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Índice 3

Índice

Presentación .......................................................................... 5
De los soldados del año II a los soldados del año XV:
un análisis argumentativo de la palabra guerra
Marion Carel ...............................................................23
Argumentación, evidencialidad y marcadores del
discurso. El caso de por lo visto
María Marta García Negroni y Manuel Libenson ..........51
Tres grados de polemicidad y cuestionamiento del
discurso ajeno: un enfoque polifónico-argumentativo
Ana Soledad Montero ..................................................77
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios
Sonia Gómez-Jordana Ferary ..........................................103
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho”
Mónica G. Zoppi Fontana ............................................133
El signo de polémica. Elementos de la polémica
argentina en torno a Alberto Nisman
Alfredo M. Lescano ......................................................173
Resúmenes ............................................................................. 205
Acerca de los autores ................................................... 217
Presentación 5

Presentación
Argumentación lingüística y polifonía enunciativa, hoy

Desde sus orígenes, hace ya casi cuarenta años, y a lo largo


de sus sucesivos desarrollos (Teoría de la Argumentación en
la Lengua, Teoría de los Topoi, Teoría de los Modificadores,
Teoría de los Bloques Semánticos), la semántica argumentativa
siempre ha buscado caracterizar las entidades de la lengua sin
hacer alusión a entidades extrañas a ella, es decir, sin recurrir
a un conocimiento previo de las propiedades del mundo o del
pensamiento. Así, de acuerdo con esta teoría no referencia-
lista, no veritativista y de fuerte impronta estructuralista, el
sentido de nuestras palabras, expresiones o enunciados no está
constituido por las cosas, los hechos o las propiedades que
denotan, ni por los pensamientos o las creencias que sugieren,
sino por los encadenamientos o discursos argumentativos que
esas palabras, expresiones o enunciados sugieren. En términos
de Ducrot (2004: 364), “el sentido de una entidad lingüística
no es nada más que un conjunto de discursos que esa entidad
evoca”. Por supuesto, esto no significa que las lenguas natu-
rales no sirvan para hablar del mundo real y para vehiculizar
una cierta imagen de la realidad en discursos que puedan ser
juzgados como verdaderos o falsos; significa tan sólo que en
6 Presentación

la descripción lingüística no debe tomarse en consideración la


“realidad” de la que hablan nuestros discursos.
En este marco estructuralista en el que la lengua es conce-
bida como una “aprehensión primera de las cosas” (Ducrot,
1993: 235), la significación es caracterizada en términos de
valor: “la significación de una oración —afirma Ducrot— está
constituida por las relaciones que ella mantiene con las otras
oraciones de la misma lengua”. Entre esas relaciones, la semán-
tica argumentativa siempre eligió las relaciones sintagmáticas y
es esa elección la que explica la decisión inicial de Anscombre
y Ducrot de privilegiar en su teoría de la argumentación en
la lengua (de aquí en más tal) los encadenamientos de tipo
argumento+conclusión y de hacer de ellos el prototipo de la
argumentación.
Pero si en un primer estadio de las investigaciones, la relación
argumentativa fue concebida como binaria, es decir, como una
relación entre dos segmentos discursivos en la que el primero,
llamado argumento, es presentado como destinado a hacer admi-
tir el segundo, llamado conclusión, pronto se vio la necesidad de
incluir un tercer elemento, el topos. Como sostiene Anscombre
(1995: 301): “La relación entre un argumento y una conclusión
no es binaria, sino que hay un tercer término, que crea un nexo
entre los dos enunciados. A este garante del paso del argumento
a la conclusión lo llamaremos topos”.
Y esta inclusión trajo aparejada la redefinición del sentido
de un enunciado o de una palabra en términos de haces de
topoi asociados a ellos. Garantes de los encadenamientos,
los topoi constituyen principios ideológico-argumentativos que
remiten a la doxa, al sentido común, a las creencias de una deter-
minada comunidad. Se trata de discursos utilizados que rara vez
aparecen asertados (el locutor no se presenta en general como el
autor de un determinado topos, sino que simplemente lo utiliza
para llegar, por medio de un enunciado, a una determinada con-
clusión) y que cumplen un rol análogo, en la dinámica discursiva,
al de los axiomas en los sistemas formales.
Presentación 7

Según la tal, los topoi se definen como una puesta en co-


rrespondencia de dos entidades graduales denominadas meta-
predicados o predicados tópicos, que poseen tres propiedades
principales: la universalidad, la generalidad y la gradualidad. Por
universalidad, ha de comprenderse que el topos es presentado
como un lugar común compartido y aceptado por una comuni-
dad lingüística más o menos vasta y constituida mínimamente
por locutor y alocutario. El topos es además general, por cuanto
se lo presenta como un principio válido no únicamente en la si-
tuación particular en la que se lo aplica, sino en un sinfín de
situaciones análogas a ella. Finalmente, el topos es gradual en
el doble sentido de que, por un lado, pone en relación dos pre-
dicados graduales, esto es, dos escalas argumentativas y, por el
otro, admite ser aplicado con distinta fuerza argumentativa. Para
poner de manifiesto la gradualidad tópica, puede considerarse a
modo de ejemplo, el siguiente enunciado:

Juan es inteligente, muy inteligente incluso. Deberías contratarlo.

en el que los argumentos X (Juan es inteligente) e Y (Juan es


muy inteligente) no sólo están orientados hacia el mismo tipo de
conclusión (Deberías contratarlo), sino que el segundo es más
fuerte que el primero a favor de ella (presencia del conector
incluso). Así, si el topos es gradual, ello no es porque establece
una correspondencia monótona (i.e. grado a grado) entre los
dos predicados que une (aquí, inteligencia y contratación), sino
porque puede aplicarse con mayor o menor fuerza. En otras pa-
labras, la gradualidad tópica no reside en que el locutor apunte
a una conclusión más fuerte a partir del segundo argumento Y
(de hecho, en el ejemplo, el locutor presenta dos argumentos
en vistas de una conclusión única), sino en que la conclusión
esté mejor argumentada o resulte más convincente a partir de
Y que de X.
Ahora bien, llegados a este punto, Anscombre y Ducrot
(1983), observan que aun en este estadio de la teoría, los topoi
8 Presentación

utilizados para argumentar con las palabras de la lengua per-


manecen todavía, en lo que respecta a su contenido particular,
fuera de la lengua. Propondrán entonces considerar que los topoi
no constituyen solamente un tercer término externo que permite
el pasaje del argumento a la conclusión en los encadenamientos
discursivos. Prefigurados o incluso inscriptos en la significación
misma de las palabras que conforman esos encadenamientos, los
topoi intervienen desde el nivel léxico. Las palabras no remiten,
en efecto, a objetos o haces de propiedades constantes, sino que
autorizan la aplicación de ciertos topoi, suscitando así una de-
terminada visión de las cosas. Queda establecida de este modo
la distinción entre topoi extrínsecos y topoi intrínsecos. Si los
primeros constituyen los topoi utilizados en la argumentación
global, los segundos se definen como pertenecientes a la signi-
ficación misma de las palabras que constituyen esa argumenta-
ción. Se sostendrá, entonces, que los topoi extrínsecos evocados
a lo largo de la construcción del discurso están parcialmente
determinados por los constituyentes tópicos de la significación
de las palabras o, dicho de otro modo, por los topoi intrínsecos
asociados a ellas. En términos de Ducrot (1989: 8): “Nuestra idea
es pues que los topoi extrínsecos utilizados en el discurso son
cadenas cuyo primer eslabón es un topos intrínseco inscripto
en las palabras que componen los segmentos discursivos que
funcionan como argumentos”.
De naturaleza tópica, el sentido de una entidad léxica está
constituido por el conjunto de topoi cuya aplicación esa unidad
autoriza. Y puesto que las palabras son haces de topoi y que estos
pueden aplicarse con mayor o menor fuerza argumentativa, Ans-
combre y Ducrot formulan la hipótesis de que las palabras tienen,
por su propio semantismo, grados de aplicabilidad diferentes.
Destinada precisamente a probar esta hipótesis, la Teoría de los
Modificadores permitió así poner en evidencia que las palabras
no sólo son susceptibles de ser modificadas por determinacio-
nes de grado que les agregan desde afuera un aspecto gradual,
sino que tienen per se una gradabilidad inherente e intrínseca.
Presentación 9

Para mostrarlo, Ducrot estudia el comportamiento de ciertos


modificadores (adjetivos y adverbios) que pueden aplicarse a los
predicados de la lengua (sustantivos, verbos) y cuya presencia
refuerza o contraría el potencial argumentativo de dicha unidad
léxica. Los modificadores en cuestión son los que Ducrot (1998)
nombra realizantes (de aquí en más mr) y desrealizantes (de aquí
en más md).
Varios son los criterios que pueden utilizarse para la identifi-
cación de estos modificadores, pero el principal de ellos es el de
las continuaciones discursivas introducidas por Es más y pero.
Se dirá así que Y es un md de un predicado X si es posible decir
X pero XY, mientras que un enunciado X. Es más, XY presenta
más dificultades para ser interpretado. Utilizando este criterio,
se constata que el adjetivo difícil es un md respecto de solución,
ya que el encadenamiento con pero puede ser enunciado con
total naturalidad, mientras que el encadenamiento con Es más
resulta de difícil interpretación.

1. Hay una solución pero es difícil.


2. # Hay una solución. Es más, es difícil.

Si, en cambio, es posible enunciar X. Es más XY pero no X


pero XY, Y será un mr.1 Este es el caso del adjetivo fácil con
respecto a solución, ya que, contrariamente al md difícil, el mr
fácil puede ser introducido por Es más y no por pero:

3. Hay una solución. Es más, es fácil.


4. # Hay una solución pero es fácil.

1
En García Negroni (1995), se propone la existencia de una tercera clase de
modificadores, los sobrerrealizantes (ms). Se trata de adjetivos o adverbios que
refuerzan la orientación argumentativa del predicado que modifican, pero que, a
diferencia de los mr, son susceptibles de ser enunciados en una oración del tipo
X, pero (X) Y. Tal el caso, por ejemplo, de estrepitosamente con respecto al pre-
dicado perder o de facilísima con respecto a solución. Los ms tienen entre otras
propiedades semánticas específicas, la de indicar el grado extremo del predicado
al que se aplican.
10 Presentación

En efecto, para poder interpretar el último enunciado no basta


con las indicaciones semánticas contenidas en las palabras X e
Y; es necesario hacer intervenir razones que no tienen que ver
directamente con dicha significación. Podríamos imaginar, por
ejemplo, el caso de un profesor que desea a la vez que el proble-
ma que les quiere plantear a sus alumnos tenga una solución y
que esa solución no sea demasiado simple para que el examen
tenga una cierta selectividad. Pero si un contexto de este tipo no
es accesible en la situación de enunciación, es claro que el enun-
ciado Hay una solución pero es fácil resulta extraño y ello en la
medida en que la orientación del mr fácil no se opone en absoluto
a la argumentatividad inherente de solución. Al contrario, en
tanto mr, fácil aumenta, refuerza el potencial argumentativo, es
decir el sentido, del sustantivo solución (i.e. cuanto más fácil
es una solución, más “solución” es esa solución).
De este modo, en tanto huellas evidentes de la gradualidad
lingüística, los mr y los md muestran que, aun cuando en nues-
tros discursos utilicemos las palabras para calificar un objeto,
siempre hay grados posibles en su afirmación o negación.2 Como
afirma Ducrot (1998: 195):

La gradualidad no resulta, como afirmaría una semántica informativa,


del hecho de que las palabras expresarían propiedades, reales o inte-
lectuales, las que, fuera de la lengua y del discurso, ya poseerían un
carácter gradual. La gradualidad resulta más bien del hecho de que
las palabras expresan posibilidades de encadenamientos, conclusivos
o concesivos, y que la fuerza de esos encadenamientos es ella misma
gradual. La gradualidad no refleja, pues, la relación de las palabras
con las cosas o con el pensamiento, sino su relación con el discurso.

Ahora bien, definido como esquema escalar bimembre (i.e.


que pone en relación dos metapredicados independientes entre
sí) y caracterizado como principio ideológico externo que al
ser evocado funciona como garante de la argumentación, el

2
Otro tanto puede afirmarse respecto de los ms.
Presentación 11

topos constituye una noción problemática y controvertida para


los principios estructuralistas de la teoría. Y es por ello que, a
pesar de su gran utilidad descriptiva, esta noción comienza a ser
abandonada a partir de mediados de los años 90. En su lugar,
Anscombre sugiere una representación de la significación en
términos de estereotipos y de frases estereotípicas; Ducrot, por
su parte, radicaliza el enfoque inmanentista al proponer una
descripción semántica de los encadenamientos argumentativos
en el marco de la Teoría de los Bloques Semánticos (de aquí en
más tbs) desarrollada junto con Marion Carel.
Como adelantamos, a lo largo de toda su historia, esta teoría
semántica no referencialista y no veritativista siempre caracte-
rizó el sentido en términos de argumentación, esto es, en térmi-
nos de la inserción de los enunciados en los encadenamientos
discursivos. Limitada sin embargo durante largo tiempo sólo a
los encadenamientos resultativos, es decir a aquellos que pueden
manifestarse, entre otros, a través de los conectores por lo tanto,
si… entonces, porque, en consecuencia, la noción de argumen-
tación ha visto modificado su alcance en los últimos años, y ello
como consecuencia del reconocimiento de que este tipo de en-
cadenamientos no sirve necesariamente para concluir, sino más
bien para representar o esquematizar situaciones determinadas.
En tal sentido, debe destacarse que, desde sus orígenes, la tal
siempre marcó una separación entre argumentación e inferencia.
En efecto, los encadenamientos argumentativos, incluso aquellos
que incluyen un por lo tanto, nunca fueron vistos como un tipo
particular de inferencia, como la expresión de un razonamiento
en el que la verdad de la proposición expresada en el enunciado
A obliga a admitir la verdad o, al menos, la posibilidad de lo que
expresa el enunciado C. De hecho, algunos encadenamientos re-
sultativos, como el que aparece en la réplica de B en el siguiente
diálogo, no corresponden a ninguna inferencia posible.

5. A: ¿Ya está terminado el trabajo?


B: Sí, casi.
12 Presentación

Como se observa, casi funciona en la respuesta de B como el


argumento para la conclusión sí y ello a pesar de que, desde
el punto de vista informativo, casi describe una situación en la
que B todavía no tiene terminado el trabajo del que se habla.
Dado entonces que sería contradictorio inferir a partir de casi
el hecho expresado por sí, Ducrot concluye que la inferencia no
es una condición necesaria de los encadenamientos discursivos.
Un segundo argumento para no ver en los encadenamientos
argumentativos la expresión de una inferencia en la que se de-
duciría una proposición a partir de otra es la interdependencia
semántica entre los dos segmentos que constituyen el encadena-
miento. Por interdependencia semántica ha de comprenderse que
el sentido intrínseco de cada segmento contiene la indicación de
que es argumento para el otro o conclusión del otro. Considéren-
se, a modo de ejemplo, (6) y (7):

6. Vas muy rápido: vamos a tener un accidente.


7. Vas muy rápido: nos van a poner una multa.

Según puede constatarse, el sentido del primer segmento vas


muy rápido sólo puede comprenderse a la luz del segundo (vamos
a tener un accidente o nos van a poner una multa). Así, mien-
tras que la velocidad de la que se trata en el primer ejemplo es
la velocidad peligrosa, en el segundo es la velocidad prohibida.
De modo análogo, el sentido del segundo segmento está deter-
minado por el del primero. Así, la multa de la que se habla en el
segundo caso es aquella que se impondría por exceso de veloci-
dad y no, por ejemplo, por conducir alcoholizado. Queda claro
así que aun cuando el discurso asocie dos expresiones distintas
(velocidad y accidente, en el primer caso; velocidad y multa, en
el segundo), cada uno de esos encadenamientos manifiesta un
único bloque semántico: el de la velocidad peligrosa en (6) y el
de la velocidad prohibida en (7).
La tbs mantiene así la idea de que “la argumentación no
se agrega al sentido, sino que constituye el sentido”, sentido
Presentación 13

que “está dado por los discursos argumentativos que pueden


encadenarse” a partir de una expresión (Carel y Ducrot, 2005:
13), al tiempo que introduce algunos elementos novedosos en el
tratamiento del análisis semántico.
Una primera novedad la constituye el abandono de la
preeminencia en la Teoría de los Encadenamientos Resultativos
marcados por conectores del tipo de por lo tanto (si… entonces,
porque, en consecuencia, etc.) y su puesta en un pie de igual-
dad con los concesivos señalados por conectores del tipo de sin
embargo (a pesar de que, aunque, aun si, etc.). En efecto, si
los encadenamientos resultativos no sirven para concluir, sino
para representar situaciones, su estatus no es tan diferente del
de los encadenamientos concesivos en sin embargo seguidos de
una negación. Ambas estructuras son consideradas actualmente
como estrictamente paralelas: tanto en una como en la otra, se
construye la misma representación de las cosas o, dicho de otro
modo, al mantener idéntica la interdependencia semántica entre
sus miembros, tanto una como la otra permite la expresión del
mismo bloque semántico. Y como todo bloque semántico tiene
por naturaleza dos aspectos, es posible establecer una clara
distinción entre ambos tipos de encadenamientos. Si aquellos
en por lo tanto (abreviado plt) aplican el bloque bajo su aspecto
normativo (a plt c), los encadenamientos en los que por lo tanto
ha sido remplazado por sin embargo (abreviado se) seguido de
una negación lo hacen bajo su aspecto transgresivo (a se neg.
c). Considérense, a modo de ejemplo, (8) y (9) en los que, al
igual que en (6) y en (7), las velocidades de las que se trata son,
respectivamente, la velocidad peligrosa y la velocidad prohibida.

8. A pesar de que iba a gran velocidad, llegó sano y salvo a su destino.


9. Si bien iba a más de 160 km/h, no le pusieron ninguna multa.

Se dirá así que los encadenamientos (6) y (8) pertenecen al


mismo bloque semántico, el bloque que construye la representa-
ción de la velocidad como peligrosa para la vida. Pero mientras
14 Presentación

que (6) aplica ese bloque bajo su aspecto normativo (velocidad


plt accidente), (8) lo hace bajo su aspecto transgresivo (velo -
cidad se neg. accidente). Análogamente, el encadenamiento
normativo en plt (7) y el transgresivo en se (9) manifiestan,
bajo aspectos diferentes, el mismo bloque semántico, el de la
velocidad que debe ser sancionada: velocidad plt multa, en (7);
velocidad se neg. multa, en (9).
En suma, al atribuir igual estatus metodológico a encade-
namientos normativos y transgresivos, la tesis argumentativa
actual postula que el sentido de una entidad lingüística, palabra
o enunciado, reside no sólo en las argumentaciones en por lo
tanto, sino también en aquellas en sin embargo que esa entidad
evoca. Ahora bien —y esta es una segunda gran aportación
de la tbs—, dos son los modos en los que pueden evocarse los
encadenamientos constitutivos del sentido: esos dos modos son
la argumentación externa (ae) y la argumentación interna (ai).
La ae de una determinada entidad lingüística (palabra,
sintagma, enunciado) está constituida por los discursos argu-
mentativos, normativos y transgresivos, en los que esa entidad
interviene en tanto primero o segundo segmento. Así, entre las
ae de, por ejemplo, el adjetivo valiente figuran, entre otros, los
siguientes encadenamientos:

10. Juan es valiente, por lo tanto todo el mundo lo admira.


11. Juan es valiente, sin embargo sus compañeros de curso no lo
admiran.
12. Juan arriesgó su vida para salvarla: fue valiente.
13. Aunque no arriesgó su vida para salvarla, Juan es valiente.

Se observará que, mientras (10) y (11) constituyen las ae a la


derecha de valiente (la palabra en cuestión figura en ambos como
primer segmento del encadenamiento), los enunciados (12) y (13)
constituyen ae a la izquierda (valiente aparece como segundo
segmento). Se constatará asimismo que si bien (10) y (11), por un
lado, y (12) y (13), por el otro, se oponen de algún modo, también
tienen algo en común, a saber la representación discursiva acerca
Presentación 15

de que la valentía produce admiración, en (10) y (11), y la visión


acerca de que las hazañas heroicas constituyen muestras de va-
lentía, en (12) y (13). Y esos bloques son los que están inscriptos
en la significación de valiente. Dicho de manera general: si el
aspecto X conector Y es una de las ae a la derecha de X (es
el caso de (10)), su conversa (X conector’ neg. Y) también lo es
(es el caso de (11)); si X ocupa, en cambio, el segundo miembro
del encadenamiento, formarán parte de las ae a la izquierda de
X tanto el aspecto Z conector X (es el caso de (12)), como su
transpuesta Neg. Z conector’ X (es el caso de (13)).
Pero para la tbs, las ae no bastan para definir el sentido de las
entidades lingüísticas. Por ello introduce la noción de ai. Se trata
en este caso de los discursos argumentativos, normativos o trans-
gresivos, en los que la entidad no interviene y que constituyen
por tanto una especie de paráfrasis de ella. A modo de ejemplo,
puede considerarse (14), que manifiesta la ai de prudente:

14. Era peligroso y por lo tanto tomó precauciones.

En efecto, decir prudente evoca necesariamente una rela-


ción normativa en por lo tanto entre la indicación de que una
situación es o era peligrosa y la indicación de que se tomaron
precauciones para llevar a cabo la acción en cuestión ( peligro
plt precaución). Se observará aquí que (15), que constituye la
conversa de (14) —cambio de conector seguido de negación:
peligro se neg. precaución—, no forma parte de la ai de prudente
sino de la de su antónimo (i.e. imprudente).

15. Aunque la situación era peligrosa, no tomó precauciones.

En síntesis, según sostienen Carel y Ducrot (2005), deter-


minar la significación de una entidad de la lengua consiste en
asociarle una familia de discursos argumentativos, normativos
y transgresivos. Esos discursos deben luego clasificarse en
dos subfamilias, según que la entidad en cuestión intervenga
16 Presentación

o no, en tanto primero o segundo miembro. Los discursos en


los que la entidad interviene constituyen su ae; aquellos en los
que no, su ai.
Esta breve reseña sobre las hipótesis de base y los presu-
puestos teóricos de la semántica argumentativa en cuyo marco
se inscriben los diferentes trabajos reunidos en este número de
Tópicos del Seminario, no estaría completa sin una alusión a la
teoría de la polifonía enunciativa.
Complementaria de la tal, esta teoría, que fue concebida por
Ducrot como una extensión a la lingüística de los trabajos de Ba-
jtín sobre literatura, busca también colaborar en la construcción
de una semántica no veritativa sobre la cual desarrollar luego
una interpretación representacional del discurso. En efecto, en la
medida en que se opone al postulado de la unicidad del sujeto de
la enunciación (i.e. a la concepción según la cual hay un único
autor del enunciado y responsable de todo lo que en él se dice)
y que define el sentido del enunciado como constituido por las
distintas voces que en él se hacen escuchar, la teoría de la poli-
fonía no propone un análisis en términos de verdad y falsedad.
En palabras de Ducrot (1987: 65):

En el nivel más profundo, en efecto, el sentido del enunciado se reduce


a la superposición de voces de los diferentes enunciadores —super-
posición que, en ciertos casos (la negación, por ejemplo), constituye
incluso un enfrentamiento—. En este nivel, no tiene sentido hablar
de la verdad o de la falsedad del enunciado, del mismo modo que no
se califica como verdadera o falsa una conversación.

De gran alcance descriptivo y poder explicativo tanto a nivel


del enunciado como a nivel del texto, la teoría polifónica de la
enunciación sostiene que el sentido consiste en la superposición
de varios discursos elementales, cuyos supuestos responsables
(llamados enunciadores) pueden ser totalmente diferentes del
responsable que el enunciado se atribuye a sí mismo y que Ducrot
llama locutor. Dicho de otro modo, aun en la oración más simple
se plantea casi siempre la existencia de un diálogo entre diferentes
Presentación 17

puntos de vista vehiculizados por la enunciación y respecto de los


cuales el locutor —figura discursiva que no necesariamente coin-
cide con el sujeto hablante efectivo— adopta posicionamientos
distintos (aceptación, rechazo, distanciamiento, etc.).
Debe destacarse finalmente que para la teoría polifónica de
la enunciación, el sentido no se concibe como el reflejo de una
conducta intencional, controlada por parte de un sujeto hablante
único y real, sino como una cualificación suirreferencial que
el enunciado aporta sobre su propia enunciación. Y esa cuali-
ficación consiste en una serie de instrucciones (ilocucionarias,
causales, argumentativas y polifónicas) que el interpretante
debe seguir para recuperar el sentido del enunciado. Como
afirma Ducrot (1986: 178): “Así pues, el objeto de la pragmática
semántica (o lingüística) es dar cuenta de aquello que, según el
enunciado, el habla hace. Para alcanzar este objeto, será preciso
describir sistemáticamente las imágenes de la enunciación que
son vehiculizadas a través del enunciado”.
Con base en la caracterización del sentido en términos
polifónico-argumentativos que brevemente hemos expuesto
aquí, los artículos que componen el presente volumen de Tópi-
cos del Seminario adoptan un enfoque no referencialista y no
veritativista de la significación. Hacen también suyo el eslogan
polifónico-argumentativo según el cual detrás de las palabras no
hay objetos, sino discursos y puntos de vista atribuidos a distin-
tos sujetos (el locutor, el interlocutor, la doxa, los otros, etc.) a
partir de los cuales las situaciones de las que hablamos quedan
representadas en nuestros enunciados.
En “De los soldados del año ii a los soldados del año xv: un
análisis argumentativo de la palabra guerra”, Marion Carel abre
la reflexión sobre la relación entre palabra y texto literario, entre
el análisis léxico y el análisis textual. En su propuesta, hace inter-
venir el concepto de aspecto argumentativo e introduce la noción
teórica de cuasi-bloques, a los que define como intermediarios
entre los aspectos argumentativos y los bloques semánticos en
la medida en que representan el núcleo semántico común a dos
18 Presentación

aspectos. Centrada en el análisis de la palabra guerra presente


en un poema de Victor Hugo (« Ô soldats de l’an deux ») y en
otro de Marc de Larréguy (« Aux Frères de l’An Quinze »), Carel
pone el análisis argumentativo al servicio de la interpretación
literaria para demostrar cómo, en cada uno de esos poemas, se
explota —desperdigándola— la significación lingüística de un
solo término.
Focalizado en el marcador discursivo evidencial indirecto por
lo visto, el análisis semántico-argumentativo que presentan Gar-
cía Negroni y Libenson se distinguen de otras investigaciones
que, desde la Teoría de la Gramaticalización o de la lingüística
cognitiva, han intentado dar cuenta de la evidencialidad de este
marcador en términos de desplazamientos semánticos graduales
desde un contenido objetivo referencial, interno a la predicación
oracional, hacia otro procedimental de carácter subjetivo o con
alcance extraoracional. Para explicar el pasaje ver > por lo visto,
los autores proponen así un análisis en términos de encadena-
mientos argumentativos que no hace intervenir componentes de
naturaleza referencial ni una epistemología del sentido basada
en los términos de la dicotomía “objetivo-subjetivo”. Según la
hipótesis que se defiende, el significado evidencial indirecto ve-
hiculizado por lo visto inferencial es el resultado de un proceso
de internalización de una de las ae normativas de ver, mientras
que el de por lo visto citativo resulta de una internalización
de una de las ae transgresivas de no ver.
El estudio de los sentidos desencadenados por el empleo de
la expresión exclamativa-interrogativa cómo (no) en relación
con la representación crítica de la palabra ajena es el objetivo
central de Ana Soledad Montero en “Tres grados de polemicidad
y cuestionamiento del discurso ajeno: un enfoque polifónico-
argumentativo”. A la luz de los presupuestos de la tbs, la autora
distingue tres empleos de cómo (no) en el discurso político del
expresidente argentino Néstor Kirchner. Se trata de tres modos
de representar polémicamente la palabra de los otros y, en con-
secuencia, de posicionarse frente a ellos. Si en un primer caso,
Presentación 19

el grado de confrontación es bajo y el empleo es retórico (pues


la que aparece evocada es la palabra del paradestinatario), en los
otros dos, la polemicidad es mucho mayor. Montero da cuenta así
de un empleo opositivo, en el que la palabra de los adversarios
es fuertemente cuestionada y representada como falsa o absurda,
y de un empleo refutativo, en el que esa palabra es directamente
contraria a la mirada presidencial, por lo que el cuestionamiento
y descalificación alcanzan el sentido de las palabras de los adver-
sarios y el marco discursivo en el que éstas se insertan.
A cargo de Sonia Gómez-Jordana Ferary, “Argumentación en
la lengua, polifonía y proverbios” se propone una caracteriza-
ción polifónico-argumentativa de los enunciados proverbiales en
contexto. Mediante el análisis de tres ejemplos representativos,
la autora intenta mostrar el modo en que la estructura semán-
tica de estos enunciados paremiológicos de carácter genérico
y procedente de la voz colectiva de la comunidad lingüística
(el Omni-Enunciador) repercute en el enunciado personal del
locutor. El trabajo busca así poner de manifiesto cómo la enun-
ciación de un proverbio, que implica una autoridad polifónica
por ser el eco de múltiples enunciaciones anteriores, consolida y
legitima la propia enunciación del locutor en su discurso. Lejos
de ser considerado como un ornamento que vendría a recordar
la palabra de la sabiduría popular, el proverbio es concebido aquí
como una fórmula de autoridad que permite legitimar el propio
posicionamiento o imponer un determinado marco de discurso.
Por su parte, en su estudio sobre la expresión (si), pero no
mucho, escrita en español en textos redactados en portugués y
destinados a lectores brasileños, Mónica Zoppi Fontana refle-
xiona sobre el funcionamiento de la argumentación y ahonda
en las relaciones entre lengua y discurso. La autora analiza la
expresión como un modo de decir relacionado con los procesos
de identificación/subjetivación que constituyen imaginariamente
la relación entre las lenguas y los hablantes, en un contexto de
rivalidad especular entre Brasil y Argentina. Zoppi Fontana
propone, en este sentido, que la expresión bajo análisis condensa
20 Presentación

en su materialidad lingüística las huellas de un movimiento ar-


gumentativo y de un movimiento subjetivo de identificación. Así,
tras caracterizar (si), pero no mucho como marcador discursivo
contraargumentativo con valor de modificador desrealizante, la
autora muestra que, en tanto resultado de la modalización au-
tonímica (Authier-Revuz, 1984: 2003), la expresión representa
una no-coincidencia entre interlocutores y entre discursos, a
partir de la cual se produce un efecto irónico que se proyecta
sobre la enunciación de la expresión.
Finalmente, y también estableciendo puentes entre el análisis
argumentativo y el análisis del discurso, el artículo de Alfredo
Lescano, “El signo de polémica. Elementos de la polémica argen-
tina en torno a Alberto Nisman” busca poner en evidencia que el
espacio de la polémica tiene características semióticas específi-
cas que se observan ante todo en la naturaleza de su más pequeña
unidad significativa, el signo de polémica. Con ese fin, el autor
analiza una serie de fragmentos de artículos de prensa referidos
al caso del fiscal argentino A. Nisman y define el “concepto
de polémica” dentro del conjunto de conceptos en circulación.
Tomando como punto de referencia las propiedades del “aspecto
argumentativo” de la tbs, Lescano propone caracterizar los
“conceptos” como relaciones entre formas lingüísticas que se
fusionan. Pero dado que la relación interna en los conceptos es
más abstracta que la que se da en los aspectos argumentativos, el
autor propone remplazar los plt y se de la tbs por otra notación
para dar cuenta así de los dos tipos de fusión conceptual posible
(la consonante y la disonante).
En suma, y tal como hemos intentado poner de relieve a lo
largo de esta presentación, los trabajos aquí reunidos aspiran a
mostrar al lector de este número de Tópicos del Seminario una
aproximación que, aunque necesariamente parcial, resulta ilumi-
nadora del estado de los estudios en argumentación lingüística
y polifonía enunciativa, hoy.

María Marta García Negroni


Presentación 21

Referencias

a nscombre, J.-C. (1995). Théorie des Topoï. París: Kimé.


___________ y ducrot, O., (1994), La argumentación en la lengua.
Madrid: Gredos.
authier, J. (1984). « Hétérogénéité(s) énonciative(s) », Langages, núm.
73, pp. 98-111.
authier-revuz, Jacqueline (2003). Parler des mots. Le fait autony-
mique en discours. París: Presses Sorbonne Nouvelle.
carel, Marion y ducrot, Oswald (2005). La semántica argumenta-
tiva. Introducción a la teoría de los bloques semánticos. Buenos
Aires: Colihue.
ducrot, Oswald (1986). El decir y lo dicho. Madrid: Paidós.
___________ (1987). « Signification et vérité », Topiques, núm. 9,
pp. 61-69.
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___________ (1993). « Les topoï dans la Théorie de l’Argumentation
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stéréotypes, clichés. París: Kimé, pp. 233-248.
___________ (1998). “Los modificadores desrealizantes”, Signo y
Seña, núm. 9, pp. 45-72.
___________ (2004). “Sentido y argumentación”. En a rnoux, E. y
M. M. garcía negroni (comps.). Homenaje a Oswald Ducrot.
Buenos Aires: Eudeba, pp. 359-370.
garcía negroni, María Marta (1995). « Scalarité et réinterprétation:
les modificateurs surréalisants ». En a nscombre, J.-C. (ed.). Théo-
rie des Topoï. París: Kimé, pp. 101-144.
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 23

Argumentación y polifonía enunciativa.


Tópicos del Seminario, 35.
Enero-junio 2016, pp. 23-50.

De los soldados del año ii a los soldados del año xv:


un análisis argumentativo de la palabra guerra

Marion Carel
Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París

Traducción de Mariana de Cabo y Estefanía Montecchio

Introducción

Me propongo demostrar cómo el análisis argumentativo de una


palabra puede sostener el análisis del texto. Para esto, comen-
zaré por describir la palabra guerra, luego demostraré cómo
los diversos valores argumentativos de este término, sean o no
utilizados, son retomados, por un lado, por Victor Hugo y, por
el otro, por Marc de Larréguy, para describir las guerras de la
Revolución Francesa y de 1914-1918. Analizaré en este sentido
Oh, soldados del año dos [Ô soldats de l’an deux], que Hugo
escribió para glorificar a los ejércitos voluntarios —recordemos
que el calendario francés cambió durante la proclamación de la
Primera República en septiembre de 1792: el año II corresponde
a 1793-1794. Luego analizaré 1815-1915, escrito en el frente por
el soldado Marc de Larréguy, y dedicado por él A los Hermanos
del Año Quince. Tanto la dedicatoria como el texto de Larréguy
establecen una relación con el poema de Hugo: 1815, basta hacer
un rápido cálculo, no es el año xv de la República. Estudiaré,
por lo tanto, ambos poemas en conjunto. Marc de Larréguy fue
asesinado durante la batalla de Verdún, a los 21 años. Su padre
24 Marion Carel

publicará sus poemas en 1922 en una recopilación, La Muse de


Sang, cuya edición constituye uno de los numerosos actos de duelo
(Campa, 2011) que necesitaron los sobrevivientes para aceptar
los millones de muertos causados por lo que Francia aún llama,
de manera ambigua, “La Gran Guerra”.1

1. Análisis argumentativo de la palabra guerra

El análisis argumentativo de la palabra guerra se efectuará en el


marco de la Teoría de los Bloques Semánticos (tbs), según la cual
el valor semántico de las palabras no es descriptivo, sino “ar-
gumentativo”: éste permite prever no el valor de verdad de los
enunciados, sino su paráfrasis mediante “encadenamientos argu-
mentativos”, esto es, mediante formas lingüísticas que relacionan
dos proposiciones a través de una conjunción del tipo de por lo
tanto o sin embargo. El sentido de los enunciados, según la tbs,
se reduce a estas paráfrasis argumentativas; y la significación de
las palabras, asociada a la estructura gramatical del enunciado,
permite preverlo. Tomemos el ejemplo de este verso de Aragon 2
sobre un incendio que asolaba el campo de los Reyes Católicos,
Fernando e Isabel, mientras sitiaban Granada —el locutor es
uno de los asediados:

Oh, fuego, que tomas a los Reyes en su establo3


(Aragon, « Ramadân », Le fou dʼElsa)

La proposición relativa evoca hace calor y por lo tanto


los reyes son quemados en su establo, así como aunque Fer-
nando e Isabel son reyes, son quemados en su establo. Estos
dos encadenamientos son concebidos por la tbs como cons-

1
Agradezco a Antoine Carel, Dinah Ribard y Emmanuel Saint-Fuscien por
las numerosas conversaciones que tuvimos en torno a los poemas de Marc de
Larréguy.
2
Agradezco a Lucie Conjard por este ejemplo.
3
« Ô feu qui prends aux Rois dans leur étable » [N. del T.].
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 25

trucciones realizadas a partir de esquemas argumentativos,


calor plt destrucción y fortaleza se destrucción, y de alguna
manera constituyen algo así como su esqueleto. Ahora bien,
estos esquemas argumentativos pertenecen a la significación
lingüística de fuego: por definición incluso, el fuego quema,
destruye con calor (calor plt destrucción), y hace estragos
(fuerte se destrucción). El sentido del verso de Aragon es
entonces previsible a partir de la significación argumentativa
de la palabra fuego: su ocurrencia comunica los dos esquemas
calor plt destrucción y fortaleza se destrucción; luego estos
esquemas son transformados en discursos por las otras palabras
del verso de Aragon.
De manera general, la significación argumentativa de una
palabra se constituye a partir de esquemas argumentativos;
propongo estudiar los que reciben su significación del térmi-
no guerra. Más precisamente, me limitaré aquí a determinar
aquellos que describen los vínculos entre guerra y combatir,
y aquellos que describen los lazos entre guerra y destruir: esto
bastará para comparar la guerra de Hugo con la de Larréguy.
Buscaré distinguir dos especies de esquemas argumentativos:
los aspectos argumentativos —sobre la base de lo que podría-
mos llamar la versión estándar de la tbs — y lo que llamaré
los “cuasi-bloques”.
Comencemos por la descripción de los vínculos entre guerra
y combatir. Como la mayoría de los defensores de un acerca-
miento no referencial al lenguaje (pienso, por ejemplo, en Cadiot
y Nemo (1997) o incluso en Schulz (2004)), no distinguiré entre
usos literales y usos figurados de las palabras y me ocuparé de
entrada, sin demasiado remordimiento, del enunciado hago la
guerra a mi glotonería. Señalemos que el verbo hacer sirve aquí
solamente para transformar en verbo la palabra guerra, de modo
que la paráfrasis del enunciado nos revelará la significación de
guerra (el caso de hacer en yo hice las paces con mi hermana
no tendría la misma neutralidad, pues el verbo hacer toma allí
su sentido de actividad y muestra la paz como algo constituido,
26 Marion Carel

fabricado, por el locutor). Ahora bien, el enunciado tomado como


ejemplo es parafraseable por el encadenamiento mi glotonería
me amenaza y por lo tanto la combato, que concretiza el esque-
ma amenaza plt combatir: mi hipótesis será entonces que este
esquema está presente en la significación de la palabra guerra.
Otras expresiones que pertenecen al vocabulario de la guerra dan
significado a estos esquemas argumentativos emparentados: un
belicista combate incluso cuando no está amenazado; un pacifista
no combate aun cuando esté amenazado; un pacífico no combate
a menos que esté amenazado:

neg. amenaza se combatir amenaza se neg. combatir


belicista pacifista

amenaza plt combatir neg. amenaza plt neg. combatir


hacer la guerra; guerra pacífico

Estos esquemas argumentativos son calificados por la tbs


como “aspectos argumentativos” y son descriptos como as-
pectos que aprehenden bajo cuatro modos diferentes el mismo
“bloque semántico”. La presencia de amenaza plt combatir en
la significación de guerra muestra a esta última como una ma-
nera justificada, defensiva, de combatir. A esto puede objetarse
la existencia de la expresión guerra de conquista que por el
contrario presenta la guerra como ofensiva: ¿cómo podría
una expresión compleja tener un valor semántico contrario
al valor semántico de sus constituyentes? Volveré al final
de mi análisis sobre esta objeción y sobre algunas otras, que
abordaré de la misma manera.
La palabra guerra designa, por lo tanto, una reacción ante la
amenaza, una reacción combativa. Contrariamente a la disua-
sión, que consiste en impedir, sin combate, que una amenaza
sea cumplida, la palabra guerra alude al combate. Se trata de
combatir para impedir que la amenaza se lleve a cabo, de modo
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 27

que la palabra guerra, además de amenaza plt combatir, también


prefigura los aspectos argumentativos combatir se neg. impedir
y combatir plt impedir. Estos dos aspectos no son, sin embargo,
prefigurados de la misma manera que amenaza plt combatir en
la significación de guerra. Pues la palabra guerra no precisa si
habrá derrota (combatir se neg. impedir) o victoria (combatir
plt impedir):

neg. combatir se impedir combatir se neg. impedir

disuadir derrota
combatir plt impedir neg. combatir plt neg. impedir

victoria no disuadir

Ciertos empleos comunican combatir se neg. impedir (Pedro


hace la guerra a su glotonería pero igualmente engordó), otros
empleos comunican combatir plt impedir (Pedro está bien ahora:
no paraba de engordar, pero le hizo la guerra a su glotonería).
Sólo debe inscribirse en la significación de guerra la posibi-
lidad de estos dos valores, la alternativa entre ambos —y no,
como lo hacíamos hasta ahora, los dos aspectos que ubicábamos
en lo que la tbs-estándar llama “la argumentación externa”.
combatir(impedir) será anotado como el núcleo semántico que
comparten ambos aspectos combatir se neg. impedir y combatir
plt impedir, y lo inscribiré en la significación de guerra. Este
núcleo no constituye en sí mismo un aspecto argumentativo; no
constituye tampoco un bloque semántico pues no es compartido
por los dos aspectos argumentativos neg. combatir se impedir y
neg. combatir plt neg. impedir. Se sitúa en un nivel intermedio
de abstracción: hablo de “cuasi-bloque”. Señalemos que existen
dos tipos de cuasi-bloques. Los cuasi-bloques que constituyen
los núcleos de dos aspectos argumentativos conversos:4

4
Dos aspectos son “conversos” si son del tipo X conector Y y X conector’
neg. Y.
28 Marion Carel

Bloque

cuasi-bloque A(C) cuasi-bloc NEG A(NEG C)

aspecto aspecto aspecto aspecto


A PLT C A SE NEG C NEG A PLT NEG C NEG A SE C

encadenamiento encadenamiento encadenamiento encadenamiento


a por lo tanto c a sin embargo no c no a por lo tanto no c no a sin embargo c

Y los cuasi-bloques que constituyen los núcleos de dos aspec-


tos argumentativos transpuestos:5

Bloque

cuasi-bloc (A)C cuasi-bloque (NEG A)NEG C

aspecto aspecto aspecto aspecto


A PLT C NEG A SE C NEG A PLT NEG C A SE NEG C

Encadenamiento Encadenamiento Encadenamiento Encadenamiento


a por lo tanto c no a sin embargo c no a por lo tanto no c a sin embargo no c

El cuasi-bloque combatir(impedir) es del primer tipo. Algunos


empleos de guerra lo movilizan bajo su aspecto transgresivo
combatir se neg. impedir , que puede expresarse a través de
sin embargo; otros, bajo su aspecto normativo combatir plt

5
Dos aspectos son “transpuestos” si son del tipo X conector Yy neg. X
conector’ Y.
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 29

impedir que puede expresarse a través de por lo tanto; otros,


finalmente, significan al cuasi-bloque en sí: es el caso del uso
de la palabra guerra en el enunciado en condicional estaba
decidido: le haría la guerra a los de al lado, que deja en sus-
penso el asunto del combate.
De esta manera, la significación de la palabra guerra se
construye, en parte, a partir de aquella de combatir. La sig-
nificación del verbo combatir contiene los dos cuasi-bloques
(amenaza)combatir y combatir(impedir) —podemos combatir
bajo amenaza o no (se trata de un cuasi-bloque de transpuestos);
podemos combatir victoriosamente o no (se trata de un cuasi-
bloque de conversos). La palabra guerra especifica el primer
cuasi-bloque bajo el aspecto amenaza plt combatir, y significa,
sin transformarlo, al segundo. Su significación contiene así dos
tipos de esquemas argumentativos: un aspecto argumentativo y
un cuasi-bloque.
A estos primeros elementos, la palabra guerra agrega, como
veremos enseguida, esquemas argumentativos que pertenecen
a su vez a la significación de destruir. Imaginemos primero
que dos amigos discuten sobre el reciente divorcio de Pedro
y María: “—¿Crees que van a pelearse por la custodia de los
niños? —No están en guerra”. La respuesta puede parafra-
searse por el encadenamiento el bienestar de los niños es
valioso, por lo tanto no lo destruirán: concretiza el esquema
valioso plt neg. destruido comunicado por no estar en guerra.
A la inversa, estar en guerra, y la palabra guerra en sí misma,
comunican valioso se destruido, como lo demuestra el siguiente
ejemplo extraído de un folleto distribuido en la ehess por estu-
diantes adherentes al Nuevo Partido Anticapitalista, unos diez
días después de los atentados parisinos contra el diario Charlie
Hebdo y contra un almacén kosher:

Esta violencia asesina —contra Charlie Hebdo y el almacén— no


viene de la nada. Se forma en el corazón de la violencia social y
moral que conoce una larga fracción de la juventud de los barrios,
30 Marion Carel

la violencia del racismo y de la xenofobia, de las discriminaciones, la


violencia del desempleo y de la explotación. Esta violencia bárbara
es el hijo monstruoso de la guerra social que llevan la derecha y
la izquierda al servicio de las finanzas (folleto del npa, 19 de enero
de 2015).

El enunciado donde aparece el término guerra dice, en efecto,


por una parte, que hay una guerra social y, por otra, pone en
relación esta guerra social con los atentados. Se denomina a la
guerra social a través de valioso se destruido. Más precisamen-
te, debido al paralelismo con los dos enunciados precedentes, el
enunciado reagrupa el encadenamiento que evoca:

la juventud es valiosa, sin embargo la derecha y la izquierda la des-


truyen

con los encadenamientos anteriormente evocados:

la juventud es valiosa, sin embargo sufre el racismo


la juventud es valiosa, sin embargo sufre el desempleo…

En cuanto a la relación establecida entre la relación social


y los atentados, ésta reside en la presencia del mismo esquema
valioso se destruido en la descripción de los atentados como
violencia bárbara, y en la de la situación social como guerra
social: las significaciones de bárbaro y de guerra comparten un
esquema argumentativo y es por ello que es posible unirlos me-
diante la expresión es el hijo monstruoso de…, en un enunciado
que resulta eficaz en su pretensión demostrativa. El enunciado
esta violencia bárbara es el hijo monstruoso de la lucha de
clases llevada por la derecha y la izquierda al servicio de las
finanzas, cuyo estilo recordará al de los discursos de izquierda
franceses de los años 70, habría sido menos convincente. Como
todos los discursos —incluido el que aquí desarrollo—, el folleto
toma su fuerza persuasiva del carácter lingüísticamente trivial
de sus enunciados.
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 31

Podría objetarse a la presencia de valioso se destruido en


la significación de guerra que existen guerras limpias: ahora
bien, ¿cómo podría este sintagma comunicar algo contrario a lo
que significan sus constituyentes? Reconoceremos ahí los tér-
minos de la objeción que constituye guerra de conquista contra
el análisis que propongo de la palabra guerra como defensiva;
volveré a este punto enseguida. Retendremos por lo pronto que
hay algo en común entre guerra y violencia bárbara. Los dos
términos significan valioso se destruido, y es una propiedad
del término guerra (ciertamente reveladora de nuestras socie-
dades) el no darle significado al cuasi-bloque mal(que se debe
condenar), por el contrario presente en bárbaro. La asociación
desde amenaza plt combatir hasta valioso se destruido, en el
interior de la significación de guerra anula este potencial: la
barbarie que existe para destruir lo que es valioso es borrada
por la necesidad que hay de defenderse. La significación de
la palabra guerra contiene igualmente el cuasi-bloque des-
trucción (tener cuidado) y veremos que la especificación de
este cuasi-bloque bajo uno u otro de los dos aspectos es uno
de los elementos que distingue la guerra descripta por Hugo
(destrucción se neg. tener cuidado) de la que describe Marc
de Larréguy (destrucción plt tener cuidado).
Volvamos ahora, para concluir este rápido estudio sobre
la palabra guerra, a las dos objeciones que constituyen las
expresiones complejas guerra limpia y guerra de conquista,
cuyos sentidos son contrarios al que le atribuyo a su constitu-
yente guerra: una guerra limpia no destruye lo que es valioso,
una guerra de conquista no busca impedir la realización
de una amenaza. Siguiendo a Ducrot (1995), comenzaré por
señalar que la yuxtaposición de un adjetivo a un sustantivo
puede tener por lo menos dos funciones (que pueden superpo-
nerse): añadir elementos de la significación del adjetivo a la
significación del sustantivo (función 1); transformar los ele-
mentos de la significación del sustantivo (función 2) gracias
a la operación del adjetivo. Un ejemplo de la función 1 es el
32 Marion Carel

caso de desgarrados en los primeros versos en que Lamartine


se dirige al Lago:

Mugías así bajo estas rocas profundas;


Así te quebrabas en sus desgarrados flancos6
(Lamartine, “El Lago”, Meditaciones poéticas)

El adjetivo desgarrado añade aquí su significación a la de


flanco, de modo que el último verso evoca los encadenamientos
argumentativos sus flancos estaban desgarrados por lo tanto tú
te quebrabas sobre ellos y sus flancos están desgarrados por lo
tanto tú te quiebras sobre ellos. Pero esto no siempre se da así,
como lo demuestra el caso de pobres reposos, que tiene esta vez
la función 2:

Cuántos pobres reposos y marchas apresuradas,


En la noche negra… con la esperanza, furtiva,
De una aurora de Paz que siempre retrocede7
(Marc de Larréguy, « Nuit de relève », La Muse de Sang)

El adjetivo pobre no agrega aquí su significación a la de re-


poso, sino que transforma a esta última. Un reposo puede o no
permitir mejorar, y un pobre reposo es un reposo que no permite
mejorar. La significación de la palabra reposo contiene la alter-
nativa de los aspectos reposo plt mejorar y reposo se neg. mejo-
rar, es decir, su núcleo semántico común: el cuasi-bloque reposo
(mejorar). Y el adjetivo pobre especifica este cuasi-bloque bajo
su aspecto transgresivo reposo se neg. mejorar. El adjetivo tiene
la función de actuar sobre la significación del sustantivo al que
modifica, y esta capacidad de los adjetivos es la razón por la
cual, como veremos, la significación de un sintagma puede ser
contraria a la de sus constituyentes.

6
« Tu mugissais ainsi sous ces roches profondes, /Ainsi tu te brisais sur leurs
flancs déchirés » [N. del T.].
7
« Que de piètres repos et de marches hâtives, / Dans la nuit noire… avec
l’espérance, furtive, / D’une aurore de Paix qui recule toujours » [N. del T.].
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 33

La objeción de guerra limpia radica, en efecto, en la hipóte-


sis según la cual la ocurrencia limpio tiene, y solamente tiene,
la función 1: una guerra limpia sería una guerra que, además,
es limpia. Esta hipótesis es en parte verdadera: la significación
del adjetivo limpio contiene una evaluación positiva bien (apre-
ciable) que se añade a los elementos amenaza plt combatir y
combatir (impedir) de la significación de guerra, de modo
que se confiere a guerra limpia la misma evaluación positiva que
contiene limpio y los mismos vínculos con combatir que ya
había establecido guerra. Uno de los roles de limpio en guerra
limpia es entonces el de añadir una parte de su significación a
la de guerra. Pero su rol no reside sólo ahí: limpio también tiene
como rol negar una parte de la significación de guerra. En efecto,
así como un pariente lejano, según señala Ducrot (1995), no es
completamente un pariente, del mismo modo una guerra limpia
no es completamente una guerra:

Pedro es un pariente, pero lejano: no puedo por lo tanto pedirle plata


Entramos en guerra contra los vecinos pero será una guerra limpia:
los hospitales, las escuelas, no serán destruidos.

Una guerra limpia no destruye lo que es valioso. El adjetivo


limpio niega lo que une guerra con destruir, transformando los
esquemas valioso plt destruido y destrucción(tener cuidado)
en valioso plt neg. destruido y neg. destrucción (neg. tener cui-
dado). Elemento del léxico, el adjetivo limpio no tiene por única
función, en el interior del sintagma guerra limpia, el expresar su
significación. Como la locución ne… pas [no], también tiene por
función transformar la significación de la expresión que modifica
y constituir así una expresión compleja, cuya significación es
contraria a la de sus constituyentes: la significación de Pedro no
está en guerra es contraria a la de Pedro está en guerra; la sig-
nificación de guerra limpia es, en parte, contraria a la de guerra.
De la misma manera, diría que el caso de conquista en gue-
rra de conquista tiene la función 2. Sin embargo, es claro que la
34 Marion Carel

modificación sufrida por la significación de guerra es diferente


pues, esta vez, es el “bloque semántico” el que es transformado,
y no solamente el aspecto argumentativo o el cuasi-bloque bajo
el cual el bloque es expresado. El sustantivo guerra da signi-
ficado a combatir(impedir); el grupo guerra de conquista da
significado a combatir(coaccionar). Debería hacerse entonces
un examen más detallado de la cuestión para establecer las
relaciones que mantienen el bloque significado por guerra (el
de combatir(impedir)) y el bloque significado por guerra de
conquista (aquel de combatir(coaccionar)). Esto conduciría
a un enriquecimiento de la tbs que, hasta ahora, no permite
comparar los bloques semánticos entre sí. Pero dejo esto para
otros estudios.
En resumen, retendremos que la significación de gue-
rra contiene los aspectos amenaza plt combatir y valioso
se destruir , así como los cuasi-bloques combatir(impedir) y
destrucción(tener cuidado). Los aspectos pertenecen a lo que
la tbs-estándar llamaba “la argumentación interna” de guerra.
Los cuasi-bloques constituyen los núcleos semánticos de los
aspectos que corresponden a lo que la tbs-estándar llamaba “la
argumentación externa”. Habría que continuar con el estudio de
guerra y analizar, por ejemplo, la expresión esfuerzo de guerra.
Me bastará sin embargo con estas primeras observaciones para
estudiar y comparar ahora los poemas Oh, soldados del año dos
y 1815-1915. Además del aporte de la tbs al estudio del léxico (el
mismo estudio podría, en efecto, realizarse sobre otros términos
distintos de guerra); también espero demostrar lo que la tbs
puede aportar al análisis textual.

2. Análisis de palabra y análisis de texto

Comencemos por el poema de Victor Hugo, que reproduzco


a pesar de su extensión y en el que subrayo las palabras que
comentaré:
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 35

¡Oh, soldados del año dos! ¡Oh, guerras! ¡Epopeyas!


Contra los reyes que arrojan conjuntamente sus espadas,
Prusianos, Austriacos,
Contra todos los Tiros y todas las sodomas,
Contra el zar del norte, contra este cazador de hombres
Seguido por todos sus perros,

Contra toda Europa con sus capitanes,


Con sus infantes que cubren a lo lejos las planicies,
Con sus caballeros,
Completamente de pie como una hidra viviente,
Cantaban, iban, el alma sin temor
¡Y sus pies sin zapatos!

Al levante, al poniente, a todos lados, al sur, al polo,


Con viejos fusiles que golpean sus hombros,
Atravesando torrentes y montes,
Sin reposo, sin sueño, destrozados sus codos, sin víveres,
Iban, orgullosos, alegres, y soplando sus trompetas
¡Como demonios!

La Libertad sublime colmaba sus pensamientos.


Flotas tomadas por asalto, fronteras eliminadas
Bajo su paso soberano,
¡Oh, Francia, todos los días ocurría algún prodigio,
Choques, encuentros, combates; y Joubert en el Adigio,
Y Marceau en el Rin!

Ganábamos en la vanguardia, nos desplomábamos en el centro;


Bajo la lluvia y la nieve y con el agua hasta el vientre,
¡Íbamos! ¡Adelante!
Uno ofrecía la paz, otro abría sus puertas,
Y los tronos, rodando como hojas muertas,
¡Se dispersaban en el viento!

¡Oh! ¡Qué grandes se veían entre tantas cosas,


Soldados! El ojo lleno de relámpagos, caras despeinadas
En el negro torbellino,
Resplandecían, de pie, ardientes, levantando la cabeza;
Y como leones aspiran la tempestad
Cuando sopla el Aquilón,
36 Marion Carel

Ellos, en el arrebato de sus luchas épicas,


Ebrios, saboreaban todos los ruidos heroicos,
Chocando fierro contra fierro,
La Marsellesa alada y volando en las balas,
Los tambores, los obuses, las bombas, los platillos,
Y tu risa, ¡oh, Kléber!

La Revolución les gritaba: —¡Voluntarios,


Mueran para liberar a todos los pueblos hermanos!—
Contentos, respondían sí.
—¡Vayan, mis viejos soldados, mis jóvenes generales!
¡Y se los veía marchar a estos soberbios descamisados
Por el deslumbrado mundo!

La tristeza y el temor les eran desconocidos.


Ellos hubieran, sin duda alguna, escalado las nubes
Si estos audaces,
Volviendo los ojos en su recorrido olímpico,
Hubieran visto detrás de ellos la gran República
¡Señalando los cielos!...8

El poema de Hugo presenta una sola mención del sustantivo


guerra. Éste se encuentra en el primer verso y, desde un punto
de vista gramatical, constituye, con oh, soldados del año dos, un
vocativo. Estos vocativos presentan, no obstante, una diferencia.
Consiste en que oh, soldados del año dos es retomado en el tex-
to por un pronombre personal (ellos, nosotros, ustedes). Por el
contrario, el oh, guerras no es retomado pronominalmente en
el texto en lo sucesivo. De la misma manera que el ¡epopeyas!
que le sigue, aquél constituye más bien lo que Bally llama un
monorema: igual que ¡magnífico!, sin que ningún sujeto grama-
tical sea necesario, puede servir para calificar aquello de lo que
se habla, así como el ¡oh, guerras! y el ¡epopeyas! de Hugo,
sin que ningún sujeto gramatical sea necesario, magnifican la
manera en que los soldados del año dos combatían. En otros

8
Ver poema en su lengua original en el anexo [N. del T.].
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 37

términos, la palabra guerra tiene aquí un rol predicativo y todo


el poema, en imperfecto, es una explicitación de la manera en
que los voluntarios, según Hugo, combatían en la guerra. Vamos
a ver que esta explicitación toma a veces la forma de un añadido
de nuevos aspectos (estrofa 3, luego 8 y 9), pero lo más frecuente
consiste en una especificación de los esquemas significados por
guerra (estrofas 1-2, luego 4-5 y 6-7). Esto dejará a su vez en
evidencia que Hugo no moviliza ciertos esquemas significados
por guerra, y nos develará lo que calla.
El poema comienza con un ejemplo de explotación de la
significación lingüística de guerra. Las estrofas 1 y 2 evocan
encadenamientos que concretizan amenaza plt combatir, y la
guerra es primero presentada como una respuesta defensiva:

Los reyes arrojaban conjuntamente sus espadas, por lo tanto los


combatían…

Habrán notado que el verbo combatir no aparece material-


mente en los versos de Hugo, en los que sólo encontramos un
muy expresivo, y muy hugoliano, iban. Es la presencia del sus-
tantivo guerra y la disponibilidad del esquema argumentativo
amenaza plt combatir, lo que permite interpretar el verbo ir
con el verbo combatir. Remplacemos el primer verso de Hugo
por Hombres del xviii, ¡oh, siglo de las luces! y entenderemos:

Los reyes tiraban conjuntamente sus espadas y sin embargo no sentían


temor…

Por supuesto, la preposición contra convierte el iban, el alma


sin temor, en reacción ante el comportamiento de los reyes, pero
no define la naturaleza de esa reacción: es el primer verso el que
da importancia semántica al verbo ir, el que impone la idea de
combate y la conexión en por lo tanto. Las estrofas 1 y 2 concre-
tizan un esquema expresado por el sustantivo guerra y describen
el modo en que los soldados del año ii llevaban esta guerra, indi-
38 Marion Carel

cando la amenaza frente a la que reaccionaban: lo propio de los


soldados del año ii no es reaccionar ante una amenaza en general,
sino reaccionar precisamente ante la amenaza de los reyes.
No sucede lo mismo en la estrofa 3 donde, por el contrario, se
describe el combate de los soldados del año ii con un esquema
argumentativo que se añade a aquellos significados por guerra.
Son evocados:

Sus fusiles estaban viejos, sin embargo avanzaban


No habían dormido, sin embargo avanzaban…

La estrofa 3 presenta estos encadenamientos como concre-


tización de un mismo aspecto: débil se convencido, o incluso
débil se combatir. Preferimos aquí la segunda interpretación,
pues la estrofa 3 se muestra en el primer verso como una des-
cripción de la manera en que los soldados del año ii hacen la
guerra: ahora bien, el aspecto débil se combatir, aunque no está
presente en la significación de guerra, se añade allí fácilmente
porque proviene, como otros elementos denotados por guerra,
de la significación de combatir. Lo propio de los soldados del
año ii es combatir a pesar de su debilidad.
Las estrofas 4 y 5 son más problemáticas. Cuando evocamos
los encadenamientos:

Combatíamos y por lo tanto tomábamos las flotas


Combatíamos y por lo tanto eliminábamos las fronteras
Combatíamos y por lo tanto ganábamos en el Adigio…

se describe una guerra victoriosa. Pero estos encadenamien-


tos, ¿concretizan combatir plt coaccionar o combatir plt
impedir? ¿Concretizan en sí mismos un aspecto que se añade a
aquellos significados por guerra para precisar la guerra realizada
por los soldados del año ii (véase la estrofa 3) o concretizan un
aspecto ya prefigurado por guerra (véanse las estrofas 1 y 2)?
A favor de la primera solución, señalemos que los términos de
Hugo (tomar, borrar las fronteras) asocian los encadenamientos
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 39

evocados por el aspecto combatir plt coaccionar: está inscripto


en su significación que los encadenamientos que los involucran
pueden concretizar combatir plt coaccionar. La guerra de los
soldados del año ii sería una guerra de conquista. Esto cierta-
mente se contradice con las primeras estrofas que describen este
combate como una reacción ante la amenaza de Europa (amenaza
plt combatir), pero podríamos leer el poema como una descrip-
ción de dos momentos y, finalmente, de dos guerras: la guerra del
año ii, que se proponía liberar el territorio francés; y la guerra de
los años siguientes que tendría por objetivo la conquista.
Sostendré sin embargo la segunda solución, pues la estrofa
4 comienza con el verso la Libertad sublime colmaba sus pen-
samientos, que ofrece la instrucción textual de interpretar las
acciones descriptas por los versos siguientes (toma de flotas,
eliminación de fronteras…) como un combate para defender la
libertad. Los encadenamientos combatíamos por lo tanto tomá-
bamos las flotas, combatíamos por lo tanto eliminábamos las
fronteras, no deben ser comprendidos como concreciones del
aspecto combatir plt coaccionar que les está semánticamente
asociado, sino como concreciones del aspecto combatir plt
impedir que les está textualmente asociado: tomando las flotas,
eliminando las fronteras, los soldados del año ii impiden que se
instalen los enemigos de la libertad. Desde estos primeros ver-
sos (contra los reyes que arrojan sus espadas) hasta sus últimos
versos (Ellos hubieran, sin duda alguna, escalado las nubes / Si
estos audaces / […] Hubieran visto detrás de ellos la gran Re-
pública / ¡Señalando los cielos!...), el poema describe una sola
guerra, la guerra contra los reyes que Hugo, veinte años más
tarde, continúa viendo, incluso después de la derrota de 1870,
como el destino de Francia:

Así, Francia, del golpe de lanza en tu costado


Los reyes temblorosos verán surgir la libertad

Las estrofas 4 y 5 movilizan el cuasi-bloque combatir(impedir)


inscripto en la significación de guerra y lo especifican en el
40 Marion Carel

aspecto de combatir plt impedir, luego en los encadenamientos


combatíamos por lo tanto tomábamos las flotas y combatíamos
por lo tanto eliminábamos las fronteras: la guerra de los volun-
tarios es una guerra victoriosa, victoriosa porque las flotas son
tomadas y las fronteras, eliminadas.
Las estrofas 6 y 7 explotan, por su parte, la significación de
guerra, al especificar su cuasi-bloque destrucción (tener cuida-
do) en destrucción pt neg. tener cuidado:

Estaban en un torbellino negro, sin embargo levantaban la cabeza…


Había obuses y sin embargo reías

Los voluntarios son héroes: combaten a pesar de su debi-


lidad (véase la estrofa 3), no se protegen a pesar de las des-
trucciones (estrofas 6-7), y finalmente, como lo narran las dos
últimas estrofas del poema (estrofas 8-9), se sacrifican por sus
hermanos.
De esta manera, el poema de Hugo describe la guerra de los
soldados del año ii de dos modos, precisando la significación
misma del sustantivo guerra (los cuasi-bloques son especifica-
dos según aspectos, los aspectos son concretizados por encade-
namientos), y añadiendo nuevos aspectos (débil se combatir).
Esta confrontación del poema de Hugo con la significación del
sustantivo guerra permite igualmente constatar una ausencia, la
del aspecto valioso se destruido, significado por guerra, pero no
movilizado por Hugo: las violencias de la guerra no constituyen
un tema del poema. Insisto en el hecho de que se trata de una
observación semántica. La ausencia de las violencias de la guerra
se vuelve aquí perceptible, no a través de la comparación del poe-
ma de Hugo con lo que se escribía en la misma época, sino por
una confrontación de la significación del sustantivo guerra con
el empleo que hace Hugo de éste. El análisis léxico demuestra,
y hay en esto un resultado importante para el análisis textual,
que Hugo no habla de las violencias que la palabra guerra, sin
embargo, evoca.
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 41

Qué hay de esto en el poema 1815-1915 que dedicó Marc de


Larréguy a los Hermanos del Año Quince y que por el eco de esta
dedicatoria, la estructura del segundo verso, o incluso la rima
entre épopées / équipées, se asocia al de Hugo:
1815-1915
Marc de Larréguy

Yo los vi pasar, cual viles tropas,


¡Oh, soldados del Año Quince, de taciturnas hazañas!
Luego, ¡los seguí! Y en sus frías banderas
¡No sentí soplar ningún viento de epopeya!…
Las sombras de Raffet me obsesionaban sin reposo
¡Con sus orgullosos clarines, sus locos galopes!
La inmortalidad brillaba sobre sus espadas,
¡Y la derrota revestía de heroísmo los oropeles!…
… Un siglo transformó a los humanos en fósiles
Enterrados en pozos cual ganado dócil
¡Encerrado para el matadero de los Titanes modernos!
Lloré, bajo el yugo, por seguir su camino,
¡Oh, Hermanos del Año Quince, y maldigo mi guarida,
Soñando con las explosiones de los granaderos de Antaño!
Diciembre de 1915 (En el frente).9

Marc de Larréguy no es, por supuesto, Hugo y no pretendo


aquí reivindicar su obra. Hay incluso cierta ceguera de su parte
al poner estos versos en paralelo con los de Hugo. Señalemos,
sin embargo, el carácter profesional de este soneto, a la vez
clásico (una misma familia de rimas reagrupa los dos cuartetos
en octetos, otra familia de rimas reagrupa los dos tercetos en
sextetos), y métricamente creativo. Contrariamente al uso, las
rimas compartidas por los dos cuartetos no están dispuestas de
la misma manera, de modo que el octeto que conforman puede
ser leído como una seguidilla de pareados ab (una rima en o/una

9
Véase el poema en su lengua original en el anexo [N. del T.].
42 Marion Carel

rima en é), concluye con un pareado invertido ba (una rima en é/


una rima en o). La estructura métrica del octavo verso refuerza
este sentimiento de conclusión: mientras que los siete primeros
alejandrinos ensamblan dos medidas de seis sílabas (la cesura
está en el final del primer hemistiquio), el octavo verso no se
descompone en dos medidas de seis sílabas (*et la défaite héro…
ïsait les oripeaux),10 sino en tres medidas de cuatro sílabas (et la
défaite-héroïsait-les oripeaux) (Cornulier, 1995). Presentado en el
prefacio de Romain Rolland como un “lamartiniano puro”, Marc
de Larréguy es sin embargo un poeta de principios del siglo xx.
Lo que toma de Lamartine no es su métrica sino su compromiso.
Escribe entre los “verdaderos combatientes” y la advertencia que
ubica antes de sus poemas explica sus elecciones: intenta luchar
contra “el más criminal de los patriotismos” al reflejar “la exacta
psicología del soldado durante esta guerra”.
Al oponer 1815 con 1915, el título del poema da un sentido
al corte métrico que acabamos de ver: el octeto concierne a los
soldados de 1815, el sexteto a los de 1915. Esta primera lectura
del poema no es la única; también es posible una segunda, re-
lativa esta vez al “yo” cuya historia no sigue la estructura del
octeto y del sexteto: la estrofa 1 nos cuenta su entrada en la
guerra, la estrofa 2 nos habla de sus sueños sobre los soldados
de 1815, la estrofa 3 nos muestra su cólera ante la situación de
los soldados de 1915. La cuarta estrofa se muestra entonces como
un resumen de esta segunda lectura: Lloré, bajo el yugo, por
seguir su camino (estrofa 1), ¡Oh, hermanos del año Quince! y
maldigo mi guarida (estrofa 3), Soñando con las explosiones de
los granaderos de antaño (estrofa 2). Entre una y otra lectura,
ciertas expresiones pueden cambiar de sentido. Así, el yo los vi
con el cual comienza el poema atribuye al “yo”, en la segunda
lectura, la propiedad de haber visto a los soldados del año xv,
pero constituye, en la primera lectura, una marca enunciativa del
hecho de que el locutor habla con el tono de un testigo (Lescano,

10
“¡Y la derrota revestía de heroísmo los oropeles!…” [N. del T.].
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 43

2009). La primera lectura es la que me propongo desarrollar


aquí. Veremos que, sin utilizar la palabra guerra, Larréguy mo-
viliza esquemas argumentativos que conciernen su significación:
moviliza algunos de ellos y otros no.
El octeto se refiere a los soldados de 1815. El yo los vi es
enunciativo y los dos primeros versos comunican el contenido
[Yo los vi pasar, cual viles tropas, ¡Oh, soldados del Año Quin-
ce, de taciturnas hazañas!]. Contrariamente a la guerra de los
soldados del año ii, la de los soldados del año xv está perdida:
los lectores franceses reconocen en 1815 la fecha de la derrota
de Waterloo, la expresión viles tropas recuerda el verso de Hugo
ayer la gran armada y ahora tropa —Marc de Larréguy, en la
guerra, escribe con toda su cultura—, y, finalmente, el adjetivo
taciturna sugiere la derrota. Se expresa combatir se neg impedir,
se evoca el encadenamiento:

ustedes combatieron, sin embargo no impidieron la victoria del enemigo

Los soldados de 1815 aún comparten, sin embargo, el he-


roísmo de los soldados del año ii. Vestidos de oropeles (débil
se combatir), van en locos galopes (destrucción se neg. tener
cuidado). Aunque la victoria ya no esté, el heroísmo persiste.
No sucede lo mismo en 1915. Los soldados descriptos en el
sexteto se esconden en guaridas (destrucción plt tener cuida-
do) y, mientras que los soldados del año ii se sacrificaban, los
soldados de 1915, bajo el yugo (y está obligado a hacer p plt
y  hace p), encerrados para el matadero (hacer p es penoso se y
hace p), son sacrificados. Ya no hay más heroísmo, y tampoco
movimiento: los soldados de Hugo iban; los soldados de 1815
galopaban; los de 1915 son fósiles. (¿Habrá que inscribir este
ir, del que son privados los soldados de 1915, en la significación
misma de guerra? De esta cuestión deberá ocuparse un estudio
completo de la palabra guerra).
Finalmente, si el poema de Larréguy utiliza los esquemas
argumentativos significados por guerra, hay algunos de ellos
44 Marion Carel

(por ejemplo valioso se destruido) que no moviliza: 1815-1915


no habla de las violencias de la guerra. Pero la comparación con
el poema de Hugo, evocada por el poema mismo de Larréguy,
acentúa estas ausencias: 1815-1915 no habla de las violencias de
la guerra (valioso se destruido); más aún, 1815-1915 no habla
del objetivo de la guerra. Mientras que Hugo comienza con la
mención de la amenaza de los reyes, nada se dice del objetivo
de los soldados de 1915. Esta ausencia en el poema 1815-1915 es
sustituida ya en el título del poema siguiente —¿Por qué?— por
una pregunta:

¡Lo juro por todos ustedes, lúgubres cadáveres!


Nunca olvidaré sus taciturnas bocas abiertas
En un mudo porqué de reproche impotente...
(Marc de Larréguy, « Pourquoi ? », La Muse de Sang)

Esta pregunta, a su vez, se transforma, algunas páginas des-


pués, en negación:

Hablo en su nombre, mudos amigos de la tumba,


Que sin cesar aumentan la inútil hecatombe
(Marc de Larréguy, Le drapeau de révolte)

La guerra no tiene finalidad. Los poemas de Larréguy tes-


timonian, dan a conocer, y cuestionan la naturaleza misma del
combate:

Pero debo, ¡ay! huir a pesar mío,


Pensando en la Lucha ¡y con cuánto rencor!
Que aquí es la matanza... y allí el Otoño
(Marc de Larréguy, « Tuerie d’automne », La Muse de Sang)

La guerra es un asesinato. Las preguntas del mismo Marc de


Larréguy, cuyas notas de servicio revelan que estaba enfermo
incluso antes de partir al frente, nos hacen comprenden que él
quiso ir a la guerra. Cuál sería la “convulsión moral”, la expre-
sión es de Romain Rolland, que debió movilizarlo.
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 45

Conclusión

Este estudio se desarrolla en dos momentos: un análisis de la


palabra, y un análisis de los textos. Busqué realizar el análisis
léxico por medio de dos herramientas: los aspectos argumen-
tativos, herramienta original de la tbs, y los cuasi-bloques.
Los cuasi-bloques se constituyen como intermediarios entre los
aspectos argumentativos y los bloques semánticos. Representan
el núcleo semántico común a dos aspectos, uno normativo, otro
transgresivo, de un mismo bloque semántico. En el equilibrio
general de la teoría, la función primera de los cuasi-bloques es
representar mejor lo que la Tbs-estándar describía por “argu-
mentación” de una palabra. El hecho de que la palabra prudente
tome a veces el sentido prudente plt seguridad, otras veces el
sentido prudente se neg. seguridad, será así previsto por la ins-
cripción en el interior de la significación de prudente, del cuasi-
bloque prudente(seguridad) —y no más de dos aspectos pru-
dente plt seguridad y prudente se neg. seguridad. Del mismo
modo, el hecho de que la palabra guerra tome a veces el sentido
de combatir plt impedir, otras veces el sentido de combatir se
neg. impedir, estará previsto en la inscripción en el interior mis-
mo de su significación del cuasi-bloque combatir(impedir) —y
ya no por los dos aspectos combatir plt impedir y combatir se
neg. impedir. La introducción de la noción de cuasi-bloque tiene
dos consecuencias. Ésta pone en evidencia una nueva relación
entre expresiones: la relación de “especificación”. Podemos en
efecto ahora decir que una expresión E1 es “especificada” por
otra expresión E2 si E1 da significado al cuasi-bloque Q y si
E2 da significado a un aspecto A que tiene a Q por núcleo. De
este modo, combatir es especificada por hacer la guerra, pues
combatir da significado al cuasi-bloque (amenaza)combatir y
hacer la guerra da significado a amenaza plt combatir. Igual-
mente, guerra es especificado por guerra victoriosa, pues gue-
rra da significado al cuasi-bloque combatir(impedir) y guerra
victoriosa da significado a combatir plt impedir. Quedan por
46 Marion Carel

hacer numerosos estudios para estudiar el rol de esta noción


de cuasi-bloque, por ejemplo en la definición de la paradoja
lingüística. Paso al segundo punto.
¿Qué puede esperar el análisis textual del análisis de las
palabras? Por supuesto, los textos están compuestos de pala-
bras, y establecer el sentido de las palabras no podría más que
ayudar a la interpretación de los textos. Pero eso, lo sabemos,
es un proyecto imposible: ¿cómo imaginar una descripción de
las trescientas palabras de Ô soldats de l’an deux? El análisis
argumentativo aquí presentado propone limitar el análisis
sólo a ciertas palabras: no las palabras más frecuentes —la
palabra guerra interviene una sola vez en el poema de Hugo y
no interviene en el de Larréguy— sino las palabras cuya sig-
nificación, según quien interpreta, estructuran el texto. Puesto
que las palabras están asociadas por la Teoría de los Bloques
Semánticos a esquemas argumentativos, es entonces posible
demostrar cómo el texto se organiza en torno a estos esquemas:
los concretiza, les añade otros y, por último —y éste sea quizá
el resultado más inesperado del estudio expuesto— olvida
algunos de ellos.

Referencias

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bally, Ch. ([1944] 1965). Linguistique générale et linguistique
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ttante et activité poétique. París : Classiques Garnier.
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Pragmatics, vol 24, núm. 1-2, pp. 145-165.
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 47

cadiot, P. et Fr. Nemo (1997). « Pour une sémiogénèse du nom  »,


Langue Française, núm. 113, pp. 24-34.
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larréguy, M. (1926). La Muse de Sang. París : Librairie du Travail.
lescano, A. (2009). « Pour une étude du ton ». Langue française,
núm. 164, pp. 45-60.
schulz, P. (2004). Description critique du concept traditionnel de
« métaphore », Peter Lang : Berna.
48 Marion Carel

Anexo

Ô soldats de l’an deux !

Victor Hugo

Ô soldats de l’an deux ! ô guerres ! épopées !


Contre les rois tirant ensemble leurs épées,
Prussiens, Autrichiens,
Contre toutes les Tyrs et toutes les Sodomes,
Contre le czar du nord, contre ce chasseur d’hommes
Suivi de tous ses chiens,

Contre toute l’Europe avec ses capitaines,


Avec ses fantassins couvrant au loin les plaines,
Avec ses cavaliers,
Tout entière debout comme une hydre vivante,
Ils chantaient, ils allaient, l’âme sans épouvante
Et les pieds sans souliers !

Au levant, au couchant, partout, au sud, au pôle,


Avec de vieux fusils sonnant sur leur épaule,
Passant torrents et monts,
Sans repos, sans sommeil, coudes percés, sans vivres,
Ils allaient, fiers, joyeux, et soufflant dans des cuivres
Ainsi que des démons !

La Liberté sublime emplissait leurs pensées.


Flottes prises d’assaut, frontières effacées
Sous leur pas souverain,
Ô France, tous les jours, c’était quelque prodige,
Chocs, rencontres, combats ; et Joubert sur l’Adige,
Et Marceau sur le Rhin !
De los soldados del año II a los soldados del año XV... 49

On battait l’avant-garde, on culbutait le centre ;


Dans la pluie et la neige et de l’eau jusqu’au ventre,
On allait ! en avant !
Et l’un offrait la paix, et l’autre ouvrait ses portes,
Et les trônes, roulant comme des feuilles mortes,
Se dispersaient au vent !

Oh ! que vous étiez grands au milieu des mêlées,


Soldats ! L’oeil plein d’éclairs, faces échevelées
Dans le noir tourbillon,
Ils rayonnaient, debout, ardents, dressant la tête ;
Et comme les lions aspirent la tempête
Quand souffle l’aquilon,

Eux, dans l’emportement de leurs luttes épiques,


Ivres, ils savouraient tous les bruits héroïques,
Le fer heurtant le fer,
La Marseillaise ailée et volant dans les balles,
Les tambours, les obus, les bombes, les cymbales,
Et ton rire, ô Kléber !

La Révolution leur criait : - Volontaires,


Mourez pour délivrer tous les peuples vos frères ! -
Contents, ils disaient oui.
- Allez, mes vieux soldats, mes généraux imberbes !
Et l’on voyait marcher ces va-nu-pieds superbes
Sur le monde ébloui !

La tristesse et la peur leur étaient inconnues.


Ils eussent, sans nul doute, escaladé les nues
Si ces audacieux,
En retournant les yeux dans leur course olympique,
Avaient vu derrière eux la grande République
Montrant du doigt les cieux !...
50 Marion Carel

1815-1915

Marc de Larréguy

Je vous ai vu passer, comme de vils troupeaux,


O soldats de l’An Quinze aux mornes équipées !
Puis, je vous ai suivis ! et dans vos froids drapeaux
Je n’ai senti souffler aucun vent d’épopée !…

Des ombres de Raffet m’obsédaient sans repos


Avec leurs fiers clairons, leurs folles galopées !
Une immortalité luisait sur leurs épées,
Et la défaite héroïsait les oripeaux !…

…Un siècle a transformé les humains en fossiles


Enterrés dans des trous comme un bétail docile
Parqué pour l’abattoir des modernes Titans !

J’ai pleuré, sous le joug, de suivre votre ornière,


O Frères de l’An Quinze, et maudis ma tanière,
En rêvant aux exploits des grenadiers d’Antan !

Décembre 1915 (Au front)


Argumentación, evidencialidad y marcadores... 51

Argumentación y polifonía enunciativa.


Tópicos del Seminario, 35.
Enero-junio 2016, pp. 51-75.

Argumentación, evidencialidad y marcadores del


discurso. El caso de por lo visto

María Marta García Negroni y Manuel Libenson
Universidad de San Andrés
Universidad de Buenos Aires, CONICET
 

Introducción

Desde sus inicios, interesada por la conceptualización y el


análisis de los discursos argumentativos evocados en el sen-
tido de las palabras, expresiones y enunciados, la Teoría de
la Argumentación en la Lengua (Anscombre y Ducrot, 1983;
Ducrot, 1984, 2004; Carel y Ducrot, 2005) siempre ha manifes-
tado una particular preocupación por el estudio de operadores
y conectores. Dada su función puramente combinatoria, estas
palabras herramienta se distinguen de las llamadas palabras
plenas por cuanto modifican “los conjuntos de discursos que
se asocian a [esas] unidades” (Ducrot, 2005: 165). El estudio de
conectores como pero, sin embargo, por lo tanto, incluso, entre
muchos otros, ha colaborado así con el fortalecimiento de una
de las hipótesis centrales de la teoría, a saber: la significación
no es de naturaleza vericondicional, sino fundamentalmente
argumentativa y polifónica. Especie de “modo de empleo”, la
significación no se define a partir de un supuesto sentido literal
del que luego se derivarían los significados pragmáticos, sino
como un conjunto de instrucciones relativas a la evocación o
52 María Marta García Negroni y Manuel Libenson

modificación de los discursos argumentativos (argumentaciones


internas y externas) presentes en el sentido de las entidades lin-
güísticas. En el marco de esta aproximación argumentativa a las
palabras herramienta, un ámbito ha permanecido sin embargo
prácticamente inexplorado: el de los marcadores de discurso con
instrucciones evidenciales.
Habitualmente analizada desde perspectivas referencialistas o
cognitivistas, la evidencialidad suele definirse como el dominio
semántico relacionado con la marcación de la fuente de informa-
ción en el enunciado y con la especificación de qué tipo de fuente
(directa o indirecta) se trata (Aikhenvald, 2004). Se dice que la
fuente es directa cuando el conocimiento del hablante ha sido
adquirido por medio de una percepción sensible originada en
alguno de sus sentidos (vista, oído y olfato, fundamentalmente).
Sería indirecta, en cambio, cuando dicho conocimiento procede
ya de una inferencia razonada, ya de la cita de un discurso ajeno
(Anderson, 1986; Willet, 1988).
En este trabajo, nos ocuparemos del marcador de discurso
por lo visto, que, según pondremos de manifiesto, marca la evi-
dencialidad indirecta (tanto inferencial como citativa). Pero, para
dar cuenta de esos significados, nos distanciaremos de varios de
los presupuestos a los que en general se adscribe en los estu-
dios sobre evidencialidad. El análisis polifónico-argumentativo
(Ducrot, 1984, 2004; Carel y Ducrot, 2005) que proponemos se
opone, en efecto, a la idea según la cual la significación lingüís-
tica estaría constituida por aspectos informativos o de orden
cognitivo. Por ello, rechaza la hipótesis de que el estudio del len-
guaje implique evaluar las proposiciones en términos de valores
de verdad o de perfilamiento intencional de la información por
parte de un sujeto hablante. Nuestra concepción del sentido se
aleja de toda visión que considere los valores semánticos como
el resultado de las elecciones voluntarias de un único sujeto
intencional (García Negroni, Libenson y Montero, 2013). De
este modo, afirmamos que el significado evidencial indirecto
vehiculizado por el marcador por lo visto es el resultado de un
Argumentación, evidencialidad y marcadores... 53

proceso de internalización de alguno de los discursos argumenta-


tivos evocados por la forma lingüística de la que deriva (el verbo
ver). A este proceso se suma, por supuesto, el significado de la
preposición por, que, según el Diccionario de uso del español,
de María Moliner, puede definirse como “cosa que induce a creer
algo o a sacar una cierta consecuencia” (1997: 804).
Al no poner el foco en la actividad mental de un sujeto hablan-
te real que informaría acerca de cómo él obtuvo el conocimiento
de lo que afirma, sino en la representación que el enunciado
brinda de su propia enunciación, las páginas que siguen buscan
contribuir a una caracterización polifónico-argumentativa de la
evidencialidad.
El trabajo se organiza como sigue: introducimos, en primer
lugar, el marco teórico-metodológico propuesto por la Teoría
de los Bloques Semánticos, último desarrollo de la semántica
argumentativa (§1), para exponer a continuación un breve es-
tado de la cuestión sobre el marcador discursivo por lo visto
(§2). En §3, y tras señalar las relaciones que necesariamente
deben establecerse entre evidencialidad y argumentación, des-
cribimos y analizamos los significados evidenciales indirectos
(inferenciales y citativos) que se manifiestan en los distintos
empleos de por lo visto. Finalmente, en §4, presentamos las
conclusiones del trabajo.

1. La descripción del sentido en la semántica argumentativa

Si en su versión estándar conocida como Teoría de los Topoi


(Anscombre y Ducrot, 1983; Ducrot, 1986; Anscombre, 1995),
la Teoría de la Argumentación en la Lengua se limitaba exclu-
sivamente a los encadenamientos resultativos en por lo tanto,
su desarrollo más reciente, la Teoría de los Bloques Semánticos
(TBS), ha puesto de manifiesto la necesidad de ampliar la noción
de argumentación. En efecto, la TBS considera como básicos no
sólo los encadenamientos normativos, es decir aquellos que pue-
den manifestarse a través de conectores del tipo de por lo tanto,
54 María Marta García Negroni y Manuel Libenson

si... entonces, así que, es por ello (realizaciones de un conector


abstracto por lo tanto, abreviado como plt), sino también un
segundo tipo de discursos llamados transgresivos y señalados
por conectores del tipo de sin embargo, aunque, aun cuando, a
pesar de que (realizaciones de un conector abstracto sin embar-
go, abreviado como se).
La razón por la que se les otorga actualmente a estos dos
tipos de encadenamientos ese rol privilegiado es que en ellos
“los enunciados encadenados no tienen una realidad semántica
que podría comprenderse haciendo abstracción de su encadena-
miento” (Ducrot, 2004: 365). Estrictamente discursivos, estos
encadenamientos son irreductibles a relaciones entre propiedades
independientes. Así, por ejemplo, en:

1. María vio cómo se produjo el accidente, así que hoy fue a declarar
a la comisaría,

el sentido del primer segmento (María vio cómo se produjo el


accidente) queda determinado por el hecho de que trae apareja-
da la obligación ciudadana expresada después del así que en el
segundo (hoy fue a declarar a la comisaría) y no, por ejemplo,
por el horror o el susto que la visión del accidente pudo haberle
producido a María. Por su parte, la obligación de ir a declarar
como testigo, evocada en el segundo miembro, es aquella que
se presenta como una especie de consecuencia natural de haber
presenciado el accidente y no, pongamos por caso, la que estaría
justificada por el haber sido víctima de un robo en la vía pública,
como ocurre en (2):

2. A María le robaron el celular, así que hoy fue a declarar a la comi-


saría.

Considérense ahora (3) y (4):

3. María vio cómo se produjo el accidente, sin embargo no fue a


declarar a la comisaría.
Argumentación, evidencialidad y marcadores... 55

4. Aunque le robaron el celular, María no fue a declarar a la comi-


saría.

Como puede constatarse, al igual que en (1), el haber visto


un accidente en (3) queda representado como indisociable de
la obligación de ir a declarar y esa obligación, como exclusiva-
mente ligada al hecho de haber sido testigo presencial. En (4),
por su parte, y al igual que en (2), el robo del que se habla es el
que llevaría a declarar en la comisaría (y no, por ejemplo, a la
necesidad de reponer el celular) y la declaración, la que quedaría
justificada por haber sido víctima de un robo. La TBS afirma
entonces que los encadenamientos (1) y (3), por un lado, y (2)
y (4) por el otro, pertenecen a los mismos bloques semánticos
(el de la declaración-del-testigo-presencial, en el caso de (1) y
(3), y el de la declaración-de-la-víctima en el caso de (2) y (4)).
Pero mientras que (1) y (2) aplican esos bloques bajo su aspecto
normativo (i.e., dos segmentos unidos mediante el conector
abstracto plt):

ver PLT declarar en (1)


robo PLT declarar en (2)

(3) y (4) lo hacen bajo su aspecto transgresivo (i.e., dos segmen-


tos unidos mediante el conector abstracto se seguido de una
negación):

ver se neg. declarar en (3)


robo se neg. declarar en (4)

Ahora bien, si según la tesis central de la tbs, el sentido


de una entidad lingüística, palabra o enunciado, reside en las
argumentaciones normativas en plt y transgresivas en se que
esa entidad evoca, dos son los modos según los cuales dicha
entidad puede evocar los encadenamientos argumentativos que
constituyen su sentido. Estos dos modos reciben el nombre de
argumentación externa (ae) y argumentación interna (ai).
56 María Marta García Negroni y Manuel Libenson

Según sostienen Carel y Ducrot (2005), la ae de una determi-


nada entidad lingüística está constituida por los discursos argu-
mentativos, normativos y transgresivos, en los que esa entidad
interviene en tanto primero o segundo segmento. Se dice así,
por ejemplo, que forman parte, entre otros, de la ae del verbo
ver los discursos:

ae a la derecha

5. Ya hemos visto este tema, por lo tanto no volveremos sobre él.


6. Ya hemos visto este tema, sin embargo volveremos sobre él.

ae a la izquierda

7. Hoy comenzaremos un tema nuevo, por lo tanto lo veremos en


detalle.
8. Hoy comenzaremos un tema nuevo, sin embargo no lo veremos en
detalle.

Pero la ae no resulta suficiente para definir el sentido de las


entidades lingüísticas. Y es por ello que la teoría introduce la
noción de argumentación interna (ai). Se trata en este caso de
los discursos argumentativos, normativos o transgresivos, en los
que la entidad lingüística no interviene y que constituyen una
especie de paráfrasis de la entidad. Así, en relación con el verbo
ver, podría afirmarse que su ai es:

ai de ver: existir algo plt poder dar fe de ese algo.

Decir ver evoca, en efecto, una relación de interdependencia


semántica de tipo normativo en plt entre la indicación de la
existencia de algo (una cosa –el accidente, en los ejemplos (1)
y (3) —o una entidad abstracta —el tema, en (5) a (8)— y la
consecuente posibilidad de dar fe de ese algo.
En suma, y tal como señalan Carel y Ducrot (2005), para
definir la significación de una determinada palabra plena, debe
Argumentación, evidencialidad y marcadores... 57

asociársele una familia de discursos argumentativos, normati-


vos o transgresivos. Luego, se clasifican esos discursos en dos
sub-familias, según que esa entidad lingüística intervenga o
no y, si interviene, se considera si lo hace en tanto primero
o segundo miembro de ese discurso argumentativo. Aquellos
discursos en los que la entidad lingüística interviene consti-
tuyen la argumentación externa de la entidad; los otros, su
argumentación interna.
Respecto de las palabras herramientas, aquí nos interesará en
particular la noción de internalizador. Según Ducrot (2005), Y
es un internalizador en relación con una palabra X si selecciona
una de la ae de X (ya sea su aspecto normativo en plt, ya sea su
aspecto transgresivo en se) y la coloca en el interior de la ai de
XY. En otras palabras, para el autor, “los aspectos introducidos
en la ai de XY se encontraban ya bajo la misma forma en la ae
de X” (2005: 169). Por ejemplo:

X = perder
Y = estrepitosamente
ae de X = perder plt grave / perder se neg. grave
ai de XY = perder plt grave

Siguiendo una línea de análisis ya comenzada con el


estudio de los falsos infinitivos, falsos gerundios y falsos
participios (García Negroni y Ramírez Gelbes, 2009: 2011),
cuya ai constituye la internalización de una de las ae del verbo
del que proceden, aquí sostendremos que en el proceso de
gramaticalización del marcador evidencial por lo visto inter-
vienen operaciones de internalización. Desde ya, no se trata
de una internalización típica en la que una palabra Y coocurre
con otra, X, para formar un sintagma XY cuya ai es una de
las ae de X. La internalización que supone por lo visto no sólo
insta a incorporar como su ai una de las ae del verbo ver o de
su negación, no ver, sino que además obliga siempre a evocar
de manera implícita la ai de ver (existir algo plt poder dar
fe de ese algo).
58 María Marta García Negroni y Manuel Libenson

En lo que sigue, y tras un breve recorrido por la bibliografía


específica sobre el marcador, intentaremos dar cuenta de los
significados evidenciales inferenciales y citativos de por lo visto
a la luz de los presupuestos de la semántica argumentativa.

2. Acerca del marcador por lo visto

En la bibliografía especializada, la locución adverbial por lo vis-


to es a menudo caracterizada como marcador de evidencialidad
u “orientativo sobre la fuente del mensaje” (Martín Zorraquino y
Portolés, 1999; Martín Zorraquino, 2004; López Ferrero, 2005),
o como atenuador de la modalidad epistémica (Santos Ríos,
2003; NGLE, 2010; Figueras Bates, 2014). Así, por ejemplo,
Martín Zorraquino y Portolés (1999: 4159) sostienen que por lo
visto “presenta el segmento discursivo al que afecta como algo
sobre cuya verdad no quiere comprometerse el hablante; con
por lo visto, el que habla excluye todo tipo de responsabilidad
sobre dicho contenido; lo presenta como conocido a través de
otros, dicho por otros u oído de otros”.
Por su parte, Ruiz Gurillo (2008) afirma que el miembro del
discurso en el alcance de por lo visto se presenta “como un hecho
conocido a través de una fuente indirecta, por lo que el hablante
no se hace responsable o atenúa lo dicho”.
Específicamente en relación con la caracterización de por lo
visto como marcador de evidencialidad, González Ramos (2005:
544) coincide con Marcos Sánchez (2002, 2005) en señalar que
este marcador hace referencia “a dos fuentes de información
diferentes, pues manifiesta que lo dicho ha sido sabido por el
emisor mediante la realización de una inferencia personal o
debido a que se lo han comunicado terceras personas”.
Con valor inferencial, por lo visto marca, según la autora, que
el segmento de discurso en su alcance constituye una conclusión
personal “a la que el emisor llega a través de una operación men-
tal” (González Ramos, 2005: 549). Esta conclusión se basa en
Argumentación, evidencialidad y marcadores... 59

indicios que actúan como premisas de un razonamiento de tipo


abductivo (Marcos Sánchez, 2005: 781). Recordemos aquí que
existen dos formas de invertir el razonamiento deductivo para
producir un razonamiento sintético: la inducción y la abducción.
Respecto de esta última, Peirce ([1878] 1978) afirma que ésta
consiste en la inferencia hipotética de un caso a partir de una
regla general y de un resultado o indicio perceptual. Como en el
caso de la inducción, “la inferencia hipotética no tiene carácter
necesario sino meramente probable” (Nubiola, 2001 [en línea]).
A modo de ejemplo, puede considerarse el siguiente caso:

9. Por lo visto, dormiste mal anoche.

Regla (o topos):1 siempre que se duerme mal, uno está de


mal humor.
Resultado (o indicio perceptual): estás de mal humor.
Caso (conclusión abductiva o conjetural): dormiste mal anoche.

Respecto de su valor como marcador de evidencialidad indi-


recta citativa (véase a modo de ejemplo (10)), Marcos Sánchez
llama la atención acerca de que en estos empleos “la locución
[…] ha perdido el contenido semántico del participio, al parecer
mediante un proceso metonímico, pasando a significar ‘por lo
oído’, ‘según me han dicho’” (2005: 783).

10. Me ha chocado un poco la noticia. Por lo visto, existe un programa


para dejar de fumar por correo, dispuesto por la Universidad de
Santiago (crea, España, La Vanguardia, 1995)

Un mismo tipo de debilitamiento del significado léxico de ver


es el que explicaría, según la misma autora, el valor inferencial
de por lo visto. Marcos Sánchez señala al respecto que, en la lo-
cución, visto “deja de referirse al sentido de la vista para pasar a
1
Utilizamos la palabra topos como equivalente de regla pues, en todos los
casos, las abducciones se basan en principios argumentativos universales y ge-
nerales propios del lenguaje natural.
60 María Marta García Negroni y Manuel Libenson

referirse a otros o incluso, y muy frecuentemente, a percepciones


de tipo intelectual” (2005: 778). Según este análisis, por lo visto
sería el resultado de un proceso de gramaticalización que partiría
del valor conceptual de ver para llegar a otro de procesamien-
to codificado en el marcador discursivo. Como se advierte, la
explicación se inscribe en la línea de los estudios sobre grama-
ticalización y subjetivización (Traugott & Dasher, 2002; Trau-
gott, 2010; Company Company, 2014). Según estos enfoques, el
proceso de formación de los marcadores del discurso consiste en
un desplazamiento semántico gradual que va desde un contenido
objetivo de naturaleza referencial y vericondicional, interno a
la predicación oracional, hacia otro procedimental de carácter
subjetivo o incluso intersubjetivo con alcance extraoracional o
discursivo. Entre las propiedades semánticas y formales que, se-
gún Company Company (2006, 2014), caracterizan los procesos
de subjetivización se destacarían las siguientes: debilitamiento
del significado referencial, cambios metonímico-metafóricos de
tipo inferencial, adelantamiento a posición inicial con la conse-
cuente ampliación del alcance, fijación de la forma y autonomía
de la predicación y debilitamiento o pérdida de las capacidades
sintácticas.
Ahora bien, si es indudable que los marcadores de discurso
son el resultado de desplazamientos semánticos que se corre-
lacionan con propiedades en el nivel morfológico, sintáctico y
suprasegmental (Martín Zorraquino y Portolés, 1999; Marcos
Sánchez, 2005), cabe preguntarse acerca del estatuto pura-
mente objetivo del contenido referencial del cual derivarían.
En otras palabras, ¿existe un sentido literal de ver siempre
relacionado con la acción objetiva realizada con el sentido
de la vista? En ese caso, ¿cómo dar cuenta de empleos como
“Este tema no lo vimos todavía, profesor”, o “Vas a tener que
vértelas conmigo” o “No sé, habría que ver”? Tal como inten-
taremos demostrar en el próximo apartado, el desplazamiento
en juego en la formación de por lo visto no implica un pasaje
de lo objetivo a lo subjetivo ni un debilitamiento de un supuesto
Argumentación, evidencialidad y marcadores... 61

sentido literal de naturaleza referencial o conceptual. Desde


nuestra perspectiva, ese pasaje consiste en la internalización
de una de las argumentaciones externas que forman parte de
la significación de ver (en el caso de por lo visto inferencial) y
de no ver (en el caso de por lo visto citativo). Será entonces en
términos de cadenas discursivo-argumentativas que intentare-
mos dar cuenta de las instrucciones evidenciales contenidas en
la significación del marcador.

3. Por lo visto, evidencialidad y argumentación

Consideremos, a modo de ejemplo, los siguientes fragmentos,


que clasificamos en dos grupos, según cómo queda representado
en la enunciación el significado evidencial que vehiculiza por
lo visto:

Grupo A: Evidencial inferencial


A1: Por lo visto introduce la conclusión de un razonamiento
abductivo a partir de indicios perceptuales:

11. Los argentinos, tan acostumbrados a las luchas internacionales, han


inaugurado el tanteo enseguida: Batistuta ha sabido encontrar un
hueco entre las piernas del portero helénico. Hasta este momento se
observa un Maradona más esbelto: por lo visto han hecho efecto los
remedios caseros y no tan caseros (crea, España, La Vanguardia,
23/6/1994).
12. Sale la foto de un joven exclamando con cara de felicidad: “Soy
joven! Soy auténtico!” —porque en el Ministerio de Educación no
saben, por lo visto, que el idioma castellano tiene signo de excla-
mación no sólo para cerrar las exclamaciones sino también para
abrirlas (CREA, Colombia, Revista Semana, 11, 18/2/1997).
13. Por lo visto, vos no tenés problemas con el ajo [Dicho al anfitrión
después de haber probado la comida que le fue servida] (Corpus
oral propio).
14. [Se escuchan pasos en la planta superior] Por lo visto, ya llegaron.
(Corpus oral propio).
62 María Marta García Negroni y Manuel Libenson

A2: Por lo visto introduce la conclusión de un razonamiento


abductivo a partir de lo dicho en una enunciación previa:

15. A: ¿Me prestás 500 pesos?


B: Por lo visto, pensás que soy una mina de oro (Corpus oral pro-
pio).
16. Mi madre se murió de lo mucho que le dolía cuando nací yo. No
se puso enferma ni nada; se murió de dolor. Hay veces que, por
lo visto, el dolor no se puede resistir y se muere uno. Aunque no
estés enfermo, ni nada; sólo es el dolor (Ejemplo de Ruiz Gurillo,
2008).
17. A: Bueno, yo me voy solo.
B: Por lo visto, ya no significo nada para ti (Corpus oral propio).

Grupo B: Evidencial citativo

Por lo visto introduce el eco de una enunciación previa:

18. Por lo visto, ahora la bala entró a 3 cm de la oreja izquierda (Corpus


oral propio).
19. Lo único que estaba bien era una hamburguesa que pidió un amigo
nuestro, tenía buena pinta, no estaba chamuscada y por lo visto, el
sabor era bueno (http://www.tripadvisor.com.ar/ShowUserReviews-
g1080367-d7706846-r254001120-The_Park_Cofee_Bar-Maliano_
Cantabria.html).
20. He visto en instagram que han traído un champú nuevo para el
verano, color turquesa y con el dibujo de una flor imitando a los de
yves rocher! Por lo visto huele a verano y deja el pelo muy limpio!
Lo habéis visto ya? Yo no!! Nunca me han gustado los champús
de mercadona pero si huele bien lo pruebo! Jaja (http://foros.vogue.
es/viewtopic.php?f=4&t=188390&hilit=mercadona&start=14175).

En todos estos casos, y desde el punto de vista polifónico-


argumentativo que asumimos, por lo visto introduce un punto de
vista evidencial2 en la medida en que no sólo comporta instruc-
2
Para una caracterización de la evidencialidad en términos de la teoría po-
lifónica de la enunciación, podrá consultarse García Negroni y Libenson (2014)
y en prensa.
Argumentación, evidencialidad y marcadores... 63

ciones que obligan a interpretar su enunciación como surgida de


un razonamiento —conjetura, abducción— (grupo A), o como
evocadora de un discurso previo (grupo B). Por lo visto insta
además a reconocer el origen mostrado —y no dicho— de ese
razonamiento o de esa enunciación anterior.3 Para ponerlo en
evidencia, comparemos (21) y (22) y detengámonos en el efecto
de sentido que surge de la presencia de por lo visto (aquí, con
carácter inferencial):

21. El tren está demorado.


22. Por lo visto el tren está demorado.

Si bien tanto (21) como (22) podrían comprenderse como


resultados de un razonamiento con mayor o menor grado de
certeza, sólo (22) obliga a interpretar necesariamente su enun-
ciación como una abducción. Pero no únicamente esto: por la
presencia de por lo visto, (22) exige además la búsqueda del
origen de ese razonamiento abductivo en un indicio perceptual
(la presencia de mucha gente en los andenes, las quejas de los
pasajeros, etc.).4 Hacemos notar que ese indicio perceptual no
sólo es del orden de lo visual. Tal como queda evidenciado en
(13) y (14), su naturaleza puede también ser gustativa o auditi-

3
Siempre mostrados en la enunciación que los contiene, los puntos de vista
evidenciales no deben confundirse con la atribución explícita en el plano de lo
dicho del punto de vista vehiculizado. Retomamos aquí la distinción clásica entre
lo dicho y lo mostrado, distinción que alude a dos modos diferentes y comple-
mentarios de significar: mientras que lo dicho se relaciona con la representación
del objeto del discurso, lo mostrado alude sui-referencialmente a las indicaciones
que conciernen a la enunciación y no al enunciado (Récanati, 1979). A modo de
ejemplo, puede compararse un enunciado como La inflación sería del 40%, en
el que su enunciación se muestra como sustentada en un discurso previo, cuyo
origen es un rumor (véase el condicional sería), con un enunciado del tipo El
INDEC anuncia que la inflación es del 20%, en el que la atribución del discurso
citado al INDEC forma parte de lo dicho.
4
Señalamos que en esa búsqueda, el interlocutor queda comprometido in-
tersubjetivamente respecto de la inferencia X desencadenada por la presencia de
por lo visto.
64 María Marta García Negroni y Manuel Libenson

va.5 Y es que lejos de un supuesto significado literal y objetivo


relacionado con el sentido de la vista, del que luego derivarían
metafórica o metonímicamente otros sentidos, el valor semán-
tico de ver y del marcador derivado por lo visto debe definirse
en relación con los discursos argumentativos que autoriza su
enunciación.
De acuerdo entonces con la descripción argumentativa que
propone la tbs y dado que, según nuestra hipótesis, por lo visto
inferencial y por lo visto citativo internalizan una de las ae de ver
y de no ver respectivamente, a continuación, proponemos una
serie de ejemplos que materializan ese tipo de argumentaciones
(i.e., argumentaciones externas en las que ver y no ver inter-
vienen como primer o segundo miembro del encadenamiento):

23. Lo veo y no lo creo.


24. Este asunto lo veo todavía muy verde.
25. Como vimos la clase pasada las palabras tienen propiedades que
las transforman según el contexto en que se las use. (http://mu-
sicosgramaticales.blogspot.com.ar/2014/11/como-vimos-la-clase-
pasada-las-palabras.html).
26. Como se traduciría en inglés nativo la expresión “Vale, ahora yo
lo veo claro”, cuando finalmente has entendido algo que no estabas
muy seguro. (Blogspot, 17 de diciembre de 2014, Word Reference).
27. El gobierno nacional citó para este lunes al ex jefe de Con-
trainteligencia de side , Antonio Stiuso, para que explique qué
investigaciones realizó a pedido del fallecido fiscal Alberto
Nisman en el marco de la causa por el atentado a la amia. “Ya
veremos qué medidas legales tomamos, si no se presenta”, dijo
el secretario de Inteligencia, Oscar Parrilli (Sala de Prensa, 7

5
Como puede constatarse en empleos tales como “en verano re lindo el des-
odorante en spray, pero en invierno viste lo frío que sale? Jajaja” (tuit, 11/11/12,
https://twitter.com/hashtag/elmejorcomentario); “vos viste el cuerpo?  viste los
ruidos que hacía? (24/11/10 www.skaviados.net › Diversion & Ocio); “veo que
hay ruidos de zombie me doy vuelta y me topé con alguien” (http://www.taringa.
net/comunidades/garrys-mod/1208301/Problema-raro-minitira-comica-yaaaaaay.
html), el verbo ver admite objetos directos que evocan percepciones no necesa-
riamente surgidas del sentido de la vista.
Argumentación, evidencialidad y marcadores... 65

de abril de 2015 http://www.saladeprensa.net/inf/ya-veremos-


que-medidas-legales-tomamos-si-stiuso-no-se-presenta/).
28. Veo que el aula está vacía. La clase debe haber terminado antes.
29. Hoy no pude verlo a Juan.
30. Todavía no vi esa película.
31. Yo no lo veo (pero todos me dicen que hay algo más) (http://los-
todopantalla.bandcamp.com/track/yo-no-lo-veo-pero-todos-me-
dicen-que-hay-algo-m-s-2).
32. Yo no lo veo así, como vos decís.

Esquemáticamente, los ejemplos (23)-(32) manifiestan los


siguientes aspectos argumentativos presentes en la significación
de una y otra expresión lingüística:

Ver No ver
ver x se neg. creer x (como en 23) x estar presente se neg. ver x (como en 29)
x no estar presente plt neg. ver x
ver x se neg. seguro (como en 24)
(como en 30)

ver x plt saber x (como en 25 y 26) no ver x plt neg. saber x (como en 30)

ver x en futuro plt neg. saber todavía x


(como en 27)
ver Y PLT inferir X (como en 28 ) dicen x se neg. ver aún x (como en 31 y 32)

Ahora bien, no todas estas ae son internalizadas en por lo


visto. Sólo la última ae de ver (ae normativa a la derecha: ver
y plt inferir x) y la última ae de no ver (ae transgresiva a la
izquierda: dicen x se neg. ver aún x) son las que —sostenemos—
se encuentran internalizadas (i.e., como su ai) en por lo visto
inferencial y en por lo visto citativo, respectivamente.
Analicemos, para comenzar, los casos de evidencialidad in-
directa inferencial a partir de indicios perceptuales (grupo A1).
En todos ellos, por lo visto desencadena una interpretación del
enunciado por lo visto, X como ver y plt inferir X (ae abductiva
de ver). Hacemos notar que el segmento ver Y, si bien puede no
estar explícito, siempre resulta recuperable en la situación de
discurso de la que se trata. Comprobémoslo en (11)-(14):
66 María Marta García Negroni y Manuel Libenson

Ver Y plt inferir X

11. a. Veo a Maradona más esbelto (Y) plt infiero que los remedios
caseros han hecho efecto (X)
12. a. Veo que el Ministerio de Educación no incluye los signos de
apertura de exclamaciones (Y) plt infiero que los desconoce (X)
13. a. Veo que la comida tiene mucho ajo (Y) plt infiero que no tenés
problemas con el ajo (X)
14. a. Veo que hay ruidos (Y) plt infiero que ya llegaron (X) (en 14).

Al mismo tiempo, y tal como puede constatarse en las pa-


ráfrasis (11b)-(14b) que siguen, todos estos enunciados admiten
la explicitación en porque Y de la justificación de la inferencia,
explicitación en la que el locutor queda representado como al-
guien que puede dar fe del indicio del que parte el razonamiento
mostrado en la enunciación:

11. b. Infiero que los remedios caseros y no tan caseros han hecho
efecto (X) porque veo a Maradona esbelto (Y).
12. b. Infiero que el Ministerio de Educación no conoce las reglas de la
puntuación (X) porque veo que no incluye los signos de apertura
de las exclamaciones (Y).
13. b. Infiero que no tenés problema con el ajo (X) porque veo que la
comida tiene mucho gusto a ajo (Y).
14. b. Infiero que deben haber llegado (X) porque veo que hay ruidos
arriba (Y).

En otras palabras, y tal como anticipamos, en el proceso de


internalización de ver Y plt inferir X en por lo visto, X infe-
rencial, queda conservada también la argumentación interna del
verbo ver (algo existe plt poder dar fe de ese algo).6 Se explica
así, por un lado, el efecto de atenuación epistémica que surge de
la enunciación de por lo visto, X (el locutor infiere —y no afirma

6
Debe señalarse aquí que en la AI de ver, algo remite al objeto de discurso
por lo que puede aludir tanto a entidades susceptibles de ser percibidas con los
sentidos (vista, olfato, oído, gusto, tacto), como a conceptos o temas (i.e. lo dicho)
o incluso a enunciaciones (i.e., el decir).
Argumentación, evidencialidad y marcadores... 67

plenamente— X) y, por el otro, el compromiso enunciativo del


locutor respecto del indicio percibido (presentado como testigo
perceptual de ese algo, el locutor puede dar fe de él).

Grupo A1
Por lo visto evidencial inferencial a partir de indicios
perceptuales
AI (argumentación interna) de por lo visto, X
Ver Y [indicio existe plt poder dar fe de ese indicio] plt inferir X
El locutor (L) da fe de la existencia del indicio Y a partir del cual
infiere X, punto de vista respecto del cual L muestra precaución
epistemológica (i.e., no afirma X, sino que infiere X).

Pero como hemos señalado, por lo visto inferencial no sólo se


relaciona con empleos en los que la abducción surge de indicios
perceptuales —visuales, gustativos, auditivos— (véase 11-14),
sino también con aquellos en los que la conclusión abductiva se
presenta como desencadenada por un enunciado previo del inter-
locutor, de otros locutores, de la voz proverbial del se, etc. (grupo
A2). Y es este origen discursivo, que fundamenta la abducción
(ver Y plt inferir X), el que se representa en la enunciación
actual como un indicio del que el locutor puede dar fe (Ver Y
[enunciado ajeno existe plt poder dar fe de él]). Hacemos notar
que, en este tipo de empleos, por lo visto reactiva o retoma el
sentido de ver que se manifiesta, por ejemplo, en enunciados del
tipo Veo lo que querés decir.

Ver Y plt inferir X

15. a. Veo lo que me querés decir [me pedís 500 pesos] (Y) plt infiero
que pensás que soy una mina de oro (X)
16. a. Veo lo que dijeron [me han dicho que se murió de dolor] (Y) plt
infiero que a veces el dolor no se puede resistir y se muere uno
(X)
68 María Marta García Negroni y Manuel Libenson

17. a. Veo lo que me querés decir [me decís que te vas solo] (Y) plt
infiero que ya no significo nada para ti (X)

Al igual que en el grupo A1, y tal como se evidencia en las


paráfrasis (15b)-(17b) que siguen, la explicitación en porque Y de
la justificación de la inferencia resulta también posible.

15. b. Infiero que pensás que soy una mina de oro (X) porque me pedís
500 pesos (Y).
16. b. Infiero que a veces el dolor no se puede resistir y se muere uno
(X) porque me han dicho que mi madre se murió de dolor (Y).
17. b. Infiero que ya no significo nada para ti (X) porque me decís que
te vas solo (Y).

Grupo A2
Por lo visto evidencial inferencial a partir de lo dicho en una
enunciación previa
AI (argumentación interna) de por lo visto, X
Veo Y [enunciado ajeno existe plt poder dar fe de él] plt inferir X
El locutor (L) da fe de la existencia del punto de vista Y vehicu-
lizado en el enunciado previo, a partir del que infiere X, punto
de vista respecto del cual L muestra precaución epistemológica.

Si bien en los ejemplos precedentes el marcador por lo visto


insta a localizar el origen de la abducción en un discurso pre-
vio, debe quedar claro que dichos empleos deben distinguirse
de aquellos en los que el marcador introduce un punto de vista
evidencial citativo (grupo B). En efecto, en este último caso, el
enunciado Por lo visto, X brinda una imagen de su enunciación
como si X fuera el eco —y no la conclusión de una inferencia
abductiva— de un discurso cuyo origen debe hallarse en una
enunciación previa siempre ajena. De allí, la posibilidad de in-
serción de incisos atributivos del tipo según dicen, según dijo mi
amigo, de acuerdo con lo que se dice en Instagram, etc. y no del
verbo inferir con la justificación de la supuesta inferencia (como
Argumentación, evidencialidad y marcadores... 69

sí es posible en el grupo A). Es que en el grupo B, el punto de


vista evidencial X no constituye una conclusión a partir de un
indicio Y, sino que se presenta como un discurso que se evoca o
se retoma. A modo de ilustración, compárese la posibilidad de
la paráfrasis (18a) con la dificultad pragmática de (18b):

18. a Ahora, según dicen la bala entró a 3 cm de la oreja izquierda (X).


19. b *Infiero que la bala entró a 3 cm de la oreja izquierda (X) porque
dijeron que la bala entró a 3 cm en la radio (Y)

En suma, en (18)-(20), el punto de vista evidencial X intro-


ducido por por lo visto queda representado en la enunciación
como el eco de la información periodística escuchada en la
radio (en (18)), como el eco del discurso del amigo que ha
afirmado que el sabor de la hamburguesa era bueno (en (19)), o
como el eco del comentario sobre las propiedades agradables
o benéficas del champú que aparece en Instagram (en (20)).
Se observará que, en todos los casos, por lo visto, X brinda la
imagen de un locutor que puede dar fe de la existencia de esos
discursos previos a cargo de otro(s) locutor(es). Recordemos
que, según nuestra hipótesis, en todos los empleos del marcador
por lo visto se mantiene siempre la AI de ver: algo existe plt
poder dar fe de ese algo. Así, frente a la pregunta ¿De dónde
lo sacaste? o ¿Cómo lo sabés?, la réplica (21) resultaría muy
extraña, a diferencia de (22), que, al indicar la fuente del dato
que se ha brindado (si lo subís desde tu propia PC también
lo comprime), pone de manifiesto que ha existido un discurso
previo (extraído de internet, escuchado en la radio o surgido de
un especialista) del que el locutor puede garantizar la existencia
(lo leí, lo escuché, me lo dijo).

—El ultimo gif es muuuy chico, y ahora, por lo visto, si lo subis des-
de tu propia PC tambien lo comprime. (http://www.taringa.net/
CR7CFKTINELLI/mi/3EL5L)
—¿De dónde lo sacaste?/¿Cómo lo sabés?
21. —*Se me ocurrió a mí. / *Lo deduje yo. / *No sé, me parece a mí.
70 María Marta García Negroni y Manuel Libenson

22. —Lo leí en internet. / Lo escuché en la radio. /Me lo dijo un espe-


cialista en PC.

Sin embargo, y a pesar de que el locutor se hace cargo del


punto de vista según el cual la existencia de estas enunciaciones
está garantizada, es evidente que ese locutor no se identifica (al
menos no por el momento) con el punto de vista vehiculizado por
ese decir ajeno, esto es, lo dicho en ese decir. En otras palabras, a
pesar de que alguien ha afirmado X, el locutor no puede todavía
ver ese X como certero. De allí que en por lo visto citativo se
internalice una relación transgresiva entre el decir ajeno de X
y el no ver aún X por parte del locutor: dicen x se neg. veo X aún,
discurso que —recordémoslo— constituye una de las ae a la
izquierda de no ver. Se explica así entonces el efecto modal
epistémico de distanciamiento que se desencadena a partir
de estas enunciaciones. A diferencia de lo que ocurre en el
grupo A, en el que la atenuación surge como consecuencia de
la homologación del locutor con el punto de vista X conjetural
(y no plenamente asertivo), la precaución epistemológica se
explica, en el grupo B, por la no asimilación del locutor, al
menos por el momento, con el punto de vista de aquellos que
han afirmado X.

Grupo B

AI (argumentación interna) de por lo visto evidencial citativo

dicen X [enunciación ajena existe plt dar fe de ella] se neg. ver ese X aún.

El locutor (L) garantiza la existencia de la enunciación X de otro


locutor, pero no se asimila con el punto de vista vehiculizado en
X. De allí, el efecto de precaución epistemológica.
Argumentación, evidencialidad y marcadores... 71

Conclusiones

En este trabajo, hemos propuesto una descripción del signifi-


cado evidencial indirecto (inferencial y citativo) del marcador
discursivo por lo visto en términos polifónico-argumentativos.
Nuestra aproximación se distingue, así, de otras investigaciones
que, desde el ámbito de la Teoría de la Gramaticalización o
de la lingüística funcionalista de base cognitiva, intentan dar
cuenta de la evidencialidad en términos de desplazamientos
semánticos graduales desde un contenido objetivo referencial,
interno a la predicación oracional, hacia otro procedimental de
carácter subjetivo o con alcance extraoracional. Concebido en
estos términos, dicho desplazamiento implica postular que el
significado de por lo visto deriva del significado léxico del verbo
ver, entendido como “una acción realizada con la vista”. En ese
desplazamiento, el significado literal de ver se debilitaría a favor
de un significado subjetivo de naturaleza modal y evidencial que
estaría en por lo visto. Sin embargo, y tal como lo han mostrado
los distintos ejemplos aquí presentados, son muy frecuentes las
veces en las que el verbo ver en posición nuclear no alude al
sentido físico de la vista. De ahí que, o bien se hace imposible
sostener que existe un significado literal y objetivo asociado a
todos los usos del verbo en predicación oracional, o bien hay
que asumir que ver es utilizado muchas veces de manera meta-
fórica. En ambos casos, el desplazamiento semántico propuesto
en la formación del marcador no va de suyo: en el primer caso,
porque el significado base del cual habría que partir no resulta
evidente; en el segundo, porque el supuesto desplazamiento iría
de un significado metafórico a otro de igual naturaleza.
Por nuestra parte, y para dar cuenta del pasaje ver > por lo
visto, hemos propuesto un análisis en términos de encadena-
mientos argumentativos sin hacer intervenir componentes de
naturaleza referencial ni una epistemología del sentido basada
en los términos de la dicotomía “objetivo-subjetivo”. Para la
semántica argumentativa, en efecto, el sentido de las entidades
72 María Marta García Negroni y Manuel Libenson

lingüísticas reside en las argumentaciones normativas en plt


y transgresivas en se en las que esas entidades intervienen así
como en las argumentaciones internas que las evocan.
Tras postular así que no hay elemento de la significación lin-
güística susceptible de sustraerse a las relaciones de naturaleza
discursivo-argumentativa, hemos caracterizado el significado
evidencial indirecto de por lo visto como el resultado de un
proceso de internalización de una de las argumentaciones
externas en plt de ver (en el caso del por lo visto inferencial)
y de una de las argumentaciones externas en se de no ver (en
el caso de por lo visto citativo). Hemos puesto de manifiesto,
asimismo, que ambos procesos de internalización suponen ade-
más el mantenimiento de la AI de ver (existir algo plt poder
dar fe de ese algo): como hemos intentado demostrar, en todos
sus empleos, por lo visto indica que el locutor siempre da fe de
la existencia ya de los indicios perceptuales de los que parte
(grupo A1), ya de lo dicho en una enunciación previa (grupo
A2), ya de la enunciación ajena que evoca de manera ecoica en
su discurso (grupo B).

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Tres grados de polemicidad y cuestionamiento... 77

Argumentación y polifonía enunciativa.


Tópicos del Seminario, 35.
Enero-junio 2016, pp. 77-101.

Tres grados de polemicidad y cuestionamiento del


discurso ajeno: un enfoque polifónico-argumentativo

Ana Soledad Montero


Universidad de Buenos Aires, CONICET

Introducción

El propósito de este trabajo es analizar algunos enunciados po-


lémicos que forman parte del discurso político del expresidente
argentino Néstor Kirchner,1 como los que siguen:

¿Cómo no vamos a tener coraje y la fuerza de poner en pie a esta


Argentina?
¡Cómo los argentinos no vamos a poder hacer este nuevo país!
¡Cómo no vamos a querer a los trenes!
¿Cómo no me voy a enojar?
¡Cómo no van a estar molestos [mis adversarios]!
¡Cómo no vamos a ser intransigentes [con nuestros adversarios]!

Nos interesa examinar los sentidos desencadenados por el


empleo de la expresión exclamativa-interrogativa cómo (no),

1
Proveniente del partido peronista, Néstor Kirchner fue presidente de Ar-
gentina entre los años 2003 y 2007. En trabajos previos nos dedicamos a estudiar
exhaustivamente la discursividad presidencial kirchnerista desde un enfoque
argumentativo (Montero, 2012, entre otros). Para este artículo seleccionamos una
cantidad limitada de enunciados dentro de un corpus de más de 800 alocuciones.
78 Ana Soledad Montero

que constituye una de las tantas manifestaciones posibles de la


polemicidad en el discurso político. En efecto, los enunciados
que analizamos son eminentemente polifónicos y polémicos, en
la medida en que ponen en escena la presunta voz de una serie de
adversarios políticos con los que el locutor se confronta. Es que,
como es sabido, el discurso político es un terreno privilegiado
para el despliegue de la polémica: no hay política sin adversidad,
sin disputa por los sentidos, sin tentativas de diferenciación y
homogeneización, sin conflicto identitario, dimensión agonal
que, por lo tanto, también es constitutiva del discurso político
(Charaudeau, 2006; Verón, 1987; Mouffe, 2005).
Consideramos que un enunciado es polémico cuando o bien
apunta a descalificar a un blanco (Kerbrat Orecchioni, 1980)
cuestionando aspectos referentes a la imagen o a la historia del
otro —se trata de los mecanismos vinculados con la argumenta-
ción ad hominem (Amossy, 2003)—, o bien escenifica un choque
de puntos de vista o discursos. Esto último puede realizarse
a través de diversos mecanismos que apuntan a cuestionar y
descalificar la palabra ajena. La negación es, evidentemente, el
modo más frecuente y canónico de descalificación. Pero existen
otros mecanismos igualmente eficaces a los fines de atacar el
decir del otro, tales como los que aquí examinamos: el empleo
de ciertos marcadores y la entonación interrogativo-exclamativa
configuran, en efecto, una escena confrontativa —más o menos
virulenta— en la que la palabra del otro es puesta en duda, ne-
gada o directamente refutada.
En ese marco, nuestro objetivo es comprender los efectos
semánticos y argumentativos de estos discursos en relación con
la representación polémica de la palabra ajena. Nos interesa
especialmente analizar, en una gradación de menor a mayor
cuestionamiento del discurso ajeno, tres empleos de estos dis-
cursos exclamativo-interrogativos encabezados por cómo (no):
un empleo retórico, uno opositivo y, finalmente, uno refutativo.
Para el desarrollo de nuestro análisis nos situamos en el marco
de la Teoría de los Bloques Semánticos (tbs) (Carel y Ducrot,
Tres grados de polemicidad y cuestionamiento... 79

2005). Última elaboración de la semántica argumentativa desa-


rrollada por Ducrot desde los años 70, la tbs introduce algunos
elementos novedosos para el análisis semántico con respecto a su
versión previa, la Teoría de los Topoï. Siempre desde un enfoque
antirreferencialista y no veritativista del lenguaje, la tbs man-
tiene la idea de que “la argumentación no se agrega al sentido,
sino que constituye el sentido”, sentido que “está dado por los
discursos argumentativos que pueden encadenarse” a partir de
una expresión (Carel y Ducrot, 2005: 13). Estos encadenamientos
pueden ser de dos tipos: normativos (con conectores del tipo por
lo tanto) y transgresivos (con conectores del tipo sin embargo).
La tbs parte de la idea de que entre los segmentos encadenados
argumentativamente existe una “interdependencia semántica”
que “suelda” el bloque semántico. Un bloque semántico se defi-
ne, entonces, como un conjunto de encadenamientos en por lo
tanto y sin embargo (cuyos segmentos tienen interdependencia
semántica) que conforman el sentido de una palabra o expresión.
Dichos encadenamientos argumentativos se organizan en cuatro
tipos de aspectos argumentativos, que son las posibles relaciones
normativas y transgresivas entre los segmentos X e Y dentro de
un bloque semántico (Carel y Ducrot, 2005: 20). Es esta noción
de “interdependencia” la que, desde nuestro punto de vista, re-
sulta fructífera para el análisis de secuencias polémicas como las
que aquí examinamos, en la medida en que permite asociar los
bloques semánticos con “espacios ideológico-argumentativos”,2
así como aprehender las mutaciones, los desplazamientos y las
disputas semánticas.3

2
Inspirados en Maingueneau (1987) y Anscombre (1990), en otro tra-
bajo (Montero, 2012) denominamos “espacios ideológico-argumentativos” a
los marcos enunciativos y argumentativos que definen los posicionamientos
político-ideológicos desde los cuales el locutor político organiza su discurso, y
que permiten establecer sentidos a partir de la articulación de distintas cadenas
argumentativas y modos de decir.
3
Dado el carácter indudablemente polifónico de los enunciados que nos ocu-
pan, se impone la necesidad de articular la tbs con una teoría polifónica capaz de
dar cuenta de las voces que participan de la puesta en escena argumentativa que
80 Ana Soledad Montero

1. Exclamación e interrogación retórica

Algunos discursos políticos —aquellos en los que, según Arnoux


(2008), prima un “dialogismo generalizado expuesto”— están
plagados de citaciones o evocaciones polifónicas mediante las
que se retoman, integran o superponen discursos atribuidos a
otros personajes de la escena política. Es que el discurso político
es, por definición, confrontativo y polémico, y gran parte de su
sentido se desprende de la representación de las palabras ajenas
que el locutor construye (Sauerwein Spínola, 2000). Celebrado,
denostado, descalificado, ridiculizado o aceptado, el discurso
ajeno es siempre una imagen recreada por el locutor.
Como se habrá observado, una de las propiedades más sa-
lientes de los enunciados que aquí examinamos —enunciados
con rasgos prosódicos y estilísticos ciertamente propios de la
oralidad— es que pueden caracterizarse al mismo tiempo como
construcciones exclamativas y como interrogaciones retóricas
(de hecho, en la transcripción oficial que aquí tomamos en con-
sideración se alterna entre la exclamación y la interrogación sin
un criterio aparente). Esa imbricación de elementos propios de la
exclamación y de la interrogación retórica resulta central para
la interpretación del carácter polifónico de estos enunciados.
Si, como sostiene la semántica argumentativa, el sentido
de las entidades lingüísticas consiste en una descripción de la
enunciación, es decir, en una calificación y una evaluación sobre

nuestros casos exhiben. Aunque tal articulación teórica no es el objeto de este


trabajo, nos contentamos con señalar que la postulación de diferentes “aspectos”
argumentativos en un bloque semántico o la afirmación de la existencia de argu-
mentaciones transgresivas y normativas, internas y externas, son completamente
compatibles con el principio de no unicidad del sujeto hablante postulado por
la Teoría de la Polifonía Enunciativa en 1984. La idea de que el sentido de los
enunciados debe definirse como una superposición de puntos de vista no parece
ir en contra de la apuesta por definir el sentido sin recurrir a elementos externos
a la lengua, siempre que esos puntos de vista sean concebidos como perspectivas,
voces —o “tonos”, en términos de Lescano (2009)—, y no como elementos me-
ramente ideológicos inscriptos en el interdiscurso. Sobre las posibles relaciones
entre la tbs y la tpe, véase Carel y Ducrot (2009) y Lescano (2009).
Tres grados de polemicidad y cuestionamiento... 81

la propia enunciación cuyas marcas aparecen inscriptas en el dis-


curso bajo la forma de instrucciones polifónico-argumentativas,
los enunciados exclamativos se distinguen de los asertivos por
el modo en que el enunciado representa la enunciación en cada
uno de los casos. Si en los enunciados asertivos la enunciación
es representada como consecuencia de una elección, una decisión
o evaluación racional a partir de ciertos datos del mundo, en los
enunciados exclamativos, en cambio, la enunciación se repre-
senta como “arrancada del locutor a través de los sentimientos
o sensaciones que experimenta”, y como motivada por la evi-
dencia de los hechos, que parecen forzar al locutor a hablar más
allá de su voluntad. La enunciación se muestra entonces como
involuntaria y surgida “de una experiencia atestiguada más que
declarada” (Ducrot, 1998: 672), de allí que este tipo de enuncia-
dos se caractericen por tener un tono de espontaneidad propio de
la oralidad (Alonso Cortés, 1999). De modo que la exclamación
“muestra” algo relativo a la enunciación y a la subjetividad del
locutor4 y no solo “dice” algo del mundo.
La interrogación retórica, por su parte, también señala una
fuerte impronta del sujeto en el discurso. Es sabido que las ora-
ciones interrogativas pueden emplearse para fines muy variados:
pedir información, manifestar desconocimiento, expresar una
duda, avanzar una hipótesis, insinuar sin afirmar explícitamente,
presentar un contenido que no se comparte (Escandell Vidal,
1999: 3934), descalificar o cuestionar la palabra del interlocutor e
incluso, como es el caso de las retóricas, realizar aserciones. Si la
pregunta se define como un pedido de respuesta —es decir, como

4
Conviene recordar que, según la Teoría de la Polifonía Enunciativa (Ducrot
1984) es necesario distinguir la figura del locutor (L) del locutor como ser-en-el-
mundo (λ). Las exclamativas y las interjecciones son expresiones “espontáneas” y
plenamente a cargo de L, en la medida en que este no solo habla sino que también
“muestra” la situación exclamada como la fuente y origen de su enunciación. En
otros casos, en cambio, es λ quien habla a través de L y se encarga de “comen-
tar” una determinada situación en tanto ser-en-el-mundo: el locutor “habla” de
sí mismo pero no se “muestra” como la fuente de la vivencia que desencadena
su enunciación.
82 Ana Soledad Montero

una obligación o exigencia impuesta al interlocutor— (Ducrot,


1984; Sauerwein Spínola, 2000), los diferentes tipos de preguntas
forman un continuum según las restricciones que ejercen sobre
la respuesta, o según el grado de libertad que se le ofrece al
interlocutor para responder. Así, la pregunta retórica se ubica
en el extremo en el cual se impone al interlocutor una respuesta
bien precisa y restringida: de allí que ésta pueda considerarse una
estrategia más fuerte que la afirmación directa (Sauerwein Spí-
nola, 2000: 54). Para Escandell Vidal las interrogativas retóricas
se caracterizan por contener algún marcador relacionado con la
negación,5 y su sentido indica que el locutor “comunica que no
es totalmente neutral con respecto al contenido proposicional de
su enunciado, sino que favorece explícitamente una determinada
opción: la que presenta el signo contrario al que aparece en su
enunciado” (1999: 3985). Si la interrogación retórica supone un
cuestionamiento del decir del otro, a la vez muestra cierta ate-
nuación o cortesía en la “invasión” del territorio ajeno, en tanto
es menos amenazante y menos directa que la descalificación
abierta (Sauerwein Spínola, 2000: 55).
Dado su carácter “reactivo”, los enunciados exclamativo-in-
terrogativos que aquí examinamos construyen una determinada
imagen del discurso ajeno (discurso efectivamente pronunciado
o al menos recreado en la voz del locutor) que el locutor presenta
y al mismo tiempo retoma con el fin de posicionarse frente a él.
A los fines de nuestro análisis, centrado en la representación de
los discursos ajenos, el hecho de que estos hayan sido efectiva-
mente pronunciados o no resulta insignificante, ya que lo que nos
interesa subrayar es precisamente el modo en que las palabras
evocadas son atribuidas a otros enunciadores6 (en el empleo
5
La autora se refiere a las negaciones externas, los términos de polaridad
negativa o los inversores argumentativos (Escandell Vidal, 1999).
6
Recuérdese que, según la tpe (Ducrot, 1984), los enunciadores constituyen
los puntos de vista o los centros de perspectiva que se ponen en escena en la
enunciación, con respecto a los cuales el locutor asume diversas actitudes: asimi-
lación, acuerdo, oposición. Carel y Ducrot (2009) y Lescano (2009) reformulan
la categoría de “enunciador” en términos de “tono”.
Tres grados de polemicidad y cuestionamiento... 83

retórico) o locutores (en los empleos opositivo y refutativo) por


la propia enunciación.
En esa línea, como ya señalamos, clasificamos los discursos
introducidos por cómo no en relación con el grado de distancia-
miento y la consecuente representación del discurso ajeno en
función de tres empleos: el retórico, el opositivo y el refutativo.

2. Tres empleos de ¿¡cómo (no)…!?

Los enunciados encabezados por ¿¡cómo (no)!?, en sus tres


empleos, comparten algunas propiedades comunes. En primer
lugar, en la medida en que escenifican distintos grados de cues-
tionamiento a un discurso atribuido a un enunciador o a otro
locutor, todos estos discursos son polifónicos. Por otra parte,
todos ellos pueden ser clasificados como preguntas retóricas de
carácter exclamativo, pero con distintos grados de “retoricidad”.
En el primer empleo los discursos son “puramente” retóricos:
funcionan como aserciones (aserciones fuertes ocultas o atenua-
das por el efecto de la interrogación retórica) y no tienen como
objetivo primario cuestionar a un interlocutor determinado sino
a un enunciador o punto de vista que aparece evocado. El se-
gundo y tercer caso, en cambio, dicen algo más: expresan una
aserción y a la vez cuestionan, en distinto grado, un decir ajeno
atribuido, en estos casos, a un presunto locutor efectivo.
Con respecto a la partícula cómo, que encabeza nuestros
fragmentos, Escandell Vidal (199: 3969) le atribuye un doble
valor, un valor citativo y un valor de rechazo ante las palabras
citadas. A diferencia del empleo de cómo en las oraciones in-
terrogativas puras, en nuestros casos cómo no tiene la función
sintáctica de señalar el foco de la incógnita sino, en cambio, una
función polifónica que permite retomar palabras ajenas y que,
acompañado de la prosodia exclamativa e interrogativa, muestra
esas palabras como incorrectas, falsas, absurdas o directamente
inadecuadas. Estos discursos aparecen seguidos, a menudo, de
84 Ana Soledad Montero

justificaciones introducidas por si, cuya función no es otra que


explicar las razones del cuestionamiento o rechazo de la palabra
ajena y añadir argumentos a favor del propio punto de vista.
Otra característica común a los discursos estudiados es que
la expresión cómo no está, en todos los casos, seguida por una
formulación en futuro perifrástico (ir + a + infinitivo) (cómo
no vamos a querer/tener/poder, etc.). Esta fórmula, que en su
empleo habitual corresponde a un tiempo verbal compuesto con
valor prospectivo, tiene además valores evidenciales, modales y
pragmáticos propios. Para Cartagena, por caso, se trata de un
“futuro replicativo” que consiste en “rechazar una afirmación o
suposición previa mediante una pregunta retórica enfática o una
exclamación” (1999: 2968), definición que se aplica perfectamen-
te a nuestros casos de estudio. García Negroni [en prensa a], por
su parte, estudia los efectos evidenciales de esta perífrasis de
futuro y señala que el futuro perifrástico vehiculiza puntos
de vista evidenciales que reenvían a una evidencia “evocada”
(no inferida, y tampoco atribuida a un enunciador específico) y
configura una “escena refutativa”, en la medida en que se evoca
un “punto de vista ajeno que el locutor rechaza de plano y del que
se distancia fuertemente”. En ese sentido, afirma García Negroni,
las enunciaciones con futuro perifrástico citativo se comportan
—a condición de “inscribirse en un tipo de estructura sintáctica
particular, la de las oraciones interrogativo-exclamativas”—
como las negaciones metadiscursivas (García Negroni, 2009).
Como señala García Negroni (2009: 67), si la negación “es-
trictamente” metalingüística7 se caracteriza por “cuestionar y

7
Recordemos que Ducrot (1984) distingue entre las negaciones descriptivas,
las polémicas y las metalingüísticas: si la negación descriptiva se caracteriza por
“representar un estado de cosas sin que su autor presente su habla como opuesta
a un discurso adverso” (1984: 217), la negación polémica consiste en un choque
entre dos puntos de vista puestos en escena en la enunciación: un punto de vista
negativo asociado a un enunciador (no a un locutor) y uno positivo con el que
el locutor se identifica. La negación metalingüística, por su parte, consiste en la
refutación de un discurso efectivo atribuido a otro locutor, que permite cancelar
presuposiciones y puede tener un sentido ascendente.
Tres grados de polemicidad y cuestionamiento... 85

descalificar el empleo de determinadas palabras y por lo tanto el


marco fonético, sintáctico, pragmático, etc., del interlocutor”, en
su empleo metadiscursivo la negación “también puede descalifi-
car el discurso ajeno cancelando el marco de discurso evocado
en él”, habilitando lecturas o bien ascendentes, o bien contrasti-
vas, o bien diferenciales (es decir, calificando el punto de vista
evocado como inadecuado). Las negaciones metadiscursivas
aparecen normalmente seguidas de un enunciado rectificativo y
eventualmente de uno justificativo, en los que el locutor explicita
el nuevo marco de discurso que, según él, es el adecuado para
la representación discursiva de la situación.
Todos los enunciados que aquí analizamos se muestran
como respuestas o réplicas que se oponen, en distinto grado, a
un discurso que la enunciación presenta como efectivo, y que
atribuye a distintos individuos. Por un lado, el empleo retórico
de cómo (no) (§ 2.1.) permite asertar enfáticamente el punto de
vista del locutor y oponerse moderadamente a un punto de vista
que representa la voz de la duda, voz atribuida al paradestina-
tario, es decir, al “indeciso” y que debe ser persuadido (Verón,
1987).8 El segundo empleo, que denominamos opositivo (§2.2.),
introduce un mayor grado de confrontación, en este caso frente
a un discurso negativo atribuido a otro locutor (en particular, a
los adversarios políticos), y se caracteriza por alterar el aspecto
argumentativo evocado, pero manteniéndose dentro de un mismo
bloque semántico, lo que, como veremos, supone situarse dentro
de un mismo espacio ideológico-argumentativo. Finalmente,
en el tercer empleo, el refutativo (§2.3.), en un primer movi-
miento el locutor parece conceder el empleo de cierto término o
expresión (atribuidos a otro locutor, también situado en el campo
adversario), pero rechaza fuertemente el bloque semántico en el

8
Según la ya canónica clasificación propuesta por Verón (1987) el para-
destinatario es el destinatario “indeciso”, “fuera de juego” (o dudoso) al cual es
necesario persuadir. Se distingue del prodestinatario (el destinatario positivo que
participa de las mismas ideas y valores que el locutor) y del contradestinatario
(el adversario, aquel que se opone a las creencias del locutor).
86 Ana Soledad Montero

que dicha palabra aparece inscripta en el discurso del otro. A


este término le asigna entonces un nuevo sentido mediante un
cambio de bloque semántico.
Aunque en los tres casos el grado de oposición y el alcance
de la descalificación es variable, todos los empleos de cómo (no)
presentan una escena polémica en la que, al modo de la negación
metadiscursiva, se cuestiona un discurso ajeno evocado: en el
primer caso se pone en duda, mediante una interrogación retó-
rica, el punto de vista de aquellos que desconfían del gobierno;
en el segundo empleo se escenifica una oposición entre el locutor
y un discurso crítico atribuido a los adversarios políticos, sin
cambio de bloque semántico; y en el tercer empleo, el refutativo,
se descalifica el decir de los adversarios mediante un cuestio-
namiento y una alteración del marco de sentido —esto es, del
bloque semántico— en que su discurso se inscribe.

2.1. Cómo no retórico

Como dijimos, la pregunta retórica se caracteriza por imponer


fuertes restricciones a la respuesta esperada y puede interpre-
tarse como una aserción enfática, cuyo sentido tiene el signo
opuesto al que aparece en la superficie. Tal es el caso de los
siguientes ejemplos:

(1) Si vimos la fuerza, si vimos el temple, si vimos el temperamento,


si vimos la entrega y la grandeza de Eva Perón, ¿cómo nosotros no
vamos a tener el coraje y la fuerza de poner de pie a esta Argentina?
Lo vamos a hacer con el espíritu y la fuerza que ella significó para
todos nosotros (Acto del Partido Justicialista, San Vicente, 22 de
agosto de 2003).

(2) Sé que habrá muchas dificultades, sé que es difícil la tarea, sé


que no hay que desmayar nunca; sé que los argentinos por fatalismo
nos hemos acostumbrado a que las cosas nos tienen que fracasar.
Pero yo les puedo asegurar que podemos ganar todos los argentinos
si tenemos confianza en nosotros mismos, si no nos dejamos llevar
Tres grados de polemicidad y cuestionamiento... 87

muchas veces por la mala onda de que no lo vamos a poder hacer.


¡Cómo los argentinos no vamos a poder hacer este nuevo país! No
tengo ninguna duda de que lo vamos a hacer y nos vamos a sentir
orgullosos de él (Visita a la Planta Magalcuer, Provincia de Buenos
Aires, 23 de junio de 2004).

Desde nuestro punto de vista, estos fragmentos funcionan


como afirmaciones enfáticas que pueden considerarse equi-
valentes a Sí que X! o No piensen que no X. La presencia
del adverbio interrogativo-exclamativo cómo seguido de una
negación y del futuro perifrástico se constituye en huellas po-
lifónicas que dan cuenta de la evocación de un punto de vista
del que el locutor se distancia. Así, al modo de las afirmaciones
que se ocupan de negar un enunciado negativo (No no X ), al
tiempo que pone en cuestión el punto de vista ajeno, el segmento
encabezado por cómo no constituye un mecanismo retórico de
refuerzo de la propia aserción: “¡Sí que vamos a tener el coraje
de poner en pie a esta Argentina!”, “¡Sí que vamos a poder hacer
este nuevo país!”
En ese sentido, la enunciación se presenta como una aserción
en la que la dimensión polémica aparece atenuada. De allí que la
negación presente en nuestros ejemplos no apunte a un locutor
específico sino a un enunciador que representaría la duda sobre
“el coraje” o “la fuerza” para “poner de pie a la Argentina” en
(1) o la “mala onda” de quienes creen que no es posible “hacer
este nuevo país” en (2). Este punto de vista de duda o “falta de
confianza” no es, por otra parte, atribuido a los adversarios
del presidente sino a sus paradestinatarios, quienes deben ser
persuadidos del punto de vista contrario, el de la certeza, la
confianza y el orgullo.
Si en los ejemplos que acabamos de analizar cómo no intro-
duce una pregunta retórica que se interpreta como una aserción
enfática que manifiesta una oposición moderada, en los dos
próximos casos analizaremos dos grados mayores de cuestiona-
miento del discurso ajeno.
88 Ana Soledad Montero

2.2. Cómo no opositivo

Obsérvese el siguiente ejemplo:

(3) Es fundamental hablar estas cosas con absoluta claridad, te-


nemos mucha esperanza, queremos mucho a los trenes, cómo no
vamos a querer a los trenes, cómo no vamos a querer algo que es
fundamental, queremos que lleguen a toda la Argentina. Cuando
veía que la gente quería viajar otra vez al interior en los trenes y no
había lugar, porque recién están empezando, y porque tenemos toda-
vía estos trastos viejos que tenemos que ir renovando, que estamos
comprando, se me caían las lágrimas de bronca, pero son años de
vaciamiento, durante años se vació la Argentina (Acto de llamado a
licitación para el Plan de Modernización Ferroviaria, 21 de febrero
de 2006).

Netamente polifónico, este discurso pone en escena un punto


de vista negativo sobre la administración presidencial, un discur-
so crítico —atribuido a sus adversarios— del tipo: “El presidente
no quiere a los trenes / El presidente no tiene en cuenta el sistema
ferroviario”. Estas voces críticas aparecen efectivamente citadas
en otros fragmentos de la alocución: “[…] se protesta contra
el funcionamiento de los ferrocarriles […]”, “cuando uno ve a
algunos chicos con las cámaras corriendo y diciendo: ‘miren
cómo anda el tren’. Y cómo van a andar los trenes, si durante
años los estuvieron vaciando, cerrando”; “No se sale de un día
para otro, si pueden salir a vender la noticia y decir: ‘Qué mal
que viaja la gente’. Es cierto, qué mal que viaja la gente, pero de
un día para otro eso no se arregla. Que lo digan los mentirosos,
los demagogos, los que quieren hacer populismo corto, eso de
un día para otro no se arregla. Esto es una inversión que va a
llevar tiempo”.
Forman parte del sentido de estos discursos críticos posibles
encadenamientos transgresivos (en sin embargo), como:
El sistema ferroviario es importante se el presidente no lo tiene en
cuenta.
Tres grados de polemicidad y cuestionamiento... 89

El punto de vista presidencial, por su parte, presenta la for-


ma conversa al de sus adversarios, y puede representarse como
sigue:

El sistema ferroviario es importante plt el presidente lo tiene en


cuenta.

Vale la pena recordar que, según la tbs, los discursos con-


versos se pueden parafrasear por “es falso” y están en la base
de las operaciones de negación. En términos del cuadrado
argumentativo propuesto por la tbs (Carel y Ducrot 2005: 48),
las relaciones formales entre discursos conversos serían las que
se entablan mediante las líneas diagonales (en nuestro caso, los
aspectos evocados son los que se ubican en los extremos supe-
rior izquierdo e inferior derecho, que destacamos en negrita).
Así, en el pasaje de “El sistema ferroviario es importante se el
presidente no lo tiene en cuenta” a “El sistema ferroviario es
importante plt el presidente lo tiene en cuenta” la relación de
conversión consiste en mantener el primer segmento (aquel que
remite a la importancia del sistema ferroviario) modificando
la relación de conexión (de se a plt) y el signo del segundo
segmento:

El sistema ferroviario es importante El sistema ferroviario no es importante


se el presidente no lo tiene en cuenta se el presidente lo tiene en cuenta

El sistema ferroviario no es importante El sistema ferroviario es importante


plt el presidente no lo tiene en cuenta plt el presidente lo tiene en cuenta

Mediante el discurso introducido por cómo no el locutor


rechaza el punto de vista según el cual el presidente “no tiene
en cuenta los trenes” (segundo segmento del discurso evocado)
y lo representa como falso, equívoco o al menos objetable. Pero
90 Ana Soledad Montero

acuerda con el primer segmento del argumento ajeno, que refiere


a la importancia del sistema ferroviario: “¿Cómo no vamos a
querer algo que es fundamental?” Así, aunque el locutor mues-
tra una reacción de rechazo frente al discurso adverso (que él
mismo recrea), el punto de vista del locutor se ubica dentro del
mismo bloque semántico que sus adversarios, el que vincula
la importancia del sistema ferroviario con el interés, el afecto
o la atención. En términos de la Teoría de los Bloques Semán-
ticos, lo que el locutor rechaza no es el bloque semántico en
que su adversario se sitúa sino uno de sus aspectos: “El sistema
ferroviario es importante se el presidente no lo tiene en cuenta”.
El bloque semántico, por su parte, es conservado, pero bajo su
aspecto converso.
Conviene subrayar que en el fragmento analizado la negación
que sigue a cómo, lejos de estar a cargo del locutor, funciona
como un eco del discurso evocado (que presuntamente tendría,
tal como es representado, un signo negativo). No es entonces la
negación la marca que da cuenta de la oposición a este discurso.
El cuestionamiento del discurso ajeno, y el consecuente posi-
cionamiento del locutor frente a la situación evocada, procede,
en efecto, del cambio de aspecto argumentativo señalado por
el cómo exclamativo e interrogativo, seguido por la perífrasis
verbal con valor evidencial citativo (García Negroni, en prensa
a). De hecho, el efecto de oposición fuerte desencadenado por
esta expresión se verifica también en casos en los que el cómo
exclamativo no es seguido de una negación. En el siguiente ejem-
plo, por caso, se produce el mismo efecto de cuestionamiento
que en el caso (3).

(4) A estos prestigiosos amigos [periodistas] les digo que ésta es


la verdad, no voy a salir a decir una cosa por otra, para qué voy a
formar una comisión clandestina, en qué mundo viven, es increíble.
A veces a uno le cuesta creer el tipo de análisis. Y les digo con toda
sinceridad, no les discuto la agenda a ustedes, cómo les voy a discutir
la agenda, esa no es mi tarea, mi tarea es gobernar, hacer todo lo que
pueda por mi Patria (21 de febrero de 2006).
Tres grados de polemicidad y cuestionamiento... 91

Como se observa, en este enunciado se evoca un discurso


—en este caso, a cargo de un periodista del periódico Clarín— 9
que acusa al presidente de “imponer la agenda a los medios”,
ubicado en un bloque semántico en el que se vincula la “de-
mocracia” con la “libre expresión”:

Democracia se no libertad de expresión.

El presidente se opone a este discurso y asevera que él “no


discute/impone la agenda a los medios”, pero siempre ubicado
dentro del bloque semántico que relaciona la “democracia” con la
“libre expresión” o la no intromisión del presidente en la prensa:

Democracia plt libertad de expresión.

El discurso del locutor se mantiene entonces dentro del mismo


bloque semántico (acepta la relación entre “democracia” y “no
intervención del gobierno en la prensa”) pero rechaza el punto
de vista que lo representa como alguien que, a pesar de vivir
en un contexto democrático, “discute la agenda a los medios”,
aspecto bajo el que este bloque es presentado, según la imagen
que de él se da en el discurso presidencial, en el discurso de
sus adversarios. Este rechazo se materializa, reiteramos, en el
carácter exclamativo e interrogativo de la enunciación (véase
la expresión de alto grado “es increíble”), que se agrega a la
presencia del futuro perifrástico. La presencia de cómo (no),
empleado en el marco de una pregunta retórica y exclamativa
señala la actitud de distanciamiento y cuestionamiento del dis-

9
Respuesta a una nota del periódico Clarín del 19 de febrero de 2006 en la
que se alude a la supuesta formación de una comisión de funcionarios y espe-
cialistas para el tratado de una reforma impositiva. En el artículo “La agenda de
la realidad”, el editor dice: “los medios, para Kirchner, no deben marcar agenda.
La información, en ese caso, sólo se difunde si forma parte de una estrategia
oficial. Volvemos a aquella admonición presidencial sobre la existencia de una
sola fuente ‘fehaciente’ que determinaría qué es cierto o qué es falso de la infor-
mación publicada” (21 de febrero de 2006).
92 Ana Soledad Montero

curso ajeno, que aparece representado como un discurso falso o


equívoco. Por otro lado, los rasgos prosódicos de este empleo de
cómo (no) ponen en evidencia un tono socarrón e incluso burlón
que representa la palabra del otro como absurda o ridícula. Pero,
reiteramos, este rechazo recae sobre un aspecto del bloque evo-
cado, sin que por ello se objete el sentido de las palabras citadas
o el bloque semántico mismo: de hecho, el locutor se mantiene
dentro del mismo terreno de sentido, esto es, dentro del mismo
bloque semántico que su adversario.

2.3. Cómo no refutativo

A continuación observaremos tres ejemplos en los que la ex-


presión interrogativo-exclamativa cómo no introduce un mayor
grado de oposición, mediante un cambio de bloque semántico:

(5) ¡Claro que hay algunos que están molestos! ¡Cómo no van a
estar molestos aquellos que se apropiaron de la riqueza argentina y
nuestros hermanos estaban absolutamente indefensos! ¡Cómo no van
a estar molestos los que ahora saben que se terminó la impunidad,
que no hay Ley de Obediencia Debida, que no hay Ley de Punto
Final y que aquellos que cometieron los crímenes más aterradores de
la dictadura tendrán que pasar por la Justicia porque en la Argentina
hay política y respeto a los derechos humanos! ¡Cómo no van a estar
molestos los que saben que hemos empezado a ayudar a construir
una Justicia independiente […]! (Acto del 190 aniversario de la De-
claración de la Independencia Nacional, provincia de Tucumán, 9 de
julio de 2006).

(6) A veces a uno lo quieren mostrar como intransigente porque, ob-


viamente, tenemos que serlo con los que quebraron el país, con los que
llevaron a millones de argentinos a quedar sin trabajo, con los que nos
destruyeron la riqueza nacional. ¡Cómo no vamos a ser intransigentes
con los responsables de estas políticas y con esas políticas! Tenemos
que ser transigentes con los que quieren crear las políticas supera-
doras que está necesitando la Argentina (Acto de presentación del
Primer Balance de Gestión Social y Líneas de Acciones 2004-2005,
2 de junio de 2004).
Tres grados de polemicidad y cuestionamiento... 93

(7) Algunos por ahí dicen: “este presidente se enoja”, ¿pero cómo
no me voy a enojar a veces con algunos funcionarios si para mover-
los hay que despertarlos con diez relojes despertadores? ¡Yo quiero
que trabajen para el pueblo argentino, para eso están ocupando los
lugares y los puestos que tienen! (Acto en Ituzaingó, Provincia de
Buenos Aires, 9 de agosto de 2004).

La lectura de los fragmentos seleccionados permite recons-


truir discursos atribuibles a los adversarios políticos del presi-
dente, que pueden representarse como sigue:

(5) El presidente “molesta” / ataca a ciertas corporaciones o sectores.


(6) El presidente es intransigente con algunas corporaciones o sec-
tores de la sociedad.
(7) El presidente se enoja.

A primera vista (y en la medida en que la interrogación


retórica se interpreta con el signo opuesto al que aparece en
la superficie del enunciado), advertimos que el locutor parece
retomar las palabras del discurso adverso. Pero, aunque en los
discursos presidenciales parece concederse el empleo de los
términos de los adversarios (“molestar”, “ser intransigente”,
“enojarse”) nuestra hipótesis es que en este empleo la expresión
interrogativo-exclamativa cómo (no) introduce una modificación
o un desplazamiento en el sentido de esas palabras, y las carga
de sentidos radicalmente diferentes. Recordemos que, en el mar-
co de la tbs, las relaciones entre dos bloques semánticos (que
vinculan las mismas entidades lingüísticas) pueden ser de tres
tipos: o bien entre un bloque y otro hay un cambio de sentido,
derivado del hecho de que las relaciones argumentativas entre
los segmentos cambian; o bien puede resultar que un bloque se-
mántico instaure un sentido doxal (i.e., un sentido “socialmente
admitido”) y el otro bloque instaure un sentido paradójico (i.e.,
que expresa una visión “contraria a la opinión común”); o bien
uno de los dos bloques es un sinsentido (Carel y Ducrot, 2005:
35). En nuestro caso, veremos que el carácter polémico de nuestros
94 Ana Soledad Montero

enunciados indica un movimiento de pasaje desde un bs1 a un


bs2, lo que introduce un cambio de sentido.
Proponemos integrar estos tres enunciados atribuidos a los
adversarios políticos dentro de un bloque semántico en el que se
vincula el hecho de ejercer la primera magistratura (el poder pre-
sidencial) con la inexistencia de confrontación o de conflicto. En
ese sentido, todos estos enunciados podrían considerarse como
distintas formulaciones (o argumentaciones externas)10 asociadas
al término presidente. De manera general, podríamos reconstruir
los discursos atribuidos a los adversarios del siguiente modo:

Presidente plt neg. “Molestar”/ Atacar a las corporaciones (5)


Presidente plt neg. Intransigencia (6)
Presidente plt neg. Enojarse (7)

En los tres casos, desde esta perspectiva “ser presidente”


implica que aquel que ejerce la primera magistratura no debe
molestar a las corporaciones, no debe ser intransigente, no
debe ser agresivo: en suma, ser “presidente” (ser un “buen” presi-
dente) supone, para los discursos adversarios, ser conciliador, no
confrontativo y mesurado. Se trata de discursos que forman parte
del bs1 y que podríamos denominar, siguiendo cierta tradición de
teoría política (Laclau, 2005; Mouffe, 2005), “institucionalistas”:
en este bloque semántico —esto es, en este espacio ideológico-
argumentativo— se asocia la práctica política presidencial a la
mesura, la conciliación y la capacidad de negociación.
Como dijimos, el locutor parece conceder a sus adversarios el
empleo de los términos “molestar”, “intransigente” o “enojarse”.
No obstante, a nivel semántico-argumentativo, el locutor cues-
tiona y descalifica fuertemente las palabras de sus adversarios.
Más específicamente, rechaza las argumentaciones normativas

10
Carel y Ducrot (2005: 62) definen las argumentaciones externas (ae) como
los encadenamientos en los que una entidad lingüística puede ser el origen o el
término. A diferencia de las argumentaciones internas, que constituyen paráfrasis
de una palabra, en las ae esa palabra forma parte del encadenamiento.
Tres grados de polemicidad y cuestionamiento... 95

(en por lo tanto) que esos términos evocan en la voz de sus


adversarios (argumentaciones que contienen una negación que,
a su vez, es recuperada en el discurso del presidente) mediante
un cambio de bloque semántico (Carel y Ducrot 2005: 36). Estos
discursos en cómo no cuestionan, con mucha mayor intensidad
que en el empleo anterior, la enunciación misma del contradesti-
natario: la oposición es esta vez de tipo refutativa, en tanto anula
el marco en el que se inscribe el discurso del otro y cuestiona la
totalidad del bloque semántico en el que el adversario se ubica
para definir el sentido de “ser presidente”.
En efecto, las palabras de los adversarios entran, desde el
punto de vista presidencial, en nuevos encadenamientos argu-
mentativos. En este sentido, reiteramos, si para los adversarios

Presidente plt neg. “Molestar”/ Atacar a las corporaciones (5)


Presidente plt neg. Intransigencia (6)
Presidente plt neg. Enojarse (7)

para el locutor

Presidente plt “Molestar” / Atacar a las corporaciones (5)


Presidente plt Intransigencia (6)
Presidente plt Enojarse (7)

Así, el punto de vista con el que el locutor se identifica mues-


tra una nueva representación sobre el sentido de “ser presidente”.
Ubicada en otro bloque semántico, esta nueva definición puede
representarse como un conjunto de encadenamientos que vinculan
el ser presidente con la capacidad de “molestar” (o “incomodar”)
a ciertos sectores, de “ser intransigente” y de “enojarse” (o “con-
frontar”) con ciertos sectores.

Presidente plt confrontación

Dijimos que los discursos en cómo (no) aparecían a menudo


acompañados de discursos justificativos. Estos pueden estar
96 Ana Soledad Montero

introducidos por si (como en (7): “si para moverlos hay que


despertarlos con diez relojes”) o aparecer de forma indepen-
diente. Esos enunciados de justificación explicitan las razones
de rechazo del marco discursivo previo (García Negroni, en
prensa b) y funcionan como “marcos de reinterpretación” (García
Negroni, 2000). En esa medida, ellos obligan a atribuir nuevos
valores semánticos a los términos o palabras sobre los que se
polemiza y dan cuenta del cambio de perspectiva del locutor,
que da lugar a una nueva definición de los términos. Así, es el
segmento justificativo el que aporta las claves para conferir los
nuevos sentidos que las palabras adquieren en la voz presidencial.
Desde esta nueva perspectiva, “molestar”, “ser intransigente” y
“enojarse” son actitudes y gestos legítimos e incluso propios de
un presidente en la medida en que:

- los que “se molestan” son los que “se apropiaron de la riqueza
argentina” y “cometieron los crímenes más aterradores de la dic-
tadura” (5)
- el presidente es intransigente con “los que quebraron el país”,
“los que destruyeron la riqueza nacional” (si esos personajes son
pasibles de “intransigencia”, los merecedores de “transigencia”
son, en cambio, los que llevan adelante “políticas superadoras”) (6)
- los políticos y funcionarios son ineficientes (7)

La refutación se apoya, como puede verse, en la argumen-


tación ad hominem, mecanismo retórico de primer orden para
descalificar ya no las palabras del adversario sino su persona
(Amossy, 2003) y que, en nuestros casos, funciona como justi-
ficación para el cambio de bloque semántico.
El bloque semántico en el que se inscribe el discurso presi-
dencial, que llamaremos bs2, consiste en una visión que puede
denominarse, en contraposición al “institucionalismo”, “popu-
lista” o “popular”. A diferencia del institucionalismo, según la
visión “populista” la práctica política presidencial deseable se
caracteriza por la “confrontación”, la “intransigencia”, e incluso
el “coraje” de desafiar a los sectores de poder: en efecto, es sa-
Tres grados de polemicidad y cuestionamiento... 97

bido que algunas teorías políticas acerca del populismo ponen


el acento en la dimensión antagónica y conflictiva de la prác-
tica política (Laclau, 2005). En el mismo bloque semántico, la
noción de “conciliación” (propia de la visión “institucionalista”
o antipopulista de la práctica presidencial) aparece revestida
de sentidos negativos, asociada a la falta de convicciones y de
firmeza.
La visión “populista” de la política no consiste en una mera
oposición con respecto a la de sus adversarios: se trata de un
espacio ideológico-argumentativo, esto es, de un paradigma
político y un universo de preceptos, axiomas y encadenamientos
argumentativos radicalmente diferentes. La crítica y la descalifi-
cación se dan, también en este caso, en un nivel metadiscursivo,
puesto que apuntan al marco, a los criterios mismos bajo los que
debe juzgarse el ejercicio de la primera magistratura, y suponen
un cambio radical de perspectiva.
En los siguientes cuadros pueden verse los dos bloques se-
mánticos escenificados en la enunciación, con sus cuatro posibles
aspectos (los subrayados en negrita son los aspectos invocados
en nuestros ejemplos):

Presidente se confrontación neg. Presidente se confrontación

neg. Presidente plt neg. Confrontación Presidente plt neg. Confrontación

bs1 “institucionalista”

Presidente se neg. confrontación neg. Presidente se neg confrontación

neg. Presidente plt neg. Confrontación Presidente plt Confrontación

bs2 “populista”
98 Ana Soledad Montero

Como se ve, el cambio de perspectiva argumentativa-enun-


ciativa introducida por la enunciación interrogativo-exclamativa
consiste en un “salto” de bloque semántico hacia un bloque
semántico opuesto, en el que los términos tienen sentidos contra-
rios en virtud de los encadenamientos argumentativos en los que
se incluyen: si en el bs1 “ser presidente” se define normativamente
en una relación negativa con la confrontación (Presidente plt
neg. Confrontación), en el bs2 el sentido de “ser presidente” es
precisamente el contrario, ya que se asocia normativamente con
la confrontación (Presidente plt Confrontación).
En paralelo al bs2, en el que se vincula el poder presiden-
cial con la confrontación, el espacio ideológico-argumentativo
“populista” puede incluir otro tipo de encadenamientos argu-
mentativos. Uno de ellos podría vincular, por caso, el ejercicio
del poder presidencial con la capacidad de atraer las pasiones
populares, con el afecto y la pasión. Así se verifica en el siguiente
fragmento:

(8) Pareciera ser que algunos no entienden, porque uno como ser
humano, al que hoy le toca temporalmente como un hombre común
ejercer la responsabilidad del presidente de la Nación, tiene que estar
alejado de la gente. Se molestan cuando la gente me saluda o me
acerco a ella. Si son mis hermanos, si son los que me ayudan, si son
los que me van a respaldar para hacer un país diferente, ¡cómo no
me voy a abrazar con ustedes construyendo ese sueño de Argentina
que todos queremos! (Acto de firma de convenios entre el Gobierno
Nacional, Provincial y Municipal, en Florencia Varela, 5 de agosto
de 2003).

En (8) el locutor evoca la existencia de un discurso adverso


según el cual “el presidente no debe abrazarse y acercarse a la
gente” (discurso que se inscribe en las críticas antipopulistas a
la “demagogia” del líder), del tipo:

Presidente plt neg. Cercanía con el pueblo.


Tres grados de polemicidad y cuestionamiento... 99

Frente a ese posicionamiento, el locutor se ubica en un para-


digma diferente, en el que “la gente” o el pueblo se figuran como
“hermanos” que “ayudan” al presidente en su tarea de gobierno.
Por lo tanto, el hecho de “abrazarse” al pueblo constituye un
gesto sustancial e inherente al ejercicio del poder:

Presidente plt Cercanía con el pueblo.

Como se observa, mediante este empleo refutativo, de gran


intensidad y efectividad en el tipo de discursos que estudiamos,
el locutor puede no sólo retomar discursos ajenos y represen-
tarlos como absurdos o incorrectos, sino, sobre todo, alterar su
sentido y redefinirlos ubicándolos en nuevos espacios ideológico-
argumentativos.

Conclusiones

En los tres empleos que estudiamos la enunciación vehiculiza


distintos grados de confrontación en relación con discursos
evocados, atribuidos o bien al paradestinatario (en el empleo
retórico) o bien a los adversarios políticos. La palabra de los
adversarios es, en los dos últimos empleos, fuertemente cues-
tionada y representada como falsa o absurda (empleo opositivo)
o directamente contraria a la mirada presidencial y, por lo tanto,
inadecuada (empleo refutativo). En este último caso, el cuestio-
namiento y descalificación alcanzan el sentido de las palabras de
los adversarios y el marco discursivo en el que éstas se insertan.
De hecho, en los tres ejemplos analizados el locutor se ocupa de
sostener y justificar su condición de “no conciliador”, beligeran-
te y confrontativo, y de definir esos rasgos como inherentes al
ejercicio del poder presidencial.
El carácter opositivo y cuestionador de estos discursos inte-
rrogativo-exclamativos se materializa además en la prosodia. En
efecto, mediante el empleo del tono exclamativo el locutor habla
de sí mismo, de las emociones que las palabras de los otros y las
100 Ana Soledad Montero

situaciones aludidas desencadenan en él, y muestra su enuncia-


ción como espontánea y “visceral”. Así, el presidente “dice” ser
confrontativo, y a la vez “se muestra” como tal.

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Tres grados de polemicidad y cuestionamiento... 101

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Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 103

Argumentación y polifonía enunciativa.


Tópicos del Seminario, 35.
Enero-junio 2016, pp. 103-131.

Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios*

Sonia Gómez-Jordana Ferary


Universidad Complutense de Madrid

Introducción: la semántica del proverbio

No es posible explicar qué es un proverbio sin abordar su em-


pleo en contexto. Las recopilaciones de proverbios presentan a
menudo listas acompañadas por una glosa. Además, los artícu-
los de lingüística, aportan pocos ejemplos. Nuestra intención
es mostrar un análisis en el que examinaremos la articulación
de la invariante semántica vinculada con el proverbio en tanto
forma lingüística, con su instanciación en contextos particulares.
Nos proponemos, por lo tanto, observar el proverbio vivo y no
inerte en la página de una recopilación. Seguiremos las huellas
de Meschonnic (1976: 426-7), quien considera que el proverbio
no puede ser más que en contexto.
Expondremos tres casos que nos han parecido especialmente
pertinentes y representativos del funcionamiento proverbial. Uti-

*
Este artículo forma parte del proyecto de investigación FFI2013-41355-P
del Ministerio de Economía y Competitividad, España (Plan Estatal I+D+i 2013-
16). Agradecemos a Jean-Claude Anscombre por su relectura, comentarios y
sugerencias y a Amalia Rodríguez Somolinos, por su relectura y correcciones.
104 Sonia Gómez-Jordana Ferrary

lizaremos la hipótesis de Tamba (2000a: 116) —de la que com-


probaremos la validez— acerca de la existencia de dos niveles
en todo proverbio. Siguiendo a Tamba (2000a y b), hablaremos
entonces de sentido o nivel composicional o parafrástico que
corresponde a la “suma” de cada uno de sus términos —Une-
hirondelle-ne-fait-pas-le-printemps (“Una-golondrina-no-hace-
primavera”)— y del sentido o nivel formulario, más general, que
podríamos glosar por Un signo de X no es suficiente para hablar
de X.1 Aunque pensamos que el verdadero sentido del proverbio
corresponde al nivel formulario, no podemos ignorar el sentido
composicional, que es el único que aparece en superficie y que
hemos calificado en Gómez Jordana (2012) como huella de las
etapas precedentes.2 En este trabajo, estudiaremos la relación
entre las estructuras composicional y formularia.
Tanto Tamba (2000b) como Conenna y Kleiber (2002) anali-
zan el fenómeno proverbial en términos de analogía o de unión
analógica (appariement analogique). Los dos autores ven un
vínculo analógico, por ejemplo, entre Une-hirondelle-ne-fait-
pas-le-printemps y Un signo de X no es suficiente para hablar
de X. Así, al estudiar el enunciado On ne tire pas sur une
ambulance,3 Conenna y Kleiber (2002: 67) afirman que:

Il faut souligner que la vérité est impliquée au premier chef dans le


processus d’appariement, puisqu’il s’agit d’une phrase […]. On re-
trouve donc comme élément identique également le vrai : il est vrai

1
Uno de los grandes problemas del estudio lingüístico de los proverbios
consiste en no confundir el sentido formulario y el literal. Vista la dificultad
de circunscribir con exactitud el sentido formulario, utilizamos, cuando ello no
conlleva consecuencias importantes, una glosa intuitiva.
2
G. Kleiber y M. Conenna (2002: 71) indican igualmente que el verdadero
sentido proverbial corresponde al sentido formulario, cuando el sentido literal o
composicional forma parte del significante y no del significado.
3
Kleiber y Conenna (2002) analizan la fórmula de la político francesa
Françoise Giroud On ne tire pas sur une ambulance (“Nadie dispara contra una
ambulancia”), pero no aportan ningún criterio que demuestre que se trata efecti-
vamente de un proverbio. En nuestro caso, consideraríamos que se trata más bien
de una apreciación sentenciosa que aún no ha pasado a la categoría proverbial.
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 105

qu’il ne faut pas accabler un homme en position de faiblesse comme


/ de même qu’il est vrai qu’on ne tire pas sur une ambulance. Il
faut donc que l’énoncé métaphorique corresponde d’une manière ou
d’une autre à une vérité reconnue, évidente, qui s’impose. C’est à cet
endroit que nous rejoignons la position de Tamba (2000), qui fait de
cet aspect l’élément central de l’appariement analogique des proverbes
métaphoriques.
[Trad.: Hay que subrayar que la verdad es implicada en primer lugar
en el proceso de emparejamiento, ya que se trata de una oración […].
Encontramos por consiguiente como elemento igualmente lo verda-
dero: es verdad que no hay que molestar a un hombre en posición de
debilidad como/del mismo modo que es verdad que no se dispara a
una ambulancia. Por lo tanto es necesario que el enunciado metafórico
corresponda de un modo u otro a una verdad reconocida, evidente,
que se impone. Es allí donde estamos de acuerdo con Tamba (2000),
para quien este aspecto es el elemento central del emparejamiento
analógico de los proverbios metafóricos].

También en Crépeau (1975) y Rodegem (1972; 1984) se afirma


la existencia de una analogía en el proverbio. Crépeau reenvía
principalmente a Milner (1969). Este último formula la hipótesis
de una cuadripartición fundamental de las paremias. Por ejem-
plo À cœur vaillant, rien d’impossible [lit.: “A corazón valiente,
nada imposible”] tendría como estructura fundamental À cœur
(+) vaillant (+) / rien (-) d’impossible (-). Crépeau va más lejos,
y defiende la existencia de una analogía que une los términos de
esta cuadripartición. De igual forma, Rodegem (1984: 123) sos-
tiene la existencia de una relación analógica entre los dos niveles
proverbiales. Como puede constatarse, todos estos autores de-
fienden una relación analógica entre los niveles composicional
y formulario del proverbio. Conenna y Kleiber (2002: 67) ven
la unión analógica como existente entre la situación particular a la
cual se aplica la fórmula y el proverbio.
Por nuestra parte, también apoyaremos la hipótesis de que
existe efectivamente una relación analógica entre los sentidos
composicional y formulario del proverbio. Sin embargo, queda
por examinar la relación entre el proverbio y el enunciado per-
106 Sonia Gómez-Jordana Ferrary

sonal del locutor. Esta es nuestra principal preocupación aquí.


Defenderemos la idea de que se trata de una deducción entre el
principio genérico vehiculado por la paremia y su aplicación a un
caso específico. En otro plano, defenderemos igualmente la idea
de que la enunciación proverbial implica una autoridad polifóni-
ca. Si el locutor decide convocar un proverbio en su discurso, es
para legitimar su propia argumentación. De este modo, el pro-
verbio contiene en sí una gran carga de autoridad, debido —lo
veremos a continuación— al eco de sus múltiples enunciaciones
anteriores. Lo analizaremos como un enunciado procedente de
un OMNI-Enunciador4 y por lo tanto como OMNI-Verdadero.

1. Algunas nociones teóricas

El marco teórico en el que se inscribe este trabajo es la teoría


de la argumentación en la lengua (tal), desarrollada por Oswald
Ducrot y Jean-Claude Anscombre a partir de los años 70. Según
la tal, detrás de las palabras no encontramos objetos del mundo,
sino más palabras. Los discursos llaman a otros discursos y tal
segmento o tal enunciado no tendrá una función informativa
sino argumentativa, en la medida en que implica otros enuncia-
dos. Esta visión de la lengua resulta perfectamente compatible
con el análisis de los proverbios. Así, no consideramos que el
proverbio tenga una función informativa o referencial. Cuando
un locutor decide enunciar un proverbio —Une hirondelle ne
fait pas le printemps (“Una golondrina no hace primavera”),
por ejemplo—, la fórmula no aporta alguna información ni
refiere a golondrinas ni a la primavera (en el proverbio francés)
ni al verano (en el español). El proverbio es enunciado con una

4
La noción de OMNI-Enunciador (ON-Énonciateur), anteriormente
denominada OMNI-Locutor (ON-Locuteur), se debe atribuir a Jean-Claude
Anscombre (1990; 2005). La noción de OMNI-Verdad, en cambio, pertenece
a Berrendoner (1981). Además, Anscombre (2000) describe ya la comunidad
lingüística como el OMNI-Enunciador del proverbio.
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 107

función argumentativa para dirigir el discurso hacia ciertas


conclusiones. Es lo que intentaremos demostrar gracias a las
ocurrencias proverbiales. Recordaremos ahora las principales
nociones lingüísticas que emplearemos a lo largo del artículo.

1.1. Polifonía y autoridad polifónica

Emplearemos la noción de autoridad polifónica desarrollada


principalmente en Ducrot (1984). Se trata de un mecanismo
discursivo que obtiene su fuerza argumentativa de una autoridad
exterior a la que remite. En una primera etapa, el locutor intro-
duce la voz de un enunciador, que puede no coincidir con él; en
el caso proverbial, esta voz no será nunca la suya, sino la de una
comunidad lingüística en la que el proverbio está en vigencia.
Al apoyarse en este primer enunciado, el locutor puede entonces
introducir otro enunciado, del que se presenta esta vez como
único responsable. Admitir el primer enunciado, que procede
de un enunciador con el cual no coincide y cuya autoridad es
evidente, por lo menos en el marco de esa enunciación (ahí es
donde reside el argumento de autoridad), legitima la aceptación
del enunciado personal del locutor.
Al convocar un proverbio, el locutor hace intervenir un
enunciador, a saber la comunidad lingüística, que reconoce el
proverbio como tal. El locutor no coincide con el enunciador pero
le da su aprobación.5 En cambio, cuando después o antes de un
proverbio, enuncia su enunciado personal, el locutor coincide
con el enunciador: no se trata ya de un enunciado procedente
de la comunidad lingüística. El reconocimiento del proverbio

5
Anscombre (1994: 100) defiende el aspecto polifónico del proverbio cuando
sostiene que el locutor del proverbio es responsable de su enunciación, es decir,
de haber elegido la fórmula dada para aplicarla a la situación precisa. Éste pone
en escena un enunciador que corresponde a su comunidad lingüística, o a la
sabiduría popular, a la que se atribuye la responsabilidad del principio vinculado
al proverbio.
108 Sonia Gómez-Jordana Ferrary

legitima el enunciado personal. Si admitimos junto con Ducrot


(1984: 155) que:

[…] l’énonciateur de P joue le rôle d’une autorité en ce sens que son


dire suffit à justifier L de devenir à son tour énonciateur de Q, en se
fondant sur le fait que la vérité de P implique ou rend probable celle
de Q […]6
[Trad.: el enunciador de P desempeña el papel de una autoridad en el
sentido en que su decir basta para justificar que L se convierta a su
vez en enunciador de Q, fundándose en el hecho de que la verdad de
P implica o hace probable la de Q]

el proverbio constituye entonces el lugar de un argumento de


autoridad.

1.2. Los espacios discursivos

Aplicaremos también la noción de marcos o espacios discursivos


(Anscombre, 1990) al análisis de ocurrencias proverbiales. La
idea principal de esta noción reside en que, cuando uno habla,
se sitúa frente a uno o varios puntos de vista, haciendo inter-
venir marcos discursivos. Según Anscombre, las principales
propiedades lingüísticas de los marcos discursivos son las
siguientes:

• pueden aparecer siempre en posición frontal, aunque son movibles;


• no pueden ser extraídos por la fórmula C’est X qui/que;
• no pueden ser negados ni interrogados.

Estas propiedades son compartidas, entre otros, por el tema de


un enunciado, las presuposiciones, los adverbios de enunciación

En este caso, el P de Ducrot sería el proverbio y Q el enunciado personal


6

del locutor. Por nuestra parte, no emplearemos aquí las letras P y Q para
desig‌n ar el proverbio y el enunciado personal. Nos servirán para designar los
dos segmentos del proverbio: Qui aime bien (P), châtie bien (Q) (“Porque te
quiero (P), te aporreo (Q)”).
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 109

y los proverbios.7 Estos marcos discursivos son el o los puntos


de vista en relación con los cuales se sitúa el locutor y desde los
cuales pide situarse a su destinatario.

1.3. La analogía

Ya hemos señalado la importancia de la noción de analogía en


los trabajos de Conenna y Kleiber (2002) y de Tamba (2000)
sobre el proverbio. Aquí, emplearemos la definición de la que
se sirven algunos autores como Grize (1997), Amossy (2000)
o Perelman y Olbrechts-Tyteca (1970: 500), y según la cual la
analogía debe ser vista como similitud de estructuras, es decir:
A es a B lo que C es a D.
En una enunciación proverbial, el proverbio y el enunciado
al que se aplica pertenecen generalmente a registros diferentes:
el personal y el comunitario, el L-Enunciador y el OMNI-
Enunciador. Podríamos plantear como hipótesis que existe una
analogía entre el proverbio y su aplicación al discurso. El coste
teórico de tal hipótesis sería que toda aplicación de un enuncia-
do genérico consistiría en un principio analógico. Sin embargo,
mantendremos, al igual que Tamba (2000) entre otros, que
existe una analogía entre los P y Q de los niveles composicional
y formulario del proverbio. Esta relación analógica entre P y Q
presente en los niveles composicional y formulario no procede
esta vez de la aplicación genérica a un caso específico.
En proverbios como C’est en forgeant qu’on devient for-
geron (“Forjando se convierte uno en forjador”), hay dos
niveles, el composicional —forjar (P’) es argumento para
convertirse en forjador (Q’)— y el formulario que glosaremos
como: Practicar X (= P) es un argumento para convertirse en
especialista en X (= Q). Esta similitud funda la analogía entre

7
No hacemos sino recordar lo que aparece en varias publicaciones de J.C.
Anscombre (1990; 1991; 1994) sobre esta cuestión. Según Anscombre (1994:
105), la función de marco discursivo es inherente al proverbio.
110 Sonia Gómez-Jordana Ferrary

las dos estructuras semánticas, a saber entre P’argumento para


Q’ / P argumento para Q.8

1.4. La deducción

Son numerosas las definiciones puramente lógicas de la de-


ducción: no trataremos de ello aquí. Y es que la deducción
de la que hablaremos no tiene nada de lógica. Recordemos de
hecho que Kleiber (1994) habla no de deducción estricta sino
de deducción plausible, es decir de inferencias que no tienen
el poder incorruptible de las consecuencias lógicas. Por otra
parte, Maingueneau y Charaudeau (2002: 156) definen la de-
ducción como el modo de inferencia que une dos premisas a la
conclusión. Indican que ella va de lo general a lo particular. En
el mismo sentido, Amossy (2000: 115) señala que la deducción
corresponde a la construcción del entimema, del que afirma,
siguiendo a Aristóteles, que se basa en lugares comunes (2000:
117). Del mismo modo, Aquien y Molinié (1999: 154-157), en
su Dictionnaire de rhétorique et de poétique, indican que los
entimemas se fundan en lugares verdaderamente comunes. Así,
a partir del enunciado Pierre tiene granos, y apoyándonos en el
lugar común los granos son señal de sarampión, podemos llegar
a la conclusión plausible de que Pierre tiene sarampión. Emplea-
mos un principio general para caracterizar un caso particular.
Aquien y Molinié (117) añaden:

Il est donc astucieux de fonder ses raisonnements sur les opinions


censées être partagées par ceux devant qui on parle […] On peut
dire que le point de départ de l’enthymème est une maxime, dans
la mesure où c’est une formule générale portant sur l’action et donc
sur la morale.

8
La estructura implicativa subyacente al proverbio es descrita en Riegel
(1987) bajo la forma de si x, y, y en Anscombre (1984 y 1994) bajo la forma
de p es argumento para q. Para un análisis detallado de este tipo de estructura
implicativa subyacente al proverbio, véase Anscombre (2012).
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 111

[Trad.: […] por lo tanto es astuto fundar los razonamientos en opiniones


supuestamente compartidas por nuestros interlocutores […] Podemos
decir que el punto de partida del entimema es una máxima, en la
medida en que es fórmula general a propósito de la acción y por tanto
de la moral].

Como vemos, aparece aquí el vínculo con los proverbios y


la manera en que un principio genérico proverbial puede ser
aplicado a una situación particular.

2. Funcionamiento del proverbio en contexto

2.1. Primer ejemplo

El primer ejemplo procede de una novela de Montherlant, en


la que un arzobispo acusa sutilmente a una abadesa de herejía.

L’Archevêque : Je ne dis pas que vous êtes hérétique, et même,


s’il n’en fallait juger que par ce que nous avons vu à Port-Royal,
je dirais que cela n’est pas. Mais, par toute la France, tout le monde
le croit et le dit. Et vous connaissez le proverbe, qu’il n’ y a pas de
fumée sans feu.
L’Abbesse : Hélas, monseigneur, le proverbe est des plus faux. Il y
a de la fumée sans feu ; il suffit que quelques méchants le veuillent.
Quand les scribes, les prêtres, les Pharisiens et le peuple entier disaient
à Notre-Seigneur qu’ il était un Samaritain, c’est-à-dire un hérétique,
les fallait-il croire, encore que tout le monde le dit, et que ce fût la
voix publique ?
(Montherlant, H de, Port-Royal, 1954) (Frantext).
[Trad.: El arzobispo: No digo que usted sea una hereje, e incluso,
si tuviéramos que juzgar únicamente por lo que hemos visto en
Port-Royal, diría que no es el caso. Pero, por toda Francia, todo el
mundo lo cree y lo dice. Y ya conoce el proverbio, de que no hay
humo sin fuego.
La abadesa: Desgraciadamente, monseñor, el proverbio es de lo
más falso. Hay humo sin fuego; basta con que unos malvados así
lo quieran. Cuando los escribas, los sacerdotes, los fariseos y el
112 Sonia Gómez-Jordana Ferrary

pueblo entero decían a Nuestro Señor que era un samaritano, es decir


un hereje, ¿había que creerles, aunque todo el mundo lo dijera y que
fuera vox populi?].

Nos interesa la argumentación del arzobispo, ya que consigue


acusar a la abadesa de herejía sin presentarse como responsable
de la acusación. Esta argumentación se apoya en un proverbio
—introducido por y usted conoce el proverbio—, que representa
a una autoridad colectiva. De ahí, su aparente objetividad.

a) Analogía dentro del proverbio

El proverbio Il n’y a pas de fumée sans feu (“No hay humo sin
fuego”) tiene un sentido composicional que equivale a la suma
de cada uno de sus términos Il-n’-y-a-pas-de-fumée-sans-feu
y un sentido formulario, de cabida más amplia, que significa-
ría Los rumores a propósito de X son un argumento a favor de
la verdad de X. A propósito del sentido composicional, vemos
que, desde un punto de vista estrictamente lógico, la fórmula
Il n’y a pas de fumée sans feu es equivalente a Si hay humo
es que ha habido fuego. En el caso que nos ocupa, el sentido
formulario equivaldría a decir que si ha habido rumores a
propósito de un acontecimiento, es que este acontecimiento
ha tenido lugar.
La analogía entre el sentido composicional y el sentido
formulario se hace en dos etapas. El sentido composicional —il
n’y a pas de fumée sans feu— es traducido gracias a una ley
lógica por una forma en “si p, q” (s’il y a de la fumée alors il
y a du feu / “si hay humo entonces hay fuego”) y es en ese
nivel en el que se da la relación analógica: X es al humo lo
que Y es al fuego. En otras palabras, los rumores a propósito
de un hecho (X) son a la verdad de ese hecho (Y) lo que el
humo es al fuego.
¿Cómo apoyar la existencia de una analogía entre el nivel
composicional y el nivel formulario? Propondremos como cri-
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 113

terio el hecho de que el locutor puede remplazar el proverbio


por su glosa formularia en el contexto dado. Esta posibilidad de
sustitutir el nivel formulario por el composicional parece indicar
ya una analogía en el esquema de razonamiento:

L’Archevêque : Je ne dis pas que vous êtes hérétique, et même, s’il n’en
fallait juger que par ce que nous avons vu à Port-Royal, je dirais que
cela n’ est pas. Mais, par toute la France, tout le monde le croit et le dit.
Et vous connaissez le proverbe, qu’ il n’ y a pas de fumée sans feu.
L’Abbesse : Que voulez-vous dire par là ?
L’Archevêque : Je veux dire que s’il y a des rumeurs à propos de
quelque chose c’est une raison de penser que cette chose est vraie.

[Trad.: El arzobispo: No digo que usted sea una hereje, e incluso, si


tuviéramos que juzgar únicamente por lo que hemos visto en Port-
Royal, diría que no es el caso. Pero, por toda Francia, todo el mundo lo
cree y lo dice. Y ya conoce el proverbio de que no hay humo sin fuego.
La abadesa: ¿Qué quiere decir con eso?
El arzobispo: Quiero decir que si hay rumores a propósito de algo
es una razón para pensar que ese algo es cierto].

b) Aplicación del modelo de razonamiento

Ninguno de los antagonistas quiere presentarse como tal. Tanto


el arzobispo como la abadesa recurren a argumentos de autori-
dad: la vox populi, la Biblia, etc.
La primera intervención del arzobispo presenta dos partes,
dos argumentos separados por el conector contraargumentativo
mais, que esquematizaremos por x mais p.9 Esta separación en
dos argumentos pone en escena dos entidades discursivas di-
ferentes: por un lado, el arzobispo, que parece hablar ya en su
nombre [ je], ya como representante de la Iglesia [nous], y, por
el otro, un OMNI-Enunciador, asimilado a la voz popular. En la

9
Emplearemos aquí las letras x y p en la estructura x pero p para poder
establecer más claramente el paralelismo que se crea después entre el argumento
P presente en el proverbio —presencia de humo, rumor sobre algo— y el argu-
mento p del locutor —por toda Francia, todo el mundo lo cree y lo dice.
114 Sonia Gómez-Jordana Ferrary

primera parte, el arzobispo no se responsabiliza de la acusación,


e incluso se distancia de ella. Si sólo fuera por él, la abadesa se-
ría inmediatamente inocente —por lo menos es lo que dice. La
acusación se hace, por lo tanto, por medio de la vox populi. El
juego no consiste en acusar directamente. La abadesa reacciona
a lo que ha dicho el arzobispo. Todos sus argumentos están me-
diatizados por decires: la vox populi para el arzobispo (et vous
connaissez le proverbe), la Biblia para la abadesa. Recordemos
la argumentación del arzobispo:

Argumento x: Je ne dis pas que vous êtes hérétique, et même, s’il n’en
fallait juger que par ce que nous avons vu à Port-Royal, je dirais que
cela n’est pas [“No digo que usted sea una hereje, e incluso, si tuvié-
ramos que juzgar únicamente por lo que hemos visto en Port-Royal,
diría que no es el caso”].

Argumento p: Mais, par toute la France, tout le monde le croit et le dit


[“Pero, por toda Francia, todo el mundo lo cree y lo dice”].

En el argumento x, el locutor parece defender la inocencia


de la abadesa, aunque si se analiza más en detalle el fragmento
vemos cómo se distancia de lo que afirma. En su primer enun-
ciado, que incluye tanto un même (“incluso”) encabezador de
una oración hipotética como una subordinada vous etes héré-
tique (“que usted sea hereje”) introducida por je ne dis pas (“no
digo”) constituye lo que hemos llamado el argumento x orientado
hacia r = la abadesa es inocente. Pero en un segundo momento,
el conector contraargumentativo mais (“pero”) introduce otro
argumento que hemos llamado p —par toute la France, tout
le monde le croit et le dit (“por toda Francia, todo el mundo lo
cree y lo dice”)— orientado argumentativamente hacia no-r. El
fragmento concluye con la enunciación proverbial il n’y a pas
de fumée sans feu (“No hay humo sin fuego”) acompañada por
el marcador metalingüístico et vous connaissez le proverbe (“Ya
conoce el proverbio”). Para entender la aplicación del proverbio,
es necesario entonces tener en cuenta el contexto precedente. A
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 115

continuación, analizamos en primer lugar el segmento Je ne dis


pas que vous êtes hérétique, et même, s’il n’en fallait juger
que par ce que nous avons vu à Port-Royal, je dirais que cela
n’est pas; luego, la oración hipotética s’il n’en fallait juger que
par ce que nous avons vu à Port-Royal, je dirais que cela n’est pas,
y finalmente, la estructura global x mais p.

a) Análisis de Je ne dis pas que vous êtes hérétique, et même, s’il


n’en fallait juger que par ce que nous avons vu à Port-Royal, je dirais
que cela n’est pas [“No digo que usted sea una hereje, e incluso, si
tuviéramos que juzgar únicamente por lo que hemos visto en Port-
Royal, diría que no es el caso”].

Debe subrayarse aquí que Je ne dis pas que vous êtes héréti-
que (“No digo que usted sea una hereje”) no equivale a la aser-
ción usted no es una hereje. En efecto, el arzobispo no enuncia
de manera categórica Usted no es una hereje, sino que modaliza
su enunciación gracias a la introducción del verbo dire en forma
negativa: je ne dis pas que (“No digo que”). Así, y aunque orien-
tado argumentativamente hacia usted no es una hereje, el enun-
ciado je ne dis pas que vous etes hérétique es menos categórico
a favor de la inocencia de la abadesa que usted no es una hereje.
Además, veremos más adelante que el locutor prosigue con
mais par toute la France tout le monde le croit et le dit (“pero,
por toda Francia, todo el mundo lo cree y lo dice”), secuencia
con respecto a la cual el primer segmento —je ne dis pas que
vous êtes hérétique— resulta menos fuerte desde el punto de
vista argumentativo.
Pero volvamos al argumento x. Según el análisis del conec-
tor même (“incluso”) propuesto por Anscombre (1973), en una
secuencia p et même q, el conector pone en relación dos argu-
mentos coorientados, el segundo de los cuales posee mayor
fuerza argumentativa a favor de una determinada conclusión.
Es el caso, por ejemplo, de Il est intelligent, il est même bri­
llant (“es inteligente e incluso diría brillante”), donde brillant
(“brillante”) está coorientado, con más fuerza, con être inte-­
116 Sonia Gómez-Jordana Ferrary

lligent (“ser inteligente”) hacia una conclusión como prenons-le


dans notre équipe (“incluyámoslo en nuestro equipo”). De modo
análogo, en el fragmento que nos concierne, el locutor presenta
un argumento más débil Je ne dis pas que vous êtes hérétique
orientado hacia no hay por qué pensar que usted es hereje,
seguido de un argumento más fuerte por estar introducido por
même, y coorientado con él —s’il n’en fallait juger que par ce
que nous avons vu à Port-Royal, je dirais que cela n’est pas
(“si tuviéramos que juzgar únicamente por lo que hemos visto
en Port-Royal, diría que no es el caso”). Sin embargo, veremos
que existe en la oración hipotética una serie de elementos que
aparecen de manera implícita y que muestran que la opinión del
arzobispo a favor de la inocencia de la abadesa no está clara.

b) Análisis de la oración hipotética S’il n’en fallait juger que par ce


que nous avons vu à Port-Royal, je dirais que cela n’est pas [“Si
tuviéramos que juzgar únicamente por lo que hemos visto en Port-
Royal, diría que no es el caso”].

Una primera observación se refiere a la presencia de la


negación restrictiva en la oración subordinada: s’il n’en fallait
juger que par ce que nous avons vu à Port-Royal [“si tuviéramos
que juzgar únicamente por lo que hemos visto en Port-Royal,
diría que no es el caso”]. En esta negación, encontramos el
siguiente punto de vista expuesto: debemos juzgar por lo que
vimos en Port-Royal. Pero además, subyace una presuposición:
no sólo hay que juzgar por lo que vimos en Port-Royal; hay que
juzgar por otras cosas. La presencia de esta presuposición es
importante para el análisis de la oración compleja.
El locutor se identifica con el punto de vista que aparece en
el plano de lo expuesto de la oración hipotética. Pero al mismo
tiempo presenta un segundo punto de vista, según el cual hay
que juzgar también a partir de otros hechos, lo que aparece en
la presuposición; punto de vista que podría corresponderse con
el del pueblo francés. El arzobispo deja entrever de algún modo
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 117

la siguiente pregunta: ¿qué peso tiene mi opinión frente a la


opinión de todo un pueblo? El arzobispo nunca dice usted no es
culpable, ni usted es inocente, pero en Je dirais que cela n’est
pas (“Diría que no es el caso”) está clara la presencia de una voz
que sostiene usted es culpable, hereje.
Señalemos que, en el enunciado diría que no es el caso, el
condicional marca una distancia del locutor respecto de lo que
va a afirmar —no es el caso (=usted no es una hereje), y la
negación no es el caso exhibe una polifonía en la que se entre-
mezclan varias voces. El locutor pone en escena un enunciador
que sostiene es el caso (=usted es una hereje) al que él no le da
su aprobación. Convoca después un segundo enunciador —con
el que sí acuerda— según el cual la abadesa no es una hereje.
Vemos, sin embargo, que el arzobispo presenta un segundo
argumento —par toute la France tout le monde le croit et le
dit— precedido por el conector contraargumentativo mais. Ello
prueba que el locutor, en realidad, acusa a la abadesa de herejía,
pero no en su nombre propio sino en el de la comunidad.

c) Análisis del conector contraargumentativo mais (“pero”).

Recordemos que el locutor presenta una argumentación que


esquematizamos en x mais p (‘x pero p’). El locutor dice x, lo
que puede llevar a concluir no hay por qué pensar que usted es
hereje, pero no hay que hacerlo, ya que p: tout le monde le croit
et le dit (“todo el mundo lo cree y lo dice”). Por consiguiente, el
conjunto del enunciado del arzobispo tiende hacia la conclusión
general puede pensarse que usted es hereje.
El locutor apoya su enunciado personal mediante el prover-
bio que es presentado como procedente de un OMNI-Enun-
ciador. El locutor convoca la voz de su comunidad lingüística,
por lo que, si bien no coincide con ese enunciador, le da su
aprobación. Además, en este caso, el locutor recuerda a su des-
tinatario que él también conoce el principio genérico según el
cual los rumores sobre algo son un argumento para pensar que
118 Sonia Gómez-Jordana Ferrary

ese algo es cierto. Mediante la introducción et vous connaissez


le proverbe (“y usted conoce el proverbio”), el locutor encierra
aún más a su destinatario en una trampa. La abadesa debe
admitir que conoce ese proverbio. El locutor dice aquí que el
modelo de razonamiento sobre el que apoya su argumentación
no es nuevo para el interlocutor, sino un lugar común que éste
ya conoce. Si la abadesa acepta que Il n’y a pas de fumée sans
feu (“No hay humo sin fuego”) tendrá que admitir también
que no hay rumor de herejía sin producción de dicha herejía.
Por lo tanto, la presencia de un enunciado presentado como
procedente de la comunidad lingüística permite legitimar el
argumento particular del locutor. El principio genérico posi-
bilita deducir las aplicaciones específicas. Aquí el principio
proverbial hace factible la aplicación específica del rumor de
herejía no puede ser infundado.
En su respuesta, y desde un punto de vista polifónico, la
abadesa se identifica con el enunciador E1 que sostiene Il y a
de la fumée sans feu (“Hay humo sin fuego”). Utiliza una doble
estrategia: por una parte, utiliza la polifonía del arzobispo en
su contra y, por la otra, refuerza el juego polifónico mediante
el argumento de autoridad incontestable de la época: la Biblia.
Vemos en la reacción de la abadesa que refuta la veracidad de
la fórmula proverbial al situarse en otro marco discursivo. Al
negar el principio genérico —le proverbe est des plus faux (“el
proverbio es de lo más falso”)—, la abadesa hace que la situación
sea más polémica y debe situarse en otro marco discursivo —el
opuesto— para argumentar. Según ella, los rumores sobre un
hecho no tienen por qué reflejar la existencia de dicho hecho:
Le proverbe est des plus faux. Il y a de la fumée sans feu (“El
proverbio es de lo más falso. Hay fuego sin humo”). La abadesa
declara así que existen excepciones para el proverbio original
y, de ese modo, orienta su argumentación hacia la conclusión
contraria: no puede pensarse que yo sea hereje. Se sirve para
ello del hecho de que las oraciones genéricas tipificantes a priori
(Anscombre, 1996; 2001) toleran excepciones. A diferencia de
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 119

lo que afirma el arzobispo, la abadesa sostiene que los rumores


no tienen fundamento, situándose así en el marco discursivo
opuesto.
Ejemplifica su proverbio subvertido con el caso particular
sucedido a Jesucristo: muchas personas lo acusaban de herejía
y ello no era cierto —Quand les scribes, les prêtres, les Pha-
risiens et le peuple entier disaient à Notre-Seigneur qu’il était
un Samaritain, c’est-à-dire un hérétique, les fallait-il croire,
encore que tout le monde le dit et que ce fût la voix publique?
(“Cuando los escribas, los sacerdotes, los fariseos y el pueblo
entero decían a Nuestro Señor que era un samaritano, es decir un
hereje, ¿había que creerles, aunque todo el mundo lo dijera y que
fuera vox populi?”). Por lo tanto, el modelo de razonamiento
que presenta esta vez la abadesa consiste en Los rumores de X
son un argumento para no creer X. Como se constata, frente a la
enunciación proverbial del arzobispo, la abadesa se sitúa en un
marco discursivo opuesto para poder rebatir su argumentación.

2.2. Segundo ejemplo

El siguiente ejemplo pertenece a Nathalie Sarraute. El narrador


habla de una casa en la que alguien ha fallecido recientemente.

Mais eux n’oublient pas un seul instant qu’ils ne sont pas n’importe
où… Ici ce mot, si banale et anodine que puisse être la façon dont on
l’emploie, ce mot en lui-même… « Mort »… ils savent qu’ici on ne
doit jamais, en aucun cas… qui ne sait qu’on ne doit pas parler de
corde dans la maison d’un pendu…
Et « Mort »… quand bien même ce serait ailleurs un mot aussi usuel
et fonctionnel que « corde », « Mort », prononcé ici, rappellerait aus-
sitôt où l’on est, exactement comme ferait, si on le prononçait dans la
maison d’un pendu, le mot « corde »
(Nathalie Sarraute, 1995 : 112, Ici, Gallimard).

[Trad.: Pero ellos no olvidan un solo instante que no están en cualquier


sitio… Aquí esta palabra, por muy banal y anodina que pueda ser la
120 Sonia Gómez-Jordana Ferrary

manera en que se emplea, esta palabra en sí… “Muerte”… saben que


aquí no se debe nunca, en ningún caso… quien no sabe que no se
menta la soga en casa del ahorcado…
Y “Muerte”… aunque fuera en otro lugar tan común y funcional como
“soga”, “Muerte”, pronunciado aquí, recordaría enseguida dónde
estamos, como lo haría exactamente, si se pronunciara en casa de un
ahorcado, la palabra “soga”].

Este fragmento nos parece significativo, por una parte, por la


introducción del proverbio mediante qui ne sait que (“quien no
sabe que”) —pregunta retórica equivalente a todo el mundo lo
sabe. Y por otra parte, en virtud del enunciado que se encuentra
después del proverbio, en el que puede verse la aplicación de la
enunciación proverbial al contexto.

a) Analogía en el proverbio

Hablaremos de nuevo de un doble nivel dentro del proverbio. Por


una parte, el nivel composicional: On-ne-parle-pas-de-corde-
dans-la-maison-d’-un-pendu (‘No se mienta la soga en casa del
ahorcado’) y, por la otra, el nivel formulario que podemos glosar
por lugar en el que ha ocurrido una desgracia es un argumento
para no hablar de una desgracia similar.10 Si aceptamos esque-
matizar el sentido composicional por La maison d’un pendu (“La
casa del ahorcado”) es un argumento para ne pas y parler de
corde (“no mentar la soga”), podemos decir que hay una relación
analógica entre los dos niveles:

P’ (casa del ahorcado) es a Q’ (mentar la soga) lo que P (lugar en el


que se produjo una desgracia) es a Q (no hablar de una desgracia
semejante).

10
En la medida en que ahorcarse con una soga puede ser calificado de
desgracia, entendemos que en la casa donde se ha ahorcado alguien no haya que
recordar un elemento de dicha desgracia, como puede ser la soga. En un nivel
más amplio, podemos decir, por lo tanto, que todo lugar donde se haya producido
una desgracia es argumento para no hablar de dicha desgracia.
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 121

De nuevo, el locutor puede reformular el proverbio mediante


la glosa formularia:

« Mort »… ils savent qu’ici on ne doit jamais, en aucun cas… qui ne


sait qu’on ne doit pas parler de corde dans la maison d’un pendu…
Je veux dire par là que si on est dans un endroit où il est arrivé un
malheur il vaut mieux ne pas évoquer ce type de malheur.

[Trad.: “Muerte”… saben que aquí no se debe nunca, en ningún


caso… quién no sabe que no se menta la soga en casa del ahorca-
do… Quiero decir que si estamos en un lugar donde ha ocurrido una
desgracia es mejor no evocar ese tipo de desgracia].

b) Aplicación del modelo de razonamiento

Analicemos en detalle el párrafo en el que aparece el prover-


bio. El locutor anuncia que nos encontramos en una casa, en
la que ha acaecido la muerte de alguien. Habla a propósito de
una palabra que no se ha de pronunciar: Ici ce mot, si banale et
anodine que puisse être la façon dont on l’emploie, ce mot en
lui-même… « Mort »… Ils savent qu’ici on ne doit jamais,
en aucun cas (“Aquí esta palabra, por muy banal y anodina
que pueda ser la manera en que se emplea, esta palabra en
sí… «Muerte»… saben que aquí no se debe nunca, en ningún
caso”). El locutor emplea el deíctico ici (“aquí”),11 que refiere
en este caso al lugar desde el que habla el locutor, es decir la
casa donde se ha producido una muerte reciente. Lo que dice el
locutor es Ici (=lugar en el que acaba de producirse una muerte)
es un argumento para ne jamais prononcer le mot « mort » (“no
pronunciar nunca la palabra muerte”). El enunciado personal
del locutor, E1, afirma de manera tajante e insistente —on ne
doit jamais, en aucun cas (“en ningún caso”)— que no se ha
de pronunciar dicha palabra en tal lugar. Lo corrobora la enun-

11
El deíctico ici (“aquí”) aparece en repetidas ocasiones en la obra de N.
Sarraute cuyo título consiste en el único adverbio: Ici. Se deduce por el contexto
que ici es el lugar en el que se ha producido recientemente la muerte de alguien.
122 Sonia Gómez-Jordana Ferrary

ciación del proverbio que es introducida por una locución bajo


la forma de interrogación retórica: qui ne sait que (“quién no
sabe que”). La pregunta del locutor conlleva en sí la respuesta:
tout le monde le sait (‘todo el mundo lo sabe’). La manera de
introducir el proverbio por parte del locutor parece reflejar casi
una indignación por su parte: el locutor no podría entender que
alguien no supiera lo que dice el proverbio. Hemos visto que el
sentido formulario de la paremia equivale a “lugar en el que se
ha producido una desgracia es argumento para no hablar de
una desgracia similar”. Vemos, por una parte, que del principio
genérico proverbial podemos deducir fácilmente que si estamos
en un lugar donde se ha producido alguna desgracia —como
aquí, la muerte de alguien—, no debemos hablar de un tema
similar. Por lo tanto, el enunciado personal del locutor —aquí
(…) no se debe nunca, en ningún caso, pronunciar la palabra
muerte— es un argumento particular que forma parte de las
posibilidades denotadas por el principio genérico. Además, por
otra parte, el enunciado personal y el proverbio poseen estructu-
ras semánticas análogas: si llamamos argumento p a ici (el lugar
donde se ha producido una muerte reciente) y q a la conclusión
que de p se deriva (no se debe jamás, en ningún caso, pronunciar
la palabra muerte), podemos decir que p es a q lo que P-P’ es a
Q-Q’. Así, ici (lugar donde se ha producido una muerte) es a on
ne doit jamais, en aucun cas prononcer le mot « mort » (“no se
debe jamás, en ningún caso pronunciar la palabra muerte”), lo
que lugar donde se ha producido una desgracia / en casa del
ahorcado es a no hablar de una desgracia similar/ no hay que
mentar la soga. De hecho, el contexto discursivo nos parece de
gran interés en este caso, ya que el locutor va a desmenuzar el
sentido de la aplicación del proverbio, mostrando así que hay una
analogía entre el caso particular y el principio genérico:
Et « Mort »… quand bien même ce serait ailleurs un mot aussi usuel
et fonctionnel que « corde », « Mort », prononcé ici, rappellerait aus-
sitôt où l’on est, exactement comme ferait, si on le prononçait dans
la maison d’un pendu, le mot « corde ».
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 123

[Trad.: Y “Muerte”… aunque fuera en otro lugar tan común y funcio-


nal como “soga”, “Muerte”, pronunciado aquí, recordaría enseguida
dónde estamos, como lo haría exactamente, si se pronunciara en casa
de un ahorcado, la palabra “soga”].

¿Por qué razón decide el locutor convocar el proverbio? Dire-


mos que gracias a su enunciación, el locutor puede mostrarse
aún más indignado por el hecho de que los demás hayan osado
pronunciar la palabra muerte. El enunciado personal del locutor
alegaba que en un sitio donde se ha producido una muerte no se
puede pronunciar dicha palabra. Al convocar el proverbio, está
mostrando la voz de un enunciador, la comunidad lingüística,
con la que no coincide, pero a la que le da su aprobación.
La presencia de la paremia tras el enunciado personal lo
legitima y le concede una mayor carga argumentativa. La
fuerza del proverbio proviene del hecho de que es presentado
como una fórmula OMNI-Verdadera y como procedente de un
OMNI-Enunciador (una comunidad lingüística), lo que aparece
reflejado por los comentarios metalingüísticos que en ocasio-
nes acompañan al proverbio tales como como suele decirse, es
verdad que …

2.3. Tercer ejemplo

Se trata de un ejemplo procedente de una serie de televisión


española. Un nieto y su abuela están frente a la televisión, en el
año 1968, viendo las revueltas que suceden entonces en París.

La abuela (L): ¡La revolución, Dios mío, la revolución!


Nieto (I): ¿Pero dónde?
Abuela (L): En París.
Nieto (I): Ah, bueno no es aquí...
Abuela (L): Pero está al lado. Cuando las barbas de tu vecino veas
pelar echa las tuyas a remojar
(Serie Cuéntame, TVE, mayo de 2002).
124 Sonia Gómez-Jordana Ferrary

Este ejemplo nos ha llamado la atención ya que la escena


termina con la enunciación proverbial. Además, como veremos
en nuestro análisis, el enunciado con el que se encadena —pero
está al lado— presenta un argumento p para una conclusión
q implícita, cuando el proverbio presenta los dos elementos P
argumento para Q (Ver las barbas del vecino pelar argumento
para echar las tuyas a remojar). El encadenamiento con un
enunciado personal que presenta únicamente el argumento p,
con la conclusión q implícita, aparece a menudo en nuestro
corpus.

a) Analogía dentro del proverbio

Nos encontramos aquí frente al proverbio Cuando las barbas de


tu vecino veas pelar, echa las tuyas a remojar. El sentido compo-
sicional corresponde a la suma de cada uno de los términos que
forman el proverbio, a saber Cuando-las-barbas-de-tu-vecino-
veas-pelar-echa-las-tuyas-a-remojar. El sentido formulario es
mucho más amplio: puede aplicarse a toda situación en la que a
alguien cercano le sucede algo, lo que conlleva que a nosotros
nos pueda ocurrir lo mismo. El sentido composicional concierne
únicamente a un tipo de situación —aquí sería la del vecino al
que le van a cortar la barba— y el sentido formulario parte de
este primer nivel para ampliar su sentido a un abanico mucho
más amplio de situaciones.
Defenderemos, además, que existe una relación analógica
entre los dos niveles. El composicional puede esquematizarse
en una estructura como Ver las barbas del vecino pelar (P’) es
argumento para echar las tuyas a remojar (Q’). El nivel formu-
lario correspondería a: Ver un acontecimiento que sucede cerca
(P) es argumento para el acontecimiento te va a suceder (Q).
Entendemos la analogía como una semejanza en las estructuras:
P’ es a Q’ lo que P es a Q.
P’ —Ver las barbas del vecino pelar es argumento para Q’
—echar las tuyas a remojar es análogo a P —Ver un aconte-
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 125

cimiento que sucede cerca es argumento para Q —el aconteci-


miento te va a suceder.
Defenderemos que hay huellas en algunos de los términos
que indican ya esta analogía. Por ejemplo, en el argumento P’
del nivel composicional lo que es relevante es que el aconteci-
miento le sucede al vecino. Es algo cercano. Podríamos decir que
bajo el término vecino hay una oración estereotípica como Los
vecinos son personas que viven cerca. Un vecino se define por
su cercanía. En el sentido formulario encontramos igualmente
la idea de cercanía: Ver un acontecimiento que sucede cerca,
argumento P. También aparece la idea, esta vez en Q’ y en Q, de
que al destinatario le sucederá algo: echar las tuyas a remojar /
te va a suceder lo mismo.
Para comprobar que existe una analogía entre el nivel compo-
sicional y el formulario, comprobaremos cuál puede ser la glosa
formularia del proverbio. El nivel formulario puede sustituir
al composicional puesto que ambos poseen el mismo tipo de
estructura semántica:

—Pero está al lado. Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, echa
las tuyas a remojar.
—¿Qué quieres decir?
—Que cuando veas un acontecimiento que sucede cerca de ti, tienes
que prepararte para que te suceda lo mismo.

b) Aplicación del modelo de razonamiento

Analicemos el ejemplo desde el principio. La abuela, locutor L,


exclama frente a las noticias: ¡La revolución, Dios mío, la revo-
lución! El nieto pregunta dónde tiene lugar y la abuela contesta:
En París. El chico comenta indiferente: Ah bueno, no es aquí.
Diremos que se trata de un argumento m para la conclusión: no
hay que preocuparse, no llegará aquí.
La abuela opone al argumento m de su nieto, un argumento
p mediante el conector pero. La abuela afirma: pero está al
lado. Está al lado es un argumento p que tiende con más fuerza
126 Sonia Gómez-Jordana Ferrary

hacia hay que preocuparse, nos sucederá lo mismo que m (ah


bueno, no es aquí) hacia no hay que preocuparse. Al decir pero
está al lado, la abuela concede que la revolución no ha tenido
lugar en Madrid, argumento m del nieto que tiende hacia la no-
preocupación, pero presenta un argumento más fuerte p para
una conclusión contraria: hay que preocuparse, nos sucederá
lo mismo. La abuela quiere decir aquí: [De acuerdo, no es aquí
(argumento m)] pero está al lado (argumento p). Acto seguido,
convoca el proverbio Cuando las barbas de tu vecino veas pelar,
echa las tuyas a remojar. Como puede constatarse, se trata de
un modelo de razonamiento binario en P’-P —Ver las barbas del
vecino pelar / Un acontecimiento que sucede cerca es argumento
para Q’-Q –echar las tuyas a remojar / te va a suceder lo mismo.
La presencia del principio genérico proverbial permite de-
ducir los argumentos particulares. Así, del principio según el
cual la cercanía de un acontecimiento es argumento para que al
destinatario le suceda lo mismo, podemos deducir el argumen-
to particular: la cercanía de la revolución es argumento para
que nos suceda dicha revolución. Además, hay una analogía
entre el argumento personal del locutor —[la revolución] está
al lado— y el proverbio. Siguiendo la definición clásica de la
analogía, puede afirmarse que P es a Q lo que p es a q. En este
caso, p equivale a está al lado y el elemento q está implícito. La
“presencia” implícita de q en el enunciado personal del locutor,
acompañado por un proverbio, es muy corriente. La enunciación
del proverbio cuyo esquema consiste en P argumento para Q
permite deducir con mayor claridad el q implícito del enunciado
personal del locutor. Con la enunciación de Cuando las barbas
de tu vecino veas pelar, echa las tuyas a remojar queda claro que
el locutor de (La revolución) está al lado dirige dicho argumento
hacia nos va a suceder lo mismo. Del mismo modo que P-P’ (Ver
un acontecimiento que sucede cerca / Ver las barbas del vecino
pelar) es argumento para Q-Q’ (te va a suceder lo mismo / echar
las tuyas a remojar), p (la revolución está al lado) es argumento
para la conclusión implícita q (nos va a suceder lo mismo).
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 127

Conclusión

La autoridad polifónica permite explicar la presencia de un


proverbio en nuestros discursos. Gracias a todas sus enuncia-
ciones, la fórmula acaba presentándose como un enunciado de
autoridad, no procedente del único locutor, sino del denominado
OMNI-Enunciador. Al convocar el proverbio, el locutor no emite
una opinión personal —incluso si piensa dar su aprobación al
punto de vista vehiculado en la fórmula—, sino una opinión
colectiva, encerrando así a su destinatario en ese punto de vis-
ta. La presencia de una fórmula OMNI-Verdadera legitima el
enunciado personal al que se aplica. La paremia desempeña un
papel de marco discursivo en el que E1 debe ser enmarcado. La
enunciación proverbial obliga al destinatario a aceptar el enun-
ciado personal y su consiguiente orientación. La enunciación
proverbial posee una fuerza que ha llevado a algunos teóricos,
como R. Barthes (1957) o J. C. Anscombre (2000), a hablar de
su carácter mítico o ritual.
Por nuestra parte, concebimos el proverbio como una fórmula
activa, como una fórmula de autoridad y no como un ornamento
que vendría a recordarnos la palabra de la sabiduría popular.
Por ello, abrimos este paréntesis mítico: como hemos intentado
mostrar a lo largo de estas páginas, el proverbio es enunciado
para hacer algo, para legitimar un enunciado personal o para
imponer desde el principio un marco discursivo.
En cuanto al cómo de la enunciación proverbial, recordemos
que gracias a las múltiples enunciaciones de una fórmula, esta
acaba adquiriendo su carácter proverbial y convirtiéndose así
en un principio genérico conocido por todo locutor de nuestra
comunidad lingüística. Ello permite que deduzcamos los casos
particulares que podrán enmarcarse dentro de dicho principio. El
proverbio presenta dos niveles: el composicional, que no es más
que la huella de etapas anteriores pero que no podemos obviar,
puesto que es lo primero que vemos u oímos, y el formulario,
que constituye el verdadero sentido del proverbio, a saber, un
128 Sonia Gómez-Jordana Ferrary

sentido más amplio que abarca un abanico de enunciados locales


o específicos. Hemos visto por una parte que la relación entre los
niveles composicional y formulario del proverbio es analógica.
La casa de un fallecido es a hablar allí de muerte lo que lugar
donde se ha producido una desgracia es a no hablar de una
desgracia similar. Ya lo anunciaban Crépeau (1975), Rodegem
(1984), Tamba (2000a y b) o Conenna y Kleiber (2002) en sus
artículos. Lo que hemos hecho aquí es profundizar en la idea
de analogía, observando algunas ocurrencias proverbiales en
contexto.
Al explicar cómo funciona el modelo de razonamiento en P
argumento para Q en contexto, hemos confirmado lo que ya
avanzaba Kleiber (2000): el proverbio destiñe sobre su contexto
discursivo. El enunciado al que se aplica posee una estructura
semántica similar en p argumento para q. El locutor decide
aportar una fórmula que pertenece a su comunidad lingüísitica
y obliga a su destinatario a aceptarlo. Esta fórmula constituye
un marco discursivo en el que debe enmarcarse el enunciado
personal del locutor. Por consiguiente, si el destinatario admite
P argumento para Q, tendrá que aceptar p argumento para q. El
proverbio nos sirve de escudo frente a las posibles refutaciones
del destinatario.
El estudio de casos en contexto nos parece fundamental
para definir el proverbio, ya que así podemos observar la fuerza
argumentativa de este tipo de fórmulas. Ello permite explicar
que sigamos recurriendo a nuestro stock de proverbios para
legitimar nuestra argumentación personal. Hoy en día recurren
a proverbios tanto periodistas como literatos o políticos. El pro-
verbio constituye por consiguiente una fórmula activa y viva que
permite consolidar nuestros discursos.
Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios 129

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Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 133

Argumentación y polifonía enunciativa.


Tópicos del Seminario, 35.
Enero-junio 2016, pp. 133-172.

Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho”*

Mónica G. Zoppi Fontana


iel/unicamp- cnpq

Introducción
En este trabajo, proponemos el análisis de textos escritos en portu-
gués y que circulan en Brasil, en los cuales aparece la construcción
“si, pero no mucho”1 introducida en español, mayoritariamente
sin marcación diferencial gráfica (como itálicas o comillas), y sin
traducción de la secuencia. Nuestra motivación es la sorpresa
que nos causó la irrupción de la lengua española a través de una
construcción con función argumentativa en textos de prensa es-
critos en portugués, cuya circulación social abarca principalmente
el territorio brasileño. Tomando en consideración estos factores
que determinan su uso, surge una pregunta: ¿cuál es el funcio-
namiento enunciativo-discursivo de “Si, pero no mucho”? Para

*
Una primera versión reducida de este trabajo fue presentada en el “II Co-
loquio Internacional de Marcadores Discursivos en las Lenguas Románicas: un
Enfoque Contrastivo”, realizado por el Instituto de Lingüística de la Universidad
de Buenos Aires, del 5 al 7 de diciembre de 2011.
1
Señalamos que en los textos analizados el adverbio afirmativo aparece
siempre escrito sin el acento ortográfico, lo que produce un efecto de indistinción/
sobreposición entre la grafía de las lenguas española “sí” y portuguesa “sim”,
cuyos efectos enunciativos y discursivos analizaremos más adelante.
134 Mónica G. Zoppi Fontana

intentar responder este interrogante orientamos nuestro trabajo


de análisis en dos direcciones complementarias: la primera tiene
como finalidad describir el valor argumentativo. La segunda
tiene por finalidad describir los efectos de sentido que produce
la enunciación en lengua española de esta expresión en textos en
portugués destinados a lectores brasileños. Nuestra conclusión
desarrolla una reflexión teórica acerca del funcionamiento de la
argumentación en español y portugués. Para ello consideramos
los procesos de identificación/subjetivación que constituyen ima-
ginariamente la relación entre las lenguas y los hablantes. Esos
procesos tienen lugar en un espacio de enunciación configurado
por iniciativas de integración regional en el marco del Mercosur
y, más particularmente, en un contexto de relaciones de rivalidad
especular entre Brasil y Argentina. Fundamentamos el análisis
enunciativo-argumentativo de la expresión “(sí), pero no mucho”
en los postulados de la Teoría de la Argumentación en la Lengua
(Anscombre & Ducrot, [1988]1994; Ducrot, [1984]1987; 1998),
resignificada a partir de los conceptos de espacio de enunciación
y agenciamiento enunciativo desarrollados por la Semántica del
Acontecimento (Guimarães, 2002; 2005). Para comprender los
efectos de sentido producidos por la enunciación en español de
esta expresión, establecemos un diálogo teórico con los principios
del Análisis del Discurso de filiación francesa y brasileña,2 lo que
nos permite caracterizar la expresión “(si), pero no mucho” como
un modo de decir (Authier-Révuz, 1990), que afecta los procesos
de identificación/subjetivación de los autores/lectores brasileños.

1. Prácticas discursivas entre el portugués y el español en Brasil

En trabajos anteriores, escritos en coautoría con María Teresa


Celada,** nos dedicamos al estudio de escenas enunciativas

2
Véase Pêcheux ([1969]1977; [1975]1988); Gadet y Pêcheux ([1981]1984);
Authier-Revuz (1991; 1998; 2003) y Orlandi (2007; 2009), entre otros.
**
Profesora del Departamento de Lengua Española en la Universidad de San
Pablo (usp).
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 135

representativas de la práctica discursiva de argentinos y brasi-


leños, en las cuales era posible identificar la injerencia de las
imágenes discursivas de unos y otros no sólo en la formula-
ción de los enunciados (en su forma), sino también y princi-
palmente en su interpretación por parte de los interlocutores.3
En esos trabajos exploramos la articulación de los enunciados
en las escenas enunciativas producidas en contextos de ora-
lidad semi-formal y analizamos cómo determinados modos de
decir orientan argumentativamente los enunciados a partir
de la presencia de elementos pre-construidos implícitos que
sirven de anclaje semántico-discursivo para los procesos de
identificación.
Siguiendo esta línea investigativa, en este trabajo consi-
deramos que los procesos históricos de integración regional
producen efectos en la configuración de nuevas relaciones de
sociabilidad que determinan los procesos de identificación-
subjetivación. Teniendo en cuenta que en esos procesos los
sujetos constituyen su identidad lingüística y cultural, nuestra
reflexión se propone comprender el funcionamiento de la ex-
presión “(sí), pero no mucho” presente en textos en portugués
que son producidos y circulan en Brasil en la prensa escrita,
y cuyos temas no se refieren necesariamente a situaciones de
contacto binacional o de integración regional. Las escenas
enunciativas que aquí analizamos movilizan ciertos imagina-
rios sociales a partir de los cuales brasileños y argentinos pro-
yectan especularmente imágenes de sí y del otro. La pregunta
a la que intentaremos responder teóricamente es: ¿qué efectos
de sentido produce la enunciación de esta expresión en español
en un texto en portugués, insertada en lugar de expresiones
equivalentes de la lengua portuguesa que podrían sustituirla en
los mismos contextos lingüísticos y en las mismas condiciones
de producción de los enunciados?

3
Por falta de espacio, no reproducimos aquí el conjunto de los análisis;
sugerimos al lector remitirse a Celada y Zoppi Fontana (2010).
136 Mónica G. Zoppi Fontana

2. “(Si), pero no mucho”: ¿un marcador discursivo?

Iniciamos el estudio de esta expresión con algunas observacio-


nes sobre su funcionamento. En los textos analizados aparece
como una construcción fija que es introducida en bloque en los
enunciados4 y se presenta como una respuesta o réplica a una
pregunta total o a un comentario precedente. Observemos al-
gunos recortes que ejemplifican el funcionamiento descrito (el
subrayado es nuestro):

1. DIVINEWS Notícias mais rápidas que um clique


DiviNewsMinas Gerais Geral Qui, 10 de Junho de 2010 18:23

Prefeituras transparentes? Si, pero no mucho – Divinews analisa sites das


prefeituras dos municípios de Betim, Uberaba, Belo Horizonte e Divinópolis
DiviNews
A maioria dos sites das prefeituras analisadas tem alto grau de complexi-
dade para que o cidadão comum entenda de forma simples e transparente
as prestações de contas – Foram criadas varias janelas, sub-janelas,
menus e termos contábeis/financeiros que fazem o internauta desistir.

2. 23 de outubro de 2011
Da coluna Aparte do fim de semana: Partido tem dono? Si, pero no mucho
Tudo indica que sim. E em Santa Maria parece que a história se repete.
[...]- Tem gente que se acha dono do partido. Não é bem assim! - esbra-
vejou o “rebelde”.

3. JORNAL DA TARDE Domingo, 21 fevereiro de 2010, MUNDO


Inimigos? Si, pero no mucho’
Hugo Chávez, presidente da Venezuela
Chávez admitiu que precisará da ajuda de seus “inimigos” políticos (Esta-
dos Unidos e Colômbia) para enfrentar a crise energética do país. A Vene-
zuela comprará eletricidade da Colômbia e de empresas norte-americanas.

4
Más adelante comentaremos los casos en que el adverbio afirmativo inicial
sí es elidido, lo que da lugar a una articulación que comienza directamente con
la conjunción pero.
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 137

4. FOLHA.COM 09/07/2008-08h38 RAUL JUSTE LORES da Folha


de S.Paulo, em Pequim
Chinesa vira estrela com eletrônica e ritmos mongóis
Biografia sob medida
Com seus trajes de princesa asiática, que ela mesma desenha, e sua música
tradicional, pero no mucho, Sa Dingding não é apenas uma atração sob
medida para o catálogo da world music mundo afora.
Sua biografia também vem a calhar para o regime comunista, um retrato
de integração étnica que o noticiário tem desmentido nos últimos meses
—com enormes protestos de tibetanos e muçulmanos em províncias ocu-
padas e reprimidas pela China.

5. FOLHA.COM 12/09/2001-03h42 Exposição em Madri quer revelar


estética universal da América Latina
CASSIANO ELEK MACHADO da Folha de S. Paulo, em Madri

Um fantasma ronda a Península Ibérica. Essa alma penada se chama arte


latino-americana e ela deve vagar esta noite pelo amplo saguão de um
prédio bem no miolo da Espanha. É em torno dessa assombração que se
reúnem os 39 artistas que participam da exposição “O Final do Eclipse”,
que começa hoje, em Madri.
São cubanos, mexicanos, uruguaios, colombianos, brasileiros, argentinos,
chilenos e venezuelanos. São latino-americanos, “pero no mucho” (mas
não muito), já que a idéia também não era mostrar os particularismos
culturais de cada país, mas dar uma amostra de como neles também se
faz arte de alcance universal.

6. FOLHA.com PAI É PAI colunistas Luiz Rivorio 06/02/2011-07h08


Rotina

Esta semana os meninos voltaram às aulas. O Pedro na terça, o João, inex-


plicavelmente, na quinta. Mas tudo bem. O fato é que é hora de retomar a
rotina já que, depois de quase dois meses de papo pro ar, acabou a mamata.
Rotina. Isso. Nunca imaginei que daria importância à ela. Mas depois de
um mês especialmente confuso, to adorando retomá-la.[...] Anteriormente,
eu até achava que ia ser muito legal passar uns dias fora, podendo sair
todos os dias, sem horário pra nada e tal. Engano. É legal, pero no mucho.
Uma hora cansa e, de novo, o que você quer mesmo é chegar na sua casa
na hora de sempre, encontrar seus filhos, jantar com eles, ver um pouco
de TV, ler e, bem, fazer umas coisinhas antes de dormir.
138 Mónica G. Zoppi Fontana

Antes de proceder al análisis de los enunciados selecciona-


dos, definimos la noción de recorte con la que operamos en este
artículo. Según Orlandi (1984):

El recorte es una unidad discursiva. Por unidad discursiva enten-


demos fragmentos correlacionados de lenguaje-y-situación. De este
modo, un recorte es un fragmento de la situación discursiva.[...]
Además, debemos considerar que el principio por medio del cual se
realizan los recortes varía de un discurso a otro de acuerdo con el tipo
de discurso, con la configuración de las condiciones de producción
e, incluso, con los objetivos y alcance del análisis (Orlandi, 1984: 14)
[Traducción nuestra].

La noción de recorte permite analizar las prácticas discur-


sivas en su compleja configuración, que relaciona de manera
constitutiva e inseparable los fragmentos textuales con la si-
tuación interlocutiva y el contexto sociohistórico en que fueron
producidos. No se trata, por lo tanto, de una unidad segmental
que podría ser delimitada en el corpus por procedimientos exclu-
sivamente distribucionales. Un recorte sólo puede ser delimitado
y descrito si se integra al análisis de las secuencias lingüísticas
las condiciones de producción del discurso (Pêcheux, 1969).
Las condiciones de producción relacionan el texto con los suje-
tos y procesos históricos y, como afirma Robin (1978), pueden
ser analizadas lingüísticamente a partir de las marcas que las
representan5 en los textos.

[…] las condiciones de producción (cuadro institucional, aparato


ideológico en el cual se inscribe [el discurso], representaciones que
lo sustentan, coyuntura política, relaciones de fuerza, efectos estraté-
gicos deseados, etc.) no son un simple contexto, las “circunstancias”

5
« […] les conditions de production (cadre institutionnel, appareil idéolo-
gique dans lequel il s’inscrit, représentations qui le sous-tendent, conjoncture
politique, rapport de forces, effets stratégiques recherchés, etc.) ne sont
pas un simple contexte, des ‘circonstances’ qui exerceraient à leur façon de
simples contraintes sur le discours, mais ces conditions caractérisent le discours,
le constituent, et, le constituant, sont repérables par l’analyse linguistique ».
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 139

que impondrían, a su manera, ciertas restricciones al discurso. Al


contrario, estas condiciones caracterizan el discurso, lo constituyen
y, por el hecho de constituirlo, son observables por medio de un
análisis lingüístico (Robin, cit. por Guespin, 1976: 4-5) [Traducción
nuestra].

La noción de recorte, en cuanto categoría analítica, explicita


la concepción teórica de discurso con la cual operamos y cuyo
fundamento se encuentra en la noción de condiciones de pro-
ducción.
El corpus que analizamos en este trabajo está compuesto por
una serie de recortes que fueron extraídos de la versión online
de diarios y revistas informativas de la prensa brasileña nacional
y regional. El relevamiento de textos fue realizado por medio
de diversos mecanismos de búsqueda de documentos digitales
disponibles en red. Esta búsqueda tomó por idioma de base el
portugués brasileño y consideró como input la expresión “si,
pero no mucho”; sólo fueron seleccionados textos de prensa
producidos en Brasil y escritos en portugués. La recopilación
del corpus fue realizada por la autora de este artículo durante el
mes de noviembre de 2011 y la selección de los recortes para
el análisis obedeció a dos criterios: la dispersión geográfica y la
dispersión temporal de los periódicos y textos reunidos. De esta
manera, el corpus analizado incluye recortes que representan
diferentes estados brasileños (fronterizos y no fronterizos) y que
se refieren a momentos diferentes de un periodo de diez años
(2001-2011).
Señalamos, además, otros dos factores que consideramos
importantes para la descripción. Uno de ellos es el alcance de la
circulación de los periódicos analizados, dado que la proximidad
o contacto con un país limítrofe hispanohablante podría ser con-
siderado un factor que facilitaría la aparición de esta expresión
en los textos. En este sentido, destacamos que el recorte (2) es el
único que corresponde a un diario que circula en una región de
frontera: la ciudad de Santa Maria, situada en el estado de Rio
Grande do Sul, cercana a la frontera con Argentina. Este dato
140 Mónica G. Zoppi Fontana

nos permite afirmar que la distribución geográfica del periódico


no produce un impacto significativo en el funcionamiento de la
expresión. Otro factor a tener en cuenta es la temática de las
noticias analizadas, dado que es necesario evaluar conveniente-
mente la existencia de una correlación directa entre la temática
abordada por los textos y la aparición de la expresión “si, pero
no mucho”. No obstante, sólo los recortes (3) y (6) tratan de
cuestiones relacionadas con América Latina y los procesos
de integración regional y, por lo tanto, tampoco la temática de
los textos parece ser un factor determinante de la aparición
de la expresión.
Por otro lado, resulta significativo observar una diferencia
en la estructura formal de la expresión de acuerdo con su lu-
gar de inserción en el texto periodístico. Cuando la expresión
es introducida en los titulares de la noticia, ella aparece en su
versión completa, incluyendo el adverbio afirmativo inicial. De
esta manera, la expresión adquiere autonomía sintáctica y fun-
ciona como enunciado independiente. Cuando la expresión es
incorporada al texto de la noticia, se elide el adverbio afirmativo
y sólo se explicita el segundo segmento, encabezado por la con-
junción “pero”. Como resultado, al quedar incluida como parte
del enunciado en el que se inserta por medio de la coordinación
adversativa, la expresión pierde su autonomía sintáctica.
Finalmente, destacamos la ausencia de traducción inmediata
de la expresión “(si), pero no mucho”, que aparece en los textos
siempre escrita en español. Además, en general, no encontramos
ninguna marca gráfica (itálicas, guiones o comillas) que distin-
gan esta expresión del resto del enunciado. El recorte (5) es el
único caso en el corpus analizado en que la expresión es marca-
da por el uso de comillas y es seguida por una traducción, que
aparece delimitada por paréntesis, y funciona, por lo tanto, como
inciso. En este sentido, la lengua española y la lengua portuguesa
aparecen amalgamadas en el enunciado, lo que produce un efecto
de continuidad e indistinción entre ellas en la linearidad de la
secuencia lingüística.
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 141

Desde el punto de vista morfosintáctico, la expresión presenta


en su conjunto el funcionamiento de una locución adverbial que
está compuesta por:

1. un adverbio de afirmación “sí” (cuya aparición depende, como ya


indicamos, de la distribución de la expresión en el texto perio-
dístico) en posición inicial, separado gráficamente del segundo
segmento de la locución por una coma;
2. una conjunción adversativa con función de conector contraargu-
mentativo en posición inicial del segundo segmento de la locución;
3. un complemento circunstancial de cantidad, “no mucho”. Este
complemento presenta un adverbio de cantidad sobre el que incide
una negación.

A partir de esta descripción inicial de sus rasgos formales,


proponemos caracterizar la expresión “si, pero no mucho” como
un marcador discursivo. Para ello, tomamos como punto de
partida la definición propuesta por Portolés (2001: 48):

Los marcadores del discurso son unidades lingüísticas invariables,


no ejercen una función sintáctica en el marco de la predicación ora-
cional y poseen un cometido coincidente en el discurso: el de guiar,
de acuerdo con sus distintas propiedades morfosintácticas, semánticas
y pragmáticas, las inferencias que se realizan en la comunicación.

Como características definitorias de los marcadores del


discurso, Martín Zorraquino y Portolés (1999) describen las
siguientes:

1. Desde un punto de vista prosódico, los marcadores se encuentran


limitados como incisos por la entonación; en la escritura, esta ento-
nación peculiar se refleja con frecuencia al situar el marcador entre
comas.
2. Morfológicamente, se trata de unidades lingüísticas invariables,
que pertenecen a diferentes categorías gramaticales.
3. Sintácticamente, son unidades no integradas en la oración, con un
grado de autonomía que varía para cada marcador. A diferencia de
las conjunciones, no presentan una posición fija; de todos modos, es
142 Mónica G. Zoppi Fontana

difícil documentar algunas de estas unidades en una posición que no


sea la inicial del miembro discursivo que introducen. A diferencia de
los adverbios que funcionan como complementos circunstanciales, no
pueden recibir especificadores ni adyacentes complementarios. Otros
rasgos sintácticos destacables son el hecho de no poder coordinarse
entre sí o no admitir la negación.
4. Los marcadores pueden incidir en miembros del discurso que cons-
tituyen categorías léxicas y sintagmáticas muy diversas.
5. Semánticamente, son elementos que no presentan un contenido
referencial o denotativo, sino que muestran un significado de proce-
samiento: el de guiar, de acuerdo con sus distintas propiedades mor-
fosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se han de
efectuar del conjunto de los dos miembros discursivos que conectan.

Por su parte, Cueva Lobelle (2008), en su artículo “Esta-


do de la cuestión sobre las características gramaticales de los
marcadores discursivos del español”, desarrolla un panorama
analítico de las investigaciones existentes sobre los marcadores
discursivos en lengua española y discute cada uno de los rasgos
distintivos con base en los análisis y en las discusiones realizados
por reconocidos autores del área. Presentamos a continuación los
rasgos delimitadores de los marcadores discursivos de acuerdo
con este autor y discutimos su aplicación para la descripción de
la expresión que analizamos:

1. Rasgos prosódicos:

Unidades tónicas y aisladas entre pausas del resto de su oración.


Cueva Lobelle (2008: 90) observa que:

Este rasgo está fuertemente relacionado con la adscripción categorial


de las distintas unidades. En este sentido, para quienes incluyen las
conjunciones dentro de las unidades que estamos estudiando, este
rasgo es irrelevante de cara a delimitar la clase de los marcadores.

En nuestro caso, reconocemos este aislamiento prosódico en


el funcionamiento de la expresión en su versión completa (“Si,
pero no mucho”) cuando aparece en los titulares. Incorporada
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 143

al texto de la noticia, con el adverbio afirmativo elidido, pierde


la autonomía sintáctica, dado que la conjunción “pero” integra
el segundo segmento en el enunciado en el cual se inserta. Sin
embargo, el segundo segmento de la expresión finaliza siempre
el enunciado y delimita así un enlace argumentativo entre el
enunciado en que aparece y el que le sigue, bien demarcado por
pausas representadas en la escritura por comas o puntos.

2. Rasgos morfosintácticos:

Son unidades invariables, tienen gran movilidad y pueden si-


tuarse entre signos de diferente función y categoría. De hecho, el
funcionamiento de la expresión que estamos analizando cumple
con estas características, dado que no acepta la introducción de
nuevos elementos o la sustitución léxica de los elementos que
la conforman. Esta invariabilidad en la forma (con excepción
de la elisión del adverbio afirmativo inicial) es constatada en
nuestro corpus. Por otro lado, según Portolés (2011) y Cueva
Lobelle (2008), los marcadores discursivos se caracterizan tam-
bién porque tienen una posición “extrapredicativa”, es decir, no
cumplen una función a nivel del predicado. Podemos considerar
que la expresión en su conjunto —“(sí), pero no mucho”— ocupa
una posición extrapredicativa. En este sentido, podemos decir
que, en cuanto marcador discursivo, la expresión que analizamos
no ejerce una función sintáctica en el marco de la predicación
oracional, lo que verifica la definición de Portolés ya citada: en
el corpus reunido para el análisis, la expresión ocupa siempre
una posición entre enunciados.

3. Rasgos semánticos:
Su significado es relacional. Los marcadores se relacionan con
el contenido proposicional del enunciado en el que se insertan
y no alteran sus condiciones de verdad. Como veremos más
adelante, desde nuestro punto de vista teórico, asumidamente no
referencialista, es el funcionamiento semántico-argumentativo
144 Mónica G. Zoppi Fontana

de la expresión el que debe ser considerado en el análisis de su


significación y no un supuesto significado veritativo-funcional
que pudiera ser decidido por correspondencia con un estado de
cosas extralingüístico. En este sentido, consideramos la expre-
sión en su totalidad como un marcador contraargumentativo,
que actúa también como modificador desrealizante del enun-
ciado precedente.6

4. Rasgos pragmáticos:

Su significado es procedimental. Se trata de unidades lingüís-


ticas que guían las inferencias de la comunicación. De hecho,
como mostraremos a continuación, la expresión “si, pero no
mucho” produce efectos de sentido que deben ser inferidos de su
funcionamiento enunciativo-discursivo. Por nuestra parte, anali-
zaremos el funcionamiento de esta expresión como un modo de
decir (Authier-Revuz, 1990) que afecta la lectura-interpretación
del enunciado.
Fundamentados en la discusión precedente, caracterizamos
la expresión “(sí), pero no mucho” incluida en textos escritos en
portugués que circulan en territorio brasileño como un marcador
discursivo, cuyo funcionamiento argumentativo analizamos a
continuación.

3. Argumentación y discurso

Recordemos lo que el Manual de la nueva gramática de la len-


gua española, de la Real Academia Española (2010: 616), señala
respecto de la conjunción pero:

31.5.1b Con la conjunción pero se contraponen dos ideas, una de ellas


no formulada de manera explícita, sino inferida. Esta inferencia es
una deducción libre establecida a partir de diversas informaciones,
supuestos compartidos o de sentido común, conocimientos culturales

La noción de modificador desrealizante es definida por Ducrot (1998); más


6

adelante describimos en detalle este aspecto del funcionamiento de la expresión.


Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 145

o preferencias particulares de otra naturaleza. En algunos casos, la


oposición tiene lugar entre dos inferencias, cada una de las cuales se
deduce de uno de los segmentos coordinados.
31.5.1d Cuando la conjunción pero se utiliza al comienzo de un perío-
do, actúa como conector discursivo. En tal caso sigue interpretándose
como conjunción adversativa, pero una parte de la información ne-
cesaria para establecer su significado ha de obtenerse de la situación
previa. El uso de pero en las réplicas suele introducir una reacción
del hablante (atenuada o vehemente) a las palabras de su interlocutor.

El funcionamiento argumentativo de la expresión “si, pero


no mucho” en el corpus que analizamos coincide con esta des-
cripción. La negación que recae sobre el adverbio de cantidad
mucho en el segundo segmento opera como una reorientación
argumentativa parcial, dado que limita las posibilidades de
continuidad del enunciado al negar un grado alto de la escala
argumentativa. De esta manera, el segundo segmento obliga a
producir una relectura del primer segmento, conduciendo a una
reinterpretación que afecta el sentido del enunciado precedente.
Utilizamos en este análisis inicial las nociones de relectura y rein-
terpretación definidas por García Negroni (2000) cuando describe
“los movimientos retroactivos de relectura en los que la ocurrencia
de un enunciado E2 se transforma en el contexto de reinterpreta-
ción para un enunciado E1 previo”. La autora afirma que:

[…] definida como la atribución de una segunda interpretación (s’1)


para un enunciado E1 al que ya se le ha atribuído un sentido s1 en el
momento de su enunciación, y susceptible de ser desencadenada por
las instrucciones de relectura contenidas en la significación de ciertas
palabras y conectores presentes en un enunciado E2, la reinterpreta-
ción debe necesariamente ser tomada en consideración con miras al
cálculo del sentido general del discurso (García Negroni, 2000: 91).7

7
A partir de nuestro propio marco teórico y considerando nuestra descripción
de la expresión “(si), pero no mucho” como un modo de decir determinado por la
particular configuración del espacio de enunciación brasileño, redefinimos más
adelante este movimiento retroactivo de reinterpretación como resultado de la
146 Mónica G. Zoppi Fontana

En efecto, el segundo segmento de la expresión (“pero no mu-


cho”) introduce una escala argumentativa marcada en un grado
menor a la del primer segmento, atenuando o restringiendo la
fuerza de la afirmación (sea en un enunciado precedente, cuando
la expresión está integrada al texto de la noticia, sea del adverbio
afirmativo “sí”, cuando la expresión aparece en los titulares).
En este sentido, podemos concluir que su funcionamiento ar-
gumentativo se aproxima al de los modificadores desrealizantes
(md) y de los marcadores discursivos contraargumentativos.
Ducrot (1998: 50) define los modificadores desrealizantes de
la siguiente manera:

Una palabra léxica Y es denominada “md” [modificador desrealizante]


en relación con un predicado X sólo si el sintagma XY:
(i) No es sentido como contradictorio
(ii) Tiene una orientación argumentativa inversa, o una fuerza argu-
mentativa inferior a la de X.

Para Ducrot los modificadores desrealizantes son palabras


plenas o “léxicas” (adjetivos o adverbios) que se pueden aplicar
a sustantivos o verbos (agrupados bajo la designación común de
predicados) y que explicitan caracteres cuya presencia disminuye
la aplicabilidad de un predicado, “es decir, la fuerza con la que se
aplican, a propósito de un objeto o de una situación, los topoï que
constituyen su significación” (Ducrot, 1998: 48). Como procedi-
miento heurístico que permite descubrir los md, “o más bien los
pares (X,Y) donde Y es md en relación con X” (Ducrot, 1998: 50),
el autor propone el siguiente criterio: “Debe ser posible enunciar
X, pero XY sin tener una razón argumentativa precisa para oponer
X a XY” (Ducrot, 1998: 50). En otras palabras, el autor sugiere
parafrasear un enunciado por otro en el cual la conjunción pero
opone el predicado X a un modificador Y, por ejemplo:
Pedro es un pariente, pero (un pariente) lejano.

modalización autonímica que afecta el enunciado, por efecto de la irrupción de


la lengua española en la secuencia lingüística.
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 147

Este enunciado opone el predicado pariente a su md lejano,


a través de una construcción en la que se inserta la conjunción
pero. En este sentido, la paráfrasis heurística permite representar
la relación semántico-argumentativa entre pariente y lejano en
un enunciado como:

Pedro es un pariente lejano.

Como lo especifica en la definición que adelantamos, al tratar


del funcionamiento de los md, Ducrot considera la relación entre
palabras léxicas; sin embargo, en el mismo artículo, el autor am-
plía la definición para abarcar morfemas como poco y un poco.
En nuestro caso, dado que consideramos toda la expresión “(sí),
pero no mucho” como un marcador discursivo, aplicamos la
definición de md a la totalidad de la locución. Así, aproximamos
su valor argumentativo al de los modificadores desrealizantes
y consideramos el enunciado precedente como el “predicado”
sobre el cual el md ejerce su efecto de atenuador o inversor de
la continuidad argumentativa.8
Veamos este funcionamiento en los recortes que presentamos
anteriormente [los subrayados y negritas son nuestros]:

1. Prefeituras transparentes? Si, pero no mucho A maioria dos sites


das prefeituras analisadas tem alto grau de complexidade para que o
cidadão comum entenda de forma simples e transparentea prestação
de contas
[Trad.: ¿Municipalidades transparentes? Sí, pero no mucho. La ma-
yoría de las páginas web de las municipalidades analizadas presentan
un alto grado de complejidad para que el ciudadano común entienda
de forma simple y transparente la rendición de cuentas].

8
Véase García Negroni y Tordesillas Colado (2001: 224), que afirman que:
“la teoría de los modificadores desrealizantes ha puesto en evidencia que ‘pero’
también puede llevar adelante un tercer tipo de oposición. Nos referimos a la
oposición por desrealización, es decir aquella que se establece entre un predicado
X y un md”.
148 Mónica G. Zoppi Fontana

2. Partido tem dono? Si, pero no mucho. Tudo indica que sim. Tem
gente que se acha dono do partido. Não é bem assim! —esbravejou
o “rebelde”.
[Trad.: ¿El partido tiene dueño? Sí, pero no mucho. Todo indica que
sí. Hay gente que se cree dueña del partido. ¡No es así! —vociferó
el “rebelde”].

3. Inimigos? Si, pero no mucho. Chávez admitiu que precisará da


ajuda de seus “inimigos” políticos (Estados Unidos e Colômbia) para
enfrentar a crise energética do país.
[Trad.: ¿Enemigos? Sí, pero no mucho’. Chávez admitió que necesitará
la ayuda de sus “enemigos” políticos (Estados Unidos y Colombia)
para enfrentar la crisis energética del país].

4. Chinesa vira estrela com eletrônica e ritmos mongóis. Com seus


trajes de princesa asiática, que ela mesma desenha, e sua música
tradicional, pero no mucho, Sa Dingding não é apenas uma atração
sob medida para o catálogo da world music mundo afora.
[Trad.: China se transforma en estrella con [música] electrónica y
ritmos mongoles. Con sus trajes de princesa asiática, que ella misma
diseña, y su música tradicional, pero no mucho, Sa Dingding no es
apenas una atracción a medida para el catálogo de la world music en
el mundo].

5. São latino-americanos, “pero no mucho” (mas não muito), já que


a idéia também não era mostrar os particularismos culturais de
cada país, mas dar uma amostra de como neles também se faz arte
de alcance universal.
[Trad.: Son latinoamericanos, “pero no mucho” (mas não muito), ya
que la idea tampoco era la de mostrar las particularidades culturales
de cada país, sino la de presentar una muestra de cómo ellos también
hacen arte de alcance universal].

6. Anteriormente, eu até achava que ia ser muito legal passar uns


dias fora, podendo sair todos os dias, sem horário pra nada e tal.
Engano. É legal, pero no mucho. Uma hora cansa e, de novo, o que
você quer mesmo é chegar na sua casa na hora de sempre.
[Trad.: Antes, hasta me parecía que iba a ser muy bueno pasar unos
días afuera, pudiendo salir todos los días, sin horarios ni nada.
Estaba equivocado. Está bien, pero no mucho. Llega una hora que
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 149

uno se cansa y, de nuevo, lo que uno realmente quiere es llegar a


su casa a la hora de siempre].

Si comparamos los recortes, observamos que el valor argu-


mentativo de la expresión “(sí), pero no mucho” oscila entre
la inversión de la orientación argumentativa y la atenuación
de la fuerza argumentativa. Así, en los recortes (1), (3) y (5), la
expresión invierte la dirección argumentativa indicada por el pri-
mer segmento: en (1) se opone a la presunta transparencia de los
sitios de las municipalidades el alto grado de complejidad de las
páginas que impide que el ciudadano común las entienda; en (3)
se opone la evaluación de los Estados Unidos y Colombia como
“enemigos” a la aceptación de su ayuda financiera; y finalmente
en (5) se opone el particularismo del ser latinoamericano al arte
de alcance universal.
Por otro lado, en los recortes (2), (4) y (6), el valor argumenta-
tivo es de atenuación y no de inversión, lo que lleva a comprender
el segmento encabezado por la conjunción pero como una conce-
sión parcial del argumento introducido en el primer segmento (es
decir, en el enunciado precedente): en (2) se niega parcialmente
—“não é bem assim”– que el partido tenga un dueño, lo que se
afirma en el primer segmento –“tudo indica que sim”–; en (4)
se afirma la modernidad de la música, a pesar de reconocerse su
dimensión tradicional “eletrônica e ritmos mongóis”; finalmente
en (6) la evaluación positiva que recae sobre el hecho de salir de
viaje, en el primer segmento —“eu até achava que ia ser muito
legal passar uns dias fora”— es atenuada en el segundo segmento
—“É legal, pero no mucho. Uma hora cansa e, de novo, o que
você quer mesmo é chegar na sua casa”.
Esta duplicidad en el funcionamiento de la conjunción pero
y consecuentemente de la expresión que la contiene (“si, pero
no mucho”) ya había sido señalada por Ducrot en su definición
de los md, inciso ii), en el que reconocía la posibilidad de que el
md produjera una inversión o una atenuación en relación con la
dirección argumentativa indicada por el predicado sobre el que
150 Mónica G. Zoppi Fontana

incide. En el mismo artículo Ducrot propone una explicación


polifónica para estos dos valores argumentativos diferentes.

Desde el momento que la indicación dada por el MD es presentada


como el objeto de la enunciación, desde el momento que el locutor no
sólo se hace responsable de dicha indicación (lo que siempre sucede),
sino que hace de ella el propósito de su habla [el locutor se identi-
fica con el punto de vista en el que se presenta ese propósito], esta
indicación produce un efecto de inversión. Cuando, por el contrario,
aparece como subsidiaria, como un accesorio, disjunto de la intención
directriz del habla [el locutor declara simplemente su acuerdo con el
punto de vista], no hace más que atenuar, manteniéndola, la orienta-
ción intrínseca del predicado (Ducrot, 1998: 56-57).

La descripción polifónica del funcionamiento argumentativo


de nuestra expresión nos lleva a retomar el análisis de la nega-
ción presente en el segundo segmento, dado que su presencia re-
quiere una explicación diferente según que la expresión aparezca
completa en el texto (con el adverbio afirmativo “sí” explícito) o
en una versión trunca (con el primer segmento elidido).

4. “Si, pero no mucho” = negación metalingüística

Cuando la expresión aparece explicitada de forma completa en


el texto, reconocemos el funcionamento de una negación me-
talingüística. Ducrot ([1984]1987: 203-204) define la negación
metalingüística como “una negación que contradice los propios
términos de un habla efectiva a la que se opone. Diré, entonces,
que el enunciado negativo responsabiliza un locutor por el enun-
ciado positivo correspondiente”.9 En este sentido, la negación
metalingüística funciona siempre como una refutación. En los
recortes analizados, el enunciado negativo se muestra como

9
La traducción al español es nuestra y toma como referencia el capítulo viii
“Esboço de uma teoria polifônica da enunciação” de la edición brasileña del libro
Le dire et le dit.
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 151

una réplica a la enunciación de otro locutor (L1), representado


por la pregunta total precedente, que es respondida en el primer
segmento de la locución por el adverbio afirmativo “si” (que
funciona como eco imaginario de una posible respuesta atri-
buida al locutor (L1)), y en seguida modificada por el segundo
segmento, en el cual (L2) introduce una escala argumentativa10
(implícita en el primer segmento) y niega simultáneamente la
aplicación del grado superior de ella. Es lo que observamos en
los recortes (1), (2) y (3) que ya analizamos y que reproducimos
parcialmente debajo.

1. Prefeituras transparentes? Si, pero no mucho


2. Partido tem dono? Si, pero no mucho. Tudo indica que sim. [...] Não
é bem assim! —esbravejou o “rebelde”.
3. Inimigos? Si, pero no mucho’.

En relación con la interrogación, la rae (2010: 804) afirma:

42.3.2a Las interrogativas totales (llamadas a veces cerradas) pre-


sentan implícita o explícitamente dos o más opciones entre las que el
oyente debe elegir. Se dividen a su vez en interrogativas de sí o no e
interrogativas alternativas.
Las primeras (también denominadas polares) se contestan con uno
de esos dos adverbios, sí o no. En ellas se contraponen dos (y solo
dos) opciones antagónicas, como en ¿Tienes frío?, donde se entiende
“¿Tienes frío o no (tienes frío)?”

Esta descripción se aplica adecuadamente al funcionamiento


de las preguntas que aparecen en los textos analizados, que son,

10
Para Ducrot (1988) el pasaje de un argumento a una conclusión es mediado
por un principio general de argumentación, un topos, que funciona como garante.
Según este autor, el topos se caracteriza por ser gradual: pone en relación dos
propiedades graduales o escalas argumentativas, cuya relación es, a su vez, tam-
bién gradual. […] “Diré que el topos establece un vínculo entre una determinada
dirección del trayecto de la escala antecedente y una determinada dirección del
trayecto del consecuente. Cuando se argumenta, se escoge un topos y se sitúa
el estado de cosas del que se habla en un cierto grado de la escala antecedente
del topos” (Ducrot, 1988: 107-109).
152 Mónica G. Zoppi Fontana

además, enunciadas como preguntas retóricas, lo que les atribuye


un efecto argumentativo específico. De hecho, como se muestra
en los recortes extraídos del corpus que exploramos, la enuncia-
ción como pregunta retórica aparece representada en los textos
como un diálogo implícito entre el locutor de la expresión “Si,
pero no mucho” y el locutor cuya enunciación es retomada en el
texto en la forma de una pregunta retórica. La pregunta podría,
de este modo, ser interpretada como una cita no marcada.11 Así,
en el recorte (2), la presencia de este segundo locutor es explí-
citamente mostrada por medio de la inclusión de un enunciado
en estilo directo atribuido a un locutor designado como “o ‘re-
belde’”. Obsérvese, también, que en el recorte (3) el texto de la
noticia hace explícita —por medio del estilo indirecto y el uso
de comillas— la cita que aparece de manera no marcada en la
pregunta que encabeza el titular: “Chávez admitiu que precisará
a ajuda de seus “inimigos”’. Finalmente en el recorte (1), con-
siderando las condiciones de producción del texto (el gobierno
de los municipios brasileños es obligado por ley a presentar de
forma pública y transparente en su página web el balance de sus
cuentas), podemos interpretar la pregunta que encabeza el titular
—“Prefeituras transparentes?”— como una cita no marcada del
discurso del gobierno municipal en su página institucional.
Para proseguir con el análisis, nos apoyamos en Anscombre
y Ducrot (1981) cuando describen el funcionamiento argumen-
tativo de las frases interrogativas totales y sus efectos en la
continuidad argumentativa del enunciado.

Como punto de partida consideramos que un enunciado interrogati-


vo Es que p? puede cumplir el papel de un E1 en una coordinación
argumentativa y que, en este caso, él está orientado hacia un tipo de
conclusión que podría indicar ~p. [...] una pregunta es usada para
sustentar una aserción. Podrá objetarse, tal vez, que no se trata de

11
Este funcionamiento se hace evidente cuando se propone una paráfrasis
heurística en la que aparezca explícito el verbo de decir: Você disse “prefeituras
transparentes”/ “inimigos”/ “que partido tem dono”? [Trad.: Ud. dijo “municipios
transparentes” / “enemigos” / “que el partido tiene dueño”?
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 153

preguntas de verdad, sino de preguntas retóricas, equivalentes por


lo tanto a afirmaciones negativas [...] Si bien es incontestable que
toda pregunta retórica tiene un aspecto argumentativo negativo, lo
inverso es falso. Nuestra tesis es precisamente que una pregunta, sea
retórica o no, tiene siempre, fundamentalmente, un aspecto negativo
(Anscombre & Ducrot, 1981: 6-7] [Traducción nuestra].12

Los autores asumen en esta descripción que las oraciones


interrogativas totales tienen, a semejanza de las preguntas retó-
ricas, un valor argumentativo negativo, o sea, son equivalentes a
una aserción negativa. Así, ellos definen las preguntas retóricas
como un uso particular de las frases interrogativas que se carac-
teriza de la siguiente manera:

—El locutor del enunciado interrogativo actúa como si la respuesta a


la pregunta fuese obvia, tanto para él como para su alocutario.
—La pregunta sólo aparece para recordar esta respuesta. Ella funciona
más o menos como la aserción de esta última, que es presentada como
una verdad ya admitida.
El punto principal de nuestra demostración es que una tal pregunta
— hecho, además, ya señalado por todos los retóricos— tiene siempre
un valor negativo en relación al contenido que constituye su tema
(Anscombre & Ducrot, 1981: 14) [Traducción nuestra].13

12
Notre observation de départ est qu’un énoncé interrogatif Est-ce que p?
peut jouer le rôle de E1 dans une coordination argumentative, et que dans ce cas,
il est orienté vers le type de conclusion que pourrait servir ~p. […] une question
est utilisée pour appuyer une assertion. On nous objectera peut-être qu’il ne
s’agit pas de vraies questions, mais de questions rhétoriques, équivalentes donc
à des affirmations négatives. [...] Si donc il est incontestable que toute question
rhétorique possède un aspect argumentatif négatif, l’inverse est en revanche
faux. Notre thèse est précisément qu’une question, rhétorique ou non, a toujours
fondamentalement ce côté négatif.
13
“—Le locuteur de l’énoncé interrogatif fait comme si la réponse à la
question allait de soi, aussi bien pour lui que pour l’allocutaire. —La question
n’est là que pour rappeler cette réponse. Elle joue alors à peu près le rôle de
l’assertion de cette dernière, présentée comme une vérité admise. Le point impor-
tant pour notre démonstration est qu’une telle question –fait signalé par tous les
rhétoriciens– a toujours une valeur négative par rapport au contenu constituant
le thème de la question”.
154 Mónica G. Zoppi Fontana

Como mencionamos, los recortes que analizamos demuestran


este funcionamiento, dado que el encadenamiento protagonizado
por la expresión “si, pero no mucho” introduce explícitamente
una negación, que conduce a una inversión o atenuación argu-
mentativa.

5. “X, pero no mucho” = negación polémica

Cuando el primer segmento del marcador discursivo es elidido


y la locución se encadena directamente al enunciado anterior
por medio de la conjunción pero, la negación que aparece en el
segundo segmento funciona como una negación polémica. Du-
crot ([1984]1987: 204) define la negación polémica como aquella
que opone no un locutor a otro, sino enunciadores: “el locutor se
asimila a un enunciador E2 que rechaza no un locutor, sino un
enunciador E1, que pone en escena en su propio discurso y que
no puede ser asimilado al autor de ningún discurso efectivo. La
actitud positiva a la cual el locutor se opone es interna al discurso
en el que es rechazada” [Traducción nuestra].
De esta manera, en los recortes (4), (5) y (6), encontramos este
funcionamiento: se niega el punto de vista de un enunciador (y
no de un locutor como en los casos analizados anteriormente)
que presentaría el grado superior de una escala argumenta-
tiva, que generalmente permanece implícita, aunque puede ser
explicitada, como ocurre en (6): “eu até achava que ia ser muito
legal […]. É legal, pero no mucho” (trad.: “hasta me parecía que
iba a ser muy bueno […]. Está bien, pero no mucho).

6. Modalización autonímica y enunciación irónica

El análisis del valor argumentativo de la expresión “si, pero no


mucho” que desarrollamos no nos ofrece ninguna hipótesis expli-
cativa para la irrupción de la lengua española en su formulación.
En efecto, si consideramos que existen fórmulas en portugués
que podrían reemplazarla en los mismos contextos lingüísticos,
como por ejemplo: “sim, mas não muito”, “sim, mas nem tanto”,
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 155

“sim, mas não é bem assim”—, la pregunta que se impone es:


¿cómo interpretar los efectos de sentido producidos por la irrup-
ción de otra lengua en el seno de un texto en portugués que
circula en Brasil para lectores brasileños? Fundamentados en los
trabajos de Authier-Revuz (2003), consideramos la presencia de
la lengua española como una marca de hetereogeneidad enun-
ciativa, que produce como efecto la modalización autonímica de
la expresión que analizamos.
La autora caracteriza la modalización autonímica como una
forma de desdoblamiento opacificante del decir y la caracteriza
estructuralmente como la superposición en un mismo signo de
“una referencia a la cosa y de una referencia a la palabra por
medio de la cual la cosa es nombrada” (Authier-Revuz, 2003:
88-99) [La traducción es nuestra). O sea, la ilusión de transpa-
rencia del signo es localmente suspendida y la palabra resiste y
se interpone como objeto.

Para esbozar ahora, esquemáticamente, su función en la enunciación,


diremos que al desdoblar el uso de un término por un comentario
reflexivo y opacificante sobre este uso, la modalización [autonímica]
suspende localmente, sobre el término en cuestión, el carácter abso-
luto, incuestionado de las palabras. La modalización atribuye a un
elemento del decir el estatuto de un modo de decir, relativizado (aún
cuando lo sea para valorizarlo) entre otros. De esta manera, la enun-
ciación se representa localmente como afectada por un no-uno, como
si fuese alterada —en el doble sentido de alteración y alteridad— en
su funcionamiento, por medio de un caso puntual de no-coincidencia
(Authier-Revuz, 1991: 146) [Traducción nuestra].14

14
Pour esquisser maintenant, schématiquement, sa fonction dans l’énonciation,
nous dirons qu’en doublant l’usage d’un terme d’un commentaire réflexif opaci-
fiant sur cet usage, cette modalisation suspend localement, sur le terme visé, le
caractère absolu, inquestionné des mots. La modalisation confère a un élément du
dire le statut d’une manière de dire, relativisée (même si c’est pour la valoriser)
parmi d’autres. Ce faisant, l’énonciation se représente localement comme affec-
tée de non-un, comme altérée —au double sens d’alteration et d’altérité— dans
son fonctionnement par un fait ponctuel de non-coïncidence.
156 Mónica G. Zoppi Fontana

Así, la modalización autonímica se define como una con-


figuración enunciativa que implica un retorno reflexivo del
decir sobre sí mismo, que produce localmente como efecto la
representación discursiva de las no-coincidencias del decir, las
que pueden ser organizadas en cuatro tipos de funcionamiento
enunciativo: la no-coincidencia interlocutiva, la no-coinci-
dencia del discurso consigo mismo, la no-coincidencia entre
las palabras y las cosas y la no-coincidencia de las palabras
consigo mismas.
A partir de la propuesta de Authier-Revuz, consideramos
que la irrupción de la lengua española en el interior de enuncia-
dos en portugués es una marca de alteridad que opera sobre la
continuidad de la cadena significante: ella destaca un elemento
del enunciado como cuerpo extraño. Al mismo tiempo, este
elemento marcado por la modalización autonímica se mantiene
integrado al funcionamiento del texto, puesto que es una parte
constitutiva del encadenamiento que enlaza los enunciados y
los orienta argumentativamente. De esta manera, describimos
el funcionamiento enunciativo de la expresión “si, pero no
mucho” como la representación de una no-coincidencia interlo-
cutiva y una no-coincidencia del discurso consigo mismo: ella
representa imaginariamente la lengua del otro y su modo de
argumentar, además de convocar implícitamente al interlocutor
(lector eventual del texto) como cómplice en el reconocimiento
de esta representación. La extraña familiaridad con la lengua
del otro, que se mezcla con la propia, produce materialmente
la indistinción de los límites formales entre ambas e inscribe el
equívoco en el interior de una única forma que sufre esta doble
determinación lingüística. Testimonio de este funcionamiento
es la grafía equivocada del adverbio afirmativo, escrito en todos
los textos del corpus en que aparece sin el acento gráfico “si”:
como ya anticipamos, esta forma reúne en ella los rastros de la
lengua española ‘sí’ y de la lengua portuguesa ‘sim’. Equívoco
ortográfico que nos recuerda, como afirman Gadet y Pêcheux
([1981]1984) que:
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 157

Lo que afecta y corrompe el principio de la univocidad de la lengua


no es localizable en ella: el equívoco aparece exactamente como el
punto en que lo imposible (lingüístico) se encuentra con la contradic-
ción (histórica); el punto en que la lengua alcanza la historia (Gadet
y Pêcheux, [1981] 2004: 64) [Traducción nuestra].

La representación imaginaria de la lengua del otro y de su


particular modo de argumentar es producida a partir de un juego
especular de imágenes discursivas,15 que son proyectadas por
anticipación (Pêcheux, 1969). Así, considerando que A y B repre-
sentan los participantes del proceso discursivo (interlocutores) y
que R representa el objeto discursivo (la enunciación en lengua
española),16 podemos describir el funcionamiento de la expresión
“si, pero no mucho” a partir del siguiente juego de imágenes:

IA(R) la imagen de R (la enunciación en lengua española) producida


desde el lugar de A (locutor identificado como brasileño).
IA(B) la imagen de B (locutores reconocidos como hispanohablantes)
producida desde lugar de A ( locutor identificado como brasileño).
IA(B(R)) la imagen de R (la enunciación en lengua española) produ-
cida desde el lugar de A (locutor identificado como brasileño) por
anticipación, o sea, por una proyección imaginaria anticipada de
la imagen de R que sería producida desde el lugar de B (locutores
reconocidos como hispano-hablantes).

Este juego de proyecciones imaginarias encuentra su sustento


en la memoria discursiva, que actúa por efecto de preconstruido:17
el otro en la lengua no es uno cualquiera, sino “los hermanos”,
designación irónica por medio de la cual los brasileños se refie-
ren a los hispanohablantes, en particular a los del Cono Sur y
principalmente a los argentinos. La lengua otra tampoco es una

15
Véase Zoppi Fontana (1996).
16
Pêcheux ([1969]1978: 49-50).
17
Pêcheux ([1975]1988: 156) define el efecto de preconstruido como lo
siempre-ya-ahí de la interpelación ideológica, que ofrece/impone la “realidad”
y su “sentido” bajo la forma de la universalidad; consiste “en una discrepancia
por la cual un elemento irrumpe en el enunciado como si hubiese sido pensado
‘antes, en otro lugar, independientemente’” [Traducción nuestra].
158 Mónica G. Zoppi Fontana

cualquiera, sino la “lengua de los hermanos”, la que trae marcas


de una proximidad distante y distintiva. El sonido africado y la
grafía de la consonante en “mucho” representa un proceso eti-
mológico de derivación que se detuvo en un estadio anterior en
portugués (‘muito’, ‘leite’) si se lo compara con el español. Por
otro lado, permite la identificación con el “gaucho” brasileño (ha-
bitante del estado de Rio Grande do Sul, que divide sus fronteras
con Argentina y Uruguay), que es reconocido por el uso de la
partícula apelativa “tche!” y es humorísticamente caracterizado
como “macho pero no mucho”, fórmula irónica enunciada en
español por hablantes brasileños.
Para poder avanzar en la comprensión del funcionamiento iró-
nico de la expresión “si, pero no mucho” en los textos analizados,
es necesario describir los procesos discursivos de identificación
imaginaria que significan la relación de rivalidad y fraternidad
representada por la fórmula —de circulación frecuente en Bra-
sil—: hermanos, pero no mucho.
Esta expresión es utilizada en contextos de competencia rela-
cionados con prácticas deportivas (principalmente futbolísticas),
de comercio exterior (representadas por la fluctuación de la ba-
lanza comercial), de políticas de integración regional (la disputa
por posiciones de comando en bloques geopolíticos transnacio-
nales), entre otros. En su materialidad heterogénea (enunciada
en español por locutores brasileños lusohablantes), esta fórmula
representa con humor la relación de vecindad que impone las
contradicciones identitarias de una convivencia simbólica e
imaginaria. Para usar una expresión célebre creada por Freud,
podemos afirmar que la fórmula hermanos pero no mucho con-
densa procesos de identificación y contraidentificación (Pêcheux,
[1975]1988) que trabajan en una región de sentidos interpretados
como de una extraña familiaridad o, como lo demuestra Celada
(2002), representa una lengua singularmente extranjera.18

Celada (2002) analiza este efecto de extraña familiaridad que afecta la


18

enunciación de locutores brasileños e hispanohablantes.


Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 159

Veamos dos ejemplos de este funcionamiento, uno en un libro


publicado en español que reúne los resultados de una investiga-
ción académica binacional y otro en una columna de un blog
sobre diplomacia brasileña publicado en portugués:

Imagen del libro digitali-


zada para ilustración del
presente trabajo.

BLOG DIPLOMATIZZANDO Paulo Roberto de Almeida segunda-


feira, 31 de outubro de 2011
Brasil-Argentina: Hermanos, pero no Mas, entre estereótipos preconceituo-
mucho - Marcelo de Paiva Abreu sos que incluíam macaquitos e milon-
Deve ser duro assistir impassível a tan- gueiros, as relações amadureceram,
tas “guevadas” —não vou traduzir—­ culminando no Mercosul. Em certa
sendo produzidas, disseminadas, medida, isso resultou de mudanças de
repetidas e elogiadas em cada uma longo prazo nas percepções recíprocas.
das duas margens do Prata, mais espe- Por muito tempo o Brasil foi rival me-
cificamente entre esses dois grandes nor da Argentina.[...]
pirralhos... O tamanho relativo das economias
Paulo Roberto de Almeida mudou também como consequência do
aumento relativo da população brasi-
“Eu sou você amanhã” de novo? leira, hoje cinco vezes maior que a ar-
Marcelo de Paiva Abreu * gentina: era menos de três vezes maior
O Estado de São Paulo, segunda-feira, no final dos anos 20. Disso resultou
31.10.2011 espetacular alteração na importância
Mesmo que haja significativa assime- relativa das duas economias: em 1930
tria entre as economias do Brasil e da o PIB argentino era cerca de 1/3 maior
Argentina, o que ocorre no vizinho do que o brasileiro —hoje, é menos de
pode ter repercussões importantes 1/3 do PIB brasileiro.
sobre o Brasil. Os desdobramentos É neste contexto que devem ser con-
da recente consagração nas urnas do siderados os comentários de analista
“cristinismo” devem, portanto, mere- argentino que, algo melodramatica-
cer atenção. Os dois vizinhos mantêm, mente, se perguntava, com os EUA em
desde a independência, relações nem mente, se a Argentina seria o Canadá
sempre marcadas por sintonia. do Brasil ou o México do Brasil.
160 Mónica G. Zoppi Fontana

Como se observa, la fórmula hermanos, pero no mucho circula


tanto en espacios hispanohablantes como en espacios lusohablan-
tes, sin embargo su enunciación ocurre siempre en lengua espa-
ñola sea cual sea el lado de la frontera donde aparezca.
La relación de contacto lingüístico y, sobre todo, de identi-
ficaciones imaginarias y simbólicas entre hablantes brasileños
de portugués y hablantes latinoamericanos (principalmente
argentinos) de español nos permite explicar la aparición de la
expresión “(si), pero no mucho” en textos cuya temática gira en
torno de las relaciones entre países de la región del Cono Sur, o
más ampliamente, que tratan de asuntos sobre América Latina
(como en los recortes (3) y (5)). Dicha relación, sin embargo, no
nos permite esbozar ninguna hipótesis mínimamente explicativa
para interpretar la aparición de la expresión en los textos cuyas
temáticas son absolutamente divergentes o alejadas de estos
tópicos. Efectivamente, ¿cómo explicaríamos la aparición de
nuestra expresión en los recortes que tratan de la música china
contemporánea, de los sitios web de algunos municipios del es-
tado brasileño de Minas Gerais (que no tiene ninguna frontera
internacional) o de los feriados de un paulistano? Si la expresión
“(si), pero no mucho” no alude directamente a algún rasgo de
la identidad latinoamericana, ¿cómo explicar su enunciación en
lengua española en textos y contextos brasileños de uso del por-
tugués? Para avanzar en la búsqueda de alguna respuesta a esta
interrogación, recurrimos a la noción de espacio de enunciación
formulada por Guimarães (2002; 2005).

7. Espacios de enunciación y ser hablante de una lengua

Para iniciar esta parte de nuestro análisis nos hacemos una pre-
gunta que, pese a su aparente simplicidad, introduce una importante
cuestión teórica: ¿qué es ser hablante de una lengua? De acuerdo
con nuestra inscripción teórica respondemos, siguiendo a Gui-
marães (2002), que es constituirse en sujeto de una lengua en
relación con otras lenguas dentro de un espacio de enunciación
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 161

determinado y enunciar a partir de la inscripción en una posi-


ción discursiva delimitada en el interdiscurso. Para Guimarães
(2002), la noción de hablante no designa un ser empírico sino
una figura enunciativa definida en relación al concepto de es-
pacio de enunciación. Este autor considera que las lenguas son
objetos históricos, cuyo funcionamiento se define siempre en
relación con otras lenguas; por otro lado, una lengua está siempre
dividida internamente por una distribución desigual (y por lo
tanto política) del derecho a decir y de los modos de decir entre
sus hablantes.

Los espacios de enunciación son espacios de funcionamiento de len-


guas que se dividen, redividen, mezclan, deshacen y se transforman
por una disputa incesante. Son espacios “habitados” por hablantes, o
sea, por sujetos divididos por sus derechos al decir y a los modos de
decir. Son espacios constituidos por la equivocidad propia del acon-
tecimiento. (Guimarães, 2002: 18) [Traducción y resaltados nuestros].

Un espacio de enunciación es, entonces, un espacio simbólico


territorialmente marcado y políticamente dividido de atribución
de las lenguas (materna, nacional, oficial, franca, segunda, etc.)
a sus hablantes, siempre determinado por condiciones históricas
específicas. Esta distribución es marcada por una desigualdad
políticamente construida, que instaura una jerarquía entre las
diferentes lenguas y, al mismo tiempo, le atribuye sentidos. Así,
por ejemplo, ser hablante de portugués en Brasil es constituirse
en sujeto de la lengua portuguesa en relación con todas las otras
lenguas (indígenas y de inmigración) habladas en este territorio
y en relación con la división interna de cada una de esas lenguas
(sus diversas variedades lingüísticas). Entendido de esta manera,
un espacio de enunciación se ve fuertemente afectado cuando
las condiciones históricas de ejercicio de la enunciación en una
lengua cambian la configuración de las relaciones que ésta esta-
blece con otras y/o modifican su división interna. Los procesos
de integración regional intervienen de manera privilegiada en
estos cambios, al ampliar un espacio de enunciación a través de
162 Mónica G. Zoppi Fontana

la inclusión de otra lengua y sus hablantes. Retomando nuestro


ejemplo, podemos decir que ser hablante de portugués en el
Mercosur es constituirse en sujeto en relación con las lenguas
y división de lenguas ya especificadas y también, y de forma
predominante, en relación con el español (con sus divisiones
internas) y con sus hablantes.
Otro aspecto importante que debe considerarse es que las
relaciones establecidas entre las lenguas y sus hablantes en un
espacio de enunciación determinado participan efectivamente en
los procesos de identificación/subjetivación social de los sujetos
en ese espacio, es decir, en la constitución de su identidad.

El espacio de enunciación es el lugar de la atribución de las lenguas


a sus hablantes. Y cada espacio de enunciación tiene una regulación
histórica específica, o sea, distribuye las lenguas que están en rela-
ción en condiciones históricas específicas, de un modo particular. A
partir de estas consideraciones, colocamos en el centro de nuestro
interés un aspecto fundamental del funcionamiento de las lenguas:
ellas están constitutivamente ligadas al proceso de identificación
social de los grupos humanos […] las diferencias del modo como las
lenguas constituyen sus hablantes forman parte del proceso social de
identificación de los sujetos. (Guimarães, 2005: 10-11) [La traducción
y resaltados son nuestros].

Desde el punto de vista discursivo, los procesos de identifica-


ción son procesos de producción de sentido a través de los cuales,
por su inscripción en la lengua y en una determinada posición
en el interdiscurso (identificación simbólica), el sujeto interpreta
como evidente y necesaria su particular relación significativa
con los otros y con la realidad que lo circunda (identificación
imaginaria), constituyéndose así la identidad como ilusión sub-
jetiva (en sus efectos de unidad imaginaria o ego) (Pêcheux,
1975[1988]). Dicho de otra manera, identificarse como sujeto de
una lengua, con todas sus determinaciones lingüísticas y cul-
turales, es producir sentido a partir de una posición ideológica-
mente delimitada en relación con otras posiciones presentes en el
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 163

interdiscurso, que es históricamente constituido por los sentidos


ya dichos y los sentidos posibles que definen los regímenes de
enunciabilidad para una determinada formación social en una
coyuntura dada (Celada & Zoppi Fontana, 2009). En este trabajo,
fundamentados en la noción de espacio de enunciación y en su
impacto para la comprensión de los procesos de identificación/
subjetivación que constituyen el sujeto hablante, analizamos la
expresión “si, pero no mucho” considerando las determinacio-
nes históricas que afectan las prácticas enunciativas de sujetos
brasileños en el espacio de enunciación brasileño.

8. Modos de decir, modos de argumentar

Los recortes que analizamos y el corpus en general que es


objeto de nuestro trabajo nos enfrentan a un uso extendido de
la expresión “(si), pero no mucho” en textos de diferente natu-
raleza que circulan escritos en portugués en la prensa brasileña
destinada primordialmente a lectores brasileños. Vimos que en
este uso extendido se produce un desplazamiento del foco de las
predicaciones presentes en los enunciados: de la atribución de
predicaciones que son referidas específicamente a la identidad
latinoamericana (“hermano/macho, pero no mucho”), se pasa a
un uso que vacía la predicación de cualquier referencia explícita
a esa identidad (“X (si), pero no mucho”).
Si en este uso extendido no se menciona explícitamente nin-
gún rasgo supuestamente definidor de la relación entre hispano-
hablantes y lusohablantes en el espacio de enunciación brasileño,
¿a qué alude la irrupción de la expresión en español en los textos?
Como señalamos más arriba, la enunciación en español
inscribe en los enunciados una modalización autonímica que
muestra la alteridad constitutiva que afecta la expresión, la cual
representa de este modo, emblemáticamente, la lengua del otro.
Proponemos ahora avanzar un paso en la descripción de este
funcionamiento enunciativo, a partir de la consideración de los
164 Mónica G. Zoppi Fontana

procesos de identificación/subjetivación constitutivos del su-


jeto hablante en un espacio de enunciación determinado. Así,
nuestra descripción del funcionamiento argumentativo de los
enunciados y de la modalización autonímica que los afecta nos
permite observar las marcas linguísticas de estos procesos, que
aparecen representados en la escena enunciativa (Guimarães,
2002) por medio de las figuras enunciativas del locutor, como lo
veremos en seguida.19 En este sentido, defendemos la tesis de que
la expresión “(si), pero no mucho”, condensa en su materialidad
lingüística las huellas de un movimiento argumentativo y de un
movimento subjetivo de identificación. Efectivamente, tal como
anticipamos, consideramos la expresión como un marcador dis-
cursivo contraargumentativo, cuyo funcionamiento desrealiza la
fuerza argumentativa del enunciado precedente, introduciendo
un punto de vista que niega el grado superior de una escala argu-
mentativa implícita en el primer segmento del encadenamiento.
Por otro lado, como resultado de la modalización autonímica,
esta expresión funciona como un modo de decir, que representa
una no-coincidencia entre interlocutores y entre discursos, a
partir de la cual se produce un efecto irónico que se proyecta
sobre la enunciación de la expresión.
Authier-Revuz (1998) describe el funcionamiento de las no-
coincidencias enunciativas como formas de denegación:

Las formas de representación de los hechos de no-coincidencia apare-


cen como manifestando, de un modo que no deriva de la intencionali-
dad, la negociación obligatoria de todo enunciador con el hecho de las
no-coincidencias fundamentales que atraviesan su decir: negociación

19
La noción de sujeto hablante que movilizamos en este trabajo ya fue pre-
sentada arriba, con base en la propuesta de Guimarães (2002), que la define a
partir de su relación con la noción de espacio de enunciación. El autor considera
que enunciar es asumir la palabra en un espacio dividido de lenguas y hablantes.
Así, la enunciación se da por medio de agenciamientos enunciativos específicos,
representados en la escena enunciativa por las figuras enunciativas del locutor/
locutor-x y de los enunciadores. La escena enunciativa se caracteriza, por lo tanto,
por constituir modos específicos de acceso a la palabra (Guimarães, 2002: 23).
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 165

que deriva de un trabajo de “denegación” (Authier-Revuz, 1998: 21)


[Traducción nuestra].
[…] La modalidad autonímica —de la cual se destacó en el plano
formal su carácter de “ruptura ligada”— aparece, en ese juego de uno
que “junta” y de un no-uno que “rasga”, como un modo de costura
aparente, que destaca en un mismo movimiento la falla de la no-
coincidencia enunciativa (contraria al modo de una superficie una)
y su sutura metaenunciativa (contrariamente al modo de la ruptura
“bruta” que produce el lapsus) (Authier-Revuz, 1998: 27) [Traducción
nuestra].

La no-coincidencia interlocutiva muestra la relación con-


tradictoria entre dos sujetos no simetrizables, en nuestro caso
dos tipos de locutores diferentes: un locutor-brasileño y un
locutor-hispanohablante, que se confrontan en los enunciados.
Nos valemos de la noción de locutor-x propuesta por Guimarães
(2002) para identificar estos locutores como si fueran predicados
por un lugar social que afecta su enunciación. Para este autor, el
Locutor (definido como el lugar que se representa en el propio
decir como fuente de este decir) sólo puede hablar en tanto es
predicado por un lugar social.

A este lugar social del locutor lo llamaremos locutor-x, siendo que el


locutor (con minúscula) siempre es predicado por un lugar social que
la variable x representa (presidente, gobernador, etc.) Así, es necesa-
rio diferenciar el Locutor del lugar social del locutor, y es solamente
en cuanto el Locutor se da como lugar social (locutor-x) que él se da
como Locutor. O sea, el Locutor es dispar en relación con él mismo.
Sin esta disparidad no hay enunciación (Guimarães, 2002: 24) [Tra-
ducción nuestra, las itálicas son del original].

De esta manera, la expresión “(si), pero no mucho” representa


en los textos en portugués una alusión al modo de argumentar del
otro (locutor-hispanohablante), ya sobreinterpretado por el propio
modo de argumentar (del locutor-brasileño). Para desarrollar esta
afirmación, recurrimos a los trabajos de Fanjul (2002), Serrani
(2001) y Fernandes (2007), que se dedicaron a analizar compara-
166 Mónica G. Zoppi Fontana

tivamente el funcionamiento de las discursividades brasileñas y


argentinas (o españolas) en relación con la argumentación.

De acuerdo con Fanjul (2002: 41):

Decir que un fenómeno es de la discursividad, o que está en la discur-


sividad indica que es en el discurso (o en su funcionamiento) donde
se encuadra este fenómeno. […] Cuando decimos “la discursividad
brasileña” o “la discursividad argentina’, estamos destacando lo que
es del orden del funcionamiento discursivo en los enunciados de bra-
sileños y argentinos, y no estamos presuponiendo una homogeneidad
argentina o brasileña en este orden [Traducción nuestra].

Para este autor existe una proximidad-distancia entre el espa-


ñol y el portugués que él caracteriza como “un juego de tensiones
entre alteridad e identidad” y que analiza tomando las referidas
lenguas en relación de contacto (portugués brasileño y español
en Argentina) y observando su funcionamiento discursivo. Este
juego de tensiones se caracteriza, entre otros rasgos, por una
diferencia en los modos de decir y de argumentar, que contra-
pone una modalización predominante de necesidad y certeza
en la enunciación de los hablantes de español en la Argentina
y una modalización predominante de posibilidad e incerteza en
la enunciación de hablantes de portugués de Brasil. Como bien
señala el autor, esta proximidad/distancia

no es generalizable a toda la extensión mundial de la lengua española


y de la lengua portuguesa, dado que se encuadra en procesos dis-
cursivos determinados por condiciones históricas de producción, o
sea, abarca las representaciones sociales y la memoria sociohistórica
(Fanjul, 2002: 51).

Hecha esta observación, Fanjul describe el funcionamiento


enunciativo de las modalizaciones en ambas lenguas de la si-
guiente manera:
En la discursividad de los argentinos, observamos una tendencia a
la diferenciación de lo factual y de lo no factual relacionada con la
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 167

centralidad de la persona. A partir de ella, la posibilidad o la certeza


se enuncian, se interpretan y se reproducen como dimensiones ale-
jadas entre sí. En la discursividad de los brasileños, observamos una
tendencia a moderar estas oposiciones (Fanjul, 2002: 146) [Traducción
nuestra].

El autor relaciona estos hallazgos de su investigación con los


obtenidos por Serrani (2001) en su artículo sobre los modos de
enunciar y las resonancias discursivas en relación con el funcio-
namiento de la cortesía en la interacción. Para Serrani también es
posible descubrir una diferencia entre la discursividad argentina
y la brasileña en este tipo de relación interlocutiva, que ella de-
nomina discurso por transiciones en el caso de las enunciaciones
en portugués de Brasil y discurso por abrupción en el caso de
las enunciaciones en español de la Argentina (principalmente el
rioplatense). En el discurso por abrupción predomina un modo
determinado del decir y un uso marcado por la modalidad aser-
tiva (afirmaciones contundentes). En el discurso por transiciones
predomina un modo indeterminado del decir y un uso marcado
por la presencia de la negación. Veamos cómo la autora carac-
teriza esta distinción:

[En el discurso por abrupción] la representación del sentido se cons-


truye por resonancias de enunciados categóricos, directos, cuyos
diversos recursos construyen una representación de proximidad entre
los protagonistas y el objeto del discurso. [En el discurso por tran-
siciones] predominan resonancias en las cuales la configuración del
sentido se presenta gradualmente, mediante enunciados con diferentes
tipos de modalización que producen una representación de distancia
entre los protagonista y el objeto del discurso (Serrani, 2001: 48).20

Finalmente, son de particular interés para nuestro trabajo las


conclusiones a las que llega Fernandes (2007) al analizar compa-

20
Las nociones de protagonista y objeto del discurso utilizadas por la autora
se refieren al cuadro de las formaciones imaginarias (o imágenes discursivas)
propuesto por Pêcheux ([1969]1978), y que también utilizamos en nuestro análisis.
168 Mónica G. Zoppi Fontana

rativamente marcadores argumentativos en el español peninsular


y en el portugués brasileño.

Basados en un análisis comparativo entre el español peninsular y


el portugués brasileño en textos periodísticos, podemos observar
que las estrategias argumentativas relacionadas con el uso de los
marcadores en cada uno de los idiomas revelan que existen marcas
de tendencias enunciativas particulares de cada lengua y que tales
tendencias ayudan a presentar los perfiles característicos de los
locutores que son condicionados por factores lingüístico-culturales
de una comunidad sociolingüística. Con referencia a los conectores
contraargumentativos, el mismo tipo de partícula representa tenden-
cias diferentes: mientras que en el discurso español se tiende a usar
el conector “pero” (131 casos) con un valor adversativo (predominio
del contraargumento sobre el argumento), en los textos en portugués,
el conector “mas” (124 casos) tiende a presentar un valor concesivo
(predominio del argumento sobre el contraargumento). (Fernandes,
2007: 6) [Traducción e itálicas nuestras].

A partir de estos resultados, la autora concluye que:

El análisis de los usos de los marcadores discursivos combinados con


otros elementos de orden sintáctico y semántico nos llevó a delinear
dos perfiles de locutores: el español que se presenta de forma objetiva,
directa y categórica en la argumentación y el brasileño que tiende a
moldear una imagen de un argumentador detallista, cordial y disgre-
sivo (Fernandes, 2007: 11) [Traducción nuestra].

Conclusión

Considerando las conclusiones presentadas por los tres autores


que citamos más arriba, podemos explicar finalmente el efecto
irónico producido por el uso extendido de la expresión “(si), pero
no mucho”. Como ya adelantamos, esta expresión representa
imaginariamente la lengua del otro y su modo de argumentar,
es decir, representa el modo de decir directivo, categórico,
abrupto, asertivo que caracterizaría el modo de decir de un
locutor-hispanohablante (principalmente argentino), según el
Entre lenguas y discursos: “si, pero no mucho” 169

juego especular de proyecciones imaginarias que significan las


relaciones de contacto/proximidad distante entre la lengua es-
pañola y la portuguesa en el espacio de enunciación brasileño.
De esta manera, cuando es usada para modificar enunciados
que no contienen ninguna referencia explícita a la identidad
hispanohablante, la expresión funciona como un comentario
metaenunciativo irónico que alude implícitamente a lo absurdo
de un modo de decir marcado por una certeza sin fallas. Obsér-
vese que todos los enunciados que preceden la expresión en los
recortes que analizamos presentan al menos un punto de vista
que afirma lo que será objeto de la negación posteriormente.
En este sentido, en su uso extendido, la expresión “(si), pero no
mucho”, enunciada en español en el interior de textos en por-
tugués destinados a brasileños pondría en escena un punto de
vista irónico, cuyo contenido podría ser parafraseado como: “no
se pueden tomar en serio las afirmaciones precedentes, así como
no se pueden tomar en serio las afirmaciones contundentes de
nuestros ‘hermanos’ hispanohablantes”.
De este modo, concluimos que el marcador discursivo que
analizamos condensa en su materialidad lingüística las huellas
de un movimiento argumentativo y de un movimiento subjetivo,
pues, además de su funcionamiento desrealizante, presenta las
marcas de una enunciación irónica, cuyo fundamento discursivo
se encuentra en los procesos de identificación/subjetivación de
los locutores-brasileños en un espacio de enunciación habitado
por dos lenguas singularmente extranjeras, que conviven en una
relación de extraña familiaridad.

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El signo de polémica... 173

Argumentación y polifonía enunciativa.


Tópicos del Seminario, 35.
Enero-junio 2016, pp. 173-204.

El signo de polémica.
Elementos de la polémica argentina en torno a
Alberto Nisman

Alfredo M. Lescano
EFTS, Universidad de Toulouse / ENFA
CRAL, EHESS / CNRS

1. El espacio semiótico de la polémica pública


Traducimos por polémica pública lo que Charaudeau (2015)
llama controverse sociale. La controverse se distingue de un
género próximo como el debate por el hecho de ir más allá de la
interlocución, dado que los sujetos que participan en aquella no
se encuentran en una relación interpersonal, pues lo importante
es la circulación discursiva en el espacio público. La polémica
pública es un evento discursivo que tiene lugar en distintas
arenas institucionales: medios de comunicación, parlamento,
reuniones de partidos políticos, universidades. En lo que nos
concierne, trabajaremos exclusivamente sobre discursos en cir-
culación en sitios web de prensa.
El espacio semiótico de la polémica pública, que mencionare-
mos a veces simplemente como el espacio de la polémica o como
la polémica, para facilitar la lectura, puede ser definido con refe-
rencia a las nociones de “formación discursiva” y de “interdiscur-
so” (Pêcheux, 1975).1 Una formación discursiva, que es uno de los
1
La noción de “formación discursiva” de Pêcheux debe ponerse en relación
con la noción de mismo nombre que propone Foucault (1969). Por razones de
espacio, nos contentaremos con aludir a la propuesta de Pêcheux.
174 Alfredo M. Lescano

aspectos materiales de la ideología, en una concepción althusse­


riana de esta última, es un “sistema de formación de enunciados”,
determinado por un “discurso transversal”, el interdiscurso, en
el que se constituyen los objetos de los que el sujeto hablante se
apropia en su discurso. El interdiscurso define “lo enunciable” en
la forma de entidades que Pêcheux llama preconstruidos.2
La idea de que un evento discursivo, como una polémica pú-
blica, posee un espacio semiótico propio, confluye con la noción
de interdiscurso en dos puntos. Primero, en la suposición relativa
a que ciertos discursos participan de un espacio de significación
compartido, o, si se quiere, “transversal”. Segundo, en la carac-
terización de (al menos ciertas de) las entidades que componen
ese espacio como “enunciables”, i.e. entidades que se manifiestan
por el engendramiento de nuevos enunciados.
La polémica, sin embargo, tiene propiedades que no se ajustan
siempre a estas nociones de Pêcheux. Por un lado, para Pêcheux,
los elementos del interdiscurso ya “están ahí”: un discurso parti-
cular actualiza lo que ya está “preconstruido” en el interdiscurso.
El análisis de la polémica pública nos orienta en otra direc-
ción. El signo de polémica puede configurarse (en sus múltiples
planos) en la polémica. Ciertamente, esas configuraciones no
surgen ex nihilo, dado que muchas retoman elementos que ya se
encontraban en el espacio semiótico. Pero si bien lo enunciable
está en gran medida prefigurado, un texto de polémica puede
engendrar configuraciones semánticas novedosas. Esto nos lleva
a ser reticentes a adscribir a una concepción de la ideología que
le adjudique el lugar pasivo de una determinación estricta por la
realidad objetiva que constituyen las relaciones de producción.
La polémica, quizá más que otros tipos de discurso, contiene la
posibilidad de una conformación de lo enunciable.
El caso Nisman corresponde a una muy intensa polémica
desatada en Argentina luego del descubrimiento de la muerte del

2
Ver igualmente con respecto a estas definiciones la presentación de Cour-
tine (1981).
El signo de polémica... 175

fiscal Alberto Nisman el 18 de enero de 2015, quien apareció en


su domicilio con un disparo en la cabeza, sin que se sepa hasta
el día de hoy si se trató de un suicidio (posición defendida
por el oficialismo) o de un asesinato (hipótesis promovida por la
oposición). En la polémica confluyen otros elementos importan-
tes. Por un lado, la suposición de que la muerte de Nisman está
vinculada a la denuncia que presentara cinco días antes contra la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner y otros funcionarios
(por haber aparentemente favorecido la exculpación de sospe-
chosos iraníes involucrados en un atentado en 1994).3 Por otro
lado, la organización de una manifestación, o “marcha”, un mes
después de la muerte de Nisman, el 18 de febrero (marcha que
se hizo conocida como “18F”), por parte de un grupo de fiscales
refractarios al gobierno nacional.
En lo que sigue, damos cuenta de un trabajo liminar sobre la
ontología del espacio semiótico de la polémica pública, es decir,
sobre las entidades que lo componen y sus relaciones, concen-
trándonos en la naturaleza de su más pequeña unidad significa-
tiva: el signo de polémica. Trabajaremos, con fines ilustrativos,
a partir de un corpus de artículos de prensa en línea publicados
entre enero y marzo de 2015 en torno al caso Nisman.

2. Hacia el “concepto de polémica”: los “aspectos


argumentativos” de la Teoría de los Bloques Semánticos

La primera entidad que abordaremos es el “concepto”, que defi-


niremos tomando como punto de partida la noción de “aspecto
argumentativo” de la Teoría de los Bloques Semánticos. La tbs,4
introducida en Carel (1992), reformula y radicaliza el programa
general de la Teoría de la Argumentación en la Lengua (Ans-
combre & Ducrot, 1983), a partir de una crítica a la Teoría de
los Topoi (Anscombre, 1995; Ducrot, 1988), que Anscombre y

3
Se trata del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (Buenos
Aires), ocurrido el 18 de julio de 1994. El atentado dejó 85 muertos y 300 heridos.
4
Carel (1992; 2011); Carel & Ducrot (2005; 2009).
176 Alfredo M. Lescano

Ducrot habían desarrollado como versión técnica de su programa


de investigación inicial. Este programa propone principalmente
que el valor semántico de los enunciados puede resolverse en su
valor argumentativo. En el marco de la Teoría de los Topoi, el
“valor argumentativo” es analizado como el garante, o “topos”,
que el enunciado convoca como socialmente compartido. Un
topos relaciona dos propiedades graduales en una relación de
argumento a conclusión. Si tomamos el titular (1), debería decirse
que éste relaciona las propiedades graduales rendir homenaje y
marchar, en un topos (+Rendir homenaje, +Marchar).

(1) Una multitud marchó en el país en homenaje a Nisman (Clarín.


com 19/2/2015).

Si hay argumentación “en la lengua” es fundamentalmente


porque las palabras prefiguran en su significado los topoi que
convocan en su empleo y porque la gramática contiene dispositi-
vos que determinan la manera en que los enunciados concretizan
o crean discursivamente topoi. La Teoría de los Topoi sostiene
además que el valor argumentativo de los enunciados no se de-
riva de un valor informativo o descriptivo primario.
La tbs mantiene la tesis anti-descriptivista y el carácter lin-
güístico de este fenómeno, pero redefine lo que debe entenderse
por “valor argumentativo”. Ya no se tratará de una relación
entre dos propiedades independientes, sino de una fusión com-
pleta entre los dos términos de la relación, que co-significan en
una relación de interdependencia semántica, creando así una
única propiedad argumentativa. De acuerdo a los principios de
la tbs, el titular (1) no indica por un lado la existencia de una
marcha y por el otro el buscado homenaje: es un homenaje que
se manifiesta en una marcha. El enunciado (1) vehicula una
única propiedad argumentativa, que podría formularse intui-
tivamente como homenaje-que-se-consuma-en-una-marcha o
marcha-que-manifiesta-un-homenaje. Carel representa estas
propiedades por medio de esquemas que llama “aspectos ar-
El signo de polémica... 177

gumentativos”. En este caso, el aspecto argumentativo debería


nombrarse de esta manera:

(2) Desear homenajear a X plt marchar.

Todo “encadenamiento argumentativo” que construya ex-


plícitamente una marcha-en-homenaje, como (3) y (4), será
considerado como “perteneciente” al aspecto argumentativo (2).

(3) Los fiscales desean homenajear a Nisman, por lo tanto convocan


a una marcha el 18 de febrero.
(4) Los moscovitas disidentes quieren rendir homenaje a Boris Nemts-
ov, por lo tanto organizarán una marcha el próximo domingo.

El nombre de un aspecto refleja la complejidad sintáctica de


los encadenamientos argumentativos que pertenecen a ese as-
pecto, en otros términos, que son una paráfrasis de ese aspecto.
Así, (2) es el nombre de un aspecto argumentativo, y su foma
indica que los encadenamientos que pertenecen a ese aspecto li-
gan sintácticamente dos frases que comportan, una, la expresión
desear homenajear y la otra, el verbo marchar. El nombre del
aspecto da otra indicación: la manera en que estas frases están
conectadas. Se trata, en el caso del aspecto argumentativo (2),
de una conexión en por lo tanto (de aquí en más plt). Este tipo de
conexión puede realizarse explícitamente en un encadenamiento
argumentativo en por lo tanto, si condicional (o porque, invir-
tiendo, lógicamente, el orden de los segmentos). En última ins-
tancia, un aspecto argumentativo puede verse como el conjunto
de sus infinitas paráfrasis posibles.
La tbs incorpora, al mismo nivel que esta versión “revisi-
tada” de la tradicional relación argumentativa de argumento a
conclusión, la relación tratada históricamente en el capítulo de
la concesión. En su estudio de la expresión francesa equivalente
a desarrollo sostenible (développement durable), Krieg-Planque
(2010) propone que se la debe caracterizar a partir de una in-
terpretación concesiva, fundada en la observación según la cual
178 Alfredo M. Lescano

para hacer explícito el significado de esta expresión, por ejemplo


en los diccionarios, se utilizan conectores como, en francés, tout
en, cercano del castellano a pesar de. Este es uno de sus ejemplos
(que traducimos):

(5) El desarrollo sostenible es una forma de desarrollo que, a pesar


de responder a las necesidades actuales de la población, preserva
las necesidades de las generaciones futuras.5

Krieg-Planque analiza esta expresión —basándose en la tra-


dición de los estudios concesivos y en la noción de dialogismo
de Bajtín— como el vehículo de una “operación” que “sutura”
discursos en principio contradictorios. Estamos de acuerdo en
que hay algo cercano a la concesión en la expresión desarrollo
sostenible. El punto débil de este razonamiento es que si cada
vez que empleamos la expresión desarrollo sostenible estamos
realizando la operación de unión de discursos contradictorios,
no es posible establecer cómo se produce la “doxización” de la
cual habla Krieg-Planque (y con lo cual estamos también de
acuerdo), i.e. el hecho de que utilizar acríticamente esta fórmu-
la es dar a su significado un “efecto de obviedad”. El efecto de
obviedad es precisamente fruto de que la expresión desarrollo
sostenible no consuma una “sutura” entre discursos que presenta
como independientes. Al contrario, esta expresión muestra esta
relación como una entidad que ya está formada, que no es pro-
blemática. En el marco de la tbs, debería decirse que desarrollo
sostenible significa, de acuerdo a (5), un aspecto argumentativo
que podríamos nombrar como en (6):

(6) Responde a las necesidades actuales se preserva las necesidades


futuras.

5
Texto original: « Le développement durable est une forme de développe­
ment qui répond aux besoins actuels de la population, tout en préservant les
besoins des générations futures ».
El signo de polémica... 179

Desde la perspectiva de la tbs, la expresión desarrollo sos-


tenible está asociada a un aspecto argumentativo en sin em-
bargo (de aquí en más se). Carel diría que usar esta expresión
acríticamente no es poner en escena un acto de “suturación”,
sino afirmar una única entidad que conecta dos términos, de tal
manera que el enunciado que la comporta habilita paráfrasis (en
la forma de encadenamientos argumentativos) en sin embargo
(también en incluso si o a pesar de). La estructura semántica del
enunciado (5) estaría explotando la significación de la expresión
desarrollo sostenible.
Para la tbs, el significado lingüístico de las palabras (plenas)
está constituido por aspectos argumentativos (por ejemplo, el
significado de inteligente contiene, entre otros, el aspecto difícil
se entender, por eso sería extraño encontrar un encadenamiento
como José no va a entender este difícil problema: es inteligente).
Naturalmente, si se supone que las palabras contienen aspectos
argumentativos en su significación, es porque los aspectos que
se encuentran en el significado de las palabras pueden ser ex-
presados por los enunciados. Pero los enunciados no expresan
solamente aspectos. El sentido de los enunciados es un “conte-
nido argumentativo” formado por el aspecto argumentativo que
este enunciado expresa y un encadenamiento argumentativo
concreto (en el caso más simple, dado que un enunciado puede
vehicular más de un contenido argumentativo). Para volver a
nuestro ejemplo, el contenido argumentativo del enunciado
“Una multitud marchó en el país en homenaje a Nisman” queda
determinado por el aspecto argumentativo desear homenajear a
x plt marchar y por el encadenamiento “Una multitud marchó
en el país porque deseaba homenajear a Nisman”. El encadena-
miento argumentativo da cuenta de la forma concreta en la que
el aspecto es expresado por el enunciado.
Según Carel, los aspectos representan propiedades “atómi-
cas”, en el sentido en que éstas no habilitan un análisis en com-
ponentes internos. Un aspecto de la forma a plt b no se interpreta
por un cálculo en el que los valores semánticos respectivos de
180 Alfredo M. Lescano

a y de b son previos a su unión por plt: el aspecto representa


una estructura semántica sin operaciones internas. Volveremos
más adelante a esta propiedad de los aspectos. Subrayemos so-
lamente que una de las consecuencias cruciales de la atomicidad
de los aspectos es que ningún estado de cosas del mundo puede
corresponder a un aspecto argumentativo, dado que nada en el
mundo tiene una estructura en plt ni en se.
Para concluir esta presentación básica, destaquemos que la
tbs es una teoría sobre la significación de las palabras y sobre el
sentido de los enunciados. Fiel al estructuralismo saussureano,
supone un sistema homogéneo, la lengua, en el que las palabras
se encuentran asociadas a aspectos argumentativos. Los enun-
ciados, según la tbs, participan en la economía semántica de un
texto, a través, también, de la expresión de aspectos. Supone,
además, que la relación que une los términos de un aspecto es
una relación lingüística: las conexiones en plt y se son concre-
tamente las que realizan los conectores franceses donc (“por lo
tanto”) y pourtant (“sin embargo”).
La tbs dispone de otras entidades además de los aspectos, y
contiene un rico abanico de reglas semánticas aparejadas a rela-
ciones entre palabras o enunciados. Si, en esta presentación, nos
hemos limitado no obstante a la noción de “aspecto”, es porque
la utilizaremos como punto de partida para la caracterización de
nuestros “conceptos”.

3. Conceptos

Nuestro estudio se enmarca en un programa cuyo objetivo es


caracterizar el espacio semiótico de los eventos discursivos
conflictivos que hemos llamado más arriba “polémicas públi-
cas”. El concepto, tal como lo entenderemos aquí, es una de las
entidades de este espacio. Señalemos, al margen, que el concepto
no es sólo una de las entidades del espacio semiótico de la po-
lémica pública, sino, más generalmente, del espacio semiótico
del discurso social, en el sentido que da a esta noción Angenot
El signo de polémica... 181

(1988), aunque circunscribiremos este estudio exclusivamente


al ámbito de la polémica, que no es más que uno de los tipos de
eventos que dan forma al discurso social. Con esto no queremos
decir que una polémica es un conflicto entre creencias de orden
conceptual y que su resolución consiste en el consenso alrededor
de un concepto. Un concepto es un esquema de fabricación de
discursos, y resultaría desacertado suponer que este tipo de es-
quemas puede ser objeto de una creencia. Un concepto no es un
contenido frente al cual se pueda tener una actitud epistémica.
Un concepto es un esquema de producción de discursos carac-
terizado por una sistemática ausencia de neutralidad. Este rasgo
acerca el concepto a los “ideologemas” de Angenot (op. cit.) o a
las “representaciones sociales” de Raiter (2002). Por “sistemá-
tica ausencia de neutralidad” nos referimos a que un concepto
es siempre “construido” —aunque la mayoría de las veces el
concepto ya esté “preconstruido”, para hablar como Pêcheux.
De esto se desprende que nuestro “concepto” está emparentado
con lo que Paveau (2006: 118) llama “prediscursos”, a saber,
“marcos prediscursivos colectivos que dan instrucciones para
la producción y la interpretación de discursos”, definición que
puede aplicarse igualmente a los conceptos. Además, los con-
ceptos, como los prediscursos de Paveau, no son ni enunciados
concretos, ni contenidos proposicionales (los definiremos en la
sección “Productividad” como “potencialidades”). Sin embargo,
si Paveau, como Angenot o Raiter ponen el acento en el carácter
“común” o “compartido” de las entidades que tratan de aislar, la
única condición que nosotros imponemos al concepto es que se
encuentre en circulación en el espacio público. En otras palabras,
los conceptos son unidades de sentido en circulación capaces de
engendrar nuevos discursos. Además, a pesar de sus puntos en
común, nuestra noción de concepto no pretende tener ningún
anclaje cognitivo, a diferencia de las representaciones sociales de
Raiter y de los prediscursos de Paveau: el concepto es conside-
rado aquí como un hecho social. Por esta misma razón, nuestro
uso del término “concepto” se aleja del que hacen los autores
182 Alfredo M. Lescano

que trabajan estrictamente en el ámbito de la cognición, si bien


reconocemos, por ejemplo, con Fodor (1998), que los conceptos
son atómicos (aunque en un sentido particular que veremos
enseguida) y públicos (dado que se encuentran por definición
en circulación). A esta diferencia fundamental con respecto al
concepto de Fodor que es nuestra concepción deliberadamente
social, cabe agregar que desde nuestra perspectiva, no se cum-
plen dos de las exigencias que Fodor impone al concepto —que
son dos tesis clásicas de la filosofía del lenguaje anglosajona—,
a saber, que los conceptos deben poder combinarse entre ellos
según el principio de composicionalidad y que deben tener una
extensión en el mundo (son “categorías”). Nuestros conceptos no
pueden combinarse entre ellos según el principio de composi-
cionalidad, ni tienen una extensión en el mundo. Ambas propie-
dades del concepto son consecuencias de su estructura interna,
que detallaremos a continuación. Avancemos simplemente que
1) dado que un concepto es una relación específica entre dos
significantes, la composicionalidad está bloqueada por el simple
hecho que un concepto no puede funcionar como término de esta
relación (esto no quiere decir que no haya relaciones específicas
entre conceptos); y que 2) puesto que nada en el mundo tiene una
estructura análoga a la del concepto, afirmar que un concepto
tiene una extensión en el mundo es un contrasentido.
Dentro del conjunto de conceptos en circulación, llamaremos
“concepto de polémica” aquellos que se encuentran involucrados
en tensiones que estructuran la polémica (véase Sección 7).

3.1. Aspecto argumentativo y concepto

Tal como lo hemos dicho, definiremos la noción de concepto


tomando como punto de referencia las propiedades del aspecto
argumentativo de la tbs, filiación que se asienta ante todo en la
particular estructura interna del aspecto, ya que creemos que ésta
es la que permite llevar a cabo el potencial “ideológico-crítico”
El signo de polémica... 183

que Žižek (2003) observa en el paradigma ducrotiano6 y que


pretendemos poner al servicio del estudio de la polémica. Reto-
mamos aquí los rasgos esenciales de los aspectos argumentativos
para establecer algunas especificidades de la idea de concepto
que intentamos circunscribir. Trataremos estos puntos con más
detalle en las secciones siguientes.

• La relación interna a los aspectos es de naturaleza argumenta-


tiva. Hemos visto que plt y se nombran lo que hacen en los dis-
cursos las palabras francesas donc y pourtant que Carel describe
como un entrelazamiento “argumentativo”. La relación interna a
los conceptos es más abstracta, y esto en dos sentidos. Por un
lado, no es relativa a una lengua, por lo cual no puede quedar
determinada por la significación de dos conjunciones de una
lengua dada, aunque más no sea para evitar correr el riesgo
de otorgar a esa lengua una preeminencia sobre otras. Por otro
lado, admite otros tipos de manifestaciones discursivas que no
pueden ser calificadas como “argumentativas” (véase Sección
3.2). Más aún, parece razonable pensar que los conceptos, tal
como los entendemos, funcionan en sistemas semióticos no
lingüísticos, lo que lleva a preguntarse si la relación interna
que los define debe ser llamada puramente conceptual, es
decir, no necesariamente lingüística, por ejemplo, el montaje
cinematográfico es un procedimiento semiótico que permite
manifestar de manera directa una relación conceptual.
• Los aspectos argumentativos entran en una relación específica
con otra entidad semántica, el encadenamiento argumentativo.
Para la tbs, el contenido argumentativo del sentido del enuncia-
do es un binomio formado por un aspecto y un encadenamiento
que lo concretiza. El “encadenamiento” no forma parte de la
ontología del espacio semiótico de los eventos discursivos que
intentamos describir (véase Sección 3.2).
• Los aspectos argumentativos representan propiedades argumen-
tativas. Los conceptos no refieren a otra entidad, un concepto es
la entidad cuya pre-existencia habilita la fabricación de ciertos
discursos, o bien cuya creación instala la posibilidad de esa fa-
bricación (véase Sección 3.3).

6
Véase Montero (2012) para una profundización de este tema.
184 Alfredo M. Lescano

• Los aspectos argumentativos existen en tanto que significados


léxicos almacenados en la lengua o como aquello que es ex-
presado por los enunciados en el horizonte de la economía de
un texto. Lo que tratamos de aislar bajo el término “concepto”
son entidades que se encuentran en circulación en el espacio
semiótico de eventos discursivos particulares, el horizonte de su
interpretación no es determinado por un texto sino por el espacio
en el que operan los textos. Los conceptos son componentes de
signos inestables y en tensión (véase Sección 7). Por otro lado,
en este marco, los conceptos no son “expresados” por los enun-
ciados: los enunciados efectúan un trabajo sobre los conceptos
de un espacio semiótico transversal (véase Sección 5).
• Los aspectos argumentativos son atómicos, es decir que no son
entidades complejas, ya que su interpretación no depende de la
interpretación de sus componentes. Este atomismo interno los
vuelve impenetrables: los aspectos no pueden combinarse entre
sí. Los conceptos son internamente atómicos, pero de esto no se
sigue que no puedan entrar en relaciones con otros conceptos
(véase Sección 7).
• Los conceptos polémicos son dialógicos y polifónicos, ya que,
por un lado, su promoción implica siempre el rechazo de otro
concepto, y que, por otro lado, circulan asociados a pluralidades
de voces (véase Sección 7).

3.2. Fusión consonante y disonante

Desde el punto de vista de su estructura interna, los conceptos


son relaciones entre formas lingüísticas. Más precisamente,
un concepto fusiona dos formas lingüísticas que adquieren el
estatus de “significante” por su fusión conceptual. Para señalar
el carácter translingüístico y transemiótico de aquello que une
los términos de un concepto, abandonaremos el uso de plt y se
en la notación, y adoptaremos respectivamente los signos ↝ y
⇸ que indican los dos tipos posibles de fusión conceptual, que
llamaremos respectivamente fusión “consonante” y “disonan-
te”. Llamamos, de manera general, “línea” (simbolizada “—”)
a toda conexión posible entre elementos del espacio semiótico
El signo de polémica... 185

(significantes, conceptos, relaciones...).7 Los dos tipos de fusión


conceptual, es decir, la fusión consonante (↝) y la fusión di-
sonante (⇸), son dos manifestaciones distintas de la línea (—),
aunque la línea pueda ser manifestada de otras maneras, tal como
lo veremos más adelante. La fusión conceptual es un tipo de
línea que forma conceptos consonantes o disonantes a partir
de dos formas lingüísticas.
El siguiente fragmento nos permitirá ilustrar los dos tipos
de fusión conceptual. Ya antes de la manifestación del 18 de
febrero, hubo una subpolémica en torno a la politización de la
marcha, que se pretendía apolítica, dado que su objetivo oficial
era el de rendir homenaje al fiscal Nisman. En el espacio de esa
subpolémica, el político opositor Sergio Massa busca promover
dos conceptos que dan a ver dos maneras en que la marcha es
apolítica.

(7) En ese sentido [Massa], agregó que “nadie puede buscar rédito


político, ni ventaja electoral, alrededor de esta marcha, porque en
todos los sectores de la sociedad, en todos los sectores políticos,
hay gente de buena fe, que quiere que la Argentina abrace la
verdad y la justicia, y deje la impunidad en el pasado” (Infobae.
com, artículo “Massa: “La marcha del ↝ 18F es la expresión de
millones de argentinos por verdad y justicia”, 16/2/15).

Lo que nos interesa señalar es que la fusión que une /marcha/


y /no buscar rédito político/ no es del mismo tipo que la que une
las formas /marcha/ y /querer que la Argentina abrace la verdad
y la justicia/. La fusión que une /marcha/ y /no buscar rédito
político/ es del mismo tipo que la fusión que une /capitalismo/ y
/rostro humano/ cuando se utiliza la expresión “un capitalismo
de rostro humano”. Es un acercamiento “forzado”, es el lazo
que une lo que se supone no sólo “desunido” (que es lo que

7
Al hablar de “línea” (y no de “flecha”), dejamos abierta la posibilidad de
que las relaciones semióticas sean reversibles. Aunque la casi totalidad de las
relaciones que veremos aquí sean orientadas, no reversibles, hay al menos una,
que tiene lugar entre conceptos, la “tensión”, que es reversible.
186 Alfredo M. Lescano

hacen los puentes, que juntan lo naturalmente separado), sino


lo “refractario”. Es similar a un dispositivo cuya función fuera
unir dos imanes por sus polos iguales. Es esto lo que llamamos
entrelazamiento “disonante”.

(8) [no buscar rédito político ⇸ marcha].8

Pero este tipo de línea que junta lo que se rechaza no debe


suponer que lo refractario es refractario en sí. Esta línea es
constructora de refracción, de rechazo mutuo, de disonancia.
Es cierto que si se dice desarrollo sostenible o capitalismo de
rostro humano se están utilizando disonancias que pueden pasar
por conocidas, aceptadas o preconstruidas, dado que circulan
de hecho en el espacio semiótico, pero si se enuncia a pesar de
ser concertista, es una persona honesta se produce una fusión
donde esta relación de refracción —se puede suponer— no
existía previamente en el espacio semiótico donde aparece. E
incluso para los casos en los que un concepto [a ⇸ b] está ya en
circulación, ni siquiera el hecho de que esté en circulación con
el grado de productividad más alto posible debe hacer olvidar
que es la fusión disonante la que crea la disonancia entre a y b y
no algo previo que se encuentra internamente, y separadamente,
en a y en b. Tenemos entonces un tipo de fusión que definimos
diciendo que “une lo disonante” pero sabiendo que lo disonante
no es disonante en sí, sino que es la fusión misma la que cons-
tituye la disonancia.
El otro tipo de fusión es el que une lo que se atrae. Sergio
Massa promueve un concepto según el cual la gente marcha
porque quiere que la Argentina abrace la verdad y la justicia.
Los significantes /marchar/ y /querer que la Argentina abrace la
verdad y la justicia/ son fusionados en un solo concepto que los
muestra como coherentes, como si uno siguiera naturalmente del
otro, se trata de un concepto consonante.
8
La forma /marcha/ habilita las expresiones “promover/organizar/participar
de una marcha”.
El signo de polémica... 187

(9) [querer que la Argentina abrace la verdad y la justicia ↝ marcha].9

En este caso también hay que insistir: no se trata de términos


que se atraen “naturalmente”, no hay nada interno a ninguno de
los dos significantes que vuelva necesaria su fusión, sino que la
línea misma que los une los muestra como elementos destinados
a juntarse, como términos “consonantes”.
Decíamos más arriba que no es justificado tratar como “ar-
gumentativa” la fusión conceptual, en el sentido que el paradig-
ma ducrotiano atribuye a este término (es obvio que la fusión
conceptual no es argumentativa en el sentido de la retórica). La
razón de esta inadecuación es que la fusión conceptual es más
abstracta que la relación interna al aspecto argumentativo, con lo
que queremos decir dos cosas. La primera es que no postulamos
que un enunciado que promueve o rechaza (véase Sección 6)
un concepto, por ejemplo, consonante, vehicule necesariamente
una paráfrasis de este concepto en la que esté involucrada la
conjunción por lo tanto (o porque o si condicional). Volvamos al
titular que hemos analizado más arriba: “Una multitud marchó
en el país en homenaje a Nisman”. Este enunciado promueve
el concepto [deseaba rendir homenaje a Nisman ↝ marchó]. El
sujeto “una multitud” y la frase preposicional “en el país” son
operadores de promoción que se aplican a este concepto polé-
mico (compárese a Algunos cientos de personas marcharon en
ciertas ciudades en homenaje a Nisman). Ningún elemento de
naturaleza argumentativa interviene en el concepto.
La segunda razón es que la fusión conceptual engloba los
casos que serían catalogados como argumentativos por la Teoría
de los Bloques Semánticos, pero incluye también otros que no
pueden serlo, o que, al menos, no lo son directa o explícitamente.
Tomaremos dos ejemplos: las preposiciones para y sin. Estas dos
preposiciones pueden ser tomadas en castellano como dos mar-
cas explícitas de fusión conceptual, respectivamente, consonante

9
Véase la nota anterior.
188 Alfredo M. Lescano

y disonante. En el siguiente enunciado se promueve el concepto


consonante [reclamar justicia ↝ movilizarse] gracias a la prepo-
sición para y esto sin que intervengan conectores consecutivos,
causales o condicionales, en ningún momento del análisis.

(10) Miles de personas se movilizaron para reclamar justicia tras la


muerte de Alberto Nisman (Clarín.com artículo “Hubo marchas
y cacerolazos en la quinta de Olivos, Plaza de Mayo y varias
ciudades del país” 20/1/2015).

Del mismo modo, en el siguiente titular, la preposición sin,


que impone una estructura conceptual [a ⇸ neg B],10 promueve
el concepto [mano de Nisman ⇸ neg pólvora], que pertenece a
lo que llamaremos más adelante el “punto de vista” de la oposi-
ción, ya que, para decirlo rápidamente, entra en coherencia con
la tesis del asesinato, y entra en tensión con la tesis del suicidio.

(11) La mano de Nisman sin rastros de pólvora (Eltribuno.info,


21/1/2015).

Al igual que por lo tanto o sin embargo, las preposiciones


para y sin son marcas explícitas, respectivamente, de fusión con-
sonante y disonante, sin que haya razones para suponer que estas
preposiciones son portadoras de algún tipo de argumentatividad.
Debemos suponer entonces que los conectores “argumentativos”
no constituyen más que un caso de marcas de fusión conceptual,
aunque no estemos en medida de proveer la lista completa de
estas marcas.

3.3. Productividad

Los conceptos son potencialidades, son dispositivos produc-


tores de discursos. Lejos de ser entidades que se agotan en sí
mismas, los conceptos son artefactos, máquinas a partir de las

10
Como en la tbs, neg representa la negación.
El signo de polémica... 189

cuales los individuos, los grupos, crean los discursos que dan
cuerpo a la polémica. Los discursos de la polémica, a su vez,
son capaces de poner en funcionamiento nuevos dispositivos
creadores de discursos, i.e. nuevos conceptos. La polémica
(pública o privada) es un enfrentamiento por lograr instalar
los conceptos que producirán los discursos futuros. En este
sentido, la eficacia de un texto de polémica se cumple en la
manifestación concreta de la productividad discursiva de los
conceptos que se promueven, así como en el silenciamiento de
aquellos que se rechazan.
La productividad de un concepto es variable: un concepto
puede estar inerte o ser al contrario muy activo en un espacio
dado y en un período determinado. En junio de 2008, en uno de
los puntos culminantes de la “crisis del campo” en Argentina,
ciertos sectores de la izquierda convocaban a manifestarse contra
el gobierno nacional en estos términos:

(12) Frente a las dilaciones y aprietes del kirchnerismo en el Congre-


so, ahora proponemos preparar una gran Marcha Federal para el
día en que se trate la ley (Vilma Ripol, dirigente del Movimiento
Socialista de los Trabajadores, pagina12.com.ar, artículo “El
conflicto desde la izquierda”, 3/7/2008).

Tenemos aquí un signo en el que el significante /marcha fede-


ral/ permite promover el concepto [presiones del kirchnerismo
en el Congreso ↝ marcha]. Este concepto aparece activo en el
espacio de la polémica del campo en 2008 e inerte —aunque esto
no se pueda ilustrar y mucho menos probar— en la polémica
sobre Nisman en 2015. Aquí algunos ejemplos de 2008:

(13) Kirchner, Perón y el apriete permanente. Las anécdotas de Pe-


rón explican límites del estilo del ex presidente. La intransigen-
cia frente al campo y el miedo a volver a Santa Cruz (Perfil.com,
artículo “Kirchner, Perón y el apriete permanente”, 9/5/2008).
(14) En el Congreso confirman las presiones de Kirchner. Admi-
ten que desde el poder K hubo una amenaza de premios y
190 Alfredo M. Lescano

castigos por el comportamiento frente el campo (Agrositio.com,


artículo “En el Congreso confirman las presiones de Kirchner”,
4/7/2008).
(15) En tanto, Llambías exclamó: “minga que nos van a ver de ro-
dillas” y le reclamó a los Senadores que pongan “huevos” para
votar más allá de lo que denunció como “aprietes del gobierno”
para que aprueben la ley que viene de Diputados (Laarena.com.
ar, artículo “Vota el senado: el gobierno y el campo se creen
ganadores”, 16/7/2008).

4. Texto de polémica

Los textos de polémica son los textos que se presentan como


legitimados por el espacio de la polémica y que buscan hacer un
trabajo en ese espacio. Así —y esta es otra de las especificidades
del espacio semiótico de la polémica con respecto al interdiscur-
so de Pêcheux—, el espacio de la polémica no funciona como
el conjunto de las condiciones de producción de discurso, sino
como un espacio de legitimación y de trabajo para los textos de
la polémica. Dicho de otra manera, si para Pêcheux y los autores
que se inspiran en sus trabajos, el interdiscurso es inconsciente
y aparece disimulado en la objetividad del discurso, el espacio
de la polémica es el horizonte más explícito del texto de polé-
mica. Es precisamente en este espacio que el texto de polémica
pretende jugar un rol.
Un concepto es puesto en actividad en el espacio de una
polémica por un texto, y muchas veces permanece íntimamente
ligado a lo que llamaremos aquí su “Urtext”: el texto que circula
asociado al concepto. Así el concepto [neg alegría ↝ silencio]
con el que Cristina Fernández de Kirchner resignifica la “marcha
del silencio” del 18 de febrero, aparece ligado a su Urtext, que
es el discurso que da la presidenta argentina en los patios de la
Casa Rosada una semana antes de la marcha:

(16) “Nos quedamos con el canto, con la alegría, a ellos, a ellos les
dejamos el silencio (Lanación.com.ar, artículo “Cristina Kirch-
El signo de polémica... 191

ner, sobre la marcha por Nisman: A ellos les dejamos el silencio,


siempre les gustó el silencio”, 11/2/2015).

Vemos reaparecer este concepto asociado a su Urtext en


los dichos de la ex esposa de A. Nisman, sin que sea necesario
establecer la filiación con las declaraciones de la presidenta. A
casi veinte días de distancia, la interlocución se da de manera
directa.

(17) La jueza federal Sandra Arroyo Salgado replicó esta mañana


a la presidenta Cristina Kirchner que sus “hijas son la alegría
y la esperanza, y chicas llenas de energía positiva”, luego
de haber participado en la marcha del silencio del 18F que
fue cuestionada desde su origen por el Gobierno (Lanación.
com.ar, artículo “Sandra Arroyo Salgado replicó a Cristina
Kirchner: “Mis hijas son la alegría y la esperanza; siempre lo
fueron”, 19/2/2015).

Si la periodista que reporta los hechos puede decir que hay


“réplica” es precisamente porque Arroyo Salgado puede rechazar
el concepto [neg alegría ↝ silencio] en tanto que circula relacio-
nado a su origen textual. Pero con esto no queremos decir que
el origen textual “real” de un concepto cumpla una función se-
miótica. Lo que cuenta es si un concepto dado circula asociado a
un texto-origen en el espacio de la polémica. Un concepto puede
también “olvidar” su origen y volverse plenamente productivo
sin que su asociación a ningún texto-origen persista en su circu-
lación. ¿Quién dijo primero que la marcha del 18 de febrero fue
una “marcha sin jóvenes”, i.e. [marcha ⇸ neg jóvenes]?11 Poco
importa, el concepto alcanzó un despliegue discursivo masivo,
y esto sin origen textual:

11
Indicar que se trata de una “marcha sin jóvenes” es construir la disonan-
cia entre la marcha y la ausencia de jóvenes. Estos textos periodísticos ponen
en escena que algo “extraño” pasa en esta marcha: lo refractario se conecta
(aunque esa refracción, como toda fusión conceptual, haya sido discursivamente
construida y no tenga nada de natural).
192 Alfredo M. Lescano

(18) Salvo excepciones, los jóvenes de la marcha representaron una


minoría (Lavaca.com, artículo “18F: los sonidos del silencio en
la marcha por Nisman”, 19/2/2015).
(19) Otro dato importante de esta “Marcha del Silencio” fue la ausen-
cia de jóvenes como sector organizado o espontáneo, más allá
de algunos que acompañaban a sus padres. La mayoría de los
manifestantes era de edad madura, de evidente actividad profe-
sional o empleados jerárquicos (Telam.com, artículo “Con apoyo
de la oposición, los fiscales concretaron su ‘marcha del silencio’
a Plaza de Mayo”, 18/02/2015).
(20) Una marcha sin jóvenes (Título de la nota de Roberto Ca-
ballero, Tiempo Argentino (tiempo.infonews.com/argentina,
19/02/2015).

5. Enunciados de polémica

Es claro que si se acepta que el texto de polémica tiene por


función operar un cierto trabajo en el espacio semiótico de la
polémica, se debe aceptar también que el enunciado es el opera-
dor principal de ese trabajo. A pesar de esto, los enunciados de
polémica se caracterizan por habilitar una lectura independiente
de su anclaje textual. La polémica necesita incorporar un nivel de
análisis en el que los enunciados sean aprehendidos en su rela-
ción estricta con el espacio semiótico, desanclados de muchas de
las variables que intervienen habitualmente en su interpretación
intratextual. Es precisamente este desanclaje lo que les da su
potencial de “citatividad”. En efecto, en el marco de una polé-
mica pública, el enunciado debe ser entendido como la puesta
en circulación de una forma significante compleja que adquiere
un valor en la polémica por su puesta en relación con el espacio
semiótico que la define, el enunciado de polémica se vuelve un
elemento del espacio semiótico. El enunciado “mis hijas son la
alegría y la esperanza, y chicas llenas de energía positiva”, que
aparece citado en el fragmento (17), tiene una circulación sepa-
rada de su texto de origen, con la excepción de los elementos
que permiten ponerlo en relación con el espacio semiótico que
El signo de polémica... 193

lo significa en la polémica (por ejemplo: fue enunciado por la ex


esposa del fiscal Nisman, es una réplica al enunciado de polémica
“Nos quedamos con el canto, con la alegría, a ellos, a ellos les
dejamos el silencio” de Cristina Kirchner). Es esta separación
lo que permite que el enunciado sea incorporado al signo de
polémica, tal como lo veremos en la Sección 7.

6. Puntos de anclaje, promoción y rechazo

Hemos dicho que los textos de polémica operan en el espacio


semiótico a través de sus enunciados. Distinguiremos tres tipos
de operaciones: el anclaje, la promoción y el rechazo. Observe-
mos este fragmento de una entrevista al ex legislador Leopoldo
Moreau:

(21) Respecto de la denuncia que iba a presentar el fiscal en el


Congreso, Moreau dijo que era tan floja que “es muy probable
que Nisman hubiera terminado investigado por esa denuncia, que
era un hazmerreír”. Y en ese sentido clarificó que “Nisman se
transformó en el mascarón de proa de un intento de golpe blando
en Argentina. Lo que no pudieron hacer con los fondos buitres, lo
intentaron por otro medio” (Diarioregistrado.com, artículo “Nis-
man se transformó en el mascarón de proa de un golpe blando”,
5/2/2015).

En este fragmento, el enunciado de polémica “Nisman se


transformó en el mascarón de proa de un intento de golpe blando
en Argentina”, moviliza el significante /golpe blando/. Aunque
este significante ha cobrado (antes de la alocución de Moreau)
un grado de circulación masiva en el espacio de la polémica
que estudiamos, la existencia de este significante no es propia
al espacio semiótico de la polémica en torno al caso Nisman.
Podemos suponer que /golpe blando/ circula asociado al concepto
disonante (22):

(22) [neg hacer uso de la fuerza ⇸ derrocar al gobierno].


194 Alfredo M. Lescano

La asociación entre el significante /golpe blando/ y el concep-


to (22) no es debida al enunciado de Moreau y en todo caso no
es presentada como tal, pero no es ahistórica ni independiente
de una formación ideológica, de modo que servirse de ella
acríticamente es naturalizar un doble lazo semiótico: entre dos
significantes en el seno de un concepto disonante y entre este
concepto y el significante /golpe blando/. A los lazos semióticos
naturalizados se los llama en general significación. Los lazos
semióticos naturalizados confieren al enunciado de polémica
puntos de anclaje de apariencia “neutral”. Un adversario de Mo-
reau no estará de acuerdo en que Nisman pretendía participar de
un golpe blando, pero no pondrá en duda que un golpe blando es
lo que describe el concepto (22). Los puntos de anclaje permiten
promover conceptos polémicos. Así, el concepto (22) tiene un
doble rol: definir un anclaje “neutral” y autorizar la promoción
de un concepto que lo especifica de manera polémica, ya que se
trata de un concepto que entra en tensión con otros (definiremos
lo que entendemos por “tensión” en la Sección 7):

(23) [neg Nisman hizo uso de la fuerza ⇸ intentó derrocar al gobier-


no].

En una polémica, la “promoción” de un concepto consiste en


un trabajo sobre el espacio semiótico, trabajo cuya eficacia se
cumple en la reproducción de ese concepto en otros discursos,
que es lo que hemos llamado más arriba la “productividad” del
concepto. Se puede observar que la promoción del concepto (23),
en esta polémica, entra en tensión directa con otro concepto, en
el que la denuncia de Nisman es una denuncia por esclarecer los
hechos, por establecer la verdad:

(24) [Nisman buscaba establecer la verdad ↝ presentó una denun-


cia contra el gobierno].

Este concepto aparece por ejemplo en estos fragmentos, pro-


movido en el primero, y rechazado en el segundo:
El signo de polémica... 195

(25) “Tenemos mucha admiración por Nisman. Hay mucha gente


valiosa que busca la verdad, como lo hizo Nisman y que está dis-
puesta a pagar el precio que sea por la verdad, hasta con su vida”,
dijo al diario La Nación el ministro de Agricultura de Israel, Yair
Shamir (Lanacion.com.ar, artículo “Yair Shamir: ‘Deseamos que
el próximo gobierno no pacte con Irán’”, 19/3/2015).
(26) El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, sugirió hoy que el falle-
cido fiscal Alberto Nisman pudo haber sido “punta de una aso-
ciación ilícita para perjudicar a la presidenta Cristina Fernández
de Kirchner” con su denuncia por presunto encubrimiento en la
investigación del atentado contra la AMIA que —indicó— pudo
haber sido “por dinero”. “En busca de la verdad no era; eso es
clarísimo”, aseveró el jefe de ministros en declaraciones a la
prensa al ingresar a la Casa de Gobierno […] (Inforegion.com.ar,
artículo “La denuncia de Nisman no era en busca de la verdad”,
30/3/2015).

“Rechazar” un concepto es la operación opuesta a su promo-


ción: es precisamente efectuar un trabajo en el espacio semiótico
destinado a disminuir la productividad del concepto.

7. Tensión y punto de vista

La noción de tensión es central, dado que, como veremos, el


signo de polémica se estructura en torno a tensiones concep-
tuales. Diremos que dos conceptos a y b están en tensión en
el espacio semiótico de una polémica cuando promover a es
rechazar b y promover b es rechazar a. Pero la tensión con-
ceptual no es un mero juego entre abstracciones. Los concep-
tos en tensión se encuentran en una relación dialógica, en el
sentido que da a este término Bajtín/Voloshinov al decir que
la comprensión de una palabra exige la comprensión de su
“contrapalabra” (Bajtín & Voloshinov, 1972), aunque en este
caso lo que está en juego es una relación entre un concepto y
su “contraconcepto”. Los conceptos (23) y (24) están en ten-
sión en esta polémica porque, en el espacio semiótico que la
define, promover que la denuncia de Nisman es un medio de
196 Alfredo M. Lescano

derrocamiento es rechazar que la denuncia fue engendrada por


la búsqueda de la verdad, y viceversa.
Los conceptos polémicos no son pares antagónicos aislados,
sino que participan en la configuración de espacios conceptuales
que los engloban, que son los puntos de vista en conflicto. El
punto de vista debe interpretarse como el componente concep-
tual de lo que Maingueneau llama “posición” (Maingueneau,
1983; Maingueneau y Cossutta, 1995). A partir de una interpre-
tación discursiva de los “campos” de Bourdieu, Maingueneau
propone que el “campo” de la polémica se organiza en posiciones
antagónicas que refieren a identidades enunciativas (doctrina,
partido, tendencia...). Las relaciones antagónicas en las que
entran las posiciones son constitutivas de cada una de ellas y
no un ingrediente externo. Por otro lado, Maingueneau pone el
acento en que la caracterización de una posición determinada
involucra al mismo tiempo, y en el mismo nivel, lo que se llama
comúnmente “contenidos” (que ocupan el plano que nosotros
tratamos en términos de conceptos), los modos de organización
textual que son propios a la posición dada, así como los diferen-
tes roles discursivos que esta moviliza. Con la noción de punto
de vista pretendemos aislar el componente conceptual de esta
intrincación.
Como decíamos antes, promover un concepto que forma
parte de un punto de vista es rechazar otro concepto con el
cual éste está en tensión dialógica, y que integra entonces un
punto de vista antagónico con respecto al primero. Una mues-
tra de esto lo ofrece el efecto de fuera de juego que produciría
el promover al mismo tiempo dos conceptos provenientes de
puntos de vista antagónicos. Aunque se pueda pensar que los
conceptos [Nisman no hizo uso de la fuerza ⇸ intentó derrocar
al gobierno] y [Nisman buscaba establecer la verdad ↝ presen-
tó una denuncia contra el gobierno] son compatibles en otros
contextos discursivos (el fiscal puede haber hecho la denuncia
al mismo tiempo con la esperanza de encontrar la verdad y
de derrocar al gobierno), es imposible promoverlos simultá-
El signo de polémica... 197

neamente sin situarse en un lugar incomprensible dentro del


espacio semiótico de esta polémica específica.
La idea de Maingueneau según la cual las posiciones refieren
a “identidades enunciativas” da cuenta de que los conceptos que
integran los puntos de vista de la polémica no son esquemas
de fabricación de discursos “desencarnados”, pues su com-
prensión será incompleta si no se identifican las voces que lo
promueven y que lo rechazan en el seno de la polémica. En este
sentido proponemos incorporar un nuevo rasgo “bajtiniano” al
concepto de polémica: su polifonía. Los conceptos que entran
en tensiones polémicas son indisociables de las voces que los
promueven y los rechazan dentro de la polémica. El término voz
debe tomarse en sentido amplio: las ideologías (progresismo,
conservadurismo), las entidades (como los partidos políticos),
los actores individuales, son portadores de voces en la medi-
da en que los reconocemos en la promoción o el rechazo de
conceptos. Retomemos un instante las declaraciones (21) de
Leopoldo Moreau. A pesar de que Moreau sea un dirigente de
la Unión Cívica Radical, partido opositor al gobierno de Fer-
nández de Kirchner, es de público conocimiento que plantea
un cierto acercamiento al oficialismo. Lo que vemos en estas
declaraciones es que promueve un concepto que forma parte
del punto de vista oficialista, a saber [Nisman no hizo uso de
la fuerza ⇸ intentó derrocar al gobierno]. Moreau, sin decir-
lo, está adoptando el punto de vista oficialista y rechazando
un concepto que forma parte del punto de vista que defiende
su propio partido. Esto da muestra de que para caracterizar
integralmente el signo de polémica del cual forma parte este
concepto, sería necesario especificar que éste es promovido
por la voz institucional del oficialismo, que es rechazado por
la voz institucional de los partidos opositores, y que además
hay otras voces que guardan relaciones contradictorias con las
dos primeras, como la voz del personaje público “Leopoldo
Moreau”, que operan a favor de su productividad discursiva.
198 Alfredo M. Lescano

8. El signo de polémica

El signo, desde el punto de vista del lingüista “de la lengua”, es


parte de un sistema que “ya está ahí” y que el hablante actualiza
en cada enunciación (Benveniste, 1966). En la perspectiva de la
descripción del espacio semiótico de una polémica pública, lo
que se vuelve decisivo es la permanente creación de signos. Opo-
niéndonos, como Amossy, a la “mala prensa” de la polémica12
(véase, por ejemplo, Foucault (1984): “¿se ha visto alguna vez
salir una idea nueva de una polémica?”), constatamos que hay
signos que se hacen en la polémica. /18F/, /golpe blando/, /marcha
del silencio/, /marcha en homenaje a Nisman/ son significantes
que entraron en relaciones significativas específicas en la polé-
mica en torno a la muerte del fiscal Nisman y a la manifestación
del 18 de febrero de 2015. Si podemos decir que estos signos se
hicieron en la polémica, no es porque los significantes o los ele-
mentos conceptuales de estos signos no existieran previamente.
Es cierto que algunos significantes, como /18F/, no formaban par-
te de los signos del espacio público. Pero /golpe blando/ o /partido
judicial/ (hablamos de su acepción no administrativa) existían
mucho antes de que Cristina Fernández de Kirchner usara estas
fórmulas con respecto a los fiscales que llamaron a la marcha
del 18 de febrero. No obstante, las relaciones en las que entran
estos significantes son propias a esta polémica. En la medida en
que un significante es resemiotizado por relaciones específicas a
la polémica, en que un elemento de significado es reinterpretado
por nuevos lazos, los constituimos en nuestro objeto de estudio,
estos elementos participan de signos de polémica.
Existen trabajos que se han concentrado en la especificidad
de ciertos signos que circulan en espacios en tensión. Pensamos
12
Aunque Amossy se oponga a esa mala prensa para revindicar su rol en la
convivencia de grupos antagonistas, de “coexistencia en el disenso”, mientras que
nosotros lo hagamos porque creemos que la polémica pública tiene una naturaleza
semiótica específica que es necesario estudiar y que esta naturaleza es en última
instancia el sustrato de su capacidad transformadora de las relaciones sociales.
Ver, por ejemplo, Amossy (2011).
El signo de polémica... 199

sobre todo en la noción de fórmula de Krieg-Planque. ¿Cuál es la


diferencia entre el signo de lengua silla y los signos de polémica
“18F” o golpe blando?13 Si pensamos que el signo silla forma
parte de la lengua que se habla en Buenos Aires, ¿en qué sentido
podría negársele (el 17 de febrero de 2015, en Buenos Aires) a
“18-F” o a golpe blando, ese mismo modo de existencia? Krieg-
Planque, siguiendo a Faye (1972) y a Ebel & Fiala (1977), diría
que, a diferencia de silla, “18-F” o golpe blando son fórmulas,
es decir, formas lingüísticas que funcionan en el espacio público
como compartidas por la comunidad, pero no de manera ho-
mogénea, sino cargadas de contradicciones sociales y políticas,
y además, cuyo significante tiene un alto grado de fijación (tal
como desarrollo sostenible, solución final) que permite su circu­
lación, su defensa, su rechazo (Krieg-Planque, 2009).
El signo de polémica comparte ciertos aspectos de la fórmula:
el hecho de circular, cargado de significados (conceptos) contra-
dictorios, en un espacio social. Pero a diferencia de la fórmula, el
signo de polémica se caracteriza por la multiplicidad, la hetero-
geneidad, la dispersión y la inestabilidad de los elementos que lo
componen. Ahondemos en estos atributos del signo de polémica.
El signo de polémica es la unidad significativa mínima del
espacio semiótico de la polémica. Es posible interpretar un texto
de polémica de manera aislada al espacio que lo legitima y sobre
el que pretende ejercer sus efectos. Lo mismo con los enuncia-
dos que conforman el texto, así como con los conceptos que
es posible extraer por el análisis. Todos estos elementos tienen
un valor interpretativo posible. Pero comprender una polémica
—esto no parece necesitar ser justificado— no es comprender
los textos que la conforman aisladamente los unos de los otros.
Dar cuenta del espacio semiótico de la polémica —tal es nuestro
programa— exige establecer en qué momento estamos frente a

13
Nombramos, por facilidad, los signos de polémica por un significante, pero
veremos más adelante que esto no va de suyo, pues dado un signo, no hay un
solo componente que aparezca fácilmente como representativo de su configu-
ración compleja.
200 Alfredo M. Lescano

un signo propio de la polémica, a una unidad significativa de po-


lémica. Si se acepta lo que hemos dicho en este trabajo, el signo
de polémica debe concebirse como una asociación de elementos
múltiples de naturaleza heterogénea: textos, enunciados, signifi-
cantes, conceptos, todos ellos relacionados por lazos específicos,
configurando puntos de vista que no son unidades de contenido
sino polos de una tensión que determinan la constitución de
identidades, que prefiguran los futuros discursos. No se puede
comprender lo que significa /golpe blando/ en la polémica que
hemos abordado (someramente y a puro título ilustrativo) sin
integrar los enunciados de polémica singulares que lo movilizan,
los Urtext, llegado el caso, a los que están asociados; no se da
cuenta del concepto [Nisman buscaba establecer la verdad ↝
presentó una denuncia contra el gobierno] si no se establece que
está en tensión con [neg Nisman hizo uso de la fuerza ⇸ intentó
derrocar al gobierno]; no se sabe nada del lugar que ocupa en la
polémica el enunciado “(mis) hijas son la alegría y la esperanza”,
si no se lo muestra en su rechazo de un concepto propuesto tres
semanas antes en un discurso presidencial. Un signo de polémica
está formado al menos por:

• un par de conceptos en tensión;


• las voces a las que los conceptos están asociados;
• los puntos de vista de los que estos forman parte y, más amplia-
mente, las posiciones que integran estos puntos de vista;
• los significantes que participan en la promoción y el rechazo de
estos conceptos;
• los enunciados que promueven o rechazan estos conceptos, cada
uno asociado eventualmente a su Urtext.

La multiplicidad y la heterogeneidad de los elementos que


componen un signo de polémica no es lo único que distingue
el signo de polémica del signo de lengua o de la “fórmula” de
Krieg-Planque. El signo de polémica se distingue además por
su carácter abierto e inestable. En efecto, el signo de polémica
contiene como elementos a los enunciados que comparten las
El signo de polémica... 201

mismas operaciones sobre la polémica, a veces asociados a su


Urtext. La razón que impone que incluyamos en el signo de
polémica a los múltiples enunciados que efectúan un trabajo
de promoción o de rechazo de los conceptos que lo componen es
que al ser la cara estrictamente material del signo, estos enuncia-
dos se vuelven indisociables del resto de los otros componentes
del signo. No se trata sin embargo de establecer en el análisis la
imposible lista completa de los enunciados que promueven o re-
chazan, en la esfera pública, tal concepto. Pero es claro que cier-
tos enunciados juegan un rol crucial, ya que logran concentrar un
fragmento representativo de un punto de vista, de una posición,
o bien efectúan un trabajo durable sobre el espacio semiótico.
La posibilidad de incorporar nuevos enunciados es una de las
razones que hacen que el signo no esté definitivamente cerrado.
Pero todos los componentes del signo de polémica están some-
tidos a esta apertura. Así, a medida que la polémica evoluciona,
nuevos conceptos, nuevos significantes, nuevas voces, nuevos
enunciados, pueden surgir, nuevas relaciones pueden aparecer
entre los elementos de un mismo signo. Un concepto puede vol-
verse momentáneamente productivo o inerte. La consideración
del eje diacrónico, lo que Chateauraynaud (2011) identifica como
la “trayectoria” de los elementos de polémica, es una necesidad
del estudio del signo de polémica, de naturaleza inestable.
Para resumir, diremos que el signo de polémica, i.e. la unidad
significativa mínima de la polémica, se hace en la polémica; que
es una entidad a la vez dialógica y polifónica; que es una entidad
dispersa, es decir, sin centro, aunque con un principio organiza-
dor, la tensión; cuyos elementos son múltiples y heterogéneos; y
que se caracteriza por su configuración abierta e inestable.

Conclusión

El objetivo principal que hemos perseguido en este artículo es


mostrar que el espacio de la polémica tiene características semió-
ticas específicas que se observan ante todo en la configuración de
202 Alfredo M. Lescano

su más pequeña unidad significativa, el signo de polémica. Esta


presentación, que se concentra en la ontología del espacio de la
polémica, puede hacer olvidar que la descripción de las entida-
des que determinan la configuración semiótica de la polémica
se enmarca en un esfuerzo por comprender la polémica en sus
aspectos dinámicos. Son numerosos los temas que pertenecen
a esa dimensión y que han quedado fuera de la reflexión que
proponemos aquí, por falta de espacio. En particular, no hemos
podido más que sugerir aquello que concierne a la circulación
del signo, como la reapropiación de conceptos y puntos de vista,
la resignificación de significantes o la constitución de complejos
conceptuales. Integrar los factores que hacen a las permanentes
modificaciones de la polémica dejará ver con más profundidad
su especificidad semiótica, y debería permitir aprehender las
maneras en que tomar la palabra en un espacio en tensión puede
ser una herramienta de transformación del espacio social.

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Resúmenes 205

Resúmenes*

De los soldados del año ii a los soldados del año xv:


un análisis argumentativo de la palabra guerra
Marion Carel

¿Qué puede aportar el análisis de palabras al análisis de textos?


Está claro que, dado que los textos están compuestos por pala-
bras, establecer el sentido de las palabras no puede más que ayu-
dar a la interpretación de los textos. Pero ¿cómo describir todas
las palabras de un texto? El análisis argumentativo presentado
aquí propone limitar el análisis sólo a ciertas palabras: no a las
más frecuentes, sino a aquellas cuya significación estructura,
según el interpretante, el texto. Puesto que, según la Teoría de
los Bloques Semánticos, las palabras están asociadas a esquemas
argumentativos, es posible mostrar cómo el texto se organiza en
torno a esquemas, los concretiza, agrega algunos y, finalmente,
olvida otros.

Palabras clave: guerra, poesía, léxico.


*
Agradecemos a Dominique Bertolotti las traducciones de los resúmenes
del francés.
206 Resúmenes

Des soldats de l’an ii aux soldats de l’an xv:


une analyse argumentative du mot guerre

Qu’est-ce que l’analyse de texte peut attendre de l’analyse de


mots ? Bien sûr, les textes étant composés de mots, établir le
sens des mots ne peut qu’aider l’interprétation des textes. Mais
comment imaginer décrire tous les mots d’un texte ? L’analyse
argumentative présentée ici propose de limiter l’analyse à seu-
lement certains mots : non pas les mots les plus fréquents, mais
des mots dont la signification, selon l’interprétant, structure le
texte. Parce que les mots sont associés par la Théorie des Blocs
Sémantiques à des schémas argumentatifs, il est alors possible
de montrer comment le texte s’organise autour de ces schémas,
les concrétise, en adjoint d’autres, et, enfin, en oublie.

Mots-clés : guerre, poésie, lexique.

From the soldiers of Year ii to the soldiers of Year xv:


an argumentative analysis of the word war

What can text analysis expect from analysis of words? Obviously,


texts are made up of words, hence establishing the meaning of
the words that compose them helps text interpretation. But how
could one imagine to describe every word of a text? The argu-
mentative analysis presented here proposes to limit the descrip-
tion to certain words: not to the most frequent ones but to those
which meaning structures the text (according to the interpreter).
Given that words are associated by the Semantic Blocks Theory
to argumentative schemes, it is possible to show how the text is
organized following those schemes, realizing them, adding other
schemes, and, finally, forgetting some others.

Keywords: war, poetry, lexical items.


Resúmenes 207

Argumentación, evidencialidad y marcadores del discurso.


El caso de por lo visto

María Marta García Negroni y Manuel Libenson

A partir de la descripción de las argumentaciones interna (AI)


y externa (AE) (Carel y Ducrot, 2005) del verbo ver, se propone
un análisis de las instrucciones semántico-argumentativas conte-
nidas en uno de los marcadores de discurso derivado de ese ver-
bo: por lo visto. El pasaje de verbo a marcador discursivo supone
un proceso de cristalización discursiva, en el que los puntos de
vista argumentativos evocados por el verbo de percepción visual
juegan un papel determinante en la capacidad de por lo visto
para funcionar como marcador especializado en la codificación
de un significado evidencial indirecto, tanto inferencial como
citativo. Según la hipótesis de los autores, mientras el significado
evidencial indirecto vehiculizado por por lo visto inferencial es
el resultado de un proceso de internalización de una de las ar-
gumentaciones externas abductivas en por lo tanto de ver (ver
Y plt inferir X), el de por lo visto citativo internaliza una de las
argumentaciones externas en sin embargo de no ver (decir X se
Neg. ver aún X). Hemos puesto de manifiesto, asimismo, que
ambos procesos de internalización suponen además el manteni-
miento de la AI de ver (existir algo plt poder dar fe de ese algo).
 
Palabras clave: evidencialidad, argumentación, por lo visto.

Argumentation, évidentialité et marqueurs du discours.


Le cas de por lo visto

À partir de la description des argumentations interne (AI) et


externe (AE) (Carel et Ducrot, 2005) du verbe ver (« voir »
en français), nous proposons une analyse des instructions
sémantico-argumentatives contenues dans l’un des marqueurs
de discours dérivés de ce verbe : por lo visto (l’équivalent de :
« apparemment »). Le passage du verbe au marqueur discursif
208 Resúmenes

suppose un processus de cristallisation discursive dans lequel les


points de vue argumentatifs, évoqués par le verbe de perception
visuelle, jouent un rôle fondamental dans la capacité de por lo
visto pour fonctionner comme marqueur spécialisé dans la co-
dification d’un signifié évidentiel indirect, aussi bien référentiel
que citatif. Selon l’hypothèse des auteurs, tandis que le signifié
évidentiel indirect véhiculisé par por lo visto inférentiel est le
résultat d’un processus d’internalisation de l’une des argumenta-
tions externes abductives en por lo tanto (« donc », DC) de ver
(ver Y PLT inferir X, soit voir Y DC inférer X), celui de por lo
visto citatif internalise l’une des argumentations externes en sin
embargo (« pourtant », PT) de no ver (« ne pas voir ») (decir X
SE Neg. ver aún X ; soit : dire X PT NEG. voir encore X). De la
même manière, nous avons mis en relief que chaque processus
d’internationalisation suppose, de surcroit, le maintien de l’AI
de ver (« voir ») (existir algo PLT poder dar fe de ese algo,
soit : existence de quelque chose DC possibilité d’attester de
l’existence de ce quelque chose).

Mots-clés : évidentialité, argumentation, por lo visto.

Argumentation, evidentiality and discourses markers.


The case of por lo visto (it seems [that])

Based on the description of the internal (AI) and external (AE)


argumentations of the verb ver (i.e. ‘to see’) (Carel and Ducrot,
2005), we propose an analysis of the semantic-argumentative
instructions contained in one of the discourse markers (DM)
derived from that verb: por lo visto. The semantic path that goes
from the verb to the discourse marker is a discursive process in
which some of the argumentative points of view evoked by
the perception verb get cristalized in the semantics of por lo
visto, enabling the DM the encoding of an indirect eviden-
tial meaning (both inferential or quotative). According to our
hypothesis, while the inferential meaning communicated by por
Resúmenes 209

lo visto is the result of an internalization process of one of the


abductive external argumentations (AE) connected conclusively
by por lo tanto (therefore) of the verb ver (ver Y plt inferir X/‘To
see, therefore, to infer’), the quotative meaning emerges from
the internalization of one of the transgressive external argu-
mentations of the form no ver (not to see) (Decir X se Neg.
ver aún X/ ‘In spite of saying X, Not seeing X yet’). We also
have shown that both internalization processes maintain the in-
ternal argumentation (AI) of the verb ver (algo existe plt poder
dar fe de ese algo/’something exists, therefore, it is possible to
attest its existence’).

Keywords: evidentiality, argumentation, por lo visto.

Tres grados de polemicidad y cuestionamiento del discurso


ajeno: un enfoque polifónico-argumentativo

Ana Soledad Montero

En este trabajo la autora se ocupa de analizar algunos enunciados


polémicos extraídos del discurso político del expresidente argen-
tino Néstor Kirchner. En particular, se interesa por examinar,
desde una perspectiva polifónico-argumentativa, los sentidos
desencadenados por el empleo de la expresión exclamativa-
interrogativa cómo (no) en relación con la representación crítica
de la palabra ajena. Se distinguen, desde el enfoque de la Teo-
ría de los Bloques Semánticos, tres empleos de estos discursos
exclamativo-interrogativos encabezados por cómo (no), que se
sitúan en un continuum de menor a mayor cuestionamiento del
discurso ajeno: un empleo retórico, uno opositivo y uno refu-
tativo. Se trata de tres modos de representar polémicamente la
palabra de los adversarios y, en consecuencia, de posicionarse
frente a ellos.

Palabras clave: polémica, discurso político, bloque semántico.


210 Resúmenes

Trois degrés de polémicité et questionnement du discours


d’autrui : une approche polyphonico-argumentative

Dans ce travail, l’auteur analyse un corpus d’énoncés polémiques


extraits du discours politique de l’ex-président argentin Nestor
Kirchner. A la lumière de la perspective polyphonico-argumen-
tative, elle s’intéresse à l’examen des sens déclenchés par l’emploi
de l’expression exclamativo-interrogative comment (ne pas) et de
sa relation avec la représentation critique du discours d’autrui. À
partir de la perspective de la Théorie des Blocs Sémantique, trois
emplois de ces discours exclamativo-interrogatifs commençant
par comment (ne pas) sont distingués : un emploi rhétorique, un
emploi oppositif et un emploi réfutatif. Il s’agit de trois manières
de représenter polémiquement les mots des adversaires et, par
conséquent, de se positionner par rapport à eux.
 
Mots-clés : polémique, discours politique, bloc sémantique.

Three degrees to question and face up to someone else’s dis-


course: a polyphonic-argumentative approach

In this paper the author analyzes a set of controversial statements


extracted from the political discourse of the Argentine former
president Nestor Kirchner. In particular, she is interested in exa-
mining, from a polyphonic-argumentative perspective, meanings
triggered by the use of interrogative exclamatory expression
“how (not)” regarding the critical representation of someone
else’s discourse. She distinguishes, from the viewpoint of the
semantic blocks theory, three uses of statements headed by “how
(not)” to be placed on a continuum from least to greatest ques-
tioning of someone else’s discourse: a rhetorical use, an opposi-
tional one and, finally, a refutation use. These are three different
mechanisms of controversial representation of the adversaries’
discourse and, consequently, three different speaker’s attitudes.

Keywords: polemic, political discourse, semantic block.


Resúmenes 211

Argumentación en la lengua, polifonía y proverbios

Sonia Gómez-Jordana Ferary

Se propone aquí un análisis semántico de ocurrencias proverbia-


les contemporáneas en contexto, principalmente a partir de la
Teoría de la Argumentación en la Lengua y de la Teoría de
la Polifonía. El estudio semántico en contexto permite des-
cribir su funcionamiento discursivo, los encadenamientos con
los enunciados personales del locutor. Este análisis confirma
la estructura semántica en P es argumento para Q del proverbio,
estructura que repercute en el enunciado personal del locutor.
El recurso a una fórmula comunitaria hace posible consolidar
un enunciado personal. Además, se comenta, por una parte, la
presencia de una analogía entre los sentidos literal y formulario
de la paremia. Se intentará, por otra parte, dilucidar la relación
entre el principio genérico proverbial y su aplicación a una
situación específica.

Palabras clave: analogía, proverbios, argumentación en la


lengua.

Argumentation en langue, polyphonie et proverbes

Nous proposons une analyse sémantique des occurrences prover-


biales contemporaines en contexte, principalement à partir de
la Théorie de l’Argumentation dans la Langue et de la Théorie
de la Polyphonie. L’étude sémantique en contexte permet d’en
décrire le fonctionnement discursif, les enchainements avec les
énoncés personnels du locuteur. Cette analyse confirme la struc-
ture sémantique en P est argument pour Q du proverbe, structure
qui répercute sur l’énoncé personnel du locuteur. Le recours à
une formule communautaire permet la consolidation d’un énoncé
personnel. Par ailleurs, on traitera la présence d’une analogie
entre les sens littéral et formulaire de la parémie. D’autre part,
212 Resúmenes

on essaiera d’éclaircir la relation entre le principe générique


proverbial et son application à une situation spécifique.

Mots-clés : analogie, proverbes, argumentation en langue.

Argumentation within language, polyphony and proverbs

The aim of this study is to provide a semantic description of con-


temporary proverb occurrences, particularly from the theory of
the argumentation within language and the theory of polyphony.
The study of paremias in context offers a description of their
function in discourse based on their relationship to the speaker’s
own sentences. We will thus valid the semantic structure of
the proverb in terms of P implies Q, a structure that passes on
to the speaker’s sentence. Appealing to a commonly accepted
formula ensures the validity of a personal claim. Furthermore,
we will comment upon the presence of some kind of analogy
between literal and formulaic meanings of a proverb. We will as
well clarify the relation between the value of the generic sentence
and its application to a specific situation.

Keywords: analogy, proverbs, argumentation within lan-


guage.

Entre lenguas y discursos: “Si, pero no mucho”

Mónica G. Zoppi Fontana

El objetivo de este trabajo es analizar el funcionamiento semánti-


co-discursivo de la expresión “(si), pero no mucho”, que aparece
en español en textos escritos en portugués que circulan en Brasil.
La descripción está organizada en dos momentos: el primero
describe el valor argumentativo de esta expresión, considerando
su funcionamiento como marcador discursivo contra-argumenta-
tivo con valor de modificador desrealizante. El segundo describe
Resúmenes 213

la enunciación en lengua española de esta expresión a partir del


funcionamiento de la modalización autonímica y de un movi-
miento de relectura-reinterpretación del enunciado. Se concluye
que la expresión “(si), pero no mucho” condensa en su materia-
lidad lingüística las huellas de un movimiento argumentativo y
de un movimiento subjetivo, pues presenta las marcas de una
enunciación irónica, cuyo fundamento discursivo se encuentra
en la determinación histórica de los procesos de identificación/
subjetivación de los locutores-brasileños, afectados por los efec-
tos ideológicos del conflicto lingüístico entre el portugués y el
español en el Mercosur.

Palabras clave: modos de decir, subjetividad, identidad


lingüística.

Entre langues et discours: “oui, mais pas beaucoup”

Le but de cet article est d’analyser la signification discursive et


sémantique de l’expression “(si), pero no mucho” ((oui), mais
pas beaucoup), qui apparaît en espagnol dans des textes écrits
en portugais brésilien. La description s’organise en deux étapes :
la première décrit la valeur argumentative de cette expression
comme marqueur discursif contre-argumentatif et analyse les
effets de déréalisation (MD) qu’elle produit. La seconde décrit
l’énonciation de cette expression en espagnol, en analysant son
fonctionnement comme modalisation autonymique de l’énoncé,
qui est à l’origine d’un mouvement de relecture et de réinterpré-
tation. En conclusion, l’expression “(si), pero no mucho” ((oui),
mais pas beaucoup) condense dans sa matérialité linguistique les
traces d’un mouvement argumentatif et d’un mouvement subjec-
tif. Cette expression, en raison de son écriture en espagnol, pré-
sente les marques d’une énonciation ironique dont la fondation
discursive réside dans la détermination historique des processus
d’identification/subjectivation de locuteurs brésiliens qui sont
214 Resúmenes

affectés par les effets idéologiques du conflit linguistique entre


l’espagnol et le portugais à l’intérieur du Mercosur.

Mots-clés : modes de dire, subjectivité, identité linguistique.

Between languages and discourses: “(si), pero no mucho”


([yes], but not so much)

The aim of this paper is to analyze the discursive and semantic


meaning of the expression “(si), pero no mucho” ((yes), but not
so much), which appears spelled in Spanish inside texts written
in Brazilian Portuguese. We organize the description in two
stages: the first describes the argumentative value of this ex-
pression, considering its operation as a counter-argumentative
discourse-marker and the de-realizing effects (attenuation) that
it produces. The second describes the enunciation in Spanish
of this expression, analyzing its operation as an autonymic
modalization of the statement, which produces a reading-back
movement of reinterpretation. We conclude that the expression
“(si), pero no mucho” ((yes), but not so much) concentrates in
its linguistic materiality traces of both an argumentative move-
ment and a subjective movement. This expression, because of its
Spanish spelling, presents marks of an ironic enunciation, whose
discursive foundation is in the historical determination of the
identification/subjectivation processes of Brazilians speakers,
affected by the ideological effects of the linguistic conflict bet-
ween Spanish and Portuguese inside the Mercosur.

Keywords: modalization, subjectivity, linguistic identity.


Resúmenes 215

El signo de polémica. Elementos de la polémica argentina


en torno a Alberto Nisman

Alfredo M. Lescano

¿Cómo definir la unidad mínima de significación de una polé-


mica pública? La noción tradicional de signo es insuficiente para
dar cuenta de su estructura. Ciertas nociones de la Teoría de los
Bloques Semánticos y del Análisis del Discurso Francés permi-
ten esclarecer este problema, aunque para describir la naturaleza
del signo de polémica es necesario discutirlas e integrarlas en
una perspectiva diferente. A partir del análisis de fragmentos de
artículos de prensa en torno al “caso Nisman” en Argentina, el
artículo trata de precisar su especificidad.

Palabras clave: polémica, signo, discurso.

Le signe de polémique. Éléments de la polémique argentine


autour d’Alberto Nisman

Comment définir l’unité de signification minimale d’une con-


troverse sociale ? La notion traditionnelle de signe s’avère
insuffisante pour en rendre compte. Certaines notions de la
Théorie des Blocs Sémantiques et de la Théorie du Discours
permettent d’éclaircir ce problème. Cependant, pour décrire le
signe de controverse, on aura besoin de les discuter et de les
intégrer dans une perspective différente. A partir de l’analyse de
dépêches autour de l’affaire “Nisman” en Argentine, on tentera
d’en saisir la spécificité.

Mots-clés : controverse, signe, discours.


216 Resúmenes

The sign of polemic. Elements of Argentine controversy


about Alberto Nisman

How could we describe the minimal unit of meaning of a contro-


versy? The traditional notion of sign is not enough to make ex-
plicit its structure satisfactorily. Certain notions of the Semantic
Blocks Theory and of French Discourse Analysis allow to shed
some light on this problem. However, in order to describe the
sign of controversy we will need to discuss them and to integrate
them in a different perspective. This work intends to precise its
specificity on the basis of the analysis of some press fragments
concerning the Argentinian “Nisman” affaire.

Keywords: controversy, sign, discourse. 


Autores 217

Acerca de los autores

Marion Carel

Profesora e investigadora en la Escuela de Altos Estudios en


Ciencias Sociales (ehess), 190 avenue de France, 75013 París,
Francia. Tel : + 33 (1) 49 54 23 38.
Correo electrónico: carel@ehess.fr

María Marta García Negroni

Profesora en la Universidad de San Andrés, Universidad de


Buenos Aires, CONICET, 25 de Mayo 217, 1002, Buenos Aires,
Argentina. Tel: + (5411) 4342 9710 Ext. 103.
Correo electrónico: mamagn@gmail.com

Manuel Libenson

Profesor en la Universidad de San Andrés, Universidad de


Buenos Aires, CONICET, 25 de Mayo 217, 1002, Buenos Aires,
Argentina. Tel: + (5411) 4342 9710 Ext. 103.
Correo electrónico: manuel.libenson@gmail.com
218 Autores

Ana Soledad Montero

Profesora en el Instituto de Lingüística, Facultad de Filosofía y


Letras de la Universidad de Buenos Aires, CONICET. 25 de Mayo
217, 1002, Buenos Aires, Argentina. Tel: + (5411) 4342 9710
Ext. 103.
Correo electrónico: ana.soledad.montero@gmail.com

Sonia Gómez-Jordana Ferary

Profesora en el Departamento de Filología Francesa de la Uni-


versidad Complutense de Madrid. Universidad Complutense de
Madrid, Av. Séneca, 2, 28040 Madrid, España. Tel: + 34 913
94 54 07.
Correo electrónico: sgjordana@filol.ucm.es

Mónica G. Zoppi Fontana

Profesora en el Departamento de Lingüística y coordinadora del


Curso de Lingüística (grado) del Instituto de Estudios de la Len-
gua, de la Universidad Estatal de Campinas (unicamp) e inves-
tigadora del CNPq. Rua Sérgio Buarque de Holanda, núm. 571 
CEP 13083-859 - Campinas - SP – Brasil. Teléfono: +55-19-
3521-1512.
Correo electrónico: monzoppi@iel.unicamp.br

Alfredo M. Lescano

Profesor de Lingüística en la Universidad de Toulouse. 16 rue de


Metz, 31000 Toulouse, Francia. Tel: + 33 (5) 61 75 32 53.
Correo electrónico: alflescano@gmail.com

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