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El conocimiento científico tiene como finalidad comprender cómo se estructura y

funciona la naturaleza, pero los contextos para su generación han sido diversos. A lo largo
de la historia, el avance de la ciencia se ha fundamentado en la comprensión del universo
como un ejercicio cognitivo e intelectual; sin embargo, las motivaciones para esto han
sido diferentes, lo que ha conducido a que las instituciones responsables de la producción
de conocimiento hayan evolucionada de múltiples maneras.

En los albores de la Modernidad, como consecuencia de la tradición escolástica, la


motivación religiosa tuvo un peso muy grande sobre las figuras de la ciencia y, por tanto,
la esencia del conocimiento buscaba comprender el funcionamiento de la naturaleza, para
así conocer cuál era el pensamiento de Dios.

La curiosidad es, por tanto, el gran incentivo para el desarrollo de la ciencia como una
actividad individual, en la medida que satisface las inquietudes de los académicos. El
conocimiento científico y tecnológico es una de las principales riquezas de las sociedades
contemporáneas y un elemento indispensable para impulsar el desarrollo económico y
social. La ciencia, la tecnología y la innovación se han convertido en herramientas
necesarias para la transformación de las estructuras productivas, la explotación racional
de los recursos naturales, el cuidado de la salud, la alimentación, la educación y otros
requerimientos sociales. Hoy las personas alrededor del mundo tienen la oportunidad de
consolidar avances logrados en los últimos años y enfrentar los desafíos pendientes en el
plano de la economía, la sociedad, la educación y la cultura.

El conocimiento científico y tecnológico puede contribuir en gran medida a que ello sea
posible. Los desafíos deben ser enfrentados con una mirada estratégica, de largo plazo y
en profundidad, fortaleciendo los lazos comunes.

El fortalecimiento institucional, la formación de investigadores y tecnólogos, la creación


de instrumentos de vinculación y la difusión social de los conocimientos constituyen
rasgos centrales de un programa de ciencia y tecnología para el fortalecimiento de la
cohesión social y la ciudadanía.

La investigación nació en aquel contexto donde se expresaban nuevas demandas prácticas


y culturales. Se necesitaban nuevos conocimientos para satisfacer necesidades
económicas y también se requería una nueva visión del mundo, diferente de la religión,
este proceso de innovación se dio con la Primera Revolución Industrial en la segunda
mitad del siglo XVIII, que abrió el paso a una economía industrializada, pasando de una
economía rural basada en la agricultura y el comercio a una economía de carácter urbana
y mecánica.

La nueva ciencia se fundamentaba en la experimentación y en las matemáticas, la


promoción de una clase urgida de acelerar el proceso de acumulación y necesitada de
borrar la cultura y la ideología que cristalizo al medioevo.

El conocimiento evoluciona permanentemente gracias a científicos e investigadores de


todas las áreas que día a día se esfuerzan por resolver problemas humanos o dar respuesta
a enigmas de todo tipo, esta evolución es necesaria.

En la actualidad está claro que el desarrollo tecnológico depende casi totalmente del
avance del conocimiento científico sino que además la ciencia está cada vez más basada
en la tecnología debido a la posibilidad de codificar y difundir masivamente el
conocimiento práctico que en el pasado era propiedad de un grupo determinado, de tal
forma que se puede utilizar para producir un nuevo conocimiento.

Por ejemplo, en las ciencias de la vida, se ha pasado de una época dominada por la
biología molecular y por la genómica, a otra en la que las ciencias físicas y la ingeniería
son indispensables para ofrecer alternativas a los problemas de salud que afectan al ser
humano. La biología sintética, la nanobiología, la ingeniería de tejidos, la bioinformática,
entre otras, son disciplinas nuevas que tienen una profunda fundamentación en ciencias
básicas, pero que al mismo tiempo obligan a mirar a la investigación desde otro punto de
vista más amplio y con una perspectiva diferente.

Mientras la investigación es vista desde un lado como una fuente de progreso, desde otro
tiene el potencial de aumentar la disputa entre ricos y pobres, no solo desde el punto de
vista económico sino también como bienestar. Esto se debe a que las personas o grupos
sociales con mayores capacidades, poder y capital social están mejor posicionadas para
innovar, tomar renta de las innovaciones y aprender mediante la innovación.

En el área de la medicina, las investigaciones son necesarias para lograr encontrar la cura
a enfermedades que cada año se cobran la vida de miles de personas en todo el mundo,
además es importante comprender las denominadas enfermedades raras o poco frecuentes
que atacan a un número reducido de la población y muchas de ellas no tienen una cura
determinada.
Por tanto, requieren de una conceptualización distinta, así como por la formación de
individuos con una visión alternativa del conocimiento, como podemos ver, en la
actualidad el mundo no solo produce grandes cantidades de nuevo conocimiento, sino
que, además, busca generar riqueza a partir de su aplicación, por ello es preciso mantener
un balance entre la promoción a la formación de ese conocimiento y el apoyo a los
instrumentos que fomentan la innovación, pues la innovación no surge automáticamente
de la investigación, como tampoco lo hace espontáneamente de la creatividad.

Aquello que inició como una forma de establecer una relación más estrecha entre la
investigación y la educación se fue modificando hasta dar origen a las universidades de
investigación, actoras esenciales del paradigma dominante en la actualidad: el
conocimiento científico como responsable de la innovación que, a su vez, se considera el
fundamento para la generación de riqueza económica y transformación del modo de
actuación de la sociedad.

Vale resaltar que el carácter social que ha adquirido la generación del conocimiento y su
transferencia a la sociedad. Desde hace varias décadas se ha venido construyendo un
nuevo paradigma de la ciencia que obedece a una relación cada vez más bidireccional con
la sociedad. Esto conduce a que hoy, en todo el mundo, se considere al aparato científico
como el que puede dar respuesta a las problemáticas y necesidades que en distintos
ámbitos tienen las sociedades.

Sin embargo, al ser estas cada vez más complejas, ha sido necesario recurrir a nuevas
formas de producción de conocimiento. Esto es lo que hace que las ciencias de la
complejidad y la convergencia de las disciplinas sean hoy la posibilidad para dar respuesta
a ellas desde la ciencia y la innovación.

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