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Revista Electrónica Medicina, Salud y

Sociedad Vol. 6, No. 2 (Ene-Abr) 2016

Artículo de revisión

Bienestar psicológico, autoeficacia, estilos de humor y su relación


con la salud

Psychological well-being, self-efficacy, styles humor and relationship health

Guerrero-Alcedo JM1, Requena-Bastidas NY2, Torrealba-Torres ME2

Resumen

El área de la psicología de la salud se formó con el fin de prevenir enfermedades y promocionar la salud. Sin
embargo, por muchos años el interés de esta se ha centrado en el estudio y la intervención de la enfermedad,
por lo que la modificación de estilos de vida o comportamientos asociados a patologías se han direccionado
hacia un enfoque de riesgo dirigido a evitar la enfermedad y no a preservar la salud. La Psicología Positiva
como enfoque de la Psicología, ha desarrollado estrategias que estudian y promueven las potencialidades
psíquicas del individuo como factores protectores y promotores de la salud, por lo que el objetivo del presente
artículo fue realizar una compilación de la bibliografía publicada más relevante a juicio de los autores,
relacionados con el bienestar psicológico, autoeficacia, humor y su asociación con el incremento de la salud en
pacientes que presentan una enfermedad crónica. Los estudios presentados evidencian que el bienestar
psicológico, la autoeficacia y el humor son variables que están estrechamente relacionadas con la salud, por lo
que es importante fomentarlas en los pacientes como factor adaptativo y de protección como una forma de
afrontar los cambios y situaciones estresantes que implican las enfermedades crónicas, debido a que estas
contribuyen a la práctica de conductas saludables en los pacientes.

Palabras clave: Promoción de la salud, autoeficacia, humor, salud, psicología de la salud.

Abstract

The area of health psychology was formed in order to prevent disease and promote health. However, for many
years the interest of this has focused on the study and intervention of the disease, so that changes in lifestyles
or behaviors associated pathologies have been directed towards a risk approach aimed at preventing the
disease and not to preserve health. Positive Psychology and Psychology approach, it has developed strategies
to study and promote the individual psychic potential as protective factors and health promoters, so the aim of
this paper was to make a compilation of the more relevant published literature in the opinion of the authors,
related to psychological well-being, self-efficacy, humor and its association with health increased in patients

1
Lic. Psic., Estudiante de Maestría en Universidad Simón Bolívar. Profesor Asistente del Programa de Psicología. Universidad Centroccidental
Lisandro Alvarado. Barquisimeto, Venezuela. Correspondencia: jesus.guerrero@ucla.edu.ve
2
Lic. Psic., Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. Barquisimeto, Venezuela
Recibido: 18 de septiembre de 2015. Aceptado: 11 de diciembre de 2015.

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with a chronic disease. The studies presented show that the psychological well-being, self-efficacy and humor
are variables that are closely related to health, so important to promote them in patients as an adaptive factor
and protection as a way to cope with change and stressful situations involving chronic diseases, because these
contribute to the practice of healthy behaviors in patients.

Key words: health, health promotion, health psychology, humor, self-efficacy.

Introducción

El objetivo del presente artículo fue realizar una compilación de la bibliografía publicada más relevante a juicio
de los autores, relacionados con el bienestar psicológico, autoeficacia, humor y la asociación de estos con la
salud. Este trabajo está estructurado de la siguiente manera: una primera parte que aborda el área de la
psicología de la salud y el enfoque de la psicología positiva; en una segunda parte, se presentan las
consideraciones teóricas de los constructos bienestar psicológico, autoeficacia y humor, así como las
evidencias empíricas que sustentan su relación con la salud en pacientes con enfermedades crónicas; y
finalmente, en una tercera parte se mencionan los estudios que vinculan el humor con el bienestar psicológico
y la autoeficacia.

Psicología de la Salud

La psicología de la salud es un área de la psicología que se ha desarrollado con el fin de dar respuesta a las
necesidades que manifiestan las personas dentro del contexto médico y hospitalario, esta nace alrededor de
los años 70 del siglo XX, como resultado de una novedosa forma de pensamiento hacia la salud, que considera
la característica psicosocial del proceso de enfermedad y salud, a nivel teórico-práctico para el abordaje y la
atención de los pacientes1.
Oblitas2, plantea que la psicología de la salud se define como una disciplina que usa los elementos,
los métodos y los conocimientos científicos de la psicología, en la evaluación, el diagnóstico, la prevención, la
intervención e incluso la modificación de conductas en los trastornos físicos y mentales, para el abordaje de los
pacientes cuando presentan una alteración de la salud, en cualquier entorno.
En las enfermedades crónicas es de vital importancia la consideración de terapias psicológicas
preventivas desde el diagnóstico, con la finalidad de promover y rescatar los recursos del paciente que
contribuyan al mejoramiento del estilo de afrontamiento de las emociones negativas y el estrés en general como
el provocado por la enfermedad misma. Es por ello que, el médico debe considerar la influencia que tienen las
emociones negativas y las características de personalidad sobre la salud física y mental del paciente, como en
la aparición de otras complicaciones en el curso y tratamiento de la enfermedad1.
De esta manera, la psicología de la salud dirige su trabajo hacia las acciones destinadas a la educación
en salud, promoción de conductas saludables y competencia personales para el afrontamiento de las
dificultades inherentes a la vida; así como las enfermedades transitorias y las enfermedades crónicas que
requieren cambios de conductas específicos para el mejoramiento de los síntomas y funcionamiento más
óptimo posible dentro del cuadro clínico presente3.
Sin embargo, Tajer4 señala que la psicología de la salud dirige su acción hacia el estudio e intervención
de la patología, cuando es necesario el impulso de los afectos positivos, relaciones interpersonales y conductas
saludables, específicamente en lo que se refiere a la enfermedad cardiovascular. Es entonces cuando la
intervención de la psicología positiva es útil para promover la salud y el bienestar fomentando las fortalezas
humanas y los factores protectores5.

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Psicología Positiva

La orientación de la psicología fue siempre hacia la enfermedad, desde la segunda guerra mundial, abordando
casi exclusivamente la problemática clínica del paciente debido a las secuelas de este evento; fundamentado
en el modelo de enfermedad, es decir la intervención enfocada en la disminución de los síntomas y el abordaje
de las enfermedades mentales6.
Casullo7 plantea que la enfermedad y la salud son los extremos de un continuo dentro del cual la
psicología positiva estudia la importancia y la forma de promover los factores positivos que favorecen el
acercamiento hacia el extremo de la salud, siendo el fin último de este enfoque el bienestar psicológico y la
promoción de la salud.
El término de promoción de la salud en las ciencias sociales surge en 1980, el cual contribuye al
desarrollo de la psicología positiva basado en el nuevo paradigma salugénico, que estudia y promueve las
potencialidades psíquicas del individuo como factores protectores y promotores de la salud. Dentro de los
cuales se mencionan los aspectos funcionales del individuo como el bienestar psicológico, la resiliencia, la
creatividad, las inteligencias múltiples, la inteligencia emocional, el apego, el humor, la motivación, entre otros6.
Este movimiento toma real importancia a partir de 1998, cuando Martin Seligman fue electo presidente
de la Asociación Americana de Psicología, quien en su discurso inaugural manifiestó la necesidad de dar una
perspectiva a la psicología más positiva, basándose en el enfoque salugénico, que inicialmente fue de tipo
preventivo para luego transformarse en un movimiento más bien promotor de las potencialidades humanas con
el objetivo de aumentar la salud y el bienestar8-10.
Estas potencialidades internas del ser humano se consideran factores determinantes para la calidad
de vida y bienestar psicológico del individuo, siendo esto un pilar fundamental del abordaje psicológico positivo
que considera el modelo biopsicosocial para la prevención y disminución de síntomas psicopatológicos, el
afrontamiento en situaciones estresantes como las enfermedades, así como el logro del funcionamiento óptimo
del individuo11.
Considerando el concepto de salud actual de la Organización Mundial de la Salud, el cual no sólo va
más allá de la ausencia de enfermedad o síntomas, sino que incluye un estado de bienestar psicológico, físico
y social, se considera que las emociones positivas favorecen el funcionamiento del organismo humano, así
como el afrontamiento de enfermedades crónicas, mejorando el sistema inmune y optimizando el aparato
psíquico para adoptar conductas compensatorias positivas que mejoren la salud e incluso para la recuperación
de la misma. Igualmente, los estados emocionales negativos pueden generar frustración, depresión y ansiedad
que constituyen factores de riesgo que disminuyen la calidad de vida y la acción protectora del sistema inmune
hacia las enfermedades biológicas2.
Oblitas2 plantea que toda conducta saludable y cognición positiva puede constituir un factor protector
ante las enfermedades y a su vez puede tener consecuencias a corto, mediano y largo plazo que favorecen la
salud física y mental así como el bienestar psicológico del paciente.

Factores protectores

Los factores protectores se potencian a través del abordaje científico de la psicología positiva el cual tiene dos
consecuencias importantes; por un lado, el logro de una vida más saludable en el paciente debido a la influencia
positiva del bienestar psicológico sobre la salud física y por otro lado, la maximización del potencial humano a
nivel cognitivo, emocional y conductual, lo que promueve los factores protectores del individuo para lograr la
mayor funcionalidad del aparato psíquico del individuo12.
Hernández y García13, plantean que los factores protectores son todas aquellas características
personales que pueden evitar las consecuencias negativas de los factores del ambiente sobre la salud y el
bienestar. Dentro de las características personales que actúan como protectores. Mariñelarena y Gancedo8
refieren como fortalezas humanas y emociones la satisfacción, la complacencia, la realización personal, el
orgullo, la serenidad, la alegría, el éxtasis, la tranquilidad, el entusiasmo, la euforia, el placer, la fluidez, el
optimismo, el sentido del humor, la esperanza, la fe y la confianza; todas constituyen la potencialidad humana

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que disminuyen la aparición de enfermedades físicas y mentales, además permiten que el individuo se perciba
a sí mismo con mayor autoeficacia ante las situaciones que enfrenta.
Además, Prada11 explica como las emociones positivas aumentan el repertorio cognitivo de la persona
y las estrategias de afrontamiento ante situaciones adversas e inesperadas, dando la oportunidad al individuo
de sentir más esperanza, mas placer, alegría, motivación intrínseca y mayor bienestar siendo este último
consecuencia de una forma de pensar más positiva y de conductas preventivas ante los problemas de salud.

Bienestar Psicológico

La psicología positiva en su estudio de la felicidad y el buen vivir ha acuñado términos como satisfacción vital,
vida con sentido y bienestar, entre otros14. El cuestionamiento que surge es, ¿dónde surge el bienestar? Para
Vielma y Alonso15 el bienestar es visto como la convergencia de dos tradiciones conceptuales, el Hedonismo y
la Eudamónia.
La primera tiene sus raíces en los filósofos griegos, siendo Epicuro su principal representante. El
Hedonismo plantea que el propósito de la vida radica en la experimentación de la mayor cantidad posible de
placer, por medio de la realización de actividades nobles y de disfrute. Por lo tanto, la felicidad consistirá en la
suma de dichas vivencias.
El estudio de esta corriente es continuado por Hobbes, Sade y los filósofos del utilitarismo en los que
se fundamentó la nueva economía del siglo XVIII16. En la actualidad, bajo esta tradición se estudian aspectos
como la satisfacción vital, la felicidad y los afectos positivos17 relacionados con las experiencias de placer y la
valoración cognitiva que la persona realiza sobre la propia vida en el presente15.
En contraposición, el estudio de la tradición eudamónica se inicia con Aristóteles, quien en su Ética a
Nicómaco incita al cumplimiento de una vida de acuerdo con el daimon, que no es más que el modelo de
perfección hacia el cual se debe aspirar para llevar una vida con sentido. Razón por la cual, aquellos esfuerzos
orientados a desarrollo de las potencialidades generarán un estado considerado como óptimo, al cual se le
denominó eudaimonia16. De igual forma, en el ámbito de la psicología moderna bajo esta tradición se estudian
elementos relacionados con el propósito de vida y el potencial humano que otorga a cada persona un sentido
de su propia existencia15, 18.
Cabe destacar que, a pesar de ser concepciones íntimamente relacionadas sobre un mismo
constructo, existe evidencia que empíricamente las diferencia19, ello ha traído consigo que a la tradición
hedónica se le estudie bajo la denominación de bienestar subjetivo, mientras que en el caso de la eudamónica
sea bajo el nombre de bienestar psicológico15. Para Vázquez et al.16 el bienestar psicológico presenta una
relación más consistente con la salud física, ya que involucra la puesta en práctica de conductas de ajuste y de
sobrevivencia necesarias para la regulación afectiva a corto y mediano plazo.
Por otra parte, al hablar de bienestar psicológico son muchos los autores que se ha dedicado a su estudio,
motivo por el cual existen variadas definiciones del mismo. En este sentido Salas20 plantea que el bienestar
psicológico es un constructo en el cual se manifiestan los sentimientos y cogniciones positivas del individuo en
relación con su propia persona, los mismos están definidos por la percepción subjetiva sobre la propia
existencia, misma que ha sido valorada de forma integral, tomando en consideración aspectos del
funcionamiento físico, psíquico y social. Además, tiene la particularidad de contar con variantes temporales (que
vienen dadas por medio de las experiencias emocionales) y estables (valoración cognitiva de las circunstancias
vividas).
De igual forma, Sallotti21 indica que el bienestar psicológico es el producto resultante de la percepción
en relación a los logros obtenidos a lo largo de la vida, además del nivel de satisfacción con lo obtenido en
pasado, presente y futuro. Por su parte, Casullo7 plantea que, el bienestar consiste en una valoración subjetiva
en la que se pone de manifiesto la satisfacción de las personas y su nivel de agrado en relación con aspectos
globales o específicos de la vida, donde predominan los estados de ánimo positivo. Aunado a ello, establece
que la satisfacción está conformada por los estados emocionales, elementos cognitivos (creencias y
pensamientos) y la relación entre ambos.
Para Fierro22 existe una relación entre el bienestar psicológico con el potencial o la posibilidad activa
de bien-estar y bien-ser, siendo esta la determinación por el cuidado de la propia salud mental, a fin de que sea

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de manera comprometida para el individuo la formación de experiencias felices o positivas, teniendo plena
conciencia de ello.
Para Ryff y Keyes23 el bienestar psicológico es un concepto multidimensional que abarca seis aspectos
en particular: la apreciación positiva de sí mismo, la capacidad para controlar en forma efectiva el medio y la
propia vida, la capacidad para manejar con eficiencia los vínculos personales, la creencia que la vida tiene un
propósito y un significado, sentimientos positivos hacia el crecimiento y la madurez, y por último el sentimiento
de autodeterminación.
Aunado a lo anterior, García y López24 señalan la existencia de varios factores determinantes del
bienestar psicológico, entre los que se destacan los factores biológicos relativos a la predisposición genética
para ser felices o infelices, o padecer alguna enfermedad, trastorno o alteración en el organismo. También están
los factores relacionados con el cuidado de sí mismo, es decir, la practica continua de algún deporte, los
cuidados necesarios para conservar la salud y el disfrute de actividades recreativas durante el tiempo libre. Así
mismo, Muñoz25 establece como factores demográficos y psicosociales, aquellas que contemplan el sexo, la
edad, el género, el apoyo social, las condiciones socio-económicas, entre otras.
Mientras que, Oblitas26(p 13) refiere que los factores psicológicos que contribuyen al bienestar son: “…
un estilo de pensamiento reflexivo, lógico y objetivo, ser optimista, tener un buen sentido del humor, actitud
positiva hacia la vida, desarrollar habilidades para resolver problemas, disfrutar y gozar lo que se tiene en la
actualidad, no vivir a prisa, confiar en sus propias capacidades, tener autoeficacia, asertividad, autoestima
positiva y tener proyectos y objetivos personales, desarrollar conductas saludables y afrontar con éxito las
dificultades y estresares de la vida cotidiana, como la ansiedad, el estrés y la depresión”.

Modelos explicativos del Bienestar Psicológico

Tal y como señala Zavarce12 existen una diversidad de elementos relacionales y contextuales que describen un
adecuado funcionamiento psicológico, ello ha dado pie al surgimiento de variados modelos que de alguna
manera intentan no sólo comprenderlos sino indicar la relación de estos sobre el bienestar. En este sentido,
Vázquez y Hervás27 recopilan cuatro modelos psicológicos que posibilitan una mejor compresión del bienestar
bajo la perspectiva eudaimónica, que a continuación se detallan.

Modelo de Jahoda28

En el mismo se destacan indicadores importantes para la edificación de una salud mental positiva por medio
de 6 componentes: (a) actitudes hacia sí mismo que implican la conciencia, el Yo real-Yo ideal, la autoestima y
la identidad; (b) crecimiento, desarrollo y autoactualización, lo que conlleva hacia la motivación e implicación
en la vida; (c) integración, con equilibrio, visión integral y resistencia al estrés; (d) autonomía considerando la
autorregulación y la independencia; (e) percepción de la realidad, sin distorsiones y desarrollando empatía y (f)
control ambiental, con amor, adecuación, eficiencia, adaptación y resolución de problemas28.

Modelo de Bienestar Psicológico de Ryff29

Fue desarrollado con el propósito de reunir la idea inicial sobre la eudamonia, para lo cual se tomaron en
consideración aspectos como la autorrealización, el desarrollo humano y el incremento del potencial del
invividuo30.
Para explicar el bienestar psicológico, la autora propone seis dimensiones indicativas del mismo, las
cuales son: (a) control ambiental, entendido como la posibilidad de controlar el entorno de la persona; (b)
crecimiento personal, es decir, la capacidad para reconocer el potencial individual y el desarrollo de nuevos
recursos; (c) propósito en la vida, visto como la búsqueda del significado de las experiencias, la capacidad para
el logro de metas a pesar de la adversidad; (d) autonomía, es la capacidad para dirigir la vida en base a las
convicciones y creencias personales a pesar de no estar acordes con las de los demás; (e) autoaceptación,
establecida como la capacidad para mantener una actitud positiva hacia sí mismo, y (f) relaciones positivas con
los otros, definida como la posibilidad de establecer relaciones afectivas estrechas con otros, la intimidad
profunda y el amor duradero31.

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Rodríguez y Quiñones32 (p 15) afirman que este modelo “facilita la evaluación comprensiva del individuo
desde una perspectiva de funcionamiento global”. Ello posibilita observar y/o analizar las interacciones entre
cada dimensión, lo cual deja en evidencia no sólo la forma como cada quien emplea los recursos adquiridos en
cada campo de formación, sino también en su manera de interacción con otras personas en variados entornos.

Modelo de Bienestar y Salud Mental de Keyes33

En este modelo se establece que el bienestar abarca tres dimensiones: a) emocional, afecto positivo elevado
para obtener un nivel alto de satisfacción con la vida); b) Psicológica, conformada por las dimensiones del
modelo multidimensional de Ryff y, c) Social, haciendo referencia a los elementos relacionados con la
percepción positiva y satisfactoria del entorno social y cultural tanto propio como de los pares27.

Teoría de la Autodeterminación de Deci y Ryan34

Se fundamenta en los principios de la Psicología Humanista, en ella se plantea que para un sano funcionamiento
psicológico es necesario contar con: (a) satisfacción de las necesidades psicológicas básicas como la
vinculación, la competencia y la autonomía; (b) tener un sistema de metas congruentes y coherentes, que sean
más intrínsecas, coherentes con los intereses propios, los valores y las necesidades psicológicas básicas35.

Bienestar psicológico como variable asociada a la salud

Las investigaciones que analizan el bienestar psicológico con los aspectos de la salud han encontrado que una
alta percepción del mismo se encuentra asociada con una mejor evolución de la enfermedad, así como también
con una percepción favorable del paciente hacia su estado de salud actual37. En este sentido, Ryff, Singer y
Love36 afirman que este constructo está asociado con la disminución del riesgo biológico en pacientes con
enfermedades crónicas.
“En mujeres adultas, se halló que las que obtuvieron altos puntajes en las dimensiones de crecimiento
personal y propósito en la vida presentaban una mejor regulación endocrina (producción menor de
cortisol, adrenalina y noradrenalina). Además, altos puntajes en autonomía se asociaron con niveles
más altos de noradrenalina, mientras que frente a los factores inmunológicos, se encontró que altas
puntuaciones en la dimensión de propósito en la vida presentaron menores medidas inflamatorias.
Los puntajes elevados en las sub-escalas relaciones con otros, crecimiento personal y propósito en la
vida se asoció con un menor riesgo cardiovascular. Cuando las personas mostraban puntajes altos
en las áreas de manejo del ambiente, relaciones con otros y autoaceptación, alcanzaban niveles bajos
en la medida de resistencia a la insulina. Finalmente, una alta puntuación en la dimensión manejo del
ambiente se relacionó con periodos de mayor duración del sueño y de permanencia en la cama,
además de una entrada más rápida y periodos más largos de sueño REM”37.
Es de hacer notar, que pese al interés por el estudio de esta variable, Reyes y Hernández12 afirman que son
muy pocas las investigaciones que en los últimos 10 años han abordado el bienestar desde el punto de vista
de las enfermedades crónicas como diabetes, cardiopatías, diversos tipos de cáncer, entre otros. No obstante,
se reportan algunas de ellas.
Novoa et al.13 evaluaron la calidad de vida y bienestar psicológico en 75 pacientes posquirúrgicos y
con tratamiento para el cáncer de tiroides. Los autores llegaron a la conclusión de que el factor que afecta
directamente la calidad de vida y el bienestar es el tratamiento y los aspectos vinculados al mismo, que afectan
tanto a quien lo padece como a las personas de su entorno inmediato. Sin embargo, en muchos de los caso es
posible observar cómo se desarrollan y ponen en práctica estrategias para recuperar nuevamente el control,
con lo cual de cierta manera se restablece el equilibrio y se aumentan los niveles de bienestar y de calidad de
vida.
Chico et al.14 evaluaron los factores que influyen sobre el bienestar psicológico en 180 pacientes con
artritis reumatoide, los resultados indican que el bienestar psicológico estuvo más afectado en pacientes
mayores de 60 años, de sexo femenino y nivel de escolaridad primaria; las variables más afectadas fueron la

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satisfacción sexual y laboral. El tiempo de evolución mayor de 10 años mostró diferencias en la satisfacción
laboral y la satisfacción sexual. El grado de actividad de la enfermedad y la positividad del factor reumatoide no
se asociaron con el bienestar psicológico. La capacidad funcional se correlacionó de forma negativa con las
siguientes variables del bienestar: satisfacción material, satisfacción laboral, satisfacción personal, satisfacción
sexual, componente satisfacción del bienestar subjetivo, componente afectivo reciente del bienestar. Lo cual
permitió concluir, que el bienestar psicológico en pacientes con artritis reumatoide se encuentra afectado y se
asocia de forma significativa con el grado de discapacidad funcional.
De igual forma, Solano37 exploró la relación entre la percepción de dolor, bienestar psicológico,
afrontamiento y síntomas depresivos en 45 pacientes de ambos sexos, con diagnóstico de artritis reumatoide.
Los resultados de la investigación muestran que el bienestar psicológico correlaciona positivamente con el
grado de instrucción en casi todas las siguientes dimensiones de la prueba: relaciones positivas, autonomía,
crecimiento personal, propósito en la vida y autoaceptación. Por lo tanto, en la medida en que las personas son
más instruidas desarrollaran niveles elevados de bienestar psicológico. Sin embargo, no se encontró relación
significativa entre las dimensiones bienestar psicológico con el dolor físico de los pacientes. Motivo por el cual,
este autor concluye que el dolor es una variable que define un cuadro particular dentro de las enfermedades
crónicas y que debe ser estudiado con mayor profundidad a través de otras variables psicológicas.
Por último, Paris et al.42 compararon y relacionaron los niveles de esperanza, bienestar subjetivo y
psicológico en una muestra de 114 mujeres con cáncer de mama (en tratamiento, sobrevivientes) y 68 mujeres
sanas en edades entre 30 y 65 años, no encontrando diferencias significativas en el bienestar psicológico en
los tres grupos. Sin embargo, al evaluar las relaciones entre las tres variables se encontró que el bienestar
psicológico correlaciona con el bienestar subjetivo y la esperanza tanto en el grupo de mujeres en tratamiento
como en el de sobrevivientes de cáncer de mama. En el grupo de mujeres sanas esta variable solo se relacionó
con el bienestar subjetivo. Estos autores concluyen que el bienestar psicológico se presenta como una variable
capaz de elevar los niveles de bienestar subjetivo y esperanza en mujeres que presentan un diagnóstico de
cáncer de mama.
De esta manera, queda en evidencia la importancia que ejerce el bienestar psicológico en los pacientes
con enfermedades crónicas, trayendo consigo la necesidad de profundizar en el estudio de la misma a fin de
comprender sus efectos sobre la salud en el contexto latinoamericano.

Autoeficacia

La autoeficacia es una variable cognitiva propuesta por Bandura en el año 1977, la cual plantea la percepción
de las personas de cuan competentes y eficientes son para desempeñarse en determinadas situaciones, esta
variable involucra el juicio o creencia personal acerca de las capacidades y habilidades para resolver o enfrentar
situaciones futuras43.
La percepción de autoeficacia tiene repercusión en la forma en que las personas piensan, ya sea
positiva o negativamente, y como estos patrones motivan o no al sujeto para hacer constante frente a las
dificultades, al estrés o la depresión. También, guían la toma de decisiones y elecciones. Estas creencias
facilitan la regulación personal de la conducta y las cogniciones; igualmente son el fundamento de la motivación,
el logro y el bienestar. Debido a que el sujeto direcciona las conductas y pensamientos hacia lo que desea
lograr44.
Es necesario mencionar, que de acuerdo a Bandura45, la creencia del individuo acerca de la
autoeficacia no se relaciona con las habilidades propias sino con el juicio que este tiene sobre ella. Sin embargo,
el término toma fuerza cuando de forma operacional es evaluado en un contexto específico hacia una conducta
determinada. Es de allí que Bandura plantea que la autoeficacia puede regular el funcionamiento humano,
porque están involucrados cuatro procesos humanos: motivacionales, cognoscitivos, afectivos y de elección
que se integran de tal forma que permiten predecir si la persona va a realizar una conducta y el esfuerzo que
empleará incluyendo el tiempo y la perseverancia cuando enfrenta obstáculos46.
Por su parte, Velásquez47, define la autoeficacia general como un constructo global que incluye la
percepción permanente de las personas acerca de sus habilidades para afrontar apropiadamente una cantidad
variada de agentes estresores presentes en la vida diaria. Este explica las diversas y múltiples conductas que

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manifiesta el individuo en su desenvolvimiento cotidiano. De igual forma, el autor plantea, que este término se
ha estudiado de manera tradicional en áreas específicas que requieren habilidades concretas para el logro de
tareas o conductas determinadas como son: el ámbito escolar, en las capacidades físicas, aptitudes
profesionales, así como la percepción de enfermedad en el área de salud.

Autoeficacia como variable asociada a la salud

Olivari y Urra48, afirman que este concepto al ser aplicado en el área médica se considera un predictor de la
salud, puesto que constituye un factor determinante de la motivación necesaria para la adopción de prácticas
saludables y el abandono de conductas perjudiciales. Además la percepción de autoeficacia funciona en el
individuo como un modulador del sistema inmunológico, es decir, a mayor percepción de autoeficacia los
estados de inmunidad son más prolongados e incluso permanentes. Por lo que, desarrollar la autoeficacia en
una persona ayuda a cambiar su auto- percepción en muchas situaciones asociadas a la salud y a la vida en
general49.
Este constructo ha sido aplicado en diferentes contextos del área de salud como en el manejo de
enfermedades crónicas, en adicciones (drogas y cigarrillo), en la sexualidad, para lograr adelgazar, para la
evitación de conductas perjudiciales y en proceso de recuperación, donde los estudios muestran que la
autoeficacia en niveles elevados influye positivamente en el funcionamiento del sujeto y su bienestar general.
Además, en los comportamientos preventivos de salud, la alta autoeficacia percibida favorece la iniciativa de
acciones tempranas de tratamientos ante el diagnóstico, una expectativa más optimista acerca de la efectividad
del tratamiento así como la adopción de conductas protectoras. De la misma manera, los sujetos con creencias
altas de eficacia personal presentan más probabilidades de recuperación, y están menos depresivos y
estresados durante el proceso de enfermedad que los que presentan baja autoeficacia48.
Esta es una de las variables más influyentes en la psicología de la salud, debido a que afecta el inicio
y mantenimiento de conductas saludables. Al mismo tiempo que en el modelo de salud planteado por Pender
en 1996, la autoeficacia constituye el 58% de la varianza de conductas saludables, de tal manera que al
promover la intervención para fortalecer la percepción de autoeficacia también se mejora las conductas
promotoras de salud38.
Entre las más recientes investigaciones se tiene a Álvarez y Barra43 en Chile, quienes midieron el estrés
percibido, y la adherencia objetiva y auto informada, considerando la edad y tiempo de tratamiento en 54
pacientes renales sometidos a hemodiálisis, en edades entre 18 y 86 años, de ambos sexos. Se encontró que
la autoeficacia es un factor que influye directamente sobre la adherencia al tratamiento auto informada general,
y también correlaciona positivamente con la adherencia a los medicamentos en ambos resultados, por lo que
la autoeficacia considera como el paciente se percibe y asume su posición ante el diagnóstico de alguna
enfermedad.
Abreu50 realizó un estudio longitudinal dividido en tres fases a fin de estudiar la calidad de vida en un
grupo de pacientes sobrevivientes al infarto agudo de miocardio. Adicionalmente, se analizó la influencia de
variables sociodemográficas, la percepción de apoyo social y las creencias de autoeficacia sobre la calidad de
vida de un grupo de 108 pacientes de un área sanitaria de la provincia de Huelva (España). Los resultados
señalaron que las áreas de la calidad de vida afectada fueron el tiempo de ocio y trabajo, salud, actividad sexual,
comportamiento emocional y muy discretamente la movilidad. Aunado a ello, el hecho de no contar con una
pareja trae consigo una mayor afectación de la calidad de vida. Es importante mencionar, que se pudo observar
como el incremento de los niveles de autoeficacia repercuten directamente sobre la calidad de vida y sus áreas,
especialmente sobre las de proyectos de futuro y relaciones sociales. Por cual, la investigadora concluye que
al mejorar la autoeficacia es posible incrementar tanto la calidad de vida global como la de las dos áreas
anteriormente señaladas.
Pereyra et al.51 compararon los niveles de autoeficacia para el afrontamiento del estrés en 213
participantes con y sin patología coronaria aguda, con características sociodemográficas similares. Encontraron
diferencias significativas en ambos grupos, siendo los pacientes coronarios los que presentaron niveles
inferiores de autoeficacia para afrontar el estrés, por lo que los autores concluyen que el conocimiento de los

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niveles de autoeficacia para el afrontamiento del estrés ayuda en el diagnóstico global del paciente y puede
contribuir al logro de una mayor adherencia terapéutica.
Canales y Barra52 examinaron la asociación entre la autoeficacia y el apoyo social percibido sobre la
adherencia al tratamiento en 118 pacientes con diabetes tipo II entre 35 y 64 años. Los autores confirman que
tanto la autoeficacia como el apoyo social presentaron relaciones significativas con la adherencia terapéutica,
siendo algo mayor la magnitud de la relación de la adherencia con el apoyo social que con la autoeficacia. Por
lo que ambas variables pueden ser útiles para generar estrategias de intervención que apunten a mejorar la
adherencia terapéutica y la compensación.
Tirado et al.53 estudiaron la capacidad predictiva de la autoeficacia, el catastrofismo y el miedo al
movimiento, sobre la experiencia de dolor en 61 pacientes con fibromialgia, encontraron que solo la percepción
del impacto global de la fibromialgia y del distrés presentó relación significativa con la autoeficacia. Esta última
variable no moduló la relación entre catastrofismo y los resultados de salud. Sin embargo, además de su efecto
directo en éstos, mostró un efecto mediado por el catastrofismo. Los autores concluyen que la autoeficacia
aparece como la variable más relevante en la explicación de la experiencia de dolor de estos pacientes,
constituyendo un objetivo terapéutico imprescindible en todos los niveles de atención en salud.
Anicama et al.54 plantean que la aplicación exitosa de la autoeficacia en relación con la salud permite
afirmar que esta influye en dos niveles; primero la confianza que se tiene al poder manejar los estresores que
activan los sistemas biológicos que regulan los procesos de salud enfermedad y por otro lado, las variables que
se pueden modificar que están involucradas en la salud. Por lo cual, se ha relacionado positivamente con el
funcionamiento del sistema inmune, el estrés, el manejo del dolor y las alteraciones de la presión arterial. Es
así como el nivel elevado de autoeficacia mejora las conductas favorable en el cuidado del estado físico.
Por otro lado, para analizar la relación entre autoeficacia y bienestar psicológico, Pavón 55 realizó una
investigación en la cual se explora la relación entre el bienestar psicológico y la autoeficacia para envejecer en
un grupo de 120 personas habitantes de la ciudad de Mar del Plata (Argentina) y cuyas edades se encontraban
entre los 44 a 86 años. Los resultados obtenidos, muestran la existencia de una correlación positiva entre ambas
variables para la muestra total. Por lo tanto, la investigadora concluye que quienes se perciben como más
eficaces al momento de afrontar las repercusiones del proceso de envejecimiento, se sentirán con grados
mayores de bienestar psicológico. De igual forma, a mayor grado de bienestar, aumentará la percepción positiva
de la autoeficacia para envejecer.
En resumen, gracias a los resultados obtenidos en las anteriores investigaciones se ratifica la relación
existente entre la autoeficacia y el bienestar psicológico y las conductas protectoras en el área de la salud. En
este sentido, Ortega y Cuadrado56 encontraron que la variable satisfacción con la pareja, es determinante para
aumentar dicha relación. Por su parte, Reyes y Hernández38 en el metaanálisis realizado acerca de estas dos
variables, afirman que gran cantidad de estos estudios muestran que esta relación se explica por la percepción
de salud y comportamientos saludables del sujeto, especialmente en población clínica. También, Pavón55
asocia esta relación con las variables sociodemográficas como la edad y el sexo, por lo cual indica que en
población de adultos mayores, a mayor edad esta relación aumenta y en los hombres estas variables
correlacionan positivamente. Con esto se deja en evidencia las múltiples variables que se han estudiado con el
propósito de explicar la relación entre el bienestar psicológico y la autoeficacia.
Ahora bien, la investigación científica también ha señalado que no sólo la autoeficacia afecta la
percepción de bienestar, sino también el empleo de emociones positivas (humor, optimismo, esperanza, entre
otras) como estrategias de afrontamiento para la reducción del estrés y la ansiedad propios de pacientes con
enfermedades crónicas57. Por lo cual en el presente artículo se abordará el estudio del humor como variable
asociada a la autoeficacia, potenciadora del bienestar y de la salud.

Humor

Tanto el humor como la risa han sido elementos vinculados con el desarrollo de la humanidad. El primero, ha
sido motivo de estudios durante varios siglos por áreas como la filosofía, antropología y psicología58 trayendo
consigo la formulación de múltiples teorías orientadas a conocer en profundidad todos los aspectos vinculados
con el mismo.

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En este sentido, Martin59 indica que entre las teorías de mayor importancia se encuentran la teoría
catártica o de la liberación de Platón y Aristóteles, la cual plantea que el humor posibilita la liberación de
tensiones y la expresión emocional. De igual forma, en el siglo XX Freud la incorpora a sus investigaciones y
señala que el mismo permite expresión de lo reprimido por medio de chistes.
Otro de los enfoques denominado teoría de la incoherencia o incongruencia, señala que la razón por
la cual la risa surge son las contradicciones, producto de las confusiones en los niveles lógicos o al darse una
expectativa frustrada60. Cabe mencionar que fue Schopenhauer quien argumentó de mejor manera esta teoría,
sobre lo cual plantea que los chistes no son objetos intuitivos o reales, sino más bien de un concepto especifico
subordinado a otro superior, siendo la risa el resultado de la divergencia entre el concepto y la intuición
representados de forma visible por la imaginación61. De igual forma, en tiempos modernos Goldstein y
McGhee62 indicaron que el humor genera sorpresa, alegría, placer y bienestar al ser humano.
Por otro lado, es en la teoría de superioridad donde se pone de manifiesto que la risa emerge al
momento en que las personas sufren algún percance, poseen algún defecto, se encuentran en situaciones de
desventaja o tienen algún error gramatical. Por lo cual, se puede afirmar que el humor es considerado como
una forma de escarnio o burla. Los máximos representantes de esta teoría fueron Platón, Aristóteles y
posteriormente Cicerón, una de sus premisas fue “las personas que ríen sienten una especie de tranquilidad,
gloria súbita o superioridad por sobre el que sufre o padece algún contratiempo” 63.
Se debe acotar que, es con el nacimiento de la psicología positiva que Seligman establece el sentido
del humor como una de las veinticuatro fortalezas del ser humano y lo relaciona con la habilidad específica de
la especie para estimular y/o experimentar la risa a fin de lograr un estado de ánimo positivo63. Además, en este
campo se le considera una variable multidimensional ya que tiene repercusión cognitiva, afectiva, conductual y
de la personalidad64.
Como se expuso anteriormente, el humor ha sido tema de estudio a lo largo del tiempo, lo que ha
permitido múltiples definiciones sobre el mismo. Tal es el caso de Freud65, quien define el humor como una
manera por la cual a las personas les es posible liberar sus impulsos sexuales y agresivos, permitiendo con
esto la liberación de energía psíquica y la obtención de placer. Freud también lo considera como un mecanismo
de defensa, ya que gracias a él las personas pueden tolerar y centrarse en situaciones difíciles sin la
experimentación de malestar.
Por su parte, Dixon66 argumenta que el humor es el mecanismo empleado por el ser humano para
hacer frente a situaciones atemorizantes, de esta manera se genera una mayor sensación de control
disminuyendo la gravedad de las mimas. Finalmente, Martin67 lo define como un mecanismo que facilita el
afrontamiento de situaciones complejas y en especial contribuye al manejo del estrés, permitiendo de esta
manera atenuar las dificultades y consecuencias negativas de las mismas.
Es importante mencionar que, a pesar de considerar al humor como algo positivo para las personas,
diversos investigadores han demostrado que también puede ser considerado como algo perjudicial cuando es
usado para ridiculizar u ofender a otros. Ello ha traído consigo la clasificación de esta variable en diversos
estilos.

Estilos de Humor

Tomando en consideración el modelo multidimensional del sentido del humor, propuesto por la psicología
positiva, Martin et al.68 al querer estimar la relación del humor sobre el bienestar psicosocial identificaron cuatro
estilos, los dos primeros tendrían una relación positiva con el bienestar y los restantes una relación negativa.
Los autores señalan, que estos estilos son relativamente independientes y se diferencian por su ubicación a lo
largo de dos continuos, a saber “humor relativamente benigno y benevolente versus potencialmente perjudicial
para uno mismo u otros; y humor cuya función es realzarse a uno mismo versus realzar o incrementar las
relaciones de uno mismo con los otros”69. Dichos continuos deberán ser considerados como grados de un
mismo uso del humor y no como una dicotomía (Figura 1).

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Benevolente

Realzar las
Realzarse a uno
relaciones de uno
mismo
mismo con los otros

Perjudicial
Figura 1. Estilos de humor según Martin et al68.

Al definir los cuatro estilos, Martin et al.68 indican que el primero de estos se corresponde con el de Afiliación,
centrado en el aspecto social, y es considerado como el reír, contar historias divertidas y hacer chistes con el
fin de reducir la tensión interpersonal31. Así mismo, quienes poseen este estilo se cree que son socialmente
extrovertidos, simpáticos, estables emocionalmente y se preocupan por los otros. El segundo estilo, es
denominado mejoramiento personal, hace mención al empleo del humor para hacer frente al estrés, por lo cual
se les posibilita mantener una mirada positiva ante la vida. Cabe destacar que esta dimensión se vincula con la
autoestima, el optimismo, el bienestar psicológico y el apoyo social percibido.
Por su parte, el tercer estilo llamado descalificación personal se define como aquel en que se divierte
a otros a expensas del ridículo propio y se encubren los sentimientos gracias al empleo del humor a fin de
obtener la aprobación de los demás. En este sentido Erickson y Feldstein70 plantean que dicho estilo presenta
correlación positiva y de forma directa con la depresión, ansiedad, baja autoestima, hostilidad y escaso
bienestar psicológico.
Por último, el humor agresivo se caracteriza por la ofensa, manipulación, menosprecio y humillación
hacia un tercero en situaciones y lugares inapropiados. Motivo por el cual, no sólo las relaciones interpersonales
se ven afectadas sino también la salud física de quien constantemente emplea este estilo de humor.

El humor como variable asociada a la salud

El estudio de los beneficios del humor sobre la salud tomó impulso gracias a Norman Cousins, quien en 1979
publica su libro “Anatomía de una enfermedad”, allí describe como los tejidos conjuntivos se recuperaron de
una enfermedad irreversible y dolorosa (llamada espondilitis anquilosante) por medio de la observación de
películas cómicas de los hermanos Marx71. El mayor hallazgo de Cousins fue que diez minutos de risa continua
le propiciaban dos horas de sueño sin dolor.
Posteriormente, en 1981 el Dr. Lee Berk y su equipo se centraron en el estudio del efecto de la risa a
nivel fisiológico. Para ello, analizaron muestras de sangre de los participantes antes y después de la exposición
a videos humorísticos, al comparar los resultados con los participantes a los que no se les mostró video alguno.
Se observaron reducciones en los niveles de las hormonas que intervienen en el control de la tensión así como
también un aumento en la respuesta inmune de los miembros del primer grupo71.
Estas investigaciones sirvieron de precedente para estudios posteriores en el campo del humor
positivo, pudiéndose llegar a la conclusión que las bondades del mismo se presentan a corto y largo plazo. En

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el primer caso, se hace mención a los beneficios psicológicos y físicos en el área de la prevención, ya que la
risa prolongada es capaz de disminuir los niveles de ansiedad y estrés que afectan la calidad de vida y el
bienestar de los individuos. Aunado a ello, existe evidencia que sugiere que estimula el buen ánimo permitiendo
sobrellevar cualquier padecimiento físico y/o prevenir la depresión. También, se cree que el disfrute de la
comedia es capaz de aumentar el grado de tolerancia ante el dolor durante varias horas72.
Por otra parte, los beneficios a largo plazo se han dividido en tres perspectivas, los cuales se centran
en distintos elementos del sentido del humor. La primera, tiene como foco principal el acto mismo de reír, así
como también los cambios fisiológicos que este ocasiona en el sistema cardiovascular, endocrino, inmunológico
y musculo-esquelético73. Entre los efectos beneficiosos asociados a la risa vigorosa (carcajada) se tienen la
disminución de la tensión muscular, aumento del nivel de oxígeno en la sangre, aumento de la capacidad
pulmonar, generación de endorfinas, dopamina y serotonina71.
La segunda, plantea que el humor contribuye a la salud por medio del estado emocional positivo que
normalmente se genera como resultado de reír de forma intencional o no, trayendo consigo la neutralización de
emociones negativas y sus secuelas; además de potenciar estados afectivos positivos como el optimismo, el
amor y la esperanza72. Finalmente, la tercera perspectiva asocia al humor como moderador positivo del estrés
ante diversas circunstancias, al ser incorporado como parte de la filosofía de vida de las personas en general74.
Se debe indicar que, en este caso, el efecto del humor sobre la salud sería de forma indirecta, pues al disminuir
los niveles de estrés se reducen los efectos adversos de este sobre la salud72.
Con lo anteriormente expuesto, han surgido una serie de investigaciones en el campo de la salud
destinadas a contrastar las diversas hipótesis que han surgido en relación a los estilos de humor, entre las que
se destacan las siguientes.
Rodríguez et al.57 estudiaron la asociación de los diferentes estilos de humor con algunos indicadores
de salud psicológica en 339 profesionales de la salud. Como parte de los resultados se encontró una relación
negativa baja entre los estilos de humor agresivo y auto descalificador, el humor afiliativo y la autoestima, esto
significa que al incrementarse los niveles de humor negativo disminuyen los de humor afiliativo y de autoestima.
De igual forma, este estilo de humor se encontró significativamente vinculado de manera directa a la depresión,
de lo que se deduce que a mayor uso del humor agresivo y auto descalificador, mayor será la depresión.
Por otro lado, se observó una relación baja y positiva entre la dimensión humor incrementador del sí
mismo, con el humor afiliativo, la autoestima y el bienestar general; por lo cual, se puede concluir que el aumento
de los puntajes de humor incrementador del sí mismo se asocia con un aumento discreto de los puntajes de
humor afiliativo, autoestima y bienestar general. Finalmente, el estilo de humor afiliativo se relacionó de forma
baja e inversa con la dimensión 1 (síntomas) y la dimensión 2 (ansiedad) de la variable salud. Ambas relaciones
manifiestan que, el incremento de los puntajes de estilo de humor afiliativo, disminuye de forma discreta los
puntajes de reporte de síntomas y ansiedad. Gracias a este estudio se pudo establecer que las dimensiones
adaptativas del sentido del humor tienen efectos favorables en el bienestar y en la salud psicológica de las
personas.
También, Tateishi69 analizó las relaciones positivas y negativas entre los estilos de humor y la
sintomatología depresiva en un grupo de 48 pacientes con cáncer de mamas. En esta investigación, se confirmó
la relación positiva entre los estilos de humor agresivo y descalificación personal y la sintomatología depresiva.
También, se determinó la relación negativa del estilo de humor afiliativo y la sintomatología depresiva. Los
resultados muestran que tanto el estilo afiliativo y agresivo se asocian a la presencia de síntomas depresivos,
influyendo las diferentes dimensiones de la depresión. Se concluyó que, una relación médico paciente en la
que se estimule diferentes usos de humor positivo puede facilitar la expresión de sentimiento, la reducción de
tensiones, mejor manejo del dolor y la adaptación a los cambios físicos ocasionados por el tratamiento.
Con base en lo anterior, se puede decir que contar con un humor positivo supone estar relacionado
con una mejor calidad de vida y un mejor estado de salud. Esto pudiera resultar del humor, el cual reprime los
efectos psicosociales adversos que despliega el estrés sobre la salud, generando modificaciones en la
afectividad y cognición, permitiendo así la reestructuración de los pensamientos y las emociones concernientes
a situaciones asociadas a la patología, considerándola como menos amenazantes. Además, es necesario
analizar de qué forma este pudiera afectar (positiva o negativamente) tanto la autoeficacia percibida como el
bienestar de personas con padecimientos crónicos.

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Relación del humor con el bienestar psicológico y la autoeficacia

El estudio del humor como potenciador del bienestar fue analizado por Lillo75 quien estudió las cuatro
dimensiones del sentido del humor vinculadas a situaciones cotidianas y los modos de afrontamiento en
adolescentes, a fin de determinar aquellos aspectos que afectan al bienestar psicológico. Los resultados
obtenidos indican que el humor incrementador del self (o de mejoramiento personal) se considera como el de
mayor importancia en relación al bienestar psicológico, ya que gracias a este, es posible evadir emociones
negativas sin perder de vista el acontecimiento estresante. De esta manera, se puede hacer uso de recursos
más adaptativos tales como la búsqueda de nuevas fuentes de satisfacción, compartir con familiares y amigos
en la búsqueda de apoyo emocional, con lo cual se incrementa el bienestar psicológico del individuo.
También, Chida y Steptoe76 realizaron un metaanálisis en el cual se analizó de forma sistemática la
vinculación entre el bienestar psicológico positivo y la mortalidad tanto en poblaciones sanas como enfermas
en veintiséis estudios. Para lograrlo se propusieron “explorar si los afectos positivos aportaban una información
independiente y complementaria de la evaluación de los afectos negativos y conocer qué tipo de afectos
positivos tenía una mayor correlación con el pronóstico”76.
Como parte de los resultados se encontró que el hazard ratio (HR: equivalente al riesgo relativo en los
estudios de seguimiento con ajuste actuarial) para mortalidad fue de 0,82; esto significa que las personas con
un mayor puntaje en emociones positivas tuvieron un 18% menos de mortalidad en el seguimiento. Razón por
la cual, los autores concluyen que los estados de ánimo positivos y aspectos como el bienestar, la esperanza,
optimismo y sentido del humor se relacionaron con un riesgo menor de mortalidad en poblaciones sanas,
asimismo predijeron la longevidad, independientemente de los estados negativos reportados.
Por otro lado, se tiene que la relación entre el humor y la autoeficacia fue estudiada por Velázquez77
al evaluar los niveles de inteligencia emocional, esperanza, optimismo y sentido del humor de 100 estudiantes
universitarios. Aunado a ello, la autora analizó la relación entre estas variables y el nivel de autoeficacia y la
capacidad para afrontar problemas. En dicha investigación se pudo comprobar que la autoeficacia correlaciona
positivamente con las siguientes dimensiones del sentido de humor: creación o generación de humor,
apreciación del humor, afrontamiento optimista de los problemas y establecimiento de relaciones positivas.
Motivo por el cual, la autora concluye que mientras se mantengan niveles óptimos del mismo es posible un
adecuado desarrollo de la autoeficacia.
Sin embargo, pese al interés creciente por el estudio de variables propias de la psicología positiva en
el campo de la salud, Reyes y Hernández38 al realizar un metaanálisis sobre el bienestar y la autoeficacia, se
encontraron que durante el periodo del 2000 al 2011 en Latinoamérica sólo se publicaron 104 artículos
relacionados con ambos constructos. Por el contrario, a nivel mundial estimaron que la cantidad de artículos
giró en torno a los 187.000, lo cual deja en evidencia la carencia de conocimientos actualizados en estas
importantes áreas. Aunado a ello, los participantes seleccionados mayormente fueron estudiantes universitarios
sin alguna alteración de salud, dificultando la extrapolación de los resultados a pacientes con enfermedades de
diversas índoles.
Así mismo, estos autores también manifiestan, que es necesario ahondar en profundidad sobre
aquellos factores físicos y psicológicos que permitan aumentar la percepción de autoeficacia, ya que quienes
la poseen presentan mayor probabilidad de iniciar cuidados preventivos, buscar tratamientos tempranos y ser
más optimistas; lo cual repercutirá sobre el bienestar psicológico y la salud de los mismos.
Por lo tanto, uno de los factores que posiblemente ejerza un efecto directo y mediador en la relación existente
entre la autoeficacia y el bienestar psicológico es el humor positivo (en sus dos estilos), ya que al ser visto como
un estilo de afrontamiento adaptativo incrementaría los niveles de autoeficacia, repercutiendo positivamente
sobre el bienestar. Esto hace que se le considere como potenciador de una mejor calidad de vida y una menor
incidencia de enfermedades crónicas, haciendo que se le califique como factor de protección.

Conclusiones

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Los hallazgos obtenidos en las investigaciones permitieron incrementar la compresión de las variables de
estudio en el campo de las enfermedades crónicas, por tal motivo uno de los aportes en relación a la prevención
y promoción de salud; estaría dado por el empleo de estrategias en los pacientes que impulsen la percepción
de autoeficacia, con ello también se aumentaría el nivel de bienestar psicológico (general y en todas sus
dimensiones) aspectos que ayudan a la adherencia al tratamiento y al afrontamiento de la enfermedad de
manera más idónea.
Los estudios presentados evidencían que el bienestar psicológico, la autoeficacia y el humor son
variables que esta en estrecha relación con la salud, por lo que importante fomentarlas en los pacientes como
factor adaptativo y de protección, como una forma de afrontar los cambios y situaciones estresantes que
implican las enfermedades crónicas, debido a que estas contribuyen a la práctica de conductas saludables en
los pacientes.
Se debe mencionar que, los resultados también sugieren la necesidad de realizar investigaciones
desde un enfoque multifactorial y multiprofesional, a fin de poder determinar con mayor precisión el papel que
pudiera jugar el humor, el bienestar psicológico y la autoeficacia sobre algunos indicadores de salud.
Frente a los desafíos y cambios de este siglo, con un aumento considerable de incidencias de
enfermedades crónicas asociadas a un estilo de vida poco saludable, otros tipos de medidas además de las
existentes, serán necesarias. La educación orientada hacia la promoción de elementos salutogénicos, se halla
en el centro de las nuevas tendencias, tanto para promover la salud como para tratar la enfermedad y secuelas
asociadas a esta. Esto hace que el paciente, tras haber recibido una formación, comprenda, maneje y gestione
de manera apropiada su propia enfermedad, pues desarrollar habilidades positivas en el paciente, es hacer que
el mismo sea ente activo, generador de cambios en su propia salud, el único que posibilite el uso de
herramientas psicosociales activamente.

Conflictos de interés

Se declara no existir conflictos de intereses entre los autores.

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Forma sugerida de citar este artículo: Guerrero-Alcedo JM, Requena-Bastidas NY, Torrealba-Torres ME. Bienestar
psicológico, autoeficacia, estilos de humor y su relación con la salud. Revista electrónica Medicina, Salud y
Sociedad. [Serie en internet] 2016 Enero [citado Enero 2016]; 6 (2); 122-138. [aprox. 9 p.].
Disponible en: http://cienciasdelasaluduv.com/site/.

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