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Edad Antigua

El período de la historia conocida como la edad Antigua, o la antigüedad, es el


momento de la aparición de las primeras sociedades y civilizaciones en el mundo.

Es el período comprendido entre la invención de la escritura, alrededor del 4000


a.C, y el año 476 d.C, fecha de la caída del Imperio Romano de Occidente y el
inicio de la edad media, donde surgieron las grandes civilizaciones e imperios del
pasado.

Cuando adentramos el estudio de la Antigüedad o Edad Antigua, es bastante


común oír decir que ese período histórico está marcado por el surgimiento de las
primeras civilizaciones.

Generalmente, al adoptar la expresión "civilización" se promueve una terrible


confusión que coloca a los pueblos de esa época en una condición superior si se
comparan a las otras culturas del mismo período.

En realidad, la existencia de una civilización no tiene nada que ver con esa
equivocada idea de que exista un pueblo "mejor" o "más evolucionado" que los
demás. El surgimiento de las primeras civilizaciones simplemente demarca la
existencia de una serie de características específicas.

En general, una civilización se forma cuando apuntamos la existencia de


instituciones políticas complejas, una jerarquía social diversificada y de otros
sistemas y convenciones que se aplican ampliamente a una población.

En la Edad Antigua, se desarrolló entre las civilizaciones de Egipto, Mesopotamia,


China, las civilizaciones clásicas como Grecia y Roma, los Persas, los Hebreos,
los Fenicios, además de los Celtas, Etruscos, Eslavos, de los pueblos germanos
(visigodos, ostrogodos, anglos, sajones, etc.) entre otros.

La antigüedad fue un período importantísimo de la historia, pues en esa época


comenzó la formación de Estados constituidos con cierto grado de nacionalidad,
territorios y organización más complejas que otras ciudades encontradas antes de
ese período de la historia.

Principales características de la Edad Antigua

El poder político está centralizado en los Reyes.

Las tribus pequeñas propias de la Prehistoria comienzan a disolverse.

Se desarrolla el inicio de la vida urbana con la construcción de ciudades


amuralladas.
Con esto surge la creación de leyes, para establecer un orden.

Comienzan a desarrollarse distintos tipos de religiones organizadas.

De manos del Imperio Griego se inventan lo que hoy son las matemáticas, el
teatro, la filosofía.

Además de la escritura, se inventan el ladrillo y el calendario.

Los pueblos se enfrentan con frecuencia a sangrientas guerras por cuestiones


territoriales.

Grandes diferencias de clases sociales: monarcas y faraones (clase alta); obreros,


artesanos, campesinos y esclavos (clase baja).

EDAD ANTIGUA:
Ética en la Antigüedad Desde que los hombres viven en sociedad, la regulación
moral de la conducta ha sido necesaria para el bienestar de los grupos. A pesar de
que los diferentes métodos morales se establecían sobre pautas arbitrarias de
conducta, evolucionaron a veces de manera irracional, a partir de que se violaran
los tabúes religiosos o de conductas que primero fueron hábito y luego tradición, o
de igual forma de leyes impuestas por líderes para prevenir desequilibrios en el
seno de la tribu. Incluso las grandes civilizaciones clásicas egipcia y sumeria
realizaron éticas no organizadas, cuyas máximas y preceptos eran impuestos por
jefes seculares como Ptahhotep, y estaban mezclados con una religión estricta
que afectaba a la conducta de cada egipcio o cada sumerio. En la China clásica
las máximas de Confucio fueron aceptadas como código moral dando lugar al
confucianismo. Los filósofos griegos, desde el siglo VI a.C. en delante, teorizaron
mucho sobre la conducta moral, lo que llevó al posterior desarrollo de la ética
como una filosofía. La temprana ética griega En el siglo VI a.C. el filósofo heleno
Pitágoras desarrolló una de las primeras reflexiones morales a partir de la
enigmática religión griega del orfismo. En la convicción de que la naturaleza
intelectual es superior a la naturaleza sensual y que la mejor vida es la que está
dedicada a la disciplina mental, fundó una orden casi religiosa con leyes que
hacían hincapié en la sencillez en la comunicación verbal, el vestir y el comer. Sus
miembros ejecutaban ritos que estaban dirigidos a procurar de esclarecer sus
convicciones religiosas. En el siglo V a.C. los filósofos griegos conocidos como
sofistas, que dieron lecciones de retórica, lógica y gestión de los asuntos públicos,
se manifestaron escépticos en lo relativo a métodos morales definitivos. El sofista
Protágoras enseñó que el proceso humano es subjetivo y que la percepción de
cada uno sólo es válida para uno mismo. Gorgias llegó incluso al extremo de
asegurar que nada se conserva, pues si algo existiera los seres humanos no
podrían conocerlo; y que si llegaban a conocerlo no podrían comunicar ese
conocimiento. Otros sofistas, como Trasímaco, creían que la fuerza hace el
derecho. Sócrates se opuso a los sofistas. Su posición filosófica, representada en
los coloquios de su discípulo Platón, puede resumirse de la siguiente manera: la
virtud es conocimiento; la gente será virtuosa si sabe lo que es la virtud, y el vicio,
o el mal, es fruto de la ignorancia. De este modo, conforme Sócrates, la educación
como aquello que constituye la virtud posibilita que la gente sea y actúe conforme
a la moral. Escuelas griegas de ética La mayoría de las escuelas de filosofía moral
griegas posteriores florecieron de las instrucciones de Sócrates. Cuatro de estas
escuelas fueron desarrolladas por sus discípulos inmediatamente: los cínicos, los
cirenaicos, los megáricos (escuela fundada por Euclides de Megara) y los
platónicos. Los cínicos, en especial el filósofo Antístenes, aseguraban que la
esencia de la virtud, el bien exclusivo, es el autocontrol, y que esto se puede
inculcar. Los cínicos menospreciaban el placer, que consideraban el mal si era
consentido como una guía de conducta. Juzgaban toda vanidad como un vicio,
incluyendo el orgullo en la apariencia, o higiene. Se cuenta que Sócrates comentó
a Antístenes: ‘Puedo ver tu vanidad a través de los agujeros de tu capa’. Los
cirenaicos, especialmente Aristipo de Cirene, eran hedonistas y creían que el
placer era el bien mayor (en tanto en cuanto no dominara la vida de cada uno),
que ningún tipo de placer es superior a otro y, por ello, que sólo es mensurable en
grado y permanencia. Los megáricos, incondicionales de Euclides, propusieron
que aunque el bien puede ser llamado sabiduría, Dios o razón, es ‘uno’ y que el
Bien es el secreto final del Universo que sólo puede ser revelado mediante el
estudio lógico. Según Platón, el bien es un elemento fundamental de la realidad. El
mal no se conserva en sí mismo, sino como reflejo imperfecto de lo real, que es el
bien. En sus Diálogos (primera mitad del siglo IV a.C.) señala que la virtud
humana descansa en la aptitud de una persona para llevar a cabo su propia
función en el mundo. El alma humana está compuesta por tres elementos —el
intelecto, la intención y la emoción— cada uno de los cuales tienen una virtud
específica en la persona buena y juega un papel específico. La virtud del intelecto
es la sabiduría, o el conocimiento de los fines de la vida; la de la voluntad es el
valor, la capacidad de actuar, y la de las emociones es la templanza, o el
autocontrol. La virtud última, la justicia, es la relación armoniosa entre todas las
demás, en el momento en que cada parte del alma cumple su labor adecuada y
guarda el lugar que le corresponde. Platón conservaba que el intelecto ha de ser
el soberano, la intención figuraría en segundo lugar y las emociones en el tercer
estrato, sujetas al intelecto y a la voluntad. La persona justa, cuya vida está guiada
por este orden, es por lo tanto una persona buena. Aristóteles, discípulo de Platón,
señalaba la felicidad como la meta de la vida. En su destacada obra sobre esta
materia, Ética a Nicómaco (finales del siglo IV a.C.), definió la felicidad como una
actividad que concuerda con la naturaleza específica de la humanidad; el placer
va junto a esta actividad sin embargo no es su fin primordial. La felicidad resulta
del exclusivo atributo humano de la razón, y funciona en equilibrio con las
facultades humanas. Aristóteles defendía que las virtudes son en esencia una
agrupación de buenos hábitos y que para alcanzar la felicidad una persona ha de
realizar dos tipos de hábitos: los de la actividad mental, como el del conocimiento,
que conduce a la más alta actividad humana, la observación, y aquéllos de la
emoción práctica y la emoción, como el valor. Las virtudes morales son hábitos de
acción que se ajustan al término medio, el comienzo de moderación, y han de ser
flexibles debido a las distinciones entre la gente y a otros circunstancias
condicionantes. Por ejemplo, lo que uno puede comer depende del tamaño, la
edad y la ocupación. En general, Aristóteles constriñe el término medio como el
estado virtuoso entre los dos extremos de exceso e insuficiencia; así, la
dadivosidad, una virtud, es el punto medio entre el despilfarro y la tacañería. Para
Aristóteles, las virtudes intelectuales y morales son sólo medios dirigidos a la
consecución de la felicidad, que es el resultado de la plena realización del
potencial humano. Estoicismo La filosofía del estoicismo se desarrolló en torno al
300 a.C. durante los periodos helenístico y romano. En Grecia los destacados
filósofos estoicos fueron Zenón de Citio, Cleantes y Crisipo de Soli. En Roma el
estoicismo pareció ser la más común de las filosofías griegas y Cicerón fue, entre
los romanos ilustres, uno de los que cayó bajo su influencia. Sus destacados
representantes durante la fase romana fueron el filósofo griego Epicteto y el
emperador y pensador romano Marco Aurelio. Según los estoicos, la naturaleza es
dictaminada y racional, y sólo puede ser buena una vida llevada en equilibrio con
la naturaleza. Los filósofos estoicos, sin embargo, igualmente se mostraban de
acuerdo en que como la vida está influenciada por circunstancias materiales el
individuo tendría que pretender ser todo lo independiente posible de tales
condicionamientos. La práctica de algunas virtudes cardinales, como la prudencia,
el valor, la templanza y la justicia, permite alcanzar la independencia conforme el
espíritu del lema de los estoicos, “Aguanta y desiste”. De ahí, que la palabra
estoico haya acudido a significar fortaleza frente a un obstáculo. Epicureísmo En
los siglos IV y III a.C., el filósofo griego Epicuro desarrolló un método de
pensamiento, más tarde llamado epicureísmo, que identificaba la bondad más
elevada con el placer, especialmente el placer intelectual y, al igual que el
estoicismo, abogó por una vida moderada, incluso ascética, dedicada a la
observación. El destacado ejemplo romano del epicureísmo fue el poeta y filósofo
Lucrecio, cuyo poema De rerum natura (De la naturaleza de las cosas), escrito
hacia la mitad del siglo I a.C., combinaba algunas ideas derivadas de las doctrinas
cosmológicas del filósofo griego Demócrito con otras derivadas de la ética de
Epicuro. Los epicúreos buscaban alcanzar el placer preservando un estado de
serenidad, esto es, eliminando todas las preocupaciones de carácter emocional.
Los seguidores del epicureísmo consideraban las convicciones y prácticas
religiosas perniciosas porque preocupaban al individuo con pensamientos
perturbadores sobre el fallecimiento y la incertidumbre de la vida más tarde de ese
tránsito. Los epicúreos conservaban igualmente que es mejor posponer el placer
inmediato con el objeto de alcanzar una complacencia más segura y duradera en
el futuro; por lo tanto, insistieron en que la vida buena lo es en cuanto se halla
regulada por la autodisciplina.

Agathos

Fue usado en la cultura griega como “bueno". Es utilizado este término para la
bondad práctica en el sentido de un buen resultado, un beneficio, o algo
perteneciente al hombre; para la bondad moral; y por algo que agrada a los
dioses.

El agathós era el hombre homérico, sin dar mayor importancia a lo que hoy
entendemos por moralidad.

Con el tiempo, el término "agathós" fue perdiendo su significado original. Se


transfirió el contenido original de la palabra a la estirpe de aquel a quien se
cali-ficaba antes como agathós: por eso, ahora, se daba ese epíteto a quien tenía
sangre de noble. En ese sentido, agathós se oponía a kakós, que podría
traducirse como el equivalente de plebeyo.

Areté

Término griego (GD0JZ, areté) que procede del comparativo del adjetivo agathós,
«bueno», que a su vez procede de la raíz aga- («lo mejor»), que se apoya en la
partícula inseparable «ari-», indicadora de una idea de excelencia, que está en la
base de aristos (þD4FJ@H, el superlativo de distinguido y selecto, que en plural
era utilizado para designar la nobleza o aristocracia). Significa, originariamente,
«excelencia o perfección de las personas o las cosas». En este sentido, los
griegos de la época de Homero y de Hesíodo, y hasta el siglo IV a.C., hablaban de
la areté como de una fuerza o una capacidad: el vigor y la salud son la areté del
cuerpo, la sagacidad, la inteligencia y la previsión son areté del espíritu.
Posteriormente, y debido a la influencia de Aristóteles, este término ha pasado a
traducirse habitualmente por virtud.

La areté en Homero va ligada al valor en el combate y a la gloria militar. El hombre


que posee areté es aquél que es digno de admiración y honor y, aunque quien
poseía areté era agathós (bueno), este concepto carecía todavía de valor moral.
En la época de Solón, la areté se vincula con la ley y su cumplimento. Más
adelante, vendrá a significar la excelencia o capacidad de cualquier cosa, persona
o instrumento, para llevar a cabo la función a la que es destinado. De esta
manera, podrá hablarse de la areté de un artesano, como sinónimo de experto en
su quehacer. En la época de los sofistas se considerará que para ser un buen
ciudadano se requerían aptitudes políticas adecuadas, que ya no son solamente
las relacionadas con el combate o con la antigua noción de la época homérica. Por
ello, los sofistas se declaran maestros de areté, en el sentido de maestros para la
convivencia en la polis, tal como lo pone de manifiesto Platón en el Menón (72a-c).
Platón mismo plantea en el Protágoras la cuestión de si es posible enseñar la
areté, y sustenta, siguiendo el intelectualismo moral de Sócrates, que puede ser
enseñada, si las virtudes tienen algo en común y si son conocimiento. En la
República sostendrá que existen tres virtudes fundamentales: la prudencia, la
fortaleza y la templanza (que se corresponden con las tres partes del alma), y que
la armonía entre ellas engendra la justicia. Por su parte, Aristóteles sustentará que
la virtud es un estado del alma distinto, pues, de las pasiones y de las facultades,
y se alcanza por medio de la ética, ya que son cuestión de práctica o de hábito
(ver justo medio). Para los estoicos la areté, entendida como apatía y autarquía,
es el único bien real.

HISTORIA DE LA ETICA

ÉTICA EN LA ANTIGUA GRECIA

Los griegos no sólo fueron los inventores de la democracia, el teatro, la


matemática pura y muchas otras cosas, sino también de un nuevo tipo de
pensamiento que hoy denominamos “filosófico”.

Los dioses en que los griegos creían eran inmortales, violentos, cachondos y
políticamente incorrectos. Con frecuencia recomendaban a sus súbditos mortales
que fueran a la guerra. Se enamoraban y desamoraban y no dejaban de pelearse
unos con otros. Seducían y fecundaban a los humanos, a menudo en
circunstancias muy peculiares y alternando con su apariencia.

Para pensadores como Sócrates, los dioses debieron ser muy poco adecuados
como modelos morales. La mitología griega no ofrecía nada parecido a los “diez
mandamientos”. Así pues, aunque la mayoría de los intelectuales griegos como
Sócrates respetaban, de palabra, las habituales ceremonias religiosas, no
tomaban muy en serio la religión.

Estas ideas de los filósofos griegos daban a entender y trataban de plantear que la
ética tenía que buscarse al margen de la religión. Entre los principales pensadores
griegos que impulsaron las primeras ideas sobre ética, están los siguientes:
ÉTICA GRIEGA: Denominada etapa antropológica de la filosofía griega.
Sobresale Sócrates y los sofistas, quienes rechazan la tradición cosmológica y su
interés por el hombre.
Protàgoras: Uno de los principales sofistas, con su doctrina relativista manifestó:
"EL HOMBRE ES LA MEDIDA DE TODAS LAS COSAS" según él cada persona
ve las cosas de acuerdo a su modo de ser y sentir- nada es verdad, nada es
mentira, todo es según el cristal con que se mire.
Sócrates: (469-39) ateniense, quien hace descansar su pensamiento en dos
divisas fundamentales: "conócete a ti mismo" (nosce te ipsum), según él el fin
último del hombre consiste en que cada quien encuentre su vocación, su virtud,
aquello para lo que ha nacido, no hay seres inferiores y que tan digno es el saber
del zapatero como el gobernante.
"Sólo sé que nada sé" da importancia a la ética, exaltando el conocimiento el cual
tiene los siguientes rasgos: UNIVERSAL, ORIENTADO HACIA EL ASPECTO
MORAL, PRÁCTICO, quien domina el conocimiento ejecuta el ETHOS, ya que es
capaz de buscar el bien `último del hombre, o sea DIOS, por otro lado su intelecto
será más recto y moral, virtuoso y sabio, termina diciendo que el ocio es
ignorancia y error.

Este filósofo era conocido como “El tábano” porque aguijoneaba a las personas
para que pensaran por sí mismas. Sócrates creía que lo más importante de los
seres humanos es que hacen preguntas. También decía que existe un auténtico
conocimiento moral y que merecía la pena buscarlo como un fin en sí mismo.

Para Sócrates “la vida sin examen no es digna de ser vivida”. Planteaba que los
adultos evitaban hacer preguntas relativas a su propia vida moral; prefieren ganar
dinero y llevar una vida de serenas rutinas. “El tábano” alentaba a los jóvenes a
pensar por sí mismos y a cuestionarse todas las reglas morales habituales de los
adultos.
Solía comenzar desconcertando a la gente con preguntas como “¿Qué es un buen
comportamiento?” o “¿Qué es un Estado?”, poniendo después de manifiesto lo
poco que sabía la gente sobre moralidad o política. Siempre recalcaba que el
hombre sabio es “aquel que sabe que no sabe nada”.

Sócrates pensaba que todo ser humano nace con un “yo interno” (un especie de
software), por lo que la misión de cada ser humano es conocer a profundidad el
código y claves de ese “software” y alcanzar la perfección de esa esencia o
“alma”. Agrega que el conocimiento del “yo interno”, el cual describe como
conocimiento moral, de cada quien se puede alcanzar mediante la discusión y el
debate, y aclara que la moralidad no es un conocimiento moral que pueda
enseñarse, sino que el auténtico conocimiento tiene que ver con la esencia de las
cosas, con el buen comportamiento y con la justicia.

Sócrates fue condenado a muerte, y ejecutado, en 399 a.C. por el gobierno


democrático de Atenas porque se negó a reconocer la existencia de los dioses
griegos.

PLATÓN (428 – 354 A.C)


Fue el más célebre discípulo de Sócrates. Era una aristócrata que jamás perdonó
a los demócratas atenienses el haber asesinado a su maestro. Platón concebía a
la democracia como el caos y como el gobierno de una muchedumbre violenta e
ignorante, fácilmente manejable por los políticos corruptos.

Platón escribe su máxima obra “La República”, en donde plantea prácticamente


todas las preguntas filosóficas. Plantea además interrogantes morales y políticas
sobre el propio Estado: ¿por qué ser ciudadano es algo tan inevitable como
respirar?, ¿por qué el Estado exige fidelidad?, ¿por qué tenemos que obedecer
sus leyes? Y ¿por qué es algo bueno? Platón es un hombre de “dos mundos”.
Cree en el mundo de lo material y en la existencia de otro mundo mejor y más
puro. Sostiene que hay dos clases de conocimiento: el conocimiento empírico (que
obtenemos a través de los sentidos), y un género muy superior de conocimiento
que alcanzamos usando la razón.

En cuanto a la ética Platón dice que “el verdadero bien del hombre, la felicidad,
habrá de alcanzarse mediante la práctica de la virtud”. Pero ¿qué es la virtud?
Platón acepta fundamentalmente la identificación socrática entre virtud y
conocimiento. La falta de virtud no supone una perversión de la naturaleza
humana; por su propia naturaleza el hombre busca el bien para sí, pero si
desconoce el bien puede tomar como bueno, erróneamente, cualquier cosa y, en
consecuencia, actuar incorrectamente; la falta de virtud es equivalente, pues, a la
ignorancia. Sólo quien conoce la Idea de Bien puede actuar correctamente, tanto
en lo público como en lo privado, nos dice Platón en la República.

Aristóteles: (384- 399)-Macedonia, manifestó que la felicidad es un bien supremo


y consiste en el ejercicio interrumpido de una vida activa contemplativa o teórica,
que es superiores a la vida de placeres y diferente a la vida política que busca
honores, la felicidad, requiere de otras condiciones como la madurez, los bienes
externos, la libertad personal y la salud. Destaca que el bien es una virtud que
consiste en hábitos constantes y prudentes, de allí que distingue entre virtudes
éticas(producto del hábito, el carácter, la valentía, la templanza, la mansedumbre,
la libertad, la magnificencia, la veracidad, la reserva o el pudor, etc. Y las virtudes
diano ÉTICAS o intelectuales que son producto de la educación y se adquieren
por la experiencia y el tiempo, gracias a la razón.

Aristóteles se ha significado como uno de los filósofos más importantes de todos


los tiempos y ha sido uno de los pilares del pensamiento occidental. Fue discípulo
de Platón.
Pese a ser discípulo de Platón, Aristóteles se distanció de las posiciones
idealistas, para elaborar un pensamiento de carácter naturalista y realista. Frente a
la separación radical entre el mundo sensible y el mundo inteligible planteada por
las doctrinas platónicas, defendió la posibilidad de aprehender la realidad a partir
de la experiencia. La ética de Aristóteles tiene un fin que se resume en la
búsqueda de la felicidad. Para algunos, la felicidad consiste en los placeres; para
otros, en las riquezas; pero el hombre sabio la busca en el ejercicio de la actividad
que le es propia al hombre, es decir, en la vida intelectiva. Ello no excluye el goce
moderado de los placeres sensibles y de los demás bienes, con tal de que no
impida la contemplación de la verdad. Sobre esta base desarrolla Aristóteles el
concepto de virtud.

La virtud consiste en el justo medio. Lo que quiere dar a entender es que el actuar
del hombre debe estar regido por la prudencia o regla recta. Hay dos modalidades
de virtud: las diagnósticas (que se refieren al ejercicio de la inteligencia) y las
éticas (que se refieren a la sensibilidad y los afectos).

Todas las virtudes son hábitos que se adquieren por medio de la repetición.

La virtud por excelencia es la justicia, la cual consiste en el acatamiento de las


leyes y en el respeto a los demás ciudadanos.

4.1.2- Ética Helenístico Romana: este período se subdivide en dos a saber:


- PERIODO ETICO: fines del siglo IV a mediados del siglo I a.c. comprende el
crecimiento y desarrollo del estoicismo, del escepticismo y del intelectualismo, así
como la lucha interna entre estas corrientes.
- PERIODO RELIGIOSO: mediados del siglo I a.c. Hasta a fines del siglo III a.c.
en el que se destacan:
Epicuro de Samos: (341-o 342- 270 a.c.) se le atribuye escritos sobre la
naturaleza, el amor, los dioses, la percepción, las imágenes, la música, etc. Su
ética presenta un eudemonismo (la felicidad como supremo fin del hombre)
hedonismo (identifica el bien con el placer), considera el placer como el bien que
permite alcanzar la felicidad, ultimo bien del hombre. Clasificó los placeres en:
naturales y necesarios (bienestar social y personal), naturales pero no necesarios
(permite variar o elegir entre una cosa y otra), los placeres ni naturales ni
necesarios (los insaciables: la ambición, la sensualidad, las fuentes del mal), y los
placeres corporales o relativos al alma (la paz interior).

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