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El modelo de la Comunidad Terapéutica, parte de la creencia de que las personas pueden cambiar y de
que en ellas mismas y en los grupos se encuentra el poder resiliente necesario para procurar ese cambio
y superar cualquier límite o contratiempo en interacción con los demás. Para la resolución de los
conflictos, se hace necesario del aprendizaje social por medio de las relaciones sociales, ya que gran
parte de la solución se encuentra precisamente en la base de lo relacional. En esencia, la Comunidad
Terapéutica moderna es una forma de tratamiento grupal, cuya exuberancia y riqueza muestran
nuevamente al mundo la fuerza y el poder de lo relacional y lo social en la génesis y resolución de los
problemas del Ser Humano.
En este sentido, serán clave la dinamización y/o promoción de los factores terapéuticos y competencias
terapéuticas de la Comunidad Terapéutica, tanto en la atención personalizada, grupal, familiar y en el
contexto, siendo fundamental el principio de la autoayuda y la ayuda mutua, el grupo como familia
sustitutiva, la formación de roles, el aprendizaje social por medio de las relaciones sociales, un sistema
de valores, una estructura terapéutica, la presión positiva entre pares, un itinerario o diario vivir
consistente y estructurado, una filosofía consistente, entre otros.
La Comunidad Terapéutica es una modalidad de tratamiento residencial que se ha estado utilizando para
la rehabilitación de drogadictos desde que se posicionó hacia la década de los años 50, gracias al aporte
en cuanto a sistematización de la implementación metodológica de ésta, que realizó el psiquiatra inglés
Maxwell Jones y que deriva de una forma de tratamiento en salud mental que se aplicó a los
excombatientes de la segunda guerra mundial y que también sirvió para el abordaje de alcohólicos por
parte de Charles Dederich.
Se podría decir que el mayor avance teórico de esta propuesta, tiene que ver con la concepción del
“paciente” ya no como un ente pasivo que recibe unas instrucciones por parte de una experto para poder
sanarse sino como un sujeto que debe asumir un rol activo en su proceso terapéutico para poder superar
el episodio de enfermedad que padece, y encontrar el equilibrio; y metodológicamente la propuesta
resulta novedosa precisamente porque este enfermo que ahora es un actor de su propia terapia también
posee una relación directa con el proceso terapéutico de las demás personas que conforman su
comunidad terapéutica.
Para Jones, el promotor del proceso curativo y su realizador es el propio enfermo; quien, a su
vez, puede colaborar eficazmente en la curación de sus compañeros de tratamiento, dentro de
modelos institucionales cada vez más parecidos a la realidad social convencional. Las clínicas
psiquiátricas se convirtieron en pequeñas sociedades, o mejor, sociedades en pequeño. Las
comunidades terapéuticas favorecen y activan la condición social de los individuos, y ponen en
operación su capacidad de participación interpersonal e intergrupal. El grupo es un medio normal
e indispensable del funcionamiento institucional. Gran cantidad de trastornos son generados por
el grupo social; y sólo podrán ser resueltos plenamente por el sistema de participación en la
acción terapéutica del grupo” (Agudelo-Ruiz, & Vega-Monsalve, 2013, P5).
En resumen,
Para comprender el quehacer de la Fundación Hogares Claret se hace necesario reconocer su razón de
ser, para lo cual se propone partir de la premisa de que “El hombre para vivir, tiene necesidad de
sentido”1.
Mi equipo del departamento neurológico realizó una encuesta entre los pacientes y los enfermos
del Hospital Policlínico de Viena y en ella se reveló que el 55 % de las personas encuestadas
acusaban un mayor o menor grado de vacío existencial. En otras palabras, más de la mitad de
ellos habían experimentado la pérdida del sentimiento de que la vida es significativa. Este vacío
existencial se manifiesta sobre todo en un estado de tedio. Podemos comprender hoy a
Schopenhauer cuando decía que, aparentemente, la humanidad estaba condenada a bascular
1 El Sacerdote de la Comunidad de los Misioneros Claretianos Gabriel Antonio Mejía Montoya, CMF
fundador de Hogares Claret lanza esta sentencia en algunos de sus escritos, evidentemente
influenciados por el trabajo del neurólogo y psiquiatra austriaco, Viktor Emil Frankl.
eternamente entre los dos extremos de la tensión y el aburrimiento. De hecho, el hastío es hoy
causa de más problemas que la tensión y, desde luego, lleva más casos a la consulta del
psiquiatra. (Frankl, 1991, p.61)
Algo que su fundador, el sacerdote teólogo y filántropo Gabriel Antonio Mejía Montoya, comprendió
cuando el proyecto era apenas una idea y logró conjugar su experiencia como scout con su proyecto de
vida como misionero en el momento en que decidió dedicarse de lleno a trabajar con la población
excluida, marginada y segregada.
La Fundación Hogares Claret germina así de esta semilla y crece basada en el modelo de Comunidad
Terapéutica que con los años se ha transformado para adaptar y adecuar sus posibilidades de atención
a las necesidades y demandas del contexto social, generando a partir de ese modelo inicial distintas
alternativas de acompañamiento a diferentes grupos poblacionales, pero manteniendo la perspectiva de
restablecimiento de derechos, hacia la construcción de un proyecto de vida y perfeccionando el enfoque
de inclusión social.
Inspirados por la Congregación de los Misioneros Claretianos, el proyecto terapéutico propone abordar al
ser humano “más allá del problema” brindándole la oportunidad de cambiar su estilo de vida y de abrirse
a nuevas posibilidades a partir de la comprensión de sus propias realidades para así lograr el
restablecimiento del tejido social. Se trata entonces de encontrar en el individuo la posibilidad que
representa su humanidad que nunca le abandona en lugar de centrarse en lo negativo como una marca
inmutable que no desaparece.
Aquí es posible nuevamente recuperar un poco de la Logoterapia de Frankl cuando al intentar explicar
cómo debe ser tratado el ser humano para curar al paciente, afirmaba:
Durante mucho tiempo, de hecho durante medio siglo, la psiquiatría ha tratado de interpretar la
mente humana como un simple mecanismo y, en consecuencia, la terapia de la enfermedad
mental como una simple técnica. Me parece a mí que ese sueño ha tocado a su fin. Lo que ahora
empezamos a vislumbrar en el horizonte no son los cuadros de una medicina psicologizada, sino
de una psiquiatría humanizada. Sin embargo, el médico que todavía quiera desempeñar su papel
principal como técnico se verá obligado a confesar que él no ve en su paciente otra cosa que una
máquina y no al ser humano que hay detrás de la enfermedad. El ser humano no es una cosa
más entre otras cosas; las cosas se determinan unas a las otras; pero el hombre, en última
instancia, es su propio determinante. Lo que llegue a ser —dentro de los límites de sus
facultades y de su entorno— lo tiene que hacer por sí mismo. (Frankl, 1991, p.74)
De donde se puede entonces identificar cómo se entiende y se trasladan estos preceptos al corazón de
la Fundación Hogares Claret para darle un enfoque contextualizado a la Comunidad Terapéutica:
Los fines de la Comunidad Terapéutica apuntan a una formación integral y además de hacer
énfasis en lo terapéutico o sanador de la personalidad, se interesa por proponerte actividades
que sean un soporte importante en el mejoramiento de la calidad de vida, como lo es el
aprendizaje de nuevas formas de relación, así como de la utilización del tiempo libre de manera
constructiva y creativa, valiosísimo para tu sostenimiento en sobriedad en el estilo de vida que
estás forjando. En el diario vivir encontrarás actividades terapéuticas, educativas, sociales,
familiares, espirituales, culturales, artísticas, recreativas, deportivas y ocupacionales. En tu estilo
de vida anterior, dada tu estrecha relación con la droga, habías abandonado o simplemente
descuidado hábitos y prácticas saludables para tu crecimiento y desarrollo personal. En la
Comunidad Terapéutica todas las actividades y situaciones, planeadas o no, tienen un sentido
terapéutico y educativo, así, hablar, compartir, jugar, aprender, comer, dormir, enseñar,
escuchar, tienen efectos terapéuticos y educativos importantes, tanto a nivel colectivo como
individual. Todas ellas son momentos del proceso de reeducación emocional y comportamental.
Estas son algunas de esas actividades, es tu responsabilidad obtener el máximo provecho de
ellas. (Jaramillo; Londoño; Mejía; Montoya; Orozco: 2002; p35)
En resumen, tal y como se puede encontrar en documentos inéditos y otros tantos de uso interno que se
han construido colectivamente a lo largo de estas décadas de trabajo:
Este trabajo se lleva a cabo en la Fundación Hogares Claret mediante la articulación de cuatro pilares,
que son las herramientas metodológicas de donde derivan las distintas técnicas de implementación del
proceso terapéutico: la Atención a la Familia (Instituto de Familia de la Fundación Hogares Claret), la
Espiritualidad, la Educación Basada en la Conciencia y el Escultismo (Movimiento Scout) que serán
expuestos a continuación, sintéticamente.
El escultismo
El escultismo que se propone en la Fundación Hogares Claret se orienta a una formación integral y
permanente de acuerdo con la propuesta, principios y método concebidos por Lord Robert Stephenson
Smith Baden Powell of Gilwell en 1907; y se encuentra adscrita a la Organización Mundial del
Movimiento Scout con su oficina central en Ginebra, Suiza. De su origen fundacional se conserva el
interés por la formación integral y permanente de niños, niñas y jóvenes; fomentando su desarrollo físico,
mental, espiritual, social, y ciudadano. Inculcando que sean útiles a sí mismos, a su comunidad, a Dios, a
su Patria y a su Hogar sin exclusión por diferencias ni distinciones de credo, etnia, preferencias u otros.
De tal modo que mediante actividades y proyectos, los Scouts fortalecen liderazgos positivos para ellos y
sus comunidades, dotando de sentido sus existencias; pues de hecho El Movimiento Scout propende por
el auto-aprendizaje mediante experiencias y vivencias:
Del escultismo como método, es importante resaltar que aporta al proceso del individuo múltiples
posibilidades basadas en las necesidades del desarrollo armónico de los jóvenes y que se ajustan a sus
posibilidades en las diferentes edades:
Finalmente con relación a las actividades que se incluyen, es importante resaltar que:
Las actividades propuestas contienen desafíos que estimulan al joven a superarse, permiten
experiencias que dan lugar a un aprendizaje efectivo, producen la percepción de haber logrado
un provecho y despiertan el interés por acometerlas. (…Y en resumen se definen como…)
D.U.R.A.S “Desafiantes, Útiles, Recompensantes, Atractivas y Seguras” (…De tal forma que…)
Toda actividad que reúna esas condiciones es susceptible de incorporarse a este Programa de
Jóvenes, el que se construye, realiza y evalúa entre todos, mediante modalidades de animación
que varían según las distintas etapas de progresión. (Fundación Hogares Claret, 2016A, p.23).
Atención a familias
Según la vigésima segunda edición del Diccionario de la Lengua Española, encontramos la siguiente
acepción, entre su definición de Identidad: (Del b. lat. identĭtas, -ātis). Cualidad de idéntico. Conjunto de
rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás. Conciencia
que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás. La cuestión identitaria sin embargo es
más extensa que la normalizada en los diccionarios, de hecho se ha comprendido en los últimos años
como un asunto de diferenciación entre lo que suponemos ser y lo que no quisiéramos ser, una
negociación constante entre lo que podemos nombrar y lo que no conocemos, que en últimas define lo
que nos acerca o lo que nos aleja de quienes nos rodean.
Así definido, el término "identidad" denota un concepto relativamente preciso, que no debería
presentarse a confusión. ¿Realmente hace falta una larga argumentación para establecer que no
puede haber dos personas idénticas? Aun en el caso de que el día de mañana, como es de
temer, se llegara a "clonar" seres humanos, en sentido estricto esos clones sólo serían idénticos
en el momento de "nacer"; ya desde sus primeros pasos en el mundo empezarían a ser
diferentes. (Maalouf, 1997, p7)
(Se identifica) la familia como institución social y como entorno de constitución de la subjetividad
de hombres y mujeres es un espacio de significados, de sentidos, que como producto del
lenguaje escriben e inscriben la historia social e individual de quienes la constituyen en tanto
seres hablantes. (López, 2010:1)
[…] si es verdad que la naturaleza ha expulsado al hombre y que la sociedad sigue oprimiéndole,
el hombre puede al menos dar la vuelta, a su favor, a los polos del dilema, y buscar la sociedad
de la naturaleza para meditar en ella sobre la naturaleza de la sociedad […]. La sociedad
pertenece al ámbito de la cultura, mientras que la familia e la emanación, a nivel social, de esos
requisitos naturales sin los que no podría existir la sociedad ni, en el fondo, el ser humano […] el
hombre puede vencer a la naturaleza solo conformándose con sus leyes. Por eso, la sociedad
debe dar a la familia un quid de reconocimiento [(C. Lévi-Strauss, 1993, SP) citado por (Donati,
2013:13)].
Así que sin un referente familiar adecuado para su proyecto de vida será imposible que un individuo
logre una identidad que le permita formularlo y mucho menos podrá mantenerlo ni logrará que éste sea
exitoso.
Como efecto de la travesía por la infancia, los hijos están sometidos a aquello de los padres que
ellos mismos no saben. Participan en una historia que no es la suya, pero que como parte de una
familia ahora les pertenece. Lo dicho y no dicho por los padres constituirá al sujeto en su ser. Las
trazas, las huellas dejadas por la palabra marcarán los derroteros de un destino. La idealización
de la familia como espacio de armonía y como fuente infinita de protección, de seguridad y de
amor, vela los dramas que la subtienden, los conflictos que la constituyen y esconde el
sufrimiento que sus miembros pueden arrastrar. (López, 2010, p9)
Tal vez para todos es necesario imaginar un puerto seguro donde tirar las anclas. La familia es
un escenario, en donde en nombre del cumplimiento de una función, de una misión, que la
cultura ha delegado en los padres, se llega a someter a los otros a distintas formas de violencia,
de arbitrariedad, de desamparo, de desamor. Pero si bien estos actos suceden a título de
cumplimiento de un deber y se justifican en una relación de amor, sus razones o sus sinrazones,
hay que descifrarlas en otra escena: en el inconsciente de los sujetos y en las fracturas, en los
fallos del lazo social que en sus determinaciones y transformaciones simbólicas escribe y
reescribe efectos individuales y colectivos en quienes participan de unas determinadas formas
del acontecer social. Por ello es necesario hablar de lo que sucede en la familia real para
articular por lo menos como pregunta o reflexión los malestares que hoy pueden reconocerse en
ella. (López, 2010, p10).
De este modo se establece como un pilar para el modelo terapéutico (Comunidad Terapéutica) de la
Fundación Hogares Claret, Instituto de la familia Fundación Hogares Claret (INSTITUTO DE FAMILIA DE
LA FUNDACIÓN HOGARES CLARET) en el cual el grupo de profesionales se basa en diversas técnicas
dirigidas hacia la promoción, prevención y asesoría terapéutica que se enfocan en la familia como
universo identitario primario del individuo en tanto ser social. Aquí es importante aclarar que este pilar de
intervención a familia posee tres componentes:
Finalmente con relación al proceso que viven quienes llegan a la FUNDACIÓN HOGARES CLARET:
Al llegar los usuarios a los diferentes programas de atención de la Fundación, la familia recibe la
inducción, al trabajo y al propósito de la permanencia en el mismo; en la que se incluye como
requisito, la vinculación de la red de apoyo al Instituto de la Familia para su fortalecimiento como
agente generativo de contención y como medio para el fortalecimiento de los recursos y las
habilidades para afrontar exitosamente las situaciones problema derivadas de las conductas
adictivas y de los movimientos generados al interior del sistema familiar; además como garantía
para el éxito del proceso a futuro. (Fundación Hogares Claret, 2016B, p2)
(…y…) Una metodología basada en diferentes técnicas de expresión, entre las que se destacan
la metáfora y la narrativa que permiten a las familias canalizar las problemáticas que difícilmente
expresan en un contexto clínico tradicional; a la vez que trascienden del inconsciente al
consciente, situaciones vividas tales como abusos, temores, desconfianzas; entre otros aspectos
perturbadores de su historias de vida. Cuando se trabaja solo con el individuo, integrante de un
sistema familiar, se logran cambios importantes; pero también con frecuencia se encuentra que
se da una trasferencia del síntoma u dificultad, manifestándose de otra forma en el sistema
familiar o en el mismo individuo. (Fundación Hogares Claret, 2016B, p10)
En resumen, se trata de una propuesta de atención progresiva, que permite dar respuesta a las
necesidades básicas de interacción socio familiar; por medio de la transición terapéutica, en pro de
superar la co-dependencia; atender factores de vulneración; prevenir reincidencia en conductas de
riesgo; además de fomentar posibilidades personales, familiares y sociales que permitan la re-
significación y consolidación del proyecto de vida. El INSTITUTO DE FAMILIA DE LA FUNDACIÓN
HOGARES CLARET acompaña a las familias inscritas a los diferentes programas de la Fundación
Hogares Claret, y en el caso de aquellas familias que no pueden vincularse al instituto de forma
presencial, se ofrece la plataforma virtual como posibilidad de vinculación; todo esto tiene como fin
acompañar los procesos familiares de forma que sean coherentes, humanizados y teóricamente
sustentado; en búsqueda de la construcción familiar que emerge de las capacidades y posibilidades de
cada sistema.
1.1.1.1.2. Equinofamilia
Si se reconoce que la familia es el sistema de identidad en el cual el sujeto construye su discurso, ética y
praxis en el mundo simbólico y tangible, es necesario reconocer igualmente que la familia no siempre
está presente ya sea en la vida del individuo o bien en el proceso terapéutico que este emprende y en
ambos casos se hace necesario generar una relación que permita al individuo asumir una serie de
reflexiones frente a los roles y actitudes que ha construido para sí a partir de esta base.
La comunidad terapéutica de Hogares Claret ha albergado en los últimos años la idea de fortalecer el
trabajo con las familias (presentes y ausentes) a partir del fortalecimiento de la relación entre el hombre
con el caballo allí donde no se hace posible acudir a otros sujetos para la interlocución y también donde
dicha interlocución no se da desde la reflexividad y la conciencia sino desde los vicios morales del sujeto
que se haya institucionalizado; y es así como surge la Equino Familia como una propuesta en la cual el
individuo trabaja la relación con sus progenitores independientemente de la historia de cada uno y
fortalece su capacidad de comunicar:
La comunicación es uno de los factores más problemáticos que tiene los y las usuarias
consumidores de sustancia psicoactivas, así como sus familias; en la rehabilitación de las
personas que presentan dificultades con el consumo de drogas se debe trabajar en el respeto a
la autoridad, a través del equino esto se refuerza cuando se reconoce la fuerza del equino y el
liderazgo del jinete, esto se conoce en el límite que representan las riendas y el pisador
(elementos con los cuales se conduce el equino); el compartir las problemáticas de forma segura
se da cuando se expresa con el caballo el sentir (susurro equino) esto se sustenta en la
logoterapia desarrollada por Víktor Frank, cuando manifiesta que la expresión del sentir en si
misma tiene un poder sanador; aun así luego de trabajar con el equino el/la usuaria tendrá
mayor facilidad de expresarse a un grupo y más cuando cuenta con la “fuerza transmitida” por su
compañero (el caballo), que en la psiquis es representada por el vínculo paterno filial, por lo que
en el momento de la terapia se fortalecen los vínculos. Lo anterior son situaciones de trabajo de
mayor evidencia, pero a nivel de la psiquis, aspectos inconscientes y la planeación
neurolingüística, se dan cambios significativos que tienen que ver con el vínculo que se genera
en el binomio. (Hidalgo & Ramírez, 2015, p 10).
Se considera que el individuo puede existir como individuo, en la medida que tome los padres y cuando
asuma la vida misma como una posibilidad de construcción, entonces en ese momento habita en su
propio ser, y podrá construir su propia historia.
Este modelo de intervención permite el crecimiento personal y familiar de los usuarios a través
del trabajo en Equino Familia en un ámbito terapéutico, trabajando las dinámicas internas de
cada usuario y el sistema familiar, por medio del acompañamiento familiar en la intervención
asistida con equinos. Así mismo posibilita procesos de reflexión en los (as) usuarios y el
sistema familiar, haciendo uso de la relación con los equinos, evaluando roles, funciones y
generando vínculos de relación entre la persona y el equino, lo cual se espera sea proyectado en
la interacción socio-familiar. (Hidalgo & Ramírez, 2015, p 3).
Este modelo de intervención se realiza en todos los programas de la Fundación Hogares, para todos los
usuarios, al igual que los demás pilares de la FUNDACIÓN HOGARES CLARET bajo las líneas de
atención Dinámica interna, cabalgando en familia, El ser interior, y Enfoque psicodinámico.
Los objetivos de la terapia reflejan evidentemente la teoría, experiencia y prejuicios del terapeuta.
(…Entonces se podrá entender que…) Al momento de definirlos, debemos, ante todo, tener en
cuenta los objetivos de los clientes. (p 231) (…Pero…) ¿Cómo es posible adquirir una conciencia
tal de sí mismo en la práctica clínica? Nosotros, en todos estos años, hemos encontrado una
respuesta en la dialéctica que hemos construido con un amplio uso del equipo de observación.
Se construye de este modo un sistema de tres elementos: cliente, terapeuta y observador(es). El
rol del equipo en este caso es el de proporcionar al terapeuta un “punto de apoyo” externo para
hacerlo más consciente de sus propias premisas y sus propias emociones al interior de la
situación terapéutica. El equipo, de hecho, tiene la tarea de generar hipótesis: sobre el cliente,
pero además sobre el terapeuta y las emociones, y también sobre la relación entre terapeuta y
cliente. Este tipo de hipótesis asume un valor similar al análisis de la contratransferencia en una
supervisión psicoanalítica, con la diferencia que se desarrolla en vivo, en el aquí y ahora de la
sesión, de manera que la retroalimentación es inmediata y vivaz. (Boscolo & Bertrando, 2005, p
230
La terapia sistémica de Milán, conocida en los países anglosajones como Milan Approach
(Hoffman, 1981) es un modelo terapéutico fundado sobre las teorías de Gregory Bateson (1972).
Originalmente aplicado solamente a la terapia familiar, el modelo de Milán es hoy utilizado
además en el trabajo individual, de pareja, con grupos y con organizaciones [(Campbell, Draper
& Crutchley, 1991) citado en (Boscolo & Bertrando, 2005, p 224)].
La EBC proporciona el conocimiento, la tecnología, y los servicios para permitir que el proceso
terapéutico, en FUNDACIÓN HOGARES CLARET, sea capaz de crear ciudadanos ejemplares: personas
con capacidad de organización, sabiduría, y autosuficiencia para conseguir sus metas estructuradas en
su proyecto de vida, promoviendo simultáneamente el bienestar de la sociedad. El aporte fundamental
que este pilar aporta a la comunidad terapéutica de la Fundación Hogares Claret radica en su capacidad
de desarrollar el potencial total creativo de los integrantes de la FUNDACIÓN HOGARES CLARET, a
través de la Educación Basada en la Conciencia, para dar plenitud a la misión personal e institucional.
La técnica básica debe ser aprendida de un profesor calificado y autorizado por la Fundación Maharishi
de América Latina, para la enseñanza del Programa de Meditación Trascendental. La técnica no puede
ser aprendida de un libro, video o cinta de audio sino que se trata de un proceso experiencial. Además
para aprender tanto la técnica básica, como la avanzada los usuarios deben cumplir requisitos claros y
después de llevar un mínimo de dos meses practicando regularmente la técnica básica de Meditación
Trascendental, el usuario puede aprender la técnica avanzada Sidhis MT.
La técnica de Meditación Trascendental es la forma más pura, más simple y más eficaz de meditación
que el mundo ha conocido. Es la técnica de trascendencia automática - para llevar nuestra mente al
estado más poderoso y más simple de la conciencia - libre de cualquier control mental o proceso de
pensamiento. Estudios demuestran su efectividad en el manejo del estrés crónico que también alberga
estudios según los cuales hoy se reconoce a nivel científico que es perjudicial para la salud, la felicidad,
la creatividad y la productividad. Más de 350 estudios de investigación publicados sobre la técnica de MT
han documentado su eficacia para el tratamiento del estrés y de las condiciones relacionadas con el
estrés, la función cerebral, y mucho más.
1.1.3.Espiritualidad
Todo esto se lleva a cabo con la participación de Equipos mixtos de voluntarios e integrantes de la
Institución, debidamente monitoreados que brindan asesoría en el campo de la Trascendencia-
Espiritualidad-Valores y que tienen como meta empoderar a los individuos con base en el descubrimiento
que ellos harán de su propia capacidad de resiliencia.
Algunos de los conceptos que se abordan dentro de este pilar y que constituyen la carta de
navegación de esta forma de acercarse al sujeto son Trascendencia, Espiritualidad, Religión /
religiosidad, Ecumenismo, y Evangelización. Es importante resaltar que La Palabra de Dios
(preceptos adscritos dentro de la religión católica) constituye el elemento referencial del
acompañamiento para lo cual en todas las etapas la formación bíblica adaptada a los distintos
destinatarios ocupa una atención primordial. (Fundación Hogares Claret, 2016D SP).
Por ahora se ha definido lo que es la comunidad terapéutica según los estándares brindados por las
distintas organizaciones que se reconocen como autoridad ética debido a la amplia experiencia en la
implementación de la misma, que poseen sus miembros y directivos. Posteriormente se hizo un pequeño
resumen del uso que de este modelo se hace dentro de la FUNDACIÓN HOGARES CLARET al
entenderlo como base del proceso terapéutico que se ofrece a los beneficiarios y usuarios de sus
servicios. Y finalmente se procedió a establecer de forma clara, la información relevante de cada uno de
los pilares que puede conducir a explicar eficazmente cómo opera el proceso terapéutico a partir de la
articulación de cada uno de los mismos con el modelo comunidad terapéutica.
La existencia de un modelo terapéutico propio que logra un tratamiento holístico gracias a que la
Comunidad terapéutica se complementa con EBC, Espiritualidad, Escultismo y Atención a Familias, por
más ecléctico que pueda resultar no es suficiente para dar cuenta de lo que implica el trabajo de la
Fundación Hogares Claret. Es decir que evidentemente se requieren acciones que conviertan las
palabras en hechos y las ideas en realidades, pero sobre todo para que el proceso terapéutico resulte
exitoso tanto para los usuarios y beneficiarios, como para los benefactores, contratantes y la
FUNDACIÓN HOGARES CLARET misma, y esto consiste en el acompañamiento integral.
Entonces es válido empezar por preguntarse ¿qué significa “proceso exitoso”? y una primera pista que
aporta a la respuesta es acudir a la referencia inicial del Padre Gabriel Mejía cuando orienta su fundación
hacia el objetivo de reincorporar a las personas que llegan a la FUNDACIÓN HOGARES CLARET a una
vida social de manera sana mediante una “atención integral”.
La primera claridad respecto a tal “integralidad” es que no se trata sólo del reconocimiento de la
coexistencia de enfoques distintos en las diferentes sedes de los programas, al interior de la comunidad
terapéutica, como se ha visto en lo recorrido del presente texto; y es necesario especificar cómo se
establece un hilo conector entre todas las herramientas del proceso terapéutico de la Fundación Hogares
Claret, y en qué consiste la conexión que debe darse para que se pueda hablar de éxito en el
cumplimiento.
En este orden de ideas, la integración hace referencia a que éstos se cohesionen e interpelen y además
se integren en la intervención que acompaña el proceso de cada usuario. Así la integralidad se refiere a
la observancia de éstas personas en el sentido ampliado de su existencia, o sea, tanto adentro como por
fuera de las instalaciones de la FUNDACIÓN HOGARES CLARET trascendiendo el tratamiento in situ al
reconocer a estos individuos como seres humanos, que poseen sus propias cargas simbólica culturales,
y se hayan en medio de su historia familiar y las expectativas que tienen a futuro tanto a nivel personal
como social, generando relaciones que deben ser atendidas a la par con el paciente.
Así que el tratamiento involucra no sólo un durante, sino también un antes y un después. Lo cual se
entiende como un proceso en cuanto a las fases fundamentales: identificación, diagnóstico y acogida;
intervención y proyección y preparación para el egreso y egreso; donde además el elemento aglutinante
resulta ser la adherencia terapéutica al tratamiento por parte del paciente
En el momento actual el tema del cumplimiento de los tratamientos médicos tiene gran
trascendencia y ello es debido a que una serie de conductas de riesgo y problemas de salud
requieren, necesariamente, que la persona ponga en práctica las recomendaciones terapéuticas
y/o de salud que se le han indicado, lo cual no siempre se realiza correctamente. Uno de los
problemas que enfrenta, el abordaje de este tema es la definición conceptual del fenómeno de
cumplimiento o incumplimiento de las prescripciones. En la literatura médica y psicológica se
reconoce un conjunto de términos para referirse al mismo aspecto. [Uno de ellos es] La
adherencia terapéutica. (Libertad; 2004:10)
Quien se motiva y potencia, mediante las técnicas que proporcionan los pilares en tanto son
herramientas metodológicas que interpelan al individuo en tanto lo comprenden como un ser
multidimensional: emocional, espiritual, social y psíquico; Frankl tiene al respecto un aporte interesante:
El hombre es un ser que participa de tres dimensiones distintas: primero, la corporal, somática u
orgánica; segundo, la psíquica o mental en sentido estricto; y tercero, la intelectual, que es la
dimensión específicamente humana, la propia de las personas. El hombre es hombre gracias a la
autotrascendencia que supone buscar un sentido; la autotrascendencia tiene como finalidad esta
búsqueda. Un animal no se pregunta cuál es el sentido de su existencia. Y gracias a la
capacidad de auto distanciamiento —el segundo fenómeno específicamente humano— el
hombre puede reírse de sí mismo, distanciarse de sí mismo, hasta el punto de auto parodiarse y,
sobre todo, de parodiar a su propia neurosis. La capacidad humana de reír —un animal no puede
reír—, la capacidad de reírse además de uno mismo, esta capacidad humana de reírse en la
propia cara, en la cara de la neurosis, interviene en la intención paradójica de la misma manera
que la auto trascendencia, es decir, la búsqueda de un sentido y el efecto saludable y curativo
del sentido encontrado. (Frankl, 2001: 36).
De modo que el hombre es un ser integral que enferma no sólo a causa de desequilibrios en su ser
biológico sino también por desequilibrios de una o varias de esas dimensiones. Es importante recordar
que el concepto de ser humano ha derivado precisamente a través de la historia de una concepción del
hombre primero como una proyección en carne y hueso, de Dios, un modelo a escala cuya suerte,
destino y constitución estaba mediada precisamente por la relación con El; para luego hacia el siglo XVIII
comenzar a reconocerse en éste su dimensión biológica que fue refinándose a partir de los estudios
botánicos, anatómicos y fisicoquímicos de las ciencias naturales, que determinaron hacia principio del
siglo XX que se trataba entonces de un ser principalmente biológico cuya existencia estaba determinada
en cuatro actos básicos: nacer, crecer, reproducir, y morir; igual que el resto de los seres vivos.
El concepto había entonces evolucionado hacia una simbiosis del hombre espiritual y bilógico: alma y
cuerpo. Pero con el tiempo, sobre todo gracias a los avances científicos y tecnológicos de la modernidad,
se hizo evidente que el ser humano era mucho más que eso: su pensamiento, su inteligencia, su
historia, sus subjetividades, y sus relaciones económicas, sociales, políticas, psíquicas, tecnológicas,
religiosas determinaban en gran parte su existencia e incluso su forma de ser. Gracias a esto, hoy se
entiende que el ser humano es multidimensional en el cual se integran todos estos aspectos; y
precisamente, debido a la bastedad de este universo que constituye el ser humano como tal, la
comprensión de éste implica que se clasifiquen éstas en tres conjuntos: la dimensión biológica, que
abarca todo lo que constituye físicamente al hombre, la psicológica, que estudia la parte de los procesos
mentales, conscientes e inconscientes, y la social, que abarca las dimensiones culturales e históricas del
ser.
De tal modo que en el modelo de la Fundación Hogares Claret cuando se habla de un ser humano
integral, al que se le hace un abordaje holístico; se está diciendo que se está comprendiendo a la
persona en ésta triple acepción, la cual está sana cuando hay un equilibrio en cada uno de esos
conjuntos y que como tal, la atención que recibirá cuando al haber enfermado acude a los servicios de la
FUNDACIÓN HOGARES CLARET debe integrar acciones que interpelen cada una de estas
dimensiones.
Además, un aspecto que dinamiza todo este encuentro profundo del ser que llega a la FUNDACIÓN
HOGARES CLARET, radica en que éste se halla convocado a involucrarse activamente en su proceso
terapéutico dándole la oportunidad a su proyecto de vida para que emerja, de forma que él logre
conectarse así con el verdadero sentido de su existencia; ya que como se ha visto hasta ahora: éste
tiende a debilitarse cuando el ser enferma, y del mismo modo cuando no encuentra sentido, tiene menos
posibilidad de sobrevivir a los retos de la vida y su cotidianidad. De nuevo es posible acudir a Frankl y su
logoterapia:
Una persona que se proyecta hacia un sentido, que ha adoptado un compromiso por él, que lo
percibe desde una posición de responsabilidad, tendrá una posibilidad de supervivencia
incomparablemente mayor en situaciones límite que la del resto de la gente normal (Frankl,
2001: 36). (…Y…) Se llega a una toma de conciencia de la responsabilidad que, por supuesto,
es inherente a la existencia humana. (…) En un instante, el paciente lo ve todo claro: «Sí, aquí
debe ocurrir algo, esta es una situación que debo aceptar, tengo que cambiar mi situación, tengo
que cambiar el mundo». En ciertas circunstancias, esta clase de personas se activan o reactivan
políticamente. Dicho con otras palabras, reconocen que un sentido muy concreto les está
esperando, como personas muy concretas, en una situación muy concreta. (Frankl, 2001:SP).
Entonces dicha integración no es casual sino que responde a un interés superior por parte de la
fundación, que orienta su forma de comunidad terapéutica hacia la inclusión social de las personas,
mediante la habilitación del proyecto de vida de las mismas y para ello se piensa al ser humano como un
ser integral con muchas posibilidades de ser y también con la capacidad de cambiar y transformar su
realidad, como una herramienta imprescindible para que logre encontrar el sentido de su vida. Como se
puede leer en las palabras del Padre Gabriel Mejía, en su texto el ABC de la Comunidad terapéutica,
cuando explica cómo comprende la FUNDACIÓN HOGARES CLARET a sus usuarios, en tanto
humanos:
La palabra articulación, por su bastedad, puede resultar ambigua, por lo cual se define de entrada en
este apartado que en el contexto de la FUNDACIÓN HOGARES CLARET se le entiende no solo en sus
acepción enciclopédica en tanto unión o enlace de dos piezas o partes de un instrumento o
máquina. Sino también, y desde el punto de vista pedagógico como:
Proceso de unión, enlace, continuidad entre los distintos niveles del sistema educativo. Alude a
la manera en que deberían relacionarse las etapas de un sistema escolar. Se refiere al enlace
funcional de un sistema o conjunto, conforme a criterios evolutivos pertinentes al desarrollo
psicosocial, transitan y egresan de los distintos ámbitos escolares y por otra parte, integran la
acción educativa institucional diferenciada por modalidad, niveles y ciclos existentes (Ander Egg,
1997)
Supone unidades y actores o partes a los cuales articular (…) Significa redescubrir la primacía
del “todo”, advertir que las relaciones son más fundamentales que las cosas y la totalidad que las
partes. Significa procesos permanentes y resultados. Más que una teoría es una práctica. Implica
aprendizajes. Desde una perspectiva sistémica, se propone leer al sistema (…) y sus
subsistemas como un sistema interactivo de personas que se comunican con otras. Desde un
enfoque sistémico es menester asumir la Fundación Hogares Claret como un todo integrado y no
como una sumatoria de partes, algunas pretendidamente más importantes que otras, que tratan
de funcionar de modo autosuficiente, en el contexto de la Comunidad Terapéutica.
Por lo cual, cuando en la FUNDACIÓN HOGARES CLARET se habla de pilares, es importante tener
claro que se les está pensando como partes de un todo que está integrado a la propia forma de hacer y
ser “comunidad terapéutica”. Este “todo” no es otra cosa que el modelo terapéutico propio, en el cual se
fundamenta tanto el proceso terapéutico que se ofrece a cada usuario, como el acompañamiento que se
genera a todos los beneficiarios.
En síntesis, para la fundación es claro que la búsqueda de sentido requiere de la red que supone la
Comunidad Terapéutica pero complementada con “los pilares” y otras elementos que terminan marcando
la diferencia a la hora de lograr el cumplimiento de objetivos tan trascendentales para la FUNDACIÓN
HOGARES CLARET, los usuarios, beneficiarios, y la sociedad misma, como lo es la Inclusión Social.
Por lo anterior se puede concluir que, la articulación de los pilares y el modelo terapéutico constituyen un
proceso integral que está transversalizado por la necesidad y el interés de lograr que los beneficiarios y
usuarios de los servicios de la FUNDACIÓN HOGARES CLARET formulen, habiliten o reestructuren un
proyecto de vida que responda al sentido de su existencia a la vez que lo potencia para que éste siga en
marcha; orientado a la inclusión social efectiva desde el momento mismo en que llega a la fundación y
no solamente cuando egresa o se retira.
De hecho, se puede incluso recordar en este punto la relación de esta articulación de pilares con la
adherencia al tratamiento, en tanto:
Esto se puede visualizar en la siguiente imagen, que intenta graficar las dimensiones del ser humano en
las cuales la FUNDACIÓN HOGARES CLARET ha enfatizado su intervención y alrededor de las cuales
la logrado perfeccionar el modelo terapéutico propio.
Se propone el análisis del hombre a continuación, como una triada, un engranaje biopsicosocial, con
todo el potencial de ser, que en algunos momentos enferma cuando alguna de estas dimensiones se
debilita. Se elabora esta gráfica con el objetivo de comprender cuáles son los puntos en los cuales se
genera el apoyo de la comunidad terapéutica al ser que ha enfermado, mediante la implementación de
los pilares terapéuticos de la FUNDACIÓN HOGARES CLARET cuando se busca fundamentar un
proyecto de vida en personas que o han perdido el sentido de su existencia o bien, aún no lo han
encontrado.
En este orden de ideas, la comunidad terapéutica sería entonces el recipiente que sostiene todo este
engranaje, es decir: es el Sistema mismo, y el resultado o el proceso al que dicho sistema le da vida se
denomina como proceso terapéutico. Es necesario además puntualizar respecto al gráfico, con relación
a la explicación que aquí se quiere hacer del modelo terapéutico, que se trata de una construcción propia
basada en múltiples fuentes de conocimiento pero sobretodo, refinada gracias al aporte multidisciplinar
de gran cantidad de expertos que han aportado su granito de arena y madurada en tres décadas de
aprendizajes generados a partir de la experiencia, en la búsqueda de una atención holística que pueda
interpelar al individuo pero comprendiéndolo en cuanto ser integral:
Finalmente, respecto a tal integralidad y la importancia de la comprensión del ser humano de esta
manera, es necesario señalar que a partir de la aplicación de algunos preceptos de la logoterapia en tres
décadas de experiencia, han permitido a la FUNDACIÓN HOGARES CLARET establecer que al parecer
existe una relación directa entre la posibilidad de que el hombre se desarrolle en estos campos y por su
capacidad de elaborar/mantener un proyecto de vida realista y acorde a sus propias posibilidades, de tal
forma que pueda llegar a ser libre y autónomo, en cuanto a su experiencia ética de la vida y estética del
mundo.
1.1.5.La inclusión social
Hablar de inclusión social invita directamente a hablar de exclusión social, pues en muchos contextos
estas palabras son las dos caras de una misma moneda, y de hecho, suelen estar estrechamente
vinculadas a las palabras pobreza y marginalidad. Pero hay que tener en cuenta que no todas las
situaciones de exclusión se relacionan con situaciones de pobreza, aunque sí pueden comportar
precariedad social. Así mismo, no siempre la pobreza significa exclusión social, segregación,
marginalidad y tampoco la riqueza implica inclusión social efectiva.
Por lo tanto, se puede sintetizar esta introducción indicando que en los procesos de inclusión y exclusión
social, existen elementos externos que condicionan su existencia; pero que esta no es toda la
información necesaria para la comprensión de este fenómeno tan complejo sino que además se percibe
fácilmente que hay una serie de elementos que provienen del interior de las personas y que generan las
mismas situaciones, en distintos o iguales niveles. Evidentemente es un asunto que trasciende lo social y
se ubica con facilidad en la hermenéutica y en el lenguaje mismo, por lo cual es necesario acudir a la
fenomenología al tratarse de una disfunción de segundo orden, e incluso apelar a la epistemología de la
complejidad; para lo cual Edgar Morín da pistas fundamentales:
¿Qué es el principio de exclusión? Los lingüistas han señalado que cualquiera puede decir "yo",
pero que nadie puede decirlo por mí. Es decir que "yo" es la cosa más corriente, pero al mismo
tiempo es una cosa absolutamente única. (…) Ese principio de exclusión es inseparable de un
principio de inclusión que hace que podamos integrar en nuestra subjetividad a otros diferentes
de nosotros, a otros sujetos podemos integrar nuestra subjetividad personal en una subjetividad
más colectiva: "nosotros”. Nuestra progenie, por ejemplo, nuestros padres, forman parte de ese
círculo de inclusión. Forman parte de nosotros y nosotros formamos parte, de ellos,
subjetivamente. A menudo se producen conflictos entre el principio de exclusión y el principio de
inclusión. (…) Hay pues una ambivalencia entre el principio de inclusión y el de exclusión; una
ambivalencia que nosotros mismos experimentamos, según las condiciones, con respecto (…) a
la gente con la que estamos ligados subjetivamente. (Morín, 1994:6)
Es importante recordar en este punto dónde se señala la fuerza que habita la Comunidad terapéutica,
con el fin de ahondar en el tema, puesto que la relación que conservan es tan fina que puede perderse
fácilmente entre renglones, para lo cual se propone una rápida mirada a la importancia que tiene el
sentido de comunidad para el ser humano pero aún más para la humanidad, sin importar cómo o de qué
manera se vista tal forma social:
En todo tiempo han existido espacios de relaciones humanas donde pueden construirse
comunidades pequeñas, limitadas a un reducido número de individuos. El más común es la
familia. La familia puede estar basada formalmente en un contrato matrimonial, pero, con
contrato o sin él, puede dar lugar también a una comunidad basada en el amor recíproco, donde
cada individuo enriquece su identidad personal al hacer suyo el interés del todo familiar. Igual
que en cualquier otra comunidad, la fragilidad es su sino, y está de continuo amenazada, ya sea
por actitudes autoritarias que convierten en opresivas las relaciones interpersonales o, por el
contrario, por la oposición de intereses entre los miembros de la familia. Otro tipo de
comunidades reducidas ya no están basadas sólo en el afecto mutuo sino también en el
consenso sobre los valores superiores que dan un sentido a la vida. En todas las culturas y
épocas han existido comunidades religiosas, más o menos cerradas, unidas por una fe común y
una misma decisión de vida. En ellas, cada quien asume como propio un bien colectivo
conducente a su propia salvación. (Villoro, 2003: 6)
Es decir que el ser humano tiene una necesidad de ser comunidad, y esta necesidad la resuelve la
existencia de una familia en muchas veces, pero, en otras ocasiones el ser debe enfrentar el hecho de
que o no posee una familia o bien, hace parte de una familia que lo excluye, e incluso, se siente
confundido al no poder incluirse en lo que reconoce como familia.
Es justo en este entramado de posibilidades en el cual la comunidad extensa, que sobrepasa los límites
de lo privado y lo doméstico le otorgan al individuo ese sentido de pertenencia, o identidad que le permite
ser, incluirse y superar la exclusión. Y de hecho gracias a la comprensión que el ser humano ha
desarrollado de esta dinámica, como -dice la antropología- pudo el hombre lograr su paso de Hommo
sapiens a Hommo sapiens sapien; es gracias a la comunidad como el hombre desarrolla cultura y es
gracias a la cultura como el hombre sobrevive y se desarrolla.
¿Cómo sería ese tipo de sociedad nueva? Recordemos las cuatro ideas regulativas que
vertebraban la concepción consensuada de una sociedad liberal. La nueva forma de comunidad
no abandonaría lo que tienen de valioso; reinventaría esas ideas para levantarlas a un nivel
éticamente superior. En el "liberalismo desencantado" conducían, de hecho, a la exclusión;
(mientras que) en la comunidad renovada tendrían por fin la cooperación de todos en la equidad.
(Villoro, 2003: 8)
Distintos autores (Bauman, 2003; Touraine, 1997; Blackshaw; 2010) coinciden en que la
modernidad es fría como el metal, competitiva como una carrera de obstáculos, desoladora como
un parque sin niños. El individuo es su unidad de medida, y todo se ha construido a su imagen y
semejanza. En la modernidad, el sentimiento es que la comunidad se ha perdido, por ello el
mercado y el Estado trabajan arduamente para restaurar a su manera ese tipo de construcción
afectiva y para que le sirva a sus propios fines. Pero ¿quién no quiere resucitar a la comunidad si
nos aproxima a la idea de un mundo magnífico? Por ello, en la actual posmodernidad, el término
comunidad no está dado de baja, y continuamos hablando de comunidades pero con nuevos
apellidos y cualidades diferentes. Según Blackshaw (2010), las comunidades en la
posmodernidad se siguen experimentando con verdadero espíritu humano y son significativas
para las personas. Sin embargo, las relaciones que se establecen entre hombres y mujeres no
son para conocerse y comprometerse unos con otros. Por el contrario, la unidad que se percibe
en tales relaciones es sólo superficial, pues si se escarba un poco más a fondo en estas
comunidades, encontraremos que la gente siente que tiene poco en común con el otro, ¿por
qué? Bauman (2001) señala que si algo caracteriza a la posmodernidad es su liquidez e
incertidumbre. Las relaciones dejan de ser permanentes y estables para convertirse en
momentáneas, habitadas en el presente, sin pasado ni futuro cercano; pequeños viajes sin
retorno. (Flórez. 2011:22)
En consecuencia es posible decir que la exclusión tiene al menos dos caras: la exclusión estructural en
la cual la sociedad deja atrás al hombre que no se asemeja a su constructo de hombre ideal; o en
palabras de Boaventura de Souza Santos, “Si la desigualdad es un fenómeno socioeconómico, la
exclusión es sobre todo un fenómeno cultural y social; un fenómeno de civilización. Se trata de un
proceso histórico a través del cual una cultura, por vía de un discurso de verdad, crea la interdicción y la
rechaza… El sistema de la desigualdad se asienta paradójicamente en el carácter esencial de la
igualdad; el sistema de la exclusión se asienta en el carácter esencial de la diferencia… el grado extremo
de la exclusión es el exterminio; el grado extremo de la desigualdad es la esclavitud”. Y por otra parte la
exclusión que proviene del desencanto de algunas personas para interactuar con su mundo exterior, con
su comunidad. En este último caso es cuando es posible advertir que existen personas que parecen
tener el terreno bien labrado para ser parte activa de la sociedad, o aún más, que ya están
aparentemente integrados a ella, pero aun así están débiles en alguna dimensión de su ser, lo cual les
lleva a caer en conductas que les impiden disfrutar de su libertad, y les diezman en cuanto al
seguimiento de su proyecto de vida.
La exclusión es un concepto multidimensional que hace referencia a un proceso de pérdida de
integración o participación del individuo en la sociedad, en uno o varios de estos ámbitos: 1.
Económico (en la producción o el consumo) 2. Político-legal (participación política, sistema
administrativo, protección social…) 3. Social- relacional (ausencia de redes o problemática dentro
de las redes sociales o familiares). La situación de inclusión o exclusión social de un individuo se
define, por tanto, en términos relativos a la situación del individuo con respecto a la población
considerada mayoritaria, valorando la situación de la persona con respecto a la posibilidad de
ejercer los derechos sociales de la mayoría. Con estos enfoques se evidencia que la exclusión la
provocan elementos estructurales, que afectan de modo diverso a cada individuo o cada grupo
de individuos, y también, que esos elementos estructurales son propios de una sociedad que en
sí, contiene el germen de la exclusión. (EAPN. 2010:13)
Una vez expuesta la realidad del fenómeno como tal, es necesario proceder contextualizar la manera en
que se articulan los pilares terapéuticos de la fundación, al proceso terapéutico que además
evidentemente está orientado a superar la exclusión social, en cuanto le da una importancia protagónica
a la necesidad del ser humano por ser parte de una comunidad.
Inclusión Social Es un proceso resultado de las acciones que se realizan entre los diversos
actores sociales de un territorio, para generar condiciones y posibilidades que propicien procesos
de integración de las personas a las redes sociales de la zona donde viven y trabajan. Requiere
integrar los diversos actores sociales: los que producen la exclusión, los que se han organizado
para atenderla y los que la sufren. (Ministerio Protección Social; 2007; p21) y Trabajar en
inclusión social significa mejorar la calidad y cantidad de los vínculos con que cuentas las
personas en situaciones de exclusión social (Ibíd. SP)
Lo cual se puede encontrar dentro de las premisas institucionales y constituye de hecho una de sus
mega metas; pero que además se halla en el marco de las palabras de su fundador, el sacerdote
claretiano Gabriel A. Mejía Montoya al argumentar que “la crisis social actual se caracteriza por
relaciones de dependencia, vacío existencial, y consumismo, por lo cual es necesario reconstruir las
relaciones del individuo consigo mismo, con su entorno social y con la naturaleza de la cual es parte
esencial” lo cual evidentemente se hace mediante los pilares del proceso terapéutico precisamente
porque el modelo CT por sí sólo no genera el objetivo fundamental de la FUNDACIÓN HOGARES
CLARET sino que es una de las estrategias implementadas para ello. Algo que no se aleja mucho de lo
que plantea el Ministerio De Protección Social de Colombia, al hablar de la problemática del consumo
con respecto al binomio inclusión/exclusión social:
La inclusión social del consumidor de drogas implica desarrollar acciones de carácter estructural
que incidan en cambios estratégicos a nivel social, político, económico y cultural. A la vez, es
necesario desarrollar acciones en la cotidianidad para restablecer los vínculos del individuo con
el entorno y viceversa. (Ministerio Protección Social; 2007; p21) -pero- En el caso de las
personas consumidoras de drogas, el trabajo no puede hacerse de manera aislada, es necesario
promover alianzas comunitarias y fortalecer las redes sociales sin dejar de lado los modelos
tradicionales de intervención, pero generando intervenciones integrales. (Ibíd. p8)
E igualmente se hace evidente desde el principio del documento, cuando enfatiza en la importancia de
comenzar a manera de manera comunitaria el problema de la exclusión social en estas poblaciones:
Colombia al igual que muchos otros países del mundo, enfrenta una dinámica cambiante en los
patrones internos de consumo de sustancias psicoactivas (SPA), (…) Teniendo en cuenta el
impacto que muchos de estos nuevos patrones tienen sobre la salud pública y la dinámica social,
se requiere diseñar diversas opciones que permitan responder integralmente al problema del
consumo y a sus diversas expresiones. De manera particular y de acuerdo con los principios
rectores para la reducción del consumo emitidos por la Asamblea General de las Naciones
Unidas (junio de 1998), en lo que respecta al tratamiento, la rehabilitación y la integración social
de las personas abusadoras y dependientes, es necesario intervenir tempranamente, tratar,
asesorar, prevenir recaídas, hacer seguimiento después del tratamiento y facilitar la integración
social. Es claro entonces, que los logros obtenidos durante el tratamiento y la rehabilitación se
incorporan y cobran vigencia de manera concreta en la vida del ex consumidor, mediante la
incorporación social, proceso que supone el trabajo coordinado de múltiples instancias e
instituciones, la sensibilización de las comunidades, de las familias y de la sociedad en general,
con el fin de contrarrestar las barreras que suelen encontrar los consumidores ya rehabilitados
para incorporarse activa y productivamente a su vida social. (Ministerio Protección Social; 2007;
p5)
Por lo tanto, Incluir el nivel comunitario como actor y no como receptor de servicios es uno de los
grandes retos de esta propuesta. El nivel comunitario es la base y cimiento del modelo. Lo
constituyen los barrios y los lugares en los cuales transcurre la vida de las personas y en los que
es posible encontrar respuestas, recursos y posibilidades para la inclusión. Hace referencia
fundamentalmente al conjunto de redes sociales que definen y animan un territorio delimitado por
confines geográficos, es decir la Red de Recursos Comunitarios. (Ministerio Protección Social;
2007; p42)
Cada una de las relaciones fundamentales que el Ministerio ha planteado como de vital importancia para
lograr la inclusión social efectiva se trabajan en la FUNDACIÓN HOGARES CLARET entonces desde el
modelo comunidad terapéutica y se fortalece a partir de la implementación de técnicas aportadas por los
cuatro pilares; y su importancia es tal que constituye el elemento aglutinador de todo este sistema que se
reconoce como el modelo terapéutico propio en el que se basa todo el proceso terapéutico recomendado
por la fundación a quienes requieren de sus servicios.
Finalmente, es importante generar unas claridades que permitan concluir con este tema y su abordaje
por parte de la FUNDACIÓN HOGARES CLARET, con relación a qué es, cómo se debe generar la
inclusión social, cuáles son los modelos, y en qué escenarios es importante fortalecerla, teniendo en
cuenta la población con que se trabaja en la FUNDACIÓN HOGARES CLARET para lo cual se separan
a continuación ideas del modelo de inclusión social para personas consumidoras de sustancias
psicoactivas, que genera la Presidencia de Colombia a través de su ministerio de la Protección Social
(2007), aclarando en primer lugar que:
La exclusión social debe enfrentarse teniendo en cuenta su complejidad, es decir, los aspectos
sociales, económicos, culturales y políticos que la generan. En el caso de las personas
consumidoras de drogas, el trabajo no puede hacerse de manera aislada, es necesario promover
alianzas comunitarias y fortalecer las redes sociales sin dejar de lado los modelos tradicionales
de intervención. Es así como el Estado Colombiano, y específicamente el Ministerio de
Protección Social, bajo los principios del Estado Social de Derecho y la Dignidad Humana, busca
responder a estas realidades sociales proponiendo un Modelo de Inclusión Social para
consumidores de drogas y para quienes se encuentren en tratamiento. (Ministerio de la
Protección Social, 2007:8). (Basado en el modelo de fortalecimiento del lazo comunitario, puesto
que) En el proceso de inclusión social del consumidor de sustancias psicoactivas, la comunidad
local organizada identifica las acciones adecuadas para hacer viable la inclusión. Se fundamenta
en el conocimiento del entorno y propicia la participación de los diversos actores sociales. (Ibíd.
15)
Y en segundo lugar indica, como condiciones necesarias para que la inclusión social pueda darse
efectivamente para grupos poblacionales como los que interviene la FUNDACIÓN HOGARES CLARET,
aclara el público y el horizonte propuesto para tratarlo:
Adicionalmente, incorpora un marco estratégico, como esencia del modelo. Orienta la acción y está
definido por dos contextos estratégicos: contexto de voluntad política y contexto de intervención
comunitaria en red; y cinco líneas estratégicas: prevención de la exclusión social, desarrollo de un
sistema de articulación en red, desarrollo de servicios preferenciales, implementación de un sistema
informativo de seguimiento y evaluación, y acciones de incidencia y participación en política pública. Las
líneas estratégicas se desarrollan en cuatro niveles: nacional, departamental, municipal y local o
comunitario.
La inclusión social en conclusión resulta fundamental para la Fundación Hogares Claret, no solo desde
su origen filosófico sino también para responder al contexto sociopolítico al que acude. En este sentido
los pilares son el soporte para que durante el proceso terapéutico los individuos sean abordados en sus
múltiples facetas, ya que se busca un modelo integral que permita al ser humano emerger en distintos
ámbitos de la sociedad (integrarse) mediante la habilitación de proyecto de vida pero también genera en
la sociedad un interés por incluir a este individuo de tal modo que dicho proyecto de vida encuentre un
anclaje o un sustento que le de viabilidad y continuidad en la realidad social a esta persona.
En este sentido, es válido reafirmar que la inclusión no se da entonces como parte del proceso final o de
egreso sino que es una intención que está latente desde el momento en que cada individuo ingresa a la
fundación, es una meta tan importante como el proceso terapéutico y está íntimamente ligado al proyecto
de vida de cada sujeto.