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Ambientación
¡Bendecido mes de septiembre! Con su aire perfumado de flores y primaveras nos trae en cada
Milagro, el paso de Dios por nuestras vidas.
Sea esta procesión una oportunidad de oración profunda, de reflexión, de alabanza y de acción de
gracias. Una oportunidad de encontrarse con el Señor que espera a su Pueblo con los brazos
abiertos. Una ocasión para celebrar la alegría de la fe de un Pueblo, que cree y da testimonio.
En este Jubileo dejémonos sorprender por Dios. Él nunca se cansa de destrabar la puerta de
nuestro corazón para repetir que nos ama y quiere compartir con nosotros su vida. (MV, 25).
Recemos juntos diciendo: “El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
1
Que el Señor del Milagro, rostro de la misericordia nos guíe con la fuerza del Espíritu, para ser
signos de unidad y reconciliación en nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestra Salta
y en nuestra querida Nación Argentina.
“Misericordia es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona, cuando mira con
ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida; Misericordia es la palabra que
revela el misterio de la Santísima trinidad; Misericordia es el acto último y supremo por el cual
Dios viene a nuestro encuentro; Misericordia es la vía que une a Dios con el hombre porque abre
el corazón a la esperanza de ser amados, no obstante el límite de nuestro pecado” (MV, 2).
Misericordioso es el rostro doliente del Cristo Crucificado que: “quiso venir a la ciudad de Salta,
como Pastor divino a buscar a la oveja perdida”.
Vivamos este día, en este año Santo, como un momento extraordinario de gracia y de renovación
espiritual, momentos en que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada
fija en la misericordia para ser nosotros mismos, signo eficaz del obrar del Padre (MV, 3).
Respondemos orando:
“Padre, rico en misericordia, escúchanos”
Para que tengamos la capacidad de abrazar, perdonar y ponernos en el lugar del otro. Oremos.
Para que sepamos mirar con amor y misericordia a nuestros hermanos. Oremos.
Para que la misericordia de Dios nos conmueva para ir al encuentro del prójimo. Oremos.
Para que el perdón venza al odio y la indulgencia a la venganza. Oremos.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
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Cantamos: Misericordiosos como el Padre.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Desde el corazón de la Trinidad, desde la intimidad más profunda de Dios, brota y corre sin parar
el gran río de la misericordia. Nunca nos cansemos de ofrecer misericordia, y seamos siempre
pacientes en confortar y perdonar.
Respondemos orando:
“Acuérdate Señor, de tu misericordia”.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Nos preparamos para recibir, con los pañuelos en alto, a la Cruz Primitiva del Señor del Milagro.
Las campanas saludan al madero que sostuvo a la imagen del Salvador del mundo: Jesucristo el
Señor.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Oh Cruz de Cristo (Papa Francisco)
Oh Cruz de Cristo, símbolo del amor divino y de la injusticia humana, icono del supremo sacrificio
por amor y del extremo egoísmo por necedad, instrumento de muerte y vía de resurrección, signo
de la obediencia y emblema de la traición, patíbulo de la persecución y estandarte de la victoria.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo alzada en nuestras hermanas y hermanos
asesinados, quemados vivos, degollados y decapitados por las bárbaras espadas y el silencio
infame.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los rostros de los niños, de las mujeres y de las
personas extenuadas y amedrentadas que huyen de las guerras y de la violencia, y que con
frecuencia sólo encuentran la muerte y a tantos Pilatos que se lavan las manos.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los doctores de la letra y no del espíritu, de la
muerte y no de la vida, que en vez de enseñar la misericordia y la vida, amenazan con el castigo y
la muerte y condenan al justo.
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Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ministros infieles que, en vez de despojarse
de sus propias ambiciones, despojan incluso a los inocentes de su propia dignidad.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los corazones endurecidos de los que juzgan
cómodamente a los demás, corazones dispuestos a condenarlos incluso a la lapidación, sin fijarse
nunca en sus propios pecados y culpas.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los fundamentalismos y en el terrorismo de los
seguidores de cierta religión que profanan el nombre de Dios y lo utilizan para justificar su
inaudita violencia.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los que quieren quitarte de los lugares públicos
y excluirte de la vida pública, en el nombre de un cierto paganismo laicista o incluso en el nombre
de la igualdad que tú mismo nos has enseñado.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los poderosos y en los vendedores de armas
que alimentan los hornos de la guerra con la sangre inocente de los hermanos, y dan de comer a
sus hijos el pan ensangrentado.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los traidores que por treinta denarios entregan
a la muerte a cualquier persona.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ladrones y en los corruptos que en vez de
salvaguardar el bien común y la ética se venden en el miserable mercado de la inmoralidad.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los necios que construyen depósitos para
conservar tesoros que perecen, dejando que Lázaro muera de hambre a sus puertas.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los destructores de nuestra «casa común» que
con egoísmo arruinan el futuro de las generaciones futuras.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ancianos abandonados por sus propios
familiares, en los discapacitados, en los niños desnutridos y descartados por nuestra sociedad 5
egoísta e hipócrita.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en el mar Mediterráneo y en el Mar Egeo
convertidos en un insaciable cementerio, imagen de nuestra conciencia insensible y anestesiada.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
SALIDA DEL ICONO DE NUESTRA SEÑORA DE LAS LÁGRIMAS
Levantemos en alto nuestros pañuelos para recibir el cuadro de la Virgen de las Lágrimas.
Hacemos memoria, de que este bello cuadro de la Inmaculada Concepción en oración lloró
milagrosamente en 1749.
“Dulcísima Virgen María, tú que eres puente de piedad y de caridad, alcánzanos la gracia de que
nuestros corazones heridos con lágrimas de dolor por nuestros pecados permanezcamos unidos con
el Señor por siempre”.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo: 6
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Nos dice Papa Francisco: “Dime: ¿Tú lloras? ¿O hemos perdido las lágrimas? Recuerdo que en los
Misales antiguos, los de otra época, había una oración hermosa para pedir el don de las lágrimas.
Comenzaba así la oración: «Señor, Tú que diste a Moisés el mandato de golpear la piedra para que
brotase agua, golpea la piedra de mi corazón para que broten las lágrimas...». Pero, ¿cuántos de
nosotros lloramos ante el sufrimiento de un niño, ante la destrucción de una familia, ante tanta
gente que no encuentra el camino?... ¿Lloras por tu pueblo? Dime, ¿haces la oración de
intercesión ante el sagrario?”.
Rezamos diciendo:
“Vuelve a nosotros, esos tus ojos misericordiosos”
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces). 7
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Al pie de la cruz, María junto con Juan, el discípulo del amor, es testigo de las palabras de perdón
que salen de la boca de Jesús. María atestigua que la misericordia del Hijo de Dios no conoce
límites y alcanza a todos sin excluir a ninguno. Dirijamos a ella la antigua y siempre nueva oración
de la Salve, para que nunca se canse de volver a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga
dignos de contemplar el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
Dispongamos los corazones para recibir a nuestra Madre, la Virgen del Milagro, saludándola con
nuestros pañuelos en alto.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
A María Santísima le encomendamos los sufrimientos y las alegrías de nuestro pueblo.
Que la dulzura de su mirada nos acompañe en todo momento, para que podamos redescubrir la
ternura de Dios.
Rezamos diciendo:
“Madre de Misericordia, muéstranos a tu Hijo”
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
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Padrenuestro, 3 Ave María y Gloria.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
En esta somos invitados a mirar a la Madre desde nuestros dolores, miedos, desesperaciones,
tristezas. Miramos a la madre con ojos que dicen: son tantas las situaciones que nos quitan la
fuerza, que hacen sentir que no hay espacio para la esperanza, para el cambio, para la
transformación.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
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Queridos hermanos: María del Milagro “reúne a su alrededor a los hijos que peregrinan con mucho
esfuerzo para mirarla y dejarse mirar por ella. Allí encontramos la fuerza de Dios para sobrellevar los
sufrimientos y cansancios de la vida… Como una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha
con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios.”
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro.
Acto de contrición.
Dulce Jesús mío y mi crucificado Señor, indigno de ponerme delante de tus ojos, me postro
avergonzado a tus pies, confesando la multitud de mis culpas, con íntimo dolor de mi alma, por
haberte ofendido. Herido vengo, médico divino, a buscar mi remedio en tu benigna misericordia, y
te propongo con todo mi corazón la enmienda. Dulce amor mío eres sobre todas las cosas, ten
piedad de mí, acuérdate, Señor, que tu amor por mí, te puso en esa Cruz, y no te acuerdes que yo,
como ingrato y desconocido, me olvidé de tu paternal amor. Si a Ti, que eres mi Padre, no vuelvo
los ojos, ¿quién otro se compadecerá de mí? ¡Señor Jesús cómo te ofendí! ¡Quién de dolor muriera
a tus pies, pues amándome tanto me atreví a ofender a un Dios tan bueno, tan santo y tan
amable! Pequé, Padre mío, contra el cielo y contra Ti, ten misericordia de mí. Amén.
Primer Misterio
Del evangelio según San Lucas: “El ángel le dijo: no temas María porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del
Altísimo (…). María dijo entonces: Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has 11
dicho”. (Lc 1, 30-32.38).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Segundo Misterio
En el segundo misterio contemplamos “la Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel”.
Del evangelio según San Lucas: “En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la
montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María,
el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre
todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!”(Lc. 1, 39-42).
Todos:
Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Tercer Misterio 12
Del evangelio según San Lucas: “Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre;
y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no
había lugar para ellos en el albergue.”(Lc. 2, 6-7).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Cantamos: A la huella.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Cuarto Misterio
Del evangelio según San Lucas: “Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación,
llevaron al niño a Jerusalén, para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón
primogénito será consagrado al Señor”. (Lc 2, 22-23)
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
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Quinto Misterio
Del evangelio según San Lucas: “Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre,
y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se
dieran cuenta… Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley,
escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su
inteligencia y sus respuestas.” (Lc 2, 42.47-49).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Con gran emoción y alegría recibamos a nuestro Cristo del Milagro. El sale a nuestro encuentro
para renovar nuestra esperanza con su misericordia. Que nuestros pañuelos en alto manifiesten
que “somos suyos y que El es nuestro”.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo: 14
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Oh Cruz de Cristo, imagen del amor sin límite y vía de la Resurrección, aún hoy te seguimos viendo
en las personas buenas y justas que hacen el bien sin buscar el aplauso o la admiración de los
demás.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ministros fieles y humildes que alumbran la
oscuridad de nuestra vida, como candelas que se consumen gratuitamente para iluminar la vida
de los últimos.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en el rostro de las religiosas y consagrados –los
buenos samaritanos– que lo dejan todo para vendar, en el silencio evangélico, las llagas de la
pobreza y de la injusticia.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los misericordiosos que encuentran en la
misericordia la expresión más alta de la justicia y de la fe.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en las personas sencillas que viven con gozo su fe
en las cosas ordinarias y en el fiel cumplimiento de los mandamientos.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los arrepentidos que, desde la profundidad de
la miseria de sus pecados, saben gritar: Señor acuérdate de mí cuando estés en tu reino.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los beatos y en los santos que saben atravesar
la oscuridad de la noche de la fe sin perder la confianza en ti y sin pretender entender tu silencio
misterioso.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en las familias que viven con fidelidad y fecundidad
su vocación matrimonial.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los voluntarios que socorren generosamente a
los necesitados y maltratados.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los perseguidos por su fe que con su
sufrimiento siguen dando testimonio auténtico de Jesús y del Evangelio. 15
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los soñadores que viven con un corazón de
niños y trabajan cada día para hacer que el mundo sea un lugar mejor, más humano y más justo.
En ti, Cruz Santa, vemos a Dios que ama hasta el extremo, y vemos el odio que domina y ciega el
corazón y la mente de los que prefieren las tinieblas a la luz.
Oh Cruz de Cristo, Arca de Noé que salvó a la humanidad del diluvio del pecado, líbranos del mal y
del maligno. Oh Trono de David y sello de la Alianza divina y eterna, despiértanos de las
seducciones de la vanidad. Oh grito de amor, suscita en nosotros el deseo de Dios, del bien y de la
luz.
Oh Cruz de Cristo, enséñanos que el alba del sol es más fuerte que la oscuridad de la noche. Oh
Cruz de Cristo, enséñanos que la aparente victoria del mal se desvanece ante la tumba vacía y
frente a la certeza de la Resurrección y del amor de Dios, que nada lo podrá derrotar u oscurecer
o debilitar. Amén.
Cantamos: Eternamente Dios (Athenas Venica).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Celebramos doscientos años de camino de una Patria que, en sus deseos y ansias de hermandad,
se proyecta más allá de los límites del país: hacia la Patria Grande, la que soñaron San Martin y
Bolívar. Esta realidad nos une en una familia de horizontes amplios y lealtad de hermanos. Por esa
Patria Grande también rezamos hoy en nuestra celebración: que el Señor la cuide, la haga fuerte,
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más hermana y la defienda de todo tipo de colonizaciones.
Con estos doscientos años de respaldo se nos pide seguir caminando, mirar hacia adelante. Para
lograrlo pensemos de manera especial en los ancianos y en los jóvenes, y sentimos la necesidad
de pedirles ayuda para continuar andando nuestro destino. A los ancianos, los "memoriosos" de
la historia, les pedimos que, sobreponiéndose a esta "cultura del descarte" que mundialmente se
nos impone, se animen a soñar.
Necesitamos de sus sueños, fuente de inspiración. A los jóvenes les pedimos que no jubilen su
existencia en el quietismo burocrático en el que los arrinconan tantas propuestas carentes de
ilusión y heroísmo. Sólo si nuestros abuelos se animan a soñar y nuestros jóvenes a profetizar
cosas grandes, la Patria podrá ser libre. Necesitamos de abuelos soñadores que empujen y de
jóvenes que -inspirados en esos mismos sueños- corran hacia adelante con la creatividad de la
profecía.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Continuamos rezando el Santo Rosario. Cada de uno de los misterios de luz revelan el Reino ya
presente en la persona de Jesús. María nos enseña apertura, generosidad, disponibilidad, servicio
y alegría.
Primer Misterio
Del evangelio según San Mateo: “fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo
Bautizara” (Mt 3, 13). 17
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Segundo Misterio
En el segundo misterio de luz contemplamos: “Jesús se revela como el hijo de dios en la bodas de
Caná”.
Del evangelio según San Juan: “Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús
estaba allí… la Madre de Jesús le dijo: - No tienen vino… La Madre dijo a los sirvientes: - Hagan todo
lo que Él les diga” (Jn 2,1-5).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Tercer Misterio
Del evangelio según San Marcos: “Jesús se dirigió a Galilea, allí proclamaba la Buena Noticia de Dios,
diciendo: el tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena
Noticia” (Mc 1,14-15).
Cuarto Misterio
Del evangelio según San Mateo: “Allí se transfiguró en presencia de ellos. Su rostro resplandecía
como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve” (Mt 17,2).
Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Quinto Misterio
De la primera carta de San Pablo a los Corintios: “Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez lo he
transmitido, es lo siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, dio gracias,
lo partió y dijo: - Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía. De la
misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: - Esta copa es la Nueva Alianza que se sella 19
con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memoria mía. Y así, siempre que coman este pan y
beban esta copa proclamarán la muerte del Señor hasta que el vuelva”. (1 Co 11, 23-26).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
LITURGIA DE LA PALABRA Y RENOVACIÓN DEL PACTO DE FIDELIDAD
Queridos hermanos y hermanas, cada uno de nosotros guarda en el corazón una página
personalísima del libro de la misericordia de Dios: es la historia de nuestra llamada, la voz del amor
que atrajo y transformó nuestra vida, llevándonos a dejar todo por su palabra y a seguirlo
(cf. Lc 5,11). Reavivemos hoy, con gratitud, la memoria de su llamada, más fuerte que toda
resistencia y cansancio. Demos gracias al Señor, centro de nuestra vida, porque ha entrado en
nuestras puertas cerradas con su misericordia; porque, como a Tomás, nos da la gracia de seguir
escribiendo su Evangelio de amor.
Por la Iglesia que peregrina en Salta. Te pedimos que sea una palabra profética para este
tiempo del Bicentenario de nuestra Patria. Oremos.
Por nuestra Patria y nuestros gobernantes. Te pedimos que frente al drama de la pobreza y del
desempleo se generen espacios de diálogo que hagan surgir la solidaridad y la igualdad. Oremos.
Por las multitudes que tienen hambre de vivir con felicidad, amor y sentido. Te pedimos que la
Iglesia les muestre el corazón misericordioso de Jesús que recibe, habla del Reino y cura las
dolencias. Oremos.
Por quienes sufren diversas enfermedades. Te pedimos que nuestra mano tendida sea
prolongación del amor de Jesús que carga sobre sí las dolencias de la humanidad. Oremos.
El amor del Señor permanece para siempre; en El podemos vivir la Alianza. Como Pueblo Santo de
Dios renovemos el Pacto de Fidelidad.
Habiendo renovado el Pacto de Fidelidad, las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro, las
imágenes regresan a la Catedral Basílica.
REGRESO AL SANTUARIO
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
El rezo del Santo Rosario de camino, se transforma ahora en una plegaria de acción de gracias por
el amor y la misericordia del Señor hacia nosotros.
Primer Misterio
Del evangelio según San Mateo: “No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho” (Mt 28,
6).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Segundo Misterio 22
Del evangelio según Marcos: “El Señor Jesús, fue llevado al Cielo y está sentado a la derecha de
Dios” (Mc 16,19).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Tercer Misterio
En el tercer misterio glorioso contemplamos: “La venida del Espíritu Santo sobre María santísima
y los apóstoles”.
De los Hechos de los Apóstoles: “todos quedaron llenos del Espíritu Santo” (Hch 2,4).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Cantamos: Maranathá.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Cuarto Misterio 23
En el cuarto misterio glorioso contemplamos: “La asunción de María santísima a los cielos”.
Del evangelio según San Lucas: “En adelante todas las generaciones me llamarán feliz” (Lc 1,48).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Quinto Misterio
En el quinto misterio glorioso contemplamos: “La coronación de María santísima como reina y
señora de todo lo creado”.
Del libro del Apocalipsis: “Y apareció en el cielo un gran signo: Una mujer revestida del sol con la luna
bajo sus pies y una corona de doce de estrellas en su cabeza” (Ap 12,1).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
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LLEGADA AL SANTUARIO
Con nuestros pañuelos en alto recibamos a la Cruz primitiva. Es signo de entrega, de dolor, de
muerte pero también de resurrección y de gloria.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
LLEGADA DEL ÍCONO DE LA VIRGEN DE LAS LAGRIMAS
María es la mujer de la Iglesia: es la madre de los apóstoles, que los reúne, que se reúne con ellos
y que reúne a los fieles de su Hijo en torno a los apóstoles. El lugar de María es la Iglesia, nunca en
nombre de la Virgen podemos dividir a la Iglesia. No es digno de devoción mariana olvidar nuestra
pertenencia a la Iglesia.
Con nuestros pañuelos en alto despedimos el icono de la Santísima Virgen de las Lágrimas.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces). 25
Madre ayuda nuestra fe ¡abre nuestro oído a la Palabra!, para que reconozcamos la voz de Dios y
su llamada. Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos. Ayúdanos a fiarnos plenamente de El,
a creer en su amor, sobre todo en los momentos de dificultad y cruz, cuando nuestra fe es
llamada a crecer y a madurar. Siembra en nuestra fe la alegría del resucitado. Recuérdanos que
quien cree no está nunca solo.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Padre Nuestro, 3 Ave María y Gloria.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Con los pañuelos en alto recibamos la imagen del Santo Cristo del Milagro.
En el silencio adorante,
frente a la Cruz, admiro tu misericordia,
tu impulso de perdón para todos,
la llamada para hacer de tu Corazón,
manantial amoroso de gracia,
para quienes acudan a tu voz.
Mira mis heridas, sánalas,
mira mis lágrimas, enjúgalas,
ten en cuenta mis cansancios, sé mi descanso,
ten presente mis aflicciones, consuélame,
pon tus manos sobre mis miedos y caminaré con firmeza,
pon tus manos sobre mis ansiedades y tendré serenidad.
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Recemos diciendo:
“El Milagro será… Misericordiosos como el Padre” (3 veces).
Nuestra señora del Milagro, madre de misericordia, ingresa a su Santuario. Con cariño de hijos y
nuestros pañuelos en alto la despedimos.
Cantamos: con la banda de música, El Himno a la Virgen del Milagro “Doce estrellas del cielo de
María”.
INGRESO DE LA IMAGEN DEL SEÑOR DEL MILAGRO
Vuelves a tu casa, la casa de todos. Te encontraremos en cada hermano necesitado que nos
enseñará a ser misericordiosos como el Padre. Con los corazones y pañuelos en alto despedimos
al Señor del Milagro.
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