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Facultad de Humanidades
Trimestre 4 – Técnicas Didácticas I
Grupo 2 – Pensum 2018 - 072
El presente ensayo se basa en la lectura realizada al documento del Dr. Tiburcio Moreno
Olivos, intitulado “Didáctica de la Educación Superior: nuevos desafíos en el siglo XXI”,
en dicho documento se estudia tanto la problemática conceptual y práctica de la didáctica
general en el contexto de la educación universitaria moderna. Inicialmente se abordan
los conceptos que iniciaron y evolucionaron la didáctica, momentos históricos por los
cuales ha atravesado, para tener un mejor contexto de la situación actual, como de la
expectativa a futuro. Por otra parte, se aborda la especificidad del objeto de la didáctica,
cuya complejidad ha generado debates y controversias en varios pasajes de la historia,
además, se analiza cambios que afronta la educación universitaria en nuestros días, lo
cual involucra muchos desafíos, porque las instituciones educativas, tendrán que hacer
muchos cambios para adaptarse a la realidad de nuestra sociedad, esto hace que el
proceso de enseñanza- aprendizaje sea cada vez más complicado, en comparación con
siglos pasados, como consecuencia los profesores o docentes universitarios deben tener
nuevos conocimientos y desarrollar nuevas competencias, sin olvidar que el problema
medular se enfoca en el rol del docente actual y en cómo la didáctica general como
disciplina, puede ser una valiosa herramienta que le sirva para intervenir de forma más
efectiva en la mejora del proceso educativo hacia los estudiantes como futuros
profesionales.
Ensayo sobre la didáctica de la educación superior
Es muy evidente para todos que el siglo XXI experimenta cambios significativos
en materia científica y tecnológica, que se proyectan en la industria, el comercio, las
comunicaciones y todas las áreas del saber humano. Esto ha trazado a escala
internacional la necesidad de transformar el contenido de las enseñanzas del sistema
educativo, diseñar un currículo que se adapte a un mundo cada vez más cambiante y
tecnificado, que exige profesionales de calidad.
La formación humanística, y en valores, es vital en esta nueva era, para forjar una
cultura de paz, de armonía y tolerancia, que permita desarrollar mejor a las naciones y
reducir la ola de violencia y delitos, que tanto afectan a la sociedad, y que son propios
de sistemas sociales donde impera la pobreza y las desigualdades.
Para llegar a estos estándares internacionales se requiere salir de
la crisis que vive el sistema educativo en muchos países, que es
consecuencia de una política de improvisaciones, ausencia de consensos y poca
planificación en las últimas décadas, por ello, distintos sectores han coincidido en la
urgencia de lograr un gran acuerdo, que proyecte sus decisiones para las próximas
décadas, donde los más beneficiados serían los niños y jóvenes, que son los que
dirigirán a las naciones en un futuro cercano.
Estas concepciones, sobre la educación del siglo XXI, no constituyen una utopía
o un simple pensar de teóricos. Otros países desarrollados, han
implementado en los últimos treinta años una revolución en
educación. Esto lo pudieron alcanzar por medio de un consenso
nacional que dispuso salir del atraso, para ponerse a la vanguardia de los adelantos
científico-técnicos y humanísticos. En ese tipo de países, no existe la educación
particular, todos, el pobre y el rico, van a la misma escuela hasta el último nivel de
enseñanza, los docentes pasan por un filtro de concursos y entrevistas, donde se exige
vocación, la escuela dimensiona la creatividad de los estudiantes y se han construido
aulas tecnológicas que permiten un mejor aprendizaje, todo ello, con la participación
activa de la comunidad.
Se puede apreciar que nadie tiene una receta definitiva, o bien una fórmula mágica
para solucionar el problema, ya que cada lugar tiene necesidades educativas que deben
ser cubiertas de manera específica, no obstante, sí pueden señalarse algunos rasgos
que debería tener la educación del siglo XXI para que se convierta en un motor de
desarrollo:
Debe ser flexible y lo más alejada posible de modelos rígidos, pues el mundo cambia
constantemente y es preciso que los niños y los jóvenes se adapten a nuevos
contextos y circunstancias. Nada es definitivo.
Es necesario que promueva valores sociales como la igualdad, la justicia, la
cooperación y la ayuda humanitaria, pues de esta forma se anima a los ciudadanos
del mañana a ser motores de cambios estructurales y a tomar conciencia de las
necesidades reales de su entorno.
Debe insistir en el modelo de desarrollo sostenible como una meta a la que todos
deben contribuir. Los actos de las personas que en algunas décadas guíen los
destinos del mundo no pueden obviar la sostenibilidad de la Tierra ni el cuidado de
los recursos naturales.
Perrenoud, Ph. (2010). Los ciclos de aprendizaje. Un camino para combatir el fracaso
escolar. Bogotá: El Magisterio.