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“La Música y el niño pequeño” Frances Webber Aronoff.

Las formas del


desarrollo intelectual, pp. 6, 7 y 8. Ed Ricordi. Buenos Aires 1974.

“Para comprender el crecimiento intelectual, muchos psicólogos especializados en


problemas del desarrollo se apoyan en Jean Piaget por sus amplias contribuciones
teóricas y empíricas para el conocimiento del niño en las distintas etapas de su
desarrollo. Basándose en esos datos, que se refieren a etapas y secuencias dentro de
un proceso continuo, Piaget descubrió lo que se llamó “la teoría lógica implícita sobre
la cual se apoya el niño al realizar sus tareas intelectuales” (Jerome S. Bruner, Toward
a Theory of Instruction). Bruner elogia la utilidad y la fuerza de Piaget, pero explica que
esta descripción formal no constituye de ningún modo una explicación o descripción
psicológica del desarrollo cognoscitivo. La claridad descriptiva de Piaget, más bien,
plantea un problema para cualquiera que tuviera que trabajar con una explicación
psicológica. Bruner se ocupa de tal explicación psicológica y clarificó el proceso del
crecimiento intelectual para los no-psicólogos (Jerome S. Bruner, El proceso del
desarrollo cognoscitivo).

Como premisa para comprender las ideas de Bruner sobre las diferentes maneras
de conocer, debe advertirse el uso convencional de la palabra inteligencia. La
acepción común de esta palabra ha estado conectada por lo menos implícitamente,
con representaciones simbólicas de la experiencia, mientras que si se considera el
término de manera más precisa, se refiere a la capacidad de conocimiento y
comprensión (especialmente en lo que respecta l manejo de situaciones nuevas) y la
capacidad para llegar a formas superiores de pensamiento. Hemos tendido
comúnmente a considerar como inteligencia solamente aquellas operaciones
fácilmente verificables y analizables en términos verbales. Las experiencias
preverbales fueron amontonadas confusamente y rotuladas pre-aprendizajes.

Bruner señala tres modos de aprendizaje –forma de elaborar y representar la


información del medio ambiente-: 1ro la enactiva, a través de la acción y el manipuleo;
2do la icónica, a través de la organización perceptual y de la imagen auditiva,
kinestésica y visual; 3ro la simbólica, a través de las palabras y de otros símbolos.

Al reconocer tres formas de conocimiento en lugar de una –la simbólica- ubica en


su lugar los aspectos preverbales de la inteligencia. Aquellas adquieren importancia no
solo como formas de conocimiento accesible para el niño antes de que haya adquirido
el lenguaje, sino también como medios de sustanciación de sistemas simbólicos en el
aprendizaje posterior.

Los modos de conocimiento enactivo e icónico son en realidad las formas


mediante las cuales un niño pequeño conoce la música. Nosotros hemos
intuitivamente puesto énfasis sobre aspectos de su experiencia, pero hasta ahora no
hemos logrado tal vez captar por completo el aprendizaje musical que se cumple de
esa manera. Esas formas de conocimiento se encuentran en el corazón de la
experiencia musical. Los consejos de educadores musicales sensibles desde Jacques-
Dalcroze a Mursell y Lanfer – hacer y escuchar antes de encontrar el símbolo
correspondiente – se centran sobre los modos enactivos e icónicos del crecimiento
cognoscitivo en la música. El acento sobre estos modos y la transferencia de uno a
otro constituyen los principios del método Dalcroze de educación musical.”

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