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Índice
Módulo 1. Evolución histórica de las concepciones de salud-enfermedad-atención. Desarrollo humano y
calidad de vida. ............................................................................................................................................. 3
Calatayud, F. Introducción a la psicología de la salud. Capítulo 1 ............................................................ 3
La categoría bienestar psicológico. Su relación con otras categorías sociales. García Viniegras, V.
González Benítez, I. (2000)...................................................................................................................... 10
Weinstein, L. (1989) El concepto de salud. Salud y autogestión ............................................................ 12
Max Neef, M. (1986) II Parte. Desarrollo a Escala Humana .................................................................... 15
Módulo 2. Determinantes sociales y equidad ............................................................................................. 21
Asociación Latinoamericana de Medicina Social CEBES (2011) .............................................................. 21
OMS (2011) Comisión sobre determinantes Sociales de la Salud. Subsanar las desigualdades en una
generación .............................................................................................................................................. 23
Módulo 3. Modelos de atención en salud ................................................................................................... 28
Psicología y salud pública. Cap. 1. Saforcada y De Lellis ......................................................................... 28
Menéndez, E. (1985). El modelo médico dominante y las limitaciones y posibilidades de los modelos
antropológicos ........................................................................................................................................ 32
Saforcada, E. (1999) Análisis de las concepciones y prácticas en salud ................................................. 34
Módulo 4. Aportes de la epidemiología y la demografía a la identificación de problemas relevantes en la
salud ............................................................................................................................................................ 37
Alarcón, J. (2009) Epidemiología: concepto, usos y perspectivas .......................................................... 37
Carlos Güida. Epidemiología ................................................................................................................... 38
Módulo 5. Estrategia de APS. Niveles de atención en salud. Promoción y prevención............................... 39
Marchiori Buss, P. (2008) Una introducción al concepto de promoción de la salud .............................. 39
Perea, J. (2009) Atención Primaria en Salud ........................................................................................... 43
Vignolo, J., Vacarezza, M., Álvarez, C., Sosa, A. (2011) Niveles de atención, de prevención y atención
primaria de la salud................................................................................................................................. 47
Módulo 6. Organización sanitaria, atención de la salud en Uruguay, el SNIS y el proceso de reforma de la
salud ............................................................................................................................................................ 51
Saforcada, E. (1999) El sistema total de salud ........................................................................................ 51
Módulo 7. La Psicología de la salud: antecedentes y vertientes actuales .................................................. 53
Calatayud, F. (2009) Cap. 2. La psicología y los problemas de salud ...................................................... 53
Mucci, M. y Benaim, D. (2009) Psicología y salud. Caleidoscopio de prácticas diversas ........................ 56
Sívori, E. (2010) Ficha temática del Curso Aspectos Psicológicos de la Atención Sanitaria.................... 58
Módulo 8. La perspectiva de derechos en el proceso salud-enfermedad-atención. Los usuarios y las
organizaciones sanitarias: equidad, accesibilidad, participación ............................................................... 61
Borgia, F. (2005). ¿Cuál es la relación entre salud y Derechos Humanos? ............................................. 61
Saforcada, E. & De Lellis, M. Construcción de ciudadanía y salud.......................................................... 66
Arias M., Ramos F., Suarez, Z. (2009) La accesibilidad en tiempos de reforma. ¿La psicología aporta? 66
Los derechos y el usuario de los servicios de salud. Z. Suarez ................................................................ 68
Módulo 9. Aspectos psicológicos del proceso salud-enfermedad-atención. Relación asistencial desde una
perspectiva de derechos.............................................................................................................................. 73
Dapueto. J. Varela B. Modelos y praxis psicológicos en la medicina: la Psicología médica.................... 73
Rodríguez Silva, H. (2006) La relación médico paciente ......................................................................... 73
Tizón García. (1988) Componentes psicológicos de la práctica médica ................................................. 75
Módulo 10. Intervenciones psicológicas en los distintos niveles de atención de la salud y ante
problemáticas específicas. La psicología y los niveles de prevención ......................................................... 80
Martín Alfonso, L. (2003). Aplicaciones de la psicología en el proceso salud enfermedad.................... 80
Fernández Alves. R. Carmo Eulalio II, Jimenez Brobeill (2009). La promoción de la salud y la prevención
de enfermedades como actividades propias de la labor de los psicólogos ............................................ 83
Calatayud. Cap. 5. La psicología en la atención primaria de la salud ..................................................... 89
Calatayud. Cap. 6. La psicología en los hospitales y centros de rehabilitación ...................................... 92
Stolkiner, A. Interdisciplina y salud mental. IX Jornadas Nacionales de Salud Mental .......................... 93
Módulo 11. La salud mental y lo mental en la salud. Debates en torno a las políticas de salud mental ... 95
Uruguay, Ministerio de Salud Pública, Programa Nacional de Salud Mental. (2011) ............................ 95
Módulo 1. Evolución histórica de las concepciones de salud-
enfermedad-atención. Desarrollo humano y calidad de vida.
Definición de la salud de la OMS: “un estado de completo bienestar físico, mental y social y no
simplemente la ausencia de enfermedad o afección”.
Esta definición ha recibido muchas críticas, especialmente porque ese supuesto estado de
“completo bienestar” aparece descontextualizado, y porque describe la salud como un valor
muy general que dificulta una operacionalización para su reconocimiento y promoción. En el
caso del concepto de enfermedad, ni siquiera se dispone de una definición comúnmente
aceptada.
Si queremos trabajar el tema de la psicología aplicada a los problemas de salud y de las
enfermedades, es imprescindible que dispongamos inicialmente de:
1. Información pertinente en relación a cuál es la situación actual del pensamiento sobre
salud y enfermedad y a cuáles son los planteamientos que se hacen como alternativa a
la tradicional definición que aparece en el párrafo anterior.
2. Un análisis acerca de la evolución histórica de la interpretación causal de la salud y de
las enfermedades y del criterio que predomina en la actualidad.
3. Un panorama (muy general) de los problemas de salud que son más frecuentes hoy en
día y su distribución en diferentes grupos de la población.
4. Una breve descripción de las aproximaciones de las principales disciplinas que participan
en el estudio y atención de los problemas de salud; y
5. Una caracterización de lo que se ha dado en denominar “salud pública” y sus principales
tendencias en estos momentos.
La Organización Mundial de la Salud, entidad burocrática y técnica, con asiento en el país de las
finanzas y los intercambios más concretos a nivel internacional, tiene, por extraña paradoja,
una definición utópica, ideal, de la salud.
Como indica Callaham, se asociaba la salud con el afianzamiento de la paz. Se suponía que la
salud estaba muy vinculada al bienestar económico y cultural, y que tendría influencia en el
mantenimiento de la paz. Además, se tenía gran confianza en las posibilidades de la ciencia
médica, que había hecho grandes avances durante la II Guerra Mundial.
La definición de la O.M.S no corresponde a la realidad, no sólo por resultar demasiado global o
inalcanzable, sino porque la propia dimensión de salud está fuera del foco central de
actividades públicas y privadas de las instituciones que dicen tenerlas como objeto. Se sigue
teniendo aún hoy, como eje de referencia sanitaria, en todos los países, la enfermedad, y no la
salud.
La salud tiene un sentido distinto para un hospital tradicional de beneficencia, para una
empresa privada lucrativa y para un sindicato que lucha por el conjunto de sus derechos, y ello
es difícil de asumir. En esta vaguedad ubicua no se deslinda tampoco entre salud individual,
grupal o social.
El texto parece apuntar a una concepción individual, a personas que disfrutan del bienestar
físico, mental y social, y entonces, entre las muchas incertidumbres, surge la duda de si, por
ejemplo, existe salud cuando un grupo privilegiado tiene ”bienestar” a expensas del “malestar”
del otro.
Hay un juicio de valor, una condición por esencia subjetiva; desde algún punto de vista se
explicita que la persona está bien.
Qué podría llamarse “completo” bienestar. Floreal Ferrara escribe que la salud presupone un
enfrentamiento a los conflictos, un buscar modificar la realidad.
“No es el conflicto el que define la patología, sino el bloqueo de los conflictos y la imposibilidad
de resolver ese conflicto físico, mental o social.
Gozar de buena salud significa ir adelante, a pesar de todos los costos que deben pagarse
conscientemente para sobrevivir. Esa salud, que es una sensación experimentada, es
eminentemente humana.
El bienestar es, entonces, una meta demasiado inasible y, además, corresponde, a veces, a
contenidos que, desde una determinada posición ideológica, pueden ser descalificados como
no pertinentes a la auténtica salud, por indicar adaptación pasiva, conformidad, o por
involucrar falta de integridad, de capacidad de asumir la dramaticidad, las penurias de la vida.
La definición de la OMS alude elípticamente al problema de la enfermedad y la invalidez, al
sostener que la salud no es la mera ausencia de ellas.
En esas condiciones no habría lugar para transiciones o para alternativas multidimensionales. Al
tener salud se entendería como evidente que no hay enfermedad y viceversa. No podría haber
situaciones transitorias entre la Salud y la Enfermedad. Tampoco se aceptaría la salud
coexistiendo con la enfermedad.
La definición, a su vez, considera a la enfermedad como algo que se “tiene”, de padecer, de
manera pasiva; de manera exógena.
Vemos la salud como una posible meta colectiva, delineándose en la práctica social al consumo
de la creciente preocupación por la calidad de la vida, el deterioro de la naturaleza, la
deshumanización de las grandes ciudades, la crisis en la familia y la emergencia del movimiento
liberador de la mujer y de los jóvenes, grandes vertientes de inquietudes que no tienen
solución en el régimen capitalista y que deberán ser encarados por el movimiento socialista en
una visión polidimensional de sus metas liberadoras. La salud es un valor universal, es una
realidad que motiva a la mayoría, que puede contribuir a generar condiciones de unidad para
favorecer los cambios sociales.
Con tales objetivos que nuestra definición no puede ser restringida, ni centrarse al marca
médico, ni limitarse al individuo. Para ser instrumental, debe poder reflejar la infinita
variabilidad de las situaciones humanas, su relatividad y, al mismo tiempo, contar con los
planos, los matices que aseguren el poder comunicarse, trabajar con ella en la vida social.
La concepción de salud gana, con una perspectiva utópica, una meta, un propósito susceptible
de integrarse al horizonte total de los esfuerzos de cambio de la sociedad. Por otro lado, se
hace necesario incorporar recursos para la práctica, señalar objetivos estratégicos y tácticos
dentro de la salud, incorporar vertientes de evaluación, vías para el trabajo colectivo imbuido
de crítica y autocrítica, abierta a un continuo enriquecimiento, en un enfoque
multidimensional.
Nos inclinamos por una concepción que ponga énfasis en las capacidades, en las posibilidades
del hombre. La noción de capacidad, a nuestro juicio, es la verdadera matriz de la salud. Son
aplicables a todos los individuos.
Las capacidades no están nunca aisladas, se implican recíprocamente, se entretejen. Primero se
desarrollan las vitales, las comunes con otros seres vivos; luego se va produciendo la
diferenciación hasta la captación de la realidad, de la crítica, de creación, de integración, de
solidaridad, de ser autónomo.
La salud se puede definir en forma muy simple como conjunto de capacidades biopsicosociales
de un individuo o de un colectivo. La salud es una propiedad de los seres vivos, el muerto
perdió completamente su salud, lo inorgánico nunca la tuvo, el enfermo siempre conserva
capacidad de salud. Las capacidades no son utópicas e irreales porque se pueden analizar y
describir.
Capacidad vital.
Capacidad de goce.
La comunicación.
La creatividad.
La autocrítica.
La dimensión crítica. Disposición a la fluidez, flexibilidad, tolerancia al cambio.
Aceptación del fracaso como parte del crecimiento.
La solidaridad.
Capacidades prospectivas e integrativas.
Los organismos internacionales preocupados por la promoción del desarrollo han hecho suyo,
en estos últimos años, el criterio de que éste debe orientarse preferentemente hacia la
satisfacción de las llamadas necesidades básicas.
Hoy es aceptado caso como un lugar común que desarrollo y necesidades humanas son
componentes de una ecuación irreductible.
El nuevo enfoque implica desde la partida, la apertura hacia una nueva manera de
contextualizar el desarrollo. Significa además, reconocer la incompletitud e insuficiencia de las
teorías económicas y sociales que han servido de sustento y orientación a los procesos de
desarrollo hasta el presente.
Un desarrollo a escala humana, orientado en gran medida hacia la satisfacción de las
necesidades humanas, exige un nuevo modo de interpretar la realidad. Nos obliga a ver y
evaluar el mundo, las personas y sus procesos, de una manera distinta a la convencional. Los
nuevos desafíos obligan ineludiblemente a una transdisciplinariedad. La evidencia central es
que las nuevas calamidades sociales se nos revelan, cada día más, ya no como problemas
específicos, sino como problemáticas complejas. Solo este enfoque permite ver, de qué manera
la mala política por ejemplo y la mala economía determina una mala salud.
Vivimos una época de transición trascendental, lo cual significa que los cambios de paradigma
no sólo son necesarios, sino que son imprescindibles.
El desarrollo se refiere a las personas y no a los objetos. Este es el postulado básico del
Desarrollo a Escala Humana.
El mejor proceso de desarrollo será aquel que permita elevar más la calidad de vida de las
personas. La calidad de vida dependerá de las posibilidades que tengan las personas de
satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales.
El típico error que se comete en la literatura es que no se explicita la diferencia entre lo que son
propiamente necesidades y lo que son satisfactores de esas necesidades.
La persona es un ser de necesidades múltiples e interdependientes. Por ello las necesidades
humanas deben entenderse como un sistema en que las mismas se interrelacionan e
interactúan. Simultaneidades, complementariedades y compensaciones son características de
la dinámica del proceso de satisfacción de las necesidades.
Las necesidades humanas pueden desagregarse en dos categorías; existenciales y axiológicas.
Esta combinación permite operar con una clasificación que incluye, por una parte, las
necesidades de Ser, Tener, Hacer y Estar; y, por la otra, las necesidades de Subsistencia,
Protección, Afecto, Entendimiento, Participación, Ocio, Creación, Identidad y Libertad.
De la clasificación propuesta se desprende que, por ejemplo, alimentación y abrigo no deben
considerarse como necesidades, sino como satisfactores de la necesidad fundamental de
subsistencia. Del mismo modo, la educación, el estudio, la investigación, la estimulación precoz
y la meditación son satisfactores de la necesidad de entendimiento.
No existe correspondencia biunívoca entre necesidades y satisfactores. Un satisfactor puede
contribuir simultáneamente a la satisfacción de varias necesidades, o a la inversa, una
necesidad puede requerir de varios satisfactores.
Las necesidades humanas fundamentales son finitas, pocas, y clasificables. Segundo: Las
necesidades humanas fundamentales son las mismas en todas las culturas y en todos los
períodos históricos. Lo que está determinado culturalmente no son las necesidades humanas
fundamentales, si no los satisfactores de esas necesidades.
El sistema propuesto permite la reinterpretación del concepto de pobreza. El concepto
tradicional es limitado y restringido, puesto que se refiere exclusivamente a la situación de
aquellas personas que pueden clasificarse por debajo de un determinado umbral de ingreso. La
noción es estrictamente economicista.
Sugerimos no hablar de pobreza, si no de pobrezas. De hecho, cualquier necesidad humana
fundamental que no es adecuadamente satisfecha revela una pobreza humana. Cada pobreza
genera patologías. De modo que no podemos seguir pensando en patologías individuales, sino
colectivas.
Resumen
III. Fundamentación.
Una política de desarrollo orientada hacia la satisfacción de las necesidades humanas,
entendidas en el sentido amplio que aquí le hemos dado, trasciende la racionalidad económica
convencional porque compromete al ser humano en su totalidad.
Las necesidades revelan de la manera más apremiante el ser de las personas, ya que aquel se
hace palpable a través de éstas en su doble condición existencial; como carencia y como
potencialidad.
Concebir las necesidades tan sólo como carencia implica restringir su espectro a lo puramente
fisiológico, que es precisamente el ámbito en que una necesidad asume con mayor fuerza y
claridad la sensación de “falta de algo”. Sin embargo, en la medida en que las necesidades
comprometen, motivan y movilizan a las personas, son también potencialidad y, más aún,
pueden llegar a ser recursos. La necesidad de participar es potencial de participación, tal como
la necesidad de afecto es potencial de afecto. Es más apropiado hablar de necesidades vividas y
realizadas y no de colmadas o satisfechas.
Son los satisfactores los que definen la modalidad dominante que una cultura o una sociedad
imprimen a las necesidades. Los satisfactores están referidos a todo aquello que, por
representar formas de ser, tener, hacer y estar, contribuye a la realización de las necesidades
humanas. Un mismo satisfactor puede realizar distintas necesidades en culturas distintas, o
vivirse de manera divergente por las mismas necesidades en contextos diferentes.
Mientras un satisfactor es en sentido último el modo por el cual se expresa una necesidad, los
bienes son en sentido estricto el modo por el cual el sujeto potencia los satisfactores para vivir
sus necesidades.
Ya no se trata de relacionar necesidades solamente con bienes y servicios que presuntamente
las satisfacen; sino de relacionarlas además con prácticas sociales, formas de organización,
modelos políticos y valores que repercuten sobre las formas en que se expresan las
necesidades.
Suponer una relación directa entre necesidades y bienes económicos permite la construcción
de una disciplina objetiva, tal como la economía tradicional supone serlo.
El incluir los satisfactores como parte del proceso económico implica reivindicar lo subjetivo
más allá de las puras preferencias respecto de objetos y artefactos.
Hablar de necesidades humanas fundamentales obliga a situarse desde la partida en el plano de
lo subjetivo-universal, lo cual torna estéril cualquier enfoque mecanicista.
Los satisfactores tienen una doble trayectoria. Por una parte se modifican al ritmo de la historia
y, por otra, se diversifican de acuerdo a las culturas y las circunstancias, es decir, de acuerdo al
ritmo de las distintas historias.
Podríamos decir, quizás, que las necesidades humanas fundamentales son atributos esenciales
que se relacionan con la evolución; los satisfactores son formas de ser, tener, hacer y estar que
se relacionan con estructuras; y los bienes económicos son objetos que se relacionan con
coyunturas.
Tomando los planteos de M. Max Neef, el postulado básico del desarrollo a escala humana es
que, el mismo remite a las personas y no a los objetos. El desarrollo a escala humana se
relaciona directamente con la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, así
como en la “generación de niveles crecientes de autodependencia y en la articulación orgánica
de los seres humanos con la naturaleza y la tecnología, de los procesos globales con los
compartimientos locales, de lo personal con lo social, de la planificación con la autonomía y de
la Sociedad Civil con el Estado.
Se busca todo el tiempo establecer parámetros que nos permitan “medir”, “evaluar”, el
desarrollo; Es así como, desde un punto de vista económico, hablamos del Producto Bruto
Interno de un país para “medir” en términos cuantitativos el desarrollo del mismo: Ahora bien,
si el desarrollo a escala humana refiere a las personas y a los objetos la pregunta formulada por
el autor refiere a: ¿cuál sería el indicador del desarrollo, entendido como crecimiento
cualitativo de las personas?
Compartimos que, la calidad de vida de las personas depende de la posibilidad o no que cada
sujeto tenga de satisfacer las necesidades humanas fundamentales. Aquí se nos vuelve
necesario definir qué entendemos por estas últimas así como establecer algunas categorías de
clasificación que nos permitan establecer marcos desde los cuales generar niveles de análisis
acerca del desarrollo.
En este sentido, es sabido que el hombre es un ser de necesidades, sin embargo es necesario
diferenciar por temas tanto epistemológicos como metodológicos necesidades de satisfactores.
Se entiende por satisfactor el medio por el cual una o varias necesidades son satisfechas.
Históricamente se ha pensado que las necesidades varían de acuerdo a los sujetos, a las
culturas, a los momentos históricos. Desde la concepción de desarrollo a escala humana se
realizan los siguientes postulados:
· “las necesidades humanas fundamentales son pocas, delimitadas y clasificables”2
· “las necesidades humanas fundamentales son las mismas en todas las culturas y en todos los
períodos históricos. Lo que cambia a través del tiempo y de las culturas es la manera o los
medios utilizados para la satisfacción de las necesidades
Las necesidades humanas fundamentales a las que hacemos referencia han existido a lo largo
de la historia y de la evolución del hombre, sin embargo resulta difícil asegurar que las mismas
tienen un carácter de permanencia, pero si es posible visualizar su carácter de social –
universales.
Los satisfactores por su parte, varían a lo largo de la historia, de las culturas y de las condiciones
de existencia de cada individuo y sociedad. Podemos pensar en nuestra propia historia de vida:
¿Han cambiado los satisfactores que dan satisfacción a nuestras propias necesidades?
Las necesidades humanas, entendidas como sistema, se relacionan, se complementan, se
establecen entre ellas relaciones de simultaneidad, de complementariedad entre otras. De esta
forma podemos también generar desde este postulado una clasificación de los satisfactores,
que plantearemos más adelante.
Algunas reflexiones:
· La apuesta central como profesionales de la salud, es trabajar con las necesidades,
atendiendo a su carácter histórico y subjetivo, centrarnos en los procesos y no en las metas,
constituyéndose la satisfacción de las necesidades no en un fin en sí mismo sino en el motor
que impulse el desarrollo.
· El desarrollo sustentado en los mejores niveles de calidad de vida de la población, lo será por
ende en los mejores niveles de salud, entendida esta como derecho humano fundamental. Para
ello se vuelve necesario atender a aquellos determinantes que intervienen en el proceso de
salud – enfermedad de una población.
· Desde la Declaración de Alma – Ata, los posteriores planteos con relación a aquellos aspectos
que intervienen en el campo de la salud planteados por Lalonde, así como la Carta de Ottawa,
hemos venido planteando que la mejor promoción de salud de una población se relaciona
directamente con el logro del control de los sujetos de aquellos aspectos que determinan su
proceso de salud – enfermedad, llamados determinantes sociales de la Salud. La Comisión
Mundial de Determinantes Sociales de la OMS, hace referencia a estos determinantes como
“las causas de las causas” de la enfermedad. Estas causas comprenden aspectos relativos a la
inequidad, la pobreza, la exclusión y la marginación, aspectos que hacen a las deficitarias
condiciones de salud de una población.
· La multidimensionalidad que se desprende del concepto de calidad de vida hace necesario
que integremos diversos enfoques disciplinares e intersectoriales, única vía para el logro de los
planes y programas que impulsemos, de las políticas nacionales e internacionales con relación
al logro de la mejor calidad de vida de las personas. En este aspecto es importante apostar
hacia el cambio de concepciones de salud, descentrándonos de concepciones medicalizadas
que predominan aún hoy en quienes impulsan, desarrollan y ejecutan políticas vinculadas al
campo de la salud, apostando siempre a efectivizar el derecho a la salud como responsabilidad
del Estado.
· Es central impulsar estudios epidemiológicos, investigaciones científicas que nos permitan re
pensar el nivel de incidencia de cada uno de los determinantes sociales de la salud, y de cómo
cada uno de estos determinará la posibilidad de la satisfacción de nuestras necesidades
humanas fundamentales.
· Debemos de considerar que los determinantes sociales de la salud son también políticos e
históricos, y remiten a las condiciones en que las personas viven y trabajan.
· En la actualidad la OPS (Organización Panamericana de la Salud) plantea la necesidad de
lograr consensos con relación a qué se debe de considerar como determinante social de la
salud, y principalmente si esta conceptualización tiene o no directa vinculación con la posición
socioeconómica.
Equidad de género
Las desigualdades entre los sexos son injustas, además generan ineficacia e ineficiencia.
Combatir los prejuicios sexistas en las estructuras sociales, las leyes y su aplicación en la forma
en que se dirigen las organizaciones y se conciben las intervenciones, y en el modo en que se
mide el desempeño económico de un país.
Formular y financiar políticas y programas que eliminen las disparidades en la educación y la
adquisición de competencias y favorezcan la participación económica de la mujer.
Las desigualdades entre los sexos influye en la salud en distintas formas: pautas de
alimentación discriminatorias, violencia contra las mujeres, falta de poder de decisión y reparto
desigual del trabajo, el tiempo libre y las posibilidades de mejorar en la vida, entre otras cosas.
Medir la magnitud del problema, analizarlo y evaluar los efectos de las intervenciones
El mundo está cambiando a toda velocidad y a menudo no está claro cómo afectarán los
cambios sociales, económicos y políticos a la salud en general y a las desigualdades sanitarias
en los países y en el mundo en su conjunto. La acción sobre los determinantes sociales de la
salud será más eficaz, si hay sistemas de datos básicos –tales como los registros civiles y
programas de observación sistemática de las desigualdades sanitarias y de los determinantes
sociales de la salud- y mecanismos que aseguren que los datos pueden ser interpretados y
utilizados en la elaboración de políticas, sistemas y programas más eficaces. La sensibilización y
la formación en materia de determinantes sociales de la salud es esencial.
A menudo falta de datos significa que no se reconoce el problema. Hace faltan datos fidedignos
sobre el estado de salud de la población, la distribución de los problemas de salud y los
determinantes sociales de la salud.
En los países donde se registran problemas de salud más graves es donde hay menos datos.
Desafortunadamente la mayor parte de los fondos dedicados a la investigación sanitaria sigue
privilegiando fundamentalmente la investigación biomédica.
Los datos científicos son importantes, pero también debe haber una voluntad política.
Hay que mejorar a su vez la capacidad de los profesionales integrando formación en la materia.
La función de los gobiernos a través de la actuación del sector público es fundamental para la
equidad sanitaria. Pero no solamente son los poderes públicos quienes tienen un papel que
desempeñar. Una intervención real en favor de la equidad sanitaria únicamente es posible a
través de procesos democráticos de participación de la sociedad civil y de elaboración de
políticas públicas, que gocen de apoyo local e internacional y estén respaldadas por estudios
científicos sobre medidas eficaces que promuevan la equidad sanitaria, con la colaboración del
sector privado.
Las intervenciones han de centrarse en dotar de autonomía al individuo, a las comunidades y a
los países que en la actualidad no gozan de la situación que les corresponde.
Módulo 3. Modelos de atención en salud
Dado que el núcleo central de nuestro campo de conocimiento es la psicología, veamos qué
impacto ha logrado esta disciplina en el campo de la salud, hasta ahora, en nuestra región y
examinemos sus potencialidades frente a los desafíos que la realidad actual nos plantea.
Vemos que muy preponderantemente ha empleado y emplea un concepto de salud que resulta
entre anacrónico y acientífico. Entre otros, dos de sus principales componentes son: a) seguir
manteniendo la vigencia semántica y práctica del concepto de salud mental; b) continuar
dándole validez a la idea de que estar sano es no estar enfermo, cuando la psicología es
fundamentalmente una ciencia de la salud, no de la enfermedad (el contar en su seno con
teorías y tecnologías que, con muchísima más amplitud que cualquier otra disciplina, dan
cuenta de la salutogénesis humana muestra la esterilidad y el error de mantenerla limitada a
ocuparse solo de la enfermedad). Por otra parte, la sociedad en general y los profesionales del
área en particular mantienen la costumbre de llamar profesionales “de la salud”, ministerios y
secretarías “de salud”, presupuestos “de salud”, sistemas de atención “de la salud” a lo que en
realidad se debería llamar “de la enfermedad”, dado que solo se ocupan de lo dañado.
Por otra parte, cuando se analiza en toda su amplitud la definición de salud postulada en 1948
por la Organización Mundial de la Salud, hoy universalmente aceptada, se llega fácilmente a la
conclusión de que el proceso de salud es el proceso de la vida misma (concepto fuerza que será
retomado a lo largo de las páginas de este libro), de lo cual se desprende que la expresión salud
mental es redundante y abre la puerta a una serie de errores o falacias como la de pensar que
puede haber algún emergente del proceso de salud que no sea mental.
Quienes ejercen la psicología deben erradicar la expresión “salud” mental para pasar a usar
solamente “psicología de la salud” y “lo mental en la salud”, ayudando a los médicos a
incorporar y usar estas conceptualizaciones. Mantener vigente el concepto de salud mental es
aportar al divorcio que hoy involucra a dos profesiones –el médico y el psicólogo– cuya
coligación es esencial para la salud de nuestras poblaciones
Los estilos de vida, los hábitos, las creencias, las representaciones sociales, el comportamiento,
la subjetividad, los sistemas valorativoactitudinales, la autoestima, el desarrollo de destrezas
para la vida, lo afectivo-emocional, el estrés cotidiano, etcétera. Estos componentes se abren
en una infinidad de subcomponentes; por ejemplo, en relación a los hábitos están los que se
refieren al uso del tiempo (trabajo, ocio, descanso), a lo alimentario, a la actividad corporal, a
los modos de interactuar con los demás, al uso de sustancias tóxicas, etcétera. Todos ellos, que
implican la mayor parte del total de los que concurren al área de la salud positiva como soporte
de su génesis y mantenimiento, son de naturaleza psicológica y antropológico-cultural y hacen
a los fundamentos de la calidad de vida y el bienestar de los seres humanos.
Esto también hace evidente la importancia de pensar en términos de lo mental en la salud y el
rigor científico que implica esta formulación, junto al hecho de adentrarse en el camino que
permite ver con claridad las dos razones más significativas por las que no prospera esta línea de
pensamiento en el ámbito de las políticas a secas y de las políticas públicas:
1º Trabajar desde la perspectiva de lo mental en la salud choca de frente con el dualismo de
raíz cartesiana, así como también con buena parte del mecanicismo y se sabe, desde los
trabajos de Thomas Kuhn (1971, 1982), de la gran resistencia al cambio de paradigma por parte
de los científicos y de quienes trabajan vinculados a la ciencia.
2º Trabajar desde esta perspectiva desemboca indefectiblemente en acciones de protección y
promoción de la salud, lo cual debilita fuertemente el modelo asistencialista que toma como
objeto de estudio al individuo descontextualizado, yacente y entendido como reservorio de la
enfermedad, o sea, resquebraja los cimientos del mercado de la enfermedad (Saforcada y De
Lellis, 2006).
Comenzó a desarrollarse un proceso de cambio revolucionario que implicó un nuevo paradigma
y que llevó a abandonar la idea de que una totalidad puede ser comprendida a partir del
análisis de sus partes componentes, para pasar a entender que las propiedades de una
totalidad no están en ninguno de sus componentes sino que son propiedades del sistema que
configura esa globalidad, el cual implica cuestiones tales como contexto, conectividad y
relaciones de las partes que constituyen el todo; se trata entonces de una comprensión
holística de la realidad. Es una transformación que no implica el abandono total de lo anterior,
sino que involucra una ampliación, un acoplamiento necesario para comprender y actuar de
manera más acentuada a favor de la vida. Hace falta un equilibrio dinámico entre estas dos
perspectivas o tendencias, de modo que al pensamiento racional, analítico, reduccionista y
lineal se le sume el pensamiento intuitivo, sintético, holístico y no lineal, integrando también la
apreciación de la expansión, la competición, la cantidad y la dominación, con la valoración de la
conservación, la cooperación, la calidad y la asociación.
La actividad del sector sigue las concepciones mecanicistas, vitalistas y organicistas que
tuvieron validez indiscutida hasta fines del siglo XIX, las dos primeras, y la tercera durante las
dos o tres primeras décadas del siglo XX. Incluso, en la psicología se puede observar
claramente, en países como la Argentina, que se ha estructurado una fuerte orientación
vitalista respecto a las concepciones teóricas del inconsciente freudiano y las prácticas que de
ellas se derivan.
El cambio radical o, dicho de otro modo, la revolución científica –en términos de Kuhn–
acaecida en la biología y la psicología, en tanto ciencias básicas, no generó los cambios
esperables en las correspondientes teorías tecnológicas a las que estas dan sostén científico: las
profesiones de la salud (medicina, psicología aplicada, odontología, etcétera).
Indagando en una perspectiva histórica, se descubren dos paradigmas claramente
diferenciados: el individual-restrictivo y el social-expansivo (Saforcada, 1999b).
La historia de la medicina occidental permite ver con claridad que en sus comienzos,
situándolos en las antiguas Grecia y Roma, era evidente la primacía del paradigma social-
expansivo; esta orientación se mantuvo hasta fines del siglo XV, en que es desplazada por el
nacimiento de la clínica y la estructuración de un paradigma contrapuesto: el individual-
restrictivo.
A pesar de que este devenir ha estado determinado por el avance de las ciencias, lo que llevaría
a suponer que el paradigma social expansivo prevalecería, el violento y veloz advenimiento de
la racionalidad del mercado al campo de la salud condujo a que este ámbito fuera
hegemonizado por el paradigma individual-restrictivo, a través del cual fue posible abrir y
expandir mercados a la producción industrial de productos químicos, electromecánicos,
electrónicos y fisiconucleares de aplicación a la terapéutica y el diagnóstico de las
enfermedades, dando lugar al mercado de la enfermedad que hoy podemos observar en
nuestros países indoafroiberoamericanos.
Como en todo mercado, en el de la enfermedad también se utilizan, para incrementar la
demanda, tanto sutiles como groseras estrategias de marketing. Tal maniobra implica generar
más enfermedad que la que naturalmente se generaría e incorporar gente sana al mercado de
prestaciones sin que a estas personas les sean necesarias.
Para Virchow, la tuberculosis era, sí, ineludiblemente, producto de la presencia del bacilo de
Koch en el organismo, pero el bacilo potenciado por el hacinamiento en la vivienda, la mala
alimentación, la falta de higiene en el hábitat, y otros factores que se relacionan con la mala
calidad de vida. Si estos factores sociales negativos no concurren junto al bacilo, difícilmente se
desencadena el proceso etiopatogénico de la tuberculosis, ni tampoco el proceso de difusión de
la infección en la población lleva a que tempranamente se instale el modelo médico-clínico,
propio del paradigma individual-restrictivo, fortalecido por el paradigma más general de
pensamiento y valoración desequilibrado hacia lo asertivo.
Pasando a la psicología, el asimilado modelo médico-clínico la ha llevado a cuatro situaciones
esterilizantes de su potencialidad para aportar al mejoramiento de las condiciones integrales de
salud de nuestros pueblos:
1. Los profesionales de la psicología han sido y son formados solo para trabajar con la
enfermedad. Los chinos tienen un aforismo que dice que gran parte de lo que el ojo ve está
detrás de la retina; esto también ha sido formulado por pensadores como Ralph Emerson al
decir que las personas solo ven aquello que están preparadas para ver y, con mayor rigor
científico, Einstein afirmó que es la teoría la que decide lo que podemos observar. En síntesis,
los psicólogos egresan con una incapacidad para visualizar lo que en términos de salud no está
dañado, discapacidad que se extiende, nada menos, que a la imposibilidad de trabajar en
protección y promoción de la salud, de lo cual hablaremos específicamente más adelante.
2. La práctica se expandió al máximo solo en el campo de las enfermedades de manifestación
preponderantemente mental y la aplicación de la psicología se mantuvo de modo significativo
reducida en lo que hace a las enfermedades de manifestación con preponderancia orgánica,
que son las que involucran la mayor parte de la demanda cotidiana de atención en nuestras
comunidades indoafroiberoamericanas.
3. Han prevalecido las prácticas de una clínica restrictiva –no pocas veces reduccionista–
aplicadas por lo tanto a las personas consideradas individualmente o a la familia, pero como
unidad aislada, o sea, en ambos casos, como sistemas cerrados. La imposibilidad de
comprender ecosistémicamente el proceso de salud y los impedimentos para valorar en su total
dimensión la importancia que tiene en este proceso el tejido social y las características
psicosocioculturales de las comunidades han reducido al mínimo la eficacia y la eficiencia del
quehacer de nuestra profesión en el campo de la salud.
4. Los psicólogos, con demasiada frecuencia, nos hemos aislado de las otras profesiones y nos
hemos visto imposibilitados de integrar equipos multidisciplinarios en trabajos, como los de
orientación comunitaria y hospitalaria, en que la concurrencia de las otras disciplinas humanas
es esencial.
EFECTOS DEL MODELO MÉDICO-CLÍNICO EN LA PSICOLOGÍA
1. Redujo las posibilidades de visualización y de acción de la profesión solo a lo dañado, o sea a
la enfermedad.
↓
2. Apoyado en el reduccionismo que le es propio, condujo a un marcado desequilibrio de la
profesión inclinándola desproporcionadamente al campo de la enfermedad mental y a una
posición, no explícita pero sí implícita, de dualismo cartesiano.
↓
3. Posibilitó que la profesión trabaje con personas y grupos familiares a partir de considerarlos
sistemas cerrados.
↓
4. Potenció el aislamiento de la profesión, desde la formación de grado hasta el ejercicio de la
profesión inclusive.
En seguida se nos hace evidente que en la psicología descansan las mayores potencialidades
para contribuir a lograr la integración de equipos multidisciplinarios de salud a fin de que en
nuestros países se puedan mejorar las actuales malas condiciones de salud de las poblaciones.
Otra perspectiva fundamental que estaría en consonancia con lo más avanzado de los enfoques
actuales de la salud pública es que la psicología se lance de lleno a trabajar sobre lo no dañado,
o sea a trabajar en protección y promoción de la salud (el tema de aplicaciones del quehacer de
la psicología en la promoción de la salud se desarrolla en los capítulos 8 y 9). Los trabajos de
Alan Dever (1991), de hace ya veinticinco años, muestran que las variables psicosocioculturales
abarcan aproximadamente el 75% de los factores que inciden en el proceso de salud a través de
la configuración de estilos de vida y de la determinación de las variables ambientales que
dependen del comportamiento humano, que son las que hoy están generando los más grandes
desequilibrios ecosistémicos y promoviendo los procesos y factores de mayor impacto negativo
en los microambientes
Finalmente, se debe tener en cuenta que para lograr todo esto es esencial producir en nuestra
disciplina y en nuestra profesión –esto involucra de lleno los planes de estudio universitarios de
grado y posgrado de la psicología– una revolución científica en el sentido de Kuhn; por lo tanto,
cambiar el paradigma individual restrictivo actualmente imperante y pasar a orientar la
formación de los alumnos y nuestras concepciones y prácticas en función del paradigma social-
expansivo, modificando también el paradigma del pensamiento y la valoración logrando que
sea más equilibrado, dándole un mayor realce a la orientación integrativa. Este cambio
permitirá que la psicología comience a abandonar el modelo médico-clínico y que, por lo tanto,
salga del aislamiento en que, desde nuestro punto de vista, hoy se encuentra.
Las relaciones de la antropología médica con la práctica y saber médico dominantes, esto se
hará a partir de reconocer la existencia de un modelo médico hegemónico, así como un proceso
de crisis de éste.
La propuesta teórica global de la antropología social en este período puede esquematizarse así:
la medicina científica debe ser reconocida como LA medicina, pero ello no niega que las
prácticas médicas “tradicionales” tengan su propia racionalidad diagnóstica y terapéutica, que
además se halla integrada a las concepciones ideológica (culturales) y productivas dominantes
en la comunidad.
Foster:
a) La medicina tradicional es integral, la medicina moderna sólo tiene en cuenta la
enfermedad;
b) en los pueblos tradicionales se observa una dicotomía de las enfermedades en dos
categorías, enfermedades que el médico puede curar y enfermedades “populares” que
los médicos se niegan a reconocer:
c) los sanadores tradicionales son de edad relativamente avanzada, muy respetados en
todas las comunidades y que deberían ser aliados en los programas de atención
primaria;
d) Los médicos que trabajan en medios “tradicionales” ignoran con frecuencia a la
medicina tradicional y tienen problemas de comunicación con sus pacientes.
El modelo médico hegemónico se caracteriza por una serie de rasgos estructurales (biologismo,
a historicidad, asocialidad, individualismo, pragmatismo, etcétera; que tienden a excluir o
limitar la incidencia y el reconocimiento de la importancia de los factores económico-políticos y
socioculturales en la producción y solución de los problemas de salud/enfermedad. En última
instancia, puede decirse que aun cuando puede llegar a reconocer dicha incidencia trata de
subordinarla indefectiblemente a las determinaciones biológicas del problema analizado. Estos
caracteres no sólo dominan la práctica privada de mercado, sino también las prácticas incluidas
dentro de organizaciones salubristas o de seguridad social, en la medida en que están incluidas
en economías de mercado que convierten a la salud, directa o indirectamente, en una
mercancía.
A finales de los 70 se produce una crisis del modelo. Por una serie de cuestionamientos
respecto de este modelo, los cuales pueden ser agrupados en los siguientes ítems:
6. Aumento del costo de la atención a la salud, el cual está centrado primariamente en el
alza de los costos en medicamentos y equipo y secundariamente en el costo del
personal. Esto ha conducido, por lo menos en países capitalistas, a crisis en los sistemas
de seguridad social;
7. Aumento correlativo del consumo de equipo y de fármacos; dentro de los fármacos se
habría intensificado el consumo de aquellos que pueden conducir a consecuencias
negativas para la salud;
8. Aumento correlativo del consumo de la intervención médica, una de cuyas expresiones
más visibles y costosas son las intervenciones quirúrgicas, que en algunos casos está
suponiendo normalizar determinado tiempo de intervenciones como forma
estandarizada de atención;
9. Aumento correlativo de la iatrogenia, así como de la ineficacia;
10. Predominio de los criterios de productividad y rendimiento en la atención médica, en
detrimento de su “calidad”;
11. La ampliación ideológica y técnica de cada vez más áreas de atención (medicalización) y
la reducción real de las áreas de eficacia;
12. La carencia de relación, por lo menos en algunos casos, entre el aumento de los costos,
el perfil epidemiológico dominante y su control;
13. Carencia de relación entre todos estos procesos y un panorama epidemiológico que en
todos los contextos aparece determinado básicamente por la producción social y
económica de enfermedad;
14. El predominio de las estrategias curativas respecto de las preventivas en las
instituciones de salud en general, y en particular en los sistemas de seguridad social, es
decir en aquellos que cuentan con los mayores recursos financieros públicos.
Estructuralmente, el modelo médico hegemónico excluye y/o limita la incorporación de los
factores socioculturales en la explicación de la etiología de las enfermedades y en sus
soluciones.
La década de los 70 se caracterizó por el énfasis puesto por la OMS y las oficinas regionales en
la extensión de los servicios de salud al conjunto de la población. Este proceso culminó en la
Conferencia Internacional de Alma Ata, y en las propuestas de los diferentes programas de
extensión de cobertura que se intentaron aplicar en América Latina. Esta extensión de
cobertura estaba basada en el desarrollo de recursos comunitarios de bajo costo y en el
escalonamiento de los servicios de atención médica, lo que supuso la producción de recursos
humanos comunitarios que se hicieron cargo del primer nivel de atención. Este primer nivel de
atención suponía además la participación activa de la población en las acciones de salud, de
salubridad y de saneamiento.
Medidas de por ejemplo planificación familiar, extensión de la cobertura, desarrollo de
programas de educación para la salud, etc.
Estas medidas son planteadas respecto de un modelo médico cuyas propuestas están
generalmente basadas en un incremento de la más reciente tecnología médica, en el aumento
de personal de salud y en basar sus estrategias en la curación y no en la prevención.
Sucintamente, podemos enumerar los siguientes procesos analizados y propugnados por las
antropologías y que se podrían articular con el aparente modelo “no médico”:
La importancia y legitimidad de la racionalidad cultural y social de los grupos;
La importancia de las estrategias populares que implicarían un saber colectivo;
La importancia del núcleo familiar y/o comunal como el potencial primer nivel real de
atención;
La importancia de la apropiación pragmática de las clases subalternas y del conjunto de
las clases sociales, del saber y prácticas médicos;
La incidencia de los mecanismos sociales de reciprocidad, junto con los mecanismos de
desigualdad social;
La ponderación de las funciones de control y normalización de todas las prácticas
curativas, y la necesidad del cuestionamiento institucional, o por lo menos la
apropiación colectiva de esos controles.
Todos estos procesos son reales y pueden favorecer el desarrollo de estrategias respecto de los
problemas de salud/enfermedad que total o parcialmente remitan a la “participación popular”
o al “desarrollo autónomo de las comunidades.
A cualquier observador se le hace evidente que en el campo de la salud –cuando está orientado
por un modelo de mercado- se ponen en juego intereses y objetivos contrapuestos: el bien
común frente a los intereses de sector, la finalidad del bienestar humano frente a la búsqueda
de rentabilidad económica o lucro, etcétera.
La epidemiología puede ser definida como una disciplina científica que aporta a las Ciencias y
Disciplinas de la Salud. Se caracteriza por describir la distribución de los procesos salud-
enfermedad en las poblaciones humanas y promueve el análisis de las causas, los
determinantes y posibles soluciones.
La relación entre epidemiología y las ciencias sociales que comenzó a finales del siglo XIX fue
aplazado por las teorías del multi-causalidad simplificada, basadas en las teorías del papel de
los gérmenes.
El surgimiento y expansión de las teorías basadas en los “factores de riesgo” causa el
desplazamiento ideológico y el debate sobre las causas estructurantes de los problemas de
salud poblacionales. Así, son las “conductas” de los individuos, los “niveles de exposición”, de
los grupos a noxas en un determinado ambiente, lo que excluye del análisis la incidencia de los
factores sociales y políticos en la situación de salud de las poblaciones.
Epidemiología Social.
Descrita en 1950, enfatiza el papel de los determinantes sociales en la salud de las poblaciones.
Krieger “Manera como las personas literalmente encarnan y expresan biológicamente las
experiencias de las desigualdades económicas y sociales, desde el período intrauterino hasta la
muerte, con lo cual se producen desigualdades sociales relacionadas con la salud que se
reflejan en una amplia variedad de resultados”. Es un enfoque integrado capaz de generar
nuevas hipótesis, multi causal. Marco eco social.
Tres importantes conferencias internacionales sobre el tema, realizadas entre 1986 y 1991, en
Ottawa, Adelaide y Sundsval, establecieron las bases conceptuales y políticas contemporáneas
de la promoción de la salud.
Partiendo de una concepción amplia del proceso salud-enfermedad y de sus determinantes, la
promoción de la salud propone la articulación de conocimientos técnicos y populares y la
movilización de recursos institucionales y comunitarios, públicos y privados para su desafío y
resolución.
La promoción de la salud surge, ciertamente, como reacción a la acentuada medicalización de la
salud en la sociedad y en el interior del sistema de salud, como se observará más adelante.
El término está asociado inicialmente a un “conjunto de valores”: vida, salud, solidaridad,
equidad, democracia, ciudadanía, desarrollo, participación y asociación, entre otros. Se refiere
también a una “combinación de estrategias” acciones del Estado (políticas públicas saludables),
de la comunidad (refuerzo de la acción comunitaria), de los individuos (desarrollo de
habilidades personales), del sistema de salud (reorientación del sistema de salud) y de
asociaciones intersectoriales; esto es, trabaja con la idea de “responsabilización múltiple”, ya
sea por los problemas, ya sea por las soluciones propuestas por los mismos.
La salud es mencionada como factor esencial para el desarrollo humano; uno de los campos de
acción propuesto en el contexto de promoción de la salud es la creación de ambientes
favorables. El desarrollo sostenible coloca al ser humano como agente central del proceso de
defensa del medio ambiente, y persigue, como uno de sus principales objetivos, el aumento de
la expectativa de vida saludable y de calidad; la “governance” implica una amplia participación
de la comunidad en la definición de cuestiones culturales de la vida colectiva. En todos esos
conceptos, se pondera la importancia de la “equidad”, ya sea en la distribución de la renta, ya
sea en el acceso a los bienes y servicios productivos por la sociedad.
Antecedentes
Sigerist (1946) fue uno de los primeros autores en hacer referencia al concepto promoción de la
salud cuando definió las cuatro tareas esenciales de la medicina: la promoción de la salud, la
prevención de las enfermedades, la recuperación de los enfermos y la rehabilitación. Él afirmó
que la salud se promueve proporcionando condiciones de vida decentes, buenas condiciones
de trabajo, educación, cultura física y formas de ocio y descanso.
Antes Winslow definió salud pública como:
La ciencia y el arte de evitar enfermedades, prolongar la vida y desarrollar la salud física, mental
y la eficiencia, a través de esfuerzos organizados de la comunidad, para el saneamiento del
medio ambiente, el control de las infecciones en la colectividad, la organización de los servicios
médicos y paramédicos para el diagnóstico precoz y el tratamiento preventivo de
enfermedades, y el perfeccionamiento de la máquina social que asegurará a cada individuo,
dentro de la comunidad, un patrón de vida adecuado al mantenimiento de la salud.
El mismo autor afirma que:
La promoción de la salud es un esfuerzo de una comunidad organizada para alcanzar políticas
que mejoren las condiciones de salud de la población y de los programas educativos con el fin
de que el individuo mejore su salud personal, así como para el desarrollo de una “maquinaria
social” que asegure todos los niveles de vida adecuados para el mantenimiento y el avance de
la salud.
La prevención primaria, al ser desarrollada en el período prepatógeno, constaría de medidas
destinadas a desarrollar una salud global óptima por la protección específica el hombre contra
agentes del medio ambiente.
Los procedimientos para la promoción de la salud incluyen un buen patrón de nutrición,
adaptado a las distintas fases del desarrollo humano; la atención de las necesidades para el
óptimo desarrollo de la personalidad, incluyendo la orientación y educación adecuadas de los
padres en actividades individuales o de grupos; educación sexual y orientación prenupcial;
residencia apropiada; bienestar y condiciones agradables en el hogar y en el trabajo. La
orientación sanitaria en los exámenes de salud periódicos y la orientación enfocada hacia la
salud en cualquier ocasión de contacto entre el médico y el paciente, con extensión al resto de
la familia, están entre los componentes de la promoción.
La salud es un producto de un amplio espectro de factores relacionados con la calidad de vida,
incluyendo un patrón adecuado de alimentación y nutrición, de ámbitos de residencia y
saneamientos, buenas condiciones de trabajo, oportunidades de educación a lo largo de toda la
vida, entorno físico limpio, apoyo social para las familias e individuos, estilos de vida
responsables y un espectro adecuado de cuidados hacia la salud.
Las condiciones y los recursos fundamentales para la salud son: ausencia de conflictos,
condiciones de habitabilidad, educación, alimentación, renta, ecosistema estable, recursos
sostenibles, justicia social y equidad, afirmando que el incremento en el escenario de la salud
requiere una base sólida en estos pre-requisitos básicos.
En los países del primer mundo, los sistemas de salud comienzan, en la mitad de los años 70, a
ser vigorosamente cuestionados, teniendo como telón de fondo nuevas concepciones del
proceso salud-enfermedad-atención, que persiguen articular cuatro dimensiones explicativas:
biología humana, estilos de vida, ambiente y servicios de salud.
Informe Lalonde (1974) fue el primer informe en hablar del término promoción de la salud. El
origen de este documento se remonta a las actividades de educación para la salud
desarrolladas por el Gobierno Federal de Canadá en décadas anteriores, pero el informe
Lalonde encarnó, aun según Draper “una importante reorientación, por haber presentado un
marco de referencia nuevo y amplio para las políticas de la salud, haber ofrecido el
reconocimiento político a las nuevas ideas y haber establecido un primer paso en la definición
de un nuevo paradigma en salud”.
Apuntaba a enfrentar los costes crecientes de la asistencia médica al mismo tiempo en que se
apoyaba en cuestionar el abordaje exclusivamente médico para las enfermedades crónico
debido a los resultados poco significativos que aquella presentaba.
Los fundamentos del Informe Lalonde se encontraban en el concepto de “área de la salud”, que
reúne los llamados “determinantes de la salud”. Este concepto contempla la descomposición
del campo de la salud en cuatro amplios componentes: biología humana, ambiente, estilo de
vida y organización de la asistencia para la salud. Componentes del área de la salud.
El componente de “biología humana” incluye todos los hechos relacionados a salud,
tanto física como mental, que se manifiestan en el organismo como consecuencia de la
biología fundamental del ser humano y de la constitución orgánica del individuo.
El “ambiente” incluye todos los factores relacionados con la salud externos al organismo
humano y sobre los cuales la persona tiene poco o ningún control por sí solos.
El componente “estilo de vida” representa el conjunto de decisiones que toma el
individuo con relación a su salud y sobre las cuales ejerce apenas un cierto grado de
control.
La cuarta categoría del concepto, la “organización de la asistencia para la salud”,
consiste en la cantidad, calidad, disposición, índole y relaciones entre las personas y los
recursos en la prestación de la atención a la salud.
A partir del Informe Lalonde, en 1978 la OMS convocó la conferencia de Alma Ata de atención
primaria en la salud. La conferencia trajo un nuevo enfoque para el área de la salud, colocando
la meta de “salud para todos en el año 2000” y recomendando la adopción de un conjunto de
ocho “elementos esenciales”: educación dirigida a los problemas de salud prevalecientes y
métodos para su prevención y control; impulso del suministro de alimentos y nutrición
adecuada; abastecimiento de agua y saneamiento básico apropiados; atención materno-
infantil, incluyendo la planificación familiar; inmunización contra las principales enfermedades
infecciosas; prevención y control de enfermedades endémicas; tratamiento apropiado de
enfermedades comunes y accidentes: y distribución de medicamentos básicos.
La promoción de la salud actúa sobre los factores determinantes de la salud con vistas a
obtener el mayor beneficio posible para la población, enfatiza la reducción de la inequidad en
salud, garantiza el respeto hacia los derechos humanos y acumula capital social. La mita final es
prolongar las expectativas de salud y reducir las diferencias entre países y grupos.
El enfoque de la promoción de la salud es más amplio y englobador, procurando identificar y
enfrentar los macrodeterminantes del proceso salud-enfermedad, y buscando transformarlos
favorablemente en orientación hacia la salud. Ya la prevención de las enfermedades buscaría
que los individuos permaneciesen exentos de las mismas.
En cuanto a la prevención, diferente a la promoción, se orienta más hacia las acciones de
detección, control y debilitación de los factores de riesgo, o factores causantes de conjuntos de
enfermedades o de una enfermedad específica; su base es la enfermedad y los mecanismos
para atacarla mediante el impacto sobre los factores más íntimos que la generan o aceleran.
El camino entre la salud y la enfermedad se puede realizar distanciándose de la enfermedad,
pero manteniéndola como núcleo -estrategia preventiva- o bien aproximándose a la salud
como referencia -estrategia de promoción-.
La estrategia de promoción es claramente social, política y cultural, puesto que la salud es una
utopía que se define en sus coordenadas espacio-temporales, lo que implica claramente el
protagonismo de individuos no técnicos y de movimientos sociales, así como la acción
combinada de políticas públicas, modificando estilos de vida e intervención ambiental, a través
de un amplio abanico de medidas políticas, legislativas, fiscales, y administrativas.
Niveles de atención
Se define niveles de atención como una forma ordenada y estratificada de organizar los
recursos para satisfacer las necesidades de la población en un nivel del primer contacto. Está
dado, en consecuencia, como la organización de los recursos que permite resolver las
necesidades de atención básicas y más frecuentes, que pueden ser resueltas por actividades de
promoción de salud, prevención de la enfermedad y por procedimientos de recuperación y
rehabilitación. Es la puerta de entrada al sistema de salud. Se caracteriza por contar con
establecimientos de baja complejidad, como consultorios, policlínicas, centros de salud, etc.
En el segundo nivel de atención se ubican los hospitales y establecimientos donde se prestan
servicios relacionados a la atención en medicina interna, pediatría, ginecoobstetricia, cirugía
general y psiquiatría. Se estima que entre el primer y el segundo nivel se pueden resolver hasta
95% de problemas de salud de la población.
El tercer nivel de atención se reserva para la atención de problemas poco prevalentes, se
refiere a la atención de patologías complejas que requieren procedimientos especializados y de
alta tecnología. Sistema de referencia y contrarreferencia.
Para que los niveles de atención funcionen adecuadamente debe existir un sistema de
referencia y contrarreferencia que permita la continencia o capacidad operativa de cada uno de
los mismos. Para que el proceso de atención a los usuarios se pueda dar ininterrumpidamente
por parte del sistema sanitario, los niveles de atención deben de funcionar con una adecuada
referencia y contrarreferencia y para esto es fundamental la coordinación entre los diferentes
niveles.
Para que esto se pueda dar debe existir una continencia o capacidad operativa de cada uno de
ellos acorde con las necesidades, debiendo tener siempre en cuenta que la entrada del usuario
al sistema debe darse siempre desde el primer de atención.
La referencia constituye un procedimiento administrativo- asistencial mediante el cual un
establecimiento de salud, (de acuerdo al nivel de resolutividad que le corresponda), transfiere
la responsabilidad del cuidado de la salud de un paciente o el procesamiento de una prueba
diagnóstica, a otro establecimiento de salud de mayor capacidad resolutiva.
La contrarreferencia es el procedimiento administrativo- asistencial mediante el cual el
establecimiento de salud de referencia, una vez resuelto el problema de salud, devuelve la
responsabilidad del cuidado de salud de un paciente o el resultado de una prueba diagnóstica,
al establecimiento de salud referente (de menor complejidad) para su control y seguimiento
necesario.
NIVELES DE COMPLEJIDAD
Se entiende como complejidad el número de tareas diferenciadas o procedimiento complejos
que comprenden la actividad de una unidad asistencial y el grado de desarrollo alcanzado por
ella. Cada nivel de atención condiciona el nivel de complejidad que debe tener cada
establecimiento.
El grado de complejidad establece el tipo de recursos humanos, físicos y tecnológicos
necesarios para el cumplimiento de los objetivos de la unidad asistencial, sus servicios y
organización. El primer nivel de Complejidad se refiere a policlínicas, centros de salud,
consultorios y otros, donde asisten profesionales como Médicos Familiares y Comunitarios,
Pediatras, Ginecólogos, Médicos Generales. En el segundo nivel de Complejidad se ubicaría, al
igual que en el nivel de atención, a los hospitales con especialidades como Medicina Interna,
Pediatría, Ginecología, Cirugía General, Psiquiatría, etc.
El tercer nivel de complejidad se refiere a establecimientos que realizan prestaciones médicas
y quirúrgicas con presencia de subespecialidades de éstas, que se caracterizan por un uso
intensivo de recursos humanos y equipamientos, con la realización de procedimientos
complejos y uso de alta tecnología.
NIVELES DE PREVENCIÓN
La Prevención se define como las “Medidas destinadas no solamente a prevenir la aparición de
la enfermedad, tales como la reducción de factores de riesgo, sino también a detener su avance
y atenuar sus consecuencias una vez establecida” (OMS, 1998) 6.
Las actividades preventivas se pueden clasificar en tres niveles:
Prevención Primaria
Son “medidas orientadas a evitar la aparición de una enfermedad o problema de salud
mediante el control de los factores causales y los factores predisponentes o condicionantes”
(OMS, 1998, Colimón, 1978) 6.
“Las estrategias para la prevención primaria pueden estar dirigidas a prohibir o disminuir la
exposición del individuo al factor nocivo, hasta niveles no dañinos para la salud. Medidas
orientadas a evitar la aparición de una enfermedad o problema de salud, mediante el control
de los factores causales y los factores predisponentes o condicionantes” (OMS, 1998, Colimón,
1978).
El objetivo de las acciones de prevención primaria es disminuir la incidencia de la enfermedad.
Por ejemplo: uso de condones para la prevención del VIH.
Prevención Secundaria
Está destinada al diagnóstico precoz de la enfermedad incipiente (sin manifestaciones clínicas).
Significa la búsqueda en sujetos “aparentemente sanos” 6 de enfermedades lo más
precozmente posible.
Prevención Terciaria
Se refiere a acciones relativas a la recuperación ad integrum de la enfermedad clínicamente
manifiesta, mediante un correcto diagnóstico y tratamiento y la rehabilitación física, psicológica
y social en caso de invalidez o secuelas buscando reducir de este modo las mismas. En la
prevención terciaria son fundamentales el control y seguimiento del paciente, para aplicar el
tratamiento y las medidas de rehabilitación oportunamente. Se trata de minimizar los
sufrimientos causados al perder la salud; facilitar la adaptación de los pacientes a problemas
incurables y contribuir a prevenir o a reducir al máximo, las recidivas de la enfermedad. Por
ejemplo en lo relativo a rehabilitación ejemplificamos: la realización de fisioterapia luego de
retirar un yeso por fractura
ATENCIÓN PRIMARIA DE LA SALUD (APS)
Es una estrategia definida en la conferencia de Alma Ata en 1978, donde se estableció un
avance para superar los modelos biomédicos, centrados en la enfermedad que privilegian
servicios curativos, caros, basados en establecimientos de segundo y tercer nivel por modelos
basados en la promoción de salud y preventivos de la enfermedad a costos razonables para la
población. La APS fue definida como:
“la asistencia sanitaria esencial, basada en métodos y tecnologías prácticos científicamente
fundados y socialmente aceptables, puesta al alcance de todos los individuos de la
comunidad, mediante su plena participación y a un costo que la comunidad y el país puedan
soportar en todas y cada una de las etapas de su desarrollo, con espíritu de
autorresponsabilidad y autodeterminación”. Dirigida a todos los sectores sociales sin
distinción.
Se destacan como elementos esenciales de la APS: el suministro de alimentos y nutrición
adecuada, agua potable y saneamiento básico, la asistencia materno-infantil, la planificación
familiar, inmunizaciones, la prevención y lucha contra las enfermedades endémicas locales, el
suministro de medicamentos esenciales, y el tratamiento apropiado de las enfermedades y
traumatismos comunes
Desde 1978 han existido importantes cambios en el contexto mundial, así como en la
conceptualización y práctica de la APS. En tal sentido, a partir del año 2005, se elaboró en
Montevideo un documento aprobado posteriormente por la OPS/OMS de Renovación de la
APS11. En éste la APS se centra en el sistema de salud en su conjunto, incluyendo todos los
sectores. Distingue entre valores, principios y elementos.
Los valores son los principios sociales, objetivos o estándares apoyados o aceptados por un
individuo, clase o sociedad, como, por ejemplo, el derecho al mayor nivel de salud y la equidad.
Los principios son los fundamentos, leyes, doctrina o fuerza generadora sobre la cual se
soportan los demás elementos. Por ej.: dar respuesta a las necesidades de salud de la
población, con orientación hacia la calidad.
Los elementos son parte o condición de un componente que generalmente es básico o esencial
por ejemplo; atención integral e integrada, orientación familiar y comunitaria, énfasis en la
promoción y prevención.
La participación “convierte a los individuos en socios activos en la toma de decisiones sobre la
asignación y el uso de los recursos, en la definición de las prioridades y en la garantía de la
rendición de cuentas. A título individual, las personas deben ser capaces de tomar decisiones de
forma libre y han de estar plenamente informadas en lo que respecta a su salud y la de sus
familias,
La promoción de salud como tal es una estrategia establecida en Ottawa, en 1986, donde se la
define como: “el proceso que proporciona a los individuos y las comunidades los medios
necesarios para ejercer un mayor control sobre su propia salud y así poder mejorarla”.
La estrategia propone la creación de ambientes y entornos saludables, facilita la participación
social construyendo ciudadanía y estableciendo estilos de vida saludables.
La prevención se refiere al control de las enfermedades poniendo énfasis en los factores de
riesgo, y poblaciones de riesgo; en cambio la promoción de la salud está centrada en ésta y
pone su acento en los determinantes de la salud y en los determinantes sociales de la misma
(cuando se hace referencia a prevención se centra en la enfermedad y cuando se habla de
promoción en la salud).
1. La estrategia de la APS es aplicable en todos los niveles de atención, desde el equipo de
salud que trabaja en el primer nivel, hasta en la gestión de servicios de alta complejidad en el
tercer nivel.
2. La APS, en consecuencia, no es sinónimo de primer nivel de atención.
3. La prevención primaria se desarrolla en todos los niveles de atención, ya sea en un programa
de prevención primaria, como, por ejemplo, de inmunizaciones en el primer nivel, hasta la
prevención de éscaras (prevención terciaria) en un CTI (tercer nivel de atención).
4. Prevención Primaria y Primer Nivel de Atención no son sinónimos
5. En cada nivel de atención, primero, segundo y tercero se pueden desarrollar todos los niveles
de prevención.
La APS no es sinónimo de prevención primaria, ya que la estrategia desarrolla todos los niveles
de prevención.
Módulo 6. Organización sanitaria, atención de la salud en
Uruguay, el SNIS y el proceso de reforma de la salud
La expresión “sistema total de salud” comprende todo lo que una sociedad genera -de
sustancia material y/o ideacional, tangible y/o intangible- y pone en práctica en relación con los
emergentes -positivos o negativos- del proceso salud-enfermedad de quienes la constituyen
y/o con el proceso mismo.
Los componentes formal y cuasiformal del STS, de instancias de gobierno, ministerios,
secretarías de salud pública.
Dentro del STS encontramos el SOS.
SOS
1. Componente legislativo (poder legislativo): Integrado por los campos legislativos de las
3 jurisdicciones (nacional, provincial y municipal), de los que emanan leyes,
reglamentaciones y ordenanzas que regulan los aspecto legales inherentes a la salud.
2. Componente gubernamental (poder ejecutivo): integrado por dos subcomponentes,
presentes en las 3 jurisdicciones.
a. Ministerios, Secretarías o subsecretarias que involucran directamente al área de
salud, en el q se deciden políticas de área.
b. Ministerios, secretarías o subsecretarías que no están directamente
involucrados. Se deciden políticas que inciden directamente en la salud de la
población, como trabajo, educación, vivienda, bienestar y seguridad social.
3. Componente judicial (poder judicial): consistido por el sistema judicial (juzgados,
cámaras, tribunales, corte supremas), en las 3 jurisdicciones. Se encarga de juzgar las
contravenciones a la legislación vinculadas a la salud.
4. Componente formal: instituciones, profesionales, y técnicos legal/ abalados (hospital,
laboratorio, consultorio, farmacia, etc.). Subcomponentes:
a. Saberes en salud: saberes que están activos y generan prácticas en salud o
acciones efectoras.
b. Referentes válidos en salud: profesionales, científicos, revistas, centros de
investigación, organizaciones empresario-productivas, q sea en el país o en el
exterior forman al campo de profesionales y técnicos
c. Formaciones y capacitación de efectores: universidades y escuelas técnicas
avaladas por el estado
d. Estructura psico-socio-culturales: representaciones sociales, sistemas de
significación, sistemas valorativos, actitudinales, pautas culturales, roles, etc.,
que configuran el espacio de la subjetividad de los componentes y técnicos.
Se subdivide en dos sistemas:
Atención de salud de las personas: subsistema público, de la seguridad social
y privado.
Previsión social:
5. Componente cuasi-formal: personal administrativo, de maestranza, hotelería,
mantenimiento y vigilancia, dentro de las instituciones de salud.
a. Saberes en salud: incluye el mismo saber de la población en gral, un saber
fraccionado, que implica frecuente/ condiciones de ignorancia semántica, por lo
q se usa terminología técnica cuyo significado se desconoce.
b. Referentes válidos en salud: todas las personas a quienes los miembros legos de
la población le solicitan la información de quienes la reciben sin pedirla.
c. Formaciones y capacitación de efectores: son agentes de salud que deberían
recibir capacitación integral q deberían aumentar sus condiciones de
generadores de actor de salud. Esto lo marca como falencia, como lo que
debería estar.
d. Estructura psico-socio-culturales.
LA PSICOLOGÍA CLÍNICA
Elementos que contribuyeron notablemente a extender el modelo de psicología clínica fueron
las grandes necesidades asistenciales que se generaron como consecuencia de la Segunda
Guerra Mundial
Es un modelo de actuación profesional centrado en la enfermedad más que en la salud;
enfocado hacia el individuo, más que al grupo o a la comunidad; enmarcado, como referencia,
en la enfermedad "mental
Sus aportes fundamentales se encuentran en el contexto asistencial, debido a que ha permitido
hacer contribuciones al diagnóstico de dichas enfermedades y de sus antecedentes y a hacer
más eficaz la calidad de la atención de los enfermos.
LA PSICOLOGÍA MÉDICA
"la psicología aplicada a los problemas planteados por la medicina”
Otra base del desarrollo de la psicología médica estuvo en el interés progresivo que a partir de
la década de los años 50 tuvo el estudio de la relación médico-paciente y la adaptación de los
enfermos a las condiciones hospitalarias y al cumplimiento de los tratamientos.
LA MEDICINA CONDUCTAL
La medicina conductual comenzó como una continuidad del modelo de la psicología médica,
resaltando el papel de los comportamientos aprendidos en el origen y manifestación de las
enfermedades y buscando medios para su tratamiento. En su base se encuentra el análisis
experimental de la conducta
Schwartz y Weiss
(1978) describe el campo de la medicina conductual ampliamente como "el campo relacionado
con el desarrollo del conocimiento y técnicas de las ciencias de la conducta relevantes para la
salud y la enfermedad y la aplicación de este conocimiento y estas técnicas a la prevención,
diagnóstico, tratamiento y rehabilitación.
5) LA PSICOLOGIA COMUNITARIA
Una de las aproximaciones de la psicología hacia los problemas de salud que se separa de la
línea clínica individual y comienza a desarrollar un enfoque social, es la de la psicología
comunitaria. Entre sus antecedentes se cita a la dinámica de grupos y organizativa y los
procesos de toma de decisiones, cuyos pioneros fueron Kurt Lewin y otros psicólogos sociales,
partiendo de las premisas de que muchos problemas de las personas pueden resolverse de la
mejor manera posible en el ámbito comunitario, y de que cuando los ciudadanos y los grupos
se reúnen para enfrentar eficazmente un problema que afecta a la comunidad se produce un
sentimiento de realización la incidencia de los problemas de salud puede ser reducida:
1) Desarrollando sistemas comunitarios competentes (escolar, laboral, sanitario).
2) Desarrollando competencias en el ciudadano a fin de que éste maneje adecuadamente sus
fuentes de estrés y sea hábil en obtener recursos y sistemas de apoyo social.
3) A través de ciudadanos competentes y Sistemas Comunitarios Competentes introducir
cambios ecológicos a fin de ejercer algún control sobre el estrés económico y social. De este
modo, el desarrollo de competencias se integra como parte de un esfuerzo político de cambio
social con persistencia multidisciplinaria e intersectorial.
Este modelo supone un conjunto de acciones a ser emprendidas por los psicólogos en su
trabajo con la comunidad, entre las que se incluyen: 1) la promoción de conductas saludables
en las personas y animarlos a tener su estado de salud profesionalmente controlado; 2) influir
en el diseño del entorno ambiental (viviendas, parques, áreas de recreación); 3) facilitar el
acceso a los servicios de salud; 4) fomentar los sistemas de apoyo social; 5) socializar el
conocimiento científico sobre el cuidado de la salud para hacer a las personas más competentes
y partícipes en su autocuidado, así para que dispongan de mejores recursos para enfrentar
situaciones nocivas y de tensión; 6) potenciar la participación de la comunidad en los proyectos
de salud; 7) facilitar el acceso a los servicios psicológicos; 8) disponer de la capacidad de evaluar
las intervenciones que se realizan sobre la comunidad; y 8) darle a las intervenciones carácter
interdisciplinario e intersectorial.
El proceso salud-enfermedad.
Al analizar nuestras intervenciones ante las enfermedades médicas partimos de un supuesto; el
proceso salud-enfermedad recorre una “historia natural”. En ese proceso actúan múltiples
factores tato internos como externos, en permanente intercambio con el entorno. Ello implica
partir del estado de salud y atravesar etapas. Dicho estado es terreno de la prevención primaria
para promover la salud, morigerar factores de riesgo -reales o potenciales- que contribuyen a
enfermar y enfatizar acciones orientadas hacia grupos de riesgo sobre las condiciones que
afectan la salud.
Los factores de riesgo psicológico pueden categorizarse en individuales y psicosociales. Los
individuales: 1) Constitucionales: genéticos, daño biológico perinatal, vulnerabilidad a la
enfermedad física; 2) Rasgos de personalidad y tendencia a enfermar; 3) Variables emocionales
que actúan como factores predisponentes por ejemplo en la enfermedad coronaria: angustia,
ansiedad, agresividad, hostilidad, ira, depresión. Asimismo afectan el sistema inmune y
estimulan comportamientos no saludables tales como alcoholismo y autoafirmaciones
negativas sobre las enfermedades; 5) Acción del estrés, particularmente desde el modelo
transaccional en el que el estrés surge de la interacción particular entre el sujeto y el contexto,
el estilo de afrontamiento y las emociones; 6) Recursos de afrontamiento ante la enfermedad
como estresor; 7) Variables comportamentales, relacionadas con hábitos higiénicos y
dietéticos; 8) Modalidad de resolución de crisis vitales y accidentales.
A su vez, los psicosociales: 1) sistema de creencias y valores individuales, familiares y
socioculturales; 2) deprivación sociocultural, necesidades básicas insatisfechas, pobreza,
desocupación; 3) capacidad de competencia; 4) redes de apoyo familiar y social; 5)
representación social de las enfermedades.
Martín Alfonso (2003) señala “todas las enfermedades poseen un conjunto de atributos
formados a partir de las interacciones sociales que contienen juicios sobre la relevancia de los
síntomas, la frecuencia de aparición, la visibilidad, el carácter amenazante y la reversibilidad”.
Ahora bien, salud-enfermedad no constituyen estados absolutos. La salud implica un ajuste
equilibrado entre el organismo y el ambiente.
Una relación médico paciente humanizada exige un diálogo en el que, el proceso de comunicar
e informar, sea fluido y bidireccional, para que el enfermo exprese interrogantes,
preocupaciones y dudas, conozca fehacientemente qué lo aqueja y cómo actúa para resolverlo.
Así el paciente se apropia y protagoniza la situación. Desde la perspectiva del paciente, con una
información adecuada y suficiente acorde a sus derechos y necesidades, asumir un rol activo.
Desde un modelo biopsicosocial difícilmente se aborde la salud desde otra perspectiva que no
sea interdisciplinaria.
Las prácticas autónomas, inconexas, son insuficientes para entender y afrontar la complejidad
de las demandas asistenciales. (Tizon García, 1992). Por ende, el trabajo interdisciplinario
aparece como necesidad y forma organizada de dar respuestas coherentes y coordinadas a esas
demandas para crear dispositivos de intervención. Ello supone un trabajo en red que no
necesariamente pertenezca a la misma estructura organizacional.
Según Mars (2002) el perfil del psicólogo de la salud debe orientarse hacia:
Planificar estrategias de modificación de conductas o síntomas relacionados entre sí que
actúen como obstáculo.
Investigar aspectos que favorezcan o dificulten la adherencia y el cumplimiento de las
prescripciones médicas.
Asesorar sobre la importancia de la comunicología en la relación con el paciente;
minimizar el impacto de la hospitalización y conocer las problemáticas emocionales,
cognitivas y conductuales del enfermo.
Prevenir enfermedades al potenciar medidas psicohigiénicas o modificar estilos de vida.
Derechos Humanos en el Uruguay. Informe 2005” Resumen En el marco del Día mundial de los
derechos humanos, el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), pública su informe anual sobre la
situación de los derechos humanos en el país. El Servicio realiza desde hace 18 años este
monitoreo con un enfoque integral de los derechos fundamentales. Una mirada al Uruguay en
clave de derechos humanos implica analizar al Estado en el cumplimiento de sus obligaciones
desde un rol proactivo y comprometido. El presente Informe releva la situación de los derechos
civiles y políticos en el país a partir del nuevo escenario instalado desde el 1º de marzo de 2005.
SERPAJ destaca que el nuevo gobierno ha manifestado una voluntad distinta a las anteriores
administraciones en investigar y alcanzar la verdad de lo sucedido con los detenidos
desaparecidos por la dictadura cívico-militar y ha exigido la participación de las Fuerzas
Armadas en esa búsqueda. Sin embargo, reclama la nulidad de la ley de Caducidad, en el
entendido que instituyó un contexto político y jurídico de impunidad con consecuencias que
afectan la democracia. La organización subraya que esta ley viola constante y flagrantemente el
derecho internacional de los derechos humanos, que desprestigia al país frente al mundo.
Derechos Humanos en el Uruguay. Informe 2005 reflexiona sobre el derecho a la verdad y la
necesidad de garantizar el acceso a la información pública. Revela información desclasificada de
los archivos de inteligencia del Ministerio del Interior sobre la actividad de organizaciones de
DDHH, y da cuenta de un documento entregado por la ministra de Defensa, Azucena Berrutti,
que señala que “por razones de seguridad nacional no es conveniente la desclasificación” de la
información solicitada en poder de Inteligencia de esa cartera. Respecto a los ascensos de
militares acusados de haber violado los derechos humanos durante la dictadura, SERPAJ
reafirma que se deben dejar sin efecto. Asimismo se pronuncia sobre los informes de las
Fuerzas Armadas respecto del destino de los detenidos desaparecidos y los resultados de las
investigaciones ordenadas por el Poder Ejecutivo. Derechos humanos en el Uruguay. Informe
2005 presenta un completo relevamiento sobre la situación de las personas privadas de
libertad; denuncia la sistemática violación de sus derechos y analiza la nueva ley de
humanización del sistema carcelario. El informe reflexiona sobre los incidentes ocurridos en la
Ciudad Vieja, condenando la lógica de violencia tanto desde la manifestación social como desde
la irracionalidad de la represión policial. Cuestiona el fallo judicial que criminaliza la protesta
social y la discrepancia ideológica, limitando la democracia y plantea la necesidad de derogar la
tipificación de sedición en el Código Penal. En el capítulo dedicado a los derechos económicos,
sociales y culturales, SERPAJ presenta informes en las áreas de trabajo, pobreza, seguridad
social, salud, vivienda y medioambiente, a cargo de especialistas en cada temática. Algunos
puntos fundamentales de este capítulo: Trabajo: Desde el punto de vista del derecho al trabajo,
se puede concluir que el año 2005 muestra mejores indicadores que 2004 en cuanto al empleo
y desempleo, debido fundamentalmente al proceso de recuperación económica que operaba
desde el año pasado. Sin embargo, los niveles de desempleo continúan siendo muy importantes
a la vez que muy superiores respecto a la media histórica de los últimos años. El incremento en
la tasa de empleo se traduce en algo más de 7.000 puestos de trabajo creados desde que
asumió funciones el actual gobierno. Falta un mayor empuje en las políticas activas de empleo.
En tal sentido, se torna imprescindible contar con una institucionalidad más fuerte en la
materia. Es indispensable velar por la calidad del empleo, lo que obligadamente incluye
aumentar el poder de compra de los salarios, especialmente los más sumergidos, de donde se
deduce la importancia de generar políticas salariales redistributivas. No cabe duda que este año
se han logrado avances en materia de políticas de regulación: el incremento del salario mínimo
nacional, la convocatoria a los consejos de salario, la discusión sobre un proyecto de fueros
sindicales, y la regulación de algunos aspectos de las relaciones laborales, van en esa línea.
Seguridad Social: La constante y en los últimos años aguda precarización del mercado de
trabajo pone en tela de juicio el actual diseño de los programas de seguridad social, porque
deja fuera del sistema a una proporción importante de las familias uruguayas. La cobertura del
seguro de desempleo nunca sobrepasa el 30% de los desocupados. Por otra parte, más del 50%
de la Población Económicamente Activa se encontraba sin cobertura de la seguridad social en el
año 2004 Salud: La propuesta de fondo del gobierno en materia de Salud refiere a la creación
progresiva de un Sistema Nacional Integrado de Salud y de un Seguro Nacional de Salud. Esta
propuesta representa un notorio avance hacia la equidad en salud en el país. De los múltiples
cuellos de botella a resolver en este proceso, el más importante es que no se “renuncie a la
transformación” ante las múltiples resistencias que existen e irán aumentando en la medida
que se concreten los cambios anunciados. Situación de los niños, niñas y adolescentes: Como
resultado de la situación social observada en los últimos años el número de niños y
adolescentes pobres en el país casi se ha duplicado. En el año 1999 se estimaban unos 210 mil
niños y adolescentes pobres, incrementándose para el año 2004 hasta los 380 mil. Los niños y
adolescentes que viven en hogares que no logran cubrir sus necesidades básicas alimenticias
(indigencia) han pasado de 24 mil en el año 2000 a 60 mil en el 2004. Agua: Aún luego de
aprobada una reforma constitucional que consagró las gestión pública, participativa y
sustentable del agua, y la consideración de su acceso como un derecho humano fundamental,
el Poder Ejecutivo habilitó la permanencia de las empresas multinacionales de agua,
privatizadoras de los servicios en Maldonado. En Pinar Norte, en Canelones, la gestión privada
del servicio de agua y saneamiento ha derivado en una emergencia sanitaria; finalmente, la
participación pública y la introducción de mecanismos que permitan una gestión sustentable
del agua son cuestiones aún pendientes de instrumentación, cuando ha pasado más de un año
de la aprobación de la reforma constitucional. Plantas de celulosa: Desde la perspectiva de
derechos no es posible establecer a priori una respuesta acerca de si es o no conveniente la
instalación de las plantas. No obstante, si surge que el Estado tiene obligaciones que debe
asumir y que eventualmente podrían concluir en la prohibición de la instalación de las plantas o
en su autorización bajo determinada condiciones. El Estado, en el caso de que se instalaran las
plantas, debe garantizar el monitoreo de los parámetros, dentro de los cuales las empresas
están obligadas a actuar, promoviendo la participación de la sociedad civil en el mismo. No
existe, o al menos no es de público conocimiento, que se haya realizado una evaluación de
impacto ambiental de efecto combinado de la instalación de las dos plantas procesadoras de
celulosa (ENCE y BOTNIA). Esta carencia ha sido señalada con insistencia por las organizaciones
que se oponen a la iniciativa, y el Estado no ha dado una respuesta clara al respecto. Sería
oportuno un debate específico encaminado a la definición de un plan estratégico de desarrollo
que incluya una evaluación ambiental sistemática. Extender indefinidamente este tipo de
producción en Uruguay sería adoptar un modelo de desarrollo que podría interesar a las
empresas inversoras pero que acarrearía consecuencias graves respecto a la situación de los
derechos humanos.
la reforma en curso se ubica en el centro de las transformaciones sociales, económicas y
políticas, pero también ético-morales y de justicia social. Es una propuesta de cambio de fondo,
que implica tres cambios complementarios y progresivos: cambio de modelo de atención,
cambio de modelo de gestión y cambio de modelo de financiamiento. La reforma crea un
Sistema Nacional Integrado de Salud (mixto público privado), un Fondo Nacional de Salud (con
financiamiento progresivo) y un Seguro Nacional de Salud (universal e integral). El proceso es
reciente e incipiente, trascendente, democrático y participativo.
Todo intento de análisis sectorial que no integre adecuadamente el contexto histórico y el
modelo de desarrollo será, cuando menos, insuficiente, y posiblemente nos conduzca hacia
conclusiones erróneas.
La política social del gobierno progresista, implementada a través del Estado,
democráticamente articulado con toda la Sociedad y comprometido a garantizar la cobertura
de las necesidades básicas para toda la población y a la creación de condiciones que permitan el
pleno desarrollo de la persona humana, se basa en las siguientes orientaciones principales:
justicia social, mejor calidad de vida, trabajo digno, equidad e inclusión, distribución solidaria,
integralidad, participación y descentralización, salud para todos, educación para el desarrollo y
la cultura ciudadana, seguridad social integral y vivienda popular.
La jurisprudencia internacional se ocupa de proteger el derecho a la salud mediante
convenciones, pactos y tratados, que se refieren al conjunto de los derechos fundamentales.
Específicamente, el derecho al grado máximo de salud posible fue consagrado por primera vez
en la Constitución de la OMS (1946) y refirmado en la histórica Declaración de Alma-Ata de
1978 y en la Declaración Mundial de la Salud adoptada por la Asamblea Mundial de la Salud en
1998.
Desde el 2005, nos encontramos ante un gobierno que reconoce a la salud como derecho y
como bien público. Éste es un cambio cualitativo sustantivo, el Estado ya no intenta escudarse
en el artículo 44 de la Constitución de la República, que coloca a la salud como un deber y no
como un derecho de las personas, lo reduce a la dimensión individual en el marco de una
concepción asistencialista ante la presencia de la enfermedad, y limita la responsabilidad del
Estado a la asistencia a los indigentes. En el documento de “respaldo de los grandes
lineamientos programáticos para el gobierno del Frente Amplio (2005-2010)” se establece a
texto expreso: Como entendemos que la salud es un derecho humano fundamental,
proponemos la reforma del Artículo 44 de la Constitución que debe establecer que el Estado
tiene el deber y la responsabilidad de asistir la salud de todos los habitantes del país.
El sistema de salud está compuesto por un conjunto de instituciones con orígenes, estructura y
objetivos distintos, que han promovido y establecido un sistema complejo, fragmentado,
segmentado, in equitativo y descoordinado. Desde el punto de vista de la modalidad de
atención sanitaria, ésta se caracteriza por ser médico céntrica, asistencialista, biologicista,
esporádica, episódica, que considera al hombre por órganos y sistemas sin un enfoque holístico
y de promoción de salud.
Se diseña el Presupuesto del Ministerio, con énfasis en la construcción del Sistema Nacional
Integrado de Salud (SNIS) y del Seguro Nacional de Salud (SNS), el aumento de los salarios más
sumergidos, el fortalecimiento del 1° Nivel de Atención, la reconstrucción de la carrera
funcional, la reestructura del sistema de remuneraciones, y la descentralización de ASSE. La ley
en su artículo 264 anticipa las características principales que tendrá en SNIS, ampliadas con una
ley específica a fines de 2007, estás son: implementar un SNIS con el objetivo de establecer la
atención integral de todos los habitantes residentes en el país, garantizando su cobertura
equitativa y universal.
De acuerdo con la ley, el SNIS se regirá por los principios de: la promoción de la salud con
énfasis en los factores determinantes del entorno y los estilos de vida de la población; la
intersectorialidad de las políticas de salud respecto del conjunto de las políticas encaminadas a
mejorar la calidad de vida de la población; la cobertura universal, la accesibilidad y la
sustentabilidad de los servicios de salud; la equidad, continuidad y oportunidad de las
prestaciones; la orientación preventiva, integral y de contenido humanista; la calidad integral
de la atención que, de acuerdo a normas técnicas y protocolos de actuación, respete los
principios de la bioética y los derechos humanos de los usuarios; el respeto al derecho de los
usuarios a la decisión informada sobre su situación de salud; la elección informada de
prestadores de servicios de salud por parte de los usuarios; la participación social de
trabajadores y usuarios; la solidaridad en el financiamiento general; la eficacia y eficiencia en
términos económicos y sociales; la sustentabilidad en la asignación de recursos para la atención
integral de la salud. La ley establece que el SNIS tiene los siguientes objetivos: alcanzar el más
alto nivel posible de salud de la población mediante el desarrollo integrado de actividades
dirigidas a las personas y al medio ambiente que promuevan hábitos saludables de vida, y la
participación en todas aquéllas que contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida de la
población; implementar un modelo de atención integral basado en una estrategia sanitaria
común, políticas de salud articuladas, programas integrales y acciones de promoción,
protección, diagnóstico precoz, tratamiento oportuno, recuperación y rehabilitación de la salud
de sus usuarios, incluyendo los cuidados paliativos; impulsar la descentralización de la
ejecución en el marco de la centralización normativa, promoviendo la coordinación entre
dependencias nacionales y departamentales; organizar la prestación de los servicios según
niveles de complejidad definidos y áreas territoriales; lograr el aprovechamiento racional de los
recursos humanos, materiales, financieros y de la capacidad sanitaria instalada y a instalarse;
promover el desarrollo profesional continuo de los recursos humanos para la salud, el trabajo
en equipos interdisciplinarios y la investigación científica; fomentar la participación activa de
trabajadores y usuarios; establecer un financiamiento equitativo para la atención integral de la
salud. El SNIS ha de ser un organismo público descentralizado, en la órbita del MSP, dirigido por
una Junta Nacional de Salud. El conjunto de los efectores de salud públicos y privados sin fines
de lucro dependerán de la Junta Nacional de Salud en la definición de las políticas nacionales,
de las normativas y planes de salud y en la contratación de sus prestaciones, y su financiación
dependerá del Seguro Nacional. La reforma en curso se ubica entonces en el centro de las
transformaciones sociales, económicas y políticas, pero también ético-morales y de justicia
social. Una propuesta de cambio de fondo, que implica tres cambios complementarios y
progresivos: cambio de modelo de atención, cambio de modelo de gestión y cambio de modelo
de financiamiento.
El cambio de modelo de gestión, se evidencia en la ya referida instalación del Consejo
Consultivo y sus subgrupos de trabajo; en el apoyo a la conformación de organizaciones de
usuarios de servicios de salud y de las oficinas de atención al usuario, la descentralización de las
acciones de la Dirección General de la Salud con la conformación de 19 Direcciones
Departamentales de Salud y la descentralización de la gestión de ASSE mediante la creación de
las Coordinaciones Departamentales respectivas; descentralización que se vio acompañada de
la priorización del trabajo con abordaje territorial, definiendo regiones, zonas y áreas de salud;
priorización del fortalecimiento de los equipos de salud en el Primer Nivel de Atención; mejora
de la gestión y atención con recursos propios, coordinación interinstitucional a nivel público y
coordinación y complementación público-privado cuando correspondiere; avance en la
democratización y transparencia del ingreso a los cargos vacantes, mediante llamados a
concurso público, etc. El cambio de modelo de atención, se expresa en el reconocimiento de la
salud como un derecho humano fundamental, en su interdependencia con los determinantes
sociales y ambientales de la salud, y en el desarrollo de políticas que anteponen la prevención y
promoción de la salud a la respuesta a la demanda asistencial espontánea. Estos cambios
requirieron de la redefinición y/o formulación de programas prioritarios nacionales de salud, los
que adquieren valor de norma sanitaria y deben ser desarrollados por todos los prestadores
integrales incorporados al SNIS.
El cambio de modelo de Financiamiento se apoya en la Ley 18.131 del 18/5/07 que crea el
Fondo Nacional de Salud (FONASA), administrado por el Banco de Previsión Social, financia el
régimen de asistencia médica de los beneficiarios incluidos en el mismo. El FONASA se
conforma con aportes obligatorios de trabajadores y empresas, aportes del Estado y personas
públicas no estatales, aportes obligatorios de jubilados, el porcentaje previsto para los Seguros
Privados Integrales y las rentas generadas por sus activos.
No se pueden negar los avances, pero tampoco puede decirse que los problemas de inequidad
de la salud en Uruguay se hayan resuelto.
Las condiciones de salud de una sociedad están íntimamente relacionadas con las
características de las dinámicas política y económico política de la misma y de su gobierno, en la
jurisdicción que corresponda: municipal, provincial/departamental, o nacional.
El accionar recíproco entre los componentes psicosociales, socioculturales, socio-jurídicos y
sociopolíticos de las sociedades, así como también las racionalidades puestas en juego en las
dinámicas formales e informales de interacción en los ámbitos de la cultura, la salud, la justicia,
el trabajo y la educación, configuran y son la sustancia esencial de los procesos de construcción
de ciudadanía.
El campo de trabajo de la Psicología Médica está centrado en el ser humano que padece -o está
en riesgo de padecer- una enfermedad vinculada al cuerpo. Ese es el epicentro a partir del cual
se desarrollan las distintas áreas tanto clínicas como de investigación de la disciplina y desde
donde se hacen las conexiones con disciplinas afines. Siendo el objetivo obtener una
comprensión globalizadora del problema en el interjuego de factores biológicos, psicológicos,
sociales y culturales, la praxis de la Psicología Médica se focaliza en el trabajo psicológico con el
paciente y en relación a los equipos médicos
LA INTERCONSULTA MÉDICO PSICOLÓGICA
La entrevista
El instrumento básico de la Psicología Médica, a nivel de la interconsulta, es la entrevista clínica
que involucra al paciente, a la familia y al equipo tratante. La entrevista en Psicología Médica
está fuertemente condicionada por el contexto médico en el que se realiza no sólo en los
aspectos formales -el lugar y la forma en la que se lleva a cabo el encuentro-, sino más aún en
cuanto a su objeto epistemológico, es decir, aquello que del paciente y su entorno resulta
relevante para la praxis.
Básicamente en un corte transversal interesa evaluar el impacto que la enfermedad produce en
la persona que la padece y en su entorno, tanto en un plano real como en el imaginario.
Se presenta una revisión de los distintos aspectos de las relaciones interpersonales con las
particularidades específicas que tienen lugar entre el médico, el paciente y familiar y los
cambios que ha experimentado esta relación a través del tiempo. Se definen sus características
y clasificación en activa-pasiva, cooperativa guiada y de participación mutua. Se detallan las
diferentes etapas y la importancia de cada una de ellas, así como las deficiencias más
frecuentes. Se refleja lo que está ocurriendo en países capitalistas con sistema neoliberal,
donde la salud está en manos de empresas privadas y seguros, que convierten los servicios
médicos en una forma más de comercio. Por último, se comenta el impacto del desarrollo
tecnológico de los años actuales, tanto en sus aspectos positivos como negativos
La RMP pueden ser clasificada de diferentes formas pero la más utilizada por su sentido
práctico es aquella que establece tres formas distintas.
1. Relación activo-pasiva.
2. Relación de cooperación guiada.
3. Relación de participación mutua.
La relación activo-pasiva es aquella que se establece con enfermos en estado de coma, o que se
encuentran en una situación que no les permite establecer una relación más participativa,
como es el caso del paciente con un edema agudo del pulmón.
La relación cooperativa guiada es la que se establece con pacientes que están en condiciones
de cooperar en su diagnóstico y tratamiento, como ocurre en algunas enfermedades agudas
(neumonía, por ejemplo) y crónicas como la hipertensión arterial.
La relación de participación mutua, no sólo contempla el cumplimiento del tratamiento, sino el
control en discusión frontal de situaciones y actitudes relacionadas con la causa y evolución de
la enfermedad.
El médico debe estar consciente que su relación profesional interpersonal con el paciente debe
estar caracterizada por:
· El respeto que inspira su investidura técnica en una profesión de alto contenido social.
· La expectativa por parte de la población de que manifieste un comportamiento adecuado a su
alta responsabilidad.
· Su condición de piedra angular en la prestación de un servicio de gran significación humana
como es promover o restablecer la salud.
· Demandar una constante disposición a la relación de ayuda sin aspiración de reciprocidad.
· Requerir del facultativo el planeamiento cuidadoso de cada una de sus acciones para evitar
errores de grandes potencialidades iatrogénicas.
Tizón García. (1988) Componentes psicológicos de la práctica
médica
Podemos tener una apreciación de que atención primaria es un modo de organizar la atención
de la salud de las personas, que se hace lo más cerca posible de la gente, de sus lugares de vida
y trabajo, y que se lleva a cabo desde instituciones que no son de alta complejidad estructural,
pero que sí deben estar concebidas con un sentido de alta eficiencia. Los recursos que se usen,
y el equipamiento, en sentido general, deben ser los más adecuado posibles.
Como puede inferirse de lo que se ha dicho, las acciones de salud en atención primaria no
pueden ser solamente sobre los individuos, sino que deben alcanzar a las familias consideradas
como unidad, a las instituciones, la comunidad en general, sus organismos representativos y sus
líderes, y al medio ambiente en sentido general. Entonces, los servicios no pueden prestarse
por profesionales individuales, sino que la actividad de estos debe ser llevada a cabo por
equipos que integren el conocimiento y la tecnología de diferentes disciplinas y profesiones,
entre los que deben estar, como es esperable, los médicos y las enfermeras, pero también los
psicólogos, las trabajadoras sociales, los trabajadores sanitarios, estadísticos de salud, etc.
Hay dos conceptos muy asociados al de atención primaria, que son los de 1) promoción de
salud y 2) prevención y control de los riesgos de enfermar.
En el mundo occidental desarrollado, cuyos problemas son muy diferentes a los del resto del
mundo, la promoción de salud tomó auge a partir del documento producido en 1974 por el
gobierno de Canadá titulado oficialmente "A New perspective on the Health of Canadians",
conocido también como "Informe Lalonde" por el apellido del ministro de salud que lo auspició.
Este documento enfatizaba a la promoción de salud como medio para enfrentar los problemas
de salud que aparecían como significativos en la población de ese país, y la definía (a la
promoción de salud) como "el proceso para capacitar a las personas para aumentar el control y
mejorar su salud" (Lalonde, 1988). Se han dado otras muchas definiciones (ver Martínez, 1994).
En la llamada "Carta de Ottawa", documento final de una reunión realizada en esa ciudad en
1986 con la aceptación de la OMS, se dice que la promoción de salud "consiste en proporcionar
a los pueblos los medios necesarios para mejorar su salud y ejercer un mayor control sobre la
misma. Para alcanzar un estado adecuado de bienestar físico, mental y social, un individuo o
grupo debe ser capaz de identificar y realizar sus aspiraciones, de satisfacer sus necesidades y
de cambiar o adaptarse al medio ambiente. La salud se percibe pues, no como el objetivo, sino
como la fuente de riqueza de la vida cotidiana".
Y se agrega: "se trata de un concepto positivo que acentúa los recursos sociales y personales así
como las aptitudes físicas.
Por consiguiente, dado que el concepto de salud como bienestar trasciende la idea de formas
de vida sanas, la promoción de salud no concierne exclusivamente al sector salud".
Las acciones de promoción de salud deben tener, por tanto, carácter multisectorial (no son
exclusivas del sector salud) y multidisciplinario (tampoco son exclusivas de la medicina), y
deben implicar un importante compromiso de las autoridades políticas. De acuerdo a Martínez
(1994), las acciones de promoción de salud pueden definirse como el "conjunto de elementos
básicos para realizar las políticas sanitarias orientadas a una estrategia poblacional en salud", y
se resumen en:
- elaboración de una política pública sana,
- creación de ambientes favorables,
- reforzamiento de la acción comunitaria,
- desarrollo de las aptitudes personales, reorientación de los servicios sanitarios.
Las actividades de promoción de salud, siguiendo el criterio de la autora antes citada, serían
medios para la acción, concretamente, "la forma de ejecutar en la práctica las acciones de
promoción", los que se resumen en:
- determinar "modelos de salud" (sólo tenemos "modelos de enfermedad"),
- fomentar estilos de vida sanos,
- establecer estrategias de comunicación social,
- desarrollar técnicas de trabajo comunitario.
En un artículo anterior sobre este tema (Morales, 1991), se realiza un análisis de su significado
para nuestra disciplina, destacando como las acciones promocionales necesitan apoyarse en
conceptos puramente psicológicos tales como: hábitos, actitudes, motivaciones, interacciones
personales y familiares, y habilidades. Se hacen seis recomendaciones para el trabajo de los
psicólogos: 1) identificar los problemas que requieren atención prioritaria; 2) para esa
identificación, la información sobre la comunidad es la fuente para la toma decisiones,
debiéndose usar datos seguros procedentes de registros continuos, investigaciones previas o
investigaciones al efecto; 3) trabajar en equipo con profesionales de otras disciplinas,
compartiendo el conocimiento que sea necesario compartir; 4) evaluar los resultados siguiendo
un modelo de intervención (al menos "antes-después", y con grupos de control cuando sea
posible); 5) utilización de diferentes procedimientos con un carácter creativo; y 6) estimular la
más activa participación de los miembros de la comunidad, ya sea tomando en cuenta su
opinión en la definición de las prioridades y las estrategias, ya sea como "multiplicadores", ya
sea en la evaluación de los resultados.
El "estilo de vida":
En promoción de salud y en atención primaria en general se ha observado una reiterada
referencia al concepto "estilo de vida", que de hecho hemos manejado en varias partes de este
texto. Este concepto, que aparece con frecuencia en la literatura sociomédica y epidemiológica,
se utiliza generalmente en la actualidad para describir de manera resumida el conjunto de
comportamientos que un individuo concreto pone en práctica de manera consistente y
mantenida en su vida cotidiana y que pueden ser pertinente para el mantenimiento de su salud
o que lo colocan en situación de riesgo para la enfermedad.
La interpretación biomedicalizada del estilo de vida eclipsa el análisis de los factores de
contexto. Además del amplísimo tema de la promoción de salud, otro concepto de mucha
importancia en el ámbito de la salud en general, y en atención primaria en particular, también
de mucho interés para la psicología, es el de prevención de las enfermedades y el control del
riesgo de enfermar
Las "creencias de salud":
Más que como un factor de riesgo específico, el concepto de "creencias de salud" se ha
manejado de manera general para describir como las creencias de un individuo y el modo en
que se estructuran, pueden orientar su comportamiento hacia un mayor o menor riesgo de
enfermar.
Diekstra (1991) propone cinco categorías de problemas que son susceptibles de intervenciones
psicológicas en el nivel primario de atención:
a) Problemas de ansiedad y estrés, los que incluyen: ansiedad generalizada, ataques de pánico,
fobias, ideas obsesivas y rituales, y enfermedades inducidas o agravadas por el estrés (como
por ejemplo, la migraña, el asma y la enfermedad cardiovascular);
b) Trastornos de los hábitos, los que incluyen: varios comportamientos habituales que
conducen al distrés personal; y problemas sociales y de salud, como por ejemplo, el hábito de
fumar, la obesidad, la bulimia, el alcoholismo, la enuresis, la encopresis y la adicción a las
drogas;
c) Dificultades y decisiones educacionales u ocupacionales, las que incluyen: decisiones en los
puntos de transición a lo largo de la vida, como por ejemplo, la terminación de la escuela, el
cambio de trabajo, la jubilación. Problemas que surgen en el contexto educacional ocupacional,
por ejemplo, problemas en los estudios, falta de confianza en las habilidades sociales;
d) Problemas interpersonales, sociales y maritales, los que incluyen: problemas que surgen en
las relaciones con los demás, por ejemplo, timidez, falta de "asertividad", discordias conyugales,
problemas psicosexuales, conducta agresiva y antisocial;
e) Ajuste psicológico a la enfermedad física y a otros acontecimientos significativos de la vida:
aquí incluye el ajuste al trauma de la enfermedad y la hospitalización, el ajuste a las
incapacidades crónicas, el nacimiento de los hijos, los accidentes, la enfermedad terminal y la
muerte.
Calatayud. Cap. 6. La psicología en los hospitales y centros de
rehabilitación
De acuerdo a los usos más frecuentes de los términos de atención secundaria y terciaria, esta
se relaciona con la atención del período patogénico de la enfermedad y de las secuelas de la
enfermedad.
En la mayor parte de los hospitales se consideraba a los psicólogos como parte del servicio de
psiquiatría, con el encargo dentro del mismo de hacer las pruebas de diagnóstico psicológico y
quizás, de colaborar en la psicoterapia de grupos.
A partir de la década de los años 70 la psicología ha ensanchado su actividad en los hospitales
sobre la base de los siguientes hechos: 1) el aumento del reconocimiento del papel de las
variables psicológicas en la evolución de las personas que tienen padecimientos crónicos
degenerativos, las que por otro lado cada vez están más presentes en los hospitales.
2) el desarrollo, concomitantemente, de los recursos tecnológicos de la psicología para
intervenir en una mayor diversidad de problemas de salud; 3) el aumento del interés por la
calidad de los servicios, la satisfacción de los pacientes y familiares, y por la adecuación de los
ambientes hospitalarios a las necesidades de los usuarios;
4) el surgimiento de los servicios de cuidados intensivos, los que han incorporado a la dinámica
de los hospitales nuevas formas de atención de los enfermos graves y de relaciones y
comunicación con los familiares, tecnología sofisticada, y ritmos de trabajo muy peculiares para
el personal de los mismos; 4) el surgimiento de la transplantología, que obliga a una rigurosa
preparación de los pacientes para la recepción de nuevos órganos, incluida la preparación
psicológica, así como a un delicado trabajo de comunicación con los familiares de los donantes;
5) el aumento se ha mostrado un mayor interés por el trabajo en equipo; y por parte de los
profesionales de la salud (médicos y enfermeras sobre todo) por obtener y aplicar
conocimientos psicológicos.
No obstante, se ha señalado con anterioridad (Morales, 1995) que el proceso de integración de
los psicólogos a los hospitales está muy condicionado por las características generales de la
institución.
Por otra parte, una vez reconocido, la adopción de lo que los sociólogos han designado "el rol
de enfermo" está influida por procesos de carácter cultural que se dan en los diferentes
ambientes sociales y que resumen representaciones acerca del significado de ese rol y de lo que
es esperable que se haga o no se haga.
Los psicólogos, por supuesto, deben estar integrados al trabajo directo en los servicios médicos
de las diferentes especialidades del hospital, y dentro de esos equipos, sobre la base de los
objetivos definidos previamente por el servicio en cuestión y el de psicología, realizar sus
actividades, pero lo que no debe ocurrir es que los psicólogos que trabajan en un hospital se
mantengan aislados, respondiendo cada uno solamente a los intereses particulares de la
especialidad con la que se vinculan.
El psicólogo que desee colaborar eficientemente en un determinado servicio de una
especialidad médica, está obligado a conocer, de manera general, las características de los
problemas de salud que allí se atienden, de los procedimientos diagnósticos y terapéuticos que
se utilizan con más frecuencia, de los aspectos epidemiológicos de las enfermedades en
cuestión, los riesgos de todo tipo (y muy especialmente los psicológicos y sociales) que se
vinculan a su aparición, las creencias populares acerca de las mismas, los modos en que se
produce la atención extrahospitalaria de esas condiciones de salud, entre otras muchas cosas.
Los objetivos de la psicología en los hospitales deben ser agrupados en cuatro direcciones
principales, en íntima vinculación: 1) la asistencia directa a los enfermos y sus familiares; 2) la
docencia, mediante la enseñanza regular de contenidos de psicología a estudiantes de medicina
y de enfermería, de profesiones de nivel medio de la salud, de residentes de especialidades
médicas y de alumnos de pregrado y postgrado de psicología, de acuerdo a los programas
establecidos, así como mediante la participación en cursos y entrenamientos sobre problemas
específicos (relaciones con los pacientes, técnicas de comunicación de información, relajación,
etc.)
3) la investigación, que debe estar orientada al esclarecimiento de aspectos psicológicos tanto
de los problemas de salud que se presentan con más frecuencia, como de la atención de los
mismos; 4) la acción institucional, que comprende los problemas de la satisfacción de los
usuarios con los servicios, el diseño del ambiente hospitalario, la evaluación y mejoramiento de
los sistemas de información, la adecuación de reglamentos y rutinas, la optimización del
funcionamiento de determinados servicios y equipos de trabajo y otros muchos aspectos
relacionados y que varían de institución a institución hospitalaria.
Desde el año 2005 nuestro país se aboca a cursar una reforma en su Sistema de Salud, la cual
toma cuerpo a partir de un conjunto de normas desde el año 2007, pudiendo ser considerada
como la más importante de su historia.
Los principios rectores de la misma procuran asegurar en forma universal y equitativa los
servicios que garanticen respuestas satisfactorias a las necesidades de salud de la población.
Es primordial mejorar la accesibilidad a todos ellos, de forma tal que cada cual reciba atención
de calidad de acuerdo a sus necesidades y no a su capacidad económica. Así se tiende a salvar
diferencias injustas y evitables, principio fundamental para lograr la equidad.
El concepto de Salud Mental es inseparable del concepto de Salud Integral. Si bien tiene su
especificidad en cuanto a sus formas de abordaje y comprensión, es parte indisoluble del
mismo. En este sentido, desde una concepción integral, todos aquellos aspectos vinculados con
la Salud Mental deben incluirse en las diferentes formas de abordaje.
Los desarrollos del PNSM deberán incorporarse al Sistema Nacional Integral de Salud (SNIS) al
que el país se encuentra abocado, de acuerdo a los cambios en el modelo de atención y de
gestión y siguiendo los principios rectores de universalidad, accesibilidad, equidad, calidad de la
atención, promoción y prevención integral a través del trabajo en equipos interdisciplinarios.
Dado que la salud mental es uno de los componentes de la salud integral de las personas,
dentro del cambio de modelo resultan imprescindibles las acciones en Salud Mental, siendo
condición necesaria priorizar y articular las mismas en el primer nivel de asistencia, con criterios
de complementariedad, integración y coordinación con el resto de los actores del sistema, a fin
de mejorar la calidad de la atención, su eficacia y eficiencia.
Un cambio en el modelo de atención como el que plantea el SNIS implica comprender que la
enfermedad no es solo un fenómeno individual y está directamente vinculada al entorno
familiar y social, que puede actuar como agravante o protector
De acuerdo con los principios rectores consensuados, la Salud Mental como un derecho
humano fundamental y -por tanto- las intervenciones psicosociales y la psicoterapia y otras
formas de preservarla o recuperarla como derechos deben estar accesibles a todos los
ciudadanos
Corresponde enfatizar que este plan implica un campo dinámico y por tanto estará sujeto a las
renovaciones que fueren necesarias, con el fin de dar respuestas adecuadas y de calidad
adaptadas a las posibilidades de cada momento.
Los factores de riesgo y de protección se han identificado en las diferentes etapas de la vida y
muchos de ellos pueden modificarse.
Las terapéuticas en trastornos mentales se equiparan hoy a los mejores niveles de la medicina y
están fuertemente comprobadas, lo que justifica su inclusión en las prestaciones.14
La inclusión de estas prestaciones y modalidades de acción terapéutica dentro del SNIS implica:
1. Abordar la integralidad de la salud en las diferentes franjas etarias, con las especificidades
correspondientes a la niñez y adolescencia y por otra parte al adulto, incluyendo los aspectos
instrumentales, psicológicos y sociales.
2. Que la atención psicológica es un derecho que progresivamente debe integrarse a las
prestaciones universales de salud.
3. Priorizar el primer nivel de atención actuando sobre los factores de riesgo y las poblaciones
vulnerables.
4. Actuar sobre aquellas situaciones más frecuentes para contribuir a facilitar el desarrollo
saludable de niños, adolescentes y jóvenes.
5. Poner el acento en aquellos motivos de consulta más frecuentes en la infancia y adolescencia
cuya atención puede actuar como prevención de situaciones posteriores de exclusión, violencia
y/o muerte prematura.
6. Poner el acento en aquellos colectivos que pueden ser multiplicadores de salud.