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Viveiros de Castro ha llamado la atención en múltiples ocasiones sobre las profundas

consecuencias que se desprenden de una anécdota que ya había fascinado a Levi


Strauss:

En las Antillas mayores, algunos años después del descubrimiento


de América, mientras los españoles enviaban comisi9,
nes de investigación pa~a iildagar si los indígenas tenían
alma o no, estos últimos se dedicaban a sumergir blancos
prisioneros a fin de verificar, mediante una vigilancia prolongada,
si sus cadáwres estaban sujetos a la putrefacción o
, no (Uvi-Stral1ss, 1973 [1952]: 384).27

En Base a esta anécdota Viveiros despliega, en su libro metafísicas caníbales, la teoría


del perspectivismo multinaturalista. En principio, esta posee un estrecho vinculo con la
caracterización de la ontología animista hecha por Descola en Más allá de la naturaleza
y la cultura: el animismo parece el reverso opuesto de la ontología propia de occidente,
pues en ella, lo que marca el principio de semejanza entre humanos y no humanos es la
“interioridad” (la percepción, la intencionalidad, etc.) y no la “fisicalidad” (el cuerpo, la
materia, etc.) que diferencia e individualiza a los distintos seres. Sin embargo,
concentrado en los colectivos amazónicos, Viveiros profundiza esta concepción,
insistiendo en que la humanidad es el fondo común, del que surge la animalidad: los no
humanos devinieron tales desde una humanidad de base. El nucleo de la filosofía
amazónica consiste en que:

los animales y demás


no-humanos dotados de alma' ,({se ven como personas'~ y pOI'
consiguiente ~'sonpersonasl); es decir, objetos intencionales o
de 1,os caras (visible e invisible), constituidos por relaciones
sociales y existentes bajo el doble modo pronominal de lo reflexivo
y lo recíproco, o sea de lo colectivo.35

Sin embargo, el hecho de que, en tanto punto de vista de una perspectiva, la humanidad
sea un continuum ontológico, no supone que haya una multiplicidad de formas
subjetivas e intencionales de relacionarse con el mundo. La clave del perspectivismo
amazónico, estriba en que, extrictu senso, las perspectivas sobre el mundo son
esencialmente homogéneas, mientras que lo que marca la diferencia entre ellas es el
aspecto objetivo, porque justamente ven lo mismo en cosas distintitas:

Al vernos a nosotros
como no-humanos, es a sí mismos (a sus respectivos congéneres)
que los animales y las espíritus ven corno humanos; ellos se perciben como (o se
vuelven) seres antropomorfos cuando
están en sus casas o en sus aldeas, y aprehenden sus comportamientos
y sus características bajo una apariencia cultural. Perciben
su alimento como un alimento humano (los jaguares ven
la sangre como cerveza de maíz, los buitres ven los gusanos de
la carne putrefacta como pescado asado, etc.); ven sus atributos
corporales (pelo, pluma, garras, picos, etc.) como adornos
o instrumentos culturales; sn sistema social está organizado a
la manera de las instituciones humanas (con jefes, chamanes,
mitades exogámicas, ritos ... ).36

A esta forma tan particular de perspectivismo, Viveiros le agrega el adjetivo de


multinaturalista, en oposición al perspectivismo multiculturalista (o relativismo
cultural). Mientras que este ultimo sostiene que hay múltiples formas subjetivas de
concebir la misma naturaleza, el primero se caracteriza por pensar que hay solo una
forma subjetiva de concebir naturalezas múltiples. En principio esta inversión permite,
en consonancia con los planteos de Latour en Nunca fuimos modernos, desembarazarse
de la tendencia relativista a por un lado, diversificar los puntos de vista “humanos” y al
mismo tiempo homogeneizar una naturaleza que parecería ser casi como aquella cosa en
si kantiana, al mismo tiempo gnoseológicamente inaprensible en su mismidad, pero
ontológicamente única. Esta visión reproduciría los supuestos básicos de la ontología
naturalista (en el sentido de descola) occidental: la diferencia humanos no humanos es
definitiva y solo lo humano es subjetivo y sujeto a variación, mientras que lo natural es
objetivo e inmutable. El perspectivismo multinaturalista, al poner la variabilidad del
lado de lo percibido “desnaturaliza”, por decirlo así, la naturaleza y resalta que ella
misma es mutable, multiple y perspectiva.

Sin embargo, pensamos que el aporte fundamental de Viveiros con su noción de


perspectivismo multinaturaturalista estriba en dos hipótesis fundamentales: en primer
lugar, que la diferencia entre humanos y no humanos es terreno de un ejercicio de poder
(y esta pensamos que es la conclusión ultima de la metafísica del a predacion, que en
parte da título al libro del pensador brazilero) y, en segundo lugar, que la antropología
misma (y en sentido más profundo toda practica intelectual que reflexione sobre la
tensión entre humanos y no-humanos) debe ser “decostruida” o destruida, a parir de
dicha noción.

Comencemos pues examinando la primera hipótesis. Si cada perspectiva, se ve a sí


misma como humana ¿Qué determina como la ven las demás? ¿si los tapires se ven a sí
mismos como humanos, como ven a los araweté que los cazan? La respuesta a esta
cuestión hay que encontrarla en la relación predatoria: aquel que está en condiciones de
depredar al otro, es quien puede imponer como efectiva su autopercepción como
humano. Cuando un jaguar ataca y devora a un araweté la relación depredadora hace
que este último sea más un tapir que un humano:
la posición de humano está perpetuamente en disputa:' ..

lA quién toca la posición de humano aq\li? es la pregunta qu~ ':i

siempre se plantea cuando un individuo sé encuentr~ frente a':'

un haz de afectos y de agentividad alógeno, ya se trate de unjo

animal o de un desconocido en la selva, de un pariente 111U-.:

eho tiempo ausente que regresa a la aldea, de la imagen de un;

difunto que aparece en un suefto. La humanidad universal def

los seres -la humanidad cósmica de fondo que hace de toda:;

especie de ser un género reflexivamente humano- está suje- .,1

ta al principio de complementariedad, definible por el hechq'

de que dos especies difereIltes, necesariamcntehum~ll1as a s~~ ,t

propios ojos, no pueden jamás scrl~ simultáneamenteC<l~~:?

una a los ojos de la otra. 154-153

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