Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Kant parte los artículos definitivos sobre la paz perpetua desde la mirada de los contractualistas; dado el abandono
del estado de naturaleza, en la que los individuos entran a la sociedad civil garantizada por una Constitución civil.
El contenido de toda constitución jurídica posee:
1.una Constitución según el derecho político de los hombres en un pueblo.
2.el derecho de gentes de los Estados en sus relaciones mutuas.
3.Un derecho cosmopolita en cuanto que hay que considerar a hombres y Estados, en sus relaciones externas, como
ciudadanos de un estado universal de la humanidad. “Esta división no es arbitraria, sino necesaria, en relación con
la idea de la paz perpetua. Pues si uno de estos Estados, en relación de influencia física sobre otros, estuviese en
estado de naturaleza, implicaría el estado de guerra, liberarse del cual es precisamente nuestro propósito”(pág.25).
Para Kant, la base de la libertad jurídica consiste en “La posibilidad de una acción en tanto que con ella no se
perjudique a nadie (…). Libertad es la posibilidad de acciones con las que no se perjudica a nadie”(pág.25).
En el segundo artículo definitivo para la Paz Perpetua tiene como subtítulo: El derecho de gentes debe fundarse en
una federación de Estados Libres.
Kant nos dice: “Los pueblos pueden considerarse, en cuanto Estados, como individuos que en su estado de naturaleza
(es decir, independientes de leyes externas) se perjudican unos a otros por su mera coexistencia y cada uno, en aras
de su seguridad, puede y debe exigir del otro que entre con él en una Constitución semejante a la Constitución civil,
en la que se puede garantizar a cada uno su derecho. Esto sería una federación de pueblos que, sin embargo, no
debería ser un Estado de pueblos. Habría en ello, no obstante, una contradicción porque todo Estado implica
la relación de un superior (legislador) con un inferior (el que obedece, es decir, el pueblo) y muchos pueblos en
un Estado vendrían a convertirse en un solo pueblo, lo cual contradice la hipótesis (nosotros hemos de
considerar aquí el derecho de los pueblos en sus relaciones mutuas en cuanto formando Estados diferentes,
que no deben fundirse en uno solo”(pág.21).
Para Kant, el uso de razón de un individuo puede convertir en un deber inmediato de los individuos a instaurar la
paz “que no puede establecerse o garantizarse, ciertamente, sin un pacto entre los pueblos: tiene que existir, por
tanto, una federación de tipo especial a la que se puede llamar la federación de la paz, que se distinguiría del
pacto de paz en que éste buscaría acabar con una guerra, mientras que aquélla buscaría terminar con todas
las guerras para siempre. Esta federación no se propone recabar ningún poder del Estado sino mantener y
garantizar solamente la libertad de un Estado para sí mismo y, simultáneamente, la de otros Estados federados, sin
que éstos deban por esta razón (como los hombres en estado de naturaleza) someterse a leyes públicas y a su
coacción. Es posible representarse la posibilidad de llevar a cabo esta de (realidad objetiva) de la federación, que
debe extenderse paulatinamente a todos los Estados, conduciendo así a la paz perpetua. ”(pág.24).
“Los Estados con relaciones recíprocas entre sí no tienen otro medio, según la razón, para salir de la situación sin
leyes, que conduce a la guerra, que el de consentir leyes públicas coactivas, de la misma manera que los
individuos entregan su libertad salvaje, y formar un Estado de pueblos que (siempre, por supuesto, en
aumento) abarcaría finalmente a todos los pueblos de la tierra”(pág.31).
Para comprender mejor lo que nos quiere decir Kant acerca de instaurar entre Estados, una federación de Estados,
alude básicamente en que, para acabar con la guerra, la idea es “consentir leyes públicas coactivas, de la misma
manera que los individuos entregan su libertad salvaje, y formar un Estado de pueblos (…)”(pág.26). En una nota al
pie, Kant aclara mejor que quiere decir con esta Federación de pueblos:
“Al concertarse la paz, después de una guerra, no sería inconveniente para el pueblo que se convocara un día de
penitencia, después de las fiestas de acción de gracias, para implorar al cielo, en nombre del Estado, misericordia por
el gran pecado que comete el género humano al no querer unirse a otros pueblos en una constitución legal y al
preferir, orgullosos de su independencia, el medio bárbaro de la guerra (con el que, además, no se determina
lo que se pretende, es decir, el derecho de cada Estado) (…)”(pág.26).
Esta idea de federación de Estados es lo que se conoce por cosmopolitismo, como principio regulativo en el ámbito
internacional. El derecho internacional o mundial que da pie a lo que Kant llama <<derecho cosmopolítico>> se
refiere a "a posible asociación de todos los pueblos en orden a ciertas leyes generales de su posible
comercio”(pág.XIV).
Kant parte hablando la relación entre derecho y hospitalidad referida al “derecho de un extranjero a no ser
tratado hostilmente por el hecho de haber llegado al territorio de otro. Este puede rechazar al extranjero, si
se puede realizar sin la ruina de éste, pero mientras el extranjero se comporte amistosamente en su puesto
no puede el otro combatirlo hostilmente.”(pág.27)
El derecho y hospitalidad tiene que ver con un derecho de visita que tienen los individuos a presentarse en cierta
sociedad, “que tienen todos los hombres en virtud del derecho de propiedad en común de la superficie de la tierra,
sobre la que los hombres no pueden extenderse hasta el infinito, por ser una superficie esférica, teniendo que
soportarse unos junto a otros y no teniendo nadie originariamente más derecho que otro a estar en un determinado
lugar e la tierra”(pág.27).
El derecho de hospitalidad, no obstante, es decir, la facultad de los extranjeros recién llegados no se extiende
más allá de las condiciones de posibilidad para intentar un tráfico con los antiguos habitantes. De esta manera
pueden establecer relaciones pacíficas partes alejadas del mundo, relaciones que se convertirán finalmente en
legales y públicas, pudiendo así aproximar al género humano a una constitución cosmopolita”(pág.28).
Una salvedad, el Estado universal a la cual aspira Kant, en la práctica se da más bien una asociación de los Estados
como su más cercana aproximación.
La instauración general y permanente de la paz es la totalidad del fin último de la doctrina del derecho dentro de los
límites de la mera razón; <<pues el estado de paz es únicamente el estado de lo mío y lo tuyo en una multitud de
hombres vecinos entre sí asegurados bajo leyes, que, por consiguiente, están reunidos en una constitución; cuya
regla, sin embargo, no tiene que ser tomada de la experiencia de los que hasta la fecha se han encontrado mejor con
ello, como una norma para otros, sino la regla tomada por la razón a priori del ideal de una unión jurídica de los
hombres bajo leyes públicas en general>>”(pág.XVIII).
La constitución civil de Estado debe ser un Estado republicano y basarse en la separación de poderes, por ser la única
que resulta del contrato originario. El derecho de gentes de basa en el federalismo de Estados libres, susceptible de
ampliarse y consolidarse hasta convertirse en un Estado mundial, que, por la misma razón de los Estados miembros,
será una república, una república mundial.
EL derecho cosmopolita se limita a la hospitalidad, s decir el derecho de los miembros de cada Estado a recorrer
cualquier lugar del globo sin ser considerados como enemigos, por lo que hay cierta analogía entre este <<derecho
de visita>>. “Ello quiere decir que la ciudadanía mundial no anula las ciudadanías nacionales existentes, dado el
carácter federativo del Estado mundial kantiano, e implica esencialmente la libertad de circulación de personas y
bienes, factor de comunidad.
Derecho cosmopolítico/Kant:
Para Kant, la idea de un estado de paz radica en una:
“idea racional de una comunidad pacífica universal, aunque todavía no amistosa, formada por todos los pueblos de
la tierra que pueden establecer relaciones efectivas entre sí, no es algo filantrópico (ético), sino un principio
jurídico”(pág.192).
La posesión del suelo, que se encuentra en común para todos los individuos, “sólo puede pensarse como posesión de
una parte de un determinado todo, por tanto, como una parte sobre la que cada uno de ellos tiene originariamente
un derecho, todos los pueblos originariamente tienen en común el suelo, pero no están en comunidad jurídica
de la posesión y, por tanto, del uso o de la propiedad del mismo, sino en una comunidad de
posible integración física, es decir, que se encuentran en una relación universal de uno con todos los demás,
que consiste en prestarse a un comercio mutuo, y tienen el derecho de intentarlo, sin que por eso el
extranjero esté autorizado a tratarlos como a enemigos. Este derecho, en tanto que conduce a la posible unión
de todos los pueblos con el propósito de establecer ciertas leyes universales para su posible comercio, puede
llamarse el derecho cosmopolita.
Puede parecer que los mares imposibilitan la comunicación entre los pueblos y, no obstante, son justamente, por
medio de la navegación, las disposiciones naturales más favorables para su comercio, que puede ser tanto más vivo
cuanto más cercanas estén las costas entre sí (…).”(pág.193)
La frecuentación de las costas y su colonización para unirlas a la metrópoli, son también ocasiones propicias para el
mal y la violencia de un lugar de nuestro globo. A pesar de este abuso de posesión, “no puede [anularse] el derecho
del ciudadano de la tierra a intentar la comunidad con todos y a recorrer con esta intención todas las regiones,
aunque no sea éste un derecho a establecerse en el suelo del otro pueblo, para el que se requiere un contrato
especial”(pág.193).
Pero podemos afirmar con Kant, la idea de que un pueblo podría legitimar establecerse en ciertas tierras y poseerlas:
“Si se instala a tal distancia del asentamiento del primero que ninguno de ellos perjudica al otro en el uso de su
terreno, el derecho a ello es indudable; pero si son pueblos de pastores o de cazadores (…) cuyo sustento
depende de grandes extensiones de tierra despobladas, esto no podría hacerse por la fuerza, sino sólo por
contrato, y en este último caso sin aprovecharse de la ignorancia de los pobladores en lo que se refiere a la
cesión de las tierras, aunque aparentemente sean suficientes las razones que se utilizan para justificar que
la violencia redunda en beneficio del mundo (…)”(pág.193).
Sección 1:
El problema del derecho cosmopolita de Kant
El derecho cosmopolita es una categoría jurídica que introduce Kant en el Derecho Público.
“El derecho cosmopolita no se preocupa simplemente por las interacciones entre los
Estados. El derecho cosmopolita se ocupa principalmente de los encuentros entre pueblos
e individuos de tierras lejanas, y de cómo las personas comparten nuestro mundo finito
con otros pueblos”(pág.30).
Kant nos sugiere un principio básico mínimo del derecho cosmopolita: “El derecho
cosmopolita se limitará a las condiciones de la hospitalidad universal”(pág.30). Los
individuos tienen derecho a viajar a tierras extranjeras y buscar interacciones adicionales
con los habitantes locales. Los visitantes pueden ofrecer intercambiar o establecerse en el
vecindario. Los lugareños no pueden ser hostiles simplemente porque el extraño hizo una
oferta, y los de afuera no pueden ser hostiles a los lugareños simplemente porque los
lugareños rechazan su oferta. El derecho de hospitalidad no es el derecho de ser tratado
como invitado de honor, lo que requeriría un acuerdo especial.
“A diferencia de John Locke, Kant no condiciona la propiedad de la tierra en el uso
agrícola. Kant argumenta que los colonos deben respetar la primera posesión de los pueblos
indígenas, incluso si sus sociedades no están organizadas como Estado, es decir, incluso si
no viven en un Estado de derecho civil interno. Kant dice que un pueblo puede establecerse
en tierras que estén lo suficientemente lejos del territorio de otras personas. Aún así,
cuando la tierra ya está habitada y utilizada, los colonos deben contar con el consentimiento
explícito, real e informado de los nativos, es decir, un contrato”(pág.30).
La primera crítica de Waligore es que Waldron no está interesado en estos detalles
de Kant sobre el derecho cosmopolita, es decir, el que los colonos puedan contar con el
consentimiento explícito, real e informado de los nativos. “Waldron dice que Kant utilizó el
término “cosmopolita” para no describir una tesis particular sobre cómo debería
organizarse el mundo; más bien, dice que la categoría de derecho cosmopolita es una
categoría jurídica en la que podemos analizar ciertos asuntos. Hablar del derecho
“cosmopolita” coonota una cierta actitud, o espíritu, para abordar los problemas que
rodean a los diferentes pueblos para interactuar con aquellos con quienes deben compartir
un globo (…). Lo primero que le interesa es descubrir las presuposiciones de la categoría
misma y luego desarrollar sus propias tesis en derecho cosmopolita que se apegan al
espíritu kantiano. Por esta razón, podríamos ver que es importante que Kant mantenga el
derecho de visita, a pesar del potencial de abuso por parte de los europeos, quienes podrían
demorar más su bienvenida”(pág.30).
La crítica de Waligore es que Waldron “no ha identificado correctamente el espíritu
de derecho cosmopolita”(pág.30). Se preocupa Waligore de criticar la parte de que Waldron
excluye del derecho cosmopolitico la idea de los juicios particulares de Kant en el derecho
cosmopolita acerca de que los visitantes requieren del consentimiento de los pueblos
indígenas ya establecidos.
Waligore coincide en la afirmación de Waldron sobre el principio de proximidad de Commented [BS1]: El principio de proximidad requiere que
Kant, esto es, que requiere que “lleguemos a un acuerdo con aquellos con quienes lleguemos a un acuerdo con todos aquellos a quienes
inevitablemente estamos lado a lado. Como lo interpreta
compartimos un destino. Sin embargo, podemos llegar a un acuerdo entre nosotros de más Waldron, este requisito se extiende a los vecinos con los
de una manera. No deberíamos menospreciar otras posibilidades”(pág.32). que no compartimos valores, y aquellos que son nuestros
Waligore concluye esta sección de que, el derecho cosmopolita sugiere que vecinos como resultado de injusticias históricas. Dado que
los seres humanos siempre se están moviendo a través de la
podamos “considerar que las protecciones otorgadas a los pueblos indígenas implican un superficie de un globo finito, “no se sabe con quién
respeto por los pueblos indígenas en cuanto pueblos. Los pueblos indígenas generalmente terminaremos viviendo a la par, sin saber a quién puede
quieren ser reconocidos como pueblos, no simplemente como personas indígenas llegar nuestros vecinos”(pág.31).
El principio de proximidad, establecido en general y
individuales. Hacen reclamos basados en su soberanía y autogobierno previos antes del potencialmente aplicable en todos los niveles del derecho
contacto con los europeos. ”(pág.32) público. dice que aquellos que inevitablemente están codo a
codo con otros deberían dejar el estado de naturaleza y
regular sus interacciones de acuerdo con la ley (Kant 1996,
451-52, VI: 306-307 MM §41-42) (pág.52).
Para Wadron “las relaciones culturales y lam ezcla han sido una característica
constante de nuestro mundo. Garantizar la supervivencia cultural es inútil, ya que el
intercambio cultural siempre implica riesgo. No podemos descartar la posibilidad de un
cambio de cultura o incluso su destrucción en sus encuentros con otros (Habermas,
1998)”(pág.33). En este “argumento puede aplicarse a la política constitucional nacional,
para decir que los pueblos indígenas deben arriesgarse a un reconocimiento erróneo si
quieren que se escuchen sus reclamos (…)”(pág.33). (…) Waldron sostiene que tenemos uqe
encontrar una manera de vivir en paz con nuestros vecinos. Al describir lo que él denomina
el “principio de proximidad” doméstico de Kant, Waldron dice que tenemos el deber natural
de llegar a un acuerdo con aquellos con quienes probablemente entraremos en conflicto,
ya sea que compartamos o no una cultura común o incluso un sentido de justiica (pág.33).
Es decir, Waldron nos dice, que, el espíritu del derecho cosmopolita es que “los pueblos
deben reconociliarse, dado que comparten una tierra limitada. Incluso si el
entremezclado de los pueblos se produjo originalmente a través de la injusticia, la
generación actual no eligió nacer aquí, y ahora estamos inevitablemente lado a lado en el
sentido de Kant (…). Un pueblo no debería simplemente insistir en su propia esfera de
jurisdicción como si nunca se hubiera producido un entremezclado, ni deberían negarse a
argumentar por qué se les deberían conceder exenciones de las leyes generales (…).
Waldron dice que el derecho cosmopolita de Kant sugiere que todos debemos, en algún
momento, compartir la Tierra con otros a quienes no escogimos estar cerca, y entonces
deberíamos estar preparados para llegar a un acuerdo con quien nos encontremos uno al
lado del otro”(pág.33).
“Todos deberían esforzarse sinceramente por llegar a soluciones comunes a los
porblemas compartidos, en lugar de retirarse a políticas de identidad y negarse a justiificar
los reclamos de los demás. Participar en la política democrática siempre conlleva el riesgo
de que se nieguen los reclamos (…). Sean cuales sean los méritos del argumento anterior,
no debe olvidarse que en los encuentros históricos a través de las fronteras, la interacción
cultural a menudo ha implicado el “riesgo” de la represión violenta de culturas enteras y la
destrucción literal de los miembros individuales de estas culturas. Los cosmopolitas pueden
señalar que tal destrucción violaba las normas cosmopolitas, un “abuso” del derecho
cosmopolita. Por ejemplo, el derecho cosmopolita de Kant parece condenar claramente el
imperialismo europeo pasado. Sin embargo, esto plantea la pregunta: ¿por qué es
apropiado decir que los pueblos indígenas deberían ahora correr el riesgo de interactuar
con sus opresores históricos? Walron reconoce que existen riesgos al vivir en un Estado,
pero dice que estos son riesgos que moralmente debemos asumir en la descripción del
Estado por parte de Kant (…).
La idea central positiva de Waligore es que “la misma estructura del derecho
cosmopolita apunta a las condiciones bajo las cuales no se nos puede exigir moralmente
que tomemos estos riesgos. Cuando un grupo ha negado injustamente a otro grupo el goce
seguro de los derechos en el pasado, puede ser razonable (o no irrazonable) que los
sucesores de las víctimas desconfíen del contacto extenso con los suscesores de los
opresores. En tales circunstancias, un grado de separatismo medido puede estar
justificado. La injusticia pasada ha socavado las condiciones para la confianza y para un
intercambio cultural de ideas pacíficas. Si bien, las culturas no pueden ser completamente
estáticas, los pueblos indígenas en general tienen más razones, en comparación con otros
grupos, para no arriesgarse a la exposición mediante el intercambio de razones en una
política interna. Pueden exigir una esfera de jurisdicción separada, y pueden hacerlo no
irrazonablemente, dado que la historia pasada de injusticia implicó una privación forzada
de autogobierno como políticas democráticas.”(pág.34).
Si la promesa de una política democrática en una comunidad que se adhiere a
normas del derecho cosmopolita, los pueblos indígenas tienen todo el derecho de que los
ciudadanos democráticos les aseguren garantías sinceras de que sus reclamos serán
escuchados, “antes de que los ciudadanos puedan condenar su postura como una política
de identidad basada en negarse a dar razones o limitar sus afirmaciones. Sin tales garantías,
una desvinculación relativa de los pueblos indígenas no parece irrazonable”(pág.35). “En el
contexto de hablar de política en general, y también de derecho cosmopolita
específicamente, Kant invoca la prudencia”(pág.35) que Waligore entiende en su análisis
como la idea de “que los pueblos indígenas pueden adoptar una posición prudente de
compromiso limitado en respuesta a una historia pasada de injusticia. Antes de que los
ciudadanos de un Estado puedan esperar que los pueblos indígenas confíen en una
democracia utilizando normas basadas en el derecho cosmopolita, los ciudadanos deben
considerar seriamente lo que aún deben de los indígenas por pueblos basados en
violaciones pasadas del derecho cosmopolita, como el asentamiento forzado. Esta garantía,
en su mayor parte, aún no se ha dado”(pág.35).
La idea o reclamo negativo de Waligore contra Waldron de que “no podemos, a
través de las presuposiciones del derecho cosmopolita de Kant, descartar las formas de
políticas de identidad que apuntan a proteger la integridad cultural”(pág.35).
Aquí se discute la relación del derecho de visita de Kant, es decir, esta posibilidad de
viajar por la tierra de otros, lo que quiere decir, que cualquier derecho de visita descarta la
pureza cultural extrema. Este derecho de visita de Kant no protege las culturas que insisten
en el derecho a vivir siempre en una burbuja completamente autónoma por el bien de la
pureza cultural. “Si las culturas tenían que ser puras para tener identidades, y literalmente Commented [BS2]: Diferencia entre Pureza Cultural e
cualquier contacto perturbaba su pureza, entonces el derecho cosmopolita sería de hecho Integridad cultural
incompatible con una preocupación por la identidad cultural. Aún así, la presentación de
Kant del “derecho a visitar” es compatible e incluso exige protecciones para la integridad
cultural. Una cultura que constituye una sociedad debe tener cierto control sobre los
términos de su relación con los demás. La integridad cultural es una cuestión diferente de
la pureza cultural. Tener literalmente ningún contacto no tiene por qué ser un requisito de
integridad cultural”(pág.36).
El problema es que Waldron no distingue entre los defensores de pureza cultural y
los defensores de la integridad cultural en el sentido de Scheffer.
La versión del espíritu del derecho cosmopolita que ofrece Waligore es “que hay
un elemento normativo detrás de la insistencia de Kant sobre que las culturas estén
protegidas de una violación no consensual de su integridad, aunque no sea por una
violación de su pureza. Aunque las protecciones de Kant pueden no permitir el aislamiento
cultural total, Kant otorga el derecho de rechazar cualquier compromiso con los
forasteros siempre y cuando el rechazo de oberturas no cause la destrucción de los
forasteros. ”(pág.37). Para entender mejor esto último, Waligore nos dice que, “(…) Valorar Commented [BS3]: Qué nos quería decir Kant con esto,
las protecciones contra las violaciones de la integridad no significa valorar la pureza cultural. entonces cuál es la manera de rechazar a los extranjeros sin
causarles ninguna destrucción?
Como una prueba más de esto, Kant exigió que los visitantes respeten la elección de la gente
nativa de cómo vivir. Además, el requisito de Kant de que los visitantes obtengan el
consentimiento de los pueblos indígenas se desencadena en el momento en que sus
modos de vida colectivos se ven potencialmente afectados. Kant dice que los pueblos
pueden decidir continuar sus formas tradicionales de usar la tierra, siempre y cuando
permanezcan dentro de sus propias fronteras (…)”(pág.38).
La interpretación de Kant sobre su preferencia o indicaciones hacia un Estado
civilizado de que es un estado superior a la condición anárquica “salvaje”, no excluye la
posibilidad de apoyar a que los “salvajes” “elijan su propio destino en función de sus propios
juicios acerca de cuál es la forma de vida superior. Kant condena el asentamiento
involutario de personas ajenas a la comunidad sedentaria. Los colonos no necesitan
obtener el consentimiento si están lo suficientemente lejos como para no invadir la tierra
de los pueblos nativos. El requisito de consentimiento, y la restricción potencial a la
libertad de los extranjeros, se desencadena justo en el punto en que los modos de vida
colectivos de los pueblos indígenas estarían amenazados: si el acuerdo se realiza tan lejos
de donde reside esa gente, no hay intromisión en cualquiera que use su tierra, el derecho
a establecerse no está sujeto a dudas. Pero si estas personas son pastores o cazadores
(como los hotentotes, los tungusi o la mayoría de las naciones indígenas americanas) que Commented [BS4]: Ponerle atención a esta cita de Kant
dependen de su sustento en grandes regiones abiertas, este asentamiento no puede tener
lugar por la fuerza, sino solo por contrato, y de hecho un contrato que no aprovecha la
ignorancia de esos habitantes con respecto a la cesión de sus tierras (…)”(pág.38).
Según Waligore, Kant fue mucho más generoso con los pueblos nativos que Hobbes
y Locke. Hobbes habló de cómo los colonos podían ir a países no suficientemente habitados
y a restringir espacio a los pueblos nativos a habitar más cerca, para arrebatar lo que
encuentran; para cortejar cada pequeña parcela con arte y trabajo, para darles sustento a
su tiempo. Locke, en cambio, privilegia la agricultura y denigra a los nativos americanos por
no mejorar la tierra (pág.38). Para Locke, las tierras de america son tierras de desecho, lo
que implica que están abiertas a la apropiación por parte de la primera persona que
realmente trabaja en la tierra.
Volviendo hacia la interpretación del derecho cosmopolita de Waligore, el derecho
cosmopolita puede autorizar a ciertas culturas a rechazar virtualmente toda interacción.
“En última instancia, Kant permite a los pueblos nativos decidir cuándo arriesgar la
interacción y la comunicación en un mundo que ha demostrado ser peligroso porque los
europeos no han correspondido a la hospitalidad”(pág.39). “Es inevitable interactuar con
los demás; aún así, es razonable que las culturas se aseguren de tener alguna red de
seguridad antes de involucrarse ampliamente en el mercado cultural (…). Cuando se
debilitan las condiciones de confianza, Kant dice que esto hace que la paz sea imposible.
El establecimiento de la paz requiere una garantía del disfrute seguro de la libertad (…).
Una vez que se establece la paz, las personas pueden comerciar, interactuar y disputarse
entre sí en un contexto en el que la oposición y las diferencias no se vuelven violentas, y los
desacuerdos pueden resolverse a través de la ley.
Waligore termina esta sección abriendo el siguiente debate: las distintas culturas
entonces tienen el derecho de rechazar interacción con extranjeros por motivos de
desconfianza.
Kant sostiene que las personas que están una al lado de la otra, en un territorio local,
están obligadas a abandonar el estado de naturaleza. Si se niegan, sus vecinos pueden
obligarlos a unirse a un Estado político. Sin embargo, el principio de proximidad de Kant solo
permite la coerción para las personas que interactúan en un territorio local. “Kant no
permite claramente la coacción con este propósito en el nivel de derecho internacional, ni
presumiblemente en el nivel de derecho cosmopolita. Kant desea el establecimiento de
una constitución cosmopolita. Para Waligore, sin embargo, “sería un error hablar sobre los
objetivos cosmopolitas de Kant en el derecho cosmopolita, sin mencionar cómo el derecho
restringe la búsqueda de esos objetivos”(pág.49).
Para Waligore, en contra del principio de proximidad, sostiene que Kant no
argumenta que mientras Kant sostenga“que estamos autorizados para coaccionar a los
vecinos disidentes que no desean unirse a un Estado doméstico, la situación es diferente
cuando hablamos de estar uno al lado del otro en el sentido de simplemente compartir
inevitablemente la Tierra. Kant no nos dice que see nos permita usar la coacción para
obligar a otros a establecer una condición de derecho en el nivel cosmopolita; él toma
la opinión contraria (…).”(pág.50).