Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
-Analice a partir del pronunciamiento que se detalla abajo, ¿cómo fue la relación que
mantuvo Perón con el sindicalismo desde sus inicios en el DNT hasta su llegada a la
presidencia considerando los cambios, si es que los hubiera, y cuáles fueron las
estrategias de las distintas vertientes sindicales en esta coyuntura?
“La nuestra hasta ahora había sido una dictadura del capital –hay que reconocerlo– y
nosotros queremos dar a esa estructura una nueva forma, creando una verdadera
democracia en el medio, donde ni el capital ni el proletariado actúen sobre las decisiones
del gobierno. Esta democracia consistiría, en nuestro concepto, como concepción integral,
que el Estado, el poder absoluto del poder político, sea el que gobierne sin presiones y sin
interferencias (…) El gobierno lo ejerce el Estado por su poder político y nadie le sale al
cruce para decir cómo se debe gobernar”.
1
hablar de prescindencia política como algo fundamental en la organización sindical, Perón
evidenciaba una concepción instrumental de los trabajadores, usándolos para su provecho propio.
Ahora, si bien estas discusiones sobre actitudes políticas y formas de organización fue permanente en
los círculos obreros, lo real y evidente era que los reclamos de los trabajadores encontraban nuevo eco
y respuesta en las políticas oficiales. La elocuencia de las mejoras parecía difícil de negar: el obrero
entendía realidades.
Pero mientras muchos gremios satisfacían sus demandas, otros dirigentes eran perseguidos y
encarcelados, no prosperando sus reclamos en la STP. La discriminación se centraba en los
comunistas y socialistas principalmente, que se resistían a colaborar con la Secretaría y cuyo tono de
denuncia a Perón era cada vez mayor, acusándolo que trabaja solo para conseguir “la adhesión del
movimiento obrero a su propia persona”.
Además de estas resistencias y discusiones en el seno de la clase obrera, crecía también la oposición
de los sectores capitalistas que coaligados con el departamento de Estado yanqui inundaban en críticas
acerca del perfil fascista del director de la secretaría, remarcado que no se había declarado la guerra al
Eje.
La estrategia de Perón entonces, para con la clase obrera fue el apoyo en sus reclamos, a la vez que las
ungía de la necesidad de organización. A su vez, esta ayuda era selectiva, lo que suscitó grandes
discusiones y divergencias en los sectores obreros sobre las estrategias que debían tomarse frente a la
novedosa oferta estatal. A algunas organizaciones se les daba reconocimiento oficial, mientras que no
a otras, creándose sindicatos paralelos que eran beneficiados y sindicatos nuevos. A través de la STP
se ganó la confianza de vastos sectores obreros, quedándose sin el apoyo de los sectores capitalistas,
que veían amenazados sus privilegios y el orden social que legitimaban. Esta confianza con los
sectores obreros a través de los sindicatos fue clave para su llegada a la presidencia y para los sucesos
del 17 y del 18 de Octubre.
2
puntualizando su egoísmo injustificado y sus intereses mezquinos, implicados como valores propios
de la “oligarquía”. Se comenzaba a configurar dos polos antagónicos en el escenario económico,
político y social que establecía la forma de la disputa por el poder: los trabajadores identificados con
la conducción de Perón por un lado, enfrentados a la coalición de partidos políticos, patrones,
profesionales y universitarios que contaban con el apoyo de los yanquis.
De esta forma es como la relación de la STP con las masas cambia, dado que ya no se apela solamente
a su adhesión y agradecimiento, sino que frente a la nueva correlación de fuerzas se hacían inminentes
las necesidades de organización y movilización.
El papel de Perón y de la STP había adquirido nuevas definiciones, dejando de lado el arbitraje de los
conflictos laborales, comenzando a ponerse claramente del lado de los obreros: “nosotros dividimos el
país en dos categorías: una, la de los hombres que trabajan, y la otra, la que vive de los hombres que
trabajan. Ante esa situación, nos hemos colocado abiertamente del lado de los hombres que trabajan”.
3
tarea de organizar una estructura partidaria que pudiese garantizar el arribo de Perón al poder,
permitiendo consolidar los beneficios de los trabajadores y que sirviera como sustento y legitimidad
del movimiento.
La paradoja señalada anteriormente consiste en que a partir de entonces la clase obrera se convertiría
en un sujeto político fundamental, cuando con anterioridad e inclusive durante la gestión de Perón en
la STP se afirmara continuamente la necesidad de que el campo sindical este exento de proyecciones
políticas y se limite a realizar sus reclamos gremiales en una lógica meramente económica. Los
dirigentes sindicalistas habían ido dejando atrás progresivamente el carácter revolucionario para
aggiornar su acción a la negociación estatal sin disputas importantes. Sin embargo, explica el autor, su
práctica sindical nunca había perdido su contenido clasista ni habían renunciado a defender la
independencia del movimiento obrero. Sus características comenzaban a transformarse
sustancialmente.
Entre los testimonios que recolecta Del Campo, un dirigente ferroviario que participó activamente en
los primeros momentos del peronismo, Luis Monzalvo, explica el surgimiento del partido laborista a
través de la conjugación de distintos factores, entre los que enumera:
* La lucha obrera había adquirido un carácter netamente político.
* Esto creaba la necesidad de disponer de un instrumento adecuado para canalizar esa lucha y
concretarla en forma orgánica.
* No existía un partido político entre los tradicionales capaz de interpretar con fidelidad los
sentimientos populares.
* La clase trabajadora no admitía a ninguno de los viejos partidos.
* La advertencia de Perón de la necesidad de la no participación política del movimiento
obrero.
* La necesidad de medidas prácticas y eficaces para que los trabajadores vehiculicen su
voluntad.
Los trabajadores asumían su nueva condición, que reclamaba su participación directa en la solución
de los problemas nacionales. En su concepción la situación nacional aparecía problemática,
contabilizándose entre las principales dificultades la desigualdad económica, el latifundio, la
especulación capitalista, la falta de organización política de la clase obrera, el fraude electoral y la
represión del movimiento sindical. A todo esto se sumaba el flagrante falseamiento de la libertad y la
democracia. Contrariamente a lo que se piensa comúnmente, la dirigencia sindical que acompaño a
Perón en las elecciones no era una “clase obrera nueva” sin ninguna relación con la constituida
anteriormente. Luis Gay, presidente del Partido Laborista, explica que “quienes integraban el comité
directivo central eran hombres que tenían veinte o veinticinco años de actuación en el movimiento
obrero…”. Entre estos confluían viejas tendencia tradicionales en el mundo del trabajo, no solamente
sindicalistas, sino también comunistas, trotskistas, socialistas, forjistas, etc.
La oposición nucleaba a los partidos políticos tradicionales en la Unión Democrática, coincidiendo
además los sectores sindicales antiperonistas con las entidades patronales, la prensa, la reacción
capitalista, la SRA, los sectores universitarios en el perfil nazi fascista del nuevo movimiento, noción
avalada por los Estados Unidos a través de su embajador Spruille Braden. La campaña de 1946 dejaba
de lado las formas institucionales, develando el contenido clasista de las instituciones mismas y
expresando la lucha entre trabajadores y la reacción oligárquica en la contienda electoral.