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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA


ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

ANTIDEPRESIVOS: TRICÍCLICOS E IMAOs

INTEGRANTES:
Arroyo Cornejo, Antonio
Bazán Ullilen, Greysi
Cajusol Paredes, Katherine
Carré Elías, Melissa
Cruzado Hurtado, Erika
Lujan Meza, Leidy
Medina Purizaca, Gianella
Paredes García, Marco
Zapata Chunga, Marco

DOCENTE
Serrano García, Marco

CURSO
Psicofarmacología

TRUJILLO – PERÚ
2018
ANTIDEPRESIVOS

I. INTRODUCCIÓN
Se denominan antidepresivos a un conjunto de medicamentos usados para el
tratamiento de la depresión, los cuales generan ventajas las que incluyen disminución
de los síntomas somáticos y de la gravedad de la incapacidad; menor mortalidad por
la disminución de las tasas de suicidio y mejor cumplimiento de las indicaciones y
consejos médicos; menores costes sanitarios, debido a que se reducen los tiempos de
hospitalización y las exploraciones, y en definitiva, mejor calidad de vida de los
pacientes.

En cuanto a la depresión puede ser definida como un cuadro clínico caracterizado por
una serie de manifestaciones ideativas, de conducta y afectivas, con disminución de
la autoestima, presencia de angustia y tristeza como síntomas predominantes,
inhibición psicomotora y algunas manifestaciones somáticas típicas.

De forma relativamente rápida o insidiosamente, el paciente comienza a padecer


abatimiento, tristeza, desgano, pérdida de interés por todo lo que lo rodea, e
incapacidad para experimentar placer. La tristeza es habitualmente de intensidad
progresiva, hasta llegar a veces a un estado de “tristeza infinita “como manifiestan
algunos pacientes con depresión mayor. El pensamiento se vuelve lento, la ideación
monotemática, con expresiones de dolor, culpa y vivencias de ruina inminente. Al
mismo tiempo se comienza a descuidar las obligaciones laborales y familiares, con
desaliño, falta de aseo, y manifestaciones similares, creándose un agudo problema
social. También es factible observar diversos trastornos físicos y orgánicos como
anorexia, pérdida de peso, trastornos funcionales digestivos y respiratorios, insomnio,
falta de energía, embotamiento intelectual y franca disminución de la libido. El cuadro
clínico se completa finalmente con ideas de autodestrucción, pensamientos
relacionados con la muerte y el suicidio. La depresión es una de las más frecuentes
enfermedades psiquiátricas, afectando en algún periodo de la vida, al 15 % de la
población. Se estima que es más frecuente en las mujeres.

Con respecto a la historia de los antidepresivos, inicia junto a la era de la


Psicofarmacología moderna, la cual comienza para algunos autores, a finales de la
década de los cuarenta, con la publicación de la eficacia antimaníaca del litio por John
F. Cade, en 1949. No obstante, se atribuye el descubrimiento del litio a Afwerdson en
Suecia, en 1817. Durante todo el siglo XIX fue utilizado para el tratamiento de la
enfermedad artrítica. En los comienzos del siglo XX se le utiliza en la profilaxis de la
depresión y como antiepiléptico o hipnótico. El antecedente más nefasto de la historia
del litio se remonta a los años 1940, cuando se le indicaba como sustituto de la sal
común en pacientes cardiópatas, con innumerables casos de intoxicaciones y muertes,
por lo que su venta fue prohibida en Estados Unidos.

Esto continúa con su uso para el abordaje de los trastornos afectivos los que tiene su
origen en la década de los 50, la misma década en la que se desarrollan los primeros
agentes antipsicóticos y ansiolíticos, con la introducción de la Imipramina y la
Iproniazida. Estos agentes inauguraron una nueva era en el tratamiento de la
depresión, relegando a la electroconvulsivoterapia y otros tratamientos igual de
cruentos a unas indicaciones muy específicas, como el riesgo suicida elevado, las
depresiones delirantes o el estupor depresivo.

Los Inhibidores de la Monoaminaoxidasa (IMAO) corresponden a la primera


generación de antidepresivos, descubiertos durante los años 50'. Bloquean la
Monoaminoxidasa, una enzima que metaboliza serotonina y norepinefrina. Esto
permite que los neurotransmisores aumenten en la sinapsis, incrementando su efecto
sobre sus receptores. Clásicamente se han agrupado en base a la presencia de un grupo
hidrazina en su estructura.

La Iproniazida, fue el primer IMAO en utilizarse. Ya en la actualidad, estos


medicamentos han caído en cierto desuso fundamentalmente por sus limitaciones y
efectos colaterales.

El año 1957 fue clave para el futuro de estos fármacos hidrazídicos como agentes
antidepresivos, ya que durante una Reunión de la American Psychiatric Association
(APA), se aportaron los primeros datos sobre los efectos de la iproniazida en la
depresión, gracias a George Crane, del Montefiore Hospital de Nueva York, quien
comunicó la mejoría del humor de varios pacientes tuberculosos con depresión
concomitante, resultados muy parecidos a los aportados también por Arthur L.
Scherbel, reumatólogo del Cleveland Clinic and Hospital, en pacientes deprimidos
afectos de Artritis Reumatoide.

La historia de los Antidepresivos Tricíclicos (ATC) comienza en 1956 con la salida


al mercado de la Imipramina. En un estudio previo este compuesto fue administrado
a unos 300 esquizofrénicos y a algunos pacientes afectos de depresión endógena, y
aunque su eficacia en los pacientes psicóticos era inferior a la de la clorpromazina, su
actividad antidepresiva era superior a la de cualquier sustancia conocida hasta la fecha
7 Salía formalmente al mundo el primer antidepresivo y de esta manera nacen los
ATC, fármacos que son capaces de disminuir la recaptación de aminas endógenas
aumentando, así su concentración en el espacio sináptico.

II. GENERALIDADES DE LOS FÁRMACOS DE LOS ANTIDEPRESIVOS


La depresión parece estar asociada a la existencia de niveles bajos de determinados
neurotransmisores a nivel cerebral, como serotonina, noradrenalina o dopamina. Por
ello, los fármacos antidepresivos intentan aumentar alguna de estas sustancias en el
cerebro a través de distintos mecanismos de acción.
La mayor parte de los antidepresivos actúan sobre la recaptación de monoaminas.
La acción inhibidora sobre la recaptación de noradrenalina o 5HT conduce a un
incremento de es-tas aminas en el espacio sináptico gracias al cual se produce el
efecto antidepresivo. El aumento inicial de las monoaminas en la sinapsis lleva
inicialmente a una hiperactivación de los autorreceptores presinápticos α2-
adrenérgicos o 5-HT1A, mediante la que se potencia la retroacción negativa sobre la
síntesis y liberación de noradrenalina y 5-HT, respectivamente. Posteriormente, el
tratamiento durante una o dos semanas con estos antidepresivos puede acabar
produciendo una desensibilización o disminución delos mencionados
autorreceptores, lo que debe conducir a que el funciona-miento noradrenérgico o
serotonérgico se normalice e incluso se incremente.

III. MECANISMO DE ACCIÓN DE LOS ANTIDEPRESIVOS


1. ASPECTOS GENÉTICOS DE LA ENFERMEDAD DEPRESIVA
Estudios genéticos de concordancia entre gemelos homocigotos y heterocigotos
han estimado la influencia de la genética en la enfermedad depresiva en un 37%,
porcentaje inferior, no obstante al observado en otras patologías psiquiátricas
como la enfermedad bipolar o la esquizofrenia. Determinados rasgos de la
personalidad, temeridad, ansiedad o el pesimismo, tienen también un gran
componente hereditario.

Los cuadros depresivos más graves son los que debutan en la adolescencia o
inmediatamente después, están relacionados con determinados rasgos de la
personalidad que predisponen al desarrollo del cuadro clínico de depresión. Se
han descubierto que algunos locigenéticos ubicados en determinados cromosomas
se hallan vinculados con una predisposición a la depresión.

Dos modelos teóricos ex jubantibus (esto es, inferidos a partir del estudio de los
fármacos usados para la depresión) se han propuesto para explicar la enfermedad
depresiva a nivel bioquímico y hormonal. Ambos modelos no son excluyentes;
antes bien, pueden ser trazos importantes del cuadro que explique el complejo
conjunto de alteraciones bioquímicas y hormonales que subyacen en la depresión.
Estamos lejos de completar el cuadro (modelo conceptual) de la depresión. Los
dos modelos que se esbozan a continuación son:
a) Deficiencia de monoaminas cerebrales.
b) Alteración del sistema hormonal “hipotálamo → hipófisis → corteza
adrenal”.

2. DEFICIENCIA DE MONOAMINAS CEREBRALES


Las vías neuronales noradrenérgicas y serotoninérgicas se inician en la corteza
cerebral expandiéndose a modo de abanico hacia estructuras cerebrales inferiores,
abarcando prácticamente la totalidad del cerebro. La actividad de estas vías
neuronales, modulan el proceso mental en aspectos tan trascendentes como el
pensamiento, el sentimiento y otras actividades cognitivas.

Desde hace varias décadas se sabe que los medicamentos antidepresivos bloquean
la re-captación de noradrenalina por las neuronas pre-sinápticas. Los denominados
“antidepresivos de segunda generación” se han focalizado en la inhibición de la re-
captación pre-sináptica de otra monoamina cerebral, la serotonina. En ambos
casos, el resultado es una mayor biodisponibilidad de estos neurotransmisores en
el espacio sináptico, lo que se traduce en una facilitación de la transmisión nerviosa
al aumentar la interacción agonista con los receptores post-sinápticos (1er
mecanismo: inhibición de la re-captación pre-sináptica de las monoaminas desde
el espacio sináptico).

Los inhibidores de las enzimas con actividad “monoamino-oxidasa” (IMAO)


también ejercen acciones antidepresivas al inhibir la degradación de las
monoaminas y aumentar su disponibilidad pre-sináptica cuando la terminación es
alcanzada por un impulso nervioso (2º mecanismo: aumento de la disponibilidad
pre-sináptica de monoaminas al inhibirse su metabolización).

Las monoaminas se sintetizan en las neuronas pre-sinápticas a partir de


aminoácidos (la serotonina a partir del L-triptófano por la enzima triptófano-
hidroxialsa; la noradrenalina a partir de la L-tirosina por la enzima L-tirosina-
hidroxilasa). Una mutación de cualquiera de estas enzimas da lugar a una
disminución de la síntesis de estos neurotransmisores; y, en consecuencia, una
menor biodisponibilidad en las neuronas pre-sinápticas (3er mecanismo: hasta
ahora no hay fármacos antidepresivos que solventen la pérdida de actividad de
estas enzimas mutadas).
Dos observaciones experimentales dan cuenta de la importancia del metabolismo
neuronal de las monoaminas en la depresión:
a) Un estudio usando tomografía de emisión de positrones ha observado una
disminución del 30% de la actividad de la isoforma cerebral de la enzima
Triptófano-hidroxilasa en pacientes con depresión.
b) Un estudio determinó las concentraciones de metabolitos de monoaminas
en la vena yugular interna y en la arteria braquial, observándose una menor
producción de metabolitos derivados de la noradrenalina en pacientes con
diagnóstico de depresión en relación al grupo control.
Es posible desencadenar experimentalmente depleción de serotonina y
noradrenalina.
i. En el caso de la serotonina, se debe administrar una bebida conteniendo
todos los aminoácidos, excepto triptófano. Esta bebida estimula la síntesis
hepática de proteínas. Dado que la bebida carece de triptófano, este
aminoácido debe ser extraído de las reservas corporales, incluidas las
reservas cerebrales. Se debe considerar que la hidroxilación del triptófano
(reacción catalizada por la triptófano-hidroxilasa) es la etapa limitante en
la síntesis cerebral de serotonina. Esta bebida no desencadena depresión en
personas sanas, pero da lugar a recaídas en aquellas cuya depresión ha sido
controlada con un antidepresivo inhibidor de la re-captación de serotonina.

ii. La α-Metil-paratirosina inhibe la enzima tirosina-hidroxilasa, enzima


alostérica que regula la síntesis de noradrenalina. Al igual que en ejemplo
anterior, la administración de α-Metilparatirosina no desencadena
depresión en personas no deprimidas, pero da lugar a recaída en pacientes
controlados con un antidepresivo inhibidor de la re-captación de
noradrenalina.
Estos experimentos justifican el papel crítico de serotonina y noradrenalina
en la depresión, pero no son suficientes para explicar la causa de la
enfermedad depresiva.

El receptor 5-HT1B, localizado en la membrana pre-sináptica, regula la


secreción de serotonina (retroalimentación). Este receptor debe estar
acoplado a la proteína p11 para su funcionamiento correcto. Se ha
observado una disminución de los niveles de proteína p11 en los análisis
post-mortem de cerebros de personas con depresión.

El receptor 5-HT1A se ubica tanto en la membrana pre-sináptica como


post-sináptica. Diversos estudios han mostrado que la sensibilidad de este
receptor (en sus dos ubicaciones, pre- y post-sináptica) está mermada en
pacientes con depresión.

Por otra parte, el receptor α2-adrenérgico (con una mayor densidad en las
membranas de las neuronas pre-sinápticas), que modula la liberación de
noradrenalina por las terminales pre-sinápticas, también tiene una
sensibilidad alterada en pacientes con depresión.

Se han estudiado las rutas de señalización celular que se activan tras la


interacción agonista entre los neurotransmisores (noradrenalina y
serotonina) y los receptores post-sinápticos. Las dos rutas de señalización
celular descritas son el sistema del fosfatidil-inositol, y el sistema del
ARNC (sistemas 2º mensajero). La actividad de ambos sistemas se halla
disminuida en pacientes con depresión, como se ha observado en estudios
post-mortem y otros realizados con técnicas de espectroscopia por
resonancia magnética del córtex frontal en pacientes con diagnóstico de
depresión.

Las proteínas G intermedian en la transmisión de señales desde los


receptores post-sinápticos y los sistemas 2º mensajero (ver gráficos en las
páginas siguientes). Estas proteínas G se han investigado en pacientes con
depresión, tanto en estudios post-mortem como en células en sangre
periférica. Sin embargo, la variabilidad de las proteínas G en distintas áreas
cerebrales hace inviable determinar su papel preciso en los distintos
modelos teóricos de enfermedad depresiva.

El factor de transcripción CRBE es el punto final de las rutas de


señalización post-sinápticas antes comentadas. Diversos estudios han
demostrado que un efecto a largo plazo de los tratamientos antidepresivos
da lugar a un incremento de actividad de este Factor de transcripción;
aumento que depende de manera estrecha del fármaco usado y dosis
empleada. Un estudio post-mortem muestra que los niveles de CRBE y su
forma fosforilada (fosfo-CRBE) en el córtex de pacientes deprimidos que
no fueron tratados con antidepresivos son más bajos que los observados en
las personas de grupos control.

Las anfetaminas y la cocaína dan lugar a un aumento de la secreción de


monoaminas junto a una inhibición de su re-captación pre-sináptica, esto
es, un incremento de la biodisponibilidad sináptica. El efecto de estas
sustancias es inmediato. Sin embargo, la administración de estas sustancias
a pacientes no mejora la sintomatología depresiva, sino que causa
agitación. De hecho se está estudiando si la respuesta a una dosis de
anfetamina puede ser usada para predecir la respuesta a un fármaco
antidepresivo inhibidor de re-captación de monoaminas.

Otro neuroamina, la dopamina, juega un papel importante en la patología


depresiva. Se concluye este hecho de tres observaciones: (1ª) la depresión
que se manifiesta con frecuencia en pacientes con enfermedad de Parkinson
(donde se observa una depleción de dopamina en los ganglios basales del
cerebro); (2ª) el cuadro depresivo desencadenado por la administración de
reserpina, que causa depleción generalizada de las neuroaminas dopamina,
noradrenalina y serotonina; y (3º) el efecto inhibidor de la re-captación de
dopamina causado por el antidepresivo Bupropion. Otro hallazgo
circunstancial también apoya la implicación de la dopamina en la
depresión: la observación de que Pramipexol, un agonista de los receptores
dopaminérgicos, encuadrado en el armamentaria del tratamiento anti-
parkinsoniano, también ejerce un moderado efecto antidepresivo.

La depresión puede estar causada por la alteración de uno, o varios, de los


actores descritos, representados en la figura 1 (transmisión serotoninérgica)
o figura 2 (transmisión noradrenérgica). A modo de resumen:

Aproximadamente dos de cada tres casos de depresión responden a un incremento de


la disponibilidad de neuroaminas, con independencia del mecanismo para su
consecución. Pero el mecanismo de acción dependiente solo de la deficiencia de
monoaminas no sirve para explicar uno de cada tres casos de depresión. Este hecho ha
revalorizado la importancia del eje “hipotálamo ® hipófisis ® glándulas adrenales” y
el efecto del estrés crónico como causante de muchos, si no todos, los cuadros clínicos
de depresión.

3. ALTERACIÓN DEL EJE "HIPOTÁLAMO - HIPÓFISIS - GLÁNDULAS


ADRENALES"
La corteza cerebral (córtex cerebral) es una fina capa de neuronas de pocos
milímetros de grosor cuya actividad regula la mayoría de las demás funciones
cerebrales, incluyendo la adaptación al estrés. Axones de neuronas de la corteza
cerebral establecen sinapsis con neuronas del hipotálamo induciéndolas a segregar
un péptido denominado “Hormona Liberadora de Corticotropina”. Este péptido
alcanza una pequeña estructura muy próxima al hipotálamo, denominada hipófisis
(glándula pituitaria) desencadenando la secreción de Corticotropina. Y esta
hormona corticotrópica hipofisaria tiene tropismo por la corteza suprarrenal (se
infiere de su nombre) estimulando a las células especializadas de la corteza
suprarrenal para que sinteticen y segreguen Cortisol, que ejerce una serie de
actividades fisiológicas que adaptan el metabolismo para afrontar situaciones de
estrés crónico. [La secreción de Adrenalina, también por las glándulas adrenales,
permite la adaptación del metabolismo ante una situación de estrés agudo].

El sistema se retroalimenta negativamente: el Cortisol inhibe tanto la secreción


hipotalámica de la “Hormona Liberadora de Corticotropina” como la secreción
hipofisaria de Corticotropina.

Existe sólida evidencia de que tanto el Cortisol como la “Hormona Liberadora de


Corticotropina” están involucrados en la depresión. Los pacientes con diagnóstico
de depresión tienen elevadas concentraciones, tanto de Cortisol en plasma, como
de “Hormona Liberadora de Corticotropina” en el fluido cerebroespinal.

Los adultos que han sufrido de modo crónico durante su infancia abuso físico,
psíquico o sexual tienen valores elevados de “Hormona Liberadora de
Corticotropina” en el fluido cerebroespinal. Un hallazgo similar se observa en
roedores: cuando las crías son separadas de sus madres se comportan de modo
inhibido en el test de “natación forzada”: dejan de nadar y se abandonan a su suerte.
[El “test de natación forzada” representa un test clásico en la experimentación
farmacológica de la depresión]. Los elevados niveles de “Hormona Liberadora de
Corticotropina” disminuyen hasta normalizarse (tanto en roedores como en
humanos) cuando se instaura tratamiento antidepresivo.
Por otra parte, concentraciones elevadas de monoaminas (noradrenalina,
serotonina, dopamina) en las sinapsis, afectan la actividad del eje “hipotálamo 
hipófisis  glándula adrenal”, revirtiendo los efectos a largo plazo de las elevadas
concentraciones plasmáticas de Cortisol. Los dos modelos propuestos para la
enfermedad depresiva no son excluyentes, como se ha escrito antes, sino que
interrelacionan entre ellos.
La influencia que una mayor concentración de monoaminas tiene sobre los efectos
del Cortisol (de modo más preciso, sobre el eje “hipotálamo  hipófisis 
glándula adrenal”) sirve para explicar el efecto beneficioso de los medicamentos
antidepresivos sobre una amplia variedad de situaciones psiquiátricas, tales como
el pánico, el estrés post-traumático, bulimia (no sobre anorexia), síndrome pre-
menstrual, y los cuadros obsesivo-compulsivos.

Los antagonistas del receptor hipofisario para la “Hormona Liberadora de


Corticotropina” han mostrado actividad farmacológica antidepresiva en modelos
experimentales animales, pero los ensayos clínicos preliminares en humanos no
han dado los resultados predichos.

Se ha estudiado el Cortisol como potencial marcador bioquímico para el


diagnóstico de la depresión. Sin embargo, no es útil para este fin por varias razones:
de un lado, la secreción de Cortisol mantiene un ritmo circadiano; de otra parte,
hay una gran variabilidad interindividual que da lugar a que los valores entre
pacientes y controles se solapen, haciendo inviable su empleo como marcador
bioquímico fiable y reproducible. No obstante, se considera que unas
concentraciones nocturnas de Cortisol elevadas son patognomónicas de una
enfermedad depresiva. Recordar que las concentraciones fisiológicas de Cortisol
durante la noche son extremadamente bajas, siguiendo un ritmo circadiano.

Cada vez es más evidente que la respuesta fisiológica a una situación de estrés
continuado, especialmente durante la infancia, conduce a un estado patológico
clasificable como enfermedad depresiva. Así pues, el estrés puede ser causa de la
depresión, pero también una consecuencia perversa de la enfermedad depresiva.
La depresión asociada a factores psicosociales adversos durante la infancia se
vincula tanto a aspectos genéticos como ambientales (la víctima y el responsable
del abuso comparten durante años un mismo ambiente social). No obstante,
muchos cuadros clínicos de depresión no se asocian con situaciones psicosociales
adversas. De hecho, muchos pacientes con depresión no tienen una mayor
actividad del sistema “hipotálamo  hipófisis  suprarrenal”; mientras otros no
muestran déficits de monoaminas cerebrales.

Desde siempre se ha dogmatizado que las neuronas no se dividen. Sin embargo,


hay evidencias de que la neurogénesis ocurre más allá de la etapa embrionaria en
diversas áreas cerebrales, sobre todo en el hipocampo. Las elevadas
concentraciones de Cortisol, al igual que otros glucocorticoides, disminuyen la
neurogénesis. Se ha querido ver en este hallazgo la justificación de la disminución
del tamaño del hipocampo observada en pacientes con depresión (estudios con
técnicas de imagen cerebral). Estos cambios, unidos a la atrofia de algunas áreas
cerebrales (análisis post-mortem), concuerdan con los detectados en pacientes con
enfermedad de Cushing, si bien la elevación de las concentraciones plasmática de
Cortisol en estos pacientes es mucho mayor que la observada en pacientes con
enfermedad de Cushing.

El “Factor Neurotrófico Cerebral” (BDNF, de Brain-Derived Neurotrophic Factor)


es un péptido con funciones críticas en el crecimiento de los axones, la
supervivencia de las neuronas y la plasticidad sináptica. Su concentración
disminuye al incrementarse la de Cortisol. En un estudio post-mortem entre
personas que fallecieron por suicidio se observó una baja concentración de BDNF
en el hipocampo. Por el contrario, los tratamientos antidepresivos (terapia electro-
convulsiva y farmacoterapia) elevan las concentraciones de BDNF y de otros
péptidos neurotróficos. Otro estudio mostró un menor tamaño del hipocampo entre
pacientes con depresión portadoras del alelo BDNF-met166 (mutación en el
aminoácido metionina sito en la posición 166 del BDNF). Estos hallazgos son
representativos de un conjunto de investigaciones que vinculan al BDNF con el
estrés, la neurogénesis, la atrofia del hipocampo y la depresión. Sin embargo,
algunos descubrimientos amplían la asociación entre BDNF y depresión,
haciéndola extensiva a una relación entre BDNF y múltiples patologías
psiquiátricas.

Muchos estudiosos han propuesto que la farmacoterapia antidepresiva incrementa


el número de sinapsis permitiendo un procesamiento más eficaz de las aferencias
ambientales, con una mejora general de los procesos cognitivos, con
independencia de los mecanismos bioquímicos subyacentes.

IV. ACCIÓN FARMACOLÓGICA DE LOS ANTIDEPRESIVOS


Conviene diferenciar las acciones que favorecen la transmisión serotonérgica y
noradrenérgica como consecuencia de la inhibición de la recaptación del transmisor
y de la facilitación de su liberación, de aquellas otras que contribuyen a la presencia
de reacciones adversas.

A. ACCIÓN ANTIDEPRESIVA
La mayoría de los fármacos antidepresivos no modifican el estado de ánimo en
individuos normales. En general no producen efectos euforizantes y, por
tanto, no crean adicción. Al seleccionar un fármaco antidepresivo hay que
tener en cuenta algunos factores como: la experiencia conocida de un
episodio anteriormente tratado, el subtipo de depresión, el perfil de efectos
secundarios propio de cada medicamento y la posibilidad de interacción con
otros medicamentos que ya se estén tomando.

a) Periodo de latencia
Es necesario conocer de antemano que todos los fármacos antidepresivos
tienen un período de latencia de respuesta, y que éste puede variar entre 2
y 4 semanas. El paciente, en este período, además de no notar importante
mejoría, percibirá los efectos secundarios posibles de la medicación, lo que
añade frustración y desconfianza hacia la eficacia del tratamiento. Se ha
de ser, por tanto, paciente y esperar la mejoría dela depresión dentro de ese
plazo de tiempo. Sí es posible observar, en ocasiones, una cierta mejoría a los
pocos días de iniciar la toma del medicamento, pero este efecto (no
depresivo) posiblemente se deba a cierta acción sedativa o inductora del
sueño que mejora aspectos que suelen pre-sentarse asociados a la depresión,
como la ansiedad o el insomnio. Hasta un 70% de pacientes responde al
primer antidepresivo si se utiliza a dosis correctas.

b) Indicación
Aunque la eficacia de la mayoría de los antidepresivos es similar, hay
diferencias respecto a su perfil clínico, de efectos secundarios y tolerabilidad,
lo que permite seleccionar su indicación. La determinación de los niveles
de fármaco antidepresivo en sangre puede ser útil cuando se quiere evaluar
el posible mal cumplimiento del tratamiento, la presencia de efectos
secundarios anormalmente exagerados, la posibilidad de niveles tóxicos del
fármaco o la interacción con otros medicamentos que esté tomando el
paciente.

c) Eficacia y recaída
En caso de ineficacia del tratamiento antidepresivo, el planteamiento será
sustituir el medicamento por otro, habitualmente de distinto mecanismo
de acción, o bien combinar dos fármacos antidepresivos de mecanismo de
acción complementario. Al sustituir un fármaco, en ocasiones es necesario
dejar pasar unos días de eliminación antes de iniciar el nuevo tratamiento con
el fin de evitar interacciones entre ambos. Una vez conseguida la remisión
completa del cuadro depresivo, es necesario continuar el tratamiento y no
abandonarlo aunque el paciente ya se sienta total-mente bien. Con ello se
intenta disminuir en lo posible el riesgo de recaída. El riesgo de recaída de la
depresión es elevado en los primeros meses tras la finalización del
tratamiento antidepresivo eficaz. Este riesgo es del 50% en 6 meses y alcanza
el 85% en los 3 primeros años. Por ello, cualquier trata-miento
antidepresivo ha de durar un mínimo de 6 a 12 meses tras la recuperación
de la depresión.

d) Retirada
La retirada del tratamiento debe hacerse de modo progresivo, para evitar
tanto la posibilidad de síntomas de abstinencia como el posible re-surgimiento
de la depresión, si la decisión de retirada del fármaco fuera prematura.
Respecto a la abstinencia, los fármacos antidepresivos no gene-ran
adicción, pero pueden producirlos denominados síntomas de retirada del
medicamento. Ante un segundo episodio depresivo, habitualmente se
deberá mantener la medicación durante uno o dos años antes de retirar-la.
A partir del tercer episodio depresivo, el médico deberá plantearse, y
plantear al paciente, la necesidad de tomar el medicamento a dosis de
mantenimiento durante varios años, incluso de por vida, con el fin de
disminuirla posibilidad de nuevas recaídas, ya que cuanto mayor es el
número de episodios mayor es la probabilidad de recaer en la depresión. Se
ha comprobado que la dosis de mantenimiento debe ser la misma cantidad
que se ad-ministraba al final del episodio agudo, ya que esta dosis es más
protector afrente a la recurrencia.

e) Niños y adolescentes
El empleo de antidepresivos en la infancia y la adolescencia en la clínica
diaria se ha adelantado a la obtención de resultados definitivos que
demuestren su eficacia en esta población. Mientras que no se ha comprobado
la eficacia de los antidepresivos heterocíclicos en este grupo de pacientes,
los resultados disponibles con fluoxetina sí parecen defender su uso.

B. ACCIÓN ANSIOLÍTICA
La distinción entre trastornos de ansiedad y depresión no siempre es neta y
hay un grupo importante de pacientes en los que ambos síndromes se superponen
caracterizándose por un estado mixto de ansiedad-depresión. Así, se ha
comprobado que el trata-miento a largo plazo con algunos anti-depresivos es
clínicamente eficaz en todos los trastornos de ansiedad. Muchos antidepresivos
han demostrado su eficacia en el trastorno de las crisis de angustia, la ansiedad
generalizada, la fobia social y el síndrome de estrés postraumático. Algunos
antidepresivos pueden ser eficaces en el trata-miento de trastornos obsesivo-
compulsivos (TOC) y trastornos de la personalidad.

C. ACCIÓN ANALGÉSICA
Esta acción es independiente del efecto antidepresivo o sedante. El mecanismo
de acción analgésica parece estar mediado, en parte, por la potenciación de las
acciones de las vías serotonérgicas que desempeñan un papel importante en
los mecanismos endógenos de la nocicepción. Además, estudios
experimentales sugieren que los antidepresivos potencian los sistemas de
opioides endógenos, lo que su-pondría una base racional a su utilización conjunta
con analgésicos opiáceos, aunque esta sinergia no siempre se demuestra en la
práctica clínica. Y así, amitriptilina, clomipramina o trimipramina se emplean
frecuentemente en el tratamiento de distintas formas de dolor crónico, bien
de índole neurogénica o no. Se utilizan tanto de forma individual como en
combina-ción con otros analgésicos, incluidos los opiáceos. También son de
gran utilidad en situaciones en las que el dolor forma parte de la somatización
dela depresión. Por otro lado, la fluoxetina se ha experimentado con éxito en la
profilaxis de la migraña.

V. CLASIFICACIÓN DE LOS ANTIDEPRESIVOS


Hay varios tipos de medicamentos antidepresivos utilizados para tratar trastornos
depresivos. Cronológicamente se distinguen los de la primera generación, que son los
antidepresivos antiguos, los de la segunda generación o intermedios y los de la tercera
generación, los más recientes.

1) ANTIDEPRESIVOS TRICÍCLICOS
Los tricíclicos fueron descubiertos en el proceso de fabricación de medicamentos
antipsicóticos. En 1950 se sintetizó la clomipramina, un neuroléptico de
estructura tricíclica. La información sobre este fármaco llevó poco después a la
creación de la imipramina, el primer tricíclico utilizado específicamente para
tratar la depresión. A pesar de su nombre, los antidepresivos tricíclicos no se
utilizan sólo en casos de depresión, sino que a lo largo de su historia han sido
aplicados a un gran número de trastornos psicológicos distintos.
Los antidepresivos tricíclicos son unos de los primeros fármacos antidepresivos
descubiertos. Su nombre se debe a su estructura química, que está compuesta por
tres anillos.
Como su nombre indica, son efectivos para tratar la depresión. Aunque se utiliza
también para otras condiciones como el trastorno bipolar, el trastorno de pánico,
el trastorno obsesivo- compulsivo, migrañas o dolor crónico.
1.1.COMO FUNCIONA LOS ANTIDEPRESIVOS TRICÍCLICOS
Se cree que en los individuos con depresión existe un desequilibrio en
ciertas sustancias químicas del cerebro llamadas neurotransmisores. Más
concretamente, se asocia con un déficit de algunas de las tres monoaminas:
noradrenalina, o serotonina.
Hay varios procesos complejos que pueden ocasionar esta disminución de
neurotransmisores. Los antidepresivos actúan en uno o varios de ellos con
un objetivo: lograr que los niveles de noradrenalina, dopamina o serotonina
disponible aumenten hasta un punto seguro. Esto tendría como
consecuencia la interrupción de los síntomas depresivos.
Realmente, los antidepresivos tricíclicos poseen cinco fármacos en uno:
inhibidor de la recaptación de serotonina, de noradrenalina, fármaco
anticolinérgico y antimuscarínico, antagonista adrenérgico alfa 1 y
antihistamínico.
1.2. EFECTOS SECUNDARIOS DE LOS ANTIDEPRESIVOS
TRICÍCLICOS
Como se mencionó en el apartado anterior, los antidepresivos tricíclicos se
consideran cinco fármacos en uno. Sin embargo, tres de ellos son los que
provocan los temidos efectos adversos por los que se está abandonando el
uso.
Antagonista adrenérgico alfa 1: Uno de los efectos secundarios
de los antidepresivos tricíclicos es el bloqueo de los llamados
receptores adrenérgicos alfa 1. Provocando una disminución de la
presión arterial, mareos y somnolencia.de estos tipos de
antidepresivos.
Anticolinérgico y antimuscarínico: Los antidepresivos tricíclicos,
por otro lado, bloquean los receptores de acetilcolina (M1). Esto da
lugar a efectos secundarios como visión borrosa, estreñimiento,
boca seca y somnolencia.
Antihistamínico: Otro efecto que producen los antidepresivos
tricíclicos es el bloqueo de los receptores histamínicos H1 del
cerebro. Esto da lugar a un efecto antihistamínico, es decir,
somnolencia y aumento de peso (por aumento de apetito). Otros
efectos secundarios asociados que se han observado son retención
urinaria, sedación, sudoración excesiva, temblores, disfunciones
sexuales, confusión (principalmente en ancianos), y toxicidad por
sobredosis.

1.3.ABSORCIÓN, DISTRIBUCIÓN Y ELIMINACIÓN


Los antidepresivos tricíclicos se administran por vía oral y se absorben
rápidamente por el tracto gastrointestinal.
Son muy solubles en lípidos, lo que da lugar a una distribución amplia y
rápida por todo el organismo. Sin embargo, antes de esta distribución pasan
por un primer metabolismo en el hígado. Algunos estudios indican que,
aproximadamente un 30% de las sustancias pérdidas son reabsorbidas por
el tracto intestinal a través de la bilis.
Una vez reabsorbidos, los antidepresivos tricíclicos atraviesan la barrera
hematoencefálica. De hecho, estos antidepresivos poseen una fuerte
afinidad con el cerebro y el miocardio. Los antidepresivos tricíclicos tienen,
40 veces más afinidad con el cerebro y 5 veces más con el miocardio
respecto a otros tejidos del cuerpo.
Finalmente, se metabolizan en el hígado y pasan al sistema renal para
excretarse. La mayor parte de la sustancia se expulsará en un máximo de
36 horas en condiciones normales. Esta eliminación renal es importante
tenerla en cuenta en los casos de sobredosis.

1.4.TIEMPO DE EFECTO DE LOS ANTIDEPRESIVOS TRICÍCLICOS


Tardan aproximadamente entre dos y cuatro semanas en hacer efecto. Para
que se produzcan auténticos cambios duraderos en el sistema nervioso, es
necesario que se tomen durante al menos seis meses. Aunque en los casos
de depresión recurrente, puede recomendarse un tratamiento más
prolongado (dos años o más).

Después de este ciclo, la dosis se va reduciendo gradualmente hasta


retirarse por completo. Si se interrumpe antes de lo debido, los síntomas
pueden volver rápidamente. Además, si se interrumpe la dosis de forma
brusca, pueden darse síntomas de abstinencia.

1.5. EFECTOS SECUNDARIOS


 Sequedad en la boca
 Visión borrosa
 Estreñimiento
 Dificultad para orinar
 Deterioro del pensamiento
 Cansancio
 Agravamiento del glaucoma.

1.6. FÁRMACOS TRICÍCLICOS


A. Amitriptilina
 Uso: Se utiliza para el tratamiento de la depresión, actualmente la
terapia se inicia con medicamentos con menos efectos secundarios
menores y luego se cambia a antidepresivos tricíclicos si el paciente
no responde de manera adecuada. Su uso farmacológico debe
complementarse siempre con un tratamiento psiquiátrico adecuado.
 Dosis y forma de tomarlo: La cantidad de amitriptilina debe
individualizarse. El tratamiento se inicia de forma lenta, con una
dosis de 50 a 75 mg al día por vía oral, que se aumenta
progresivamente, en una o dos semanas hasta llegar a la que resulta
eficaz, que oscila entre 75 y 300 mg al día. Su administración debe
durar varios meses.
 Efectos secundarios: Los más frecuentes son los que afectan al
sistema cardiovascular: disminución de la presión arterial,
especialmente al levantarse de la cama o de la silla, aumento de la
frecuencia cardiaca. Otros efectos son: sequedad de boca, visión
borrosa, estreñimiento, retención urinaria, delirio, alucinaciones,
somnolencia, temblores, convulsiones, confusión, pérdida de
memoria, aumento de peso, sudoración, trastornos del hígado,
erupciones cutáneas, náuseas, dificultades para hablar producción
de leche por la mama.
 Trastornos que puede producir su uso excesivo: Provoca fiebre
muy alta, convulsiones, hipertensión y coma. La intoxicación por
antidepresivos es frecuente, porque los enfermos tienen tendencia
al suicidio; por dicho motivo, no conviene que dispongan
libremente de este tipo de medicamentos.
 Que pacientes no deben tomarlo: Las personas que sufren una
enfermedad cardiaca (cardiopatía coronaria, infarto de miocardio,
etc.), aumento de tamaño de la próstata o glaucoma. También
conviene tomar precauciones especiales en caso de dolencia grave
del hígado o de los riñones, que pueden requerir una disminución
de la dosis habitual. Asimismo, deben controlarse los diabéticos
(para un ajuste en la dosis de insulina o antidiabéticos orales, en
caso sea necesario), los hipertensos y los diabéticos.
En pacientes embarazadas o que estén dando de lactar, debe
evitarse, aunque no parece que produjera malformaciones en el feto.
No se aconseja la lactancia durante el tratamiento.

B. Amineptina
 Uso: Se utiliza para el tratamiento de la depresión, actualmente la
terapia se inicia con medicamentos con menos efectos secundarios
menores y luego se cambia a antidepresivos tricíclicos si el paciente
no responde de manera adecuada. Su uso farmacológico debe
complementarse siempre con un tratamiento psiquiátrico adecuado.
 Dosis y forma de tomarlo: La cantidad de amitriptilina debe
individualizarse. El tratamiento se inicia de forma lenta vía oral. La
dosis de mantenimiento suele ser de 100 a 200 mg al día, que se
administran en dos tomas (por la mañana y al mediodía con la
comida). El proceso suele durar varios meses.
 Efectos secundarios: Los más frecuentes son los que afectan al
sistema cardiovascular: disminución de la presión arterial,
especialmente al levantarse de la cama o de la silla, aumento de la
frecuencia cardiaca. Otros efectos son: sequedad de boca, visión
borrosa, estreñimiento, retención urinaria, delirio, alucinaciones,
somnolencia, temblores, convulsiones, confusión, pérdida de
memoria, aumento de peso, sudoración, trastornos del hígado,
erupciones cutáneas, náuseas.
 Trastornos que puede producir su uso excesivo: Provoca fiebre
muy alta, convulsiones, hipertensión y coma. La intoxicación por
antidepresivos es frecuente, porque los enfermos tienen tendencia
al suicidio; por dicho motivo, no conviene que dispongan
libremente de este tipo de medicamentos.
 Que pacientes no deben tomarlo: Las personas que sufren una
enfermedad cardiaca (cardiopatía coronaria, infarto de miocardio,
etc.), aumento de tamaño de la próstata o glaucoma. También
conviene tomar precauciones especiales en caso de dolencia grave
del hígado o de los riñones, que pueden requerir una disminución
de la dosis habitual. Asimismo, deben controlarse los diabéticos
(para un ajuste en la dosis de insulina o antidiabéticos orales, en
caso sea necesario), los hipertensos y los diabéticos.
En pacientes embarazadas o que estén dando de lactar, debe
evitarse, aunque no parece que produjera malformaciones en el feto.
No se aconseja la lactancia durante el tratamiento.

C. Melitraceno
 Uso: Se utiliza para tratar la depresión leve y moderada.
Actualmente, el tratamiento suele ser iniciado con medicamentos
con menos efectos secundarios y se cambia a antidepresivos
tricíclicos si el paciente no responde de manera adecuada.
 Dosis y forma de tomarlo: La cantidad de amitriptilina debe
individualizarse. El tratamiento se inicia de forma lenta vía oral con
10 mg por la mañana y 10 mg al medio día durante tres días. La
dosis de mantenimiento suele ser de 20 a 30 mg al día. El
tratamiento dura varios meses.
 Efectos secundarios: Los más frecuentes son los que afectan al
sistema cardiovascular: disminución de la presión arterial,
especialmente al levantarse de la cama o de la silla, aumento de la
frecuencia cardiaca. Otros efectos son: sequedad de boca, visión
borrosa, estreñimiento, retención urinaria, delirio, alucinaciones,
somnolencia, temblores, convulsiones, confusión, pérdida de
memoria, aumento de peso, sudoración, trastornos del hígado,
erupciones cutáneas, náuseas.
 Trastornos que puede producir su uso excesivo: Provoca fiebre
muy alta, convulsiones, hipertensión y coma. La intoxicación por
antidepresivos es frecuente, porque los enfermos tienen tendencia
al suicidio; por dicho motivo, no conviene que dispongan
libremente de este tipo de medicamentos.
 Que pacientes no deben tomarlo: Las personas que sufren una
enfermedad cardiaca (cardiopatía coronaria, infarto de miocardio,
etc.), aumento de tamaño de la próstata o glaucoma. También
conviene tomar precauciones especiales en caso de dolencia grave
del hígado o de los riñones, que pueden requerir una disminución
de la dosis habitual. Asimismo, deben controlarse los diabéticos
(para un ajuste en la dosis de insulina o antidiabéticos orales, en
caso sea necesario), los hipertensos y los diabéticos.

No se aconseja el empleo de melitraceno durante el embarazo. No


se recomienda dar de mamar durante el tratamiento.

D. Imipramina
 Uso: Se utiliza para el tratamiento de la depresión, actualmente la
terapia se inicia con medicamentos con menos efectos secundarios
menores y luego se cambia a antidepresivos tricíclicos si el paciente
no responde de manera adecuada. Su uso farmacológico debe
complementarse siempre con un tratamiento psiquiátrico adecuado.
 Dosis y forma de tomarlo: La cantidad de amitriptilina debe
personalizarse. El tratamiento se inicia de forma lenta vía oral. La
dosis de mantenimiento suele ser de 25 a 75 mg al día, a la semana
se aumenta hasta 150 a 200 mg diarios, cuando los síntomas
mejoran se reduce la dosis de mantenimiento de 50 a 100 mg al día;
generalmente, se administra en una toma única, pero si las dosis son
elevadas, puede repartirse en dos. El proceso es largo.
 Efectos secundarios: Los más frecuentes son los que afectan al
sistema cardiovascular: disminución de la presión arterial,
especialmente al levantarse de la cama o de la silla, aumento de la
frecuencia cardiaca. Otros efectos son: sequedad de boca, visión
borrosa, estreñimiento, retención urinaria, delirio, alucinaciones,
temblores, convulsiones, confusión, pérdida de memoria, aumento
de peso, sudoración, trastornos del hígado, erupciones cutáneas,
náuseas, trastornos pulmonares, aumento de peso, trastornos de la
lívido, impotencia, secreción de leche, aumento de tamaño de las
mamas, insomnio y dolor de cabeza.
 Trastornos que puede producir su uso excesivo: Provoca fiebre
muy alta, convulsiones, hipertensión y coma. La intoxicación por
antidepresivos es frecuente, porque los enfermos tienen tendencia
al suicidio; por dicho motivo, no conviene que dispongan
libremente de este tipo de medicamentos.
 Que pacientes no deben tomarlo: Las personas que sufren una
enfermedad cardiaca (cardiopatía coronaria, infarto de miocardio,
etc.), aumento de tamaño de la próstata o glaucoma. También
conviene tomar precauciones especiales en caso de dolencia grave
del hígado o de los riñones, que pueden requerir una disminución
de la dosis habitual. Asimismo, deben controlarse los diabéticos
(para un ajuste en la dosis de insulina o antidiabéticos orales, en
caso sea necesario), los hipertensos y los diabéticos.

En pacientes embarazadas o que estén dando de lactar, debe


evitarse, aunque no parece que produjera malformaciones en el feto,
si el tratamiento con Imipramina durante el embarazo es
imprescindible, conviene suspenderlo siete semanas antes del parto.
No se aconseja la lactancia durante el tratamiento.

E. Clomipramina
 Uso: Se utiliza para el tratamiento de la depresión, actualmente la
terapia se inicia con medicamentos con menos efectos secundarios
menores y luego se cambia a antidepresivos tricíclicos si el paciente
no responde de manera adecuada. Su uso farmacológico debe
complementarse siempre con un tratamiento psiquiátrico adecuado.
Debido a su potente efecto ansiolítico, también se emplea en caso
de ansiedad, especialmente en la crisis de pánico así como en
estados obsesivos, fobias y en determinadas enfermedades
psiquiátricas.
 Dosis y forma de tomarlo: La cantidad de amitriptilina debe
individualizarse. El tratamiento se inicia de forma lenta vía oral con
25 mg dos veces al día. Se aumenta progresivamente en una semana
hasta 100 a 150 mg diarios; se sigue con esta dosis durante dos
semanas y se valora el efecto. Si no es suficiente, se puede aumentar
su cantidad hasta 250 mg como máximo al día; cuando los síntomas
mejoran se disminuye hasta la dosis de mantenimiento, que suele
ser de 50 a 100 mg cada día. Este medicamento también puede
aplicarse de manera intravenosa o intramuscular en casos en que el
paciente no colabora con la vía oral.
 Efectos secundarios: Los más frecuentes son los que afectan al
sistema cardiovascular: disminución de la presión arterial,
especialmente al levantarse de la cama o de la silla, aumento de la
frecuencia cardiaca. Otros efectos son: sequedad de boca, visión
borrosa, estreñimiento, retención urinaria, temblores, convulsiones,
delirio, alucinaciones, confusión, pérdida de memoria, sudoración,
trastornos del hígado, erupciones cutáneas, náuseas, trastornos
pulmonares, aumento de peso, trastornos de la libido, impotencia,
secreción de leche, aumento del tamaño de las mamas, insomnio y
dolor de cabeza.
 Trastornos que puede producir su uso excesivo: Provoca fiebre
muy alta, convulsiones, hipertensión y coma. La intoxicación por
antidepresivos es frecuente, porque los enfermos tienen tendencia
al suicidio; por dicho motivo, no conviene que dispongan
libremente de este tipo de medicamentos.
 Que pacientes no deben tomarlo: Las personas que sufren una
enfermedad cardiaca (cardiopatía coronaria, infarto de miocardio,
etc.), aumento de tamaño de la próstata o glaucoma. También
conviene tomar precauciones especiales en caso de dolencia grave
del hígado o de los riñones, que pueden requerir una disminución
de la dosis habitual. Asimismo, deben controlarse los diabéticos
(para un ajuste en la dosis de insulina o antidiabéticos orales, en
caso sea necesario), los hipertensos y los diabéticos.

En pacientes embarazadas o que estén dando de lactar, debe


evitarse, aunque no parece que produjera malformaciones en el feto,
si el tratamiento con Imipramina durante el embarazo es
imprescindible, conviene suspenderlo siete semanas antes del parto.
No se aconseja la lactancia durante el tratamiento.

2. INHIBIDORES DE LA MONOAMINO-OXIDASA (IMAO)


Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) fueron el primer tipo de
antidepresivo utilizado. Si bien son eficaces, en general, se han reemplazado
por antidepresivos más seguros y con menos efectos secundarios.
El uso de inhibidores de la monoaminooxidasa, a menudo, requiere
restricciones en la alimentación, ya que puede causar un aumento peligroso de
la presión arterial cuando se combina con ciertos alimentos o medicamentos. A
pesar de los efectos secundarios, estos medicamentos siguen siendo una buena
opción para algunas personas.

2.1. CÓMO FUNCIONAN LOS INHIBIDORES DE LA


MONOAMINOOXIDASA
Los antidepresivos como los inhibidores de la monoaminooxidasa alivian
la depresión afectando a los mensajeros químicos (neurotransmisores)
utilizados en la comunicación entre las neuronas cerebrales. Al igual que la
mayoría de los antidepresivos, los inhibidores de la monoaminooxidasa
funcionan, a la larga, efectuando cambios en la neuroquímica cerebral que
influyen en la depresión.
Una enzima denominada «monoaminooxidasa» participa en la eliminación
de los neurotransmisores noradrenalina, serotonina y dopamina del cerebro.
Los inhibidores de la monoaminooxidasa evitan que esto suceda, lo que
permite que haya más de estas sustancias químicas cerebrales disponibles
para efectuar cambios tanto en las células como en los circuitos que ha
afectado la depresión.
Los inhibidores de la monoaminooxidasa también afectan otros
neurotransmisores del cerebro y del aparato digestivo, lo que provoca
efectos secundarios. A veces, los inhibidores de la monoaminooxidasa se
utilizan para tratar otras afecciones además de la depresión, como la
enfermedad de Parkinson

2.2. EFECTOS SECUNDARIOS DE LOS INHIBIDORES DE LA


MONOAMINOOXIDASA
Debido a los efectos secundarios y a cuestiones de seguridad, los
inhibidores de la monoaminooxidasa se suelen probar cuando otros
antidepresivos no funcionan.
Los efectos secundarios más frecuentes de los inhibidores de la
monoaminooxidasa son los siguientes:

 Sequedad de la boca
 Náuseas, diarrea o estreñimiento
 Dolor de cabeza
 Somnolencia
 Insomnio
 Mareos o aturdimiento
 Reacción en la piel en el lugar del parche

Otros efectos secundarios posibles son:

 Espasmos del músculo liso


 Presión arterial baja
 Disminución del deseo sexual o dificultad para llegar al orgasmo
 Aumento de peso
 Dificultad para comenzar a orinar
 Calambres musculares
 Sensación de hormigueo o cosquilleo en la piel (parestesia).

2.3. FÁRMACOS DE LOS INHIBIDORES DE LA


MONOAMINOOXIDASA
a. Fenelzina
Es un potente inhibitor de la monoamino oxidasa (MAO), perteneciente
a la familia de las hidracinas. Se utiliza en el tratamiento de la depresión
caracterizada como "atípica,” “no-endógena,” o“neurótica.
La fenelzina tiene actividad enzimática en el metabolismo de las
catecolaminas, al ser inhibida por los IMAO, se produce aumento y
acumulación de neurotrasmisores y de sus derivados, con una evidente
disminución de los catabolitos finales.

 Fórmula química: C8H12N2


 Indicaciones terapéuticas: La fenelzina controla los síntomas
de la depresión pero no cura su trastorno. Se utiliza en el mayor
de los casos para tratar una enfermedad depresiva. También se
usa en algunas ocasiones para tratar trastornos de los hábitos
alimenticios, adicción a la cocaína, cefaleas (dolor de cabeza) y
los ataques de pánico.
 Farmacocinética: La fenelzina es ministrada por vía oral como
sulfato de fenelzina, y es absorbida rápidamente a través del
tracto gastrointestinal. Aunque su vida media es corta, sus
efectos permanecen vigentes durante semanas una vez se deja
de tomar, hasta que el propio organismo vuelve a producir
suficiente monoaminooxidasa. La fenelzina se metaboliza en el
hígado y es excretada en la orina.

b. Tranilcipromina
Es un inhibidor reversible de la monoaminooxidasa indicado en el
tratamiento de la depresión moderada o grave. Este fármaco se utiliza
en el tratamiento de estados depresivos psicóticos tales como la psicosis
depresiva maníaca, melancolia involutiva, depresiones reactivas y
depresiones psiconeuróticas.
 Estructura química del fármaco: C9H11N
 Indicaciones terapéuticas: La tranilcipromina se usa para
tratar la depresión en personas que no ha recibido ayuda de otros
medicamentos. Funciona al incrementar la cantidad de ciertas
sustancias naturales que son necesarias para mantener el
balance mental.
 Farmacocinética: Se absorbe bien en el tracto gastrointestinal.
La concentración máxima en sangre se alcanza entre 1 y 3 horas
postadministración. Su vida media es de 2 a 4 horas. Se
metaboliza por oxidación en el hígado en forma rápida. Se
elimina por vía renal y biliar.

c. Moclobemida
Es un inhibidor reversible de monoaminooxidasa, fundamentalmente
del subtipo A; disminuye el metabolismo de noradrenalina, dopamina
y serotonina, conduciendo a un aumento de concentraciones
extracelulares de estos transmisores.
 Reacciones adversas Frecuentes: taquicardia, sudoración,
trastornos del sueño, agitación, ansiedad, somnolencia,
irritabilidad, vértigo, cefalea, parestesias, sequedad bucal,
reacciones cutáneas. Algunos de los efectos mencionados
pueden deberse a la enfermedad subyacente y desaparecen en la
mayoría de los casos con la continuación del tratamiento.
 Poco frecuentes: visión borrosa, náusea, estreñimiento,
molestia gastrointestinal, diarrea, meteorismo, estados de
confusión.
 Raras: disuria, poliuria, tenesmo, metrorragia
BIBLIOGRAFÍA

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