LAS REVOLUCIONES BURGUESAS (I):
EUROPA DE LA ricer ION A
LA REVOLUCION (1815-1848)
INTRODUCCION
Entre 1815 y 1830 se desarrolla un periodo historico que sirve de puente entre los cambios habidos durante
la Revolucién Francesa y el Imperio napolednico, que habian derrocado el Antiguo Régimen, y las nuevas oleadas
revolucionarias de 1830 y 1848. Este paréntesis seria conocido como la Restauracién. Para el historiador alemén
R. Koselleck, este término tiene dos significados fundamentales:
— Desde el punto de vista politico, significaba el restablecimiento de la situacién anterior a 1789, cambio
‘por el que abogaban los sectores mas conservadores de la sociedad francesa. Sin embargo, tanto en la Francia de
Liiis XVII como en el resto de Europa, esta Vuelta al pasado iba a experimentar serias problemas y oposi-
ciones.
= Desde el punto de vista histérico, el concepto de Restauracién pasaba por alto las conquistas politicas,
sociales y econdmicas, alcanzadas durante la Revoliicin y el Imperio. La Restauracién siguié bajo la tension de
Ia Revolucién, y las fuerzas que apoyaban ésta fueron acrecentandose con el paso de los aftos. «Que no se podia
retroceder en el tiempo era algo en lo que coincidfan tradicionalistas y revolucionarias (..). Con ello se admitia lo
iniail del intento de imponer la Restauracién, asi como su cardcter transitorion (Koselleck).
El sistema restaurador va a apoyarse en unos fundamentos ideoldgicos y unos principios de orden practico.
Los primeros, negando el principio de la soberania nacional, y rechazando por tanto el sistema parlamentario,
‘abogaban por un régimen contrarrevolucionario, cuvos pilares debian ser el legitimismo (monarquia hereditaria
tradicional) y el origen divino del poder (teocracia). Los principios précticos -formulados en el Congreso de Viena
yen la Santa Alianza (1815) y reafirmados en el llamado «sistema Metternich»-, se manterializardn en:
~ El reajuste del mapa europeo.
El equilibrio interno de los estados, donde el orden social debe ser preservado contra la revolucién, y el
‘equilibrio entre éstos, que lleva a una solidaridad entre las grandes potencias frente al peligro de los movimientos
liberates y nacionales.
— El «concierto europeo», formula que exige de las grandes potencias la necesidad de reunirse conjunta-
‘mente en Congresos para decidir sobre los conflictos y, en su caso, para intervenir y restablecer el orden ame-
nazado,
A pesar de que los estados restaurados cuentan en el interior, con un fuerte aparato represivo (policia,
censura, etc), al que se suma la colaboracién internacional de las potencias legitimistas, las fuerzas ascendentes
de la burguesia, impregnadas del liberalismo politico y de un cierto romanticismo nacionalista, constituyeron
serias amenazas al orden establecido.
A partir de 1820, estas amenazas se traducen en levantamientos y revueltas, que abren en toda Europa y
América una nueva oleada revolucionaria, que si bien en gran parte fracasa, puso en evidencia la fragilidad de los
rincipios restauradores antes enunciados.
La independencia de Grecia, la negativa briténica a la intervencién en Espafia, la oposicién norteamerica-
na al intervencionismo en Hispanoamérica (doctrina Monroe) y la agudizacién ultraconservadora del régimen de
Carlos X en Francia, que desembocaré en las «jornadas revolucionarias» de 1830, dieron definitivamente al
traste con el sistema establecido en Viena en 1815.Dos oleadas revolucionarias, la de 1830 y 1848, aunque como veremos de naturaleza diferente, tienen
___ambas raices casi comunes: la crisis econémico-social y el malestar politico. En el trasfondo de las mismas
discurren la agitacidn liberal y nacional. Pero el papel de las masas en las revoluciones del «#8», especialmente
-en-Francia;-es-mayor-que-en-las-revoluciones-de-1830. Ya a los contempordneos les sorprendié esta temprana
Participacién que anunciaba el acceso de las mismas a la politica a partir de entonces.
‘Las revoluciones de 1830 representan la culminacidn de la subida al poder de la «gran burguesiay, ya
anunciada cuando las revoluciones de 1820-21 hicieron tambalearse a la antigua clase dirigente, la aristocracia,
durante la Restauracién. Esta alta burguesia, ascendente, como la denomina Lhomme, supo recoger los frutos de
la insurreccion de la pequeia burguesia y de los obreros, de tendencia republicana, y logrd imponer su solucién,
‘una monarguia parlamentaria de carécter moderado y restringir la participacién politica mediante la implanta-
cién del sufragio censitario y de las libertades formales. El papel desemperiado por la burguesta tanto en esta
H revolucién como en la del «48», fue lo que dio lugar a que Marx denominase a ambas con el término de
«revoluciones burguesas».
Pero las revoluciones de 1830, inspiradas en el levantamiento francés, sélo lograron su objetivo, liberal y
nacional a la vez, en Bélgica, donde una revolucion independizé a este Estado del reino de los Paises Bajos,
instaurdndose una monarquia parlamentaria y una constitucién, la de 1831, modelo del constitucionalismo
europeo durante todo el siglo.
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Llamado al rono por el Senado el 6 de abril de 1814, Luis XVIII hac su entrada soleme en Paris
13 de mayo, sigulendo un ceremonial minuciosamente organizado, La legada de rey significa el
retblcimiento dla paz ye final del prodo revoluconari, Cone comiena pes a Europa de
‘Restauracion,|S REVOLUCIONES BURGU!
En el resto de la Europa central y oriental ~Alemania, Austria, Polonia e Italia-, los movimientos
revolucionarios fueron encabezados por la burguesta liberal y nacional, pero sin el apoyo de las masas,
especialmente el campesinade, que constitula'la miayor parte de la poblacién, sujeto al régimen seRorial. Tras
conseguir, inicialmente,.imponer.constituciones.liberales, la reaccién, apoyada tanto en la division. interna de
estas insurrecciones como en la indiferencia de las masas campesinas, triunfé, y el viejo orden qued6 resta-
blecido.
Las revoluciones del «48» fueron consideradas por algunos de sus contemporéneos ~Marx y Engels~ como
revoluciones de cardcter moderno, en las que la lucha de clases entre la burguesta y el «proletariado ascendente»
hha desplazado a la de la burguesia aliada con las masas obreras y campesinas frente a la aristocracia. Otros
historiadores también han sehalado el cardcter social evidente de estas revoluciones y su complejidad social. La
fuerza y la extension de las mismas se debié, en especial, al descontento de la pequefia burguesia republicana,
‘marginada del poder, y a la fuerte participacién de las masas, espoleadas por el deterioro de su condicidn social,
creada por los problemas de una industrializacién incipiente. De aht el cardcter y la naturaleza de las nuevas
demandas revolucionarias: reformas de cardcter demoerdtico ~sufragio universal, instauracién de una repiblica,
libertades estrictamente expresadas y no tan sélo formales-, y socialistas ~creacién de cooperativas obreras,
garantia de empleo para todos los ciudadanos, libertad de huelga, limitacién de la jornada laboral a diez
horas.
A pesar de que las revoluciones de 1848, por su cardcter republicano y social, parecian amenazar el edificio
burgués, éstos no fueron barridos totalmente, y en Francia, la alta burguesia logr retomar la direccién de la
revolucién implantando una repiblica conservadora y, mds tarde, un imperio autoritario,
Las jornadas de febrero suscitaron de nuevo la extensin del foco parisino al resto de Europa. En
Alemania, la revolucién berlinesa y el Parlamento de Francfort recogieron las aspiraciones liberales y nacionales
del pueblo alemdn. Pero el fuerte particularismo, las divisiones entre liberales-conservadores y demécratas
radicales, la ausencia de apoyo de las masas y el temor de la burguesta a la revolucién social, hicéeron fracasar el
primer intento serio de crear una Alemania unificada bajo una misma Constitucién.
En el Imperio Autriaco, la revolucién encabezada por estudiantes e intelectuales mostré no sélo las
aspiraciones liberales similares a las del resto de Europa sino también la complejidad del edificio plurinacional y
‘maultirracial. En Italia, la revolucién, triunfante en sus primeros momentos ~expulsién de los austriacos de la
Lombardia-Véneto e implantacién de la reptiblica romana-, fracasaron de nuevo ante el embate de la reaccién
austriaca y la ineficacia del movimiento carbonario. En sintesis, podemos decir qué las eausas del fracaso en
estas tiltimas se debieron a la complejidad de las divisiones nacionales y a la casi ausencia de participacién de las
‘masas. Pero pusieron en evidencia la fragilidad sobre la que descansaba el Imperio austriaco, y, en el caso de
Italia quedé planteada la cuestién nacional.
Ei] £1 RécIMEN DE LA RESTAURACION Y LA RECONSTRUCCION DE EUROPA
El conservadurismo politico del régimen en la Restauracién que hunde sus raices en una ideologfa
reaccionaria, y en unas bases sociales que lo alimentan, va a concretarse, tras la derrota napoleénica, en una
nueva organizacién del mapa de Europa ~Congreso de Viena-, y la restauracién de un sistema de garantia del
equilibrio: La Santa Alianza.
3.1.1, LA IDEOLOGIA DE LA RESTAURACION
Mas que una ideologia, el tradicionalismo es una actitud basada en la exaltacién de la autoridad, el
orden, la jerarquia y la religin catélica. Estos postulados surgieron, en realidad, de las reflexiones de
determinados sectores sobre la Revolucién Francesa, a raiz de la obra de Burke, en 1790. Coincidiendo con este
autor, el conde Joseph de Maistre y el vizconde Louis de Bonald ridiculizaron las pretensiones racionalistas del
siglo xvm, negando la capacidad del hombre para crear un gobierno, as{ como la posibilidad de establecer
constituciones escritas 0 declaraciones de derechos.
El suizo Ludwig Von Haller, como los anteriores, reafirma el legitimismo, es decir, el derecho inherente
del monarca al ejercicio de la Soberania.
El pensador mds influyente de la Restauracién, con su slogan «Trono y altar», fue Joseph De Maistre
(1753-1821). Sus «Consideraciones sobre Francia» (1797) constituyen el soporte «ideolégico» de la Santa
Alianza.