedado en un segundo salón

junto a Madres-línea Fundadora que también pasaron a la galería principal. Un sacerdote solitario se sentó
detrás de los gobernadores. Sólo se acercó a saludarlo la diputada María Laura Leguizamón que pasó luego a
otro salón. El embajador en Chile, Ginés González García provocó los gritos del cronista de CQC que intentaba,
infructuso, de hacer oír sus ocurrencias desde las alturas. Zelaya y el secretario general de la OEA, Miguel
Inzulza, también escucharon los alaridos y levantaron la cabeza: el camarógrafo, por lo menos, había logrado su
objetivo.

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10.2 Entrada triunfal

Ya se habían apoltronado los jefes de las Fuerzas Armadas cuando desde las pantallas de los LCD surgieron las
primeras imágenes de los presidentes visitantes. Chávez cosechó los mayores aplausos junto a Correa y Evo.
Menos fervor despertaron Lugo, Piñera, Mujica y Lula.

El retrato del Che, tomado por el fotógrafo Alberto Korda, enfrentado al óleo de Evita con la cabellera al viento
escoltando a Perón y Allende y acompañados por el obispo salvadoreño Arnulfo Romero, Hipólito Yrigoyen,
Getúlio Vargas y Víctor Haya de la Torre, corroboraban la concepción de un Bicentenario diferente. Rostros
impensados en la historiografía oficial de América latina hasta hace apenas unos años. Patriotas elegidos por los
actuales presidentes latinoamericanos al recibir la invitación de la presidenta argentina.

Cristina Fernández encabezó la entrada a la Galería de los Patriotas y se detuvo a darles un beso al diputado
Rivas, a Hebe de Bonafini, a Taty Almeida y a Estela de Carlotto. Detrás suyo, Chávez, Correa y Evo repitieron
los abrazos con Madres y Abuelas. El ex presidente Néstor Kirchner aprovechó el tumulto del ingreso para
ubicarse en la primera fila, frente a su esposa y al lado de Zelaya.

Apenas se paró frente al atril y agradeció la visita de sus colegas latinoamericanos. Desde el segundo salón de la
Galería donde compartían lugares Luis D’Elía, Marta Bianchi, Luisa Busnelli, Lito Cruz, María Seoane, Francisco
“Tito” Nenna, Eduardo Luis Duhalde, Horacio González, Ariel Basteiro, Claudio Morgado, Juan José Alvarez,
entre muchísimos otros, llegó el grito de “Patria sí, colonia no”.

Un video protagonizado por una nena con uniforme de escuela privada presentó a los “Patriotas del Bicentenario”.
Los aplausos tronaron con el Che, Farabundo Martí, Augusto César Sandino, Túpac Amaru, Solano López, y
llegaron al clímax con Allende, Belgrano, San Martín, Rosas, Yrigoyen, Perón y Eva. “Todos son los padres de la
Patria grande”, repitió la nena y empezó el discurso oficial.

“En el Centenario queríamos parecernos a Europa y no ser nosotros mismos. Habíamos traído a un miembro de
la Casa Real de España (N. de R.: por la Infanta Isabel de Borbón). Hoy, en cambio –más allá del respeto a
España–, estamos aquí con quienes han abonado América con sus ideas, su sangre, sus ideales, que prodigan
la libertad para la igualdad”, precisó la Presidenta. Haciendo un paneo por los rasgos de los presidentes, Cristina
Fernández remarcó: “Si uno nos mira a todos nosotros, verá diferencias de orígenes pero un solo objetivo: que
sus pueblos, sus sociedades tengan más libertad, más igualdad, una distribución más equitativa de la riqueza,
más educación y más salud”.

En el Cabildo estaba esperando el espectáculo de luces y sonido y un poco más allá el desfile de Fuerza Bruta.
Antes del “¡Viva la Patria!, ¡Viva Argentina!, ¡Viva América latina!”, la Presidenta agradeció a sus pares el apoyo

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unánime por el reclamo de soberanía en las Islas Malvinas. Una placa de bronce inmortalizó la Galería de los
Patriotas y todos cruzaron caminando la Plaza de Mayo para seguir la fiesta en la calle.

El Bicentenario se convertía así en un hito de otra historia.

https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/146378-47005-2010-05-26.html

Miércoles, 26 de mayo de 2010

EL PAIS › OPINION

11. Bicentenario con una propuesta y un


protagonista
Por Luis Bruschtein

Si el clima social fuera el descripto todos los días por los grandes medios, este 25 hubiera sido imposible. Y no
porque los millones de personas que participaron fueran oficialistas u opositores, sino porque no eran caracúlicos
ni mala onda. Es imposible adivinar por quién votó o votará esa muchedumbre, pero si fueran ciertas las
sensaciones predominantes según los medios, esa gente no hubiera ido, o lo hubiera hecho con fastidio o se
hubieran producido hechos de protesta, discusiones callejeras, alguna volanteada. Si alguien lo pensó o quiso
hacerlo, evidentemente desistió. No había lugar para eso. La gente hubiera reaccionado mal.

El Gobierno no partidizó el Paseo del Bicentenario ni los recitales. Alguna bandera perdida en el océano de
personas puso una nota mínima sin romper. Pero la carga ideológica estuvo en toda la conmemoración. La
decisión de hacerlo participativo y en un paseo público, los desfiles de inmigrantes, de pueblos originarios, de
pueblos latinoamericanos, los artistas populares de todo el continente, las frases que se pasaban desde el
escenario, de Jauretche, Moreno, Belgrano, Evita, San Martín o el Che. Más los locales de las Madres y las
Abuelas en pleno paseo o la nueva sala de luchadores latinoamericanos en la Rosada, y la propia presencia de
los presidentes de los países de Sudamérica, los más progresivos, con excepción del chileno Sebastián Piñera.
Todo eso dio forma por sí solo a una propuesta. Nadie podrá decir que este Bicentenario se conmemoró de
forma burocrática.

Hubo mucha gente del interior y del Gran Buenos Aires. Y, en general, los más de a pie de la Capital. Desde el
viernes hasta el martes, ya fuera en los recitales o recorriendo los stands, había una alegría sin aspavientos que
se extendía por toda esa marea humana que seguramente tiene pensamientos políticos disímiles. Ayer,
Constitución, Once y Retiro vomitaban contingentes de personas que llegaban con sus banderitas y, a la noche,
todo el mundo quería que siguiera el 25, que no terminara, que nunca llegue el 26.

Los dos Tedéum famosos, la embestida de Macri contra el Gobierno y la consecuente ausencia de la Presidenta
en el Colón o el Cobos no invitado a la cena, que fueron amplificados por los medios como preámbulo de la

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conmemoración, no hicieron mella. Por lo general, esos microclimas mediáticos crispados casi nunca pueden
tener constatación inmediata. O sea, saber si lo que se dice que sucede, sucede en la realidad. Pero esta vez sí
la hubo y fue un fracaso para los grandes medios. Lo que no hubo fue gente con los pelos parados
despotricando con furia, o desaforados provocando peleas y largando exabruptos como se ha visto otras veces.

Un sector de la izquierda hizo su acto en la zona de Congreso. Prefirió no acercarse al Paseo del Bicentenario.
Tampoco estuvieron los “partidarios del campo” o amigos de los represores que suelen juntarse todos en una
mezcla extraña y explosiva a la que después muchos medios suelen mostrar como víctimas. Hubieran chocado
con el ánimo de esa gran muchedumbre que fue la protagonista real de este Bicentenario. Millones de personas
en la calle que asistieron a un modelo de país que se propuso y a una interpretación de la historia.

Allí hay tela para el debate, igual que en el desfile final, donde cada escena tuvo la carga simbólica de una
atómica para un modelo y una versión del pasado que son exactamente contrapuestos. Y que además han sido
los dominantes muchos años. Esa versión nunca hubiera soportado cuadros del Che, Sandino, Farabundo Martí,
Evita, Zapata y Salvador Allende en la Rosada ni aun cuando hayan sido donados por los países donde nacieron
esos luchadores. Es un viaje, como dicen los pibes. En esa galería hay símbolos poderosos que le pisan los
callos a la derecha.

Fue un Bicentenario con una propuesta presentada con mucha calidad y sin estridencias. Y con una masa
ciudadana de millones de personas que escucharon y propusieron también con respeto. Mañana será otro día.

https://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-146461-2010-05-27.html

Jueves, 27 de mayo de 2010

19:31 › CONSEJO NACIONAL DEL PJ

12. Kirchner: "La del Bicentenario es la


Argentina que queremos"
El presidente del PJ y actual diputado nacional negó que el Gobierno esté "especulando con sacar rédito de
los festejos", y celebró que "se trató de una fiesta con conciencia, memoria, identidad y justicia. El pueblo
argentino fue el gran protagonista", afirmó Kirchner.

Durante la inauguración de un local partidario en la ciudad de Tucumán, el ex presidente, Néstor Kirchner, afirmó
que "el Bicentenario debe dejar dos lecciones: mejorar en democracia y respetar al otro, porque no se gana
descalificando a los demás". "Es la gente la que debe decidir. (...) Ahora todos hacen interpretaciones sobre lo
que acaba de ocurrir hace algunos días. La lectura debe ser ésta: se trata de la Argentina que queremos", dijo
Kirchner, quien estuvo acompañado por la senadora nacional Beatriz Rojkes de Alperovich, titular del PJ local;
los gobernadores José Alperovich; Daniel Scioli (Buenos Aires); Sergio Urribarri (Entre Ríos); José Luis Gioja

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(San Juan); Luis Beder Herrera (La Rioja); Juan Manuel Urtubey (Salta); Jorge Capitanich (Chaco), Gildo Insfrán
(Formosa), y Walter Barrionuevo (Jujuy).

El titular del PJ sostuvo también que "los festejos del Bicentenario ha expresado lo positivo", por lo que algunos
"deberían sacarse la urna de la cabeza". "Tenemos un producto bruto interno de 307 mil millones de dólares y
una desocupación del 8,3 por ciento. De no haberse cometido tantos errores en el pasado hoy el PBI sería de
unos 700 mil millones de dólares y una desocupación de tan sólo el 3 por ciento", aseguró Kirchner.

Más adelante afirmó que "no hay ningún dirigente que sea indispensable" y añadió que "aquellos que asumen
una responsabilidad política deben hacerse cargo, porque lo contrario es delegarla a la gente".

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