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EL ANTIGUO EGIPTO

El antiguo Egipto fue el gran poder original del Mediterráneo. La previsible


inundación anual del río Nilo hizo posible la agricultura, proporcionando una fuente
sostenible de alimento para el pueblo. Tenían una regla dinástica de faraones que
eran vistos como jefes divinos del gobierno teocrático para dirigir al pueblo. La
gente tenía papeles diferentes en el estado, tales como sacerdote o escribano,
que permitió que algunos se centraran en el desarrollo del comercio, de las artes,
de la religión, y de la ciencia, más bien que en mera subsistencia. Los egipcios
hicieron muchos avances tecnológicos y políticas económicas que hicieron fuerte
su civilización. Construyeron palacios, tumbas y otros grandes edificios moviendo
piedra sobre trineos de madera y sobre rampas. Establecieron rutas comerciales
sobre tierra y mar para el comercio de recursos naturales, como hierro, arcilla y
granos, y artículos manufacturados como papiro, textiles y otros bienes.

Los egipcios adoraban un panteón de dioses y tenían una rica vida religiosa
que creían extendida más allá de la muerte. Muchas bellas obras de arte y
grandes hazañas de ingeniería se hicieron en honor de la vida después de la
muerte. El antiguo Egipto creó una gran cantidad de arte asombroso, desde
pinturas murales hasta sarcófagos, hasta pirámides gigantes, tanto para
decoración como para veneración.

MOMIFICACIÓN EN EL ANTIGUO EGIPTO


La momificación en el Antiguo Egipto es el proceso por el que se impedía a un
cadáver que llegase a su putrefacción natural. Se inscribía en un complejo ritual
funerario egipcio en este mismo el cuerpo era identificado por los ritos de OSIRIS
pensaban en la inmortalidad, OSIRIS lo protegían de los espíritus malignos. Esto
es la esencia de la religión; y la espiritualidad. Esto asegura la conservación de su
cuerpo material y poder así unirse con su "alma" en el Más Allá (la tierra de los
muertos) y proseguir allí con su vida.

Los antiguos egipcios creían que la muerte representaba la separación entre el


cuerpo y el alma, el ba que se corresponde con el alma y el ka, que representa la
energía vital. Era necesario que el ba y el ka, el despertar de su nueva vida,
pudiesen reintegrarse al cuerpo, previamente conservado. La momificación tenía
como principal objetivo el purificar y volver divino al cuerpo que se convertiría en
un Osiris o una imitación suya.

ORIGEN DE LA MOMIFICACIÓN
La momificación era practicada por diferentes civilizaciones, pero fue en
Egipto, donde la momificación por medios artificiales alcanzó su punto máximo,
tanto en términos de perfección técnica como en su arte. La momificación era una
necesidad de tipo religioso, porque los egipcios creían en la vida después de la
muerte, y esta técnica permitía alcanzarla. Los orígenes de la momificación son
difíciles de precisar. Algunos piensan que la generalización de la momificación
tomó como punto de partida las numerosas inundaciones del Nilo, que al exhumar
los cadáveres, fueron fuente de epidemias mortales. Sin embargo, esta afirmación
sigue siendo una mera hipótesis. En la época predinástica, hace unos 6000 años,
los cuerpos eran enterrados envueltos en pieles de animales o esteras,
simplemente, en fosas en el desierto, de tal manera que la arena seca y caliente
absorbía el agua de los tejidos corporales y garantizaba una buena conservación
del cuerpo por métodos naturales de desecación.

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La primera evidencia de momificación intencional data de c. 3500 a. C. Se han
encontrado partes de cuerpos humanos momificados en Hieracómpolis que
muestran rastros de resina y vendas de lino.

La primera momia egipcia intacta, encontrada hasta ahora, es la identificada


como la 32751, procedente de Gebelein, que data de aproximadamente 3400 a.
C., y que se conserva actualmente en el Museo Británico. La citada momia 32751
fue apodada previamente "Ginger" por el color jengibre de su pelo, pero esta
práctica se interrumpió en 2004, para dar más dignidad a los restos humanos. Era
la momia de un hombre adulto, aunque su edad exacta al morir es incierta.
Aparentemente, fue preservada por su contacto directo con la arena seca del
desierto, aunque se desconoce si se pretendía en ese momento conseguir una
momificación. También se recuperaron vasijas de cerámica en la tumba, pero
tampoco se conoce su significado.

Es durante el período tinita, cuando la momificación comenzó a experimentar


un mayor interés, cuando observaron que si se enterraba a los muertos en
ataúdes de madera para protegerlos y a su vez los enterraban en tumbas
construidas exprofeso, los cadáveres llegaban a descomponerse. Para evitarlo,
empezaron a desarrollar diferentes técnicas artificiales de momificación, como
envolviendo el cadáver con vendas de lino o sudario impregnado de natrón o
resina. Al tiempo, la momificación se desarrolla y tiene un interés prioritario por la
leyenda de Osiris, cuando éste es resucitado gracias a su embalsamamiento por
Anubis y con la ayuda de fórmulas mágicas. De esta forma, Osiris se convirtió en
dios de los muertos y del renacimiento de la vida, que era representado como una
momia con vendajes. Anubis, se convirtió en el patrón de los embalsamadores.

A pesar de este gran interés, la momificación solo es accesible para las clases
altas. En esta época, los embalsamadores realizan incisiones en el cuerpo para la

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extracción de los órganos internos de la caja torácica y del vientre, por lo que se
han encontrado especialmente vasos canopos para contenerlos. Las vísceras
momificadas, envueltas en paño de lino se colocan en cuatro vasos canopos
decorados con cabezas de cuatro hijo de Horus: Amset (cabeza humana), Hapi
(cabeza de babuino), Duamutef (cabeza de chacal) y Quebesenuf (cabeza de
halcón).

Durante el Imperio Medio, el embalsamamiento se generalizó y su técnica se


hizo más minuciosa, aunque la conservación de las momias no llegó a ser
suficientemente eficiente. Hay que esperar hasta el Imperio Nuevo para que la
momificación realmente alcance su punto máximo. De hecho, es cuando se
consigue mantener la expresión de la cara, que es una novedad respecto a
momias anteriores, que ofrecen sólo tegumentos ennegrecidos unidos al
esqueleto. Las momias que se realizan durante las dinastías XVIII y XIX son los
mejores que se han encontrado en cuanto a expresión, preservación y riqueza
decorativa. Las momias más famosas son de este período, como las de Ramsés II
o Seti I. Las momias de reyes o príncipes son considerados como verdaderas
obras de arte.

ETAPAS
En un taller, los embalsamadores lavaban y preparaban el cuerpo del difunto
para llevar a cabo diversas operaciones de momificación, que duraban 70 días. El
cuerpo eviscerado se secaba al sol y se cubría con varias capas de aceites
vegetales (resina de coníferas, aceites aromáticos y ungüentos) y animales (cera
de abejas, que debido a sus propiedades hidrofóbicas y antibacterianas jugaron un
papel importante). Después se ponían las vendas sobre el cuerpo, y sobre todo,
en el Período Tardío se colocaban sobre la momia determinados amuletos que
hacían un papel protector y se ocultaban bajo otras vueltas de venda. A veces, se

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colocaba además una red elaborada principalmente con cuentas de loza. A
continuación, el cuerpo se colocaba en uno o varios sarcófagos pintados y
grabados. A veces, la cara se cubría con una máscara de momia, usualmente
pintada, pero que en el caso de las momias reales, se hacía en oro, para reflejar
su aspecto idealizado.

Algunos órganos que se lavaban con vino de palma y especias tostadas se


mantenían en cuatro vasos canopos con la imagen de los cuatro hijos de Horus.
En el interior del vaso canopo de Amset se colocaba el estómago y el intestino
grueso. En el de Hapi, el intestino delgado, en el de Duamutef, los pulmones y en
el de Quebesenuf, el hígado y la vesícula biliar. El corazón se quedaba
generalmente en su lugar o se volvía a colocar en su sitio, pues era importante
que no se separara del cuerpo ya que se suponía que era la sede de los
sentimientos, el pensamiento, la conciencia y la vida, siendo responsable de la
individualidad de cada persona.

La familia y las plañideras recogían el cuerpo y en procesión, encabezada por


sacerdotes, llevaban al fallecido a su última morada. Allí, el sumo sacerdote,
según un ritual bien definido, procedía a los conjuros finales, tocando, en un gesto
sagrado, los siete orificios de la cabeza de la momia para hacerle revivir los
sentidos. Se disponían las ofrendas y se sellaba la tumba.

Este proceso cambió a lo largo del tiempo y en función del grado de riqueza y
poder. Sin embargo, la momificación, se intentaba llevar a cabo en todas las capas
de la sociedad, aunque fuese en menor grado de técnica, minuciosidad y ritual,
pues cada egipcio debía ser capaz de alcanzar la vida después de la muerte.

Al morir un egipcio, su familia llevaba el cuerpo a los embalsamadores y


negociaba largamente sus tarifas de servicio.

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Las familias solían traer sus propios paños y vendas de lino, recuperados
normalmente de ropas viejas o vestidos, cortados en tiras, con las que se
confeccionaban los indispensables vendajes de embalsamamiento.

Se puede considerar que existían tres clases de embalsamamiento, en función


de su precio. La más sencilla consistía en inyectar en los intestinos un jugo de syr
maia, especie de rábano seco y después se sumergía el cuerpo en natrón. Con un
precio medio, se inyectaba aceite de cedro en el abdomen y se sumergía en
natrón. Al sacarlo, las vísceras estarían licuadas.

El embalsamamiento menos común entre los egipcios de clase media, pero de


rigor para personajes reales sería el "embalsamamiento de primera clase", que
para Diodoro Sículo, era muy costoso, un talento de plata de su época. Se
componía de cuatro pasos.

 Extracción del cerebro

En la primera etapa se extraía el cerebro por los orificios de la nariz, mediante


unos ganchos de bronce, para verter posteriormente en su interior un líquido
resinoso. El encéfalo, se reduce entonces a una pulpa, fluyendo a continuación a
través del agujero hecho. En algunos casos, por lo general para una momificación
menos avanzada, se divide la caja craneal y se extrae el cerebro que es retenido,
por los vendajes. En un segundo paso, se vierte natrón en el cráneo para disolver
los restos de cerebro que puedan quedar, quedando el cráneo vacío. Después se
vierte un líquido resinoso formado por resina de coníferas, cera de abejas y
aceites vegetales perfumados.

 Evisceración

En la segunda etapa, un escriba marcaba en un costado el lugar donde el


cortador (parascyte) debía abrir la cavidad ventral:

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Más específicamente, la incisión permitía sacar los intestinos y diversos
órganos: sólo el corazón, sede del asiento del pensamiento y los sentimientos y
los riñones quedan o son puestos en su lugar después de la momificación. A
veces, sin embargo, el corazón es sustituido por un escarabeo, que sería el
equivalente de un corazón mágico de repuesto. Los órganos se limpiaban y se
colocaban por separado y envueltos en paño de lino en los cuatro vasos canopos.

 Deshidratación

En la tercera etapa, el cuerpo era tratado con natrón. Los embalsamadores


llenaban el interior del tronco de telas con sal de natrón y sustancias aromáticas.
Esta mezcla de carbonato y bicarbonato de sodio tiene propiedades higroscópicas
y atrae la humedad del tejido. El proceso de desecación se ve favorecido por el
clima muy seco de Egipto. El cuerpo es también expuesto al sol. Este tratamiento
tiene una duración de unos 70 días.

Después de secar las telas, los embalsamadores lavaban el cuerpo y le ungían


con diversos aceites y resinas, para hacer que la piel sea más flexible.

 Vendaje

Esta cuarta etapa tiene por objetivo preservar la carne y evitar la


desintegración del cuerpo. Los coaquitas (coacytes) envolvían el cuerpo con finas
vendas y colocaban amuletos rodeados de papiros en el cuerpo del difunto,
después de haber llenado las cavidades abdominales y la caja torácica con
tampones de lino impregnados con resina, serrín de madera o incluso líquenes
aromáticos (como en las momias de los faraones Siptah y Ramsés IV). A veces,
determinados amuletos prescritos por el ritual, estaban cosidos a una red de
cuentas de fayenza azul sobrepuestos a la momia.

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MOMIFICACIÓN DE ANIMALES
La momificación en el Antiguo Egipto no sólo se produjo en los seres humanos
sino que también se llevó a cabo en animales, aunque por diferentes motivos.

Cuando una mascota de una persona moría, ya fuesen gatos, perros, monos o
cualquier otro animal, podían ser momificados, incluso, a imitación de los
humanos, y también se le podía confeccionar sarcófago o estela funeraria
especial. Se conoce el caso del perro Abutiu, que por orden del faraón tuvo un
entierro ceremonial como si fuese un dignatario humano En otros casos, en
animales específicos, los egipcios también veían la encarnación de una deidad,
por lo que en los templos se les proporcionaba alimentación especial, cubriéndolos
a veces de joyas y cuando morían, se les daba un funeral especialmente
elaborado, como en el caso de los babuinos. Cabe destacar aquí al toro Apis, que
fue momificado y enterrado en una tumba, en el Serapeum de Saqqara.

En el período Grecorromano de Egipto, no sólo determinados animales


individuales fueron considerados divinidades, sino que se consideraba sagrada
toda su especie, por lo que se procedió a la momificación masiva de gatos,
cocodrilos, perros, ibis, halcones, carneros o toros.

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