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ANÁLISIS CONDUCTUAL

Seleccionando conductas meta en la entrevista

Frederich H. Kanfer
Lawrence C. Grimm
Universidad de Illinois (1977)

A pesar del creciente énfasis en la evaluación de la conducta mediante observaciones directas


y situaciones de tests estandarizados, autorreportes o inventarios, la entrevista ha permanecido como
un vehículo conveniente y adecuado para un análisis conductual. Numerosos artículos han propuesto
un esquema conceptual para un análisis funcional, ofreciendo una amplia guía para la obtención de
datos importantes (Kanfer y Saslow, 1969; Peterson, 1968, Pomeranz y Golfried, 1970; Storrow, 1967).
Aunque hay consenso sobre la importancia de la entrevista como un medio para desarrollar el
programa de tratamiento, a los terapeutas se les ha dado poca ayuda en el procesamiento de la
información para el desarrollo de conductas-meta específicas. Gran parte de la tarea del entrevistador
se dice, consiste en el desarrollo de la hipótesis, acerca de las variables que están contribuyendo a los
problemas específicos del cliente y que pueden ser importantes para la planeación de un programa de
tratamiento. No obstante, los clínicos conductuales no han intentado indicar cómo se puede diferenciar
la información crítica de la trivial, y como las hipótesis pueden ser desarrolladas sin dificultad en
patrones particulares de conducta observados o reportados por el cliente.
Al escuchar las quejas del cliente, el analista conductual intenta obtener una descripción
específica de los acontecimientos actuales que constituyen el problema, de tal manera que pueda
evaluar cuáles de los muchos componentes de la situación pueden estar disponibles al cambio por
métodos conocidos. Las concepciones globales son una base insuficiente para el analista. De hecho, por
subproductos relevantes (por ejemplo: discordia marital) de eventos conductuales, tales términos
tienden a impedir una apropiada investigación dentro de la especificidad conductual. La cuestión se
plantea a menudo, en lo que atañe al nivel de abstracción para el cual los datos de la entrevista deberían
ser conceptualizados, de tal manera que el científico pueda formular un programa de tratamiento
específico. Esencialmente, el programa integrado es el resultado de una acumulación de esfuerzos de
intervención que se enfocan en conductas concretas o en componentes situacionales que comprenden
la queja presentada. Raramente ésta es un simple '"problema" circunscrito, ni está tan limitado y bien
definido que sólo implique un simple patrón de conducta. Por esto, el programa de tratamiento
estandarizado, tan popular en la literatura, es rara vez aplicable directamente al caso individual.
Más aún, no creemos que le selección de una conducta meta se asemeje a una operación
detectivesca que se dirija a la identificación de un simple problema conductual. La modificación de uno
o más patrones de respuesta indeseables, o cambios en algunos aspectos del ambiente pueden ser
igualmente efectivos para reducir las dificultades del cliente. Por ejemplo, hacerse la pinta puede ser el
resultado de una atención insuficiente en el hogar, la carencia de una capacidad para ejecutar el nivel
esperado en la escuela, excesivo apoyo de un ambiente restrictivo, o la carencia de motivaciones
positivas para asistir a la escuela. Esto puede deberse a la combinación de todos estos factores más que
a la presencia de uno sólo, los cuales dan como resultado dicha dificultad. La reducción de una o varias
de estas áreas problema, puede ser suficiente para mejorar el estado del individuo.
Aunque es conceptualmente ideal, conducir un análisis conductual completo definiendo todas las
condiciones de vida, problemas de conducta, determinantes situacionales, consecuencias y repertorios
conductuales del cliente sin tomar en cuenta la disponibilidad de métodos de cambio prácticos, la
conceptualización, por el clínico, de los problemas y su conocimiento de las técnicas terapéuticas,
tienden a influenciarlo al escuchar selectivamente los problemas que él puede tratar. Cuando las
estrategias de intervención no están disponibles, el análisis conductual se convierte en un ejercicio
académico inútil. Por lo tanto, al investigar el material de la entrevista para un análisis conductual, es y
debería estar guiado por la pregunta constante: "¿puedo y debo ayudar al cliente a cambiar?". El clínico
debe también estar alerta a la posibilidad de cambio en el ambiente del cliente, o a la ayuda de otros
profesionales que pueden ser más efectivos cuando las variables no psicológicas (por ejemplo:
económicas, biológicas, religiosas, o legales) contribuyen al problema.
Para ayudar al clínico en la selección de metas y objetivos, este artículo presenta una
organización rudimentaria de algunos grupos de conductas y determinantes conductuales para los
cuales los métodos terapéuticos han sido ampliamente reportados y sofisticadamente usados. Esto es
una tentativa, un bosquejo heurístico que puede servir como punto de partida para un análisis detallado
en la entrevista. El enlistado de posibles objetivos de tratamiento no es exhaustivo y es
deliberadamente limitado a los problemas encontrados principalmente en poblaciones adultas no
psicóticas y aquellas para las cuales algunos tratamientos comunes están disponibles. De nuevo,
ninguna clase simple de conductas problema es probablemente suficiente para describir un problema
presentado por el cliente. Las clases están descritas funcionalmente no en términos del contenido del
problema. El clínico, quien está familiarizado con este bosquejo, debe ser capaz de reconocer conductas
problemáticas para las cuales las estrategias de intervención han sido desarrolladas. No obstante, este
bosquejo sirve sólo como una guía para una exploración más profunda de un área problema. Las
hipótesis acerca de: la importancia de la conducta meta, cuestiones de prioridad relativa, la motivación
del cliente para el cambio y muchos factores más, debe determinar si la categoría de la meta anotada
será elaborada dentro de un programa de tratamiento.
La ocurrencia de un problema, que se ajusta a las categorías y listadas más adelante, debería
dirigirnos a preguntas tales como: A) ¿es este un problema que valga la pena atacar?; B) ¿qué métodos
y recursos son necesarios para la intervención?; C) ¿qué información adicional es necesaria para hacer
una decisión tentativa?; D) ¿cómo contribuiría este objetivo hacia la solución de la totalidad del
problema presentado?; E) ¿qué tanto este objetivo de tratamiento se ajusta a la petición del cliente?;
F) ¿puede este objetivo ser llevado a cabo dentro de las limitaciones ambientales de la vida del cliente
y de las habilidades del terapeuta? El esquema es ofrecido solo como una de las muchas maneras de
organizar dimensiones de problemas de conducta, como ayuda al clínico prácticamente. Intenta
articular un trabajo básico para un análisis conductual que separe categorías de problemas usando los
componentes de la E-O-R-K-C del modelo de conducta (Kanfer y Phillips 1970). Su leve diferenciación
con el anterior se basa en el intento de distinguir entre excesos y déficit conductuales. En las
interacciones de la vida diaria es frecuentemente la perspectiva del observador la que determina si un
evento conductual es más bien caracterizado como un déficit en una clase de respuestas o un exceso
en otra. Por ejemplo: una agresión inapropiada puede ser vista como un exceso conductual o como un
déficit en autocontrol. Sin embargo, las categorías enlistadas en estos dos grupos de posibles objetivos
de tratamientos son generalmente reconocibles como pertenecientes a una clase u otra en base a las
normas sociales comunes.
El esquema que sigue refleja el análisis de conductas problemáticas dentro de uno de los tres
componentes: clases de respuestas, clases de estímulos y relaciones de contingencia. La mayoría de
las quejas pueden ser formuladas como potenciales o una combinación de las cinco categorías
derivadas de los componentes anteriores: (1) Deficiencias en información o conductas requeridas. (2)
Excesos conductuales. (3) Control inapropiado de estímulos ambientales. (4) Control inapropiado de
estímulos autogenerados. (5) Arreglo inapropiado de contingencias. Para cada categoría hemos
intentado: a) indicar brevemente qué clase de afirmación sirve para definir un patrón particular de
conducta como miembro de la categoría, b) dar ejemplos de conductas problema encontrados
comúnmente en la clase, c) indicar brevemente qué técnicas terapéuticas están disponibles para su
cambio. No se intenta detallar aquí el basto número de procedimientos de modificación, las estrategias
de intervención necesarias, o las técnicas que faciliten la implementación de un programa de
modificación.
No sabemos de ningún resumen simple que describa los muchos conceptos que deben ser
considerados como un progreso desde la formulación de una hipótesis tentativa que se refiera a la
posibilidad técnica de modificación hasta la complementación satisfactoria del tratamiento. Un
ejemplo de un esquema de proceso terapéutico puede ser encontrado en Gottman y Leiblum (1974).
De la basta literatura sobre métodos de modificación de conducta, varios libros resumen muchas de
las técnicas terapéuticas comunes que están enlistadas en este artículo (Bandura, 1969; Golfried y
Davison, 1976; Kanfer y Phillips, 1970; Kanfer y Goldstein, 1975; Mahoney, 1974; Rimm y Masters
1974). No intentamos hacer mención o tratar en este artículo los diferentes procedimientos que se
mencionen para cada categoría.

I. DÉFICIT DE CONDUCTA

A. Información
B. Interacción interpersonal
C. Habilidades ce autodirección
D. Autorreforzamiento
E. Automonitoreo
F. Autocontrol
G. Déficits en el rango de reforzadores
H. Habilidades
A. Base inadecuada de conocimiento para guiar la conducta
A veces parece que el cliente tiene un repertorio afectivo para enfrentarse a las demandas de
la vida diaria. No obstante, reporta incertidumbre al considerar lo apropiado de su conducta o la
ignorancia de la conducta requerida para llevar a cabo una meta específica. A menudo ha encontrado
o está cerca de asumir un nuevo rol social y ocupación. Él puede carecer de información concerniente
a expectativas o normas sociales, fuentes disponibles de satisfacción o estándares conductuales
apropiados para su ambiente. Frecuentemente se nota que no aprovecha la validación de un grupo de
referencia para sus percepciones, actitudes o conductas públicas o información acerca de ambientes
que sancionen o estén en desacuerdo con las actividades que el disfruta. Ejemplos comunes de
problemas en esta área incluyen déficit en información con respecto al control de la natalidad,
oportunidades vacacionales, normas de desarrollo para los niños, estándares apropiados de interacción
con el sexo opuesto, y normas sociales de subculturas específicas.
Métodos de cambio: los déficit en información pueden ser más eficazmente remediados
dándole al cliente información directa o remitiéndolo con otras personas quienes poseen la información
necesaria. Los asesores legales, clérigos, médicos o amigos pueden servir para esta función.

B. Fracaso para emplear conductas sociales aceptables debido a déficit de habilidades


Un amplio porcentaje de problemas topográficamente diferentes, surgen del déficit en
habilidades de interacción que describen un continuo de problemas de complejidad variada. En el nivel
más simple, el cliente puede mostrar deficiencias en las formas apropiadas de responder a un
empleado, compañero de cuarto o a su esposa en una situación determinada. Frecuentemente, los
problemas más complejos como la depresión y la ansiedad profunda pueden estar relacionados con un
repertorio social limitado, del cual la queja presentada es un producto. Por ejemplo, el fracaso para
desarrollar habilidades adecuadas de comunicación, conductas asertivas, o habilidades de organización
podrían llevar a una falta de muchos reforzadores mediados por la involucración en relaciones
interpersonales, culminando esto en una reacción depresiva.
Así la depresión, dificultades vocacionales, ansiedad, problemas maritales, fracasos para
interactuar con otros, baja autoestima y soledad son unas de las quejas presentadas que pueden ser
relacionadas con déficit de interacción.
Métodos de cambio: numerosas técnicas conductuales han sido utilizadas para facilitar la
adquisición de habilidades interpersonales. Entre estas están el ensayo conductual, juego de roles,
modelamiento y moldeamiento y métodos grupales. Se ha desarrollado programas para abordar
subcomponentes específicos de habilidades sociales, incluyendo, entrenamiento asertivo,
comunicación, organización y técnicas sexuales.

C. Inhabilidad para completar o responder a influencias ambientales inmediatas y regular la propia


conducta a través de respuestas autodirectivas
El cliente puede carecer de la habilidad para organizar su rutina diaria, mejorar hábitos de
estudio o planear el trabajo del hogar. O también pueden mostrar déficits en la planeación de
actividades a largo plazo para alcanzar una meta deseada, como una carrera vocacional o extensos
contactos sociales. Estos déficits en habilidades de autodirección pueden ser observarse en clientes que
muestran dependencia en las influencias ambientales, hacen y cambian rápidamente de decisiones, no
muestran habilidades para mantener una actividad hacia un fin o se quejan de problemas para
concentrarse, tomar decisiones o planear hacia el futuro.
Métodos de cambio: las técnicas de autorregulación se han aplicado a problemas en esta área,
incluyendo el desarrollo de criterios para la conducta, automonitoreo para medir los logros, y el
autorreforzamiento para mantener la conducta. Han sido reportados programas de toma de
decisiones, para elegir alternativas de acción en términos de resultados conductuales y programas para
entrenar en la demora de gratificación inmediata, y para establecer reglas conductuales. Los
programas de tratamiento en esta categoría se proponen mejorar la efectividad del cliente para
alcanzar una meta deseada. Sin embargo, si éste tiene dudas acerca de sus metas o no ha establecido
objetivos claros, el problema tendría que ser asignado a otras categorías. Así la tarea sería primero
establecer metas claras.

D. Déficits en autorreforzamiento por ejecución


Los déficits en la conducta de autorreforzamiento se refieren a la falta de un repertorio para
relacionar consecuencias positivas o aversivas a la conducta de uno mismo. Ejecuciones defectuosas, la
falta o miedo a intimar con alguien, o conductas de inestabilidad y problemas afectivos colaterales
pueden ser debidos, a la falta de un uso suficiente de conductas de autorreforzamiento. Los déficits de
autorreforzamiento pueden ser evidentes cuando el terapeuta evalúa las actitudes del cliente hacia sus
propios conocimientos; su percepción de cómo otros lo ven a él y sus creencias acerca del grado de
responsabilidad que él tiene para su propia conducta. Por ejemplo, un cliente que es competente en su
trabajo o en sus relaciones interpersonales puede devaluar su ejecución o ser incapaz de describir sus
logros personales en términos positivos. Estos problemas a menudo han sido caracterizados como
"falta de autoestima" o "pobre autoconcepto".
Los déficits en autorreforzamiento pueden estar restringidos a áreas específicas de
funcionamiento (por ejemplo: sexual, académica, proezas, etc.) o en amplios segmentos de las
actividades del cliente.
Métodos de cambio: el entrenamiento consiste en automonitoreo de conductas positivas y
llevarlas a cabo en la rutina diaria del cliente y en el ensayo para relacionar consecuencias maritales y
simbólico/verbales autorreforzantes o conductas deseadas. Esto puede ser usado para mediar el
problema. El juego de roles y la retroalimentación por medio de video-tape para repetir incidentes
críticos y con un buen entrenamiento en el uso apropiado de contingencias de reforzamiento.
Ya que los estándares para la autoevaluación están intrincadamente vinculados con las
conductas de autorreforzamiento, el clínico puede adicionalmente enfocarse en alterar los estándares
de autorreforzamiento del cliente.

E. Déficits en observar la conducta de uno mismo


Cuando un cliente es incapaz de clarificar y se queja aún después de un considerable sondeo
por parte del entrevistador, hay la posibilidad de que se tenga un déficit de habilidades de
automonitoreo (autoobservación). Estos clientes a menudo presentan quejas tales como la crisis de
identidad. El cliente puede tender a hablar de sus problemas en términos globales sin verbalizar
secuencias conductuales específicas. Puede también fallar para describir sus sentimientos, las
situaciones ante las cuales responde y las consecuencias de su conducta. Los clientes que exhiben
deficiencias en habilidades de autoobservación pueden ser descritos como "carentes de percepción
para observarse". En resumen, al crear problemas en la vida diaria, los déficits en automonitoreo
pueden impedir el progreso del asesoramiento clínico y el subsecuente tratamiento.
Métodos de cambio: al incrementar la cantidad y exactitud de las respuestas de atención a la
propia conducta, los clientes frecuentemente son entrenados para usar diarios, contadores, registros y
gráficas para observar las conductas cubiertas y manifiestas.
Puede usarse el ensayo conductual para autocontrol y descripción de la conducta propia y sus
consecuencias. Un equipo de grabadoras y el video-tape, como ayuda en autoobservación proveen al
paciente de muestras visuales y auditivas de su propia conducta.

F. Inhabilidad para alterar respuestas en situaciones conflictivas


Los problemas en autocontrol a menudo aparecen detrás de la queja del cliente, de carecer de
autodisciplina o no poder ayudarse actuando de cierta manera. Frecuentemente se ocupan en
conductas que están controladas por consecuencias inmediatas pero que tienen a largo plazo
resultados negativos. Ejemplos comunes incluyen: comer en exceso, ingerir mucho alcohol, ataques
físicos o sexuales u otras conductas que frecuentemente son conocidas como "impulsivas".
Otro grupo de déficits en autocontrol está señalado por los fracasos del cliente para ocuparse
en conductas que tienen consecuencias aversivas a corto plazo, pero que a largo plazo acumulan
resultados positivos. Las dificultades para tolerar la estimulación aversiva pueden tomar la forma de
evitar visitar al dentista, indisponibilidad para el ejercicio o demorar la terminación de una tarea.
Métodos de cambio: los déficits en autocontrol pueden originarse en algún componente del
proceso total de autocontrol. Por ejemplo, el déficit puede centrarse en una mala disposición de la
estimulación, antecedente que incrementa la posibilidad de una respuesta deseada. Posiblemente el
cliente falla en autoreforzarse por tolerar situaciones aversivas o no está cociente de la última
consecuencia negativa de la conducta problemática o puede fracasar en identificar la respuesta de
control efectiva o puede tener estándares autoevaluativos inapropiados. Enseñar al cliente como
conducir un análisis funcional es buen punto de partida para la subsecuente modificación
autoproducida de consecuencias ambientales. El entrenamiento del uso de conductas cubiertas (ver
categoría IV - B) para efectuar un cambio en la conducta puede también ser útil. Si el problema reside
en un componente específico del autocontrol, ello puede ser tratado directamente, como un
entrenamiento (ver categoría I - D).

G. Limitado repertorio de conductas debido al restringido rango de reforzadores


Al escuchar la descripción del estilo de vida del paciente, puede llamar la atención del terapeuta
lo limitado y escaso de su rango de actividades y reforzadores. El paciente puede mostrar una falta de
motivación, conductas de aislamiento, insatisfacción con la esterilidad de su vida, o depresión. Además
puede estar contento con buscar actividades totalmente restringidas, hasta que alguna alteración en
su rutina lo hace enterarse de sus limitaciones.
El problema aparece más frecuentemente cuando la fuente de reforzamiento es insegura, o
cuando el paciente es desplazado en su ambiente físico o social. Desempleo, divorcio, crecimiento de
los niños, la jubilación, vacaciones muy largas u otros cambios en el estilo de vida pueden revelar un
déficit en el rango de reforzamiento del paciente.
Una diferenciación sería hecha entre los problemas que surgen de un rango de reforzadores
restringido y aquellos discutidos en otras categorías. Por ejemplo: el paciente puede estar sufriendo
de un déficit en información considerando la disponibilidad de fuentes alternativas de satisfacción
(véase categoría I - A). Quizás el paciente puede no estar obteniendo reforzamiento variado como
resultado de un déficit en habilidades (véase I - B) o puede estar "bloqueado" por una excesiva
ansiedad condicionada, como el miedo a los espacios abiertos o a las multitudes (véase II -A).
Métodos de cambio: el paciente puede ser ayudado al mostrarle una amplia gama de
reforzadores con la esperanza de que él descubra nuevas formas de entrenamiento. La efectividad del
reforzador puede ser establecida a través del aprendizaje asociativo, por medio de aparear un
reforzador previamente existente con una actividad recompensante que es necesario establecer. Por
ejemplo, el interés en el juego de béisbol puede desarrollarse después de que una persona atienda un
juego con un amigo cercano.
Señalamientos que enseñan al cliente a "soñar nuevos sueños" pueden llevarse a cabo por
medio de ensayos cognitivos, modelamiento, o involucrarlo en actividades que ofrezcan nuevas
experiencias agradables en un ambiente sin restricciones, la baja fuerza de los incentivos existentes
puede ser explorada e incrementada en sus funciones reforzantes.
Si el problema se debe a un déficit en habilidades o información o señalamientos por respuestas
emocionales, métodos de cambio adicionales están disponibles y son anotados en una categoría
relevante.

H. Déficit en conductas cognitivas y/o motoras necesarias para enfrentarse a las demandas de la vida
diaria
Los clientes a varios niveles de funcionamiento intelectual o social pueden revelar "paquetes"
de déficits en conductas de autocuidado, habilidades físicas u otras conductas motoras que pueden ser
esenciales para un adecuado funcionamiento. Ejemplos extremos son vistos con retardos o residentes
crónicos institucionales quienes son incapaces de vestirse y comer por sí mismos. No obstante, con un
más alto funcionamiento individual, déficits en habilidades relativamente simples tales como conducir
un auto, el uso de cosméticos, cocinar, hábitos de higiene personal pueden tener un efecto sustancial
en la vida de la persona. El cliente puede presentar la queja como un déficit en habilidades, o mostrar
dificultades las cuales pueden ser vistas como resultado de esas deficiencias.
Los déficits en habilidades se distinguen de los déficits en información en que los primeros
requieren adquisición de nuevos repertorios disponibles que se pueden usar.
Métodos de cambio: técnicas operantes tales como instigación, moldeamiento, modelamiento,
encadenamiento, aprendizaje por discriminación y ensayo conductual pueden ser usadas cada una por
separado o en combinación para facilitar el desarrollo de nuevas conductas y son ampliamente
ilustradas en la literatura de modificación de conducta.

II. EXCESOS CONDUCTUALES

A. Ansiedad
B. Automonitoreo

A. Condicionamiento inapropiado de ansiedad a objetos o sucesos


La ansiedad excesiva condicionada, es adquirida a través de una asociación contigua de un
estímulo aversivo (por ejemplo: la explosión de una bomba, náuseas o ansiedad) con alguna clase de
sucesos u objetos es la base de esta categoría. Si la propiedad de un estímulo adquiere características
para provocar ansiedad, pero no ocasiona daño objetivo, el cliente puede reportar tener "miedos
irreales" o "fobias". Entre los problemas en los cuales la ansiedad condicionada inapropiadamente
puede ser central están los desórdenes psicosomáticos, originada en ansiedad crónica, ejecuciones
débiles, inhibición de conductas adaptativas o respuestas de evitación mal adaptadas (Paul &
Bernstein, 1973).
Ulceras pépticas, impotencia, frigidez, miedo de manejar, convulsiones y problemas
preceptúales son sólo unas pocas de las quejas presentadas que pueden tener su base en la ansiedad
condicionada.
Cuando la ansiedad es un subproducto de un déficit de habilidades o actividad verbal / simbólica
inapropiada, otras categorías son más pertinentes. Por ejemplo: el problema de un cliente quien está
ansioso al encarar las demandas para las cuales él está mal preparado o de un cliente que catastrofiza
problemas potenciales puede ser formulado en el contexto de un déficit en ejecución y un inapropiado
control de estímulos autogenerados (véase I – B, 7 - H y IV - B).
Métodos de cambio: la desensibilización sistemática y sus variantes, extinción graduada,
implosión, inundación (flooding) y moldeamiento son procedimientos que han sido ampliamente
usados para el alivio de la ansiedad condicionada: los casos menos severos pueden ser tratados a través
del entrenamiento en el uso de estrategias cognitivas de enfrentamiento a las consecuencias
producidas por la relajación.
Cuando se presenta daño en los tejidos o los sistemas biológicos de regulación están afectados,
el tratamiento médico es necesario como un tratamiento adjunto.

B. Actividad de Autoobservación excesiva


El terapeuta puede notar en el cliente excesivo monitoreo de sus acciones, preocupado por su
impacto en otros, y generalmente atendiendo con demasiada frecuencia, con demasiado tiempo o
demasiada intensidad a su propia conducta. La introspección excesiva, la atención minuciosa a su
propio vestido, maneras, conversación o procesos de pensamiento pueden ser una de las muchas
quejas que el cliente presenta o que el terapeuta nota en un análisis conductual. Frecuentemente tal
diversificación de tiempo y energía resulta una ejecución ineficiente o compite con la atención a
estímulos externos que deberían estar gobernando la conducta del cliente en una situación dada.
El excesivo automonitoreo puede ser problemático por sí mismo o puede estar relacionado con
los problemas que involucran otras categorías, por ejemplo: la exagerada autoobservación, puede estar
asociada con la ansiedad condicionada en situaciones de evaluación (II - A), estándares inapropiados de
autoreforzamiento (I -D), o estar mantenido por el reforzamiento social (veáse V -B).
El clínico tendrá que determinar si establece este exceso como una respuesta meta primaria o
como parte de un englobamiento más complejo de patrones de conducta.
Métodos de cambio: parar momentáneamente el pensamiento, proveer respuestas
incompatibles y la saciedad pueden ser útiles cuando se ataca el problema directamente. Si el exceso
es asociado con problemas adicionales, los métodos de cambio sugeridos en otras categorías pueden
ser considerados.

III. PROBLEMAS EN EL CONTROL DE ESTÍMULOS AMBIENTALES

A. Estímulos que elicitan reacciones emocionales inapropiadas


B. Ambientes restrictivos
C. Arreglo ineficiente de estímulos que controlan las actividades diarias

A. Respuestas afectivas a estímulos (objetos o eventos) que llevan a peligros subjetivos o a conductas
inaceptables
A veces el cliente exhibe consistentemente respuestas emocionales que son objetables para sí
mismo o para la sociedad. Excitación sexual o señales de violencia, reacciones aversivas a personas con
impedimentos físicos o a características raciales específicas y fracaso para responder a las señales de
otros, constituyen ejemplos dentro de esta categoría. Tales problemas pueden clasificarse desde ser
meramente inconvenientes para el cliente hasta involucrar conductas socialmente destructivas.
En contraste con problemas de ansiedad condicionada excesiva (véase II - A), esta categoría
incluye respuestas efectivas positivas o negativas, más que ansiedad, ya que viola las normas personales
o culturales del cliente.
Métodos de cambio: el enfoque de cambio se refiere a alterar la función del estímulo, a través
de eliminar o establecer consecuencias para las respuestas. Los métodos de condicionamiento clásico
para cambiar el valor de los estímulos (valor emocional) incluye condicionamiento aversivo,
sensibilización cubierta, alivio de la aversión, recondicionamiento orgásmico, reforzamiento y extinción
cubierta y métodos de contracondicionamiento, en resumen, nuevas conductas instrumentales pueden
ser establecidas a través de los métodos discutidos en otras categorías.

B. Fracaso para emitir la conducta apropiada en ambientes diferentes


Aunque el cliente puede atribuir sus problemas a sus propias inadaptaciones, el terapeuta
puede notar que la queja actualmente involucra restricciones ambientales sobre el cliente por ejecutar
conductas que en otro ambiente sería verdaderamente adaptadas. Por ejemplo un cliente que está
obteniendo satisfacción a través de actividades homosexuales puede expresar insatisfacción e
infelicidad porque tal conducta entra seriamente en conflicto con su medio ambiente inmediato; un
estudiante que vive en su casa puede encontrar la organización de sus actividades severamente
limitada; otro ejemplo es una situación de trabajo que le evita al cliente llevar a cabo metas personales.
El problema puede aparecer, o a través de una disparidad en los valores (el ejemplo de la
homosexualidad) o, en una completa ausencia de la oportunidad para emitir la conducta deseada, como
cuando un miembro de un grupo religioso no tiene lugar para rezar. Si un ambiente no perdona la
conducta del cliente sus acciones pueden no ser reforzadas e inclusive pueden ser castigadas. Cuando
el ambiente del cliente es inapropiado para la búsqueda de satisfacciones de conductas importantes la
privación de apoyo puede llevar a varios problemas y autoreacciones pobres.
Métodos de cambio: información concerniente a ambientes en los cuales la conducta es
aceptable, con ayuda para buscar tales ambientes puede presentar componentes de un programa de
cambio. En muchos casos, un mayor apoyo puede ser necesario ya que la reubicación puede involucrar
la adquisición de nuevas habilidades o el manejo de respuestas emocionales. Si el cambio del ambiente
es imposible, el terapeuta puede ayudar al cliente a tratar con la evaluación negativa (propia o de
otros) a través del entrenamiento de autocontrol o reestructuración cognitiva.

C. Fallas para enfrentar las demandas o responsabilidades ambientales que surgen de la organización
ineficiente del tiempo
Un conjunto de problemas puede surgir como un resultado de la programación ineficiente de
actividades. El cliente que tiene esta dificultad puede quejarse de reacciones de estrés, insatisfacción,
o críticas considerables de otras personas significativas para él. El ama de casa cuyo día está lleno de
obligaciones y responsabilidades puede fracasar para cumplir con responsabilidades importantes.
Ejemplos adicionales son, el estudiante quien aparentemente no tiene presiones de deberes
extracurriculares y aun así falla en la organización de su tiempo para estudiar, o el profesor que es
incapaz de acomodar su tiempo para completar su trabajo antes de que termine el plazo fijado.
Métodos de cambio: un requisito para el cambio relaciona el automonitoreo (véase I - E) y un
análisis de la tarea que involucra qué es lo que ordinariamente hace y qué es lo que debe de ser logrado.
El establecimiento de prioridades para varias actividades, lugares donde pueden ser mejor
ejecutadas, duración que se debe emplear en ellas, y especificación de las consecuencias de respuesta
que pueden ser desarrolladas dentro de un programa escrito para ayudar al paciente en la organización
de su ambiente. Si el cliente está ocupándose en conductas de evitación, los métodos de cambio en
otras categorías relacionadas con el autocontrol (J - F) o ansiedad (I - A) pueden ser útiles.

IV. CONTROL INAPROPIADO DE ESTÍMULOS AUTOGENERADOS

A. Autorrotulación
B. Conductas cubiertas
C. Discriminación de estímulos internos
A. Autodescripciones que funcionan como consecuencia de la conducta que llevan a resultados
negativos
Las autodescripciones inadecuadas de las propias capacidades o habilidades puede llevar al
cliente a que emplee conductas que tienen consecuencias desastrosas. Por ejemplo: el cliente que se
clasifica así mismo como un hombre astuto de negocios puede como resultado de su autoclasificación
arreglar un contrato (negocio) que lo lleve a un desastre financiero. El cliente que se ve a sí mismo
como un pobre esposo puede responder a su rotulación de una manera autosatisfactoria.
Adicionalmente el cliente que se describe así mismo como inseguro, tímido o inferior a otros, puede
evitar oportunidades que negarían su autodescripción.
Métodos de cambio: el reacondicionamiento de las autoactitudes por medio del ensayo de
autoafirmaciones, el entrenamiento para observar las relaciones entre la conducta y sus consecuencias
y transferir el control de la conducta de las autorrotulaciones a las demandas situacionales, son algunos
de los procedimientos que pueden ser usados para combatir este problema.

B. Actividad simbólica verbal que sirve como consecuencia a la conducta inapropiada


Frecuentemente el cliente crea o exagera sus problemas por medio de conductas cubiertas
inapropiadas. Por ejemplo: un cliente que piensa en la posibilidad de que su jefe pueda despedirlo,
puede incrementar su propia ansiedad en presencia de su jefe. El resultado puede ser una defectuosa
ejecución, y un incremento en la probabilidad de que realmente pierda su empleo. Un esposo que al
salir de su trabajo, de regreso a casa, constantemente piensa acerca de las injusticias que ha sufrido por
parte de su esposa, es más probable que emita una respuesta exagerada de una demanda razonable
hecha por su esposa. Frecuentemente se ve que los clientes catastrofizan, aun remotamente problemas
potenciales con el resultado innecesario de estrés e ineficiencia. Más aún, los programas de cambio para
otros problemas, pueden ser impedidos por los clientes debido a que están pensando en fracasos
pasados.
Métodos de cambio: para momentáneamente el pensamiento, el entrenamiento en el uso de
fantasías incompatibles, y la reestructuración cognitiva han sido usados para aminorar este problema.
Casos exagerados pueden estar unidos a condicionamientos aversivos manifiesto o cubierto de manera
conjunta con la autopresentación de estímulos internos o externos. Ya que las conductas cognitivas
inapropiadas pueden reflejar problemas adicionales, los métodos de cambio pueden ser considerados
bajo otras categorías; por ejemplo: el esposo que piensa en las características negativas de su esposa
puede beneficiarse con un asesoramiento marital también tanto como con para momentáneamente el
pensamiento.

C. Interpretación errónea de estímulos internos


Usualmente, el terapeuta es ayudado en la organización de los datos del cliente por medio de la
observación directa y los reportes del cliente y colaterales. No obstante, si el cliente está
malinterpretando sus estados internos, por definición, él será incapaz de reportar este hecho. El cliente,
puede, sin darse cuenta estar llamando a la excitación sexual "ansiedad" o a la excitación emocional
"enfermedad física", como cuando un ataque de ansiedad es visto por él como sintomático de un
desorden cardiaco. Otro ejemplo ocurre cuando el cliente en ausencia de altos niveles de excitación
reporta ansiedad. En este caso el reporte verbal puede estar bajo control de una observación de una
respuesta de escape en lugar de estímulos internos, "yo escape, por lo tanto debo estar ansioso".
El terapeuta determina si un problema de mala interpretación existe a través de la evolución de
respuestas colaterales y eventos contextúales, Por ejemplo; si el cliente que interpreta como la
excitación sexual como ansiedad intensa, reporta conductas colaterales tales como haber tenido intensa
erección, el terapeuta puede inferir que el cliente ha manifestado un estado interno.
En otro ejemplo, sobre la base de reportes médicos y de análisis situacional, el terapeuta puede
determinar que el cliente ha confundido una reacción de ansiedad con una enfermedad física.
Métodos de cambio: el terapeuta está funcionalmente en la misma posición que la de un padre
quien debe ensañar al niño a clasificar eventos privados. El clínico señala importantes fuentes de
información interna, mientras relaciona nuevas clasificaciones si el cliente tiene dificultades para
discriminar, estados internos, el tratamiento en automonitoreo puede también ser útil (I-E).

V. ARREGLO INAPROPIADO DE CONTINGENCIAS

A) Conductas adecuadas no seguidas de consecuencias positivas


B) Aspectos benéficos a conductas inapropiadas
C) Exceso de reforzamiento
D) Reforzamiento no contingente

A. Fracaso del ambiente para apoyar conductas apropiadas


A veces el cliente se queja acerca de la utilidad de su conducta o de falta de motivación e interés
en actividades esperadas de él. La persona que está haciendo bien su trabajo en la fábrica y no es
reforzada por ello, puede bajar su nivel de ejecución o estar insatisfecha. Un esposo a quien sus
conductas de apoyo o afecto hacia su esposa no son reforzadas, puede gradualmente decrementar esas
respuestas. Igualmente a un niño a quien no se le da reconocimiento por sus logros puede mostrar
solamente un mantenimiento esporádico de la conducta deseada. El problema en esta categoría es
diferente de la I-G (déficit en el rango de reforzamiento), en que el reforzador potencial de la
consecuencia simplemente no es logrado por la falta de ocurrencia de los reforzadores. Los problemas
asignados a la categoría I-G involucran una ausencia de reforzadores potenciales.
Métodos de cambio: el enfoque aquí se da en alterar las contingencias ambientales para poner
al cliente en contacto con los reforzadores para la conducta deseada. Entrenamiento en el uso de
autoreforzamiento (I-D) puede también ser útil.

B. El ambiente mantiene conductas indeseables


El paciente puede ser muy hábil para obtener reforzadores sancionados socialmente, pero la
manera en la cual él lo hace también es inapropiada, produciendo muy a menudo subproductos
aversivos para él mismo y para otros. Ejemplos ordinarios incluyen los berrinches, regaños, pedantería,
quejas somáticas, conductas de sumisión, agresión y conductas autoagresivas. Los adolescentes son a
menudo reforzados con la atención por ejecutar conductas antisociales.
Métodos de cambio: el retiro de reforzamiento o castigo de respuestas inapropiadas en
conjunción con la administración por uno mismo o por otros en recompensas positivas materiales o
sociales para las conductas deseadas, parecería ser un enfoque razonable al problema.

C. Uso excesivo de reforzamiento positivo para las conductas deseables


En contraste con la categoría previa, aquí el contenido de las conductas del cliente es apropiado,
pero el repertorio es efectuado por el ajuste ineficiente de consecuencias a la respuesta. El cliente
puede quejarse de una falta de motivación o el reforzador puede perder su efectividad debido a la
sociedad. El problema puede ser visto en niños cuyos padres recompensan por conductas simples a sus
hijos. El niño puede actualmente demostrar un decremento en el desarrollo conductual, no sólo debido
a la soledad, sino porque los padres faltan en aumentar el criterio de reforzamiento.
Métodos de cambio: transferir parte del control conductual a las consecuencias autoproducidas
por medio del entrenamiento en autorregulación puede facilitar el cambio terapéutico.

D. Entrega del reforzamiento independientemente de la respuesta


Esta categoría también involucra contingencias de reforzamiento con desventaja para la
repuesta. A diferencia de la categoría precedente, no obstante, es el arreglo temporal entre las
conductas y sus consecuencias (más que la cantidad de reforzamiento) de la que resulta el problema.
La carencia de persistencia conductual, no consistencia, aburrimiento, o poco afecto, puede resultar de
la entrega no contingente de reforzamiento.
Métodos de cambio: proveer reforzamiento material y social contingente, adquisición de
nuevos reforzadores, establecer metas personales a largo y corto plazo, orientación vocacional y
entrenamiento en automodificación de contingencias ambientales son todos los procedimientos que
pueden ser usados para ayudar al cliente.

RESUMEN
Este artículo presenta un trabajo heurístico para organizar la información presentada por un
cliente. Las subcategorías fueron generadas sobre una base pragmática por medio de integrar las quejas
más frecuentemente presentadas, con las técnicas de intervención comúnmente usadas. Deberá ser
enfatizado que el artículo no propone una tipología de conducta anormal. Más bien, se intenta que las
categorías sirvan al clínico como una estructura rudimentaria para guiar su análisis de las variables
controladoras y repertorios de conducta deficientes los cuales reducen la adaptabilidad del cliente. Más
aún, no es suficiente simplemente designar un problema como parte de una categoría. El clínico debe
realizar un detallado análisis conductual concerniente a las conductas categorizadas para determinar la
gravedad del problema. Por ejemplo; déficits en las relaciones interpersonales (I-B) pueden ser
específicas con las figuras de autoridad o con miembros del sexo opuesto.
El clínico debe diferenciar los reportes verbales del cliente considerando su problema desde su
ejecución actual. Los clientes frecuentemente ofrecen evaluaciones de sus dificultades y reportarán la
angustia que experimentan. De hecho, el cliente puede tergiversar sus dificultades o habilidades, las
cuales no puede demostrar. Mientras estos reportes verbales son informativos, el clínico orientado
conductualmente necesitará un análisis de las ejecuciones actuales en situaciones particulares antes
de proceder con un programa de cambio de las conductas-meta categorizadas.
El terapeuta es ayudado no solamente por el conocimiento de los métodos de cambio
disponibles, sino también debe ser sensible clínicamente a las situaciones de problemas críticos y a los
procesos de conducta defectuosos que están detrás del funcionamiento del cliente.
Esas habilidades involucran juicios clínicos de conductas deseadas en un contexto dado, y se
originan en el conocimiento del terapeuta en teoría de investigación así como en propia experiencia
personal y profesional.
Esperamos que éste artículo sirva para estimular más esfuerzos hacia una guía conceptual para
el clínico que intenta identificar los objetivos meta y técnicas de tratamiento adecuadas.

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