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¿Es mala la lluvia?

Cae agua del cielo desde que el mundo era mundo. Siempre de arriba hacia abajo.

Le cayó a los primeros seres vivos, a los dinosaurios, a los primeros mamíferos, a las primeras
personas que eran parecidos a nosotros desde que los continentes son lo que son ahora.

La lluvia les cayó a nuestros antepasados. A nuestros abuelos, a los abuelos de nuestros abuelos, a
los abuelos de los abuelos de nuestros abuelos.

La lluvia cae desde las nubes. Las nubes negras que no son malas porque solo tienen agua. Agua
que cae a modo de gotas en la tierra, que caen hacia el suelo sin hacerle daño real.

Es normal que llueva, porque eso riega los campos, las plazas, las plantas y los árboles. El agua
calma la sed de los animales que no tienen quien se las dé en platitos, los moja para quitarles
suciedad y olor. Las gotas lavan el aire de algunas enfermedades y se lleva la contaminación del
ambiente.

Si abres la boca puedes beberla, porque es agua sin tóxicos. Puedes juntarla en elementos
apropiados y usarla, porque es agua limpia.

Y si bien la lluvia moja, no hay que preocuparse porque después el sol seca. Cuando cae al suelo
corre dentro de la tierra o hacia algún arroyo que la devuelva a un lago, rio o al mar.

El agua siempre caía tranquila y con buena voluntad… pero algo cambió

Cambiaron los suelos y se hicieron cada vez más duros y lodosos, entonces la tierra no absorbía el
agua y se juntaba o corría hasta que encontraba un lugar donde ya no podía correr más y se
amontonaba haciendo piletas.

Cambiaron los árboles y las plazas, sacaron pasto y pusieron mas piedras, menos vegetación,
menos pasto real y mas artificial.

Cambiaron los techos y las calles. Se construyeron casas en lugares donde siempre se había
juntado agua o en lugares donde no se juntaba pero que por trabajos en otros lugares la lluvia no
podía irse por donde antes y terminaba juntándose donde nunca lo había hecho.

Cambiaron las formas en que la ciudad recolectaba el agua que caía. Los lugares que sacaban la
lluvia de las calles se taparon, no se hicieron más, o simplemente se hacían muy chiquitos,
entonces no podía sacar el agua tan rápido.

Cambiaron los ríos, los canales y los riachuelos; los hicieron más delgados a la fuerza. Los pusieron
en tubos, desviaron sus recorridos originales. Construyeron casas muy cerca de estos lugares y no
pusieron muros ni zanjas para que cuando la lluvia caída llenara estas corrientes de agua más de lo
normal no pudieran salirse buscando lugar donde descargar el exceso.
Cambiaron algunas personas que tenían que preocuparse sobre cómo caía el agua tomando
decisiones malas sin notar que eso que hacían no le ayudaba a la lluvia a llegar limpia en su viaje
desde las nubes, no le ayudaba a ser absorbida por la tierra, no le ayudaba a escurrirse hacia lagos,
ríos o mar.

Es que el agua caída no cambió, la lluvia nunca fue mala.

Cambiaron otras cosas que dependían de las personas que estamos en el suelo para aprovechar el
agua sana que cae de las nubes negras. Porque no es culpa del agua mojar nuestras cosas, no es
culpa de la lluvia juntarse e inundar.

La lluvia no es mala, el agua no es asesina. No es sucia, sino que se ensucia con las cosas sucias que
las personas tiran al suelo. Ella cae intentando hacer un bien al mundo, como lo ha hecho desde
siempre.

Por eso es necesario saber donde vivimos, en qué lugar de la ciudad tenemos nuestras cosas.
Debemos asegurarnos que cuando llueve, el agua podrá correr libre para ser aprovechada.

Porque si no es así, entonces tenemos que cambiar eso.

¿Cómo lo hacemos?
Exigiendo que las personas encargadas de tratar la lluvia tengan que trabajar como se debe.
Sabiendo que los niños y niñas tienen derechos a vivir en ambientes sanos y fuera de peligro. Que
se debe enseñar cómo y por qué cuidar los ambientes naturales, porque la lluvia les hace tanto
bien.

Que un día de lluvia vuelva a ser lo que siempre fue:


Una eterna limpieza del aire que refresca los suelos que día a día caminamos.

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