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Desvíos
para
lectores de
a pie
Número 11 / mayo - junio de 2014

E n los últimos meses, ha habido una oscura racha –y esperemos que pare– de muertes de escritores hispanoamericanos. Por men-
cionar algunos: Juan Gelman, José Emilio Pacheco, Leopoldo María Panero, Gabriel García Márquez. Y en todos esos casos, pero
especialmente en el de García Márquez, hemos observado una inusitada profusión de comentarios, homenajes y panegíricos de diverso
estilo que, para ser honestos, la mayoría de veces termina demostrando lo poco y lo mal que se ha leído a estos autores. Porque entre
los mensajes de duelo en redes sociales y algunas semblanzas en periódicos parece prevalecer un pacto con lo anodino.
De allí que insistamos en una verdad de perogrullo: quizá sea mejor escribir menos para leer más. Por una feliz coin-
cidencia, en este número 11 de Buensalvaje presentamos entrevistas a Ricardo Piglia y Guillermo Niño de Guzmán, dos
ejemplos de escritores que leen o, mejor dicho, de lectores que escriben.. Y eso debería imitarse. Porque ¿no son las palabras
que no nos pertenecen las que más nos han llenado de emociones y sacudido nuestras vidas? ¿No es más bello enamorarse
de un rostro ajeno que quedarse colgado del espejo? Ya saben: mejor tener lectores consumados que escritores consumidos.
Disfruten su revista, lectores de a pie. Los editores

La revista no necesariamente suscribe el contenido de los textos de sus escritores


invitados. La undécima edición de Buensalvaje, correspondiente a los meses de
mayo y junio de 2014, se terminó de editar el 6 de mayo, cuando ingresó a las
rotativas de Quad Graphics.

El tiraje fue de diez mil ejemplares.


Proyecto editorial número 31501221200604, ISSN 2305-2570, número de Depósito
legal 2012-09653 Buensalvaje es una revista producida por Solar (www.solar.com.pe)
Ca. Elías Aguirre 126, oficina 502, Miraflores. Lima, Perú.

Me llamo José Luis Valdivia, soy sociólogo y trabajo en la


librería Casa del Saber (Atahualpa 308, Miraflores) desde
su apertura en junio de 2013. Aunque nuestro fuerte son las
ciencias sociales, tenemos todo tipo de libros, desde literatura
hasta cómics. De mi especialidad, me gusta mucho Robert
Nisbet. En literatura, Poe, Vallejo, Goethe y las novelas poli-
ciales. También me apasiona la filosofía (Sartre, Heidegger).
¿Por qué leer? Bueno, yo me preguntaría por qué no leer, más
bien. Porque si no lo hacemos, nos perdemos mundos mara-
villosos que están a nuestro alcance. Tan simple como eso.

www.buensalvaje.com RevistaBuensalvaje
editores@buensalvaje.com ■ ideasynegocios@buensalvaje.com
Serendipia 3

El arte, cierto arte, iconiza el deseo de una era. Y sus ambivalencias: no solo lo sublime, sino Con la serie Metálica, iniciada en 2008, Yaker le da a todo ello implacable imagen y
también la perversión de los tiempos. Sin necesariamente quererlo y, a veces, en un mismo gesto. materialidad literal, trocando en rutilancias incluso a los míticos Meones y las micciones
Esas tensiones, asociables a las que para Freud definen el malestar de la cultura, energizan orgánicas de sus comienzos pictóricos. Hasta derivar en la figura culminante del Lameoro:
con una belleza impura la producción artística más intensa. En sus estados de excepción, claro. una secuencia retorcida de hombrecillos turbios en desproporcionados trajes de negocios,
En su estado de gracia. tal vez asociables a las grotescas caricaturas antisemitas de otrora (Moico es semita), pero
Es notable la frecuencia con que tales epifanías se manifiestan en la obra amplia de Moico ahora contorsionados por la sed obscena de sus rojas lenguas punzantes. Apéndices casi
Yaker. Una presencia siempre renovada, marcante siempre, desde sus primeras irrupciones en protráctiles en la curvatura con que arrastran sus carnes sobre superficies abstractas, pero
la escena local durante la década de 1980, cuando se constituye como referente fundacional sugestivamente recubiertas de pan de bronce. E incluso de pan de oro, allí donde restriega
para el gran (neo)barroco peruano. Y luego redefine esos mismos términos en cada giro de su fruición el músculo viscoso.
su vida personal y la nuestra colectiva. En el camino va dejando una secuencia mutable Hay una fijación anal en la oralidad desbocada de ese sustituto fálico, confirmando todas
de imágenes que con el tiempo devendrían históricas. Tal vez por la inquietada mezcla de las asociaciones psicoanalíticas entre heces y riquezas. Un efecto exaltado por el contra-
erudición plástica e intuición vital con que su talento toma constantemente el pulso a las punto plástico esencial, mediado por insinuaciones sanguinolentas. A un lado, la austeridad
pulsiones más soterradas de una sociedad convulsa. gráfica del modesto carboncillo que describe la porción inferior de los cuerpos sobre la tela
El resultado es un excepcional registro sensible de algunas de las extremidades más agudas cruda. Hacia el otro, el lujo fatuo de las espesas manchas áureas en las que los lenguaraces
de nuestra experiencia compartida. Incluyendo la guerra incivil y la dictadura, pero también las sumergen sus ansias.
respuestas lúbricas a todo ello por parte de la libido artística. Y los desbordes hedónicos más Sus avideces: atención a la agitación incitante que desprende a los pies de sus zapatos, en una
recientes de un país ahora trastornado por la opulencia. metáfora coital perturbada por la procacidad de los calcetines punteados como en una erupción
El siglo XXI derrama sobre el Perú todos los goces de una revolución capitalista. También cutánea. Fetichismos que tornan tangibles lo ideal y lo vulgar de las fantasías de la época. Hasta
sus trances y compulsiones. La codicia se eleva como un horizonte general. La cultura deviene configurar un ícono mayor de nuestros fenicios tiempos.
espectáculo. El arte amenaza convertirse en una feria voluptuosa de vanidades. Lujo y lujuria. A ser redimidos

Moico Yaker (Lima, 1949). Artista plástico. Estudió


Arquitectura en Miami; Literatura, Filosofía e Gustavo Buntinx (Lima, 1957). Es historiador,
Historia en Jerusalén; y Bellas Artes en Londres y crítico y curador de arte, egresado de la Universidad
París. Sus obras individuales y colectivas han sido de Harvard. Fundó en 1998 el Micromuseo de Lima,
expuestas en numerosos países. que desde entonces dirige y preside.
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Fotografía: Pablo Prados

Sobre Prohibido entrar sin


pantalones, de Juan Bonilla,
I Premio Bienal de Novela
Mario Vargas Llosa.
Por Juan Carlos Méndez

Novela. Prohibido entrar sin pantalones es la crónica de a escribir. Pero también transa, se acomoda, traiciona, delata, capaz de tirarme de cabeza sobre el empedrado de la avenida
una montaña rusa: la subida lenta y la caída vertiginosa de un informa y vuelve a transar. Maiakovski quiere ser Rusia. Nevski y los adoquines se ablandarían como agua...» (pág. 60).
poeta que se enfrentó a su presente para imponer el futuro. Fue Quiere ser una geografía, una época y una multitud. Para Este paso de la tercera a la primera persona no solo se
derrotado, claro, pero las grandes derrotas sobreviven porque ello necesita ser temido por sus pares, pero a la vez resultarle realiza con el protagonista: «Osip también le escribía a diario
poseen arco dramático, variedad anecdótica y personajes en útil al gran hermano. Y ya se sabe que ese doble juego viene a su mujer, cartas meramente informativas casi siempre aunque
crisis: ingredientes que hacen salivar a cualquier narrador. siempre con fecha de caducidad. Porque mientras Maiakovski de vez en cuando algún efugio romántico las coloreaba, (...)
La novela de Juan Bonilla tiene un aroma a Los detectives se distrae con las inevitables idas y embestidas del triángulo tu perrito gigante escribe un poema excepcional sobre nuestra
salvajes porque sus personajes ofrendan su vida a la poesía, amoroso, la vida política se mueve en zigzag y, de pronto, el Revolución, cada día me trae unas cuantas páginas y me deja
a su magia, a su locura, a sus envidias y a sus traiciones. Los poeta futurista ya es pasado. sin aliento, con ganas de gemir, como si me hubiera penetrado
poetas también son humanos, es hora de aceptarlo. 370 páginas antes del final, el protagonista es presentado un puño» (pág. 161).
La gran diferencia con la novela de Bolaño es el contexto: de la siguiente manera: «Maiakovski tenía dieciocho años, Otra herramienta son los diálogos que se yuxtaponen
Maiakovski empieza a gritar sus versos en plena revolución dieciséis dientes podridos, dos hermanas y un solo lector» sin necesidad de insertar guiones o comillas para marcar su
rusa, cuando Kerénski, Trotski y Lenin le meten una patada (pág. 9). Ese perfil se construye con una de las herramientas función: «Sí, lo que nos faltaba, insistía Osip, poemitas reli-
en el culo a la monarquía zarista. que más usará el narrador (la creatura que cuenta la historia, giosos, para que digan que tratamos de resucitar a Blok como
Pero esta novela no profundiza en el hecho social. Elige, no el escritor) para dinamizar el relato: la enumeración y tiene mandado el camarada Trotski o cosas peores, poemas
más bien, concentrarse en el individuo, en este caso un deli- repetición de datos. de amor, seguro que tienes, tenemos que empezar con fuerza,
rante y diletante Vladimir Maiakovski, quien, contagiado y Un ejemplo similar se encuentra en la página 21: «Los lo primero que publiquemos tiene que ser potente, tienes que
alentado por su circunstancia pretende meterle una patada no simbolistas, con sus buenas maneras, sus elegancias, sus cán- tener. No, de veras, ni un verso, me habré secado, necesito
solo en el culo a toda la poesía rusa. ticos evanescentes, sus pianos de pared, sus meriendas con té que pasen cosas para escribir poemas y últimamente no pasa
En paralelo, el poeta cabalga sobre el lomo de un amour y sonetos, eran los enemigos principales». nada...» (pág. 214).
fou, un amor loco. Las varias aventuras sexuales del gigante Otra herramienta es el salto de la tercera persona a la Además de estas herramientas retóricas o marcas de estilo,
con rostro de piedra siempre lo devuelven a los brazos (y a las primera sin marcar textualmente ese cambio: «Kamenski y el texto exuda humor, a veces absurdo, a veces escatológico,
piernas) de Lily, la esposa de Osip Brik, su benefactor y lector Burliuk se volvieron a Moscú, Maiakovski se quedó en Pe- lo que se agradece con una sonrisa o incluso una carcajada:
más apasionado, con quienes forma un triángulo amoroso/ tersburgo, alquiló una habitación en el Royal. Compuso un «Boris Pasternak se enamoró de ella, el pobre tonto, hay que
económico/editorial. poema donde yo, mago de todas las fiestas, blasfemo y digo entenderlo, a Ajmátova se le daba bien coquetear, era una
Maiakovski es un animal político. Expresa con intensidad que dios no existe y que a ti, mujer que me has convertido calientapollas, es alta, de pelo oscuro, mirada gélida de ojos
los exabruptos de su ego colosal pero sabe que, salvo el poder, en perro, te ha inventado un Hoffman, soy una tempestad de verdes, todo el mundo le dedica poemas y seguro que ha inspi-
todo es ilusión. Escribe, recita, insulta, golpea, reta y vuelve alegría y las calles se estrechan a mi paso, ahora mismo sería rado pajas a toda la poesía rusa contemporánea...» (pág. 137).

gente chévere,
cosas chéveres
Reseñas 5

La fila india ■ Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976) ■ Océano (2013) ■ 228 páginas
Por Francisco Ángeles

Novela. Debo confesar que, a pesar del membrete engañoso, defensa de la memoria sugiere implícitamente que la violencia
esta no es exactamente una reseña sobre la última novela del fuera un fenómeno clausurado o en todo caso reducido a Sendero
mexicano Antonio Ortuño. Tomando en cuenta que una rápida Luminoso y a sus reencarnaciones con pretensiones de legalidad.
búsqueda de Google pondría a disposición de cualquier lector La novela de Ortuño entra a nuestra tradición en este punto.
interesado una docena de reseñas, prefiero que este comentario Si las temáticas que parecen más relevantes y deseables para
sea algo más específico y ojalá más útil: una lectura peruana de el caso mexicano son la literatura del narco y de la migración
dicha novela; o, mejor, el intento de hacerla intervenir dentro del hacia Estados Unidos, Ortuño se mueve hacia una cuestión
panorama literario nacional. Por lo tanto, no pretendo reseñar igual de cotidiana, pero menos visible; un problema al margen
a Ortuño desde cierta ilusoria transparencia, y mucho menos de las noticas destacadas y de los discursos más atendidos: las
dentro de su propia tradición, lo que excedería mis posibilidades condiciones infrahumanas en las que miles de centroamericanos
(no he leído más de siete u ocho autores mexicanos menores de, cruzan el territorio mexicano en su camino hacia Estados Uni-
digamos, cincuenta años). A cambio, prefiero preguntarme sobre dos. Miles de hondureños, salvadoreños y guatemaltecos son
la importancia que podría tener La fila india si la ponemos en cotidianamente asesinados, torturados, explotados; masacres y
contacto con nuestra tradición nacional (concepto que puede ser violaciones ocurren diariamente contra los centroamericanos en
altamente cuestionable, pero que existe en el discurso crítico, el sur de México, muy lejos de la última frontera que quieren
en las clases universitarias, en el imaginario de los lectores, en trasponer. Ante esta situación, la ley no parece capaz de ofre-
la prensa cultural y en prácticas específicas como la reciente cer más que «versiones oficiales» condenando las masacres,
participación peruana en la Feria del Libro de Bogotá, donde los pura escritura sin efecto, que acaso pueda entenderse como
escritores invitados «representaban» al Perú, entiendo que como una interpelación a la misma práctica literaria y sus supuestos
una metonimia para significar la representación de su literatura, intentos de comprensión que finalmente no pasan de lo retórico
pero ese desplazamiento no resulta menos cuestionable). y de la experiencia meramente lingüística (con claridad puede
¿Por qué escribir sobre un libro que probable- verse en esa novela imprescindible de la literatura
mente sea difícil de encontrar en el país donde la latinoamericana del siglo XXI que es Insensatez de
La novela tiene, sin embargo, algunas estaciones dema- reseña será publicada? En la respuesta quiero seña- Horacio Castellanos Moya, en cierto sentido hermana
siado largas, donde la excentricidad del personaje es un lugar lar dos aspectos que permitirían pensar que cierta de la que aquí comento).
común, lo que adormece el ritmo de la lectura. recepción peruana de la novela de Ortuño resulta ¿Cómo es posible que esta criminalidad, en la cual
Por ser una obra biográfica que sigue la evolución de su pertinente. En primer lugar, una compartida vio- los mexicanos no son víctimas sino victimarios, pase
protagonista, los antagonistas son o muy pequeños (algún lencia histórica como alimento de ambas literatu- desapercibida? La novela ofrece una respuesta muy
pálido poeta) o demasiado grandes (toda la poesía rusa con- ras nacionales. En el caso mexicano, repasemos lo directa: «Los centroamericanos interesan ligeramente
temporánea, la sociedad en su conjunto), lo que impide un ya conocido: violencia prehispánica, violencia de menos que las mascotas de los futbolistas y mil ve-
enfrentamiento con una fuerza similar a Maiakovski. El poeta la conquista, guerra de independencia, revolución ces menos que los muertos verdaderos, los muertos
siempre vence, hasta que es aplastado. El enfrentamiento entre mexicana, guerra del narcotráfico, revolución za- nacionales» (196, énfasis mío). Y este es el segundo
fuerzas similares habría enriquecido dramáticamente la novela patista, feminicidios en Ciudad Juárez, muertes en la frontera punto en el que quiero detenerme: la construcción de identidad
y el personaje, pues al menos en la ficción pocas cosas son con Estados Unidos, todo lo cual ha producido clásicos de la nacional como origen del crimen. Los mexicanos desprecian a
más importantes que tener un gran enemigo. literatura latinoamericana como Los de abajo o Pedro Páramo, los centroamericanos, los torturan y masacran en medio de un
En una época en que la máxima preocupación de ciertos novelas contemporáneas de relevancia como Trabajos del clima de corrupción e impunidad del que solo cierto gesto cari-
escritores es el lugar que ocupará su sonrisa en un selfie reino de Yuri Herrera e intensas crónicas como Huesos en el tativo surge como insatisfactoria respuesta (ese es precisamente
junto al poderoso, Prohibido entrar sin pantalones recuerda desierto de Sergio González Rodríguez. Pero también libros el trabajo de La Negra, la protagonista de la novela, quien llega
una época en que la literatura era fuego. Hay un ardor en de extranjeros que vivieron en México (2666 de Bolaño sería a la localidad de Santa Rita con el objetivo de ofrecer apoyo
Maiakovski, una fe ciega en el huracán de la palabra que el caso paradigmático) e incluso de escritores que no tuvieron moral a sobrevivientes y deudos). Sin embargo, los mismos
lo bendice como un maldito. Precisamente, hay un reclamo con ese país sino una relación tangencial (por ejemplo, el célebre mexicanos no pueden reconocerse diferentes de la gente que
que la novela repite constantemente –tanto que raspa– contra cuento de Cortázar «La noche boca arriba»). atacan: «Qué puta suerte tenerles tanto asco, despreciarlos de
la convencional vida burguesa, repleta de tranquilizadoras En el caso peruano, muy a grandes rasgos podríamos iden- tal modo y ser tan putamente parecido, tan indistinguible, tan
rutinas; contra el hombre máquina que se despierta, trabaja y tificar dos corrientes de violencia que han funcionado como totalmente indiferenciable de ellos» (54).
muere; contra el amor castrante y la pasión incinerada por la paradigmas favoritos para producir escritura literaria: uno, lo La búsqueda de identidad nacional, como ha sido extensa-
costumbre; y contra el poder omnívoro de los imbéciles. La que podríamos llamar violencia del desencuentro cultural, cuyo mente estudiado, tiene una larga tradición en la práctica literaria.
de Bonilla es una novela que no se conforma y eso merece origen se remonta como mínimo hasta el Inca Garcilaso y cuyo Por tanto, la construcción de esa supuesta unidad (la idea misma
más que un premio paradigma sería José María Arguedas (pero que incluiría tam- de mexicanidad) termina en esta novela convertida en el soporte
bién los intentos de superación de la diferencia, como en País que permite el despliegue de una máquina criminal, el límite que
de Jauja de Edgardo Rivera Martínez o Ximena de dos caminos separa a quienes están protegidos de quienes no, como si de esa
Juan Carlos Méndez (Lima, 1976). Escritor, dramaturgo y crítico. Publicó la
novela Pandilla interior (Santo Oficio, 2010) y ha sido editor de la sección de Laura Riesco). Dos, la novela del conflicto armado interno, manera quedara confirmada la antigua idea de que la identidad
cultural de la revista Caretas. que adquirió mayor visibilidad durante la última década, sobre es diferencia, y esa diferencia es el punto de partida para una
todo por el reconocimiento internacional alcanzado por algunos violencia que termina resultando inevitable. Ortuño muestra
de los escritores que publicaron bajo este paradigma. Habría cómo la construcción de identidad (y sus efectos) no serían el
que preguntarse si estas dos corrientes constituyen posibilidades final de la violencia, sino como mínimo su desplazamiento hacia
distintas, o si más bien la primera se transformó en la segunda, el espacio donde se ejerce contra quienes no la comparten. ¿Sería
o encontró en ella una forma específica, como parecen sugerir posible que a partir de este reconocimiento pueda pensarse en
novelas como Lituma en los Andes de Vargas Llosa o Abril rojo una literatura distinta, una literatura no-identitaria (en otros pala-
Prohibido entrar sin pantalones de Roncagliolo, en las que el conflicto armado interno queda bras, una literatura que cuestione las bondades de la construcción
Juan Bonilla (Cádiz, 1966)
Seix Barral (2013) reducido a diferencia cultural. Lo más importante, sin embargo, nacional)? ¿Sería ese el inicio de un cambio de paradigma en
384 páginas ■ 69 soles es preguntarse si el discurso de la memoria bajo el cual muchas de las ideas que sostienen el «canon» literario peruano, lo que
estas novelas se producen (leer/escribir para no olvidar, no olvidar podría alterar profundamente los elementos que lo componen
para no repetir la historia, etcétera) nos coloca en una posición y lo sostienen? Esas son las preguntas que la novela de Ortuño
externa a una realidad que sigue siendo violenta; es decir, si la indirectamente nos plantea. Hacia ellas habría que avanzar
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Las poseídas El francotirador paciente


Betina González (Buenos Aires, 1972) Arturo Pérez Reverte (Cartagena, 1951)
Tusquets (2013) ■ 184 páginas ■ 73 soles Alfaguara (2013) ■ 302 páginas ■ 59 soles

Novela. Las poseídas de Betina González


obtuvo el VIII Premio Tusquets Editores de
Novela. El colegio de monjas Santa Clara de
Asís es el escenario; la post dictadura militar,
el contexto. Y Felisa Wilmer, la nueva, quien
acaba de perder a su madre en un accidente
de tránsito donde ella manejaba, en Europa,
es una de las protagonistas. Todo parece ajus-
tarse a las contradicciones adolescentes («el
demonio las prefiere creyentes», «lo natural es
empecinarse en el instante»), al descubrimiento
sexual (la santidad del cuerpo y la profanación
del mismo, «el papel de Gran Misterio que Novela. A sus treinta y cuatro años, la estudiosa
no le correspondía», embarazos imprevistos, del grafiti Alejandra Varela recibe el desafío más
abortos y pedidos de consejo sobre el himen, importante de su carrera: contactar a Sniper,
la menstruación o el punto G), a los grupos de legendario grafitero español, para proponerle
convivencia (las iniciadas, que tiene en Marisol escribir un libro sobre su vida y obra, así como
Arguibel a la máxima representante, la más tentarlo a exponer en un museo. Esa tarea re-
bella, la que muchas quieren imitar y seguir; quiere superar dos grandes obstáculos. El pri-
Por Elton Honores y las católicas, las místicas, las acomplejadas, mero es ubicarlo, pues el artista mantiene en
las putitas, las rebeldes, etcétera). secreto su identidad y paradero por razones de
seguridad. El segundo es convencerlo, ya que
Iris ■ Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, 1967) ■ Alfaguara (2014) ■ 376 páginas ■ 86 soles
Sniper es enemigo del circuito comercial. Ale-
Novela. En la literatura latinoamericana contemporánea, la distopía jandra acepta el reto y se lanza tras el rastro del
ha sido un subgénero fundamental de la ciencia ficción para discutir enigmático pintor a través de Madrid, Lisboa,
problemas del entorno político y social. Iris, de Edmundo Paz Soldán, Verona, Roma hasta llegar a Nápoles. Durante
se inserta en esta línea. El autor había explorado parcialmente el ese recorrido emplea su sagacidad al máximo
género en Sueños digitales (2000) y El delirio de Turing (2003), con el fin de obtener pistas que la conduzcan a su
pero aquí lleva al lector a un nivel de lectura distinto. objetivo. Además, debe escapar de dos sicarios
Desde el lenguaje, la novela es experimental. El uso de neo- que buscan a Sniper para matarlo.
logismos, el espanglish, las onomatopeyas, la oralidad, las raíces A partir de la investigación de Alejandra, se
de palabras en lenguas disímiles entre sí como el quechua o el retrata el mundo de los grafiteros, su organiza-
chino, todo ello mezclado con un castellano del futuro, generan un Sin embargo, Las poseídas tiene otro desa- ción, valores, ritos y conflictos. A lo largo de la
extrañamiento. Se trata de un neolenguaje para narrar el futuro. Solo esto bastaría para rrollo, uno mucho más personal. La narradora historia diferentes personajes reflexionan sobre
señalar a Iris como una obra notable, un acierto del autor, que no busca imitar el típico es María de la Cruz López, una muchacha el arte contemporáneo y su función. La idea del
lenguaje anglosajón, sino que se exige uno nuevo para la historia. Esta operación tiene apasionada por los libros, silenciosa, un poco arte como una práctica corrosiva se enfrenta
un claro antecedente en La naranja mecánica (1962) de Anthony Burgess, que hizo lo desubicada pues no pertenece al grupo de las al concepto de creación. «Ahora el único arte
propio en la creación de neologismos a partir de la lengua rusa. chicas que buscan chicos o llaman la atención, posible, honrado, es un ajuste de cuentas», es la
De otro lado, Iris se alimenta tanto de la tradición distópica literaria clásica como de quien se ha ganado el calificativo de «rara» por conclusión de Sniper. A través de la proclama «si
la cinematográfica. Así como no habría sido posible haber creado esta novela sin Noso- acostarse con un militar, también por su corte es legal, no es grafiti», los artistas del aerosol nos
tros de Yevgeni Zamiatin, 1984 de Orwell, Un mundo feliz de Huxley o las novelas de de cabello a lo garçon y su atracción por las recuerdan que el arte es una actividad obligada a
Philip K. Dick, tampoco lo sería sin filmes como Blade Runner de Ridley Scott, Star- chicas. Por esa razón, López, como le gusta asumir riesgos, a cuestionar infatigablemente el
ship Troopers de Paul Verhoeven, Matrix de los hermanos Wachowski y hasta Avatar llamarse a sí misma, siente un apego especial orden establecido. Fieles a esa doctrina, los gra-
de James Cameron. Iris recoge temáticas previas de estas narrativas como la discusión por Felisa, quien durante las primeras conver- fiteros desprecian la banalización, la autocom-
sobre lo humano, el relato de acción militar, el uso de fármacos y drogas que plantean saciones le confiesa que quiere matarse. placencia y todo lo relacionado con la sociedad
al interior del universo de ficción otras realidades alternas o paralelas, y la explotación Las poseídas deja de ser una novela sobre del espectáculo. También repudian la cotización,
colonial. Es una novela en donde el imperio contraataca. adolescentes en un colegio de monjas para ex- la fama y otros mecanismos con los que se busca
En ese mundo propuesto por Paz Soldán hay puntos clave. Uno de ellos es el proble- tenderse en el suspenso, en los fantasmas que domesticar la rebeldía artística. Sin embargo, al
ma de la identidad. Lo humano tal como lo conocemos no existe o, en su defecto, solo acechan a Felicia y a su familia, de donde ha final de la historia asoma un matiz que consi-
cambia. Completan el panorama otros seres artificiales: robots, humanos con implantes heredado su carácter oscuro, consecuencia tam- dera las consecuencias de adoptar siempre una
en el cuerpo o seres con memorias artificiales. El racismo se configura como fuente de bién de su tragedia. La aparición de un viejo actitud desafiante y el precio de vivir al límite.
poder en Iris, como medio para sostener el orden social, establecer jerarquías y diferencias pervertido, tío abuelo de Marisol, y la fuga de La bibliografía de Pérez Reverte incluye,
con el otro. En ese contexto, ¿qué es lo humano? La respuesta queda abierta. una de las hermanas clarisas, quien era la amante entre otras variantes, la narración histórica,
El otro gran tema es la violencia, una que se genera desde quienes detentan el poder del padre de una alumna, entretejen una trama el género de aventuras y la novela de intriga.
político: la corporación industrial SaintRei, que explota el mineral X503 de múltiples que desencadenará en la muerte casual de una El francotirador paciente pertenece a esta
aplicaciones y que se encuentra en las montañas sagradas de esta región terrestre. La niña de diez años. Betina González logra con última tendencia. La estructura algo esque-
violencia vertical, que goza de su propio aparato militar, encuentra resistencia en las gran éxito adentrarnos en dichos misterios. No mática de los capítulos y algunos personajes
guerrillas de los irisinos, con sus ataques suicidas, comandada por Orlewen (guiño los revela de inmediato ni tampoco los alarga. planos desdibujan un poco la novela, pero la
anagramático al autor de 1984), un líder con connotaciones religiosas dignas de un Su lenguaje claro, preciso, sin ambages, nos organización astuta de la trama, la destreza
Mackandal de El reino de este mundo de Carpentier. mantiene atentos a las complicidades de Ló- narrativa y el estilo funcional cumplen satis-
La estructura de la novela, dividida en cinco partes con vasos comunicantes, logra cons- pez, Felisa y Marisol, quienes, adolescentes factoriamente la tarea de contar una historia
truir un mundo posible, pero lo mejor es que no cierra la novela sino que plantea la discusión aún, estarán poseídas por aquellos hechos para seductora con un desenlace sorprendente.
sobre si lo narrado (ocupación militar de Iris, resistencia y lucha independentista) no es acaso toda la vida. Por René Llatas Por Rocco Reátegui
una alegoría de la imposición colonial en Latinoamérica y si habrá liberación auténtica
Una historia sencilla (Leila Guerriero) Kassel no invita a la lógica (Enrique Vila-Matas)
Obra reunida (Mario Bellatín) Un publicista en apuros (Natalia Moret) Troppo vero (Andrés Trapiello)
Reseñas 7

Fotografía: G1 Globe
14 La vida doble
Jean Echenoz (Orange, 1947) Arturo Fontaine (Santiago de Chile, 1952)
Anagrama (2013) ■ 104 páginas ■ 59 soles Tusquets (2010) ■ 304 páginas ■ 75 soles

Novela. Desde hace más de un año, anticipán-


dose al centenario, son numerosos los títulos que
han sido editados acerca de la Primera Guerra
Mundial, pero especialmente han sido ensayos
históricos. De las escasas novelas publicadas,
hay que resaltar la belleza literaria del libro de
Jean Echenoz, 14. El autor francés, luego de
dedicar sus últimos tres trabajos a reescribir
biografías de personajes conocidos, aunque no
especialmente populares (el músico Ravel, el
atleta Zapotek y el científico Tesla), se adentra
en los horrores y sinsentidos de la Gran Guerra. Novela. Los traidores están congelándose –no
En 14 nos narra las vicisitudes de cinco quemándose– en el noveno y último círculo
amigos en el 93º Regimiento de Infantería fran- del infierno dantesco. Lo mismo le sucede a
cés y las relaciones de dos de ellos (Anthime, Lorena/Irene en Estocolmo y no solo por el
Por Agustín Prado Alvarado
el principal protagonista, y Charles, el altivo frío aire del Báltico que llega hacia donde
del grupo) con la misma chica (Blanche). En están ella y el anónimo escritor que la escucha
este curso, los protagonistas pasarán de unos atento mientras descubre sus secretos más Herejes ■ Leonardo Padura (La Habana, 1955) ■ Tusquets (2013) ■ 520 páginas ■ 69 soles
iniciales desfiles llenos de ilusión por la guerra duros e íntimos. El frío la recorre porque está
a su atroz realidad. muriendo de cáncer. Pero sobre todo porque Novela. Leonardo Padura ha conseguido posicionarse como el
Echenoz es un consumado especialista en la lo que relata es el recuerdo de una vida llena escritor cubano más celebrado en las últimas décadas. Sus novelas
nouvelle o novela corta, y en esta ocasión vuelve de mentiras, de fracasos, de dolor; en Chile, han recorrido y explorado dos derroteros muy importantes en la
a demostrarnos toda su habilidad en el género. en la época absurda de la Guerra Fría. ficción literaria: el género policial y la novela histórica. Para los
Pero, ¿es posible narrar en una novela de apenas No es este un libro sencillo de ninguna lectores (in fábula), uno de los mayores méritos de Padura es
cien páginas las vivencias de seis personajes manera. Los personajes viven a veces como haber inventado a uno de los detectives más entrañables y esti-
durante la Primera Guerra Mundial? El autor protagonistas de una novela de espías, otras mados en el orbe latinoamericano: el (ex)teniente Mario Conde,
nos demuestra, con gran habilidad, que sí puede. como en una película de Tinto Brass. Y Lo- protagonista de siete novelas en las cuales se revisa las distintas
Donde otros utilizarían el mismo espacio para rena, o Irene, quien sea quien nos cuente etapas de su biografía detectivesca y, asimismo, se radiografía una
narrar una sola batalla, Echenoz nos relata todos esta historia, va recordando sus traiciones, ciudad de La Habana teñida por crímenes, misterios y sordidez.
los claroscuros que provoca un enfrentamiento pero sobre todo su enorme capacidad para Pero fue el género de la novela histórica, con la publicación de El hombre que
armado, así como sus consecuencias en las vidas sorprenderse a sí misma, cayendo al abis- amaba a los perros (2009), con el cual Padura alcanzó un mayor número de lectores,
de los personajes —tanto los que luchan en el mo más profundo de abyección moral y de traducciones e incluso el reconocimiento en la misma Cuba. Es por ello que su última
frente, como las familias que intentan seguir su depravación sexual. Aun así, ella no es una novela, titulada Herejes, un voluminoso libro de 520 páginas, ha sido esperada con
cotidiana vida lejos de él—. traidora cualquiera. mucha expectativa por sus seguidores y por la opinión de los críticos.
Miembro de Hacha Roja, un brazo armado La novela está estructurada internamente en cuatro partes con títulos como Libro de
de la revolución socialista que se veía como Daniel, Libro de Judith, Libro de Elías y Génesis que nos permiten construir lazos inter-
única alternativa a la dictadura pinochetista, textuales con libros sacros judíos y cristianos. El mismo título Herejes también evoca
se convierte luego en una soplona, en una su condición profana, lo que pone en alerta al lector quien encontrará en las páginas de
agente de inteligencia de esa misma dictadura esta narración momentos en los que se evoque a la historia sagrada del pueblo judío.
que supo combatir con valentía. No solo eso. Padura ha diseñado el argumento de su novela Herejes trenzando lo mejor de su
Llegó de alguna manera a disfrutar de ese arte narrativo: el relato policial y el relato histórico. Los seguidores de Mario Conde
cambio pese a lo que le dictaba su conciencia, tendrán la oportunidad de verlo nuevamente en esta historia desempeñando su ingenio
pese a la existencia de su propia hija, pese a de investigador, obligado a buscar una pintura de Rembrandt, perteneciente desde el
lo que su propio cuerpo le hacía sentir. Al siglo XVII a la familia judía Kaminsky, y que posiblemente estuvo en La Habana en
final, son muchas más las preguntas que las un momento del siglo XX. Igualmente, apreciaremos a un Conde signado en todas sus
respuestas. ¿Cuándo se convirtió ella en una características: explorando La Habana para sus pesquisas, en su afición por los libros
Con fino humor es capaz de mostrarnos traidora? ¿Cuánto influyó su propia tragedia y en su relación sentimental con Tamara.
toda la crudeza de la guerra —es magnífica la personal en ese camino al engaño perma- El otro argumento, con el que incluso empieza la historia, es el de estirpe histórica
descripción de la orquesta tocando «La Marse- nente? ¿Cuándo se volvió capaz de desear y se centra en la familia Kaminsky. Para seguir esta trama el narrador relatará la bio-
llesa» durante el primer combate del regimiento a alguien que pertenecía a aquellos mismos grafía de Daniel Kaminsky, personaje a quien sus padres envían siendo todavía un niño
93º— y, sin levantar la voz, nos estremece al infelices que la torturaron? a La Habana para protegerlo de la amenaza nazi. Instalado en La Habana, Daniel será
descubrirnos la violencia del conflicto. Pero Las contradicciones de la mujer que testigo en 1939 del frustrado desembarco del S.S. Saint Louis, embarcación en la que
no se entienda la novela como un alegato an- sufre el frío de la traición son intermina- viajaban novecientos judíos, entre ellos su familia, que nunca pisaron tierra cubana y
tibelicista, sino como una atinada descripción bles. Como las del país y el tiempo que le fueron regresados a Alemania. Este acontecimiento se convertirá en el lazo transatlántico
de los hechos. tocó vivir. Quizá solo entonces se pueda entre Europa y lo sucedido en La Habana.
En cada frase, narración o diálogo, Echenoz entender algo de ese infierno personal. Una La novela, como ocurre con los temas históricos reconstruidos por Padura, le per-
usa las palabras precisas, ni una más; no las recomendación final: si se atreve con este mite ampliar escenarios que se desplazan por diferentes tiempos (históricos), donde el
necesita para contarnos su historia. Su estilo libro, lea con cuidado y con precaución. presente y el pasado van enlazándose mediante las diferentes estrategias del narrador
atrapa y seduce desde el primer párrafo. Son Recuerde el frío que trae consigo la traición omnisciente, quien traslada las acciones entre ciudades como Ámsterdam, Cracovia,
solo quince capítulos cortos —que al lector to- y abríguese bien. Piense en sus propias Miami y especialmente La Habana en distintas fechas del siglo XX y en años recientes
davía le parecerán más breves por el disfrute que traiciones y medite sobre la vida doble que del siglo XXI.
generan—, pero de una intensidad maravillosa. usted, como todo el mundo, seguramente Podemos señalar que Herejes supone otro reto mayor en la obra de Padura por la
Por Jorge Illa Boris lleva. Por Alejandro Neyra combinación de géneros, la reconstrucción histórica y las distintas tramas que se tejen.
El resultado es una valiosa novela que muestra la solidez narrativa del escritor cubano
Cuando las palomas cayeron del cielo (S. Oksanen) Ávidas pretensiones (Fernando Aramburu)
El hijo del desconocido (Alan Hollinghurst) Sangre en el ojo (Lina Meruane) La parte inventada (Rodrigo Fresán)
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Fotografía: Fronterad.com

Diez de diciembre Que el mundo me conozca


George Saunders (Texas, 1958) Alfred Hayes (Londres, 1911)
Alfabia (2013) ■ 280 páginas ■ 96 soles La Bestia Equilátera (2012) ■ 160 páginas ■ 49 soles

Cuentos. Para quienes no conocen la obra Novela. Recuerdo claramente una conversa-
de George Saunders –escritor elogiado por ción que tuve hace casi dos años con uno de los
Thomas Pynchon, Jonathan Franzen y Zadie editores de esta novela. «Es que nos equivoca-
Smith–, recomiendo un cuento que se puede mos», me dijo entonces. «Cuando publicamos
encontrar, en inglés, en la página web de The Los enamorados, pusimos en la contratapa que
New Yorker. Se llama «Antiheroes», se lee esa era la única obra maestra de Hayes. Y luego
en cinco minutos y es una estupenda demos- encontramos este libro». Para quien haya leído
tración de cómo fundir dilemas humanos con Los enamorados, el error es más que compren-
el humor más incisivo a través de una ficción sible. Es una obra extraordinaria, lo suficiente
corta magistral. Hay que buscarlo. como para hacer que el lector se pregunte si
En los diez relatos que componen Diez de un autor tan poco difundido como Hayes tenía
diciembre pasa lo mismo. El autor se centra todavía algo guardado para sorprendernos.
principalmente en el mundo de los barriobaje- En Que el mundo me conozca, el estilo
ros estadounidenses, donde el dinero envilece a narrativo de Hayes no ha cambiado, pero sí el
quienes lo tienen (que son los pocos), y quienes tono de su narración. La historia inicia con un
no lo tienen lo envidian (estos son los más). escritor de Hollywood que salva a una mucha-
Por Renzo Rodríguez
Pero aún peor: estamos ante un escenario don- cha cuando esta intenta suicidarse y la novela
de la pobreza es proporcional a la ignorancia, es una construcción de la relación entre ambos
Quemar los días ■ James Salter (Nueva York, 1925) ■ Salamandra (2013) ■ 448 páginas ■ 77 soles donde las limitaciones económicas parecen después de este hecho. Pero aquí la vehemencia
impedir directamente el progreso educativo de un romance tormentoso se ve cambiada por
Memorias. «Mi ambición era escribir una obra ‘lúbrica y pura’, de la gente. Saunders plasma estos rasgos en el el sosiego propio de las consecuencias de algo
un libro inmaculado lleno de imágenes de un mundo más desea- propio lenguaje de la obra, plagado de replanas, terrible: el amor está velado por el miedo, la
ble que el nuestro, un libro que se aferrase a uno y que ya no se licencias ortográficas y faltas gramaticales. Y lucidez tiene más poder que el deseo, lo que
dejase apartar». De esta forma James Salter concibe la literatura. dentro de todo, la risa no falta. se trata de salvar está perdido de antemano.
La frase la toma (él, lector universal) de «Romance de la luna» Tampoco es gratuito que la novela haga
de Federico García Lorca. Sobre la guerra (porque fue piloto tantas referencias a Hollywood, un espacio que
de caza) refiere a la muerte del granadino y dice: «Él no pudo en el imaginario colectivo es algo así como el
exclamar: ¡Soy poeta! Lo suben a un camión y él va (...), en la mayor palco escénico del drama existencial
guerra nada dura y los poetas caen junto a los labriegos, un festín humano. En cierta forma, es un reto literario.
de moscas en sus caras». Solo así puede Hayes demostrarnos que aun en
James Horowitz se cambió oficialmente el nombre a James Salter. Trabó amistad ese lugar existe un espacio para la intimidad, la
con Polanski, Fellini, Redford; vio a Kerouac jugar al fútbol y fue amante de la amante ausencia, el mundo real. Eso le permite construir
de John Huston, de quien se decía recibía jovencitas en el Grand Hotel de Roma a la una especie de refugio dentro de la narración
última hora de la tarde. Así lo prefería. para diseccionar la conducta humana a través de
Es imprescindible por lo citado y porque detrás de ese extracto hay un cuerpo de temas tan cotidianos como complejos: el paso
obra colmado de iluminaciones. Quemar los días es el libro de memorias de Salter y Lo más saltante del libro es el equilibrio del tiempo, las relaciones humanas, la soledad.
sería una novela si en sus páginas reemplazara su nombre por el de un personaje. La que alcanza entre su construcción narrativa
vida de un escritor puede equipararse a su gran obra: escriben, se escriben. –polifónica, delirante, saltando del diálogo al
La explicación de por qué se le menciona en voz baja cuando se habla de los mejo- monólogo interior, de la primera a la tercera
res escritores norteamericanos puede verse en su trabajo. Hay algo en él de lateral, de persona– y el amplio manejo de grandes te-
libertad objetiva sin reparos, de incómoda honestidad. Sus temas son lo que el dolor mas: la tiranía del trabajo («Exhortación»), la
es a la vida: síntoma de la verdad. Juego y distracción, Años luz, La última noche, inmigración ilegal («Los diarios de las Chi-
entre otras, son obras que dan muestra de su especialidad: la demolición para dar con cas Sémplica»), el abuso contra la mujer («A
la belleza de lo irreparable y, sobre ella, levantarse uno mismo, sus lectores. casa») o incluso atreverse a recrear un futuro
Salter es el escritor de la posguerra, del momento pródigo de la reconstrucción, de cercano de realidades expandidas y emociones
una generación legendaria en éxito y tragedia. Entre esos contrapuestos es que renuncia manipuladas en un extraordinario cuento como
a su carrera militar por la literatura. Mientras Buzz Aldrin, su compañero en West Point, «Escapar de La Cabeza de Araña», que deja ver
pisaba la Luna, él, rendido bajo una exótica italiana galopante, era la desolación. Habría las huellas de Ballard y DeLillo.
de entrar a la historia como un avión que la viese desde arriba lanzando personajes en Pero si tuviéramos que elegir un solo tema El resultado es una narración tan deso-
paracaídas, diciendo «acéptame, eres tú». que parece obsesionar al autor, al menos en este ladora como hermosa. Hayes estructura su
Pilotos escritores, extraño fenómeno al que Saint-Exupéry no sobrevivió. En ellos libro, es la figura de la familia. Saunders sabe novela en capítulos cortos, los naipes que
puede intuirse la sabiduría del observador supremo que se sabe insignificante y se mejor que nadie que el círculo consanguíneo construyen pieza a pieza un gran castillo que
reconoce en la tierra que atraviesa, en forma de cabra, monte o río. La experiencia puede ser el más despiadado de los grupos so- tarde o temprano terminará por desmoronarse.
singular de artistas parientes de los pájaros también es un privilegio del lector. ciales. Por ello, en estas historias de padrastros Bajo esa media luz, el autor maneja con hilos
Hay agudeza y poesía en sus observaciones y retratos, desde Nabokov e Irwin violentos, madres tiranas e hijos maltratados, finísimos la emoción del lector a través de
Shaw, hasta D.W. Griffith, Mankiewicz y Nureyev. Como guionista y director de cine, tuerce a su antojo los sentimientos y estados de personajes que parecen incapaces de controlar
su pluma también bebe de las cámaras y los azares de la producción. Para la literatura ánimo de sus personajes. Y así como nos coloca el daño que se hacen, como si se encontraran
también hay momentos y circunstancias propicias. La voluntad, aunque esencial, no frente a una crueldad terrible, nos puede deslum- cara a cara con ese momento de la vida en que
es suficiente. En sus memorias, son las ciudades, las mujeres y la literatura los ejes de brar también (como en el cuento que da título al la ensoñación se termina y en vez de pregun-
reflexiones sobre como aprender a vivir y escribir enfrentados al deseo, la futilidad y libro, el último y el mejor de todos) con escenas tarse a dónde se quiere llegar, qué es lo que se
las oportunidades perdidas. de esperanza que brotan de las más fortuitas quiere ser, uno empieza a darse cuenta, no sin
«Un escritor no puede formarse idea de la dimensión de su escritura. No puede verse situaciones. El brillo de la narrativa americana cierto temor, de lo que realmente es.
íntegramente. Es solo una especie de humo capturado y estampado en una página». Y en su máxima plenitud. Por Emilio Colán Por Daniel Zúñiga-Rivera
de quemar esos días es que brota este humo impecablemente capturado
Cuentos completos (J.G. Ballard) La rubia de ojos negros (Benjamin Black)
Tejiendo sueños (Patti Smith) Escapada (Alice Munro) La intromisión (Muriel Spark)
Reseñas 9

Fotografía: Radio Free Europe/Radio Liberty

El adversario Cada uno con su infierno


Emmanuel Carrère (Paris, 1957) Ronald Arquíñigo Vidal (Lima, 1982)
Anagrama (2013, 2º edición) ■ 172 páginas ■ 44 soles Summa (2013) ■ 100 páginas ■ 15 soles

Cuentos. Son once historias que componen


este libro de cuentos, cuyos protagonistas
son seres que luchan con el desamor o se
han dejado arrastrar por él hasta caer en
las garras de la muerte como víctimas o
victimarios. Seres comunes, pero también
artistas: escritores, músicos, pintores, que
terminan inmersos en mundos desolados y
melancólicos. Son relatos sumergidos en las
pasiones, las traiciones y el crimen, contados
Novela. Jean-Claude Romand es un hombre de una forma tan expectante que el lector
francés que, en 1993, asesinó a sus familia- no en vano busca terminarlos cuanto antes.
res más cercanos –esposa, hijos y padres– a Un narrador omnisciente nos conduce por
mazazos y a tiros de escopeta. Llevaba una cada relato. El uso de esta técnica parecería
vida aparentemente convencional hasta que ir contra lo propuesto –excitarnos tanto que
el despilfarro de dinero, obtenido por una no podamos esperar al desenlace–; pero, por
serie de estafas, lo puso en evidencia: había Por Francisco Arakaki el contrario, nos adentra más en el mundo de
montado un engaño en torno a su vida desde desasosiego de los personajes, que, como bien
los dieciocho años. Fingió ser un médico pres- dice el título del libro, viven su propio infierno
El proyecto Lázaro ■ Aleksandar Hemon (Sarajevo, 1964) ■ Austral (2011) ■ 368 páginas ■ 25 soles
tigioso cuando en realidad era un don nadie en la Tierra. Un infierno que puede ser Lima o
enredado en una maraña de mentiras. Pronto, Novela. Sobre Meridiano de sangre, la inigualable novela de Cor- Buenos Aires, una habitación o un baño, pero
su familia conocería la verdad; entonces, él mac McCarthy, Aleksandar Hemon ha dicho que su contundencia que le huye a los espacios abiertos y le rinde un
decidió eliminarlos, según declaró, para aho- yace en que fue escrita «sin pensar en el conflicto que le puede gene- tributo a una soledad llena de miedos y dudas.
rrarles la vergüenza pública. rar al lector», al ponerlo en una situación profundamente incómoda
Emmanuele Carrère, escritor con nueve por su crudeza y su carga (a)moral. Y parece haber aprendido bien la
novelas a cuestas, se interna en una profunda lección porque mucho de eso lo encontramos en El proyecto Láza-
investigación para reconstruir este hecho que ro, obra que puede incluirse, sin pestañear, entre las más dinámicas
conmocionó a toda Francia. El ritmo narrativo y logradas que haya entregado la literatura de este siglo XXI. No por
de la crónica policial crece en intensidad con- nada la crítica compara al autor bosnio-estadounidense con Nabokov
forme avanza el relato, aunque deja lugar para y con otros miembros de esa rara especie de escritores mutantes y
las reflexiones periodísticas y éticas, a partir perfeccionistas, arriesgados y elegantes, inteligentes y afilados.
de su relación con Romand a través de cartas. El proyecto Lázaro narra dos historias paralelas, pero que van en sentidos contrarios:
Esta cercanía es la que hace dudar a Carrère la primera ocurre en el Chicago de inicios de 1900 y sigue a Lázaro Averbuch, un judío
en seguir con la investigación, porque percibe que huyó de Europa del Este para llegar a EE.UU., donde sería asesinado por el jefe
que en Romand no hay un interés por la rea- de la Policía. La segunda, en el Chicago actual, hace el viaje inverso: va de EE.UU a El desamor, la traición, la venganza, el
lidad, sino por el sentido que se oculta detrás Europa, cuando el escritor Vladimir Brik parte en busca de los orígenes de Lázaro para miedo y la muerte son elementos que envuel-
de ella, casi siempre transfigurada y confusa. escribir un libro sobre su historia. ven la trama de cada relato, escrito de una
El asesino entiende que el grado de inter- De esta manera, los personajes de Lázaro y Brik, separados por cien años de distancia, forma tajante, con tal detalle que mantiene en
pretación que tiene el escritor sobre su tragedia se van cruzando de a poco. El personaje del escritor es un evidente álter ego de Hemon vilo al lector: «Ahora se iba acercando a su
puede complementar lo que él mismo no llega (con las lógicas licencias de la ficción) y en su narración mezcla de manera brillante destino, caminando con prisa, mordiéndose
a comprender acerca de las motivaciones de grandes temas como la identidad nacional (él también es bosnio-estadounidense), los los labios. Mientras miraba a ambos lados
sus actos. Así, el libro va adquiriendo un cariz cálculos políticos o el compromiso de la literatura. Y el autor lo hila todo con envidiable de la calle procurando la soledad de su acto,
confesional. Carrère no se limita a los hechos, precisión, incluso sin dejar de lado el componente emocional de Brik, quien deja a su imaginaba el cañón de su pistola escupiendo
aspira a estudiar un comportamiento mitóma- esposa en América y se llena de inseguridades respecto a su relación. el fogonazo. Una muerte súbita, la oscuridad
no e imprevisto. Mientras que Romand sabe La otra historia, la de Lázaro, es tan o más poderosa, al retratar por un lado los sin contemplación, luego el despacho del
que la psiquiatría y el derecho solo pueden espantosos pogromos contra las minorías étnicas en Europa, y por otro, el odio y cadáver a la morgue, la incursión de cuchillos
comprenderlo desde una mirada reduccionista, la represión que sufrieron supuestos anarquistas en los Estados Unidos. Por eso, la de carnicero entre sus tripas mórbidas, un
sin el miramiento desprejuiciado del escritor. comparación entre el contexto post 11-S y la paranoia antiinmigración de inicios del manojo de carne descompuesta y, peor aún
Lo más complicado para Carrère fue en- siglo XX adquiere un sentido aterrador. Y en medio de estos escenarios, la eficacia maloliente» (cuento «Muerte Súbita»).
contrar su lugar en la historia. Al inicio pensó y potencia descriptivas de Hemon sobresalen en algunas escenas en que la violencia Historias plagadas de hermetismo con sen-
que nutrirse de información y reconstruir el explota de forma endemoniada, a tal punto que uno, como lector, se siente cerca de la saciones y olores que navegan por lo nausea-
caso, dejando que las motivaciones de Ro- impotencia y del ruego por piedad. bundo y que a fin de cuentas nos hace construir
mand marquen el camino de su trabajo, sería Esta novela es también una clase magistral sobre la escritura. No se trata de simple una visión particular de nuestro propio infierno,
suficiente. Sin embargo, resultó imposible e metaliteratura, sino del empleo de una narración que dialoga consigo misma y que se va como en este fragmento de «La sensación del
ilusorio ser objetivo. Hacía falta un punto de construyendo en muchos planos, como una caja china. En esta (o estas historias), todos miedo»: «Hasta ese momento había conserva-
vista que señalara el rumbo del texto. Y cuan- escriben: escribe Hemon, desde luego, y escribe su álter ego Brik; pero también escribe do la esperanza de abrir los ojos abruptamente,
do no se puede llegar a conocer por completo Lázaro; y el periodista Miller; y Olga, la hermana de Lázaro, que lucha por encontrar como después de un sueño pesado, para encon-
al protagonista –y las múltiples identidades justicia ante su asesinato. Lo admirable es que esos saltos temporales –y textuales– se trarse desnuda en la cama acompañada de un
que ofrece–, la frustración se revela como una pueden observar entre párrafo y párrafo, allí donde otros optarían por dividir capítulos amante (no importara quien fuera) para sentir
repetición desesperante para el narrador. El o establecer separaciones más evidentes. el calor de otro cuerpo y tener constancia de su
adversario muestra a un autor sorprendido y Con calculadas vueltas de tuerca que se alejan exitosamente del efectismo, El proyec- existencia. Un calor junto al suyo. Eso era fi-
a un protagonista que engaña y se redime en to Lázaro es, además, una lectura intensa y trepidante, que cuestiona un mundo donde la nalmente la vida. A eso se reducía la realidad».
cada página. Por Raúl Ortiz Mory brutalidad del poder, en contra de lo otro o lo ajeno, parece no conocer de globalización, Por Carlos Omar Amorós
nuevos tiempos o desarrollos humanos
Los recuerdos (David Foenkinos) Horrendos y fascinantes (Varios autores)
Lolito (Ben Brooks) HHhH (Laurent Binet) El caballero Tetrapaq (Jorge Ureta)
10

En el corazón de la montaña. La voz deudora.


Crónica de una inmersión en Ayacucho Conversaciones sobre poesía hispanoamericana
Miguel Gutiérrez Podestá (Lima, 1984) Ilan Stavans (México DF, 1961)
Ediciones del Rabdomante (2013) ■ 260 páginas ■ 30 soles y Miguel Ángel Zapata (Piura, 1955)
Fondo de Cultura Económica (2013) ■186 páginas ■ 32 soles

Crónicas. Un senderista retirado cuenta su


historia desde un escondite en el Vraem; un
pisador de coca se confiesa parte de una mafia
de narcotraficantes que crece –o creció– en
la selva de un Ayacucho insospechado; y un
muchacho aprende a ser corresponsal de guerra
en la guerra misma. Miguel Gutiérrez Podestá
se ha demorado más de cinco años en escribir
las 50 crónicas y lograr las 50 fotografías que
se contienen en En el corazón de la montaña.
Crónica de una inmersión en Ayacucho. Un
libro que supera la bitácora de viaje para con-
vertirse en la descripción de una vida que Ensayo. Un viaje al centro de la poesía. El
traspasa muchas vidas ayacuchanas. Una crítico mexicano Ilan Satavans y el poeta y
Por Gabriel Ruiz Ortega existencia que ha tocado varios rincones académico peruano Miguel Ángel Zapata em-
de esa región, que desde los años ochenta prenden un recorrido por diversas estaciones,
fue duramente golpeada por el terrorismo iluminadas con profundidad y lucidez. Cada
Petersburgo ■ Andréi Biely (Moscú, 1880 – 1934) ■ Akal (2009) ■ 718 páginas ■ 93 soles
y que, desde la mirada del autor, pugna por estación constituye un momento, un eje, un
Novela. Para llegar a un gran escritor, necesitamos de otro escapar de ese lastre. poeta, un tópico; en suma, un elemento de
gran escritor. Pues bien, resulta curioso que hayamos llegado al varias conversaciones entabladas por los dos
ruso Andréi Biely, seudónimo de Boris Bugayev, gracias a un autores a través del mundo virtual y los co-
escritor no muy generoso a la hora de destacar las cualidades rreos electrónicos.
literarias de los demás. Fue en 1975, en el legendario programa ¿Qué es lo que guía a los dialogantes?
de televisión francés Apostrophes, conducido por Bernard Pivot, ¿Qué los motiva?: la pasión por la poesía
en donde Vladimir Nabokov cita sus obras preferidas en prosa es un estado permanente de vigilia; y su
del siglo XX. «Mis obras maestras más grandes de la prosa del interés por la reflexión crítica, la brújula de
siglo XX son, en este orden: Ulises de Joyce, La metamorfosis este «concierto de temas». Sin embargo, uno
de Kafka, Petersburgo de Biely y la primera parte del cuento de es el signo que entrelaza cada apartado del
hadas de Proust, En busca del tiempo perdido». Los presentes en el plató reconocían volumen: la pregunta en torno a la poesía y
todos los libros, menos uno: la novela Petersburgo. A partir de entonces empezó un su posibilidad de entender nuestra identidad.
largo y sinuoso camino para rescatarla. A la fecha, esta se ha erigido como uno de los ¿Qué hace nuestros a los poetas hispanoa-
monumentos más iluminadores sobre los alcances de la novela como género, capaz En el libro se puede apreciar el hallazgo de mericanos? ¿Se encuentran restringidos al
de disponer de absoluta libertad tanto en forma y en contenido. una voz que marca distancia de la literatura juve- momento histórico en que surgen?
Para apreciarla hay que tener presente la conocida sentencia de José Lezama Lima: nil promedio. Es una voz propia. Gutiérrez Po- La voz deudora es una invitación a re-
«Solo lo difícil es estimulante». La presente novela no fue escrita pensando en el lector destá opera desde el escenario de lo fantástico, flexionar sobre el papel de la poesía en el
medio y se publicó por entregas en la revista Sirín entre 1913 y 1914, y en formato de con la diferencia de que aquello que parece saca- acontecer diario. Los diálogos aquí conteni-
libro en 1916. El lector tiene que poner su cuota de voluntad, esforzarse en su concen- do del mundo de Asimov –uno de sus narradores dos, además de ser una muestra de lucidez
tración, aislarse, hacerse el enfermo para quedarse en casa y no ir a trabajar, distraer a favoritos– sucede en Huamanga y alrededores. y erudición, invitan al lector a contemplar
la pareja con mentiras bien argumentadas. Al final de la jornada, las horas invertidas El autor se supera en cada página y lo logra nuestra tradición poética «como una cadena
en Petersburgo habrán valido la pena, sumarán en nuestra vida. La experiencia de esta gracias a la profundidad de sus historias. A sus de aciertos y desaciertos, celebraciones y
lectura es equiparable a la de Ulises de Joyce, El arcoíris de la gravedad de Pynchon, personajes les pasan cosas sobrenaturales casi rechazos».
Paradiso de Lezama Lima, Las ventanas cegadas de Alexandre Vona, La excavación siempre. Hay algo que escapa a lo físico y que Un diálogo de esta naturaleza, entre el
de Platónov y El sonido y la furia de Faulkner. tampoco tiene que ver con las emociones ni con crítico de poesía y el poeta como crítico,
Como toda gran novela, esta es una de personajes. Por un lado, tenemos al senador el mundo interior de la gente. En su literatura, los ofrece una forma de mirar y repensar la his-
Apolón Apolónovich Ableújov y a su hijo Nikolai Apolónovich; pero ellos no son más demonios exteriores modifican el paisaje. Así, toria de la poesía hispanoamericana y anti-
que simples marionetas y sus intenciones, como la del hijo que intentará atentar contra un grupo de corresponsales de guerra pernoctan cipar la historia que será escrita en el futuro.
la vida del padre en un acto terrorista, simples pretextos que dan paso a los protagonistas aterrados al saber que los espíritus de la selva Sin crítica no hay tradición poética. Esta
medulares: el complejo registro narrativo y la ciudad de Petersburgo. Biely se adelantó los vigilan. De pronto, un grupo de militares los frase es la que reluce pues, cuando ambos
a los híbridos y a los registros superpuestos que imperan como novedad en la novelís- atrapan y los someten. Y todo cambia. interlocutores van entendiendo el quehacer
tica de hoy. Pensó su escritura como la sublime confluencia de todos los discursos de Este es un libro que se cuenta desde la piel poético. Un terreno en el que las voces de
ficción posibles. Lo que parecía imposible o no aceptado por los celadores literarios de del escritor. Y en esa piel hay heridas que se Sor Juana Inés de la Cruz, Rubén Darío,
entonces, lo llevó adelante recreándonos el turbulento año de 1905, caracterizado por curan lentamente. Hay un nuevo Ayacucho. Martí, Vallejo, Borges, Neruda, Octavio Paz,
la inestabilidad política, social y una inminente consecuencia militar. El descontento Uno que suena mucho más interesante que el y otros, sugieren, plantean y cuestionan ya
cunde en las calles de Petersburgo y los vientos de cambios radicales son más que violento y siniestro del que siempre nos ha- sea los redobles del lenguaje o el orden es-
inminentes. Pareciera que estamos ante una novela política y social, pero no; el autor blaron. Uno que tiene festivales internaciona- tablecido en él. La voz deudora es una ex-
nos lleva más allá de un retrato de época y nos sumerge en un torbellino de registros les de teatro, dulces ancestrales y guitarristas periencia que sus autores han elaborado abar-
textuales que, pese a la complejidad de su andamiaje, fluyen, y fluyen por cuenta de la que, aun muertos, siguen sonando. Miguel Gu- cadora y crítica, llena de texturas, reflexiones
oscura e irónica musicalidad de su aliento poético disfrazado de prosa. No es gratuito tiérrez Podestá radica en Francia y fue en un despiertas y sesudas, un verdadero ejercicio
que Biely haya sido también un destacado poeta simbolista. pequeño cuarto de París donde logró acabar crítico en medio de la desidia por la literatura
De Petersburgo conocemos varias ediciones, pero esta de Akal recoge la versión este libro que ha sido escrito, como dirían de y el soslayo de la esencia del mundo globali-
original publicada por Sirin. No exageraríamos de calificarla de profética y seminal. Ribeyro, con el corazón al lado de la Remington. zado y tecnológico por la tradición poética en
Pasarla por alto es de por sí un pecado. Peor aún para los que se autodenominan lectores Por Alfredo Pomareda esta parte del mundo. Por José Carlos Picón
exigentes, entrenados y en constante búsqueda de obras maestras
Umbrales (Jesús Jara Godoy) Borradores inéditos 3: Poemas (Juan José Saer)
Tokio, año cero (David Peace) El bosque de tu nombre (Karina Pacheco) Malditos latinos, malditos sudacas (Varios autores)
Reseñas 11

Fotografía: Linda Ontiveros

El síndrome Guastavino Malas ventas


Carlos Trillo (Buenos Aires, 1943) y Lucas Varela Alex Robinson (Nueva York, 1969)
(Buenos Aires, 1971) ■ Reservoir Books (2009) Astiberri (2012) ■ 608 páginas ■ 148 soles
112 páginas ■ 50 soles

Novela gráfica. No me cabe duda. La historia


del diminuto, patético y solitario Elvio Guas-
tavino se tiene que leer de noche; si fuera de
madrugada, mucho mejor, de un solo tirón y
sin interrupciones. No en el baño, sino en un
sofá con un trago fuerte a la mano. Porque aun
cuando está narrada con imágenes y viñetas, se
trata, en realidad, de una nouvelle en la que se
entremezclan la política, el sexo, el miedo, el
humor y hasta el amor, retorcido y virulento,
pero amor al fin y al cabo. Novela gráfica. Por su tamaño, su título y la
El síndrome Guastavino es la historia de un sobriedad del diseño externo, Malas ventas
hombre sin brillo, decía, un empleado pusiláni- parece en las estanterías de las librerías una
me de una oficina cualquiera, enamorado de una especie de compendio de estudios econó-
muñeca de porcelana a la que ansía desesperada micos. Se trata, en realidad, de una novela
y sensualmente poseer. Y es, además, hijo de un gráfica de seiscientas páginas. La primera
Por Octavio Vinces militar represivo y torturador. Una historia que del dibujante norteamericano Alex Robinson,
conmueve, desconcierta e indigna por igual, y publicada originalmente en 2001 con el título
Tiempo de encierro ■ Doménico Chiappe (Lima, 1970) ■ Lengua de Trapo (2013) ■ 288 páginas que debe leerse no solo a través de los diálogos Box Office Poison y traducida al español por
que impulsan y cargan con el relato, sino sobre la editorial española Astiberri, que acaba de
Novela. Año 2012. Una mujer embarazada recibe la notificación todo en el dibujo caricaturesco y de monigotes sacar esta segunda edición.
de ejecución de la hipoteca que pesa sobre su vivienda en las que permite digerir una realidad perturbadora El voluminoso libro cuenta la historia
afueras de Madrid. Unos años antes, cuando aún el «Estado del y decadente. de cinco amigos amantes de los cómics, la
bienestar» repartía sus dones, ella y su marido adquirieron ese literatura, la historia y la buena música, que
chalet adosado con la ilusión de iniciar una vida de pareja, y sin tras terminar la universidad se enfrentan a su
prestarle demasiada atención a las cláusulas del préstamo que el independencia en Nueva York. Sherman es un
banco les otorgaba. Pero las cosas cambiaron y se viven ahora aspirante a escritor que está harto de su trabajo
tiempos de recesión económica: los ingresos familiares merman, en una librería. Ed, un tímido dibujante de
el gobierno se ajusta el cinturón, el desempleo campea y el sistema cómics virgen que se ve aferrado a trabajar en
financiero hace agua. Mientras tanto, como si se tratase de una la ferretería de su padre. Jane, una dibujante
brutal paradoja, los beneficios de directores y ejecutivos de la banca parecen engordar de cómics con miedo a la vejez. Stephen, un
en proporción directa con el número de cadáveres aplastados por el paso de la crisis. La profesor de historia que lleva cuatro años de
mujer se llama Igrid Vucú López (un nombre un tanto inverosímil para una madrileña), novio con Jane. Y Dorothy, la manipuladora
trabaja como editora freelance y está casada con Ismael Lavoce, un matemático cuyo editora de una revista. Aparecerán otros per-
nombre evoca los de Ismael Rivera y Héctor Lavoe, y que por eso mismo responde al sonajes como Irving Flavor, otro dibujante
caribeño diminutivo de Maelo. Publicada originalmente entre agosto de veterano dejado al olvido por las injusticias
Maelo nació en el Perú, pero vivió toda su vida en Venezuela antes de convertirse 2007 y abril de 2008 en la revista argentina de las grandes corporaciones.
nuevamente en inmigrante, esta vez en España. A lo largo de la novela, episodios pun- Fierro, esta novela gráfica fue concebida en La trama de la historia es una maraña de
tuales del proceso personal de Maelo se presentan como flashbacks que se intercalan entregas, pero funciona mucho mejor en tomo relaciones amicales, amorosas y profesionales
con las reflexiones de Igrid y sus diálogos imaginarios con la hija en gestación (ella está porque no permite respirar ni tomar aire para que se complican con las dudas, los miedos y
segura de que será una niña). Descendiente de genoveses, Maelo es también hijo y nieto despejar la cabeza. Tras leerla, quedé pensando anhelos propios de la juventud de estos perso-
de inmigrantes. Se entiende entonces que serlo no represente, en su caso, una condición en ella tantas horas que volví a sus páginas al najes veinteañeros de mediados de los noventa.
accidental que dependa del lugar donde se encuentre. De hecho parece haber algo en el día siguiente. Y no por identificación con el La fragmentación de la novela ayuda a no
ADN de Maelo que le impulsa al escapismo, y esa es la opción que finalmente tomará protagonista u otro de los personajes, sino por perderse en el camino. Cada capítulo indaga en
ante la apremiante amenaza de desahucio. En su búsqueda de un lugar donde vivir con todo lo contrario: para estar seguro de que no la historia de un personaje de tal manera que,
su mujer y el hijo por nacer, opta por unirse a una comunidad de okupas que ha tomado me parezco a ninguno. cada tanto, ceden la posta del protagonismo. La
un edificio del centro de Madrid. Run away to the sea, reza el imperativo que Borges nos Y es que Elvio Guastavino está enfermo (y un historia se hace aún más real y cotidiana con
recuerda en su Historia universal de la infamia: la huida como liberación o escape, pero poco loco), pero también lo están el desgraciado el estilo realista, urbano y en blanco y negro
también como acto heroico. Pese a su innegable hondura psicológica, Tiempo de encierro padre, la abandonada madre, el tiránico jefe, la de cada viñeta. Es inigualable la capacidad
no deja de ser una novela borgeana en la que los arquetipos y el destino manifiesto de sus vengativa visitante, la solitaria viuda, la cadavé- de Alex Robinson para reflejar en sus dibujos
personajes juegan un rol fundamental. Al arquetipo del que huye buscando la salvación, rica hija, la macabra Luisita... Todos tienen sus y diagramación el tránsito entre el presente
se opone con tenacidad el del que escoge permanecer en la ciudad sitiada. Así Igrid se caretas puestas y todos componen ese conjunto y el pasado, entre lo que ocurre en la vida y
aislará dentro del chalet y no volverá a poner pie fuera de esta Troya particular, cuyo de síntomas de los males que azotaron a Argen- lo que pasa por la cabeza de los personajes.
destino fatal avizora sin lograr conmover del todo a su marido. Es, pues, una especie de tina, pero que son también comunes en el Perú Solo alguien como él puede darse el lujo, por
Casandra condenada a ver el futuro sin que nadie tome en serio sus advertencias. y toda la región: dictadura, militarismo, abuso, ejemplo, de usar ocho páginas para graficar
Autor de una interesante obra en la que también destacan Los Muros, Entrevista autoritarismo, intolerancia, machismo, venganza. con exactitud la tensión de un beso infiel o, por
con Mailer Daimon y la multimedia Tierra de extracción, Doménico Chiappe nació en Males que se padecen a través de un centenar de momentos, de dejar de lado las palabras para
Lima, aunque su crianza caraqueña y adultez madrileña han logrado que cierto optimis- páginas sin ser mencionados abiertamente. ¿Para narrar solo con dibujos.
mo tórrido y una conversación frontal contrasten abiertamente con las sutilezas propias qué, si sabemos que están allí, enfermándonos? La ambición de Malas ventas nos hace
de estas tierras. La ausencia de una educación peruana se evidencia en sus textos con En esta obra impera la sordidez, pero eso no pensar qué sería de tantas obras cumbres de
la omisión del artículo «el» antes del nombre del país de nacimiento. En sus recuerdos, la hace sórdida, sino que invita a invocar la de- la literatura si muchos escritores también di-
sin embargo, está presente un disco de vinilo que su padre ponía a veces en su casa de cencia como santo remedio. Por Adolfo Bazán bujaran. Por Raúl Lescano
Caracas y cuyo título era «¡Viva el Perú, carajo!»
En el país de los libros (Quint Buchholz) Blankets (Craig Thompson)
La primera espada del imperio (Siu Kam Wen) El arte de la guerra (Kelly Roman) El negocio de los negocios (Denis Robert)
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Al norte de los ríos del futuro Puerto Supe


Jerónimo Pimentel (Lima, 1978) Blanca Varela (Lima, 1926-2009)
Álbum del Universo Bakterial (2014) ■ 96 páginas Casa de Cuervos (2014) ■ 48 páginas ■ 89 soles

Poesia. W.B. Yeats definió el spiritus mundi


como la creencia de que cada mente humana
está ligada a una sola gran inteligencia, que
explica la presencia de ciertos símbolos uni-
versales. Desde las pinturas rupestres, en que
el hombre no buscaba representar la escena de
caza sino, literalmente, capturar con su dibujo
al animal, el arte ha intentado dar cuenta de
esa verdad inherente que se revela de la cosa
(signo), independiente de las definiciones Poesía. La historia es conocida: en 1959,
arbitrarias, siempre consensuadas, que pe- Blanca Varela le muestra a Octavio Paz el ma-
Por Emilio J. Lafferranderie san sobre esta. Seguimos siendo esa gran y nuscrito del que sería su primer poemario, con
única tribu humana a la que le cantaba Ezra el título provisional de Puerto Supe. Como el
Pound, y a la que le escribe, desde un futuro mexicano insistía en que ese no era el mejor
Libro de las opiniones ■ Santiago Vera (Lima, 1987) ■ Paracaídas (2014) ■ 84 páginas ■ 25 soles post-apocalíptico, el único sobreviviente, un nombre para su libro, Blanca le dijo: «Pero
astronauta, en Al norte de los ríos del futuro ese puerto existe», a lo que Paz respondió:
(ANDLRDF), sin otra intencionalidad más «Bueno, allí tienes el título». Cincuenta y
Poesía. Libro de las opiniones, segunda publicación de Santiago que su palabra llegue a un destinatario y se cinco años después, esta reedición parcial de
Vera, se plantea formalmente como poemas en prosa narrados en haga verbo, acción, vida nuevamente. Aquí Ese puerto existe recupera su título original.
primera persona. Sin embargo, el tono y los objetivos distan de la metáfora del náufrago que pone una carta Pero no es solo eso, sino mucho más.
ser exclusivamente confesionales o enmarcarse en una retórica en una botella esperando que alguien la lea se De nuestra poeta mayor, de su trabajo
de la observación coloquial. No se trata entonces de un examen torna en gran gesta (pienso en el arribo de Zi- y de esta obra en particular se ha dicho y
interno en el cual el «yo» sale fortalecido o fisurado después de ggy Stardust y en su posterior suicidio de rock escrito de sobra. Su relevancia dentro del
sus recorridos usuales por los abismos. En verdad, se constata and roll), como acto de entrega, desprovisto panorama poético peruano y latinoamericano
que la «primera persona», en la lógica de este texto, es un inter- de egoísmo y sustentado en la necesidad de ha ido acrecentándose en la medida en que
mediario, una herramienta meramente operativa: «Digo <Yo>, encontrar un otro que, antes de legitimarnos, se valora su búsqueda de una voz dolorosa
suma de efectos, suceder, pasar, haber, un <la> en el xilófono, así descubra en ese encuentro improbable su y auténtica, que muchas veces rastrea, en las
pasan los Acontecimientos, pum, una cosa, una hidroeléctrica companion y, de repente, vaciedad y la nuestra. Así se instaura la fi- trivialidades y en la relación cotidiana del ser
la bomba de Hiroshima». Los poemas buscan escribir o dejarse escribir por las huellas gura del héroe, que deviene en tal cuando ha humano con las cosas, una forma de expresión
de un acontecimiento. Pasar, suceder, partir, infinitivos en los cuales el yo queda librado tenido la oportunidad de contar su historia y impresionantemente original, radicalmente
a ser un «fenómeno atmosférico» que se refracta y desdobla en busca de «Un hecho, por no perderse en el anonimato. distinta a cualquier tradición de su tiempo y
ejemplo, que diga las cosas como son. Pero no que su efectivo darse señale una interpre- Pimentel pregunta: «¿La conciencia es un que, hasta hoy, luce fresca y sublime. Incluso
tación unívoca, sino que su simple estar ahí diga por sí solo lo indecible por nosotros». mecanismo creado por los genes para satis- como identidad femenina, Varela es seminal
Es en este proceso donde el libro obtiene fuerza explicitando la oposición temática facer o aplacar a esas máquinas de sobrevi- y contundente. Pero hasta esa particularidad
que lo construye: anécdota o acontecimiento. Dos polos: la escritura de los efectos del vencia que somos nosotros?», y la historia del género la trasciende.
acontecimiento o la repetición imaginaria de la anécdota plana. La pregunta sobre cómo del hombre queda en evidencia y las palabras Esta hermosa edición facsimilar de Puer-
el poema puede salir del consenso verbal que todo lo transforma en imágenes-anécdota que usó Aristóteles para resumir la Odisea to Supe nos devuelve al mundo de Varela
digeribles para el consumo es el centro articulador de este proyecto. («un hombre vaga durante numerosos años con su particular nexo con la naturaleza y sus
Para Santiago Vera, el plan de evasión de esas imágenes reside en problematizar las fuera de su patria, estrechamente vigilado por elementos, la presencia reiterada de animales,
palabras no como acertijos semánticos sino como un método de investigación de las Poseidón, y solo») sirven también para hablar las escenas de infancia a media luz, entre
condiciones de posibilidad de la escritura con relación a los acontecimientos. Las estra- de ANDLRDF y entender que estamos ante otras marcas reconocibles. Pero lo que en la
tegias son varias: desde el diálogo satírico-profesoral con el lector en el poema inicial, una obra totalizadora, cuya importancia no descripción podría sonar a una simple prefe-
pasando por trazos biográficos, la vida universitaria (hay una excelente serie de versos radica en el despliegue vanguardista, sino en rencia por un entorno cercano y apacible, en
dedicada a la fundamentación metafísica de la costumbre de beber una Pilsen y volver a la construcción de un «escritor como vidente y realidad fustiga con raptos perturbadoramente
clases), un gráfico vacuno y principalmente las especulaciones urbanas de un joven capaz oyente, meta de la literatura: el paso de la vida grotescos, oscuros y crueles. Lo de Varela
de analizar la composición de los hiatos sociales («Y todo ello porque quería entender al lenguaje es lo que constituye las Ideas», en puede llegar a ser bello, sí, pero lo suyo no
cómo me significo en este texto que ocupa <un lugar en el mundo>»). palabras de Deleuze. Y es que Pimentel tras- es la misericordia. «He aquí el tiempo de
Una propuesta situada, claro está, dentro del ámbito menos ortodoxo de la <poesía ciende el Yo e instaura en su lugar la enuncia- los asesinos», dice el epígrafe tomado de las
del lenguaje> donde es posible detectar fragmentos de los buenos poemas que han ción colectiva de un pueblo menor, o de todos Iluminaciones de Rimbaud.
transitado uno de los cauces originarios de nuestra historia literaria (¿y qué es una los pueblos menores, que solo encuentran su No pueden dejar de mencionarse sus atri-
tradición poética sino la respiración verbal de los libros pasados en los presentes, vol- expresión en y a través del escritor. Pimentel butos como libro-objeto, que recupera las pági-
viendo como una memoria involuntaria y siempre diferida?). Aquí el autor despliega inventa ese «pueblo que falta, no uno llamado nas tipeadas a máquina de escribir por Varela.
una concatenación de versos y fórmulas analíticas que interrogan al lenguaje, utilizando a dominar el mundo, sino un pueblo menor, Aunque obviamente no recoge todo el proceso
un intervalo que va desde la cotidianeidad irónica hasta una orilla filosófica que recurre eternamente menor, presa de un devenir-revo- de revisión, se incluyen varias anotaciones
a cierta estructura próxima al silogismo o al epigrama como sentencia cognitiva. El lucionario». Y ahí su grandeza, su inmensidad. hechas a mano, que registran las minuciosas
interés exploratorio no parece detenerse en indagar los orígenes del lenguaje, sino en Por Víctor Ruiz Velasco correcciones: la importancia de la disposición
visibilizar la arbitrariedad representacional haciendo uso de temáticas de apariencia de los versos, la búsqueda obsesiva del ritmo,
familiar o simulacros de introspecciones. Es verdad que la propuesta de confrontar el la anulación de muchos plurales (y, por ende,
lenguaje contra sí mismo implica riesgos que pueden conducir al poema a una aporía. de las terminaciones en letra ese), y sobre todo
Pero las breves distracciones del poeta no fisuran en ningún momento la percepción la tendencia a quitar más que a agregar, lo que
de un conjunto que logra establecer un duradero lazo verbal con el lector. El pulso deja en claro ese afán por la pureza y la transpa-
de Santiago Vera no decae sino que logra ampliar con inteligencia este ejercicio de rencia que hicieron de su lírica una de las más
conocimiento y metapoética con toda la serenidad de quien sabe de qué herramientas perfectas del siglo XX. Por Conrado Chang
dispone y cómo trazar lúcidamente una exacta línea de fuga
Légamos (José Morales Saravia) Los abrazos largos (Karina Valcárcel)
El libro de las gestas y otros plagios (Carlos Santa María) Un mar alcoholizado (Mario Morquencho) Mirada de Ginebra (Mariella di Laura)
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Fotografía: ST-Studio Fotografía

que tuve cuando en mi primera infancia leí «Aladino», «Alí


Babá y los cuarenta ladrones» y todas esas historias que le
contaba Sherezade al sultán para evitar que la ajusticiara a
la mañana siguiente. Otras lecturas cruciales que nunca han
dejado de fascinarme fueron los poemas homéricos, La Ilía-
da y La Odisea. Mucha gente piensa que La Odisea es una
precursora de la novela moderna por cuanto está orquestada
alrededor del motivo del viaje; y, sin duda, es interesantísi-
ma, pero no creo que La Ilíada sea menos. Mencionaste a
Tom Sawyer, que disfruté mucho, pero Huckleberry Finn,
también de Mark Twain, me parece superior. Hemingway
Una charla apasionada sobre libros con
decía que toda la novela norteamericana moderna descendía
Guillermo Niño de Guzmán.
de Huck Finn y probablemente tenía razón. Desde luego
hay otras lecturas: Stevenson con obras tan decisivas para
Por Jaime Cabrera Junco la literatura como El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr.
Hyde, donde también está el tema del doble y el de lo real
y lo fantástico. Y, bueno, hay autores que ahora se me es-
capan, pero hay uno que fue muy importante en mi niñez,
un libro que quizá ahora no se lee y que a mí siempre me
pareció fascinante: El Robinson suizo, de Johann David
Wyss, una obra que recomendaría a cualquier niño en el
umbral de la adolescencia.

Empezaste a escribir a los 15 años y, aunque no reve-


laste si lo primero que escribiste fue un cuento, quería
saber si este primer paso en la escritura fue significa-
tivo; es decir, si te hizo pensar en la posibilidad de ser
un escritor.
No comencé escribiendo cuentos. En la adolescencia
me convertí en un apasionado lector de novelas. Recuerdo
que en unas vacaciones leí La guerra y la paz de Tolstoi
y me quedé absolutamente fascinado. Tenía unos 15 años.
Hasta ahora pienso que es la mejor novela que he leído,
la mejor novela que existe. Era un faro que quería seguir.
Yo quería escribir novelas, no quería escribir cuentos.
Más bien, en esa época, curiosamente, me molestaba leer
cuentos porque me entregaba a una historia y, a las pocas
páginas, se acababa, me veía forzado a salir abruptamente
de un mundo que me había deslumbrado para arrancar de
nuevo con una historia distinta. Por eso es que los best
sellers son, por lo general, novelas muy largas, pues el lec-
tor quiere evadirse de su realidad cotidiana y sumergirse
en un mundo durante mucho tiempo. En cambio, leer un
«Hace mucho tiempo que he descubierto el placer de levan- mejor». Y claro, para mí, la fascinación por la literatura, por libro de cuentos es casi como leer poesía.
tarse temprano y sin resaca», dice Guillermo Niño de Guzmán el acto de escribir, viene a partir de la lectura. Llegó un mo-
(Lima, 1955), quien cuando no lee, escucha música, va al cine mento, cuando empecé a leer y a disfrutar tanto los libros, que La influencia de Hemingway en tu vida y obra ha sido
o visita librerías. Es un escritor de perfil bajo, con tres libros me hice la pregunta: «¿Y por qué no puedo hacer esto mismo muy importante. A nivel literario, ¿qué reconoces de él
de cuentos publicados hasta ahora: Caballos de medianoche con lo que disfruto tanto?». Creo que soy buen lector porque en tus cuentos, sobre todo en Caballos de medianoche,
(1984), Una mujer no hace un verano (1995) y Algo que he tratado de comprar tiempo libre no solo para escribir, tu primer libro?
nunca serás (2007). Sus artículos sobre autores y obras li- sino sobre todo para leer. En ese sentido sí puedo jactarme Bueno, Hemingway siempre fue para mí un modelo a
terarias demuestran que es un gran lector, no el último, pero de que entre mis contemporáneos debo haber leído un poco seguir. Primero me interesó a nivel vital, porque era un
sí de aquellos que escriben críticas que a uno lo impulsan a más que ellos. Naturalmente, porque he tenido más tiempo tipo raro de escritor que no parecía escritor. O sea, no
volar para conseguir el libro comentado. Para hacer juego con para hacerlo y, por supuesto, porque soy más pobre (risas). correspondía con la imagen que uno habitualmente se hace
el tema de esta entrevista, el escenario no podía ser otro que Me refiero a que he elegido el placer de la lectura antes que de un escritor, una persona encerrada entre cuatro paredes
una librería, en este caso El Virrey de Miraflores. dedicar mi tiempo a ganar dinero, como suele ocurrir con la cargadas de libros. No, Hemingway era anti-intelectual,
mayoría de los mortales. era un hedonista, le gustaba vivir cada minuto intensa-
Eres un lector muy agudo, incluso alguien me dijo que mente y recogía sus experiencias de una manera muy
eres una de las personas que más lee en Lima. Sin desme- Uno de los primeros libros que tuviste en tu biblioteca sensorial, de tal modo que te hacía sentir que tú estabas
recer en absoluto tu producción como cuentista, parece fue Tom Sawyer, de Mark Twain. ¿Qué libros fueron realmente en el lugar de los hechos. A mí me fascinó este
que contigo se cumple esto de «leo, luego escribo». ¿Tu importantes y resultaron un estímulo para seguir leyendo hombre que era aventurero a la vez que artista, dueño
condición de lector se antepone a la de escritor? y luego para impulsarte a escribir? de un lenguaje sencillo y económico –que se debe a su
Sí, yo creo que antes que escritor, uno es lector. Como Creo que los libros claves de mi infancia son los cuentos periodo de aprendizaje en el periodismo– capaz de llegar
alguien dijo: «Escribir está muy bien, pero leer es mucho de Las mil y una noches. Nunca voy a olvidar la fascinación a cualquier lector.
Voz salvaje 15

Otra presencia menos evidente en tus cuentos es la de períodos en los que, decepcionado por mi torpeza literaria, que la novela me apasionó, me conmovió profundamente.
Onetti, puesto que más que en la forma se trasluce en tus reniego de la escritura y entro en etapas de infertilidad que se Y pensé que el hecho de que no fuera amigo del autor me
personajes, seres derrotistas y solitarios, algo con lo que prolongan indefinidamente y que me llevan a cierto extremo daba pie para escribir sobre el libro con entera libertad. De
también te identificas. de desesperación. Por eso para mí la escritura no es un pla- cualquier modo, creo que lo que me impulsó a comentarla
Bueno, Onetti me parece grande por varias razones. Entre cer, es una necesidad. No es una actividad que resulte muy fue la molestia que sentí al ver las reacciones de un sector
otras cosas, porque logró lo más difícil: depurar un estilo pro- placentera, al menos en el momento en que la ejecuto. Puede del ambiente literario local, reacciones que me parecie-
pio, único e inconfundible. Basta leer unas frases de Onetti ser placentera cuando ya veo la obra acabada y me pregunto ron injustas porque no provenían de los lectores sino de
para saber que se trata de una obra suya. Por otra parte, me cómo he podido llegar hasta ese punto. ¡Qué felicidad! Pero los propios colegas, del gremio de escritores. Me dio la
atrae su voluntad por mostrar el lado oscuro del alma huma- en el proceso se vuelve un asunto muy engorroso, fastidioso, impresión de que detrás de muchas de esas opiniones tan
na. Al leerlo en mi adolescencia, descubrí que había otras que me produce más rechazo que placer. descalificadoras había cierta mezquindad, cierta envidia
personas que tenían también ese sentimiento oscuro acerca que impedía reconocer sus valores. Naturalmente, no es una
de la existencia. Por eso me atrajo mucho leerlo, pese a que ¿No has vuelto a intentar escribir una novela? novela que esté libre de fallos, pero es muy meritoria. Si
su forma de escribir no era la que más me cautiva. Yo prefiero Sí, estoy en ello. Espero poder escribir una novela antes uno hace un balance, resulta evidente que sus logros están
una prosa más luminosa y sencilla. de morirme (risas). Si no, tendría remordimientos incluso muy por encima de sus defectos.
después de muerto.
¿Le tienes alguna deuda literaria a Ribeyro o más te ha Porque al hacer comentarios de libros de autores perua-
marcado la amistad con él a quien, por cierto, llamas «mi nos, se piensa que la amistad o la antipatía condicionan
viejo cómplice»? Bibliófilo, amante del jazz y crítico la crítica…
Ribeyro es algo así como nuestro Maupassant. Es un hito no Se autodenomina un «bibliófilo incorregible», que no es lo Creo que, como dije antes, es muy difícil hacer crítica
solo en las letras peruanas sino en el idioma español. Me da pena mismo –dice– que un bibliómano ni un bibliólatra. Este últi- en este país o en este medio donde todos prácticamente se
que se tardara tanto tiempo en situarlo en su justa dimensión. mo, un caso extremo de bibliofilia: «aquel que podría matar conocen. No hay una garantía mínima de objetividad.
La fama le llegó tardíamente, cuando ya no podía disfrutarla, a alguien por conseguir determinado libro». Su biblioteca
lo que parece corresponder con su sempiterna tentación del personal tiene aproximadamente ocho mil volúmenes. Había ¿Cuánto de lo que se publica actualmente en la literatura
fracaso. Ribeyro es uno de los fundadores de la nueva narrativa más libros, pero ha hecho sucesivas cribas. «Me di cuenta de peruana te parece rescatable?
peruana e hispanoamericana. Antes que Vargas Llosa, junto con que no podía abarcarlo todo y opté por la ficción, el ensayo Para mí, el problema estriba en que se publican dema-
compañeros de ruta como Enrique Congrains o Carlos Eduardo literario y algo de poesía», comenta, para agregar luego que siados libros y no existe en los diarios y revistas espacio
Zavaleta, nos descubrió que existían hondas diferencias entre los tiene las obras completas de sus autores favoritos: Joyce, suficiente para el quehacer cultural ni interés de los edi-
pobladores de una urbe que empezaba a crecer y a desbordarse. Faulkner, Hemingway y escritores europeos como Malraux, tores por que los críticos ejerzan su función de manera
En ese sentido, la visión de Lima que da Ribeyro, con sus seres Kafka, Proust, etc. En una época leía un libro cada dos días, constante. Justamente, cuando hay tanta producción, se
grises y derrotados, no ha perdido validez. La vemos todos los pero ahora, por su trabajo como periodista freelance, con hace imprescindible contar con críticos que orienten al
días, bajo la quimera de una aparente prosperidad económica. suerte lee dos a la semana. El jazz es otro de sus vicios. Al- lector y que lo ayuden a distinguir la paja del grano. La
Ribeyro fue para mí más que un maestro: un amigo entrañable guna vez fue conductor de un programa radial de este género avalancha de libros y la ausencia de crítica impiden que
con el que pude compartir las grandes interrogantes que me y se considera, como Cortázar, hincha de Charlie Parker. nos mantengamos al día, al menos de una forma respon-
atenazaban como escritor y como ser humano. sable. Cuánto me gustaría que hubiera críticos confiables
Si bien no te consideras un crítico literario stricto sensu, a quienes seguir, como antes sucedía con José Miguel
Ya has explicado en varias oportunidades que tus largos si- teniendo en cuenta tu prolífica producción de artículos, Oviedo y Abelardo Oquendo.
lencios narrativos obedecen solo al campo de la publicación ¿qué tan importante es esta faceta para ti?
y no porque hayas dejado de escribir. ¿Esto se mantiene A mí, a diferencia de otros escritores, me encanta escribir Cuando te pidieron que nombres tus aficiones, mencio-
inalterable hasta ahora? ¿No has dejado de escribir? sobre literatura. Te aseguro que, por lo general, pongo tanto naste a la literatura, el cine, el jazz, las mujeres, los toros
Pienso que habría escrito más si es que hubiera una industria esfuerzo en redactar un artículo como el que me significa y la cerveza. ¿Cuál es tu orden de prioridades?
editorial sólida y si sintiera que se me retribuye debidamente por escribir un cuento. O sea, soy muy puntilloso, acucioso y (Risas) Lo de las mujeres y lo de la cerveza es una bou-
mi trabajo. Por desgracia, no escribo novelas, lo cual ni siquiera trabajo cada frase con sumo esmero. Me gusta tomarme mi tade, es una broma para la galería. Lo más importante para
me permite albergar la lejana esperanza de poder alguna vez vi- tiempo, asimilar mis lecturas sin premura y atacar con cuida- mí es la literatura, el cine, el jazz y los toros, en ese orden.
vir de mis libros. Sé que es difícil, pero un buen novelista puede do un artículo, aun cuando se trata de una pieza de encargo.
lograrlo si posee el tesón suficiente y tiene un golpe de suerte. ¿Cuánto tendremos que esperar para poder tener entre
En mi caso, creo que escribo con una mentalidad que se acerca ¿Qué tan complicado es hacer una crítica de obras de manos un nuevo libro tuyo?
más a la del poeta. A mí me encantaría escribir novelas, pero narrativa peruana actual teniendo en cuenta nuestro Este año probablemente publique un nuevo libro de
no tengo el aliento, me quedo a media carrera, exhausto. Soy mercado pequeño? ¿La amistad o la cercanía con un cuentos, así como una colección de artículos y crónicas. Y a
consciente de que he publicado muy poco y con frecuencia me autor pueden llegar a condicionar una crítica? mediados de año debe salir una edición de aniversario por los
da vergüenza identificarme como escritor, ya que no he escrito Hace años que me propuse no escribir comentarios de 30 años de Caballos de medianoche. No solo es una edición,
lo suficiente. Por otra parte, también debo reconocer que a mí libros de autores peruanos. Por un lado, quería evitar sospe- sino que cuenta con un apéndice con críticas que aparecieron
me cuesta mucho escribir. No ignoro que mi talento es limitado. chas de compadrazgo, y por otro sabía que criticar libros de en su momento y un álbum con fotografías relacionadas
De lo que se trata es de ser consciente de nuestras limitaciones gente que conozco podría restringir mi libertad de juicio. Por con esa etapa. También incluye una versión inicial de uno
y de sacarle el mayor provecho a lo poco que sabemos hacer. lo demás, no me considero un crítico ortodoxo, en el sentido de los relatos que se caracteriza por un alarde experimental
Es por eso que a quienes me apremian para que publique les que un crítico debe ser capaz de leer, analizar y escribir tanto y que deseché para no romper el tono narrativo más clásico
digo que mal haría en publicar obras medianas o discretas con sobre lo que le gusta sobre lo que no le gusta. Más que crítico que imperaba en el libro. Como diría Cortázar, es un take,
las cuales no estuviera satisfecho. literario, me siento un comentarista apasionado de libros, un de acuerdo con su peculiar concepción del trabajo literario
cronista literario. como ejecución de una pieza de jazz
¿Ser muy autoexigente no se ha vuelto un escollo y te ha
convertido en un escritor que involuntariamente aborta Pensaba en lo ocurrido con la primera novela de Jeremías
algunos de sus textos? Gamboa, con la crítica dividida en dos bandos marcados.
Jaime Cabrera Junco (Lima, 1979). Periodista cultural y director de
La excesiva autocrítica puede ser muy frustrante y castra- En ese caso, admito que, por una vez, decidí saltarme la bitácora Lee por gusto (www.leeporgusto.com). Es también jefe del
dora. A mí me molesta un poco esa actitud porque ha habido mi propia regla de no escribir sobre autores peruanos por- Equipo de Promoción Literaria de la Casa de la Literatura Peruana.
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Por Gabriela Alemán

Ilustración: GoD* Workshop

A
hí mismo fui recogiendo sus cosas y tirándoselas Estaba entre quitar la música y volver a consolarlo pero, pero no me entendió. Desaparecí en la cocina y puse en una
encima. Que se fuera con sus historias a otra parte, antes de que me decidiera, se me lanzó al cuello y darle yo a bandeja todo lo que encontré: fiambres, aceitunas, facturas,
que lo consolaran otros pechos, que seguro que Lo- sobarle el pelo y la frente y otra vez a sudar como una cerda. un trozo de asado frío, pan de miga, y agarré una botella
rena se lo había cortado con razón. Ahora que sabía que tenía Si iba a estar en esas, mejor le quitaba la camisa y así no abierta de vino tinto.
presentación en el cabaret del Faena y que era famoso, se me me sofocaba tanto; se la desabroché y él pareció un resorte, Creo que hicimos el mejor pique-nique de mi vida, por-
fue la pena y solo me pareció otro yanqui aprovechado más. porque se notaba que no lo hacía con convicción, sino por que mientras comía me iba contando de todo. De Lorena, de
Me calcé la bombacha, me puse la pollera y, con la primera costumbre, que me baja el cierre de la pollera y me la quita. cómo la conoció y cómo fueron de luna de miel a Ecuador
franelita que encontré, me cubrí el pecho. Pensar que si no La verdad que no sabía cómo no se me había ocurrido, es- y él se bañó en el mar y cómo ella trabajaba de manicurista
llegaba a contarme eso de cómo llegó al cine, no se hubiera taba mucho más fresquito así sin tanta tela encima. Así que en Estados Unidos cuando él era marine. Hacían una pareja
desbaratado la tarde ni me hubiera dado cuenta de que se- dele y va de nuevo, le sobaba la cabeza y él me chupaba y tan pero tan bonita… pero luego, un buen día, todo eso hizo
guíamos dale con la mano, sube y baja, sube y baja, como en entonces se calmaba, pero luego todo se volvía a ir al carajo, agua. ¿De verdad?, le pregunté. ¿Segura que nunca has oído
una calesita infantil. Antes estábamos tan bien, comenzaba a «Fatalidad» en el fonógrafo y otra vez a largarse con los hablar de Lorena?, me miró de una manera rara. ¿Cómo le iba
oscurecer y me había dicho su nombre por a mentir? No, ¿yo cómo iba a saber de vos
fin, que tanto le costó al principio. Insistía y de tu esposa si vivían en Masachusé?,
en que yo lo había oído antes. Si lo hubiera lo pronuncié todo mal. No parecía muy
hecho, claro que no lo habría olvidado. convencido, pero siguió conversándome
Contaba cada cosa, pero la verdad es que mientras seguíamos con las aceitunas;
el morocho me entretenía y estaba lleno se había levantado una brisa suave y se
de sorpresas, como con eso de la música. estaba tan bien en mi cama.
Estaba buscando algo de Goyene- Luego me pareció una descortesía que
che en el estante de la esquina, cuando él estuviera así, todo en pelotas, y yo toda-
de pronto me preguntó si tenía algún vía tuviera puesta mi bombacha, entonces
pasillo. Me quedé de una pieza. Qué gustos los del yan- sollozos y así mientras duró todo el lado B. Luego la que se me la quité. John Wayne siguió comiendo, se veía que traía
qui, pensé. Encima me insistió por si tenía algo de Julio quedó dormida fui yo y cuando desperté lo encontré a mi mucha hambre y, bueno, me siguió contando que una noche
Jaramillo. Mirá por dónde, tenía como quince discos. lado, mirándose el pito. Me sonrió y agarró mi mano y me él llegó todo cansado del trabajo y notó que Lorena se traía
Alguna vez mi marido había ido a Guayaquil y, estando enseñó dónde había sido el corte. No entendía nada, ¿de qué algo, pero como ella no era de mucho hablar, pues, que se
ahí, había comprado todo lo que encontró de J.J. El muy me hablás?, le pregunté. Qué chico extraño. Fue acá donde acostó, pero de pronto se levantó con un dolor terrible y luego
guacho pensó que Jaramillo era salteño o de Tucumán y me cortó Lorena, dijo; luego señaló más abajo, donde había oyó una puerta cerrándose y un coche arrancando y entonces
se sorprendió cuando encontró esos discos tan lejos de otra costura y continuó, esta fue de la segunda operación, sintió que la cama se había vuelto el mar y prendió la luz y vio
Argentina. ¿Cómo conocés a J.J.?, le pregunté. Porque mi antes de comenzar mi otra carrera en el cine, sonrió como un chorro de sangre saliendo de su pito. Bueno, era un decir,
esposa era de Bucay, me respondió. ¿Dónde queda eso?, orgulloso, porque me tuve que hacer una prolongación para porque su pito ya no estaba. Ahora entendía por qué se puso a
seguí. En Ecuador, cerca de Guayaquil, de donde era J.J., que un productor se interesara en mí, terminó de contarme. gritar en la escena del choricito cuando la entrevistaban a la
me respondió. Mirá por dónde, el yanqui, pelado, gordo Debían de ser como las cinco y el calor había amainado. Coca en el documental. Ella contaba que habían tenido que
y todo, sabía de geografía. Y ahí no más que puse «Cinco ¿No tenés hambre?, le pregunté. Me comería un caballo, editar esa escena y que por eso no se explicaba lo que venía
centavitos» y se largó a llorar. me respondió. Yo le dije que sería porque parecía un burro, después, el momento en que el personaje que ella interpretaba
Relato 17

le cortaba el pito a un guacho que la quería violar pero que, quería caminar en ese calor, me enseñó unos billetes y apenas ventanas abiertas y estaba recostada en la cama, escucharlo
como la escena no había pasado por la censura, ¡zas!, Bo esperamos, porque el remís que llamé llegó enseguida. no me pareció demasiado desgastante. Después de un rato,
tuvo que cercenarla sin buscarle un reacomodo porque ya no Cuando entramos a casa, saqué una guampa y le coloqué le ofrecí el tereré. Todo hay que decirlo, el muchacho era
había tiempo para rodar otra que la reemplazara. yerba y unas hojas de aguacate que me habían traído del campo complaciente, porque dejó de gritar y tomó la guampa y
Recién ahora entendía, John Wayne se debió de sentir y agarré una jarra con agua y le puse hielo y abrí todas las pareció gustarle, porque cuando terminó me la tendió de
identificado o no le pareció realista y se descontroló. Ima- ventanas para que la contracorriente alivianara el calor. Ni vuelta y no esperó a que yo me sirviera, sino que volvió a
ginate vos, si eso no llegaba a pasar en la película hace viento había, pero como en el dormitorio tenía un ventilador, vaciarla él mismo. Eso lo calmó del todo y se sentó en el filo
tantísimos años ya, yo nunca lo hubiera conocido; porque fuimos para allá. Para entonces, lo único que había sacado en del colchón y me confió que su nombre completo era John
fueron sus gritos en la sala del cine los que hicieron que lo claro era que se llamaba John Wayne de nombre; el apellido Wayne Bobbitt. Yo estiré la mano y le dije que era un gusto
trajera a casa. Pasaban un documental sobre la Sarli que me no me lo quiso contar entonces. Le dije que debía estar bro- y que yo me llamaba Amalia Rodríguez.
había traído algunos buenos recuerdos pero que también meando, pero no se rió. Una vez que llegamos a mi cuarto y él Creo que no entendió o no sé qué quería que hiciera,
me había hecho recordar el tamaño de sus tetas de vaca y se sentó en el banquito cerca de la ventana y yo me recosté en porque me quedó mirando con una cara de odio que no
a ponerme a rumiar en el pasado. Siempre pensé que, si yo la cama, no supe qué más hacer porque ya se había calmado venía al caso y que me hizo pensar de nuevo en el marinero
las hubiera tenido igual de grandes, habría sido tan estrella y ahí estábamos, en mi dormitorio. yanqui y entonces se me revolvieron las tripas y me dieron
como ella. Así que ahí estaba viendo la película, no hubiera Comencé a preocuparme nuevamente por el corpiño. ganas de echarlo de la casa, pero hacía tanto calor. Luego de
dicho comme j’adore, así, ni en mayúsculas, pero tampoco Mientras estaba ahí, haciendo acrobacias y con las manos eso, agarrarle un desgano, no volvió a decir nada ni a hacer
era para quejarse, se estaba bien en esa sala fresquita y solo enredadas debajo de la blusa, solté un bufido que lo sobre- nada y ahí fue cuando yo aproveché para buscar el disco de
había pagado dos pesos por la entrada. Salí ganando, porque saltó. Es que me acordé de la explicación que daban sobre Goyeneche, tenía unas ganas de oír al polaco, pero luego
olvidé el sofoco de la calle y, al ver a la Coca tan divina, me el éxito de la Coca en el mundo, le dije. Puso cara de que pasó todo eso con J.J. y me contó lo de Lorena. La verdad,
recordé de lo bestial-celestial que fui en la misma época y quería que compartiera con él y entonces seguí, es que sus a mí se me quedó atascada una espina en la garganta con
eso me puso de buen humor. Así me sentía esa historia, porque ella sonaba como una
cuando me tocó asistir al morocho cuando chica sensata.
comenzó a gritar. Bah, luego vi que no era Algo le habrás hecho, le dije. Era
ni tan morocho ni nada y que más bien sensata hasta que dejó de serlo, me res-
andaba pasado de kilos y pelado, pero pondió, pero fue decirlo y acordarse de
tampoco me importó demasiado. Me había ella y otra vez largarse a llorar. Ay, qué
nacido el instinto y quise ayudarlo. Daba chico; no se le podía contradecir en nada
una pena el pobre, cómo se puso a gritar y y esta vez, con la bandeja y la comida, se
chiflar con la escena del choricito. Estaba le complicó la cosa, pero, bueno, encon-
tan abrumado que apenas le reconocí el tramos la manera y terminó por tranquili-
acento, que hubiera sido lo único que me zarse. Luego me siguió contando que ya
habría hecho desistir de ayudarlo, pero en ese momento tetas eran más grandes que la cabeza promedio de cualquier que lo reconocían en la calle y era famoso pensó que podía
pensé que intentaba hacerse el gringo para increpar con un japonés. Sonrió, pero se le aguaron los ojos cuando terminé sacarle algún provecho a la situación y se hizo esa segunda
poco de sarcasmo. y, entonces, otra vez, agarrarme una penita. Era un chico operación, porque la primera se la habían hecho gracias a
Lo mío tampoco tenía que ver con un tema político, era tan sensible. Lo llamé con las manos y se acercó y tomé que su papá y unos amigos y la policía habían encontrado
más bien cosa del marinero yanqui que había conocido y lo su cabeza y apagué su llanto, así, contra mis pechos, y ahí la punta de su pito en un terreno baldío y unos cirujanos
que me había hecho; después de él, les agarré una manía a ya no pude más del calor. Entre los mocos de John Wayne se lo habían injertado después de una operación de nueve
todos, que ni les cuento, pero tampoco es cuestión de andar y su respiración y el calor, decidí que, aunque debía seguir horas (¿pero ves cómo quedó torcido?, se quejó. Pero
cargando resentimientos contra un país entero toda la vida. apoyándolo, tampoco era cuestión de hacerlo sufriendo. Lo quedó, hay que ser agradecidos en esta vida, John Wayne,
El chico estaba tan afectado cuando gritaba eso de que no aparté y me desabotoné la blusa y me quité el corpiño. No sé, le respondí), y que, bueno, con esa segunda operación —y
era así, que se habían equivocado, que cómo que de sexo algo debió recordar, porque se lanzó sobre mis pechos, que, volvió a tomar mi mano y esta vez hizo que lo sobara entero
mutilado y cortes eróticos, que así no brotaba la sangre, sino todo hay que decir, no serían los de la Coca, pero no estaban y ¡cómo le creció!— y su nueva pieza pudo protagonizar
asá. Andaba bien descaminado, porque esa no era una sala nada mal y comenzó a chuparlos con bastante desesperación. dos tres equis y aquí estaba. Que fue cuando me perdió y
porno ni tres equis, sino una de cine arte y no era para estar Pobrecito, se notaba que lo que le hacía falta era cariño. donde comenzó toda la confusión, ¿cómo que aquí?, ¿aquí
pegando tanto alarido. Luego se quedó dormido y, como andaba pasado de kilos, dónde? En Buenos Aires, para presentarme en el show del
Estábamos los mismos cinco gatos de siempre que lle- mi brazo se amortiguó. Y dale yo, sacúdelo y sacúdelo, y él Faena, pero nadie me recogió en el aeropuerto y como mi
vábamos más de cuarenta años yendo al Gaumont, sin im- que se levanta sobresaltado, ve la cama, me ve a mí y pega hotel estaba cerca del cine donde nos conocimos, entré y
portarnos que si era del Instituto de Cine o de quién y que un grito y se lleva las manos a las bolas. así siguió, yo ya ni le escuchaba. Luego fue tirarle sus cosas
tampoco nos importaba demasiado qué película pasaban. Me comencé a reír y a él eso no le hizo ninguna gracia y y cubrirme el pecho y gritarle que se fuera.
Luego salíamos con las chicas a tomar té con macitas, y otra vez comenzó a vociferar como en el cine, pero esta vez ¡Qué tardecita aquella! Y todo por haberme quedado a ver
con el boletero y el acomodador hablábamos de los nietos y, ya sin banda sonora y, sin el eco de la sala, algo comprendí. cuatro veces el documental en el Gaumont, porque Buenos
conociéndolos, nadie iba a poder con el muchacho, así que Entre su pésimo acento, las tres o cuatro palabras en inglés Aires parecía un pantano en temporada de lluvia y yo no
fue por eso que lo tomé del brazo y, mirá por dónde, se dejó; que decía en cada oración y su tono chillón, esto es lo que tenía aire acondicionado en casa
creo que ya se había cansado de gritar. Una vez en la calle y entendí, que lo habían dejado varado en el aeropuerto, que
con el sofoco encima, se me ocurrió que lo único que quería Dios estaba de su lado, que era predicador en Las Vegas,
hacer era quitarme el corpiño, pero tampoco podía dejar al que había hecho no sé cuántas películas y que luego esto
Gabriela Alemán (Rio de Janeiro, 1968). Escritora, periodista y guionista
muchacho ahí, en media Plaza de Congreso, y le pegunté y aquello. Ya me había dado cuenta de que necesitaba que ecuatoriana nacida en Brasil. Ha publicado los libros de cuentos Maldito
que si quería ir a casa. También le pedí guita para un taxi, no alguien lo escuchara y, como tenía el ventilador prendido, las corazón, Zoom y La cicatriz, y las novelas Body Time y Poso Wells.
18

Fotografías: Micaela Soquiransky

Tal como ocurrió con la música hace algunos años, Modelos para armar de títulos registrados en formato electrónico en la región
la industria editorial, tal como la conocemos hoy, se Un producto cultural como el libro requiere un sistema de ha crecido del 8,6% al 16,9% en los últimos años, de
encuentra frente a un sendero que se bifurca entre la producción y comercialización que, en el caso de los e-books, acuerdo con datos del Centro Regional para el Fomento
demanda nuevas competencias, al tiempo que ofrece intere- del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlarc). «Sin
permanencia del modelo tradicional o la conversión al
santes posibilidades para autores y editores. «Crear un libro duda, la cuestión con el libro digital es que en algunos
mundo virtual. La reciente Feria del Libro de Buenos digital implica ir a los archivos del libro impreso y someterlo casos, cuando la logística local no existe, es una solución
Aires trajo luces y sombras sobre el futuro del libro. a un proceso de rediseño, dándole una serie de características muy potente», afirma Luis González, director general de

H
que se acomoden a la experiencia del lector y cumplan con la fundación española Germán Sánchez Ruipérez, quien
ubo un tiempo en que bastaba tomar un libro del los estándares de las librerías virtuales. A nosotros nos tomó añade: «La edición del libro digital en un lugar como el
estante para sentir un pequeño vórtice que nos con- buen tiempo encontrar nuestra línea de conversión y digitali- Perú requiere una nueva forma de plantear la organización
duciría, finalmente, a la experiencia inefable de la zación de contenidos», indica Eugenia Mont, quien luego de empresarial, que, actualmente, consiste en una integración
lectura. Los más apasionados los acariciaban, olían, per- ejercer como directora editorial de Planeta, se unió al equipo entre el desarrollo de software, que está más democratizado
fumaban o protegían con aerosoles contra sus principales de Download Perú, una plataforma virtual de distribución y de lo que muchos piensan, y el know how de las editoriales.
enemigas: las polillas. El cambio de paradigmas, en los comercialización de libros de autores peruanos, así como de A partir de esas premisas, se deberá realizar una adecuada
albores del nuevo siglo, trajo consigo una serie de avances música, películas y fotos. «Cuando empiezas a involucrarte selección de obras, que sean atractivas para los lectores,
tecnológicos que se encaminan a cambiar nuestra experiencia con el mundo digital te das cuenta de que todo aquello que acompañada de un control absoluto de los costos con el fin
lectora. Ni mejor ni peor, simplemente distinta y acorde con en la realidad está separado, en lo virtual se une. Un libro de ofrecer precios razonables a sus consumidores».
las exigencias de la era Google. con imágenes te remite a la fotografía; uno con audio, a la Si bien la brecha tecnológica es aún considerable, la
Ante este panorama, un nuevo horizonte se empezó a música. Creo que es necesario darle otras dimensiones al progresión apunta a que cada vez más personas en nuestro
vislumbrar: la aparición del libro digital, que ha ocasionado libro», concluye. continente tienen acceso a las nuevas tecnologías, situación
tanto recelo como interés. Su sostenido desarrollo en los Si bien la edición digital reduce ostensiblemente los que González constata en la plataforma Lectyo.com, cuyos
países de las grandes industrias editoriales es el indicio gastos de impresión y logística, la mayor parte de la inver- usuarios son en su mayoría latinoamericanos. Para Eugenia
de un futuro inminente, en el que las nuevas tecnologías sión se orienta actualmente hacia su comercialización: «Los Mont, la clave también podría estar en otros mercados:
crearán nuevas formas de entender la literatura. La reciente costos son parecidos al del libro impreso: se paga al equipo «Perú no es un país de grandes lectores, el índice de lecto-
edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Ai- de editores, correctores, traductores y diseñadores, a veces ría es menos de un ejemplar por persona, si bien existe un
res, por ejemplo, dedicó largas jornadas al análisis de sus incluso más, porque no todos poseen el conocimiento nece- importante acceso a la tecnología, el uso que se les da a las
posibilidades. Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos sario para elaborar un libro electrónico», señala Villalba. Por tablets o smartphones no es para la lectura».
de e-books? otro lado, las comisiones que se pagan a librerías virtuales
son similares en las librerías tradicionales, un promedio de El Spotify de los libros
Digital y electrónico 40% sobre el precio de la compra. Amazon (que concentra Si alguna industria ha sabido aprovechar las ventajas de las
«Una cosa son los formatos, otra son los software de lec- cerca del 80% de ventas por internet a nivel mundial) posee redes virtuales y los avances tecnológicos, esa es la música.
tura y otra las aplicaciones que conocemos como apps», un sistema de pago de regalías para los autores que oscila La crisis de las grandes disqueras permitió el desarrollo de
explica Victoria Villalba, directora de la editorial argentina entre un 70% (para los que cuestan menos de 10 dólares) y modelos independientes de producción, a lo que las majors
Mhuksha, quien hace nueve años abandonó la empresa un 35% de las ventas (para los que superan los 10 dólares). respondieron con innovadoras plataformas de distribución.
editorial donde laboraba, para emprender su viaje hacia el «Hoy todavía no se tiene en cuenta todo lo relacionado ¿Podrán los escritores hacer lo mismo? «Creo que la media-
mundo digital. Y continúa: «Formatos pueden ser el PDF con el marketing y la comercialización en el mundo digital. ción editorial es fundamental. No existe la posibilidad de la
o el ePub. Esto tiene que ver con la forma en que fue ex- Si invierto 1 peso en la producción, tengo que invertir 100 desintermediación absoluta, hace falta la figura de un editor
portado el libro y cómo es el contenido. Después están los en la campaña de marketing de esa obra. Esto es algo que que busque, seleccione y distribuya el talento que no está en
software, que dependen del tipo de dispositivo de lectura; no hacen los editores en papel, pero para el mundo digital todas partes», sostiene González. Pero Benchimol opina lo
es decir, una notebook, una computadora de escritorio, una esa es la proporción. Es lo que te va a permitir una mayor contrario: «Hoy más que nunca el autor tiene la posibilidad
tablet o un teléfono celular. Entonces, mi posición es que si visibilidad dentro del océano de información que es internet», de autopublicarse y desarrollarse sin necesidad del editor.
uno va a editar un libro digital, tiene que pensar en función señala Daniel Benchimol, director de Proyecto451, una de De hecho, más de la mitad de los best seller del año pasado
del formato y el dispositivo, porque estos determinan los las más importantes compañías argentinas de desarrollo de son autopublicaciones».
hábitos de lectura». publicaciones electrónicas. A lo que nos enfrentamos es a dos modelos antitéticos: el
Las cifras parecen darle la razón: actualmente, la pene- modelo cerrado (Amazon, Google Books, iStore, etcétera) y
tración del libro digital en el mercado estadounidense ha E-books en Latinoamérica el modelo abierto de plataformas como la española 24Sym-
alcanzado la cifra del 27%, es decir, 27 de cada 100 libros El panorama del libro digital en nuestra región se muestra bols, autodenominada el «Spotify de los libros», puesto que
vendidos son digitales. Lo propio ocurre en España, México aún en fase embrionaria, en comparación con Europa o permite leer e-books a través de una suscripción (trimestral o
y Brasil. Si bien el resto de Latinoamérica aún se encuentra Norteamérica. Son los países con mayor industria edito- anual) cuyo costo fluctúa entre 20 y 60 euros. «El problema
rezagada en este tema, el contexto es muy favorable para rial quienes comandan, no sin escollos en el camino, este aquí recae nuevamente en el editor. Si el costo que se ofrece
su desarrollo. «Aquí en Argentina hay un gran consumo de avance. El caso de los países económicamente emergentes al público es muy bajo, el sostenimiento de este modelo
dispositivos electrónicos. De hecho, somos uno de los países como Perú o Chile resulta paradójico, ya que su crecimiento correrá muchos riesgos a futuro. No es lo mismo vender una
con más teléfonos celulares per capita a nivel mundial y en monetario no se refleja en un crecimiento del capital cul- canción que un libro», agrega González.
todos los niveles sociales. Esa es una manera muy directa tural. Sin embargo, a pesar de que, en el caso de Perú, una Sin duda, los libros electrónicos plantean nuevos retos a
de acercarse a la lectura», añade Villalba. editorial no publica más de 30 títulos por año, la cantidad los escritores, pero también ofrecen un sistema más trans-
Informe 19

parente en la comercialización de su obra. Las regalías en El medio es el mensaje experiencia con el programa Una Laptop por Niño, realizada
las librerías virtuales están reguladas y estandarizadas de «No creo que lo digital acabe con el papel, más bien mejorará durante el último gobierno de Alan García, fue lamentable.
tal forma que, a un clic de distancia, se puede acceder a las el nivel de lo que se edita. Schopenhauer decía que cualquier El informe oficial del BID señala que la implementación no
estadísticas de venta o los comentarios de sus lectores. «La traducción de una lengua a otra era una falacia porque ambas alcanzó para resolver las dificultades de un diseño que pone
perspectiva aún tiene claroscuros. Yo creo que tomará tres poseían denotaciones diferentes. Eso mismo ocurre con el libro su confianza en el papel de las tecnologías por sí mismas,
o cuatro años lograr un desarrollo sostenido. Aun así me digital: genera una experiencia completamente diferente. Pero como si fueran una solución mágica y rápida. Esto nos de-
parece que es un momento apasionante e ideal para que los sí vamos a ver la desaparición de muchas editoriales y librerías vuelve a la premisa de que sin contenido ni una adecuada
editores, las empresas, los autores y todos los que estamos que no aporten valor», afirma González. ¿Será el momento del preparación, las tecnologías solo serán un obstáculo.
involucrados en la industria empecemos a experimentar, a libro-objeto? ¿Cuántas personas de las nuevas generaciones «¿Por qué cuando pensamos en libros o lecturas escolares
probar, a entender cómo es este nuevo modelo de distribu- elegirán las ediciones en papel? «No hay que pensarlo como el proceso es tan restrictivo?», se pregunta Luis González.
ción de contenidos», puntualiza Benchimol. dos productos que compiten, sino como dos productos que se «Cuando colocamos las computadoras o dispositivos elec-
potencian», dice Victoria Villalba, mientras el editor español trónicos en las escuelas, renunciamos a ese control; sin em-
Gutenberg, el primer pirata cuenta que, meses atrás, comenzó a seguir por internet la serie bargo, también renunciamos a insertar la lectura digital en
Más allá de los soportes tecnológicos, otra de las polémicas True Detective: «Había algo allí que me resultaba familiar. Al el proceso educativo. En España, por ejemplo, se han hecho
que surge en el mundo editorial es la aparente amenaza que prestarle más atención a los diálogos me di cuenta de que eran inversiones enormes de compra de equipamiento informático
las redes sociales perpetran contra el lenguaje escrito: ¿esta- citas de Nietzsche o Schopenhauer en la boca de un policía texa- que han empezado y acabado en el momento de la compra.
remos condenados a escribir y leer en tuits? Para González, no, mucha de su iconografía estaba influenciada por Lovecraft Desde nuestra Fundación, creemos que lo primero que se
este fenómeno no es nuevo. Ya Platón había impugnado y demás. Curiosamente, semanas después, mientras compartía debe hacer es otorgarle el liderazgo al docente, que sepa para
en el Fedro la validez de la escritura ar- qué sirve la tecnología y recién allí dotar
gumentando que suprimía la memoria. de equipos a la escuela».
El libro, originalmente escrito en rollos Para Mauvignier, el cambio de para-
de papiro, es transferido luego al códice, digma implica también enfocarse en las
transformando la experiencia lectora. A necesidades individuales de los escola-
decir del especialista, Johannes Gutenberg res: «Yo tengo un hijo de cuatro años,
fue el primer pirata de los libros puesto cuya madre es librera y cuyo padre es
que su interés era primordialmente comer- escritor; probablemente, en vez de leer
ciar las copias impresas haciéndolas pasar libros prefiera jugar con la Playstation y
por manuscritos: «Gutenberg no cambia la experiencia, se una mesa en el Club del Lector, un autor le ofrecía a una editora está bien que lo haga. Lo que debemos es buscar formas
va modificando a lo largo de los siglos, sobre todo a partir la idea de un libro impreso que completara la experiencia del más interesantes de llegar a ese público y no cometer el
del siglo XIX en Inglaterra, Francia e Italia. Lo que ocurre televidente al involucrarlo en el mundo literario que se encuentra error de subestimarlos».
actualmente con las redes sociales es la progresión natural detrás de dicha serie. Esas ideas rápidas son las que van a vencer
de ese fenómeno». a la piratería. Si tú no ofreces más que un PDF, la gente lo va a Cerrando sesión
Las estadísticas respecto al uso de redes sociales en piratear en tres segundos». Si bien actualmente se ha ampliado la base lectora, el nivel
nuestra región evidencian un contexto favorable para quie- Tal vez uno de los géneros literarios que también tenga de exigencia de los nuevos consumidores es menos riguroso,
nes sepan aprovechar la oportunidad. Al respecto, Benchi- su gran oportunidad es la poesía. Más allá de la exponencial aunque no por ello menos válido. «Creo que vamos a asistir
mol señala que en Latinoamérica tenemos un uso de redes reducción en la tasa de analfabetismo a nivel mundial (7,1% a un cambio en el tipo de literatura que se consume. Cami-
sociales que supera la media de cualquier país del mundo. en el caso de Perú) y de la aparición de nuevos lectores, la namos hacia un modelo de historias cortas. Hace unos días
Esto ofrece la posibilidad de que el editor tenga un contacto inmediatez de los actuales sistemas de comunicación podrían conversaba con la responsable de una empresa china que
directo con las personas que pueden estar interesadas en las servir como aliado para una mayor difusión. «La poesía es muy posee millones de lectores y me contaba que su gran éxito
obras que publica. actual. Me parece que la vida cotidiana, tal como la conocemos fue comercializar novelas por entregas a través de teléfonos
Para Alienor Mauvignier, representante de la prestigiosa hoy, es perfecta para que este tipo de géneros literarios capture móviles. La más larga duró ocho años», recuerda González.
librería francesa Ombres Blanches, es necesario establecer la atención de los lectores», dice el editor español. Sin duda, la mejor forma de acercarse al libro digital es
a priori la diferencia entre información y contenido. Si bien «Hay que dejar el debate de que leer libros digitales es a través del consumo, de la propia experiencia, de encontrar
las redes aglomeran un público fundamentalmente juvenil, leer un libro en pantalla y que toda la ecuación pasa por si me el formato y los contenidos que más nos acomoden. Es la
su uso está restringido a la transferencia de información gusta más leer en pantalla o en papel. Yo le recomendaría a era de los hipertextos, de las multiplataformas, de las pan-
cotidiana, mas no de literatura. «Existe mucha preocupación los no nativos digitales que traten de leer un libro completo tallas táctiles. El fin de los grandes relatos trajo consigo un
en los libreros por lo que pasa allí, pero no creo que Twitter en alguna de las plataformas. Verán que tendrán una expe- nuevo auge de los formatos breves, que, tal como ocurre
se vaya a convertir en un modelo de publicación literaria. riencia superior al del libro impreso. Lo que fue hecho en con la música, podrá cambiar de forma, empaque o soporte;
Dudo mucho que un tuit logre trasmitir lo mismo que un digital se podrá reproducir indefinidamente en la red y eso sin embargo, solo una buena historia cruzará el portal de lo
cuento», afirma. habla de un cambio cultural mucho más fuerte que pasar de evidente para conducirnos hacia formas más elevadas de
Asistimos, entonces, a la creación de nuevos ecosistemas un soporte a otro», sentencia Luis Benchimol. la experiencia humana. Queda aún mucho por descubrir
de consumidores, de lectores interactivos y de bibliotecas
multimedia que preservarán el legado histórico ante cualquier E-books y educación pública
catástrofe natural o voluntariamente humana. Y en medio de Uno de los mercados potenciales para el consumo de pu-
todo ello, ¿dónde quedan nuestros viejos libros? blicaciones electrónicas es el educativo. En nuestro país, la Luis Pacora (Lima, 1981). Es crítico y periodista cultural.
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Fotografía: Técnica industrial


Central 21

Por Juan Carlos Fangacio Dentro de todo, Piglia es un corto de vista excepcional
porque logra ver lo invisible. El crítico y poeta español José
Luis García Martín ha dicho que «lo mejor de sus relatos es
lo que tienen de ensayo, y lo mejor de sus ensayos es lo que
tienen de relato»; es decir, la clave de su obra es lo que está
Para muchos es el mayor escritor argentino vivo, velado, lo que permanece siempre oculto, como ocurre en
pero Ricardo Piglia (Buenos Aires, 1941) se siente su admirado Hemingway. Por eso sus textos ameritan más
lejos del estatus de leyenda. Narrador, ensayista, de una lectura, porque entre los intersticios encontraremos
esas extrañas llamaradas que inesperadamente encienden
crítico, profesor, su actividad parece irrefrenable nuestros ojos.
y en constante renovación, confirmándolo como Ya desde fines de los sesenta comenzaría a dar muestra
una de las voces más audaces de Hispanoamérica de su estilo con los cuentos de La invasión y Nombre falso,
y del mundo. Su última novela, El camino de Ida, donde también haría su aparición Emilio Renzi, personaje
ha sido considerada entre lo mejor del 2013. Y habitual en sus trabajos y especie de álter ego del escritor.
aunque los premios y la crítica lo respaldan, la Pero sería recién en 1980, con la publicación de su primera
novela, Respiración artificial, que descollaría con madurez
de Piglia es una obra que habla por sí sola. O que renovadora. Tras ello, su producción continuaría con más
habla a través de él. Pues en su mundo todo –obra novelas (Plata quemada, Blanco nocturno, El camino de
y hombre, realidad y ficción–, absolutamente todo, Ida), ensayos (Crítica y ficción, Formas breves, El último
se confunde. lector) y demás experimentos en los que borrar los límites

A
entre géneros no es solo un artificio, sino una manera de
mediados del año pasado, Ricardo Emilio Piglia entender la literatura, deconstruirla y volver a delinearla con
Renzi condujo un ciclo de cuatro programas en la delicadeza de quien llena un libro en blanco letra a letra.
la televisión pública argentina –que, para suerte Debido a un pequeño accidente, esta entrevista se realizó
nuestra, se encuentran en Youtube– en los que disertaba en dos tandas (una misteriosa intromisión de la característica
sobre la obra de Jorge Luis Borges. La imagen no solo era duplicidad pigliana). Aquí el autor habla de sus métodos de
la del discípulo reflexionando sobre el maestro. También escritura, de sus influencias y motivaciones, de su regreso
había allí otra reflexión (en su acepción de reflejo): la de definitivo a la Argentina tras varios años como profesor en
Piglia replicando la figura del escritor-lector –esa que Bor- Princeton, de cine, de fútbol, y de varios otros temas que
ges encarnó mejor que ningún otro–, la del literato que lo él mismo inserta tal como lo hace en sus mejores historias:
ha leído todo, la máquina de citas y referencias, el erudito por medio de constantes saltos entre la realidad y la inven-
habitante de bibliotecas. ción. El único riesgo –que no podemos descartar– es que
Y aunque Piglia no es ciego como Borges, también «lee Piglia ficcione incluso en entrevistas. Pero a estas alturas,
mal». Es un présbita deliberado porque la literatura necesita ¿importará eso demasiado?
malos lectores. Su obra se ha enriquecido con su inclinación
por distorsionar los textos propios y ajenos, por despla- Usted solía tomarse su tiempo para publicar, pero terminó
zarlos de su contexto y dotarlos de nuevos e impensados El camino de Ida en solo un año. ¿Ha sido una excepción a
sentidos. De allí que, al momento de intervenirlos, puedan la regla o ya encontró un nuevo ritmo de escritura?
descubrirse rastros e indicios inverosímiles, a la manera de Ha tenido que ver con las condiciones. Las clases en la
los investigadores que, si no resuelven sus casos por medio Universidad de Princeton me tomaban mucho tiempo. Si
del azar, lo hacen por la simple inercia de seguir la pista bien yo tenía un sistema de trabajo que consistía en dejar
menos probable. En ese aspecto, Piglia también puede em- que los libros decantaran antes de terminarlos, en este
parentarse a Roberto Bolaño pues, aun cuando el detective caso me pareció que necesitaba una especie de tensión
del primero resulta menos salvaje, siempre nos toparemos al momento de escribir. Quería transmitir esa sensación.
con una intriga y con un investigador (un lector, al fin y al Aparte, por supuesto, de los ritmos de mi trabajo: esta vez
cabo) que la rastrea. O mejor: que utiliza ese misterio como tuve todo el año libre y pude escribir tranquilo. También
la excusa perfecta para buscar algo más allá, un sentido que me di cuenta de que era bueno cambiar, no mantener ese
puede ser mundano, espiritual o filosófico, pero que nunca tono de la propia labor del escritor, que tanto se transmite
deja de estar enraizado en lo literario. a las obras.
22

Esa tendencia suya de nutrirse de textos marginales, A usted le interesa mucho el ritmo en la formación de A propósito de áreas culturales, las de Argentina son
como diarios, entrevistas, artículos periodísticos, ¿cómo su estilo y también sé que es un gran cinéfilo. ¿El cine bastante fuertes, pero también percibo que hay una
pasa a su obra, cómo es esa transición? influye de alguna manera en su obra? gran tendencia de que sus escritores hablen mucho de
En general no hago esa distinción de géneros, en la Soy un gran apasionado del cine, como creo que lo es sí mismos, se comenten entre ellos e incluso que se ge-
medida en que yo pueda establecer el marco dentro del toda mi generación. Sin embargo, yo veo que el cine tiene neren polémicas y rencillas. ¿Estos aspectos influyen en
cual se construye cada texto. Las intervenciones en los una particularidad que lo limita para tener injerencia en la la consolidación de una tradición?
medios, lo que escribo en mi diario o algún que otro trabajo literatura: en el cine todo está contado en presente. Por más Sí, definitivamente. Y también se debe a que la literatura
de crítica, siento que están hechos con el mismo criterio que se hagan flashbacks, lo que veamos siempre va a estar argentina no tiene tradición propia. Su origen se remonta
con el que trabajo en la ficción. Y por eso no me cuesta en presente. Allí hay una restricción de la temporalidad que apenas al siglo XIX. Aunque te parezca increíble, en esa épo-
mucho incorporarlos a las novelas o a los textos que estoy la literatura, por suerte, no tiene. Hay algunos escritores que ca se propuso crear una cultura en lengua francesa, porque
escribiendo. En el caso de El camino de Ida, muchos de los sí buscan esa sensación de presente, como Juan José Saer, el castellano era la lengua del colonizador y teníamos que
pasajes están tomados casi textualmente del diario personal por ejemplo; pero él la busca de una manera más lírica, liberarnos culturalmente. Sarmiento y otras grandes figuras
que yo escribía en Princeton, lo que también ayudaba a dar trabajada como los poetas que siempre están describiendo de la literatura argentina de la época plantearon escribir todo
esa sensación de que los hechos estaban sucediendo en el lo que ven en el momento. Mientras que en el cine también en francés. Una locura. Y esto le da a la literatura argentina
momento mismo. hay directores que han buscado hacer lo contrario, como una particularidad, la vuelve una literatura del desierto. Por
Tarkovski, que trataba de no establecer una distinción entre eso mismo creo que cada escritor empieza a buscar a sus
¿Y en su diario usa la ficción? el momento del sueño o de la imaginación; y, sin embargo, padres, tíos y sobrinos literarios, insiste mucho en ese deseo
Bueno, a veces es inevitable. Digamos que el diario tiene hasta el sueño y la imaginación tienen que estar en presente. de encontrar su propia genealogía.
como punto de partida que uno sea sincero en lo que cuenta. Por eso el cine, aunque tiene grandes méritos y ventajas,
El único requisito formal sería poner la fecha. Pero otro siempre tendrá el inconveniente de no poder salir del presen- (En este punto, el enlace telefónico se pierde. Luego de
elemento que tiene un diario, y que a mí me parece central, te del relato, le cuesta mucho. Y allí hay una gran distancia retomar la conversación, Piglia cuenta que ha sufrido una
es que uno no se cuenta a sí mismo lo que ya conoce. Eso le con la literatura, que tiene mayores posibilidades porque sus caída en su despacho, razón por la que se interrumpió la
otorga un carácter narrativo muy particular, que por momen- tiempos de verbo son mucho más flexibles. Dicho esto, sí llamada. Es una ironía porque en su obra también encontra-
tos parece un efecto de ficción. Porque el narrador del diario debo reconocer la influencia del cine. Yo he señalado que mos este tipo de cortes. Puntos ciegos y fugas que quiebran
parece alguien muy desmemoriado, en el sentido de que no el narrador que más me ha influido es Jean-Luc Godard. la lógica narrativa y toman cursos inesperados. No saltan
establece las conexiones que en otro relato se establecerían Esa técnica que tiene de poner citas en las películas yo la a la vista –son más bien sutiles–, pero están siempre allí.
de forma natural. Ese movimiento es una escritura privada, encuentro increíblemente renovadora. En este caso, la interrupción fue por culpa de algún cable
es un efecto que sí podemos llamar ficcional, pero que no u objeto que le enganchó el pie y lo mandó al suelo. «Pero
tiene que ver con el contenido, me parece. Usted se ha referido alguna vez a las distintas áreas cul- está todo bien. Póngalo en la entrevista para que le dé más
turales que existen en América Latina, con tradiciones dramatismo. Y sigamos charlando».)
¿Cómo lleva el proceso de corrección de sus obras? literarias muy particulares. ¿Qué le pareció la famosa
Yo siempre he tenido como criterio un poco irónico es- disputa en que se enfrascaron Julio Cortázar y José Retomando aquello de la tradición literaria de su país,
cribir cinco páginas para publicar una. Hubo una época en María Arguedas (la de cosmopolitas versus telúricos)? en Nombre falso, el personaje de Kostia dice que los
que realmente hacía cinco borradores, pero ahora el borrador Bueno, ahí yo estoy del lado de Arguedas, que escritores argentinos siempre copian, falsifican. ¿Cuán
uno lo va haciendo mientras escribe en la computadora. me parece un extraordinario escritor, sobre todo por real es esta afirmación?
Pese a ello, de todas maneras siempre escribo, por lo menos, E l zorro de arriba y el zorro de abajo . Creo que él es Es verdad. Lo ves en Borges, que siempre trabajó mucho
tres versiones completas de mi libro. Escribo una, luego la quien mejor representa al escritor que trabaja la cultura con textos ajenos. Y en todo sentido. Cortázar también. No
reescribo y después la vuelvo a reescribir incluso cuando andina, al escritor bilingüe, con un fuerte énfasis en la es cuestión de generalizar, pero creo que eso también tiene
ya estoy a punto de mandarla a editar. En El camino de Ida investigación. Y la postura de Cortázar en ese debate fue que ver con nuestra cultura de la importación.
hice una primera versión bastante rápido, aunque no tenía muy frágil. Lo mismo le pasó a Vargas Llosa con el libro
definida la historia de Munk (el terrorista). Yo comencé que escribió sobre Arguedas (L a utopía arcaica ), que Este uso de la apropiación y de darle la vuelta al con-
escribiendo solo con la idea de que la protagonista iba a me pareció muy injusto, y con el que otro que escribió cepto de ficción y realidad, a usted le valió un juicio
morir en un atentado, pero sin saber cómo vendrían las sobre Onetti (E l viaje a la ficción ). Ellos (Vargas Llosa tras la publicación de Plata quemada. ¿Qué le dejó ese
demás cuestiones. De modo que a medida que escribía fui y Cortázar) tienen la idea de que la literatura evolucio- episodio ingrato?
encontrando la línea narrativa. El primer borrador me sirvió na, son historicistas, y por eso creen que Arguedas y Fue ingrato en distintos sentidos. En principio fue bastan-
para definir la historia. Onetti son precursores. Pero la literatura no funciona de te inquietante la aparición de esta mujer que me enjuició por
ese modo. No hay artista más moderno que otro porque haber incluido su nombre real en la novela. El problema fue
Encuentro en toda su obra el tema de la dualidad muy escribió después. Arguedas renueva muchísimo, renueva que para mí era imprescindible que los personajes aparecie-
presente. Desde su «Tesis sobre el cuento» o en detalles todo, y en eso se parece a Rulfo, al mismo Vargas Llo- ran con sus nombres tal cuales eran. Ese siempre fue mi punto
más superficiales como la aparición de los supuestos sa, escritores que han renovado la literatura al buscar de partida. Por suerte el juicio terminó bien. Yo incluso escri-
mellizos en Plata quemada y de las gemelas Belladona en la lengua popular un punto de partida para después bí un artículo sobre la utilización de nombres reales como una
en Blanco nocturno. ¿Es esa una de las grandes bases utilizar técnicas narrativas muy experimentales. Ahora, gran tradición en toda la literatura argentina. Además, lo que
de su obra? es cierto que resulta muy difícil entender a Arguedas yo narraba en el libro estaba en los periódicos, yo no había
La verdad es que no lo había pensado, pero creo que sí. sin tener en cuenta el contexto de la literatura andina. escrito una novela sobre una persona cualquiera. Con Plata
Sin que yo me dé cuenta, hay una continuidad o una persis- Pero lo mismo sucede con Borges y la cultura del Río quemada yo simplemente intenté reconstruir una situación
tencia en la cuestión de la duplicación. Ya me habían hecho de La Plata, o con los autores del Caribe. Esas son áreas histórica mediante la técnica de la novela de no ficción, que
ver que en Plata quemada los dos protagonistas aparecen muy definidas. Y si bien hoy pensamos en la unidad tiene como requisito usar nombres reales. Por eso digo que
como mellizos, aunque en realidad no lo son. Pero aunque no latinoamericana –políticamente hablando–, creo que fue inquietante esta aparición de lo real dentro de la esfera
lo hago de forma deliberada, es evidente que hay un fondo culturalmente tenemos que respetar cada vez más las de mi novela. Y otro gran problema es que los escritores
común, como si uno tuviera una zona en su imaginario con diferencias entre las tradiciones, que son muy fuertes. siempre somos llevados a tribunales para discutir cuestiones
algunos lugares fijos. Me parece que va por ahí. En cada Sería bueno que la literatura de la región comenzara a que la sociedad ya está discutiendo en otro registro; y como
caso podría tener una explicación, pero la continuidad de trabajar más sobre sus distintas áreas culturales, para no pueden enjuiciar a nadie más, se enjuicia a los escritores,
la repetición no sabría cómo interpretarla. luego ver la articulación que pueden tener. que son los más débiles.
Central 23

El tema del plagio también ha provocado varias querellas Usted no tiene una postura apocalíptica sobre las nuevas Igual es muy difícil pensar en eso, saber cómo se verá mi
polémicas últimamente… tecnologías o el supuesto fin de los libros. Sin embargo, obra en los próximos 20 años. Algo que me preocupa es
Sí, me parece que el tema del plagio está dominando la sí ha dicho que vivimos en una época en la que hay más que hoy hay mucha más presencia de los escritores que de
discusión contemporánea, porque internet pone en juego la escritores que lectores. ¿Esto debería preocuparnos? los libros.
cuestión de la propiedad de una nueva manera. Los escrito- Bueno, fue una ironía. Lo que quería decir es que
res venimos hablando de eso desde siempre, es una discusión cuando leo literatura contemporánea, encuentro traba- Justamente dijo algo parecido al renunciar a viajar al
que se ha mantenido desde el Siglo de Oro. En el lenguaje jos buenísimos, pero también otros de escritores que se Salón del Libro de París: «Ahora viajan los escritores,
no hay propiedad privada. La propiedad privada aparece entusiasman mucho con el tipo de lectura en la pantalla, cuando son los libros los que tienen que viajar».
después de que alguien marca el lenguaje de una manera revisando el texto propio. Y se entusiasman porque en la Bueno, es que tuve algunas diferencias en ciertos cri-
particular. Y el tema ahora surge en la sociedad como una pantalla todo parece ya editado, muy estructurado, muy terios que no vale la pena ventilar ahora. Pero en lo que
cuestión legal, como un gran problema para las editoriales, bien puesto, casi no parece un borrador. En la computa- quise insistir era que renuncié a viajar no por diferencias
para los propietarios de las corporaciones. ¿Quiénes son los dora el texto queda diagramado de una manera notable. políticas, sino netamente literarias. La cultura está muy
dueños de las obras? Antes teníamos el aspecto un poco sucio de cuando se politizada ahora, cuando en realidad debería mantener su
escribe a máquina y para llegar a la página final había lógica propia. E incluso puede tener una lógica política, pero
Usted asegura que se ha ganado la vida leyendo más que que trabajar mucho más. Pero cuando uno va trabajando nunca de política electoral. Porque si eso ocurre, se pone
escribiendo. ¿Cómo así? en la computadora, todo le parece muy bien. Muchos muy difícil la cuestión.
Lo que ocurre es que he sido profesor, he sido director jóvenes –y en general escritores de cualquier edad– se
de colecciones editoriales, y básicamente mi trabajo ha entusiasman demasiado con lo que escriben porque lo ¿Nunca ha pensado que escribir y leer tanto, entregarse
consistido en leer. Mire, yo creo que la lectura sí se puede leen sobre la pantalla, no lo imprimen. Cuando la obra tanto a la literatura, a uno le impide vivir? ¿Nunca se
enseñar. Es algo que está muy estructurado, la forma de está impresa es cuando toma su verdadero color. Además, ha sentido solo?
cómo leer un texto cifrado o hasta un texto poético. En en la computadora siempre están leyendo una página, no No, yo creo que he vivido muy intensamente todo
cambio, la escritura no tiene ese estatuto, por suerte. Es el conjunto. Entonces cuando llegan al final, hasta se han lo que he podido. Además, creo que todo aquel que se
muy difícil establecer los criterios para transmitir ese saber. olvidado de la historia que estaban contando. Pero más allá dedica a la literatura lo hace porque tiene alguna di-
Por eso creo que es más fácil ganarse la vida leyendo que de este detalle formal, yo creo que la transición todavía ficultad en la relación social. Aunque sea imaginaria.
ganarse la vida escribiendo. La literatura Yo creo que uno no elige ese mundo
nunca la he tenido pensada como una imaginario que nos aísla, sino que de
forma de vida. Es decir, si viene el dine- por sí tiene la tendencia a encontrar
ro, me alegro; pero en general no soy de cierto placer en ese aislamiento. Por
los escritores que publican un libro cada eso me parece que hay un vaivén allí.
dos años. Por eso busco ganarme la vida Y es un tema que recorre la historia de
en otro lado, para tener el tiempo y la la literatura. Un ejemplo es el Quijote.
libertad suficientes para escribir libros. Pero en general yo nunca he vivido
ningún conflicto, he tenido una vida
Hablando de ganarse la vida, usted con la que estoy satisfecho, una vida
conoció a Borges cuando le iba a pagar en la que he hecho más o menos las
por una conferencia… no ha producido modificaciones en el modo de narrar. Ha cosas que quise hacer. Y así como mi literatura se ha
Claro. Yo fui a buscarlo para pedirle que diera una con- habido cambios en la circulación de los textos y también enriquecido con esa experiencia, la misma literatura
ferencia, por la que le ofrecía 500 pesos, pero él dijo: «No, en la aparición de nuevos temas, pero no veo que haya ha enriquecido mi vida. Pero no quiero ponerme muy
es mucho. Deme la mitad». Yo le respondí que la plata me la una transformación en la narración. nostálgico (risas).
daba la universidad, pero él insistió en recibir solo la mitad.
Y cuando nos despedíamos, me dijo: «Ha conseguido usted De su producción, ¿tiene alguna obra que lo deje más satis- Hablando de aislamientos, ¿es verdad que conoce a
una considerable rebaja, ¿vio?». Un chiste a lo Macedonio fecho que otras o alguna a la que le guarde especial cariño? Thomas Pynchon?
Fernández. Entonces él perdió 250 pesos, pero ganó que yo Eso cambia un poco con el tiempo. Creo que va más por Sí, me lo presentaron una vez. Mi editor en Brasil, que
contara esta anécdota toda mi vida. Y creo que así también una cuestión de calidad, de sentir que una obra ha estado más es muy amigo de él, fue quien me lo presentó. Tiene una
fue construyendo su leyenda, porque todo el mundo cuenta cerca de lo que yo quería hacer. En ese sentido, yo diría que pinta de hippie que anda en bicicleta y vive su vida muy
historias sobre él. es Prisión perpetua, que gira sobre una serie de cuestiones tranquilo, sin que nadie lo reconozca. Ha sabido encontrar
que he desarrollado constantemente en mis libros. En estos un espacio para ser invisible.
Otro autor muy importante para usted es Juan José momentos, ese es el libro que prefiero.
Saer. Estaban trabajando en un proyecto para escribir La última: ¿les bastará con Messi para ganar el Mundial?
un libro juntos. ¿Eso quedó en cero? Hoy por hoy, ¿en qué está trabajando? ¿Hay algún libro Ah, bueno, estamos muy encantados con él y confiamos
Hicimos algunos esbozos, pero no logramos avanzar a la vista? en que esté bien en la Copa. Es un jugador de una inteli-
más que eso. La idea era hacer una novela policial con dos Ahora estoy escribiendo una especie de autobiografía gencia extraordinaria, que tiene la habilidad para pensar un
detectives como protagonistas, uno que estaba en París y que tiene como centro la historia de mi relación con los segundo antes que los demás. Así que vamos a ver cómo
otro en Buenos Aires, que se consultaban a través de cartas libros. No los libros que escribí, sino los libros de los cua- nos va, ojalá que bien. El fútbol peruano también me gusta.
sobre los pormenores de crimen. les tengo un recuerdo muy fijo, muy claro. Y así hago un Sufren mucho ustedes, pero juegan bien.
recorrido a partir de algunos recuerdos. Se llamaría Los
Parecido a lo que ocurre en La pesquisa… libros de mi vida. Ha sido usted muy gentil, a pesar de la caída y los cortes
Parecido, es cierto. En La pesquisa se da una conversa- de las llamadas…
ción en Santa Fe, en la que se analizan las distintas posibili- ¿Cómo se ve usted en la posteridad? ¿Quisiera ser recor- Es raro eso. Primero se cortó la llamada. Luego me
dades de una historia. Lo curioso es que a Saer no le gustaban dado a través de su obra? ¿Cómo vislumbra ese futuro? resbalé y me caí. Y encima tardé un rato en levantarme,
los géneros. Y como a mí sí me interesan, siempre teníamos Bueno, trato de no pensar en eso. Pero si tuviera que mientras el teléfono seguía funcionando. Pero creo que
una confrontación irónica, así que escribir esa obra no estaba ponerme a imaginar, espero que alguna de las cosas que he le dio una ilusión de realidad a la conversación. Fue di-
resultando un verdadero desafío. escrito sirva para que alguien investigue o descubra algo. vertido, ¿no?
24

Fotografía: Gonzalo Santa Cruz

(Cae la noche en la ciudad, algunos cerros iluminados, al- Alimaña por qué, me pregunto también. en plena Revolución de Octubre. Junto a ellas viajan multitudes
gunas estrellas, nunca fugaces) Yo estaba en mi noche franca y adoptando la identidad que se desplazan en vagones de mercancías o a pie a través del
Extraño las tormentas de las ciudades recias. Lima, eres de una antropóloga o una escritora, pero lo que quería era campo, moviéndose del Noroeste hacia el Sudeste a ciudades
ladina y pequeña sobre el desierto. Lo siento, pero no puedo absorber la parodia nocturna, el baile que esquiva el hastío. infectadas de tifus, desbordadas de gente, «lanzando al aire un
decirte que te amo como quisiera decírtelo. Y no te voy a Sábado por la noche y domingo por la mañana es el título desgarrador e inútil SOS» ante el avance de los bolcheviques.
escribir un poema; dejo las poesías para los noctámbulos, de una novela inglesa. Autor: Alan Sillitoe, de origen obrero, Las protagonistas de estas dos historias han sido ricas
para las grullas y los pámpanos. Jamás he escrito un poema casado con la poeta Ruth Fainlight, quien fue amiga de Sylvia burguesas que han perdido títulos y fortuna; se nota en sus
y no serás tú quien lo inspire. Plath. En esa novela la clase obrera se divierte, expulsa la vestidos de encaje, en los sombreros de pluma o en las medias
Aún soy joven para merecer la noche, lástima que no tenga fatiga, ama, ríe, se juerguea, hay un aborto provocado, por de hilo que llevan puestos y tratan de ocultar a los militares
amantes o que el amante potencial esté lejos, aunque no creo una noche de amor... en su recorrido, para no despertar sospechas. Precisamente,
que una mujer deba arrepentirse de vivir la vida solo porque Pero en este bar solo Madonna en la pantalla del televisor son esos detalles femeninos enfocados por Berbérova los que
su fiancé se esfumó. Sé bien que las mujeres jóvenes necesitan parece divertirse meneando las caderas dentro de una jaula desencadenan la historia secreta en el segundo relato, al des-
hacer el amor. Pues bien, la noche limeña es lo más parecido a como si fuera una pájara. pertar la codicia y la envidia en la familia de aldeanas pobres
hacer el amor. Sientes la emoción de lo desconocido subiendo Sábado por la noche y domingo por la mañana es el tipo que administra la pensión donde Zoia Andréievna se aloja.
por la garganta hasta que al doblar una esquina o entrar a un de novela que me gustaría escribir. Solo tienes que tomarle En «Margarita», en cambio, una quinceañera y su madre
bar desapareces en la bruma, como dice una aspirante a escri- el pulso a la gente trabajadora cuando está en vena y quiere tratan de buscar la paz en un pequeño pueblo y encuentran
tora moderna: en el éxtasis. O como diría una chica trans, con divertirse; es decir, cuando busca su propio elixir de la ju- un desenlace fatal, que pone a prueba el espíritu frívolo de
éxtasis, esa pastillita de 50 dólares que empieza a venderse en ventud. Sobre qué se escribe hoy, no lo sé, pero las novelas una de ellas.
las discotecas exclusivas de los barrios pitucos. tienen menos diámetro, de eso estoy casi segura. Hoy se Pocos son los escritores rusos como Nina Berbérova que
Pero no frecuento los barrios pitucos. Intento ejercer persigue el vellocino de oro a través de un tema medieval, han narrado en su vasta obra el día a día del exilio de las víc-
la humildad, claro. Tratándose de una desempleada cuyos un duelo de espadachines, Tailandia y el turismo sexual en timas de la Revolución y la manera como reaccionaron los
ahorros se extinguen, es casi una exigencia; pero no, siempre una semana de vacaciones, ese tipo de cosas. pobres en su fuero interno ante la imagen de aquellos fugitivos
he esquivado los barrios exclusivos, el glamour que atrae a Nina Berbérova es ya una anciana cuando publica su aristócratas, culpables ante sus ojos de su miseria y olvido.
las divorciadas. Veamos, no está mal un bar en una avenida obra. Siento hacia ella una gran simpatía. Quizá no me ins- En Las damas de San Petersburgo, la autora nos revela
de San Borja o de Salamanca, pues en él recalan algunas pire la misma admiración y respeto que Patricia Highsmith, los sentimientos de venganza y la crueldad de las «mujeres
actrices, bailarinas y agentes de policía vestidas de civil con mujer ermitaña, digamos que un poco maldita; en cambio, que blandían agujas o espumaderas y que se encontraban
sus parejas, ningún escritor premiado. Nina me parece una amiga y Patricia un Herr Professor, presas de una sed de odio y destrucción».
La barra de este bar me gusta, una mesa charolada, larga, así, en alemán. Sábado por la noche y domingo por la mañana es dife-
como la de las películas americanas; arriba en la pared un Adoro cómo Nina presenta la vida de los exiliados rusos rente. En primer lugar, no estamos en guerra; sucede allá por
televisor encendido le brinda al parroquiano lo que el bar en París, con cierto sentimentalismo, pero sin llegar nunca los años sesenta en Londres. Los empleados y obreros son la
no le da, el show de las shakiras, las madonnas, las gloria al melodrama gracias a la sutileza en la descripción de los mira de los escritores obreros como Alan Sillitoe.
trevis. Al terminar tu trago necesitas irte a otra parte, harta estados de ánimo de sus personajes. A diferencia de Na- Este mismo autor tiene un personaje fascinante por vaga-
de esos espectáculos. Buscas otro bar, quizá uno más íntimo, bokov –tal vez más irónico que tierno–, Berbérova prefiere bundo. Supongo que eso de fascinante por vagabundo ahora
aunque estando sola, sin amante, no habrá una barra discreta escribir sobre el exilio interior, aunque sin perder de vista al no significa nada, pero para mí fue toda una revelación. De-
para posar el pequeño y dejarlo ahí tranquilito hasta que tus mezquino y perverso mundo de fuera. jarlo todo, familia, trabajo, amor, para internarte en la nada;
neuronas terminen de procesar el alcohol. «Margarita» y «Zoia Andréievna» son dos relatos incluidos en este caso el personaje se sube a un camión que cruzará el
Y sin embargo eso es lo que hago, peinar la noche limeña. en Las damas de San Petersburgo en los que se engarzan perfec- Sahara. Punto final de la historia. Final abierto, totalmente
Alguien llama a mi celular y me dice perra, perra alemana, tamente la anécdota y la historia secreta –esa que según Ricardo incierto y a la vez misterioso. El lector se pregunta qué será
¿Alemana por qué? Vuelven a llamar, esta vez entiendo bien, Piglia aflora en los buenos cuentos al final–. En ambos, Berbérova de aquel fulano, si volverá a saber de él. Por supuesto que
me gritan perra, alimaña. Ah, era eso. nos narra la huida de tres mujeres de un San Petersburgo convulso no volverá a verlo ni a saber de él; no obstante, la pregunta
Relato 25

Por Carmen Ollé

D
es válida solo porque es intensa, razón esta de corazón de ispuesta a llenarme los ojos de plancton marítimo. –¿No te despertaba ninguna curiosidad el libro?
lector, o de jirafa. El sunset le decía una chica a su enamorado en uno –¿Curiosidad? Claro que sí, toda la curiosidad del mundo.
Pensando en los lectores, no he dicho en dónde estoy de los miradores. ¿Cómo sabes que no lo leí antes?
perdiendo el tiempo en reflexiones literarias. Ni qué hora es, ¿Qué pensaría mi padre desde el más allá al verme sola? Sonrió con malicia, frotándose la mejilla.
si es de día o de noche. A las ideas eso no les importa, pero Mamá, en cambio, se volvió a casar con un médico para- –¿No me dirás cómo le va a nuestro sosias en tu novela?
a la acción sí. La ficción es tendenciosa, parcial, subjetiva. guayo que falleció al poco tiempo y le dejó una renta en –Si te preocupa el personaje de tu detective, te diré que
Estoy en el baño tomando una ducha y suena el telé- Asunción, donde vive tranquilamente. resultó un fiasco.
fono. Desde hace un par de horas el teléfono timbra cada Una parejita besándose sin ningún pudor a mi costado –Entonces cuídate de la crítica, te lo va a refregar en la
quince minutos. despertó en mí el deseo de correr a casa para continuar cara apenas la publiques.
Pienso: si tuviera una hija o un hijo caminando en la escribiendo. Finalmente las parejas de amantes no lograron –Cierta crítica ha caído en desgracia, ¿no lo sabías? Por
noche por esta ciudad, saldría despavorida a contestar el telé- erotizarme, si ese era el objetivo. Di unos pasos y me topé ejemplo, Modesto Blas publica en una revista de promoción
fono. ¿Por qué? Para darle gusto al miedo, a la desesperación, con la sonrisa sarcástica de una mujer bastante joven aún, comercial. ¡Quién lo diría, de alguien que dominaba la escena
a la angustia, y puedo seguir enumerando más sensaciones con la cabellera revuelta y descuidada, pidiendo a gritos una cultural en el mejor diario, o el de más lectoría!
típicas de un padre o madre limeños cuando sus hijos no larga sesión de peluquería. Era mi amiga escritora. Escuché –Yo no hablaría así. ¿Desprecias a ese público, Carmen?
están en casa durmiendo, protegidos del crimen organizado, un hola melifluo dicho con voz tenue. Me refiero al de los establecimientos comerciales. No estás
aunque dentro, arropaditos, también suele sorprenderlos el –¿Cómo va la novela, se puede saber de qué trata? –me en condiciones de menospreciar a ningún lector. Algunos
ogro de la ansiedad. Esta sí que es la parca mayor. preguntó, dándome la espalda de inmediato para vigilar el diarios sí han caído en desgracia, venden sus espacios sin
En caso contrario, puedo darme el lujo de dejar sonar el mar. La música estridente de los parlantes en el centro comer- descaro al mejor postor sin importarles la cultura. Además,
timbre del teléfono y que el estúpido o estúpida que quiere cial construido sobre las laderas del acantilado no permitía desde donde esté apostado alguien como Andrés Blas te
hablar conmigo se pegue la patinada del siglo, porque me gusta apreciar el murmullo de las olas. disparará, amiga. Dispara tú primero, pero no me preguntes
llegar hasta el final, cuando ya no soportas más la profundi- –Eso no se pregunta, trae mala suerte. cómo ni cuándo.
dad del lodo en el que hundes la cabeza, porque sí, la vida se –¡Tonterías! ¿De dónde sacaste esa idea? Hice adiós con la mano y me alejé. No era la crítica –
merece que te tomes tu tiempo para perderlo mansamente. –Tú siempre lo decías. Además, no creo que te importe intuí– sino ella la que me iba a defenestrar, no sé cómo ni
Perderlo, eso es, pienso en cuál sería la mejor manera de veras. Leíste mi primer libro muchos años después de cuándo. Volteé para verla, seguía mirándome con la misma
de perderlo. Hace tiempo que me gustaría viajar a mi Tahití, su publicación. sonrisa pérfida.
así como Gauguin. Se trata de tomar un simple ómnibus –Pero lo leí de todos modos.
hacia el sur, pasar el desierto de Atacama, llegar a Valdivia, –Nunca me comentaste nada. Había un bar cerca, en el malecón: el mar a la mano,
visitar a una amiga poeta y seguir viaje a la Patagonia, y Se dio media vuelta y me encaró. aunque no precisamente del «dulce color de oriental zafiro»,
¿después? Pensar en ti, mi pequeña Fischlein, que te fuiste –¿Reproches a estas alturas? Por lo que sé, no te fue el verso del Purgatorio al que se refiere Borges en sus Nueve
sin despedirte o a quien yo no alcancé a decirle adiós, adiós mal con los lectores. ¿Para qué querías una crítica mía? ¿Te ensayos dantescos, entre celeste y azul; sino uno aplancto-
a tu juventud de piel abrillantada, a tu olor a menta, a tus hubiera servido de algo en ese momento? nado, verde sucio.
recuerdos balcánicos, pero de quién iba a despedirme, ya tú Me quedé pensativa. Quizá una lectura suya habría sig- Me senté en la barra y pedí una copa de vino tinto seco
no eras ese salmón saltarín, yo no era tampoco la osa en el nificado mucho para mí, pero no se lo dije. Pude mentirle para homenajearme por mi renuncia. De espaldas a la clien-
río… Pero pensaría en ti y en tu olor a menta y luego tomaría como hacemos con el primer amante y decirle que sí, que tela no me sentía en vitrina, el local tampoco era el café de
de vuelta la misma ruta quizá a pie, claro solo un tramo, el haber hecho el amor con él fue lo mejor que pudo pasarme Flore en tiempos de Simone de Beauvoir. Imposible ponerme
suficiente para creerme tan intensa como para componer un en la vida. Esta vez preferí callar, era difícil volver al pasa- a escribir o a leer acá. Posiblemente en ciudades como París
haiku a tu vestido verde. Dejemos que timbre el teléfono, do; además, a mi amiga se le veía saludable, hasta un poco o Viena estar en un café literario significa ser escritora. En
será la llamada más importante de mi vida probablemente la maligna, con ella no se justificaba una mentira piadosa. Lima también existen lugares donde se puede adquirir o
que dejaré perderse en el silencio de la noche. Ay, qué alivio, –¿Significaba mucho para ti una crítica mía? Anda, dímelo. alardear de esa identidad. Por ejemplo la de poeta maldito
no esperar nada importante ya, nunca más Pensé que para ella podía ser vital una mentira. para chiquillos dark de mirada subte. Pero ese no era mi
26

caso, mi identidad iba a entrar en crisis al considerarme una


mujer desempleada.
«¡Si hubiéramos nacido en la ciudad indicada para ser
escritoras!», se quejaba antes de morir una importante na-
rradora, mi querida Pilar Dughi. Incluso en los años que
siguieron a la Revolución rusa, durante la emigración de los
intelectuales y potentados rusos, en París el ambiente era más
favorable. Nina Berbérova cuenta en su biografía que, en esa
época, abundaban las revistas de literatura, las editoriales,
los salones de gente rica o culta, o rica y culta, que gustaba
rodearse de artistas, políticos y otros compatriotas de renom-
bre. En ese mundo vibrante, el París ruso, como lo llama
Nina –refugiada ella misma, además de pobre e inédita–,
conoció a Nabokov, a Ehrenburg, a Marina Tsvietáieva, a
Prokófiev. Algunos regresaron a la Unión Soviética. Muchos

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de los que se quedaron en la URSS y algunos de los que
volvieron fueron deportados o murieron asesinados durante ice el poeta Joseph Brodsky que era alta, de pelo Ajmátova presenció el trágico fin de amigos entrañables
las purgas masivas en los campos del Gulag, por Stalin: el oscuro, morena, esbelta y ágil, y que su sola mirada como el poeta Ósip Mandelstam quien, igual que otros
poeta Ósip Mandelstam, el narrador Isaak Bábel, el poeta cortaba el aliento. Habla de Anna Ajmátova (Odessa, importantes escritores como Bábel y Pilniak, murió en un
«rural» Nikolái Kliúyev, el novelista Serguéi Klychkov. En 1889 – Moscú, 1966), una de las grandes poetas rusas del campo de concentración.
1921 fue fusilado el poeta Nikolái Gumiliov, primer mari- siglo XX, ídolo en su tiempo de los poetas jóvenes de San No obstante, los versos de Ajmátova fluyen tersos entre
do de Ajmátova, cabecilla de los acmeístas. Ajmátova fue Petersburgo. Fue nieta de una princesa tártara, de quien toma las agonizantes quejas de los moribundos, las botas ensan-
acmeísta, su poesía es clara, llana, directa como la de Safo. el nombre para la posteridad. grentadas y el sereno paisaje a orillas del Don.
El vino sabía bien, tenía cuerpo, no soy una catadora Cómo me gustaría que se hablara de mí así, creo que a Ajmátova, Ajmátova, Ajmátova, me digo, quiero ser
experta pero me defiendo gracias a los años vividos junto todas nos gustaría que hablaran así de una, como si la imagen como ella, quiero que Modigliani resucite y me inmortalice
a mi exmarido, gran bebedor; su afición por el vino tiene lo fuera todo, como si el alma por la que han asesinado los en un retrato. ¿Por qué los escritores no tienen vida propia?
seguramente relación con su deseo de vestir los hábitos, a del Santo Oficio no bastara, ni el alma ni el intelecto para ¿Qué hago metiendo las narices en la de mis vecinos para
más devoción más vino o viceversa. seducir al lector. Ajmátova lo tenía todo, hasta el ser nieta tratar de convertirlos en personajes de ficción, por ejemplo?
Mi ex fue un buen amante si lo comparo con otros, sé de una princesa tártara, el dato romántico por excelencia. ¿O por qué permito que sus narices se entrometan en mi vida?
que no debería hacerlo, pero quién nos lo prohíbe cuando ¿Entiendes ahora, pedazo de tonta, por qué el nombre Ahora mismo debería dejar que siga sonando el teléfono:
estamos solos; sin embargo, aun a solas escuchamos las es lo de menos? Busca tu verdadera imagen para sentirte a
prescripciones porque no hay manera de huir de ellas... Mi gusto. Por esa misma razón una mujer tratará de ser flaca –¡Por qué me lo cuentas a mí y no a tu madre! –pienso
ex era un amante permisivo, tal vez nuestra larga intimidad siendo gorda, una de pequeña estatura usará tacones altos, pero no lo digo tan alto.
y su carácter indiferente eludieron al tirano en la cama. otra querrá ser rubia y no morena, tener la piel tostada y no –Porque sé que usted no hará nada para impedirlo.
Lo que sucedió entre mi última conquista (el detective de color hueso, en fin. –Están locos, cómo pretenden que me meta en algo como
mi amiga hecho realidad) y yo está aún fresco, demasiado Pero Ajmátova no fue feliz. Su poesía marcada por el eso... oh Anna Ajmátova...
fresco para recordar. La piel poco fina de sus manos y sus dolor y la pérdida de sus seres queridos es, sin embargo, –¿De qué habla, quién es esa Anna?
dedos nudosos rodeando mi cintura o apoderándose de uno de delicada y sutil. Su primer esposo, el poeta Nikolái Gumiliov, –Una princesa rusa que escribía versos.
mis senos, detalles, detalles, detalles. El recuerdo está hecho fue fusilado por su presunta participación en un complot –¿Cómo se llama la princesa?
de pequeños incidentes que perturban, enojan o fastidian, y la antibolchevique; su hijo Lev pasó diecisiete años en prisión; –Anna Ajmátova –deletreo.
imagen de sus manos ahora me resulta insoportable, como a y su segundo esposo, el historiador de arte Nikolái Punin,
la mañana siguiente descubrir sus huellas en la cama: hebras murió en un campo de trabajo, todo ello durante el gran te- El Comité Central del Partido Soviético decía de Anna
de cabello regadas en las sábanas blancas, y el olor a semen rror estalinista en el que se reprimía la cultura y se cerraban que no se sabía si era una monja o una mujer de la vida. Qué
en mi nariz... revistas y editoriales. A Anna Ajmátova se le abrió incluso puedo decir de mí misma. Oh, ¿eres una monja o una mujer
Las barras de los bares de la ciudad no están hechas un dossier de novecientos folios de informes y denuncias, de la vida?
para mí. Estar mirando la cara compungida de los mozos que hasta hoy se conserva en los archivos de la KGB. Por
mientras preparan los cócteles y darle las espaldas a la resolución del Comité Central se le acusó de escribir una
Carmen Ollé (Lima, 1947). Poeta, narradora y crítica, miembro de la
calle me pone ansiosa. Por eso, al escapar del bar sentí que poesía cargada de un erotismo místico religioso por lo que Generación del 70. Entre sus obras figuran Noches de adrenalina, Todo
recuperaba mi alma fue expulsada de la Unión de Escritores. orgullo humea la noche y ¿Por qué hacen tanto ruido?
Opinión 27

Tradición y renovaciones en la interesante literatura altiplánica.


Por Julio Meza Díaz

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esde el Perú, la literatura boliviana actual es todavía Poesía 2012, por Inventario nocturno. Su obra apunta hacia de adulto consigue manipular a los demás simulando una
un territorio por explorar. Se conoce casi únicamente la reflexión sobre la realidad social boliviana; sin embargo, discapacidad psicomotriz. Viaja mucho, sobre todo siguiendo
la obra de autores con reconocida circulación inter- con La maquinaria de los secretos (La mancha, 2009) ha el rastro de sus amantes. Lejos de Bolivia, comenta: «Esta
nacional como Edmundo Paz Soldán y se pasan por alto los logrado el bosquejo de un universo inusual. ciudad tiene olor melancólico (…). No me pertenece (…), a
trabajos de otros narradores de importancia. Esta situación no Escrito con una prosa que discurre entre el ensayo y la pesar de que algo debo decir para escenificar lo que veo y lo
ha sido la misma siempre. Durante la primera mitad del siglo ficción, este texto cuenta la historia de Zacarías Rocha, agente que siento». Sigue reflexionando y concluye: «No me perte-
XX hubo un vivo intercambio entre ambos países. Los libros del servicio secreto boliviano que ejerce el oficio de «analista nece, repito, mas tampoco aquella ciudad que llamo mía».
partían de Buenos Aires, pasaban por Chuquisaca y luego del lenguaje». Zacarías está cerca de pasar al retiro y rememora Pese a sus acciones perversas, el protagonista no genera
enrumbaban hacia Lima. Este trayecto posibilitó la aparición algunas de sus acciones a lo largo de su carrera. Se expone repulsa porque conjuga su necesidad de sangre con humor
de las vanguardias en Puno y creó un canal de diálogo entre así cómo tras las bambalinas del poder se han manipulado negro. Curiosamente, las sonrisas que provoca convierten
escritores de diversas nacionalidades, los cuales coincidían los avatares de la política boliviana de las últimas décadas. al lector en silencioso cómplice. Este recurso se emplea
en búsquedas estéticas renovadoras e idearios políticos que Los métodos empleados para tal fin han sido perversos pero también para cerrar la novela. Al contentarse con la muerte
centraban su atención en las masas marginadas y oprimidas. no carecen de cierta cuota de humor. Por ejemplo, Zacarías del protagonista el lector se convierte de modo simbólico
En este contexto, quizás el caso más representativo fue derrumba la moral de los políticos exiliados de los años 70 en otro asesino.
el de Carlos Gamaliel Churata, quien mantuvo una relación haciendo «lanzar rumores dizque de buena fuente» entre sus
estrecha con Bolivia, en donde llegó incluso a sufrir persecu- novias que los esperan en Bolivia, quienes creen en los chis- Sebastián Antezana
ción por su compromiso político. En 1918 fundó en Potosí, mes e inician otras relaciones. México D.F., 1982. Llegó a La Paz cuando era niño y en
junto con el crítico y novelista Carlos Medinaceli, la revista La conciencia analítica de Zacarías es infatigable. Observa esa ciudad desarrolló su vocación literaria. Con su primer
Gesta Bárbara, que exhibió un perfil modernista y reconoció la realidad a través de rigurosos análisis silogísticos. Empero libro, La toma del manuscrito, obtuvo el premio Nacional
al diplomático y poeta Ricardo Jaimes Freyre como a una de un hecho quiebra su frialdad. Conoce a Enrique Fuentes, un de Novela 2007. Su más reciente publicación es El amor
sus influencias. Fue una publicación de gran importancia. De joven polígrafo que pone en aprietos al gobierno desde sus según (El cuervo, 2012), novela del 2011 que ha alcanzado
acuerdo con Arturo Vilchis Cedillo, autor del estudio titulado textos periodísticos, los cuales firma con diversos heteróni- dos ediciones.
Travesía de un itinerante, los escritores que se agruparon en mos. Aunque ayuda a neutralizar a Enrique empujándolo a la Antezana busca de modo explícito construir una obra des-
torno a Gesta Bárbara «sacudieron la literatura [boliviana]. paranoia, Zacarías empieza a cuestionar la tarea del servicio contextualizada. En El amor según, el único territorio es la
La denunciaron en sus puntos ciegos, atacaron sus fetiches. de inteligencia. Su duda es castigada por una nueva generación conciencia de Zimmer que sufre y se cuestiona por la repentina
Iniciaron a algunos nuevos escritores». de agentes, la cual ha logrado conseguir el poder absoluto. desaparición de Mariana. Ambos son esposos. Zimmer es po-
En la actualidad las circunstancias han variado. El inter- La maquinaria de los secretos es una novela realista que licía; Mariana, fotógrafa. Ella ha elaborado una obra artística
cambio descrito ha menguado. Se ignoran algunos cambios deviene en el trazado de una distopía. reconocida aunque perturbadora. Usa como modelos a niñas a
en la narrativa boliviana. Por ejemplo, el hecho de que frente quienes maquilla de forma insinuante. A cierto tipo de público
a la larga tradición de novelas realistas centradas en los pro- Claudio Ferrufino-Coqueugniot dicha audacia no le ha agradado. Mariana quizás ha sido víctima
blemas nacionales se abren paso textos de distinto cariz. Se Cochabamba, 1960. Ha sido poeta y autor de prosas breves de la intolerancia. Quizás se ha liado con algún amante (como
están escribiendo obras que toman el legado de la reflexión en un primer momento de su carrera literaria. Luego deriva sucedió en el pasado) y ha decidido irse. Zimmer baraja todas
sobre lo social para diseñar universos estéticos indepen- a la novela, género con el que ha alcanzado importantes las posibilidades.
dientes. También se están elaborando ficciones sin rasgos distinciones, los premios Casa de las Américas 2009, por El Estos elementos parecieran los de una novela negra pero
asociados a Bolivia. Esta literatura ha sido analizada en el exilio voluntario; y Nacional de Novela 2011, por Diario conforman más bien la epidermis del texto. En El amor según
artículo «El futuro llegó hace rato» de Magdalena González secreto (Alfaguara, 2011). En el 2013 ha publicado junto reverbera una prosa de intenso lirismo que apunta al asedio de
Almada y ha recibido el nombre de desmarcada. a Roberto Navia el libro de no ficción Crónicas de perro distintos tópicos sobre el amor y la ausencia. El amor se aborda
De entre los autores que apuestan por estas vertientes se andante y la novela Muerta ciudad viva. como la fusión de la pareja: «Sólo con Mariana había podido
ha escogido a los que quizá poseen las trayectorias más inte- Quizá su larga experiencia de vida en el extranjero (re- ser el que quería ser. Se había entregado completamente (…).
resantes. Cabe aclarar que no se pretende reducir la literatura side en Denver, Colorado, desde 1989) lo ha conducido a Había tratado de olvidarse de Zimmer y pensarse en dos». La
boliviana contemporánea a lo esbozado en este artículo. Lo diseñar textos en donde la idea de lo nacional se desdibuja y ausencia se vincula a la angustia ante el vacío: «Mariana tiene
que se intenta es más bien despertar el interés del lector hacia se convierte en el telón de fondo sobre el cual se profundiza que estar en algún lado. Si no está muerta tiene que estar en
una literatura rica en matices y de calidad. en los caracteres de los personajes. Esa es la dinámica de algún lugar, ocupar algún espacio».
Diario secreto. Zimmer termina por aceptar lo inexplicable en la desapa-
Homero Carvalho Oliva Esta novela luce una prosa elegante, salpicada de eruditas rición de Mariana. Va más allá de los tópicos. El amor según
Santa Cruz, 1957. Es poeta, cuentista y novelista. Ha con- referencias a personajes históricos de trayectoria sanguinaria. se torna entonces en un recorrido existencial hacia la nada
seguido varios premios. Entre ellos los siguientes: Nacional El protagonista posee evidentes rasgos psicopáticos. Narra
de Cuento 1995, por Historias de ángeles y arcángeles; algunos episodios de su vida. Cuando niño torturaba sapos,
Julio Meza Díaz (Lima, 1981). Ha publicado el libro de cuentos Tres
Nacional de Novela 1996, por Memoria de los espejos, y en el colegio dirigía una pandilla y durante su juventud acos- giros mortales y la novela Solo un punto. Recibió el premio Universidad
2008, por La maquinaria de los secretos; y Nacional de tumbraba beber y gatillar episodios de violencia extrema. Ya Cayetano Heredia por su poemario Matemáticas sentimental.
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Ilustraciones:Ximena Jiménez

Por Alfredo Pita

Para Anne Marie Métailié Pensé que a él o a cualquier otro que se acercase a Larisa para cara de muerto. ¿Te das cuenta, peruano? No es lo mismo, de

V
hacerle daño, lo mataría sin la menor duda. Con un movimiento ninguna manera, con un escuincle. Es más arriesgado, para uste-
an a tener que convertirse en conejos, dijo el Coyo- brusco levanté la maleta de mi mujer y él pareció despertar de des, para el niño, para mí. Claro que me daba cuenta. ¿Cuánto?
te, y estuve a punto de sonreír, intentando una cierta su sucio ensueño. La maleta iba a viajar adelante, aparte. Él la Quinientos. Sus ojos de chingado se congelaron cuando me vio
complicidad, pero apenas si pude hacer una mueca. levantó también, la sopesó. Salimos al corredor y, en ese mo- sonreír. Sabía el cabrón que de todas maneras había abultado su
Larisa me miró y el miedo que bailaba en sus ojos me puso más mento, volteó hacia mí, fue un relámpago, lo vi muerto, con sus tajada. De doscientos cincuenta no paso, no puedo más. Sorbió
nervioso todavía. Dejé de mirarla pero supe que en ella seguía ojos negros, acuosos, muy abiertos, aterrados, con sangre y baba aire entre los dientes. Trescientos. Dudé, pero acepté, resignado.
viva la pregunta, las mil preguntas. Entendía algo de español, en la boca. Entonces sonrió, pero su sonrisa era como desolada, ¿Me pagas? Dejé de sonreír, secándome las manos en el pantalón.
casi lo había olvidado. Estaba cansada, mi chica, mi Diévushka. tristísima, fúnebre. No te preocupes, amigo, todo está bien, El trato es que te pago al otro lado. Me midió. No, me pagas
Parecía fresca, fuerte, pero yo la conocía bien. Estaba linda y, a dijo. Lo único que tienen que hacer es seguir mis instrucciones, cuando lleguemos al muro, si no, no hay trato. Tienes que confiar
la vez, estaba agotada. Llevaba dos días viajando, ¡y en qué con- todas, no apartarse un pelo de lo que yo diga, ni de lo que digan en mí, cabrón. Me quedé callado. Encima me insultaba, el hijo
diciones! Y la cosa no había terminado aún, nos esperaba lo que mis compañeros del otro lado. Insistió con su sonrisa. Quédate de perra. Asentí. Me miró, esperó un instante, mordisqueando
nos esperaba. Por un instante odié a ese tipo. Era mi salvación, tranquilo, peruano. Vas a ver, mañana será otro día, otro mundo, su palo de fósforo. Luego miró para otro lado.
nuestra salvación, pero era también un peligro, una amenaza. Lo todo diferente. Entonces volvió su mirada llorosa hacia la puerta ¿Qué hora es?, preguntó. Eran las diez y media de la noche.
necesitábamos, no cabía duda. Le sonreí. de la habitación. Yo me froté las manos en el jean, más que im- Miró la ciudad desde el parapeto que protegía el corredor en
Larisa miraba la escena sin decir nada. Luego, cuando el tipo paciente. Él se dio cuenta. Su sonrisa ahora fue solo un atisbo. ese tercer piso. El hotelucho donde habíamos caído era nuevo,
se fuera, tal vez se lo explicaría todo. No sabía cómo. El niño se El único problema, amigo, es el escuincle, dijo. Sí, a mí nadie pero ya parecía una ruina. Escupió con displicencia, como si
había despertado alegre. Da, da, da, decía, como aprobando. Su me advirtió. ¿Por qué no lo dijiste? Eso lo complica todo. Y, peor escupiera no sólo a Tijuana sino al mundo entero, a todo lo que
madre lo cubrió, pero él movía los brazos, la cabeza, observaba todavía, un escuincle de esa edad. No es lo mismo ayudar a dos había más allá de ese horizonte violáceo que parecía contener
ese lugar extraño, las paredes mezquinas de ese hotelucho. Larisa personas grandes, adultas, que a dos personas adultas con un el desborde de la noche. Chingada vida, dijo. Me miró otra vez
le alcanzó un osito de plástico y le acarició la frente. Entonces, es- escuincle. ¿Te das cuenta, peruano? Por supuesto que me daba con sus ojos saltones, devastados, con su palo de fósforo en la
forzándose por disipar su tristeza, me miró. ¿Qué pasa, mi amor? cuenta, hijo de puta. Por fin desembuchaba el miserable. Me lo boca. Qué bueno tener una familia, ¿no? No respondí. Me limité
Me salió una risa forzada que me avergonzó. En ese momento esperaba. En mi bolsillo izquierdo tenía algo para esa eventua- a sonreír, en guardia. Tienes suerte, peruano, cuídalos mucho.
el tipo se puso a mirarla con atención. ¿Qué habla, ah?, parece lidad. El resto estaba pegado a mi tobillo, entre mi media y la Gracias, amigo, dije. Entonces, hasta mañana, de madrugada.
gachupín, pero suena más raro todavía. Es belga, dije. No quise bota. No sabía qué hacer y, a la vez, lo sabía. En Los Ángeles, Duerman, van a necesitar fuerzas, muchas. Y estén listos, a las
decirle que era ruso. El hombre la miraba con sus ojos saltones, Adolfo me lo había repetido mil veces. Acuérdate, Ricardo, el cinco. Sacó la mano izquierda del bolsillo del pantalón y levantó
llorosos, jugando siempre con su palillo de fósforo. No seas tan Coyote sabe mucho, promete mucho, te da garantías, pero a la la maleta de Larisa. Se fue casi arrastrándola, arrastrando los pies,
pendejo, amigo, pensé. No asustes a mi mujer, que eso no está primera te chinga... Acuérdate. mordiendo su mondadientes. Era raro que alguien usara todavía
en el trato. El hombre se frotó los labios con el fósforo como Por supuesto, le daré algo más, amigo, tanteé. Siempre que fósforos. Todo era raro en ese lugar.
reprimiendo una frase. Bueno, ¿cómo es el asunto?, dije, pero no sea mucho. Usted sabe, me queda muy poco. Dígame cuánto. Al volver a la habitación, Larisa me llamó estirando la mano,
él seguía mirándola, evaluando seguramente lo linda que era. Sus ojos acuosos se alegraron apenas, sin cambiar para nada su sin mirarme, mirando al niño, y tiró de mí hasta que me tendí a
Relato 29

su lado, con mi brazo en torno a su cuerpo. Puso mi mano entre literatura rusa se fueron al diablo. Las cosas se degradaron con el cielo, me dije. Porque, pensadas bien las cosas, pese a todo,
su mano y su vientre y así nos quedamos, contemplando el sueño gran rapidez y pronto todas las puertas se cerraron para mí. Y no yo era un bendito, alguien que ha recibido muchas bendiciones.
del niño, escuchando los ruidos de la noche agitada allá afuera, solo para mí, recién casado y con la mujer encinta, sino también ¿Qué otra cosa eran, si no, mi mujer y mi hijo? Estaba más que
ese mundo que no era nuestro, pero que, aquella noche, de algún para mi suegro. El viejo, en tanto que ruso, estaba fregado en claro, alguien me protegía.
modo, lo era. Un adormecimiento apacible comenzó a invadirme, Lituania, pero no quería saber nada con volver a su tierra. Ha- En el aeropuerto, mientras Larisa bajaba la escalera aquella,
oliendo su piel, que tanto me había faltado, su piel que encerraba bía trabajado allí, en ese jodido país, desde los años cincuenta. era como si yo estuviera viendo bajar un rayo de sol. Fue como
la fruta de la vida, de la felicidad, como se lo había dicho un día, Muy jovencito, casi adolescente, había combatido al final de la si se hubiera iluminado la noche sin fin en que me había puesto
al comienzo de todo, en mi ruso de principiante. Y ella se había Segunda Guerra Mundial y luego había escogido esa tierra negra a vivir y que ya duraba casi un año. Quise devorarla a besos,
reído, feliz. Y allí estaba, con su perfil sereno, tal como la había y helada para dejar sus fuerzas y su vida. No tenía ganas de ir a quise reír, quise abrazarlos, a ella y al niño, pero finalmente
imaginado desde hacía meses, antes de darme cuenta, aterrado, ningún otro sitio. Allí esperaría su destino y su final, decía. Pero solo lloramos, quedos, sin palabras ni aspavientos, mirándonos,
de que la distancia y los obstáculos la estaban convirtiendo en su hija debía salir, me rogó, me ordenó un día. Yo debía llevarla estrechándonos en torno al niño, besándonos torpemente. Solo
algo casi irreal, en algo como soñado, inexistente. Pero allí al Perú, un país rico, un país joven. Después ellos irían a visitar- paramos cuando el niño también se puso a llorar. Alejandro,
estaban ahora los dos, y yo con ellos, para protegerlos. Ya nada nos, llevando conejos de peluche amarillos, gigantescos, para ¡cómo había crecido! Yo lo imaginaba con la mitad de ese ta-
nos separaría, nada podía pasarnos. El niño estaba más grande el soldadito, o para la princesa. Y todos, todos seríamos felices. maño. Estaba lindo el muchacho. Los llevé al hotel donde me
de lo que había imaginado, con su año y dos meses. Y ella, bella, Salud, muchacho, ¡na zdorovie! había alojado, donde, según las instrucciones, por la noche debía
tibia, rubia, oliendo como siempre a flor de limón. ¿De limón o de No me atreví a desengañarlos de inmediato, ni a él ni a la ver al Coyote. No había sino agua fría en el lavabo. Para la leche
naranja? Ahora ya no lo sabía. En ese momento Larisa comenzó vieja, que me adoraba. Lo hice con tiento, después de irme, del niño y para el termo tuvimos que ir a la cantina de al lado.
a llorar, sin ruido, sin gestos, de pronto oscura y quieta como una en una carta que les envié desde Trujillo, desde el norte de mi Luego los llevé a un restaurante que me habían recomendado,
fuente. No supe qué hacer, nunca la había visto llorar así. Amor. país. Fue, más o menos, dos o tres meses después de mi vuelta. La Casa del Mole, donde nos hartamos de esas curiosas carnes
Lara, mi niña. Tranquila, ya estamos juntos. A Larisa la había llamado por teléfono varias veces, desde dis- cubiertas de chocolate salado. Alejandro se entretuvo con una
Se volvió hacia mí, hundió su rostro en mi cuello y empezó tintos sitios, gastándome hasta el último cobre, pero tampoco a papilla que nos improvisaron. Hasta brindamos con una copa
a desahogarse. Por qué la había dejado tanto tiempo, por qué no ella le dije la verdad al principio. No les expliqué que el Perú de tequila reposado, el más fino, que Larisa tomó como si fuera
le había escrito más seguido. Qué íbamos a hacer en Estados estaba hundido, con la violencia, con la falta de trabajo. A no agua, confundida, coqueta, emocionada, porque al día siguiente
Unidos, cómo íbamos a entrar. Se había imaginado que iba a ser que me metiera en el ejército, allí no tenía nada que hacer estaría ya en Estados Unidos. Solo entonces le dije que no iría-
llegar por Nueva York, no por México. Por avión, no por tierra. como ingeniero aeronáutico. El futuro lo tendría que buscar en mos en avión, sino por tierra, en el auto de unos amigos, lo que
Sus padres se habían quedado convencidos de eso también. Todo otro lado. Quedarme en el Perú era condenarnos al hambre, a la decepcionó un poco, pero no se detuvo mucho en ello porque,
eso era muy raro. ¿Quién era toda esa gente? dijo, yo sabía lo que hacía, siempre.
Yo bebí sus lágrimas. Tranquila, amor, tran- Volvimos al hotel temprano. Mi cita con
quila, mi niña. Ya se lo había dicho antes, el Coyote era a las ocho de la noche. Larisa
aunque no siempre en forma clara, es cierto. estaba molida con el viaje, y el alcohol la ha-
Sin visa no se podía entrar por Nueva York, bía relajado, pero a medida que caía la noche
que además está muy lejos de California. Sin se fue poniendo nerviosa. Yo también estaba
visa se entraba por México, por Tijuana, por demasiado tenso, como ganado por una cier-
donde entraba mucha gente. No, amor, no es ta náusea, por lo que vivía en ese momento,
ilegal, no demasiado en todo caso. Y no, no por lo que se avecinaba. Toda esa cadena de
es peligroso. No había querido asustarla en mentiras y omisiones en la que había caído
mis cartas ni en mis llamadas telefónicas. ante mi mujer me estaba enfermando y ella
Eso era cierto. Una frontera es siempre algo tabú para una mu- mí y a mi familia. Entonces les mentí, les dije que me habían era perspicaz como para darse cuenta de que algo no andaba bien.
chacha rusa, para alguien que fue soviética en su infancia y que ofrecido trabajo en Estados Unidos. Lo que era de algún modo Pero no me dijo nada hasta que vio al Coyote, que llegó retrasado,
apenas intuía el mundo que había más allá del horizonte, pese cierto. Un amigo de la época de la secundaria se había instalado a eso de las nueve y media, y se quedó demasiado, el huevón. Yo
a lo mucho que había soñado con él. Sus lágrimas cesaron. Su en California y quería ayudarme. Me conseguiría trabajo si lo- creí que me iba a hacer llamar para que hablásemos afuera, pero
boca dulce buscó la mía y sus labios calientes y húmedos me graba entrar. El problema era ese, entrar. Moviendo a familiares se presentó en la puerta de la habitación y entró con el evidente
llenaron de nuevo con ese sabor que me había acompañado todo y amigos conseguí la visa. La conseguí a duras penas, gracias afán de ver quiénes y cuántos éramos. Claro que estaba también
ese tiempo. Lara, mi Diévushka. Hicimos el amor largo rato, muy a una carta de garantía que mi viejo obtuvo de un amigo suyo, el asunto del equipaje, del que debía hacerse cargo la banda, la
despacio, sin hacer ruido, sin desvestirnos. un directivo de banco que estaba por jubilarse. Entré de turista organización, como la había llamado mi contacto.
Larisa se durmió, pegada a mí, agotada, abandonada, feliz, y no salí más. Hasta la víspera en que había pasado a Tijuana. Luego, la noche fue larga, sobre todo para mí. El Coyote
oliendo más que nunca a un campo de naranjos, árbol que en su Los gringos no controlan mayormente quiénes salen y a los volvió a las cuatro y cincuenta y nos encontró listos. Esta vez
tierra nadie conocía, salvo ella, tanto le había hablado de ese olor mexicanos no les importa demasiado quiénes entran. El asunto su puntualidad me sorprendió. Sus ojos estaban menos tristes y
y de su propio olor, ácido, que tanto me gustaba, de esa química ahora era el camino de regreso. en ese momento casi lo vi como un profesional respetable. Todo
que ella producía sin que yo supiera cómo. Ahora sonreía entre En el aeropuerto de Tijuana, esa tarde, yo estaba hecho un dependía de él ahora. En menos de cinco minutos estábamos ya
sueños. ¿Cuánto hacía que la conocía? Más de cuatro años ya. muñeco de trapo, desmadejado, desarticulado, pero, más que abajo, en la puerta del hotel. Cuando vio el viejo automóvil que
¡Cuatro años! Y todo fue tan rápido. Desde la primera vez que la los nervios por la llegada de los míos, era el alcohol que había nos esperaba, Larisa me miró, asombrada, con aire desconsolado.
vi en la universidad, corriendo en la pista de atletismo, llegando tomado en una de esas cantinas para turistas norteamericanos. No Al volante iba un tipo gordo y con bigotes, que apenas si res-
siempre primera. Hasta la noche aquella en que logré que acepta- hay nada peor para mí que tomar licor cuando quiero calmar mi pondió cuando le di los buenos días. El Coyote subió a su lado,
ra mi invitación, con una carta en ruso que después ella calificaba desazón. Luego estoy mil veces peor. Pero lo había necesitado. nosotros nos sentamos atrás. El niño estaba tranquilo.
de poema cómico. Ninguno de los dos se acuerda de la película Mi temor era que en las horas que estaban por venir surgiesen Las cosas fueron muy rápidas, en unos minutos ya estába-
que vimos. No vimos nada, en realidad, solo estuvimos juntos, dificultades, que las cosas salieran mal. Tanto era mi temor que mos fuera de la ciudad. El Coyote me explicó que pronto íbamos
con las manos enlazadas y besándonos tímidamente, eso bastaba. de repente me volví creyente, lo que solo me ocurre cuando tomo a llegar y que la cosa era simple, que escuchara con atención. Al
A la entrada del cine compramos y compartimos un plátano, una el avión. Por la mañana había entrado en una iglesia y, ante la llegar al muro, al paso por donde íbamos a entrar, sus amigos,
golosina aún exótica para los rusos y lituanos en aquellos años. Y Virgen de Guadalupe, había orado como no lo hacía desde niño. que ya estaban vigilando la zona, nos darían la señal. Que en-
en esa sala oscura de Vilna, nos lanzamos a vivir nuestra aventura Le pedí a ella, a San Martín de Porres, a la Virgen de Chapi, a tonces pasaría primero la señora, luego yo, con el escuincle, y
que, ahora, en Tijuana, continuaba, y cómo. todos los santos que veneraba mi madre, a mi madre misma, luego él, y que de inmediato correríamos todos, sin detenernos
Al final de mi beca de estudios intenté encontrar trabajo como que es una santa, que me ayudasen. Y hasta tuve la impresión por nada, hasta unos matorrales que estaban al frente, a unos
técnico de aviación en Vilna mismo, pero ya había empezado de que la Virgen me sonreía. Si salgo de esto con bien, si todo trescientos cincuenta o cuatrocientos metros. Allí tendríamos
la Glasnost y la Perestroika y mis planes de trabajar y estudiar sale como quiero, voy a tener que repensar mis relaciones con que esperar un momento, hasta estar seguros de que la patru-
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lla no andaba cerca, de que todo estaba en calma, y entonces paraíso. No nos quedaba sino forzar las puertas. Por el niño, prendido del resto. Se ha fijado, seguro, que uno de nosotros
volveríamos a correr, de frente, hacia unas luces que estaban al amor, por nosotros. Ella miraba al frente, obstinadamente al corre adelante y quiere cortarnos el paso. Corre, mi Diévushka,
fondo, donde había unas construcciones. La cosa duraría una frente. El auto se detuvo por fin. corre. Corre como en la pista de la universidad. Sigue. Llega
hora, una hora y media. Correríamos rápido, pero con cuidado, Caminamos en la oscuridad hasta llegar casi al pie de la mu- primero, como siempre, como en aquel tiempo. No creo que el
no era cosa de romperse una pierna, y siempre escondiéndonos. ralla. De unos matorrales salió un hombre con sombrero, con guardia sepa que se trata de una mujer, pero va en pos de ella,
Entre las construcciones del fondo había una pared blanca, era quien el Coyote habló en voz baja, en forma agitada. Ambos en diagonal. Corre, amor, no mires a los lados. El hombre, cor-
un depósito. Allí es donde nos estarían esperando sus amigos. me miraban. Sus ojos tenían una luz animal. Luego, el Coyote pulento pero flexible, corre como una fiera, saltando las piedras,
Al llegar a ese punto estaríamos ya en Estados Unidos, en San vino hacia mí. La patrulla había pasado ahora mismo. Va hacia los matorrales. Ha detectado a su presa el muy cabrón y no la
Ysidro. Después había otro pueblito, y luego, ya, el mero San allá, señaló hacia mi derecha. Era el momento, no había tiempo va a soltar. Mierda. Quiere interceptar a Larisa, sí, a mi Larisa.
Diego. Viendo mi desconcierto, quiso tranquilizarme. Desde que perder, dijo, al tiempo que me detenía por el brazo. Antes Grito su nombre, lo digo y lo aúllo con todas mis fuerzas. Ella
mucho antes, dijo, desde el depósito, estaremos ya seguros. No tienes que pagarme, peruano. Tengo que dejar pagados a estos se vuelve abatida y, sin detenerse, viene hacia mí, acezando.
había que preocuparse. En toda esa zona, hay ya campos culti- hombres, ¿te das cuenta? Creo que no te hemos fallado hasta Amor, amor. Redoblo la carrera, apenas si puedo alcanzarle el
vados y muchas construcciones donde uno puede esconderse. ahora, ¿no? Algo me hizo confiar. Pagué. El hombre separó niño. En los ojos de mi mujer ahora hay un terror casi líquido.
Sería bueno que le explicaras todo esto a la señora, dijo. Yo miré unos billetes y se los pasó al del sombrero, que levantó una Le digo que no se detenga, que siga. Sigue, no pares, amor. Ella
a Larisa, asentí, y no dije nada. Pero no debíamos preocupar- mano, agradecido, con respeto. mira amargamente al pequeño, que se ha puesto a llorar, pero da
nos por lo que vendría después, que de eso un salto y ya está de nuevo corriendo, como
se encargaban los amigos de enfrente, que impulsada por el viento. La noche es un río
luego nos embarcarían en una camioneta de violento. Lara, mi niña.
la organización, rumbo a Los Ángeles. Y, ya Levanto del suelo un palo y voy al en-
está, la cosa habrá acabado, terminado, dijo. cuentro del guardia que ya está muy cerca
Sobre todo cuando hayas pagado, peruano. y que me mira, vacila, mira cómo Larisa se
Sonrió, ahora francamente. Y todos seremos aleja y se abalanza hacia mí. Su respiración
felices, pensé. galopa en la noche hirviente y en su mano
La neblina parecía haber aumentado hay un arma con la que aún no me apunta.
en el descampado por el que avanzábamos No le doy tiempo, le lanzo el madero a la
hacia la frontera. Y la frontera era un muro cara y me voy sobre él. Sus gritos atraen a
lejano, ominoso, que se entreveía apenas en la madrugada Nos llevaron hasta unos arbustos que había al pie de la los otros, que gritan también mientras avanzan agitando sus
como un listón negro, paralelo a esa carretera sin asfalto por barrera metálica y los apartaron rápidamente. Detrás, bajo la linternas. Se escuchan ladridos. El hombre intenta inmovili-
donde íbamos. Al acercarnos, se perfiló mejor. Era una gran luz de una linterna de mano, apareció un hueco de un poco zarme y abre la guardia. Le doy un cabezazo y cae boca arriba,
valla, una pared alta, hecha como de tinieblas. El Coyote me más de medio metro que se hundía debajo de la valla metálica. con los ojos muy abiertos, aterrados, con la sangre manándole
explicó que la habían levantado con grandes placas metálicas No hay tiempo que perder, repitió el Coyote. Recuerda bien lo de la nariz. Intento resoltarme pero mis rodillas se doblan. Lo
que sobraron de la Guerra del Golfo. Teníamos que cruzarla que te he dicho. Trescientos o cuatrocientos metros, los ma- logro apenas. Larisa ha desaparecido ya detrás de los arbustos
antes de las cinco y media, cuando aún estuviera oscuro, des- torrales, las luces del fondo, la pared blanca. Pasen. Primero lejanos. Sonrío como un loco, como un niño. Sonrío a mi hijo.
pués sería imposible. El niño comenzó a agitarse y a gimotear. tu mujer, peruano, luego tú con el niño. Yo te sigo. Larisa se Sí, amor, y más allá hay luces, la pared blanca, el depósito
Larisa lo abrazaba y le decía cosas en voz baja, mientras miraba había puesto a temblar, pero, a la vez, ya estaba decidida. Ya donde nos esperan. Lara, mi Diévushka, mi Alejandro. Quiero
el lamentable paisaje. Le sonreí, pero ella me miró con una no necesitábamos palabras entre nosotros. Intenté sonreírle, lanzarme tras ellos. Larisa. Olor de naranjos. El mar de tus
expresión que iba del desengaño a la rabia. ¿En qué momento pero no pude. Finalmente entró, y yo fui detrás, con el niño, ojos. Sueño del que nunca hubiera querido despertar. Amor
había empezado a comprenderlo todo? Estaba aterrada. Su con dificultad, el hueco era más largo de lo que pensaba. El para siempre. Los gritos me rodean y los ladridos muerden
mirada era cambiante, e iba ahora de la indignación a la súplica. pequeño empezó a quejarse. Se lo alcancé. Detrás venía el el aire y también mis carnes. Me debato, hijos de puta, busco
Una soviética no atraviesa una frontera como esa sin morirse Coyote. Los tres miramos un instante el terreno baldío que algo, una piedra, algo que me sirva de arma. Vida perra. Vida
un poco. Quise calmarla. Amor. Te juro que éste es el último teníamos por delante. Parecíamos conejos, realmente. Por el inútil. La noche se ha vuelto un remolino y se está quedando
peligro, el último susto. Luego estaremos a salvo, y juntos, para hueco, un grito apagado nos apremió. ¡Ya, órale..., arranquen! sin aire. Quiero que todo estalle. Ya no hay tiempo para respirar,
siempre. Amor, Lara. Tranquila. Era ilegal, es cierto, pero no El Coyote susurró, ahora, peruano, yo los sigo. Larisa me miró para reaccionar, para mirar a ningún sitio. Un golpe seco me
arriesgado. Le expliqué lo de los matorrales, lo del depósito entonces, dudó un instante, pero, luego, como convenido, me levanta desde la nuca, amarillo y rojo, y vuelo, y vuelo, y caigo
blanco y las luces, que debíamos correr rápido y a la vez con entregó el niño y se puso a correr como solo ella sabía hacerlo. finalmente de bruces. Mi boca se llena de tierra. Estoy sordo y
cuidado, viendo que todo estuviera en calma. El Coyote había Yo hice lo mismo y, avanzando, tuve la sensación de que el ciego. El mundo entero es negro y violeta. Apenas si me doy
volteado y me miraba con una expresión extraña, como de Coyote no nos acompañaba. Lo confirmé, corríamos solos. ¡El cuenta de que me aplastan la cara contra las piedras, de que me
compasión y solidaridad, como si entendiera. Larisa me miraba muy hijo de puta! Pero ya no había nada que hacer. No quedaba están esposando, de que mis ojos están secos, sin lágrimas para
como si yo fuera otra persona, como si no pudiera imaginar lo sino avanzar, volar, pisar firme, ver dónde poníamos los pies. limpiar el polvo, la cólera, este fuego helado que me incendia,
que iba a ocurrir, como si no pudiera concebir que yo le hiciera De pronto escuché voces atrás, a la derecha, no muy cerca que me quemará, lo sé, para siempre. ¡Diévushka!
eso. No va a pasar nada, amor. Era el único modo de que la pero tampoco lejos. Miré, siempre corriendo, cuidándome de
dejasen entrar a ella. Era rusa, que no lo olvidase. No agregué, no tropezar, de no dejar caer a mi hijo. Una serie de luces se
Alfredo Pita (Cajamarca, 1948). Ha escrito novelas, poemarios y libros de
porque era evidente, que lo mismo me ocurría a mí, que ambos agitaban. Nos han detectado. Los puedo ver a unos ochenta relatos. Su obra El cazador ausente ganó el Premio Internacional de Novela
éramos ciudadanos de un mundo que no era bienvenido en el o cien metros. Sigue, amor, murmuro. Un guardia se ha des- Las Dos Orillas del Salón Iberoamericano del Libro de Gijón. Vive en París.
Opinión 31

P
ensémoslo así: una noche –intuyo que fue una no- bremos soñado Ramón y yo? ¿Lo habremos creado Ramón
che– de diciembre de 1927, en Nueva York, nacía y yo con facciones ajenas, con gestos propios? ¿Nos habrá
David Markson, novelista de culto estadounidense. llevado el aburrimiento a hacer un hombre? ¿Tenía aquel
Esa misma noche –porque seguramente era de noche–, en hombre memoria, entendimiento y voluntad».
el melancólico y bohemio balneario limeño de Barranco, Estamos ante hombres que no son, sino que se van ha-
el jovencísimo Martín Adán escribía y corregía La casa de ciendo. Y su única posibilidad de creación es la escritura.
cartón. Tenía apenas 19 años pero la había comenzado a
los 16. Era, pues, una revolución prematura, una primera ***
obra desconcertante que se publicaría unos meses después.
Hay un tema más que cruza transversalmente Esto no es
*** una novela: la muerte y la enfermedad. Junto a la misteriosa
historia del Escritor, Markson menciona innumerables casos
Lo que une a los dos personajes de estas escenas para- de figuras históricas enfrentadas a padecimientos y decesos,
lelas es básicamente la extrañeza y audacia de dos trabajos. desde los más graves hasta los más insólitos. Así se nos
Dos libros escritos con casi 75 años de separación, pero recuerda, por ejemplo, que Tennessee Williams murió atra-
que comparten una forma de ver la literatura y la vida. La gantado con la tapa de un medicamento mientras intentaba
lectura de Esto no es una novela (2001) de David Markson abrirlo, y que Kierkegaard recibía frecuentes golpizas de sus
–recién traducida al español el año pasado por la editorial compañeros de escuela. Las descritas son situaciones que
La Bestia Equilátera– permite replantearse algunos cáno- de alguna manera colocan a los artistas en posiciones más
nes de lo que puede llegar a ser una novela o de cómo se mundanas y vulnerables.
supone que debe diseñarse la construcción novelística. En Martín Adán no es mencionado en el libro de Markson,
ese punto es posible usar la obra de Markson como lente pero tranquilamente pudo haberlo hecho. El escritor perua-
para mirar a la otra: La casa de cartón de Adán, que en su no fue un alcohólico sin remedio durante casi toda su vida,
momento socavó algunas estructuras y componentes que tocó la miseria y entró y salió de hospitales psiquiátricos en
parecían fundamentales en la novela. De hecho, el propio sus últimos 20 años de existencia. En La casa de cartón, la
Adán se resistía a calificarla como tal. muerte del personaje Ramón –especie de álter ego del autor,
El libro de Markson tiene las características de su antece- ya se dijo–, ocurre «un día hondo y vacío», entre vicios y
sora, La soledad del lector (1996), en cuanto se compone costumbres rastreras. Es un padecer patético, sobre todo
de retazos de anécdotas, citas y referencias sobre el arte y porque quien lo observa y describe es su propio amigo, el
la cultura, y entre las que intercala el aparente relato sobre narrador; es decir, quien sería el otro Adán, su segunda mitad.
un Escritor (¿él mismo?) deseoso de escribir una novela sin Es el escritor anticipando su triste final.
personajes y sin argumento. «Escribir acerca de Nada», reza Esa pulsión tanática que se mueve como una espesa
el epígrafe del libro, que cita al siempre ácido Jonathan Swift. bruma en las dos obras en cuestión parece heredar direc-
«Esto es incluso una especie de mural, si el Escritor lo tamente el llamamiento a la nada de la literatura Bartleby.
Una lectura en pared de Esto no es una dice», se lee en uno de los fragmentos del libro. Y de hecho, En el caso de Esto no es una novela, se deja en claro que
novela de David Markson y La casa de Esto no es una novela funciona como un mural en el que «el Escritor está bastante tentado de dejar de escribir (...),
se van inscribiendo curiosidades sobre otros escritores y mortalmente aburrido de inventar historias». Y ya sabemos
cartón de Martín Adán.
artistas, y en el que el propio lector empieza a jugar un rol que dejar de escribir significaría el fin de su propia exis-
Por Juan Carlos Fangacio preponderante para la comprensión de la obra. Markson tencia. La pluma como raíz y a la vez como guillotina, el
emplea un tono ameno y hasta sarcástico para contarnos esas funesto destino del letraherido.
anécdotas ajenas, pero apuesta por un lenguaje mucho más Similar es lo ocurrido con Martín Adán, por más de un
hermético para insertar los detalles del proceso creativo de su aspecto. Primero, porque nos encontramos ante un autor
Escritor. «Una obra de arte sin tema siquiera». «Sin sucesión que decide omitir su identidad: apuesta por un seudónimo
de eventos». «¿El Escritor existe siquiera?». para escribir su primera obra y se coloca desdoblado, como
Por eso es llamativo que muchas de las características del protagonista y narrador de la misma. La desaparición del ser
libro «ideal» que intenta construir Markson (o el Escritor) a través de la máscara y la dispersión. El gran Luis Loayza
puedan rastrearse en La casa de cartón: la ausencia de una lo dijo mucho mejor en su famoso análisis del libro: «Los
trama argumental clara; la presencia de unos pocos persona- personajes de La casa de cartón son voluntades móviles (...)
jes y además escasamente definidos; la postura ambivalente aspiran a ser pura conciencia; son testigos del mundo pero se
del escritor, a ratos partícipe del relato, a ratos como un gran niegan a actuar sobre él para aprovecharlo o transformarlo».
ojo que desde fuera todo lo ve. Y tampoco hay que dejar de observar que para Adán La
Existe otro rasgo interesantísimo en ambas obras: la crea- casa de cartón representa su debut y despedida de la prosa.
ción de un hombre, su formación ficticia a medida que se lo Tras esta primera novela (o antinovela, si se quiere), el autor
define. Escribir al hombre –escribirlo– para que exista. En renuncia al género para dedicarse solo a la poesía y empren-
Esto no es una novela, el Escritor parece carecer de sustan- der una profusa carrera que lo llevaría (si no al éxito ni a la
cia mientras no concrete su proyecto («Nadie es mi nombre fama) a una valoración que sigue creciendo con los años.
y Nadie me llaman»). Es un ente en formación, una figura Estamos ante una obra iniciática y obituaria al mismo tiempo.
que se crea a sí misma y que, por ende, puede destruirse a sí Si David Markson titula su libro jugando con la famo-
misma también. Scribo ergo sum. sa pipa de Magritte, es porque –al igual que en el caso de
En La casa de cartón pasa algo similar. Los dos pro- Adán– encuentra un espacio de creación en lo liminal, en la
tagonistas centrales son el narrador (que habla en primera indeterminación del género, en la ambigüedad. Desde luego,
persona) y su amigo Ramón. Este último comparte el nombre la agudeza experimental de ambos libros no es nueva (toda
real de Martín Adán (Ramón Rafael de la Fuente), un detalle obra pionera tendrá siempre una antecesora), pero sí sor-
que no debería pasarse por alto. Se trata de una identidad prende que se encuentren y se toquen en puntos específicos
duplicada, un «inventar al otro» para pronunciarse también y fascinantemente similares. «¿Qué soy, qué quiero? Soy un
en tercera persona. Desdoblarse en cuerpo, en mente, en hombre y no quiero nada», dice el narrador en los Poemas
alma. Y en voz. Renunciar a ser uno para mirarse desde el Underwood de La casa de cartón. Una sentencia que solo
otro lado del espejo. En un pasaje del libro esto se hace más tiene sentido porque está escrita y que resume la no-voluntad
explícito: «¿Habrá existido alguna vez aquel hombre? ¿Ha- como única potencia creadora. Bendita sea la maldita
32

Fotografía: EFE

E
l encuentro de una narración dura e intensa con ciertos
elementos del periodismo de investigación, en un con-
texto de violencia y delincuencia aterrador, ha forjado
desde hace algunos años la llamada narcoliteratura en México,
corriente que no está exenta de críticos y escépticos, pero que
definitivamente asoma con rasgos muy propios. Elmer Mendo-
za (Sinaloa, 1949), uno de sus más curtidos exponentes, habla
sobre sus motivaciones y desafíos, y sobre la experiencia de
escribir novelas policiales en tierras en las que los criminales
parecen ser quienes ponen el orden y el control.

El detective de tus novelas, el Zurdo Mendieta, no solo


no busca a los criminales, porque ellos llegan a él, sino
que, además, todo el tiempo quiere cerrar el caso. ¿Cómo
concibes el futuro del género policial en América Latina
si la función del detective cada vez es más pasiva, más
desinteresada y a veces hasta criminal?
¿Pasiva y desinteresada? No creo. Hay una mezcla de
pasión y distancia en el Zurdo, porque tiene una vida que no
se relaciona totalmente con su trabajo de detective. A veces
odia su trabajo, a veces reconoce que es necesario y que es
parte de un universo: el del crimen, que incluye delincuentes
y policías. Y si la ciudad es pequeña, la convivencia es in-
tensa. Siempre pensé en crear un detective diferente en algo,
pero no al grado de ser pasivo y desinteresado o que resuelva
los casos por casualidad. Lo de criminal es necesario, la
delincuencia del siglo XXI es sanguinaria y un policía que
no sepa enfrentarlos en su terreno es hombre muerto, incluso
en la ficción. El género policial en América Latina crece. Día
a día surgen autores y escritores interesados en este tipo de
novelas. Creo que ahora es una tentación y pronto surgirán
detectives que acompañen a Belascorán, Conde, Heredia,
Brulé, Morales, Etchenique, Mandrake y al Zurdo, en tantos
casos de corrupción y otros delitos del continente. Para no-
sotros, el policial no es un género menor, es el género social
por excelencia, donde la sociedad es muy similar a la real.

¿Qué cosas le permite el policial a un escritor? ¿Qué nue-


vos territorios abre en comparación con otros géneros?
La libertad. El policial es un género en que se puede ser
romántico todavía, en que puedes mezclar, utilizar los demás
géneros libremente. Se puede ir desde lo histórico a la ciencia
ficción; incluso la poesía tiene su lugar. También es un género
que se autocritica y no lo sufre. Y bueno, la representatividad
de realidades concretas siempre está presente. En cuanto a
territorios, es un género duro, carece de moralidad y no teme
revelar que ha evolucionado lentamente y revelar grupos
sociales determinados y su aptitud para el delito. En cuanto
a territorios estéticos, es un indicador que permite mostrar
diversas formas de concebir al ser humano en su totalidad:
bueno, malo, respetuoso, enfermo, angustiado, firme, soña-
dor, bello, cruel; en la violencia, como víctima o victimario
y mucho más. Eso exige un lenguaje, un tratamiento puntual
de cada momento, un tono narrativo que impacte al lector,
que debe imaginar según lo que se le proponga. El lector
Elmer Mendoza apunta y dispara. actual de policiales no solo se fija en la trama, se detiene en
los motivos del «lobo» y especula; la realidad es un telón
Por Carolyn Wolfenzon de fondo siempre presente, y los lectores pueden y deben
comparar. Y es aquí donde la ficción y la realidad se toman
un caldo amargo sin hacer gestos.
Voz salvaje 33

Hay algunos críticos de tu obra que consideran que afian- ranza de un reencuentro con el padre. Nick es un chicano favor de los necesitados. Creo que mis personajes siempre
zas un estereotipo al retratar el norte de México como un que siente esta atadura con México y necesita buscar me superarán y eso es sano.
lugar signado principalmente por la violencia, la guerra su identidad. ¿No es paradójico que la búsqueda de la
de los narcos, los narcocorridos, los sicarios que actúan identidad se relacione únicamente con un texto de ficción Entiendo a qué te refieres. Como peruana, en mí tam-
a mansalva. ¿Cómo podrías responder a esta crítica? y con la reconstrucción de este cacique perverso? ¿Que bién hay poco espacio para el idealismo revolucionario.
No respondo. Pertenezco a un ámbito físico, emocional y sea la figura de Pedro Páramo lo que lo ate a México? Déjame reorientar mi pregunta hacia el futuro: ¿crees
legendario. Lo domino. He recorrido los sitios que menciono. No sé si sea paradójico. Los mexicanos que viven en Es- que hay alguna razón para el idealismo o el optimismo
Mover personajes en espacios conocidos da confianza en el tados Unidos tienen poderosos íconos que los atan: la virgen político en el futuro? ¿O no creer en ninguna posibi-
momento de escribir. Realmente no pienso en los críticos, de Guadalupe, la comida, las iglesias, la selección de fútbol. lidad revolucionaria es ya la forma estándar de ser
aunque siempre les agradezco sus menciones, me ayudan a Pureco tiene recuerdos y ataduras mágicas. Pretendo crista- realista en América Latina?
entender lo que hago y trato de responder con un nuevo libro lizarlas, por eso viaja para encontrar los lugares que tienen Debemos creer, encontrar a los hombres y mujeres
mejor escrito; desde luego, de acuerdo a mi idea de narrar. que ver con Pedro Páramo. Con una forma de mexicanidad que nos representan, que hagan las nuevas leyes y políti-
El norte de México es un laboratorio muy activo y creo que muy profunda que incluye lo que no existe. Buscar unas cas económica y social capaces de dar pasos importantes.
eso ha creado pertenencias interesantes entre los latinos que piedras que es imposible encontrar es similar a buscarse a Quizá deberían partir de nuestras necesidades concretas
quieren pasar y los gringos que no quieren que pasen. Esa sí mismo. Recuerda que la novela es grande porque admite y hacer avanzar a nuestros países. ¿Deben crear indus-
actitud genera emociones, sobre todo genera nombres, pa- varias interpretaciones. La personalidad de los caciques es trias? No me importa quién gobierne: saquen adelante
labras, y no es Estados Unidos sino el Gabacho, y ellos son tan fuerte que funciona muy bien como referente. esa idea en beneficio de un grupo. Sé que mis ideas
gringos, güeros, patones y patrones, y la relación está llena son elementales, pero en mi familia así se resolvían los
de cuentos terribles y de humor, y como dicen Los Tigres En El amante de Janis Joplin, el personaje principal, problemas. Trabajando.
del Norte: no cruzamos la frontera, la frontera nos cruzó. David Valenzuela, no tiene ninguna agenda, los narcos y
los policías deciden su destino y él se deja llevar. ¿Es así Si pensamos en el género del policial, tu obra borra la
De maneras distintas has venido trabajando el tema de para ti la realidad de los sinaloenses, de los mexicanos frontera entre el policía y el narcotraficante, y de algu-
una reescritura o prolongación de Pedro Páramo en la en general? na manera también entre México y Estados Unidos: los
actualidad mexicana, en novelas como Cóbraselo caro, Nuestra realidad es múltiple, pero los cincuenta mi- personajes van de un lado a otro, no te centras tanto en la
El amante de Janis Joplin y Balas de plata, por ejemplo. llones de pobres se dejan llevar por la voz que se escuche dificultad territorial de cruzar la frontera, que es lo que la
¿Cómo funciona para ti la novela de Rulfo en tus textos? más fuerte. Bailan todos los sones. Somos un pueblo ficción suele hacer. Para ti, ¿cómo funcionan las fronteras
Siempre sigo una obra maestra. Leo trozos de una obra que se deja llevar en varios aspectos; por ejemplo, los en este mundo contemporáneo?
maestra. Rulfo consiguió el equilibrio entre lo que se puede políticos hacen lo que les da la gana y no los castigamos. Tenemos un muro al norte y un río al sur. En el norte
escribir y lo que se deja a la imaginación, utilizó el poder del Nuestra cruz es de olvido. La miseria hace a los pueblos nos joden y en el sur jodemos a los que van a USA. Para
lenguaje generado por la emoción de crear y se tomó su tiem- acomodaticios e individualistas. mí la frontera se diluye un poco cuando puedo tener acceso
po. Desde esa perspectiva, Rulfo está, debe estar, en mi obra. a las señales de cultura, arte y educación del mundo. Hay
Descubro que utilizó tipos identificables y familiares del Una pregunta por curiosidad: ¿por qué el personaje se elementos que pertenecen a todos. Soy de los que lloraron
México posrevolucionario, además de dos líneas narrativas enamora de Janis Joplin? ¿Por qué de esa cantante en cuando derribaron las Torres Gemelas, con la destrucción de
seguras y de prestigio: el amor/desamor y la fantasmagoría. Y particular? la biblioteca de Sarajevo y con ese asunto de que no puedo
contó. No temió mezclar, a elipsis largas que se alimentaban David se enamora de Janis por el orgasmo. Para algunos visitar Damasco. En México la realidad policiaca es tremen-
entre sí, sobre todo las que giran en torno a Susana San Juan, un orgasmo es la línea de vida perfecta. ¿Por qué ella? Cuan- da en la frontera. Los agentes de migración son difíciles de
y dejó descansar su obra. No se apresuró, entendió que tenía do era estudiante, decíamos que Janis enganchaba hombres engañar. La vigilancia con los drones es efectiva y definitiva.
una novela rara en su escritorio, una novela que era para un rudos en la calle, los llevaba a su habitación y los regresaba Una intromisión, pero nuestro gobierno no protestará en
tiempo que estaba por llegar y se arriesgó, tanto que hasta felices. Eso si no los atrapaba en un elevador como a Leonard serio. Claro, esa frontera se diluye en el mundo del delito
su editor lo criticó en contra. Viva mi maestro Rulfo, que Cohen. Hacer el amor con un personaje exige un encanto y en una novela que expresa el asunto también. Ahora que
además hizo todo ajeno a las poderosas capillas en boga. especial y David lo tenía: lástima que solo lo utilizó una vez. las crisis son más fuertes, las fronteras físicas también se
fortalecen en el mundo. Sálvese quien pueda.
Esa elección de «seguir una obra maestra» cuando escri- Veo casi una sensación de apocalipsis en tu obra. Los
bes tus propias ficciones, ¿obedece a qué? ¿Una visión de personajes hablan de los guerrilleros como una moda Las fronteras terminan siendo siempre instrumentos opre-
la literatura como diálogo? ¿Una necesidad de modelos? pasajera, el comandante Lucas de Un asesino solitario sivos y marcas jerárquicas: un muro contra el cual la
¿La simple admiración? (Marcos en la realidad) también está desacreditado, se gente muere aplastada tratando de salvarse o de buscar
Escribir una novela que sea obra maestra es imposible. Al alude a la revolución como una retórica sin significado. otro mundo, y un instrumento de los nacionalismos y las
menos posee una alta carga de imposibilidad. Sin embargo, En general, el idealismo revolucionario latinoamericano, xenofobias. Hablando de fronteras, ¿escribir literatura
sabes que hay otros que las han escrito y les han quedado y concretamente mexicano, está desprestigiado por tus sobre la frontera es en cierta forma, para ti, escribir contra
muy bien; entonces en vez de lamentarte lees una de esas textos. ¿Eso es lo que piensas tú? ¿Compartes esa visión la frontera?
novelas para que te levante el ánimo. Es posible. Deja de tan nihilista que tienen los personajes en tus novelas? Nunca me lo he planteado. La frontera es un hecho
especular y ponte a trabajar. Como dice mi otro maestro, ¿Nihilista? Echa un ojo a cómo han evolucionado, o y simplemente se hace presente, como el umbral de un
Fernando del Paso: toma el toro por los cuernos. Una novela involucionado, los movimientos y verás, ¿Marcos? Él tenía sueño. Y si no existen, al menos para la ficción policiaca,
es una travesía y leer a los buenos da un poco de luz en un razón: es un mito genial. Puedes ver en nuestros países y demasiados elementos emocionales, pues tampoco me pre-
camino cuyo final se desconoce. También es para que no te sacar tus propias conclusiones. No sé de dónde eres, pero ocupa. Cuando pienso que es algo fácil de cruzar, recuerdo
andes creyendo antes de tiempo. igual podrás notarlo: Venezuela, Centroamérica, Colombia, a Walter Benjamin
Perú, Brasil, ¡ah Brasil! Al final las izquierdas se han paupe-
En Cóbraselo caro la obsesión de Nick es reconstruir las rizado críticamente. Gritan, marchan, se empoderan, pero no
piedras de Pedro Páramo, es decir, reconstruir el rencor analizan; y a los que han alcanzado puestos en los congresos Carolyn Wolfenzon (Lima, 1975). Ensayista y profesora en Bowdoin
(porque Pedro Páramo es un rencor vivo), ya sin la espe- no se les ve seguridad y no negocian todo como deberían: a College (Maine).
34

Ilustración: Carolina Yory Morris

Por Lara Moreno

Un día en el campo: fiesta de cumpleaños —¡Venga, Ed, a soplar las velas! —¡¡¡Ed!!! ¿¡Dónde estás!?
Es 27 de agosto. El verano es corto y ya refresca en las Ha hablado una de las mujeres. Tiene el cuerpo rechoncho Al gritar, por fin, resuelve un poco su furia, aunque los
puntas de los días. Al atardecer, al amanecer, se nota el bajo la tela de flores, pero su cara es de reptil seco. No es adultos la miran como a una loca y se apartan impercep-
aire frío de los lagos. La pradera se conserva verde y mu- demasiado mayor aunque lo parezca. De lejos, es hermosa. tiblemente. Ella está en completa tensión. El prado es una
llida, con un reflejo fosforescente. Como es un domingo De cerca, es hermosa. Agria. Suena Mendelssohn y ella no lo explanada infinita y verde, solo abultada a lo lejos por el
especial, no se han limitado a llevar grandes manteles y oye, porque achica los ojos y arruga la nariz para disimular la skyline de unas fábricas. No hay donde ocultarse. De pronto
extenderlos en el suelo, sino que han traído sillas y mesas ansiedad: de todos los Ed, ha perdido de vista a su favorito. siente un latigazo desde las nalgas que la recorre entera: Ed
plegables, y de las cestas han sacado bandejas con comi- ¿Cómo ha podido pasarle? Mientras las demás mujeres le está escondido tras ella y le ha dado un mordisco en el culo
da: pollo frito, judías hervidas, puré de patata y una tarta hablaban de las cosas de las que suelen hablarse los domin- tan fuerte que casi se marea. ¿Cuánto tiempo lleva agachado
larga y amorfa, bizcocho embadurnado en chocolate con gos con la boca llena de pequeños hilitos de pollo, ella no ha detrás de su silla, agazapado tras sus faldones? La marca de los
adornos de clara de huevo batida. La pas- dientecitos atravesando la tela del vestido
ta blanca y espumosa ya está desvaída, quedará todavía en su carne cuando se haga
apenas un reguero de flujo vaginal sobre de noche. Hiperventila y reprime el grito,
la superficie marrón. el guantazo, el empujón. En realidad, nada
Unos cuantos adultos de la familia más quiere acurrucarlo en su regazo, para
comen alrededor de las mesas con ahín- que nadie lo vea.
co, bebiendo vino con refresco o cerveza Una de las mujeres parte la tarta con
floja. Los hombres mastican con la boca una espátula en trozos demasiado pequeños,
manchada, de vez en cuando alguno gruñe mientras dice que ha vuelto a calcular mal
y otro grita, su felicidad es comedida. las cantidades de harina. Reparte a cada
Las mujeres cloquean, dando mordisquitos, con cuidado prestado atención, a veces la aburren. Ellas con su aliento a niño, que con idéntica expresión recoge su plato de papel,
de no ensuciarse los dedos con el aceite de los muslos de codorniz y sus sandeces, ellos con su aliento a ginebra pasada nervioso. Luego reparte a los adultos, un poco más grandes
pollo. En sus vasos hay más gaseosa que vino, para que y su bravuconería. Pero la mujer cara reptil tiene que encubrir los trozos de los hombres. Ya han soplado las velas y han
no les dé miedo beberlos a gañote. Uno de los adultos, un su falta de interés y no se separa en ningún momento del grupo cantado cumpleaños feliz. Ahora toca atiborrarse de bizcocho,
tanto autista, ha traído un transistor por el que sale música de los adultos, solo mueve los globos oculares a un lado y a ayudándose a tragar con sorbos de café de termo. La mujer
de Mendelssohn. El transistor está apoyado en la hierba, otro para vigilar a Ed. De vez en cuando suelta un discurso para reptil observa apenada que Ed no se ha sentado a su lado, sino
enterrado entre diminutas margaritas; el piano se desliza seguir la farsa y las demás asienten porque siempre están de junto al niño más tímido. Todos esperan a que la otra acabe de
por el prado a un discreto volumen. acuerdo los domingos en el campo, aunque luego, a la vuelta, repartir, para comer al unísono. Ed no está nervioso, balancea
Los niños son tan silenciosos que no parecen niños. Están en sus coches respectivos, se escandalicen de las costumbres las piernas huesudas en la silla de plástico y mira al otro Ed
adiestrados y el estómago lleno los hace tambalearse alre- de las otras. Ella no se escandalizará de nada. Su marido es que tiene al lado, tan callado siempre, tan lento, con esa ex-
dedor de las mesas, distanciarse de los mayores, agruparse un autista que no abrirá la boca en todo el recorrido y solo presión vacuna en la cara. Su madre se pregunta en silencio
en racimos y a veces caerse encima del campo, refregar sus moverá el dedo pulgar sobre el volante a ritmo de Mendels- por qué se habrá sentado precisamente junto a ese Ed, con el
caritas por el césped y estornudar cuando los insectos se sohn. Cuando estén regresando a casa, ya aislados dentro de que nunca quiere jugar, el Ed que no destaca en nada frente
les cuelan por los huecos de la nariz. Todos los niños son la protección del coche familiar, Ed dormitará en el asiento de al resto, pero piensa que tendrá una buena razón. Todos están
iguales. Tienen las mismas facciones, exactamente la misma atrás y ella girará la cabeza para observar sus piernecitas de preparados como buitres para deglutir los trozos de tarta de
altura, el mismo pelo un poco rubiáceo por las puntas y en rodillas cuadradas, sucias de verdín, su cara cerrada, igual que chocolate derretido, pero la mujer reptil insiste en que deben
la coronilla. Los niños tienen unos ojos anodinos y oscuros, las de los demás niños, copia exacta, que ella sabe distinguir rezar una oración como agradecimiento por ese año más, por
esos ojos típicos que de mayores serán impenetrables. Más tan bien. Mientras las teclas del piano le angustien el cerebro, la pradera solitaria y por la salvación. Lo hacen, algunos a
tarde empezarán con sus juegos de infancia, pero ahora se de puro aburridas e insulsas, ella podrá observar, con dolor en regañadientes; como ella cierra los ojos para orar, no puede ver
mantienen a una distancia prudencial de los adultos mientras el cuello, la profundidad de los genes de su Ed, allá al fondo, que su hijo, sin abrir la boca, no aparta la mirada burlona de
estos comen, como esperando la sirena que los libere. Todos donde la distinción. Pero todavía no ha llegado ese momento su compañero de mesa, que reza obediente y espiritual. En el
los niños son idénticos por fuera, llevan la misma ropa raída de plenitud: ahora no encuentra a su hijo y empieza a ponerse amén, justo en el segundo en el que todos se disponen a hundir
de estar en el campo que les queda un poco pequeña y por eso colorada, en breve no podrá evitar soltar un espasmo. Todos sus tenedores en la masa del bizcocho, Ed da un manotazo
pueden destrozarla sin miedo, los mismos zapatones correc- los niños Ed se arremolinan alrededor de la mesa, mirando con certero al plato del otro Ed: su mano, ya un poco robusta a
tores de pies planos. Genéticamente tendrán sus diferencias, ojos saltones la tarta, cada vez más aplastada por el calor, ya pesar de la infancia, callosa en el final de los dedos, se abre
en la profundidad. Allá donde no sea perceptible. sin rastro de la clara de huevo. El suyo no está. y se cierra sobre el pequeño trozo de pastel ajeno, estruján-
Relato 35

dolo como a un pájaro caído del nido, refregando los restos era libre porque todos nacemos encerrados en la corpulencia El cuchillo está afilado, cada día le paso la piedra mientras
incomibles en la superficie del plato; la tarta de su compañero de alguna divinidad, pero solo la destreza nos convertirá en sube el café del desayuno. Cada día le paso la piedra de afilar,
se derrama ahora por el mantel, sale bochornosa de entre los seres auténticos e individuales. Mientras llevo el melón hacia aunque no vaya a utilizarlo, porque nunca se sabe. La hoja
dedos. Al otro Ed no le da tiempo a reaccionar, algún niño se la mesa de la sala paso por uno de los espejos del pasillo y me se hunde con una perfección que me sobrecoge, atraviesa el
ríe, otro suelta un gemido, los adultos murmullan a punto de observo: hola, Norman Bates, estás radiante. Rudo y radiante. diámetro de la corteza del melón de parte a parte: es como si
la reprimenda, pero aún Ed hace un movimiento más: lleva la Me sienta bien el uniforme de los 27 de agosto. Cuarteado, cortara un pudín, una gelatina, nada se resiste a la hoja de mi
mano del delito a la cara estupefacta del otro, con brutalidad punteado y abrillantado en las costuras con un barniz especial. cuchillo. Está hecho: el sonido, el tacto del caos entran en mi
extiende lo que queda de tarta por sus rasgos, el hueco de los Alguien podría venir a celebrar mi cumpleaños conmigo, solo vida y en mi tarde de cumpleaños con una alevosía inocente
ojos, las cejas, la frente. para que pudiera admirar mi obra maestra. Sí, debería traer a que me embarga. Ahora tengo dos partes idénticas, abiertas,
Todo sucede tan rápido como siempre. Hay un niño que alguien aunque fuera por un rato; aunque la soledad no es algo chorreando jugo sobre la mesa, como si estuvieran vivas: el
se queda sin tarta y esta vez no puede ser Ed porque es su intermitente sino continuo, hacen falta picos de compañía y reguero de pipas doradas diseminadas en círculos en el corazón
cumpleaños. Los niños que celebran su cumpleaños han confusión. Apoyo el melón amarillo sobre la mesa, justo en destrozado de la fruta me ilumina los ojos. Es este momento
de comer tarta, en eso todos están de acuerdo. La tarde se el centro; lo muevo parcialmente con mi dedo pulgar: ahora el decisivo, en el que descubro la vida como un solo segundo
desvanece con complacencia, como si nada hubiera pasado, balanceo a Shostakóvich. No hay que ser codicioso, ayer no antes de la muerte, nada más que eso, el instante, único y pre-
recogen los bultos, los montan en los coches, distribuyen a estuve solo. Ayer fue un día grande. vio, en el que la materia se revela brillante, jugosa y agresiva
los niños y los motores arrancan. La caravana del domingo se En mi mano derecha, el cuchillo de hoja ancha pesa tanto ante la putrefacción de la inmateria. Me demoro en el examen
aleja, cumplidos los requisitos familiares. Queda un peso de como el melón. Calibro la materia en el aire. Estoy sentado del agua dulzona que supura la carne del melón, el agua que
tristeza en el aire de la pradera. Desde el asiento del copiloto, en una silla antigua que se estremece con mi sola respiración, convierte cada pipa en un tesoro.
la mujer tuerce el cuello sin importarle la molestia en los a veces con mi sola presencia. Los objetos que me rodean, Pero todo está controlado, todo está ordenado en secuencias
músculos: dulce duerme su niño, con la barriga llena, como que yo he colocado en lugares significativos, tienen cierta que han de sucederse. Del resto del mundo, lo único importante
los gatos envenenados. importancia para la conversión de la nada al todo: de Ed a es la utilidad, así que el segundo acaba y yo empiezo: hundo
Norman. Así está controlado: no más Ed, no más uniformi- otra vez el cuchillo, ahora en el interior de una de las partes, y
Fiesta de cumpleaños: pipa de melón dad. La vaguedad de la existencia ajena enaltece mis arterias, con movimientos circulares de muñeca y algunas presiones en
Es 27 de agosto. Faltan cuatro días para que se termine este cuando la noto roer el tiempo, se activa la maquinaria que las falanges voy haciendo incisiones profundas que separan la
mes de lentitud. Me gusta. No porque sea el día de mi aniver- duerme bajo mi piel. carne de la piel y cortan la diadema de pipas doradas, pincho
sario sino porque las calles están vacías. El vecindario queda Acaricio por última vez la rugosidad fresca del melón. Lo y me llevo los trozos a la boca, ya seca de ansia: trago y trago
hueco, puedo poner música de Shostakóvich tan alta como escogí entre todos los demás porque prácticamente era del mismo y trago porque no hace falta masticar cuando has abierto un
quiera, nadie vendrá a tocar mi puerta con los huesos de sus tamaño que lo otro, aunque ambas cosas tienen tantas variedades. melón en su punto justo de madurez. La cavidad bucal se me
nudillos. De todos modos, nadie viene nunca a quejarse, solo En la variedad está la virtud. Vigilo la ventana al mismo tiempo encharca de almíbar, no pierdo ni por un momento, mientras
esa vieja sin cerebro de la casa de enfrente que piensa que aún que le doy una última oportunidad: en mi mano derecha el cu- celebro mi aniversario, la visión de la ventana; afuera se han
estamos en la guerra de la independencia. encendido las farolas, con luz anaranjada,
Esa vieja esquizofrénica culminará con mi y la vieja sin cerebro también ha encendido
aguante, pronto, si no se muere enseguida. la luz de su porche. Pero no pasa nadie por
Las calles están vacías. Pero algunos días las aceras. No hoy.
hay gente que pasea, solitaria, arrastrando Mi estómago está hinchado. Sobre la
los pies frente a mi ventana. mesa quedan los restos de la fruta, los dos
Me llamo Norman. De vez en cuando semicírculos vacíos, completamente vacíos.
he de revisar mi certificado de nacimiento Afuera de ellos, una montaña de pipas que
por necesidad burocrática. No me gusta. ya han perdido su brillo y pringan. Hoy ya
En el certificado de nacimiento ponen el no vendrá nadie y no saldré a buscar a nadie;
nombre de mi padre, el nombre de mi madre, y un nombre que chillo se posa sobre la corteza con un suspiro. Es mi cumpleaños dentro de mí el líquido del melón recorre los caminos trazados.
ya no me pertenece: Ed Gein. ¿Quién es ese? Ed Gein es el y nadie pasa frente a mi casa. Sí, ayer fue un día grande. Pero Pronto me iré a la cama. Tendré que quitarme mi hermoso uni-
hijo de mi madre con el apellido de mi padre, aquella lejanía, repetir hoy sería un estupendo regalo. Aún quedan horas para que forme de los 27 de agosto, mi rígido chaleco-epidermis. Ahora
la no existencia. Yo no soy. Soy otra cosa mejor y libre. Nor- anochezca y no hace mucho calor; hay posibilidades de ver una siento el asco posterior a las cosas externas, a la manufactura: fue
man. Como si dijéramos: el hombre del norte. El hombre de silueta acercarse por el principio de la calle ancha, una silueta tan intensa ayer la velada que hoy basta con un pequeño melón.
la cabeza en su sitio. Las cabezas no tienen que estar en las cualquiera: la existencia ajena es la misma masa informe que se Ella fue dócil como la fruta pero más maloliente. Bajo los pliegues
falditas de las madres o apoyadas contra los reclinatorios, sino concentra en diferentes cuerpos imperfectos. Por fuera tiene un de su carne flácida encontré restos de algodón oscuro. Su cuero
sobre los hombros, erguidas. Mis ojos están a la altura de la pase, la utilidad. Por dentro es pura roña. cabelludo, ya arrancado ese pelo teñido de las mujeres de su
gente solitaria que pasea en los últimos días del mes de agosto. El disco de Shostakóvich termina antes de lo esperado y me edad, estaba lleno de círculos casposos de dermatitis. Los dedos
A veces, las cabezas están bien colocadas encima de una super- hace romper el ritual. Miro hacia atrás: la aguja del tocadiscos retorcidos de los pies, las rodillas un poco metidas hacia adentro,
ficie, por ejemplo sobre la mesita del teléfono. Norman es un ha vuelto a su lugar original y desde la pared ya no reverbera la requemada nariz aguileña: fea. El dorso de sus manos lleno de
nombre rotundo, un nombre solitario que pasará a la historia: la música. La pared. Las visitas que tienen tiempo de hablar manchas oscuras y la piel de los antebrazos fina y caliente como
Nor-man. Como si dijéramos: el no hombre. Norman Bates. me preguntan: ¿por qué está sellada esa puerta, qué hay ahí la piel de unos testículos. Fea. A veces no es fácil. Pero luego, allí
Es mi cumpleaños y mientras pienso escucho a Shostakó- adentro? Esperan una respuesta fácil: el cadáver de un familiar, dentro de su cuerpo, en la profundidad, después de mis certeros
vich. Su ligereza y su precisión me recuerdan a mí. Subo el por ejemplo. Más impactante: el cadáver de mi madre, todavía movimientos de muñeca, después de las incisiones perfectas con
volumen para pensar mejor. Introduzco mis pensamientos en meciéndose en su silla. Nunca les digo la verdad, es demasiado mi pulso de jugador de póker, estuvo ese segundo de la vida justo
su música, es una actividad magnética que hace que los instru- complicado para ellos: ahí está Ed. Ahora tengo dudas: puedo antes de la muerte: la distinción, la víscera negra tan brillante.
mentos se agiten al ritmo de mi mente, no al revés. Tengo que levantarme y volver a poner el disco en marcha, pero esto aca- Me miro en el espejo del pasillo antes de irme a la cama.
celebrarlo. Mientras pienso, voy hacia la cocina. No importa rreará problemas: ¿y si pasa alguien frente a mi casa, justo en Será por el efecto de la luz: ¿rudo y radiante? Norman, Nor-
si me muevo, la música sigue sonando en la misma intensidad ese momento, un corredor de footing, quizá, y no lo veo? ¿Una man, ha sido un día largo. Oh, ¿qué es eso junto a mi boca?
porque ya no es música sino fluir de conciencia, está dentro mujer con prisas? ¿Gordota y con los huesos bien colocados, Me acerco al cristal para examinarme: llevo pegada en la cara
de mí. Abro el frigorífico. Entre otras cosas, hay un melón. con la cara sudorosa y la mirada perdida, desorientada? No, una pipa de melón
La superficie fría y rugosa de la fruta me agrada. Pesa, no destrozaría mi fiesta de cumpleaños si me perdiera algo así, si
carece de gravedad; cuando lo cojo con ambas manos y lo se me escapara. Prefiero hacer un esfuerzo, aún la música está
Lara Moreno (Sevilla, 1978). Ha escrito los libros de relatos Casi todas las
levanto en el aire los músculos de mis brazos se tensan y siento grabada en mi interior. No he de perder más tiempo. tijeras y Cuatro veces fuego, el poemario La herida costumbre y la novela
mi fortaleza sobre todas las cosas de este mundo. Antes no Tengo el pulso firme de un verdadero jugador de póker. Por si se va la luz. También publica en su blog Guarda tu amor humano.
36

Prefacio Diáspora Inventarios

Quien no tiene patria, encuentra Me parezco al que llevaba el ladrillo consigo 1


en la escritura un lugar para vivir. para mostrar al mundo cómo era su casa.
Theodor Adorno Bertolt Brecht Nos repartieron máscaras y pudimos ser reconocidos.
Mirko Lauer
Una forma Hoy descubrí por qué
De escribir poesía la casa está tan llena Nací en los clavos de Jesús.
Es vivir epigrafiando. de soledad… En su corazón de fina estampa.
Luis Hernández Manuel J. Santayana En la estrella de seis puntas.
En el vientre de los huacos.
Estos poemas son el diálogo Todavía quedaban en la ciudad todas las casas. En el padre y su palabra inaudita.
que ellos sostienen con los epígrafes Pero la que menos quedaba era la casa del padre. En la madre y su sombra contraria.
y estos epígrafes son el diálogo Él dijo que guardaría su casa hasta el último día de sus días. En la lengua muerta de su ausencia grave.
que ellos sostienen con los poemas. Más tarde, mucho tiempo más tarde,
Pero sin saberlo. volvía del destierro para ponerle candado. 2
Y el hijo, sin que fuese suya, se quedó con la llave.
Tiempo hace ya que la casa fue vendida al olvido. Entren en la sombra de sus máscaras,
Pérdidas Hoy el olvido tiene su llave, idéntica a la memoria del padre. conozcan sus relieves, miren desde
Esta será su tranca —dijo—, mi memoria. las traiciones y fracturas del mundo.
Pero cuando llegó a los límites de lo comprensible Más tarde, mucho tiempo más tarde, mudó su casa. Tulio Mora
sin resignarse a no comprender, dijo lo incomprensible Pónganla aquí —dijo—, donde estuvo la casa.
y perdió tres cosas: el yo, el lenguaje y el mundo. Los espejos rotos
Jean Améry donde aprendí a mirarme
Cerebro El carnaval pletórico
Un hombre gritaba en plena calle de máscaras.
que no comprendía a la gente No es que esté solo, es que no existo. El domingo con tanta plaza
que no entendía a Dios. Leopoldo María Panero Y ésta con tanta iglesia
los domingos
Cruzaba el cielo una paloma blanca No te sabotees, Y tantas imágenes de mi rostro
y cayeron sobre el cráneo del hombre cerebro. tan arcaicas.
dos proyectiles de mierda. Sé bueno contigo mismo.
¡Sé fuerte!
La buena suerte animó al hombre No es aconsejable existir Caídas
a seguir gritando lo mismo. solo y con uno mismo.
Soy un hombre herido
Por la espalda
Paraísos Y como estoy herido
Arte poética Sé adónde voy.
Si es este un mundo cristiano, los poetas somos judíos. Luis Hernández
Negra leche del alba la bebemos de tarde. Marina Tsvetáyeva
Paul Celan De dónde
¿Hubo un jardín o fue el jardín un sueño? tanta tristeza
¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la Jorge Luis Borges que te persigue
vidao la luz de la muerte? Andas por el filo
Gonzalo Rojas Los cristianos mueren y se van al Cielo; y caes con ella
los judíos al Edén. aplaudiendo
Ver correr el río bajo un cielo sin nubes el espectáculo
aguas de otros ríos afluyen al río Morir es volver al lugar de la caída
que pasa por quien escribe de donde hemos venido Hay otro sol
y quien escribe es la red de los sueños y del cual guardamos en el fondo
jalados por la corriente un tenue recuerdo. Un silbido
agua blanca del sueño la volamos en las alas del ave que llama
sueño negro del agua lo bebemos en la palabra Para cristianos y judíos un gesto negro
¿Qué se escribe cuando se escribe: morir es volver a ser inmortal.
la muerte con sol encima del paisaje
o la vida sin sombra debajo de la tierra? ¿Cuál de los dos paraísos
El río traza un camino no se sabe si de sol o de sombra se parece más a la vida real?
el sueño empuja las palabras sobre las aguas
que corren ausentes a quien escribe ¿Cuál de los dos parece más un jardín?
Isaac Goldemberg (Chepén, 1945). Ha publicado dos libros de relatos,
y quien escribe las mira correr trece de poesía y cuatro novelas, entre ellas La vida a plazos de don
con ojos que como el sol rehusan hundirse Jacobo Lerner. Radica en Nueva York desde 1964.
Poesía 37

(Del poemario inédito Bajo el cielo haragán)

Tratado del rabdomante / (Poética I) De bueyes jalando los siglos / (Poética II)

Llamamos un rabdomante a quien con una horqueta de palo cruza desiertos en un afán Para Jorge Pimentel y Carlos Alberto Ostolaza
inútil que dura lo que una vida situada entre una agónica estrella y el relámpago asombrado
de una luciérnaga. Podríamos calificarlo también como un rastreador del agua, un sabueso Si la realidad no es completa ya no depende de ti, has hecho bastante con explicarte –y
de la humedad o un detective de la irredenta sed. sobrevivir– al inacabamiento como fracaso.

Una biografía no empieza por el principio –eso lo sabía Viktor Shklovsky–, sino por donde Así envejecía un ingeniero contemplando una fotografía del puente que las apetencias
gana (mana) la memoria: un ojo de agua en la arena, una cicatriz en la peña precipitando la del poder lo habían detenido al pie de un precipicio.
soga blanca de una cascada reclaman también su competencia en el orden que da inicio a
vidas y cosas, a testimonios y delaciones del tiempo, a la obsesión de un rabdomante. Si reescribimos la historia de un tren aquí ya tenemos la desventura de una proyección
zigzagueando entre congresistas y decretos supremamente desconcertantes. Y nadie lograría
Su vida puede empezar entonces con una catástrofe, el derrumbe del cielo que arrastra que la grandeza de su jadeo se extendiese más allá de las pasiones retóricas. Los políticos
los elementos de una historia discontinua y que a los sufridores de su geografía nos obliga anudaban el progreso que solo pretendía reocupar el espacio con la simple honradez de los
a reescribir la misma pena por hastío y/o ausencia del agua. bueyes jalando los siglos.

El poema de la piedra y del lodo, la estrofa herida del huaico, el maretazo impío o el río Hijos y nietos no habían consolado al predicador del progreso temerario, la esposa que le
refranero por descaminado («cuando suena es porque piedras trae») ya aluden al rabdomante fue fiel en sus ratos más avezados e insomnes, el tumulto de inmigrantes que en sus grandes
en lo que tiene de suerte mojada. planes no eran más que piezas del nuevo orden, rieles, listones de madera, remaches y todas
las tribus del clima alzando campamentos para la única gran epopeya.
Y es que deserción o exceso describen tan bien nuestro pendular destino de borde y
desborde que nuestras huellas tutelares pasan de la abundancia a la privación en apenas una ¿Él hubiera sido grande construyendo el puente más abismado en un mundo fallido de
onza de sueño. ingenio y de dispendiosos perdedores? Pero una foto del puente inconcluso le recordaba que
habían desfigurado su gloria con una estúpida discordia perennizada en las paredes de su
Por eso un rabdomante confía en el presentimiento más que en el sentimiento, más en amplia sala. Allí colgaban otras imágenes de innumerables homenajes e hipócritas discursos
el instinto que en la palabra. que precedieron a su jubilación. Y esa frustración era el himno triste de una locomotora
fantasma trepando montañas antes de ingresar en los túneles del olvido.
Se le ve solo como un zorro del desierto de afilado hocico y pelaje de plata lamiendo
jubiloso el escaso rocío en las hojas de un esquivo maguey. Es un buscador de lo ya encon- Así envejecía. Así se remordía. Así empeoraba las cosas.
trado, un inútil, un lunático social que indaga en la página web de la humedad el leve rumor
que da inicio al diluvio. Hasta que encontró a un pintor que a trazos y brochazos perennizó una mentira donde
políticos, guerras y presupuestos jamás restarían la gesta de alterar el vacío, prolongando el
No hay avisos clasificados en un diario para solicitar su trabajo, no instala tubos de agua puente como se había imaginado en los planos. Sobre él marchaba el coloso desconcertando
potable, tampoco vende agua en las regiones sedientas del arenal. a las aves en el cielo desconsolado de las alturas.

Es un olisquero advirtiéndonos lo que todos sabemos, que al agua nos debemos y que por Y como toda bella mentira, el cuadro prescindía del tiempo, de taladros y dinamitazos,
esa deuda escribiremos el mismo epitafio en las orillas del despreciable silencio: de epidemias y muertes, de motines de chinos e indios, de políticos y banqueros, incluso
del puente, para dejar solo constancia del tren que echaba humo en medio del precipicio.
cuídense, hombres resecos,
por la aridez de su avidez, ¿Es justo que el sueño reivindique nuestros postergados alardes, magníficos solo en el
ya llegan los jinetes del agua a trajearlos deseo y el despecho? ¿Importa acaso que el arte reproduzca una historia no sucedida?
con la piel de una desesperada venganza.
Ahora muérete bien,
pero primero diles
que te llevas una torcida satisfacción.

Tulio Mora (Huancayo, 1948). Publicó los poemarios Mitología, Oración frente a un plato de col,
Cementerio general, entre otros. En 2009 editó la antología Hora Zero: los broches mayores del sonido.
38 Buensalvaje ilustrado

L
o que se entiende por salvaje es una
persona que no ha adoptado el desa-
rrollo, la cultura y las costumbres de
la civilización dominante (en nuestro caso,
la occidental). Incontrolable y violento, el
salvaje se apoderó de la imaginación de Oc-
cidente hasta volverse un mito.
Estos supuestos salvajes eran poseedores
del conocimiento original: el vínculo con la
tierra, el aire, los astros. ¿Cuántos de noso-
tros podemos leer las estrellas para saber
cuándo es el mejor momento para viajar,
sembrar o cosechar? ¿Cuántas propiedades
curativas podemos nombrar de las plantas
que crecen en el parque de la esquina? Este
conocimiento se ha ido perdiendo hasta el
punto en que solo especialistas en cada área
lo poseen. El resto nos conformamos con
saber cómo usar la tecnología.
Un buen salvaje es un salvaje. Nada más
puro y bueno que tener una conexión con la
tierra que nos rodea, con el aire que respira-
mos y los astros que nos cobijan. Quizá eso
es lo más civilizado que podamos hacer. Qui-
zá los verdaderos salvajes seamos nosotros,
los «educados» citadinos

Kike Congrains (Lima) Artista autodidacta, caracterizado por


el trabajo con papel. Ha participado en diversas exposiciones.
Actualmente colabora en proyectos de mail art en Italia y Turquía.
Cuento gráfico 39

Juan Pablo Solarte (Cali, 1978). Artista visual, se especializa en ilustración, cómic y muralismo.
Ha participado en varias exposiciones colectivas e individuales. Su trabajo ha sido publicado en
revistas de su país, Argentina, Ecuador y España.

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