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PERONISMO Y ANTIPERONISMO EN LA LITERATURA

El 17 de octubre de 1945, por primera vez en la historia, la clase obrera se manifestó


masivamente en defensa de sus intereses e incidió en el curso de los acontecimientos del
país. Ese día, miles de hombres y mujeres ocuparon la Plaza de Mayo exigiendo la libertad
de Juan D. Perón.
Al año siguiente, Perón fue elegido presidente e inauguró un período que se caracterizó
por revertir el estado de postergación de las mayorías populares. Esta política fue percibida
por las clases media y alta del país como una invasión de sectores sociales que venían a
apropiarse de espacios políticos, económicos y culturales que no les correspondían. El
resultado fue una confrontación peronismo-antiperonismo que se prolongó durante varias
décadas en el país.
En numerosas obras literarias del período hay una mirada despectiva sobre los sectores
populares que ingresan a la historia, como el cuento “Cabecita negra”, de Germán
Rozenmacher.
La historia de “Cabecita negra” está narrada en tercera persona, desde el punto de vista de
Lanari, un personaje que representa a la típica clase media argentina del período 1950-
1960. En el relato se alude a un conflictivo momento político que afectaba la vida de las
personas comunes y se traducía en enfrentamientos cotidianos que alimentaban las
fabulaciones de Lanari, el cual se sentirá invadido por los dos cabecitas negras, y el cuento
relatará su experiencia como si se tratara de una pesadilla en la noche.
En el cuento se representa la sensación agobiante que generaba, para determinada clase
social, la presencia de la gente de los suburbios, del campo y del interior del país.
Rozenmacher fue un destacado escritor y su obra está muy marcada por los fenómenos de
discriminación y la interacción de grupos con distintos orígenes nacionales y sociales en la
Argentina de los años ’50 y ’60

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