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VALDIZÁN”
FACULTAD DE CIENCIAS
ECONOMICAS
ADAM SMITH:
RIQUEZA DE LAS NACIONES
ALUMNOS:
ALVARADO ALVINO, Mariela
ALVARES DAMIAN, Rosmery
ARIZA SARMIENTO, Yusbeli Tania
ARTEAGA ESPINOZA,Ingrid
BASILIO TOLENTINO, Nancy
TURNO: TARDE
Huánuco- Perú
2018
ADAM SMITH
“La riqueza de las Naciones”
CAPITULO I
El aumento considerable en la
cantidad de productos que un
mismo número de personas
puede confeccionar, como
consecuencia de la división del
trabajo, procede de tres circunstancias distintas:
Hay un ejemplo de una tribu una persona es más hábil en hacer flechas y
arcos, generalmente los va a cambiar a otro de la tribu que sea mejor cazador,
por carne o caza y el se dedicara a la confección de arcos y flechas. Así como
esta persona es buena en hacer arcos y flechas, hay otra que es buena en
hacer la cubierta para las carpas, este es el carpintero.
CAPITULO IV
Del origen y uso de la moneda.
Es muy probable que para este fin se eligieran muchas cosas diferentes. En las
edades primitivas de la sociedad se dice que el ganado fue instrumento común
del comercio.
Sin embargo, en todos los países resolvieron dar preferencia para este uso a
los metales, sobre todas las demás mercaderías. Estos eran menos
perecederos y además se podían dividir en las partes que quisiera.
CAPITULO V
El valor de cualquier bien, para la persona que lo posee y quiera cambiarlo por
otros, es igual a la cantidad de trabajo que pueda adquirir por mediación de ese
bien. El trabajo, por consiguiente, es la medida real del valor en cambio de toda
clase de bienes. El dinero contiene el valor de una cierta cantidad de trabajo,
que nosotros cambiamos por las cosas que encierran la misma cantidad de
trabajo. El trabajo fue el precio primitivo, la moneda originaria que sirvió para
pagar y comprar todas las cosas.
Pero, aunque el trabajo es la medida real del valor en cambio de todos los
bienes, generalmente no es la medida por la cual se estima ese valor. Es más
frecuente que se cambie un artículo con otros y no con trabajo. Por
consiguiente, parece más natural estimar su valor por la cantidad de cualquier
otra suerte de mercancía, y no por la cantidad de trabajo que con él se puede
adquirir.
El oro y la plata, como cualquier otro bien, cambian de valor; unas veces son
más caros y otras más baratos, por esto no puede ser una medida exacta. En
cambio, iguales cantidades de trabajo, en todos los tiempos, tiene el mismo
valor para el trabajador.
El precio que paga deberá ser siempre el mismo, cualquiera que sea la
cantidad de bienes que reciba a cambio. De estos bienes unas veces podrá
comprar más y otras menos cantidades; pero lo que varía es el valor de los
mismos, y no el trabajo que los adquiere. Por consiguiente, el trabajo, al no
cambiar nunca el valor, es el único y definitivo patrón efectivo, por el cual se
comparan y estiman los valores de todos los bienes. El trabajo es su precio real
y la moneda es, únicamente, el precio nominal.
De acuerdo con esto puede decirse que el trabajo, como los otros bienes, tiene
un precio real y otro nominal. El precio real diríamos que consiste en la
cantidad de cosas necesarias y convenientes que mediante él se consiguen, y
el nominal, la cantidad de dinero. El trabajador es rico o pobre en proporción al
precio real del trabajo que ejecuta.
CAPITULO VI
Los beneficios se regulan enteramente por el valor del capital empleado y son
mayores o menores en proporción a su cuantía. El beneficio de capital forma
parte del precio de las mercancías y es completamente diferente a los salarios
del trabajo.
Estos niveles corrientes se pueden llamar tasas naturales de los salarios, del
beneficio y de la renta.
Cuando el precio de una cosa es ni más ni menos que el suficiente para pagar
la renta de la tierra, los salarios del trabajo y los beneficios del capital empleado
en obtenerla, de acuerdo con sus precios corrientes, aquella se vende por lo
que se llama precio natural. Por lo que realmente cuesta.
El precio del mercado raras veces se sitúa durante largo tiempo por bajo del
precio natural. Cualquiera de los componentes que se pague por bajo de su
tasa natural hará que las personas interesadas, retiren una proporción de
artículos aportados al mercado, hasta no satisfacer la demanda efectiva. En
consecuencia, el precio del mercado se elevará hasta alcanzar el precio
natural.
Cuáles son los salarios, depende del contrato hecho generalmente entre
empleador y trabajador, intereses que no son de ninguna manera iguales: los
trabajadores desean conseguir mucho, los empleadores dar lo menos posible.
Un hombre debe vivir siempre de su trabajo, y sus salarios deben por lo menos
ser suficientes mantenerlo. Deben ser iguales o mayores que sus costos.
Los salarios del trabajo son también el estímulo de la industria, que, como cada
otra calidad humana, mejora en proporción con el estímulo que recibe. Donde
están los más altos salarios, por consiguiente, siempre encontraremos a
trabajadores más activos, diligentes, y expeditivos que en donde están bajos.
CAPITULO IX
La tasa más baja de beneficio debe ser más que suficiente para compensar las
pérdidas. Lo mismo debe ocurrir con el tipo de interés.
CAPITULO XI
De la Renta de la Tierra
Parte de la producción requiere que siempre exista una demanda tal que el
precio sea superior al costo de llevar el producto al mercado más una pequeña
ganancia. Esta es capaz de pagar una renta al dueño. Otra parte de la
producción puede o no tener una demanda que permita este precio. Esta
puede o no pagar una renta al dueño. El concepto es la demanda.
La renta por la tierra no sólo varía con su fertilidad (mayor producción posible),
sino también por su situación (cercanía a un pueblo o mercado, etc.) pues
requiere cubrir más labor para llevar los productos a mercado. Cualquier mayor
eficiencia en transporte (mejores caminos, o canales) hace posible trabajar la
tierra más remota. Esto rompe el monopolio de los productores cercanos a los
pueblos y favorece a los nuevos productores, que, al ser remotos, usan mano
de obra más barata.
La tierra puede producir productos de distinto precio relativo (para pagar por el
trabajo) por lo que es mejor producir uno más que otro. Maíz o animales.
Los precios de los productos de la tierra que exigen mayores gastos periódicos
o mayores inversiones iniciales para permitir la producción son regulados por
los productos más comunes. La razón es que los nuevos productos sólo
pueden costar lo suficiente para compensar los costos más elevados respecto
de los otros productos. Si costasen más que eso, los productos más comunes
serían desplazados. Si costasen menos, los productos comunes desplazarían a
los nuevos. En cualquier forma, los productos comunes regulan el precio de los
más exclusivos.
El precio de los productos para los que siempre habrá demanda (productos
básicos para alimentación humana), que está asociado a la renta que paga el
inquilino al dueño para producir dicha tierra, es capaz de regular todos los otros
productos que se les relacionen en los mercados. En Europa la renta por tierra
productora de maíz, y por ende su precio, regula la renta por todo otro terreno
usado en cultivo. Esta capacidad de regular precios o rentas exige que el
terreno sea convertible entre un producto y otro. Si no es así, el “mercado” no
puede regular el precio.