Vous êtes sur la page 1sur 11

¿Por qué es tan complicado para la sociedad mexicana aceptar, tanto el matrimonio

igualitario, como la adopción homoparental? para entender mejor estas incógnitas,


comencemos por definir de forma general que es cada una de ellas.

¿Qué es el matrimonio?
En México el concepto actual de matrimonio nos dice que es la “unión libre entre dos
personas de igual o diferente sexo, para realizar la comunidad de vida basada en el respeto,
la igualdad y la ayuda mutua, celebrada entre la autoridad competente reuniendo los
requisitos establecidos por la ley.” Sin embargo, no siempre fue así, en el año 2000, la
diputada Enoé Uranga presenta ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF)
una propuesta para reconocer uniones civiles entre personas del mismo sexo. Esta figura
jurídica reconoce derechos similares a los de las parejas heterosexuales, pero no reconoce,
entre otros, el derecho a la adopción y otorgándole una solución temporal, la discusión
sobre la propuesta de Uranga solo fue posible después de que López Obrador dejó el cargo
de jefe de gobierno pues, aunque nunca se manifestó en contra de las uniones
homosexuales, tampoco suele apoyarlas abiertamente; nunca ha declarado su posición. La
Ley de Sociedad de Convivencia fue aprobada por la ALDF el 16 de noviembre de 2006, y
entró en vigencia en marzo de 2007, 121 días después. A favor de la ley se manifestaron
todos los partidos representados en la Asamblea, con excepción del Partido Acción
Nacional (PAN) conocido por conservador y dos miembros de Nueva Alianza (Panal).

La homosexualidad
Para definir la homosexualidad, debemos comprender principalmente qué es la orientación
sexual, la Asociación Estadounidense de Psicología (APA por sus siglas en inglés) nos dice
que “la orientación sexual es una atracción emocional, romántica, sexual o afectiva
duradera hacia otros. Se distingue fácilmente de otros componentes de la sexualidad que
incluyen sexo biológico, identidad sexual (el sentido psicológico de ser hombre o mujer) y
el rol social del sexo (respeto de las normas culturales de conducta femenina y masculina).

La orientación sexual existe a lo largo del continuo que va desde la heterosexualidad


exclusiva hasta la homosexualidad exclusiva e incluye diversas formas de bisexualidad. Las
personas bisexuales pueden experimentar una atracción sexual, emocional y afectiva hacia
personas de su mismo sexo y del sexo opuesto. A las personas con una orientación
homosexual se las denomina a veces gay (tanto hombres como mujeres) o lesbianas (sólo
a las mujeres).

La orientación sexual es diferente de la conducta sexual porque se refiere a los sentimientos


y al concepto de uno mismo. Las personas pueden o no expresar su orientación sexual en
sus conductas.”

Por otro lado, la homosexualidad, según la revista “Muy Interesante” en su artículo “La
homosexualidad está escrita en los genes” sugiere que las preferencias sexuales de una
persona tienen un origen biológico y no tanto psicológico, como sostienen los
psicoanalistas. La investigación, a cargo de la Universidad de Chicago (EE.UU.), identificó
en una amplia muestra de varones dos tramos del ADN vinculados a la homosexualidad,
un hallazgo sin precedentes que pone en entredicho la influencia de las vivencias de la
infancia ante la posible existencia de un componente genético, al tiempo que acalla las
voces más detractoras de la libertad sexual.

A día de hoy no se tiene plena constancia de los factores que definen la identidad sexual
de una persona, si bien es cierto que la comunidad científica se inclina hacia una explicación
biológica frente a la puramente psíquica. Algunas hipótesis sostienen que la
homosexualidad se gesta durante la etapa intrauterina, es decir, antes del nacimiento del
bebé, y que está ligada a los cambios hormonales en el cuerpo de la madre, ya que los
niveles de testosterona influyen en el desarrollo de ciertas áreas cerebrales implicadas
parcialmente en la atracción sexual. Otras apuntan hacia una respuesta inmune del cuerpo
de la madre hacia un feto de género masculino, que, al experimentarse de forma reiterada
tras varios embarazos de varones, aumenta las posibilidades de tener un benjamín
homosexual. La gran mayoría parece coincidir en los condicionantes prenatales de la
identidad sexual.

Sociedad vs Adopción homoparental.

Ahora que ya sabemos en que consisten el matrimonio y la homosexualidad, abordaremos


un tema bastante amplio y muy controversial, la sociedad mexicana y la adopción
homoparental.
En México, la sociedad LGBTTTI (Lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti
e intersexual), pese a los tiempos modernos, sigue enfrentando bastantes dificultades que
van desde la discriminación hasta los asesinatos por homofobia.

Armando Navarro, en un reportaje realizado para la Noticieros Televisa, nos permite


comprender de mejor forma el por qué no es un problema que las parejas del mismo sexo
en México adopten niños. De acuerdo con un informe reciente de la Asociación, que evalúa
numerosos estudios psicológicos y psiquiátricos concernientes al tema, no hay evidencia
de que la adopción por parte de parejas homoparentales sea dañina para los niños. En
realidad, el estudio arroja que no hay diferencias sustanciales entre el desarrollo de los
niños con padres del mismo sexo y el de los hijos de parejas heterosexuales. La información
no es nueva: un reporte del Seminario de Ética y Bioética de la UNAM menciona que no
hay razones objetivas para conjeturar riesgos para los niños educados por parejas
homoparentales.

No obstante, los prejuicios y temores persisten. Se piensa que un niño criado por padres
del mismo sexo puede sufrir trastornos graves. Se piensa, claro, porque la literatura
científica dice lo contrario. México, a pesar de sus políticas públicas en pro de la no
discriminación, es un nicho de prejuicios de este tipo. ¿Por qué? Los factores son muchos.
Uno de los más importantes, me parece, son ciertas instituciones y asociaciones de corte
religioso.

La intención de la APA parece clara: desactivar los prejuicios que llevan a la discriminación.
Sin embargo, ¿es la ciencia suficiente para dicha tarea?

Los Datos.

El informe fue coordinado y escrito por la doctora Charlotte J. Patterson. Después de una
revisión de la bibliografía psicológica y psiquiátrica sobre el tema, la Asociación
Estadounidense de Psicología llega a algunas conclusiones importantes. Sabemos de
antemano que las parejas homosexuales y sus hijos suelen ser objeto de prejuicios que, en
muchos de los casos, tienen efectos de discriminación. Sin embargo, estas creencias casi
nunca se basan en experiencias personales, sino que son producto de transmisiones
culturales.

Así pues, la investigación psicológica puede evaluar la exactitud o la precisión de dichas


creencias. Para empezar, la homosexualidad fue descartada como desorden mental en
1973. Los reportes psiquiátricos sobre niños criados por padres homosexuales comenzaron
a producirse durante la primera parte de los años 70. ¿Cuáles son los prejuicios existentes
en torno a los padres homosexuales? La creencia de que la homosexualidad es una
enfermedad mental, por principio; el pensamiento de que las madres lesbianas son menos
maternales que las mujeres heterosexuales; la noción de que las relaciones amorosas y
eróticas de los homosexuales los acaparan tanto que a ellos les queda poco tiempo para la
interacción con los niños. Estos estereotipos no se sustentan con los datos recogidos en
los estudios, es decir, no hay información empírica que los sustente.

De acuerdo con el informe, las mujeres homosexuales y las heterosexuales no han


resultado distintas en cuanto a su aproximación a la crianza de los niños. Además, las
relaciones románticas y sexuales de las mujeres lesbianas no resultan un impedimento en
su habilidad para educar a sus hijos. Lo mismo sucede con los padres homosexuales: son
capaces de dividir adecuadamente su tiempo de crianza y aquel que dedican a sus
relaciones sentimentales. Uno de los estudios recopilados, llevado a cabo en 2002,
demostró que las parejas de mujeres y hombres homosexuales usan mucho menos los
golpes físicos como medida disciplinaria. Se muestra, además, que los padres y madres
homosexuales son tan capaces de dar ambientes afectivos y de apoyo a sus hijos.

Hay otra serie de creencias sobre padres y madres homosexuales que hay que considerar.
La primera de ellas concierne a si la identidad sexual del niño puede resultar ‘dañada’
debido a la preferencia de sus padres: ¿el infante se verá afectado en su identidad de
género (escogerse hombre o mujer) o en los roles culturales que esta debería conllevar?,
¿es posible que estos niños se conviertan, ellos mismos, en personas homosexuales? Otro
temor ahonda en la futura estabilidad mental de los niños: ¿serán vulnerables al colapso
mental, mostrarán dificultades de adaptación o problemas de comportamiento, serán
mentalmente saludables? Por otro lado, existe el temor de que estos niños sean
estigmatizados y provocados. Y hay un miedo, una creencia particularmente preocupante:
¿los niños educados por padres o madres homosexuales son más vulnerables al abuso
sexual por parte de sus tutores o los amigos de estos?

Los estudios evaluados son claros: todos los niños estudiados, hijos de padres
homosexuales, estaban contentos con su género y no tenían deseo de pertenecer al sexo
opuesto. Por otro lado, en cuanto a roles culturales de género, no se encontraron
variaciones entre hijos de madres homosexuales y heterosexuales: todos ellos poseen las
mismas preferencias de juguetes, actividades y ocupaciones. Además, los datos no
sugieren índices elevados de homosexualidad entre los descendientes de padres y madres
homosexuales. Ahora bien, ¿los hijos de homosexuales son más vulnerables al abuso
sexual infantil? Es preciso mencionar, primero, que la evidencia muestra que los
homosexuales no son más proclives al acto pederasta que los heterosexuales. El prejuicio
del homosexual necesariamente pederasta es uno de los más agresivos que hay contra
esta comunidad. Los estudios, por su parte, no han encontrado muestras de que padres o
madres homosexuales hayan participado en actos de abuso sexual infantil.

Así, no hay evidencia que sugiera que hombres y mujeres homosexuales sean incapaces
de ser buenos padres. De hecho, lo que se muestra es que no hay diferencias radicales
entre sus formas de crianza y las de los padres heterosexuales. Sin embargo, vale la pena
sopesar la cualidad de los prejuicios y creencias que estos estudios desmienten.

• ¿De dónde proviene el miedo de que las familias homoparentales engendren,


necesariamente, hijos homosexuales?, ¿se teme, acaso, la aparición o reproducción
de la homosexualidad?, ¿por qué?
• ¿En verdad existe aún el prejuicio de que el homosexual es proclive, por su sola
preferencia, a la pederastia?

No sólo contamos con el informe de la APA. El Seminario de Investigación de Ética y


Bioética de la UNAM dijo, en 2010, que no existen “razones objetivas ni científicamente
fundadas para conjeturar riesgos para los menores criados y/o adoptados por parejas
homosexuales”. Sabemos, además, que hay una relación íntima y específica entre el
prejuicio y el acto de discriminación. De acuerdo con un artículo de Beatriz Montes Berges,
el prejuicio es “una actitud negativa hacia un grupo social o hacia una persona percibida
como miembro de ese grupo”. La discriminación es “el componente comportamental del
prejuicio y, por lo tanto, su manifestación externa”.

Lo anterior, me parece, puede ponerse en una línea similar a la de otros dos conceptos:
discurso de odio y crimen de odio. De acuerdo con la organización UNITED for Intercultural
Action, el discurso de odio busca “degradar, intimidar, promover prejuicios o incitar a la
violencia contra individuos por motivos de su raza, género, edad, colectivo étnico,
nacionalidad, religión, orientación sexual, identidad de género […]”. El crimen de odio es
una agresión concreta sobre una persona o grupo en razón, también, de su pertenencia a
un grupo social, esto es, los mismos rubros mencionados arriba.

Los prejuicios sobre los padres homosexuales tal vez no constituyan, en sí mismos, un
discurso de odio. Sin embargo, tenemos razones para pensar que dichos prejuicios pueden
llevar a la enunciación ese tipo de discurso y, peor aún, a la ejecución de crímenes de odio.
México tiene mucho que decir al respecto.

México y el Odio.

Letra S es una organización civil que difunde información sobre temas relacionados con
sociedad, salud, género y sexualidad. Su lucha es contra la discriminación y el crimen de
odio contra los miembros de la comunidad LGBTTTI. En un informe que publican desde
1998, encontraron datos alarmantes. Entre 1995 y 2015, se registran mil 310 asesinatos
por homofobia en 29 estados del país. México está en el segundo lugar mundial en este
tipo de agresiones. La Ciudad de México es el sitio donde más homicidios se han
perpetrado, con 193. ¿Cómo pensar esta situación? Sabemos, para empezar, que el crimen
de odio epidémico no es una situación espontánea. Para que surja, para que se dé con esta
saña, es necesario un discurso que lo legitime. ¿Quién emite ese discurso aquí?

Hace poco, el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME) publicó un


documento que se titula “¿Por qué la Iglesia se opone al ‘matrimonio gay’?”. Fue
ampliamente criticado. Entre otros juicios, enunciados con la seguridad de una verdad
científica, el texto dice:

“Más del 50% de los homosexuales que sostienen relaciones sexuales contraerán
algún tipo de enfermedad de transmisión sexual: VIH, herpes, papiloma humano,
sífilis, gonorrea, etc. Es un grave problema de salud pública porque la mayoría de
los homosexuales reconoce tener adicción al sexo, e inclinación hacia un estilo de
vida promiscuo.”

Suena familiar, ¿no?, o por lo menos parecido a la noción de que los padres y madres
homosexuales dedicarán todo su tiempo a sus relaciones, sin poner atención a los hijos.
Ahora bien, la Arquidiócesis no es la única que promueve este tipo de prejuicio. Peña Nieto
presentó una iniciativa de reforma que contemplaba la adopción para parejas del mismo
sexo en todo el país. Fue entonces cuando varias asociaciones católicas
ultraconservadoras, como el Frente Nacional x la Familia, iniciaron actividades para
manifestarse en contra. Una de estas asociaciones se llama Jalisco es Uno por los Niños.
Brenda del Río, una de sus integrantes, dijo que “los niños educados por padre y madre
tienden menos a las adicciones, los niños educados por padre y madre tienden menos a
los embarazos adolescentes, menos a acabar en el tutelar de menores, menos al suicidio”.
Arquidiócesis como activistas conservadores comparten un rasgo fundamental: emiten sus
juicios como verdades incuestionables, sin un aval más allá de sus propias creencias.

Es cierto: lo anterior no constituye un crimen de odio, pero sienta las bases para un circuito
amplio de prejuicio, discriminación y legitimación del ataque. Preocuparse por la preferencia
sexual de hijos de padres homosexuales guarda un punto común con el ataque a la
comunidad LGBTTTI: que esta no crezca, que ellos no se reproduzcan.

Adopción en México.
Por lo menos hasta junio de 2016, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la
Familia (SNDIF) había recibido sólo siete solicitudes de parejas del mismo sexo para
adoptar a un menor. Esto, vale la pena mencionarlo, en tres años. Mientras tanto, el DIF de
la Ciudad de México registró sólo ocho solicitudes hasta entonces. De acuerdo con Jorge
Antonio Becerra, director general de Representación Jurídica de Niñas, Niños y
Adolescentes, el proceso y los requisitos para solicitar son los mismos que se piden a
parejas heterosexuales. Se exige a los padres realizar una prueba psicológica para
determinar si son aptos o no.

Olivia Rubio, abogada, y Yania Córdoba, médico-criminóloga, se casaron en 2008. Las dos
son madres de Oliver y Andrea, mellizos de 6 años. Tuvieron a los pequeños por un proceso
de inseminación. Aunque no se trate de un caso de adopción, este sirve para dar cuenta de
la discriminación que aún pueden sufrir las familias homoparentales. El año pasado, Yania
y Olivia tuvieron que sacar a sus hijos de la escuela a la que asistían. Es que Oliver comentó
que él tenía dos mamás y su profesor respondió: “si tienes dos madres, pues seguramente
debes tener dos padres”. Cuando las señoras presentaron su queja ante la directora de la
escuela, esta dijo: “yo no tengo la culpa de que ustedes estén enfermas y de la confusión
que están generando en los niños”.

Sin embargo, hay hechos que deben apreciarse: este año, en Coahuila, se entregó en
adopción a seis niños de entre 8 y 13 años. Las familias adoptantes fueron heterosexuales,
homoparentales y otra familia monoparental. Hasta ahora, se han otorgado adopciones a
seis parejas del mismo sexo. Hay algo que valorar aquí: Yezka Garza, titular de la
Procuraduría de los Niños, niñas y Familia, menciona que siempre es difícil colocar a niños
de edad más avanzada. La adopción homoparental, en este caso, aparece como una forma
de responsabilizarse de niños no tan pequeños, pero igualmente necesitados de un hogar.

Lamentablemente, la ciencia no basta para derribar prejuicios nocivos, vías hacia la


discriminación y el odio. En efecto, hace falta divulgar los resultados de los estudios de la
APA y la UNAM, dar a conocer que el prejuicio no se sustenta por ninguna parte. Sin
embargo, también es necesario acabar con la propagación de discursos de odio. ¿Cómo?
Buscando la manera de que los responsables de su difusión, Iglesia y activismo
ultraconservador reconsideren sus posturas. Se trata, pues, de buscar una cabal
desactivación del daño, un mundo más justo.

Entrevistando a la sociedad mexicana.


Para concluir con esta investigación, nos dimos a la tarea de entrevistar a la sociedad
mexicana, y esto fue lo que nos encontramos:

Se realizó una entrevista a 100 personas, de las cuales:


• 2 personas menores de 18 años.
• 72 personas pertenecen al rango de 18 a 30 años.
• 26 personas mayores de 30 años.

La encuesta fue aplicada a 54 hombres y 46 mujeres, obteniendo los resultados siguientes:

8 de cada 10 personas entrevistadas, están a favor de la adopción y estos son algunos de


los comentarios que recibimos:
• “Las personas tienen derecho a formar una familia sean hombres o mujeres ya que
cuando se hace de manera responsable no importa el género. Como todo hay cosas
en contra y a favor, pero creo que todos tienen derecho una oportunidad. La
adopción homoparental no está mal, están mal los prejuicios de la gente, hay cosas
que no están bien y se siguen haciendo, entonces, ¿Por qué limitar que un niño o
niña tenga una mejor forma de vida?”

• “Creo que todos seres humanos deben de tener los mismos derechos, debe de influir
la sexualidad de los padres siempre y cuando se trate con respeto y cariño a los
hijos y enseñándole los valores principales.”.

• “Considero que todas las personas tienen el derecho de ser padres y madres, no
importa y no tiene nada que ver las preferencias sexuales que tengan. Si es su
deseo tener un bebé y formar una familia, no importa el tipo de pareja, el bebé será
sano si lo educan con amor y respeto.”

• “Porque realmente no importa la orientación de los padres, siempre y cuando se le


inculque al pequeño la correcta toma de decisiones, la responsabilidad civil y los
valores. La orientación es completamente irrelevante. "

• “El menor tiene derecho a tener una familia, no importa el género de los padres,
mientras sus derechos se puedan ejercer de manera favorable al menor.”

• “Si se trata de adopción es por qué una pareja es estable y está decidida a
emprender una familia y todo lo que esto conlleva, estoy a favor del amor y no del
género, pero también estoy en contra del “payasismo” y querer tratar el tema como
un carnaval, así que mientras sean personas con estabilidad económica y mental
delante el mundo y muchos niños necesitan amor”

• “Porque todos tenemos derecho a adoptar sin importar el tipo de orientación sexual,
así como no se le niega a una pareja que sea estéril la adopción, tampoco se le
debería de negar a una pareja homosexual. Todos somos humanos y creo yo que
tenemos ese derecho de poder crear una familia feliz. ❤”
• “Siempre y cuando la educación del infante, salud sean las óptimas no debe existir
problemas con las inclinaciones sexuales de los titulares”

• “¡Todos los niños tienen derecho a tener una familia, donde sentirse queridos y
seguros!”

• “Porque todas las personas tienen derecho a formar una familia, independiente de
sus preferencias sexuales y también hay muchos niños que necesitan un hogar, con
la educación adecuada puede formarse una familia perfectamente funcional.”

• “Todo individuo tiene el derecho de ejercer la paternidad o maternidad no


importando su preferencia sexual”

• “Todos tenemos derecho a tener una familia, sin importar nuestras preferencias
sexuales. Siempre y cuando el niño viva en condiciones aptas.”

• “Porque todos tienen derecho a tener una familia sin importar nada”

• “Considero que todos debemos tener la misma oportunidad de formar una familia
sin importar las preferencias sexuales.”

Vous aimerez peut-être aussi