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Marcelo A.

Sancinetti

Profesor de Derecho Penal de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos


Aires

Casos de derecho penal

2ª edición. 3ª reimpresión, 2003

A mi madre MARIA LUISA LIÑAYO DE SANCINETTI;

y a la memoria de mi padre, MARCELO AURELIO SANCINETTI, quienes me enseñaron acerca del acierto y
del error

Prólogo a la segunda reimpresión

I -Hace muchos años que deseo reformular este libro por completo, aumentar la cantidad de casos
complejos, recibir en este compendio la descripción de aquellas situaciones de hecho que hicieron
progresar a la dogmática penal de los últimos veinte años, e incorporar, en fin, capítulos nuevos, con
ejercicios de diversa naturaleza (comentarios periodísticos, cuestionarios de solución por múltiple choice,
etcétera). Algunas partes de esa obra idealizada están avanzadas, pero aún no existe un conjunto
definitivo. Pues el curso de mis trabajos posteriores a la 2ª edición de este libro atentó siempre contra
ese objetivo.
Primeramente, mi preocupación por el modo en que la Argentina trató sus problemas con el pasado en
la lesión de derechos fundamentales habida durante la última dictadura me comprometió a un estudio
profundo de esa problemática, que condujo dos investigaciones autónomas y extensas, en diferentes
momentos 1. Por otro lado, dos intensas investigaciones sobre teoría del ilícito insumieron muchos años
de trabajo 2, lo cual no sólo hizo difícil volver a dedicarme a mi libro de casos, sino que también llevó a
que mi pensamiento variase demasiado con relación a las ideas originarias que justamente había

1
Mi primera obra a ese respecto es Derechos humanos en la Argentina postdictatorial, Lerner, Buenos Aires, 1988;
actualmente se halla en prensa una reedición de esa obra, por editorial Hammurabi. Con independencia de ello, y bajo el
mismo sello editorial, se halla asimismo en prensa una nueva investigación escrita bajo el patrocinio del Instituto Max Planck
para el Derecho Penal Extranjero e Internacional -Friburgo de Br., R.F.A.- que he realizado en común con Marcelo Ferrante: El
derecho penal en la protección de los derechos humanos-Hammurabi, Buenos Aires, 1999-, cuya versión alemana prepara
Norbert Losing para ser publicada por el instituto patrocinante de la investigación.
2
La primera: Teoría del delito y disvalor de acción. Un análisis de las consecuencias prácticas de un concepto personal de
ilícito circunscripto al disvalor de acción, Hammurabi, Buenos Aires, 1991-tesis doctoral ante la Universidad de Buenos Aires-;
la segunda: Fundamentación subjetiva del ilícito y desistimiento de la tentativa. A la vez, una investigación sobre la
fundamentación del ilícito en Jakobs, Temis, Bogotá, 1995 (tesis doctoral ante la Universidad Complutense de Madrid),
traducida al alemán por M. Cancio Meliá y otros --Subjektiue Unrechtsbegründung und Rücktritt vom Versuch. Zugleich eine
Untersuchungder Unrechtslehre uon GüntherJakobs, Carl Heymanns Verlag-Colonia - Berlín- Bonn - Munich, 1996-. Una
exposición de conjunto sobre la problemática de estas dos obras, más bien con fines de divulgación, está contenida en los
trabajos más breves: Subjetivismo e imputación objetiva en derecho penal -Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 1996;
Ad-Hoc, Buenos Aires, 1997- e Ilícito personal y participación -Ad-Hoc, Buenos Aires, 1997-.
delineado en algunas de las soluciones y en las addendas incorporadas con fines didácticos. De cualquier
modo, mi primera tesis doctoral es en cierta medida la resolución prolongada de los planteamientos de
mi libro de casos, orientada por la idea de que el disvalor de acción es centro y figura de la teoría de la
imputación. Profundizar sobre los fundamentos es siempre otro modo de enfrentarse a la solución de
infinidad de casos.
Por último, el estado actual de los estudios de derecho en la universidad en la que me gradué, me
doctoré y enseño como profesor, está muy lejos del ideal que había creído posible contribuir a alcanzar;
muy a mi pesar, tuve que aceptar que el sistema puede lograr que uno se le parezca a él todo lo posible.
Si después de la dictadura decía que estábamos ante un momento fundacional de nuestros estudios
universitarios -como decía en el prólogo a la 2ª edición-, hoy debo reconocer que no sólo se perdió esa
ocasión, sino que una universidad en el sentido cabal de la expresión no es realizable; y que acaso
estemos mucho peor que antes.

II - Si este libro contuviera solamente la formulación de casos sin ninguna solución o bien sin tomas de
posiciones teóricas arriesgadas en las soluciones que sí contiene y en las addendas incluidas con fines de
estudio, no habría ningún inconveniente en autorizar una reimpresión sin más ni más. En algún
momento de la vida las capacidades creativas decrecen y las obras que uno produjo en otro tiempo
deben ser aceptadas como existentes, así como son.
Pero lo cierto es que mis dos obras principales sobre teoría de la imputación han variado en intensa
medida las ideas teóricas que campean en la 2ª edición de este libro. A los estudiantes, pues, hay que
advertirles que no pueden conformarse con estudiar por esta obra; ni siquiera en su origen ella tuvo la
finalidad de reemplazar la bibliografía. Antes bien sólo es un compendio de ejercicios para activar el
pensamiento y utilizar los conceptos dogmáticos aprendidos: no es una fuente de estudio, sino un
instrumento para aplicar lo que se ha estudiado en otras fuentes.
Las principales modificaciones teóricas de mi pensamiento, que contrastan con los contenidos de
algunas soluciones de este libro y de sus addendas, son las siguientes:
Al ser publicada la 2ª edición (1986) de mi viejo libro aparecido originariamente en mi época de
estudiante (1ª edición, 1975), estaba fijado a la idea de que el dolo directo era esencialmente más grave
que el dolo eventual, que aquél determinaba, en fin, un ilícito de mayor gravedad. Todo lo contrario a lo
que resultó de mi primera tesis, publicada por esta misma editorial en 1991. En ella, quedaba de pie la
idea de que la tentativa acabada era el único componente del ilícito -algo que afloraba ya en el libro de
casos-. Pero el ilícito se agota en el conocimiento de que se toma ya la decisión de realizar un hecho que,
para el derecho, es incorrecto; la pregunta por la distinción entre dolo e imprudencia tiene que depender
de un límite de riesgo objetivo (representado). El conocimiento actual de crear un determinado grado de
riesgo es lo que constituye el dolo (que él sea directo o eventual no debería interesarle a un Estado libe-
ral). Por ello, para poner aquí tan sólo un ejemplo, distinguir el abandono de personas (art. 106, Cód.
Penal) del homicidio por omisión (art. 79, Cód. Penal) según el carácter eventual o directo del dolo -tal
como se afirma en una solución de este libro- hoy no me parece plausible.
Mas no sólo en este libro, sino incluso en mi tesis de 1991, no había podido desprenderme todavía de
una teoría del desistimiento que también admitía la impunidad aún después de la tentativa acabada, y,
por cierto, en tanto ese comportamiento fuera exitoso, lograra la evitación del resultado (= impidiera la
consumación). Una solución grotesca, acorde con la opinión dominante: final bueno, todo bueno; y una
concepción difícil de corresponderse con la idea de que el resultado es casualidad y ajeno a una
concepción sobre lo justo e injusto del hecho punible. Mi segunda tesis doctoral erradicó este vicio
resultatista de la teoría del desistimiento. Sólo de una tentativa inacabada se puede desistir de modo
liberador de pena; contra una tentativa acabada sólo vale una revocación como "comportamiento
posterior al hecho", y, en este sentido, de nuevo con prescindencia de si el autor evita el resultado o ya
no puede impedirlo. Lo que se puede tomar en cuenta en su favor, como "descuento", es el despliegue de
un comportamiento correcto, contrario a su hecho ilícito, ya perfecto como tal.
Otras variaciones teóricas no pueden ser expuestas aquí en sus detalles. El estudiante sólo debe quedar
advertido de que la discusión de los problemas aquí planteados no puede quedar resuelta con la
información dogmática de las soluciones de este libro. Para ello, hay fuentes predominantes. Pero la ya
prolongada inexistencia de ejemplares de la 2ª edición de esta obra, y la utilidad que así como está
seguía prestando en las aulas, justifican su reimpresión inalterada -con mínimas correcciones editoriales-,
tal como me aconseja el editor, don José Luis Depalma, a quien le agradezco su renovado interés en mis
publicaciones. Espero poder aggiornar esta obra, en el futuro, en la medida merecida.

MARCELO A. SANCINETTI Buenos Aires, 12 de junio de 1999

Prólogo a la segunda edición

I-Esta edición de mis Casos de derecho penal aparece en momentos en los que la Universidad de Buenos
Aires -mediante lo que será, si las cosas suceden como hace falta, un acto verdaderamente fundacional-
intenta superar una época de transición, tras uno de sus períodos más siniestros. Esa misma oscuridad-la
propia de una enseñanza absolutamente acrítica- fue el marco espiritual en el que se formaron varias
generaciones de juristas, si se computa el plazo desde los comienzos del oscurantismo. En el mismo
ambiente apareció, también, la edición de 197 5, de mis Casos. Y su historia, por ello, fue parcialmente
triste. Había sido escrita en 197 4 con la esperanza de que fuera utilizada en la cátedra del profesor
Enrique Bacigalupo (en un respiro de conocimiento crítico que conocí en la Facultad, cuando estudiante);
empero, ya cuando aquélla no estaba más que en galeras, este jurista fue injustamente privado de su
cátedra y debió emigrar a Europa, como algunos otros que la sociedad argentina perdió, probablemente,
para siempre. Y aquella escuela, que se hallaba en ciernes por los años 73 y 7 4, desapareció.
Pues bien; mi libro, orientado a familiarizar al estudiante con la discusión crítica y la confianza en su
propia capacidad de reflexión, a hacerle ver que su creatividad y aptitudes cognoscitivas están mucho
más lejos de lo que puede indicar un método de evaluación ingenuo, aferrado a la idea de que, quien se
sienta en el banquillo, debe ser capaz de repetir, de la manera más literal posible, las respuestas que da
el texto de estudio (no demasiado relevante) de su profesor, a las cuatro o cinco preguntas elegidas más
o menos al azar de las infinitas que plantea una asignatura y sin dudar ni criticar nada -como si ello
fuera idóneo para distinguir entre quienes comprenden los problemas fundamentales, y los que no
pueden hacerlo-; un libro fundado en la idea de que es preciso ver hasta dónde las teorías resisten un
control de racionalidad, al ser confrontadas con los resultados que producen en su aplicación a casos
concretos, a conflictos que reclaman una solución valorativamente admisible; un texto, en fin, destinado
a motivar al estudiante a usar de su conocimiento -que es el mejor modo de incrementarlo-, no podía
tener un destino absolutamente auspicioso en los años que siguieron a su aparición.
Hasta fines de 1983, fue poco utilizado en la Universidad, a pesar de que era por entonces uno de los
muy contados libros de casos escritos directamente en lengua castellana, después de cincuenta años 3.

3
Aludo al libro: Casos de derecho penal, de Luis Jiménez de Asúa, primera edición, Ed. Reus, Madrid, 1923, escrito en
colaboración con Tomás Cardo y Crespo y José A. Rodríguez Muñoz (segunda edición, 1929; tercera edición, 1933). Existe
también un texto prologado por el mismo Jiménez de Asúa, en el que fueron publicados seis casos redactados por Carlos V.
Gallino Yanzi, con distintas soluciones de estudiantes de un curso de seminario de la Universidad Nacional del Nordeste:
Durante los cursos lectivos de los dos años siguientes, tras la apertura intelectual-de todos modos,
bastante tímida-que registró la Facultad de Derecho, o lo que quedaba de ella, el libro fue usado de
modo algo más masivo. Ahora, en mal momento diría, se me hace conocer la falta de existencias para
los cursos a punto de ser iniciados, cuando me hallo lejos de mi escritorio, de mis excelentes ayudantes y
de quienes fueron mis entusiastas alumnos, con todos los cuales habría querido acometer la tarea de
remozar, en la medida en que lo necesitaba, aquel compendio que escribí de estudiante, cuando todavía
no sospechaba a que desilusiones habría de exponerme -en comparación con mi sentimiento de justicia-
ese modelo de "sociedad cerrada" que constituye la Argentina.
A ella, sin embargo, quisiera llegar a entregarle el insignificante aporte de toda mi vocación por
transmitir conocimiento a otros hombres, quienes -espero- puedan convertirla, en dos o tres
generaciones, en una "sociedad abierta". La nueva edición -como la primera- se halla en este camino,
porque el estudio racional, crítico, es el primer paso para cualquier apertura.

II - Deseo expresar ahora algunas deudas de gratitud.


A los profesores Enrique Paixáo y David Baigún les estoy profundamente reconocido por haberme
invitado a integrar sus cátedras de Derecho Penal, Parte general y especial, durante 1984 y 1985.

No lo estoy menos respecto de quienes, en esos años recientes, alentaron mi trabajo mucho más allá de
lo que merecía: María Rosa Madariagay Mabel Colalongo. Ni de aquellos que, además, lo compartieron
como eficaces colaboradores: Mima Goransky, Ricardo Sáenz, Mario Magariños, Alberto Beraldi, Susana
Wilma López, Mirta López Gonzálezy Alberto Binder. A este último le debo, por encima de ello, su
nutritivo ejemplo de vocación intelectual.
Párrafo aparte merecen mis excelentes estudiantes, que lo fueron de mis cursos de los semestres de
invierno y verano de los años pasados; en particular, por el entusiasmo con que me brindaron apoyo en
las oposiciones de noviembre último, para acceder al cargo de profesor ordinario.
Mi agradecimiento también a mi condiscípula Patricia Laurenzo que me ha auxiliado en Madrid en esta
rápida "puesta al día", y, finalmente, a Silvina Bacigalupo, que con tanta paciencia ha leído los originales.
En parte, habría sido justo que repitiera la dedicatoria de la primera edición, a Enrique Bacigalupo,
porque subsisten los motivos que por entonces le dieron fundamento. Sin embargo, nunca se sabe si uno
llegará a escribir algún día una obra verdaderamente importante, trascendente, que pueda dedicar a sus
padres, quienes han tenido que enseñarle a uno las primeras respuestas posibles a los interrogantes del
conocimiento, aquellas que lo acompañan durante toda su vida intelectual, aunque deba revisarlas
siempre críticamente. Ello explica la dedicatoria a ellos de un libro que, sin ser fundamental, está
destinado ante todo a ayudar a otros a aprender, y a darse cuenta de si han aprendido.

MARCELO A. SANCINETTI Madrid, 22 de enero de 1986

Prólogo a la Primera edición

El presente trabajo de Marcelo Sancinetti es revelador de su agudeza de razonamiento y notable

"Casos prácticos" de derecho penal, Universidad Nacional del Nordeste, Corrientes, 1959. Recientemente, han sido editados
en España algunos libros de casos de diversas características. Una bibliografía actual sobre libros de este género, escritos en
castellano, puede ser consultada en la obra de Juan Felipe Higuera Guimerá, Iniciación a la práctica del derecho penal: casos
prácticos, Ed. Bosch, Barcelona, 1986, p. 241 y siguientes.
capacidad de trabajo. Fuera de ello, es la coronación de una experiencia docente que ha comenzado
como alumno brillante en mi curso del segundo semestre de 1972 y continuado luego como inestimable
colaborador de mi cátedra.
La enseñanza del derecho penal meramente repetitiva comenzó a superarse cuando Don Luis Jiménez de
Asúa llamó la atención sobre la función que la aplicación concreta de los conocimientos dogmáticos de-
bía desempeñar en la formación de los estudiantes.
En la experiencia actual de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, el aprendizaje ya
no consiste en la repetición de definiciones o conceptos, sino en la utilización de ellos. De esta manera,
los estudiantes tienen un contacto real con la dogmática y pueden verificar cuáles son los resultados o
fines a que conducen las teorías sobre la interpretación del derecho penal. Este aspecto quedaba fuera
de toda consideración en el viejo sistema repetitivo que, por otra parte, no era sino el reflejo de una
concepción formalista que no dio cabida alguna a la idea del derecho que un orden jurídico pretende
realizar.
El libro de Sancinetti (que no es sólo una recopilación de casos, sino que contiene además valiosos
trabajos de resolución de algunos de ellos) tendrá sin duda una calurosa acogida entre los estudiantes, a
los que prestará una ayuda apreciable. También los docentes encontrarán en él material que permitirá
una más adecuada realización del mejor sistema de enseñanza.
El promisorio comienzo de Sancinetti es el anuncio de un compromiso de trabajo futuro que esperamos
con viva simpatía.

ENRIQUE BACIGALUPO Buenos Aires, 25 de julio de 1974


INTRODUCCION

El método de casos y el empleo de este libro

i-Los casos. Contenido general del libro

Este libro supone superada la discusión relativa a si la enseñanza y los exámenes deben quedar
limitados al esfuerzo de transmisión y repetición de datos contenidos en los textos legales y de estudio,
o si lo esencial consiste en que el estudiante llegue a ser capaz de aplicar a un caso concreto una regla
más abstracta contenida en la ley y explicada en la bibliografía.
En este sentido, la razón de ser de los casos no es distinta a la que tenían en nuestra escuela primaria los
problemas de matemáticas, cuya solución presentábamos en pasos de razonamiento muy bien
diferenciados, antes de responder por el resultado final.
La discusión jurídica tiene mucho de razonamiento deductivo, pero, además, contiene un importante
ámbito en el que operan principios y problemas mucho más complejos e inseguros que el de la mera
deducción. Esto hace preciso que el estudiante comience a transitar cuanto antes el complicado y
oscuro camino de la argumentación jurídica.
Esta edición ha seguido el modelo de casos-hipotéticos de la primera. Los casos-hipotéticos (casos de
punibilidad) son, a mi juicio, los más aptos para iniciar al estudiante de derecho.
Frente a los casos que llamo "hipotéticos", se presenta hoy en día, como alternativa docente, la
utilización de los llamados casos-expediente (casos de determinación de la pena). Este otro sistema
consiste en la presentación de un expediente real completo, por el cual se puede estudiar no sólo el
problema dogmático que presenta el caso, sino también todo lo relativo a la discusión sobre los hechos,
al delincuente real y a la cuantificación de la pena. Así, es posible ejercitar los problemas de derecho
procesal y la dogmática de la determinación de la pena, en lugar de hacerlo, tan sólo, con las reglas que
deciden abstractamente si el caso es punible o no 1.
Sin embargo, el empleo de casos-expediente supone una previa ejercitación muy afinada en la
resolución de casos-hipotéticos. En el futuro, se debería intentar la utilización gradual de casos-expe-
diente en estadios más avanzados de la enseñanza. En este sentido, aspiro a mantener la estructura que
presenta esta edición en un primer volumen, e incorporar una adecuada selección de casos-expediente,
en un segundo tomo, a fin de elaborar criterios concernientes al estilo de argumentación dirigida a
acreditar hechos, por un lado, y a efectos de lograr una adecuada ejercitación (y, en parte, elaboración)
de la dogmática de la determinación de la pena, por el otro 2.
El contenido de esta edición se halla distribuido en cuatro partes: la primera propone un curso-tipo, que
consiste básicamente en el trabajo de ejercitación de mis cursos de Parte general y de Parte especial de
1984 y 1985; la segunda presenta cinco soluciones-tipo, que ofrecen tan sólo un modelo de resolución
que servirá de guía para los estudiantes, y que proponen, también, enfoques alternativos de algunos
problemas dogmáticos fundamentales; la tercera está integrada por un compendio de casos de
ejercitación; y la cuarta, por una breve selección de casos de examen, de mayor complejidad.

1
Acerca de la importancia del caso-expediente, véase Hassemer, Fundamentos del derecho penal, trad.
Muñoz Conde y Arroyo Zapatero, esp. § 3, p. 22 y ss. No coincido, sin embargo, con la unilateral y
exagerada confianza de este autor en el caso-expediente.
2
Sobre una ilustrativa presentación de la dogmática de la determinación de la pena, consúltese Roxin,
Culpabilidad y prevención en derecho penal, trad. Muñoz Conde.
Quizá sea recomendable aclarar algo más (aunque en pocas palabras) el contenido de cada una de estas
divisiones.

II - EI "curso-tipo"

-§1-
En qué consiste

La propuesta-tipo es la parte que requiere mayor explicación. Se refiere a tres grandes unidades
conceptuales: la teoría de la pena, la teoría de la ley penal y la teoría del delito, agrupadas las dos
primeras en un primer capítulo -fundamentos del derecho penal y teoría de la ley penal-, y la última, en
un segundo -teoría del delito-.
El punto I del Capítulo I, destinado a los fundamentos del derecho penal, supone que la cuestión relativa
a los "principios legitimantes" de la reacción estatal ante la conducta criminal (parte del control social)
puede ser discutida racionalmente (y debe serlo), sobre la base de la lectura de textos jurídicos,
sentencias judiciales, y libros de filosofía o literatura general no especializada; inclusive puede ser
discutida eventualmente en la resolución de un caso. Ello explica los ejercicios del punto I, §§ 1 y 2, y la
pregunta c) del caso 2 del punto II, § 2. Esos ejercicios han sido aplicados en los cursos lectivos de los
años pasados, con buenos resultados.
El punto II del Capítulo I, teoría de la ley penal, comienza con la discusión de algunos fallos de Cortes de
jure y de facto, y continúa con una selección de casos.
Al concluir esta parte (principios fundamentales y teoría de la ley), se propone un texto de examen
parcial (punto III) que puede ser utilizado como modelo de requerimiento por la comprensión de los
problemas teóricos, en lugar de una exigencia por la repetición acrítica de textos legales, opiniones de
autores o fallos judiciales.

Exige, por el contrario, que el estudiante cuente con tres o cuatro horas de tiempo a fin de que pueda
consultar todos los textos cuya lectura considere necesaria para responder al examen. Con variaciones
en las preguntas particulares-o sin ellas-, este esquema puede ser utilizado en sucesivos cursos. Pero no
es razonable esperar excelentes resultados en las respuestas concretas del recién iniciado; se trata de
un tipo de examen muy exigente y que supone rechazar un sistema de parciales eliminatorios.
La teoría del delito (Capítulo II) es enteramente ejercitada con casos. La selección de casos que se decida
dar en un curso es el paso más delicado para asegurar el éxito del sistema de casos. Es preciso comenzar
con planteamientos muy sencillos y aumentar la complejidad de modo gradual. La selección que
propongo contiene casos de complejidad adecuada a cada paso de la enseñanza, y cubre una gama de
problemas teóricos suficiente para que el estudiante advierta de manera progresiva la interrelación
conceptual de los problemas fundamentales.
La propuesta-tipo, en su conjunto, es quizá demasiado presuntuosa. Responde a un plan de trabajo que
desarrollé en cursos intensivos de mayor cantidad de horas de clase que los cursos regulares. Cada
docente debe estudiar, al comienzo del curso, cuántas horas podrá destinar a la discusión de casos, y
con qué planteamientos concretos habrá de hacerlo. Cualquier improvisación, en este sentido, puede
conducir a resultados insatisfactorios. La propuesta de un curso-tipo tiene la finalidad, precisamente, de
colaborar con quienes conozcan la importancia y la complejidad de la planificación docente.

- § 2-
La adecuación al nuevo plan de estudios: el derecho procesal
La propuesta no incluye ejercicios de derecho procesal, asignatura que (conforme a la reforma del plan
de estudios) deberá ser enseñada en la Universidad de Buenos Aires conjuntamente con el derecho
penal (Parte general y especial), en los cursos de primer año. La idea de la reforma es buena. Dependerá
de la capacidad de los docentes el no hacerla fracasar en la práctica. Será decisivo, a este respecto,
equilibrar adecuadamente en el ciclo posterior "de orientación" los defectos de formación teórica que el
estudio conjunto del derecho penal haya podido producir en el primer año.
Si tuviera que proponer un esquema de trabajo para integrar la ejercitación con casos de derecho
procesal, diría lo siguiente. Tras el estudio de los principios fundamentales del derecho penal, explicaría y
estudiaría sobre la base de casos, inmediatamente, los principios garantizadores del derecho procesal. El
trabajo de Alejandro Carrió puede ser, en este sentido, de utilidad 3. Posteriormente, a partir de cierto
desarrollo de la teoría del delito y de algún entrenamiento del estudiante en resolución de casos de
derecho material, sería adecuado enseñar ciertos actos procesales concretos (acusación, defensa,
sentencia), que deberían ser ejercitados sobre los mismos casos que tuviera que resolver el estudiante
para el estudio del derecho de fondo. El recurso de casación, por ejemplo, puede ser un medio
sumamente eficaz para esta ejercitación, mucho más cuando toda la dogmática penal está elaborada
sobre la base de suponer probados ciertos hechos, aun los que serían de difícil demostración en la vida
real; es decir: se trata de una dogmática de algún modo pensada sobre la base del recurso de casación.
Los mismos planteamientos de este libro suponen ya probadas todas las cuestiones de hecho
mencionadas en el caso.
Una breve parte final del curso debería ser destinada a sistematizar los conceptos fundamentales del
derecho procesal que el estudiante haya ido comprendiendo de modo individual 4.

En todo caso, la experiencia irá indicando nuevos caminos de solución para la enseñanza con casos del
derecho penal (Parte general y especial) y procesal. Los casos-expediente podrán servir, en el futuro,
también a este respecto, en particular, para el ejercicio de la argumentación tendiente a acreditar
hechos, y no sólo para deducir la aplicación de normas a hechos ya probados.

III - Las "soluciones-tipo"

La Parte II está destinada a ofrecer al estudiante unas pocas soluciones que lo orienten en la tarea de
afrontar la redacción de sus primeros trabajos, de sus primeras soluciones. He seguido así el camino de
la primera edición -aunque no siempre el contenido de lo que en ella decía-, en virtud de que la
existencia de modelos de solución demostró ser pedagógicamente útil. Las soluciones también siguen
(como los casos) una complejidad gradual creciente.
En ellas el estudiante puede advertir serias diferencias con los textos teóricos de estudio a su alcance.
Las obras de dos autores argentinos constituirán sin duda la bibliografía básica de los estudiantes de la
Universidad de Buenos Aires. Son ellas: Lineamientos de la teoría del delito y Manual de derecho penal
de Enrique Bacigalupo, y Manual de derecho penal y el Tratado de derecho penal, de Eugenio R.
Zaffaroni. Las soluciones que propongo pueden, con todo, dificultar en ocasiones la lectura de
cualquiera de estos textos, en razón de que no se adecuan estrictamente a las explicaciones teóricas de

3
Veáse Carrió, Garantías constitucionales en el proceso penal.
4
El esquema de integración de la enseñanza del derecho penal y procesal penal que propongo coincide, en sus líneas
fundamentales, con el programa que preparamos con el doctor Julio B. J. Maier, para ponerlo en práctica y someterlo a
discusión con los profesores del Departamento de Derecho Penal de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos
Aires, durante 1985.
estos autores (ni a la de otros) aunque sí coinciden, en buena parte, con las líneas teóricas
fundamentales.
En este sentido, se debe tener en cuenta que las soluciones-tipo insinúan un concepto de lo ilícito
básicamente ceñido a la relación de oposición entre la voluntad del autor y la norma; en el que el tipo
objetivo aparece como un mero condicionante de la punibilidad, y el tipo subjetivo como verdadero
fundamento de lo injusto: aquello en lo cual consiste lo ilícito.

IV -Los "casos de enseñanza" y los "casos de examen"

Los respectivos títulos de las partes III y IV no deben inducir a creer que los casos de la Parte III sólo
pueden ser dados durante el curso, y los de la Parte IV, en los exámenes.
Los llamados casos de examen son hipótesis que relacionan diversas problemáticas, con frecuencia, de
Parte general y especial, de cierta complejidad (excepcionalmente, el punto problemático puede estar
sólo en la Parte especial). No sería adecuado utilizar a todos ellos para examinar a cualquier estudiante
de primer año; algunos de tales planteamientos sólo podrían ser resueltos satisfactoriamente por los
más aventajados. Por mi parte, los he utilizado para examinar a los grupos más destacados de
promociones recientes. Para tener por examinado a un estudiante medio, los que aquí llamo casos de
enseñanza son suficientemente idóneos.
En este sentido, los casos de enseñanza podrían haber sido llamados "casos sencillos" y los casos de
examen, "casos complejos". Pero no se habría correspondido enteramente con el contenido.
La denominación que he puesto obedece a lo siguiente. En primer lugar, prácticamente todos los casos
de este libro tienen al menos algún aspecto problemático que no es de fácil solución; por ello, el rótulo
de "casos sencillos" para la Parte III no habría sido veraz. Por otra parte, los casos de enseñanza se
hallan ordenados, mutatis mutandis, con arreglo al mismo esquema teórico del curso-tipo, y pueden ser
aptos para alternar en sucesivos cursos algunos planteamientos de la selección prevista, precisamente,
para la enseñanza. Los casos de examen (Parte IV) se hallan ordenados, con algunas alteraciones,
conforme a los títulos de la Parte especial del Código Penal 5.
Pero la solución de ningún caso (de la Parte III o IV) debe ser inducida del orden en que lo presenta este
libro. Por el contrario, muchos casos están deliberadamente "mal incluidos" con relación a un orden
sistemático; por otra parte, por mayor esmero que alguien pudiera poner en ordenar una selección de
casos con arreglo a cierto sistema teórico, siempre podría equivocarse en su tarea. Quien resuelve el
caso, entonces, debe evitar orientarse por el lugar donde se halla ubicado el planteamiento que le ha
correspondido afrontar, y no renunciar a sostener la propia opinión, a pesar de la previsible posición
opuesta de su profesor, o aun en contra de la opinión unánime de la doctrina o jurisprudencia, si puede
aducir suficientes fundamentos para explicar la divergencia.
En este sentido, un estudio sobre la base de casos, bien entendido, tiene que producir necesarios
enfrentamientos, y favorecer la discusión crítica y la confrontación de las ideas.

5
Ni la Parte III ni la IV llevan división en capítulos, para no inducir -bien o mal- a alguna respuesta (tal como sucedía con la
primera edición, ante cuyos casos los estudiantes cometían no pocos errores por orientar la solución según el nombre del
capítulo en el que estuviera incluido el planteamiento). A cambio de una agrupación en capítulos, el índice general menciona
el nombre de cada uno de los casos, a efectos de que, quien lo desee, apunte allí cuál es la problemática central del
planteamiento, ora para examinar más rápidamente (profesores), ora para ubicarse con más facilidad ante un examen
(estudiantes).
PARTE 1

CURSO. TIPO

CAPITULO 1

Fundamentos del derecho penal y teoría de la ley penal

I - Fundamentos del derecho Renal

-§1-
Análisis de textos técnicos

1. Se recomienda partir de una bibliografía básica que generalice el grado de información de todo el
curso -ejemplo Enrique Bacigalupo 1, Claus Roxin 2, etcétera-.
2. Luego, las comisiones serán divididas en grupos, los cuales tomarán a su cargo cada uno la exposición
y análisis de un autor en particular, distintos de los que se recomiende en general (ejemplo, Foucault 3,
Hassemer 4, Welzel 5, Roxin 6, Stratenwerth 7, Nino 8, Zimring-Hawkins 9, etcétera). Será conveniente que
el trabajo de los subgrupos, en cada comisión, no supere la explicación de cuatro autores. La exposición
de los estudiantes deberá ser, además de crítica, sumamente ordenada y analítica, a fin de que sirva
también como información para quienes hayan debido analizar otros autores. Estos confrontarán las
exposiciones con su información particular y general, y sus propios puntos de vista.

-§2-
Análisis de otros textos
1. Analice el dictamen del fiscal Julio Strassera en el proceso seguido contra las juntas de comandantes
ante la Cámara Federal, e identifique los fundamentos relativos a la justificación moral del castigo, si es
que, ajuicio del estudiante, el dictamen del fiscal se ocupa de ello. Procure hacerlo también con el
alegato de alguno de los defensores.
2. Haga lo mismo respecto de la sentencia dictada por la Cámara Federal.
3. Busque dos comentarios periodísticos que se puedan vincular con la justificación de la pena en
cualquier caso criminal.
4. Compare el resultado del trabajo del § 2, 3, con la información de la prensa de los años 1976 y

1
Bacigalupo, Manual de derecho penal. Parte general, ps. 1 a 24.
2
Roxin, Iniciación al derecho penal de hoy, (con exclusión de las páginas referidas exclusivamente al sistema de penas y
medidas del derecho alemán).
3
Foucault, Vigilar y castigar, (el docente debe circunscribir el trabajo a algún capítulo particular).
4
Hassemer, Fundamentos del derecho penal, trad. Muñoz Conde y Arroyo Zapatero, esp. ps. 347-402.
5
Welzel, Derecho penal alemán. Parte general, trad. de la 11ª edición alemana de Bustos Ramírez y Yánez Pérez, §§ 1 y 32, ps.
11-21 y 326-327.
6
Roxin, "Sentido y límites de la pena estatal", en Problemas básicos del derecho penal, tr. y notas de Luzón Peña, p. 11 y
siguientes.
7
Stratenwerth, Derecho penal. Parte general, trad. de la 2ª edición alemana de Gladys Romero, nros. 1 a 54.
8
Nino, Los límites de la responsabilidad penal, ps. 197-268.
9
Zimring-Hawkins, La utilidad del castigo, trad. Agustín Bárcena, (como en el caso del libro de Foucault, el docente debe
seleccionar algún capítulo particular).
siguientes. Analice si existen diferencias.
5. Lea críticamente un texto de filosofía general o de literatura no jurídica acerca de la justificación
moral de la pena.
•Nota.- Los ejercicios de los §§ 1 y 2 no pueden ser exigidos acumulativamente; o bien se combina unos
con otros en la subdivisión en grupos -por ejemplo, dándole a dos subgrupos ejercicios del § 1 y a otros
dos, alguno del § 2-, o bien se encarga a los estudiantes que realicen una monografía sobre algún
ejercicio del § 2, para entregar al final del curso- 10, discutiéndose en las comisiones sólo los ejercicios
del § 1.

II - Teoría de la ley Penal. Principios garantizadores y ámbitos de aplicación

-§1-
Análisis de fallos de la Corte Suprema 11
Con las salvedades que hago en la nota 11, se pueden discutir los siguientes fallos de la Corte Suprema,
sólo en el aspecto en que se vinculan a los principios constitucionales de garantía del derecho penal.
1. Duilio Santoro (CSJN-Fallos, 254:4 75).
2. Antonio A. Longo (CSJN-Fallos, 293:157).
3. Peters Hnos. S.A. Cía. Com. e Ind. (CSJN-Fallos, 293:378).
4. Frigorífico Yaguané S.A.C.I.F.A. (CSJN-Fallos, 293:522).
5. Propulsora Siderúrgica (CSJN-Fallos, 293:592).
6. Mario Cairo S.A.C.I.A. (CSJN-Fallos, 295:729).
7. Automotores Sena S.A.C. y F. (CSJN-Fallos, 296:466).
8. Banco de Santander y otros (CSJN-Fallos, 300:100).
9. Ariel Ornar Colavini (CSJN-Fallos, 300:254).
10. Bernardo Rosemblat y otro (CSJN-Fallos, 302:961).
11. Carlos Isidoro Weinzettel y otros (CSJN-Fallos, 302: 1626).
12. Juan Carlos Lectoure y otros (CSJN-Fallos, 303:267).
13. Ricardo Alberto Valerio (CSJN-Fallos, 303:1205).

10
Fue el ejercicio que pusimos en práctica a instancias de Alberto Binder, en el curso intensivo del verano de 1985. Pero, si el
alumno no es estrechamente guiado en su tarea, puede resultar un trabajo excesivo para esa altura de su evolución crítica; y
se corre el riesgo de que haga un trabajo descuidado, a la manera tradicional, como pura formalidad. Nuevamente, pues, el
método del trabajo docente depende en gran medida del equipo de asistentes con el que se cuente.
11
Sigo en este parágrafo los ejercicios de análisis de jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que
recomendaba en su cátedra el profesor Enrique Paixao -probablemente, uno de los mejores conocedores de la jurisprudencia
de la Corte en materia penal, de nuestro país-, durante los cursos de 1984y1985, en los que me desempeñé como profesor
adjunto interino de su cátedra. Hemos discutido mucho con él acerca de la conveniencia de tales lecturas. Por un lado, se me
presenta como poco plausible introducir al estudiante en los principios garantizadores del derecho penal, de la mano de la
lectura de sentencias de cortes de facto, que representaron la complicidad histórica más grave del estamento de los juristas
con los gobiernos usurpadores del pasado. La doctrina que emana de los fallos que cito en el texto, siguiendo su selección, es,
en algunos casos, técnicamente equivocada; en otros, muy reaccionaria. Por lo demás, la lectura de fallos de la Corte no es
sencilla para estudiantes de primer año (ni siquiera lo es para el jurista avezado). Sin embargo, ni uno ni otro de mis
argumentos son decisivos como para suprimir el ejercicio. En primer lugar, si se trata de la exposición crítica de los fallos y de
la discusión racional de sus fundamentos, precisamente aquel material puede ser positivo; y, por otra parte, las cortes de jure
están afectadas del mal hábito de no tener en cuenta, al aplicar un precedente, si la doctrina de éste ha nacido de un tribunal
legítimo, o no. Por último, la dificultad de lectura de las sentencias de la Corte es algo que se debe afrontar lo antes posible,
pese al desánimo que pueda causarle al estudiante, la dificultad de comprensión; él se consolará si piensa que su desánimo
es quizá menor al que se siente con frecuencia, precisamente, cuando la doctrina es comprendida. No todos los precedentes
citados en el texto, por otra parte, sientan una doctrina equivocada, ni todos ellos provienen de Cortes de facto
Si se opta por hacer este ejercicio, el análisis deberá incluir los dictámenes del Procurador General de la
Nación. Se debe identificar la relación que existe entre la sentencia y alguno de los principios
garantizadores, y discutir la plausibilidad de la decisión.

-§2-
Casos

1. Viaje frustrado 12.- Juan Fernández se presenta en el departamento central de la Policía Federal a fin
de realizar los trámites necesarios para obtener su pasa porte, y viajar a Londres. Al exhibir su DNI ante
el agente Miranda, se le cae del bolsillo un cigarrillo que trata de ocultar en actitud sospechosa. En
virtud de esto, el funcionario desconfía, le solicita el cigarrillo y lo hace analizar. Se trataba de un
cigarrillo de "marihuana". Fernández es detenido y procesado.
¿Fernández es punible?

• Variante.- Suponga ahora que Miranda, tras advertir inmediatamente de qué se trataba, procura
hacerse el desentendido de lo que ha visto. Otro funcionario descubre el hecho y denuncia a Fernández
y también a Miranda.

• Normas legales a consultar.- Constitución Nacional, arts. 17 a 20 (procure individualizar el precepto


que se vincula al caso). Ley 20. 771 (especifique el artículo que describe el delito que podría entrar en
consideración). Código Penal, art. 277, inc. 6º; Código Procesal Penal de la Nación, art. 164.

2. La hostería del sur.- El general "X" resulta imputado en una causa penal por graves violaciones a los
derechos humanos. Entre otros hechos, sería responsable, concretamente, de diversos homicidios
calificados, torturas, violaciones, secuestros y robos, ocurridos entre abril de 1976 y mayo de 1977.
Luego de haber prestado declaración indagatoria el 15 de agosto de 1984, "X" logra huir, el mismo día,
del instituto donde se hallaba detenido durante el trámite de la causa penal; y se refugia en una
localidad montañosa del sur argentino. Allí vive pacíficamente con su familia en una modesta cabaña,
ocupándose del cuidado y atención de una hostería. Al día siguiente de su fuga, se había librado la orden
de captura, y no fue encontrado.
Ha cambiado su aspecto exterior y no es fácilmente reconocible.
Su mujer y su único hijo ayudan en la atención de la hostería, por la que el grupo familiar recibe una
retribución suficiente para el sustento. "X" destina buena parte de sus ingresos a emitir giros anónimos
en favor de instituciones defensoras de los derechos humanos, como modo de reparar la carga que
siente por aquellos hechos horrorosos. Al poco tiempo, su hijo se suicida.
Ninguno de sus colegas militares, ni sus amigos civiles, saben de su paradero; sólo su esposa. Su
búsqueda resulta infructuosa.
En la causa penal que se seguía contra él, no se ha realizado ningún trámite desde la orden de captura.
Con fecha 15 de julio de 1987, la "Asociación Madres de Plaza de Mayo" presenta un petitorio ante el
Poder Ejecutivo nacional, a fin de que procure que el Congreso de la Nación declare imprescriptibles los
delitos de lesa humanidad como los cometidos durante la represión militar ulterior al año 1976, entre
los cuales se hallarían algunos de los hechos que se imputaban contra ''X".
12
Caso de Enrique Paixao.
El Poder Ejecutivo envía un proyecto al Congreso el 18 de agosto siguiente, a fin de extender a cuarenta
años desde el día de su comisión la prescripción de aquellos delitos; quedan expresamente incluidos los
hechos de esta especie que hubieran sido cometidos desde el 24 de marzo de 1976.
El Congreso vota favorablemente la ley que lleva el nº 42.000, la cual entra en vigencia a partir del 27 de
noviembre de 1987.
El 17 de agosto del año 1989, ''X" es reconocido por "Y" como aquel que lo había torturado durante
1976, y lo denuncia a las autoridades. ''X", que cumplía en ese mes 80 años, es detenido.
El juez de la causa lo cita nuevamente a ampliar su indagatoria el 22 de agosto siguiente.
El abogado defensor de ''X" plantea la prescripción de la acción penal, sobre la base de que la ley 42.000
es inconstitucional.
• Se pregunta:
a) ¿Sobre qué bases sería factible argumentar dicha inconstitucionalidad? (Debe argumentar aunque
usted no esté de acuerdo con ello).
b) ¿Sería a su juicio efectivamente inconstitucional?
c) ¿Cree usted que en un caso de tales características hallaría fundamento la aplicación de la pena,
conforme a las teorías que ha estudiado acerca de ésta y sus propias convicciones?

• Normas legales a consultar.- Además de las normas que ya conoce, consulte los arts., 59 y 62 del
Código Penal.

3. Casado dos veces.- Claudio y Angela contraen matrimonio, a pesar de que Claudio estaba ya casado.
El matrimonio es declarado nulo civilmente con mala fe de ambos contrayentes, que resultan
procesados.
Llegado el momento de dictar sentencia, el juez penal se halla ante la situación de que, después de la
comisión del hecho, ha sido sancionado un nuevo Código Penal que, en lo que interesa al caso, contiene
estas modificaciones:
a) Unifica la pena privativa de libertad, bajo la denominación de pena de "prisión" (deroga así la pena
de "reclusión").
b) Establece, sin embargo, que el encarcelamiento preventivo será computado, en todos los casos, a
razón de un día de prisión por cada dos días de encarcelamiento preventivo.
c) Reduce el mínimo de la escala penal del art. 134 del Cód. Penal, a seis meses de prisión.
Por otra parte, el juez ha decidido aplicar el mínimo de la pena que corresponde para el delito y sucede
que los procesados han estado encarcelados preventivamente durante seis meses.
¿Cómo debe resolver el juez el punto atinente a la aplicación y ejecución de la pena?
¿Es aplicable la ley que regía al momento del hecho o la vigente al tiempo de la sentencia?

• Normas legales a consultar.- Además del artículo citado en el texto, lea los primeros veinticinco
artículos del Código Penal e identifique las normas aplicables.

4. Viaje aéreo.- Ernesto García, argentino, viaja en la línea comercial Iberia, desde Madrid hasta Buenos
Aires, en un vuelo sin escalas.
En el trayecto, cuando la aeronave sobrevolaba aguas del Río de la Plata, cercanas a la costa argentina,
Ernesto decide aprovechar el momento en el que Guillermina-una azafata de nacionalidad colombiana y
domiciliada en Buenos Aires- asistía al compañero de vuelo de Ernesto, para retener por la fuerza a la
azafata, recostarla sobre el asiento, y ejercer actos impúdicos sobre ella; sin tener acceso carnal, ni
intentarlo.
Al arribar la aeronave al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, Ernesto García es detenido.
1. ¿Debe declararse competente el juez argentino?
2. ¿Resulta aplicable el derecho argentino?

• Variantes.- Conteste ahora las mismas preguntas supuestas según las siguientes hipótesis:
a) El avión hace escala primeramente en Montevideo.
b) Idem a, pero siendo Guillermina de nacionalidad y domicilio colombianos.
c) El avión sobrevolaba alta mar al momento del hecho.
d) Idem c, pero el viaje se lleva a cabo a bordo de una aeronave de Aerolíneas Argentinas.

• Normas legales a consultar.- Código Penal, arts. 1º a 5º, y arts. 119 a 127; Código Aeronáutico, arts.
197 a 201 (identifique los artículos concretamente aplicables y averigüe por sí mismo si es preciso
conocer otros preceptos legales).

5. El contagio.- Ignacio y Patricia -de nacionalidad y domicilio argentinos- están casados. Resuelven
pasar sus vacaciones en Bahía, Brasil. Empero, como Ignacio tiene que viajar primeramente a Estados
Unidos, deciden encontrarse en el aeropuerto de Salvador, el 20 de febrero. En Estados Unidos, Ignacio
contrae la enfermedad conocida como sida y se entera de ello. Supone que su enfermedad es mortal, y
decide pasar sus "últimas vacaciones", igualmente, con Patricia. Su mujer ignora lo que sucede, y resulta
contagiada.
Al regresar a Buenos Aires, Patricia muere. Ignacio, que aún vive, se entera de que en Estados Unidos se
ha descubierto un tratamiento sumamente eficaz para curar la enfermedad. Viaja entonces a ese país y
recupera su salud, después de lo cual decide no volver a la Argentina.
Se pregunta: ¿puede ser procesado en nuestro país?
• Variantes.- Resuelva el caso según estas otras hipótesis:
a) Patricia muere directamente en Brasil.
b) Ambos cónyuges se curan de la enfermedad en Buenos Aires, pero Ignacio se radica igualmente en
Estados Unidos.
• Normas legales a consultar.- Además de las normas que ya conoce, consulte el Código Penal, arts. 79,
80, 202. ¿Cree usted que necesita conocer algún otro texto legal para resolver el caso? En tal hipótesis
procure averiguarlo por sí solo antes de recurrir a la ayuda de su docente.

6. La quinta de Florianópolis.- Juan remite una carta a Ernesto desde Brasil. Le advierte en ella que si no
permite que su hija Florencia, de diecinueve años, viaje a San Pablo durante las vacaciones, hará
prender fuego a la casaquinta que Ernesto tiene en Florianópolis, Brasil.
Ernesto recibe la carta en Buenos Aires, y, contra su voluntad, permite que su hija viaje; cree que,
verdaderamente, Juan es capaz de concretar su amenaza. Florencia -que desconoce la actitud de Juan-
viaja a San Pablo. Ambos querían participar en un torneo de tenis de verano. Tras esto, regresan juntos.
¿Puede ser juzgado Juan en la República Argentina?
• Normas legales a consultar.- Las ya conocidas; lea además los arts. 140 a 149 del Cód. Penal
procurando individualizar el artículo que sería aplicable si el derecho penal argentino lo fuese, aun
cuando usted considerara improcedente el procesamiento en nuestro país.

III - Propuesta de examen parcial

- Explicación
De los siete puntos que constituyen el examen, los primeros cinco contienen dos o tres preguntas
alternativas, de las cuales usted puede elegir una, y contestarla.
El apartado F contiene una sola cuestión, a la que debe responder, en tanto el apartado G consiste en un
caso, que debe resolver.
El puntaje ideal total del examen es de 100 puntos, y cada número lleva escrito entre paréntesis su
puntaje relativo.
Si usted contesta todos los puntos, puede elegir cualesquiera de las preguntas desechadas en su
primera elección alternativa, y también escribir sobre ella. Pero no es en absoluto necesario (no importa
en qué medida esto pueda influir en el puntaje; se trata de que tenga toda la posibilidad de expresar sus
puntos de vista acerca de los temas expuestos en el interrogatorio).
Debe tener "a la vista" todos sus textos de estudio.

A - (Puntaje asignado conforme ut supra: 10 puntos).


l. ¿Con qué criterios se puede determinar el carácter de "conducta criminal" de un comportamiento
determinado?
2. ¿Es determinable entonces la existencia de la culpabilidad "en abstracto''? ¿Y en el caso
"concreto"? Explique su respuesta.

B - (Puntaje asignado conforme ut supra: 12 puntos).


l. ¿Cómo explicaría usted la justificación moral del castigo?

2. ¿Puede ser definido el ámbito de las conductas que están exentas de la autoridad de los
magistrados? ¿A qué principio se vincula este problema?

C- (Puntaje asignado conforme ut supra: 10 puntos).


1. ¿Por qué pueden ser relacionados el principio de legalidad y el principio de culpabilidad?
2. Relacione el principio de reserva con el propósito estatal de modelar el plan de vida del autor.
D - (Puntaje asignado conforme ut supra: 10 puntos).
l. El fallo de la Corte Suprema "Banco de Santander" se vincula con:
a) El principio de reserva;
b) El principio de legalidad;
c) El principio de mínima intervención;
d) El principio de culpabilidad;
e) Varios de ellos;
f) Ninguno de ellos.
Dé fundamentos.
2. Plantéese los mismos interrogantes y fundamente la respuesta, respecto de estos dos fallos:
"Duilio Santoro" y "Frigorífico Yaguané".
E - (Puntaje asignado conforme ut supra: 14 puntos).
l. Elija el párrafo de la obra de Stratenwerth donde, ajuicio de usted, este autor exponga el
argumento más contrario -dentro de sus propias explicaciones- a la admisión del principio de
aculpabilidad. Analice el texto y exponga su punto de vista.

2. Haga lo mismo que se requiere en la pregunta anterior, respecto del párrafo de Stratenwerth en el
que este autor sostenga un argumento más favorable a la justificación de la pena mediante un
criterio retribucionista. Analice el texto y exponga su punto de vista.
3. Señale un párrafo de Welzel, o una idea, que guarde la mayor analogía posible con otro de
Stratenwerth, respecto de la justificación del derecho penal o de la pena.
Explique su elección.
F - (Puntaje asignado conforme ut supra: 10 puntos). Explique si encuentra alguna vinculación entre el
problema de la validez espacial de la ley penal y la llamada "teoría de la ubicuidad".

G- (Puntaje asignado conforme ut supra: 34 puntos).


La epidemia.- Se ha detectado una epidemia en ganado vacuno, especialmente en una región de Cuyo
que -según se dice- se extendería desde el Nordeste de Mendoza, hasta el Noroeste de San Luis y el
Sudeste de San Juan.
En una actuación conjunta de los Ministerios de Salud Pública de las tres provincias de Cuyo, y de la
Nación -que ofrece asistencia federal a pedido de las provincias- el 10 de julio de 1986 se declara la
prohibición del transporte de vacunos desde aquéllas hacia el resto del país, y desde éste hacia aquéllas,
se tratase de ganado de pie o de reses muertas.
El doctor García Sáenz, notable veterinario graduado en Buenos Aires y doctorado en París, reside en La
Rioja al momento de aquella prohibición. Un conocido ganadero del norte de San Luis lo requiere para
que analice el estado de salud de sus animales. El doctor García Sáenz le explica que su ganado goza de
perfecto estado; y le advierte que, en su opinión, las autoridades provinciales y nacionales se han
equivocado al localizar el foco de la epidemia, dado que ésta sólo se limita a una pequeña región de
Mendoza, sin haber afectado -en contra de lo que se cree- a las provincias de San Juan y San Luis.
Sobre la base de esta opinión, el 20 de julio de 1986, el ganadero infringe la prohibición de la política
sanitaria y traslada sus animales a otro establecimiento propio, ubicado en La Rioja, desde el cual
comercializa sus reses hacia Buenos Aires.
El 22 de julio, el ganadero es descubierto y procesado por el delito previsto en el art. 205 del Código
Penal.
El 22 de agosto, las autoridades provinciales y nacionales advierten que el foco de la epidemia tenía
límites mucho más estrechos que aquellos fijados en las resoluciones del 10 de julio. La zona de
exclusión es reducida así a mil hectáreas ubicadas, todas ellas, en la provincia de Mendoza.
El 20 de setiembre, la epidemia es absolutamente superada y levantada la restricción de modo
definitivo, mediante el dictado de resoluciones derogatorias.
El ganadero continúa procesado.
• Se pregunta:
a) ¿El ganadero es punible?
b) Conteste ahora la misma pregunta sobre la base de esta variante:

Las resoluciones del 22 de agosto-que en el caso original reducían el ámbito espacial de la prohibición-
nunca son dictadas. La prohibición de las normas de policía sanitaria animal se mantiene inalterada
desde las resoluciones del 10 de julio hasta las del 20 de setiembre.

• Nota.- La variante del caso es muy difícil; no se preocupe demasiado por dar una respuesta segura a su
respecto. El caso será evaluado principalmente en la versión original; pero la variante es interesante, y
quizá usted pueda dar alguna idea ingeniosa para resolverla, que será computada a su favor.
CAPITULO II

Teoría del delito

1 - Delitos dolosos de comisión

- § 1-

Tipo objetivo

1. El amigo sonámbulo.- Aníbal, que sufre de sonambulismo, se levanta durante la noche, totalmente
dormido, en la casa de unos amigos que lo han invitado a pasar el fin de semana. Al salir de la habitación,
choca contra una mesa en la que hay un florero valiosísimo, tasado en unos U$S 4.000, que cae y se
rompe.

• Nota. - Usted se ha familiarizado con la búsqueda de artículos del Código Penal; desde ahora debe
resolver por sí mismo qué normas legales entran en consideración. En caso de que no logre hacerlo solo,
consulte a su auxiliar docente.

2. Los criados. -Juan y Manuel envenenan la comida del dueño de la casa donde trabajan, sin tener
conocimiento de la acción del otro. El primero vierte quince gotas; Manuel, sólo diez. Cada una de las
dosis no habría sido suficiente para producir la muerte; pero la concurrencia de ambas tiene efectos
mortales.

• Variante.- Suponga ahora que cada dosis era por sí sola suficiente, ¿modificaría ello la solución del
caso?

3. La caída del avión.- El ministro de Economía de la Nación debe viajar en avión a Miami. Cuando llega
al aeropuerto, es secuestrado por un grupo que pretende la caída del gobierno, y poco después es
muerto por los delincuentes.
El avión en el que debía viajar el ministro tiene un accidente poco después del decolaje. El avión cae y
no hay sobrevivientes.

• Variantes.- Resuelva el caso, también, según estas modificaciones:


a) El ministro es liberado a las dos horas y, gracias al secuestro, no falleció en el accidente.
b) El ministro es liberado a las dos horas; pero, precisamente por el secuestro, debe embarcar en el
avión siguiente, y muere a consecuencia de la caída casual de éste, en tanto el vuelo anterior
arriba a Miami sin dificultades.

• Nota.- Es posible que el caso plantee complicaciones desde el punto de vista de los delitos en
particular que entran en consideración. Acaso sea recomendable que el docente concrete, por esta vez,
los tipos penales que, a su juicio, sean aplicables.

4. Frustración del salvamento.- La señora Schuster sufre un calambre mientras está nadando en la
piscina de su casa. Uno de sus hijos -que advierte lo que sucede- le arroja inmediatamente el salvavidas.
Sin embargo, un vecino, que odia a la señora Schuster y que desea aprovechar la ocasión para que
muera, hace una señal suficiente para que su perro-altamente amaestrado-aleje el salvavidas e impida
al joven Schuster intentar todo tipo de auxilio idóneo. La mujer muere ahogada sin haber llegado
siquiera a tocar el salvavidas. El hijo sufre lesiones leves en las dos piernas por el ataque del perro.
La imputación objetiva de las lesiones del muchacho parece no problemática.

¿Cree usted que la cuestión es igualmente sencilla con relación a la muerte de la señora Schuster?
En cualquier caso, mencione los tipos penales que entran en consideración.

-§2–

Tipo subjetivo
1. Cazador infalible.- Juan Carlos acaba de conseguir un permiso de caza, en una localidad del sur, para
practicar su deporte preferido. El día del hecho, tras internarse en un bosque muy frondoso en el que
suele haber animales salvajes, cruza velozmente un supuesto lobo al que Juan Carlos da muerte de un
solo disparo. En realidad, se trataba del perro del guardabosques.

2. Un error fatal.- Juan quiere matar a Felipe. Una noche, cuando cree verlo atravesar una plaza-tal
como acostumbraba a hacerlo su enemigo- le dispara de corta distancia. Cuando se acerca a la víctima,
comprueba que ha matado a su propio padre, quien casualmente paseaba esa noche por allí.

3. El puma y la enfermera.- El doctor Molina y su enfermera deben cumplir una misión en una zona
selvática. En un momento, cuando aquél se hallaba a unos cincuenta metros de su compañera, ésta es
atacada por un puma. El doctor Molina, a pesar de que conoce lo inseguro de su pulso, y al no poder
auxiliarla de otro modo, dispara contra el puma con un arma de fuego, con tal suerte que mata a la
mujer.

4. Muerte en el río.- Raúl aprovecha la distracción de un joven que ha estacionado su moto junto al río,
para apoderarse de ella. Cuando el muchacho advierte que el ladrón está a punto de escapar con su
moto, corre hacia él para impedirlo. Raúl dirige frontalmente su marcha contra aquél, aun cuando sabe
que si lo golpea con el vehículo, quizá mate al muchacho. Al atropellarlo, el dueño de la moto queda
tendido en el piso, totalmente inconsciente. Raúl, que lo cree muerto, se acerca al cuerpo del joven y,
profundamente apesadumbrado, se arrepiente de lo que ha hecho.
Luego de unos veinte minutos de titubeos y llantos, Raúl arroja a la víctima al río, junto con la moto,
para simular un accidente. El muchacho, que estaba aún con vida, muere ahogado.

5. ¡Cuidado con la esposa!-José decide matar a Felipe a la salida de un cine, con arma de fuego. Advierte
que la esposa de su enemigo, Luisa, está muy cerca de Felipe, y que el disparo puede dar en ella. De
todas maneras, cree que es la única posibilidad de acabar con aquél, y dispara, de tal modo que muere,
efectivamente, Luisa.

6. La Cruz del Sur.- Fernando es el único sereno nocturno del garaje "La custodia". Una noche, cuando se
halla en la vereda mirando la Cruz del Sur, es atacado por Pedro y Andrés, que le producen lesiones
leves entre ambos.
El hecho había sido ideado por Pedro, quien había convencido a Andrés de tomar parte en el ataque,
sobre la base de que Fernando era un sujeto por quien había estado preso en otra época. Andrés no
sabía que el propósito ulterior de Pedro era entrar al garaje "La custodia" para destruir los vidrios del
automóvil de un conocido. No sólo desconocía que Fernando era sereno, sino que tampoco había
advertido siquiera que allí hubiese un garaje.
Entre el momento de la agresión y aquel en el cual Pedro se disponía a entrar al garaje, un policía, que
había visto lo sucedido sin alcanzar a intervenir antes del ataque a Fernando, detiene a los dos
malhechores.
Supuesto que fueran probadas todas las circunstancias relatadas, ¿cree usted que la adecuación típica
de la conducta de Pedro es idéntica a la de Andrés?

• Variante.- Responda la misma pregunta, suponiendo que después de agredir a Fernando, Pedro
contara a Andrés su verdadero propósito, y éste se aviniera a participar en el plan ulterior, cuando,
después del "acuerdo", llega el policía y los detiene.
• Nota.- La resolución del caso requiere el conocimiento de problemas atinentes a la participación.
Procure averiguar por sí mismo los conceptos teóricos necesarios. 'Pero un aspecto centrado del caso
vinculado a la autoría y participación se halla en el tipo subjetivo.

-§3-
La "construcción" del tipo penal 1
1. El pueblo artificial.- Cinco jóvenes atacan a una pareja de novios que pasea por un despoblado.
Mientras cuatro de ellos se las arreglan para doblegar físicamente la resistencia del muchacho y de la
chica, el restante, Felipe, se apodera de diversos objetos de valor de cada uno de los jóvenes. Los
ladrones se marchan, pero posteriormente son detenidos.
En el lugar del hecho había diversas paredes que simulaban la construcción de varias casas antiguas.
Habían sido levantadas para filmar una película. Cuatro de los ladrones eran del lugar y sabían de qué se
trataba. Pero Felipe no era de allí.

En el proceso, el juez tiene por probado que Felipe había creído que aquellas casas -simuladas- eran
reales, y que, por consiguiente, cometían el hecho en un pequeño pueblo.
¿Cómo debe ser construido el tipo penal respecto de Felipe, teniendo en cuenta los arts. 164 a 167 del
Código Penal?

2. Impedimento matrimonial.- Juan y Susana eran hijos de Esteban -ya fallecido-, pero de madres
distintas. Juan conoce su consanguinidad con Susana, y está persuadido de que ella también sabe la
verdadera situación. Sin embargo, no es así; aunque Susana había sido reconocida por su padre, nunca
había sabido de él, y no hablaba de este tema con Juan, a quien le habían presentado en unas
vacaciones.
Al poco tiempo, contraen matrimonio. Susana seguía ignorante de la situación; Juan, persuadido de que

1
El punto a asimilar en este parágrafo podría ser denominado también: la "reconstrucción" del tipo penal. Schmidhauser
trata a una problemática análoga a lo que está en la base de estos casos, como la diferencia posible entre el tipo del texto y el
tipo de la interpretación (Schmidhauser, Strafrecht, Allgemeiner, Teil, 2ª ed., p. 14). Sobre la problemática teórica -que yo
preferiría llamar mejor: texto y tipo, véase, Sancinetti, Estupro y estupro impropio ("violación"). Un caso polémico de error
sobre la edad de la víctima, en "Doctrina Penal", 1978, p. 335 y ss., esp. notas 35 y 36 y sus textos; ídem, La apropiación de
cosa perdida como hurto atenuado, en "Doctrina Penal'', 1984, p. 239 y ss., esp. p. 302 y ss. (ambos artículos reproducidos en
Sistema de la teoría del error en el Código Penal argentino). Una exposición sintética del problema teórico, puede ser con-
sultada en este mismo texto, en la Parte II, solución-tipo del caso "Casualidad", en el que explico la cuestión con relación al
tipo penal del aborto.
ella conocía la verdad. ¿Realizan, Juan y Susana, una conducta punible?

-§4–

Antijuridicidad y justificación
1. Tres enmascarados.- Tres individuos enmascarados penetran en la casa del señor Ventura, a quien
habían amenazado en reiteradas oportunidades, por su desempeño político. Lo sorprenden trabajando
en su escritorio, donde revisan sus papeles y obtienen así los documentos que necesitaban sustraerle.
Luego lo golpean hasta dejarlo inconsciente. Cuando escapaban por los jardines de la casa, Ramiro, hijo
mayor de Ventura, de diecinueve años, dispara sobre los tres delincuentes. Dos de ellos mueren en el
acto; el tercero, gravemente herido, logra huir con los documentos.

2. El carro del campo. -Juan es trabajador rural en un pequeño campo. Está enemistado con Enrique, el
capataz. Una mañana, cuando ve caminar a Enrique por un callejón angosto cerca del río torna el viejo
carro del dueño del campo y azota fuertemente al caballo para dirigir el carro contra Enrique, y matarlo.
Cuando el capataz advierte lo que sucede, dispara primeramente al aire, con su arma de caza, para ver si
así disuade a Juan o asusta al caballo. Juan sigue azotando al animal y está ya a unos doce metros de su
víctima. Enrique dispara entonces directamente sobre Juan y lo mata. Al sentirse sin guía, el caballo
disminuye bruscamente su velocidad hasta detenerse junto a Enrique que apenas es levemente
golpeado por un borde del carro.
En realidad, Enrique podría haber evitado la muerte de Juan, matando al caballo del propietario del
campo. ¿Qué opina usted? ¿Está justificada la conducta de Enrique?

• Variantes.- Enfréntese ahora a las siguientes hipótesis:


a) Tras el disparo de advertencia, Enrique dispara dos veces; un proyectil alcanza a Juan en su hombro
derecho y el otro en la mano izquierda, pero sin que Enrique dirigiera el impacto a cualquier lugar
preciso, ¿alteraría esto la solución del caso?
b) Del mismo modo que en la variante a, Enrique salva su vida hiriendo a Juan en una pierna de la que
queda paralítico. ¿Es distinta ahora su solución con relación a las respuestas anteriores?

3. Incendio en el colectivo.- Durante un viaje en ómnibus, un desperfecto del motor produce un


incendio en la parte delantera del vehículo. Las llamas alcanzan al conductor, quien consigue abrir la
puerta trasera para que desciendan los pasajeros. Uno de ellos intenta salvarlo con la manta de una
anciana que viajaba en el mismo colectivo, pero ésta se niega a entregársela. No obstante, el pasajero se
la quita por la fuerza y consigue salvar la vida del conductor, pero daña la manta, y lesiona levemente a
la anciana.

4. El padre perverso.- Rolando, padre de Inés, goza en extremo cuando castiga a su hija. La niña, de
ocho años, sufre profundamente por la crueldad de tales castigos. A causa del modo en que Rolando
reprime a la niña, Margarita, la madre de la menor, ha tenido ya serias disputas que amenazan con
producir el divorcio.
Entre otras observaciones, la mujer le señala al marido con frecuencia que la manera en que reprende a
la niña sólo podría provocar un empeoramiento de su conducta, y no efecto correctivo alguno. A
Rolando le resulta indiferente el acierto o error de las apreciaciones de su mujer, porque considera que
sólo él debe fijar las pautas de educación de la hija.
Cierto día, Rolando ve que su hija está pisando el césped del jardín, lo que le había prohibido pocos días
antes. Rolando decide entonces encerrar a la niña en el sótano de la casa durante dos días, permitiendo
que se alimente tan sólo con raciones mínimas.
En verdad, las prohibiciones que imponía Rolando se hallaban siempre orientadas, antes que a la
corrección, a que hubiera más posibilidades de infracción a sus reglas y, consecuentemente, más
probabilidad de refirmar su autoridad mediante el castigo.
Margarita denuncia el hecho ante un juez de menores. ¿Cree usted que Rolando es punible?

• Variante.- ¿Modificaría su respuesta si, en vez de encerrar a la niña dos días en el sótano, Rolando la
encerrara cuatro horas en su habitación?

• Nota.- Consulte las normas vigentes sobre patria potestad, del derecho civil.

5. Un ladrón en la ruta.- Roberto viaja de Buenos Aires a Mar del Plata. A la altura de la localidad de
Guerrero, tiene que detener su viaje para cambiar un neumático. Allí advierte que un malhechor se
acerca a otro vehículo, sustrae de él diversos objetos en actitud sospechosa, y emprende velozmente la
huida. Dado que Roberto es sumamente ágil y mucho más robusto que el ladrón, que aparenta tener
unos diecinueve años, corre a éste durante dos minutos gritándole que se detenga, hasta que lo alcanza
y lo reduce por la fuerza. Posteriormente, le hace devolver los bienes sustraídos a su dueño. No
satisfecho con ello, Roberto retiene al joven y lo conduce coactivamente hasta la comisaría del pueblo.
¿Cómo juzgaría usted la conducta de Roberto?

• Variante.- Suponga ahora que, tras alcanzar al muchacho y reducirlo por la fuerza causándole lesiones
leves, Roberto se enterara de que el muchacho estaba haciéndole una broma a su padre. ¿Modificaría
usted la solución del caso?

• Nota.- Para resolver el caso necesita identificar ciertas normas del Código Procesal. Consulte las que
rigen para la Nación y para la provincia de Buenos Aires; pero, una vez encontrados los artículos
pertinentes, resuelva cuál de los dos códigos de procedimientos sería aplicable al caso y explique cómo
fundamenta esta última decisión.

-§5–

Culpabilidad

1. Meningitis 2.- Juan, de veinticinco años, que adolece de una profunda debilidad mental como
consecuencia de haber sufrido meningitis durante la infancia, se disgusta porque sus padres no le han
comprado un camión de juguete que les había pedido expresamente. Iracundo, vuelca en el piso un
bidón de nafta y prende fuego a la casa. En el piso superior, se hallan durmiendo sus padres, que no
alcanzan a escapar, y mueren.

• Nota.- Además de identificar-como en los casos anteriores- el tipo penal en principio aplicable al caso,
convendrá que consulte en los textos de estudio cómo se explica la estructura típica de lo que se
denomina corrientemente "delitos preterintencionales".

2. La confesión.- Maldonado, párroco de un pequeño pueblo de la frontera, toma conocimiento -

2
Caso de Enrique Paixao.
durante una confesión- de actos irregulares cometidos por Gustavo Sosa, comisario del lugar. Meses
más tarde, afectado de un delirio febril, revela aquellos crímenes y torturas de los que se había
enterado, ante algunos amigos que lo visitan en el hospital. Sosa interpone querella contra el padre
Maldonado, por violación de secretos.

3. Alquiler sin aviso.- Cora solicita autorización a María para retirar unos enseres del departamento que
durante un tiempo ocuparon juntas. María debía viajar, por entonces, al exterior. Cora se demora en ir
en busca de sus cosas y, cuando finalmente va, y entra al departamento, advierte que éste había sido
alquilado a un tercero, por el administrador de María. El inquilino denuncia el hecho y Cora resulta
procesada.

4. Perjurio.- Andrés Gutiérrez es citado a declarar como testigo en un proceso con relación a cuyos
hechos cree poder tener cierta vinculación y consiguiente responsabilidad. En virtud de ello, realiza
declaraciones fementidas ante el juez; éstas podrían haber perjudicado a los allí imputados, que eran
inocentes.
En realidad, el proceso en el cual habría de estar posteriormente implicado Gutiérrez, tramitaba en otra
secretaría del mismo juzgado. En esta causa sería finalmente absuelto, aun cuando serios indicios
parecían comprometerlo.
¿Cómo juzgaría usted el comportamiento de Gutiérrez en aquellas declaraciones?

-§6–

Punibilidad

l. Karnéades.- Ernesto es uno de los pocos sobrevivientes de la tripulación de un barco que ha


naufragado. La mayor parte de los tripulantes murió al ayudar a los pasajeros del buque en el
acondicionamiento en botes de auxilio; pero Ernesto se ha echado a nadar inmediatamente. De todos
modos, también la mayoría de los pasajeros ha fallecido.
Después de algunas horas durante las que Ernesto ha nadado desesperadamente en busca de la costa,
advierte que cerca de él hay otro sobreviviente subido a un tronco; tronco éste que parece alcanzar a
sostener a una persona, pero no a dos. Ernesto decide entonces luchar por el madero para salvar su vida.
Logra arrojar al agua al otro náufrago, que muere ahogado. El tronco era, en verdad, insuficiente para
soportar a los dos sujetos.
Desde un bote cercano -que se hallaba también al borde del naufragio, por navegar en él más personas
de las que podía tolerar-, doce sobrevivientes han visto lo sucedido.
Dos horas más tarde llega a la costa Ernesto; enseguida, el bote con los otros náufragos, que lo
denuncian.

• Variante.- En realidad, el madero habría podido resistir hasta 200 kgs. Ernesto pesaba 80 kgs., y el
muerto, 70 kgs.

2. El cajero del banco 3.- Enrique, cajero de un banco, recibe de la persona a quien atiende un papel
escrito a máquina que dice: "su hija Ana -que sale del colegio, como usted sabe, en este momento- es
seguida por mis amigos, quienes la secuestrarán si usted no me entrega $ 1.000". Enrique recuerda que

3
Caso de Enrique Paixao.
de ese colegio habían desaparecido ya tres niños en circunstancias similares a las de la amenaza; y,
atemorizado, entrega la suma pedida. Posteriormente procura reponer el dinero sin que nadie advierta
la diferencia, pero es descubierto.
En el proceso que se le instruye se demuestra que su hija se hallaba guardando reposo en su domicilio
desde hacía una semana, como consecuencia de un fuerte estado gripal. Ana era cuidada por su madre,
de quien Enrique se hallaba separado.

3. La suegra y el cuñado.- Roberto hurta de la cartera de su suegra $ 500, durante una reunión familiar
habida en casa de aquélla a propósito de las fiestas. Ana, esposa de Roberto, lo descubre y le exige que
lo devuelva sin que nadie se entere. Roberto accede, pero sustrae luego $ 200 del abrigo de su cuñado,
que vivía en esa casa. Roberto y Ana habían vivido allí poco tiempo atrás, hasta que pudieron mudarse a
un departamento propio.
Dos parientes han visto lo sucedido y Roberto es denunciado.

4. Como si fueran hermanos.- Pedro y Pablo vivieron juntos desde la infancia, en el campo, cuidados por
los padres de Pablo. Estos han criado a los niños como si fueran hermanos, ocultándoles la verdadera
situación, cual era la circunstancia de que Pedro había sido recogido por la madre de Pablo, tras haber
hallado al niño abandonado, cuando tenía dos años.
Sólo los padres de Pablo saben que Pedro no es hijo de ellos, aunque nunca solicitaron judicialmente la
adopción.
Cierto día, Pablo relata a Pedro que se ha apoderado de un valioso jarrón durante la visita a un museo, y
que ha sido descubierto por los guardias. Le ruega, pues, que le permita ocultarse en un sótano de la
casa de Pedro, hasta que la policía deje de buscarlo. Pedro accede y guarda a Pablo en el sótano durante
dos meses, sin que nadie advierta la situación. Durante una inspección legítima realizada por la
autoridad en casa de Pedro, Pablo es descubierto.
¿Cómo juzgaría usted la conducta de Pedro?

-§7-
Tentativa

1. El par de medias.- Una señora entra a un antiguo almacén, muy amplio, en el cual se vende toda clase
de productos. Pretende sustraer un par de medias sólo si encuentra la marca que desea. En un estante
algo alto para ella, se halla el producto exacto que necesita. Después de fijarse si alguien está
observándola, la señora toma un banquillo que está cerca de allí, sube sobre él, extiende su mano, y
toma finalmente tres pares de medias que oculta debajo de su ropa. Luego, sale del almacén.
El dueño de la tienda la ha descubierto. Sin embargo, por compasión, deja que la mujer se vaya con las
medias.
• Nota.- El planteo no aclara en qué momento el propietario de la tienda decide dejar ir a la mujer.
Supóngase que el hijo del propietario hiciera una denuncia y se acreditaran los hechos relatados. ¿Cree
usted que la solución del caso depende de cuál sea el instante en que el dueño hubiese tomado la
decisión compasiva, entre el momento en que la mujer entra a la tienda y aquel en el cual ya ha
traspasado el umbral a la salida?
Si su solución depende de esa circunstancia, explique por qué lo considera así, y determine cuál es el
momento relevante; o cuáles, si usted entiende que hay más de un momento decisivo.
2. El botón rojo 4.- Hernán supone erróneamente que su ex novia Laura tiene una relación amorosa con
Cristian, para quien aquélla trabaja como secretaria. Cierto día concibe un plan para matar a Cristian.
Con la colaboración de Julio-mecánico del auto de Cristian- habría de colocar un explosivo debajo del
asiento del conductor, que sería accionado por Hernán mediante un control remoto.
El día del hecho -y tras haber ajustado Julio y Hernán todos los detalles según el plan-, el homicida se
halla esperando la llegada de Cristian, con el dedo índice sobre el percutor rojo, pero sin oprimirlo aún.
Al llegar el vehículo, es Laura la que lo conduce, y viaja sola en él. En ese mismo momento, Hernán -que
no sale de su sorpresa- no puede evitar sucesivos estornudos que producen inevitablemente la
detonación. Laura muere.
• Variante.- Suponga ahora que fuese efectivamente Cristian quien condujera el vehículo, según lo
previsto por Hernán. ¿Variaría usted la solución del caso si la explosión ocurriese del mismo modo, es
decir, sin oprimir Hernán "voluntariamente", todavía, el botón rojo?

3. El veneno gota a gota.- Fernando (que es médico, especialista en gastroenterología) quiere


deshacerse de su abuelo, tentado por la herencia. Para concretar su propósito, concibe un plan según el
cual lo envenenará mediante sucesivas dosis de veneno, que habrá de poner en el desayuno del abuelo,
a razón de una gota por día, a fin de que éste no alcance a advertir lo que sucede.
El nieto cree verdaderamente que la acción sólo puede tener efectos mortales, como muy pronto, a
partir de la décima dosis; pero, en razón de que presume que el abuelo resistirá mucho más tiempo,
está dispuesto a continuar el plan todo lo necesario.
Sin embargo, al quinto día Fernando se arrepiente seriamente, y, con profunda vergüenza, decide no
seguir adelante con lo planeado. El abuelo no muestra síntomas de enfermedad alguna-lo cual era
adecuado a toda previsión científica del nieto-a pesar de lo cual el abuelo muere tres días después de
ser puesta la última pócima.
Las cuatro gotas de veneno resultaron suficientes para causar la muerte.
• Se pregunta:
a) ¿Cómo acusaría usted a Fernando?
b) ¿Cómo encararía su defensa? e) ¿Qué resolvería como juez?
• Nota.- Como ejercicio complementario, y según la respuesta que haya dado usted en e), considere el
problema de derecho civil atinente a si el nieto tendría derecho a la herencia, o no. Procure resolver
solo qué texto legal argentino se refiere a este problema; si no puede hacerlo, consulte a su auxiliar
docente.

4. ¿Aborto seguido de muerte? 5 - En Villa La Lejana (Catamarca), Eulogia va a ver a una amiga, y relata a
ésta que está embarazada desde hace unos dos meses y quiere interrumpir la gestación. La amiga -que
alguna vez vio practicar un aborto a una curandera de la zona- utiliza un procedimiento que produce
una infección en el útero de Eulogia, y ésta muere.
En el proceso se comprueba que, en el huevo fecundado, no se había formado nunca el embrión, sino
tan sólo las células que dan origen a la placenta.

4
Se trata de un caso de solución difícil, ideado por Marcela Martínez, excelente estudiante del curso de verano de "Parte
general" de 1985; y, posteriormente, también alumna sobresaliente de mi curso de "Parte especial" del mismo año.
5
Agradezco a Pérez Cambiasso, ex alumno de mi curso de "Parte especial" de 1984, el haberme hecho advertir lo discutible
de la solución que corresponde dar a estos casos. El planteamiento -como otros de este libro- está tomado de la
jurisprudencia, que una vez resolvió la hipótesis original de un modo increíblemente equivocado.
Analice la acción de la amiga de Eulogia.

• Variante.- La amiga era curandera, y realizaba estas tareas, con resultados diversos, con alguna
frecuencia. ¿Modifica esto la solución del caso, con respecto a la hipótesis original? ¿Entra algún otro
tipo penal en consideración, por la circunstancia de que la amiga fuese curandera habitual?

• Nota.- El planteo puede ser resuelto con una respuesta muy sencilla y aparentemente segura. Sin
embargo, si usted reflexiona acerca de los tipos penales que tienen una estructura conocida
tradicionalmente con el nombre de ''preterintencionales" (véase I, § 5, caso 1) y se plantea, además, en
qué sentido podrían estos delitos ser "intentados'', quizá termine concluyendo que la cuestión es,
cuando menos, muy discutible.
La variante del caso original se relaciona tan sólo con una problemática de la parte especial, sin influir en
el problema teórico que se insinúa en el párrafo anterior.

-§8–

Autoría y participación
1. El perro ajeno.- Diego persuade a Susana de que coloque veneno en la comida de Pluto, el perro de
Cristina, que lo molesta por su aullar nocturno. Le dice que él no tiene coraje para hacerlo por sí solo.
Diego supone que Susana conoce la relación de dominio; pero, en realidad, ella cree que el perro no
tiene dueño, sino que éste se ha habituado a comer en la puerta de la casa de Cristina, porque alguien
deja allí alimento para él.
Susana intenta el hecho, primeramente, mediante un narcótico que coloca en la comida del perro, pero
esto resulta inofensivo. Entonces le pide a Diego que le facilite un veneno idóneo. Diego se lo da, y esta
vez la acción de Susana tiene efecto mortal.
• Variantes.- Reflexione sobre los siguientes casos alternativos:
a) Suponga la situación inversa. Diego piensa que Susana lo hará sólo por creer que el perro es
vagabundo, y se cuida bien de ocultarle la verdadera situación. Pero, en realidad, ella lo hace
sabiendo perfectamente que el perro pertenece a Cristina.
b) Vuelva a pensar ahora en el caso original, y suponga que Diego se da cuenta de la confusión de
Susana cuando ella va a pedirle el veneno; y se lo da sin decirle una palabra sobre la relación de
dominio.
c) Piense finalmente si tendría relevancia que, en la hipótesis de la variante a), Diego advirtiera,
también al prestarle el veneno, que ella conoce la verdadera situación.

• Nota.- Para resolver este caso, con sus variantes, es conveniente que empiece a reflexionar acerca de
cómo se debería resolver el caso si no hubiera habido confusión, en momento alguno, sobre la
relación de dominio. Quizá, así perciba mejor usted en qué sentido puede tener incidencia dicha
confusión en el planteo original, y en sus variantes.

2. La dama de las joyas.- Una distinguida dama de Buenos Aires se halla en Pinamar, alojada en un hotel
de gran prestigio.
Durante la cena, Aníbal, Beltrán y Carlos, que se hospedan en el mismo lugar, advierten que la señora
luce joyas de valor incalculable.
El primero propone, entonces, un plan según el cual -luego de pasar una velada con la mujer-,
conseguirá que la puerta de la habitación de aquélla quedara cerrada sin llave para que Beltrán, a la
mañana siguiente, lograra apoderarse de las joyas. Carlos, por su parte, esperaría a Beltrán, con su
automóvil, a fin de conducirlo rápidamente a un lugar cercano, en el que se repartirían el botín. Los tres
acuerdan en esos términos la realización del hecho.
Al día siguiente, cuando Beltrán llega a la habitación, comprueba que Aníbal no había logrado su
propósito; la puerta había quedado cerrada. Extrae entonces una pequeña ganzúa que siempre llevaba
consigo, y logra abrir la puerta sin dañarla. Una vez adentro, se apodera de un reloj de gran valor y dos
gargantillas de diamantes. Al salir, lo espera Carlos, quien lo conduce hasta Villa Gesell, donde se
encuentra con Aníbal. Este, a su vez, creía haber cumplido con su parte. En efecto, una mucama había
cerrado la puerta de la habitación de la señora, dos minutos antes de la llegada de Beltrán.

3. Gerente de banco.- El señor Hernández -gerente de un banco particular- entrega a López y a Martínez
las llaves de la caja de seguridad ubicada en la oficina del presidente del directorio, a fin de que éstos
consigan sustraer unos valiosos documentos guardados en ella.
Durante la noche de la ejecución, López y Martínez logran llegar hasta donde está la caja, luego de
haber superado distintos obstáculos que les habían dificultado el acceso. Pero allí advierten que existe
un dispositivo de seguridad autónomo, que haría funcionar una alarma. López decide entonces retirarse,
por temor a ser descubierto. Martínez, en cambio, desea seguir adelante; para lo cual desconecta la
alarma y consigue abrir la caja de seguridad.
Sin embargo, nada puede llevarse Martínez de allí, dado que la caja estaba vacía. Efectivamente, esa
tarde, Hernández, arrepentido, había ordenado que aquellos documentos fueran retirados de allí y
guardados en otro lugar.
¿Cómo debe ser juzgada la conducta de cada uno de los tres personajes?

4. Conspiración.- Un grupo de extremistas decide dar muerte a un senador. Para ello, preparan el
atentado de manera tal que las sospechas recaigan sobre un joven llamado Joaquín Nelson. Son
contratados tres expertos tiradores que deberían colocarse formando un triángulo perfecto. Cada uno
de ellos afirmaba que, sin duda, daría en el blanco. Los tres confiaban ciegamente además en la
eficiencia de los dos compañeros restantes, tanto como en la propia.
El día del hecho, el senador Gutiérrez es alcanzado por el proyectil del primer tirador, y muere
instantáneamente. Apenas un instante después, el segundo tirador-a causa de la caída de Gutiérrez-
yerra el disparo, y da muerte a Juan Carlos Marcolongo, conductor del vehículo. Segundos más tarde,
tras ver al senador en el suelo del automóvil, dispara el tercer tirador; el proyectil penetra en la sien de
la primera víctima.
Finalmente, el abogado defensor de Joaquín Nelson consigue aclarar los hechos, siendo detenidos los
tres tiradores y los cinco anarquistas que los habían contratado.
Analice la conducta de cada implicado.

5. A las órdenes del capitán. - El capitán García ordena al cabo 1º González que "haga hacer lo
necesario" para que dos sujetos que han sido detenidos por una "patrulla comando" del regimiento,
declaren cuanto conocen acerca de la logia subversiva a la que aquéllos pertenecerían. El cabo 1º
González designa a tres soldados de su confianza (uno de los cuales es médico) para que, de a un
detenido por vez, sumergieran íntegramente a los sujetos en un cubo de agua el tiempo suficiente para
doblegar su resistencia; pero les ordena, también, poner especial cuidado en que no muriera ninguno de
los detenidos. Así lo hacen los soldados, con arreglo a las instrucciones y cuidados de quien era médico.
Al otro día, tras enterarse de que ninguno ha declarado cosa importante alguna, el capitán García
recrimina severamente al cabo 1º González, sobre la base de que los soldados no aplican el rigor
necesario. El cabo 1º González reprende a su vez, entonces, a los soldados, a quienes exige resultados
positivos; pero les insiste en que deben cuidar, no obstante, la vida de los detenidos.
Los dos soldados que no son médicos comienzan a incrementar, al día siguiente, el tiempo de sumersión
de los detenidos, a pesar de las advertencias del médico, según las cuales los jóvenes corrían cada vez
más riesgo de muerte.
Finalmente, uno muere ahogado. De los tres soldados, uno se complacía verdaderamente de la tarea
que le tocaba realizar. A otro le resultaba indiferente; sólo lo hacía por evitar problemas con sus
superiores. El restante-el médico-rechazaba asqueado, internamente, todo cuanto sucedía.
¿Cómo debe ser juzgada la conducta del capitán, del cabo 1º, y de cada uno de los tres soldados?

II - Delitos culposos de comisión

1. El salto del profesor.- Infantino, jefe de una base aérea, autoriza el despegue de un avión deportivo, a
pesar de que se hallan practicando paracaidismo, al mismo tiempo, algunos jóvenes principiantes. Una
disposición reglamentaria prohíbe autorizar ambas actividades conjuntamente.

En el momento en el que el avión deportivo se halla todavía detenido, pero con sus motores en
funcionamiento, practica un salto el instructor del grupo, que tenía sobrada experiencia en este deporte.
El círculo de caída de los paracaidistas se hallaba a 150 metros de la pista en la que estaba el avión, pero
un mal movimiento del profesor -inexplicable para un hombre de su destreza- desvía su caída hacia
aquel lugar. Al acercarse al avión y ver a las hélices en funcionamiento, el experto se asusta a tal punto
que se conduce de modo aún más torpe, con tal suerte que cae, precisamente, sobre una de las hélices,
y pierde un brazo. Por lo demás, sufre otras lesiones de carácter menor. El piloto, por su parte, no se dio
cuenta de lo que sucedía hasta que oyó el golpe.
¿Cómo analizaría usted el comportamiento de Infantino?

2. Niños de escuela.- De una pequeña escuela apartada del centro de la ciudad salen los niños
desordenadamente, corriendo unos, jugando otros. En la esquina existían carteles indicadores del
peligro; pero alguien los ha quitado por pura perversidad.
Esa tarde, dos niños -que corrían rápidamente para alcanzar a un amigo común- cruzan la calle de modo
totalmente sorpresivo para cualquier conductor. Ambos chicos son atropellados por sendos automóviles,
que no circulaban a excesiva velocidad.
Los conductores resultan procesados. Uno de ellos vivía a una cuadra de la escuela desde hacía años; el
otro no era de ese lugar.
La defensa es encargada al mismo abogado. Este se opone a la acusación, y a los querellantes
particulares, sobre la base de que los imputados conducían de manera totalmente adecuada al cuidado;
que el deber de observar las reglas de tránsito se hallaba plenamente satisfecho; que la ausencia de una
precaución especial que hubiera podido evitar la muerte de los niños -como lo afirmaban los
acusadores- era insuficiente, en todo caso, para fundar una infracción al deber de cuidado; y que,
finalmente, la ausencia de carteles indicadores había hecho imposible que los conductores tomasen
"precauciones especiales".
• Se pregunta:
a) ¿Cómo resolvería usted este caso si fuera juez?
b) ¿Cree correcto que el mismo abogado defensor tuviera a su cargo la defensa de ambos conductores?

3. Problema visual.- Jugando al tenis, Peter advierte que su vista no tiene la precisión de antes. El
problema consiste, especialmente, en que suele nublársele la visión de modo imprevisto y sin razón
aparente. Este problema, en concreto, le ha sucedido sólo dos veces al practicar aquel deporte, y otras
tantas al leer; ello en un lapso que no excedió de una semana en la que, justamente, se hallaba de
vacaciones. Decide ir a consultar a un médico, si es que el problema continúa.
Peter trabaja en una empresa constructora. Su oficio es el de manejar una máquina que demuele las
paredes de los edificios a destruir, mediante el impulso de una piedra esférica de suma consistencia.
Durante el trabajo, Peter acostumbraba a divertirse con sus compañeros de equipo, al hacer apuestas
condicionadas a acertar en blancos muy precisos con la piedra demoledora. Hace años que se
entretienen de este modo, sin que se haya producido accidente alguno, ni perjudicado la eficacia del
trabajo de la empresa. La máquina es, en realidad, altamente controlable.
Tras regresar de sus vacaciones, Pe ter no tiene problemas en su vista durante los tres primeros días.
Pero el cuarto día sucede lo siguiente:
Ignacio, un compañero de trabajo, le apuesta a Peter una cerveza a que no acertará en un espejo
cuadrado, de un metro de lado, que acaba de colocar sobre una cornisa. Peter acepta el reto. En el
momento en que la piedra esférica empieza a ser impulsada por Peter hacia atrás, Ignacio advierte que
el espejo no está bien apoyado, y se acerca a colocarlo más firmemente. En ese mismo instante, Peter
sufre otra vez, durante unos segundos, el problema que lo había afectado en su vista la semana anterior;
y no se da cuenta de lo que sucede. Cuando recupera la visibilidad, Peter advierte que Ignacio está de
espaldas a él, de cara al espejo, afirmándolo. El poco tiempo que resta antes del impacto le es
insuficiente para desviar el golpe más que unos pocos grados; y la piedra alcanza a dar en el brazo
derecho de Ignacio, que nunca podrá recuperar el movimiento de su mano.
¿Cómo juzgaría usted la conducta de Peter? ¿Modificaría su respuesta si el problema visual le hubiera
ocurrido a Peter muchas más veces con anterioridad al accidente? O bien: ¿lo haría usted si le hubiera
ocurrido ese día por primera vez?

4. La anciana y la esposa.- Ornella acaba de ingerir una dosis de medicamentos suficiente para quitarse
la vida. Es la tercera vez que intenta suicidarse. Desesperada, le ruega a Juan, su marido, que la lleve al
hospital alemán; pero no le cuenta lo que sucede. El cree que su mujer va a ir a visitar nuevamente a la
madre, que está internada allí.
Durante su trayecto Juan conduce a excesiva velocidad por la avenida Santa Fe y, ya cerca del hospital,
atropella a una anciana a la que lleva rápidamente al mismo hospicio.
La anciana queda paralítica en sus dos piernas. Ornella, precisamente en razón de haber sido asistida en
tan breve lapso, es curada y sobrevive. Existe una alta dosis de probabilidad para afirmar que Ornella no
habría sobrevivido si Juan hubiera conducido de modo totalmente adecuado a las reglas de tránsito.
• Variante.- Suponga ahora el caso inverso. Ornella sólo quiere ir a visitar a su madre, pero Juan-que ha
visto en la basura dos cajas vacías de medicamentos- supone erróneamente que su mujer ha intentado
suicidarse de nuevo; y, como no cree en las negativas de ella-que las dos veces anteriores fue salvada
milagrosamente de la muerte-, corre desesperado al hospital, y atropella entonces a la anciana en las
condiciones antes relatadas.
5. La clausura del local.- Por orden judicial la policía clausura un restaurante ubicado en la ruta nacional
2. En cada entrada del edificio, y en todas las ventanas, se coloca un sello policial que advierte la
clausura. Un agente es designado, además, para custodiar que los sellos no sean violados.
Un amigo del agente, que pasa por allí, lo invita a jugar a los naipes. Ambos juegan durante cuatro horas,
y toman vino. En el ínterin, un linyera aprovecha la ocasión para entrar al local por una de las ventanas
laterales, a fin de pasar la noche allí; a la mañana siguiente el linyera sigue su camino.
Antes del cambio de guardia, el agente advierte lo sucedido, y pone al comisario en conocimiento de
todos los hechos reales. ¿Cómo debe ser juzgada la conducta del linyera, del agente y del amigo de éste?

• Variante.- Analice ahora la situación del amigo del agente, suponiendo que hubiera obrado ex profeso,
para permitir la entrada del linyera. En esta hipótesis, plantéese cómo se debe resolver su situación
según las siguientes tres posibilidades:
a) Existe un acuerdo previo entre el linyera y el amigo del agente.
b) No existe acuerdo alguno.
c) No sólo no existe acuerdo alguno, sino que el linyera ni siquiera se da cuenta -a diferencia de los
casos anterior- es de que la ventana tiene puesta una franja de papel; pero el amigo del agente sí
reconoce toda la situación.

III - Delitos de omisión

1. Guardabarreras. - Héctor es guardabarreras de un puesto por donde pasan unos cuatro trenes por
jornada, y algunos vehículos. Cierto día concurre a su trabajo en fuerte estado de ebriedad. Durante esa
mañana omite bajar las barreras en el momento que correspondía, de tal forma que, al pasar el paso a
nivel, un camión de frutas es embestido por el tren. A causa del golpe muere instantáneamente Ignacio,
el conductor del camión. Su acompañante, Carlos, que había sido despedido por el impacto, queda
gravemente herido, sin que nadie lo advierta.
A la media hora, un peatón encuentra a Carlos tendido, y, suponiéndolo muerto, sigue adelante.
Minutos más tarde, un ciclista lo ve con vida, entiende que nadie está obligado a socorrer a un pobre
linyera, y se retira. Durante la noche Carlos muere desangrado.
Analice la acción de Héctor, la del peatón y la del ciclista.

2. Negación de alimento. - Una madre soltera acaba de dar a luz un niño, en total secreto, en una casa
apartada de la provincia de Buenos Aires. Sus padres viven en el sur de Santa Cruz y nunca se enteraron
del embarazo. Ella debe regresar después a su provincia y cree que no tolerará la actitud de rechazo de
su pueblo.
Antes de las 24 horas de vida del niño, cuando éste reclamaba alimento, la madre-en cumplimiento de
un plan concebido como posible durante el último mes de embarazo-, no lo alimenta, y el niño, tras
largas horas de llanto, muere.
¿Cómo juzgaría usted la conducta de la mujer?
¿Comete la madre homicidio simple (art. 79, Cód. Penal), parricidio (art. 80, inc. 1°, Cód. Penal),
infanticidio (art. 81, inc. 2º, Cód. Penal), abandono (art. 106, Cód. Penal)?

• Nota.- Si usted considera que son concurrentes diversos tipos penales, procure resolver ese punto.
3. Dos chicas y un muchacho.- Claudia y Jorge (que son novios) salen a navegar por el lago Nahuel Huapi,
e invitan a Ana (una amiga común) a que los acompañe.
En un momento, Claudia, que acababa de quitarse el salvavida, cae al agua. Cuando Jorge se apresta a
auxiliarla, Ana insiste para que la dejen allí y se marchen juntos. Jorge duda un instante; pero luego,
mientras Claudia hace desesperados esfuerzos para sobrevivir, enciende el motor de la lancha y se aleja
con Ana.

Cuando Claudia se hallaba a 600 metros de la costa más cercana, y a punto de morir de frío, los
tripulantes de otra embarcación la rescatan aún con vida.
¿Cómo debe ser juzgada la conducta de Jorge y de Ana?

• Variantes.- Suponga ahora circunstancias muy distintas:


a) Ambas mujeres han caído al agua simultáneamente, por descuido. Ninguna de ellas sabe nadar. Jorge
demora algunos minutos en reconocer cuál de ellas es Ana, a quien desea salvar primero. Después de
lograrlo, intenta salvar a Claudia, pero llega tarde. Durante el proceso, resulta sumamente difícil
apreciar la prueba atinente a si Jorge habría llegado a salvar a ambas muchachas, si hubiese
intentado inmediatamente el salvamento.
b) Idem a), pero con la diferencia de que Ana sabía nadar (precisamente practicaba natación con Jorge),
y podía haber sobrevivido, por ello, mucho más tiempo que Claudia.

4. La tragedia del dique 6.- Juan es encargado de seguridad del dique "Aguas Mansas", sobre el río de
igual nombre, en una provincia.
El 23 de diciembre de 1985, un operario del dique le advierte que ha detectado una fisura que pone en
peligro la integridad de la construcción.
Juan debía quedarse de guardia, en el lugar, el día de Nochebuena y Navidad; empero, como quiere
pasar las fiestas con su familia, decide hacer figurar en la planilla de guardia a otro· muchacho, como si
éste debiese cumplir ese día la guardia.
Juan confía en que el dique no se romperá, sino, en todo caso, después del 29 de diciembre, fecha antes
de la cual piensa dar aviso de la fisura al personal de seguridad de "Punta Arenas", que asiste al dique de
"Aguas Mansas" en su mantenimiento, junto a otras obras de la zona.
En la noche del 24 de diciembre, mientras estaba en su casa, recapacita y decide avisar a las autoridades
municipales; ya que, si se rompe el dique, inundará al pueblo que se halla en el valle. Lamenta, sin
embargo, poner en evidencia su incumplimiento a la guardia; pero llama por teléfono de todos modos.
Lamentablemente, las líneas telefónicas se hallan interrumpidas ese día, y no consigue comunicarse de
ningún otro modo.
En la tarde del día de Navidad, el dique sufre una fractura en la pared donde se hallaba la fisura
descubierta días atrás por el operario; se rompe ese lateral, y el pueblo de "Punta Arenas" se inunda en
su parte más baja.
Diez personas mueren a consecuencia del accidente.

• Variante.- En la noche del 24, además de recapacitar acerca de la posibilidad de la rotura del dique,
Juan se representa que de producirse el desastre, puede ocurrir alguna muerte.

6
Caso ideado por mis alumnas de "Parte especial" de 1984: Laura Analía Suárez y María Alejandra Zizzías.
5. Mi hijo el doctor.- Hace varios años que Eulogio se halla postrado en cama, por un padecimiento de
índole reumática. Lo asiste su único hijo, Héctor, recibido de médico un año atrás y bastante inexperto.
Con fines curativos, y por creer que el medicamento era realmente apropiado, suministra a su padre
una fuerte dosis de un elemento contraindicado. En pocas horas, el paciente presenta síntomas
alarmantes. Al otro día, aprovecha la llegada de su amigo Reynaldo Viveros, afamado clínico, para
consultarle el caso. Viveros responde que, dadas las circunstancias y la dosis suministrada, el
medicamento constituía, para el paciente, un verdadero tóxico. A fin de salvar a Eulogio, recomienda
que se le haga un lavaje de estómago y se le proporcione otro medicamento como antídoto. Da a su
amigo las instrucciones necesarias, y se marcha. Sin embargo, tentado por la cuantiosa herencia que
recibiría, Héctor concibe la idea de no cumplir las indicaciones de su colega, y deja que el primer
medicamento mate a su padre. Eulogio muere a las pocas horas.

• Variante.- Eulogio no era el padre de Héctor, sino su tío.

IV - Teoría del concurso

1. Bomba en un tren.- Esteban ha puesto una bomba en el vagón de un tren, donde sabe que viajarán
los padres de su novia, que se oponen a que la hija continúe la relación con Esteban. Durante el viaje la
bomba explota y seis vagones descarrilan. Nadie resulta muerto, pero hay heridos graves; entre ellos los
padres de la novia de Esteban, a quienes éste quiso matar.

2. Los hermanos 7.- Los hermanos Cristóbal, Cristian y Mariano -de 22, 21 y 20 años, respectivamente-
se complican en un delito propuesto por el primero. Cristóbal les dice, en efecto, que una sociedad
anónima concursada preventivamente, de la que Jorgelina era acreedora, ha ofrecido una importante
suma de dinero para que fuese secuestrada y retenida hasta que el concordato fuera votado
favorablemente, y homologado el acuerdo.
Jorgelina, de 36 años, había criado a estos mismos muchachos durante la adolescencia, en razón de que
los padres de los jóvenes habían muerto en un accidente. Pero cuando el menor cumplió dieciocho años,
los tres hermanos se fueron a vivir solos, a otro barrio.
La motivación del hecho relatada por Cristóbal a sus hermanos menores, era absolutamente falsa. El
muchacho pretendía en verdad, llevar a Jorgelina a una isla del Tigre y forzarla allí al coito repetidas
veces. Cristian se había dado cuenta de que el plan de su hermano no tenía la motivación económica
que él había contado, y que quería usarlos como tontos auxiliadores, para encerrar durante unos días a
Jorgelina con propósitos lascivos; lo que Cristian no creía era que su hermano estuviera dispuesto a
llegar a forzar a la mujer; pensaba en que tendría relaciones con ésta sólo si finalmente ella asentía sin
sentirse intimidada. Por su parte, Mariano era totalmente ajeno a las maquinaciones de sus hermanos;
creía él, efectivamente, que aquella empresa pagaría bien el encierro temporario de Jorgelina, y esto no
le parecía un acto demasiado perjudicial para ella; por lo demás, estaba dispuesto a velar por su
seguridad personal.
Los hermanos, sobre la base de ideas individuales distintas, acuerdan llevar a Jorgelina al Tigre, y
encerrarla allí en la cabaña de la isla de un amigo.
Al llegar con Jorgelina al club de regatas de Mariano, advierten que el yate de él está averiado. Los
hermanos deciden pues, apoderarse del barco de Ana -una socia amiga que más tarde intentaría
inútilmente salir con su velero-, y se van en él. Jorgelina no advierte lo que ha sucedido con relación al
"cambio de barco".

7
Caso ideado con algunas diferencias, por Alberto Beraldi, S. Wilma López y Mario Magariños.
Una vez en la isla, Cristian, Mariano y Jorgelina ven que Cristóbal ha forzado la cerradura de la cabaña.
Los hermanos se sorprenden por esta variante no prevista y Jorgelina empieza a sospechar que algo
sucede. El hermano mayor calma a los tres con el pretexto de que otras veces su amigo abría la puerta
del mismo modo cuando olvidaba las llaves.
Llegada la noche, Jorgelina dice que ella no puede quedarse más tiempo; que necesita estar temprano,
al día siguiente, en los tribunales. En ese momento, Mariano le dice que lo siente, pero que va a ser
retenida allí por unos días, ante lo cual los hermanos asienten con actitud intimidatoria.
Durante la noche Cristóbal entra en la habitación de Jorgelina a fin de forzarla al acto sexual. Los gritos
de la mujer despiertan a los hermanos antes de que Cristóbal llegue siquiera a tocarla.
Los hermanos empiezan entonces a discutir. Sólo allí los otros dos comprenden lo que pasa. Mariano no
se atreve a enfrentar físicamente a su hermano mayor, y se va cuando pasa la última lancha colectivo
del día.
Cristian, que se siente más comprometido con lo que ha pasado, se traba en dura lucha con Cristóbal, y
lo vence después de largo rato, con ayuda de Jorgelina. Reducido el hermano mayor, los tres regresan
en la nave de Ana.
Sin que nadie lo hubiese notado, Mariano se había apoderado de un cofre antiguo que estaba en la
cabaña.
A los dos días, Jorgelina presenta querella contra Cristóbal y Mariano. Luego, su abogado la persuade de
la conveniencia de acusar también a Cristian por la cuota de responsabilidad que le cabe; y, muy a su
pesar, así lo hace.
Posteriormente acusan también Ana y el propietario de la isla; y se querellan los hermanos entre sí, en
procura de una mejor situación procesal.

• Nota.- El caso es sumamente complicado, y podría ser discutido durante meses, en particular, en el
aspecto relativo al concurso; pero una buena exposición de su tratamiento, especialmente si la toma a
su cargo el propio profesor, puede ser un medio idóneo para el repaso de buena parte de la teoría del
delito. Si se supusiera, además, que la cabaña queda en una isla de jurisdicción exclusiva de Uruguay o
Brasil, por ejemplo, la hipótesis podría ser útil para incorporar problemas de la teoría de la ley penal.
PARTE II

SOLUCIONES - TIPO

CAPITULO 1

Delitos dolosos de comisión

I- Tipicidad

1. Cazadores en descanso.- Dos cazadores, Pedro y Pablo, entran a una hostería a fin de pasar allí la
noche. Durante la cena Pedro narraba a su compañero viejas anécdotas, mientras éste lo escuchaba
impresionado por los hechos. En un momento, cuando Pablo limpiaba su escopeta distraídamente
delante de Pedro, se escapa de ella-ante su sorpresa-un disparo que mata a su amigo en el acto.

•SOLUCION

-§1–

Tipicidad

a) Tipo objetivo
Todo caso de teoría del delito implica una pregunta acerca de la punibilidad de una acción. A su vez,
supone no problemática la cuestión relativa a que un cierto derecho es aplicable. Si el caso no plantea
problemas de la aplicabilidad del derecho argentino, suponemos que el Código Penal es aplicable.
Es decir, consideramos ya resuelta la cuestión relativa a la teoría de la ley penal.
La pregunta por la punibilidad de un cierto comportamiento requiere superar afirmativamente diversos
planos de análisis: tipicidad, antijuridicidad, culpabilidad, punibilidad.
La primera cuestión es, entonces, el análisis de la tipicidad. La tipicidad consiste en la característica de
una acción concreta de corresponderse, de coincidir, con un tipo (adecuación típica). El tipo es la
descripción general que contiene la ley de una acción contraria a la norma.
El resultado de muerte de Pedro, del que habla el caso, conduce
a preguntarse por la posible adecuación de la conducta de Pablo al tipo penal del art. 79 del Cód. Penal,
el cual supone la norma que prohíbe el homicidio, es decir, la orden: "debes no realizar una acción de
matar a otro".
Una cierta conducta es una acción contraria a esa norma, si el autor se representaba subjetivamente los
siguientes elementos:
l. Un cierto comportamiento (que concurrirá siempre que no haya una causa de exclusión de la acción:
fuerza física irresistible, estado de inconsciencia absoluta, acto reflejo).
2. Un resultado de muerte de otra persona.
3. Una relación causal entre la acción y el resultado, -que sea típicamente relevante (imputación
objetiva).
Al conjunto de estos elementos exteriores de un delito que deben ser alcanzados por la voluntad del
autor para afirmar que obró con dolo, se lo llama: tipo objetivo.
El tipo objetivo, como objeto de referencia del dolo, está constituido entonces por aquellos elementos
que configuran el suceso externo que la norma "no quiere que suceda".
En el caso que se está analizando, los elementos del tipo objetivo del homicidio simple (art. 79, Cód.
Penal) están satisfechos:
1. No hay causas de exclusión de la acción.
2. Se ha producido la muerte de Pedro.
3. Ha habido relación causal entre acción y resultado; pues es posible afirmar que si Pablo no se
hubiera puesto a limpiar su escopeta delante de Pedro, el resultado no se habría producido
(teoría de la conditio sine qua non). Del texto del planteo no se deduce que haya razones para
poner en duda la relevancia típica de la causalidad (imputación objetiva).
El análisis del tipo objetivo está, entonces, completo.

b) Tipo subjetivo: el dolo


El análisis del tipo subjetivo, es decir, de aquellos elementos de la conciencia del autor que constituyen
la infracción a la norma, comienza por el dolo. Y, en general, se agota con este elemento.
Algunos delitos requieren, además del dolo, la concurrencia de especiales elementos subjetivos del
injusto o de la autoría, sea para constituir lo ilícito de un delito (ejemplo, art. 145, Cód. Penal: conducir a
una persona fuera de las fronteras de la República, con el propósito de someterla ilegalmente al poder
de otro o de alistarla en un ejército extranjero), sea para agravarlo (ejemplo, art. 80, inc. 7º, Cód. Penal:
matar a otro, para preparar otro delito).
Pero, en todo caso, la pregunta por la adecuación al tipo subjetivo comienza por determinar si el autor
obró con dolo, o no.
Para resolver si hubo dolo, es preciso preguntarse si el autor ha tenido voluntad de realizar los
elementos desvalorizados por la norma (voluntad de realización del tipo objetivo).
En el caso que corresponde analizar no sucedió así. Se desprende de los términos del planteamiento que
el disparo de la escopeta de Pablo se produjo "ante su sorpresa", lo que significa que él no ha querido la
muerte de Pedro. Ha obrado con error sobre uno de los elementos del tipo objetivo: la relación causal;
es decir, que no tuvo voluntad de causar la muerte de su amigo. Pablo obró, pues, bajo el efecto de un
error de tipo, que excluye el dolo (art. 34, inc. 1º, Cód. Penal; también, arg. contrario sensu, art. 42, Cód.
Penal).
El error de tipo, es decir: la ausencia de dolo, determina que no pueda haber una adecuación de la
acción al tipo de un delito doloso; pero puede subsistir la tipicidad con relación a un delito culposo, que
se caracteriza por la infracción de un deber de cuidado (art. 84, Cód. Penal) 1. Esto es lo que se quiere
expresar, mediante la fórmula usual: el error de tipo excluye el dolo, pero deja subsistente la tipicidad
culposa si el error es "evitable" y existe el correspondiente tipo culposo en la ley penal.

1
"De este modo, todos los hechos culposos se presentan como fenómenos paralelos al error de tipo. Así como éste se
caracteriza por la incongruencia entre las dos mitades del tipo con una falta en la parte subjetiva, toda imprudencia
constituye, en realidad, el producto de un error, a saber, de una viciosa o ausente representación de una característica del
tipo objetivo; con ello el error de causalidad cobra una particular significación", Maurach, Tratado de derecho penal, trad. J.
Córdoba Roda, 1962, § 42, l,A. Sin embargo, en la solución al caso 4, El caballo que no responde a las riendas, se verá que,
estrictamente, el concepto de culpa no requiere, de modo necesario, que no haya dolo, sino que más bien cuando hay dolo
éste desplaza generalmente a la regla del delito imprudente. Véase § 1, a), 1; también el caso 5, El caso del médico y los dos
pacientes, § 1, b.
Empero, desde el punto de vista de un delito doloso, el análisis se detiene aquí, por falta de tipicidad
(falta de dolo).

• Nota.- Esta primera solución pretende tan sólo introducir al estudiante en la resolución de casos.
Algunas aclaraciones son ahora necesarias.
En primer lugar, el alumno no tiene que hacer referencia a todos los elementos introductorios que
contiene esta solución, salvo en sus dos o tres primeras exposiciones, para confirmarse a sí mismo que
ha entendido los niveles de análisis.
En segundo término, los conceptos teóricos definidos en la solución del caso, seguramente no
coincidirán de modo exacto con las opiniones de su docente, ni con los textos que estudie; el estudiante
deberá adecuar el modelo a las exigencias del curso, y a las conclusiones que él mismo se forme
críticamente, a partir de los textos (si no está dispuesto a esto, conviene que no utilice este libro).
Finalmente, la solución completa de este caso requeriría analizar la tipicidad culposa; pero las
soluciones-tipo de este libro están estructuradas sobre la base de los temas teóricos que se supone irán
siendo desarrollados durante un curso regular; y, como presumo que no se habrá estudiado aún el
delito culposo, el análisis se detiene ahora allí, como se dice en el texto. El propio estudiante podrá
completarlo cuando haya estudiado ese tema.

II - Antijuridicidad y justificación

2. Casualidad.- Mercedes, que está embarazada desde hace más de once semanas, concurre al
consultorio del doctor Schmidt, médico particular, a fin de que éste interrumpa el proceso de gestación.
Mercedes y su médico convienen en que le sería acordado un plazo breve a la mujer para que pagara a
Schmidt cierta suma de dinero por su intervención. Schmidt produce el aborto. Una inspección realizada
por orden judicial legítima descubre el hecho como consecuencia del hallazgo de cierta documentación.
A los dos días, la mujer -aún no enterada de aquello- tiene serios problemas orgánicos; mas, en razón de
que -según advierte- no podrá reunir el dinero prometido a Schmidt, asiste a un hospital municipal. Un
estudio comprueba allí que los problemas físicos de Mercedes no guardan vinculación alguna con la
interrupción del proceso de gestación y que, por lo demás, serán superados sin riesgo; empero, el
estudio demuestra también que Mercedes no habría podido continuar embarazada sin grave riesgo para
su salud.

•SOLUCION

-§1–

Tipicidad

a) El problema de la "construcción del tipo"


El Código Penal argentino contiene diversas prescripciones vinculadas al delito de aborto, en sus arts. 85
a 88. Se trata de un delito que ha suscitado serias discusiones relativas a problemas de definición: ¿a
partir de qué momento comienza la vida humana en germen?, ¿hasta qué momento se es sujeto pasivo
de aborto y a partir de cuándo, de homicidio?, ¿es la correcta definición de "causar aborto", el
interrumpir el proceso de gestación, o el producir la muerte del nasciturus?, etcétera.

Sin embargo, los problemas de definición de los límites de un tipo penal (una determinada descripción
del texto de la ley) sólo deben ser discutidos en la solución de un caso concreto, si el caso plantea
algunos de tales aspectos problemáticos.
El caso que ahora se analiza no los presenta; por consiguiente, la adecuación de la conducta del doctor
Schmidt al tipo penal podría ser analizada con una definición provisional que resultaría acertada para el
caso, sea que "causar aborto" se entienda, por ejemplo, como interrumpir el proceso de gestación, sea
que se lo entienda como matar al feto o fruto de la concepción.
Sin embargo, la construcción del tipo sí requiere, en este caso, alguna discusión dogmática, porque se
trata de uno de aquellos supuestos en los que el texto de la ley menciona elementos que no constituyen
lo ilícito.
El art. 85 del Cód. Penal dice: "El que causare un aborto será reprimido: 1) Con reclusión o prisión de 3 a
10 años, si obrare sin consentimiento de la mujer...; 2) Con reclusión o prisión de 1 a 4 años, si obrare con
consentimiento de la mujer... ".
En estos casos, una lectura superficial de la ley hace pensar en la existencia de dos tipos penales
distintos, autónomos, del modo en que lo indica la figura 1.

Fig. 1: tipos independientes

CAUSAR ABORTO CAUSAR ABORTO

SIN CONSENTIMIENTO DE LA MUJER CON CONSENTIMIENTO DE LA MUJER

Art. 85, inc. 1º, primera parte, Código Penal Art. 85, inc. 2°, primera parte, Código Penal

Pero esta lectura-sobre la base de la cual la doctrina argentina tradicional ha explicado, en general, el
delito de aborto- es equivocada, y podría conducir a soluciones absolutamente irrazonables. En efecto, a
esta altura del curso, se da por supuesto que el estudiante conoce la necesidad de que el tipo subjetivo
coincida con "su" tipo objetivo correspondiente. Es lo que se conoce con el nombre de "congruencia
entre tipo subjetivo y tipo objetivo".
Ahora bien, supóngase el siguiente caso:
"A" causa un aborto a una mujer que se halla en estado de inconsciencia, en la creencia errónea de que
es ella quien ha dado su consentimiento, cuando la que había consentido era, en verdad, otra mujer
embarazada de la misma clínica.
Si realmente el esquema de la figura 1 fuera correcto, habría que resolver ese caso así: respecto del art.
85, inc. 1º, primera parte, Cód. Penal (conjunto de la izquierda), falta el dolo (tipo subjetivo), porque "A"
ha desconocido que actuaba en contra de la voluntad de la mujer; con relación al art. 85, inc. 2º,
primera parte, Cód. Penal (conjunto de la derecha), que era lo que el autor creía cometer, falta
objetivamente el consentimiento de la mujer. Por consiguiente, con relación a ninguna de estas figuras
penales habría congruencia entre tipo objetivo y tipo subjetivo. "A" podría ser punible ¡sólo por
tentativa, inidónea, de aborto consentido!
Y ello sería absolutamente irrazonable, porque el autor se vería beneficiado (tratado con la pena más
benigna de la tentativa, además, inidónea -art. 44, in fine, Cód. Penal-), precisamente porque, desde el
punto de vista "objetivo", ha cometido un hecho más grave del que quiso cometer.
Ocurre que no todo lo que se lee en el texto de la ley es un elemento que fundamenta lo ilícito. En el
caso del art. 85, inc. 2º, primera parte del Cód. Penal, el consentimiento de la mujer no es, respecto del
autor que causa el aborto, una circunstancia desvalorada por la norma.
Ese tipo penal sólo protege la vida humana en germen. Este es el bien jurídico tutelado; la voluntad de la
mujer, si concurre, precisamente confirma que sólo aquel bien ha sido lesionado. En cambio, en el art.
85, inc. 1º, primera parte, Cód. Penal, además de tenerse en cuenta el mismo valor: vida humana en
germen, se tiene en cuenta otro: la autodeterminación de la mujer.
De todo el universo de los abortos posibles -que ya implican un ataque a la vida humana en germen-,
algunos atacan, además, la autodeterminación de la madre; este grupo constituye una especie dentro
del género. Esta explicación del tipo penal requiere entonces un gráfico diferente del anterior, que está
representado en la figura 2.

Fig. 2: tipo agravado y tipo básico


CAUSAR ABORTO CAUSAR ABORTO
Contra la voluntad de la mujer

Art. 85, inc. 1º, primera parte, Código Penal Art. 85, inc. 2º, primera parte, Código Penal

El círculo de la figura 2 representa a todo el conjunto de las acciones abortivas; el sector rayado, sólo a
aquellas que, además de lesionar al bien: vida humana en germen, lo hacen también respecto de la
autodeterminación de la mujer. Lo que reprime el art. 85, inc. 1º del Cód. Penal, es, pues, una forma
agravada de los casos contenidos en el art. 85, inc. 2º del Cód. Penal, precisamente porque el
"consentimiento de la mujer" no es elemento del tipo.
¿Cómo se hace entonces para saber si algo que está escrito en el texto (algo que dice la ley) es elemento
del tipo? Justamente, se debe hallar un fundamento que explique que esa circunstancia fáctica sea
considerada como disvaliosa, es decir: como contraria a la valoración de una norma.
Y este fundamento no se lee en el texto, sino que, en todo caso, se halla sugerido por él. Pero lo decide
el intérprete.

Un buen criterio para saber si el tipo penal ha sido bien construido por quien lo interpreta, es plantear
casos de error sobre cada una de las circunstancias que uno incluye en el tipo. Si los resultados a los que
se llega son razonables, el tipo ha sido bien construido (comprendido). Como he dicho en otro lugar: "el
tipo (materia de la prohibición) no es una descripción formal definitivamente dada por las palabras de la
ley, sino un esquema abstracto, una mera figura de concepto que el jurista construye a partir de ellas” 2.

2
Sancinetti, Estupro y estupro impropio ("violación"). Un caso polémico de error sobre la edad de la víctima, en "Doctrina
Penal", 1978, p. 360 (reproducido en Sistemas de la teoría del error en el Código Penal argentino, Cap. III). Sería
excesivamente extenso ocuparme de por qué me decido, en el caso del delito de aborto, por afirmar que actuar en contra de
la voluntad de la mujer es un agravante, en lugar de decir que la presencia del consentimiento de la mujer es un atenuante.
Ahora podemos resolver razonablemente el anterior supuesto de "A", imaginado en esta introducción.
Si "A" creyó que la mujer había dado su consentimiento, cuando no era así, tuvo un error que le hace
desconocer la circunstancia agravante consistente en lesionar la autodeterminación de la mujer; pero
subsiste íntegramente la lesión de la vida humana en germen, respecto de lo cual el autor tiene dolo. Si
se observa nuevamente el gráfico de la figura 2, se verá que, así construido el tipo, "A" carece de dolo
de la agravante (que representa el sector rayado), pero su conducta queda incluida en la figura genérica
(causar aborto); y, con relación a esto, el autor no yerra: tiene dolo y consuma el hecho. Problemas de
esta especie son los que plantean los casos de la propuesta de curso-tipo, Parte I, Capítulo II (teoría del
delito), punto I, § 3. Otros su puestos de los casos de ejercitación (Parte III) y de los casos de examen
(Parte IV) pueden replantear esta problemática.
Ahora podemos pasar a resolver el caso del doctor Schmidt.

b) Tipo objetivo
La introducción dada supra (caso 2, § 1, ap. a) nos ha allanado, precisamente, la tarea de construcción (o
reconstrucción) del tipo básico de aborto, que contiene el art. 85, inc. 2º, primera parte del Cód. Penal
(y en el que no hay que incluir el consentimiento de la mujer).
1. Una acción.
2. Una interrupción del proceso de gestación que acabe con la vida humana en germen.
3. Una relación causal entre aquella acción y la muerte del feto (imputación objetiva).
Empero, el art. 86 menciona otra circunstancia que convierte al tipo penal básico en agravado por una
calidad de autor, y por el uso del autor de su conocimiento científico para causar el aborto.
Estas condiciones son:
1. Ser médico (calidad de autor).
2. Usar del conocimiento científico para realizar el hecho.
Cuando un tipo penal se refiere a una calidad de autor, recibe el nombre de "delito especial", y se
distingue, entre éstos, en propios e impropios, según que la calidad de autor fundamente lo ilícito (p. ej.,
art. 248, Cód. Penal), o concurra a agravar la penalidad (art. 80, inc.1º, Cód. Penal) o a atenuarla (art. 81,
inc. 2º, Cód. Penal).
El segundo elemento necesario para que concurra esta agravante requiere alguna aclaración. La ley
habla de "abusar de su ciencia o arte... ". La doctrina nacional ha entendido esta expresión
tradicionalmente como que abusa de la ciencia el profesional que actúa o coopera "maliciosamente"
(así Núñez 3, Fontán Balestra 4). Se trata de una expresión muy desafortunada. Ese es un adverbio para
aludir, muy defectuosamente, al dolo; pero también el que causa un aborto sin ser médico actúa
"maliciosamente" (si es que obra con dolo).
Como he dicho en la primera edición de este libro, lo que la ley requiere es que el autor haya utilizado
sus conocimientos especiales o científicos para realizar el tipo penal 5. En cambio, no actuaría así el

La cuestión de cuál es el tipo básico y cuál el específico, si de tal modo, o a la inversa, no es indiferente (ver esp. ps. 344 y
345). Para insinuar uno de los motivos de mi decisión, diré que lo hago, ante todo, por razones de utilidad. El caso de
desconocimiento de un agravante siempre puede ser resuelto satisfactoriamente, sin fricciones teóricas; por el contrario, la
hipótesis de suposición errónea de un atenuante no goza de esta ventaja (ver esp. p. 34 7 y ss.).
3
Núñez, Derecho penal argentino, 1960, t. III, p.175.
4
Fontán Balestra, Tratado de derecho penal, 1969, t. Iv, § 85, 9.
5
Sancinetti, Casos de derecho penal, 1ª ed., 1975, p. 48.
médico que alcanzara a una mujer, a su ruego, una aguja de tejer para que ella produzca el aborto.
Pues bien; se trata de ver ahora si, en el caso del doctor Schmidt, se dan los elementos del tipo básico
(art. 85, inc. 2º, primera parte, Cód. Penal), y las agravantes del art. 86, párr. 1º (que deben concurrir
acumulativamente para que esta calificante sea aplicable).
Esto no se presenta como problemático. Del caso surge que el doctor Schmidt ha realizado una
intervención que produjo el aborto (si no hubiera obrado, habría continuado la gestación). Por lo demás,
Schmidt reúne la calidad de autor y ha obrado en su carácter de tal, es decir, aplicando sus
conocimientos científicos.

c) Tipo subjetivo
El tipo subjetivo de este delito sólo requiere la pregunta por el dolo (no existen formas agravadas de
aborto por especiales elementos subjetivos de la autoría).
Este punto de la tipicidad tampoco aparece como problemático.
El doctor Schmidt actuó con voluntad de realización del tipo (dolo). Quiso causar el aborto, y así lo hizo;
obró, pues, con dolo directo. No deja de advertir, por otra parte, que utiliza sus conocimientos
científicos para realizar el hecho.
La acción es adecuada, entonces, tanto al tipo objetivo, cuanto al tipo subjetivo. La acción es típica con
relación a los arts. 85, inc. 2º, primera parte, Cód. Penal, y 86, párr. 1º, Cód. Penal, en sus exigencias
objetivas y subjetivas.

-§2–

Antijuridicidad

a) Tipicidad y justificación
Toda acción que es adecuada a un tipo de la ley penal (típica) infringe una norma; en los delitos de
comisión, una norma prohibitiva; en los de omisión, un mandato de acción.
El hecho de que la conducta infrinja una norma ya fundamenta lo ilícito-vale decir- el disvalor de la
acción; por lo tanto, el análisis de la antijuridicidad de una acción empieza ya con el de la tipicidad 6.
En otras palabras, cuando se afirma la tipicidad, ya se ha empezado a resolver, en parte, el problema de
la antijuridicidad.
Pero, entonces: ¿Qué queda por averiguar en lo que llamamos (sólo) antijuridicidad?
En el plano de la antijuridicidad -que se define como una relación de contrariedad de la conducta con el
derecho-, sólo resta comprobar si, excepcionalmente, concurre una norma permisiva que neutralice el
carácter antijurídico de la acción ya adecuada a un tipo.
Por ejemplo, la defensa necesaria (legítima defensa) opera como una norma permisiva (art. 34, inc. 6º,
Cód. Penal) para aquel que, al defenderse de la agresión de otro, lo lesiona. En este caso, quien se
defiende realiza igualmente una acción típica (art. 89, Cód. Penal), pero no antijurídica.
El análisis de la antijuridicidad se agota así en un procedimiento puramente negativo: comprobar que el
hecho típico no esté justificado.
Si no hay indicio alguno de que opere una norma permisiva, entonces se dice que la acción, además de
6
Stratenwerth, Derecho penal. Parte general, trad. de la 2ª ed. alemana por Gladys Romero, nros. 173 y ss. y 332.
típica, es antijurídica (porque no hay causas de justificación). Y basta con ello para el análisis de la
antijuridicidad.

Si, por el contrario, del caso se deduce que puede concurrir una causa de justificación, se debe proceder
de modo semejante a como se analiza la subsunción al tipo de lo ilícito. Esto significa que se debe
analizar la adecuación al "tipo objetivo" de justificación, y al "tipo subjetivo".
De este modo, para sostener la conformidad a derecho de la conducta típica, no se requiere solamente
la concurrencia de elementos que pertenecen al mundo exterior (objetivos), sino que se exige, también,
que el autor haya actuado con voluntad de defensa del bien jurídico.
Por ejemplo, en la legítima defensa, no es suficiente con que el autor estuviera "a punto de ser
agredido" cuando lesiona a otro, aun cuando empleara un medio adecuado a la defensa, sino que es
preciso que, para estar justificado, el autor se haya "dado cuenta" de la necesidad de defenderse (tipo
subjetivo de la justificación).
No es preciso, en cambio, que sepa que el orden jurídico le autoriza a actuar, así efectivamente ante
cierta hipótesis (ejemplo, que le permite defenderse); sólo se requiere que el autor reconozca la
situación justificante y que actúe en virtud de ella.
En el caso del doctor Schmidt es preciso estudiar la posibilidad de justificación con algún detalle.

b) Tipo objetivo de justificación


La causa de justificación que, en el caso de análisis, podría amparar la conducta del médico, es el estado
de necesidad especialmente previsto para la realización de este tipo penal, en el art. 86, inc. 1º, segunda
parte del Código Penal: "... El aborto practicado por un médico diplomado con el consentimiento de la
mujer encinta, no es punible: 1) Si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la
madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios''.
Para que el autor del tipo de aborto haya obrado en estado de necesidad justificante (aborto
terapéutico), se requieren los siguientes elementos objetivos:

1. Colisión de bienes jurídicos: entre la vida o integridad corporal de la gestante, por un lado, y la
vida del fruto de la concepción (vida humana en germen), por el otro.
2. Que la tensión entre esos dos bienes no pueda ser evitada por otros medios.
3. Consentimiento de la mujer.
4. Ser practicado por médico diplomado.
Basta, según el texto legal, con que la salud de la madre esté amenazada por la continuación del
embarazo. En este sentido, el Código nos da ya resuelta la ponderación de bienes jurídicos. Empero, se
ha sostenido, sin embargo, que es necesario -para que proceda la justificación por aborto terapéutico-
que el peligro para la salud de la madre sea grave, aunque no sea inminente. La restricción parece
razonable. De todos modos, el propio texto del planteamiento indica que Mercedes no habría podido
continuar el embarazo sin grave riesgo para su salud.
El requisito del consentimiento de la mujer sí es aquí un elemento constitutivo para la operatividad de la
norma permisiva: ¿por qué?, pues porque la voluntad de la mujer concurre a fundamentar la
autorización para abortar.
El tipo agravado, en cambio, en el que se atenta contra la autodeterminación de la mujer (art. 85, inc. 1º,
Cód. Penal), no puede quedar justificado por el aborto terapéutico (discutible, si en todo caso puede
quedar justificado por el estado de necesidad general del art. 34, inc. 3º, Cód. Penal).
Con relación al carácter de médico, la misma calidad de autor que se analizó como fundamentadora de
un delito especial impropio, constituye aquí un requisito de la norma permisiva.
En el caso en análisis están presentes los elementos objetivos del aborto terapéutico:
1. Existe la colisión que exige la ley entre los bienes jurídicos.
2. Del texto se infiere que no habría podido continuar el embarazo sin aquel riesgo (no hay otro
medio de evitar la tensión entre ambos bienes).

3. Concurre el consentimiento de la mujer.


4. El doctor Schmidt es médico.

Está completo, así, el análisis del tipo objetivo de justificación, que corresponde al estado de necesidad
previsto en el art. 86, inc. 1º, segunda parte del Código Penal.

c) Tipo subjetivo de justificación


Corresponde analizar si concurre el tipo subjetivo de justificación. Hemos dicho que éste requiere, al
menos, que el autor haya conocido los presupuestos objetivos de justificación. En nuestro caso, se
deduce que el médico no conoció el riesgo grave que entrañaba para la mujer la prolongación del
embarazo, ya que la comprobación de ese extremo fue posterior a su intervención. Luego, al no
concurrir el elemento subjetivo, el autor no está justificado.
Para quienes reclamen un argumento de derecho positivo de esta exigencia subjetiva para la
justificación, se debe citar el mismo art. 86, inc. 1º, segunda parte del Cód. Penal, que requiere que el
aborto haya sido causado con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre.
De manera que, desde mi punto de vista, el doctor Schmidt ha realizado una acción típica no justificada,
más precisamente, ha consumado un aborto en forma antijurídica. Concurre así, el contenido del injusto
penal: la acción es típica y antijurídica.
Para completar el análisis del caso, se debería analizar aún si el médico habría actuado en forma
culpable y si concurren especiales condiciones que neutralicen la punibilidad -por ejemplo: excusas
absolutorias, falta de condiciones objetivas de punibilidad,
En virtud de que, según entiendo, el estudiante todavía no conocerá esos temas, detengo aquí el
desarrollo de la solución, que él se encargará de completar más adelante.
En realidad, el caso requeriría analizar también la conducta de la mujer; esta tarea podrá afrontarla ya el
propio estudiante.

• Addenda
Los elementos subjetivos de las causas de justificación
La solución que doy del caso no está, en modo alguno, libre de objeciones.
El único punto problemático que plantea el caso reside en los elementos subjetivos de justificación (tipo
subjetivo de la norma permisiva).
Estos elementos fueron reconocidos por la doctrina después de una evolución que comenzó por
prescindir en absoluto de su consideración, es decir, como si los elementos objetivos de la justificación
justificaran por sí mismos.
Esta posición ya no está vigente en la mayoría de las obras fundamentales de la actualidad.
Excepcionalmente puede ser hallada en algunos textos modernos; así, v. gr., en Nino. Para este autor,
los elementos objetivos "justifican la respectiva acción con independencia de los motivos, intenciones y
creencias del agente" 7. Y agrega: "Esta conclusión está impuesta, como se dijo más de una vez, por la
concepción liberal, según la cual el derecho penal no va dirigido a prevenir actitudes subjetivas indignas
que pueden implicar una autodegradación moral del agente, sino situaciones socialmente indeseables" 8.
Analizaremos la propuesta de Nino de la mano de un caso:
"A" defiende a una anciana amenazada de robo por un tercero, a quien "A" consigue repeler tras
producirle lesiones leves.
Así planteado el caso, sería de fácil solución:
"A" estaría amparado por la legítima defensa de un tercero (art. 36, inc. 7°, Cód. Penal).
Ahora bien, supóngase que "A" hubiese agredido al ladrón para poder quedarse él con el botín, y
apoderarse finalmente de los bienes de la anciana. Aquí "A" debe ser punible tanto por robo contra la
anciana, cuanto por lesiones contra el antiguo ladrón, siempre que su intención de robar hubiese sido
concomitante con la acción anterior, aparentemente defensiva 9.
Creo que el caso demuestra que la justificación requiere no sólo la concurrencia de un elemento objetivo,
sino también el conocimiento de él, y el actuar sobre la base de ese fundamento de necesidad, conocido
por el autor. En el ejemplo anterior, "A" conocía la necesidad de defender a la anciana; pero ni siquiera
esto es suficiente: es preciso una voluntad de defensa.
Empero, tal requisito subjetivo no está para impedir la autodegradación moral del agente, sino que
forma parte de la función de la norma como imperativo (prohibiciones y mandatos) y como autorización
(causas de justificación). Aun cuando la finalidad de la norma sea la protección de un bien socialmente
reconocido como tal, la relación de oposición entre una acción y la norma, depende de cuál sea la
voluntad del autor. Si, en el ejemplo anterior, "A" defiende a la anciana primeramente porque quiere en
verdad defenderla (y, por lo tanto, está ya justificado), pero luego, lesionado ya el original agresor, se le
ocurre a "A" cometer él el robo, la lesión del antiguo agresor quedará igualmente justificada porque la
relación de conformidad de una acción con la norma permisiva, así como también la relación de
oposición entre aquélla y la norma prohibitiva (tipo de lo injusto), queda definida en el momento en el
que el autor realiza su acción. Una acción ulterior no puede modificar la relación de contrariedad al
derecho (antijuridicidad) de una acción, ni su conformidad a él (justificación),
La dogmática penal actual reconoce mayoritariamente la necesidad de los elementos subjetivos de las
causas de justificación. La discusión se centra ahora en si los casos como los del doctor Schmidt deben
ser tratados como delitos consumados o como delitos tentados 10.

7
Nino, Los límites de la responsabilidad penal, p. 485.
8
Nino, Los límites de la responsabilidad penal, p. 485.
9
Sobre de lo que aquí quiero discutir, carece de importancia que las lesiones contra el ladrón original puedan quedar
absorbidas, por consunción, en el delito de robo. Lo decisivo es que la lesión en sí no está justificada, porque ¡no existe
voluntad de defensa!
10
Sobre el punto, Jescheck, Tratado de derecho penal, trad. de la 3ª ed. alemana por Mir Puigy Muñoz Conde, vol. I, p. 447 y
ss.; Stratenwerth, Derecho penal. Parte general, trad. de la 2ª ed. alemana por Gladys Romero, nº 475 y ss.; Wessels, Derecho
penal. Parte general, trad. de la 6ª ed. alemana por Conrado A. Finzi, 1980, p. 82 y ss. También sostiene ahora la tesis que se
inclina por aplicar las reglas de la tentativa; Bacigalupo, Manual de derecho penal. Parte general, p. 135 y ss.; ídem,
Lineamientos de la teoría del delito, 2ª ed., § 5, e, f, (distinto en la 1ª ed., § 4, 4, g). Acerca de la opinión contraria (por la regla
del Delito consumado), Welzel, Derecho penal alemán. Parte general, trad. de la 11ª ed. alemana por Bustos Ramírez y Yánez
Pérez, ps. 121, 122y125; en este sentido, Zaffaroni, Tratado de derecho penal, 1981, t. III, § 420. En España, por la punibilidad
como delito consumado, Gómez Benítez, Teoría jurídica del delito, p. 290 y ss.; por el tratamiento como tentativa, Huerta
En nuestra solución-tipo he seguido la tesis según la cual la ausencia del elemento subjetivo de
justificación impide enteramente todo beneficio para el autor. Hoy en día se tiende a imponer la idea de
tratar a estos casos de una manera análoga a la tentativa, sobre la base de que "de los dos disvalores
que caracterizan lo ilícito (disvalor del resultado y disvalor de la acción) sólo se da, en los supuestos que
estamos analizando, el disvalor de la acción, pero falta completamente el del resultado 11.
Por mi parte, no puedo tomar claramente una posición definitiva; debo reconocer que la tesis de la
tentativa tiende a imponerse. Sin embargo, no parece cierto que falte completamente el disvalor del
resultado. Si en el caso recién analizado del doctor Schmidt, la vida humana en germen ha sido
extinguida (muerta), el disvalor del resultado del delito de aborto existe completamente.
En realidad, el tratamiento de estos casos como si fueran una tentativa, responde mejor a la estructura
de la llamada teoría de los elementos negativos del tipo. Según esta teoría, el tipo penal se compone de
elementos positivos (acción, resultado, nexo causal, etcétera; es decir lo que hemos llamado tipo
objetivo de lo ilícito) y de la ausencia de elementos negativos (causas de justificación).
En un tal esquema, conforme al cual la presencia de los presupuestos objetivos de cualquier causa de
justificación niegan la adecuación al tipo objetivo, los casos como los que tratamos en esta nota
constituirían estrictamente una tentativa. Si el tipo penal alcanza hasta las "causas de justificación",
entonces, la aparición de los elementos objetivos justificantes operan en realidad como causas de
atipicidad objetiva; entretanto, si el autor desconoce estos elementos objetivos negativos, seguirá
teniendo "dolo" de ese tipo penal definido más ampliamente.
Quizá el siguiente esquema aclare esta cuestión:
ESTRUCTURA DEL TIPO PENAL PARA LA TEORIA DE LOS ELEMENTOS NEGATIVOS DEL TIPO
R.C.
(A+ R + C.T.) + (no P.O.C.J.) = tipo penal

A = Acción Elementos Positivos


R = Resultado
R.C. = Relación causal
TIPO PENAL
C.T. = Circunstancias típicas (si el
tipo penal las requiere)

P.O.C.J. = Presupuestos objetivos Ausencia de elementos


de una causa de justificación negativos

Sin duda que si se trata de un delito de pura actividad, no se requiere la producción de un resultado y,
por ende, tampoco un nexo causal.

En síntesis, con arreglo a esta teoría, el tratamiento de casos como el del doctor Schmidt sólo pueden
ser resueltos como tentativa. Así sí se podría decir, con seguridad, que el "disvalor del resultado" no está

Tocildo, Sobre el contenido de la antijuridicidad, p. 75 y ss.; por la total irrelevancia del elemento subjetivo de justificación,
Carbonell Mateu, La justificación penal
11
Bacigalupo, Lineamientos de la teoría del delito, 2ª ed., § 5, e, f.
completo. Por otra parte, la tentativa sería en estos casos inidónea 12, y esto daría fundamento a
quienes consideran que la tentativa inidónea debe ser impune, a que la ausencia del elemento subjetivo
justificante carezca de toda relevancia, como lo cree Nino 13.

No puedo, sin embargo, tomar una decisión definitiva, aunque me inclino por la solución que doy en el
texto; es decir, porque la norma permisiva constituye una autorización al autor para que obre si se
encuentra ante ciertas circunstancias, lo que supone su reconocimiento. Y, si este reconocimiento no
concurre, el hecho quedará consumado antijurídicamente.

III - Tentativa. Autoría. Participación

3. Matar al muerto.- Diego, Julio y Andrés trabajan en un banco oficial. Hace ya tiempo que Julio quiere
matar a Diego. Una madrugada, resuelto a hacerlo, Julio toma un cuchillo de su propiedad y sale de su
casa, con un bolso pequeño, en dirección a la de Diego. Planeaba entrar silenciosamente por la ventana
de la habitación de su enemigo y arrojarle su cuchillo mientras aquél durmiera. En el camino, se
encuentra con Andrés, quien, sin conocer su propósito, lo incita-precisamente- a matar al mismo Diego,
y le ofrece, además, un pequeño revólver. Julio le explica que ya estaba resuelto a hacerlo y que no
necesitaba de su ayuda. Su compañero insiste en que sería bueno que llevara otra arma, pero Julio se
niega a aceptarla. Convencido Andrés de que más seguro sería que su amigo llevara el revólver, lo
coloca en su bolso sin que Julio lo notase, y se marcha. Eran ya las cuatro de la mañana cuando Julio
llega al lugar del hecho, entra a la casa por la ventana de la habitación de su víctima y, al creer que ésta
estaba dormida, le arroja su cuchillo con tal suerte que fue a dar en la almohada a sólo cinco
centímetros de la cabeza. Cuando temía seriamente que Diego se despertara, encuentra Julio, ante su
sorpresa, el revólver de Andrés dentro de su bolso. Ya comenzaba a extraerlo cuando se dio cuenta de
que su pretendida víctima no estaba con vida. En efecto, Diego había muerto de síncope cardíaco
durante la noche. Julio guarda el revólver y se retira.

• SOLUCION

A - INTRODUCCION: AUTORIA Y PARTICIPACION

Cuando concurre más de un sujeto en la realización de un hecho delictivo, es preciso distinguir en qué
carácter ha sido responsable cada uno. Si la calidad de autor o de partícipe no aparece como demasiado
problemática, es posible partir de una distinción provisional previa que se verá confirmada luego, con el
análisis de la tipicidad de la conducta de cada sujeto interviniente.
En el caso que toca analizar, parece claro que, cualquiera que sea el grado de responsabilidad de Julio y
de Andrés en el hecho, y sean sus conductas punibles o no, lo cierto es que, quien aparece ab initio

12
Así, Gallas, La estructura del concepto de injusto penal, trad. por Gerónimo Seminara, JA, ejemplar del 25/9/85, nº 5430,
punto III.
13
Si se sigue la teoría de los elementos negativos del tipo, y se sostiene, además, que la tentativa absolutamente inidónea no
es punible, correspondería concluir que la ausencia del elemento subjetivo de una causa de justificación es irrelevante, no
porque los elementos objetivos "justifiquen por sí solo", sino porque ya la norma prohibitiva no llega a "concretar un deber":
un mandato de abstención. (Sobre la cuestión de la relación entre norma y concreción en deber, véase más adelante,
addenda al caso 3, Matar al muerto, esp. ap. b: Tentativa y ausencia de tipo, y nota 17). Conforme a esta explicación habría
que entender el art. 59 del Cód. Penal italiano, según el cual: salvo que la ley disponga lo contrario, las circunstancias que
excluyen la pena son valoradas a favor del agente, aunque éste no las conozca o, por error, las crea inexistentes.
Precisamente, este Código no considera punible la tentativa inidónea (cfr. art. 54)1 Pero ése no es el esquema del Código
Penal argentino, que considera punible al delito imposible (véase addenda, citado en el mismo punto); tampoco sería
aplicable esa solución, por el mismo motivo, al derecho español.
como el que ha tenido el dominio del hecho, es decir, quien lo ha conducido, es Julio. Comenzaremos por
el análisis de la conducta de Julio; luego se hará lo mismo respecto de la de Andrés.

B -ACCION DE JULIO

-§1–

Tipicidad

a) Tipo objetivo
Con relación a la conducta de Julio, puede entrar en consideración, por un lado, uno de los tipos penales
del art. 80, inc. 2º del Cód. Penal (matar a otra con alevosía), y, por otro, uno de los previstos en el art.
150 del Cód. Penal (violación de domicilio).
Corresponde determinar la relación entre ambos tipos, si es que están en una relación de concurrencia
de leyes (concurso aparente).
El art. 150 del Cód. Penal, prevé un tipo expresamente subsidiario (subsidiariedad formal), al reprimir al
que entrare en morada ajena contra la voluntad (expresa o presunta) del que tenga derecho de excluirlo,
si no resultare otro delito más severamente penado. Por lo que solamente corresponderá analizar los
elementos del tipo de violación de domicilio, y si están presentes en el caso, en la medida en que no
lleguemos a la conclusión de que es aplicable, a la acción de Julio, una escala penal más grave.
Los elementos del tipo objetivo del homicidio con alevosía son: (la acción, el resultado de muerte de otra
persona, un nexo causal entre la acción y el resultado (imputación objetiva), y que la acción haya sido
realizada hallándose la víctima en estado de indefensión. Según surge de los términos del caso, Diego
había muerto antes de la acción de Julio; luego, dado que al suprimir mentalmente la acción no
desaparece el resultado de muerte, aquélla no es condición, y si no es condición, no es causa; fracasa la
posibilidad de imputar objetivamente el resultado. Por lo tanto, podemos afirmar que la realización del
tipo objetivo no está completa, toda vez que no se dio el resultado de muerte en conexión con la acción.
Pero sabemos que una conducta también es típica, cuando el autor ha dado comienzo a la ejecución del
tipo.
En efecto, el art. 42 amplía las descripciones contenidas en la parte especial del Código Penal a aquellas
acciones que den comienzo a la realización del tipo siempre que el autor tenga voluntad de realización
(dolo).
El tipo objetivo de la tentativa requiere el comienzo de ejecución. Sólo cuando en el iter criminis ha
quedado atrás la etapa de preparación puede hablarse de tentativa. Por lo tanto, nuestra tarea consiste
ahora en precisar si existió comienzo de ejecución. Para ello, debemos remitirnos a cuál era el plan del
autor: la tentativa comienza con aquella actividad con la cual el autor, según su plan delictivo, se pone
en relación inmediata con la realización del tipo delictivo (Welzel). En nuestro caso, el punto no ofrece
mayores dificultades.
Al haber arrojado Julio su cuchillo sobre la pretendida víctima, no se puede cuestionar que haya existido
principio de ejecución.
Por otra parte, estamos ante una tentativa inidónea (delito imposible); la inidoneidad recae sobre el
objeto (sujeto pasivo en este caso) ya que la supuesta víctima era tan sólo un cadáver.
Hasta aquí entonces, en cuanto al tipo objetivo de la tentativa de asesinato.
b) Tipo subjetivo
1. El dolo.- En realidad, el análisis de un delito tentado sólo tiene sentido si ya se presupone que el autor
obró con dolo. La caracterización de un tipo objetivo de la tentativa como ha sido analizado en el punto
anterior es bien artificial. Lo que el analista del caso hace en verdad, tanto en los delitos tentados, como
en los consumados, es preguntarse siempre, primero, si el autor obró con dolo; si responde
positivamente a esta pregunta en su pensamiento, entonces, después empieza a exponer su solución
"como si" el tipo objetivo fuese conceptualmente previo al subjetivo. Pero hay que reconocer que ¡no
existe principio de ejecución alguno, si no hay dolo!
Por lo demás, el tipo subjetivo del delito tentado es idéntico al del delito consumado.
Dejando de lado por el momento esta cuestión teórica -que constituye, a mi juicio, la cuestión
fundamental en la teoría de lo ilícito (véase la addenda a este caso)-, corresponde confirmar ahora si el
autor obró, efectivamente, con dolo.
Surge de los términos del planteamiento que el autor realiza la acción con voluntad homicida (dolo).
Como esa voluntad está dirigida en forma directa a la realización del tipo, es decir, que el autor toma el
resultado como deseable, actuó con dolo directo.

El autor sabía que realizaba una acción dirigida a matar, y entendía que su víctima se hallaba en estado
de indefensión.

2. Especial elemento subjetivo de la autoría.- Dado que se trata de analizar el tipo subjetivo de un
homicidio calificado por alevosía, es preciso analizar ahora si concurre un especial elemento subjetivo,
consistente en aprovecharse de un estado de indefensión de la víctima.
No bastaría con un estado de indefensión real (objetivo) ni con su conocimiento por parte del autor.
Quien ve que su víctima, a la que va corriendo por el bosque, trastabilla en el camino y pierde el arma
que llevaba consigo, no comete homicidio alevoso porque la mate después de la caída; es preciso que se
haya aprovechado de esa situación, que la haya buscado ex profeso.
Por cierto, este estado no se daba objetivamente; pero como el autor así lo suponía y buscó además
esta situación ex profeso, para actuar sobre seguro, la agravante, desde el punto de vista del tipo
subjetivo (tentativa), concurre.
Están completas las exigencias del tipo subjetivo del art. 80, inc. 2º del Cód. Penal: matar a otro con
alevosía; y, como todo principio de ejecución del homicidio es también principio de ejecución del
asesinato si la agravante está satisfecha en el tipo subjetivo, al estar completo éste, la tentativa lo es de
homicidio calificado, aunque inidónea (por inidoneidad de objeto). Rigen los arts. 42, 44 in fine y 80, inc.
2º del Código Penal.

-§2–

Antijuridicidad
El punto relativo a la contrariedad al derecho no es problemático, porque el planteamiento no presenta
indicio alguno de que pueda operar una causa de justificación.
La acción de Julio es, por tanto, además de típica (arts. 42, 44 in fine y 80, inc. 2º, Cód. Penal),
antijurídica.

-§3–
Culpabilidad
Tampoco presenta el caso problemas de reprochabilidad. La capacidad de culpabilidad no se halla
excluida por causa alguna de inimputabilidad. No existen indicios, por otra parte, de error de prohibición
(evitable o no).
La acción de Julio es, pues, típica, antijurídica y culpable.

-§4-

Punibilidad

No existen causas de ínfimo reproche (coacción; estado de necesidad disculpan te; obediencia
jerárquica reductora de la libertad a un grado razonablemente insuperable); la punibilidad de la ten-
tativa de asesinato no requiere la producción de alguna condición objetiva de punibilidad (por lo demás,
muy excepcionales en el Código Penal argentino).
Para determinar si la conducta de Julio es punible sólo nos resta considerar si ha concurrido alguna
excusa absolutoria.
Como especial excusa absolutoria funciona, en la tentativa, el desistimiento voluntario de consumar el
delito.
Se llama desistimiento a aquella acción por la cual el autor, voluntariamente, interrumpe la realización
del tipo, o evita su consumación. Lo primero ocurre en la tentativa inacabada, lo segundo, en la perfecta
o acabada. En nuestro caso, no resulta fácil establecer si se trata de una u otra; todo dependerá de que
se considere determinante el primitivo plan del autor o no. Es cierto que el solo arrojar el cuchillo, sin
dar en el blanco, constituye un acto que podría haber sido suficiente para alcanzar el resultado. En este
sentido, la tentativa fue acabada.

Pero, tras ese acto, el autor advirtió que aún podría intentar el hecho con otro medio, y decide ampliar
su plan de realización al uso del revólver. En este sentido, la tentativa pasaba a ser, nueva- mente,
inacabada (tentativa fracasada impropia), desde el punto de vista de los requisitos del desistimiento.
Lo cierto es que, en todo caso, aun cuando se considerase inacabada la tentativa, el autor no
interrumpió su acción por su propia voluntad, sino después de advertir que Diego estaba muerto, y que,
por tanto, su tentativa era imposible (inidónea).
Conforme a la fórmula de Frank, el desistimiento es libre cuando el autor se dice a sí mismo: no quiero
llegar a la meta aun cuando puedo alcanzarla; por el contrario, falta la libertad cuando el autor se dice:
no puedo alcanzar la meta aun cuando quiero.
Por cierto, esta fórmula no resuelve todos los problemas posibles, ni es, tampoco, teóricamente
indiscutible; empero, sus puntos críticos no se hacen manifiestos en el caso.
Sucede que, en el planteamiento que toca analizar, Julio no alcanza a desistir en momento alguno;
cuando él advierte la inidoneidad, ¡aún quería alcanzar el resultado!
Al faltar este requisito (libertad o voluntariedad en el abandono de la realización de la acción propuesta)
no se puede hablar, en el caso, de desistimiento liberador de pena.
Por lo demás, no se prevén tanto para el homicidio alevoso como para su tentativa, otras excusas
absolutorias; luego, la acción de Julio, que constituía ya la tentativa de la realización del tipo de ho-
micidio calificado en forma antijurídica y culpable, es, además, punible. La escala penal dentro de la cual
debería ser fijada la pena a aplicar en concreto, en un caso de determinación de la pena, se establece
del siguiente modo.
El texto liminar del art. 80 del Cód. Penal, prevé pena de reclusión o prisión perpetua. Por consiguiente,
la escala penal para una tentativa de homicidio calificado debe ser establecida conforme al art. 44, párrs.
2º y 3º del Código Penal:"... Si la pena fuere de reclusión perpetua, la pena de la tentativa será reclusión
de 15 a 20 años". "Si la pena fuese de prisión perpetua, la de la tentativa será prisión de 10 a 15 años".
Ahora bien, como la tentativa era absolutamente inidónea (inidoneidad de objeto), se hace aplicable la
reducción que impone el art. 44, último párrafo del Código Penal: "... Si el delito fuera imposible, la pena
se disminuirá ~n la mitad y podrá reducírsela al mínimo legal o eximirse de ella, según el grado de
peligrosidad revelado por el delincuente".
Por lo tanto, la escala penal dentro de la cual un juez debería determinar la pena en concreto
(individualización judicial de la pena), sería: pena de reclusión de 7 años y 6 meses a 10 años o prisión de
5 años a 7 años y 6 meses.
En otras palabras, el mínimo sería de 5 años de prisión, y el máximo de 10 años de reclusión.
Es, por consiguiente, prescindible, la explicación analítica de la subsunción de la acción de Julio al art.
150 del Cód. Penal, toda vez que, como se dijo, éste es un tipo penal expresamente subsidiario, y su
pena máxima es de 2 años de prisión. Por otra parte, dado que Diego estaba muerto, y que de los
términos del planteamiento no se desprende que habitara otra persona con él, tampoco este tipo penal
estaría entonces consumado, sino sólo tentado (tentativa inidónea).

C - ACCION DE ANDRES
La responsabilidad de Andrés únicamente podría surgir, a lo sumo, de su participación, toda vez que no
ha compartido el dominio del hecho.
La participación, en sentido estricto, comprende la instigación (art. 45, in fine, Cód. Penal) y la
complicidad (arts. 45 -cooperación necesaria-y 46 -no necesaria-, Cód. Penal).
Dado que la forma de participación más grave prevalece sobre la más leve, y puesto que la instigación es
más grave que la complicidad -porque la instigación exige la escala penal de la autoría, en tanto la
complicidad admite la atenuación prevista por el art. 46 del Cód. Penal-, corresponde comenzar el
análisis por la posibilidad de que Andrés haya sido instigador. Si se llegara a una respuesta negativa,
discutiremos si ha sido cómplice. Si Andrés no fuera ni instigador, ni cómplice, su conducta sería atípica.

-§1–

Tipicidad
a) Tipo objetivo de la instigación
La instigación consiste en la creación dolosa del dolo de quien, al menos, intenta un hecho como autor.
Empero, esa definición con tiene tanto al tipo objetivo como al tipo subjetivo de la instigación.
Al tipo objetivo del instigador pertenece toda la tipicidad (tipo objetivo y subjetivo) del autor, y, además,
la acción propia del instigador, que consiste en producir (crear) el dolo. Esta producción del dolo, y
ulterior realización dolosa del tipo, por parte del autor, constituye el tipo objetivo del instigador. Al tipo
subjetivo de éste corresponde, en cambio, el que todo el suceso (creación del dolo del autor y ulterior
hecho de éste) sea abarcado por la voluntad del instigador.
En el caso que analizamos, Andrés no creó el dolo de Julio, puesto que éste estaba ya resuelto a
cometer el hecho. De manera que fracasa el tipo objetivo de la instigación; y la acción de Andrés no
encuadra, pues, en la previsión del art. 45, in fine del Código Penal: ”... En la misma pena incurrirán los
que hubiesen determinado directamente a otro a cometerlo".
Por cierto, se podría decir que lo que Andrés sí ha hecho es cometer una tentativa de instigación.
El precepto que reprime la instigación supone la norma prohibitiva que dice: no debes realizar una
acción tendente a crear en otro la voluntad de infringir una norma penal.
Esto es lo que constituye lo injusto de la instigación. Y si el tipo subjetivo es en verdad lo constitutivo de
lo ilícito del autor así debe ser también para el instigador. Esta ya infringe aquella norma prohibitiva en
cuanto hace todo lo posible para crearen otro la voluntad de realización.
Sucede, sin embargo, que si bien lo ilícito consiste siempre sólo en el disvalor de acción, y la acción del
instigador es hacer lo posible por crear el dolo, lo cierto es que el Código Penal argentino condiciona la
punibilidad de ese ilícito a que haya habido, al menos, principio de ejecución del hecho al que se instigó;
en otras palabras: es preciso que, del tipo objetivo del instigador, se haya dado la creación efectiva del
dolo y, al menos, el principio de ejecución del hecho principal.
En síntesis, la tentativa de instigación no es punible. Brevemente, entonces, al fracasar el tipo objetivo
de la acción de Andrés, su conducta no es punible como instigación.

b) Tipo objetivo de la complicidad


La complicidad consiste en favorecer dolosamente el hecho del autor.
De esta definición, corresponde al tipo objetivo -de manera análoga a lo que sucede con la instigación-,
toda la tipicidad del hecho principal, más su favorecimiento objetivo.
Tal auxilio puede ser dado en dos formas: o bien mediante un apoyo intelectual (complicidad psíquica o
espiritual) tal el caso de quien, después de producido el hecho, cumple promesas anteriores a su
realización; o bien físicamente (complicidad material o técnica), v. gr., mediante el aporte del arma
homicida.
Corresponde analizar ahora si, en el caso que estamos analizando, Andrés ha prestado algún tipo de
auxilio. Y adelantamos a este respecto una solución negativa.
En efecto, si bien Andrés puso un arma en el bolso de Julio, con la que éste podría haber intentado el
hecho, el autor no llegó a utilizarla. Y dado que la complicidad tiene que favorecer objetivamente el
hecho principal, no se puede afirmar, en principio, que Andrés haya prestado una ayuda física, puesto
que no ha favorecido objetivamente, con el medio técnico por él prestado, la realización del hecho.
Dado que la tentativa de complicidad-al igual que la de instigación- es impune, sería preciso que Julio
hubiera realizado un comienzo de ejecución con el medio prestado subrepticiamente por Andrés, al
menos para sostener su complicidad técnica o física.
Y se desprende de los términos del caso que Julio no llegó a usar el arma de Andrés, toda vez que,
cuando estaba extrayéndola de su bolso, advirtió que Diego ya estaba muerto. Distinto sería si, al menos,
el autor hubiera alcanzado a apuntar a la supuesta víctima con el arma de Andrés, donde ya sería
discutible un principio de ejecución respecto del cómplice. Pero, dado que, sin duda, el mero comenzar a
extraer el revólver no constituye un acto de ejecución, sino un acto preparatorio, no se puede sostener
que haya habido una ayuda material (punible), sino tan sólo una complicidad (material) frustrada, esto
es, impune.
Nos resta tratar, ahora, si ha existido una ayuda intelectual, porque-como vimos-la complicidad puede
prestarse mediante consejos, o reforzando la voluntad del autor; luego, también espiritualmente
(Welzel).
No cabe duda de que esta forma de complicidad hace referencia a un apoyo moral al autor. Tal apoyo es
admitido, en general, en aquellos casos en que la ayuda material prestada no llega a ser usada por el
autor pero siempre que éste, a pesar de prescindir del medio técnica, cuente con que puede llegar a
disponer de él. Pero, en nuestro caso, Julio había rechazado la ayuda de Andrés y, a pesar de que éste
intentó brindarla de todos modos, el autor no se enteró de que poseía el revólver, sino después de fallar
con su cuchillo. Por consiguiente, mal pudo Julio sentirse moralmente apoyado por la ayuda de Andrés,
al momento de arrojar su cuchillo, cuando ni sospechaba que aquél se la había brindado. Por lo tanto,
tampoco puede admitir, en el caso de análisis, una complicidad moral (o intelectual) de Andrés, en la
tentativa de asesinato de la que Julio ha sido autor."
Desde mi punto de vista, entonces, su conducta es impune. Andrés no es autor, ni instigador, ni cómplice.

• Addenda
La tentativa ante la teoría de lo ilícito

El hecho de que el caso anterior trate de una tentativa hace necesario efectuar algunas aclaraciones
conceptuales, especialmente en razón de que, a mi juicio, ella constituye aquello en lo que consiste lo
injusto.
Este punto de vista requiere exponer críticamente diversas cuestiones.

a) El contenido de lo ilícito
En primer lugar, es preciso poner en claro que la producción del resultado ("consumación") es una
consecuencia de lo ilícito, pero no constituye lo ilícito.
En efecto, si lo injusto es la realización del tipo en forma antijurídica y, a su vez, el tipo penal, la
descripción de la conducta contraria a la norma, aquello en lo que consista lo injusto serán los
elementos que caractericen a la conducta, no sus consecuencias. Es la conducta entonces lo que está
prohibido por la norma, no sus resultados.
Ahora bien, si esto es así, los elementos que tratamos como pertenecientes al tipo-objetivo (aquellos
que son el objeto de referencia del dolo) no serán propiamente constitutivos de lo ilícito; sino: o bien
una consecuencia de la acción contraria a la norma (resultado), o bien elementos concomitantes a la
acción' (ejemplo, referencias al lugar), cuya existencia en ambos casos no depende de lo que el autor
pueda hacer enteramente por su voluntad. Por consiguiente, el tipo objetivo no es lo que caracteriza a
lo injusto, al tipo.
¿En qué sentido, entonces, aquellos elementos constituyen un tipo (objetivo) si es que no "pertenecen"
al tipo de lo injusto?
En una palabra: ¿cómo es posible que el tipo objetivo no integre el tipo?
La expresión "tipo" tiene varias acepciones. Su función más general es la de conjunto de elementos de
los que se deriva alguna consecuencia jurídica. Es en este sentido que los elementos exteriores al autor,
"objetivos", que no pueden constituir la infracción, configuran, sin embargo, un tipo. Por lo pronto,
constituyen un tipo, en la medida en que ellos determinan el objeto de referencia del dolo. El tipo del
error coincide, entonces, con el tipo objetivo;para obrar con dolo, el autor debe tender, subjetivamente,
en su acción, a lograr aquello que la norma desvalora objetivamente; ejemplo, la muerte de otro. Por lo
demás, en el derecho penal argentino -como en la mayor parte de las legislaciones-, la producción
efectiva del resultado del hecho doloso determina una mayor punibilidad con relación a la tentativa; por
lo tanto, también desde este punto de vista el resultado integra un tipo, porque de su acaecimiento real
dependen consecuencias jurídicas.
En cambio, desde el punto de vista de la comprensión de la tipicidad como la característica de una
acción de ser contraria a la norma (prohibitiva o imperativa) sólo integra la tipicidad aquello que
constituye la relación de posición entre la voluntad del autor y la norma 14. Esta relación no se intensifica
porque se produzca el resultado, ni inversamente, se disminuye por el hecho de que éste no se
produzca. En este otro sentido, el tipo subjetivo constituye todo lo injusto.

b) Tentativa y ausencia de tipo


Una parte de la teoría-claramente mayoritaria en la Argentina- pretende separar del concepto de
tentativa inidónea aquellos casos en que falta enteramente el objeto de la acción (o los medios, si éstos
son exigidos por el tipo penal). Por ejemplo, el caso que se ha analizado más arriba no sería, con arreglo
a este criterio, una tentativa inidónea, sino un caso de ausencia de tipo (Mangel am Tatbestand), en el
que el autor sólo realiza una acción que cree que es delito, pero que no lo es (delito putativo).
Para aclarar un poco esta cuestión, es útil partir del siguiente esquema de presentación del problema.

Según el criterio con el que se ha resuelto el caso anterior, Matar al muerto, existe la siguiente
correspondencia entre la teoría del error y la teoría de lo ilícito.

Primera correspondencia: cuando el autor realiza un hecho (tipo objetivo) con error de tipo, actúa sin
dolo y sólo cabe su eventual responsabilidad por delito culposo si el error es evitable y concurren los
demás elementos que fundamentan la punibilidad de la imprudencia. Por el contrario, si el autor realiza
un hecho en la creencia de que matará, y no llega a matar, tiene un error de tipo "al revés", que,
precisamente, funda que haya dolo del hecho que no alcanza a producir (por error de tipo "al revés" se
debe entender la suposición de un elemento del tipo que, en realidad, no concurre). Y toda tentativa
(idónea o inidónea) es precisamente esto. En conclusión: todo error de tipo "al revés" constituye una
tentativa punible.
Contra esa "relación" no es suficiente el argumento de Zaffaroni, según el cual "la simetría es falsa,
puesto que no sólo pretende fundar el dolo, sino la tipicidad objetiva, sin la cual no puede haber dolo" 15,
porque se trata siempre de un caso en el cual el autor ha exteriorizado su voluntad en un hecho que,
como "condición objetiva", ha llegado a suceder. Para expresarlo en palabras de Welzel: “... la
transformación de la voluntad de cometer un delito en un hecho exterior es, sin embargo, una tentativa;
y aun en estos casos el autor cumple con ello" 16.
Segunda correspondencia: la simetría se completa, en el esquema que ahora presento, con esta otra
relación. El error de prohibición afecta a la culpabilidad (no a lo ilícito); pero el error de prohibición "al
revés" (realizar una acción en la creencia errónea de que es delito) no puede ser suficiente para fundar
la reprochabilidad, porque ésta no puede existir por sí sola, sin un hecho antijurídico: la mera creencia
del autor de que su acción es contraria a una norma no puede reemplazar a esa relación de oposición
con una norma objetiva. Ejemplo: el padre tiene relaciones amorosas con su hija en la creencia de que el
incesto constituye delito. Sin embargo, no toda inversión (error "al revés") de los casos que normal-
mente se tratan como errores de prohibición ("al derecho"), conducen a un delito putativo. Lo serán sólo
aquellos errores "al revés" que consistan en suponer una norma prohibitiva o imperativa inexistente, o

14
Esto significa solamente que el autor debe conocer las circunstancias objetivas que, según la norma, son disvaliosas. No
tiene que reconocer, en cambio, el juicio de valor que expresa la norma; en una palabra no necesita reconocer a la norma en
sí misma para la afirmación del texto de que el juicio de antijuridicidad está determinado por una relación de oposición entre
la voluntad y la norma. Esto es así también en el delito culposo (al respecto, véase el caso 4 siguiente: El caballo que no
responde a las riendas).
15
Zaffaroni, Tratado de derecho penal, t. IV, § 561, p. 468.
16
Welzel, Derecho penal alemán. Parte general, trad. de la 11 ª ed. alemana de Bustos Ramírez y Yánez Pérez, § 24, IV, 3.
en desconocer que existe una norma permisiva efectivamente reconocida por el derecho que concurre
en el caso; empero, el supuesto de error "al revés" sobre presupuestos objetivos de una causa de
justificación, no es otra cosa que la ausencia del elemento subjetivo de la justificación; por lo tanto, para
este caso, vale lo dicho en la addenda de la resolución del caso 2, hipótesis que requiere una discusión
especial (sobre esta correspondencia entre teoría del error y teoría de lo ilícito, véase más extensamente
la addenda al caso 5: El caso del médico y los dos pacientes).
La simetría de ambas reglas de correspondencia señala como equivocada la idea según la cual el admitir
como tentativa a todo caso de error de tipo "al revés" conduce a un derecho penal "de ánimo" y a borrar
las diferencias con el delito putativo. Tal idea es absolutamente falsa, y se funda en una confusión;
porque el juicio de contrariedad al derecho (antijuridicidad) es siempre una relación de oposición entre
la voluntad del autor y una norma de valoración que, en sí misma, tiene que existir con independencia de
la voluntad del destinatario de la norma: dirigir la acción a matar está prohibido, aunque el autor no
reconozca esta prohibición; e, inversamente, mantener relaciones incestuosas no lo está, aunque el au-
tor considere que debería estarlo. En este sentido, la antijuridicidad es siempre una relación "objetiva'',
aun cuando lo único que fundamenta esa relación de oposición entre lo que el autor ha hecho y la
norma (objetiva) sea el tipo subjetivo.
Con lo anterior, desde luego, no pretendo dar fundamento definitivo alguno en favor de la punibilidad
de la tentativa "absolutamente" inidónea, que aquella parte de la doctrina ve como un delito putativo.
Hasta ahora, sólo he querido negar que los fundamentos contrarios expuestos por esta doctrina sean
verdaderos.
En otras palabras, el hecho de que afirme que la antijuridicidad es una relación de oposición entre la
voluntad del autor y la norma jurídica, no demuestra por sí solo que las acciones de los casos como el de
matar al muerto deban ser, por "necesidad conceptual", antijurídicas, contrarias a la norma. En efecto,
siempre sería posible condicionar el imperativo que deriva de la norma, a la circunstancia de que el
hecho concreto tuviera ex ante posibilidades de llegar a la consumación; así se lo podría fundar, por
ejemplo, sobre la base de que la norma sólo se concreta en deber, o sólo prohíbe o manda
efectivamente una acción, si la afectación del bien jurídico es posible en concreto, y que, en caso
contrario, no hace ningún "llamado", al autor, a una acción distinta17. Así explicada la cuestión, en los
casos de tentativas "absolutamente" inidóneas, la voluntad del autor no lograría siquiera "oponerse" a
la norma, aunque él quisiera hacerlo.
Parece, entonces, que el determinar los límites de lo ilícito no depende de una mera construcción
conceptual. La punibilidad que prevé el derecho argentino del "delito imposible'', sin embargo, implica
una decisión aparentemente más cercana a un sistema en el que la concreción del imperativo en deber

17
Debo acotar aquí que utilizo en el texto el giro de Armin Kaufmann: "La norma se concreta en deber (o no)", fuera del
marco para el cual Kaufmann ideó la diferencia entre norma y concreción en deber. Pero creo no distorsionar la
fundamentación de Kaufmann al sugerir la posibilidad de extender esa distinción a la tentativa inidónea, a pesar de que él
haya considerado a ésta como punible. Así, por ejemplo, dice Kaufmann: "Y sólo queda por analizar la cuestión de si,
teniendo en cuenta... que todas las acciones ordenadas o prohibidas están vinculadas a ciertos presupuestos, toda norma ha
de ser calificada como condicionada. A esta pregunta ha de responderse negativamente. Las condiciones o presupuestos de
que aquí se habla se refieren a las acciones, y sólo mediatamente, a través de ellas, a las normas. No condicionan la
existencia de la norma sino tan sólo el efecto práctico del deber ser en los casos particulares. Cuales sean las circunstancias, el
momento y las personas individuales con respecto a las cuales la norma actúa obligan temen te inconcreto, depende de la
existencia de estas condiciones, de la niebla, del velero que se acerca, de la existencia de una persona, etcétera. Se trata, de
presupuestos del deber, no de condiciones del deber ser abstracto de la norma''. La transcripción corresponde a Teorías de
las normas, trad. Bacigalupo y Garzón Valdés, p. 124 (la bastardilla no se corresponde enteramente con el original). Téngase
en cuenta que con la exigencia "de una persona", Kaufmann está aludiendo a un presupuesto para la concreción en deber de
la norma que prohíbe el homicidio:”... sólo es posible matar a una persona (p. 122) bajo el presupuesto... de que el autor se
encuentre con la otra persona''.
no depende del peligro real que corra el bien jurídico. Contra esto, tampoco se puede alegar como
argumento definitivo -sobre la base del art. 19 de la Const. Nacional 18- que aquella punibilidad sea
violatoria de la garantía contenida en el principio de reserva, pues la exigencia de daño a terceros del art.
19 de la Const. Nacional, puede ser interpretada en el sentido de que la norma que prohíbe una
conducta tiene que hacerlo en función de un valor que no se agote en la moral individual, y, en este
sentido, mientras la norma de valoración cumpla con este requisito estará debidamente legitimada; y,
entonces, toda tentativa contra ese valor objetivo podrá ser legítimamente punible.
En conclusión; no es posible discutir estos problemas como impuestos por los conceptos, salvo en lo que
se refiere al análisis de la coherencia interna de una posición. Se trata de explicar, más bien, la teoría de
lo ilícito, conforme a un sistema libre de contradicciones, que satisfaga la necesidad de dar una
respuesta razonable a la pregunta de qué es lo que el derecho ordena omitir o hacer, y bajo qué
condiciones alguien incumple la orden. En este sentido, yo creo plausible limitar lo injusto a la acción, a
aquello que el autor controla; no veo, en cambio, la posibilidad de extender la infracción al deber hasta
el momento de la producción del resultado. Toda agravación de la punibilidad por los resultados finales
efectivamente dañosos puede constituir, lejos de un principio liberal de garantía, un culto al azar: al
acaso y a la arbitrariedad.
En el punto siguiente, corresponde demostrar que una explicación subjetiva de la tentativa, no sólo no
tiene por qué conducir, como lo entiende Zaffaroni 19, a borrar los límites entre los actos preparatorios y
el principio de ejecución, sino que no puede hacerlo.

e) Principio de ejecución
La norma prohíbe la acción sólo cuando el autor comienza la ejecución, es decir, cuando "empieza la
tentativa". Antes de esto, el autor no contrapone aún su voluntad con la norma, precisamente, porque
la norma no prohíbe la ''preparación a la infracción". Con relación al delito de homicidio, por ejemplo, la
norma no prohíbe aún que el sicario limpie el cuchillo con el cual piensa él asesinar a la víctima después;
sólo prohíbe que, cumplidos los pasos preparatorios, el autor siga adelante.
Cuando se discute acerca de si, en un caso concreto, existe comienzo de ejecución o no, se está
discutiendo, justamente, a partir de cuándo la voluntad del autor se opone a la nor1r1¡a1 El hecho de
que el acto preparatorio sea necesario para que exista comienzo de ejecución, y, por tanto, para que
comience la infracción, nada dice todavía acerca de que ya sea también suficiente para esto. Sólo el
comienzo de ejecución es necesario y además suficiente para que comience la infracción,
Por consiguiente, la infracción a la norma comienza allí donde el autor dirige su voluntad contraria a ella;
es decir, después de haber llegado en su acción, objetivamente, al momento en el cual, si continúa
adelante, habrá comienzo de ejecución con arreglo a su plan. En otras palabras: si bien el principio de
ejecución depende de algo que ya debe haber ocurrido objetivamente -que el autor haya concluido la
preparación-, puede ser definido subjetivamente, porque el autor sólo pasará la barrera crítica si,
llegado a aquel límite objetivo próximo, inmediatamente anterior al comienzo de ejecución, manifiesta
su voluntad contraria a la norma: sigue adelante. Esta decisión de actuar una vez más, de dar un paso
más de los ya dados y dirigir la voluntad hacia darlo, constituye el comienzo de ejecución, con el cual
empieza la tentativa.

d) Tipo objetivo y subjetivo


Empero, si bien la norma es infringida ya con el comienzo de ejecución, y sólo se dirige a la conducta - a

18
Zaffaroni, Tratado de derecho penal, t. IV, § 560, p. 466.
19
Zaffaroni, Tratado de derecho penal, t. IV, § 557, p. 444 y siguientes.
aquello que el autor puede decidir por sí mismo, sin la ayuda del azar-, ésta es prohibida en función de
que la norma valora positivamente al bien jurídico al cual la conducta está por atacar.
Por lo tanto, cada paso que deba dar el autor conforme a su plan para lograr la producción efectiva del
resultado-esto es: cada paso que mantenga la voluntad contraria a la norma, alejando el plan desde el
comienzo de ejecución hacia la consumación- importará, sí, una mayor gravedad de la infracción,
porque desarrollará la voluntad del autor opuesta a la norma.
El mayor grado de este desarrollo lo constituye la tentativa acabada, es decir, el momento en el cual el
autor da el paso que, conforme a su plan, podría ser suficiente para alcanzar el resultado. En este
contexto, son "pasos de acción" cada uno de los impulsos de voluntad.
Por consiguiente, la norma que prohíbe el delito consumado coincide con la norma que prohíbe la
tentativa acabada; más precisamente: se trata de la misma norma. En este sentido, si no existiera el art.
42 del Cód. Penal, que reprime la tentativa de cualquier delito de la parte especial, de todos modos,
toda acción tendente a matar, por ejemplo, que el autor considerara capaz de producir el resultado, ya
estaría prohibida por el art. 79, aunque no se produjera la muerte; esto así porque la punibilidad del
homicidio supone la norma que prohíbe la acción tendente al resultado de muerte de un hombre por
otro hombre. El hecho de que, en ese caso, la tentativa acabada que no produjese el resultado quedaría
impune porque el art. 79 exige la muerte, sólo demuestra que el resultado de muerte es una condición
para la punibilidad de la acción prohibida por la norma supuesta por el art. 79, no para la contrariedad
de la acción con la norma misma: antijuridicidad.
Por ello, la "extensión" de la prohibición que produce el art. 42 del Cód. Penal, sólo opera desde la
tentativa acabada hacia la tentativa inacabada, porque ésta todavía no sería suficiente para causar la
muerte (la "extensión" de la punibilidad, en cambio, opera desde el delito consumado hacia la tentativa,
tanto inacabada como acabada). Una vez que el legislador decide proteger más intensamente al bien
jurídico, mediante la prohibición, también, del comienzo de ejecución (tentativa inacabada), lo injusto
comienza en este momento, y puede ser dividido a partir de aquí en tantos pasos de acción como el
autor considere necesarios para alcanzar el resultado; cada uno de estos pasos de acción (impulsos de
voluntad) aumenta el disvalor de acción.
El tipo subjetivo de la tentativa inacabada tiene, pues, la siguiente configuración. La voluntad del autor
está en gestación con relación al desarrollo de su voluntad hacia el resultado final. Su paso exterior
número uno, por ejemplo, corresponderá al tipo objetivo de la tentativa inacabada (así como también
cada paso aislado siguiente anterior al último tramo de acción) y la voluntad de ese paso individual (y de
cada uno de los posteriores previos al definitivo) constituirá el dolo; pero el tipo subjetivo íntegro de la
tentativa inacabada requerirá que el autor tenga, además, en el momento de dar el primer paso (y cada
uno de los siguientes anteriores al último), el elemento subjetivo especial consistente en pretender
seguir desarrollando, después, todos los pasos ulteriores (incluido el último). El desarrollo del plan irá
convirtiendo al elemento subjetivo especial, consistente en que se actuará en el futuro, en dolo, es decir,
en un elemento subjetivo que se realiza ya 20.
Cuando el autor da el último paso, la voluntad se ha desarrolla' do íntegramente; la tentativa deja de ser
inacabada para ser acabada. Sólo el tipo subjetivo de la tentativa acabada será, entonces, íntegramente
"dolo".

20
En ese sentido, Mir Puig, Derecho penal. Parte general, 2ª ed., p. 292, con un acertada explicación del problema: "Debe
matizarse... la afirmación de que la tentativa posee el mismo tipo subjetivo que el delito consumado. He dicho más arriba
que lo que es el dolo en éste es un elemento subjetivo del tipo en la tentativa (leáse: inacabada). Ello significa que la
voluntad de realización de los actos ejecutivos efectivamente practicados no puede identificarse con el dolo del delito
consumado (entiéndase: ni con el dolo de la tentativa acabada).
Lo dicho en este punto conduce a que la pena de la tentativa inacabada deba ser menor que la de la
acabada, porque, en ésta, la infracción se ha desarrollado íntegramente, y, en aquélla, no.
Lo contrario -creer que el plan de realización que queda sólo en tentativa inacabada ya justifica la pena
máxima que se hallase prevista para la tentativa en general 21-implica tratar al autor como si realmente
hubiese desarrollado todo su plan, es decir: imputarle también aquello que no llegó a hacer. Contra esto,
dice bien Mir Puig que el hecho de "que el autor haya querido realizar (haya impulsado la realización de)
una parte de la ejecución con ánimo de consumación (esto es la tentativa) no prueba todavía que el
mismo hubiera mantenido su voluntad hasta llegar a la total ejecución" 22.
En cambio, la mayor punibilidad que impone el derecho penal argentino si se produce el resultado
(consumación), con relación a la de la tentativa acabada, no depende -como se deriva de lo dicho en el
ap. a)- de un mayor contenido de ilicitud, sino de una simple decisión de política legislativa, una
condición objetiva de agravación, de dudosa razonabilidad: quien produce el resultado no tendría por
qué tener un peor trato que aquel que ha desarrollado toda su voluntad, pero por azar, no ha tenido
éxito 23.

21
Bacigalupo, Manual de derecho penal. Parte general, p. 77, supone que un desarrollo consecuente de la idea de que lo
injusto se agota en el disvalor de la acción y que éste está dado por la infracción de la norma, obligaría "a admitir que el
disvalor de acción se presenta ya íntegro a partir del comienzo de la ejecución del comportamiento prohibido pues es allí
donde se pone de manifiesto toda la rebeldía del autor frente al ordenamiento jurídico: entre tentativa (acabada o inacabada)
y delito consumado no debería haber diferencia alguna en la gravedad de la punibilidad... La completa exclusión del disvalor
del resultado eliminaría, en consecuencia, toda diferencia entre hechos tentados, frustrados y consumados". Esta idea parte
del supuesto de que los tramos de acción posteriores al comienzo de ejecución no pueden aumentar el grado de disvalor de
acción; así, se transforma en resultado todo lo que no sea el comienzo de ejecución. No hay nada que justifique restringir el
disvalor de acción a sólo un paso de todo el plan: Ante cada nuevo paso de acción la norma continúa ordenando al autor no
proseguir el ataque al bien jurídico: la continuación de la voluntad contraria a la norma aumenta el grado del disvalor de
acción. Al respecto, véase lo dicho en el texto.
22
Mir Puig, Derecho penal. Parte general, 2ª ed., p. 292 y ss. Y agrega: "ello permitiría fundamentar objetivo-subjetivamente
una menor punición para la tentativa (léase inacabada) que para la frustración (léase: tentativa acabada)".
23
La mayor punibilidad del delito consumado podría estar justificada en la menor peligrosidad del autor de tentativa; es decir,
en razones de prevención especial. Es posible, en efecto, que el autor de tentativa, sea, normalmente, menos peligroso, acaso
porque razones inconscientes lo llevan, precisamente, a no alcanzar el resultado. Pero esto no tiene por qué ser siempre así.
Hay casos en los que el autor yerra el gol pe, justamente por haber obrado "demasiado bien". Ejemplo: el sicario apunta
perfectamente sobre la cabeza de la víctima, pero una fracción de segundo después de haber disparado, aquélla baja
casualmente su cabeza y el disparo no da en el blanco; contrariamente, otro asesino, en el mismo momento, puede haber
matado al mismo sujeto, precisamente por haber apuntado "mal", un poco más abajo de lo que "correspondía" (acaso por
un deseo inconsciente de no dar en el blanco, que, en esta hipótesis, sólo afectó a él). Este último autor debería ser penado
más levemente que el primero-aunque haya alcanzado el resultado y el otro no-, porque, ex ante, su acción era conducida
con menos eficacia que la de aquel que por azar marró el disparo. La menor peligrosidad de la tentativa con relación al hecho
consumado es, pues, un elemento muy contingente, que puede no concurrir en absoluto. Por su parte, Nino, Los límites de la
responsabilidad penal, p. 435, cree haber hallado un fundamento para la menor punibilidad de la tentativa, en el hecho de
que si la pena de ésta fuese igual a la del delito consumado se desalentaría el desistimiento de la ejecución ya iniciada,
porque el autor sentiría "que el resto de su conducta es 'gratuita' desde el punto de vista punitivo". Se trata de una
equivocación muy grave. El efecto político-criminal negativo que Nino supone derivado de aquella equiparación de penalidad
no existe. Ante todo, la continuación del plan ejecutivo siempre debería agravar la pena, en razón del mayor contenido de lo
ilícito de la tentativa acabada con relación a la inacabada. Ya por esto la idea de Nino sería falsa; pero lo es, en verdad, por
razones enteramente independientes de la diferencia de contenido de injusto que se quiera reconocer entre la tentativa
inacabada y acabada. En efecto, si se desarrolla el argumento de Nino, la igualdad de pena entre la tentativa acabada y el
delito consumado tendría el efecto político-criminal negativo de no motivar al autor a evitar el resultado, mediante un
arrepentimiento activo, tras la tentativa ya acabada, ''gratuito". Y nada de esto es verdad. Lo que Nino no advierte es que la
no producción del resultado por efecto de la interrupción voluntaria de la ejecución (desistimiento en la tentativa inacabada),
o de la intervención voluntaria activa (desistimiento en la tentativa acabada), tendrá un efecto más intenso que el de la mera
graduación de la pena; y es la total impunidad, en virtud, precisamente, del desistimiento (art. 43, Cód. Penal). El "resto de su
conducta", para decirlo con palabras de Nino, nunca será ''gratuita desde el punto de vista punitivo".
e) Tentativa inacabada y acabada
La diferencia del contenido de lo injusto de la tentativa inacabada con relación a la acabada requiere
definir algo mejor en qué momento se llega a ésta.
El criterio es el siguiente: allí cuando el autor realiza un acto que él considera que podría producir el
resultado (cuando menos con dolo eventual), la tentativa es ya acabada, aun cuando el autor previera
realizar, después de aquel acto posiblemente suficiente, muchos otros que dieran mayor seguridad de
que se produciría el resultado 24.
Así, por ejemplo, si el autor ha puesto en la comida de la víctima una dosis de veneno que considera
(aunque sea, posiblemente) mortal, habrá tentativa acabada aunque esté dispuesto a darle otra dosis
en el caso de que aquélla fracase. Mas este concepto de tentativa acabada es exacto respecto de
cuándo se deba considerar que la infracción está íntegramente desarrollada para justificar la pena de
una tentativa acabada, momento a partir del cual quedará también justificado que el eventual
acaecimiento del resultado sea imputado dolosamente -consumación dolosa-. En cambio, desde el
punto de vista de los requisitos del desistimiento, la tentativa puede ser tratada como inacabada
(tentativa fracasada impropia), es decir, si, comprobado por el autor que la víctima no ha muerto con la
primera dosis, decide no darle la segunda, habrá desistimiento aunque el autor no haga más que
abandonar el plan (tal como habría sucedido en el caso antes analizado si el autor, al extraer el arma con
la que aún creía poder matar a la víctima ya muerta, hubiera resuelto no seguir adelante antes de darse
cuenta de la inidoneidad).
Si, en cambio, el autor ya no tiene a su alcance ningún medio para producir el resultado, ya no podrá
haber desistimiento liberador de pena aunque interiormente se arrepienta del hecho cometido. En
síntesis, hay cierta diferencia entre el concepto de tentativa acabada como realización íntegra de lo
ilícito -primer acto que el autor considere posiblemente suficiente para la consumación-y el mismo
concepto respecto de la posibilidad de simple desistimiento por no continuación del plan; a este último
efecto, la tentativa es inacabada hasta que el autor realice el último acto de los que tiene a su alcance
para llegar a la consumación. Después de este acto, sólo le cabe la posibilidad de quedar exento de pena
mediante un arrepentimiento activo; ejemplo: conducir a la víctima herida hasta el hospital y lograr que
la salven (punibilidad sólo por lesiones).

f) Adelantamiento del resultado ("dolus generalis" inverso)


Lo dicho en los puntos anteriores requiere tratar ahora los casos en los que se produce el resultado
después del comienzo de ejecución, pero antes de que el autor realice ningún acto que él considere
posiblemente suficiente para la consumación.
Por ejemplo: el autor empieza a apuntar con su arma en dirección a la víctima, pero, antes de poner el
dedo en el gatillo se escapa un tiro que resulta mortal.
Sucede aquí un fenómeno inverso al del dolus generalis. En éste, el autor realiza una acción que cree
suficiente para producir el resultado (tentativa acabada), pero no lo logra, y en una ulterior acción
llevada a cabo en la creencia de que el resultado se ha producido antes, el autor la produce ya sin dolo;
ejemplo: el sicario da un golpe con ánimo homicida y supone que ha sido mortal, luego arroja a la
víctima al agua y ésta muere sólo ahora, ahogada.
En el caso que quiero analizar en este punto, el resultado no "se atrasa" a una acción ulterior sin dolo,
sino que, por el contrario, "se adelanta" a una acción anterior sin dolo. ¿Por qué "sin dolo" si un
comienzo de ejecución supone el dolo? Porque el comienzo de ejecución implica sólo un dolo de una

24
Stratenwerth, Derecho penal. Parte general, nº 710.
acción que ya resulta prohibida por la norma, pero que el autor no cree aún suficiente para producir el
resultado, si no hace, después de ella, al menos "otro acto" Todo adelantamiento del curso causal a un
momento en el cual el autor aún cree imposible la producción del resultado, aun cuando sea después
del comienzo de ejecución, es entonces un desvío del curso causal siempre relevante, que impide la
imputación del resultado efectivamente producido, como doloso. En ese caso, todo lo que se podrá
hacer es aplicar la pena de la tentativa (inacabada), con la cual concurrirá idealmente el hecho
consumado por imprudencia. Y si el autor desiste de su plan y, por ejemplo, el disparo se escapa al bajar
la escopeta después del arrepentimiento, de tal modo que igualmente la víctima muere, el
desistimiento es eficaz: libera la punibilidad de la tentativa inacabada y, por tanto, sólo resta la
punibilidad por culpa.
Contra esto -impunidad de la tentativa- no se debe decir (como por ejemplo, Stratenwerth) que, en ese
caso, "ya nada queda en tentativa, sino que el delito se consuma" (dolosamente) 25.
Este argumento se funda en la idea, equivocada, aunque sumamente difundida, de que "la tentativa se
caracteriza por la falta de algún elemento del tipo objetivo” 26.
Se trata de un concepto erróneo. La tentativa existe, de una vez y para siempre, allí donde ya ha habido
comienzo de ejecución. La producción del resultado, si bien hace posible la imputación del hecho
consumado-si existen los demás elementos que la fundamentan-, no borra a la tentativa misma, cuya
punibilidad queda incluida (absorbida por consunción) en la del hecho consumado. Pero sólo hace
posible a tal imputación si el resultado puede ser atribuido efectivamente como doloso. En los casos de
adelantamiento del curso causal, en el proceso ejecutivo, el resultado se produce, pero por una acción
mediante la cual el autor creía no poder conseguir aún el resultado.
La tentativa, entonces, no se distingue de la consumación porque "le falte el resultado", sino por el
hecho de que su concepto requiere como condición necesaria y suficiente el comienzo de ejecución, en
tanto la consumación sólo ve en el comienzo de ejecución una condición necesaria, pero no suficiente.
Esto quedará confirmado si se repara en la problemática que presento en el punto siguiente.

g) Punibilidad por tentativa en hechos consumados


La posibilidad de la producción del resultado en casos en los que, sin embargo, sólo es posible penar por
tentativa, había sido ya sostenida acertadamente-según creo- en la primera edición de este libro, de la
mano de diversos supuestos 27.
Todos ellos tienen en común que el autor comienza la ejecución dolosamente, en forma antijurídica,
culpable y punible, y produce efectivamente el resultado cuando alguno de los demás requisitos que
condicionan la punibilidad del hecho doloso consumado ha desaparecido como tal.
En aquel entonces propuse los siguientes casos:

25
Stratenwerth, Derecho penal. Parte general, nº 715. Se trata de otro efecto mágico del mito del resultado. Aquí, la
producción del resultado le hace creer a Stratenwerth que no puede haber tentativa, y que ello ya justifica la pena del delito
consumado. Como se ve, el resultado no es una garantía del pensamiento liberal en beneficio del autor-como se cree con
frecuencia, con cierta ligereza-, sino una razón de confusión para la correcta solución de los problemas teóricos.Al respecto,
véase mi trabajo Dolo y tentativa: iel resultado como un mito?, en "Doctrina Penal".
26
Cito en el texto palabras de Bacigalupo, Lineamientos de la teoría del delito, 2ª ed., p. 83, § 21, pero la idea es común a
toda la doctrina. Cfr., v. gr., Zaffaroni, Tratado de derecho penal, t. IV, § 555, y p. 432: "La tentativa presupone... una falta de
consumación"; Nino, El concurso en el derecho penal, p. 59: "si el delito se consuma es contradictorio calificar la acción
concurrentemente como tentativa". La idea es también común en la doctrina española, contra esto, véase lo que digo en el
texto en este punto y en el siguiente.
27
Sancinetti, Casos de derecho penal, 1ª ed., p.101 y siguientes.
a) El autor comienza el hecho típico antijurídicamente, pero lo consuma al amparo de una causa de
justificación.
b) El autor comienza la ejecución del tipo en forma antijurídicay culpable, pero deviene in imputable
antes de terminar la acción que consuma finalmente el tipo.
El segundo caso no requiere ejemplificación. El primero puede ser planteado de este modo: un médico
comienza la interrupción del proceso de gestación; iniciada la ejecución advierte que el aborto es
necesario para salvar la vida de la madre y consuma el hecho. Para quienes entienden que la ausencia
del elemento subjetivo de las causas de justificación hace punible a la acción como delito consumado
(ver solución al caso 2), de todos modos este caso debe ser resuelto como tentativa, porque el autor
consuma el hecho justificadamente.
Zaffaroni ha agregado a estos casos la hipótesis de que acaezca una causa de exclusión de la tipicidad
misma 28 idónea en concurso ideal con tentativa acabada inidónea por inidoneidad de objeto). También,
el supuesto de que acaezca una excusa absolutoria 29; ejemplo: cuando el autor está por consumar el
hurto, la propiedad de la cosa se transfiere al padre (la solución de este caso es, sin embargo, discutible)
30
.
Interesante es también el caso ideado por una estudiante, en el cual, tras el comienzo de ejecución,
sobreviene una causa de exclusión de la acción, merced a la cual se produce el resultado 31.
Ahora bien, la razón por la cual estas hipótesis son punibles sólo por tentativa-además de la posible
responsabilidad por culpa, si existe el correspondiente tipo culposo- a pesar de que está completo el
tipo objetivo, es sencillamente porque es equivocado definir a la tentativa por lo que normalmente no
tiene (algún elemento del tipo objetivo), sino que debe serlo por lo que siempre requiere positivamente:
el comienzo de ejecución.
Zaffaroni no podría resolver estos casos correctamente -como lo hace, al igual que con los de
adelantamiento del resultado- si tomara estrictamente en serio su idea de que "la tentativa presupone...
la falta de consumación" 32. En efecto, si esto fuera así-como lo entiende la teoría dominante- no sería
posible resolver los casos anteriores como tentativas punibles, porque el resultado sería un elemento
negativo del tipo objetivo de la tentativa; y no es así: el resultado es un elemento positivo del tipo
objetivo del delito consumado, y nada más.
La diferencia entre la tentativa y la consumación -como dije en el punto anterior- reside en que, para
aquélla, es necesario y suficiente el comienzo de ejecución, en tanto, para el delito consumado, el
comienzo de ejecución es también necesario, pero no suficiente.

28
Zaffaroni, Tratado de derecho penal, t. IV, § 559, p. 463, los ejemplos concretos que siguen en el texto son ligeramente
distintos.
29
Zaffaroni, Tratado de derecho penal, t. IV, § 559, p. 463.
30
Lo discutible de este caso reside en si las excusas absolutorias operan independientemente del reconocimiento por parte
del autor, o no. No puedo desarrollar aquí este problema; en una de las soluciones posibles el autor sería punible por delito
consumado, y no sólo tentado; en otra sólo por tentativa.
31
El caso integra el material de este libro; la idea corresponde a Marcela Martínez.
32
Zaffaroni, Tratado de derecho penal, t. IV, § 555, p. 432, donde comienza a explicar, precisamente, la tipicidad de la
tentativa.
CAPITULO II

Delitos culposos de comisión

4. El caballo que no responde a las riendas.- El capataz Arnoldo ordena a Jacinto que enganche el más
brioso caballo del campo, ''Violento", al carro viejo de carga, y que vaya al pueblo a comprar fardos de
pasto que deberá traer antes del atardecer.
Jacinto le hace ver a Amoldo que ''Violento" no puede ser llevado al pueblo; que se trata de un caballo
muy difícil de dominar y que puede derivarse algún accidente. Pero Amoldo le dice enérgicamente que
está harto de la falta de colaboración para el trabajo; que hablará con el propietario del campo a fin de
que lo despida si se niega a ir al pueblo. Le dice el capataz, por otra parte, que los fardos son
imprescindibles, y que no hay otro caballo para realizar ese trabajo.
Jacinto teme verdaderamente que Amoldo cumpla su amenaza si se niega a ir, como lo ha hecho en
otras ocasiones con antiguos peones. La situación económica de Jacinto es realmente grave, y su familia
es numerosa; tiene una mujer y cuatro hijos.
Entonces, Jacinto apresta el carro como para salir. Y engancha a "Violento" al mismo, con el freno más
duro de los que tenía a su alcance. Antes de salir del campo, Jacinto recorre una vuelta por la arboleda
cercana al casco, para comprobar qué tan difícil de dominar está el caballo ese día. Jacinto es un gran
conocedor de caballos, y sin duda el más apto de la zona para conducir un carro con caballos como
''Violento".
Las pruebas de Jacinto no dan resultados óptimos, pero tampoco le parece que el caballo esté
especialmente bravío.
Con el control más severo posible, Jacinto sale lentamente, atraviesa la tranquera y se dirige al pueblo,
que está a tres kilómetros.
Muy cerca del lugar indicado por Arnoldo, ''Violento" no responde más a las riendas, se larga a correr
muy velozmente, y Jacinto, a pesar de todo su esfuerzo, no logra impedir que el caballo atropelle a un
automóvil al que le rompe el parabrisas. "Violento" queda muy mal lesionado, lo que obliga a
sacrificarlo; y el conductor del vehículo sufre diversas heridas, y la pérdida de su ojo derecho.

• SOLUCION

-§1–

Tipicidad
a) Relación entre delitos dolosos y culposos
1. La cuestión.- Toda pregunta por la tipicidad de una conducta supone la posibilidad de que una acción
sea contraria a una norma (prohibitiva -delitos de comisión- o imperativa -de omisión-).
El ordenamiento jurídico prohíbe, en primer lugar, aquellas acciones en las que la voluntad del autor
abarca una situación o resultado disvalioso. Estos son los delitos dolosos de comisión.
En un número generalmente menor de casos, cuando el bien jurídico requiere una mayor protección, el
derecho prohíbe también ciertas conductas en las que el autor, aunque no haya tenido voluntad de
producir el resultado, ha infringido las reglas del cuidado debido. Estos son los delitos culposos de
comisión.
Algo análogo sucede en los delitos de omisión. Cuando la norma infringida constituye un mandato de
acción -para la preservación de un cierto bien jurídico-, aquélla puede ser inobservada dolosamente (con
conciencia de que se producirá una lesión del bien jurídico) o con imprudencia (en la acción tendente a
cumplir el mandato o al valorar el plan o necesidad de una acción de salvamento). También existen,
pues, en los delitos de omisión, delitos dolosos y culposos.
Ahora se trata de ver la relación entre el dolo y la culpa, y habré de referirme a ella con relación a los
delitos de comisión (que es análoga a la que se presenta en los delitos de omisión).
Por cierto, el dolo y la culpa no son conceptualmente incompatibles entre sí. La acción dolosa es la
imprudencia más grave posible. De modo que, estrictamente, no es cierto que la culpa requiera la falta
de dolo. Sólo que, si hay dolo, entonces no intervienen los tipos de imprudencia, porque quedan
desplazados (absorbidos) por el delito doloso. Es un caso de consunción (concurso aparente de leyes).
Excepcionalmente, esta reflexión puede tener utilidad práctica. Por ejemplo, si la ley exige el dolo
directo para un cierto delito, en virtud de lo cual no sea bastante el dolo eventual para la comisión
dolosa, éste puede ser penado conforme a las reglas del delito imprudente, si existe el tipo culposo,
precisamente porque el dolo (directo o eventual) es (también) una forma (muy grave) de infracción al
deber de cuidado (como aquí, Schmidhauser). El ejemplo que acabo de proponer es, en los países en
que el sistema de delitos culposos es de numerus clausus, una hipótesis académica, de laboratorio,
porque los delitos que tienen una correspondiente forma culposa, junto a la dolosa, son precisamente
aquellos cuya necesidad de protección es más amplia y, por ello, resulta siempre suficiente el dolo
eventual para la punibilidad del delito doloso. En los sistemas de numerus apertus, en cambio, en los que
todos los delitos dolosos admiten,' en principio, la realización culposa del tipo, pueden darse muchos
supuestos en los que el dolo eventual fundamentaría la punibilidad por culpa, si el tipo correspondiente
exigiera al dolo directo para la realización dolosa.
Pero, si se dejan de lado estas hipótesis de excepción, la pregunta acerca del delito imprudente supone
siempre la ausencia de dolo (y aun en aquellas hipótesis de excepción, supone igualmente que, por
algún motivo, no existe la posibilidad de aplicar la pena correspondiente al delito doloso).

Por consiguiente, el análisis de la adecuación de la acción a un tipo culposo requiere que, quien analiza
el caso, al menos dé una razón por la cual deja de considerar la comisión del tipo doloso.
Cuando la falta de dolo surge muy claramente de los términos del planteamiento, bastará con hacer
referencia a aquello que sea decisivo para no considerar el tipo doloso. También es posible, sin embargo,
realizar todo el análisis con relación al tipo doloso y, al llegar al "tipo subjetivo", explicar por qué falta el
dolo.
Este segundo procedimiento, mucho más analítico, será utilizado aquí, por las particularidades del caso,
y por razones de claridad para el estudiante.

2. Tipo objetivo.- La producción de los resultados a los que se refiere el caso debería hacer considerar los
correspondientes tipos dolosos de lesiones (arts. 89 y 91, Cód. Penal) y daño (art. 183, Cód. Penal).
El tipo penal de lesión (leve) requiere: una acción, un daño en el cuerpo de otro, una relación causal
(imputación objetiva). La lesión es calificada como gravísima, si se produjere (entre otros resultados
posibles) la pérdida de un órgano (cfr. arts. 89 y 91, Cód. Penal).
En el caso, estos elementos concurren. Se podría negar que Jacinto realice una acción en el momento
mismo en el que se produce el choque, porque, según los términos del caso, da la impresión de que
medió una fuerza física insuperable para Jacinto (vis absoluta, art. 34, inc. 2º, Cód. Penal). Sin embargo,
las llamadas tradicionalmente "causas de exclusión de la acción" no hacen más que trasladar el análisis
del caso a aquel momento anterior en el cual el autor no estaba afectado por tales causas. Esta
problemática, de la consideración de un momento anterior, es conocida bajo el nombre de actio libera
in causa.
La acción a considerar verdaderamente es entonces la de salir a andar con el carro tirado por un caballo
que puede resultar incontrolable. Esta acción está vinculada causalmente al resultado de lesión del
conductor -fue condición de resultado- y no hay razones para negar la relevancia típica del nexo causal
concreto (imputación objetiva); art. 89 del Cód. Penal. Dado que el conductor sufrió la pérdida de su ojo
derecho, se trata de una lesión gravísima (pérdida de un órgano); art. 91 del Código Penal.
Por su parte, los elementos del delito de daño son: una acción; un daño en una cosa (que puede ser una
animal); una relación causal (imputación objetiva) y que la cosa dañada sea ajena (al menos,
parcialmente).
Del mismo modo en que aquella acción produjo la lesión del conductor, también produjo la necesidad
de matar al caballo (ya previamente lastimado) y la rotura del parabrisas del automóvil. No se
desprende de un modo literal del planteamiento, pero está razonablemente implícito en él, que el
caballo y el automóvil son ajenos. La ajenidad no se define como "cosa que no es propia" sino como cosa
que "es de otro". Es decir, tiene que haber, al menos en parte, un derecho de dominio en una persona
distinta del autor, que corresponde, en el primer caso, al dueño del caballo, y, en el segundo, al del
automóvil.

3. Tipo subjetivo.- Algo complicada es la cuestión relativa a si Jacinto obró con dolo.
En verdad, del caso parece desprenderse que el peón se representó en general la posibilidad de que se
produjera cualquier resultado lesivo. Esto haría necesario pensar en si el autor no habrá obrado, acaso,
con dolo eventual.
Y, en verdad, si hubiera habido dolo eventual, se debería plantear, también, hasta la posibilidad de una
tentativa de homicidio, porque no parece que la representación del riesgo que implicaba el salir con el
carro tirado por ''Violento" hubiera sido limitada a sólo ciertos resultados, sino que Jacinto temía
cualquier resultado. Esto vuelve a demostrar que, en rigor, la primera pregunta que se debe hacer es la
pregunta por el "tipo subjetivo"; la pregunta por el dolo. Porque ello ahorra siempre un esfuerzo de
análisis considerable y plantea la cuestión, por lo demás, inmediatamente en aquello que es lo
constitutivo de lo injusto: la relación de oposición entre la voluntad del autor, y la orden que importa la
norma (prohibitiva o imperativa).
Si no hay dolo, la pregunta por el tipo objetivo del delito doloso será inútil. En cambio, si falta el tipo
objetivo, pero existe dolo, mientras haya habido principio de ejecución, la conducta ya será contraria a la
norma prohibitiva (tentativa). Si en este libro las soluciones correspondientes al delito doloso han
comenzado por el tipo objetivo es, solamente, porque se trata de un texto de apoyo para quien se inicia
en el estudio; y, dado que no tendrá un texto teórico que le explique esta cuestión en el plano exacto
que a mi juicio corresponde -comenzar la teoría de la ilicitud por el tipo subjetivo, por el principio de
ejecución de una tentativa-, he optado por presentar primeramente siempre la adecuación de la acción
al tipo objetivo, y luego efectuar la pregunta por el tipo subjetivo. Pero debe quedar en claro que, a mi
juicio, es prioritaria la pregunta por el dolo; y no hay inconveniente alguno en que el estudiante elija ese
procedimiento (más correcto) de análisis.
Se trata ahora, en el caso, de resolver si Jacinto obró con dolo eventual de los resultados producidos
(consumación) o de cualquier otro más grave (tentativa).
Esta tarea nos enfrenta a una cuestión que es de las más problemáticas de la teoría de lo ilícito.
¿Cuándo obra con dolo, de los resultados previstos como posibles, un autor que advierte el peligro de su
comportamiento y actúa de todos modos?
Advierto ante todo que -por mi parte- carezco asimismo de todo criterio para decidir este punto de
modo enteramente cierto y satisfactorio.
Creo en verdad que el estudiante participará de la misma sensación, si lee críticamente cualquier buena
exposición de este tema en sus textos de estudio. Aquí, por lo tanto, sólo habré de ofrecer criterios
aproximativos.
Una fórmula actual relativamente difundida y aceptada explica que habrá dolo si el autor considera
seriamente como posible la realización del tipo legal y se conforma con ella, es decir: toma el suceso
"como venga"; y que, en cambio, actúa sin dolo y sólo con culpa consciente, si el autor confía en que el
resultado no habrá de producirse 1.
- Por cierto, esta fórmula no resuelve por sí sola todos los casos posibles y, por otra parte, traslada la
cuestión a determinar cuándo el autor "se conforma" con el resultado, y cuándo "confía" en que no se
producirá.
La fórmula puede ser precisada con el auxilio de otros criterios.
La llamada teoría de la evitación (Kaufmann), según la cual el autor obra sin dolo si ha interpuesto los
medios para evitar el resultado no ha prosperado como criterio general de solución, pero puede ser
utilizada como indicio de que el autor no se conforma con el resultado, si es que ha puesto medios
contrarios a su producción.
Por otra parte, el criterio de Kaufmann guarda puntos de contacto con la idea de Welzel, conforme a la
cual no hay dolo si el autor considera que la posible producción del resultado depende de su propio
modo de proceder y actúa en la confianza de que podrá evitar el resultado gracias a su destreza o en
razón, en síntesis, del rumbo concreto que imprima a su actuar.
En este sentido, es posible resolver el caso de Jacinto, mediante una respuesta negativa a la pregunta
por el dolo. Así se podría resolver el punto, especialmente sobre la base de que, antes de salir del campo,
tomó recaudos para comprobar la controlabilidad del caballo en ese día concreto, colocó el freno más
efectivo a su alcance, y, por lo demás, parece haber confiado en que su destreza operaría como
contramotivo posible de la lesión al bien jurídico.
La llamada teoría del sentimiento resolvería el caso del mismo] modo; según esta teoría, para que exista
dolo eventual el autor debe aprobar internamente el resultado, estar "de acuerdo con él"; le faltaría el
dolo si rechazase interiormente el resultado. A pesar de la aceptación inconsciente más o menos
general que pueda producir esta teoría en la práctica, no es teóricamente admisible. También en los
casos de dolo de consecuencias necesarias es posible que el autor deplore el resultado, pero "tenga
que" actuar igualmente así para obtener su propósito final (ejemplo, el autor hunde su barco para
cobrar el seguro, y lamenta mucho que, a consecuencia de su acción, deba morir su tripulante).
Probablemente, también resolvería el caso en favor de la ausencia de dolo la teoría del consentimiento.
Para ésta, hay dolo cuando es posible decir que el autor habría obrado de todos modos aun cuando
hubiera estado seguro de la producción del resultado. En verdad esta teoría, en todo caso, sólo podría
resolver ciertas hipótesis límites, como, por ejemplo, el caso del mendigo que amputa la pierna de su
hijo para pedir limosna con mayor efectividad, y el hijo finalmente muere a consecuencia de la
hemorragia; el mendigo no habría actuado así si hubiera estado seguro de la muerte, porque, entre
otras cosas, el niño muerto ya no habría sido eficaz para pedir limosna. Esta fórmula restringe en exceso
el ámbito del dolo, precisamente porque, en lugar de resolver el dolo eventual tal cual actuó el autor,
1
Al respecto, Jescheck, Tratado de derecho penal, § 29, III, 3; Stratenwerth, Derecho penal. Parte general, nº 295 y ss.; Welzel,
Derecho penal alemán. Parte general, § 13, I, 2.
pretende hacerlo por la vía de un dolo directo hipotético. Por lo demás, debería conducir lisa y llanamen-
te a la ausencia de dolo en virtud del principio in dubio pro reo cuando, como sucederá casi siempre, no
se pudiera demostrar cómo habría actuado el autor si hubiera estado seguro de lo que sucedió. Con
razón ha ironizado Quintana Ripollés a esta teoría, de la mano del diálogo entre dos señores. El primero
le pregunta al otro: "¿señor, a su hermano le gusta el queso?". Aloque el interrogado responde: "no
tengo hermanos". Y entonces insiste aquél: "[Ah! Y si tuviera un hermano, ¿le gustaría el queso?". A
pesar de todo, también la teoría del consentimiento -que guarda con la anterior alguna analogía-parece
hallarse en el "corazón" de la gente, acaso por el rechazo que hay en tratar al dolo eventual con el
mismo rigor que al dolo directo.
También está rechazada, en la teoría, la llamada teoría de la probabilidad, según la cual hay dolo si el
autor cuenta con que el grado de posibilidad de que se produzca el resultado es muy alto.

Esta tesis tiene el defecto de hacer depender la solución del problema en una representación
demasiado intelectual, que, por regla, el autor no tendrá en absoluto, o sería casi imposible demostrarla
desde el punto de vista probatorio; por otra parte, siempre quedaría pendiente la objeción de cuál
debería ser el grado porcentual decisivo para que exista dolo.
No obstante, la propuesta de la teoría de la probabilidad es indicativa de una verdad que me parece
inconmovible, y que debería modificar, a mi juicio, las reglas de imputación del dolo eventual desde el
punto de vista del derecho positivo. Y es que parece evidente que hay mayor diferencia de estructura
entre el dolo directo (de primero o segundo grado) y el dolo eventual, que entre éste y la culpa
consciente (si es que, entre ellos, existe alguna diferencia conceptual posible).
De aquí se debería deducir una consecuencia dogmática y otra de política criminal. Con relación a lo
primero, es preciso reconocer que el dolo eventual es de un contenido de lo ilícito menor que el dolo
directo, y cercano a la culpa consciente, prácticamente sin solución de continuidad posible. Desde el
punto de vista de la política legislativa, hay que admitir la necesidad de que el mínimo de la pena del
delito doloso siempre coincida con el máximo de la escala penal del correspondiente delito culposo.
Desde luego, esto no resolvería el problema, en los sistemas de numerus clausus, si el correspondiente
tipo penal no está previsto en la ley bajo la forma de realización culposa; toda vez que la alternativa
sería aquí, necesariamente, tipicidad-atipicidad.
Es lo que ocurre, en parte, en el caso de Jacinto, dado que el Código Penal argentino no contiene un tipo
culposo de delito de daño. El tipo penal del art. 183 del Cód. Penal, sólo puede ser cometido
dolosamente.
Por lo tanto, según la solución que propongo para el caso acerca del dolo eventual, no hay tentativa de
delito alguno, y falta también el dolo de los resultados producidos que corresponden a los tipos de
lesiones gravísimas (arts. 89 y 91, Cód. Penal) y daño (art. 183, Cód. Penal).

Es preciso analizar ahora si la acción se adecua al tipo culposo de lesiones. Respecto del delito de daño,
la conducta es ya atípica por falta de dolo.

b) La adecuación al tipo culposo


1. El concepto.- ¿Cuáles son los elementos que definen la tipicidad en el delito culposo?
La tipicidad es también, en el delito imprudente, la característica de una acción de adecuarse a un tipo;
y el tipo es definido aquí del mismo modo: descripción general que contiene la ley de una conducta
contraria a la norma.
La conducta prohibida en el delito culposo es una acción que infringe el deber de cuidado que el
derecho exige respecto de ciertos bienes jurídicos.
Lo constitutivo de lo ilícito es, pues, en el delito culposo, la realización de una acción contraria al deber
de cuidado. Esto es aquello en lo que consiste lo injusto.

2. La función del resultado.- Por cierto, la ley condiciona generalmente la punibilidad de la acción
imprudente, a la producción del resultado que lesiona efectivamente el bien jurídico. Pero esto no
decide que el resultado sea constitutivo de lo ilícito. La discusión acerca de si un determinado elemento
del que depende la punibilidad es un elemento del tipo de injusto o de otra categoría del tipo garantía
(tipo de la punibilidad) depende siempre de razones ajenas al texto de la ley. Cuando se dice tal
circunstancia "pertenece al tipo" (como tipo de lo injusto) es preciso fundar la afirmación en algo
distinto al mero hecho de que la punibilidad esté condicionada a tal circunstancia, porque no todo lo
que incide en la punibilidad "pertenece al tipo".
Según mi punto de partida, "pertenecen al tipo" aquellos elementos que caracterizan a la contrariedad
de la acción con la norma (que prohíbe esa acción, o que manda realizar otra). Los resultados de la
acción no aumentan la infracción; así como tampoco la ausencia del resultado incide en la infracción a la
norma. El resultado en los delitos culposos opera como una mera condición objetiva para la punibilidad
de la acción que infringe el deber de cuidado, del mismo modo que, en los delitos dolosos, opera como
condición de agravación respecto de la tentativa, sin integrar lo injusto (al respecto, cfr. la addenda al
caso 3, Matar al muerto).
Sin embargo, por razones de practicidad, es más razonable adelantar el análisis de la producción del
resultado -es decir: de la condición objetiva de la que depende la punibilidad de la acción imprudente-, a
fin de no discutir sobre el deber de cuidado si la acción, de todos modos, no puede ser penada. Si
Jacinto hubiera vuelto del pueblo sin que se produjera resultado alguno, su imprudencia en haber salido
con "Violento" no habría sido menor.
En el caso concreto que toca analizar, ya está resuelta la imputación objetiva del resultado de lesiones
del conductor del automóvil a la acción de Jacinto, porque, al explicar el tipo objetivo del delito doloso,
ya han sido analizados estos elementos de los que también depende la punibilidad de la acción
imprudente.
Para aclarar algo más la cuestión, corresponde destacar que la imputación objetiva de un resultado, en
los delitos culposos, puede faltar especialmente cuando el curso causal que condujo al resultado era
objetivamente imprevisible. Pero aquí sucedía todo lo contrario.
El tipo penal que prohíbe el comportamiento descuidado respecto de la integridad corporal de otro, es
el que contiene el art. 94 del Cód. Penal, según el cual es punible quien: “... por imprudencia o
negligencia, por impericia en su arte o profesión, o por inobservancia de los reglamentos o deberes a su
cargo, causare a otro un daño en el cuerpo o en la salud".

3. La infracción al deber de cuidado.- Todas las expresiones que contiene el art. 94 del Cód. Penal,
aluden a un elemento común que fundamenta lo ilícito: la infracción al deber de cuidado.
Este elemento supone la comparación de la conducta a analizar, con la conducta ideal que habría
realizado un hombre cuidadoso (abstracto) en el lugar del autor concreto, que contara con la capacidad
individual de éste.
Esta relativa indeterminación de la conducta prohibida concretamente es lo que caracteriza al delito
culposo como un "tipo abierto". La acción está descripta negativamente: lo decisivo es que ella no
coincide con la conducta que habría llevado a cabo una persona cuidadosa y prudente en la situación del
autor teniendo en cuenta sus capacidades individuales (Stratenwerth). Por este carácter abierto o
indeterminado de la descripción de la acción prohibida es razonable la restricción de la punibilidad tan
sólo a los casos en los que se produce el resultado no deseado por la norma. Si se pudiera describir
exhaustiva y positivamente toda forma posible de acción imprudente, se podría prescindir de la
producción del resultado como condición objetiva de la punibilidad del comportamiento culposo.
En el caso que estamos analizando, la comparación de la conducta de Jacinto, con la que debería haber
realizado un hombre ' cuidadoso, no es problemática: la conducta debida era no salir con un carro tirado
por "ese" caballo en caminos transitados por otras personas, y por automóviles.
La conducta de Jacinto infringió entonces el deber de cuidado. No existen razones, en el caso, que
puedan excluir la tipicidad por mantenerse la acción peligrosa dentro de los límites del riesgo permitido.
La conducta de Jacinto de salir del campo con un caballo que podía volvérsele incontrolable aun para un
hombre de sus cualidades de conducción, fue imprudente, contraria al deber de cuidado.

4. El elemento subjetivo del delito culposo: la conciencia de lo que se hace. - Pero la misma conclusión
anterior depende en verdad de considerar cuál ha sido el conocimiento del autor acerca de lo que hacía.
Si la contrariedad a la norma consiste en una relación de oposición entre la voluntad del autor y la
norma, esta estructura tiene que mantenerse en el delito culposo.

Y si se reflexiona bien, se advertirá que la comparación ideal entre lo que el autor hizo y lo que habría
hecho en su lugar un hombre cuidadoso que contase con la capacidad individual de aquél, no puede ser
realizada sin una pregunta acerca de lo que el autor concreto conocía sobre el hecho.
En efecto, supóngase que Jacinto fuera un peón de campo recién incorporado a la estancia, y que el
capataz le ordenase ir al pueblo en un carro al cual ya estuviera enganchado el caballo "Violento".
Parece evidente que lo más que podría preguntar el peón antes de salir, en un extremo de cautela, es
"¿qué tal es este caballo?". Pero más que esto no le estaría impuesto por el cuidado que él debería
prestar.
Si la respuesta con relación a Jacinto es otra, es porque él sabía cómo era ese caballo.
De manera entonces que cuál es el deber (ideal) de cuidado es un "tipo objetivo" cuya extensión
depende, también, de lo que el autor sabe.
La conciencia de lo que se hace es asimismo constitutiva en el delito culposo, como también lo es en el
doloso. En este sentido, es dable afirmar entonces que el delito culposo constituye un delito doloso de
peligro cuya punibilidad está condicionada a la producción de un cierto resultado.
Conforme a esto, la llamada culpa consciente se distingue de la culpa inconsciente ya en el ámbito de lo
ilícito; y no en la reprochabilidad; y, en verdad, en favor de la atipicidad de una "culpa" absolutamente
inconsciente.
Si el autor carece de toda conciencia acerca de la significación riesgosa de lo que hace, su acción es
atípica, porque su voluntad de acción no permite, precisamente, ningún disvalor de acción.
Supóngase el caso de quien origina un incendio por dejar una pava a calentar, que luego olvida ir a
retirar a tiempo. En momento alguno el autor tiene una representación de lo que sucede que le permita
actuar de modo distinto. No hay pues, aquí, disvalor de acción alguno. Distinto es el caso si el autor, al
colocar la pava al fuego, recuerda su propensión al olvido en estos casos -como le sucede a quien esto
escribe-; en tal hipótesis, la conducta debida es: ¡no moverse de la cocina hasta que hierva el agua!
En el sentido con que yo lo formulo, ese conocimiento de la situación peligrosa y no adecuada a un
riesgo permitido constituye pues lo necesario para fundar la tipicidad de la acción. En este sentido, culpa
con representación del resultado y culpa consciente no son idénticas; el autor puede darse cuenta del
significado de lo que hace y el cuidado que eso le requiere, sin llegar a representarse resultado concreto
alguno; pero basta con aquel conocimiento 2.
Ahora bien; si lo contrario a un deber de cuidado define al tipo de la acción imprudente, y además se
requiere que el autor se dé cuenta de la situación que le impone el cuidado que no observa, el autor de
un delito culposo actúa con una voluntad que, en su estructura, no se diferencia del dolo de los "delitos
dolosos"; porque el autor del "delito culposo" obra con voluntad de realizar el "tipo objetivo", que es,
aquí, infringir un cuidado. Se trata de un "dolo menor", de la asunción de un riesgo (no de un daño).
Empero, si se reconoce esto, se advertirá también que es teóricamente admisible la participación en un
delito culposo (doloso de peligro). Es, en efecto, posible, crear el dolo de peligro (instigación a un delito
culposo) y también auxiliar a la acción imprudente (complicidad). En el primer caso, se podría hallar el
capataz Arnoldo (aunque también es posible fundar su autoría mediata culposa); en el segundo, un
peón que hubiese ayudado a Arnoldo a aprestar el carro y el caballo.
La tesis que pretende resolver a toda intervención en la conducta imprudente como autoría, desconoce
esta identidad de estructura base que tiene la culpa consciente con el dolo. Y si no, piénsese,
precisamente, en el dolo eventual.

Es particularmente ficticio pensar que si Jacinto hubiera actuado con dolo eventual habría sido posible la
participación, pero que ella no puede ser admitida si el autor actúa (sólo) con culpa consciente (como lo
entiende la teoría dominante).
Por último, la tesis casi unánime que pretende resolver como autoría culposa (directa) la intervención
de todos los cocausantes de un resultado culposo, no puede resolver el caso de quien carece de la
calidad de autor de un delito especial culposo, y, sin embargo, colabora con el autor calificado (ejemplo:
un sujeto no funcionario que ha coadyuvado con su torpeza para que un funcionario público cometa el
delito a que se refiere el art. 262 del Cód. Penal: malversación culposa de caudales públicos).
Desde luego, si el "partícipe" tiene, además de la conciencia del 1 peligro, el dolo del resultado causado
por el "autor culposo", y no se trata de un delito especial, ya no será simplemente partícipe del delito
culposo, sino autor (mediato) del respectivo delito doloso, sin afectar la autoría culposa (directa) de
quien actúa imprudentemente. Sin embargo, en toda esta cuestión la doctrina dominante es contraria 3.
Con relación al caso que analizo, de todos modos, surge de los propios términos del planteamiento que
Jacinto tenía conocimiento del riesgo que implicaba salir en carro con aquel caballo; y precisamente por
ello fue imprudente (tuvo dolo de peligro).
Su conducta se subsume, pues, en el tipo penal del art. 94 del Código Penal.

-§2-

Antijuridicidad
La antijuridicidad se define en los delitos culposos del mismo modo que en los dolosos; y también su
análisis depende de la cuestión relativa a si existían causas de justificación.

En el caso, no concurrió causa de justificación alguna. La orden del capataz Amoldo debió ser

2
En este sentido, probablemente, Mir Puig, Función de la pena y teoría del delito en el estado social y democrático de
derecho, 2ªed., p. 78, donde, a pesar de identificar la culpa consciente con la culpa con representación, y considerar punible a
la culpa inconsciente, exige en ambas un cierto conocimiento, en la última: "el conocimiento de la situación ante la cual
debería advertirse el peligro".
3
Stratenwerth, Derecho penal. Parte general, nº 114 7 y siguientes.
desobedecida. El fundado temor de Jacinto de perder su empleo no constituye entonces una causa de
justificación.
La acción culposa (típica) es también, antijurídica.

-§3–

Culpabilidad

De los términos del planteamiento no se desprende que Jacinto haya estado afectado por causas de
inimputabilidad; ni existió, tampoco, error de prohibición.
La conducta es, por consiguiente: típica (art. 94, Cód. Penal), antijurídica y culpable.

-§4–

Punibilidad

Corresponde analizar ahora la posible impunidad del comportamiento de Jacinto por la concurrencia de
un estado de necesidad disculpante; más concretamente para el caso: coacción (art. 34, inc. 2º, Cód.
Penal).
Según el planteamiento, Jacinto es un peón de campo de familia numerosa, con cuatro hijos, y teme que
Arnoldo cumpla verdaderamente con su amenaza, tal como lo hizo respecto de anteriores trabajadores
rurales de ese campo.
Pues bien; esto enfrenta a Jacinto ante una colisión de bienes: el cumplir con el cuidado debido, por un
lado; y el cumplir con el deber moral y jurídico de asistencia a su familia, por el otro.
Por lo demás, Jacinto sólo consiente en una acción peligrosa; no en la producción del resultado. El
menor contenido de lo injusto, de disvalor, que existe en la asunción de un riesgo con relación a la
asunción de un daño, justifica una mayor operatividad de la disculpa por coacción (Stratenwerth).
La gravedad que exige la ley respecto del daño con que se amenaza al autor para que ella opere como
excusa (art. 34, inc. 2º, Cód. Penal), es un concepto de relación, que depende a su vez, también, de cuál
sea la gravedad de la acción típica.
Si se trata de la "necesidad" de cometer un homicidio doloso, por ejemplo, para "no perder el empleo",
este último riesgo, aunque sea verídico como tal, no será lo suficientemente grave como para disculpar
un homicidio doloso. Si se trata, en cambio, de la "necesidad" de crear cierto riesgo, el temor a la
pérdida del empleo puede ser de gravedad suficiente como para disculpar la acción imprudente (como
aquí: Stratenwerth) 4.
Concluyo pues en que Jacinto cometió una acción imprudente respecto del art. 94 del Cód. Penal,
mediante la cual causó lesiones; que esa conducta típica fue también antijurídica y culpable; pero que se
halla, en el caso, especialmente disculpada por la coacción que significaba para él la amenaza del
capataz (art. 34, inc. 2º, Cód. Penal).
Por consiguiente, su conducta no es punible.
• Nota.- La solución que propongo del caso deja abiertos diversos interrogantes. Entre otros:
a) ¿Qué se debería decir, con relación a la admisión de la disculpa, si se sostuviera que Jacinto obró con

4
Stratenwerth, Derecho penal. Parte general, nº 1130 y siguiente.
dolo eventual? ¿Depende de que no haya habido dolo, aunque sea eventual, la mayor flexibilidad en
la admisión del estado de necesidad disculpan te (coacción)?
b) ¿Qué tratamiento correspondería para la acción del capataz Arnoldo que motivó a Jacinto a obrar
como lo hizo?
Ambas cuestiones pueden ser estudiadas y rediscutidas por los propios estudiantes. Naturalmente, el
texto que antecede encierra las bases sobre las cuales yo discutiría ambas cuestiones. Pero el estudiante
debe enfrentarse a aquéllas de modo crítico e independiente. Quizá sea un aliciente para que así lo haga
el enterarse de que mis opiniones en materia de relaciones entre dolo y culpa, estructura de la
imprudencia, posibilidad de participación en ésta, etcétera, serán difícilmente compartidas por el
profesor que tenga ante él (pero, por otra parte, también debe combatir la tendencia a coincidir con
quien le enseña: debe aceptar una idea, ¡sólo si ha encontrado buenas razones para ello!).

• Variante.- Procure resolver el estudiante la siguiente hipótesis que modifica ligeramente las
circunstancias originales: Jacinto ha conducido exitosamente hasta el pueblo el carro tirado por
"Violento"; y carga con cuidado los fardos en el carro. Al volver, controla también con fuerza y destreza
al caballo, de un modo que cualquier otro peón relativamente experto no podría haberlo hecho. Sin
embargo, a la salida de un semáforo, Jacinto no tiene las riendas en ese momento, de un modo tan
efectivo como hasta entonces. Tras ese descuido, el caballo sale de la parada con toda violencia y
Jacinto ya no puede volver a controlarlo. Se produce el choque del planteamiento original, e iguales
daños. Es dable afirmar que cualquier otro peón normal, en aquel mismo semáforo, no habría podido
evitar, por atento que estuviera, la espantada de "Violento"; sólo Jacinto, por su especial habilidad,
habría podido retenerlo en ese momento.
CAPITULO III

Delitos de omisión

5. El caso del médico y los dos pacientes.- El doctor Hartmann atiende a su paciente Saldaño en un
pueblo que se halla a 150 km de la primera unidad hospitalaria en la que existen instrumentos idóneos
para darle al enfermo la atención necesaria para evitar su muerte. No hay un modo más rápido de
conducir a Saldaño a aquel hospital, que llevarlo en un automóvil particular. Existen en la localidad dos o
tres automóviles veloces, además del auto del propio médico; pero Hartmann decide llevar a Saldaño
personalmente, por si en el camino requiere asistencia médica. Antes de salir, avisa por teléfono acerca
de la urgencia que requiere el caso, a fin de que fueran preparados los elementos necesarios para dar la
más rápida asistencia en caso de que el enfermo llegara efectivamente con vida. Lo acompaña su
enfermera Verónica, que no sabe conducir.
Cuando el médico se dirige hacia el lugar indicado, a la mayor velocidad que le permite su pericia, ve
que, a unos quinientos metros delante de él, un automovilista ha atropellado a un niño que ha quedado
al costado del camino sin atención alguna. Ni él ni Verónica han alcanzado a ver las circunstancias del
hecho, ni las características del vehículo, cuyo conductor ha huido. Inmediatamente, Hartmann
disminuye la velocidad y Verónica nota cierta actitud indecisa del médico entre atender al niño y
continuar la marcha. Al llegar adonde está el pequeño, advierten que se desangrará de modo
irremediable si no se lo asiste en el acto. A Hartmann le preocupa más, de todos modos, su antiguo
paciente.

En tales condiciones, la enfermera le insiste para que bajen del automóvil todo lo necesario para aplicar
un vendaje mínimo de las zonas más afectadas y suministrarle medicamentos que disminuyan la
hemorragia, para llevarlo luego con ellos al hospital. Verónica no podría hacer esto por sí sola.
Hartmann teme por la vida de Saldaño, pero decide hacer como opina la enfermera. Estos auxilios
insumen unos treinta minutos, sin computar la demora que produjo el disminuir la velocidad, detenerse,
y recuperar luego el ritmo anterior a aquel accidente. Luego, Hartmann vuelve a conducir todo lo rápido
que le permite su destreza. Al llegar al hospital, veinte minutos después, Saldaño ya moría y nada podía
hacerse por él, que muere al poco rato. El niño, en cambio, sobrevive, después de algunos días de
mantenerse en estado sumamente grave.
Durante el proceso, los peritos dictaminan que Saldaño, de haber llegado al hospital entre 20 y 30
minutos antes, podría haber sido asistido con buenas posibilidades de sobrevivir.

• Variante.- Tras la resolución al planteamiento original, será resuelto el caso con arreglo a esta
diferente situación: Hartmann conduce solo y, cada vez que puede, controla si Saldaño respira. Al
momento de encontrar al niño accidentado, Hartmann decide seguir adelante a fin de intentar el
salvamento de su paciente. Saldaño, sin embargo, aunque respiraba, había entrado en coma irreversible
poco después de iniciado el viaje. Cuando Hartmann comprueba esto en el hospital, en el que muere
Saldaño, vuelve a donde estaba el niño, que también había muerto.
¿Cómo deben ser resueltos ambos casos?

I - SOLUCION DEL PLANTEAMIENTO ORIGINAL

A- INTRODUCCION: DELITOS DE OMISION PROPIOS E IMPROPIOS


El análisis de este caso requiere efectuar algunas aclaraciones previas.

La distinción entre delitos de comisión y delitos de omisión puede resultar, en principio, relativamente
sencilla.
En los primeros, se infringe una norma prohibitiva. Esta ordena abstenerse de realizar una cierta acción
("debes no realizar una acción tendiente a matar"); el deber jurídico que ella impone consiste pues en
no hacer, y la infracción sólo se concreta mediante la realización de la acción que se prohíbe. En los
delitos de omisión, se infringe una norma imperativa. Esta impone pues un mandato de acción, el deber
jurídico consiste en hacer y la infracción a la norma, en no realizar la acción mandada.
También las normas religiosas y morales reconocen esta diferencia. El Decálogo ofrece así buenos
ejemplos de normas prohibitivas e imperativas: "no matarás", "no robarás", "no cometerás adulterio",
son modelos de las primeras; "amarás a Dios sobre todas las cosas", "santificarás las fiestas", lo son de
las segundas.
Por ello, la distinción entre normas prohibitivas y normas imperativas se corresponde con una noción
que es familiar aun para el lego y los niños.
Sin embargo, la diferencia correspondiente entre delitos de comisión y delitos de omisión no se presenta
siempre con tanta claridad.
Piénsese en estos casos: el capataz de la Municipalidad, después de realizado el pozo en la calzada
indicado por los planos de trabajo, no enciende las luces del cartel indicador del peligro, y un -automóvil
cae en el pozo y mu ere el conductor; el capitán de un buque abandona la nave a nado, el barco
naufraga por impericia de la tripulación restante.
Se puede plantear pues esta pregunta prioritaria: ¿de qué depende que, dada la producción de un cierto
resultado lesivo, se analice el caso por las reglas de un delito de omisión, en lugar de por las de un delito
de comisión?
La respuesta la decide la causalidad. Mediante ella se debe resolver tanto si el tipo penal es de un delito
de comisión o de omisión (es decir: si la norma es prohibitiva o imperativa), cuanto si, en el hecho
concreto, se debe imputar una acción o una omisión. Allí donde los tipos penales usan la expresión
matar (art. 79, Cód. Penal), causar la muerte (art. 84, Cód. Penal), causar un daño en el cuerpo (arts. 89 y
94, Cód. Penal), destruir una cosa (art. 183, Cód. Penal), causar incendio (art. 186, Cód. Penal), etcétera,
están requiriendo la producción de un resultado, y, por lo tanto, suponen la realización de una acción
que causa el resultado disvalioso. En los tipos omisivos se describe la no realización de una acción (omi-
sión), y hasta es posible que del acaecimiento de un cierto resultado se derive una mayor punibilidad
(ejemplo: art. 106, Cód. Penal), más aun en este caso el resultado ocurrirá o no, pero no será causado
por la omisión.
Por consiguiente, si ante un cierto resultado disvalioso no se puede afirmar que la lesión del bien
jurídico ha sido efectivamente producida por aquel cuya conducta se analiza, entonces ya no se puede
tratar de un delito de comisión (consumado). En la omisión se trata de determinar, por lo tanto, bajo
qué condiciones la no realización de una acción que podría haber evitado la lesión del bien jurídico
puede dar lugar a responsabilidad penal. Ello supone la existencia de una norma imperativa, que
impone un mandato de acción que el autor no ha cumplido. La imputación objetiva del resultado a la
omisión depende de una relación causal meramente hipotética; es preciso demostrar que si se hubiera
realizado la acción omitida se habría evitado el resultado con probabilidad rayana en la certeza.
Por cierto, pueden concurrir también acción y omisión, como cuando, por ejemplo, alguien causa
culposamente un daño a otro que puede morir si no es asistido, y posteriormente no le presta el auxilio
necesario, con conciencia del peligro y posibilidad de auxiliarlo (concurre un delito culposo de comisión
con uno doloso de omisión). También es decisiva la omisión posterior a una acción si el autor ha
causado el resultado mediante una conducta adecuada al riesgo permitido, pero no ha tomado, después
de la acción peligrosa, los recaudos que eran necesarios para reducir los riesgos (ejemplo: el anterior
caso del capataz que no enciende las luces del cartel indicador).

Con esto, no se resuelven aún todos los problemas. Piénsese ahora en este otro caso: quien advierte
que el guardavidas se dispone a salvar al bañista en peligro, lo derriba de un golpe a fin de que no pueda
prestarle auxilio; el bañista muere. El autor realiza aquí una acción, pero, en verdad, él no ha causado el
resultado, sino que ha impedido una acción de salvamento.
Existen, según los textos al alcance del estudiante, diversas maneras de resolver ese caso, aunque
modernamente tiende a imponerse la idea de que se trata de una comisión que causa el resultado, para
lo cual se entiende por causar (imputación objetiva) ya al hecho de aumentar las posibilidades de que se
produzca el resultado 1. Si se rechaza este concepto, y se exige para la comisión la producción efectiva
del resultado, aquel caso no podrá ser resuelto mediante aquella fórmula. Si el estudiante ha
comprendido ya el concepto de delitos impropios de omisión, o uno de los sentidos con que es utilizada
esta expresión =-tratamiento de una omisión como si fuera una comisión (de lo que se hablará
enseguida)-, podrá resolver este caso de un modo análogo, es decir, invirtiendo las reglas aplicables a
esos delitos: tratando a estas acciones como si fueran omisiones, en las que el omitente (que realiza una
acción) se transforma en autor mediato de la omisión, por comisión: delitos impropios de comisión o de
omisión por comisión 2.
Pero esto requerirá comprender entonces, previamente, la problemática de los delitos impropios de
omisión (o de comisión por omisión).
Existen, cuando menos, tres usos distintos de la denominación "delito impropio de omisión".
a) Conforme a un uso de la expresión, existe un delito impropio de omisión cuando una omisión es
tratada según las reglas de imputación penal del texto legal de un delito de comisión. Respecto de este
uso, la problemática consiste en determinar en qué casos la norma prohibitiva que da fundamento al
texto de un tipo comisivo puede ser interpretada como si contuviera también un mandato de acción
para ciertos casos, especialmente cuando el omiten te se halla en una estrecha relación con el bien
jurídico en peligro (posición de garante). Empero, aunque la posición de garante es requisito para
aquella parificación de una omisión a una acción, lo decisivo-en este uso-es que se trata de un tipo de
omisión no escrito, construido sobre la base del texto legal de un tipo de comisión. En esta línea de
pensamiento es un delito impropio de omisión el del guardavidas que se niega a auxiliar al bañista que
se halla en peligro en la piscina; su omisión es tratada como si hubiera matado al bañista: art. 79 del Cód.
Penal. Puede plantearse también, en este sentido, como delito impropio de omisión, la conducta de
quien, después de darse cuenta de que, por error, ha dejado encerrada en su casa a una persona, no la
libera: art. 141 del Código Penal 3.

b) Un segundo criterio llama delitos impropios de omisión a aquellos casos en los que se imputa la
producción de un resultado. Aquí no es relevante que el tipo penal no esté redactado explícitamente en
la ley penal como tipo de omisión, sino que, aunque esté previsto en forma explícita en la ley, será
delito impropio de omisión si exige la producción de un cierto resultado. Este uso de la expresión hace

1
Así, por ejemplo, Stratenwerth, Derecho penal. Parte general, nº 218 y ss. y 1027 y siguientes.
2
Para el planteo de esta cuestión, cfr. Bacigalupo, Manual de derecho penal. Parte general, p. 237 y siguiente.
3
En general, la doctrina restringe la posibilidad de imputar a una omisión la realización del tipo de un delito de comisión, si
se trata de un delito de resultado; no si lo es de pura (o preponderante) actividad. Pero no existe razón alguna para esta
restricción; lo que se dice para la producción de un resultado material vale para la lesión del bien jurídico, en general.
guardar un paralelo entre los delitos propios e impropios de omisión, por un lado, con los de pura
actividad y de resultado, que se distingue, por otro, en los delitos de comisión. En este sentido, el art.
106 del Cód. Penal, prevé en su primer párrafo un delito propio de omisión -porque no exige la
producción de un resultado-; en cambio, los párrafos segundo y tercero del art. 106 del Cód. Penal
preverían la estructura de un delito impropio de omisión, en la medida en que agrava a la pura omisión
si, además, se producen ciertos resultados.

c) Por último, se utiliza también la expresión delito impropio de omisión para identificar a todos los casos
en los que se requiere que el autor se halle en posición de garante, aunque el tipo de omisión esté
previsto expresamente en la ley penal y aun cuando no requiera un resultado. Conforme a este criterio,
el art. 106 del Cód. Penal, prevería un delito impropio de omisión en sus tres párrafos, en la medida en
que, para imputar la omisión allí descripta, exige que el autor tenga el deber (especial) de mantener o
cuidar a la persona "abandonada" (posición de garante).
La razón de este desorden terminológico proviene de lo siguiente: la dogmática del delito impropio de
omisión se desarrolló con miras al tratamiento de una omisión como si fuera una comisión y sobre la
base de argumentos que provienen del derecho consuetudinario. Este origen coincide con los tres
criterios, porque esta parificación entre una omisión y un tipo de comisión se circunscribió
primeramente a delitos de comisión de resultado (y no de pura actividad), y siempre que el autor se
hallara en una estrecha relación de protección con relación al bien (posición de garante).
En todo caso, estas hipótesis -en que los tres modos de utilizar") la expresión resultan
acumulativamente aplicables- son las que constituyen la constelación de casos más problemática e
importante. En el caso que corresponde analizar, no se trata, con seguridad, de una comisión,
precisamente porque no se causa la muerte, ni en la hipótesis original, ni en la variante. Sólo se trata de
si ese resultado podría haber sido evitado; y, por consiguiente, de una omisión.
En cambio, sí puede ser problemático el carácter del delito de omisión como propio o impropio.
A este respecto, corresponde comenzar el análisis del caso.
Dado que hay en el planteamiento original dos intervinientes, es preciso distinguir si todos son autores
por omisión o si se trata de distintas formas de imputación.
Ese interrogante supone admitir que, en los delitos de omisión, también es factible distinguir entre
autores y partícipes.
Sin embargo, a diferencia de lo que se ha hecho en el caso 3, Matar al muerto, una decisión a ese
respecto requeriría en este caso analizar primeramente la situación individual de Hartmann y la de
Verónica.
Se ha de comenzar, pues, por el análisis de la conducta de Hartmann, en razón de que cualquiera que
sea la situación de la enfermera, ella no podría alterar el carácter de autor, por omisión, del doctor
Hartmann.

B - OMISION DEL DOCTOR HARTMANN

-§1–

Tipicidad

a) Tipo objetivo
1. Elementos comunes a los delitos de omisión: concurso.- No existe razón alguna para no distinguir en lo
ilícito del delito de omisión, como en el de comisión, entre elementos exteriores (tipo objetivo) e
internos (tipo subjetivo).
Tres elementos son comunes al tipo objetivo de todo delito de omisión:
a) Una situación generadora de un deber de actuar (ejemplo: el peligro).
b) La no realización de una acción que cumpla con ese deber (ejemplo: que conjure el peligro).
c) La posibilidad física real (efectiva) de quien omite, de haber realizado la acción mandada (ejemplo:
saber nadar, si el único modo de emprender el salvamento es "a nado").

Depende del respectivo tipo omisivo el determinar de qué situación se trata en cada caso; es decir, cuál
es la situación típica.
Este esquema agota al tipo objetivo de los llamados delitos propios de omisión (o de "pura" omisión).
Los delitos impropios de omisión parten de ese mismo esquema base, pero, además, requieren estos
otros tres elementos (supuesto que se trate de un delito de resultado):
a) Una estrecha relación vital entre el omitente y el bien jurídico en peligro (posición de garante).
b) La producción del resultado.
c) Una relación de causalidad hipotética (imputación objetiva) entre la omisión y el resultado, que
permita afirmar que si el omiten te hubiese realizado la acción omitida habría podido evitar el
resultado con probabilidad lindante en la certidumbre.

En el caso, corresponde analizar los elementos del tipo objetivo de un delito de omisión propio: art. 108
del Cód. Penal, y, concurrentemente, de un delito impropio de omisión previsto en la ley: art. 106 del
Cód. Penal, y de otro no previsto en ella: art. 79 del Cód. Penal (impropio de omisión en "sentido
estricto").
Es dudoso que esta concurrencia, si existe, se rija por las reglas del concurso ideal o del concurso
aparente (por consunción o especialidad). Pero es seguro que la realización del tipo más grave
desplazará a la del más leve.
En todo caso, será útil analizar los elementos del tipo desde la forma omisiva más leve a la más grave.

2. El tipo penal del art. 108 del Código Penal.- Este artículo dice: "Será reprimido con multa de $ 750 a
$ 12.500, el que encontrando perdido o desamparado a un menor de 10 años o a una persona herida o
inválida o amenazada de un peligro cualquiera, omitiere prestarle el auxilio necesario, cuando pudiere
hacerlo sin riesgo personal o no diere aviso inmediatamente a la autoridad".

La conducta prohibida consiste en omitir prestar el auxilio necesario a una persona que está amenazada
de un peligro cualquiera.
Ello significa:
a) Situación generadora del deber de actuar: encontrarse ante una persona amenazada de un peligro
cualquiera.
b) Omisión: no realizar la acción exactamente necesaria para evitar el peligro.
c) Posibilidad de cumplimiento efectivo: se debe tener capacidad de acción y de planeamiento para
cumplir el mandato.
El restante elemento negativo que menciona el art. 108 del Cód. Penal, sin riesgo personal, puede ser
considerado como constitutivo de una disculpa, y no de ausencia de deber (atipicidad).
En el caso que corresponde analizar parece claro que el doctor Hartmann se hallaba ante una situación
que le generaba el deber de actuar tanto respecto de su paciente Saldaño, cuanto del menor que
encontró accidentado. Esto plantea una hipótesis de colisión~ de deberes propia de la justificación, pero
no altera la tipicidad de la omisión respecto de Saldaño. También resulta claro que no dio a Saldaño el
"auxilio necesario", cual era el conducirlo directamente al hospital. Asimismo, está fuera de duda que
tenía capacidad de acción y de planeamiento; puesto que precisamente se hallaba en vías de cumplir
con el mandato cuando interrumpió la marcha hacia el hospital.
De modo que la pura omisión del art. 108 del Cód. Penal, está completa, cuando menos desde el punto
de vista del tipo objetivo.
Si se tratara sólo de este tipo penal, y se afirmara el dolo (tipo subjetivo), habría que pasar a considerar
directamente la justificación por el estado de necesidad que constituiría la existencia de una colisión de
deberes de igual jerarquía.
Empero, concurren otros tipos penales omisivos que pueden modificar la situación.

3. El tipo penal del art. 106 del Código Penal.- El art. 106 dice: "El que pusiere en peligro la vida o la salud
de otro, sea colocándolo en situación de desamparo, sea abandonando a su suerte a una persona
incapaz de valerse y a la que deba mantener o cuidar o a la que el mismo autor haya incapacitado, será
reprimido con prisión de 2 a 6 años. La pena será de reclusión o prisión de 3 a 10 años, si a consecuencia
del abandono resultare grave daño en el cuerpo o en la salud de la víctima. Si ocurriere la muerte, la
pena será de 5 a 15 años de reclusión o prisión".
La conducta prohibida (tipo penal) que se vincula al caso es abandonar a su suerte a una persona a la
que se debe cuidar. La punibilidad se agrava si deviene un grave daño en el cuerpo o en la salud, o la
muerte. El verbo abandonar parece aludir a una acción; a una exposición activa. Tanto es así que la
norma infringida puede ser verbalmente presentada, expresada, como si fuera prohibitiva: ¡no
abandones! Sin embargo, el abandono comienza allí donde se deja de prestar la atención que impone el
deber, y, por lo tanto, requiere una omisión. Si no se acepta que este verbo implica siempre una omisión,
al menos se deberá admitir que se puede abandonar tanto por acción, como por omisión" 4.
a) La posición de garante.- Pues bien; como omisión, los elementos del tipo objetivo del art. 106 del Cód.
Penal, no se diferencian de los del art. 108 del Cód. Penal, antes analizados. El hecho de que el texto
mencione al elemento "poner en peligro" no cambia las cosas, precisamente porque el art. 108 del Cód.
Penal, también es una figura de peligro; aquel peligro está pues contenido en la situación que genera el
deber de actuar ("no abandonar"). Lo que caracteriza al delito del art. 106 del Cód. Penal, es que exista,
además, un deber especial de cuidar a esa persona.

4
Muchas normas prohibitivas admiten indistintamente una infracción por comisión y por omisión. El deshonrar o
desacreditar a otro, por ejemplo (art. 110, Cód. Penal), puede ser realizado por acción (insultar) o por omisión (no saludar en
circunstancias especiales). También el facilitar la corrupción o prostitución de menores (art.125, Cód. Penal) puede ser hecho
por acción (llevar al niño al lugar donde será corrompido) o por omisión (no impedir que la casa propia sea utilizada por
terceros para la corrupción de menores). Más claramente aún se puede cometer el delito de desobediencia a un funcionario
público (art. 239, Cód. Penal) por acción u omisión, según cuál sea el contenido de la orden concreta del funcionario. En estos
casos, se infringe una norma que se formula verbalmente como prohibitiva: no desacredites; no facilites la corrupción; no
desobedezcas; etcétera, pero que implica también un mandato de acción, para los casos en que, por omisión, se pueda
desacreditar, facilitar la corrupción o desobedecer. Algo análogo sucede con la norma del art. 106 del Cód. Penal, que diría:
"no abandones si habrá peligro"; la diferencia reside, en este caso, en que el abandono comienza siempre en el momento
omisivo. Esa "prohibición" se traduce, pues, en "no omitas el cuidado personal si hay peligro"; o bien: "ayuda a quien tengas
a tu cuidado".
Tal deber especial no se distingue, por otra parte, de las fuentes que originan la posición de garante de
los delitos impropios de omisión no escritos. De manera que los criterios para establecer la posición de
garante válidos para éstos son aplicables para establecer si un cierto omiten te tiene un deber especial
de cuidado respecto de la persona que "abandona a su suerte".
Dentro de los casos que originan un deber de protección hacia ciertos bienes jurídicos determinados, se
halla el de asunción voluntaria de custodia en favor de quien se halla en peligro.
Si el omitente había asumido voluntariamente la obligación de proteger a una persona, se halla
especialmente obligado, luego, a prestarle el auxilio necesario: a no abandonarlo a su suerte.
Sin embargo, es preciso aplicar ciertos correctivos a la asunción voluntaria, a fin de que no se amplíe
más allá de lo político-criminalmente admisible la posición de garante. Si el autor ha prestado ciertos
cuidados y atenciones a un enfermo inconsciente, no se con vierte en garante en tanto, merced a su
intervención, no se hayan hecho imposibles otros auxilios de terceros. Si alguien empieza a hacer
respiración artificial a quien encuentra semiahogado, no se transforma por eso sólo en garante de seguir
prestando el cuidado; si abandona al moribundo porque se cansa o se le hace tarde, será sólo un
omitente en el sentido del art. 108 del Cód. Penal: "no hay ninguna razón -dice con acierto
Stratenwerth- para obligar bajo una amenaza penal, a la continuación de un servicio samaritano a aquel
que intenta ayudar” 5.

En el caso que estamos analizando, se trata de un médico que se halla al cuidado de su paciente; pero el
planteamiento no es explícito acerca de si, por la asunción voluntaria de Hartmann, Saldaño dejó de ir a
consultar a otro médico, o si se hallaría exactamente igual en el caso de que Hartmann no lo hubiese
atendido ab initio. El ser médico y atender a un paciente enfermo no genera por sí solo, entonces, una
posición de garante; es preciso que, merced a la asunción voluntaria, alguien (el necesitado o un tercero
dispuesto a prestar el auxilio necesario) haya confiado en que el posterior omitente cumpliría con el
cuidado asumido.
Pero ocurre que el doctor Hartmann asumió también frente a terceros el deber de conducir a Saldaño al
hospital, porque, de no haberlo conducido él, Saldaño podría haber sido llevado en otro automóvil.
En este sentido, la asunción voluntaria de Hartmann ha neutralizado otras vías posibles de salvamento,
y, en consecuencia, estaba especialmente obligado a cuidar a su paciente (posición de garante).
Esto ya hace subsumible a la omisión en el art. 106 del Cód. Penal, primer párrafo.
Ahora corresponde ver si, por la producción de la muerte del paciente, es aplicable el art. 106, tercer
párrafo del Código Penal.
b) La producción del resultado.- Surge de los términos del planteamiento que, al llegar al hospital,
Saldaño muere (art. 106, Cód. Penal, tercer párrafo).

c) Relación causal hipotética (imputación objetiva).- Es verdaderamente problemática, en el caso, la


cuestión de la causalidad hipotética (imputación objetiva).
Del texto del planteamiento se deduce que Hartmann perdió algo más de 30 minutos por atender al
niño que se hallaba en la ruta; dice también que los peritos dictaminaron que, de haber llegado entre 20
y 30 minutos antes, Saldaño "podría haber sido asistido con buenas posibilidades de sobrevivir".
Por lo tanto, no se presenta como de seguridad casi total que el paciente habría llegado a sobrevivir si se
hubiera realizado la acción omitida, sino sólo como una buena posibilidad.
5
Stratenwerth, Derecho penal. Parte general, nº 1001, el autor quiere decir que no hay ninguna razón para obligarlo más allá
de lo que estaría si no hubiese prestado el auxilio samaritano. El deber de la omisión simple concurrirá igualmente.
Afirmar la imputación objetiva del resultado dependerá, por consiguiente, de las exigencias teóricas en
materia de causalidad (hipotética) en la omisión.
Si, como lo hace alguna corriente actual, se considera suficiente que la acción omitida "hubiera
eliminado o reducido el peligro concretado en el resultado" 6, entonces, cabría afirmar, en el caso, esta
relación; porque si se hubiera conducido a Saldaño al hospital directamente se habría reducido el peligro
con probabilidad rayana en la certeza.
En cambio, si se requiere esa alta dosis de seguridad no sólo respecto de una reducción del riesgo, sino
de la evitación del resultado mismo, el tipo objetivo de esta forma agravada no concurrirá.
Desde mi punto de vista, es preciso, para imputar el resultado, la alta probabilidad de que se habría
evitado el resultado; no es suficiente con que se habría podido reducir el riesgo en los casos en que el
omiten te ex profeso se abstenga de cumplir la acción y no existe aquella casi certeza, entonces sólo se
podrá imputar por tentativa, si se trata de un tipo doloso, porque se daría un caso análogo a cuando un
autor por comisión dispara con dolo homicida sobre su víctima, pero no se puede probar si ha muerto
por el disparo de aquél, o por el de un tercero que lo hizo al mismo tiempo (punibilidad de ambos por
tentativa, por defecto de prueba) 7.
La estructura del tipo penal del art. 106 del Cód. Penal, es, por otra parte, complicada a ese respecto;
porque no es íntegramente una forma dolosa, sino que el abandono en sí (la "omisión") requiere dolo,
pero los resultados pueden ser producidos mediante imprudencia, que funcionarán igualmente como
agravantes.

Es decir, que se trata de un delito omisivo preterintencional. Una cuestión a discutir luego será, por ende,
el determinar cómo se resuelve el problema de concurrencia si el omitente abandona con dolo eventual
de la producción del resultado y no sólo con imprudencia.
Trataré de ello en un momento, al hablar del tipo subjetivo y de la relación entre el delito impropio de
omisión previsto en el art. 106 del Cód. Penal, y el no escrito del art. 79 del Código Penal.
Por lo pronto, se puede afirmar que el tipo objetivo del art. 106 del Cód. Penal, en su forma no agravada
del primer párrafo, está completo. No concurre-en cambio-la agravante del tercer párrafo, por falta de
seguridad razonable acerca de la causalidad hipotética.
4. El tipo penal omisivo "no escrito" del art. 79 del Código Penal.- La posibilidad de tratar a la omisión de
evitar un cierto resultado, como se está en una estrecha relación con el bien jurídico, del mismo modo a
como si ese resultado hubiese sido causado activamente, no encuentra hasta el presen1¡ otra base
dogmática que un prolongado derecho consuetudinario, y el apoyo de los textos teóricos.
La jurisprudencia argentina, sin embargo, ha hecho aplicación de la posibilidad de tratar a una omisión
como si fuera una comisión dolosa sólo en muy pocos casos.
En éstos, sin embargo, no se cuestionó con profundidad la legitimidad constitucional de esta estructura
de imputación fundada en la analogía.
En los casos en que el omiten te actúa en verdad sólo con imprudencia, el tratamiento del delito culposo
por omisión como si fuera de comisión no ha sido advertido siquiera como problemático 8. La situación
es idéntica en España: "contrasta, pues -dice bien Mir Puig- la extraordinaria resistencia a admitir la
comisión por omisión en delitos dolosos, con la amplitud... que se concede a la estimación de aquella

6
Así, Stratenwerth, Derecho penal. Parte general, nº 1023 y ss. En igual sentido, ahora, Bacigalupo, Manual de derecho penal.
Parte general, p. 389 y ss.; ídem, Lineamientos de la teoría del delito, 2ª ed., p. 128.
7
Como en el texto, Jascheck, Tratado de derecho penal, § 58, IV, 4 y § 59, III, 4.
8
Bacigalupo, Delitos impropios de omisión, 2° ed., Cap. V.
figura en los delitos imprudentes... " 9.
En este lugar, partiré de la base de que la posibilidad de imputar a una omisión la producción de un
resultado, como si se tratara de una comisión, es admitida en la dogmática moderna pacíficamente, a
pesar de los reparos que se podría formular desde el punto de vista del principio de legalidad 10.
Ahora bien; ¿qué requisitos se exige para que una omisión pueda adecuarse a un tipo de comisión?
En primer lugar, que se haya producido la lesión del bien jurídico prevista en uno de esos tipos y, además,
que exista el elemento característico de estos delitos que los diferencia de los de pura omisión: la
posición de garante del omitente.
En este sentido, dice Bacigalupo: "lo que diferencia a los delitos de omisión propios y a los impropios es
la posición de garante del autor, es decir, su relación con el bien jurídico 11.
Pero ocurre que tanto un elemento (resultado de muerte: art. 79, Cód. Penal) como el otro (posición de
garante) coinciden precisamente con los ya analizados del art. 106 del Código Penal.
En el caso del doctor Hartmann he negado la relación de causalidad hipotética (imputación objetiva)
respecto de la agravante del tercer párrafo del art. 106 del Cód. Penal, y exactamente igual corresponde
decirlo con relación al art. 79 del Cód. Penal. Pero, en todo caso, sería posible afirmar la tentativa
(idónea) de comisión por omisión, si se afirmara que Hartmann actuó con dolo de que se produciría el
resultado de muerte de Saldaño.
Ocurre entonces que, desde el punto de vista del tipo objetivo, el tipo penal omisivo del art. 106 del Cód.
Penal, y el de comisión por omisión del art. 79 del Cód. Penal, no tienen diferencia alguna. Lo que
sucede es que mientras el art. 106 del Cód. Penal, se satisface subjetivamente con la conciencia del
peligro (culpa consciente) respecto del resultado culposo del párrafo tercero, el art. 79 del Cód. Penal,
requiere dolo para igual resultado.
Es lo que se analiza seguidamente.

b) Tipo subjetivo
Los arts. 108, 106 y 79 del Cód. Penal (éste, en comisión por omisión), pueden concurrir
acumulativamente.
El tipo subjetivo del art. 108 exige que el autor tenga conciencia de la situación generadora del deber de
actuar (el peligro), reconozca su posibilidad de asistir -inclusive los medios para efectuar el salvamento-,
y que, a pesar de ello, no actúe (omita). Este es el dolo de la pura omisión.
El tipo subjetivo del art. 106, primer párrafo del Cód. Penal, requiere el conocimiento de aquellos
mismos elementos comunes a la estructura del art. 108 del Cód. Penal, y, por otro lado, el recono-
cimiento de las circunstancias que fundamentan el deber de garante; es decir, conocer las circunstancias
sobre la base de las cuales se origina el deber de mantener o cuidar a la persona que se abandona.
En cambio, como se dijo antes, las agravantes de los párrafos segundo y tercero se satisfacen por la
imprudencia: no hace falta que el omitente ratifique la producción del resultado.
El tipo subjetivo del art. 79 del Cód. Penal, requiere dolo. Si se trata de un delito de comisión es
suficiente con el dolo eventual; si se trata de un delito de comisión por omisión (delito impropio de

9
Mir Puig, adiciones de derecho español al Tratado de derecho penal de Jescheck, vol. II, p. 845.
10
Esto debería conducir a una remisión de la medida en que el principio de legalidad deba implicar la prohibición de la
analogía.
11
Bacigalupo, Delitos impropios de omisión, 2ª ed., p.131 (en p. 110 de la 1ª ed.). De todos modos, acerca de la distinción
entre delitos propios e impropios de omisión, véase la "introducción" a la solución de este mismo caso.
omisión "no escrito"), la cuestión puede ser discutida.
Analicemos ahora con qué dolo obró el doctor Hartmann.
El dolo de la pura omisión (art. 108, Cód. Penal, y primer párrafo del art. 106, Cód. Penal) está fuera de
toda duda. El doctor Hartmann conocía el peligro de su paciente, qué auxilio necesitaba y tomó también
conscientemente la decisión de detener la marcha hacia el hospital. Con relación al abandono, en sí
mismo, actuó, pues, con dolo directo.
Tanto el tipo subjetivo del art. 108 del Cód. Penal, cuanto el del art. 106, primer párrafo del Cód. Penal,
están satisfechos.
En la relación concursa! entre estos dos tipos, se podría discutir si se trata de un concurso ideal o
aparente de leyes (por consunción o bien por especialidad). Si el caso es regido por las reglas del con-
curso ideal (art. 54, Cód. Penal) es porque se considera que se ha infringido dos normas independientes,
es decir, que ninguna de ellas supone a la otra. Pero ocurre que el art. 106 del Cód. Penal, supone que
prácticamente siempre que se abandona quedará infringida también la norma del art. 108 del Cód.
Penal. Por consiguiente, se trata de un caso de consunción (que es, a mi juicio, una forma de
subsidiariedad tácita), o bien, inclusive, de especialidad. Empero, en todo caso, el concurso se resolverá
en favor de la figura más grave: el art. 106, primer párrafo del Código Penal.
La cuestión reside en determinar ahora en qué relación subjetiva se halló el omitente, Hartmann,
respecto del resultado de muerte de su paciente: ¿omitió con dolo de homicidio?
En la primera edición de este libro, ante un caso sustancialmente idéntico, afirmé que el omitente
actuaba sin dolo, porque no ratificaba el resultado. El autor "creía, según parece -dije entonces-, que
llegaría a salvar a su paciente. Pero ha omitido con conciencia del peligro, esto es, con culpa consciente"
12
.
Se trata-según pienso ahora-de una solución equivocada. Si el omitente no tiene ningún fundamento
para confiar en que podrá compensar el aumento del riesgo con algún otro contramotivo (por ejemplo,
porque junto al niño hay otro vehículo mucho más veloz que el propio que le será ofrecido a cambio del
salvamento), y deja librado el resultado totalmente al azar -es decir, toma el hecho "como venga"-,
actúa con dolo eventual respecto de la muerte de su paciente. La solución contraria se halla
inconscientemente influida por la teoría del sentimiento. El hecho de que Hartmann habría celebrado
que sobrevivieran "los dos pacientes", no modifica la circunstancia de que haya asumido la muerte de
Saldaño. Cuando un omiten te se halla ante un peligro urgente, cualquier retraso consciente implica
admitir el resultado con dolo eventual, y habrá un principio de ejecución (tentativa) de la omisión. El
cumplimiento tardío del mandato –que resulta fructífero- importa un desistimiento activo de la
tentativa de omisión (es decir: de una omisión dolosa).
Por lo tanto, Hartmann actuó con dolo eventual del resultado de muerte de su paciente, resultado
contenido en el art. 79 del Código Penal.
Ahora bien: ¿basta el dolo eventual para el delito impropio de omisión doloso "no escrito"?
A mi juicio no es factible dar una respuesta segura a tal interrogante desde el punto de vista puramente
teórico y general. Creo, sin embargo, que es posible tener en cuenta distintas consideraciones para
tomar una decisión por una respuesta negativa.
Ante todo, tengo presente que el tratamiento de una omisión como si fuera una comisión se funda en el
derecho consuetudinario, y éste, a su vez, en la analogía que existe entre quien mata y quien deja de
salvar teniendo un especial deber de asistencia.

12
Sancinetti, Casos de derecho penal, 1ª ed., p. 197.
Ahora bien; aun para países que tienen una jurisprudencia exageradamente amplia de delitos impropios
de omisión (dolosos) "no escritos", como sucede en Alemania, la fórmula legal incorporada en la parte
general del Código Penal alemán (§ 13, StGB), permite atenuar la escala penal con la reducción
facultativa prevista para el delito tentado, en razón de que, en todo caso, prácticamente nunca una
omisión parece tan grave como una comisión.
Si se presta atención a ello, y se atiende, por otra parte, a que el art. 106 del Cód. Penal, prevé, en caso
de muerte, una escala penal que va de 5 a 15 años de reclusión o prisión, se verá en qué medida la grave
sanción de este precepto puede satisfacer la necesidad de pena de una muerte por omisión, aun dolosa.
Nótese en este sentido, en primer lugar, lo cercana que es la escala penal de este delito a la de una
tentativa de homicidio simple (4 años a 16 años y 8 meses de reclusión o prisión). Por cierto que, entre
nosotros, no se ha propuesto tal reducción de la punibilidad de la comisión por omisión y, por lo demás,
no siempre la reducción hallaría un fundamento valorativo atendible (ejemplo: el guardabarreras omite
bajar la barrera ex profeso, para que el automovilista sea arrollado por el tren); pero la estructura del art.
106 del Cód. Penal, podría satisfacer plenamente la pretensión punitiva consuetudinaria de muchos
supuestos de omisión.
Por otro lado, se debe reparar en lo siguiente: el primer párrafo del art. 106 del Cód. Penal, exige que el
autor abandone al necesitado que debe cuidar, "a su suerte", y con conciencia del peligro (porque el
abandono, en sí mismo, requiere dolo y el peligro es un elemento del tipo objetivo). Pues bien,
prácticamente siempre que alguien abandone "a su suerte" a otro que debe cuidar (niño, incapaz de
valerse, etcétera), tendrá dolo eventual de cualquier resultado que llegue a representarse como posible.
Si el dolo eventual del resultado del párrafo tercero del art. 106 del Cód. Penal, transformara en
aplicable al art. 79 del Cód. Penal, y éste desplazara a aquél, el art. 106 del Cód. Penal no sería aplicable
prácticamente nunca; sólo lo sería respecto de aquellos raros casos en los que el abandonante tuviera
conciencia del peligro, abandonara "a su suerte", y, sin embargo, no llegara a representarse siquiera la
posibilidad del resultado de muerte.
No existe la menor razón valorativa para tan grave restricción; mucho menos si se repara en que la
lesión grave a que se refiere el art. 106, segundo párrafo del Cód. Penal, está amenazada con una escala
penal más grave que la correspondiente lesión grave por comisión dolosa del art. 90 del Cód. Penal y
actualmente idéntica a la del art. 91. El solo hecho de que la víctima sea un incapaz de valerse (niño o
enfermo) no podría justificar la mayor gravedad de la pena, si no fuera porque, además, el precepto
admite la comisión con dolo de la lesión grave.
Análoga comparación se puede hacer con relación al homicidio preterintencional del art. 81, inc. 1º, b
del Cód. Penal. Allí, el autor produce culposamente la muerte por comisión, tras haber lesionado a la
víctima con dolo directo, y la pena no puede exceder de 6 años de reclusión; ¿cómo es posible entonces
que el art. 106, tercer párrafo del Cód. Penal, prevea una pena de hasta 15 años, si no es porque puede
concurrir el dolo eventual de la muerte de la persona que es abandonada?
En conclusión, me inclino por la siguiente respuesta: cuando el garante omite dolosamente la asistencia
necesaria, y actúa además con dolo sólo eventual de la muerte, su omisión debe ser tratada con arreglo
al art. 106, tercer párrafo del Cód. Penal, y no conforme al art. 79 del Cód. Penal. Ello así porque hay
más proximidad valorativa con aquel precepto que con el del homicidio simple; y si se advierte que el
dolo no es incompatible con la imprudencia, sino que la contiene, especialmente el dolo eventual 13, no
será preciso entonces recurrir a una construcción analógica -como la de comisión por omisión del art. 79

13
Véase lo dicho en la solución al caso 4: El caballo que no responde a las riendas, § 1, a, 1.
del Cód. Penal- porque el art. 106 se refiere también al resultado doloso 14.
Sólo cuando el omiten te actúe con dolo directo, como el anterior caso del guardabarreras, la
construcción del delito impropio de omisión no escrito será admisible.
Por lo tanto, el tipo subjetivo del art. 79 del Cód. Penal, no está completo, porque en su forma omisiva
exige el dolo directo.

c) La posibilidad de tentativa en el art. 106 del Código Penal

Pero, con lo anterior, no se resuelve todo el problema de la tipicidad.


He dicho, en efecto, que el tipo objetivo no está completo, porque fracasa la relación causal hipotética
(imputación objetiva). Pero si el omiten te tuvo dolo (eventual) de la muerte de su paciente, es posible
hacer aún la pregunta por la posibilidad de tentativa (art. 42, Cód. Penal).
Una primera respuesta podría consistir en negar dicha posibilidad, sobre la base de que el dolo eventual
no es suficiente para la tentativa. Esta respuesta debe ser rechazada; si el dolo eventual es suficiente
para imputar como doloso a un resultado producido (consumación dolosa), también debe serlo para
imputar la tentativa. Una fuerte creencia mítica en el carácter constitutivo de los resultados puede
explicar el origen de esta primera objeción, conceptualmente equivocada.
Una segunda respuesta negativa podría ser fundada en que no puede haber tentativa de delitos
culposos, y el delito preterintencional supone que, respecto del resultado, sólo hay culpa.
Sin embargo, como anticipé, las agravantes del art. 106 del Cód. Penal se satisfacen con la
preterintencionalidad, pero admiten el dolo. Lo que corresponde hacer si el resultado es imputable a la
omisión, es tratar más benignamente a quien obró sólo con culpa que a quien lo hizo con dolo; pero el
precepto, en realidad, está pensado aun para el caso de dolo (eventual).
Por consiguiente, si fracasa la imputación objetiva del resultado del tercer párrafo, la acción se
mantendrá sólo en el tipo básico del primer párrafo, siempre y cuando el abandonante haya sido sólo
imprudente respecto del resultado (por ejemplo: por no representarse siquiera el resultado). Pero si el
omitente ha actuado con dolo, porque, conociendo el riesgo de muerte, ha tomado el hecho "como
venga" ("a su suerte"), la posibilidad de imputar la tentativa -si hay dudas sobre la imputación objetiva-
no encuentra obstáculo alguno, y se corresponde mejor, además, con lo que ha sucedido en el caso.
En síntesis, desde mi punto de vista, con relación a la tipicidad de la acción del doctor Hartmann,
concurre el tipo básico consumado del art. 106, primer párrafo del Cód. Penal, con el tipo de la tentativa
calificada del art. 106, tercer párrafo del Cód. Penal. El concurso es aparente por especialidad en favor
de la tentativa (arts. 42, 106, tercer párrafo, Cód. Penal).

-§2–

14
Problemático, en cambio, resulta determinar si los casos en que la posición de garante no viene atribuida por el cuidado de
un determinado bien jurídico, sino por el cuidado de una fuente de peligro, frente a los bienes jurídicos que pudieran ser
afectados por el riesgo de aquélla, pueden ser subsumidos en el art. 106 del Cód. Penal, que exige estar al cuidado de una
persona, y, por tanto, determinada. A esto se puede dar dos respuestas afirmativas distintas. Por un lado, el cuidado de una
fuente de peligro siempre atribuye el deber de garantía, en última instancia, frente a algún bien jurídico concretamente
amenazado, en este sentido, se podría pensar que el guarda vidas está al cuidado de cualquier persona que tenga un
percance en la piscina a su custodia y, entonces, toda omisión es un abandono de alguien que está a su cuidado. Por otro
lado, si la imputación de estos casos se ha hecho por analogía con un homicidio por comisión (art. 79, Cód. Penal), por qué no
se podría hacer lo mismo, mejor, respecto de un tipo penal más benigno (art. 106, Cód. Penal) si es que no se acepta que
quien cuida una fuente de peligro está al cuidado de cada uno que pueda estar afectado por ese riesgo.
Antijuridicidad

a) Tipo objetivo de justificación


La significación de la realización del tipo en los delitos de omisión es idéntica a la de los delitos de
comisión. Es decir, que también en ellos el tipo importa un indicio de antijuridicidad 15.
Una acción distinta de la mandada (omisión) podrá estar justificada, especialmente, por estado de
necesidad (art. 34, inc. 3º, Cód. Penal), cuando exista colisión de deberes. El cumplimiento de uno entre
varios mandatos justifica, si éste es mayor o igual a los demás 16.

La razón por la cual, en la colisión de deberes, un deber de igual jerarquía al que no se cumple justifica
(y no sólo disculpa), reside en que quien se encuentra ante dos deberes, de los cuales sólo puede
cumplir con uno, no puede hacer más que optar y cumplir con alguno de ellos. De otro modo, quien se
encontrara ante una colisión de deberes igualmente exigidos por el ordenamiento jurídico, estaría
condenado sin más a comportarse antijurídicamente, por el solo hecho de que se produzcan dos o más
situaciones que generen, respecto de él, deberes de igual naturaleza, con los cuales, sin embargo, no
pueda cumplir acumulativamente.
Los elementos objetivos de esta causa de justificación son:
a) La concurrencia de otro deber.
b) Que el otro deber sea de mayor jerarquía que aquel que se deja de cumplir o igual a éste.
c) Que el autor sea extraño al origen de la colisión de deberes (no haber causado el otro riesgo).
En este sentido, debe ser adaptado el art. 34, inc. 3º del Cód. Penal, al delito de omisión.
En el caso que se analiza, podría concurrir este tipo permisivo, en razón de que Hartmann se halló ante
el deber de auxiliar al niño que encontró accidentado y en peligro de muerte; es decir, estuvo ante una
colisión de deberes. Decisivo es entonces ponderar la jerarquía del deber que imponía el riesgo de
muerte del niño.
A ese respecto, un primer paso consiste en preguntarse si Hartmann se hallaba en posición de garante
también respecto del niño; porque, en este caso, tanto el bien jurídico como el deber serían
equivalentes.
Pero es sencillo dar una respuesta negativa en este sentido. El médico no se hallaba al cuidado del
pequeño accidentado y sí de su paciente. Si Hartmann no hubiera asistido al niño, su omisión habría
realizado sólo el tipo del art. 108 del Código Penal.
Esta colisión entre un deber de auxilio simple (art.108, Cód. Penal), y el deber derivado de una posición
de garante (art. 106, Cód. Penal) ya implica un indicio en favor de la mayor jerarquía del deber de evitar
el resultado; por lo pronto, porque, en caso de inobservancia del deber, la pena es mayor cuando el
15
Welzel, Derecho penal alemán. Parte general, § 28, II; Maurach, Tratado de derecho penal, § 46, III, E; Stratenwerth,
Derecho penal. Parte general, nº 1051; Bacigalupo, Lineamientos de la teoría del delito, 2ª ed.; Zaffaroni, Tratado de derecho
penal, § 444, aunque este último considera a la colisión de deberes en particular como causa de atipicidad (cfr. § 396 y
siguientes).
16
Si el otro deber es mayor, la causa de justificación del estado de necesidad (art. 34, inc. 3°, Cód. Penal) es concurrente con
el ejercicio de un deber (art. 34, inc. 4°, Cód. Penal). Pero si los deberes son equivalentes, no concurre el cumplimiento de un
deber (art. 34, inc. 4º, Cód. Penal), porque cada deber se vuelve de cumplimiento facultativo respecto del otro, y no
obligatorio; sólo será obligatorio cumplir con alguno de los deberes concurrentes. Por lo tanto, más allá de lo que se puede
decir, en general, sobre la idea de Zaffaroni según la cual la colisión de deberes elimina ya el tipo, por cumplimiento de un
deber (art. 34, inc. 4º, Cód. Penal), el argumento no se autosustenta en el caso de deberes de igual jerarquía, en el que el
omiten te de un deber facultativamente puede cumplir ese o el otro.
omitente es garante, que cuando no lo es. Pero digo indicio, y no argumento definitivo, porque la
jerarquía del deber no se determina sólo por la punibilidad que merecería su inobservancia. Aquí deben
entrar en consideración otros criterios de evaluación, de la misma manera que, en el estado de
necesidad ofensivo de los delitos de comisión, la justificación no la decide lisa y llanamente la mayor
jerarquía del bien jurídico, sino también qué clase de daño sufrirá cada bien y cuál es la proximidad y el
grado de seguridad de producción de cada resultado dañoso 17. Esta ponderación debe ser realizada con
un criterio ex ante; es decir, tomando en cuenta los datos con que podía contar cualquier observador
inteligente provisto de la capacidad del omitente.
En este sentido, se debe tener en cuenta el alto grado de indeterminación del tiempo que Saldaño podía
llegar a sobrevivir hasta ser atendido eficazmente. Aun desde un punto de vista ex post (se ha
demostrado como inseguro que el paciente habría podido sobrevivir aun si hubiera sido conducido
directamente al hospital. Distinto sería si Hartmann hubiera tenido la seguridad de que, si interrumpía el
viaje, el enfermo moriría, y que sobreviviría en caso contrario. En este caso, es decir, si el omiten te
hubiera obrado con dolo de consecuencias necesarias, sería indudable la antijuridicidad de la omisión.
Puesto que la muerte segura de su paciente ante la muerte segura del pequeño habría hecho decisiva a
la posición de garante para considerar de indudable jerarquía superior al deber consistente en atender a
quien tenía a su cuidado.
Pero, dado que el médico omitió sólo con dolo eventual respecto de la muerte de aquel a quien debía
cuidar, la situación es distinta. La tensión era, ex ante, entre la muerte segura del niño y la muerte
probable del enfermo. Y ésta era de importancia relativa como para decidir continuar el viaje, porque,
aunque fuera probable, no era seguro que fuera evitada si se seguía hacia el hospital.
La atención dada al niño fue de unos 30 minutos; es decir, un tiempo relativamente breve. Cabía pues la
posibilidad de que, a pesar de incrementarse seriamente el riesgo de muerte del paciente, fueran
finalmente salvadas las dos personas. Por otro lado, cabía también la posibilidad de que fuera salvado el
pequeño, pero muriera el paciente -como ocurrió-.
Si se tiene en cuenta que esta situación de incertidumbre no podía ser resuelta ex ante en un
conocimiento cierto, es posible afirmar que Hartmann se hallaba ante dos deberes que resultaban, en
las circunstancias concretas, razonablemente equivalentes.
El médico podía:
a) Continuar el viaje, ante la muerte segura del menor, e intentar el salvamento -no seguro- del
paciente respecto del cual tenía un especial deber de atención, aunque finalmente el salvamento
resultara frustrado.
b) Salvar con alta probabilidad una vida, de la que no era garante; e incrementar las posibilidades de
muerte de quien sí se hallaba a su cargo, demorando su asistencia. Ante las circunstancias concretas,
no hay cómo determinar con certeza que un deber fuera mayor que el otro.
Por consiguiente, los deberes pueden ser tratados como equivalentes.
Finalmente, parece claro que Hartmann era extraño al origen de la colisión de deberes.

b) Tipo subjetivo de justificación


El médico actuó con conciencia de la colisión de deberes y obró sobre la base de la necesidad de
defender (en lo posible) ambos bienes jurídicos.
Se halla completo entonces tanto el tipo objetivo como el tipo subjetivo de justificación (art. 34, inc. 3º,

17
Zaffaroni, Tratado de derecho penal, § 434, 5, al proponer reglas acertadas para la determinación de un mal menor.
Cód. Penal).

La conducta omisiva de Hartmann no fue, entonces, antijurídica. Al no ser antijurídica no puede haber
constituido delito.

C - ACCION DE VERONICA

-§1–

Tipicidad

a) Tipo objetivo de la instigación


El tratamiento de la conducta de la enfermera como omitente respecto de Saldaño no podría prosperar,
porque ella no tenía capacidad de realizar acción alguna que pudiera salvarlo: no sabía conducir
automóviles.
Empero, aun cuando hubiera sabido hacerlo, salvo que hubiese asumido además, frente a alguien, el
deber de asistir a Saldaño en calidad de garante, la colisión de deberes se habría fundado, en ese caso,
en dos situaciones de actuar correspondientes a una omisión simple (art. 108, Cód. Penal). Y habría
estado justificada sin duda alguna a demorar la asistencia a Saldaño.
Con todo, lo decisivo es, según el texto del planteamiento, que ella no fue omiten te, sino instigadora.
Ella persuadió al médico de interrumpir la acción de salvamento; instigó, pues, a una omisión de quien
era garante.
La doctrina dominante reconoce hoy con acierto la posibilidad de participación en los delitos de omisión
18
.
La enfermera ha hecho decidir a Hartmann a detenerse en favor de la atención del menor. Ha sido
instigadora a un delito impropio de omisión (art. 106, Cód. Penal).
Dado que, al tipo objetivo de la instigación, "pertenecen" tanto el tipo objetivo del autor cuanto el tipo
subjetivo de él y la creación del dolo de éste (es decir, todo ello es lo que el instigador "logra hacer"), el
tipo objetivo de Verónica se corresponde con la instigación al abandono con dolo eventual de la muerte
por parte del autor omitente (arts. 45 in fine, y 106, primero y tercer párrafos, Cód. Penal). Cuál fue, a su
vez, el dolo de Verónica es un problema del tipo subjetivo de la instigación.

b) Tipo subjetivo de la instigación


Verónica, a su vez, ha actuado con conciencia de la situación, es decir, conocía el peligro; que instigaba a
retrasar el salvamento del paciente, que Hartmann tenía posibilidad física de continuar sin detenerse,
que era garante, y que un viaje directo aumentaba las posibilidades de salvación del enfermo.
No existe razón alguna que haga pensar que Verónica tuviera un conocimiento cierto de que Saldaño
moriría indefectiblemente (dolo directo); en este caso, su dolo directo podría haber fundado una autoría
mediata de homicidio a través del instrumento que, en tal hipótesis, habría tenido menor conocimiento
de los hechos (se habría tratado de un delito de homicidio de "omisión por comisión" -delito impropio

18
Jescheck, Tratado de derecho penal, § 60, III; Stratenwerth, Derecho penal. Parte general, § 14-B-II (nº 1071 y ss.). En
contra, Bacigalupo, Manual de derecho penal. Parte general, p. 235 y siguientes.
de comisión-; es decir, en el que la acción de disuadir con un mayor dolo autorizaría a tratarla como
autora mediata de la omisión del instrumento, por dominio de la voluntad de éste). Y, en este caso, no
habría tenido derecho a interrumpir el salvamento, porque ella habría estado segura de la muerte.
Empero, el planteamiento no presenta esta problemática. Verónica ha actuado también, a su vez, con
dolo eventual.

-§2–

Antijuridicidad

a) Tipo objetivo de justificación de la instigación


La llamada teoría de la accesoriedad limitada señala que al partícipe se le traslada la tipicidad y la
antijuridicidad de la conducta del autor principal. Si éste actuó u omitió típicamente, y, además, no tuvo
causa de justificación alguna, la conducta del partícipe también es típica y antijurídica.
A la inversa, la justificación del autor justificaría también al partícipe. La reprochabilidad de cada
interviniente, en cambio, sería independiente.
Por mi parte, considero que esta propuesta debería ser revisada profundamente, tanto desde el punto
de vista de lege lata 19, como de lege ferenda. Pero no es éste el lugar oportuno para ello.
Lo cierto es que la colisión de deberes ante la cual se enfrentaría el médico justifica también a la
enfermera en la acción de instigado a omitir.
Vale aquí, entonces, lo dicho al analizar la conducta de Hartmann para considerar concurrente el tipo
objetivo de justificación respecto de Verónica. Acaso sólo quepa aclarar que ella tampoco era causante
de la colisión de deberes: era extraña a la amenaza del mal respecto del niño 20.

b) Tipo subjetivo de justificación de la instigación


Asimismo, la enfermera conoció la situación de necesidad y actuó sobre la base de la necesidad de
salvar también al menor.
Al concurrir su (propio) tipo subjetivo de justificación (voluntad de salvamento) la instigadora también

19
Por lo pronto, el Código Penal argentino admite la comunicabilidad, al partícipe, de "las relaciones, circunstancias y
calidades personales" del autor que agravan la punibilidad, si son conocidas por aquél (art. 48), sin distinguir entre relaciones
personales del injusto y de la culpabilidad. Esto se corresponde con un efecto de la teoría de la accesoriedad extrema; sin
embargo, las calidades personales que disminuyen o atenúan no se comunican. Por otro lado, véase infra la nota 20 y el
texto al que ella corresponde.
20
El art. 34, inc. 7º del Cód. Penal, exige que, en la legítima defensa de terceros, si medió provocación suficiente del
defendido, "no haya participado en ella el tercero defensor"; esta justificante opera aun cuando el tercero conozca que el
defendido había provocado suficientemente y que, por ende, no estaría justificado a defenderse personalmente. No existe
dificultad alguna en trasladar esta solución prevista para el autor de la defensa de un tercero, al partícipe de quien se
defiende por sí mismo. Si "A" instiga a "B" a defenderse, aun sabiendo que "B" provocó suficientemente, está justificado a
instigar, aunque "B" no lo esté al actuar. De otro modo, a "A" se le prohibiría instigar a aquello que se le permite hacer
personalmente como autor. Esto supone que el tipo objetivo de justificación del partícipe es independiente del tipo objetivo
de justificación del autor. Esto daría razón a la teoría de la accesoriedad mínima; bien entendido que ello significaría que se
traslada al partícipe la tipicidad de la acción u omisión del autor; pero que la justificación opera independientemente. En
cualquier caso, esta problemática sería fructífera en general, pero no para el caso que ahora analizo; en efecto, si Verónica
hubiera sido causante del mal del niño habría sido garante de su vida (por injerencia) y, por consiguiente, habría tenido un
deber especial de auxilio a su respecto.
actuó justificadamente 21.
• Nota.- La solución que propongo del caso, podría ser vivamente discutida. Particularmente, se podría
desplazar la cuestión relativa a la indeterminación de la proximidad efectiva del riesgo de muerte del
paciente al ámbito de la reprochabilidad, como hipótesis de suposición errónea inevitable de una
situación justificante. Sin embargo, si se admite que el riesgo, desde un punto de vista ex ante, puede
existir como tal, es decir, como algo indeterminado, entonces, es factible sostener la solución del texto.
Con el criterio contrario, resolví un caso sustancialmente idéntico en la primera edición de este libro, ps.
185 y ss. -aunque sin analizar, como correspondía, la concurrencia del tipo del art. 106 del Código Penal.

II - SOLUCION DE LA VARIANTE

A-INTRODUCCION: LAS VARIANTES DE UN PLANTEAMIENTO

Todas las soluciones ofrecidas en este libro pecan por un exceso de exposición analítica, porque están
especialmente orientadas a activar la reflexión y la imaginación del estudiante.
Cuando el caso contiene un planteamiento original y otro como variante, este último puede ser resuelto
sin pasar por todos los niveles de análisis de la estructura de la teoría del delito; bastará con señalar en
qué aspectos el caso es distinto de la hipótesis original ya analizada.

La variante que corresponde resolver ahora tiene ciertas dificultades teóricas de importancia.
Primeramente, habré de dar una solución, sobre todo con la finalidad didáctica de que, de todas las que
se ofrecen aquí al estudiante, una de ellas presente el punto problemático en el ámbito de la
culpabilidad. Después, habré de poner en duda el acierto de esa solución.
El propósito general de un libro de esta especie es el de enseñar, a quien se inicia, el grado de
relatividad que existe en las respuestas jurídicas. Por ello, era preciso ofrecer una última solución-tipo
con respuestas alternativas e inseguras.

B - OMISION DEL DOCTOR HARTMANN

-§1–

Tipicidad

a) Tipo objetivo
En el segundo caso, el médico sigue su viaje directamente al hospital, y, por lo tanto, realiza el delito de
omisión simple del art. 108 del Cód. Penal, respecto del menor accidentado.
La situación generadora del deber de actuar -el peligro de muerte del niño-, la no realización de una
acción para auxiliarlo a él, y la capacidad física de cumplir el mandato, están fuera de discusión.
La razón por la cual, a pesar de que el tipo objetivo del art. 108 del Cód. Penal, no requiera un resultado,
se debe analizar la capacidad real de haber evitado ese resultado no contenido en el tipo, reside en que
un delito de peligro siempre señala la posibilidad de que acaezca un cierto daño. Es decir, que el
mandato de acción está igualmente en función de la evitación del resultado. Y aun cuando el omitente
haya sido renuente en cumplir el mandato durante un lapso, y que esto haya incrementado ya el riesgo

21
La necesidad de analizar independientemente el tipo subjetivo de la justificación para cada partícipe parece obvia. Sin
embargo, ello demuestra que la justificación del autor no se traslada al partícipe; al menos no íntegramente.
de la producción del daño (tentativa), y el omitente puede (y debe) intentar el salvamento hasta que tal
daño no se produzca; hasta allí puede, entonces, evitar el resultado dañoso (desistimiento), a pesar de
que la descripción legal se contente con el peligro. Se ve, pues, hasta qué punto es incorrecto presentar
a los delitos de omisión simple como de pura inactividad. Si así fuera, un segundo de actitud pasiva que
permitiera el incremento del riesgo consumaría el tipo penal y haría ineficaz el cumplimiento posterior
del mandato de acción, aunque el omiten te conjurara después el peligro con eficacia.
Por lo demás, está claro que, respecto del menor, el médico no era garante; por lo tanto, es inatinente
todo análisis relativo a los arts. 106 y 79 del Código Penal.

b) Tipo subjetivo
No hay duda de que Hartmann habría omitido en este caso con dolo directo. El médico sabe del
accidente del pequeño, de su gravedad, y conoce también su propia capacidad de acción.
No es preciso analizar su grado de creencia acerca de la seguridad de muerte del niño, porque el art.
108 del Cód. Penal, no requiere la producción del resultado de muerte. En todo caso, exige que el
peligro aumente como tal, y que la omisión suceda con conciencia de que el peligro aumentará.
La omisión es entonces típica (art. 108, Cód. Penal).

-§2–

Antijuridicidad

Tipo objetivo de justificación


En la variante que se analiza, Hartmann cree que concurre una colisión de deberes-como en el caso
original-y opta -al contrario de lo que sucede en aquella hipótesis-por el paciente respecto del cual es
garante. Sin embargo, toda asistencia a Saldaño era ya objetivamente ineficaz para salvarle la vida. El
planteamiento indica que, en este caso, el paciente había entrado irreversiblemente en estado de coma.
Por consiguiente, no hay colisión de deberes porque, con relación al original paciente, ya ex ante carecía
Hartmann de posibilidad real de evitar la muerte.
El hecho de que tuviera el tipo subjetivo de justificación -que quisiera salvarlo- puede tener relevancia
en la reprochabilidad; pero no la tiene, por sí solo, para eliminar lo injusto. La omisión, entonces,
además de típica, es antijurídica.

-§3–

Culpabilidad
El médico es imputable, porque el planteamiento no alude siquiera a causas que impidan la capacidad
de comprensión de la criminalidad o que afecten la dirección de las acciones.
Empero, como elemento atinente a la culpabilidad, es decisiva la creencia del médico de que aún podría
llegar a salvar a su paciente. Ello importó la suposición de los presupuestos objetivos de una causa de
justificación (error de prohibición indirecto), precisamente la creencia de una colisión de deberes
(justificación putativa); art. 34, inc. 1º del Código Penal.
Una parte de la teoría quiere ver regidos estos casos con el mismo efecto del error de tipo. Por
consiguiente, si el error es evitable podrá subsistir sólo la punibilidad por culpa, si existe el tipo culposo
en la ley (en el caso, debería existir un tipo culposo correspondiente al art. 108 del Cód. Penal); en su
defecto, la punibilidad por culpa podría estar justificada por la aplicación del art. 84 del Cód. Penal,
como delito de comisión por omisión).
Esta solución constituye un regreso a la teoría de los elementos negativos del tipo de la que he hablado a
propósito de la solución del caso 2 (Casualidad). Esta teoría, al considerar a las causas de justificación
como elementos negativos del tipo, tiene que considerar a los errores acerca de los presupuestos
objetivos de una justificante como un error relativo al tipo. Si el error consiste en desconocer que, en la
realidad, concurre una situación de necesidad justificante, se tratará de un error de tipo "al revés"
(tentativa) -como en el caso 2-; y si consiste, a la inversa, en creer que existe en la realidad una situación
justificante objetivamente inexistente, se tratará de un error de tipo, excluyente del dolo -como en el ca-
so que ahora estoy analizando- 22.
A estas soluciones de la teoría de los elementos negativos del tipo llegan autores que, sin embargo, la
rechazan desde el punto de vista de la teoría de lo injusto 23.
La teoría del error explicada con arreglo a tales soluciones, que considera al error de prohibición como
independiente del dolo (teoría de la culpabilidad), pero que trata a la suposición errónea de
circunstancias justificantes como si fuera un error de tipo, es denominada teoría "limitada" de la
culpabilidad.
La teoría "estricta" de la culpabilidad, en cambio, sostiene que un error consistente en suponer la
concurrencia de una situación justificante no altera en absoluto el dolo; excluye la culpabilidad si el
error es inevitable, y sólo la atenúa si es evitable. Esto permite la punibilidad por delito doloso, exista o
no un tipo culposo, cuando el error proviene de la torpeza del autor 24.
Desde mi punto de vista, ésta es la teoría correcta-aunque, en la actualidad, la doctrina dominante
sostiene la versión "limitada" de la teoría de la culpabilidad-. La teoría limitada de la culpabilidad
conduce a tratar del mismo modo a quien cree que mata a una mosca que a quien cree matar a un
hombre en legítima defensa (Welzel). Sin embargo, valorativamente, ambas situaciones no significan lo
mismo. Cuando el autor tiene conciencia de lo que realiza, y este hecho coincide con una acción
prohibida (ejemplo: matar a otro), ya existen suficientes razones para que extreme los recaudos a fin de
analizar si, a pesar de ello, la conducta es conforme a derecho. En este sentido, no existe razón alguna
que justifique tratar con menor rigor a quien supone que concurre una situación de necesidad justifican
te, con relación a aquel que desconoce la norma que da fundamento al tipo penal (prohibitiva o impera-
tiva) o que supone una norma permisiva que el ordenamiento jurídico, en verdad, no reconoce.
Sin embargo, ello no significa que el criterio para evaluar la evitabilidad del error deba ser exagerado a
tal extremo como para que todo error de prohibición sea siempre evitable. Esto ampliaría la punibilidad
más allá de lo político-criminalmente necesario.
La teoría deberá centrar sus esfuerzos en discutir acerca de cuándo un error debe ser considerado
inevitable, en lugar de concentrarse en la cuestión sistemática relativa a qué elemento de la teoría del
delito quedará afectado por el error 25.

22
La teoría del error es, en buena medida, el paralelo de la teoría del delito. Se trata de un tema que el estudiante debe
asimilar como un problema dogmático decisivo. Al respecto, véase la breve exposición teórica que hago en el texto acerca de
la teoría del error, al terminar la solución de la variante de este mismo caso (addenda: La teoría del error).
23
Así, entre otros, Wessels, Derecho penal. Parte general, (sobre la crítica a este rechazo aparente de la teoría de los
elementos negativos del tipo, para aceptar luego todos sus efectos prácticos, cfr. mi recensión a la obra citada de Wessels en
"Doctrina Penal", año 3, 1980, nº 12, p. 884 y ss.). En general, así lo hace la doctrina dominante.
24
Acerca de las teorías del error (del dolo, de la culpabilidad "limitada" y de la culpabilidad "estricta", véase Sancinetti,
Sistema de la teoría del error en el Código Penal argentino, esp. la "Introducción").
25
Sancinetti, Sistema de la teoría del error en el Código Penal argentino, esp. la "Introducción". Inclusive, el propio
argumento de Welzel, que recojo en el texto, de que no es idéntico matar a una mosca (conducta atípica) que matar a un
En el caso que corresponde analizar, se podría decir, por ejemplo, que, dado que el médico tenía
conciencia del peligro de muerte del pequeño (dolo directo de no auxilio, art. 108, Cód. Penal), tenía el
deber de extremar los recaudos para comprobar la necesidad de seguir conduciendo a su paciente al
hospital. En este sentido, se podría decir que el error era evitable. Sin embargo, al juzgar sobre la
evitabilidad del error es preciso ubicarse también ex ante y en la situación concreta del autor. Si se
considerase exigible que, ante cualquier necesidad de auxilio a terceros, quien conduce a un necesitado
de urgente atención, tenga que examinar cuidadosamente la subsistencia de la necesidad, aun cuando
condujese solo y en un automóvil desprovisto de instrumentos clínicos especiales, la necesidad de
extremar los recaudos sería tan alta que podría producir la frustración de los dos deberes que surgen de
la colisión de ambas situaciones de necesidad; porque buena parte del tiempo que se debe destinar al
auxilio urgente, quedaría inutilizada en tomar los cuidados concernientes a qué debo hacer.
Por lo tanto, al médico que conducía a su paciente -si vio que éste respiraba y conocía la extrema
gravedad de su estado- no le era exigible tomar otros recaudos adicionales -a riesgo de perder más
tiempo-; su creencia acerca de la necesidad de salvar a Saldaño constituyó entonces un error inevitable
de prohibición excluyente de la culpabilidad (art. 34, inc. 1º, Cód. Penal).
En la variante, pues, Hartmann habría omitido antijurídicamente salvar al menor, pero en forma
inculpable. Su conducta, por tanto, no es punible.

III - SOLUCION ALTERNATIVA DE LA VARIANTE

La solución anterior podría ser puesta seriamente en duda. Modernamente se reconoce la posibilidad
de tentativa inidónea de omisión; por ejemplo, cuando el autor supone una situación generadora de un
deber de actuar, que no concurre en la realidad, o cuando, dada la situación de peligro, supone
erróneamente que él puede actuar en auxilio eficaz, y, sin embargo, permanece inactivo (error de tipo
"al revés"= tentativa) 26.

Ahora bien; si ello es así, entonces, ocurrirá que la mera suposición del tipo objetivo de omisión
generará por sí sola el deber de actuar, del mismo modo que la suposición del tipo objetivo de comisión
genera el deber de omitir. Pero, a su vez, si esto(s así, si la sola creencia de que es preciso ayudar obliga
a intentar hacerlo, entonces, en el caso recién analizado, el autor no sólo será inculpable por haber
supuesto existente una necesidad de actuar que no era real, sino que estaría justificado por colisión de
deberes (art. 34, inc. 3º, Cód. Penal). El tipo subjetivo de justificación de la colisión de deberes ya sería
suficiente para fundar la justificación.

• Nota.- El estudiante debe analizar críticamente ahora la solución del planteamiento original, las dos
soluciones alternativas de la variante, y procurar encontrar un propio punto de vista. Estará en
condiciones de aprobar (merecidamente) un examen final, sólo si puede ofrecer una solución fundada
en algo más que en el mero hecho de que así lo resolvería la doctrina dominante, o la jurisprudencia. El
espíritu de la ciencia es la crítica (Popper).

hombre en legítima defensa (conducta típica justificada), diferencia que quedaría borrada con la teoría de los elementos
negativos del tipo, puede ser relativizado desde el punto de vista del juicio sobre la relatividad del error. En efecto, aun desde
el punto de vista de la teoría de los elementos negativos del tipo, aquellos dos casos pueden ser distintos, precisamente, en
los recaudos que debe tomar el autor para cerciorarse de la "atipicidad" de su conducta: quien sólo sabe que mata una
mosca, cuando en verdad mata también a una persona por el veneno esparcido en el ambiente, debe tomar menos recaudos
acerca de qué está haciendo, que aquel que sabe que mata a otro, pero supone erróneamente que es agredido por la víctima.
26
Jescheck, Tratado de derecho penal, § 60, II, con referencias bibliográficas; Stratenwerth, Derecho penal. Parte general, §
14, nº 1056 y siguiente.
• Addenda
La teoría del error

El autor material de un hecho punible puede haber errado sobre distintos elementos de la teoría del
delito; ante todo, importa destacar ahora dos posibles objetos de error: a) sobre elementos del tipo; b)
sobre elementos de la antijuridicidad.
Una teoría, la llamada teoría del dolo, pretende tratar a ambos casos de error como un error excluyente
del dolo, que admitirá la punibilidad por culpa si existe un tipo culposo en la ley penal y el error es
evitable. Esto implica una teoría indiferenciadora de los casos de error: todo error -si tiene algún efecto~
tiene el efecto de excluir el dolo, y hacer posible, quizá, la punibilidad por culpa (regulación unitaria).
La teoría de la culpabilidad resuelve las cosas de otro modo. Sólo el error de tipo tiene aquel efecto; es
decir, el error que impide al autor tener la voluntad de realización del tipo objetivo (dolo). El error sobre
la antijuridicidad (error de prohibición) no afecta en absoluto al dolo, sino que, si se trata de un error
inevitable, excluirá la culpabilidad, y si es evitable, atenuará la reprochabilidad por la comisión u omisión
dolosa, pero será siempre punible, con independencia de que exista un tipo culposo en la ley, o no,
porque el tipo culposo no entra en consideración, precisamente, porque hay dolo.
Las versiones "estricta" y "limitada" de la culpabilidad se distinguen entre sí de la siguiente manera.
La teoría "estricta" trata como error de prohibición tanto al caso en que el autor:
a) Desconozca la norma que genera al tipo penal (prohibitiva o imperativa).
b) Suponga la concurrencia de una norma permisiva.
c) Crea que concurren los presupuestos objetivos de una causa de justificación.
Aunque no es del todo exacto, se puede decir que los dos primeros casos son errores "de derecho"; el
tercero, "de hecho".
La teoría "limitada" de la culpabilidad pretende tratar a los supuestos a) y b) como errores de
prohibición; pero quiere ver regido el caso c) por las reglas más benignas del error de tipo, aunque no
sea exactamente tal: punibilidad por la pena del delito culposo si: a) existe tipo culposo; y b) el error
puede ser imputado al autor (error evitable).
Ahora es preciso comprender cómo estos diversos casos de error ("al derecho") deben ser tratados con
arreglo a las dos teorías de la culpabilidad, cuando son errores "al revés", es decir, en perjuicio del autor.
El error de tipo "al revés" es el supuesto en el cual el autor, por ejemplo, cree que yace con una niña de
13 años que, en realidad, tiene 15; cree que mata al perro del guardabosques y, en verdad, mata a un
lobo salvaje; cree que se apodera de una cosa ajena y, en cambio, se lleva una cosa propia; cree que
matará a su rival, pero yerra el disparo. Todos estos casos son errores de tipo "al revés" (el último
ejemplo, sobre el curso causal); y, por tanto, tienen el efecto contrario al error de tipo, no excluyen el
dolo, sino que, precisamente, fundan la presencia del dolo. En el primero de los ejemplos anteriores, el
autor quiere cometer estupro (art. 120, Cód. Penal); en el segundo, el delito de daño (art. 183, Cód.
Penal); en el tercero, hurto (art. 162, Cód. Penal); en el cuarto, homicidio (art. 79, Cód. Penal).
Según un criterio posible todos esos casos son penados por tentativa de delito, porque, en todos ellos,
hay una exteriorización de un hecho que no se consuma por circunstancias ajenas a la voluntad del
autor; así he resuelto en este libro, por ejemplo, el caso 3 (Matar al muerto). Otro criterio -muy
difundido en la Argentina- sostiene que sólo en el último caso existe tentativa; en los anteriores, en que
falta desde el comienzo el objeto de protección, habría "ausencia de tipo" (Mangel am Tatbestand), y el
caso es atípico, al igual que un delito putativo 27.
En este libro he seguido la posición tradicional de Welzel, según la cual "la transformación de la
voluntad de cometer un delito en un hecho exterior es, sin embargo, una tentativa; y aun en estos casos
el autor cumple con ello. Por eso, también en ellos existe una tentativa (inidónea)... "28.
Se trata, en esta interpretación, de considerar contrario a la norma todo caso en el que la voluntad del
autor se oponga a ella en una acción; la norma desvalora que el autor dirija su acción a un resultado
típico, y, en este sentido será infringida, exista el objeto de ataque realmente o no.
Esto, en cuanto al error de tipo "al revés".
Distinto sucede con el error de prohibición "al revés". El autor supone, por ejemplo, que es punible el
incesto y tiene, sin embargo, relaciones con su hija. Está claro que, aquí, la mera imaginación del autor
de que existe una norma prohibitiva no puede crear la prohibición misma. El error de prohibición "al
revés" constituye, por lo tanto, un delito putativo (impune). Así sucede, también, por ejemplo, si el autor
obra en estado de necesidad justificante, pero cree que, en realidad, el derecho no le permite dañar la
propiedad ajena para salvar su integridad corporal (error de prohibición "al revés" sobre la norma
permisiva).
En cambio, no es un caso de delito putativo el de quien obra con error "al revés" sobre los presupuestos
objetivos de una causa de justificación (ejemplo: mata a otro sin darse cuenta de que éste estaba a
punto de hacer lo mismo con él). En este caso, el autor no realiza un delito putativo, sino un hecho
antijurídico consumado. Esto así, porque delito putativo es la creencia errónea del autor de que su
acción realiza un injusto penal; y sucede que quien no advierte que concurren los elementos objetivos
justificantes, no realiza una acción conforme a derecho creyendo ser antijurídica, porque requisito
mismo para ser conforme a derecho es que el autor conozca la necesidad, conozca, en fin, el tipo
objetivo de justificación (recuérdese el caso 2, Casualidad, y su addenda; también, la addenda al caso 3,
Matar al muerto, esp. el punto b: Tentativa y ausencia de tipo).
Si se reflexiona sobre lo anterior, se confirmará en qué medida la solución de la tentativa para el caso de
error "al revés" sobre presupuestos justificantes, se corresponde con la teoría de los elementos
negativos del tipo (véase el caso 2, Casualidad). Así como un error de prohibición sobre presupuestos
justificantes ("al derecho") es tratado por esa teoría como si fuera un error de tipo (teoría limitada de la
culpabilidad) el caso del error "al revés", debe ser tratado como un error de tipo "al revés", esto es: una
tentativa (inidónea). Para los autores que ven en la tentativa absolutamente inidónea un delito putativo,
"ausencia de tipo" (Mangel am Tatbestand), verán también aquel caso, correspondientemente, como
una acción impune (por ejemplo, Nino, véase el caso 2, Casualidad, su addenda, y esp., las notas 12 y 13
de ésta, con el texto al que corresponden).

Preciso es ahora resumir las soluciones con arreglo a un sistema: la teoría estricta de la culpabilidad.
l. El error de tipo: excluye el dolo; deja subsistente la punibilidad por culpa, si existe tipo culposo en la
ley y el error es evitable.
2. El error de prohibición: no se vincula en absoluto al dolo, ni a la culpa; excluye la culpabilidad si el
error es inevitable y la atenúa si es evitable, se trate de un delito doloso o culposo. Es error de
prohibición tanto el desconocer la norma prohibitiva o imperativa, como suponer una norma
permisiva inexistente o creer que concurren los presupuestos objetivos de una causa de justificación.

27
Zaffaroni, Tratado de derecho penal, § 561, p. 469. Sobre toda esta problemática, cfr. también la addenda al caso 3: Matar
al muerto.
28
Welzel, Derecho penal alemán. Parte general, § 24, IV, 3.
3. El error de tipo "al revés" constituye una tentativa (con frecuencia, inidónea) punible.
4. El error de prohibición "al revés" es un delito putativo si recae sobre la existencia misma de la norma
(prohibitiva o imperativa, o permisiva), pero es una acción típica y antijurídica, consumada, si el error
consiste en desconocer los presupuestos objetivos de una causa de justificación.
Finalmente, corresponde destacar que Bacigalupo ha puesto el acento en la relevancia que se debe
atribuir al error de punibilidad-ejemplo: error sobre excusas absolutorias-.
Propone que estos casos sean tratados del mismo modo que el error de prohibición 29.

29
Bacigalupo, Delito y punibilidad; también Sancinetti, Error de prohibición y error de punibilidad, en "Doctrina Penal", año 8,
1985, p. 427 y ss., reproducido en Sistema de la teoría del error en el Código Penal argentino.
PARTE III

CASOS DE EJERCITACION

1. La encomienda.- Vera, casada con Caro, vive en Río de Janeiro. Por encomienda, recibe una caja de
bombones que le ha enviado un ex amigo del matrimonio, Fernando, que vive en Colombia. Ese día,
Vera y Caro viajan en ómnibus hacia la Argentina, y Vera guarda los bombones en su cartera.
Muy cerca de la frontera con nuestro país, pero hallándose aún en territorio brasileño, Vera come dos
bombones, y ofrece uno a su marido, que no acepta. Al llegar al primer puesto de inmigraciones del
Estado argentino, Vera muere envenenada. Fernando, que había mandado los bombones con el
propósito de que los dos esposos murieran intoxicados en su domicilio, está casualmente en La Plata el
día de la muerte, decidido a radicarse en nuestro país. Al poco tiempo, aclarados los hechos, es citado a
prestar declaración indagatoria.
• Variante.- Suponga ahora que Fernando vive en la Argentina; que desde aquí hubiera enviado los
bombones a Vera; y que el resultado mortal hubiese ocurrido en Colombia. Si la justicia colombiana
pretendiera la extradición, ¿cree usted que debería ser concedida conforme al derecho argentino?

2. Accidente en el extranjero.- Ignacio, uruguayo, conduce distraídamente su automóvil por una


autopista de su país, y, con grave imprudencia, choca al conductor de otro automóvil, a quien deja
gravemente herido al costado de la ruta. Luego, huye rápidamente hacia la Argentina, donde se aloja en
casa de unos amigos en Buenos Aires.
En el ínterin, Mario -el conductor del vehículo chocado-, de nacionalidad argentina, ha sido internado en
un sanatorio de Montevideo. Sin embargo, Mario prefiere ser trasladado a un hospital argentino. Habían
pasado ya dos meses desde el día del accidente, cuando la familia de Mario consigue trasladarlo en
condiciones adecuadas.
A la semana de estar en un hospital de Buenos Aires, Mario muere como consecuencia de una
complicación orgánica derivada del accidente.

3. De barco a barco.- Desde un buque de bandera uruguaya, Juan ha herido, con un arma de fuego, a
Pedro, que navega en una embarcación de bandera brasileña. Ambos se hallan en alta mar al momento
del hecho. Pedro dirige su barco, como puede, hasta entrar al puerto de Buenos Aires.
• Variantes.- Imagine distintas alternativas en las circunstancias del planteamiento, como para que varíe
de una a otra la competencia del juez argentino, y la aplicabilidad de nuestro derecho.

4. Otra ley.- Raúl ha encerrado a Victoria en un depósito de su campo, con alimentación suficiente como
para que sobreviva por un mes. Lo que pretende es que Victoria no pueda acudir a una importante
reunión del directorio de una sociedad.
Raúl se halla ahora en la ciudad; a los cinco días de haberla dejado allí, entra en vigor una ley que agrava
las penas de los delitos contra la libertad. Quince días después, Raúl vuelve a su campo y libera a
Victoria, que lo denuncia.
¿Es aplicable la agravación de la pena al hecho cometido por Raúl?
5. Revólver prestado.- Bernardo perpetró un robo con un arma que le prestó Isabel con conocimiento
del propósito delictivo.
Entre el día del hecho y el momento de juzgamiento, se promulga un nuevo Código Penal que reduce el
máximo de la escala penal de la complicidad a un sexto de lo que se previera para el autor; por otra
parte, el nuevo Código aumenta algunas penas de delitos particulares, y reduce otras.
Para el robo con armas, concretamente, aumenta el máximo de la pena aplicable a 18 años.
Si el juez de la causa decidiera aplicar el máximo de pena a cada sujeto, ¿qué pena debería aplicarle a
Bernardo y a Isabel, respectivamente?

• Variante.- Dos meses después del hecho, se aprueba la parte general de aquel supuesto Código -que
contiene las nuevas reglas de complicidad-, y, poco antes de la sentencia, la parte especial -que agrava
la pena del robo con armas-; ¿cree usted que ello modificaría la solución respecto del caso anterior?

6. El tratado.- Argentina y Chile celebran un tratado mediante el cual ambos países se comprometen a
juzgar a los delincuentes que tuvieren en su poder, con arreglo al derecho más grave de los dos países,
siempre y cuando el delito hubiere sido cometido en ambos países concurrentemente (regla análoga a la
del Tratado de Montevideo, de 1889). El tratado se autodeclara aplicable a los procesos pendientes y
futuros.
Félix ha cometido un hecho delictivo que participa de las características del tratado, con anterioridad a
su entrada en vigencia.
Supuesto que la ley argentina fuera más benigna:
a) ¿Sería aplicable el tratado al que se refiere el planteamiento?
b) En caso contrario; ¿podría conceder nuestro país la extradición si Chile requiriese-a Félix, aquí
detenido?
• Variante.- ¿Cómo contestaría usted a la pregunta original si el derecho penal chileno fuera más
benigno en el tratamiento del delito cometido por Félix?

7. El cine.- Alberto está parado en la entrada de un cine, cuando, de modo brusco e imprevisto, sale de
la sala un grupo de espectadores alarmados por la noticia de que se había originado un incendio. La
violencia y desorden de la gente son tan grandes que Alberto es oprimido contra una pared. Entre ésta y
él se halla un niño pequeño, que muere asfixiado. Al terminar el desconcierto, Alberto advierte lo que
ha sucedido.

8. La piscina.- Ignacio está nadando en la piscina de la quinta de Alma. A la dueña de casa se le ha


ocurrido hacer le una broma a Juan, que se halla muy concentrado en destapar una rejilla lateral,
mediante el uso de un destornillador. Alma empuja a Juan al agua; e Ignacio resulta lastimado por la
caída de Juan.

9. La reunión en el bar.- Unos amigos se reúnen habitualmente en un bar. Cierto día, Tomás apaga un
cigarrillo sobre la mano de Carlos, como modo de hacerle una broma. Carlos aparta su mano
instantáneamente a causa del dolor, volteando una bandeja que contiene vasos y bebidas que se
rompen contra el suelo. Dado que es la cuarta vez en dos meses que el grupo de amigos produce daños
en el bar, el encargado del local los denuncia.

10. El balero.- Felipe quiere asustar a Brígida. A tal fin, le arroja la esfera de un balero que retiene con el
mango. Brígida, al creer que la bola iba impulsada verdaderamente sobre ella, aparta inmediatamente la
cabeza con tal suerte que rompe la vidriera de una zapatería, y se lastima.
11. Los bastones.- Héctor y Rubén dan sendos bastones a Marcela para que golpee a Adriana, una
compañera de curso. Marcela elige el bastón de Héctor, menos lesivo, y golpea a Adriana con él.
Después devuelve a sus dueños cada bastón.
• Nota.- La resolución completa del caso requeriría el conocimiento de problemas teóricos atinentes a la
participación; procure averiguar por sí mismo los conceptos teóricos necesarios para resolver el caso. En
parte, esto ya ha ocurrido en los planteamientos anteriores.

12. Los enemigos.- Julio y Andrés son enemigos de Diego. Julio envenena a Diego, pero antes de que la
dosis mortal produzca su efecto, Andrés, que desconocía la acción de Julio, mata a Diego mediante un
disparo.
• Variante.- Andrés decide su comportamiento precisamente al enterarse de la acción de Julio, porque
hacía tiempo que deseaba matar a Diego y no quería que Julio frustrara su deseo.

13. La muerte del viajante.- Enrique se alista a viajar en barco a Uruguay, pero la lesión que le produce
la acción imprudente de un automovilista, le impide embarcar ese día. Lo hace a la semana siguiente;
pero el barco se hunde y Enrique muere.

14. Las dos flechas.- Hugo y Daniel arrojan sendas flechas sobre Miguel, aprovechándose de la confusión
producida durante el rodaje de una película. Las flechas dan en órganos vitales.
• Variantes.- Resuelva el caso con arreglo a estas variantes:
a) Ambos impactos ocurren al mismo tiempo.
b) La flecha de Hugo llega antes.
c) No se puede demostrar qué flecha alcanzó a la víctima primeramente.

15. Medios abortivos.- Dos médicos proporcionan a una embarazada medios abortivos, sin enterarla. El
aborto sobreviene a consecuencia de la acción conjunta de ambos productos, los cuales, por sí solos, no
habrían sido suficientes para causarlo.

16. La curación del hijo.- La señora Susana, con el propósito de curar a su hijo enfermo, le suministra
una fuerte dosis de fósforo. El niño muere envenenado. Posteriormente, el médico declara que él habría
aconsejado el mismo remedio.

17. Los bomberos.- El bombero Marcos rescata a un niño envuelto en llamas y lo arroja sobre la red que
sostienen sus compañeros cinco metros más abajo. Al caer, el niño se desnuca y muere.

18. El fusilamiento.- El soldado Suárez ha sido sentenciado a muerte. Cuando el pelotón se disponía a
ejecutarlo, otro soldado, Gutiérrez, a quien aquél había pedido que fuera él quien lo matara, se
interpone entre el pelotón y el condenado, ejecutándolo al mismo tiempo en que disparaban los
soldados designados para el fusilamiento.
Gutiérrez resulta gravemente herido. La muerte de Suárez se produce por el disparo de Gutiérrez.

19. Cazadores en lucha.- Dos cazadores, Matías y Eduardo, salen de caza. En un momento, Matías
apunta a Eduardo con su arma y le advierte que lo matará. Eduardo atina a dar un salto ágilmente, con
tal suerte que cae por un precipicio y muere.
• Variantes.- Resuelva el caso con arreglo a estas variantes:
a) La víctima ha caído sin advertir aún la amenaza de Matías.
b) La víctima, tras la caída, sólo ha sufrido lesiones graves.

20. Viaje en velero.- Mario, que está practicando yachting, es herido gravemente por Diego, quien
disparó con ánimo homicida desde una lancha cercana. Esto le impide a la víctima gobernar las velas, y
su embarcación naufraga con sus otros dos tripulantes. De los tres, Mario es auxiliado por otro barco, y
sobrevive; los otros mueren ahogados.

21. Explosión inesperada.- Sebastián se halla paseando en lancha por el Río de la Plata. Desde un
helicóptero de matrícula paraguaya es herido mortalmente. Sin embargo, la lancha de Sebastián
naufraga a consecuencia de una explosión del motor, cuando Sebastián todavía estaba vivo. Iba solo en
su lancha, y no sabía nadar. Muere ahogado.

22. La mujer de Ramón.- La mujer de Ramón ha tomado una dosis mortal de veneno. Podrá sobrevivir
entre 4 y 5 horas. En ese estado, Ramón, sin saber del desenlace fatal que le espera a su esposa, le sirve
un licor en el que ha puesto una pócima mucho más eficaz. La mujer muere en el acto.
• Variante.- Ramón, enterado de que su esposa se ha envenenado, y con pleno conocimiento de que no
existe ya medio alguno para salvarle la vida, la mata de un disparo para abreviar los padecimientos.

23. Tiro al blanco.- Félix apuesta $ 300 a Leopoldo, a que es capaz de disparar con un revólver y romper
la copa de cristal que Lucila sostendrá con su mano, desde 10 metros, sin lesionarla. Aceptada la
apuesta, Félix dispara y da en la mano de Lucila, a quien la herida le deja como consecuencia la parálisis
de la mano afectada.
24. El día del desfile.- Florencia, abuela de Cora -bebé de seis meses-, vive en la Avenida del Libertador.
El balcón de su departamento ofrece una vista de privilegio para el desfile militar que celebra el 9 de
julio.
El día del hecho, Juan y Susana, padres de Cora, dejan a la nieta en casa de la abuela, para poder asistir a
una partida de naipes con sus amigos.
Por la tarde, teniendo en brazos a la niña, la abuela se asoma al balcón, se representa en algún grado el
riesgo de que sus fuerzas le fallen con la emoción del desfile militar; mas, teniendo deseos de ver a las
tropas con la niña en sus brazos, entiende que nada sucederá.
Lamentablemente, por vértigo, Florencia se marea y la niña cae a la avenida con el resultado mortal
previsible.

25. Acceso carnal.- Hugo quiere tener acceso carnal con Inés, representándose seriamente la posibilidad
de que ésta tenga 14 años. Sin embargo, sin ninguna comprobación de este extremo, consigue tener
relaciones con ella. Inés cumplía a la semana, precisamente, 15 años.
• Variante.- La niña ya tenía 15 años.

26. La mujer casada.- Rodríguez quiere tener acceso carnal con la señora de López, con la que ha salido
en repetidas ocasiones. El día en que se propone conseguirlo, ésta se resiste. Rodríguez desconfía de la
sinceridad de esa resistencia y ejerce violencia sobre ella. La señora resistía sinceramente y querella
posteriormente a Rodríguez.

27. Los mendigos.- José es un mendigo que, con el fin de proporcionarse limosna, ha cortado una pierna
a su hijo Andrés de cuatro años, para inspirar lástima. A raíz de la amputación, el niño sufre una violenta
hemorragia y muere. José sabía que otro mendigo, en similar situación, había realizado la misma opera-
ción, de la cual se había derivado la muerte de su respectivo hijo. De todas maneras, esperaba que su
hijo no muriera; entre otras cosas, para seguir obteniendo limosna.

28. El sobretodo.- Durante una fiesta, Hernán toma el sobretodo de un desconocido, en la creencia de
que era el propio. Al otro día se da cuenta de que esa prenda no era suya, y recuerda que no había
llevado abrigo alguno a la fiesta. Intenta llamar entonces al dueño de la casa, para averiguar a quién le
pertenecía el sobretodo. Tras no poder comunicarse, se olvida de la cuestión. Tres semanas más tarde,
se acuerda de que tiene aún el abrigo ajeno, pero, como nadie se lo ha reclamado, se despreocupa y lo
deja en su ropero. Entretanto, el propietario había iniciado un proceso penal contra Hernán, enterado
de que alguien había visto a éste llevarse consigo el sobretodo. Una orden de allanamiento dictada por
el juez permite encontrar el abrigo en casa de Hernán.

29. La pequeña.- Ernesto cree que su amiga Mónica tiene catorce años. La niña, que en realidad tiene
sólo once, consiente en tener acceso carnal con aquél. Ernesto ignora que su amiga ejerce la
prostitución desde meses atrás.

30. Un Van Gogh.- El señor Fernández destruye un Van Gogh que se encuentra en su casa, suponiéndolo
de su propiedad. En realidad, pertenecía a su primo.

31. ¿Falso testimonio?.- Eusebio Flores es procesado por una denuncia según la cual habría matado a
Joaquín, su padre. Un vecino, citado a declarar como testigo, afirma que el día del hecho vio al acusado
apuñalar a Joaquín. Posteriormente se comprueba que el asesino era un sujeto de extraño parecido, a
quien el testigo había confundido con Eusebio.

32. La inyección.- La enfermera Sosa quiere matar al paciente Consentino mediante la inyección de una
sustancia mortal. Cuando se dispone a hacerlo; confunde a Pérez con aquél, y mata a este otro enfermo.
• Variante.- Supuesto que el médico Kuhn hubiera persuadido a aquélla de la ejecución del hecho,
¿cómo se debería juzgar el caso respecto de él?
• Nota.- Con relación a la variante, procure adelantarse por sí solo en el estudio del tema teórico que
explique la posibilidad de la imputación de Kuhn.

33. La viga.- Arturo quiere matar a Beltrán. Una noche, cuando Beltrán dormía, aprisiona su cara con
una almohada hasta que, luego de inútiles defensas, la víctima pierde el conocimiento. Con el fin de
simular un suicidio, Arturo-creyéndolo ya muerto-procede a colgarlo de una viga de su habitación. La
muerte de Beltrán se produce por estrangulación.
• Variante.- Suponga el caso inverso: Arturo sólo quería neutralizar a su víctima para matarla luego
ahorcándola; pero la muerte se produce en el momento anterior.

34. El perro y el gato.- Aníbal quiere matar a "Dog", el perro de la vecina. A tal fin, espera a que ésta
coloque el alimento en el lugar habitual, y envenena la comida del perro. Esa noche, el gato "Cisne" de
su amigo Ramón come el alimento de "Dog" y el felino muere envenenado.

• Variante.- Suponga ahora que el gato no hubiera comido todo el alimento del perro "Dog", y que,
entonces, éste también hubiese muerto al comer los restos.
35. La víctima del traje azul.- Di Luca, asesino a sueldo, es contratado para dar muerte a Juan Gutiérrez.
Le comunican que su víctima estará sentada junto a la primera ventana de una casa de té, vestida con
un traje azul y corbata celeste, a las 17 hs. El día del hecho, Di Luca se dirige al lugar señalado, a la hora
indicada, donde encuentra a un delgado caballero vestido de azul con corbata negra, en aquella ventana.
De todos modos, cree que aquél es Gutiérrez, y lo mata. En realidad, se trataba de otro sujeto.

36. Madre soltera.- Una mujer soltera acaba de dar a luz en un modesto hospital. A los dos días, aún
internada, con el propósito de ocultar su deshonra y bajo la influencia del estado puerperal, se levanta
de su cama y, queriendo dar muerte a su hijo, mata al bebé de otra parturienta que compartía la
habitación.

37. Al ministro.- Cortés es designado por el grupo extremista al que pertenece, para eliminar a un
ministro. El día del hecho, Cortés dispara tres veces sobre aquél, con tal suerte que dos disparos le
ocasionan heridas leves; el tercero da muerte a Quiroga, chofer del ministro, que pertenecía al mismo
grupo extremista que el homicida.

38. El amo del perro.- Diego quiere matar al perro de Víctor, pero, al dispararle, no da en el animal sino
en su dueño, a quien causa una herida en el rostro que puede curar solamente con cirugía estética.

39. Muerte por teléfono.- Andrés instala en el teléfono de Aída un aparato explosivo que accionará en
cuanto aquélla atienda el primer llamado. Cuando se despide de la víctima corre a su departamento -del
mismo edificio- con el fin de llamarla de inmediato. A llegar, Esteban -un amigo común de ambos- había
llamado para saludarla. Aída muere.

40. Sueño premonitorio.- Horacio induce a Manuel a que cene en un determinado restaurante, porque
ha soñado que un anarquista colocará allí una bomba. Casualmente, tiene lugar allí un atentado y
Manuel muere.

41. ¡Pobre galgo!.- Enrique arroja una flecha sobre Adolfo con el fin de matarlo o dar, al menos, en su
hermoso perro de caza, un galgo blanco. En efecto, la flecha da en el perro, que muere.
• Variante.- Resuelva estas hipótesis:
a) El que muere es Adolfo.
b) Tras la muerte del perro a la que se refiere el planteamiento original, Enrique intenta nuevamente la
muerte de Adolfo, y esta vez la consigue.

42. Rapto fallido.- Jorge dispara sobre el padre de Florencia, niña no mayor de catorce años, para que
Ricardo -que la desea- pueda sustraerla. El padre muere. Florencia, en cambio, consigue refugiarse en
un colegio.

43. Por una noche.- El empleado Hernández lleva a su casa una máquina de escribir de propiedad del
banco donde trabaja, con la intención de restituirla, sin que nadie lo perciba, al día siguiente. Cuando la
llevaba hacia su casa lo detiene la policía que había sido advertida por el portero del banco.

44. Novio apresurado.- Roberto sustrae de la casa paterna a Alejandra, su pequeña novia de catorce
años, con el deseo de atemorizar con esto a los padres, quienes -según espera- consentirían así el
casamiento al que tantas veces se habían opuesto.
45. El viejo libro francés.- Elías García, docente universitario, olvida, sobre el escritorio de su clase, un
valioso libro francés agotado veinte años atrás. Gutiérrez, que lo encuentra y reconoce su valor, trata de
dar con García, sin conseguirlo. Hacía ya media hora que lo buscaba cuando decide llevar el libro consigo
para devolverlo a su dueño al otro día. A la mañana siguiente, lleva el libro nuevamente a la facultad;
pero, suspendidas las clases, no logra encontrar a García. Esa noche cae enfermo y no sana hasta el
quinto día. Ya recuperado, olvida que tiene el libro en su poder. Dos años después, la policía lo
encuentra en casa de Gutiérrez.

46. El quijote.- Ignacio le da una paliza violenta a su mujer en la vía pública. Marcos, que acude en ayuda
de la mujer, le pega a Ignacio; éste sufre una hemorragia nasal. Ignacio y su mujer arremeten, entonces,
contra Marcos, causándole lesiones.

47. Servicio de urgencia.- Al doctor Morales se le avisa, a las 9 hs, que han llamado a su casa media hora
antes, para informarle que el señor Gómez ha sido picado por una víbora. Al dirigirse rápidamente en su
automóvil al lugar donde era necesitado, ve cerrada la ruta a causa de trabajos de reparación. En razón
de que la picadura era mortal, el doctor Morales atropella con su automóvil las barreras, para evitar un
largo rodeo. Al llegar a casa de su paciente, se entera de que Gómez había muerto a las 8:40 hs.

48. El cobrador.- A un cobrador le arrebatan en la calle en pleno día, un portafolios que contiene dinero.
Para recuperarlo, dispara varias veces con su revólver contra el ladrón que pretende desaparecer entre
las personas del lugar. Dos disparos alcanzan a personas ajenas al hecho, quienes resultan heridas
gravemente. El tercero da al ladrón en el hombro, y recupera así el portafolios.

49. La tormenta.- Carlos sale a dar un paseo por el bosque cercano a su cabaña, en Bariloche, a pesar de
que sabe que está por desatarse una tormenta de nieve. A causa de la oscuridad, se extravía poco
después de comenzar la tormenta. Dos horas más tarde, presa del frío, llega a una cabaña, entra en ella
sin necesidad de forzar la puerta de la casa, y enciende fuego con unos leños que encuentra apilados
junto a la chimenea. A fin de mantener el calor del fuego, consume prácticamente toda la leña que
había en la casa. Al otro día vuelve a la suya.

50. El incendio.- Felipe se halla en un edificio que comienza a incendiarse; como consecuencia de la
humareda, no alcanza a ver que a su lado hay una salida de emergencia, gracias a la cual podría evitar el
riesgo fácilmente. En tales condiciones, rompe los vidrios de una ventana del edificio contiguo y entra
en un departamento ajeno, por cuyo edificio logra salir luego a la calle.

51. Un mal susto.- Dos amigos de Eleonora deciden darle un susto. La noche del hecho, entran en su
departamento con un juego de llaves que aquélla le había prestado a uno de los amigos, y, cubiertos
con una sábana blanca, la esperan detrás de la puerta de su cuarto. Cuando Eleonora entra en su
habitación, se avalanzan sobre ella a oscuras, gritándole. Entonces, la muchacha toma un adorno de
bronce que está cerca y golpea a sus amigos. Uno de ellos muere; el otro alcanza a explicarle de qué se
trata, y sólo sufre lesiones.

• Variante.- Suponga ahora que, como consecuencia de la broma, Eleonora muere de un ataque al
corazón.
52. Ladrones de fruta.- Un frutero advierte que dos hombres se apoderan de bolsas de fruta de su
propiedad, y que intentan huir con ellas. Entonces les grita:
-¡Alto o disparo!
Los ladrones se escapan con dos bolsas de naranjas y una de manzanas. El frutero cumple su
advertencia y dispara. Uno de los ladrones queda gravemente herido. El otro había sufrido una lesión
menor; pero muere más tarde, al serle aplicado un tratamiento inadecuado en el hospital, por el médico
de guardia Fernández. El vendedor recupera su fruta.

53. La lancha.- Héctor ha caído al agua desde un espigón, en una playa solitaria. Muy cerca de allí hay
una lancha, propiedad de Mercedes. Joaquín, amigo de Héctor, ruega a Mercedes que asista a su amigo
con la lancha. Esta le contesta que no puede arriesgarse a llevar la embarcación a un lugar tan peligroso
como es aquel donde ha caído el muchacho; tampoco admite que Joaquín intente el salvamento solo
con la lancha de ella. Entonces, Joaquín saca un arma de su bolso y le exige a la mujer que le entregue la
lancha. Joaquín logra salvar así a su amigo, pero la lancha sufre graves daños en la proa.
• Variante.- Suponga ahora que Joaquín, por no saber conducir lanchas, exige a la mujer que ella lo lleve
hasta el lugar de peligro, también mediante el empleo de su arma.

54. Agresor agredido.- El guardabosques Hernández divisa a unos cincuenta metros a su enemigo
Manuel Sánchez. No llega a advertir que éste ya había apuntado su escopeta contra él, para matarlo,
cuando Hernández le dispara con la suya. Sánchez muere instantáneamente.

55. Apenas con un bastón.- Mario está a punto de ser agredido por Jorge que se acerca con un cuchillo.
Mario, que tres semanas antes lo había insultado gravemente, no tiene para defenderse más que un
valioso bastón de su amigo Oscar. Cuando Jorge se acerca, Mario rompe violentamente el bastón contra
la cabeza de Jorge, que queda gravemente herido.

56. ¿Letrado consciente? - El abogado Amaran te toma a su cargo la defensa de Santana, acusado de
complicidad en delitos de homicidio y robos. Durante una entrevista Santana le confía secretamente
que algunos de sus amigos planeaban cometer un asalto a una compañía financiera, del que obtendrían
una cuantiosa suma, parte de la cual sería destinada a los honorarios de Amarante. El abogado decide
dar aviso a la autoridad, que, sin embargo, el día del hecho, no logra impedir el golpe. Sólo detienen a
uno de los asaltantes; el resto del grupo logra huir con el dinero. Finalmente, Santana presenta querella
contra su letrado por violación de secreto profesional.

57. El gas.- Germán, que está durmiendo, corre serio riesgo de asfixiarse, debido a un escape de gas. En
esos momentos, una piedra arrojada por Juan, que odia a Germán, rompe el hermoso ventanal del
dormitorio, y permite casualmente que el gas se disipe, y Germán se salve.

58. Lucha libre.- Manuel y Federico se disponen a practicar lucha libre ante la inminencia de un torneo
oficial. La pelea se hace cada vez más dura, y Manuel, que estaba sufriendo los golpes más fuertes, toma
un pequeño caño muy consistente para golpear a Federico. Este entiende que la acción de su adversario
se aparta de las reglas del juego y, cuando Manuel se dirige sobre él, le quita una sevillana a su
entrenador, que observaba pasivamente, y se defiende con ella; sólo le causa heridas leves.

59. La chimenea.- Dos jóvenes se encuentran practicando andinismo en una chimenea de ladrillos, de
30 metros, que hay en una fábrica abandonada. El padre de uno de ellos, que estaba sacando
fotografías al pie de la chimenea, advierte que la soga que sostiene a los menores está a punto de
romperse, y que no aguantará a los dos. Confundido, sube por las escalinatas interiores de la chimenea
y, desde la boca superior, luego de corroborar que también los ladrillos donde la soga estaba sujeta
cedían cada vez más, decide arrojar una piedra sobre el amigo de su hijo; la piedra da en el muchacho,
que cae desde 18 metros de altura. En cuanto su hijo alcanza la boca superior donde estaba su padre,
piensa en lo ocurrido y, consternado, se arroja desde lo alto de la chimenea. El padre baja las escalinatas
y, luego de comprobar que los dos muchachos han muerto, se dirige a la comisaría más cercana, donde
detalla lo ocurrido.

60. La vieja motocicleta.- Horacio, que estudia derecho y guarda su automóvil en el garaje de su amigo
Raúl, le pide a éste que realice algunas reparaciones en su motocicleta, bajo la promesa de que le
pagará el trabajo en un plazo no mayor de dos meses. Raúl accede. A los sesenta días, Horacio vende su
moto sin saldar la deuda que tiene con su amigo. Al otro día, Raúl le impide llevarse su automóvil del
garaje, hasta tanto no le pague lo que le adeuda. Horacio le dice que no tiene derecho a eso, a lo que
Raúl responde que, sea como fuese, no le dejará usar el auto hasta que salde la deuda que subsiste por
la moto.

61. Conducir de contramano.- Un policía cumple guardia en una calle que no tiene cartel indicador, pero
que sin embargo está habilitada para circular en una sola dirección. En ese lugar sorprende a unos diez
automovilistas por hora. En la última hora de guardia detiene a un joven estudiante de derecho que le
explica que no hay cartel que indique el sentido de circulación. El agente hace caso omiso a los reclamos
y redacta un acta de comprobación por circular de contramano. Finalmente, lo conduce detenido por
negarse a firmar el acta. El comisario lo retiene en la comisaría durante más de tres horas con el fin de
dejarlo luego en libertad, pero, cuando se dispone a ordenarla, advierte que el detenido era prófugo y
tenía recomendada su captura.

62. Muerte en la habitación.- Susana invita a José -su novio- a encontrarse en su habitación en el primer
piso de su casa. Este accede y, durante la noche, luego de cruzar el jardín y trepar una enredadera,
penetra por error en otra habitación donde duerme el padre de su novia. El padre se despierta
sobresaltado y, sin reconocer al muchacho, le arroja un jarrón, y lo mata.

63. Estudiantes de medicina.- Gustavo quiere matar a Beatriz, su anti gua novia, actualmente casada
con José. Una mañana se dirige hasta su casa y allí la convence maliciosamente de que su marido tiene
relaciones amorosas con Patricia, hermana de ella, con la que casualmente José prepara las últimas
materias de su carrera. Le asegura que pronto podrá encontrarlo conversando cálidamente en su propio
automóvil, guardado en el garaje de la casa conyugal. Precisamente, tal como Gustavo imaginaba, Patri-
cia y José llegaban en ese momento de cumplir con su guardia médica semanal y comentaban en el auto,
como de costumbre, los problemas que cada uno había tenido durante esa noche. Beatriz baja
indignada hasta el garaje y, al verlos -tal como Gustavo lo había calculado-, se representa un tremendo
cuadro familiar, toma una pistola y, en el momento en que apuntaba sobre los presuntos infieles,
Gustavo dispara sobre ella, que muere.
• Variante.- Gustavo no da en el blanco y Beatriz mata a su hermana, a su marido, y a Gustavo, de quien
no alcanzó a entender la verdadera motivación, sino hasta que recuperó la calma, después de que en el
proceso fueron aclarados todos los hechos.

- 64. Partida de póquer.- Miguel, Ovidio, Guillermo y Daniel están jugando una dura partida de póquer
por altas sumas de dinero. Miguel y Ovidio son, entre sí, íntimos amigos, pero cuando se trata dejugar,
cada uno participa, por supuesto, en interés propio. Los otros jugadores son desconocidos. En un
momento Miguel hace una "sucia jugada" por la que podría alzarse con una suma cuantiosa. Al ver esto,
Guillermo, indignado, intenta agredirlo con un arma blanca de gran tamaño, con actitud que, al parecer,
podría llegar a la muerte. Miguel, que era muy ágil, le arroja inmediatamente una pequeña navaja, con
lo que logra hacerle caer el arma, al mismo tiempo en que Ovidio, sin poder recurrir a otro medio para
defender a Miguel, partía violentamente una silla contra el agresor, aunque reconocía lo deshonesto de
la actitud de su amigo. Guillermo sufre en su mano una pequeña herida a consecuencia de la propia
defensa de Miguel, pero, al provocarle varias fracturas la acción de Ovidio, debe permanecer inactivo
durante noventa días.

65. Dos ladrones.- En una calle oscura, Juan asalta a una anciana durante la noche; mediante el uso de
un arma que exhibe a la víctima, le requiere la entrega de su cartera y alhajas. La señora, temerosa,
junta rápidamente todos sus valores y está por entregárselos.
Empero, en ese momento, llega Diego al mismo lugar y, antes que Juan -que no lo ha visto- se
apoderase de los objetos y escapara, toma una piedra pesada y la arroja contra la mano del ladrón, a
quien le hace caer su revólver; cuando se abalanza físicamente contra Juan, éste huye y deja allí el
revólver.
Cuando la mujer agradecía vivamente a Diego por su oportuna y valiente intervención, éste, tras
cerciorarse de que nadie lo viese, toma el arma dejada por Juan y exige a la anciana la entrega de todos
los valores. En ese momento llegan dos policías que detienen a Diego.
¿Cree usted que el análisis de la acción de Diego depende del momento en el cual se le hubiera ocurrido
asaltar él a la misma mujer, es decir, antes del ataque contra Juan, o después?
¿Cuál es, en fin, su solución del caso? Analice sólo la acción de Diego.
• Variante. - Diego a tacó a Juan con su amigo Ernesto; éste no participó, después de la conducta de
Diego contra la anciana; rechazaba su acción interiormente, pero no pudo evitarla. En ese momento
llegan los policías. Analice aquí la acción de Ernesto.

66. El bebedor.- Arturo desea lesionar a Víctor. Como es un muchacho pusilánime y cobarde, decide
beber para darse valor. Horas más tarde, y en especial estado de ebriedad, agrede a Víctor con una
botella poniendo en peligro su vida. Víctor es atendido en un sanatorio y, luego de una peligrosa
intervención, consiguen salvarlo; se restablece a los quince días. Durante el proceso, se comprueba que
Arturo no había obrado en estado de total inimputabilidad, pero que tampoco había actuado en pleno
dominio de sus facultades.

67. Aguas contaminadas.- Fernando Altamirano -un ex químico argentino que se halla internado en un
sanatorio por graves trastornos mentales- se fuga del sanatorio y, tras adquirir un tóxico en una
farmacia, contamina fuentes termales de la provincia de Mendoza. De inmediato bebe de esas aguas
repitiendo a los que lo rodean que es un iluminado y que nada puede ocurrirle. Cuando sus cuidadores
lo encuentran, Altamirano había sufrido una fuerte intoxicación.

• Variante.- Supóngase que Altamirano hubiera escapado del sanatorio merced a la colaboración del
enfermero Vieira; y, en este caso, que:
a) Vieira lo hubiese hecho sin otro fin que el de complicar la situación de un superior jerárquico que
está en malas relaciones con el director del sanatorio.
b) Vieira lo hubiese hecho previendo que Altamirano pudiera hacer algo semejante, en razón de que ya
había cometido un hecho idéntico en otra ocasión.

• Nota.- Adelántese a estudiar por sí mismo aquellos temas cuyo conocimiento le parezca necesario
para resolver las variantes del caso.

68. Por una perla.- La señora de Mauro se entera que su marido tiene una amante, para la que ha
comprado una joya que guarda en la caja fuerte de su escritorio. El día del hecho, la señora entra en el
escritorio de su marido, que estaba trabajando y prorrumpe en reproches cada vez mayores hasta que,
fuera de sí, le pega con un bronce en la cabeza; el golpe produce la inutilización definitiva del ojo
izquierdo y otras lesiones. La víctima queda tendida en el piso, aunque con vida. La señora se tranquiliza
y, habiendo olvidado su rencor, llama a un plomero para que, con un soplete, haga abrir la caja fuerte.
Así consigue la joya que luego vende a un tercero. El marido es atendido luego en un hospital, en el que
se le practica una intervención quirúrgica. Por la noche, la enfermera que lo cuida se queda dormida y,
al no aplicarle el medicamento necesario, el paciente muere.
• Nota.- Suponiendo que los únicos herederos del señor Mauro fueran el padre de éste y la esposa
agresora, además de la cuestión penal, pregúntese lo siguiente: ¿tendría derecho la señora a suceder al
marido?; ¿podría ser excluida de la herencia?; ¿cómo se deferiría la herencia?

69. La mucama nueva. - El señor Sodor, padre de un varón de siete años, ordena a su nueva mucama,
Margarita, que encierre al niño en su habitación durante toda la tarde, como penitencia a su última
actitud desobediente. En ese momento, mientras el niño se entretenía en la calle, jugando con unos
compañeros, estaba en su habitación, esperándolo, un pequeño amigo de su misma edad, hijo de una
vecina. A los pocos minutos, cuando éste quiso salir de la habitación, encontró la puerta cerrada con
llave. La nueva mucama, que aún no conocía a la familia, había creído dar cumplimiento a la indicación
del señor Sodor. El niño Sodor vuelve a la casa al anochecer. Los padres de su amiguito, a esa altura, ya
habían hecho una denuncia ante la seccional de policía, porque el pequeño había desaparecido de la
casa sin avisarles. Aclarados los hechos, los vecinos querellan al señor Sodor y a su mucama.

70. Los obreros.- Dos obreros, empleados de una empresa constructora, tienen bajo su cuidado diversas
herramientas de la empresa. Como la empleadora se atrasa tres meses en el pago de los sueldos,
aquellos obreros renuncian a su trabajo y buscan empleo en una fábrica. Cuando se les reclama las
herramientas, se niegan a devolverlas hasta tanto no se les pague lo adeudado.

71. Los indios.- En una región santafesina, vive apartadamente una antigua tribu indígena de
costumbres muy regulares que, sin embargo, celebran el fin de año con una pelea a muerte librada
entre los dos hombres que se tilden de mayor vigor. Así lo hacen desde hace años con la mayor
naturalidad. En diciembre del año 1985, un grupo de gendarmes sorprende a dos indios en lucha; pero,
cuando trataban de acercarse, había ya triunfado uno sobre el otro. El indígena victorioso, ante su
sorpresa, es procesado por duelo.

72. La calle oscura.- Mario llega a su casa de noche, tras atravesar una calle oscura. En los últimos días
había recibido continuas amenazas. De pronto, al ver salir de entre las sombras a un hombre que hace
un movimiento similar al de quien extrae un arma, se adelanta y le da muerte de un disparo. Luego se
comprueba que la víctima no portaba armas.

73. El viejo tío.- El viejo tío de Juan ha muerto. Este cree ser el único heredero y prende fuego a uno de
los cuadros más valiosos de la masa hereditaria, porque le recordaba un dramático episodio. Finalmente,
se comprueba que la herencia había sido atribuida íntegramente a un tercero mediante testamento
ológrafo que este tenía en su poder.

7 4. Divorcio.- En una audiencia celebrada con motivo de un juicio de divorcio entre Raquel y Ricardo, la
mujer comienza a proferir insultos contra familiares de su marido, sin que los hechos que motivaban las
ofensas guardaran relación con el proceso civil. Los parientes de Ricardo querellan a la mujer por
injurias. En el proceso penal, aduce que se hallaba justificada a proferir las ofensas, porque lo había
hecho durante un acto correspondiente a una contienda judicial; amparada, en fin, en su derecho de
defensa.

75. Práctica de tiro.- Un grupo de soldados practica maniobras en un campo militar. Un pelotón se
disponía a practicar tiro en un sector lindero a una estancia privada cuando uno de los soldados,
estudiante de derecho, advierte al oficial que la línea de tiro abarca la zona privada y que algún animal
de los que estaban allí podía resultar herido. El oficial ordena igualmente que comience el ejercicio,
luego de garantizar que, en todo caso, él respondería por los daños. Precisamente el soldado que había
advertido del peligro al superior, alcanza mortalmente a un caballo con el primer disparo.

76. Los náufragos.- Miguel Alende y Alberto Wenz deciden realizar una excursión por el lago Nahuel
Huapi. La lancha en la que viajan sufre una seria avería y naufraga. Consiguen hacerse de un pequeño
bote de goma y de un salvavidas; pero, a la media hora, advierten que el bote ya no resiste a los dos.
Resuelven entonces que uno siga en el bote y el otro se coloque el salvavidas, y acompañe a la marcha,
nadando lentamente. Cuando faltaban algo más de dos kilómetros para llegar a la costa, el bote termina
de romperse. Ninguno de los dos sabe nadar lo suficiente como para recorrer un trecho tan largo sin
ayuda del salvavidas. Así es como comienzan a pelearse para conseguirlo hasta que Miguel, apenas más
fuerte que su amigo, lo arrebata de un golpe y consigue alejarse. Alberto muere ahogado. Cuatro horas
más tarde, Miguel llega a la costa, sumamente extenuado.
• Variante.- Suponga ahora que el bote de goma se hallaba en la lancha, y que no era de ninguno de
ellos, pero que el salvavidas era de propiedad de Alberto.
Resuelva esta variante, según las siguientes circunstancias alternativas:
a) Alguien le había quitado a Miguel su salvavidas en el momento del naufragio.
b) Miguel había dejado su salvavidas en tierra, porque le parecía ridículo colocárselo.

77. Enamorado.- Hace tiempo que Gustavo se siente atraído por Carmen, pero ésta le ha suplicado,
repetidas veces, que deje de seguirla. Ante su negativa, Gustavo la espera una noche a la salida del
trabajo y -por la fuerza- consigue tener acceso carnal con ella. En el proceso, Gustavo declara que había
supuesto que, después del hecho, Carmen accedería a casarse con él.
78. Taller mecánico.- El mecánico de un taller se niega a entregar un automóvil a su dueño hasta que
éste le pague lo que le adeuda por tareas de reparación. El dueño, que era abogado, le dice que no tiene
derecho a quedarse con el vehículo y que el dinero debe reclamarlo judicialmente. El tallerista le
contesta que no le interesa saber si está actuando según la ley o no, sino que sólo le importa cobrar su
deuda rápidamente.
• Nota.- Analice también la conducta del abogado (se trata, respecto de él, de un caso difícil).

79. El pobre perro.- Eduardo Muro quiere dar muerte al perro de Paulina de Mendoza, por las continuas
molestias que le causa. Una mañana, Eduardo mata al animal de un disparo, sin darse cuenta de que el
pobre can había sido atacado por la rabia, y que estaba a punto de atacar a dos pequeños que se
hallaban jugando en el lugar.

80. El hermano mayor.- En la noche del 12 de setiembre, Julio, de 18 años, persuade a Sara, su prima,
de sólo 11, de que lo acompañe a mirar el mar. Espera poder seducirla allí. En el trayecto, se encuentran
con Pablo -hermano mayor de Sara-, quien los acompaña hasta la playa. Al no poder conseguir lo que
deseaba, Julio se marcha, y espera tener más suerte al otro día.
• Variante.- Pablo llega a la playa cuando el muchacho estaba realizando actos impúdicos sobre la niña,
sin haber tenido aún acceso carnal.

81. El tren en marcha.- Aldo aturde a Fernando con una almohada en el compartimiento del tren donde
viajan, para arrojarlo luego en estado de inconsciencia, por una ventanilla. Sin embargo, la muerte de su
amigo se produce por asfixia, como consecuencia de la primera acción.

82. Peón de campo.- El peón de campo Gonzalo quiere hurtar un cordero que pertenece a la cría de su
patrón. Al abrir la puerta del establo, sale a su encuentro el capataz, quien al advertir sus intenciones, lo
denuncia.

83. Padre desnaturalizado.- Ernesto Pilares quiere matar a su hijo ilegítimo, de tres años, abriéndole las
arterias. A fin de no oír el llanto del niño, que está durmiendo, decide suministrarle primero morfina,
para poder hacer aquello después. El niño muere como consecuencia del narcótico.

84. ¿Aborto terapéutico?.- La señorita Angélica se dirige al consultorio de su médico Quiroga, quien le
ha asegurado que, en caso de que quedara embarazada, le practicaría un aborto. Allí comprueba
precisamente que estaba encinta. Le ofrece a su médico una alta suma de dinero si practica el aborto sin
dar cuenta a nadie. El médico acepta realizar la intervención, pero cobrándole por honorarios no más de
la mitad de la suma ofrecida. El día del hecho, habiendo comenzado la intervención, Quiroga comprueba
que, debido a una debilidad orgánica, la muchacha no habría podido resistir con vida el proceso de
gestación. Preocupado por el peligro, consuma la intervención y le salva la vida.

85. No tan pequeña.- Rodríguez cree que la joven Marta, a quien desea, tiene 14 años de edad. El día
del hecho, tiene acceso carnal con la muchacha, quien se dispuso a ello voluntariamente. La joven tenía,
en realidad, 16 años.

86. La disputa.- Juan tiene una seria disputa con su cuñada Susana. Esta le prohíbe que vuelva a entrar
en su casa. Juan le asegura que lo hará de todos modos. Días después, sin que volvieran a hablarse y
estando en alto estado de ebriedad, Juan, creyendo entrar por una ventana lateral en casa de Susana, lo
hace en un viejo depósito de mercaderías ubicado al lado de la casa, que era de un tío. Susana ruega a
su tío que denuncie a Juan y lo querelle criminalmente; y él así lo hace.

87. El disparo inocente.- Eduardo quiere matar a su amante María, que está conversando con él en su
habitación. A tal fin, toma un arma de su escritorio y comienza a limpiarla delante de ella. En un
momento, creyendo aquél que el arma estaba aún descargada, se le escapa un proyectil con tal suerte
que da en María y, precisamente, ésta muere.

88. Golpes suficientes.- A Daniel Cubillas le ofrecen una elevada suma de dinero para que dé muerte a
Gabriel Corro. Luego de algunas vacilaciones, Cubillas acepta. El día del hecho, con el propósito de fingir
un accidente de trabajo, golpea fuertemente a Gabriel, a fin de arrojarlo luego debajo de una máquina.
Sin embargo, la muerte se produce en el momento de golpearlo.

89. La competencia desleal.- Alberto, que practica lanzamiento de bala y jabalina en un renombrado
club alemán, es uno de los mejores atletas del país. Sin embargo, encuentra su mayor rival en Gerardo,
deportista de la misma institución. Como desea llegar a ser el mejor lanzador para ser designado como
integrante de una representación deportiva que viajaría a Bombay, resuelve eliminar a Gerardo durante
una jornada de práctica, simulando un accidente. El día del hecho, ya decidido, estando Gerardo a unos
veinte metros de él, detrás de un cajón de gimnasia, se dispone a arrojarle una bala; pero, cuando
tomaba ya el impulso necesario, advierte que Gerardo, a su vez, intentaba también eliminarlo. Alberto
sigue adelante con su acción, mata a su rival, y evita con ello su propia muerte.

90. ¿Inimputable?.- Fabián, hombre robusto y bien formado, guarda serios rencores contra Pablo, joven
de mediana estatura. Una noche, cuando Pablo marchaba hacia su casa, Fabián lo ataca con un bastón
pesado, con intención de matarlo. Luego de varios golpes -que habían dejado inconsciente a Pablo-
Fabián sufre una grave perturbación de la conciencia que le impide comprender la criminalidad de su
acto. En ese estado, enloquecido, descarga cuatro últimos golpes que acaban con la vida de su enemigo.
Al otro día, se presenta en una comisaría y relata todos los hechos.

91. ¿Matrimonio ilegítimo? -Rubén Fleje contrae matrimonio con Cora García, el 28 de diciembre de
1979. A los dos años, la mujer abandona a su marido y viaja a Francia, donde se radica definitivamente.
A fines de 1985, Rubén traba relaciones con Ana Rodríguez, ocultándole que es separado. A los seis
meses, contraen matrimonio. La familia García denuncia por bigamia al marido de Cora. En el proceso se
comprueba que Cora García de Fleje había muerto en París, el 2 de febrero de 1986, víctima de un ac-
cidente. Rubén, y los padres de la mujer, lo ignoraban.

92. El vecino.- Dos malvivientes intentan llevarse por la fuerza a una mujer de veintidós años, con miras
deshonestas. Un vecino, que observaba el hecho desde su ventana, e impresionado por los gritos y
tenaz resistencia de la joven, dispara cuatro veces, las dos primeras "al aire" -que no producen efecto
intimidatorio-, y las dos restantes "a matar'', con la intención de detener el rapto; con tal fortuna que la
mujer sufre una herida en su brazo derecho, y los agresores se dan a la fuga.

93. Recaudador.- Joaquín Reyes sabe que todas las noches, en la estación de ómnibus cercana a su
domicilio, en el último viaje de la jornada, llega un recaudador de donaciones para entidades de
beneficencia. Joaquín planea esperarlo a la llegada del ómnibus para abordarlo en los fondos de la
estación, en un lugar donde nunca hay gente, y apoderarse así del dinero que el cobrador llevaría en su
portafolios. El día del hecho, Joaquín ve que, en el ómnibus en que esperaba ver llegar al recaudador,
éste no había viajado. Se retira, entonces, contrariado.
• Variante.- El recaudador llega en ese ómnibus, pero:
a) Hay muchas personas cerca del lugar donde Joaquín quería asaltar a su víctima, por ese motivo teme
ser descubierto y se retira.
b) Cuando iba a atacarlo con arma blanca, en los fondos de la estación, Joaquín advierte que el
recaudador está armado, y no sigue adelante.
c) Joaquín alcanza a amenazar a su víctima con un arma, pero antes de que ésta le entregara el
portafolios, un policía detiene a Joaquín.

94. Un grupo provocador.- En un instituto privado de enseñanza superior, han desaparecido, en


repetidas ocasiones, altas sumas de dinero. Las autoridades sospechan de uno de los estudiantes cuyos
antecedentes policiales lo hacían aparecer como el autor de los hechos. Resuelto a aclarar la situación,
un grupo de empleados monta un complejo dispositivo por el que provocarían un nuevo robo, de
parecidas circunstancias a los anteriores, sorprendiendo al autor in fraganti delito.
El día del hecho, habiendo sido instigado a realizar un nuevo asalto por una de las jóvenes que
participaban en el ardid, Pedro Cárdenas, aquel estudiante, es sorprendido en la administración,
durante la noche, tratando de apoderarse de los sueldos de los empleados. Posteriormente se
comprueba que Cárdenas no había tenido relación alguna con aquellos hechos anteriores.

95. El niño muerto.- El amante de Clara decide eliminar al hijo de ambos en el momento en que nazca,
con el propósito de ocultar la deshonra de la mujer. Para ello, se introduce en la sala de partos y, en el
momento en que era extraído del cuerpo de la madre, estrangula al naciente. Posteriormente se
comprueba que el hijo había muerto antes del parto.

96. La cocina sin gas.- Alicia desea matar a su madre, de sesenta años, quien ha quedado paralítica a
raíz de un accidente automovilístico. El día del hecho, decide encerrar a la anciana en la cocina de su
propia casa, atando la silla de ruedas y dejando abiertas las llaves del gas. Cinco horas más tarde, el
jardinero de la casa, alarmado por los gritos de la pobre mujer, corre hacia la cocina y la encuentra con
vida. Aclarados los hechos, se comprueba que esa mañana la zona de la casa de Alicia había sido
afectada por un "corte de gas", que duró hasta el día siguiente. Alicia, extremadamente torpe, no lo
había advertido.
• Variante.- Suponga ahora estas otras circunstancias:
La casa recibía gas, pero:
a) Alicia no advierte que la "llave de paso" estaba cerrada, y sólo abre las llaves de los hornillos.
b) La anciana alcanza a soltar la silla, la acerca hasta la cocina y cierra las llaves, que funcionaban
perfectamente.

97. Encerrado en el hotel.- El señor Alvarez, que disfruta de unas vacaciones en Miramar alojado en un
hermoso hotel, entra por error, durante la noche, en una habitación que no era la suya. La mujer a la
que verdaderamente le correspondía la habitación, viendo entrar en ella al señor Alvarez, y, creyendo
que se trataba de un ladrón, cierra con llave la puerta y se apresura a llamar al encargado del hotel. Pero
el intruso, al recordar que había olvidado sus cigarrillos, salió de la habitación, tranquilamente, usando
sus llaves -que también abrían esa puerta-, sin darse cuenta de lo sucedido.

98. En la pared de hielo.- Un andinista, que está escalando una empinada pared de hielo, advierte que
su compañero, con el que está atado, ha perdido equilibrio, y que, probablemente, caerán los dos hasta
la Laguna de los Témpanos, ubicada trescientos metros más abajo. Esto implica una muerte segura para
ambos. El andinista corta entonces su soga, y su amigo, que se mantenía por ella resbala
vertiginosamente por el hielo sesenta metros. En forma milagrosa, el andinista consigue frenarse ante
una roca, y sólo sufre heridas menores.
99. Galpón cerrado.- Julio González supone erróneamente que en un garaje se encuentra el automóvil
de Diego Mendoza, del que desea apropiarse. Una noche, se dirige hacia el garaje y, cuando trata de
forzar la cerradura de la puerta con una ganzúa, advierte que no podrá romper un candado que asegura
la puerta y se retira.

100. La fuga.- Juan alquila una casa contigua a un presidio, donde su hermano mayor está cumpliendo
una condena para cuyo cumplimiento faltan aún tres años. A fin de facilitar la fuga de su hermano, Juan
comienza la excavación de un túnel. Al llegar al muro del presidio, comprueba que éste era mucho más
sólido de lo que suponía, y que no podrá romperlo. Decide entonces retirarse, y esperar el cumplimiento
de la condena.

101. El matador del fusil de precisión.- Refugiado detrás de unos arbustos, Gastón espera a que Marcos
pase por un camino que corre a unos 50 metros de su posición, para matarlo. Cuando Marcos pasa por
el lugar, Gastón toma posición, le apunta y centra la imagen de su enemigo en su mira telescópica. Pero,
cuando ya está listo para accionar el gatillo, no se atreve a disparar; baja entonces su arma, y Marcos
sigue andando. Un policía, que alcanzó a ver lo sucedido, lo detiene.
• Variante.- El policía detiene a Gastón en el momento en que levantaba el arma.

102. Vendar a la víctima.- Juan hiere mortalmente a su hermano Enrique, pero enseguida se arrepiente
y decide salvarlo. Aplica entonces un vendaje elemental en su herida y lo lleva rápidamente a un
hospital de la zona, donde logran detener la hemorragia. Enrique se repone en sesenta días.

103. Desayuno.- Daniel quiere matar a Enrique. A tal fin, envenena el desayuno de su enemigo; mas,
cuando éste se hallaba a punto de tomar la taza, Daniel decide impedir el hecho, y arroja una piedra
sobre la taza, que se rompe. Una astilla de vidrio se incrusta en el párpado de Enrique, que sufre
lesiones leves. Enrique querella a su enemigo.

104. Médico de cabecera.- Con el fin de convertirse en único heredero, Jorge -afamado médico-
suministra a su hermano, a quien atiende por una fuerte enfermedad bronquial, una dosis mortal de
veneno, que haría efecto en dos horas. A la hora y media, arrepentido y agobiado por remordimientos,
prepara rápidamente un medicamento que le suministraría a su hermano como antídoto. Jorge ignora
que la víctima acaba de devolver el veneno a consecuencia de una reacción estomacal. El contraveneno
que Jorge da a su hermano le provoca precisamente la muerte.

105. El hijo de la señora Weiss.- El criado de la señora Weiss encierra al pequeño hijo de ésta en la
cocina de la casa, dejando abierta la llave del gas. Al rato, creyendo erróneamente haber sido
descubierto por el ama de llaves, el mucamo corre desesperadamente hacia la cocina, y salva al niño
cuando éste estaba ya al borde de la muerte. Cuando la madre del niño se entera de lo sucedido,
denuncia al criado a las autoridades policiales.
• Variante.- El mucamo salva al niño, sin advertir que el ama de llaves lo había descubierto
efectivamente.

106. Remedio para los nervios.- El doctor García proporciona a Soledad, a su ruego, un eficaz abortivo
que interrumpirá su embarazo en dos días. Antes de retirarse del consultorio, la joven pide al médico
que le proporcione algún remedio para sus estados nerviosos. El médico le hace ingerir, allí mismo, unas
pastillas que, casualmente, neutralizan el efecto del abortivo. A la semana, la mujer vuelve al
consultorio y dice al médico que aún sigue embarazada. El doctor García, al no poder explicarle lo
sucedido, le aconseja consultar a otro especialista. Posteriormente, Soledad cambia de idea, y decide
tener el hijo.

107. Arrepentimiento de un sicario.- Diego le ofrece a Manuel una muy elevada suma de dinero para
matar a su esposa -a la de Diego-.
Manuel sorprende a la mujer en el dormitorio y, tras la primera puñalada-que sólo causa, sin embargo,
heridas leves-, pudiendo aún concretar fácilmente el homicidio se arrepiente, asiste a la mujer a
restablecerse, y huye.
Manuel devuelve a Diego, mediante cheque que envía por correo, el anticipo que había recibido.
¿Cómo debe ser juzgada la conducta de ambos?
• Variante.- ¿Se modificaría el caso si Diego hubiera persuadido a Manuel de que matara a su propia
esposa (a la de Manuel) si las demás circunstancias permanecieran invariables?
108. Los sobrinos nietos.- Juan y Esteban quieren heredar a José, hermano del abuelo paterno de ambos,
enfermo de cáncer. Juan, el más listo y dominante, aconseja a su hermano Esteban que induzca a aquél
a suicidarse, dando por seguro que José lo despediría con un bofetón, y redactaría inmediatamente un
testamento por el cual designaría a él como único heredero. Esteban entiende que la idea no es mala y
habla con su tío abuelo explicándole que su vida ya no tiene sentido, y que no habrá nada mejor que
eliminarse. Esa noche, José se envenena.
• Nota.- Como ejercicio complementario, resuelva si Juan y Esteban tienen derecho a la herencia,
supuesto que José no hubiese hecho testamento alguno -como ocurre en el caso- y hubieran ocurrido
del mismo modo las demás circunstancias.

109. La inductora.- Juana, que atraviesa serios apremios económicos, pide a su amigo Aníbal que le
preste su viejo colectivo para poder ejercer allí la prostitución. En un principio, Aníbal se niega; pero
ante la insistencia de la mujer, accede. Juana ejerce efectivamente la prostitución en el colectivo.
• Nota.- Probablemente, usted considere delictiva la conducta de Aníbal; en ese caso, ¿qué habría que
decir acerca de Juana, que lo ha inducido a ayudarla?

110. Tirador convencido.- Andrés persuade a Víctor de que mate a Juan. Por creer erróneamente que su
amigo le pagaría por ello, Víctor dispara sobre la pretendida víctima, con tal suerte que hiere
mortalmente a José, que estaba muy cerca de Juan.
• Variante.- Cuando se dispone a cometer el hecho, Víctor confunde a José con Juan y mata a José,
creyendo cumplir con el encargo de Andrés.

111. Ganzúa.- Héctor cede a Marcelo su ganzúa para la realización de un robo. El día del hecho, tras
intentar inútilmente abrir la cerradura, Marcelo consigue franquear la puerta con ayuda de un
instrumento distinto.

112. Los rateros.- En una aglomeración, un ratero sustrae la cartera a un transeúnte. Mientras tanto, su
compinche, cuya presencia aquél ignora, se apuesta en un lugar próximo, por solidaridad profesional,
con el fin de provocar, de ser necesario, un tumulto bajo el cual pueda aquél actuar con mayor facilidad.
Sin embargo, el compinche no precisa realizar esta conducta; el ratero logra sin problemas el
apoderamiento de la cartera ajena.

113. Llave falsa.- Brígida penetra en un edificio con una llave falsa, e incita a Gustavo, desde un balcón,
a cooperar en la sustracción de las cosas situadas en un departamento. Gustavo supone que la puerta
ha sido abierta con la llave legítima, que habría sido hurtada por Brígida, a su dueño, dos días antes; él
interviene con Brígida en el apoderamiento de $ 10.000, un cuadro y un libro del siglo XVIII.

114. La escalera.- Juan convence a Diego y a Andrés para que se apoderen de un cuadro muy valioso
que está en el museo de la ciudad. La noche del hecho, Diego y Andrés se dirigen a un jardín contiguo al
museo. La única entrada franqueable es una ventana de la parte superior del edificio. Para llegar a ella,
Diego se encarga de sostener una escalera por la que sube su compañero, quien, después de penetrar
silenciosamente por la ventana, avisa a Diego que aparte la escalera. Una vez que está en el interior del
museo, Andrés toma erróneamente otra obra de menor valor y hace señas a su amigo, para indicarle
que ya tiene el objeto buscado y que debe colocar nuevamente la escalera. Diego le obedece, pero
cuando Andrés comienza a descender, el primero mueve inoportunamente la escalera y su amigo cae
desde varios metros. Andrés se lesiona gravemente, en tanto el cuadro se destruye.
115. Pretexto de defensa.- En un pequeño pueblo del interior, Jorge desea matar a Ernesto. Cree que lo
menos comprometedor será provocarlo de tal manera que origine de su parte una agresión tan intensa,
que convierta en necesario, para evitarla, quitarle la vida. Consulta así su plan con su amigo Juan-agente
policial- pero éste lo reprende gravemente; Jorge se despide y le asegura que no llevará adelante su
plan. Al día siguiente, sin embargo, Jorge espera a Ernesto a la salida de su trabajo; cuando lo encuentra,
comienza a injuriarlo gravemente, lo abofetea y finge retirarse del lugar. Ernesto toma un cuchillo y se
dirige sobre Juan, quien -tal como lo había planeado- extrae su revólver; pero, antes de apuntar,
advierte que había olvidado cargar el arma. En ese momento, cuando Ernesto ya estaba sobre él,
reconoce que a no más de veinte metros se encuentra su amigo Juan y le grita: "¡Juan, mi plan falló, va a
matarme, defiéndeme!". A tal fin, Juan extrae su pistola y da muerte a Ernesto que ya estaba sobre
aquél. Posteriormente, denuncia a Jorge.

116. En defensa de un amigo.- Andrés y Juan están practicando tiro en un alejado polígono de la ciudad.
En un momento, Andrés advierte que acaba de llegar Pedro-amante de la esposa de Juan- quien se
dispone a disparar contra su amigo. Andrés, sin llegar a advertirle a su amigo el riesgo, le grita: "¡Juan,
dispara contra Pedro, está a diez metros a tu izquierda!". Oído esto, Juan dispara instantáneamente y da
muerte a Pedro sin sospechar que su víctima se disponía, a su vez, a matarlo.

117. Hermanos de caza.- Dos hermanos, Patricio y Diego, el primero con un arma de gran alcance y
Diego con una carabina, salen de caza en las cercanías de un campo de su familia. En un momento, a no
más de cincuenta metros del lugar, Diego ve a su padre con quien nunca llevó buenas relaciones.
Sabiendo que su hermano no podría reconocerlo, a causa de su miopía, lo induce a matarlo, haciéndole
creer que se trata de Carlos, quien no hacía mucho tiempo lo había injuriado públicamente. Patricio
dispara al momento y, en principio, sólo logra herir a su padre. Enfurecido por no haber matado a su
supuesto enemigo de una sola vez, Patricio descarga su arma hasta terminar con él.

118. Sordera.- Matías sabe que Agustín padece de una grave enfermedad auditiva. A fin de que se
agravara la enfermedad, ruega a Emilio que le dé una paliza a su enemigo, bajo el pretexto de que ha
injuriado gravemente a ambos, y que él no se atrevió a pelearle. Emilio, que desconoce la verdadera
situación, castiga fuertemente a Agustín, quien pierde definitivamente toda su capacidad auditiva, a
consecuencia de la agresión.

119. Totalmente dominada. -Gabriel determina a su amante Graciela, fácilmente influenciable y


vinculada sexual y psicológicamente por completo a él, a matar a su marido, bajo la amenaza de
abandonarla. Le procura el veneno, le da las indicaciones exactas, y vigila la ejecución del hecho, que es
concretado en todos sus detalles.
• Variante.- Suponga, en cambio, que Gabriel ha persuadido a Graciela de que mate a su esposo; y que,
en lugar de veneno, le da un arma de fuego. Las demás circunstancias permanecen inalteradas.
120. Director de sanatorio.- El doctor Zárate es director de un sanatorio de enfermos mentales. Posee
sobre ellos una notable influencia. Cierto día, tras una seria disputa con una de las enfermeras, Zárate
induce al enfermo más peligroso a que tenga acceso carnal violento con aquélla. Le asegura que su
mejoría requiere que emplee toda la fuerza que sea necesaria para concretar el hecho. Poco después,
facilita las cosas para que el enfermo pueda encontrar sola a la enfermera. Al otro día, la joven es
hallada muerta, con signos de haber sido violada. Durante el proceso, Zárate confiesa lo que hizo, pero
asegura que no había pensado en un desenlace fatal.

121. Póquer en Tigre.- Dos hombres se hallan jugando póquer en una isla de Tigre. Uno de ellos advierte
que, a pocos metros, un viejo enemigo duerme plácidamente bajo el sol. Sabiendo que su compañero es
un sicario profesional, capaz de matar por simple gusto, y que va armado a todas partes, lo persuade de
probar su destreza con el arma contra quien toma sol. El sicario asiente, dispara, y mata al enemigo de
su compañero, sin conocer las razones verdaderas de éste; ambos huyen a otra isla.

122. Consejos de padre.- Sebastián induce a su hijo ilegítimo Esteban, de tres años -fingiendo que le
enseñará a nadar-, a arrojarse a una pileta que apenas tiene treinta centímetros de profundidad. El niño
muere por fractura de cráneo, tal como el padre lo había imaginado.

123. Cazador miope.- Ernesto y Pedro salen de caza. En un momento, Ernesto ve a más de cuarenta
metros a su enemigo Raúl, e induce a Pedro, que sufre de miopía, a disparar sobre un supuesto ciervo.
Pedro dispara y mata a Raúl. Casualmente, Raúl estaba a punto de disparar sobre Ernesto.

124. Enfermos mentales.- En un psiquiátrico, el enfermo Miguel desea matar al paciente Luis. La
dirección del sanatorio se preocupa de mantenerlos separados. En una ocasión, Luis transita por el patio
en el que Miguel pasea con otros enfermos. El guardián Roberto, interesado en la muerte de aquél y
creyendo que Miguel lo estrangularía, se limita a tocar en los hombros a Miguel y a mostrarle a Luis.
Como un autómata, el enfermo se arroja sobre su rival, pero sucede que es Luis quien vence a Miguel, y
lo mata.

125. Consejos de médico.- El médico Sánchez induce a su paciente Esteban a suicidarse, sobre la base de
que está afectado de una enfermedad incurable que lo consumirá en pocos meses. Esteban se arroja
bajo un automóvil. Posteriormente se comprueba que Esteban no estaba enfermo, y que el médico
conocía la falsedad de su diagnóstico.
• Variante.- El médico creía erróneamente que Esteban padecía de una tan grave enfermedad.

126. El amante sincero.- Rodrigo quiere deshacerse de su amante. A tal fin, le hace creer que no puede
casarse con ella y que la única solución es morir juntos. Ella acepta. Rodrigo vierte entonces, en dos
copas de delicado vino, unos polvos de color blanco. Cada uno toma la suya. La mujer muere a
consecuencia de haber ingerido una fuerte dosis de veneno. Rodrigo, en cambio, sobrevive; en su copa
no había vertido más que azúcar.

127. Médico de confianza. - Emilio quiere envenenar a Francisco. Para ello, le pide a un médico amigo
que le facilite una receta con la que pueda adquirir el tóxico en una farmacia. El médico, que conoce el
plan, accede. Cuando Emilio se dirige a comprar el producto, con el fin de no comprometer a su amigo,
intenta adquirirlo sin mostrar la receta, y el farmacéutico, efectivamente, le vende el medicamento sin
hacer reparos, aunque era preciso exhibir receta para adquirir aquel producto. Emilio envenena final-
mente a Francisco, dos horas más tarde.

128. Los supuestos gerentes. - Dos amigos, Juan y Tomás, fingen ser gerentes de distintas empresas
para conseguir la firma de Marcelo en un desventajoso contrato. Marcelo es engañado de acuerdo al
plan y el dinero obtenido lo disfruta totalmente Tomás, tal como lo había pactado con su amigo.

129. Descarga eléctrica.- Carlos induce a Ignacio a que toque el timbre de una casa antigua, persuadido
de que el viejo equipo se halla averiado y que matará a Ignacio por descarga eléctrica, tal como había
sucedido días antes con un transeúnte. Ignacio lo hace; pero no muere, porque las autoridades habían
cortado la corriente eléctrica del edificio.
130. Los enemigos.- Julián y Emilio quieren matar a Marcos.
El primero envenena la comida de su víctima, con un producto que ocasionará la muerte en pocos días.
A la mañana siguiente, Emilio sin saber de la acción de Julián, dispara con arma de fuego contra Marcos
a corta distancia, pero sólo lo hiere superficialmente y huye. Marcos es llevado rápidamente a un
hospital, pero, a causa de la debilitación producida por el veneno, la hemorragia resulta fatal.

131. Guardabosques a salvo.- Pablo, creyendo que Carlos desconoce la situación real, induce
inútilmente a éste a disparar hacia donde está el guardabosques, con el pretexto de que se trata de una
pieza de caza. Carlos, que se da cuenta de sus intenciones, lo denuncia.

132. Colgado de una viga.- Ernesto Juárez, joven estudiante de medicina, se ha enterado de que padece
una enfermedad que acabará con él en pocos meses. Días después, nace en él la idea de intentar el
suicidio. Proyecta así colgarse de una viga de la habitación de la residencia universitaria en la que vive.
Comenta a Rafael, su mejor amigo, cuál es su situación, y el triste final que espera darle; le ruega
también que le ayude en la ejecución del hecho.

Luego de serias discusiones, Rafael, respetuoso de la decisión personal de su amigo, accede a cumplir
con el pedido de aquél. De tal modo, Ernesto sube a una silla, ata una soga a su cuello y, al momento en
que hace una seña a su amigo, éste retira la silla. Ernesto muere en el acto, tal como estaba planeado.
• Variante.- ¿Qué ocurriría si, intentado el hecho, la viga se rompiera y Ernesto no muriese?

133. Lance de esgrima.- Julián y Matías se aprestan a practicar esgrima. Los muchachos han dejado en
sus armarios la careta protectora; mas, como el vestuario se halla lejos de la sala y carecen del tiempo
suficiente para ir a buscar a aquéllas, deciden hacerlo sin protección. En un momento, Julián alcanza
desafortunadamente, con la punta de su florete, la región orbitaria derecha de Matías, como
consecuencia de lo cual éste suelta su florete, lleva su mano al lugar lesionado de su rostro y, tras
deslizarse sobre la pared, junto a la que estaba, golpea su cabeza contra la saliente de un zócalo, con tal
suerte que muere a causa de una subluxación vertebral.

134. Incidente de narcosis.- Durante una operación, el doctor Klein emplea erróneamente cocaína para
anestesiar a un niño, en lugar de novocaína, como lo hacían recomendable los principios de la ciencia
médica. El paciente muere por efecto del narcótico. Durante el proceso, el dictamen pericial afirma que
posiblemente -con alto grado de probabilidad- el paciente habría muerto aun cuando se le hubiera
aplicado novocaína (narcótico científicamente indicado) porque se comprueba que la víctima era un
niño a quien no se le había reducido la glándula timolinfática.

135. Tifus.- En una región del norte se ha desatado una epidemia de tifus. Algunas personas han muerto
contaminadas por beber agua. Marisa, Tatiana, Rodrigo y Manuel son turistas que están dando una
caminata por allí. Los muchachos saben de la epidemia, pero, para no alarmar a sus amigas, no les
comentan nada sobre la situación. También saben que tomar agua del lugar puede ser peligroso, al
menos si no es previamente hervida. Durante un descanso, Manuel sirve un vaso de su caramañola=-
que contenía agua del lugar-para Tatiana, Rodrigo y él mismo. Marisa prefería beber una gaseosa que
llevaba consigo. Manuel sirve el primer vaso, y se lo alcanza a Rodrigo para que se lo dé a Tatiana; así lo
hace su amigo. Luego, aquél sirve el segundo vaso para Rodrigo. Y, finalmente, el propio Manuel bebe el
último vaso.
Tatiana y Rodrigo mueren contaminados. Manuel corre serio peligro de muerte, pero es asistido
eficazmente en el hospital y sobrevive.
Durante el proceso, Manuel declara que tanto él, como Rodrigo, creían que un solo vaso de agua tenía
que ser inocuo.
• Variante.- Mueren Tatiana y Manuel, y sobrevive Rodrigo.

136. Pelos de cabra.- El gerente de una fábrica de pinceles recibe un fardo de pelos de cabra. Sin
ordenar la previa desinfección, como correspondía, lo entrega a un capataz para la elaboración. Dos
obreros, que trabajaban en la preparación de los pinceles, contraen carbunclo y fallecen al poco tiempo.
Posteriormente se comprueba que el procedimiento de desinfección normalmente empleado e indicado,
habría sido acaso ineficaz para evitar la muerte de los obreros, puesto que, en otras dos fábricas
adquirentes de fardos del mismo origen, se habían producido accidentes análogos, a pesar de que
habían sido observadas todas las reglas de desinfección indicadas.

137. Peor el remedio que la enfermedad.- Felipe se halla al cuidado de su abuelo enfermo. El médico le
ha recetado un producto de posología delicada para las características del enfermo. El medicamento
sólo se expende bajo receta. Felipe adquiere el primer frasco mediante la correspondiente receta. Luego,
consulta al médico acerca de si el abuelo debe seguir el tratamiento con aquel producto, a lo que éste
responde positivamente; y le extiende una segunda receta. Consumido el contenido del segundo frasco,
Felipe decide por sí mismo continuar dándole al abuelo ese remedio. Al comprar el tercer frasco, le dice
al farmacéutico que no recuerda donde ha guardado la receta médica, y que le venda el producto
igualmente, por ser de suma necesidad. El farmacéutico así lo hace. El abuelo muere a consecuencia del
tratamiento. Posteriormente, se comprueba que el médico habría extendido una tercera receta, si
Felipe se la hubiera pedido. Del dictamen pericial resulta, sin embargo, que el suministro de tal
medicamento era contraindicado para ese enfermo, ya desde la primera dosis.
¿Cómo deben ser juzgadas las conductas de Felipe, del médico y del farmacéutico?

• Variante.- Felipe actuó desde el primer momento con la esperanza de que el tratamiento resultara
mortal.

138. Limpiaparabrisas.- El limpiaparabrisas del automóvil de Marcelo se ha descompuesto durante el


viaje de regreso a su casa. Precisamente en ese momento comienza a llover. Marcelo disminuye la
velocidad de 50 km/h a 30 km/h; pero sigue su marcha. La tormenta es cada vez más fuerte. Reduce
pues la velocidad a 20 km/h y baja la ventanilla de su lado para intentar ver el frente, asomándose por
ella. Como el procedimiento le da seguridad, aumenta nuevamente la marcha, hasta 40 km/h. En un
momento, al asomarse por la ventanilla, no alcanza a ver al motociclista Rodrigo -recién detenido en el
camino de circulación, a consecuencia de un desperfecto de su moto-, y lo embiste con la parte
delantera derecha del automóvil. Rodrigo muere.
• Variante.- A Marcelo lo acompañaba Francisco, quien iba asomado por la ventanilla de la derecha.
Francisco alcanza a advertir el peligro 20 metros antes del impacto, pero, queriendo que Marcelo se
viera en problemas judiciales, no le avisa. Durante el proceso, son comprobados todos los hechos, pero,
además, el dictamen indica que el sistema de frenos del automóvil de Marcelo, muy probablemente no
habría permitido una frenada a tiempo en el supuesto caso de que Francisco le hubiera avisado.

139. De contramano.- El conductor de un automóvil circula de contramano, por el lado izquierdo de una
calle cuyo tránsito (en la dirección permitida) está atascado. Así, logra superar a unos cuarenta
conductores que estaban delante, y que se mantienen avanzando lentamente, a la espera del
desatascamiento. El infractor avanza, sin embargo, a no más de 40 km/h, consciente de que circula de
contramano. En un momento, un niño se cruza imprevistamente a recoger una pelota caída del lado
izquierdo de la calle. El conductor no alcanza a frenar lo suficiente; lo atropella, y el niño muere.
Resuelva el caso según las siguientes alternativas:
a) El niño cruzó desde el lado derecho y, tras pasar a la fila de autos atascados, fue golpeado por el auto
y muerto.
b) El niño bajó a la calzada desde el mismo lado izquierdo, donde estaba jugando con sus amigos.
• Nota.- Si usted considera que la resolución del caso depende de circunstancias de hecho más
concretas de las que explica el planteamiento, dé soluciones alternativas, según tales circunstancias
hipotéticas.

140. Muerte en el polígono.- El banderillero de un polígono de tiro da la orden de prohibición de fuego y


se retira del foso donde debe marcar los impactos. Cuando aquél sale de su puesto, Juan, tirador de
gran experiencia, con el fin de matarlo, le dispara dos veces, con tal suerte que uno de los proyectiles
rebota en la arista de una pared cercana al banderillero y se desvía doscientos metros, fuera del
polígono, y da en un niño, que muere en el acto. Al ver esto, el banderillero sufre un ataque al corazón,
y muere.

141. Paracaidismo 1.- Un automovilista corre por una zona montañosa a más de 130 km/h. En
determinado momento, embiste a un paracaidista que cae sobre la ruta casualmente y muere éste a
consecuencia del golpe. El conductor, que sufre gravísimas heridas, sobrevive milagrosamente.

142. Representación teatral.- El oficial de policía Jacinto Ramírez, que asiste a una representación
teatral, deja su pistola, cargada, dentro del bolsillo de su abrigo, que entrega en el guardarropa. El
empleado Carlos, con el fin de hacer una broma, coloca la prenda a un compañero de trabajo, con tal
suerte que la pistola se dispara, y su amigo muere.

143. Los agresores.- Dos ladrones atacan a Jacinto. El más robusto de ellos estaba armado con una
pistola de guerra. El otro, con un bate de béisbol. Jacinto extrae un matagatos de su valija, y dispara
contra el primero, de tal modo que, sin embargo, lo defectuoso del arma hace que el disparo, mortal,
alcance al agresor más pequeño. Al ver esto, el más robusto huye.

144. Suicida.- Horacio Sánchez cuida un paso a nivel del Ferrocarril General Roca, en el que cruza una
ruta provincial. En el momento en que estaba a punto de pasar un rápido, Horacio levanta
equivocadamente las barreras. Sandra, que conducía en ese momento su automóvil por la carretera que
cruzaba la línea ferroviaria, advierte perfectamente lo que sucede, y tiene suficiente tiempo para
detenerse. Empero, Sandra, que era una mujer de actitudes suicidas, decide entonces, en lugar de
frenar su vehículo, acelerarlo de tal modo que fuera arrollada por el tren, aunque prevé que puede
ocasionar un desastre. El maquinista, al ver lo que está por ocurrir, intenta frenar el convoy, pero no
puede evitar el choque y el tren despide al auto a 20 metros, quedando éste partido en dos. La máquina
y el primer vagón descarrilan. Sandra y el maquinista mueren.
¿Cómo debe ser juzgada la conducta del guardabarreras?
• Variante.- El maquinista muere, pero Sandra sobrevive.
Analice aquí, también, la conducta de Sandra.

145. Ambulancia.- José Tojo, que conduce y custodia la ambulancia del hospital municipal, es avisado
1
Caso de Jaime E. Malamud Goti
por su esposa de que lo han llamado para que vaya con urgencia a recoger a un enfermo grave. Días
antes, Tojo había recibido un llamado análogo que resultó ser una broma de su amigo Fabián Pilares.
Cuando intenta llamar personalmente a uno de los dos números de teléfono del hospital, para
cerciorarse de la seriedad del requerimiento, la línea está ocupada. Decide entonces marcharse,
persuadido de que su amigo no habría de estar haciéndole semejante broma nuevamente. Al salir, Tojo
circula a gran velocidad y con la sirena a todo volumen. Al llegar a un cruce que indicaba luz roja para la
dirección de Tojo, y verde para la transversal, Tojo sigue su camino confiado en que sería oída la sirena.
En ese punto, sin embargo, un automovilista -que creyó oír la sirena detrás de su vehículo- acelera su
marcha y choca fuertemente contra la ambulancia. El automovilista muere y Tojo sobrevive. También
esta vez la llamada era falsa.

146. Los camioneros 2.- Diego y Manuel trabajan juntos en obras de construcción del llamado "cinturón
ecológico". Entre ambos, se turnan para conducir el camión y recolectar unas señales que pertenecen a
la Dirección Nacional de Vialidad, y que deben recoger. Las señales están al costado de la ruta, sobre la
banquina, o en otros sectores más alejados del camino.
En un momento, deben entrar a un sector apartado de la ruta, unido a ésta por un camino lateral de
tierra; Diego conduce el camión en este momento y Manuel-al igual que lo hacía su compañero cuando
le tocaba recolectar las señales-va viajando afuera del camión, sobre el estribo, tomado de la puerta.
El camino tiene algunos pozos; pero no hay tránsito por allí, pues el lugar pertenece a Vialidad y sólo
entran camiones, o salen, de modo ocasional. Al calzar la rueda delantera derecha en uno de los pozos
del camino, Manuel cae del estribo, con tal suerte que la rueda trasera derecha pasa sobre él, y muere.
• Variante.- Sobre la base de los mismos hechos exteriores del caso anterior, suponga ahora que Diego
hubiera tomado el pozo ex profeso, a fin de que Manuel cayera y muriera tal como efectivamente
sucedió.

147. Llegada tarde.- José, operario de una fábrica, se encuentra en una situación económica
desesperante. Su empresa, que impone una disciplina muy rígida, le ha advertido que sería suspendido
la próxima vez que llegase tarde a su puesto de trabajo. Debido a ello, José -que nuevamente se ha
levantado media hora más tarde de lo necesario-decide cruzar corriendo la avenida por la que circula el
ómnibus en el que debe viajar. El se halla a mitad de cuadra y el semáforo indica luz verde para el
tránsito. En ese momento, Carlos -que conduce su auto a más de 50 km/h debe realizar una maniobra
brusca para evitar atropellar a José, a consecuencia de lo cual rompe la vidriera de una frutería y lesiona
gravemente a dos clientes del lugar.

148. La vieja escopeta.- Juan intenta agredir a Bernardo con un cuchillo. Este toma entonces una
antigua escopeta, que supone descargada, y finge accionar el gatillo para asustar a su agresor. Un
disparo se escapa ante el asombro de Bernardo, y Juan muere.

149. Chofer.- El prófugo González obliga al conductor de un taxi que encuentra desocupado, mediante el
empleo de un revólver, a viajar a una velocidad desenfrenada. El conductor se representa seriamente la
posibilidad de atropellar a alguien a causa de la velocidad, pero, dado que ve muy alterado a González y
que, en todo caso, confía en poder evitar cualquier accidente merced a su destreza, sigue el rumbo que
indica el prófugo y a la velocidad que éste requiere. En una curva cerrada, sin embargo, la pericia del

2
El planteamiento está inspirado-como otros de este libro-en un caso de nuestra jurisprudencia. Debo a un interesante
trabajo de selección de fallos de la estudiante Claudia Costa el haber conocido el precedente judicial que motivó el caso.
chofer no es suficiente para evitar que atropelle a una niña, que queda paralítica como consecuencia del
accidente.
150. Un raro accidente.- Durante los carnavales de 1986, tres estudiantes viajaban con una camioneta
en la ruta de Tartagal a Vespucio. Se entretenían con arrojar bombas de agua a los automóviles y
peregrinos que encontraban en el camino. Uno de los muchachos, dueño de la camioneta, conducía
lentamente para que sus compañeros pudieran trabajar con comodidad. De los otros dos, uno se
encargaba de llenar las bombas de agua con un sifón, y el tercero, finalmente, de arrojarlas. Una de las
bombas fue a dar contra el parabrisas de un ómnibus que se dirigía en sentido contrario. La violencia del
impacto fue tal, que una astilla del parabrisas alcanzó en la aorta al conductor del ómnibus, quien, poco
después de detener su vehículo, murió desangrado.
151. Por un caballo.- Juan conduce a más de 140 km/h por una ruta en la que suele haber gran cantidad
de animales dispersos, riesgo que era advertido por carteles especiales que indicaban, además, no
superar la velocidad de 90 km/h. En el momento en que un caballo se cruza en su camino, Juan no
puede evitar estornudar en forma violenta en tres oportunidades y embiste al caballo. A consecuencia
del impacto, vuelca su automóvil. Julia, que iba a su lado, sufre serias fracturas y debe ser internada du-
rante noventa días. El caballo, que pertenecía al estanciero Uzandi, murió instantáneamente a causa del
choque.

152. Pareja en lucha.- Víctor se abalanza sobre Martina con un revólver para matarla "a quemarropa".
La muchacha agredida alcanza a tomarse de los brazos de Víctor, y ambos comienzan a forcejear.
Durante la lucha:
a) Casualmente, la mujer acciona el gatillo y Víctor muere.
b) Casualmente, la mujer acciona el gatillo y se mata.
c) Martina logra quitarle el revólver a su agresor, y lo mata.

153. Comida caliente.- Diana encuentra perdido y seriamente accidentado a Hernán, en un frondoso
bosque. Le prepara entonces comida caliente, lo orienta para salir de allí, y se retira, convencida de que,
más tarde, Hernán podrá recuperarse y regresar por sus propios medios. Hernán, débil y enfermo,
muere a los pocos días sin lograr salir del lugar.

154. Bajo un arbusto.- Tomás atraviesa un bosque y a pocos metros de su camino yace inmóvil, sin
conocimiento y tapado por un arbusto, un herido grave que aquél no puede ver al pasar, pero que, en
caso de haberlo visto, habría podido prestarle la ayuda necesaria para impedir su muerte, acaecida
horas después.
• Variante.- Resuelva el caso con las siguientes modificaciones:
a) Tomás ve al sujeto, pero cree que está durmiendo.
b) Tomás ve al sujeto, y se da cuenta de su gravedad; pero no atina a encontrar la manera de ayudarlo,
sin darse cuenta de que a media hora de caminata había un puesto sanitario en el que podrían haber
prestado un auxilio oportuno. Tomás sólo avisa al anochecer, al llegar al pueblo, lo que ha visto,
cuando ya era tarde para intentar un salvamento.

155. Los andinistas.- Pablo y Gabriel deciden escalar el Cerro Negro, de 2.000 metros de altura. Cuando
están a sólo 200 metros de la cumbre, Pablo -que daba seguridad a Gabriel- resbala, y cae unos 8 metros
llevando tras sí a su compañero, con quien estaba unido por la soga. A causa de la caída, Gabriel sufre
fractura de fémur, y pide a Pablo que regresen. Este observa su reloj y advierte que aún queda algo más
de media hora de luz para intentar el ascenso a la cumbre. Decide dejar a su compañero, entonces, en el
lugar, sobre la nieve, tras prometerle que, antes de oscurecer, estaría a su lado, y que al día siguiente le
ayudaría a emprender el regreso. Gabriel le hace ver que, si intenta la cumbre, cualquier error de
cálculo puede hacerle perder tiempo y no poder regresar hasta donde ahora están, antes del anochecer;
le insiste en que regresen y le ayude a llegar al refugio. Sin embargo, Pablo obra según lo había pensado.
Luego de hacer la cumbre, y muy cansado por el esfuerzo, Pablo regresa cuando la visibilidad era ya
mínima. Busca a su amigo durante hora y media, sin encontrarlo. Ya cerrada la noche, decide recostarse
entre unas rocas y esperar la luz del nuevo día para encontrar a Gabriel. A la mañana siguiente,
encuentra a su amigo muerto. La fractura le había impedido a éste mantenerse en movimiento y evitar
con ello morir por enfriamiento. Verdaderamente, antes del anochecer, Pablo habría podido cargar a su
amigo hasta el refugio cercano.
• Variante.- Resuelva estas variantes:
a) A la mañana siguiente, Pablo encuentra vivo a su amigo y lo ayuda a llegar al refugio; a consecuencia
del enfriamiento, se hace necesario amputarle una pierna.
b) En la hipótesis original, mientras Pablo hacía la cumbre, pasa un acampante que lo ve abandonado,
pero, por no demorarse en llegar temprano al refugio, no lo atiende.

156. Abandono.- La señora de Fernández decide dar muerte a su hijo de dos meses. Luego de algunas
vacilaciones, entiende que lo más acertado será dejar de alimentarlo. Cuando se dispone a practicar su
plan, no puede resistir el llanto del niño y abandona la casa. A los dos días, su hijo es encontrado aún
con vida por una vecina que le da la asistencia necesaria.

157. En la interbalnearia.- Marisa conduce su automóvil por la ruta interbalnearia, durante una mañana
de invierno. El tránsito es mínimo; en dos horas de marcha lenta, Marisa se ha cruzado tan sólo con un
camión y dos autos particulares, en tanto nada más que tres vehículos la han superado en su misma
dirección. En un momento, en forma por demás imprudente, se cruza en su camino un ciclista que
pretende tomar la ruta en sentido opuesto. Marisa no puede evitar atropellarlo, y sigue su camino,
confiada en que otro se ocuparía de asistir al muchacho, que ha quedado fracturado y con otras lesiones
no muy graves. Marisa temía que, si llevaba ella al muchacho a un hospital, se derivaran complicaciones
judiciales. Durante aquel día nadie más pasa por allí, y el muchacho muere desangrado.
• Variante.- El muchacho es hallado aún con vida al día siguiente, pero una avanzada infección hace
necesaria la amputación de una pierna.

158. Ladrón de autos.- Rodolfo Martínez, padre de familia, se entera, por casualidad, que su hijo de 15
años piensa robar un auto durante la noche. Nada hace Martínez para evitarlo, y su hijo realiza el hecho.

159. Dos niños de caza.- Dos muchachos salen de caza en el campo. Manuel, uno de ellos, sufre un
accidente con su propia arma. Andrés, su compañero, corre en busca de ayuda en momentos en que
encuentra a un médico absorbido por la pesca, a quien le cuenta lo ocurrido. Este le responde que está
gozando de sus únicas vacaciones, y que seguirá pescando, no sin antes explicarle al pequeño cómo
podrá atender a su amigo. Andrés regresa desconsolado sin poder impedir la muerte de Manuel,
ocurrida horas después. El médico habría podido prestar una ayuda eficiente.

160. Ladrón de estancia.- Durante la noche, Felipe repele con arma de fuego el repentino ingreso de un
ladrón que lo amenazaba con un revólver, exigiéndole dinero, y su automóvil. El hecho sucede en el
casco de la apartada estancia de Felipe. El agresor queda herido en las afueras de la casa. Fundado en
que él ha actuado, a su juicio, en su legítimo derecho, Felipe decide dejar al ladrón herido sobre el
campo, y avisar sólo al día siguiente a las autoridades. Sin embargo, al amanecer, el ladrón ha muerto.

161. Paseo en bote.- Juan y Diego salen en bote de paseo. Juan es un experto nadador. En cambio,
Diego no sabe nadar. En un momento, Juan empuja a su compañero al agua, desde la pasarela del bote.
Luego de un par de minutos, Juan se da cuenta de que Diego no sabe nadar, al verlo en desesperados
intentos para sobrevivir. Cuando iba a intentar el salvamento, el recuerdo de un lejano episodio de su
infancia lo afecta gravemente, y no puede impedir el permanecer inactivo.

162. Casona asegurada.- Para obtener el cobro del seguro, Jaime decide incendiar la vieja vivienda de
su padre. La madre se entera del propósito de su hijo cuando advierte que éste rocía con nafta el
edificio deshabitado; empero, pensando en la suma de dinero que les sería pagada, omite llamar al
servicio de extinción de incendios que estaba a sólo medio kilómetro de distancia, y que habría de llegar
justo a tiempo. Cuando las autoridades advierten el incendio, consiguen extinguirlo antes de que el
fuego se propague, pero resulta imposible salvar la vieja casa. El padre, que desconocía los motivos del
incendio, inicia el trámite ante la compañía aseguradora. Dos meses más tarde, Jaime y sus padres com-
parten el importe abonado. Posteriormente se descubren todos los hechos.

163. Cuñados en vacaciones.- Marcelo alquila una casa de vacaciones en Villa Gesell e invita a su cuñado
Francis a pasar allí un fin de semana. Cierto día, por la mañana, Francis sale de paseo e
involuntariamente deja encerrado a Marcelo que dormía profundamente en su habitación. Horas más
tarde, cuando advierte que su cuñado había quedado encerrado, viejos rencores lo mueven a no ir en su
auxilio y regresa a Buenos Aires. Cuatro días después, Marcelo es liberado por unos vecinos.
PARTE IV

CASOS DE EXAMEN

1. El bombero García.- El bombero García se halla en el cuarto piso de un edificio que arde en llamas,
desde hace seis horas. Ha colaborado en el rescate de cinco personas, y podido sobrevivir sólo merced a
estar provisto de un traje protector especial y una máscara de oxígeno.
En ese lugar encuentra a un niño a quien no le quedan muchos minutos de vida si permanece allí. El
descenso por las escaleras es casi imposible sin elementos de protección para el niño, porque los
escalones y paredes arden ya íntegramente; partes del edificio se han derrumbado.
El bombero puede salvarse a sí mismo, si desciende velozmente, sólo en virtud de su equipo especial.
Reflexiona acerca de si no será preferible intentar arrojar al niño por la ventana, pero, al no ver
elemento de protección alguno, advierte que el resultado mortal es altamente probable, sea que arroje
al niño, sea que lo baje por las escaleras.
En tales condiciones, y luego de serios titubeos, decide arrojar al niño, dado que, si bajaba con él-
reflexiona-, podía volvérsele sumamente difícil su propia salvación, toda vez que el niño pesaba 45 kgs.
Así las cosas, arroja al muchacho por la ventana. El niño muere al sufrir una descarga eléctrica,
producida por el roce con un cable de electricidad, que se había desprendido de una pared caída. El
golpe que luego recibe el cuerpo fue amortiguado ligeramente por el césped, y hace dudoso afirmar qué
habría sucedido si el niño no hubiera muerto por la descarga eléctrica.

Dos minutos más tarde, el bombero García llega a la planta baja, luego de sufrir gravísimas heridas, pero
sobrevive. Al reponerse, y reintegrarse a su trabajo, advierte que el superior había elevado un informe
desfavorable a su respecto, toda vez que, del otro lado de la casa que ardía, una brigada había elevado
una escalera para facilitar el descenso de las víctimas, por la que habría podido descender con el niño
sin problemas. ·

2. Sentenciado a muerte.- En una cárcel militar, hay dos soldados recluidos. Ambos son hermanos
gemelos. Uno de ellos ha sido sentenciado a muerte por sentencia válida; el otro a prisión perpetua.
Cada uno de ellos habría preferido tener la suerte del otro. El carcelero, confidente de ambos, de
desempeño correcto y corazón tierno, accede, ante la insistencia de los prisioneros, a cambiarlos de
celda durante la noche anterior a la ejecución. Al día siguiente, todo se desenvuelve como estaba
previsto, pero, segundos antes de la ejecución, el soldado autocondenado se arrepiente, se descontrola,
y comienza a gritar que no es sobre él que ha recaído la sentencia. Al oír esto, el carcelero, que iba a
presenciar la ejecución, corre desesperado hacia el oficial que debía dar la orden definitiva, pero ya era
tarde. Este, que no creyó en los ruegos del soldado y tampoco llegó a oír los gritos del carcelero, ordena
la ejecución. El pobre soldado muere.

• Variantes.- Resuelva el caso, también, según las siguientes variantes:


a) ¿En qué cambiarían las cosas si el ejecutado no se hubiera arrepentido?
b) ¿Qué ocurriría si, en lugar de tratarse de una prisión militar, y de una sentencia capital legítima, se
tratara de la cárcel (ilegítima) de unos anarquistas?

3. El padre y el hijo.- José ha decidido matar a Gustavo, su padre, de sesenta años. Ha concebido realizar
el plan durante un paseo en la montaña, que solían hacer durante las vacaciones de verano. Gustavo era
hombre de mucho dinero, aunque muy avaro con su hijo.
José se halla especialmente motivado por la herencia que habría de recibir si nadie sospechara de la
causa de la muerte o de su autoría.
El día del hecho, José, Gustavo y Adriana, novia de José, se hallan haciendo vivac cerca de una cumbre.
José ha contado a Adriana que ha concebido la idea de matarlo; ante la reacción crítica asumida por la
novia, no le dice que se ha resuelto a hacerlo efectivamente.
Por la tarde, cuando está próxima la puesta de sol, Adriana ve que José avanza agazapado en dirección
de Gustavo, que se halla al borde de una ladera mirando hacia el valle.
Efectivamente, José intenta empujarlo; pero su padre, que advierte repentinamente lo que sucede,
trata de resistir. A pesar de la edad de Gustavo, José no logra empujar a su padre fácilmente; ambos
forcejean junto al precipicio. José grita a Adriana que lo ayude; ésta ve que uno de los dos va a morir,
porque Gustavo (consciente de la situación y del peligro de muerte), trata ahora de acabar con la riña
arrojando al vacío a José ineludiblemente. Adriana corre y decide ayudar a José, dando al padre, entre
ambos novios, el empujón mortal.
¿Cómo deben ser juzgadas las conductas de José y de Adriana? Como ejercicio complementario,
resuélvase la cuestión atinente a si el juez civil de la sucesión de Gustavo puede tener a José por
heredero.

4. El pediatra bígamo.- Mártires está casado en primeras nupcias con Ana María. A los dos años, ésta
emprende un viaje sola al norte de la Argentina, a fin de reponerse del dolor producido por el
fallecimiento de su madre; entretanto, Mártires debe asistir a un congreso de pediatría infantil en
Londres. Ambos debían regresar a los veinte días, aproximadamente.
Transcurren seis meses y la mujer no regresa. Mártires agota los medios de búsqueda hasta que se
persuade de que su mujer habría muerto en un accidente de ómnibus que había ocurrido en Salta,
durante la época del viaje.
Sin embargo, el marido no inicia trámite legal alguno tendente a lograr la declaración de ausencia con
presunción de fallecimiento, influido acaso por un sentimiento de culpa que le hace asociar tal juicio con
un deseo inconsciente de que alguien diga si su mujer ha muerto efectivamente, y no sólo "a los efectos
legales".
En estas condiciones, inicia una relación de convivencia con Brígida -antigua amiga de Ana María-, y
contrae matrimonio con ella en la ciudad de Córdoba, cuando ya hacía cinco años de la ausencia de Ana
María.
Dos años más tarde, Brígida y Mártires tienen continuas discusiones que desgastan definitivamente la
relación entre ambos. Ni ella ni él, por ende, son felices viviendo juntos, pero Mártires teme a la soledad
y se opone repetidamente a que Brígida se vaya de la casa. Brígida no tolera a Mártires, pero no halla un
modo sereno para separarse y dejar de verlo.
Durante el almuerzo de un domingo, y tras la última discusión, Brígida mata a Mártires con un cuchillo,
en un acto de arrebato.
Brígida resulta procesada por parricidio. Durante el proceso, el defensor de ésta acredita que Ana María
vive en el norte argentino, cerca de una reservación indígena, y que, por tanto, el matrimonio celebrado
en Córdoba por Brígida y Mártires es nulo.
¿Cómo debe ser encuadrada la conducta de Brígida?
• Variantes.- lncorpore al caso mencionado las siguientes variantes (y luego responda la misma pregunta
recién planteada).
a) Conocimiento de Mártires de que Ana María vive efectivamente en Salta.
b) Conocimiento de ambos de que Ana María vive efectivamente en Salta.

5. El tercer intento.- En el lejano pueblo donde vive, Elba ha tenido dos intentos de suicidio. En esas
ocasiones, Ricardo, su marido, la ha salvado de la muerte, merced a una rápida y eficaz asistencia.
Muchas veces, sin embargo, se ha preguntado Ricardo si intervenir en esos casos e imponerle al prójimo
el "seguir viviendo" es una actitud compatible con el respeto a la autodeterminación del hombre. Una y
otra vez cambió de opinión a ese respecto; empero, a pesar de que su preocupación por este problema
moral era anterior a la manifestación de las tendencias suicidas de su esposa, a la hora de enfrentarse a
ese problema en concreto, ha optado por salvar la vida de su mujer. En esa actitud de Ricardo han
influido los reclamos de su amante Lucía, pero de modo contrario a lo pretendido por ésta, quien le ha
exigido en reiteradas ocasiones que se deshiciera de Elba, aunque fuese matándola.
En la noche del suceso, Elba ha ingerido una dosis mortal de medicamentos y, cuando Ricardo lo
advierte por casualidad, Elba le ruega que esta vez no haga nada por obligarla a vivir y extender sus
padecimientos; que respete su decisión. Ricardo se halla esta vez más contrariado que en las anteriores,
en las cuales Elba había intentado el suicidio en su presencia, sin ocultárselo; esta vez, en cambio, se ha
enterado por verdadero azar. Y no lograba responder, de un modo cierto a la pregunta: "¿qué debo
hacer?". Durante sus cavilaciones, no llegó a recordar siquiera los ruegos criminales de su amante. Mas,
sin llegar a resolver el problema moral en el plano abstracto, decidió irse, de todos modos, de la casa; y
al volver, al tercer día, Elba había muerto.
• Variantes. - Plantéese ahora las siguientes hipótesis:
a) Cuando Ricardo dudaba acerca de cómo debía actuar, recuerda los continuos ruegos de Lucía; y sólo
entonces decide dejar sola a la mujer.
b) Cuando Ricardo dudaba acerca de cómo debía actuar, se forma la íntima convicción de que debe
respetar la decisión de su mujer; Y, sólo entonces decide actuar de ese modo.

c) Un vecino ve a Elba tendida en el jardín; entra a la casa a fin de auxiliarla y llega a tiempo para llamar
por teléfono a un sanatorio privado (unidad médica más cercana). Una ambulancia recoge a la mujer
y se le salva la vida, después de grave peligro. La mujer querella luego al vecino por violación de
domicilio; y a éste y a los enfermeros y médicos, por delito contra su libertad personal. (El sanatorio
demanda además civilmente y en forma solidaria a Elba, a Ricardo y al vecino, a pagar los gastos de
internación, que ascienden a una suma equivalente a U$S 3.000. Resuelva también este problema de
Derecho civil; aunque no será computado en su contra si el ejercicio se desarrolla durante un
examen).
d) En la variante e), la situación se modifica de este modo: cuando el vecino intentaba llamar al
sanatorio, llega Lucía a la casa por azar y corta las líneas de teléfono; en el pueblo, no hay otro que
funcione, y es imposible -ya ni siquiera para Lucía- intentar un salvamento de otro modo.

• Nota. -Además de resolver el caso con arreglo al planteo original y sus variantes, analice si su
respuesta se vería condicionada por la circunstancia de que las tendencias suicidas de Elba se hubieran
originado en el conocimiento de la infidelidad de su marido, o no.

6. La pócima.- Cristina es hermana de Martín, quien tiene un hijo de veinte años (predilecto de aquélla),
y una niña de sólo seis meses, nacida de un segundo matrimonio legítimo de Martín.
Cristina tiene una pasión tan enfermiza por su sobrino varón -aun cuando plenamente imputable-, que
concibe la idea de matar a la niña para que aquél sea único heredero de la muerte próxima de su padre,
que ha enviudado por segunda vez.
El día del hecho, quedando Cristina, por encargo de Martín, al cuidado de la sobrina, como tantas otras
veces, intenta dar de comer a la criatura una sustancia letal. Mas, como la niña rechazaba el alimento
por el sabor, fuertemente amargo, la tía añade a la pócima un componente dulce que evita el rechazo.
La niña muere.
Si usted fuera el fiscal, y se hallase ante una jurisprudencia plenaria que afirmara que el veneno no
agrava el homicidio por el mero hecho de haber causado la muerte, y supiera el fiscal, también, que esta
doctrina plenaria ha sido sentada ante un caso de envenenamiento de un bebé, generalizándose la idea,
común en la doctrina, de que los niños de corta edad no pueden ser víctimas de tal asesinato, sino de
homicidio simple, aunque se emplee veneno, ¿cómo encararía la acusación?
Resuelva también el caso como si fuera juez.
• Variante.- Resuélvalo, además, suponiendo ahora que la tía, tras el primer intento fallido con veneno,
matara a la criatura por estrangulamiento.

7. Bomba fatal.- Ignacio coloca una bomba en la casa de Juan, a efectos de dar muerte a éste, en el
momento en que el detonador automático se accione.
Antes de la medianoche -cuando operaría el mecanismo-, Ignacio se arrepiente del hecho, y vuelve en
dirección a la casa de Juan con el fin de desconectar el aparato sin que nadie se entere de lo sucedido;
pero, al advertir que no llegaría a tiempo para evitar la explosión, llama a Juan por teléfono, y le avisa
del riesgo. Juan abandona la casa apresuradamente y, pocos minutos después, su casa arde íntegra.
Sobre la base de estas circunstancias, se pregunta.
a) ¿Es punible la acción de Ignacio?
b) ¿Qué tipos penales entran en consideración?
• Variantes.- Resuelva el mismo caso, agregando las siguientes modificaciones:
a) A consecuencia del incendio posterior a la explosión, muere una vecina de Juan, que nadie sabía que
vivía en ese lugar.
b) Muere la misma vecina, conocida por todos, de quien Ignacio esperaba que, al oír la detonación,
huyera, aunque temía que su sueño pesado le impidiera huir a tiempo, lo que así sucedió
efectivamente.

8. Herencia frustrada.- Carlos ha sido designado único heredero de su tía Carlota, quien no tiene
herederos forzosos que le impidan testar válidamente del modo en que lo ha hecho. El testamento es
ológrafo, y está guardado en la caja de seguridad del banco del cual es cliente Carlos.
Diversas dificultades económicas van creando en el sobrino un apetito patrimonial cada vez más
irrefrenable.
Su empresa de máquinas de escribir de fabricación nacional ha sido definitivamente aniquilada por la
industria americana y japonesa, que han invadido el mercado de esta plaza.
La quiebra es inevitable; como también lo es el hecho de que la calificación de conducta de los
administradores de la sociedad (de la cual Carlos es presidente), será desfavorable por la existencia
cierta de diversas causales de quiebra fraudulenta.
A todo esto, el estado de su tía soltera es precario; la esposa de Carlos pasa buena parte del día en
atender a su tía política. Rencillas conyugales cada vez más frecuentes comienzan a debilitar también la
relación matrimonial de Carlos.
En tales condiciones, éste decide un plan macabro, que a él mismo le resulta atroz, y que es consciente
de que no lo habría admitido si la misma situación se hubiese planteado cinco años antes, cuando el
amor por su tía-hermana de su madre- no se hallaba perturbado por sus conflictos comerciales y
conyugales. Concibe así la idea de matar a la tía, con el propósito de heredarla y de evitar los cuidados
de su esposa.
El homicidio es encargado a un sicario que, milagrosamente, al disparar, no logra la muerte, sino que
deja ciega a la víctima. Esta no se entera nunca del origen del atentado; y sigue viviendo en casa de su
sobrino; atendida por la esposa.
¿Qué solución corresponde dar al comportamiento de Carlos y al del sicario?

9. La vengaza del anciano.- Quiroga tiene sesenta y nueve años. Su única hija, treinta y dos. Cuando
ésta tenía dieciséis años, fue violada por tres malvivientes de la región de Cuyo, donde vivía la familia
Quiroga. Durante diez años, el padre había procurado encontrar a los autores del hecho para vengar los
sentimientos de su hija, recorriendo pueblo tras pueblo, para dar con alguno de ellos o con todos. Sus
desvelos le permitieron averiguar, poco antes de cumplir sesenta y ocho años, el nombre de cada uno
de los delincuentes, dato éste que en el proceso judicial abierto en aquella ocasión había sido imposible
conocer.
Ocurre, empero, que Quiroga, vencido por los años, y enfermo, no puede cumplir personalmente el
hecho que ha imaginado durante años: matar a los tres violadores. En tales circunstancias, ofrece al
joven capataz de su campo la mitad de éste -lo cual equivalía a unas quinientas hectáreas-, a condición
de que lleve a cabo la venganza que ya no puede realizar él. El capataz accede -recordando aún lo
trágico de aquel hecho- y cumple el pacto, aceptando sólo la donación de unas diez hectáreas en las que
instala una pequeña granja.
¿Cómo se han vuelto punibles Quiroga y el capataz?

10. El novio ahogado.- Cristina decide persuadir a Romualdo –que mucho la quiere- de que dé muerte a
su ex novio Jacinto. Aunque conoce a Romualdo, desde hace dos meses, no sabe que éste se halla
afectado de serias deficiencias mentales que le impiden dirigir sus acciones conforme al valor en hechos
vinculados a delitos violentos, especialmente en los delitos contra las personas en su individualidad
física (vida, lesiones, etcétera), cuando se dan ciertas circunstancias fácticas vinculadas al tipo de
enfermedad mental que lo aqueja. Cristina sí conocía que alguna anormalidad mental lo afectaba, pero
creía que sólo con relación a delitos sexuales.
Lo cierto es que Romualdo acepta el encargo, persuadido erróneamente de que la amiga habría de
regalarle un cuadro valioso, como retribución por el cumplimiento de su deseo.
El día del hecho, Romualdo invita a Jacinto a pasear en su barco, sin que éste tenga sospecha alguna de
lo que sucede. En momentos en que se hallaban en aguas jurisdiccionales argentinas, lo arroja al agua;
aunque Jacinto sabe nadar, la corriente le impide llegar a la costa y muere ahogado.

En alta mar estaba navegando un deportista que advirtió los desesperados intentos de Jacinto, desde
doscientos metros, sin intervenir. A la semana siguiente, hallándose el deportista en la costa argentina,
es detenido por la prefectura, descriptos que fueron los sucesos por otro observador imparcial que
había intentado inútilmente el salvamento a nado.
Se procesa a Romualdo, a Cristina y al deportista; durante el proceso, los peritos dictaminan que
Romualdo se hallaba impedido de dirigir sus acciones y comprender su criminalidad con relación a los
hechos como el sucedido y que así habría sucedido -con probabilidad rayana en la certeza- en el
momento del acto.
Cristina se entera sólo entonces de que Romualdo tenía dificultades de comportamiento en los delitos
contra la vida.

• Variantes.- Resuelva el caso suponiendo que, a la inversa, Cristina cree que Romualdo es incapaz de
comprender la criminalidad del hecho y dirigir sus acciones respecto de los hechos contra la vida, y en
verdad los peritos explican que sólo tiene ese problema con relación a los delitos sexuales.

11. Accidente en la ruta 2.- Eduardo es conductor de ómnibus de una empresa que cubre el recorrido:
Buenos Aires, Miramar, Buenos Aires, por la ruta nacional 2.
Durante el verano de 1985/86, procura realizar la mayor cantidad de viajes, en razón de que la empresa
transportista ha previsto una retribución especial para quienes superen cierta cantidad. Ocurre que en
la tarde de un miércoles, en que Eduardo tenía día de descanso, la empresa requiere de los servicios de
dos conductores para la cobertura de un viaje "extra" (habían sido expedidos doblemente cinco asientos
de un viaje, y la transportista se hallaba dispuesta a fletar un micro para los cinco pasajeros quejosos).
Eduardo y Fernando -otro empleado de la transportadora-, ofrecen su asistencia para cumplir el
trayecto. Fernando conduce el vehículo hasta la primera parada; de allí, hasta la siguiente, lo haría
Eduardo, y así sucesivamente, hasta cumplir cuatro etapas.

A la altura de Dolores, Eduardo -fuertemente agotado por un mes de excesivo trabajo- se adormece;
cuando Fernando lo ve caído sobre el volante, la reacción de éste es tardía para evitar un impacto
violento contra un camión que cruzaba la ruta a la altura de un pueblo cercano.
Del choque resultan muertos el conductor del camión, y cuatro pasajeros de los cinco que viajaban; el
restante transportado, Fernando y Eduardo, sufren heridas de distinta gravedad.
La maniobra de quien llevaba el camión había sido, en verdad, temeraria, en atención a que transitaba
con acoplado por transversal de tierra. Sin embargo, Eduardo cree -con razón en este punto-que si
hubiera estado atento habría podido evitar el infortunio. Advierte, empero, que la ubicación final de los
dos vehículos, y el lugar del impacto, pueden hacer atribuir toda la culpa al camionero muerto; y que le
convendría, pues, declarar de modo que el resultado del sumario pueda persuadir de su inocencia al
más avezado instructor. Con todo, piensa equivocadamente que su amigo Fernando también ha muerto,
y que, por tanto, el único testigo ocular posible es el pasajero sobreviviente. Este, en realidad, se hallaba
durmiendo en el momento del accidente, y no había visto detalle alguno relativo al hecho. Eduardo
decide, pues, matar a ese pasajero con una masa usada para el control de la presión de neumáticos.
Una antigua condena de inhabilitación, por un accidente algo diverso y que acababa de ser
íntegramente cumplida, fue la circunstancia decisiva de concretar este homicidio con la fundada es-
peranza de ser absuelto en el eventual proceso.
La declaración de Fernando, cuyo estado de sobreviviente había pasado inadvertido, en un principio,
para su amigo, motivó la confesión espontánea de Eduardo en todos los detalles reales.
¿Cómo debe ser juzgada la conducta de Eduardo? ¿Qué tipos penales entran en consideración?
¿Variaría el casi si, en verdad, Eduardo no se hubiese adormecido, ni hubiese tenido responsabilidad
alguna en el accidente, pero, creído de la posibilidad de una opinión contraria del testigo, le hubiese
dado igualmente muerte?

12. Un tropezón que es caída.- Marcelo ha olvidado su juego de llaves adentro del departamento que
alquila en Agüero y Santa Fe, en un tercer piso. Son las tres de la tarde de un domingo, y a las cinco
llegan a su casa algunos compañeros de estudio, uno de los cuales vive en Quilmes. De algún modo, se
dice a sí mismo, tiene que entrar a su departamento. Decide llamar a la puerta de tres vecinos, para ver
si las llaves de alguno de ellos abre su puerta. Los intentos fracasan; pero Miguel, uno de los vecinos ha
tenido una idea que a Marcelo le parece brillante.
La ventana del cuarto de Marcelo cerraba en ángulo recto con la ventana del living del departamento de
Miguel. Este le ofrece entonces que entrara a su casa y pasase desde la ventana de su living a la del
cuarto de Marcelo, que ha quedado abierta. El paso de un lado al otro es verdaderamente sencillo,
porque las dos ventanas son corredizas, de dos hojas, y, como es habitual en éstas, contra el mismo
ángulo cierra una hoja de cada ventana, que abre hacia el lado opuesto.
Sin embargo, cuando Marcelo intenta el cruce comete una torpeza notable. Para darse seguridad, se
toma de la hoja corrediza de su ventana y, al tomar impulso, precisamente la hoja se corre, Marcelo
tropieza, cae, y muere en el acto.
¿Cómo debe ser juzgada la propuesta de Miguel?
• Variantes.- Resuelva el caso según las siguientes hipótesis, que aumentan la complejidad del problema
teórico:
a) Miguel le ha propuesto esa solución, persuadido de que la torpeza de Marcelo tendría resultado
mortal.
b) Miguel tiene la misma confianza que en la hipótesis a), pero la ventana se abre, en este caso, con dos
hojas que van desde el centro hacia adentro. La distancia a superar con un paso es entonces mayor, y
requiere también mejor cuidado.

c) En la misma hipótesis de b), Miguel-además de proponerle a Marcelo la solución de pasar por la


ventana-le dice que lo ayudará teniéndole su mano izquierda. Era sólo un modo malintencionado de
darle coraje; si Marcelo llegaba a tropezar -como esperaba Miguel- era evidente que no podría ser
sostenido con sólo tenerlo de una mano. Marcelo tropieza del mismo modo que en los casos
anteriores; Miguel no le ha dado físicamente, ningún impulso que fuera más allá del que Marcelo dio
con su propio paso.
d) En la misma hipótesis de e), Miguel esperaba hacerlo caer a Marcelo cuando estuviera dando el paso
decisivo, a pesar de lo cual Marcelo tropieza antes del empujón, y la muerte se produce de la misma
manera que en los casos anteriores.
e) Igual que en d), pero Miguel llega a empujar a Marcelo, que cae y muere.

13. El guardavidas.- Ignacio es guarda vidas de un balneario en una playa de la costa sureña. Su puesto
de vigilancia limita entre un largo espigón de pescadores y el comienzo de un acantilado ubicado 200
mts más al sur.
Cierto día, en la zona ubicada más al norte del espigón, se halla en peligro de muerte un bañista que ha
ido a una zona particularmente riesgosa, donde un guardavidas tendría si no dificultades para nadar, sí
para rescatar a una persona sana y salva.
Ignacio ve de pronto, desde el espigón, el riesgo de aquel bañista; él no sabe que el lugar de custodia del
balneario va sólo desde el espigón hasta el acantilado, entiende que debe salvar al necesitado y se
dispone a socorrerlo.
Una admiradora de Ignacio, sin embargo, procura disuadirlo de su decisión; le dice que el lugar es
peligroso y que puede morir; y que, además, el bañista es el culpable de ir a una zona de "prohibición de
baño". Ignacio le responde que no puede atender a la gente en peligro, o no hacerlo, según que hayan
violado una "prohibición de baño"; que él está para socorrer a cualquiera en cualquier lado y que, por lo
demás, él no corre ningún riesgo con intentar el salvamento; y, sí logra colocar el salvavidas al bañista -
le aclara aún- puede llegar a traerlo.
En ese punto la muchacha corta la discusión tomando el salvavidas y rompiéndolo en tres partes con el
filo de una pala.
Ignacio intenta igualmente el salvamento, pero no logra traer al bañista a la costa; éste muere ahogado
luego de veinte minutos de lucha entre la vida y la muerte, en medio de la corriente.
Media hora más tarde, arriba un helicóptero que rescata al cuerpo, sin que éste pueda ser reanimado.
Ignacio vuelve a la costa.
• Variante.- Suponga que Ignacio, cuando Cristina intentaba disuadirlo, le hubiera hecho caso y sólo
hubiese arrojado y recogido "a mano" el salvavidas, tres o cuatro veces, infructuosamente, desde la
costa, hasta la desaparición del cuerpo del bañista.

14. El niño débil.- Zulema tiene veintidós años. Vive y trabaja en Buenos Aires, pero ha nacido en la
región selvática de una provincia.
En su pueblo, a los quince años, tuvo un niño -con serias deficiencias mentales-, tras una relación
incestuosa a la que la indujo su padre, episodio frecuente en aquellas poblaciones de donde era oriunda,
porque la promiscuidad familiar era un hecho impuesto necesariamente por la pobreza de los lugareños.
En Buenos Aires, conoce a Rafael y nace en ambos un decidido deseo de contraer matrimonio. El
pequeño hijo de Zulema, sin embargo, si bien no es un impedimento, es una dificultad innegable para
todo proyecto en común. Y algunas veces Rafael ha insinuado la conveniencia que implicaría que el niño
muriese. Una vez reclamó expresamente a Zulema que lo matara. Ello había distanciado a ambos
durante algún tiempo.
Cierto día -reiniciada la relación afectiva entre Zulema y Rafael-, durante un paseo por la costanera que
hacen los tres juntos, el niño ha sido descuidado por ambos, y se halla caminando peligrosamente junto
a la ribera. Si el niño cae, morirá ahogado inevitablemente. Sólo en ese momento la madre advierte cuál
es la verdadera situación de riesgo; corre apresuradamente a tomar al niño consigo, mas, cuando se
hallaba próxima a él, recuerda aquellas discusiones con Rafael, las continuas insinuaciones de que
atentara contra la vida de su hijo y, en esas condiciones, tiene la tentación de no asistirlo, con la
fundada esperanza de que muera ahogado. Entonces, se detiene y, efectivamente, el niño, que se
hallaba a tres metros, cae al río dos minutos después, y muere.
¿Cómo debe ser juzgada la conducta de Zulema y de Rafael?
• Variantes.- Resuelva el caso con arreglo a estas variantes:
a) Zulema se dirige a socorrer al niño cuando Rafael se adelanta, la detiene, y el niño cae y muere como
sucede en el planteo original.
b) Tanto en el planteamiento original, cuanto en la variante, resuelva el caso, suponiendo ahora que el
niño es asistido por una lancha de prefectura -no advertida por los novios-y sobrevive sin haber
sufrido lesiones.
15. El otro niño 1.- Julio González va a un lago, junto con sus dos hijos, Jorge y Horacio, de 9 y 11 años,
respectivamente.
Al rato, llega al lugar un amigo de Horacio, de nombre Carlos, de 10 años.
Los niños deciden bañarse en el lago, donde generalmente lo hacían, mientras el padre sigue pescando.
Julio dice a Carlos, el amigo de su hijo, que él va a estar controlando por lo que pudiera suceder, pero
que no se hace responsable de los riesgos; que mejor vaya a consultarle a sus padres, si puede bañarse
en el lago. Carlos le dice que sus padres ya lo han autorizado a hacerlo y que, por lo demás, nada
frecuentemente en ese lugar.
En un momento, Julio ve solamente la cabeza de dos niños que, además, nadan desesperadamente en
lucha contra la corriente. A primera vista, cree ver a unos 20 mts. a Horacio, y, un poco más allá, a Carlos.
En la creencia de que podría salvar sucesivamente a los dos niños que alcanza a ver, decide empezar por
quien cree que es el niño ajeno, Carlos, porque está más lejos y cerca del peligro de muerte. Una vez
que trae el niño hacia la costa, lo suficiente como para que hiciera pie, advierte que se trataba de su hijo
Jorge. Allí lo deja rápidamente y va en busca del otro niño que es verdaderamente Horacio. Pero ya es
tarde. Horacio es arrastrado por la corriente y muere ahogado. Carlos, en verdad, no había entrado
finalmente al agua.
• Variante.- Suponga ahora que, en realidad, el niño por él salvado hubiera sido efectivamente Carlos;
que Jorge no hubiera entrado al agua y que Horacio hubiese muerto tal cual las circunstancias del
planteamiento original.

16. El coleccionista 2.- Francisco y su amigo Pablo coleccionan armas de guerra que guardan en la casa
de éste último.
Cierto día, uno de sus habituales vendedores le advierte telefónicamente que tiene en su poder una
granada cuya compra puede interesarle. Francisco, creyendo que su mujer, esa tarde, iría a tomar el té
con un grupo de amigas, decide ir al negocio del armero, comprar la granada, e ir a la casa de Pablo, a
fin de obsequiársela.
Al estacionar su automóvil a dos cuadras de la casa de su amigo, desconcertado, ve que también el auto
de su esposa se hallaba guardado en ese mismo lugar.
Preso de una terrible sospecha, camina sin notarlo las dos cuadras que lo separaban de su destino, llama
repetidas veces a la puerta de la casa de Pablo, y, al no ser atendido, la derriba, sube enceguecido las
escaleras y entra in tempestivamente en el dormitorio, donde se encuentra a su mujer y a su amigo
durmiendo. Horrorizado, corre hacia la calle, se detiene frente a la ventana del cuarto, y arroja la
granada que causa la muerte instantánea de los adúlteros.
¿Cómo debe ser calificada la conducta de Francisco?

17. Un episodio en el campo.- Ernesto, de veintidós años, y Juana, de diecisiete, son hermanos, hijos de
Raúl y Zulema. Todos ellos trabajan como cuidadores de un campo, a 30 kms al sur de Santa Rosa, La
Pampa.
Juana -además de ocuparse de tareas de limpieza del casco del campo- cursa el tercer año de la escuela
en un colegio rural. En el verano de 1984/85, tiene relaciones sexuales con Felipe, un compañero de la
escuela que vive a 50 kms de su casa. En febrero de 1985, Juana comprueba que ha quedado encinta.
Durante el curso lectivo de 1985, Juana no asiste al colegio, oculta su estado de preñez a sus conocidos y

1
Caso de Ricardo Sáenz.
2
Caso de Mirna Goransky.
queda permanentemente en la casa de campo. Felipe conoce la situación, pero decide no ver más a
Juana, y continuar sus estudios en otra escuela.
Sólo Ernesto, Raúl y Zulema, además de Felipe, tienen conocimiento del embarazo.
Ernesto -que frecuenta ambientes en que el concepto de la virtud de la mujer está estrechamente ligado
a no tener contacto carnal, sino dentro del matrimonio- vive el embarazo de su hermana con extrema
vergüenza.
Los padres de Juana, algo mayores de edad, viven el momento de modo contradictorio; en parte,
desean que el niño nazca, en parte, también viven con angustia y culpa toda la situación.
De todos modos, cada uno habla con Juana según su criterio.
Ernesto le aconseja intentar un aborto. El padre sólo atina a rogarle que nadie se entere de lo sucedido.
La madre dice a su hija que espere al niño con amor, aunque la reprende continuamente por lo que ha
pasado. Juana, por su parte, quiere tener al niño, aunque nunca quiso a Felipe. Llegado el día del
nacimiento, la madre la asiste personalmente en el parto, con la ayuda de Ernesto. El padre ha ido al
pueblo más cercano, a ver al párroco.
Nacido el niño, segundos después de haber salido del cuerpo de la madre y antes de que fuera cortado
el cordón que unía al bebé con Juana, Ernesto sufre un momento de furia y, tras una sensación atroz,
decide apartar a Zulema de la criatura y hace ingerir a ésta un líquido que usaban en el campo para
matar hormigas. El bebé muere a los dos minutos.
¿Cómo debe ser analizada la conducta de Ernesto?

• Variantes.- Sobre la base de estas circunstancias, resuelva el caso con arreglo a estas variantes:
a) ¿Variaría la solución del caso si, en lugar de una decisión tomada en virtud de una sensación
relativamente momentánea, Ernesto hubiese planeado la acción durante meses?
b) ¿Variaría la solución del caso, con relación a la hipótesis original, si Ernesto, aun preso de los mismos
prejuicios que se relatan en el planteamiento, hubiese recibido, además, una suma de dinero para
realizar el hecho, de manos de Felipe?
c) ¿Variaría la solución del caso, con relación a la hipótesis original si, en lugar de realizar Ernesto la
conducta homicida, fuera la propia Juana la que hubiese estado predispuesta a matar a su hijo en ese
momento y con el mismo medio?
d) ¿Variaría la solución del caso, con relación a la hipótesis original, si, en lugar de realizar Ernesto la
conducta homicida, lo hiciera un partero extraño a la familia, pero conocedor de la situación,
asfixiando al niño a pedido de la parturienta?
e) ¿Variaría la solución del caso, con relación a la hipótesis original, si Ernesto, en lugar de usar tóxico
de hormigas, matara al niño a golpes, haciéndolo sufrir innecesariamente (pudiendo haberlo matado
por un medio menos lesivo), preso de iguales prejuicios y fuertes emociones?

18. Tratamiento antirrábico.- María y Enrique son esposos. Tienen un ovejero alemán que han cuidado
desde pequeño. Durante los primeros días del mes de setiembre de 1985, el perro muerde a su propia
dueña, a un sobrino de Enrique, y a otro niño del barrio.
La policía advierte a María que irá a buscar al perro para que sea estudiado y saber así si está atacado de
rabia.
El marido dice a su mujer que existen elevadas multas por no vacunar a los perros domésticos; y la
persuade de que den muerte al ovejero y, luego, adquieran otro perro idéntico, para entregarlo a la
policía cuando ésta llegue.

Así lo hacen; las autoridades analizan al nuevo can -creídos que se trata del anterior- e informan a todos
los afectados que el perro está sano. María -que había sido mordida por su perro aquella vez- continúa
su tratamiento médico. Los dos niños lo han interrumpido, por decisión de los padres respectivos.
Enterada de esto, María dice entonces a Enrique que, por lo menos, hay que avisarle a Ignacio, hermano
de Enrique, y padre de uno de los niños posiblemente afectados.
Enrique dice a su esposa que, desde luego, él piensa del mismo modo; y que dirá a su hermano Ignacio
toda la verdad.
Sin embargo, lo que Enrique dice a su hermano, es que le recomienda tratar al niño, porque algunos
médicos opinan que es dudoso si, de todos modos, no podría haber transmitido el perro alguna
enfermedad grave, especialmente a los niños.
El hermano de Enrique cree fantasiosa esta posibilidad, y piensa que si su hijo no ha mostrado hasta
ahora ningún síntoma, nada habrá de pasarle. Enrique le dice que él llevaría personalmente al menor
para continuar el tratamiento. El padre, Ignacio, no lo autoriza. Ante esta actitud, de todos modos,
Enrique no se atreve a decirle cuál es la verdadera situación, por vergüenza. A su vez, mantiene a su
mujer en la creencia de que su sobrino continúa el tratamiento y está fuera de peligro.
Entretanto, a los padres del otro menor, que había sido lesionado a los pocos días que el sobrino de
Enrique, ni María ni Enrique avisan de lo que puede suceder. Al poco tiempo, el sobrino de Enrique
muere afectado por la rabia. Inmediatamente, María, sin el conocimiento de Enrique, visita a los padres
del otro niño y les dice que el otro menor ha muerto de rabia. El pequeño, que está en peligro real, es
trasladado a un sanatorio especializado de Estados Unidos, donde es atendido y le salvan la vida.
¿Cómo se debe juzgar la conducta de María, Enrique y el hermano de éste, Ignacio?

19. Romualdo, el novio de Clara.- El novio de Clara, que es médico, se ha enterado de que ésta ha
quedado encinta. La mujer, de veintidós años, desea tener al niño, aunque procura no hablar del tema
con su novio, deseosa de no coaccionar la libre determinación de aquél, en favor de seguir con ella, o
abandonarla.
El novio, sabedor de las intenciones de Clara, la recrimina severamente. En ocasiones reiteradas, la
afrenta con dichos tales como que en modo alguno la ayudará si tiene el hijo; que la considera una
irresponsable; que no reconocerá a la criatura; que nunca confió en su fidelidad; que no puede
comprender cómo una mujer culta prefiere legarle a su hijo la pobreza económica que ella tiene, a
causar un aborto "responsable", etcétera.
El día del suceso, vuelven a discutir, y se produce un diálogo de suma agresividad, en el que Clara
insinúa, de algún modo, que estaban afectándola ciertas tendencias suicidas, después de lo cual,
Romualdo, también en lenguaje indirecto y figurativo, parece expresar que valora a esas tendencias
como positivas.
Tras este cambio de palabras, Clara se arroja por el balcón de su departamento, en un cuarto piso. Sufre
heridas gravísimas; pero no muere, y el estado de gestación tampoco se ha interrumpido. Clara continúa
embarazada, y nace su hijo a los siete meses.
La denuncia de tres vecinos -que oían continuas discusiones- origina un sumario en el que Romualdo
admite que lo declarado por los vecinos es cierto.
¿Cree usted que Romualdo ha realizado una conducta punible?
Si el planteo no fuese, a su juicio, suficientemente explícito en las cuestiones relevantes, introduzca las
modificaciones que considere decisivas y dé respuestas alternativas.
¿Es punible la conducta de Clara?
¿Qué tipos penales pueden entrar también en consideración en este caso?

• Variantes.- Ahora suponga estas dos variantes y responda las mismas preguntas:
a) Clara sobrevive, pero el feto muere.
b) Clara muere (en este caso, desde luego, analice sólo la acción de Romualdo).

20. Parto mortal.- Adriana -embarazada desde hace ocho meses, aproximadamente- llega a un hospital
de campo acompañada de su marido.
Ambos explican al médico de guardia que si bien el parto era esperado para los siguientes veinticinco
días, la mujer se hallaba sufriendo gravísimos padecimientos; y que quieren una opinión médica sobre el
estado de la situación.
Tras la revisión, el médico advierte que la madre no está en condiciones de soportar el embarazo, y que
el riesgo de morir en la siguiente quincena es altamente probable. No obstante, entiende que si
interrumpe el embarazo y provoca el parto en ese momento, el feto morirá inevitablemente.
Relatada esta circunstancia por el médico a un practicante del hospital, éste entiende que se debería
requerir la opinión de los esposos e interrumpir el proceso de gestación, para evitar la probable muerte
de la mujer.
El médico consulta a los padres, tras enterarlos de las circunstancias, y éstos le requieren que practique
la interrupción del embarazo, e intente luego salvar al hijo.
El médico les explica que ello violenta sus principios morales, y se niega a hacerlo. A los quince días, se
produce el parto y la madre muere. El nacido sobrevive, después de llevar a cabo difíciles tareas de
recuperación.
¿Es punible la conducta del médico? Agregue esta variante y resuelva la misma pregunta: el día del
parto, también muere el niño enseguida de nacer.
• Nota. - Para encarar la resolución de este caso, prescinda de la verosimilitud científica, desde el punto
de vista médico, de las circunstancias fácticas que relata el planteo; tenga por factible y cierto todo lo
que allí se dice.

21. El estudio de cromosomas.- Un médico obstetra, graduado en Córdoba, atiende en una clínica
privada, en La Matanza, provincia de Buenos Aires. Cierto día, concurre una de las pacientes cuyo
embarazo controla y le recomienda efectuar un estudio de cromosomas del feto, sobre la base de tener
sospechas de graves malformaciones celulares.
La mujer, de escasa cultura, pero relativamente adinerada, entiende que el estudio ha de ser un acto de
responsabilidad como futura madre, y emite cheque por la suma debida.
Cumplido el estudio, el médico afirma a la mujer que el futuro bebé, que está gestándose, ha de nacer
con serias deficiencias mentales, como consecuencia de un cromosoma excedente. En tales condiciones,
recomienda interrumpir el proceso de gestación, cuando transcurría la duodécima semana del
embarazo. La mujer, contrariada, pregunta al médico si recuerda cuál es la opinión de la Iglesia acerca
de la permisión de un acto de ese tipo; él responde que la Iglesia da una respuesta negativa, pero que la
ley permite el hecho en ese caso.
La mujer tiene dudas de que la respuesta del médico haya sido correcta desde el punto de vista jurídico;
pero cree razonable, de todos modos, observar el consejo del médico.
Días después, el médico lleva a cabo la interrupción del proceso de gestación, muriendo el feto a los
pocos minutos de la expulsión.
Con relación al pago de honorarios por la intervención médica propia, y la de sus asistentes, el médico
otorga a la madre una considerable facilidad para el pago. La mujer cumple.
En verdad, el estudio de cromosomas había arrojado un resultado satisfactorio, perfectamente
comprendido por el médico.
Sobre la base de estas circunstancias, se pregunta:
a) ¿Realiza el médico una conducta punible?; en su caso: ¿con arreglo a qué preceptos del Código Penal?
b) ¿Realiza la mujer una conducta punible?; en su caso: ¿con arreglo a qué preceptos?; ¿cambiaría la
solución del caso, respecto de la mujer, si ésta estuviera absolutamente persuadida del acierto de la
opinión jurídica del médico?
e) ¿En qué situación se hallan los asistentes del médico, supuesto que éstos estuvieran persuadidos de
la veracidad de la malformación del feto?

22. El ex novio.- Silvia ha terminado su noviazgo con Carlos. A los cuatro meses, conoce a Diego, y, poco
después, se comprometen y se casan. A los once meses de casados, Silvia se entera de que está
embarazada. Da la noticia a algunas amigas. Una de ellas transmite la novedad al ex novio de aquélla.
Hacía dos años que éste no veía a Silvia; no había logrado olvidarla y sentía por ella un rencor creciente.
Cierto día, llama a su ex novia por teléfono, y le dice que necesita verla imperiosamente. La mujer, que
guardaba por él un sentimiento respetuoso y agradable, asiste a la cita. Caminan unas cuadras y, al
transitar sobre un puente, el muchacho intenta arrojarla a la ruta con dolo homicida. La mujer se resiste,
grita y procura escapar. Tras el intento, Carlos la sujeta y está a punto de concretar el hecho. En ese
estado, se detiene, pide disculpas a Silvia, y se marcha.
Silvia, tras los primeros golpes, ha perdido a su bebé. ¿Es punible la conducta de Carlos?
¿Cambiaría la solución por el hecho de que el embarazo se interrumpiera por un impacto psicológico
sufrido por la mujer como consecuencia de lo sucedido?

23. Distribuidor de abortivos.- El doctor Kasimka proporciona productos supuestamente abortivos a una
mujer embarazada, a fin de que cause su propio aborto. Recibe el médico, por la consulta y entrega del
producto $ 1.500. En ocasiones reiteradas, la mujer intenta el hecho, pero continúa embarazada. Cierto
día presenta querella contra el médico por haber sido defraudada en aquella suma.
Resuelva este caso en las tres hipótesis distintas que son indicadas a continuación:
a) En el proceso se comprueba, efectivamente, que el vendedor desconocía la ineficacia del producto.
b) En el proceso se comprueba, efectivamente, que el vendedor era consciente de que el medio era
inocuo para el embarazo.
c) En el proceso no se puede comprobar a ciencia cierta que el médico conociera la inutilidad del
abortivo o creyera en su eficacia.

24. Al borde de la laguna.- Los jóvenes Jorge, Guillermo y Javier, de veintiún años, acampan entre dos
altas montañas de Bariloche, a orillas de una laguna situada a 1.600 m de altura. Al anochecer,
Guillermo advierte que, a sólo cien metros, y también cerca de la orilla, se halla instalada otra carpa.
Como se habían acabado los alimentos de más fácil preparación, Guillermo cree factible proponer un
cambio de víveres a los otros acampantes.
Al llegar a la otra carpa, Guillermo ve que se trata de dos mujeres adolescentes de unos dieciséis años,
aproximadamente. En tales condiciones, y tras breve cambio de palabras, vuelve a su vivac y relata a sus
compañeros el resultado satisfactorio de su excursión. Jorge propone pedirle a las niñas que los ayuden
en la tarea de cocinar, y así lo hacen. Las vecinas, Agustina y Florencia, acceden; aunque Agustina
presiente que la situación puede entrañar algún riesgo con los desconocidos. Durante la cena, Javier
persuade a sus dos amigos de intentar yacer con las mujeres, y de abusar de ellas en el caso de que no
accedieran voluntariamente a la cópula, pero, en este caso negativo, sin llegar al acceso carnal.
Así lo acuerdan los tres amigos y, como las mujeres se niegan, Jorge se abalanza sobre Agustina y ejerce
actos impúdicos sobre ella. Florencia huye en la oscuridad; mas, como la noche era demasiado cerrada,
cuando Javier la perseguía, la mujer trastabilla y cae a la laguna. Javier no advierte lo que ha sucedido
con ella.
Entretanto, Guillermo retiene a Agustina de los brazos, mientras Jorge realiza todo tipo de tocamientos
con ánimo lascivo. A la tarea de Guillermo se suma luego la de Javier.
En esas circunstancias, Jorge desnuda a la muchacha y se quita también sus ropas. Sus dos amigos le
dicen que ha llegado demasiado lejos y que no le permitirán el hecho. Jorge, notoriamente más fuerte
que sus amigos, da a Javier un fuerte golpe de puño que lo deja inconsciente por media hora, en tanto
Guillermo huye.
En el ínterin, Agustina intentaba ocultarse entre unas rocas, y, al ser alcanzada nuevamente por Jorge,
presto éste a consumar el hecho inmediatamente, Agustina forcejea con él, resbalan, y la mujer cae a la
laguna del mismo modo que su amiga. Jorge se prende de una roca, y se salva.
Por la mañana, los cuerpos de Agustina y Florencia -que han muerto ahogadas- son recogidos por unos
gendarmes que prenden a los tres muchachos.
¿Cómo deben ser juzgadas las conductas de Jorge, Guillermo y Javier?

25. Las hijas de Flores.- Belisario, de veintiún años, viaja en su carreta por la ruta cercana al campo
donde vive. Cerca de una laguna, ve tomar un baño a una niña a quien supone como la hija del señor
Flores, peón de otra estancia. Belisario sabe que una de las dos hijas de Flores, Mónica, se ha casado en
avanzado estado de gravidez con su primo Ramón y que sólo por esa circunstancia ha podido contraer
matrimonio a pesar de contar con sólo once años recién cumplidos; la otra hija de Flores, Cristina, era
soltera, de catorce años. Como se decía que Mónica era casi tan desarrollada como Cristina, y de rasgos
similares, el muchacho no sabía bien quién era aquella niña verdaderamente, aunque creía haber oído
que las dos hermanas llevaban una vida sexual bastante ligera (lo cual era cierto).
Tras saludarla, decide llevarla para el campo con cualquier pretexto y procurar allí el acceso carnal. En
tales condiciones, la invita a subir a la carreta y viajar con él, diciéndole que primero irían al campo, y
que sólo después de un ligero trámite la llevaría a la estancia de ella. La muchacha acepta.
Al llegar al campo, la invita a tener relaciones sexuales. La mujer se niega en un primer momento, pero
luego consiente. Durante el concúbito, conversan sobre la vida de ambos; la muchacha cuenta que era
Mónica; que lo dicho acerca de su matrimonio era cierto, y que el bebé ya había nacido. En realidad, se
trataba de Cristina.
Ambos continúan durmiendo juntos hasta el otro día, y mantienen relaciones sexuales nuevamente.
¿Belisario es punible?
• Variantes.- Resuelva el mismo caso, sobre la base de estas modificaciones:
a) La niña le explica -ya en el camino- que ella era verdaderamente Cristina, que tenía catorce años, y
que lo dicho acerca de su moral sexual era cierto tan sólo parcialmente, pues no había tenido
relaciones sino solamente con dos muchachos del colegio.
b) Idem a), mas suponiendo que Cristina fuese virgen y que terminara accediendo al concúbito después
de la seducción de Belisario, en el campo.
• Nota.- En las tres hipótesis, usted deberá asumir un doble papel; a saber: deberá ensayar una
acusación, es decir, solucionará el caso con las interpretaciones más desfavorables a Belisario, y,
después, una defensa, es decir, las argumentaciones más próximas a la impunidad.

26. El fin de semana.- Daniel, de 21 años, y Rita de 14, deciden ir de viaje a pasar el fin de semana a la
casaquinta de Roberto, que se halla deshabitada.
Dado que Rita desea conservar el elevado concepto de niña pudorosa del que goza entre sus allegados,
ruega a Daniel que procure que Roberto le preste la casa sin enterarse de quién será la mujer que lo
acompañe.
Como Daniel no halla el modo de plantear el tema a su amigo, idea un plan de lo más extraño. Persuade
a Roberto de pasar a buscar juntos a Rita en automóvil, simulando ante ella que irían de paseo, para
raptarla juntos y abusar de ella en la quinta. Daniel tenía buenas razones para pensar que Roberto
accedería a auxiliarlo, pero sin participar en acto carnal alguno una vez llegados a la casa.

Efectivamente Roberto le contesta que colaborará transportándolos hasta la casa, fingiendo que allí
habrá una fiesta con algunos amigos; y que luego los dejaría solos en ella sin el automóvil. Daniel accede
a llevar adelante el plan en esas condiciones.
Daniel conocía bien a Rita, mas Roberto la conocía sólo de algunas reuniones, y la niña parecía ser
verdaderamente mayor de dieciséis años de edad.
El día del hecho, Daniel advierte a Rita cuál es la situación y le avisa que debe fingirse creída de que irá a
una fiesta. Así lo hacen, y los tres arriban a la casa alrededor de las 18 hs del sábado.
Ido Roberto de la casa, bajo el pretexto de que iba a comprar bebidas, los novios quedan solos.
En ese momento, Rita advierte a Daniel que ha cambiado de parecer, y que quiere volver a su casa,
sintiéndose por demás deshonesta con lo que ha hecho.
Sin embargo, Daniel, tras demorar la partida por diversos medios, seduce a Rita, quien, tras negarse
repetidamente a acostarse con Daniel, cede a ello; y pasan la noche juntos. Rita era virgen. Al día
siguiente, Rita dice a sus padres que Daniel la ha violado.
Se interpone querella criminal contra Daniel y Roberto. Empero, durante el proceso, Rita, sin llegar a
decir exactamente lo que había sucedido, declara de modo ambiguo y el juez tiene por ciertos todos los
hechos reales.
¿Son punibles Daniel y Roberto? En su caso, ¿por qué delito? ¿Podría ser condenada Rita por su primera
actitud tras el día del hecho?

27. El profesor de "hockey".- Amántaras, de sólo once años, practica hockey sobre césped. Dado que
posee cualidades excepcionales como deportista, juega en el equipo juvenil de su club (para el que era
preciso que tuviera, cuando menos, catorce años), y alguna vez ha jugado en el equipo de primera
categoría.
El club contrata a un nuevo profesor de hockey, que, al poco tiempo de arribar al club, ha quedado
maravillado por las dotes de Amántaras.

Amántaras había tenido relaciones íntimas con deportistas uruguayos en un viaje de competencia, un
año atrás, y continuó luego su vida sexual en Buenos Aires con relaciones esporádicas que mantuvo con
algunos muchachos.
El equipo juvenil debe enfrentar una tarde al rival más exigente, que lleva, en la tabla de posiciones, una
ventaja de dos puntos sobre el equipo de Amántaras. Nadie discute que la presencia de la niña es
decisiva para contar con posibilidades de éxito. Es, prácticamente, un encuentro final.
El club ha prometido sufragar un corto viaje para las jugadoras a Viñas del Mar, Chile, si obtienen el
campeonato; y otorgar un premio de U$S 3.000, al profesor.
Por la mañana de ese día, Amántaras llama por teléfono al profesor y le dice que se siente muy enferma;
que no sabe si podrá asistir al partido. El entrenador viaja presuroso al domicilio de la niña y se
sorprende al verla en traje de baño, tomando un refresco en el jardín. Amántaras afirma que si no
mantienen un acto sexual, no jugará el partido. El entrenador intenta disuadirla sin éxito; la niña le
advierte acerca de su experiencia sexual. El profesor tiene relaciones con ella.
¿Cómo debe ser analizada la conducta del entrenador?
¿Falta precisión, en el planteo, acerca de algún elemento del que dependa la alternativa: tipicidad-
atipicidad?
En tal hipótesis, resuelva usted el caso mencionado, tras introducir tal elemento alternativo y asimismo
explique cómo incidiría en la suerte del profesor.

28. Colegio secundario.- Guillermina tiene relaciones homosexuales con una compañera del colegio
secundario. Goza, sin embargo, del mejor concepto de pudor y castidad en la vida social, tanto entre sus
compañeras, cuanto entre sus profesoras, así como también en los ambientes ajenos al colegio que ella
frecuenta.
Su situación ha quedado fuera del conocimiento de todo el mundo, y su compañera de conducta
desviada, ha guardado también total secreto.

El portero de la escuela, de veintidós años de edad, discapacitado, tiene una ferviente admiración por la
niña, y poco a poco se siente más atraído por ella, quien disfruta del cortejo que despliega el muchacho.
Guillermina cursa el primer año, a pesar de tener sólo doce años, porque ha rendido libre el séptimo
grado. El portero, por su parte, supone que la niña tiene once, pues le han dicho que ha dado libre los
dos últimos grados del ciclo primario, que cursó en el mismo colegio.
Finalmente, ambos tienen relaciones íntimas, y hasta entablan una relación concubinaria, después de lo
cual Guillermina impone a su compañero del conocimiento de su malogrado inicio sexual, y no reitera
sus experiencias desviadas.
Se pregunta qué asesoramiento daría usted a los padres de la niña, si éstos pretendieran la condena
penal del portero, supuesto que ni los padres, ni usted, conocieran el pasado perverso de la muchacha:
piense cuáles son todas las figuras penales que usted podría considerar implicadas en el caso.
Una vez hecho eso, determine cuál sería a su juicio la sentencia que debería dictar el juez si en el
proceso fueran demostrados absolutamente todos los hechos descriptos en el planteo.

29. El último día.- Fabián es amante de Claudia desde hace dos años. Claudia ha decidido terminar la
relación con Fabián y lo visita en su domicilio, donde otras veces habían cometido adulterio, a fin de
hacerle conocer su determinación. Fabián cierra la puerta con llaves al enterarse de lo decidido por su
amante y la incita a entregarse al concúbito, al menos una vez más. Claudia le exige que respete su
decisión y que la deje retirarse sin discusiones. Fabián afirma que no abrirá la puerta hasta después del
acto sexual y se recluye en su habitación. A las dos horas, Claudia ruega que la deje ir en razón de que su
marido regresaría aproximadamente a esa hora, de su trabajo, al hogar conyugal.
Fabián, contrariado, abre la puerta y deja que se vaya su amante. Esa tarde, el marido de Claudia había
muerto en un accidente.
Si Claudia lo consultara como abogado acerca de si puede lograr el procesamiento y condena de su ex
amante, suponiendo que ella tuviese cómo acreditar todos los detalles, ¿qué respondería usted?
Resuelva el mismo caso, atendiendo ahora a esta variante:
• Variante.- Claudia se entrega finalmente al adulterio una vez más, presionada por las circunstancias
antes relatadas.

30. La logia.- Durante el año 1990, el Ejército se halla abocado a la tarea de detectar y eliminar a los
miembros de una logia que tiene origen -según se cree- en el exterior, y que se halla difundida por
distintas provincias del país.
El procedimiento se lleva a cabo sin intervención de las autoridades civiles legítimamente constituidas.
La decisión proviene del jefe de más alta jerarquía del Ejército, sin el apoyo de las otras dos fuerzas
armadas, que ignoran el plan.
El jefe del Ejército, luego de conversar los detalles de los procedimientos que debían ser realizados con
dos generales a cargo de los cuerpos de ejército que participarían de la maniobra, les imparte las
órdenes ejecutivas, que incluían solamente la detención y muerte por fusilamiento de los sujetos
indicados en las listas que proporcionaría el servicio de inteligencia.
Los dos generales transmiten cada uno la metodología establecida que consiste en designar "patrullas
de captura" a cargo de un capitán, por un lado, y "patrullas de ejecución" a cargo de un sargento, por el
otro.
Según las órdenes impartidas, estaba prohibido que los regimientos operativos incluyeran por su propia
decisión personas no mencionadas en las referidas listas.
De los seis coroneles jefes de regimiento, cinco se ajustan estrictamente a las órdenes impartidas y así
las hacen ejecutar, de tal modo que, en sus regimientos, mueren respectivamente cincuenta supuestos
integrantes de la logia.
En el sexto regimiento, el coronel decide encargar a los jefes de "patrulla de captura", que procuren
averiguar median te la aplicación de tormentos a los detenidos, la pertenencia a la logia de otros
integrantes no incluidos en las listas de inteligencia.
El tormento, en concreto, fue decidido por los capitanes jefes de las "patrullas de captura" de ese
regimiento. La modalidad consistía en sumergir a una persona en un cubo de agua y hacerla salir para
poder hablar, y volver a sumergirla; se tomaban todos los recaudos para que la muerte no ocurriera en
los cubos de agua, porque existía una orden estricta de que las muertes fueran por fusilamiento. Pero,
en algunas ocasiones, los detenidos morían ahogados, casos en los cuales los soldados ocultaban los
cuerpos sin que se enterasen los capitanes.
En ese regimiento, las "patrullas de captura" detienen a cincuenta personas más de las que incluían las
listas de inteligencia.
Dichas listas incurrieron, en general, en errores mínimos -con relación a la pertenencia a la logia-, que
no excedieron del 5 por ciento; pero, en un uno por ciento más, se cometió errores por confusión de las
"patrullas de captura" de una persona por otra. Las personas capturadas en el sexto regimiento, en un
30 por ciento no pertenecían a la logia; es decir, que allí el error del 5 por ciento del servicio de
inteligencia se agravaba.
Los capitanes tenían a su cargo diez soldados cada uno y dos sargentos. Los sargentos a cargo de las
patrullas de ejecución, sólo tres soldados, los cuales fusilaban en secreto a las víctimas.
Se pregunta: ¿Cuál es la responsabilidad del jefe del Ejército, del jefe del servicio de inteligencia, de los
generales, de los coroneles, de los capitanes y de los soldados?
¿En qué situación se halla, en particular, el coronel del sexto regimiento, sus capitanes, sargentos y
soldados?
Reflexione acerca de qué circunstancias fácticas del planteo deberían ser, en los hechos, más precisas
para decidir acerca de la responsabilidad de cada sujeto activo.

31. La carta del banco.- Adriana ha ido a ordenar la casa de Eduardo, su novio, entretanto éste se halla
de viaje de negocios en Brasil. El le ha dado las llaves de su casa, para que ella se ocupara de aquellas
cosas que requirieran particular atención (regar plantas, pagar facturas de gas, luz y teléfono, etcétera).
Al llegar ese día la correspondencia, Adriana ve que una de las cartas recién llegadas tiene membrete
del banco donde Eduardo trabajaba antes de conocerla.
Recuerda, en ese momento, que Lía, la ex novia de Eduardo, era compañera de trabajo de su novio,
según lo que él le había relatado. Sabe, por lo demás, que Eduardo no ha olvidado a su ex novia, y
sospecha que el muchacho tiene dudas de casarse con Adriana, o reiniciar una relación con Lía.
Asaltada por el temor de que la carta recién llegada fuera de Lía, siente el deseo irrefrenable de abrirla y
leerla. A la vez, no deja de tener cierta vergüenza por su actitud de intromisión en la autodeterminación
e intimidad de Eduardo. En tales condiciones, llama a Claudia, una amiga íntima de ella, y le explica lo
que sucede, así como también su deseo de abrir la carta. Claudia la reprende seriamente y le dice que
debe dejar la carta sobre el escritorio de Eduardo.
Adriana, pese a todo, abre la carta. En verdad, se trataba de una intimación del banco a pagar una suma
debida de $ 200 dentro del plazo de 48 hs, bajo apercibimiento de iniciar acciones judiciales que
incluirían el pago de intereses moratorios a partir del vencimiento del plazo. Enterada de esta situación,
Adriana, luego de advertir que la libreta de cheques de Eduardo contenía un cheque por esa suma, ya
firmado, a la orden del banco -y que sólo por olvido Eduardo había dejado de advertirle acerca de este
vencimiento-, paga la cuenta con ese cheque.
A los cuatro días, llega una carta de iguales características a la anterior. Adriana cree que ha habido
algún error en la imputación del cheque, y ni recuerda ya el tema de Lía. En tales condiciones, abre la
carta; y, esta vez, era una esquela de Lía a Eduardo, en la que ésta le decía que aceptaba la invitación de
aquél a viajar juntos a Río en el próximo viaje de negocios. Adriana, contrariada, cierra la carta, y la deja
sobre el escritorio, sin hablar del asunto al regreso de Eduardo.

Tiempo después se rompe el noviazgo entre Adriana y Eduardo.


Además, se pueden probar todos los hechos en las circunstancias relatadas en el caso.
¿Cómo juzgaría usted la conducta de Adriana al abrir cada una de las cartas supuesto que su novio la
querellara?
• Variante. - Con teste ahora la misma pregunta, pero sobre la base de que Adriana tiene la duda
efectiva, al momento de abrir cada carta, de que se trate de una carta de Lía o de una intimación del
banco.

32. La autopista.- Ignacio suele llevar en su portafolios diversos documentos cambiarios al portador
(cheques, pagarés, etcétera), de la compañía donde trabaja.
Camila, hija de aquél, sabiendo que aquellos documentos permitirían el cobro de elevados importes, se
siente tentada a sustraer algún día el portafolios de su padre, o parte de su contenido, y huir del país
con su novio Fernando. Ambos son mayores y podrían hacerlo. Los padres se han opuesto siempre a la
relación.
Cierto día, Camila cuenta a Fernando hasta qué punto cree ella que los documentos son valiosos, y le
sugiere la idea de llevar adelante su plan. Fernando lo rechaza, pero el tema es vuelto a tratar por la
novia con insistente frecuencia.
Finalmente, Camila persuade a Fernando de que deben hacerlo. El plan, aceptado por él, sería el
siguiente: ella iría en el auto de su padre en el asiento trasero, en tanto adelante viajaría una amiga de
ella -que desconoce la situación- y su padre; a cierta altura de la autopista, Camila sustraería del
portafolios los documentos más importantes -que ella conoce- y los arrojaría a un costado del camino,
dentro de un sobre, en el lugar indicado, procurando, desde luego, que su padre no advirtiera el hecho;
los títulos serían recogidos inmediatamente por Fernando, que aguardaría en el punto justo.
El plan es llevado adelante en todos sus detalles; empero, al arrojar Camila el sobre, el viento lo arrastra
al costado inverso al que esperaba Fernando. Este advierte como unos peatones recogen los
documentos y, temeroso de que descubran su participación, se retira.
A los tres días, la empresa donde Ignacio trabajaba recupera los documentos cambiarios, y ofrece a
quienes los habían restituido una modesta recompensa.
Los hechos relatados son descubiertos íntegramente. Se pregunta: ¿Son punibles Camila y Fernando?
• Variantes.- Resuelva ahora estas distintas hipótesis:
a) Camila y Fernando están persuadidos de que los documentos son propiedad del padre de Camila.
b) La empresa, verdadera propietaria, es una sociedad anónima de cuyas acciones son titulares
íntegramente los padres de Camila.

33. El tintero de plata.- Andrés Quiroga, de 30 años, se halla en un museo de la provincia de Buenos
Aires, con el propósito de llevarse algo de fácil realización, si lo encuentra y las circunstancias lo
permiten.
En el mismo lugar, y sólo por azar, está Julio Puente, 15 años mayor que Quiroga, antiguo amigo de éste,
con quien, en otros tiempos, ejecutaron juntos varios delitos, con diferente suerte.
Andrés no ve que su amigo está también allí, pero Julio, que no se hallaba ahí con intenciones delictivas,
sí ha visto a Quiroga. No pasa mucho tiempo sin que Puente se dé cuenta de lo que está por hacer su
antiguo compinche, y se dice a sí mismo:
-Más vale que vigile a este buen hombre; seguro que se lleva algo justo cuando están mirándolo.
Tras esta reflexión paternalista, Julio empieza a controlar muy atentamente los movimientos de Andrés,
y a asegurarse de saber, al mismo tiempo, cuántos guardias hay exactamente en el museo, y cuáles los
lugares de vigilancia y radios de acción. De su controlador deduce que sólo hay 2 guardias en el interior
del museo, y otros más en cada entrada; pero que éstos no vigilan atentamente hacia adentro. Ello
bastó para que Julio decidiera cómo ayudaría a Andrés si llegara a complicarse la situación.
Efectivamente, Quiroga encuentra una pieza tentadora, de fácil acceso. Se trata de un tintero de plata
del siglo XIX, que Andrés supone, correctamente, de alto valor. Las indicaciones escritas en la guía del
museo indican que el objeto habría pertenecido a Urquiza. Andrés echa una rápida ojeada a su
alrededor y espera a que se distraiga el guardia que está más cerca.
Sigue, sin embargo, sin ver a Julio, quien advierte, por su parte, que el hecho está próximo.
Cuando aquel guardia se distrae, Andrés toma rápidamente el tintero y camina presuroso hacia la
puerta más próxima. El guardia que estaba más distante, sin embargo, ha visto todo, y se dispone a
intervenir y a hacer sonar su silbato.
No obstante, Julio Puente, muy atento, aplica un fuerte golpe en el hombro del vigía, y lo derriba;
enseguida corre hacia otra salida, para causar más confusión, pero, luego de salir, procura alcanzar a
Andrés, que le ha sacado unos 20 metros de ventaja.
Repuesto el guardián, y avisados sus compañeros, dos salen prestos en dirección de los malhechores.
Quiroga está ya a unos 100 mts de distancia, y corre hacia la estación de trenes: sigue sin darse cuenta
de que, quien lo corre desde más cerca, es su amigo Julio. Sólo oye el ruido más o menos distante de los
silbatos.
De la estación ferroviaria viene un ciclista que ve la desesperada corrida de Andrés y la persecución
veloz de Julio. Entonces, Quiroga, creído aún de que Julio es un agente del museo, le grita al ciclista:
-¡Por favor, muchacho, el de atrás quiere robarme!
El joven, creído de esto, dirige su marcha rápidamente contra Julio, y lo derriba, después de lo cual cae
también él de modo violento. Gracias a esto, el guardia más adelantado toma la bicicleta del muchacho,
todavía tendido en el suelo, y alcanza con ella a Andrés Quiroga, cuando éste ya estaba a punto de subir
a un tren que partía hacia Buenos Aires. El otro guardia aprehende a Julio Puente, que está muy
lastimado.

• Variante.- Quien persigue de cerca a Andrés es un guardia, y el ciclista, ante el mismo ruego, derriba al
guardia, con tal fortuna que ambos amigos logran subir al tren, aunque son detenidos en la primera
estación.
• Nota.- Como ejercitación complementaria, introduzca usted mismo variantes alternativas de interés
para modificar la resolución del caso.

34. El padre del conscripto.- Enrico es padre de Daniel, joven de diecinueve años que cumple el servicio
militar en una repartición del Regimiento de Granaderos a Caballo, sita en Los Talas, cerca de El Palomar.
Enrico ha venido desde Posadas, Misiones, para visitar a su hijo. Las visitas sólo pueden ver a los
conscriptos los domingos, entre las 14 y las 17.30 hs.
El primer domingo de visitas -un mes después de la incorporación de los soldados-, Enrico paseó por
infinidad de dependencias de un Regimiento de Infantería, pues le habían indicado, primeramente, que
allí era donde revistaba su hijo, sin haber podido encontrarlo. Durante la semana, viajó a su provincia a
trabajar, esperando tener más suerte el domingo siguiente. Llegado ese día, Enrico fue directamente al
Regimiento de Granaderos, donde había sido incorporado su hijo. Tras una hora de búsqueda infruc-
tuosa, le informan que el muchacho está en Granaderos, pero en aquella lejana dependencia de Los
Talas. En cuarenta minutos, Enrique llega por transporte público a El Palomar, pero sabe que aún
faltaban unos veinte minutos de viaje en auto hasta aquel Regimiento de Los Talas.
Se halla en la estación del ferrocarril; advierte que un joven acaba de entrar al correo y ha dejado su
automóvil con las llaves puestas en el contacto. Preso del deseo de ver a su hijo a tiempo, entra
velozmente al auto, lo pone en marcha y va en dirección a Los Talas. Llega a visitar a su hijo unos veinte
minutos.
Terminada la marcha, Enrico decide llevar el auto a la casa del propietario, cuyos documentos estaban
en la guantera.
En el trayecto, se produce una pinchadura en el neumático delantero derecho; el cambio por la rueda
de auxilio, la reparación de la cámara averiada y el posterior recambio, producen que Enrico sólo pueda
devolver el automóvil dos horas más tarde, en una modesta casa de El Palomar.
Antes de llegar, se detiene en una estación de servicio para devolver el automóvil con el tanque de nafta
lleno.
Al llegar al domicilio del propietario, la policía, que se hallaba allí levantando un acta, detiene a Enrico, y
resulta procesado.
El juez tiene por ciertos todos los hechos relatados por Enrico conforme a lo sucedido.
¿Es punible la acción de Enrico?

35. La cuenta de luz.- Fabiana ha recibido su factura de electricidad. Según el instrumento de Edesur,
debe abonar $ 38,50 por el último bimestre. Ella carece de fondos suficientes y pide a su amigo Reinaldo
que le preste dinero; explica a éste que cada vez se siente más ahogada por su situación económica. Le
pregunta a Reinaldo, también, cómo puede hacer para ayudarla a afrontar esa situación, además del
préstamo en sí mismo.
Reinaldo, que es amigo de la infancia de la muchacha, dice a ésta que, como él trabajó en Edesur, sabe
cómo poder ayudarla parcialmente.
Le dice entonces que le dará el dinero para el pago de ese bimestre, y le reducirá en mucho el pago de
los meses venideros. Reinaldo le dice que alterarán las cifras del medidor, y, entonces, la próxima
factura será muy leve. Fabiana accede.
En el momento del hecho, cuando Reinaldo desmonta el medidor y altera las cifras y vuelve a colocarlo
en su lugar, Fabiana dice que se siente avergonzada, que jamás podría consentir algo así. Le ruega que
ponga el medidor nuevamente en su medida original. Reinaldo le contesta que no recuerda bien las
cifras, pero que podrían elevar el número, si a ella le parece, lo suficiente como para estar seguros de
que no habría consumo impago, aunque ello implicaría un daño seguro para ella misma.

Cuando deliberaban acerca de qué hacer, llegan dos inspectores de Edesur, llaman a un agente, y los
dos jóvenes resultan detenidos y procesados.
¿Cómo deben ser juzgados los hechos?
• Variantes.- Resuelva la pregunta incorporando estas modificaciones:
La muchacha desconocía el plan de Reinaldo, y sólo advierte sus propósitos durante la maniobra,
momento en el cual le dice a Reinaldo que prefiere pagar de más y no que Edesur crea que consumió
menos; que vuelva el número lo suficiente como para estar seguros de que no dejará de pagar ni un
peso; y, ante este requerimiento:
a) Reinaldo responde:
- Estás loca, ya lo hicimos; y en ese momento los sorprenden;
b) Reinaldo dice:
-Bueno, subamos el número 2.000 unidades; y alcanza a hacerlo, cuando llegan en ese momento los ins-
pectores.

36. Parque de diversiones.- Ignacio lleva a su hijo Andrés a un parque de diversiones. El niño quiere que
su padre le compre dos copos de nieve con azúcar y además un muñeco de trapo que lleva los colores
de su club de fútbol. En conjunto, la compra asciende a $ 30.
Ignacio se acerca al puesto de venta y traba con el señor que estaba en el mostrador, Felipe, este
diálogo:
l. -Por favor, dos copos de nieve y ese muñeco.
F. -Tómelos usted mismo; son $ 30.
l. -¿Tiene cambio para este billete de $ 50?
F. -Sí. Aquí su vuelto, gracias. (Y le da dos billetes de $ 10). Tras el corto diálogo, Ignacio y su niño, por un
lado, y Felipe, por otro, caminan presurosos en sentido contrario hacia distintas puertas del parque.

Sin embargo, dos guardias del lugar, que sabían que aquel hombre, Felipe, no era el concesionario de
ese puesto, y que habían visto el hecho desde cerca, llaman a un agente y detienen a ambos, en tanto
llega al puesto de venta el verdadero vendedor, y se aclaran todos los hechos.
Ocurrió que Ignacio había dado un billete que, de un lado, llevaba un dibujo y una impresión de color
idénticos a los billetes de curso legal de $ 50, y que, del otro, llevaba inscripto un mensaje publicitario
en favor de la empresa de diseños de Ignacio. Ignacio sabía lo que hacía, aunque creía erróneamente
estar dándole aquel billete al verdadero vendedor. Felipe, el supuesto co-contratante, se hallaba en
aquel lugar por casualidad y, al ver la confusión de Ignacio, pretendió aprovecharse de ella para ganar
rápidamente $ 30.
¿Cómo debe ser juzgada la conducta de Ignacio y de Felipe? ¿Cambiaría la calificación de los hechos si
Ignacio diera a Felipe lo que aparentan ser 3 billetes de $ 10 directamente, y éste se los llevara
persuadido de su ganancia?

37. La distribución gratuita de témperas.- La empresa "Gigantemp S.A.", que fabrica témperas de
primera calidad y que no tiene en el país competidores idóneos, quiere lanzar una campaña publicitaria
que dará, según estudios técnicos, excelentes réditos a mediano plazo.
La propaganda consiste en ofrecer en donación a los mejores institutos y escuelas de arte y pintura de
Buenos Aires, una línea completa de sus productos para cada uno de sus alumnos. La estrategia
consistía en aumentar luego el precio de los productos en el momento en el que, tras el consumo de las
partidas iniciales, todos los estudiantes quisieran adquirir nuevas partidas.
Los representantes de cinco entidades dedicadas a la enseñanza de pintura y artes plásticas se
presentan a obtener el beneficio. El presidente del directorio suscribe con cada uno individualmente un
contrato por el cual la sociedad anónima "Gigantemp" se comprometía a suministrar témperas a cada
entidad, con cargo de que fueran destinadas al uso de los alumnos, durante tres meses, a partir del día
1º del mes siguiente.
Entre el día del contrato y el momento del cumplimiento, el gerente de producción se presenta ante el
directorio y les hace ver a sus miembros que la donación dará pérdidas respecto de dos de las cinco
escuelas, porque sus alumnos son de escasos recursos, y una vez que consuman las partidas de buena
calidad, seguirán adquiriendo cualquier otra marca.
El directorio solicita la producción de un dictamen de asesor externo que resulta plenamente
coincidente con las apreciaciones del gerente.
Se ordena, entonces, que a esas dos escuelas se lleve mercadería de inferior calidad.
La mercadería es distribuida en cajas que llevan la inscripción "Gigantemp-Optimus". Por error de
distribución de un empleado menor, la segunda entrega se realiza de modo invertido y cuatro escuelas
tienen ya témperas de ambas calidades. Sólo una ha recibido las tres partidas de primera jerarquía. El
personal de las escuelas, cuando recibía la mercadería, asentaba en el "remito" la expresión: "recibí
conforme tantas cajas de Gigantemp-Optimus"; pero el uso posterior de ambas clases de mercadería en
cuatro de las escuelas, produjo el descubrimiento de todos los hechos.
¿Cree usted que es delictiva la decisión de los miembros del directorio de la empresa? ¿Cuál es la
situación de los gerentes de producción y de distribución?

38. Los honorarios del abogado.- El señor Toro endosó tres cheques en favor de su abogado, en
concepto de pago de honorarios: uno de $ 100, otro de $ 80 y el restante de $ 40. Los dos últimos
fueron pagados por el banco girado. El primero fue rechazado por dudas acerca de la autenticidad de la
firma.
El letrado trató de comunicarse con Toro, pero no pudo dar con él. Dado que piensa que Toro iría a
consultarlo en otra ocasión, prefiere no molestarse en demandarlo judicialmente, creyendo más útil
esperar a que Toro necesite de él.

Cierto día, Toro lo visita en su estudio, haciéndole saber que tiene un inconveniente con una empresa
constructora que se niega a recibirle un pago cancela torio de $ 300.
El abogado estudia los instrumentos contractuales y enseguida advierte que la constructora tenía
jurídicamente toda la razón. Los cálculos por los que se debía actualizar el precio de la compraventa que
unía a Toro con esa empresa, arrojaban un resultado muy superior: $ 900. El letrado está persuadido,
pues, de que si demanda por consignación, Toro perderá el juicio civil, y que lo más atinado es
aconsejarle lisa y llanamente que pague la suma que le exige la constructora.
Antes de aconsejar nada a su cliente, el letrado le recuerda la deuda que mantiene por $ 100, que, a
valores actualizados, asciende, aproximadamente, a $ 250. Toro reconoce la deuda, y el monto de la
actualización; pero le dice al letrado que sólo podrá pagarle en uno, dos o tres meses. El abogado decide
así pasar al tema de la consulta y persuade a Toro de que debe demandar judicialmente por "pago por
consignación" a la empresa constructora, y que él estaría dispuesto a hacer el juicio sin cobrar
honorarios, sino limitándose a las costas judiciales a que fuera condenada la demandada.
Al día siguiente, Toro le encarga el juicio y entrega al abogado $ 300, para iniciar la consignación. El
letrado rechaza el ofrecimiento de un anticipo para gastos.
Al otro día, el letrado cursa una carta documento al señor Toro, con este texto:
Con relación a su demanda por consignación contra "Viva Mejor S.A.", hacemos saber que no
corresponde demandar a dicha empresa. Aconsejamos pagar la suma exigida por ella: $ 900.
Respecto de la suma de $ 300 que nos dio para demandar la cancelación judicialmente, hacemos saber
que aplicamos la suma al pago de la deuda por honorarios debidos que, al presente, asciende,
actualizada, a $ 250. Ponemos a su disposición los $ 50 restantes que se servirá pasar a retirar en
nuestras oficinas en el horario de 9 a 19.

¿Cómo debe ser juzgada la conducta del abogado, supuesto que fueran probadas todas las
circunstancias?
¿Cambiaría la solución del caso si el abogado hubiese advertido la improcedencia de la demanda sólo
después de estudiar detenidamente la documentación, y en ese estado se hubiese decidido a retener el
dinero?

39. El garaje "Rivas".- Pedro y Andrés deciden llevar un automóvil del garaje "Rivas", Pedro ha
proyectado el plan de este modo: entrarían ambos separadamente por el portón principal, que, según
asegura Pedro, estaría cerrado, pero sin llaves: en el caso de que apareciera el sereno, Pedro se
encargaría de neutralizar la acción defensiva de éste, mientras Andrés elegiría la unidad que se llevarían,
siendo que éste conoce cómo hacer funcionar el contacto de cualquier vehículo. Primero entraría Pedro,
y sólo al estar seguro de que el sereno estuviese neutralizado, haría una seña a su amigo para que
entrase.
La noche del hecho, Pedro llega hasta la puerta, trata de correrla, y advierte que ha sido puesto el
candado de seguridad. Extrae entonces de su bolsillo un manojo de llaves tipo "yale" apta para abrir
candados de esa especie, y, tras un par de intentos fallidos, abre el candado y corre la puerta
lentamente.
Al no ver al sereno en las proximidades de la puerta, hace la seña a su amigo, y éste cruza.
Entretanto, Ernesto, el sereno, se hallaba jugando al truco con su amigo Juan en una habitación oculta,
en el sótano. Ernesto advierte lo que está sucediendo, por el visor conectado al portón principal, y se
dispone a hacer sonar la alarma, mientras los ladrones no han percibido aún su presencia.
En ese momento, Juan le advierte que si hace sonar la alarma es posible que los ladrones los ataquen
personalmente, o que en todo caso es mejor dejar todo así y no "meterse en líos"; le dice que él puede
conseguirle otro trabajo mejor.
Ernesto, primeramente, hace caso a sus indicaciones y no acciona la palanca; así permanecen durante
cinco minutos. Luego, Ernesto piensa en que durante nueve años de trabajo no ha tenido nunca
problemas de ese tipo, y que sus empleadores han sido buenos con él. Decide entonces hacer sonar la
alarma que, a la vez del sonido, acciona automáticamente todas las puertas y enciende un sistema de
iluminación. Al accionar la palanca, sin embargo, el sistema falla. Juan insiste en disuadirlo, en que no
deben "meterse en líos". Ernesto reflexiona acerca de que, si llama por teléfono a la seccional cercana,
donde trabaja personal policial de buenas relaciones con los propietarios del garaje "Rivas",
seguramente la policía llegaría en pocos minutos. El pedido disuasorio de Juan tiene sin embargo éxito
nuevamente durante cinco minutos más, hasta que Ernesto llama por teléfono, convencido, otra vez, de
que él debe cumplir con su deber.
La policía llega en tres minutos, pero un minuto antes los ladrones habían huido, apoderándose del
vehículo elegido, que finalmente consiguieron hacer arrancar.
• Variante.- ¿Cambiaría usted su solución si se le dijera que Juan había acordado previamente con los
ladrones distraer al sereno, o disuadirlo de intervenir en caso de que advirtiera el hecho?

40. El cuadro de la herencia. - El viejo tío de Juan ha muerto. Al sobrino le correspondería íntegramente
la herencia, pero existe un testamento que Juan desconoce. Susana, esposa de Juan, se ha enterado de
que el tío había testado y que en el testamento había legado un "Castagnino" original, perteneciente a
la herencia, a una ex novia de su marido, Ana, con quien al tío le habría gustado que Juan se casara.
A fin de que Ana nada recibiera de la herencia, ruega a su esposo que prenda fuego al cuadro, en razón -
según le dice falsamente al marido- de que le parecía horrible y le recordaba, por lo demás, un episodio
muy infeliz.
Juan accede al pedido de Susana y destruye el cuadro.
Abierta la sucesión por el sobrino, como único heredero ab intestato, Ana se presenta en el juicio
sucesorio y, tras acompañar el testamento, reclama el cuadro.

En verdad, el cuadro legado en favor de Ana no era ese "Castagnino", sino otro que se hallaba en
préstamo en una exposición, al momento de la muerte.
El "Castagnino" destruido había sido legado, precisamente, a Susana, en el mismo testamento que tenía
Ana.
• Variantes.- Resuelva el caso, además, según estas otras hipótesis:
a) Juan tenía noticia de la existencia y contenido del testamento, y, al advertir las intenciones de su
mujer, hace lo mismo que indica el planteamiento, pero con pleno dominio de lo que sucedía.
b) Es destruido efectivamente el cuadro de Ana, como lo había previsto Susana, pero ésta piensa
erróneamente que Juan tenía pleno conocimiento, al igual que ella, del legado a favor de Ana.

41. Los amigos extranjeros.- Alberto convence a su amigo Eduardo de tener relaciones amorosas con
Blanca, quien, habiendo cumplido recientemente catorce años, observa conducta de pudor y castidad
en la vida social. Ambos provienen del extranjero, después de haber vivido durante veinte años en un
país en el cual el acceso carnal con niñas está prohibido sólo hasta los trece años de la víctima. Una
noche, Alberto invita a Blanca y a su amigo a tomar una copa en su casa. Eduardo comienza a conversar
allí con la joven muchacha. En un momento, y después de retirarse a su cuarto de estudio, Alberto lee
en el diario que un sujeto había sido penado por tener acceso carnal con una niña honesta de catorce
años cumplidos. Extrañado, llama por teléfono a un abogado conocido que le explica la verdadera
situación; pero decide dejar las cosas como están, y se va de la casa, donde permanecen Eduardo y
Blanca. Eduardo, esa noche, seduce finalmente a la niña.
¿Cómo debe analizarse la conducta de Alberto y Eduardo?

42. Los estanques.- En un lejano lugar de la provincia de Buenos Aires, Manuel cultiva una pequeña
huerta.

Posee suficiente agua, en dos estanques, como para abastecer las necesidades de su casa y de la
pequeña huerta. Durante el verano de 1985/86, Manuel advierte que, en el estanque cercano a la casa,
el nivel del agua baja con ritmo demasiado pronunciado con relación a lo que consume su familia.
También sucede igual respecto del estanque más cercano a la huerta, que se halla a unos cien metros de
la casa, detrás de una pequeña arboleda.
Ocurría que dos vecinos del lugar, cuyo abastecimiento de agua era insuficiente para satisfacer sus
necesidades -cultivaban cada uno un terreno seis veces mayor que el de Manuel-, habían decidido
consumir agua de los estanques de Manuel, sin concierto previo entre ellos.
El vecino ubicado al norte, había conectado una cañería clandestina que salía de la pequeña casa de
Manuel, y de ella se abastecía en los quehaceres domésticos de su casa, de modo de preservar el agua
de sus propios tanques. Por su parte, el vecino ubicado al sur, esperaba a que Manuel viajase al pueblo
por las tardes para quitar agua del estanque cercano a la huerta, agua que cargaba en un carro tirado
por su caballo.
Descubierto el proceder de ambos vecinos, ¿cómo debe ser juzgada la conducta de cada uno?
• Variante.- Suponga ahora lo siguiente: ambos vecinos se han puesto de acuerdo para obtener, con la
acción de cada uno, el agua suficiente para llenar una piscina que han construido en un terreno común,
que compraron conjuntamente al este del campo de Manuel.

43. Las ovejas.- Juancho, montado a caballo, conduce un rebaño de unas cincuenta ovejas, por un
camino de tierra de la provincia de Santa Cruz. Daniel y Ornar, ladrones de lanares, también montados a
caballos, esperan en el cruce de un camino para espantar cada uno una parte del rebaño en distinta
dirección, con el propósito de cargar las ovejas en dos pequeños camiones que esperan cerca. Llegado el
rebaño al cruce, Daniel y Ornar realizan su plan, ante lo cual Juancho no intenta defensa; sólo vuelve a
su campo con los veinte animales que le han quedado, y denuncia el hecho al comisario.
¿Cómo se debe encuadrar la conducta de Daniel y Ornar?
• Variante.- Suponga ahora que Ornar, apartándose del plan acordado originalmente con Daniel;
hubiera derribado a Juancho de su caballo mediante un golpe y lo hubiese atado a un poste, después de
lo cual Daniel y Ornar se hubiesen llevado los animales.

44. Tras cargar nafta.- Plácido decide asaltar a un joven que viaja solo por la ruta nacional 2, al ver subir
al muchacho a su automóvil, después de cargar nafta.
Cuando el muchacho se aprestaba a arrancar el automóvil, y continuar el viaje, Plácido entra
rápidamente por la misma puerta del conductor, y mediante un arma exige al joven que se aparte y se
mantenga quieto en el lugar del acompañante. Diez kilómetros más adelante, Plácido detiene el auto y
exige al muchacho que le entregue todo el dinero que tenga. El joven dice que nada tiene; que no lleva
cosas de valor; que ha gastado todo durante las vacaciones,
Molesto por el fracaso, Plácido da un golpe al muchacho, produce sendas pinchaduras en los
neumáticos delanteros -para evitar que el joven pueda transitar y denunciarlo-y vuelve "a dedo" hasta
el lugar donde había dejado su auto.
Al llegar al primer puesto de policía caminera, lo detienen.

45. Los libros de la biblioteca.- Antonio es coleccionista de libros antiguos. Ha tenido noticia de que en
la biblioteca de un club de madres, se hallan dos preciosas piezas del siglo XVIII, cuyo valor económico
era, presumiblemente, desconocido. Durante un mes asiste a la biblioteca simulando consultar diversos
libros, y estudia cuál es el sistema de seguridad del recinto. En estas condiciones, advierte que el
sistema es precario; sólo la puerta principal parece quedar cerrada con llave. A su vez la llave de esa
cerradura queda puesta, del lado de adentro, durante todo el día.

Así las cosas, una tarde logra Antonio preparar un molde de la llave original, con el que logra hacer una
llave idéntica.
Una noche, sabiendo que la biblioteca carecía de guardia de cualquier tipo, llega hasta la puerta, y no
logra abrirla, aun cuando había probado la eficacia de la réplica el día anterior, desde el lado de adentro.
Ocurría en verdad que la puerta debía ser abierta con una llave distinta si se estaba afuera del recinto,
que si se estaba adentro de él. Esto pudo advertirlo más tarde Antonio, en varios días seguidos de
observación ulterior a su fracaso.
Otro día, entonces, decide ocultarse, dentro de la biblioteca, en un pequeño depósito de artículos de
limpieza, consciente de que, durante el día sábado, difícilmente fuese alguien allí. Llegada la noche,
logra tomar los libros que le interesaban y, merced a la llave que había falsificado, consigue salir del
edificio por la puerta principal.
Efectuada la denuncia, los libros son hallados en casa de Antonio; y los hechos, descubiertos.

46. La soltera.- Laura tiene treinta y nueve años. Es soltera, y no quiere casarse; piensa,
verdaderamente, que la vida en soledad garantiza una paz que los intentos frustrados de noviazgo que
ha tenido le han perturbado. Vive sola; con un perro que tiene desde los veintiséis años. El animal, viejo
y enfermo, debe ser sacrificado. Probablemente, Laura tenía en su perro su único afecto. Los restos del
animal son enterrados en el jardín de la vieja casa que Laura ha heredado de sus padres, dentro de un
féretro especialmente construido.
Cristóbal, vecino de Laura, la ha visto día tras día suelta a llorar en el jardín. Así las cosas, Cristóbal
decide sustraer durante la noche los restos del can muerto y exigir a Laura una elevadísima suma de
dinero como condición para devolverle aquellos restos.
Todo sucede tal cual lo planeado. Laura paga, y el cajón es devuelto intacto.
¿Es punible Cristóbal?

• Variantes.- Suponga ahora que:


a) El féretro es descubierto en la casa de Cristóbal, antes de que éste llegara a hacer la exigencia a Laura.
b) Laura vivía con una sobrina pequeña, a quien cuidaba, y, tras el fallecimiento de la niña, Cristóbal
concreta el mismo plan, sustrayendo los restos de la menor fallecida: ¿cómo resolvería usted el caso
original, y la variante a), con arreglo a esta hipótesis?

47. Del garaje a la estación 1.- Rodolfo, propietario de una empresa de repuestos de refrigeración, suele
enviar mercaderías al interior del país. Cierto día, encomienda a Martín, un nuevo empleado de la
empresa, que lleve las mercaderías ya embaladas al ferrocarril. Para ello, le indica que use la camioneta
Ford de su propiedad, estacionada en el garaje del subsuelo, con las llaves puestas en el contacto.
Martín, entusiasmado, cree haber cumplido exactamente con las instrucciones que le dio Rodolfo. La
sorprendente rapidez con que despacha los bultos lo decide a aprovechar la oportunidad para hacer
alarde frente a sus amigos de sus responsabilidades en la nueva empresa, razón por la cual recorre unos
pocos kilómetros de más para ir a visitarlos. Finalmente, se entretiene y se retrasa dos horas en retornar
al garaje.
Al llegar, encuentra a dos patrulleros de la Policía Federal estacionados frente al domicilio de la empresa,
cuya intervención había sido requerida ante el presunto hurto de una camioneta.
Ocurrió, en verdad, que Martín había confundido el vehículo de la empresa de Rodolfo con otro de una
constructora vecina que estaba estacionada en el mismo garaje, de iguales características, y que había
podido conducir por tener, también ésta, las llaves puestas en el contacto.
¿Cómo debe ser juzgada la conducta de Martín?

48. La caza del puma.- En un determinado monte del sur, se ha permitido la caza y apropiación de
animales salvajes, especialmente pumas.
Juan y Ramón, cuidadores de distintas cabañas, algo enemistados entre sí, salen de cacería la misma

1
Caso de mis ex alumnas de "Parte especial" de 1984: Liliana Pluis y MaríaAlejandra Zizzias.
tarde sin saber cada uno de la acción del otro. En el monte, Juan advierte que Ramón ha alcanzado con
un impacto a una preciosa pieza que trata de huir, herida. Ve correr a Ramón detrás del animal y
presume que será difícil que lo alcance. Dado que Juan tiene deseos de quedarse con el puma vivo o
muerto, procura seguirle los rastros, en lo cual se halla empeñado también Ramón. A la mañana
siguiente, éste abandona la pesquisa; pero Juan, sin saber esta circunstancia, sigue buscando al animal
herido. Al mediodía, encuentra al puma bebiendo de las aguas de un arroyo; le dispara, lo mata, y se lo
lleva con él.
Al llegar Juan al pueblo con la pieza, Ramón lo denuncia, sobre la base de que él había herido primero al
animal.
¿Juan es autor de algún delito, tentado o consumado?
• Variantes.- Introduzca estas variantes:
a) Ramón no cree que Juan haya hurtado al animal muerto, pero sí que tiene derecho a reclamárselo.
Así lo hace y Juan no se lo entrega. ¿Comete Juan apropiación indebida?
b) ¿Cambiaría el caso, en alguna de las dos hipótesis anteriores, si Juan hubiera cazado al animal salvaje
en el campo cercado de un particular?
c) ¿Tendría relevancia que, en la hipótesis original, estuviera en verdad prohibido por los reglamentos
rurales la caza de animales en la zona?

49. La yegua de Carlos.- Andrés envidia a Carlos por la yegua de raza que tiene en su corral. Este
atraviesa el portón del corral, todas las noches, con una cadena que asegura la custodia de los animales.
Cierta noche, cuando Carlos, su familia y el cuidador se hallan durmiendo, Andrés se acerca al corral
provisto de una linterna y una lima; corta la cadena que sujeta el portón, y se lleva la yegua.
¿Cómo se debe calificar el hecho?
• Variante.- Andrés dice al cuidador del corral que si no deja la cadena sin el candado durante la noche,
para que él pueda apoderarse de la yegua, revelará secretos que aquél le ha confiado acerca del pasado
avergonzante de un familiar. El cuidador, sabedor de la capacidad de Andrés para cumplir con una
intimidación de esa especie, deja abierto el portón y Andrés consuma el plan durante la noche.
¿Cómo debe ser juzgada la conducta de Andrés y del cuidador, según esta descripción de los hechos?

50. El perro y el gato.- Eduardo quiere dar muerte al perro de Paulina, por las continuas molestias que le
causa. Una mañana, Eduardo mata al animal de un disparo, sin conocer que el pobre can había sido
atacado por la rabia y que estaba a punto de morder a dos pequeños que se hallaban jugando en el
lugar. Había mordido esa mañana a otro niño; era el 1º de enero de 1986.
Paulina decide, en un principio, no querellar penalmente a Eduardo, ni demandarlo tampoco civilmente;
pero, por motivos de venganza, concibe la idea de matar al gato de la madre de Eduardo, que también
la molestaba a ella. Finalmente, se decide a colocar una trampa en la pared medianera que separa los
jardines de ambas casas. La trampa estaba formada por un aro con dientes cortantes que se cerraba -
una mitad sobre la otra- en cuanto un peso superior a los 800 grs se apoyara en la base de un resorte,
que hacía accionar el sistema. Al anochecer del 20 de mayo de 1986, Paulina coloca la trampa.
Durante esa noche Paulina se despierta repentinamente, oye aullar normalmente al gato, y, condolida
por lo que podría sucederle al felino, decide deshacer su plan. Se levanta, sale al jardín, y desengancha
el resorte, de tal modo que el percutor que cierra los filos mortales ya no pudiera ser accionado. Dado
que la trampa se hallaba sumamente engrasada, Paulina la deja arriba de la
medianera, para proseguir durmiendo, sin ensuciarse, ni ensuciar tampoco su ropa de cama, pensando
en retirarla de allí a la mañana siguiente.
Al amanecer, el gato de la madre de Eduardo, al caminar sobre la medianera, tropieza con la trampa,
ésta cae al jardín, el gato cae sobre ella; y, en la caída, pierde la pata, cortada por el filo del aro, que
hace necesario que su dueña lo sacrifique.
El 16 de octubre de 1986, la madre de Eduardo querella a Paulina por delito de daño. Paulina, a su vez,
pone querella por idéntico delito, por la anterior muerte de su perro. Existen constancias policiales de
aquella muerte del perro, así como también certificados que acreditan el estado rábico que lo afectaba.
Testigos de aquel hecho testimonian las razones que movieron a Eduardo a matar al perro, antes
expresadas.

51. Incendio de acampantes.- Alberto, Diego y Jorge se hallan acampando en una ladera del Cerro López,
a unos veinte kilómetros de San Carlos de Bariloche.
Ha llovido durante los últimos tres días, y no tienen más combustible en su pequeño calentador a gas.
Se aplican así a buscar la leña menos húmeda que haya en las cercanías. Alberto acopia los leños más
gruesos que arderán una vez que prenda la leña menor. Diego ha traído madera de porte pequeño e
intermedia. Jorge inicia el fuego mediante el uso de una vela con la cual, tras continuos esfuerzos,
consigue que arda la leña más delgada. A las dos horas, Jorge ha logrado vencer la resistencia de la
humedad, y hasta los troncos más gruesos prenden satisfactoriamente. Así cocinan, almuerzan y secan
su vestuario.
Por la tarde, la lluvia ha cesado, y los viajeros continúan su excursión. Alberto -que era el jefe del grupo,
guía de montaña- encarga a Diego que apague el fuego del mediodía. Diego no era muy colaborador en
las tareas comunes, y echa sobre el fuego el contenido de agua de dos caramañolas. El fuego de los
leños más grandes no se apaga. Diego supone que, de todos modos, se extinguirá sólo si separa bien los
leños; así, arroja a un lado los troncos más ardientes y se une a Jorge y Alberto -que se habían ocupado
de levantar la carpa y lavar la vajilla-, y continúan el paseo.
Al hacer medio kilómetro, advierten que, en el bosque en el cual habían acampado, humea un sector
considerable. Efectivamente, se originó un incendio que cercó a los propios acampañantes, quienes
sobrevivieron milagrosamente merced a una patrulla de rescate aéreo. El fuego pudo ser extinguido a
los tres días.
¿Cree usted que Alberto, Diego y Jorge son punibles?
• Variante.- ¿Cambiaría la solución del caso si alguno de ellos muriera efectivamente?

• Nota.- En ambas hipótesis, procure asumir un doble papel: el de acusador, procurando el tratamiento
más severo para los tres acampantes, y el de defensor, procurando la impunidad, o el tratamiento más
favorable.

52. El golpe de Estado 2.- Un grupo de empresarios americanos mantienen una reunión en la ciudad de
Nueva York, en la que pretenden persuadir a los jefes de la Fuerza Aérea Argentina y de la Armada, de la
conveniencia, para la Argentina, de que las autoridades constitucionales sean depuestas y se asiente un
gobierno de facto, de carácter "verdaderamente nacional", que gobierne con "mano fuerte". Los
empresarios proponen inclusive ciertos detalles del plan que debería ser respetado en caso de
aceptación de la maniobra.

2
Caso de Ricardo Sáenz.
Al llegar los funcionarios argentinos nuevamente al país, entrevistan a su colega del Ejército, y le hacen
ver la necesidad de llevar adelante el plan americano.
El jefe del Ejército, hasta entonces hombre de confianza del Presidente y de convicciones democráticas,
increpa a sus pares y advierte que, si pretenden concretar el plan, "sacará sus fuerzas a la calle", lo cual
implicaba una frustración segura del "golpe".

Al poco tiempo, el jefe del Ejército asiste a un congreso en Montevideo. Allí es entrevistado por un
emisario de los propios pares de las fuerzas de Aeronáutica y Marina; el emisario le indica que, si todo
sale bien, y él apoya el "golpe", podría ser designado como Presidente de la Nación.
Poco tiempo después, en Buenos Aires, el jefe del Ejército nota que la Marina y la Aeronáutica siguen
adelante con el plan. Todavía se halla en posibilidades estratégicas insuperables para detener todo
intento golpista. Pero la idea de ser Presidente empieza a seducirlo.
Una semana después, la Marina y la Aeronáutica habían complicado suficientes jefes militares como
para dejar indefenso al jefe del Ejército.
Al advertir éste que el "golpe" es inminente, reflexiona acerca de que él no puede traicionar al
Presidente, y decide apoyar a las autoridades legítimas.
Al día siguiente, da la orden a sus jefes para que "saquen las tropas a la calle y defiendan Buenos Aires
de lo que pueda suceder". Asimismo se comunica con el Presidente y le advierte lo que sucede. Sin
embargo, sus jefes ya no le responden. El "golpe" se concreta. El gobierno constitucional es derrocado, y
los vencedores asumen el poder.
Problemas económicos dan por tierra prontamente con el gobierno surgido del acto de fuerza. Asume
nuevamente el Presidente de jure antes destituido.
En Buenos Aires se halla uno de los empresarios americanos, el jefe de la Fuerza Aérea, el jefe de la
Armada, el emisario que habló en Montevideo con el jefe del Ejército, y este último. Analice los
comportamientos de todos ellos.

53. Las licitaciones espurias. El ingeniero Walter Cisnes es nombrado en el más alto cargo de un
organismo administrativo (que depende directamente de un ministerio), como "director general".
Durante un gobierno anterior, Walter Cisnes había integrado una "comisión de preadjudicación" para la
resolución de licitaciones públicas que debía adjudicar finalmente el "director general" de entonces,
Aníbal Ataúd. La comisión debía elevar un dictamen con fundamentos expresados en forma individual, y
con una recomendación final resuelta por mayoría, que el "director general" tenía que considerar en su
decisión, aun cuando podía apartarse del dictamen de la comisión si entendía que concurrían razones
suficientes.
En los cuadros administrativos del organismo, se decía que, en los tiempos de Ataúd, éste y algunos
miembros de la "comisión de preadjudicación" se habían enriquecido a costa del organismo. Se
comentaba que había habido todo tipo de irregularidades: aperturas clandestinas de sobres de oferta;
dictámenes "de favor" para algunas empresas; participación de diversos funcionarios en las ganancias
de las contrataciones, etcétera.
Dos meses después de que Cisnes asumiera el cargo de "director general", un abogado del
departamento jurídico, recién designado, se presenta ante Cisnes y le dice que, a su juicio, se debería
instruir un sumario administrativo y, en todo caso, efectuar una denuncia ante la Fiscalía Nacional de
Investigaciones Administrativas y ante la justicia federal.
El "director general" le contesta que estudiará seriamente la propuesta desde varios puntos de vista y
que, precisamente a ese respecto, redactase un dictamen jurídico.
El letrado presenta el dictamen veinte días después, y, entre otras cosas, le informa que, en ciertos
dictámenes de la antigua "comisión de preadjudicación", han desaparecido los votos individuales de
algunos miembros -en tres de cuyos casos el voto ausente pertenece al propio Cisnes-, aunque los cinco
firman siempre las recomendaciones finales. En todo caso, según el dictamen, las irregularidades prima
facie cometidas habrían sido numerosas, y de distinta especie.
El letrado recomendaba, pues, realizar la denuncia a que se refiere el art. 164 del Cód. Procesal Penal de
la Nación, porque ello venía impuesto como obligatorio, conforme a las circunstancias, a ese precepto y
sus reglas concordantes, y especialmente según lo imponía el art. 277, inc. 6º, del Código Penal. Pasan
30 días y Cisnes no toma ninguna decisión.
El persistente letrado solicita una nueva entrevista, para requerir información acerca del resultado de su
dictamen. Cisnes le aclara allí que aún no ha podido leerlo, que otro día lo llamará para conversar acerca
de ello. Antes de retirarse, el letrado lee al "director general", ahí mismo, el breve capítulo final del
dictamen, que recomendaba efectivamente la denuncia como modo de cumplir con un imperativo legal.
Sin embargo, un mes más tarde, sigue sin suceder nada.
En tales condiciones, el abogado presenta una denuncia ante la Fiscalía Nacional de Investigaciones
Administrativas, y ante el juez federal de turno.
Instruida la causa y realizadas las pruebas se demuestra:
a) Que Ataúd había recibido dinero de tres adjudicatarias, un mes después de la firma de cada contrato.
b) Que cuatro de los cinco miembros de la "comisión de preadjudicación" de entonces, García, Barrios,
Malavia y Buenatesta, habían dictaminado a favor de las respectivas tres adjudicatarias, aunque se
demuestra que las propuestas técnicas y económicas de cada empresa eran claramente superadas
por las propuestas de otras empresas dolosamente excluidas.
e) Que los votos individuales de Cisnes habían sido suprimidos de los expedientes, sin que se pudiera
determinar si ello había sucedido antes de que Cisnes asumiera como "director general", o después
de ese momento, ni quién podría haberlo hecho.

• Nota.- Para la ejercitación útil mediante este caso, es preciso que se designe un fiscal; y un defensor
distinto para Ataúd, Cisnes y el grupo de los otros cuatro funcionarios. Es preciso además, en cualquier
caso, que el ejercicio sea adjudicado a los examinandos con suficiente tiempo para su preparación.
Bibliografía general

Bacigalupo, Enrique, Delito y punibilidad, Civitas, Madrid, 1983.


- Delitos impropios de omisión, 1ª ed., Pannedille, Buenos Aires, 1970; 2ª ed., Temis, Bogotá, 1983.
- Lineamientos de la teoría del delito, 1 ª ed.,Astrea, Buenos Aires, 1974; 2ªed., Hammurabi, Buenos
Aires, 1986.
- Manual de derecho penal. Parte general, Temis - Ilanud, Bogotá, 1984. Carbonell Mateu, Juan C., La
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penal, 3ª ed., 1ª reimpr., Hammurabi, Buenos Aires, 1997.
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Zimring-Hawkins, La utilidad del castigo, trad. Agustín Bárcena, Editores Asociados, México, 1977.
Índice general
Palabras previas a la segunda reimpresión ...............................9
Prólogo a la segunda edición.......................................................................... 13
Prólogo a la primera edición.......................................................................... 17
Introducción
ELMETODO DE CASOS Y EL EMPLEO DE ESTE LIBRO
I. LOS CASOS. CONTENIDO GENERAL DEL LIBRO............................... 33
B.EL"CURSO-TIPO"..................................................................................... 35
§ 1. En qué consiste................................................................................ 35
§ 2. La adecuación al nuevo plan de estudios: el derecho procesal. 36
C.LAS "SOLUCIONES-TIPO"....................................................................... 38
IV LOS "CASOS DE ENSEÑANZA" Y LOS "CASOS DE EXAMEN"............ 39
PARTE PRIMERA
CURSO-TIPO
Capítulo I
FUNDAMENTOS DEL DERECHO PENAL Y TEORIA DE LA LEY PENAL
I.FUNDAMENTOS DEL DERECHO PENAL............................................. 43
§ 1. Análisis de textos técnicos............................................................ 43
§ 2. Análisis de otros textos.................................................................. 44
B.TEORIADE LA LEY PENAL. PRINCIPIOS GARANTIZADORES Y AM-
BITOS DEAPLICACION .............................................. 45
§ 1. Análisis de fallos de la Corte Suprema :........................... 45
§ 2. Casos................................................................................................. 46
1. Viaje frustrado........................................................................... 46
2.La hostería del sur.................................................................... 47
3.casado dos veces....................................................................... 49
4.Viaje aéreo.................................................................................. 49
5.El contagio.................................................................................. 50
6.La quinta de Florianópolis ................. 51
III. PROPUESTA DE EXAMEN PARCIAL...................................................... 52
Capítulo ll
TEORIA DEL DELITO
l.DELITOS DOLOSOS DE COMISION ....................................... 59
§ 1. Tipo objetivo..................................................................................... 59
1.El amigo sonámbulo................................................................. 59
2.Los criados.................................................................................. 59
3. La caída del avión...................................................................... 60
4.Frustración del salvamento.................................................... 60
§ 2. Tipo subjetivo.................................................................................. 61
1.Cazador infalible....................................................................... 61
2.Un error fatal ................................................. 61
3. El puma y la enfermera............................................................ 61
4.Muerte en el río.......................................................................... 61
5.¡Cuidado con la esposa! ................................. 62
6.La Cruz del Sur.......................................................................... 62
§ 3. La "construcción" del tipo penal................................................... 63
1. El pueblo artificial .......... .. . .... . .... ...... ........ 63
2. Impedimento matrimonial .................................................... 64
§ 4. Antijuridicidad y justificación...................................................... 64
1. Tres enmascarados................................................................... 64
2. El carro del campo..................................................................... 64
3. Incendio en el colectivo .... .......... .. .. ... . ..... ...... ..... . 65
4. El padre perverso ... 65
5.Un ladrón en la ruta.................................................................. 66
§ 5. Culpabilidad
1. Meningitis
2. La confesión................................................................................ 68
3. Alquiler sin aviso....................................................................... 68
4. Perjurio .. 68
§ 6. Punibilidad 68
1. Karnéades . ...... ..... ............... .. ..... .. .. ...... 68
2. El cajero del banco..................................................................... 69
3. La suegra y el cuñado .................................. 70
4.Como si fueran hermanos........................................................ 70
§ 7. Tentativa.......................................................................................... 70
1. El par de medias
2. El botón rojo
3. El veneno gota a gota 72
4. ¿Aborto seguido de muerte?.................................................... 73
§ 8. Autoría y participación.................................................................. 74
1. El perro ajeno............................................................................. 74
2. La dama de las joyas................................................................. 75
3. Gerente de banco....................................................................... 75
4. Conspiración ....................................................................... 76
5. A las órdenes del capitán.......................................................... 76
II. DELITOS CULPOSOS DE COMISION .................................... 77
1. El salto del profesor........................................................................... 77
2. Niños de escuela................................................................................. 78
3. Problema visual ................................................... 79
4. La anciana y la esposa....................................................................... 80
5. La clausura del local.......................................................................... 80
III. DELITOS DE OMISION............................................................................ 81
1. Guardabarreras ................................................. 81
2. Negación de alimento........................................................................ 82
3. Dos chicas y un muchacho ........................ 82
4. La tragedia del dique ...................... .......... 83
5. Mi hijo el doctor ....................................... 84
IV. TEORIA DEL CONCURSO........................................................................ 85
1. Bomba en un tren............................................................................... 85
2. Los Hermanos................................................................................. 85
PARTE SEGUNDA
SOLUCIONES-TIPO
Capitulo l
DELITOS DOLOSOS DE COMISION
l.TIPICIDAD
1. Cazadores en descanso . .. .. . ... . ............ . ... .. . 91
•SOLUCION
§ 1. Tipicidad ....... ........ .... ... .......... .. . ................... .. ..... 91
a) Tipo objetivo.......................................................................... 91
b) Tipo subjetivo: el dolo.......................................................... 93
B. ANTIJURIDICIDAD Y JUSTIFICACION
2. Casualidad.......................................................................................... 95
•SOLUCION
§ 1. Tipicidad ............................................................... 95
a) El problema de la "construcción del tipo"........................ 95
b) Tipo objetivo.......................................................................... 100
c) Tipo subjetivo....................................................................... 101
§ 2. Antijuridicidad.......................................................................... 102
a) Tipicidad y justificación...................................................... 102
b) Tipo objetivo de justificación ............................. 103
c) Tipo subjetivo de justificación........................................... 105
Addenda
LOS ELEMENTOS SUBJETIVOS DE LAS CAUSAS DE JUSTIFICACION. 106
III. TENTATIVA.AUTORIA. PARTICIPACION
3. Matar al muerto .......................................................... 110
•SOLUCION
A. INTRODUCCION: AUTORIA Y PARTICIPACION ............... 111
B. ACCION DE JULIO.................................................................................. 111
§ 1. Tipicidad ..............................................................111
a)Tipo objetivo.......................................................................... 111
b)Tipo subjetivo....................................................................... 113
1. El dolo............................................................................... 113
2. Especial elemento subjetivo de la autoría................ 114
§ 2. Antijuridicidad ......................................................114
§ 3. Culpabilidad.............................................................................. 115
§ 4. Punibilidad................................................................................. 115
C. ACCION DE ANDRES .. ..... ......... .... . .. .. ............ 117
§ 1. Tipicidad ....... 118
a)Tipo objetivo de la instigación........................................... 118
b)Tipo objetivo de la complicidad......................................... 119
Addenda
LA TENTATIVAANTE LA TEORIADE LO !LICITO................................... 120
a)El contenido de lo ilícito.............................................................. 121
b)Tentativa y ausencia de tipo....................................................... 122
e) Principiodeejecución.................................................................. 127
d)Tipo objetivo y subjetivo.............................................................. 127
e) Tentativa inacabada y acabada................................................. 131
f) Adelantamiento del resultado (dolus generalis inverso)...... 133
g) Punibilidad por tentativa en hechos consumados 135
Capítulo ll
DELITOS CULPOSOS DE COMISION
4. El caballo que no responde a las riendas............................................... 141
•SOLUCION
§ 1. Tipicidad............................................................................................. 142
a)Relación entre delitos dolosos y culposos................................ 142
l. La cuestión.............................................................................. 142
2.Tipo objetivo............................................................................ 144
3.Tipo subjetivo......................................................................... 145
b)La adecuación al tipo culposo.................................................... 150
l. El concepto ........ ..... ............... ....... .... .. ..... . 150
2.La función del resultado....................................................... 150
3.La infracción al deber de cuidado........................................ 151
4.El elemento subjetivo del delito culposo: la conciencia de
lo que se hace ................................................... 152
§ 2. Antijuridicidad.................................................................................. 155
§ 3. Culpabilidad...................................................................................... 156
§ 4. Punibilidad ................................................................156
Capítulo III
DELITOS DE OMISION
5. El caso del médico y los dos pacientes.................................................... 161
I. SOLUCION DEL PLANTEAMIENTO ORIGINAL
A. INTRODUCCION: DELITOS DE OMISION PROPIOS E IMPROPIOS 162
B. OMISION DEL DOCTOR HARTMANN ................................. 168
§ 1. Tipicidad............................................................................................. 168
a) Tipo objetivo................................................................................. 168
1. Elementos comunes a los delitos de omisión: concurso... 168
2.El tipo penal del art. 108 del Código Penal........................ 169
3.El tipo penal del art. 106 del Código Penal........................ 170
a.La posición de garante..................................................... 171
b.La producción del resultado ............................173
c.Relación causal hipotética (imputación objetiva)....... 173
4.El tipo penal omisivo "no escrito" del art. 79 del Código
Penal........................................................................................ 175
b) Tiposubjetivo............................................................................... 177
e) La posibilidad de tentativa en el art. 106 del Código Penal. 182
§ 2. Antijuridicidad.................................................................................. 183
a)Tipo objetivo de justificación..................................................... 183
b)Tipo subjetivo de justificación................................................... 186
C.Acero» DE VERONICA.................................................................................. 187
§ 1. Tipicidad............................................................................................. 187
a)Tipo objetivo de la instigación................................................... 187
b)Tipo subjetivo de la instigación ............................... 188
§ 2. Antijuridicidad.................................................................................. 188
a)Tipo objetivo de justificación de la instigación....................... 188
b)Tipo subjetivo de justificación de la instigación.................... 190
II. SOLUCION DE LA VARIANTE
A.INTRODUCCION: LAS VARIANTES DE UN PLANTEAMIENTO........................... 190
B.ÜMISIONDELDOCTORHARTMANN ..................................... 191
§ 1. Tipicidad............................................................................................. 191
a)Tipo objetivo................................................................................. 191
b)Tipo subjetivo............................................................................... 192
§ 2. Antijuridicidad.................................................................................. 192
- Tipo objetivo de justificación..................................................... 192
§ 3. Culpabilidad...................................................................................... 193
III. SOLUCIONALTERNATNADELA VARIANTE
Addenda
LATEORIADELERROR ................................................... 197
PARTE TERCERA
CASOS DE EJERCITACION
1. La encomienda........................................................................................ 205
2.Accidente en el extranjero ............................................... 205
3.De barco a barco...................................................................................... 206
4. Otra ley..................................................................................................... 206
5.Revólver prestado ........................................................... 206
6.El tratado................................................................................................. 207
7.El cine....................................................................................................... 208
8.La piscina................................................................................................. 208
9.La reunión en el bar............................................................................... 208
10.El balero.................................................................................................. 208
11. Los bastones............................................................................................ 208
12. Los enemigos........................................................................................... 209
13. La muerte del viajante .................................................. 209
14.Las dos flechas........................................................................................ 209
15.Medios abortivos ............................................................ 209
16.La curación del hijo................................................................................ 209
17.Los bomberos........................................................................................... 210
18.El fusilamiento....................................................................................... 210
19.Cazadores en lucha................................................................................ 210
20.Viaje en velero......................................................................................... 210
21.Explosión inesperada............................................................................ 210
22.La mujer de Ramón................................................................................ 211
23.Tiro al blanco........................................................................................... 211
24.El día del desfile ................. :........................................................ 211
25.Acceso carnal........................................................................................... 211
26.La mujer casada..................................................................................... 212
27.Los mendigos........................................................................................... 212
28.El sobretodo............................................................................................. 212
29.La pequeña..... .. . ..... .......... .............. ... ..... .......... . . ............ . 212
30.Un Van Gogh . 213
31.¿Falso testimonio?.................................................................................. 213
32.La inyección ............................................................. :.... 213
33.La viga...................................................................................................... 213
34.El perro y el gato..................................................................................... 214
35.La víctima del traje azul.. ................................................. 214
36.Madre soltera.......................................................................................... 214
37.Al ministro............................................................................................... 214
38.El amo del perro...................................................................................... 214
39.Muerte por teléfono................................................................................ 215
40.Sueño premonitorio............................................................................... 215
41.¡Pobre galgo!............................................................................................ 215
42.Rapto fallido............................................................................................ 215
43.Por una noche.......................................................................................... 215
44.Novio apresurado................................................................................... 215
45.El viejo libro francés.............................................................................. 216
46.El quijote.................................................................................................. 216
47.Servicio de urgencia............................................................................... 216
48.El cobrador.............................................................................................. 216
49.La tormenta............................................................................................. 217
50.El incendio............................................................................................... 217
51.Un mal susto........................................................................................... 217
52.Ladrones de fruta................................................................................... 217
53.La lancha................................................................................................. 218
54.Agresor agredido.................................................................................... 218
55.Apenas con un bastón............................................................................ 218
56.¿Letrado consciente?.............................................................................. 218
57.El gas........................................................................................................ 219
58.Lucha libre............................................................................................... 219
59.La chimenea............................................................................................ 219
60.La vieja motocicleta............................................................................... 220
61.Conducir de contramano....................................................................... 220
62.Muerte en la habitación........................................................................ 220
63.Estudiantes de medicina...................................................................... 221
64.Partida de póquer................................................................................... 221
65.Dos ladrones............................................................................................ 222
66.El bebedor................................................................................................ 222
67.Aguas contaminadas............................................................................. 223
68.Por una perla........................................................................................... 223
69.La mucama nueva.................................................................................. 224
70.Los obreros............................................................................................... 224
71.Los indios................................................................................................. 224
72.La calle oscura........................................................................................ 225
73.El viejo tío................................................................................................ 225
74.Divorcio.................................................................................................... 225
75.Práctica de tiro........................................................................................ 225
76.Los náufragos.......................................................................................... 226
77.Enamorado.............................................................................................. 226
78.Taller mecánico....................................................................................... 227
79.El pobre perro.......................................................................................... 227
80.El hermano mayor.................................................................................. 227
81.El tren en marcha................................................................................... 227
82.Peón de campo......................................................................................... 228
83.Padre desnaturalizado.......................................................................... 228
84.¿Aborto terapéutico?.............................................................................. 228
85.Notan pequeña....................................................................................... 228
86.La disputa................................................................................................ 228
87.El disparo inocente................................................................................. 229
88.Golpes suficientes ........................................................... 229
89.La competencia desleal......................................................................... 229
90.¿Inimputable? ................................................................. 229
91.¿Matrimonio ilegítimo?......................................................................... 230
92.El vecino................................................................................................... 230
93.Recaudador.............................................................................................. 230
94.Un grupo provocador............................................................................. 231
95.El niño muerto........................................................................................ 231
96.La cocina sin gas..................................................................................... 232
97.Encerrado en el hotel............................................................................. 232
98.En la pared de hielo................................................................................ 232
99.Galpón cerrado........................................................................................ 233
100.La fuga...................................................................................................... 233
101. El matador del fusil de precisión...................... 233
102.Vendar a la víctima................................................................................ 233
103.Desayuno................................................................................................. 234
104.Médico de cabecera................................................................................. 234
105.El hijo de la señora Weiss ................................................ 234
106.Remedio para los nervios...................................................................... 234
107.Arrepentimiento de un sicario............................................................. 235
108.Los sobrinos nietos................................................................................. 235
109.La inductora............................................................................................ 235
110.Tirador convencido................................................................................. 236
111.Ganzúa..................................................................................................... 236
112.Los rateros............................................................................................... 236
113.Llave falsa................................................................................................ 236
114.La escalera............................................................................................... 237
115.Pretexto de defensa................................................................................ 237
116.En defensa de un amigo......................................................................... 237
117.Hermanos de caza.................................................................................. 238
118.Sordera..................................................................................................... 238
119.Totalmente dominada............................................................................ 238
120.Director de sanatorio............................................................................. 239
121.Póquer en Tigre....................................................................................... 239
122.Consejos de padre................................................................................... 239
123.Cazador miope........................................................................................ 239
124.Enfermos mentales................................................................................ 240
125.Consejos de médico................................................................................. 240
126.El amante sincero................................................................................... 240
127.Médico de confianza............................................................................... 240
128.Los supuestos gerentes......................................................................... 241
129.Descarga eléctrica.................................................................................. 241
130.Los enemigos........................................................................................... 241
131.Guardabosques a salvo.......................................................................... 241
132.Colgado de una viga............................................................................... 241
133.Lance de esgrima..................................................................................... 242
134.Incidente de narcosis............................................................................. 242
135.Tifus.......................................................................................................... 242
136.Pelos de cabra.......................................................................................... 243
137.Peor el remedio que la enfermedad..................................................... 243
138.Limpiaparabrisas................................................................................... 244
139.De contramano........................................................................................ 245
140.Muerte en el polígono............................................................................ 245
141.Paracaidismo.......................................................................................... 245
142.Representación teatral.......................................................................... 246
143.Los agresores........................................................................................... 246
144.Suicida...................................................................................................... 246
145.Ambulancia .................................................................... 247
146. Los camioneros ... 247
147. Llegada tarde. ..... .......... ...... ............. .... ....... .... ...... 248
148.La vieja escopeta..................................................................................... 248
149.Chofer....................................................................................................... 248
150.Un raro accidente................................................................................... 249
151.Por un caballo.......................................................................................... 249
152.Pareja en lucha....................................................................................... 249
153.Comida caliente...................................................................................... 250
154.Bajo un arbusto....................................................................................... 250
155.Los andinistas......................................................................................... 250
156.Abandono................................................................................................. 251
157.En la interbalnearia ......................................................... 251
158.Ladrón de autos...................................................................................... 252
159.Dos niños de caza.................................................................................... 252
160.Ladrón de estancia................................................................................. 252
161.Paseo en bote........................................................................................... 252
162.Casona asegurada.................................................................................. 253
163.Cuñados en vacaciones.......................................................................... 253
PARTE CUARTA
CASOS DE EXAMEN
1. E bombero García.................................................................................. 257
2. Sentenciado a muerte............................................................................ 258
3. El padre y el hijo...................................................................................... 258
4. El pediatra bígamo................................................................................. 259
5.El tercer intento...................................................................................... 260
6. La pócima
7. Bomba Fatal
8. Herencia frustrada ... ... .... ..... .. . .... .. . .. ... ...... .. .. ..... 263
9. La venganza del anciano. .. .. ...... ......... .. ......... .. ....... 264
10. El novio ahogado.................................................................................... 265
11. Accidente en la ruta 2 .................................................... 266
12.Un tropezón que es caída...................................................................... 268
13. El guardavidas........................................................................................ 269
14. El niño débil............................................................................................. 270
15. El otro niño
16. El coleccionista
17. Un episodio en el campo 272
18. Tratamiento antirrábico....................................................................... 274
19. Romualdo, el novio de Clara................................................................. 275
20. Parto mortal.......................................................................................... 277
21. El estudio de cromosomas..................................................................... 277
22. El ex novio................................................................................................ 279
23. Distribuidor de abortivos...................................................................... 279
24. Al borde de la laguna.............................. ....... 280
25. Las hijas de Flores·········································································· 281
26.El fin de semana............................................................................... 282
27. El profesor de hockey.......................................................................... 283
28. Colegio secundario··········································································· 284
29. El último día............................................................................................ 285
30. La logia.................................................................................................... 286
31. La carta del banco.................................................................................. 287
32. La autopista............................................................................................. 289
33. El tintero de plata................................................................................... 290
34. El padre del conscripto .................................................... 292
35.La cuenta de luz...................................................................................... 293
36. Parque de diversiones ..................................................... 294
37. La distribución gratuita de témperas................................................. 295
38.Los honorarios del abogado............................................................... 296
39.El garaje "Rivas" ............................................................... 298
40.El cuadro de la herencia........................................................................ 299
41.Los amigos extranjeros......................................................................... 300
42. Los Estanques
43. Las ovejas
44.Tras cargar nafta.................................................................................... 302
45.Los libros de la biblioteca...................................................................... 302
46.La soltera................................................................................................. 303
47.Del garaje a la estación.......................................................................... 304
48.La caza del puma.................................................................................... 305
49.La yegua de Carlos................................................................................. 305
50. El perro y el gato..................................................................................... 306
51.Incendio de acampantes........................................................................ 307
52.El golpe de Estado.................................................................................. 308
53.Las licitaciones espurias....................................................................... 309
Bibliografía general................................................................................... 315

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