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El trabajo educativo “en riesgo”, debe atender a la diversidad y conciliar una práctica
inevitablemente normativa y homogeneizadora. Los alumnos de los sectores castigados
se encuentran en condición crítica (repitencia, deserción o ingreso tardío), no alcanzan
logros básicos. Existe una preocupación por los niveles de subsistencia educativa a los
que aspiramos llegar, no solo a nivel primario. Problemas de educabilidad entendida como
condiciones, alcances y límites que posee la acción educativa sobre los sujetos en
situaciones definidas. Y estas concepciones sobre la educabilidad se emparentan con
razones del fracaso escolar. Ante esto la necesidad de diseñar ofertas de educación
especial o estrategias integradoras. Según la matriz comeniana, la educabilidad parece
hacer referencia a una suerte de inmadurez, incompletud o, visto de una manera positiva,
una gran flexibilidad, posibilidad de cambio como producto de la experiencia. Es
importante destacar que en los supuestos comenianos existe una noción clave: la
armonía supuesta entre el hombre y el orden natural. La educabilidad se define en la
relación educativa, no en la naturaleza del alumno. Hay que sospechar del método
cuando los ineducables son muchos. La educabilidad de un alumno se expresa
principalmente en los efectos de la vida social o de la crianza. La prescripción comeniana
de suma importancia es la de que es posible y necesario trabajar sobre las condiciones de
educabilidad de los sujetos. Ante los diferentes tipos de ingenios y caracteres, esto es:
algunos son agudos, otros obtusos; unos blandos y dúctiles y otros duros; ávidos de letras
o aficionados a las cosas mecánicas. El método tiene que encontrar la armonía en la
naturaleza humana. Eliminar las diferencias. De esta manera, las diferencias no atentan
contra la posibilidad de ser educado, sino en principio parecen orientar los ajustes
posibles a un método único. La ficción de la homogeneidad de la población escolar común
La problemática de la diversidad se ha originado con mayor vigor en el área de la
educación especial pero, apareció también de relieve ante la atención educativa de niños
de otras etnias, inmigrantes, etc. La diferencia entre ambas no aclara cómo debería
orientarse en prácticas de enseñanza. También es cierto que la escuela ha atendido a la
diversidad definida en criterios de “alumno común”, sano. Homogeneidad en la lógica
escolar parece partir de la posibilidad de obtener logros relativamente homogéneos. Por
otra parte es bueno aclarar que la escuela no ignoró la diversidad sino la tramitó bajo la
premisa de alumno ideal, normal, sano. Si la dispersión era ingobernable se prescribía
una práctica diferente. De tal manera que lo que debería preocuparnos sería tanto los
criterios para delimitar lo heterogéneo como lo homogéneo. Estamos obligados a pensar
en cuánto ignoran nuestras prácticas de escolarización sobre los sujetos y sus
diferencias. El riesgo está en naturalizar el problema de la diversidad y la homogeneidad.
Como si los sujetos solo fueran grados, estilos o perversiones de lo que hemos logrado
atrapar en nuestras prácticas psicológicas.
La educabilidad en una matriz vigotskiana: el fracaso escolar y los usos de la ZDP (Zona
de Desarrollo Próximo)
Hemos visto hasta aquí el hecho de definir lo diverso por la imposibilidad de su inclusión
en la escolaridad común. Esto sin tener en cuenta, paradojalmente, la diferencias de los
incluidos en cierta homogeneidad. La educabilidad y su sospecha se centran en torno al
problema del fracaso escolar masivo en los sectores populares. Dicho fracaso se expresa
generalmente en dos lugares comunes:
Por otra parte resultan evidentes los efectos impensados que ha arrojado la constitución
de la propia psicología educacional en contrapunto con la matriz comeniana:
De tal manera que antes de revisar aquellos límites casi técnicos relativos al desarrollo de
innovaciones o novedades, se nos impone ahora, revisar dos problemas centrales: Por
una parte los riesgos de volver a caer en concepciones reductivas llegando a lo
prescriptivo normativo; y en segundo lugar, los riesgos de no advertir la historia, sentido y
naturaleza de las prácticas psicoeducativas que han colaborado a legitimar la exclusión.
Algunos ejemplos de este plano relativo a los “usos” de las teorías y prácticas
psicológicas en lo educativo, pueden encontrarse en el uso ya divulgado de nociones
como Zona de Desarrollo Proximal, de la obra vigotskiana. Este concepto se refiere a la
diferencia a ponderar entre los desempeños autónomos de un sujeto en un dominio dado
y los que logra ante el mismo problema inserto en situaciones colaborativas,
generalmente en relación con un sujeto “más capaz”. La hipótesis vigotskiana consistía en
dos ideas cruciales: a) será la actividad intersubjetiva la que produce el desarrollo cultural
específicamente humano b) Esto trae como consecuencia una variación significativa de
las unidades de análisis adecuadas para explicar el desarrollo de los aprendizajes de los
sujetos. Esto es, la educabilidad de los sujetos no es nunca una propiedad exclusiva de
los sujetos sino, en todo caso, un efecto de la relación de las características subjetivas y
su desarrollo con las propiedades de situación. Más allá de estos conceptos, la idea es
tratar de no caer en ciertos reductismos que interpretan la compleja categoría vigotskiana,
tales como:
- La idea de que la ZDP está llamada a legitimar las prácticas docentes per se, esto
es, incluidas aquí las tradicionales, sin advertir la necesidad de discriminar el
componente descriptivo/explicativo de la ZDP, etc.
En la medida que podamos realizar una visualización de la complejidad que remite a las
nuevas prácticas familiares, una reconsideración del formato tradicional de familia y una
nueva conceptualización de dicha categoría de análisis será posible reformular prácticas
educativas. Habitualmente la institución educativa sólo acepta la información de un
progenitor y registra como un aspecto negativo cuando a la misma acude otro integrante
del grupo familiar. Sin embargo, y desde el análisis de la unidad doméstica, puede resultar
valiosa la información brindada por ese que acude sin ser progenitor, porque nos habla
desde el lugar habilitado por su grupo y da cuenta de su vinculación. Como integrantes de
las estructuras territoriales podemos cambiar la práctica que privilegia la toma de datos, y
ponderar estos otros aspectos que son más significativos en el momento de proponer un
fortalecimiento del vínculo entre escuela-familia.
3- Las OPERACIONES COMUNITARIAS en el TRABAJO con FAMILIAS:
El capital simbólico y cultural de la familia se pone en tensión con los llamados saberes
disciplinares que suelen caracterizar a las prácticas institucionales, especialmente
aquellas que supuestamente evalúan la capacidad socializante de la familia. Al recuperar
este enfoque foucaultiano procuramos generar un debate en relación al saber y al poder
en el trabajo con familias, porque resulta muy dificultoso un verdadero acompañamiento a
las familias si no son tenidas en cuenta, valoradas o respetadas sus capacidades, sus
prácticas, sus historias y sus contextos.
El trabajo con familias -centrado en la visualización del saber y del poder de sus
miembros promueve su empoderamiento, su capacidad para actuar y provocar cambios
en función de sus propios valores y objetivos, de protagonismo, de creación de cultura.
Teniendo en cuenta que las familias son lugares donde se constituyen lazos y se
establecen discursos, nos preguntamos qué relación de palabra somos capaces de
generar desde el espacio educativo. Creemos necesario el debate acerca de nuestro
posicionamiento respecto a las familias -cualquiera sea su formato o particularidad- para
posibilitar el reconocimiento del potencial que hay en ellas y augurar acciones conjuntas
que abran nuevas posibilidades. Frecuentemente las intervenciones en familias están
motivadas por la detección de la carencia, de lo problemático, desde la preocupación de
la escuela por lo que no se adapta a la cultura escolar. Las familias se vuelven objeto de
nuestras intervenciones, a menudo sin tener la oportunidad de manifestar cuál es su
deseo o su preocupación; se paralizan, se convencen de ser únicos causantes del
problema, se quedan “esperando la solución del afuera”, o bien abren una línea de fuga,
resistiendo a la intervención. En más de una oportunidad se debaten las acciones a seguir
en una situación familiar compleja sin la presencia de los integrantes de la familia. Y
paradojalmente, la experticidad también deja aislados a los integrantes de nuestras
estructuras. La línea de trabajo que sostiene esta Dirección insiste en la ruptura de
asimetrías innecesarias, procurando que los saberes de todos se pongan a favor de la
promoción y la restitución de derechos, el fortalecimiento de los sujetos y la
democratización de las prácticas educativas.
El libro Chicos en banda, de Cristina Corea y Silvia Duschatzky, fue escrito a partir
de una investigación en escuelas marginales de Córdoba, durante la cual fueron
apareciendo situaciones a las que era difícil dar sentido desde los supuestos
institucionales. Detengámonos en una de ellas para pensar las operaciones en
clave de invención. Armado y alumno son incompatibles, pero sin la condición de
armado el alumno quizás no llega a la escuela. La operación capaz de instalar
algo de escuela en esas condiciones necesita desarmar a los niños, aunque sea
durante su permanencia en el edificio escuela.
Parentesco liquido
Hay una serie de estudios de Michael Foucault sobre la locura y las prisiones que son
interesantes para estudiar los dispositivos de exclusión. Pero la transformación
contemporánea transforma a ese hombre del mañana en un consumidor del hoy –o un
expulsado del consumo de hoy–. Pero aún sigue siendo complicado el asunto. No
sabemos por qué hemos privilegiado un estado de la materia por sobre los otros. En todo
caso, por un motivo u otro solemos llamar ente a lo sólido. En la reversión del tablero, el
mercado, que era pensado como un lago interno dentro de la solidez estatal, ha crecido a
tal punto que ha devenido océano, de modo que el resto de los términos emergentes
ahora son islotes conectados por un medio fluido. En un medio sólido, la conexión entre
dos puntos permanece, a menos que un accidente o un movimiento revolucionario corten
esa atadura. En un medio fluido, dos puntos cualesquiera –que pueden ser el padre y el
hijo, uno y su puesto de trabajo, el docente y el estudiante– permanecen juntos porque se
han realizado las operaciones pertinentes para ello, y no porque un andamiaje estructural
los encierre en el mismo espacio.
No por realizar una misma acción producimos un mismo efecto. Para nosotros, la familia
está basada en el amor. Y una gran conquista de los movimientos de liberación
femenina, del psicoanálisis, del pensamiento crítico, fue no sólo elegir esposo o esposa
sino, además, conservarlo o no por amor. Las relaciones que puede dibujar son vínculos
difíciles de definir por el andamiaje estructural del parentesco. La situación actual, al
imponer como condición que los vínculos de alianza se sostienen en el amor, hace pulular
los «ex» y los «... astros». En historia suele distinguirse entre relaciones de parentesco y
sistemas de parentesco. No hay lenguaje de parentesco capaz de designar ciertos
vínculos efectivos. Sin embargo puede haber una relación efectiva de parentesco.