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Los ciclos biogeoquímicos pueden ser ciclos de gas, donde los elementos se
distribuyen en la atmósfera y el agua y luego van a ser reutilizados por organismos
vivos. También pueden ser ciclos sedimentarios, donde los elementos se depositan
en la corteza terrestre o en el lecho marino y permanecen allí durante mucho tiempo
para ser reciclados más tarde por los organismos. O pueden ser ciclos mixtos donde
se combinan los procesos de ciclos gaseosos y ciclos sedimentarios.
Suele considerarse que este ciclo está constituido por cuatro reservorios principales de
carbono interconectados por rutas de intercambio. Los reservorios son la atmósfera, la
biosfera terrestre (que, por lo general, incluye sistemas de agua dulce y material orgánico
no vivo, como el carbono del suelo), los océanos (que incluyen el carbono inorgánico
disuelto, los organismos marítimos y la materia no viva), y los sedimentos (que incluyen los
combustibles fósiles). Los movimientos anuales de carbono entre reservorios ocurren
debido a varios procesos químicos, físicos, geológicos y biológicos. El océano contiene el
fondo activo más grande de carbono cerca de la superficie de la Tierra, pero la parte del
océano profundo no se intercambia rápidamente con la atmósfera.
El azufre forma parte de aminas y de otras moléculas clave como la coenzima A, donde se
halla en forma reducida (principalmente como grupo sulfhídrico) y el NADPH. Las plantas y
otros productores primarios lo obtienen en su forma líquida, principalmente
como ion sulfato (SO42-) que, tras ser reducido se incorpora a sus proteínas en forma sólida.
Los organismos que ingieren estas plantas lo incorporan a su vez a sus proteínas, y de esta
forma pasa a los organismos del nivel trófico superior. Al morir, el azufre reducido de las
proteínas entra en el ciclo del azufre y es oxidado por bacterias a forma que las plantas
puedan asimilar (sulfato) y los animales puedan digerir.
Los intercambios de azufre, principalmente en su forma de dióxido de azufre SO2, se
realizan entre las comunidades acuáticas, terrestres y marinos, de una manera y de otra en
la atmósfera, en las rocas y en los sedimentos oceánicos o pavimentos, en donde el azufre
se encuentra almacenado. El SO2 atmosférico se disuelve en el agua de lluvia o se deposita
en forma de vapor seco. El reciclaje local del azufre, principalmente en forma de ion sulfato
y sulfuro, se lleva a cabo en ambos casos. Una parte del sulfuro de hidrógeno (H 2SOC),
producido durante el reciclaje local del sulfuro, se oxida y se forma SOL69.
El nitrógeno es un elemento esencial del cuerpo de los seres vivos, ya que forma parte de
todas las proteínas y ácidos nucleicos.
El nitrógeno es un factor limitante para el desarrollo de las plantas, puesto que su escasez
provoca problemas en el desarrollo de las plantas. El exceso de abonos o fertilizantes
utilizados en agricultura puede provocar la eutrofización de lagos y ríos.
El ciclo del agua es el proceso de circulación del agua entre los distintos compartimentos
de la hidrosfera. Se trata de un ciclo biogeoquímico en el que hay una intervención mínima
de reacciones químicas, y el agua solamente se traslada de unos lugares a otros o cambia
de estado físico.
El agua de la hidrosfera procede de la desgasificación del manto, donde tiene una presencia
significativa, por los procesos del vulcanismo. Una parte del agua puede reincorporarse al
manto con los sedimentos oceánicos cuando éstos forman parte de litosfera en subducción.
La mayor parte de la masa del agua se encuentra en forma líquida, sobre todo en los
océanos y mares y en menor medida en forma de agua subterránea o de agua superficial
(en ríos y arroyos). El segundo compartimiento por su importancia es el del agua acumulada
como hielo sobre todo en los casquetes glaciares antártico y groenlandés, con una
participación pequeña de los glaciares de montaña, sobre todo de las latitudes altas y
medias.
Por último, una fracción menor está presente en la atmósfera como vapor o, en estado
líquido, como nubes. Esta fracción atmosférica es sin embargo muy importante para el
intercambio entre compartimentos y para la circulación horizontal del agua, de manera que
se asegura un suministro permanente a las regiones de la superficie continental alejadas
de los depósitos principales.
El ciclo del agua disipa una gran cantidad de energía, la cual procede de la que aporta la
insolación. La evaporación es debida al calentamiento solar y animada por la circulación
atmosférica, que renueva las masas de aire y que es a su vez debida a diferencias
de temperatura igualmente dependientes de la insolación. Los cambios de estado del agua
requieren o disipan mucha energía, por el elevado valor que toman el calor latente
de fusión y el calor latente de vaporización. Así, esos cambios de estado contribuyen al
calentamiento o enfriamiento de las masas de aire, y al transporte neto de calor desde las
latitudes tropicales o templadas hacia las frías y polares, gracias al cual es más suave en
conjunto el clima planetario.
El Ciclo del Agua comprende los siguientes pasos:
a. Evaporación por la acción del sol y la formación de las nubes.
b. Las nubes, por los vientos, se desplazan hacia la tierra; estas se forman cunado se
enfrían lo suficiente para que se produzcan góticas muy pequeñas que quedan
suspendidas en la atmósfera a través de la condensación.
c. La precipitación ocurre cuando las gotas de agua suspendidas caen en forma liquida
como lluvia, o en forma sólida como granizo o nieve.
d. Parte de esta agua se filtra en el suelo, otra corre por la superficie formando ríos hasta
que regresa de nuevo al mar.
e. Parte de esta agua regresa de nuevo a la atmósfera por medio de la evaporación.