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Lerner (1992) estableció un modelo semi-analítico que considera la existencia de

recarga natural difusa y que calcula la forma y dimensiones de las zonas de captura
para diferentes tiempos de viaje. Su modelo denominado ROSE, incluye nuevas
expresiones para el cálculo de la velocidad real promedio del agua subterránea,
permite la inclusión de recarga, y la presencia de barreras de carga constante o
impermeables. Señala que las zonas de protección de pozos delineadas con los
modelos analíticos que no pueden incorporar el efecto de la recarga natural de agua
subterránea, en general son más angostas y de mayor longitud que las que se
calculan con el modelo ROSE, que efectivamente considera el efecto de la recarga
natural. De acuerdo con su análisis, la comparación del modelo ROSE con el módulo
GPTRAC del modelo WHPA (Blandford y Huyakorn, 1991), muestra que el último
produce resultados poco satisfactorios, debido a que no mantiene un balance entre la
recarga y la extracción dentro de la zona analizada.

Alternativamente al programa analítico WHPA (Blandford y Huyakorn, 1991), varios


autores han desarrollado algunos algoritmos para el cálculo de zonas de protección
de pozos. Por ejemplo Bakker y Strack (1996) presentan un procedimiento para la
delimitación de zonas de captura, determinándolas por medio de: i) la ubicación de
los puntos de estancamiento, ii) utilizarlos para construir la envolvente de la zona de
captura y las líneas de flujo divisorias y iii) por medio de esta información generar los
límites de la zona de captura para cualquier tiempo. Lo anterior fue implementado en
un programa de cómputo basado en el método del elemento analítico, y que se
denomina CZAEM (Strack et al. 1994). Al igual que el WHPA (Blandford y Huyakorn,
1991) el programa CZAEM se utiliza para la delimitación de zonas de protección de
pozos, programa que permite una definición más exacta de zona de captura, sobre
todo en los alrededores de los puntos de estancamiento.

5.1.1 Cartografía
hidrogeológica

Como se señaló en el capítulo anterior, el método de cartografía hidrogeológica es


muy adecuado para la delimitación de zonas de protección en regiones en donde,
por la complejidad del flujo subterráneo, no es conveniente tratar de analizarlo con
base en ecuaciones analíticas o modelos numéricos, ya que los resultados
seguramente no representarán las condiciones de campo. En el grupo de medios en
donde el flujo subterráneo no es caracterizado por las ecuaciones de flujo
convencionales, se incluyen los medios de tipo fracturado y cárstico.

En acuíferos compuestos por medios fracturados o cársticos, la aplicación de


métodos analíticos no es muy recomendable, ya que no es posible incluir concisa y
fácilmente los efectos de la heterogeneidad y anisotropía que comúnmente
presentan las propiedades hidráulicas. Además, la velocidad del agua subterránea
puede ser muy elevada, por lo que la teoría tradicional para el transporte de solutos y
la ley de Darcy no son aplicables directamente. Por esta razón, es conveniente que
la delimitación de zonas de protección en estos medios, se realice con el método de
cartografía hidrogeológica. El procedimiento más adecuado para la situación de
medios cársticos, es la definición en primera instancia de las zonas de contribución
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de los pozos, con base en un análisis topográfico complementado con interpretación

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de la superficie freática o piezométrica, según sea el caso. Posteriormente pueden
aplicarse trazadores artificiales (colorantes, cloruro de sodio, etc.) para una
delimitación más detallada.

Existen disponibles diferentes técnicas para realizar la aplicación del método de


cartografía hidrogeológica y definir la zona de protección de un pozo o campo de
pozos. Estas técnicas incluyen: i) geología, ii) geofísica, iii) hidrogeología, iv)
trazadores naturales y artificiales. En general, los resultados que rinda el método de
cartografía hidrogeológica serán más realistas y congruentes en la medida de que se
utilice el mayor número de técnicas posibles y los resultados independientes se
conjunten. Las técnicas geológicas incluyen la identificación de las características
litológicas, estratigráficas y estructurales de las unidades geológicas que se
presentan en la superficie del terreno. Con base en la interpretación de fotografías
aéreas, complementado con recorridos de campo, se obtiene la información que se
vaciará posteriormente a un plano topográfico. En dicho plano se señalan los
contactos entre las unidades geológicas diferenciadas en la zona de estudio.
Finalmente, con base en la interpretación de registros litológicos y la geología
superficial, se realiza una interpretación del comportamiento de las unidades
geológicas en el subsuelo. La delimitación de la zona de protección se realiza con
base en los contactos geológicos. Los contaminantes pueden incorporarse fácilmente
al acuífero en las regiones en donde no está cubierto por otra unidad geológica de
menor permeabilidad, por lo que una práctica común es coincidir la zona de
protección con los afloramientos de las unidades geológicas que componen el
acuífero.

Las técnicas geofísicas aprovechan algunas propiedades de los materiales


geológicos del subsuelo (resistividad, densidad, elasticidad) para cuantificarlas de
manera indirecta desde la superficie, logrando realizar una interpretación de su
distribución a profundidad. El tipo de propiedad del material geológico que conviene
registrar depende de su naturaleza intrínseca y de la profundidad de investigación
que se desea alcanzar. En estudios relacionados con la identificación de acuíferos,
que son depósitos que en general se ubican a profundidades someras, la resistividad
de los materiales geológicos es la propiedad que se registra. Las interpretaciones
geofísicas se complementan con la información geológica directa, ya que su
correlación permite realizar la calibración de datos geofísicos contra los geológicos,
ejercicio que facilita la extrapolación de la información directa para proponer el patrón
que siguen los materiales geológicos en el subsuelo.

El objetivo primordial de la aplicación de técnicas hidrogeológicas en el método de


cartografía hidrogeológica, tiene que ser la identificación de la geometría del acuífero
en explotación y los sistemas de flujo involucrados. La identificación de la geometría
del acuífero se realiza con base en la geología superficial, de preferencia
complementada con información geofísica. Para la identificación de sistemas de flujo
es necesario analizar dentro de la zona de estudio, las manifestaciones superficiales
de agua subterránea. En el Capítulo 2 se realizó una amplia descripción de estas
manifestaciones, por lo que no se mencionarán aquí.
La importancia del manejo conjunto de las técnicas geológicas, geofísicas e
hidrogeológicas se ilustrará por medio del siguiente ejemplo hipotético. Mediante la
identificación de contactos geológicos se puede definir que un pozo está emplazado
en un acuífero libre compuesto por material granular, por lo que su zona de
protección pudiera delimitarse con base en la trayectoria del contacto geológico con
otras unidades geológicas de menor permeabilidad. Sin embargo, si el análisis
hidrogeológico señala que el acuífero granular aloja un sistema de flujo local y otro
de jerarquía regional, es menester identificar cual de esos sistemas de flujo es el
explotado por el pozo. En caso de que se trate del sistema de flujo regional, la
propuesta de la delimitación de zona de protección con base en los afloramientos del
material granular únicamente no tiene sentido, ya que está protegiendo una zona de
recarga diferente a la que abastece al pozo de agua subterránea.

La utilización de trazadores como una técnica que colabore en la definición de zonas


de protección de acuíferos de tipo libre, únicamente es recomendable en acuíferos
calcáreos cársticos, en donde la velocidad del agua subterránea es elevada. De este
modo, es probable que el tiempo que sea necesario esperar para la aparición del
trazador no será muy largo. En general, se utilizan para identificar la presencia de
conductos preferenciales en terrenos cársticos. Consisten de la aplicación directa a
la zona saturada de colorantes, esporas o un elemento químico que pueda
identificarse con facilidad posteriormente en el agua subterránea. La zona de
aplicación, que se definirá con base en técnicas geológicas e hidrogeológicas,
deberá estar ubicada dentro de la región que se sospecha forma parte de la zona de
contribución del aprovechamiento investigado. Posteriormente a la aplicación, el
agua del aprovechamiento se observará por un tiempo razonable para detectar la
aparición del trazador. Si después de algún tiempo se detecta la presencia del
trazador en el agua subterránea que se obtiene del aprovechamiento, entonces la
zona en donde se aplicó pasa a formar parte de la zona de protección del pozo. Esta
técnica es muy útil para la delimitación de zonas de protección de manantiales
cársticos que se utilicen como fuente de abastecimiento poblacional.

5.1.2 Modelos
numéricos

Un método adicional para la delimitación de zonas de protección de pozos, es


mediante la aplicación de modelos matemáticos, que aproximan con base en
métodos numéricos las ecuaciones diferenciales que gobiernan tanto el flujo como el
transporte de solutos en el agua subterránea. Por las características de los modelos
numéricos, el dominio de flujo se discretiza en elementos prismáticos de tamaños
regulares o variables. A cada una de las celdas se le asignan parámetros
hidrogeológicos “promedio”; por lo que con base en esta aproximación es posible
manejar condiciones hidrogeológicas más complejas que con los métodos analíticos.
Entre los parámetros hidrogeológicos necesarios para los modelos de flujo
subterráneo saturado se incluyen: i) geometría de las capas que componen el medio
o medios por donde se desplaza el agua subterránea, ii) conductividad hidráulica, iii)
porosidad y/o coeficiente de almacenamiento, iv) magnitud y distribución de la
recarga y v) condiciones iniciales (distribución espacial de las cargas hidráulicas para
cada una de las capas en que se dividió verticalmente el modelo) y de frontera (de
flujo, no-flujo, flujo especificado, carga constante, carga variable, etc.). Por supuesto
que la implementación de la información anterior en el modelo requiere de su
integración ordenada a partir de un modelo conceptual de funcionamiento
hidrodinámico.

Los resultados de la aplicación de modelos de flujo subterráneo saturado incluyen,


entre otras cosas, la distribución de cargas hidráulicas en la zona de modelación.
Esta única información no es suficiente para la delimitación de zonas de protección,
por lo que es necesario utilizar criterios como abatimiento, límites de sistemas de
flujo o tiempos de viaje en forma conjunta con la modelación. Los modelos numéricos
que se utilizan para la delimitación de zonas de protección, generalmente aplican un
método de trayectoria de partículas (particle tracking) para incluir el criterio de tiempo
de viaje. Este método no resuelve la ecuación de transporte de solutos directamente,
pero simula la propagación de la masa disuelta en el agua subterránea, por medio de
una técnica de movimiento aleatorio de partículas. El transporte de los solutos se
simula añadiendo un número determinado de partículas, que posteriormente se
desplazan de manera aleatoria. Para considerar el proceso de advección, cada
partícula se mueve en la dirección del flujo del agua subterránea una distancia que
está definida por la magnitud de la velocidad y la longitud del paso de tiempo
utilizado en este modelo. Por esta razón, cuando se consideran pasos de tiempo
cortos, la partícula efectivamente describe la forma de una línea de flujo. La
dispersión se considera en el movimiento de la partícula añadiendo una componente
aleatoria al movimiento determinístico, mismo que es función de la dispersividad del
medio.

Una descripción detallada de las bases de los modelos numéricos, los métodos de
resolución del sistema de ecuaciones resultante, y los procedimientos para
incorporar los datos de campo al modelo, queda fuera el alcance del presente
manual. Sin embargo, se considera conveniente presentar una descripción breve de
las principales características de los modelos FLOWPATH y MODFLOW/MODPATH,
que son los más aceptados y utilizados a escala mundial para la delimitación de
zonas de protección de pozos. De este modo el lector interesado, puede tener una
idea preliminar y abundarla si lo desea, consultando los manuales de dichos modelos
o textos especializados en modelación.

Entre los primeros modelos que se diseñaron específicamente para la delimitación de


zonas de captura de pozos, se señala a FLOWPATH (Franz y Guiguer, 1990), que es
un modelo que está basado en un método numérico ampliamente validado y
reconocido por los hidrogeólogos de todo el mundo. Además de que posee una
interfaz simple para introducir los datos, por lo que es relativamente rápido de utilizar.
Tiene la gran ventaja de que puede incorporar situaciones hidrogeológicas más
complejas que el modelo semi-analítico WHPA (Blandford y Huyakorn, 1991).
Asimismo los resultados de la simulación pueden convertirse en archivos *.DXF
(drawing exchange format) para exportarse directamente a programas de ambiente
CAD (computen assisted drawing). Esta herramienta es muy importante para la
generación de los planos con las zonas de protección delimitadas. Entre las
principales desventajas que presenta es que simula flujo bidimensional y estado
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