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Mi nombre es Helder Guzman.

Comencé mi pasión por la fotografía a la edad de 25


años y con el pasar del tiempo fui autodidacta en mi aprendizaje del arte. A la edad de
30 años, la fotografía había tomado más fuerza en mi mente, así que con la ayuda de
cámaras que encontraba en casa o pertenecientes a amigos empecé a hacer fotos.
Fascinado por el cuerpo desnudo y las formas femeninas empecé a descubrir el paisaje
que en ellos se alojaba. Mi curiosidad me llevo a experimentar con diversas técnicas y
a tener una gran avidez por aprender mucho más. De esta manera, cursé varios talleres
de fotografía artística en la Universidad del Tolima con el Maestro Hernando Bazurto,
donde adquirí más conocimiento sobre técnicas, conceptos y filosofía del arte.
Adicionalmente, he sido parte de cursos de fotografía de producto, fotografía de modas
(Juan Giraldo) y cursos especializados en esquemas de iluminación (Javier Botero) con
la academia EnfocArte en Ibagué. También he participado en talleres impartidos por la
Biblioteca Darío Echandía. Igualmente, me he apoyado en gran manera de video-cursos
y conferencias online liderados por grandes de la fotografía internacional como Joe
MacNally y Ted Forbes -entre otros- de quienes he aprendido a valorar cuestiones
específicas de este gran arte.
Soy egresado del programa de Lenguas Extranjeras de la Universidad del Tolima.
Actualmente, me desempeño como docente del programa de Licenciatura en Inglés y
escribiendo la tésis para completar mis estudios de Maestría en Didáctica de Inglés.

Nombre de la Obra: Cuerpos reprimidos.

Intención:
En nuestra cultura, para muchas mentes conservadoras, estar “pelado” implica la
vergüenza que se siente al estar en esa condición, que nos lleva al límite de lo grotésco
y asocial. De la misma manera, se nos considera sucios y un mal ejemplo para la
comunidad. No obstante, el desnudo tiene un significado más educativo, que para
muchos nos recuerda el arte de los grandes maestros de la antigüedad y la sinceridad
que revelan sus pinturas. Está presentación fotográfica simpatiza con la segunda
percepción y quiere lograr ese acercamiento en un estilo contundente y poderoso.
En esta obra quiero despertar emociones que se han perdido hacia el cuerpo al desnudo
y su belleza intrínseca. La Es mi intención mostrar que la beldad del cuerpo no depende
de modificaciones físicas en la figura; que un cuerpo natural también puede ser bello y
que las personas que de él gozan pueden revelar sanamente su erotismo de una
manera libre. La diversidad corporal es supremamente hermosa, acompañada de sus
distintos pliegues, curvas, colores, formas, tamaños y texturas que la enriquecen y la
hacen piezas únicas de arte, tal como lo podemos ver en pinturas de maestros clásicos
como Rubens o Francis Bacon. De igual manera, en esta exposición quiero dar la
oportunidad a las personas de expresar su erotismo y sensualidad a un mundo que las
cohíbe como si se tratara de un delito. El empoderamiento de la belleza femenina a
pesar de los esquemas que dicta la sociedad comercial de hoy en día toma un gran
papel en este trabajo. Esta obra obedece a una diversidad de inspiraciones como es el
arte fotográfico de Saudek, Maplethorpe, Newton y Woodman entre otros; además de
artistas clásicos que inspiran el Chiaroscuro, como Caravaggio.
La técnica usada en esta obra fotográfica es diversa, pasando por la clave baja de alto
contraste y el Chiaroscuro, hasta el uso de la escala de grises, usando esquemas de
iluminación con luz natural y artificial.
Antecedentes sociales:
En ésta época moderna en que los llamados estándares de la belleza apuntan a una
malpensada perfección, nos olvidamos que la gracia y expresión humanas se
caracterizan principalmente por la naturaleza de nuestros cuerpos. El cuerpo desnudo
natural que alguna vez fue considerado por antiguas culturas como la representación
máxima del arte, ha sido enviado hoy al escondite de nuestros tabúes culturales y
nuestro físico, ha sido apartado de toda vista como si fuera uno de los peores pecados.
Esta obra reverla el hecho de que muchas personas están felices con la majestuosidad
natural de su figura, sin modificaciones externas o con ellas. Dichas personas desean
mostrar con orgullo el lirismo de sus formas y la agresividad de su expresión erótica;
pero la sociedad punzante llega como un tornado a desmenuzar sus rostros y a soterrar
su identidad juzgando y condenando a quienes se expresan con su anatomía.

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