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Filología y lingüística XI (2): 45-51,1985

EL ARPA Y LA SOMBRA EN LA POETICA DE CARPENTIER*

Carlos Santander

ABSTRACT

The compositlon procedures in the works of Alejo Carpentler, and therefore in El arpa y la
sombra, work towards the development of an expresslve and semantic system whose organ-
nizing intuitlon is symbolically stated in a culture texto This article reveals the main ele-
ments In the building of such a svstern. The external arrangement of the text is analyzed,
including the IItle, eplgraphs, and dlvlslon into chapters, in order to show how this arrange-
ment is closelv related to the author's modellng viewpoint. Tltles, for example, have a
blnary structure that corresponds to a semantic duality: hlgh and low, here and there, An
absolute and fixed categorv wlll always contrast with a historical, f1uid one. This duality is
cornpleted with the insertion of the text within a prevlous one. Palimpsest constitutes the
building technique. The play in El arpa y la sombra resides in the opposition between
unlqueness and multipllcltv. Bellinl's columns constitute the lnspirlng text -a cultural one
as usual. The allegoric nature of the text underlies the building principie at all levels: its
external arrangement, the narrator, the structure of the imaginary world and, therefore, the
notlon of man and historv,

Hay antes que nada en Carpentier un arte de cultura. Y no hay ninguna posibilidad de descifra-
intitular. Los títulos de sus cuentos y novelas pro- miento sin este conocimiento particular.
vocan, incitan, intrigan, cuando no desconciertan. éQué significa Ecue- Yamba-O? Hay que sa-
Se puede pensar, por ejemplo, en El siglo de las ber que en dialecto ñáñigo esto quiere decir "el
luces, que irritaba a los editores porque sugería Señor sea loado'. El camino de Santiago alude,
más la densidad de un tratado histórico que el pla- por supuesto, a las peregrinaciones medioevales a
cer que ofrece una buena novela. La naturaleza la ciudad de Compostela, pero es también la Vía
catafórica de todo título -su capacidad de mos- Láctea -Campus Stellae- e incluso cualquier ca-
trar hacia adelante- no es en absoluto transparente mino que lleve a cualquiera de las decenas de ciu-
en él. Sus títulos rechazan la pura denotación y su dades que llevan este nombre en América Latina.
amplia connotación crea, por el contrario, el enig- En El arpa y la sombra, por ejemplo, es Santiago ...
ma y el equívoco. El texto se abre así con un de Chile. No es transparente tampoco en Seme-
misterio: la tarea de descifrarlo es fuente de una jante a la noche la alusión a Apolo que caminaba,
tensión inaugural. El carácter fuertemente conno- como lo asegura la /líada, "semejante a la noche".
tativo de los títulos hace que éstos sugieran más de Así como la estructura gramatical de los títulos
lo que dicen y obliguen a desconfiar de todo lo es a menudo binaria, así también lo es la estructura
que parece evidente. Con Carpentier estamos obli- semántica. El título es lo que denota más lo que
gados a ir más allá del sentido meramente lexical connota. El reino de este mundo es este mundo,
de las palabras o de las frases y buscar en un cam- pero en oposición al otro, al reino de los Cielos. La
po de significación más exigente: el de la cultura. consagración de la primavera alude directamente a
En sus obras, cada título surge de un contexto de la obra de Stravinsky, pero también a la Revolu-
ción, como momento inaugural de la Epoca. Esta
• Ponencia leida en el Coloquio sobre la obra de Alejo estructura binaria se presenta además en una mo-
Carpentier,organizado por el Instituto de Estudios Ibé- dalidad antitética, bajo forma de contraste, mu-
ricos y Latinoamericanos de la Universidad Pa- chas veces irónico: El siglo de las luces, El recurso
rís-Sorbonne, los días 24 y 25 de abril de 1981. Los
textos fueron publicados en francés por la Revista del método, El reino de este mundo. Estos rasgos
SUD,en 1982. Esta es la primera vez que este trabajo característicos del procedimiento de intitulación
sepublica en español. en Carpentier nos llevan a comprender que su obra
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surge más bien de una experiencia de cultura que texto. Los epígrafes pueden englobar el conjunto
de una experiencia existencial y que el propio tex- de la obra o solamente un capítulo. En todo caso,
to se ofrece sin equ ívocos como una experiencia proporcionan la atmósfera afectiva, el tono o el
de arte, de un arte que presenta todas las huellas sentido profundo del texto que presiden. Repre-
de la poderosa voluntad constructiva del autor. sentan una dimensión de lectura que se orienta
Si el título no es arbitrario y resulta de una hacia la profundidad del sentido épico.
voluntad constructiva, queda claro que expresa Es por esto que no es raro que estos extractos
conscientemente una concepción del mundo y que recuerden la palabra sagrada, la verdad, el oráculo
forma parte del sistema de medios expresivos que que extrae su sabiduría del fondo de los tiempos.
intervienen en la construcción del texto y que, in- Se encuentran en Carpentier epígrafes extraidos de
cluso, su manera íntima de ser debe tener una rela- tex tos bfblicos (Deuteronomio, job, Salmos,
ció de correspondencia coherente con esta concep- Isaías), de otros libros sacralizados (Zohar, Poemas
ción. Los títulos presentan una estructura bina- nahuatls, Chilam Balam, Popol- Vuh, Leyenda de
ria y por consecuencia debe apuntar a una duali- Oro, /1íada, Divina Comedia) o de voces cal ificadas
dad semántica. En efecto, existe una relación estre- en los más altos rangos de la cultura (Lope de
cha entre estos dos niveles. Es una relación polar Vega, Quevedo, Descartes, Goethe, Goya, Melville,
cuyos ejes espaciales son lo alto y lo bajo en la Shellev, Lewis Carroll, Rimbaud, Valéry, Picasso,
línea vertical y el aquí y el allá en la horizontal. Stravinsky) .
Escritura celeste/escritura terrestre (Camino de En El arpa y la sombra nos encontramos frente
Santiago); origen sagrado/historia profana (Los pa- a un epígrafe general que afecta al conjunto de la
sos perdidos); discurso ideológico/praxis política novela y a tres epígrafes, uno para cada capítulo.
(El siglo de las luces); lo escatológico/lo temporal El epígrafe general posee también una forma bina-
(El reino de este mundo); el símbolo artístico/el ria: "En el arpa, cuando resuena, hay tres cosas: el
símbolo histórico (La consagración de la primave- arte, la mano y la cuerda. En el hombre: el cuerpo,
ra); la razón especulativa/el disparate histórico (El el alma y la sombra". Hay que notar aquí que, a
recurso del método). En todo caso el contraste diferencia del título, el binomio es el arpa y el
entre una categoría inmutable, eterna, absoluta (o hombre y no el arpa y la sombra. En el título
teniendo la pretensión de serio o siendo percibida tenemos el arpa, en tanto que el hombre es redu-
como tal) y otra fluida, en permanente movimien- cido a una, la última, de sus tres componentes.
to, histórica, real, heraclitiana. Como diría Mircea Esto constituye una operación paralela a la que
Eliade, lo sagrado y lo profano. No hay escritura encontramos a nivel del personaje. Del Cristóbal
sin un texto previo de referencia. La técnica de Colón de carne y hueso nos queda un expediente
construcción es la del palimpsesto. de beatificación, una historiografía, una leyenda,
Hay que señalar, no obstante, que para el autor hasta una novela: una sombra del hombre, una escri-
cubano estas categorías funcionan en relación con tura. Es evidente que el arpa equivale al canto, a
un contexto histórico determinado que es la refe- una forma de escritura; es decir, a un significante
rencia de la narración y que, por lo tanto, las cate- cuyo tema -el significado- es el hombre en gene-
gorías varían conforme al momento seleccionado ral y Cristóbal Colón, en el caso particular de la
para servir de base a la ficción. novela. Es el mismo Carpentier quien nos ofrece
Estas breves consideraciones previas deben aler- la posibilidad de abrir esta correspondencia entre
tarnos, a partir del título, para la mejor compren- arpa y literatura cuando nos explica que él ha pen-
sión de la novela. El arpa y la sombra inauguran un sado esta novela como "una variación musical" (su
enigma. Su estructura binaria, antitética, fuerte- estructura en tres capítulos nos remite, por lo de-
mente connotativa es una buena puerta de entrada más, directamente a la estructura de la sonata
para la aventura que nos propone el texto. -allegro, andante, allegro molto vivace- y nadie
Se puede tratar de descifrar el problema que ignora que en el conjunto de su obra la relación
plantea el título con la ayuda de otro recurso que con la música es constante), es decir, otra manera
es también un arte en Alejo Carpentier: se trata del de interpretar el tema "colombino": "como los
epígrafe. En efecto, casi no existe obra de Carpen- hechos han podido o han debido suceder". La rela-
tier que no posea epígrafes y algunas veces, como ción entre el arpa y la sombra es establecida por la
es el caso de El siglo de las luces, todo un sistema mano; ella constituye el puente, la parte del cuer-
de epígrafes que conforman una estructura simbó- po material y terrestre que tiene el privilegio de
lica determinante para la exacta comprensión del poder poner en contacto el cielo con el infierno.
SANT AN DE R: El arpa y la sombra ... 47

Esta mano, sin embargo, debe ser una mano ejecu- El arpa -ya lo hemos visto- es la literatura y
tante, capaz de dominar el arte -el conjunto de ésta puede llegar a ser perfectamente un instru-
normas que lo constituyen- y de pulsar la cuerda. mento de la ideología. Puede alabar a denigrar a
En resumen, es el artista, el músico que interpreta conveniencia, convertirse en leyenda blanca o le-
quien posee su propia concepción del arte como yenda negra, comprometida en un sentido o en
también del hombre. No es otro el rol del novelista otro. Si alaba, se parecerá al arpa de la tradición
que juega con las palabras, que las organiza confor- bíblica, el arpa de David, el salmo. Es el caso del
me a su concepción del arte para dar una interpre- primer capítulo donde se nos ofrece la historia de
tación del hombre, de su vida, de su historia. Entre esta evolución a propósito de Cristóbal Colón.
la concepción general o abstracta de la filosofía o Justamente, uno de los fenómenos que se pro-
de la historia y la concreción individual y viviente dujo en relación con este personaje es la constitu-
del hombre, es el arte el lugar del encuentro. ción de una leyenda blanca, cuyo origen se remon-
Del "cuerpo, el alma y la sombra" del epígrafe ta a los escritos del propio Colón y se constituye
no nos queda sino la sombra a nivel del título. El después con los de su hijo Fernando, el Padre Las
cuerpo y el alma han desaparecido en la consuma- Casas, el escritor Washington Irving (1828), Rose-
ción del tiempo. Sólo la sombra -habitante de los lIy de Lorgues (1851), León Bloy y Paul Claudel.
espacios infernales en la literatura mítica occiden- Con ellos la historia se transforma en hagiografía.
tal- recuerdo y resultado de la praxis humana está Motivaciones personales, rel igiosas o poi íticas han
al alcance de la imaginación de hoy día. actuado para elevar a Colón a nivel de lo celeste y
rendirle el culto correspondiente. En este sentido,
De esta manera, arpa y sombra hay que leerlo el arpa del primer capítulo es la "historia arpada",
como literatura y hombre, novela y personaje, re- escrita intencionalmente, a pedido, con el fin de
cuperación por el arte de un pasado tal como pudo elevar a Colón y los valores que podría representar,
o debió haber sido. de su condición humana a la condición de beato y
Las formas estructurales externas del que título de santo. Es el objetivo político de Pío IX que
y epígrafes forman parte incluyen también la dis- piensa combatir las "ideas nuevas" del siglo XIX
posición del texto en capítulos. En esta novela hay -entre ellas la conspiración internacional de la ma-
tres. Y no hay nada de arbitrario ni de azaroso en sonería-, derivadas de las ideas igualitarias de la
esta técnica de Carpentier. Basta con recordar Los Revolución Francesa, con la ayuda de un santo
pasosperdidos donde cada capítulo se corresponde universal que uniría los dos continentes europeo y
con un día del Génesis, o la estructura musical de americano es un misma devoción. En la novela, es
Ecue-Yamba=O y de El acoso. En El arpa y la a partir de la firma de Pío IX que va a iniciarse el
sombra presenciamos una disposición del texto na- procedimiento de beatificación. La petición de los
rrativo en tres partes o capítulos; cada parte lleva obispos, arzobispos y cardenales, sellada con la fir-
un título y un epígrafe. Las partes son: el arpa, la ma papal, constituye el apogeo de la glorificación
mano y la sombra. Es decir, un elemento ya incluido del personaje. Se trata de un verdadero proceso de
en el título general y en el primer epígrafe -el mitificación. La reacción contra éste está a la base
arpa- y otros dos que son componentes ya sea del de la gestación de la novela: "Yo estaba irritado
arpa -es el caso de la mano- ya sea del hombre por la intención hagiográfica de un texto (el de
-es el caso de la sombra-o En realidad, la mano Paul Claudel) que atribuía virtudes sobrehumanas
ocupa una posición intermediaria ya que también al Descubridor de América", explica Carpentier. Al
es parte del hombre. Esto se refuerza si observa- arpa mitificadora, al arpa ideológicamente compro-
mos que la segunda parte, "la mano", la más ex- metida, deformadora del hombre a partir del mo-
tensa de la novela, hace de puente entre la primera mento en que éste se transforma en superhombre,
y la tercera y la tercera, entre el arpa y la sombra y Carpentier opone otra arpa, un proceso desm itifi-
que, al nivel del contenido, está constituida por el cador que va a intentar recuperar la estatura huma-
monólogo de Cristóbal Colón, su confesión general na de Colón por la vía del arte narrativo.
durante su agon ía. El arpa, entonces, está manteni- Para oponerse con bases sólidas al entusiasmo
da al nivel de los títulos, sub-títulos y de los epí- celeste de los partidarios de un Colón beato, Car-
grafes generales y particulares m ientras que el pentier ha debido servirse de los resultados de una
hombre no reaparece sino bajo la forma de som- muy otra escritura, la que por negativa, escéptica o
bra. Esto constituye ya toda una concepción del positivista ha conseguido destruir algunos aspectos
hombre en su relación con el tiempo. de la leyenda y a clarificar una biografía que pone
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"sombras" sobre el prestigio del héroe. En esta (su español lo ha aprendido además en textos de la
línea se encuentran los trabajos de Alejandro Hum- novela picaresca). Estudios desordenados, el ham-
boldt, Sophus Ruge, Henri Harrisse y sobre todo bre, el conocimiento del mundo en su amplitud
Henri Vignaud. geográfica y social, la pobreza, la ambición jerár-
Nos introducimos justamente en el universo na- quica; él y Colón, franciscanos; franciscanos tam-
rrativo por la persona del Papa No IX. El acaba de bién sus respectivos confesores; habilidad y astucia
abandonar la muchedumbre del Vaticano, los cán- para tratar con el enemigo; la misma obsesión por
ticos y las ceremonias litúrgicas. Está solo en su una idea, siendo la del Papa la de canonizar a Colón
oficina delante del expediente de Colón. Escucha para ofrecer a la humanidad un santo de "culto
los sonidos de las campanas de Roma, es decir, las ecuménico" y combatir el veneno de las ideas filo-
voces de la Iglesia, de su autoridad, de su responsa- sóficas enemigas de la religión y de sus numerosos
bilidad. El debe firmar, incluso tratándose de un fieles en América. Ambos han vivido el continente
procedimiento excepcional. Es su viejo sueño; ha como un continente de Revelación. Colón como
llegado a ser Papa casi para esto. Con el gesto de Revelador; el Papa como un Revelador de éste. Es
firmar, va a entrar en las páginas gloriosas de la la epifanía de América que transforma a un monje
historia, de la memoria de los hombres. Es aSI, por obscuro en Papa brillante, un humilde franciscano
intermedio de un expediente, de un conjunto de en personaje poderoso, un joven resignado en am-
escrituras que va a realizarse nuestro primer con- bicioso diplomático. Del anonimato a la Historia.
tacto con Colón. Es un Colón escrito conforme a Una persona en personaje. Un hombre privado en
las intenciones del Delfrn, del Vicario de Cristo. Se hombre público, Mastal-Ferratti en PIO IX; una
comprende en este momento que la novela está vida individual en vida representativa. A partir de
construida entonces como un texto -sobre-un- ese momento entra en escena, en el corazón mismo
texto, como una palimpsesto. de los conflictos mundiales, una "dramatis perso-
Es interesante subrayar que las motivaciones pa- na" ejemplar. Una vez más, con Carpentier, la no-
pales no provienen de una convicción profunda en vela adopta la forma de un autosacramental.
la personalidad santa de Colón, sino de intereses Hay entre ellos también un juego de contrastes.
pohticos e ideológicos, es decir, de una maniobra Un "cristóforo" se mueve y habla; el otro, se sien-
papal que no tiene nada que envidiar a las manio- ta y firma. Este está rodeado de lujo y de pompa;
bras de los masones que él quiere combatir. Inclu- el otro no podrá jamás alcanzarlos. El Papa está en
so el Papa no oculta su admiración por O'Higgins, la cumbre del poder; el Virrey no lo aprovechará
un masón, ni los medios de los que se ha valido jamás. El Papa .tiene un origen noble; Colón estará
para informarse de las intrigas de sus enemigos en- obligado a inventario. Este terminará en la miseria;
tre delatores, réprobos y conversos. Su decisión de aquél en la gloria, el esplendor y la riqueza.
firmar es un gesto más polúico que religioso, más Como recurso, este juego de espejos es perma-
un combate polúlco que un acto de fe. Su duda es nente en la novela. Hay muchas arpas, muchas ma-
puramente administrativa; no afecta su convicción nos, muchas sombras. Cristóforos, alm irantes, es-
profunda. El Papa no hace sino dudar de la estrate- critores, en juego de semejanzas y contrastes. En el
gia. Colón, como beato, va a servir a los fines de la mismo Colón hay dos, como en un sarcófago egip-
Iglesia del siglo XIX, va a ser una vez más un ins- cio: "Somos dos en uno. El yacente ... y el otro, el
trumento, una mano en la mano de otro. interior". ASI el texto de Carpentier incluye el de
El personaje principal de este primer capitulo Claudel de donde él recoge las diferentes voces de
tiene más de una semejanza con el de Colón. Entre Colón o de sus historiadores, planteando esta nove-
otros, ese rasgo común a ambos de no preocuparse la un juego de intertextualidades y extrayendo del
de los medios, tan propio de los picaros. Por otra hecho literario todas las consecuencias de su litera-
parte, el Papa, Vicario de Cristo, es él mismo un turalidad. Este fenómeno de refracción incluye a
"cristóforo". Es también una mano, un instrumen- los propios lectores. Estos se encuentran frente a
to de la Iglesia, y su dilema "firmo o no firmo" es un texto que los hunde en otros textos. Es una
paralelo al de Colón delante de su confesión: "zha- aventura -conocimiento y emoción- de lectura.
blo o no hablo? ". El Papa atraviesa el mismo océa- Los lectores hacen el descubrim iento de este conti-
no, se dirige hacia el mismo continente donde él nente que es el texto y en cuanto descubridores en
"descubre" una nueva realidad, quedando, como él encuentran su genealogra: una sucesión asceden-
Colón, cautivo de este mundo (liMe siento un Papa te de reveladores: Pío IX que revela a Colón; Co-
chileno"). A su manera, él también es un p/caro lón que tiene su paradigma en Andrea Doria; Doria
SANT ANDER: El arpa y lo sombra ... 49

que reedita a [asón; Jasón que nos remite a Posei- no de Colón. Está calificada por su efecto pertur-
dón, dios del océano ... , de un océano de escritura bador. Tal como el capítulo juega un rol interme-
que el lector debe saber, cual buen navegante, des- diario entre los otros dos, así la mano une dos
cifrar. El libro es el navío que nos transporta a continentes -un aquí y un allá- que es necesario
otros mundos así como el navío es el arpa pulsada comprender en una relación de oposición suje-
por el espíritu del viento: "Esta noche, en mi espí- to-objeto. Un continente que ejecuta la acción y
ritu, vibran las cuerdas del arpa de los Escaldas otro que la padece. Un continente que es cultura y
narradores de hazañas como vibraban en el viento otro que es naturaleza; uno que está en el tiempo y
las cuerdas de esta alta arpa que era la nave de los otro que está fuera del tiempo. Un continente que
Argonautas" . va a descubrir, conquistar y colonizar y otro, virgen
Todo este viaje a través de una escritura o de que va a sufrir la agresión fálica representada por la
varias escrituras tiene como punto de llegada una mano extendida. No se trata esta vez de narrar la
realidad que no es cultural: es la naturaleza, la historia de la elaboración del mito Colón. Es la
naturaleza americana. Para llegar a ella, hay que mano misma que habla; esta mano ejecutante que
hacer un viaje dentro del viaje, un verdadero cami- ha orientado el navro; esta mano activa, a punto
no de Santiago. Hay que instalarse en el Vaticano, ahora de desfallecer que antes ha sido capaz de
hacer un pequeño viaje al escritorio papal, despla- extenderse hasta tocar la fuente misma de lo mara-
zarse en seguida con él hacia su infancia y su juven- villoso. Esta mano es la mano de la historia, de la
tud, rememorar el Gran Viaje y volver luego para época, de las fuerzas sociales y económicas, de las
ocuparse del expediente de Cristóbal Colón. Es un fuerzas productivas, ambiciosas, supersticiosas, po-
viaje a través de una escritura literaria para llegar a derosas, del Gótico florido, que marchan como el
una escritura histórica que nos pone en contacto uranoscopo, un ojo para mirar la tierra, el otro
con un personaje -Colón- que nos ha revelado el para contemplar el cielo. Esa mano ha nacido bajo
continente americano por medio de su palabra y su el signo del Hacer: debe descubrir, conquistar, acu-
escritura. En cuanto lectores descubrimos que los mular. Para cumplir su tarea no hay obstáculos
que querían descubrir al Descubridor lo han encu- morales, a pesar de una conciencia que arrastra
bierto y que ha sucedido lo mismo con el conti- todavra remordimientos que ya comienzan a perte-
nente. El continente americano ha sido encubierto necer a otra época. Cara al postrer desfallecim iento,
por palabras, por documentos, por documentos so- hace el balance último: ••¿Hablaré o no hablaré? ".
bre documentos, por toda una historiografía espe- La Edad Media y los Tiempos Modernos; el miedo
sa como una selva que hay que atravesar para in- al infierno o la gloria de este mundo. Ella escogió
tentar el verdadero Descubrimiento: el de su real la modernidad.
maravilloso -el Infinito horizontal y el Infinito Pero esta mano es también la mano del espíritu.
vertical-, punto de unión mágico, tan real como Se ha extendido para tocar el otro borde, el borde
superreal, que es esta América, continente nuevo suave, del océano. En el espejo del Nuevo Mundo,
que es la base material de un Hombre Nuevo. Si el el Mundo ha podido acceder a su verdadera cara,
mito es vivido por los pueblos primitivos como una gracias a la mano reveladora. Ella ha aportado tam-
historia real, las sociedades más avanzadas, en au- bién una nueva dimensión al mundo que viene de
sencia de éste, tiene necesidad de recurrir a proce- descubrir. Este conocerá el tiempo, la época; será
sos de mitificación; pero los nuevos mitos, que ya incorporado a la historia. Estará obligado a pensar-
no son morales, que deben escribirse, se alejan de se de otra manera a medida que se va transfor-
la verdad original, son encubiertos por la escritura mando y terminará en plena confusión, nueva para
y ya no pueden sentirse como historia verdadera. él: la de su existencia dual, una carne de cobre y
Para desmitificar, para reencontrar la verdad ocul- un pensamiento rubio.
ta, no queda sino la literatura. Sin duda, en tanto Por otra parte, cuando la Ecumene se extiende
escritura, no alcanzará ella tampoco totalmente su geográficamente, el continente agente del descu-
finalidad. Pero en el esfuerzo, ella deja las huellas brimiento se verá sorprendido por su propia cara
para el reencuentro original. Aunque máscara -y donde podrá contemplar ahora las zonas que hasta
cual una máscara- ocultando, muestra. este momento sólo había presentido. Cultural-
El segundo capítulo se intitula lo mano. Está mente, estará en condiciones de ver cómo el mito
introducido por un epígrafe extraído de un texto de la Edad de Oro -sus hombres, sus costumbres-
de Isaías: "Extendió su mano sobre el mar para va a instalarse en un espacio más sólido que el de
trastornar los reinos ... ". Se trata esta vez de la ma- la imaginación. Es en esta Revelación recíproca de
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los dos mundos donde reside la proeza que termi- pudo ser un relato concreto y personal. Porque
nará por inscribirse en el mármol de la historia. Es para tocar esta zona profunda del individuo es neo
la Revelación de una mano extendida, la mano del cesario referirse a la palabra y dado que el indivi-
Hombre Colón, cuyos trabajos serán contados y duo no posee otro medio que el que le ofrece el
cantados por los nuevos "escaldas": los histo- sistema de la lengua para llegar al fondo de sí mis-
riadores, los biógrafos, los poetas de hoy día. mo, constituye un verdadero acierto el que Car-
Sin embargo, este Hombre Colón es solamente pentier recurra a la confesión en primera persona
una manifestación del hombre Colón, una de las para ofrecernos un Colón en la búsqueda dramáti-
múltiples máscaras de ese Colón que más bien qui- ca de su verdad. Sólo el lector tendrá acceso a ella
so ser y que, después de él, pudo ser merced a una y sólo la ficción le ofrece este privilegio. Así, el
particular escritura. Ya que el otro Colón existe texto novelesco nos lleva a las fuentes: a una orali-
también, el que fue, la otra máscara, la cara invisi- d<KIque está en el origen del proceso de mitifica-
ble de la luna. Así como las dos manos se unen ción y de desrnitificación realizado por el propio
sobre el pecho en el momento de la muerte, los personaje, su verdadero proceso en el que él es
dos Colones se reúnen en una misma voz, en una acusado, testigo y juez, adquiriendo así una verda-
misma confesión que expresa el dramatismo de su dera y compleja profundidad humana.
combate. El segundo capítulo es una confesión to- De esta manera el segundo capítulo deja la
tal. La confesión se instala en la palabra y sabemos puerta abierta para la representación del tribunal
que todo acto de lenguaje comporta un lado subje- de la historia donde convergerán los representantes
tivo y un aspecto social; en este caso, un Colón de sus tendencias contradictorias. Es la sombra de
que se quiere para el mármol, otro que establece Colón la que va ser juzgada; Colón mismo, ni si-
incluso cínicamente la verdad. Y ambos luchando quiera sombra estará all í como el Invisible, como
con la palabra. personaje creado por la novela y desapareciendo
con ella. Este carácter teatral del tercer capítulo
Todo este segundo capítulo sirve para ofrecer- fantasmagórico lo pone en relación, como diría
nos la contrapartida de la historia pontifical. El Bachktine, con el espíritu de carnaval que trastroca
autor utiliza la historiografía positivista para ex- las categorías de lo serio y lo cómico, de lo sagrado
traer lo esencial de su información, pero seleccio- y lo profano, de lo grotesco y lo sublime, de la
nando, condensando y modificando según la con- vida y de la muerte. Por eso en las puertas del
veniencia de la obra. La novela no constituye una Vaticano los guardias suizos juegan a los dados y
novela histórica en el sentido estricto del término. hacen apuestas sobre la suerte de Colón y los fun-
Se apoya sobre datos históricos, pero acomoda cionarios de la Lipsonoteca que manipulan los hue-
también la historia, la maquilla, la cambia cuando sos de los santos y dialogan entre groserías. La repre-
no la inventa. El novelista sabe dejarse las manos sentación tiene 'el carácter de una farsa, de un "es-
libres. perpento" en tres movimientos: la presentación
En relación con la acción humana, las versiones del "juicio final" por los dos funcionarios que nos
son diferentes, diferentes los discursos que obede- coloca entre el tono vulgar y la historia sagrada; el
cen a diferentes propósitos ideológicos. Y son es- proceso con su desfile de personajes que represen-
tos discursos los que permanecen una vez desapa- tan los textos correlativos y el diálogo de los dos
recido el hombre: un tejido hecho de textualidades almirantes que se reflejan el uno al otro contradic-
diferentes. El hombre deviene magnitud textual, toriamente antes de desaparecer. De todas estas
moralmente positiva o negativa. Pero antes de esto, sombras, sólo queda el texto, esta novela que quie-
antes de convertirse en sombra, estuvo hecho de car- re concentrar en ella, en juego de apariencias, to-
ne y hueso y, quizás la magnitud de sus proezas, la dos los otros textos. De todas las sombras que hemos
grandeza de lo realizado tuvo motivaciones menos visto pasar, no queda sino una. De los tres capítu-
elevadas que las que se sugieren, más egoístas, mez- los leidos, queda la unidad de la novela, un solo
quinas, más íntimamente vinculadas al campo del título. Juego de apariencias. Estamos justamente
deseo que al del espíritu. Esto es lo que el lector en el lugar donde, "cuando se mira hacia las co-
siente en la confesión de Colón; la dimensión pri- lumnatas de Bernini, la columna frontal oculta tan
vada del hombre que la historia no puede propor- perfectamente las otras tres, que cuatro parecen
cionar. No existe sino la literatura para llegar a una sola". La asociación clandestina de columna y
ella, cuando reconstruye fantásticamente lo que Colón da la clave de la arquitectura del texto.
SANTANDER: El arpa y la sombra ... 51

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