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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD DEL ZULIA


FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN
DIVISIÓN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS
MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN
MENCIÓN SOCIOSEMIÓTICA DE LA COMUNICACIÓN Y LA CULTURA

Representaciones e imaginarios
sociales de violencia y muerte en
la prensa
El caso de Mi Diario

Trabajo de grado para optar por el título de


Magíster Scientiarum en Ciencias de la Comunicación,
mención Sociosemiótica de la Comunicación y la Cultura

Autor
Lic. Johandry A. Hernández C.
Tutor
Dr. José Enrique Finol

Maracaibo, octubre de 2010


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 2

Representaciones e imaginarios
sociales de violencia y muerte en
la prensa
El caso de Mi Diario

Trabajo de grado para optar por el título de


Magíster Scientiarum en Ciencias de la Comunicación,
mención Sociosemiótica de la Comunicación y la Cultura

Autor
Lic. Johandry A. Hernández C.
Tutor
Dr. José Enrique Finol

Maracaibo, octubre de 2010

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario iii3

Representaciones e imaginarios sociales de violencia y


muerte en la prensa:
El caso de Mi Diario

Autor:
Licenciado Johandry Alberto Hernández Calvo
C.I.: V-17.183.216
Dirección: Calle 177, avenida 63, San Francisco, edificio Crisantemo, planta baja, ,
municipio San Francisco, estado Zulia, Venezuela.
Teléfono: 0261-7318103
Celular: 0414-6948954
Correo electrónico: johandryhernandez@gmail.com

Firma:

Tutor:
Dr. José Enrique Finol
C.I.: 4.155.223
Correo electrónico: joseenriquefinol@gmail.com

Firma:

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario iv4

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


UNIVERSIDAD DEL ZULIA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN
DIVISIÓN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS
PROGRAMA DE MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN
MENCIÓN SOCIOSEMIÓTICA DE LA COMUNICACIÓN Y LA CULTURA

VEREDICTO DEL JURADO

Quienes suscriben, miembros del jurado nombrado por el Consejo Técnico de la


División de Estudios para Graduados de la Facultad de Humanidades y Educación de la
Universidad del Zulia para evaluar el trabajo de grado titulado

Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en la prensa: el


caso de Mi Diario

Presentado por el licenciado Johandry Alberto Hernández Calvo C.I.: 17.183.216 para
optar al título de Magíster Scientarum en Ciencias de la Comunicación, Sociosemiótica
de la Comunicación y la Cultura, después de haber leído y estudiado detenidamente el
trabajo y evaluada la defensa del autor, consideramos que reúne los requisitos
señalados por las normas vigentes y por tanto se APRUEBA con mención publicación y
para que conste se firma en

MARACAIBO, a los 22 días del mes de octubre de 2010.

JURADO

___________________________ __________________________

Juan Pablo Boscán (Coordinador) Elizabeth Miquilena (Secretaria)


C.I.: 10.918.886 C.I.: 7.792.682

________________________

José Enrique Finol (Tutor)


C.I.: 4.155.223

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario v5

Dedicatoria

Dedico este trabajo a los cansados de la destrucción, a quienes en medio del hastío y la
hipnosis por la violencia, se indignan ante el espectáculo de la muerte. A quienes a
pesar de tener una nación ensangrentada, luchan para evitar que nos comamos unos
con otros. Dedico este trabajo a quienes apuestan y trabajan por otras formas de
reconocimiento, a los que creen en la alteridad.
“La muerte es un espejo que refleja las vanas gesticulaciones de la vida”, decía Octavio
Paz. Y muchos son los que se niegan a permitir que la muerte carezca de un verdadero
sentido, pues ello demostraría que nuestra vida tampoco la tuvo. A ellos, dedico este
trabajo y, en especial, a los comunicadores sociales sensatos: el país no se merece
ciertos monstruos mediáticos. La sociedad exige morir con respeto y en paz. Por eso, la
mofa ante los estragos de la violencia no merecen sino una maldición social.

A Juan, Luz Marina, Yorman y Héctor. Los amo profundamente.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario vi6

Agradecimientos

Agradezco infinitamente a todos los que colaboraron con esta investigación:

A la profesora Ana Irene Méndez, por su asesoramiento metodológico.

A la profesora y amiga Luz Neira Parra y a la empresa consultora Promedia por su


apoyo logístico y financiero en la elaboración de la encuesta de opinión regional para el
análisis del posicionamiento editorial de Mi Diario.

Al profesor y amigo José Ignacio Sánchez, por las múltiples y productivas discusiones
teóricas y metodológicas que permitieron darle viabilidad al estudio. Sin sus aportes,
habría estado incompleta. Su ayuda desinteresada y su identificación con las
preocupaciones por los estragos mediáticos nos permitieron construir productivas ideas
para la investigación. En su posición como arquitecto, entiende como erudito el
comportamiento de los imaginarios sociales.

Al respetado profesor y tutor de este trabajo, José Enrique Finol, por sus oportunas
observaciones, orientaciones y por su entusiasmo ante el arduo trabajo que nos tocó
afrontar. Prevaleció siempre la motivación de hacer un mínimo aporte a la solución de
los estragos de la violencia en Venezuela y su representación en los medios. Su
ejemplo de solidez y solvencia académica merecerán siempre mi admiración.

A todos, mi eterna gratitud.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario vii7

HERNÁNDEZ, Johandry Alberto. Representaciones e imaginarios sociales de


violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario. Trabajo especial de grado.
Universidad del Zulia. Facultad de Humanidades y Educación. División de Estudios para
Graduados. Maestría en Ciencias de la Comunicación, mención Sociosemiótica de la
Comunicación y la Cultura. Maracaibo, Venezuela.

RESUMEN
El objetivo de esta investigación es analizar las representaciones e imaginarios sociales
sobre violencia y muerte en las noticias de sucesos del pseudoperiódico Mi Diario. El
análisis se concentra en tres aspectos: la evaluación de su posicionamiento editorial en
el estado Zulia, la determinación de su ideología subyacente y una caracterización
(cualitativa y cuantitativa) del contenido de sucesos. Teóricamente, se sustenta en el
aporte de Baeza (2000), Baudrillard (1983, 1991), Debord (1967), González (1999),
Imbert (2003, 2004), Pinto (2003), Rincón (2002), entre otros. Se aplicó una
metodología según los tres aspectos anteriores: 1) encuesta de modelo probabilístico
polietápico en los 21 municipios del Zulia; 2) el Modelo Semiótico de Finol (2009), que
contempla el lenguaje, los colores, la diagramación, las fotografías y la lectura uniforme
de las isotopías del discurso; 3) una ficha de medición hemerográfica propuesta por
Méndez (2008) para el estudio del índice de peso informativo de los sucesos de un mes
tipo (se evaluaron 700 páginas entre 2007 y 2009). El estudio permitió establecer: 1) El
discurso informativo actual sobre sucesos tiene como estrategia comunicativa la
naturalización de la violencia y la muerte y se pliega a la lógica de la industria del
entretenimiento mediático; 2) Las estrategias de naturalización se fundamentan en tres
aspectos: a) se impone la muerte como entretenimiento sustentado en la
espectacularización de la intimidad, b) el reflejo de un imaginario en el que violencia
real y violencia desimbolizada coexisten como estadio previo de la anulación del miedo
social, c) la promoción de un simulacro que desemboca en una clausura comunicativa
al margen de toda racionalidad; 3) El discurso informativo actual de sucesos no es
voyerista sino omofágico, es decir, trasciende las fronteras de la intimidad y por pulsión
escópica provoca la necesidad en el receptor de consumir, simbólicamente, carne
humana; 4) La constatación del pseudoperiodismo, que se sustenta en la
espectacularización de la información, el disimulo o aparente supresión de la ideología,
la excitación/adulteración del significado, nuevos imaginarios para la destrucción de la
sociedad futura y el posicionamiento de la cultura de la polémica. Se propone la
continuidad del estudio sobre las teorías y los métodos de análisis del
pseudoperiodismo.

Palabras clave: violencia mediática, muerte, discurso informativo, sucesos, pseudo


periodismo, omofagia mediática, hipervisibilidad, espectacularización, industria cultural.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario viii8

HERNÁNDEZ, Johandry Alberto. Representations and social imaginary of violence


and death in the press. The case of Mi Diario. Trabajo especial de grado. Universidad
del Zulia. Facultad de Humanidades y Educación. División de Estudios para Graduados.
Maestría en Ciencias de la Comunicación, mención Sociosemiótica de la Comunicación
y la Cultura. Maracaibo, Venezuela.

Abstract

The goal of this investigation is to analyze social representations and imaginary about
violence and death in the events of the newspaper Mi Diario. The analysis focuses on
three aspects: the evaluation of the editorial positioning of the newspaper in the state of
Zulia, the determination of its subjacent ideology and a characterization (qualitative and
quantitative) of the events content. Theoretically, it's based on the proposals of Baeza
(2000), Baudrillard (1983, 1991), Debord (1967), González (1999), Imbert (2003, 2004),
Pinto (2003), and Rincón (2002), among others. The following methodology was applied
according to the previously mentioned three aspects: 1) a probabilistic multi-phase poll
in the 21 divisions of the state of Zulia; 2) the Semiotic model proposed by Finol (2009),
that contemplates language, color, diagramming, photography and a uniform reading of
the isotopies of the discourse; 3) a hemerographic measurement card proposed by
Méndez (2008) to study the informative weight index of the events discourse in Mi Diario
on a model month. The study allowed for the following conclusions: 1) the current
informative discourse about events has the naturalization of violence and death as a
communicative strategy and adheres itself to the logic of the media entertainment
industry; 2) the hyper-visibility of violence in the press creates a spectacle of death; 3)
the naturalization strategies are based on three aspects: a) death is imposed as
entertainment supported on the transformation of of intimacy into spectacle, b) the
reflection of an imaginary in which real violence and de-symbolized violence coexist as a
state prior to the annulment of social fear, c) the promotion of a simulation that ends in a
communicative closure outside of all rationality; 4) the current informative discourse on
events is not voyeuristic but rather omophagic, it transcends the boundaries of intimacy
and, by scopic pulsion, provokes in the receiver the need to, symbolically, consume
human flesh; 5) the confirmation of an anti-representative journalism, which sustains
itself on the conversion of information into spectacle, the dissimulation or suppression of
ideology, the excitement/adulteration of meaning, new imaginaries for the destruction of
future society and the positioning of the culture of controversy. A proposal arises
towards the development of a theory about this new modality of journalism that
evaluates the role of the press in the representation of reality and complements the
ideas of Humanes and others (2006) about the predominance of opinion, the absence of
historic revisions and the displacement of local journalism in current informative
discourse.

Keywords: media violence, death, informative discourse, events, pseudo journalism,


media omophagia, hyper-visibility and spectacle, cultural industry.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario ix9

ÍNDICE GENERAL

Página
Acta de veredicto iv
Dedicatoria V
Agradecimientos Vi
Resumen Vii
Abstract viii
Índice general ix
Índice de cuadros xiii
Índice de gráficos xiv
Índice de tablas xv
Índice de imágenes xvi

Introducción: la crisis del valor de la violencia en los medios de 18


comunicación

1. Revisión del problema desde la experiencia de Mi Diario 25


2. La violencia mediática de Mi Diario y la tentación del desorden 28
3. La muerte refuerza un contexto de incertidumbre 31
4. Mi Diario y el pseudoperiodismo 33
5. Contenido del estudio 34
6. ¿Hacia el adiestramiento del imaginario colectivo? 35
7. Intención de la investigación: objetivos y metodología 37
7.1. Metodología aplicada en el estudio 41

CAPÍTULO I.
RECORRIDO TEÓRICO DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES 44
Y ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN

Parte I. Representaciones sociales: esbozo histórico 45


1. Los trabajos de Durkheim y el interaccionismo simbólico 45
2. El modelo de Serge Moscovici 46
3. Conceptualizando las representaciones sociales 47
4. El estatuto epistemológico de las representaciones sociales 49
5. Relaciones simbólicas e impacto comunicativo 50

Parte II. Antecedentes de la investigación 51


1. Los trabajos sobre imaginarios sociales de Pinto 51
2. El aporte de Imbert sobre representaciones de violencia 52
3. Baeza y la sociología profunda sobre los imaginarios sociales 54
4. Bonilla y Tamayo: violencias y medios de comunicación en América 55
Latina
5. El estudio de Gálvez y Paz sobre sensacionalismo, valores y 56
jóvenes
Johandry Alberto Hernández
Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 10 x

57
6. Otros estudios sobre representaciones sociales
7. Representaciones sociales de violencia en Venezuela 60

CAPÍTULO II.
LA REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA EN LOS MEDIOS DE
COMUNICACIÓN: EL DISCURSO DEL DESORDEN EN LA
SOCIEDAD DEL ENTRETENIMIENTO
62
Parte I. El ancestral gusto cultural y universal por el crimen mediático 63
1. “Así guillotiné a Luis XVI” 64
2. La renegada de Valladolid 66
3. Jack, el destripador: ¿un asesino mediático? 67
4. La prensa amarilla norteamericana y el periodismo sin alma 69
5. Un comentario final 71

Parte II. Representación, imaginario e ideología en el discurso de 71


la violencia y su relación con el pseudoperiodismo

1. Imaginarios sociales: repertorios colectivos 74


2. La ideología como proceso sociocognitivo 77
3. Representaciones, imaginarios e ideología de la violencia y la 80
muerte
4. La antirrepresentación mediática: el pseudoperiodismo 80
5. Las isotopías semánticas: análisis de la ideología en el discurso de 84
la violencia

Parte III. Las culturas mediáticas y su interpelación de la 86


violencia
1. Manifestaciones culturales de la muerte 86
2. La representación escenificada: hacer hablar la muerte 89
3. El acoso simbólico a la intimidad: el extremo del desorden 91
4. La seducción de las máquinas narrativas del crimen 94
5. La reiteración, mecanismo de trivialización de la violencia 97
6. El despojo simbólico de la muerte y la dicotomía del miedo social 99
7. La pérdida del valor de la violencia 101
8. La mimética de la muerte en los dominios de realidad 103
9. La [des] materialización de la violencia en los medios 105
10. Los símbolos mediáticos de la violencia y la muerte 108
11. La muerte y el espectáculo: el colmo de la ilusión 109
12. La hiperrealidad mediática: anulación del sentir y del miedo 114
13. Deliberación sobre el cuerpo y la abyección mediática 117
14. Representación, experiencia perceptiva y fotografía 121
15. La omofagia mediática y las pulsaciones secretas 126

CAPÍTULO III.
POSICIONAMIENTO EDITORIAL DE MI DIARIO 131

Mi Diario y su impacto en la oferta editorial del Zulia 132

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario xi
11 xi

1. Aspectos geográficos generales 132


2. Situación mediática regional 132
3. Consideraciones generales sobre Mi Diario 133
4. Justificación latinoamericana: por el periodismo sangriento 136
5. Oferta editorial de Mi Diario en el Zulia 139
6. Posicionamiento editorial: Mi Diario, segundo medio más leído 141
7. Todos los días se lee Mi Diario 145
8. Hacia un perfil del lector de Mi Diario 148
9. La ocupación u oficio de los lectores de Mi Diario 150
10. El nivel socioeconómico de los lectores 151
11. ¿Cuál sección prefiere de Mi Diario? El Zulia optó por la sangre 152
12. Los jóvenes prefieren leer sobre la violencia 156
13. Preferencia de los sucesos según la profesión u oficio 158
14. Preferencia por los sucesos según el ingreso familiar 159
15. Los motivos de consumo del lector de Mi Diario 161

CAPÍTULO IV.
LA IDEOLOGÍA DEL DISCURSO MEDIÁTICO DE LA VIOLENCIA Y 165
LA MUERTE
1. Isotopías sobre violencia y muerte presentes en el discurso de 166
sucesos
1.1. Los titulares en el discurso 168
2. Las estrategias del discurso de Mi Diario 169
2.1. El nivel de los lenguajes 169
2.2. La adjetivación en el discurso de la muerte 171
2.3 El rastro oral y la coloquialidad en el discurso de la violencia 172
2.4. Función de los colores y diagramación 177
3. El nivel semántico 187
3.1. Macro-sintagmas de violencia y muerte: lengua cotidiana y 187
metaforización
3.2. Isotopía de la positividad 190
3.3. Doble isotopía: tragedia/comicidad 191
3.4. Isotopías del detalle fotográfico: desenfreno del ver 193
3.5. Ideología transfigurada de muerte 196

CAPÍTULO V.
LA INTERPELACIÓN MEDIÁTICA DE LA VIOLENCIA Y LA 198
MUERTE

Parte I. Representación de la violencia y la muerte en Mi Diario. 199


Evaluación cuantitativa
1. Evaluación del espacio por secciones 199
1.1. Temática de la primera página 201
1.2. Ubicación de la violencia en el ejemplar 203
1.3. Espacio de los sucesos en las páginas 206
1.4. El objeto del mensaje en Mi Diario 207
1.5. Las fuentes del mensaje 209

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario xii
12

Parte II. La evaluación cualitativa de la representación de la 211


violencia
1. La hipervisibilidad de los sucesos: “Reventaron a dos” 211
2. La transfiguración del crimen: “De agua e coco” 213
3. El acoso simbólico a la intimidad: “Por los cachos” 214
4. La extravagancia de la muerte: “Chicharrón humano” 216
5. La violencia como patrón de entretenimiento: “El amor lo mató” 217
6. El goce de la muerte 218
7. La exacerbación de la sangre 219
8. La mitología de la violencia: “Fue tentado por Lucifer” 222
9. La reproducción mimética de la muerte: técnica de 226
acostumbramiento
10. Lo positivo de la muerte y su contemplación 228
11. La convocatoria a lo espectacular 231
12. La pulsión escópica: “Desbaratao” 233
13. La antinomia de la mirada 235
14. La anulación del miedo 236
15. La abyección del cuerpo 239
16. Los recursos de valoración de la imagen 241
17. La fascinación morbosa y la imaginería de muerte 243
18. La expurga simbólica de la muerte ¿o del mal? 245
19. Los signos de la omofagia mediática en Mi Diario 248

CONCLUSIONES:
HACIA UN APORTE A LA TEORÍA DEL PSEUDOPERIODISMO 256
I. La naturalización de la violencia y la cultura de la polémica 257
1. Es importante explorar al receptor 261
2. Tenemos que mirar también a la gran prensa 262
3. El discurso psicótico y el nuevo imaginario verbal de la violencia 263
4. Un manual para el tratamiento informativo del dolor 264
5. Crónica roja: ¿espacio de reconocimiento? 266

II. Hacia un aporte a la teoría del pseudoperiodismo 267


1. Consideraciones sobre el periodismo de la antirrepresentación o 267
pseudoperiodismo
2. Los antivalores promovidos por Mi Diario 269
3. ¿Esto es periodismo? 269
4. ¿Se puede defender el pseudoperiodismo? 271
5. Escuchar la incertidumbre 247

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA 276


ANEXOS 289
Ficha de medición para la caracterización del contenido de Mi Diario 290
Encuesta sobre el posicionamiento editorial de Mi Diario en el estado 291
Zulia
Identificación y clasificación de la muestra seleccionada para el 292
estudio
Disco compacto con la muestra del estudio en formato digital 293

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario xiii
13

Índice de cuadros
Página
Cuadro 1. Planos de la acción simbólica y construcción de nociones 79
contextuales
Cuadro 2. Comparación de imagen corporativa de Mi Diario en las
distintas franquicias en América Latina (México, Panamá y Venezuela 137
Cuadro 3. Principales titulares de las noticias de sucesos de Mi Diario 169
en los años 2007, 2008 y 2009
Cuadro 4. Semas asociados a la violencia y muerte 171
Cuadro 5. Semas asociados a la violencia y muerte con rastros orales 174
y coloquiales
Cuadro 6. Análisis de las estrategias del lenguaje empleadas en Mi 177
Diario
Cuadro 7. Isotopías en el discurso de Mi Diario 188
Cuadro 8. Isotopías de la muerte presentes en los titulares de Mi 190
Diario
Cuadro 9. Isotopías de tragedia y comicidad presentes en el discurso 192
de Mi Diario

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario xiv14

Índice de gráficos
Página
Gráfico 1. Periódicos más leídos en el estado Zulia (medición agosto 141
2009).
Gráfico 2. Frecuencia de lectura de Mi Diario en el Zulia 146
Gráfico 3. Secciones más leídas de Mi Diario 153
Gráfico 4. Los recursos de valoración empleados en Mi Diario 178
Gráfico 5. Colores usados en la diagramación de Mi Diario 180
Gráfico 6. Cantidad de espacio por secciones en Mi Diario 200
Gráfico 7. Temática de la primera página de Mi Diario 201
Gráfico 8. Ubicación de las noticias de sucesos en Mi Diario 204
Gráfico 9. Ubicación de las noticias de sucesos en las páginas de Mi 206
Diario
Gráfico 10. Objeto del mensaje sobre violencia y muerte en Mi Diario 208
Gráfico 11. Fuentes del mensaje en las noticias de sucesos en Mi 209
Diario

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario xv15

Índice de tablas
Página
Tabla 1. Nivel de lectoría de Mi Diario en el municipio Maracaibo 142
Tabla 2. Nivel de lectoría de Mi Diario en el municipio San Francisco 143
Tabla 3. Nivel de lectoría en los municipios Padilla, Machiques de 143
Perijá y Baralt.
Tabla 4. Nivel de lectoría de Mi Diario en los municipios Rosario de 144
Perijá, Jesús Enrique Lossada y Valmore Rodríguez
Tabla 5. Nivel de lectoría de Mi Diario en los municipios Miranda, 145
Santa Rita, Páez y La Cañada
Tabla 6. Resultados detallados de la frecuencia de lectura de Mi Diario 147
en el Zulia.
Tabla 7. Edades de los lectores de Mi Diario en el estado Zulia. 149
Tabla 8. Sexo de los lectores de Mi Diario en el estado Zulia 149
Tabla 9. Ocupación u oficio de los lectores de Mi Diario 150
Tabla 10. Ingreso familiar de los lectores de Mi Diario 152
Tabla 11. Secciones más leídas de Mi Diario 154
Tabla 12. Preferencia de los sucesos según la edad 156
Tabla 13. Preferencia por los sucesos según el sexo del lector 158
Tabla 14. Ocupación u oficio de los lectores de sucesos de Mi Diario 158
Tabla 15. Ingreso mensual de los lectores de sucesos de Mi Diario 160
Tabla 16. Los motivos de consumo de Mi Diario 161

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario xvi16

Índice de imágenes
Página
Imagen 1. Fotografía de una valla publicitaria de Mi Diario 134
Imagen 2. Apoyo de la fotografía en la representación de la violencia. 179
Imagen 3. Colores de la tipografía de Mi Diario 183
Imagen 4. Tipografía de la significación en Mi Diario 186
Imagen 5. El mensaje visual microscópico de la muerte 193
Imagen 6. La sobreexplotación de la imagen 195
Imagen 7. Porcentaje de portadas dedicadas a la reseña de sucesos 202
sangrientos
Imagen 8. La hipervisibilidad del crimen como contrato comunicativo 212
Imagen 9. La transfiguración del suceso 213
Imagen 10. El acoso simbólico de la intimidad 215
Imagen 11. La representación extravagante de la muerte 216
Imagen 12. La superficialidad de la muerte en la cultura visual 217
Imagen 13. El show del goce de la muerte 218
Imagen 14. La exacerbación de la sangre 220
Imagen 15. La dicotomía terror-fascinación 221
Imagen 16. La mitología en la representación de la muerte 222
Imagen 17. Las estrategias místicas de la violencia real 224
Imagen 18. El misticismo de la muerte 225
Imágenes 19 y 20. La reproducción mimética de la muerte 225
Imagen 21. Lo positivo de la muerte 226
Imagen 22. Lo positivo de la muerte 228
Imágenes 23 y 24. Contemplación espectacularizada de la violencia 229
Imagen 25. Lo espectacular de la muerte: secuencia de la expresión 231
del dolor
Imagen 26. Pulsión escópica de la muerte 234
Imagen 27. La antinomia de la mirada 236
Imágenes 28 y 29. La hiperrealidad como técnica de anulación del 238
miedo
Imagen 30. La abyección del cuerpo 239
Imagen 31. La mutilación como grandeza de lo amoral 240
Imágenes 32 y 33. La contemplación como estructura vuyerista 242
Imagen 34. La fascinación morbosa 243
Imagen 35. Imaginería de muerte: entre orden y desorden 245
Imagen 36. La expurga simbólica de la muerte 247
Imagen 37. Pulsiones secretas mórbidas 249
Imagen 38. El acercamiento a lo caótico 250
Imagen 39. El canibalismo visual 251
Imagen 40. Los desafíos a las prohibiciones de la materia 252
Imagen 41. La omofagia mediática en Mi Diario 253

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 17

<<El hombre experimenta el mundo social en que ha nacido, y dentro del cual debe
orientarse, como una apretada trama de relaciones sociales, de sistemas, de signos y
símbolos con su particular estructura de sentido, con formas institucionalizadas de
organización social, de sistema de estatus y prestigio. Todos los que viven dentro del
mundo social presuponen el sentido de todos esos elementos en toda su diversidad y
estratificación, así como el esquema de su trama>>
Alfred Schütz

<<Lamuerte es un espejo que refleja las vanas gesticulaciones de la vida. Nuestra


muerte ilumina nuestra vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo tuvo
nuestra vida>>
Octavio Paz

<<Finalmente, hijo, mira todas sus acciones y movimientos; porque si tú me los relatares
como ellos fueron, sacaré yo lo que ella tiene escondido en lo secreto de su corazón>>
Don Qujote de la Mancha (11,10)

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 18

Introducción:
La crisis y la pérdida del valor
de la violencia en los medios de
comunicación

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 19

Uno de los principales desafíos de las ciencias sociales en la actualidad,


principalmente en los estudios de comunicación, se centra en la indagación de las
representaciones e imaginarios sociales de la posmodernidad1, impulsados por los
medios masivos de comunicación.

Sería más preciso -y urgente- ubicar la discusión en el examen de las


representaciones y los imaginarios sociales sobre la violencia y la muerte, dadas las
implicaciones de este fenómeno en las dinámicas sociales en Venezuela. La mayoría
de las mediciones de opinión2 indica que la inseguridad se ha convertido en la angustia
central de los ciudadanos.

La sociedad latinoamericana, y más propiamente la venezolana, vive hoy al pulso de


la muerte. La violencia y la inseguridad se han convertido en fenómenos tan poderosos
en las dinámicas sociales, que en la actualidad son considerados un problema de salud
pública en el continente. Paradójicamente, la muerte -producto de la violencia-
determina hoy la vida misma en nuestros países.

La siguiente investigación se centra en el análisis sobre la relación entre la violencia


real y la violencia representada en los medios de comunicación.

Las premisas del estudio indican que en la construcción del discurso sobre la
violencia, los medios son protagonistas. El país vive, tal como el resto de las naciones
latinoamericanas, en un contexto de constante violencia3, reflejado diariamente en los

1
Imaginarios postmodernos ha sido un término acuñado por el sociólogo español Baeza (2000) para caracterizar
algunos rasgos de la realidad social en el colectivo.
2
Al respecto, revísese el informe sobre seguridad y violencia en Venezuela (2008) del Laboratorio de Ciencias
Sociales (Lacso). El estudio indica que el país es uno de los más violentos de América Latina.
3
Según el informe de la Red de Información Tecnológica de 2008, Latinoamérica es más peligrosa para los jóvenes
que otras partes del mundo. El Salvador está en el primer lugar, seguido por Colombia, Venezuela y Guatemala.
Estos datos coinciden con un informe del Banco Interamericano de Desarrollo, publicado en el año 2000, bajo el
título Asalto al Desarrollo, violencia en América Latina, en el que destaca la muerte de 140.000 personas por año y
reseña que una de cada tres familias es víctima del crimen. Lo más alarmante del informe es que no se tiene una idea
concreta de la magnitud de la violencia, ni de sus causas, y menos aún, de la efectividad de las políticas públicas
aplicadas para su prevención y control. A juzgar por el informe de 2008 sobre inseguridad y violencia, Venezuela se
ha convertido en uno de los países más inseguros del mundo: reportó 14.600 homicidios (un promedio de 36 diarios),
índice superior a naciones tradicionalmente violentas como México, Brasil y Colombia. Más recientemente, en
agosto de 2009, Caracas se había convertido en la segunda ciudad más peligrosa de América Latina, según el
Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública de México, que ubicó a Ciudad Juárez como la más insegura. Si en

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 20

medios masivos. El delito forma parte de la temática central de la agenda pública


nacional y se ha posicionado como uno de los temas de principal interés para la
audiencia4.

En este estudio se discierne sobre la representación de la violencia y la muerte en


los medios y su influencia en la estructuración de un nuevo imaginario sobre ellos en los
destinatarios del mensaje.

Los tratados de sociología comunicativa contemporánea argumentan que el análisis


de las representaciones sociales y los imaginarios implica la recuperación de la
dimensión social de los medios en su capacidad de gestación de las creencias y
políticas como dispositivos de representación social para los ciudadanos (Martín-
Barbero, 2002).

Inicialmente, la investigación se plantea en el debate, para deshacer -y en esa


medida entender- la madeja de símbolos, etiquetas, intereses, mensajes y
contradicciones que se mezclan en el proceso de comunicar los fenómenos asociados
a la violencia y la muerte, además de la manera cómo se da a entender el fenómeno en
su representación mediática.

una postura de contraargumentación se apelara al clásico texto de Émile Durkheim, Les règles de la mèthode
sociologique, en el que afirma que el delito y el crimen forman parte de la naturalidad social, estas cifras estarían
justificadas, porque como dice el autor, “la trasgresión y el delito forman parte de la normalidad social”. Sin
embargo, tal realidad es sólo justificable en sociedades cuyos índices de homicidios no superan los ocho por cada
cien mil habitantes, distinto a Venezuela que registró -en 2008- 52 por cada cien mil habitantes y hasta agosto de
2009 ascendió a 96 por cada cien mil habitantes. La ubicación de la capital venezolana en ese ranking de la muerte
supera a ciudades como El Cabo, en Sudáfrica y Bagdad, en Irak.
4
Varias perspectivas se toman en consideración para definir audiencia. Para las agencias de rating y empresas
comerciales de medios, las audiencias son cifras, son segmentos cuantitativos en los que se divide la sociedad con
respecto a su exposición y preferencias a algún medio. Desde la perspectiva de los anunciantes, las audiencias son
potenciales consumidores de los productos y servicios publicitados en los medios, a las que se debe convencer de sus
bondades. Una visión más académica y humanística como la de Orozco (1997) define la audiencia como todos los
seres del conglomerado social: “Somos todos, con nuestras destrezas cognoscitivas, hábitos comunicativos, pero
también con nuestras deficiencias analíticas, carencias informativas, necesidades de comunicación y reconocimiento.
Las audiencias somos sujetos capaces de tomar distancia de los medios y sus mensajes, pero también sujetos
ansiosos de encontrar en ellos lo espectacular, lo novedoso, lo insólito, todo eso que nos emocione, nos estremezca,
nos divierta y nos haga salir, aunque sea por momentos, de nuestra rutina y existencia cotidiana. Desde una
perspectiva comunicacional, agrega el autor, las audiencias son sujetos comunicantes, capaces de realizar escuchas,
lecturas y (tele, cine) videncias inteligentes, críticas y productivas. En este trabajo, aunque se acepta esta última
definición, la teoría semiótica prefiere el término destinatario dado el origen jurídico y audiovisual de la audiencia
frente al carácter textual del primero.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 21

Autores como Bonilla y Tamayo (2006) invitan a la comunidad académica


latinoamericana a problematizar no solamente la violencia desde los hechos, sino,
también, la violencia desde los lenguajes, es decir, desde las gramáticas, los
dispositivos, los contextos y los órdenes que la (re) produce y la dotan de significación.

Las representaciones y los imaginarios son categorías sociales. Sin embargo, Baeza
(2000) alerta que el imaginario social postmoderno carece de valores, de negación de
todo componente agonístico colectivo, que se hunde en el pobre universo de las
imágenes no categorizadas y profusamente vehiculadas por los omnipresentes medios
audiovisuales. El autor las ubica en un universo en el cual deambulan los individuos en
la sonámbula búsqueda de algún horizonte de sentido existencial.

¿En qué está pensando la sociedad? La respuesta tiene asidero en una afirmación
de este mismo autor, quien asegura que el estudio de los imaginarios sociales en
América Latina tiene un desarrollo casi nulo. No hay certezas tampoco en Venezuela.
De allí que la importancia del estudio de los imaginarios sociales estriba precisamente
en el análisis de la estructuración de las maneras de enfrentar la vida en sociedad a
partir de la vinculación con la representación misma de la realidad que construyen y
significan los medios.

El análisis de las representaciones sociales y de los imaginarios, siguiendo a Martín-


Barbero (2002), implica una apuesta por [des] localizar la interacción de los sujetos -
individuales y colectivos- tanto desde la categoría del efecto como de contacto para [re]
ubicar esa interacción en la multidimensionalidad de territorios y temporalidades (físicas
y simbólicas), de racionalidades y emocionalidades, actitudes y expectativas por los que
atraviesa el proceso cotidiano de la recepción de los mensajes de los medios. Es
preciso, también, [re] descubrir de qué se apropian las audiencias en la confección de
su propia noción de la realidad y más de esa realidad violenta que [re] viven en los
medios masivos.

La orientación en el mundo de hoy ha de centrarse en el uso que el hombre hace de


los contendidos en la configuración de su noción del mundo. Las categorías de análisis

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 22

pueden ser múltiples y heterogéneas. Sin embargo, siempre habrá una valoración y
codificación desde los medios sobre la guerra, la miseria, el dolor y la muerte para
convertirlos en hechos consumibles a partir de la conexión que logre el medio con la
audiencia según el ritmo y el valor de los objetos a partir del discurso.

Baudrillard, en su obra Las estrategias fatales (1983), demuestra cómo el mundo


contemporáneo se caracteriza por soportarse en la desmaterialización de la realidad.
En su explicación, dice que la mirada del hombre se dirige hacia las pantallas de
televisión y por ello la comunicación se ha convertido en un fin en sí misma y en un
valor absoluto, porque el exceso de información dificulta la búsqueda del sentido.

Explica Imbert (2004) que la violencia es, sin duda, el signo más visible de la
postmodernidad y, por ende, es prioritario el estudio de los fundamentos culturales y
simbólicos sobre cómo se [re] construyen las representaciones y los imaginarios de la
violencia en las mentes de los ciudadanos a partir de la recepción de los mensajes
mediáticos sobre violencia y su relación con la acción social y el lenguaje. Esta labor
tiene un doble sentido: la construcción discursiva de los medios sobre la violencia y la
manera en que se da la apropiación simbólica en los destinatarios en sus perspectivas
de vida.

El problema de la violencia en la sociedad venezolana amerita explicaciones


profundas y adecuadas, requiere la mirada de distintas disciplinas de las ciencias
sociales para su fiel explicación, descripción, comprensión y determinación de los
alcances reales que está dejando en los ciudadanos. Sociólogos, psicólogos,
abogados, criminólogos, estadísticos, antropólogos y politólogos trabajan arduamente
en esa tarea desde las universidades nacionales. No obstante, hace falta incluir, a su
vez, una mirada desde la comunicación social sobre el fenómeno de la violencia: la
presencia, los contenidos de los medios de comunicación frente al asunto y, aún más
importante, el comportamiento de los destinatarios frente a esa realidad reseñada, a
los relatos del crimen construidos desde los medios.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 23

Esta investigación se centra en una explicación comunicativa, porque se sospecha


que ante semejante contexto social -exponencial y prolongado en los últimos 20
años- se está gestando dentro de los grupos sociales una nueva representación de la
violencia, impulsada y liderada por los medios de comunicación social.

Se parte del supuesto de que la realidad se construye socialmente, y los medios de


comunicación contribuyen en gran medida a este desarrollo. Por una parte, determinan
lo que se considera como importante y, por la otra, establecen los marcos de
interpretación de lo que acontece. El discurso mediático estructura y reproduce los
acontecimientos sociales y los de sus actores y tiene una gran influencia en la creación
de representaciones sociales, en las que no queda distante la escenificación de la
violencia, que hoy prolifera en la producción mass mediática.

La violencia siempre será la materia prima de los medios de comunicación social


para vender o manipular, de acuerdo con intereses comerciales y políticos específicos.
La relación existente entre medios de comunicación y la situación de la violencia
descrita anteriormente ha creado una permanente preocupación en los diferentes
sectores de la sociedad venezolana, porque los medios han contribuido con el impulso
de una permanente socialización de la violencia (Imbert, 2003, 2004). Los conflictos, los
asesinatos, los crímenes se exhiben en la televisión y los periódicos y sus maquinarias
están cada día más dispuestas a mostrar el escenario del delito con el objetivo de
elevar su mercado y sus ventas. Ha sido un comportamiento histórico.

Sin duda, las empresas mediáticas en Latinoamérica tienen en su contexto más


inmediato infinitas historias de violencia para alimentar diariamente sus reseñas sobre
crimen e inseguridad. En el caso venezolano, la mayoría de los medios (radioeléctricos,
televisivos e impresos) incluye una sección dedicada a la proyección de noticias sobre
sucesos (Hernández, 1997). El miedo y la violencia tienen una amplia cobertura y la
sección de sucesos es una de las de mayores preferencias por parte de la audiencia.
Tal lógica es posible porque la muerte se ha instituido como uno de los temas de
mayor interés de la sensibilidad humana, tanto como la vida misma.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 24

¿Qué rol desempeñan los medios en la creación del discurso social sobre el delito, el
crimen, la violencia?, es decir, ¿cómo reflejan, reseñan e interpretan la realidad descrita
anteriormente? Estas preguntas son un un punto inicial de análisis en este complejo
contexto sobre la estructuración de la representación social de la violencia en los
medios venezolanos.

En junio de 2009, el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad


Central de Venezuela alertaba que la población venezolana corría el riesgo de aceptar
la violencia como algo natural. Y precisamente en esta investigación se indaga en
qué medida las experiencias mediáticas de nuestro país -con sus particulares modos de
exhibir y reseñar- están contribuyendo en la construcción, en la generación de este tipo
de representación social que naturaliza y legitima la violencia.

Esta nueva representación estructura un imaginario de muerte -se sospecha-


bastante particular: la inseguridad, la muerte producto de la violencia se ha hecho tan
cotidiana que el ciudadano ha asumido que estar rodeado de tal realidad se ha vuelto
común, un rasgo identitario, un fenómeno con el que hay que aprender a vivir.

La estructuración de un discurso de la violencia, a través de los medios de


comunicación, se ha caracterizado por instituir la muerte y la violencia en el discurso
social. Lo más grave -a nuestro juicio- es que mediáticamente la muerte se ha
convertido en el epicentro de los relatos sociales, en las narraciones a través de las
cuales se funda un género que no en vano ha desafiado al purismo académico de las
escuelas de periodismo y comunicación en el planeta: la crónica roja.

Se hace referencia a particulares experiencias mediáticas que tienen su principal


sustento de funcionamiento en las tradicionales y vigente lógicas de la crónica policial,
el amarillismo y el sensacionalismo en sus contenidos. Esta ecuación exacerba la
muerte e impulsa las ventas de los medios para consolidar una nueva ritualidad
mediática que pone en el centro del debate su explotación para posicionar una lógica
del espectáculo a partir del cuerpo, en detrimento de las tradicionales críticas ilustradas
de los cánones de las escuelas de periodismo en el mundo y, por ende, impulsa la
aceptación de la distorsión de la concepción ontológica y axiológica de la violencia.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 25

Globalmente, el discurso de la violencia en los medios de comunicación social revela


una espectacularización de la violencia e instaura lo que Imbert (2004) denomina
escenarios de la violencia. Hay en los medios masivos impresos y audiovisuales de hoy
una fascinación por el desorden, una tendencia que aparece por igual en la prensa
formal, conservadora y en la prensa sensacionalista.

1. Revisión del problema desde la experiencia de Mi Diario

Este estudio se propone reflexionar sobre los nuevos usos y formas de la violencia,
mediante su representación mediática. Se analiza, pues, la representación de la
violencia y la muerte desde el caso particular del tabloide Mi Diario, que circula en el
estado Zulia, Venezuela, desde enero de 2007 y que basa su producción editorial en la
lógica del espectáculo sangriento a partir de la crónica roja.

En este trabajo se parte de la hipótesis (y la sospecha) de que Mi Diario no es un


periódico, sino más bien “un producto cultural” y que, por tanto, no puede analizarse
bajo las teorías y métodos de análisis del periodismo. En el amplio y denso repertorio
sobre cultura de masas e industria cultural, se hace referencia a las distintas ópticas e
influencias que sobre la construcción de la realidad hacen los medios masivos. Mi Diario
es un producto cultural porque se inserta en la cultura de masas (o mass media):
“Aquella producida y reproducida por medios técnicos, pensada para ser dirigida a un
público considerable en cantidad” (Zubieta5 y otros: 2004: 117).
Los autores establecen que la cultura de masas está dotada, entonces, de múltiples
estrategias de poder como la de reproducir y estandarizar una versión de la realidad (en
este caso de la violencia), a partir de la reproducción en serie de posibilidades en el
terreno de lo simbólico y en el espacio del ocio y el esparcimiento. “Esta máquina de
reproducción cultural funciona de acuerdo a (sic) estrictas reglas y estructuras de un
sistema, sólo que se trata de pura racionalidad privada de sentido”. (Ídem: 118).

5
Para profundizar y teorizar sobre este tema, se sugiere la revisión del trabajo de Zubieta y otros (2004) “Cultura
popular y cultura de masas: conceptos, recorridos y polémicas”, Buenos Aires, editorial Paidós.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 26

Para referirnos a Mi Diario, se apelará también al término acuñado por Baeza


(2000), quien al referirse a los medios masivos los cataloga como “aparatos productores
de sentido”.

Es de destacar que Mi Diario forma parte de uno de los consorcios mediáticos más
influyentes y mejor posicionados de Venezuela: Panorama. Según mediciones de
opinión pública hechas para este estudio, Mi Diario se ha convertido en el segundo
medio impreso más leído en el Zulia, luego precisamente del periódico Panorama. En
sólo tres años de circulación, logró superar a otros medios impresos tradicionales como
La Verdad y El Regional.

Mi Diario apareció en la oferta mediática de la región en uno de los momentos de


mayor crisis de credibilidad de los medios de comunicación venezolanos, que
atraviesan un doble conflicto: politización extrema y ausencia de equilibrio al mostrar en
sus contenidos la realidad del país con visiones diametralmente distintas y
parcializadas.

En la crónica roja hecha en este producto cultural impreso se vierte toda una
estructura editorial (que alcanza todas las esferas sociales) cuyo contenido enfila sus
intenciones de comunicación en atraer su atención en lo que se denomina como la
cultura de la polémica: “Nos insta a enfrentarnos al mundo en un marco mental adverso,
hemos sido corroídos a fuerza de vivir en una atmósfera de tensión constante” (Tannen,
1998: 15).

En el caso de Mi Diario, empíricamente, se ha notado que hay una reproducción de


una narrativa de la violencia tendente a estructurar un discurso con inclinación hacia
una representación dramatizada de la violencia, acorde con esa crisis formal del orden
simbólico relativo al modo de representación de la realidad. Recurre a la tradicional -y
vigente- fórmula de la crónica roja: lenguaje sencillo y propio de la localidad en la que
circula, especulación de la noticia (explotación del morbo), ausencia de regulación
deontológica (nula presencia de los principios establecidos en los cánones morales y
éticos periodísticos en el tratamiento del dolor y la identidad-intimidad de la víctima) y

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 27

una dramatización en la redacción de la noticia (Imbert, 2004; López, 2005; López,


1997).

Este tipo de publicación impulsa una especie de melodrama a partir de la muerte, en


el que periodistas y editores recrean y exageran los relatos del suceso de manera casi
ficcional para fundirlo finalmente en el producto editorial a través de la narración. La
explicación de Imbert (2004: 90) resulta absolutamente esclarecedora:

“Hay un discurso frente al desorden que puede caer en una representación mimética
de la realidad y alejarse así de la referenciación objetiva de los hechos,
contribuyendo a instaurar un discurso subjetivo, moralizado, más o menos
dramatizado: un discurso de la violencia en el que se manifiesta una violencia de la
representación en la representación misma de la violencia”.

Esta lógica es posible porque la muerte siempre será un tema de interés humano, tan
trascendente como la vida misma, pues es a partir de la muerte que las sociedades, a
través de los medios, idean y fundan sus propias y particulares tipificaciones nocionales
de la existencia, del [des] orden. El rol de los medios de comunicación es el de
identificar este tipo de manifestaciones para hacerlas visibles, de ponerlas en imagen e
inscribirlas en lo que Imbert (2004) y Rincón (2006) catalogan como un proceso
narrativo, que inserta el drama en un constructo discursivo y en toda una simbología del
espectáculo.

Afirma Imbert (2004) que al imaginario del miedo contesta el que podría llamarse un
imaginario de la violencia que la domestica, le da forma, pero que a la vez puede
cultivar o despertar imágenes estereotipadas y recurrentes en torno al tema.

Este imaginario participa de un proceso que lo califica como iconización de la cultura


basado en la imagen: gráfica, visual, literal, simbólica. Se trata de la concreción del
espectáculo de la realidad (la actualidad transformada en un carnaval de imágenes).

Barato (1998) agrega que la influencia de los mass media se acentúa en las crónicas
de sucesos por referirse a un mundo, a una realidad con las que la mayoría de la

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 28

población no ha tenido ninguna relación directa. El imaginario colectivo se impone a


falta de experiencias personales y el discurso del medio se hace más permeable, para
acrecentar el miedo difuso de la inseguridad ciudadana; pero, a su vez impulsa una
trivialización de la muerte y la violencia para convertirla en espectáculo. Es a través de
esta lógica en la que el discurso de la violencia se desacraliza en los medios.
Parafraseando a Imbert (2004), el discurso en los medios impresos sobre la violencia
está representado en el discurso como la exacerbación del accidente.

2. La violencia mediática y la tentación del desorden

Es bien sabido que desde hace al menos tres décadas, en las escuelas de
comunicación social del país se han desarrollado innumerables investigaciones sobre
impactos y efectos de los contenidos violentos de los medios de comunicación en los
niños y en la población. No es ése el interés de este trabajo.

La intención del presente estudio se centra en la indagación sobre la influencia de


este tipo de representación en la creación de un nuevo paradigma de la muerte y la
violencia a partir de esta particular ritualidad mediática propuesta por Mi Diario.

El discurso de la violencia sería el del desorden: “La violencia entendida como


fenómeno social difuso que abarca desde manifestaciones simbólicas […]
manifestaciones que reflejan una ruptura con el orden simbólico que rige toda sociedad
hasta manifestaciones de violencia física” (Imbert, 2004: 89).

Hay una escenificación de la realidad producida por el discurso mediático, según una
perspectiva común a la sociología del conocimiento y a la sociosemiótica, que
considera que existe una realidad discursiva construida en la práctica social. Así, como
todo discurso social, el discurso periodístico está signado por lo indecible (lo que
escapa a la visibilidad social).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 29

“El sensacionalismo sería la explotación de esos espacios, la escenificación de otra


vertiente del discurso público, al margen de la visibilidad social, que traduce una
fascinación por lo íntimo, una ventilación del secreto, una complacencia en el ver
que incurre en el exceso, un ver demasiado, que es la definición misma de la
obscenidad. El discurso sobre la violencia coincide, así, pues, con el discurso sobre
el sexo. Los dos se juntan en la prensa sensacionalista en torno a las tres S (sexo,
sangre, sensacionalismo) siendo la muerte el colmo de lo inefable, la tentación
suprema de lo indecible” (Ímbert, 2004: 97)

El éxito económico de Mi Diario puede medirse no sólo en su ascenso en la lectoría


en estos tres últimos años, sino también porque su circulación en el mercado editorial
regional es posible por el trabajo coordinado de un equipo de editores, redactores y
fotógrafos con oficinas y equipos propios. Su red de distribución alcanza los 21
municipios del Zulia, y esto evidencia su grado de penetración, su alcance en la
población.

El voyerismo informativo como ritualidad mediática tradicionalmente está asociado a


un ver por ver, a la pérdida del contenido discursivo en el debate y a una fascinación
por el acto y objeto de la mirada. La relación entre el sujeto y el objeto del ver se
intensifica con fotografías a color y contenidos violentos. La comunicación visual
(fotografías) muestra sus signos como imágenes naturales del mundo real. Y en este
punto, “el lenguaje visual opera del mismo modo que cualquier otro lenguaje. Es
compuesto a través de un conjunto de códigos altamente convencionalizados que
aprehendemos como naturales” (Zubieta, 2004: 154).

Toda esta estructuración del contenido parece estar propiciando una nueva relación
de deconstrucción del sistema de valores sociales para impulsar lo que se ha
catalogado en esta investigación como omofagia mediática en el Zulia, una práctica de
consumación de carne humana a través de un proceso simbólico.

Claramente lo ha demostrado Imbert (2004) cuando afirma que la mirada se vuelca a


la realidad y de tanto representarla en su crudeza, la anula como referente social:
imágenes de cuerpos mutilados, desnudos, que establecen una relación morbosa con
el objeto.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 30

En esta representación de la violencia hay una construcción de la realidad y una


violencia simbólica que culmina en la representación de la muerte: la muerte como
figuración perfecta de la violencia.

¿A qué se debe el éxito mercantil de este tipo de publicaciones? Están constituidos e


impulsan lo que este autor denomina tentación del desorden que es una tendencia en
los medios a explorar los límites, a cultivar las imágenes de ruptura, a complacerse en
el espectáculo de la violencia.

Durante esta investigación se ha podido comprobar cómo el contenido de Mi Diario


se instituye en una visualización excesiva -en relatos- de la realidad dramatizada, a
partir de una exacerbación narrativa y descriptiva. “Se produce, pues, en el régimen del
ver mediático, una institucionalización de la violencia como referente que produce una
ritualización de los hechos violentos” (Imbert, 2004: 92).

Históricamente, la crónica policial se estructura sobre una lógica de oposición a una


lógica reflexiva y racional, que muestra lo inédito, lo imprevisto y lo aberrante. Brunetti
(s/f) explica que la crónica policial es un relato vinculado con hechos considerados
anómicos, desviantes o prohibidos en una sociedad y el discurso de la información
policial no es éticamente neutro cuando los relata.

Como apunta Borrat (1989), el periódico jerarquiza en los máximos rangos de su


temario a los conflictos violentos: la violencia parece asegurar al hecho noticiable un
alto nivel de importancia política y de interés periodístico.

Es en el desierto de los metarrelatos donde han aparecido los micros discursos


de la vida cotidiana que son reformulados en los medios. Y en ellos, la violencia y el
delito tienden a focalizar y reajustar la realidad con nuevas representaciones. Se
coincide con Barata (1998) en que pudiera existir en la interacción entre realidad y
violencia representada en los medios, un reconocimiento por parte de las audiencias de
sus miedos, sus angustias, sus contradicciones, en un mundo en el que pocas veces ha
sido protagonista.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 31

Gramsci (1973) se pregunta en Cultura y Literatura por el éxito de la literatura


policíaca y llegaba a la conclusión de que es indudablemente por razones, prácticas
culturales, políticas y morales.

En este contexto se puede decir que los medios de comunicación no asumen el


desorden, sino que lo convierten en objeto tolerable y consumible. En definitiva, los
mensajes mediáticos tienden a ser [re] organizadores del consenso social.

3. La muerte refuerza un contexto de incertidumbre

El diagnóstico presentado sobre la violencia tangible en la vida diaria del ciudadano


muestra una realidad desalentadora para un proyecto de civilidad que quiera
construirse en función del bienestar colectivo.

Por si fuera poco, los medios de comunicación en Venezuela no se han dedicado en


la última década al fomento del debate (Villalobos, 2005); sino más bien en la
exacerbación del conflicto, en la reducción de los consensos, en la consolidación de la
polémica como cultura que se basa en la premisa de que para conseguir una meta lo
mejor es desplegar una enconada actitud de oposición frente a todo y frente a todos.
Tannen (1999) agrega que en lugar de comprender al otro, sólo se pretende ganar la
batalla.

La cultura comunicativa es la más perjudicada porque el lenguaje se disgrega en


todo un proyecto discursivo de imposición de planteamientos antecedidos por una
sufijación particular de características: monopolíticos, monolíticos, monoétnicos,
monoideológicos.

La noción de violencia representada en los medios de comunicación viene a


perturbar aún más un contexto de incertidumbre en el que el hombre como centro de
todo proyecto social pierde toda su naturaleza ontológica para convertirse en el objeto
de consumación de su propia miseria al son de una especie de hipnosis mediática que
le impide tratar de escabullirse y vislumbrar la construcción de proyectos de valores, tal
como lo han constatado González (1999) y Baudrillard (1983).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 32

La pertinencia de este estudio se apoya en la continuidad de una línea de


investigación sobre el análisis de la violencia en los medios desarrollada en los últimos
diez años por Bonilla y Tamayo (2006). Estos autores proponen seguir investigando
sobre los dispositivos mediáticos, los contextos y los órdenes que reproduce y dotan de
significación a la violencia en los medios.

Esta tarea permitirá, en primer lugar, entender cómo la realidad en los aparatos
productores de sentido que son los medios se construye con las imágenes y el
discurso; y cómo lo visto sustituye al pensamiento racional. Se entiende que este tipo
de publicación significa una poderosa maquinaria para amueblar el imaginario colectivo.

Ahí radica uno de los mayores peligros del actual discurso del delito de Mi Diario y en
cualquier formato mediático parecido: la irracionalidad como la única estrategia de vida,
una irracionalidad que se acrecienta con el relato paraliterario en el que esa realidad
está supeditada a la estructura de seducción del texto y que termina instaurando una
lógica del contrasentido en la fundación de la anomia como epicentro de funcionamiento
social. Pero, que además se sirve del “discurso periodístico” para validar lo
deontológicamente inaceptable.

Las noticias sobre el delito se formulan muchas veces como cuentos, con la
diferencia de que tratan con hechos sociales en los que se ponen a prueba las formas
de administrar la concepción de muerte, de violencia, de justicia. La preocupación
central es si efectivamente Mi Diario está gestando una nueva representación de la
violencia, una naturalización del crimen, a partir de sus estrategias comunicativas para
validar nuevas mediaciones colectivas. He aquí uno de los propósitos de este trabajo.
“La lógica de lo espectacular produce efectos de realidad que pueden llegar incluso a
insensibilizar ante la violencia real” (Imbert, 2003: 93).

Este estudio constituye una contribución al análisis de los nuevos imaginarios


presentes en los escenarios comunicativos de violencia y muerte impulsados por los
medios masivos impresos.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 33

¿Se ha convertido la violencia en algo natural, legítimo en nuestra sociedad? ¿Cuál


es la estrategia discursiva de este tipo de contenidos y cómo se vincula con la
posibilidad de crear o gestar en el receptor esta nueva apreciación y conceptualización
de la violencia y de la muerte? Éstas son algunas de las desafiantes preguntas que se
han formulado en esta investigación.

4. Mi Diario y el pseudoperiodismo

La tarea, quizás una de las más importantes de esta investigación, será de la


desmontar la apariencia de periódico que usa este producto cultural para llegar a sus
destinatarios y el desarrollo de una práctica similar a la que emplea el discurso
periodístico para impulsar este tipo de representación mediática de violencia. No
necesariamente por el hecho de que sea un impreso de circulación diaria y que se
produzca bajo los procedimientos técnicos de los periódicos (reporteros y fotógrafos
que cubren la fuente, redacción de una nota y presentación en formato impreso) implica
que sea un periódico. Como se dijo anterioremente, se sospecha que Mi Diario es un
producto cultural, un aparato de producción de sentido y, como tal, no podía analizarse
como si fuera en periódico y como si su contenido fuera periodístico. Se intenta hacer
un desmontaje de su apariencia de medio periodístico para comprobar cómo con ese
disfraz juzga, valora, promueve e instaura las representaciones sociales sobre violencia
con un carácter nocivo, perverso, destructivo y, sobre todo, involutivo.

Por eso, se insistía al comienzo en su cualidad de producto cultural, que al no


pertenecer al ámbito de lo periodístico, sino más bien al de su simulación, propone y
promueve una práctica pseudoperiodística. El objetivo central, pues, de esta
investigación se centra en apelar a distintos enfoques metodológicos para analizar la
representación de la violencia y la muerte hecha en Mi Diario para, a su vez, demostrar
cómo se ha convertido en impulsor del pseudoperiodismo en Venezuela y cómo su
práctica discursiva (desde su nacimiento) tiene el tamiz de los pseudoperiódicos.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 34

Esta investigación permitirá obtener resultados que consoliden las recientes teorías y
métodos de análisis que sobre el pseuodperiodismo se han desarrollado en los últimos
años, sobre todo en España, y que han liderado autores como Humanes (2006), Torrico
(2000), Paniagua (2006) y Bargueño (2009).

5. Contenido del estudio

Este estudio se divide en tres grandes partes. En la primera, se evalúa el


posicionamiento de este producto cultural en el mercado editorial y mediático regional, a
partir de una encuesta de opinión. Se pormenoriza la ubicación de Mi Diario entre los
medios más leídos del estado Zulia, así como la frecuencia de lectura, el tipo de público
que lo lee, las secciones que más prefieren los lectores y los motivos de lectura en la
población zuliana.

Estas cuatro variables de estudio examinan con acuciosidad el comportamiento del


lector, pues se considera que resulta pertinente el análisis sobre la preferencia de
lectura, los motivos de consumo y las divergentes lecturas a partir del cruce de varios
aspectos: preferencias según el sexo del lector, la edad, el nivel educativo y la clase
social. Esta tarea permitirá esbozar un perfil general sobre el lector de Mi Diario y más
específicamente sobre el lector de la sección de sucesos de este producto cultural
impreso.

La segunda parte profundiza sobre la ideología presente en el discurso sobre


violencia y muerte en este medio impreso. A partir de un análisis semiótico, se estudian
las estrategias del discurso empleadas por Mi Diario. Se sospecha que a partir del uso
de rastros orales y coloquiales se refuerza una narrativa particular sobre la violencia y la
muerte que está instaurando una imaginería verbal de la violencia. Se sabe que la
representación de la violencia en el imaginario social tiene un fuerte impacto a partir de
la construcción discursiva de los mensajes, que al final, como indica Van Dijk (2003),
revela la ideología del discurso y su sistema de valores.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 35

En la última parte, se hace una caracterización morfológica y de contenido de Mi


Diario. Allí se evalúa el tabloide con la intención de conocer cuál es la sección de mayor
visibilidad y espacio entre las que tiene el medio, tales como sucesos, deportes,
farándula, sexo y esoterismo. Además, se identifica cuál tipo de texto, su lugar y
ubicación en la página; cuáles son las fuentes mayormente usadas en la construcción
del mensaje, el objeto del mensaje, cuáles son los recursos de valoración del mensaje y
el tratamiento informativo. Se propone también una evaluación cualitativa de su
contenido, a partir del aporte teórico de los principales autores que han trabajado con el
tema.

En síntesis, este trabajo es un análisis sobre la representación y el imaginario de la


muerte y la violencia a partir de la circulación de Mi Diario y, a su vez, se estudia cómo
podría estar cambiando la representación de la violencia en la sociedad zuliana.

6. ¿Hacia el adiestramiento del imaginario colectivo?

Se coincide con Rey (2007) cuando afirma que el delito ha dejado de ser un
acontecimiento que rompe la tranquilidad de la convivencia, las reglas de la vida en
sociedad para pasar a ser un hecho sociológico e institucional. La asignación de tales
rasgos ha sido posible gracias a la proyección mediática del suceso. En efecto, gran
parte de los imaginarios colectivos de la contemporaneidad se construyen a partir de la
puesta en escena de la realidad en los medios de comunicación y, como parte del
elemento dramático, pocos resultan tan eficaces como la violencia y la muerte.

A esto se agrega que la violencia, como hecho de representación mediática, no tiene


fines sociales ni fundamento simbólico más allá de convertirla en objeto de fascinación,
pero delata una pérdida del sentido del sujeto.

Lo realmente peligroso, como afirma Mier (2004), es que surge una zona de
penumbra que involucra todas las facetas, las formas y los dominios de la significación.
Una de las principales preocupaciones en este estudio es la evaluación de cómo el
entramado discursivo de Mi Diario origina en los receptores una capacidad de gestación
de una simbología de los sucesos, de la muerte, de la violencia para plegarse a sus
Johandry Alberto Hernández
Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 36

propias mediaciones como un objeto de reconocimiento, de conocimiento y de acción.


Esta premisa parte de un planteamiento verificable: “La acción simbólica transforma la
forma y la regulación de los procesos simbólicos, la transfiguración de todos los ámbitos
de la experiencia” (Mier, 2004: 143).

La hipótesis planteada es que los relatos mediáticos hechos en Mi Diario sobre la


violencia, la muerte y el crimen pueden llegar a configurar un adiestramiento del
imaginario colectivo capaz de integrarlos al universo cotidiano y, por ende, naturalizar y
legitimar la violencia como hecho social, como espectáculo moderno, como sistema de
representación y espacio de reconocimiento.

En un análisis antropológico sobre América Latina, Maffesoli y Gutiérrez (2004: 15),


revelan que en el continente yace una tendencia con carácter trágico. “Lo trágico, en
oposición a lo dramático no busca superar el mal funcionamiento, el mal o la
imperfección, sino de vivir con éstos”.

Si se toma en cuenta que la posmodernidad está situada principalmente en una


época de tragedia, se entiende cómo la sociedad latinoamericana trata de enmascarar
el sufrimiento y la desesperanza por medio de su actitud contradictorial que se esboza
en un ambiente de espectáculo banal.

Los investigadores sociales no pueden ser indiferentes ante una desaforada


fascinación y culto a la tragedia y la erosión axiológica del sujeto, un afán por la
construcción de una nueva noción sobre la muerte trágica. Ante el fenómeno mediático
de Mi Diario, la sociedad zuliana se encuentra en una dinámica polisémica, que es
necesaria traducir, comprender y desmenuzar con precaución.

El deber se centra en denunciar los excesos del régimen de la visibilidad en la


instauración de novedosas representaciones de la violencia.

No hay duda que cuando el sujeto se enfrenta a una realidad massmediatizada se


pone en contacto con una propuesta de un cambio en las estructuras perceptivas y en
la noción misma de exterioridad y de realidad. Se sabe que ante la paradoja del
aumento de preferencias en los lectores de Mi Diario en el Zulia y la rentabilidad
Johandry Alberto Hernández
Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 37

empresarial que seguramente ha arrojado en poco tiempo, será muy difícil propiciar un
cambio editorial o una clausura del medio. Sin embargo, en este estudio se presentan
los indicios para que la sociedad civil, los grupos organizados y las instituciones
impulsen el debate sobre la utilidad de este producto cultural.

Autores como Macassi (2002) y Vélez y otros (1998) creen que la crónica roja es
éticamente un espacio social más fuerte que la gran prensa, elitista y desarticulada de
los dramas de la vida cotidiana y, por ende, un espacio de reconocimiento. Ésta sería
una discusión pendiente pero, se advierte, no tiene aceptación en este trabajo. Alegar
que la crónica roja es un espacio de convivencia es un contrasentido, porque como
afirma López (2005), la crónica roja se aprovecha de la sensibilidad humana para
convertirla en mercancía mediática.

Distintos colegas investigadores venezolanos han coincido en que el desafío para las
ciencias sociales en el país es la capacidad que pueda tener cada pensador para
adaptar sus herramientas heurísticas a las paradojas, a las dinámicas contradictorias, a
los movimientos subterráneos que hierven en su localidad. He allí un reto desafiante,
que se asume con compromiso en esta investigación.

7. Intención de la investigación: objetivos y metodología

¿Qué tanto ha contribuido la prensa en la gestación de este nuevo tipo de


representación social sobre la violencia? La pregunta, tan desafiante como urgente,
plantea un análisis pormenorizado sobre la vinculación existente entre los contenidos
mediáticos dedicados a la publicación y reseña de la violencia y la muerte, así como el
uso y la apropiación que hacen las audiencias de esos contenidos para dar forma a
este nuevo tipo de representación e imaginario. Este trabajo se concentra en lo primero.

En el caso del periódico objeto de estudio, la anterior pregunta constituye el objetivo


general de esta investigación:

Analizar las representaciones e imaginarios sociales sobre violencia y muerte


en las noticias de sucesos del periódico Mi Diario.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 38

Para la consecución de este objetivo general, se proponen tres específicos:

-Evaluar el posicionamiento de Mi Diario en la oferta editorial y mediática del estado


Zulia.

-Determinar, a partir de un enfoque semiótico, las isotopías semánticas empleadas


en el discurso sobre violencia y muerte hechas por el medio.

-Caracterizar el tipo de contenido (textual e icónico) empleado en Mi Diario en su


representación de la realidad sobre violencia y muerte.

Este estudio consta de varias miradas y perspectivas: una mirada semiótica que
analiza al producto cultural impreso como un discurso con sus componentes: una
mirada comunicativa que analiza la morfología del medio, la estructura formal del
mensaje y el contrato comunicativo que se establece con el espectador, es decir, cómo
se articula simbólicamente este discurso; una mirada sociológica, que considera a Mi
Diario como un reflejo de preferencia del imaginario social; y, finalmente, una mirada
antropológica, que permite analizar las representaciones colectivas.

Se propone reflexionar sobre los nuevos usos y formas de la violencia representada


en los medios de comunicación social, a partir de la experiencia de Mi Diario, como
referente actual de la crónica roja en el Zulia, a partir de sus reseñas de sucesos sobre
acontecimientos cotidianos. Se analizan las representaciones que hace de la violencia y
la muerte en sus construcciones discursivas y comunicativas y se pretende captar el
sentido que dan los receptores [destinatarios] de estos mensajes y cómo construyen
sus representaciones sociales sobre la violencia y la muerte.

La intención es lograr un análisis pormenorizado en los modos de ver, los sentidos


del discurso, su ubicación, su aplicabilidad en la recepción de mensajes y su impacto en
los imaginarios sociales en la región en la que circula este producto cultural.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 39

Las estrategias metodológicas implementadas en este estudio se segmentan en dos


grandes partes, según los dos paradigmas de la ciencia predominantes en la
actualidad: investigación cuantitativa y cualitativa. Este criterio está relacionado con un
aspecto de gran importancia sobre el paradigma de conocimiento científico que se está
propiciando hoy: el no descarte de cualquier modelo científico, siempre que contribuya
a la búsqueda de respuestas orientadoras sobre los problemas actuales.

De acuerdo con Taylor y Bogdan (1987), en ciencias sociales han prevalecido dos
grandes corrientes epistemológicas, la primera, el positivismo, que busca conocer los
hechos y causas de los fenómenos sociales con independencia de los estados
subjetivos de los individuos. Y una segunda tendencia ubicada en la línea
fenomenológica, que se preocupa por comprender cómo los individuos experimentan o
vivencian esos hechos.

Estas dos líneas de conocimiento dan inicio a dos grandes métodos de investigación
en ciencia: el primero, el método empírico analítico relacionado con el positivismo, y el
segundo, el método fenomenológico. El método empírico-analítico emplea métodos y
técnicas preferencialmente cuantitativos. En cambio, el método fenomenológico,
etnográfico o semiótico usa métodos y técnicas preferencialmente cualitativos con
técnicas de investigaciones propias y definidas.

El nivel de investigación se refiere al “grado de profundidad con que se aborda un


objeto o fenómeno” (Arias, 1999: 45). El estudio que se presenta se inició en un nivel
exploratorio, debido a que el tema de investigación que se examina ha sido poco
estudiado, aun cuando se han hecho estudios similares, pero en otros contextos. Es
exploratoria, a su vez, porque se efectúa sobre un tema u objeto poco estudiado, por lo
que sus resultados constituyen una visión aproximada del objeto.

Dentro del paradigma positivista de la ciencia, este estudio también es descriptivo,


porque requiere preguntas de investigación, busca especificar las propiedades
importantes de los fenómenos, a través de resultados y taxonomías.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 40

Las investigaciones descriptivas pretenden caracterizar un fenómeno o situación


particular al indicar sus rasgos más peculiares o diferenciadores, mediante una
enumeración de ellos. En este paradigma de investigación cuantitativo la medición es la
parte medular del estudio.

Otro de los rasgos de esta investigación es que se trata de un estudio correlacional:


su propósito es medir el grado de relación entre dos o más variables. Una correlación
es una medida del grado en que dos variables se encuentran vinculadas.

Hay en este estudio, una fuerte influencia del paradigma cualitativo de la ciencia.
Desde la mirada cualitativa, éste es un estudio semiótico. Puede decirse que el aporte
de la fenomenología y la semiótica a la metodología de las ciencias sociales es que
circunscribe la actuación de los seres humanos, no simplemente en un marco de
hechos sociales, sino que son los propios seres humanos los que están creando, a
partir de acciones simbólicas, sus propios mundos sociales en interacción con otros y
para ello requieren una metodología especial. “El proyecto fenomenológico y semiótico
permite la aparición del fenómeno tanto como la explicación del significado y deja de
lado la oposición entre objeto percibido y la conciencia que percibe” (Rusque. 2003: 46).

Es así como la fenomenología se convierte en el estudio de los modos en que las


tipificaciones cotidianas -como propiedades del sentido común- pasan a ser
tipificaciones de la ciencia social.

“El paradigma cualitativo, al focalizar su atención en cómo los individuos construyen


la realidad social a partir de procesos interactivos que son parte de su vida cotidiana, le
dan al sujeto un lugar preponderante en la medida en que afirma que son los sujetos
quienes orientan significativamente esa acción” (Rusque, 2003: 101).

La acción humana y social se presenta como una acción orientadora subjetivamente


a través de las interpretaciones que hacen los sujetos sobre la realidad en la vida
cotidiana. En otras palabras -como afirma esta misma autora- durante su vida, el sujeto
ha ido descubriendo los significados de los significados

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 41

recibidos, a la vez que ha llenado los significados recibidos con su experiencia


personal.

En vista de que este estudio se interesa por las representaciones sociales, resulta
pertinente retomar dos ideas sobre el tema. La primera explicación la otorga Barbero
(2002), quien dice que las representaciones sociales se instituyen como el conjunto de
influencias que estructuran, organizan y reorganizan la comprensión de la realidad en la
cual vive la audiencia, por lo cual, además, poseen el poder para dar valor y significado
a esta realidad. Este autor argumenta que algunas de las mediaciones más
representativas son la vida cotidiana familiar, los usos sociales de los medios y la
competencia cultural para comprenderlos.

Tenemos, por otra parte, la ilustración de Córdova (1997: 5):

“Los espacios de mediación simbólica se encuentran constituidos por el lenguaje, la


familia, los grupos primarios, los medios de comunicación y en general por factores
de la cultura que actúan en componentes objetivados y subjetivados que necesitan
ser explicados en términos analíticos para poder comprender la vida social”.

En este estudio, el sujeto se ubica en hechos interactivos directos con Mi Diario, en


el que se reproduce una relación social. Éste es el origen y el medio por el que el sujeto
capta el sentido de realidad social, la comprensión de sí mismo y de la realidad, que en
este caso se evalúa a partir de un contexto exacerbado de violencia y su representación
en Mi Diario.

7.1. Metodología aplicada en el estudio

Para el desarrollo del trabajo planteado, se proponen varias estrategias


metodológicas, segmentadas según los objetivos propuestos:

El posicionamiento editorial se midió gracias al apoyo logístico y financiero de la


empresa estadística Promedia, de Maracaibo. En la tarea por hacer esta evaluación, se
hizo una encuesta en los 21 municipios del estado Zulia y se siguieron los siguientes

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 42

aspectos metodológicos: se fundamentó en un modelo probabilístico polietápico,


estratificado de cuotas aleatorias, atendiendo a las características del universo.
De selección múltiple y de fijación de cuotas por sexo, edad y situación social (sectores
medios altos, medios y de bajos ingresos).

El error máximo admisible es +/– 3,2% con respecto al universo (los 21 municipios
del estado Zulia, 3.620.189 de habitantes). El nivel de confianza es de 97%. Los
municipios representados en la muestra -así como el número de encuestas hechas- son
los siguientes: Maracaibo (380), San Francisco (200), Mara (135), Cabimas (180),
Lagunillas (150), Padilla (60), Machiques (100), Baralt (84), Rosario (85), Jesús Enrique
Lossada (84), Valmore Rodríguez (80), Simón Bolívar (70), Sucre (70), Catatumbo (70),
Colón (90), Francisco J. Pulgar (70), Jesús M. Semprún (70), Miranda (85), Santa Rita
(70), Páez (70) y La Cañada de Urdaneta (70). El tamaño de la muestra fue de 2.273
encuestas.

Es importante destacar que estas encuestas se aplicaron en todas las parroquias de


los municipios entre el martes 25 y el lunes 31 de agosto de 2009.

El estudio de la ideología presente en la construcción discursiva de Mi Diario fue


posible a través de la aplicación del modelo semiótico de Finol (2008), que se basa en
el concepto de recurrencia y fundamenta los bloques semánticos en el discurso. Estos
bloques semánticos están caracterizados por la redundancia de semas, lo que genera
las isotopías para así configurar el aspecto ideológico presente en estos discursos. El
Modelo de Análisis Semiótico contempla dos niveles de análisis: 1) el nivel de los
lenguajes, que describe el lenguaje verbal, los colores empleados, la diagramación y las
fotografías; 2) el nivel semántico, que estudia la lectura uniforme del discurso, tal como
ella resulta de lecturas parciales de los enunciados que la constituyen, y de la
resolución de sus ambigüedades que está guiada por la búsqueda de una lectura única”
(Greimas y Courtés, 1979:197). En este análisis se privilegiaron conjuntos
paradigmáticos en una muestra tomada de titulares, fotografías y diagramación.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 43

El empleo de este instrumento conceptual de isotopía semántica permite una lectura


que tiene en cuenta las connotaciones, de modo que va más allá del sentido denotativo
(literal) del texto.

La caracterización del medio se hizo a través de una ficha de medición


hemerográfica. Se siguen las nociones de Méndez (2008) para medir el índice de peso
informativo y analizar cuantitativa y cualitativamente el contenido relacionado con la
cobertura de la sección de sucesos en Mi Diario.

La selección del curpus se obtuvo a partir de un muestreo aleatorio hecho para


seleccionar un mes tipo, que abarcó desde el 15 de enero de 2007 (fecha de
publicación del primer ejemplar) hasta el 31 de enero de 2008, es decir, tres años de
circulación del medio. Se seleccionaron 30 ejemplares, de los cuales se extrajeron
datos para registrarlos en la ficha de medición y su posterior procesamiento estadístico.
Esto permitió conocer qué tipos de contenidos y el despliegue que de cada uno se
hace. Se presta atención especial a la sección de sucesos. Se tomaron en cuenta
también ejemplares del año 2009, seleccionados aleatoriamente.

Para la evaluación cualitativa, se apeló al aporte teórico de los autores consultados


para hacer un análisis aplicado.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 44

Capítulo I.
Recorrido teórico de las
representaciones sociales y
antecedentes de la
investigación
Lo único absolutamente cierto que todo ser humano puede conocer de su destino es la
muerte. Sabemos que vamos a morir. Y en la vida, ésa es una de nuestras más exactas
certezas, de nuestras más nítidas convicciones. La muerte impregna, con su sentido o
sinsentido, la mayor parte de nuestras experiencias y aprendizajes, de nuestras memorias,
representaciones e ilusiones. Ella sella nuestra vida y, como un símbolo final, dibuja
minuciosamente la forma como será recordada nuestra existencia
Rafael Fauquié

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 45

PARTE I. REPRESENTACIONES SOCIALES: ESBOZO HISTÓRICO

1. Los trabajos de Durkheim y el interaccionismo simbólico

En 1898, Durkheim acuñó el concepto de representaciones colectivas y estableció


diferencias entre las representaciones individuales y las representaciones colectivas.
Las segundas se refieren a que la conciencia colectiva trasciende a los individuos como
una fuerza coactiva y que puede ser visualizada en los mitos, la religión, las creencias y
demás productos culturales colectivos.

Uno de los pioneros en el estudio de las representaciones sociales es Serge


Moscovici y las ubica epistemológicamente en la psicología social. Los antecedentes
teóricos que estructuran el modelo de las representaciones sociales son los de
Moscovici (1979), Farr (1983, 1988) y Herzlich (1975) bajo tres influencias básicas: la
Etnopsicología de Wundt, el Interaccionismo Simbólico de Mead y el concepto de
Representaciones Colectivas de Durkheim.

Inicialmente en el estudio de las representaciones sociales se rechazaba analizar el


espacio interior de los individuos y se planteaba la pertinencia de un espacio de
realidad en las mediaciones: un espacio interactivo, no biológico sino social que es
percibido en términos de significaciones, puesto que su materia es el símbolo.

En su trabajo, Martín (2002) explica los principios de la propuesta de Mead:

“Mead toma como unidad de análisis lo que denomina el acto social. Aquí, el
símbolo y su significado son propiedad de la situación interactiva, no están fuera.
Cabe decir que la existencia de tal significado no implica necesariamente la
consciencia del mismo, puesto que ello sólo se consigue a través de la
simbolización. El argumento básico de Mead es que en este espacio interactivo
radican los símbolos y sus significados, por lo que sólo ahí puede formarse el
espíritu (Mind), conformado en el proceso de la comunicación. Los individuos no
existen como tales sino como la persona (Self), cuyo tamaño abarca su espacio
social teniendo a la sociedad (Society) como fondo. En consecuencia, Mead
enfatiza dos características de esta interacción: a) quien se comunica puede
comunicarse consigo mismo, y b) esta comunicación crea la realidad”.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 46

El análisis de la sociedad contemplaba la posibilidad de la incorporación total del


individuo a un universo de la razón, actividad consciente y voluntaria, hacia una esfera
pública no restrictiva. Martín (2002) explica que autores como Berger y Luckmann
(1967) han sugerido la posibilidad de la existencia de una psicología sociológica, es
decir, una psicología social con perspectiva sociológica y una notoria preocupación por
lo simbólico, por su papel en lo colectivo y por la construcción social de la realidad.

2. El modelo de Serge Moscovici

Con respecto a las representaciones sociales, Serge Moscovici ha señalado en El


psicoanálisis, su imagen y su público, las siguientes consideraciones: “La
representación social es una modalidad particular del conocimiento, cuya función es la
elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos” (Ídem,
1979: 18).

Explica que la representación es un corpus organizado de conocimientos y una de


las actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la realidad
física y social, se integran en un grupo o en una relación cotidiana de intercambios,
liberan los poderes de su imaginación.

Martín (2002) dice que uno de los que más ha estudiado la teoría de Moscovici es
Robert Farr, quien ofrece su versión de la noción de representaciones sociales
señalando que, desde una perspectiva esquemática, aparecen las representaciones
sociales cuando los individuos debaten temas de interés mutuo o cuando existe el eco
de los acontecimientos seleccionados como significativos o dignos de interés por
quienes tienen el control de los medios de comunicación.

Agrega además que las representaciones sociales tienen una doble función: hacer
que lo extraño resulte familiar y lo invisible perceptible.

Parafraseando a Moscovici, Farr escribe una definición sumaria de las


representaciones sociales: “Son sistemas cognoscitivos con una lógica y un lenguaje
propios. No representan simplemente opiniones acerca de imágenes de o actitudes

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 47

hacia sino teorías o ramas del conocimiento con derechos propios para el
descubrimiento y la organización de la realidad” (Ídem, 1983: 665).

Complementa la definición diciendo que es un sistema de valores, ideas y prácticas


con una función doble: primero, establecer un orden que permita a los individuos
orientarse en su mundo material y social y dominarlo; segundo, posibilitar la
comunicación entre los miembros de una comunidad al proporcionarles un código para
el intercambio social y un código para nombrar y clasificar sin ambigüedades los
diversos aspectos de su mundo y de su historia individual y grupal. En las próximas
páginas, se disertará sobre las relaciones, semejanzas y diferencias entre el concepto
de representaciones sociales, imaginarios e ideología.

3. Conceptualizando las representaciones sociales

Las representaciones sociales fueron definidas por Moscovici como universos de


opinión. El autor plantea que debe entenderse, por un lado, la determinación que
produce la totalidad de las circunstancias y, por el otro, una orientación más
psicológica, combinación de experiencias y factores motivacionales. Se expresa así la
manera como el individuo toma conciencia y responde socialmente.

Moñivas (1994) delimita las representaciones sociales en términos estrictamente


psicológicos y los plantea como un conglomerado de procesos cognitivos, por una
parte, junto al contexto, por la otra. Dice que con independencia del contexto se debe
tomar en consideración un grupo de sistemas colectivos de significados (actitudes,
atribuciones, creencias, estereotipos).

Este autor coincide con Moscovici cuando define las representaciones sociales como
un sistema de valores, ideas y prácticas que sirven para dos cosas: una, orientar a los
individuos en su mundo material y social y dominarlo; dos, hacer posible la
comunicación para tomar parte entre los miembros de una comunidad un código para el
intercambio social y otro para nombrar y clasificar de manera no ambigua los diversos
aspectos de su mundo y de su historia individual y de grupo.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 48

Fressard (2004) dice que las representaciones sociales junto al imaginario social
forman un magma de significaciones imaginarias sociales encarnadas en instituciones.
Como tal, regula el decir y orienta la acción de los miembros de esa sociedad, en la que
determina tanto las maneras de sentir y desear como las maneras de pensar. Desde
una perspectiva más psicológica, explica que hay una institución imaginaria orientadora
de las significaciones y valores de una sociedad. Las significaciones sociales, por tanto,
no son naturales ni (completamente) racionales.

Doise (1986, 1991, 1993) habla de distintas representaciones cognitivas que se


asocian a dos niveles de significación: las imágenes sociales que surgen de los
procesos intraindividuales en los que los individuos organizan su experiencia del
entorno social, las representaciones sociales surgidas en contextos intraindividuales e
intra situacionales. Las representaciones colectivas varían según la posición social que
ocupe el sujeto y los valores y creencias compartidos por su grupo social.

Existe otra instancia a partir de la cual las realidades se construyen: la de los


imaginarios sociales. Los imaginarios sociales pueden definirse como los esquemas
socialmente construidos que permiten percibir, explicar e intervenir en lo que en cada
sistema social diferenciado se tenga por realidad. Así, son considerados constructores
de realidades, y se relacionan con las operaciones realizadas por los medios en el
sentido de que parten precisamente de una distinción entre relevancias y opacidades
para la elaboración de esos esquemas (imaginarios sociales) que van a configurar las
realidades.

¿Qué es la representación? González (1999) explica que es todo cuanto ordena y


nombra (visualmente) un mundo extrapictórico, algo que pertenece a la economía del
signo, al orden de lo simbólico. Se instaura así el concepto de mediaciones sociales.
Martín Barbero (2002) las define como el conjunto de influencias que estructuran,
organizan y reorganizan la comprensión de la realidad en la cual vive la audiencia, por
lo cual además poseen el poder para dar valor y significado a esta realidad.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 49

Este último autor argumenta que algunas de las mediaciones más representativas
son la vida cotidiana familiar, los usos sociales de los medios y la competencia
cultural para comprenderlos. En un capítulo más adelante, se profundiza en un
concepto más amplio que está estrechamente relacionado con el de imaginarios
sociales e ideología.

4. El estatuto epistemológico de las representaciones sociales

La Plantine (1989) ubica las representaciones sociales en la coyuntura de lo


individual-social y tiene, a su parecer, tres dominios de acción: el del conocimiento, el
del valor y el de la acción. Quiere decir que las representaciones sociales no son una
instancia de conocimiento, sino un instrumento de acción.

El conocimiento está determinado por un tipo de saber que no duda de sí mismo. En


lo que respecta al valor, implica el encuentro de una experiencia individual y los modos
sociales de aprehensión particular de lo real: el de la imagen de creencias que tiene
una carga afectiva y emocional. Sobre la acción, son principios generadores de toma de
posturas ligadas a inserciones específicas en un conjunto de relaciones sociales que
organiza procesos simbólicos intervinientes en las relaciones (Doise, 1986).

Di Giacomo (1987) establece que una de las características de las representaciones


sociales es que son compartidas por muchos individuos y como tal construyen una
realidad social que puede influir en una conducta individual.

Moscovisi y Hewstone (1984) se inclinan, en el caso de las representaciones


sociales, a la epistemología popular, porque a su juicio, se refiere a la transformación
de las cogniciones: “Cogniciones informativas que se convierten en cogniciones
representativas” (Ídem: 703).

Para Jodelet (1984) en la representación se evidencia un contenido mental concreto


en un acto de pensamiento que restituye simbólicamente algo que está ausente. En la
construcción subjetiva del sujeto, incluye en la representación emociones, expectativas
y motivaciones, todos referidos a los elementos valorativos.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 50

Moñivas (1994: 414) explica que las representaciones sociales, como instancia de
metodología heurística, ha servido para analizar dominios de estudio propios de la
psicología como estereotipos, actitudes, opiniones, creencias y las teoría de la
personalidad, entre otras.

Se pueden distinguir dos postulados teóricos que rigen a las representaciones


sociales, según establece el mismo autor: 1) Representan un meta sistema de
regulaciones sociales intervinientes en el sistema de funcionamiento cognitivo; 2) Están
insertadas en redes de relaciones simbólicas y comunicativas. En esta investigación, se
profundiza en la segunda dimensión.

5. Relaciones simbólicas e impacto comunicativo

Moscovisi dice que una de las facultades más oscuras del proceso de pensamiento y
el lenguaje humano es su potencialidad de convertir objetos abstractos y se basa en la
capacidad de cambiar una representación, la palabra de una cosa en la cosa de una
palabra, lo que llama objetivación.

Este mismo autor, pionero en el estudio de las representaciones sociales, sostiene


que la categorización de algún elemento de la realidad equivale a elegir un prototipo
entre los almacenados en nuestra memoria y establecer una relación positiva con él. En
su obra de 1986, explica que a partir de la categorización, se organizan tres aspectos:
1) el objeto puede describirse, se le asigna una cualidad; 2) puede distinguirse de otros
objetos a través de sus cualidades e 3) introduce al sujeto en una convicción (usar y
participar del objeto).

Este proceso consiste en descubrir los aspectos icónicos de una idea, es decir, unir
el concepto con la imagen. Este teórico dice que luego se incorpora un proceso de
núcleo figurativo, una estructura imaginaria que reproduce una estructura conceptual de
manera visible. En una segunda fase, explica, se da la naturalización: se emite una
percepción, luego se reemplaza lo concebido para categorizar nuevos elementos. Esta
explicación sirve, pues, de sustento para la comprensión de la lógica mediática en el

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 51

establecimiento de la normalización de la muerte y de la violencia como espectáculo


mediático y así será asumido por la audiencia.

Pérez-Agote (1989: 140) sostiene que el poder simbólico o poder de producir sentido
pone en funcionamiento unas ideas que, vinculadas a través de ciertos mecanismos
sociales, logran penetrar en la cabeza de los sometidos al poder. La máxima posibilidad
consiste en que aquellas ideas se conviertan en evidencia social, es decir, algo que no
se pone en tela de juicio porque se construye desde aquello desde lo que se interpreta,
se lee la realidad.

PARTE II. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN

1. Los trabajos sobre imaginarios sociales de Pinto

José Luis Pinto, catedrático y sociólogo español, en su trabajo Los imaginarios


sociales: la nueva construcción de la realidad social (1995) destaca una tradicional
frase de trascendencia sociológica: “Hacer visible la invisibilidad social” y, en ese
sentido, desarrolla en esta investigación las consideraciones sobre los imaginarios
sociales como constructores del orden social.

Propone, desde la sociología, interpretar la realidad como un fenómeno construido y


para ello hay que descubrir y hacer patentes los mecanismos y procedimientos de
producción y reproducción de la realidad social. Explica que es el primer paso para
caracterizar el orden social, concepto sobre los referentes sociales (individuales y
colectivos) de los individuos en un sistema social. He allí, explica el autor, donde se
reproducen las múltiples luchas por definir la relación entre el conocimiento y la
realidad. Uno de los aspectos más destacables de este trabajo de Pinto es que elabora,
identifica y delimita las dimensiones de los imaginarios sociales.

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 52

Al referirse a los medios de comunicación social, este sociólogo prefiere sustituir la


expresión por una más provocadora: empresas de construcción de realidades. Se
asiente en esta investigación con esa denominación.

En otro de sus trabajos, Los imaginarios sociales del delito: la construcción social del
delito a través de las películas (1930-1999), Pinto profundiza en su teoría de los
imaginarios sociales en el referente cinematográfico luego del análisis de 210 películas
producidas en los últimos setenta años (desde 1930), con un gran predominio de las
producciones estadounidenses pero también algunas producidas en Europa, Asia y
América Latina.

Concluye que el ámbito del delito no permite simplificar las cuestiones ni llegar a una
total transparencia. “Lo que podamos considerar realidad no es posible llegar a
conocerlo plenamente sino que siempre se nos ofrecerá bajo la forma de la relevancia”
(ídem, 4).

El autor propone establecer una nueva línea de investigación con enfoques


sociológicos para el estudio sobre cómo las referencias creíbles proporcionan en
nuestras sociedades el entendimiento del delito como una realidad de nuestra vida
cotidiana y nuestro sistema.

2. El aporte de Imbert sobre representaciones de violencia

El sociólogo y comunicólogo español Gérard Imbert ha trabajado desde 1977 sobre


los efectos pragmáticos en los imaginarios a partir de la construcción de los medios de
comunicación social en su discurso cotidiano sobre la violencia. Ubica la discusión
desde una perspectiva simbólica (sin obviar la existencia de la violencia real).

En su trabajo Los escenarios de la violencia: conductas anómicas y orden social en


la España actual (1992), el autor expone que la sociedad está situada en una violencia
ritual integrada en las prácticas sociales a través de lo que ha denominado una
violencia visualizada que produce fascinación.

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 53

En este trabajo, hace un análisis -sobre la base de los efectos paradigmáticos del
espectáculo de la violencia escenificados en los medios masivos de comunicación- la
construcción de un discurso de la violencia elaborado en el ámbito mediático que
contribuye a crear y reforzar un ritual moderno de la violencia.

Más minuciosamente, se concentra en la prensa española y en los procesos


formales-discursivos que instauran unos escenarios que alimentan el imaginario de la
violencia. Al final del libro, este autor demuestra cómo esta lógica se plasma en las
prácticas cotidianas y en el imaginario colectivo español y deja en evidencia la relación
entre discurso y práctica que desemboca en actividades paroxísticas.

En su obra El Zoo Visual (2003), Imbert analiza la televisión como fenómeno


comunicativo que condensa el imaginario colectivo e informa sobre el sentir social.
Define tres grandes ejes en este estudio: 1) la crisis del modelo televisivo en su
dimensión informativa, que se orienta hacia un modelo de diversión; 2) los cambios
simbólicos en la neotelevisión, en la que destaca una emergencia de la intimidad y 3) el
discurso en torno al desorden, que introduce un nuevo régimen de visibilidad. Se
refiere, a su vez, a los cambios formales producidos por este tipo de televisión: una
dilución de los géneros que acarrea cambios en la relación del sujeto con la realidad.

En su más reciente publicación, La tentación del suicidio (2004), Imbert reflexiona


sobre los nuevos usos y formas de violencia moderna, sobre todo se concentra en los
medios masivos de comunicación de España a partir de fenómenos cotidianos y la
representación que hacen los medios de ellos. Considera la violencia como un hecho
social global que pretende captar el sentido de muchas manifestaciones y se traducen
un malestar ante la muerte en la cultura actual. El autor afirma que con la crisis de la
modernidad emergen así nuevas formas de violencia que se desarrollan al margen de
toda racionalidad social y se plasman en un uso gratuito, indiscriminado y suicida. La
representación de esta violencia en los medios contribuye a la instauración de un
imaginario en torno a la muerte, patente en el discurso informativo y fomenta unas
estéticas de la violencia. Este último libro sirve de pilar teórico para la investigación
adelantada en este estudio.

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 54

3. Baeza y la sociología profunda sobre los imaginarios sociales

En su libro Los caminos invisibles de la realidad social (2000), el sociólogo español


Manuel Antonio Baeza hace una crítica al positivismo decimonónico de la sociología
tradicional por su insuficiencia en la explicación de los fenómenos sociales. Se refiere,
sobre todo, a esa categoría que denomina aspectos escondidos de la realidad social.
Allí, alega el autor, se construyen otras esferas conocidas de manera parcial:
narcisismo, consumismo, indiferencia ciudadana relativa y nuevas formas de violencia
urbana, entre otras.

El autor se atreve a presentar un imaginario social postmoderno al que le asigna


distintas acepciones de comprensión: carente de valores, de negación de toda
componente agonística colectiva, que se hunde en el pobre universo de las imágenes
no categorizadas y profusamente vehiculadas por los omnipresentes medios
audiovisuales de comunicación de masas, universo en el cual deambulan los individuos
en la sonámbula búsqueda de algún horizonte de sentido existencial.

A partir de la crítica a ámbitos de estudio tradicionales como conciencia, cultura,


clases sociales e ideología, inserta nuevas orientaciones para el estudio de los
imaginarios sociales posmodernos. Propone dos niveles de profundización. En primer
lugar, en su nivel de comprensión más simple es una manera, en términos sociales
propiamente, comprendida por un grupo de personas de representarse mentalmente el
espacio y el tiempo: se comparte una modalidad simbólica, formas y contenidos
variados en los que se reconocen. En el segundo nivel, de mayor abstracción para
Baeza (2000: 9), coincide con Pinto y se refiere a que los imaginarios son esquemas de
inteligibilidad de la realidad invisible. “Estos imaginarios se levantan como auténticas
matrices de sentido existencial colectivo”.

El autor exhorta a estudiar los imaginarios sociales. Previo a eso, el investigador


habla de un cuestionamiento a la conciencia moderna, a la visión instrumental de la
conciencia.

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 55

Define en este libro los imaginarios sociales como ejes de articulación del
pensamiento y de la acción social frente “a la opacidad de la realidad social”. En un
desiderátum teórico, Baeza establece: “La ciencia social no tiene otro camino que
aceptar, de una vez y por todas, el desafío planteado por la imaginación llevado al
ámbito de la vida social” (ídem, 10). Son formas creativas de vivenciar lo desconocido.
“Los imaginarios sociales son elementos coadyuvantes en la elaboración de sentidos
subjetivos atribuidos al discurso, al pensamiento y a la acción social” (ídem, 14).

Aboga por una verdadera ciencia social pluridisciplinaria para el análisis de ciencias
cada vez más complejizadas en las que intervengan la antropología, la sociología, la
psicología social. Dice que el estudio de los imaginarios sociales en América Latina
tiene un desarrollo casi nulo. La importancia del estudio de los imaginarios sociales
estriba, a juicio del autor con el que se coincide en esta investigación, en que se
reconoce su influencia en la estructuración de las maneras de enfrentar la vida en
sociedad.

Baeza incluye categorías de análisis útiles para el estudio de los imaginarios


sociales. Habla de itinerario fractal para designar rumbos preestablecidos con
decisiones permanentes en cada momento de perplejidad para el hombre. Explica que
el ser humano, con su conciencia, es capaz de enfrentar esa perplejidad y al medir
riesgos, calcula en función de su alrededor, imagina continuidades posibles. El autor
expone que el ser humano antes de ser consciente es un ser perplejo.

4. Bonilla y Tamayo: violencias y medios de comunicación en América Latina

Jorge Bonilla y Camilo Tamayo son dos autores colombianos que han trabajado con
admirable rigurosidad en el análisis y revisión de la producción intelectual que se ha
hecho sobre la revisión de la violencia en los medios en América Latina. En su obra
"Las violencias en los medios, los medios en las violencias. Revisión y análisis crítico de
los estudios sobre medios de comunicación y violencia en América latina 1998-2005",
publicada en el 2006, los autores hacen revisión bibliográfica en la que describen y
analizan los enfoques teóricos, los métodos utilizados, los principales resultados, las

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 56

conclusiones y los aportes de cada uno de los estudios, informes y publicaciones que
fueron objeto del análisis.
En su trabajo, destacan principalmente tres líneas de interés: a) la cobertura
periodística en contextos de conflicto armado y violencia política; b) los contenidos,
naturaleza y formas de representación de la violencia en la programación recreativa e
informativa de los medios, y c) la influencia de la violencia mediática en las audiencias,
así como la percepción que tienen los públicos sobre ésta.
Bonilla y Tamayo revisan exhaustivamente un total de 102 trabajos publicados en el
continente sobre este tema de estudio. Concluyen que se deben elaborar
acercamientos comprensivos y metodologías de análisis que tengan en cuenta las
similitudes, pero también las diferencias entre los medios de comunicación.
Así, los autores plantean varias líneas de acción a seguir. Sugieren no conseguir
solamente un rigor científico sobre la base de exponer resultados dirigidos a los
eslabones más obvios de la investigación: la cantidad de la violencia en los medios y la
posible relación de esto con la conducta agresiva del receptor. Creen que esto
simplifica los escenarios complejos de la violencia a un hecho, un sujeto, una acción,
pero desprovistos de sus correlaciones con los referentes del conflicto, el antagonismo,
las relaciones de poder, dominación, legitimidad, consenso y cooperación.
Invitan a problematizar no solamente la violencia desde los hechos, sino, también, la
violencia desde los lenguajes, es decir, desde las gramáticas, los dispositivos, los
contextos y los órdenes que la (re) produce y la dotan de significación.

5. El estudio de Gálvez y Paz sobre sensacionalismo, valores y jóvenes

En 2003, Gálvez y Paz (2003) se proponen analizar el contenido de dos tabloides


sensacionalistas (Extra y Gente) que circulan en La Paz, Bolivia y demostrar cómo su
contenido, aunque se presenta en formato mediático, son dos productos que impulsan
el pseudoperiodismo. Estudian, a su vez, el consumo que de este tipo de
contenidohacen los jóvenes entre 13 y 18 años. El estudio cuenta con varias miradas
metodológicas: el análisis semiótico permitió obtener información sobre la temática y las
ideas promovidas por los medios, un enfoque ético periodístico evaluó el componente
axiológico de los medios y una encuesta permitió conocer las motivaciones de consumo

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 57

de los jóvenes. Este completo estudio, que vincula representación de violencia


mediática además del uso que hacen del contenido los jóvenes, representa un singular
aporte al análisis de la violencia que hacen nuestros pares investigadores en América
Latina. Los autores concluyen que Extra y Gente promueven más antivalores que
valores, dañan la integridad moral de los jóvenes y fomentan una subcultura de la
perversión.
Aunque este estudio se descubrió tarde en la revisión bibliográfica, su consulta es
obligatoria cuando se abarca el tema de la representación mediática de los medios
sensacionalistas. Este aporte se convierte en punto de encuentro para nuevas
investigaciones que permitan entener y encarar el fenómeno del sensacionalismo y sus
alcances.

6. Otros estudios sobre representaciones sociales

Las representaciones sociales se han investigado en distintos campos y con variados


objetos de estudio en Estados Unidos y Europa. Herzlich (1969) y Pierret (1984, 1988)
estudiaron la representación social de la salud y la enfermedad, específicamente en el
caso del sida. Jodelet (1976), las representaciones sociales del cuerpo; Chombart
(1976, 1984) y Feuerhahn (1989) se concentraron en las representaciones sociales de
la infancia; Lloyd (1987) y Smith (1985, 1986) en la representación social del género en
los niños. Flament (1967) trabajó con las representaciones del conflicto y Gilly (1989)
las representaciones sociales del campo educativo.

Probablemente, uno de los antecedentes más antiguos de estudios de


representaciones sociales a partir del discurso de la prensa es el de Moscovici en 1976,
quien analizó el contenido y su relación con la audiencia de tres periódicos franceses: la
prensa comunista del partido francés, la prensa de la iglesia católica y los periódicos de
gran tirada.

Por tratarse de tres tipos de contenido, el autor demostró que dan lugar a tres tipos
de relaciones comunicativas. A partir de su investigación, mantiene que las
representaciones sociales pertenecen a un marco de estudio de las actitudes, creencias
y valoraciones del mundo exterior. “Consideradas desde el ángulo de la estructura del

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 58

mensaje, elaboración de modelos sociales, relación entre emisores y receptores se


mantiene una singularidad” (Ídem, 479).

Otro de los estudios a destacar es el de la catedrática Sue Aran, del año 2003,
(España), en el que hace una revisión teórica sobre la representación de la violencia en
su trabajo Los imaginarios violentos. La autora reflexiona sobre la representación de la
violencia en los media y su instrumentalización como imaginario colectivo. El artículo se
divide en cuatro apartados. En primer lugar se propone un recorrido a través de las
conceptualizaciones de la violencia social. En segundo lugar, se conecta violencia
social y representada a través de las narrativas de la violencia. Los hechos del 11 de
septiembre permiten su ejemplificación e introducen el análisis sobre los mecanismos
de visibilidad del discurso televisivo. Para acabar, se reflexiona sobre el papel de los
espectadores en la construcción de las fronteras que organizan el imaginario colectivo
sobre la violencia.

En Venezuela, hay una prolífica producción de trabajos sobre representaciones


sociales, especialmente en los estudios desarrollados en la Universidad de Los Andes.

Recientemente, Canelón y García (2008) estudiaron las representaciones sociales en


las experiencias de la salud. Puede citarse el trabajo de Lucy Álvarez sobre la exclusión
y las representaciones sociales en los niños de la calle. El profesor Gregorio Valera
expone distintos enfoques para la explicación de los fenómenos sociales con sus
implicaciones epistemológicas y metodológicas. Ambos trabajos están publicados en la
revista Fermentum, en su edición número 30.

En 2005, Julia Chacín trabajó con los marcadores sociales y las representaciones
sociales en las lenguas extranjeras. Un año más tarde, la profesora María Hernández
trabajó con las representaciones sociales en la educación cooperativa. En 2007, puede
mencionarse el trabajo de Marbelys Hernández titulado Representación social del
proyecto pedagógico en el aula en docentes de educación inicial.

Tres docentes de la Universidad de Oriente, Luis Alarcón, Irey Gómez y Luis


Rodríguez se enfocan en el estudio de las representaciones sociales, la participación

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 59

ciudadana y la gobernanza local en Venezuela, su área de estudio es en el estado


Sucre propiamente. En este trabajo, logran un acercamiento a las representaciones
sociales que construyen los actores sociopolíticos de una comunidad de este estado
acerca de su experiencia participativa y de sus relaciones con el gobierno local.

En el caso de la Universidad del Zulia, están los trabajos de Thaís Gutiérrez (2001)
sobre La construcción de las representaciones sociales en torno a la política social en el
marco de globalización actual. La autora se concentra en los discursos y sus
representaciones sobre la política social en América Latina y especialmente en
Venezuela. Los profesores Leonardo Fernández y Alfredo Romero publicaron en la
revista Utopía y Praxis Latinoamericana, en 2002, un estudio multidimensionalidad de
representaciones sociales aplicado al caso de los colectivos agropecuarios. Se
propusieron el análisis del proceso de interpretación de los colectivos agrícolas sobre
un modelo heurístico de comprensión de los colectivos sociales (modelo de
representaciones fluctuantes) y discutieron su aplicación en el sector agrícola.

Destaca el trabajo de la profesora Mariluz Domínguez, profesora de la Maestría en


Ciencias de la Comunicación, sobre la construcción lingüística de las noticias de
sucesos en la prensa nacional. Aunque no es propiamente un trabajo sobre
representaciones sociales de violencia, ofrece pistas sobre la modalidad discursiva de
los periódicos amarillistas del país.

También en la Universidad del Zulia, el investigador Jesse Hernández, desde una


perspectiva semiótica, explica en su trabajo del año 2009 Operación Triunfo: símbolos
emergentes en la realidad mediatizada, cómo la televisión es eficaz en producción de
comportamientos ritualizados en la telerrealidad, que a su juicio, es rico en contenidos
simbólicos.

El autor dice que la telerrealidad no sólo reproduce hechos, sino que ayuda a
construirlos, pero que mezclan realidad con ficción y por eso lo que se observa en los
medios no es real.

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 60

7. Representaciones sociales de violencia en Venezuela

Durante la revisión bibliográfica y de investigación hecha en la confección de este


trabajo, no se registraron trabajos que aborden específicamente el caso de la
representación de la violencia en los medios de comunicación ni los usos de los
usuarios con ese tipo de contenido en Venezuela. En ese sentido, este trabajo hace su
contribución en el desarrollo de un contenido pendiente con esta temática, dada la
creciente situación de violencia real en la sociedad venezolana actual y su destacado
espacio en los medios de comunicación social nacionales.

Se puede destacar sí el trabajo de Mireya Lozada (2004) titulado El otro es el


enemigo: imaginarios sociales y polarización, investigación en la que la autora analiza
la sociedad venezolana desde la confrontación política. Puede decirse que es el trabajo
que más se acerca al perfil de esta investigación. Una de las premisas más importantes
de la investigación es que la polarización fractura el tejido social a la vez que favorece
la naturalización y legitimación de la violencia.

Ante una situación de conflicto sociopolítico prolongado como el que confronta


Venezuela, la población sufre un proceso de cambios que trastoca su vida, asumiendo
como normal, natural o habitual lo que no lo es. “Ante la avalancha de sucesos de
agresión, muerte y destrucción material o simbólica, se transforma en cotidiana la
convivencia con la violencia y en este proceso de internalización se trastoca tanto la
identidad del individuo como sus relaciones sociales”, concluye la autora.

Tradicionalmente, el estudio de la violencia en los medios de comunicación en el país


se ha abordado desde enfoques propios de la psicología y se ha concentrado en el
impacto, en sus efectos en las audiencias, sobre todo en los niños.

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 61

Al respecto, revísense los estudios en Venezuela hechos por Gustavo Hernández en


el Instituto de Investigación de la Comunicación de la Universidad Central de
Venezuela. Entre sus publicaciones más destacadas sobre este tema están Teleniños y
Televiolencias (1999), Inevitable pantalla de todas las horas (2000), La Televisión,
madre de todas las pantallas (2002) y Televisión: pan nuestro de cada día (2004).

La muerte, el suceso y su relación con el relato mediático ha sido estudiado desde


distintos enfoques comunicativos y sociológicos. Destacan los trabajos de Baudrillard
en Las estrategias fatales (1984) y la de Henri Pierre Jeudy con su obra El deseo de la
catástrofe (1990). Sobre el crimen en la prensa, puede nombrarse la obra Violencia y
Periodismo: seguridad pública, noticias y construcción del miedo (2004), que reúne un
grupo de ensayos compilados por Marco Lara y Ernesto López.

En esa misma temática, resalta el trabajo de compilación de Germán Rey (2007) del
libro Los relatos periodísticos del crimen, en el que se recogen varios trabajos de
investigación sobre la configuración de los discursos sobre ciudadanía en la prensa
escrita en América Latina. Propone miradas comunicativas sobre la construcción y
representación de los actores de la (in) seguridad y sus temas asociados, así como las
metáforas más comunes usadas en los textos y titulares de noticias sobre criminalidad.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 62

Capítulo II.
La representación de la violencia
en los medios de comunicación: el
discurso del desorden en la
sociedad del entretenimiento
La prensa ha provocado cambios extraordinarios en las costumbres sociales, así como en el
carácter y la manera en que el hombre moderno percibe el mundo externo,
Max Weber, 1910

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 63

PARTE I. EL ANCESTRAL GUSTO CULTURAL Y UNIVERSAL POR EL


CRIMEN MEDIÁTICO

Múltiples experiencias mediáticas se han desarrollado en la historia del periodismo


mundial para reseñar las noticias de sucesos que conmueven a la sociedad.

Hablar de la fascinación por la muerte, sin duda, evoca en la memoria la euforia que
provoca en el imaginario colectivo. Ha sido un rasgo distintivo en la literatura, en la
religión, en la política, en la ideología, en la cotidianidad. No hay un espacio de la
actividad humana que no haya tenido la violencia y la muerte como núcleo sustantivo
de su evolución.

Así, la muerte se ha instaurado como una entidad de fascinación mediática en la que


se diluyen certezas e incertidumbres y se fundan nuevos proyectos, nuevas éticas,
particulares interpretaciones en las construcciones de proyectos sociales. Cada cultura
se ha encargado de definir y caracterizar su propia noción de la muerte y le asigna la
justa importancia y ubicuidad en las dinámicas temporales, lingüísticas, pragmáticas y
funcionales.

Si se examinan los episodios de surgimiento de los movimientos políticos de mayor


efervescencia en la historia, contrariamente a lo que pudiera pensarse, basan su
legitimidad -en una etapa primaria- en la violencia6.

En los medios de comunicación el asunto no está exento de polémica. Distintos


sectores, sobre todo académicos, han denunciado el amarillismo de la prensa como
técnica de explotación del morbo para atraer la atención de la audiencia. No se trata de
un asunto nuevo, se tiene registro de esta actitud mediática de hace, al menos, cuatro
siglos. Las historias de crímenes están presentes en buena parte de las narraciones
mediáticas que dejan entrever una especie de obsesión de lo popular por la violencia y
la muerte.

6
Al respecto, se sugiere la revisión del trabajo de Jiménez (2007) Subversión de la violencia en el que intenta ofrecer
una perspectiva legitimadora de la violencia como elemento central de las luchas históricas en ciertos escenarios
políticos de la humanidad.

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A continuación se ofrecen algunos de los casos más emblemáticos de


representaciones sociales y mediáticas que han tenido impacto en distintos periodos
históricos y cómo la violencia y la muerte siempre han constituido el elemento central de
los contenidos mediáticos.

1. “Así guillotiné a Luis XVI”

Resulta inevitable recordar la Revolución Francesa y sus temerarias guillotinas:


instrumento de intimidación, pero también de fascinación, de encantamiento colectivo.
Se les disponía en las plazas públicas y, luego de cada decapitación, la gente se
quedaba al furor colectivo que provocaba ver la sangre entre las filosas navajas y el
rostro fantasmagórico de las víctimas después de la ejecución.

¿Qué motivación podían tener los franceses para asistir a esta carnicería humana en
la que se fundaría la rebelión por la libertad? Sin duda, el espectáculo justiciero de la
muerte.

Era un placer masivo el ver cómo la consumación de la libertad nacía al filo de una
gigantesca navaja que decapitaba a los enemigos de la revolución. Miles de personas
se congregaban en las plazas para observar el espectáculo sangriento en el que el
verdugo exhibía las cabezas de los decapitados como trofeos.

Documentos históricos han revelado que el decapitamiento de Luis XVI, uno de los
episodios más representativos de la historia universal, la presenciaron 100.000
personas al son de redobles de campana. Paradójicamente años antes había
constatado por sí mismo la efectividad de la guillotina como instrumento de justicia e
incluso sugirió que sus cuchillas fueran oblicuas. El 21 de enero de 1793 trasladaron al
monarca a una plaza pública para asesinarlo.

Una de las primeras experiencias de prensa amarilla y sensacionalista en el mundo


de las luces gira alrededor de este episodio. Se recuerda a partir de las especulaciones
que hizo el diario Thermomètre du jour cuando en sus crónicas relató que Luis XVI se
había comportado como un cobarde en el cadalso.

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Su ejecutor, el hombre que en algún momento pidió piedad a este rey para
exhumarlo de algunas deudas económicas, le cortó la cabeza al rey.

Charles Henri Sanson heredó un linaje de sangre: desde su bisabuelo, la familia se


había ganado la vida -literalmente- arrancando cabezas. Enfurecido por las historias
mediáticas que se tejieron alrededor de esa muerte, envío su versión del suceso al
periódico. El título no podía ser más llamativo para una audiencia fascinada y
estremecida por los alcances de la muerte: “Así guillotiné a Luis XVI”.

Al menos, el protagonismo del sacrificio permitió al ejecutor parisino escribir una


carta rectificando las informaciones partidistas y amarillistas que habían aparecido entre
las páginas del diario Thermomètre du jour.

Su relato se conserva intacto en un documento que data de la época y que fue


subastado el 7 de junio de 2006 por la casa Christie's, que describe la misiva como el
relato contemporáneo más fidedigno de la ejecución de Luis XVI y como uno de los
documentos más importantes en la historia francesa.

Según se lee en la carta, la ejecución del rey le conmovió profundamente. En el


periódico, se podían leer los siguientes extractos: "El rey afrontó toda aquella situación
con una compostura y un temple que nos dejó atónitos a cuantos allí nos
encontrábamos. Sigo convencido de que aquella firmeza suya la había extraído de los
principios de la religión". Y el relato en el medio seguía profundizando:

"Su Majestad subió al patíbulo y quiso abalanzarse sobre la parte frontal como si
pretendiera pronunciar un discurso. Se le dijo que aquello no era posible. Entonces
se dejó conducir hasta el lugar donde fue atado, desde donde exclamó con voz muy
alta: ‘Pueblo de Francia, muero inocente’. Después, volviéndose hacia nosotros,
dijo: ‘Caballeros, soy inocente de todo cuanto se me ha acusado. Desearía que mi
sangre sirviera para consolidar sobre ella la felicidad de todos los franceses".

Había 100.000 personas contemplando la escena.

El impacto mediático fue tan alto, que poco tiempo después se publicarían en los
periódicos franceses un decálogo de Charles Sanson sobre cómo guillotinar a la gente.

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 66

Éstos constituyen los primeros indicios de una espectacularización de la muerte en


los medios masivos de comunicación.

2. La renegada de Valladolid

La renegada de Valladolid es una famosa historia de la Edad Media en España,


suceso que tuvo lugar en 1579 y versó sobre el asesinato de una mujer que fue
encontrada en las calles. La noticia se transmitió a través de la difusión de los famosos
pliegos de cordel. Muchos expertos han considerado el hecho como uno de los sucesos
pasionales más resonados de esa época en el país.

Baroja (1969) explica en su obra Ensayos sobre la literatura de cordel, que


sorprendía el hecho de comprobar cómo aquellas coplas y pliegos se vendían en calles,
plazas y ferias como pan bendito. Cuando se cometía algún robo o asesinato, se
convocaba a algún poeta o escribidor y se les daba instrucciones detalladas al
respecto para que relatara cómo había sido el crimen y se difundía masivamente en los
famosos pliegos.

Este autor explica que el valor histórico de estos textos reside en que hacen
referencia a la respuesta visceral de una sociedad con formas, usos, valores,
tradiciones, mitos y costumbres ancestrales reforzados con el vivir en un medio en el
que no está acostumbrada -la ciudad-, donde la aglomeración humana provoca un
incremento de la criminalidad.

La publicidad de los crímenes justificaba el supremo poder del soberano, pero en


muchos casos también glorificaba al criminal y este hecho hizo que los reformadores
del sistema penal pidieran la supresión de las gacetillas que describían a los criminales
y anunciaban la ejecución pública. En España, las Cortes de Cádiz, de 1812,
prohibieron el llamado Paño de fama que se colgaba de los muros de las Iglesias con
los nombres de los reos que debían ser ajusticiados.

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3. Jack, el destripador: ¿un asesino mediático?

En la era victoriana, en la Europa del siglo XVIII, hubo un revuelo social que
trascendió más allá de las fronteras de Inglaterra por las fechorías de un famoso
asesino que se encargaba de descuartizar el cuerpo de prostitutas londinenses.
Durante el otoño europeo del año 1888, este hombre mató y mutiló con insólito
ensañamiento al menos a cinco mujeres. La gente en esa época vivía atemorizada y
hasta había restricciones familiares para salir por las noches.

Este fenómeno tuvo una proyección mediática sin precedentes en la historia del
periodismo mundial. En los principales diarios de Londres se publicaban noticias sobras
las investigaciones que adelantaba la policía sobre el caso y hasta se proyectaban
imágenes e ilustraciones de los cadáveres de las víctimas.

“Supongo que si me matan puede que sea algo bueno para mí, porque el invierno se
acerca y la vida es horrible”, exclamó, en 1888, una solitaria prostituta londinense, en la
desolada localidad de Whitechapel, en plena efervescencia por los crímenes de Jack, el
destripador. Este relato, mucho más extenso, sirvió de portada en el London Times en
ese año.

En el diario de los crímenes de Whitechapel 1888-1889, de Rick Geary, se leen


algunos fragmentos extraídos de la prensa de esa época: “El crimen asecha con sus
manos sangrientas entre los hogares de los desposeídos”, decía el periódico Reynolds.
Por su parte, el London Times en su edición del 1 de octubre de 1888, reseñaba lo
siguiente: “El asesino, si no padece alguna enfermedad mental, aparenta no tener
miedo alguno de ser interrumpido mientras comete su terrible obra”.

Nótese que la prensa inglesa alimentaba en aquella época sus páginas con los
crímenes que más apasionaban a la audiencia. Con Jack, el destripador, el periodismo
sensacionalista experimentó uno de sus primeros éxitos masivos y sirvió de ejemplo a
otras publicaciones similares en otras partes del mundo. La representación de la
violencia y la muerte en la época adquiere el tinte del misterio y la propagación del
miedo entre los habitantes de la capital.
Johandry Alberto Hernández
Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 68

En 2009, se cumplieron 122 años de uno de los fenómenos criminológicos más


impactantes y trascendentes de la historia del delito: los brutales y extraños crímenes
cometidos por Jack el Destripador y la pregunta sobre quién fue este misterioso asesino
aún se formulan en los predios periodísticos del mundo.

El 25 de septiembre, la Agencia Estatal de Noticias recibió una nota en tinta roja


firmada por el propio Jack el Destripador, que saldría publicada al día siguiente en
todos los diarios:

“Querido Jefe, desde hace días oigo que la policía me ha cogido, pero en realidad
todavía no me han pescado. No soporto a cierto tipo de mujeres y no dejaré de
destriparlas hasta que haya terminado con ellas. El último es un magnífico trabajo, a
la dama en cuestión no le dio tiempo a chillar. Me gusta mi trabajo y estoy ansioso
de empezar de nuevo, pronto tendrá noticias mías y de mi gracioso jueguecito...”.
Firmado: Jack el Destripador, desde el infierno.

La última teoría sobre la identidad de Jack el Destripador refiere que la identidad


nunca existió, sino que se trató de un invento de la prensa. El historiador Andrew Cook
ha investigado en el último año los testimonios de expertos que intervinieron en el caso,
varios de los cuales insistieron en que las muertes habían sido obra de distintas
personas. En su libro “Jack the Ripper: Case Closed”, Cook apunta al diario Star como
el gran responsable de la teoría del asesino en serie.

Ese diario acababa de salir a la calle cuando se produjo el primero de los asesinatos,
el de Mary Nichols, el 31 de agosto de 1888. Aprovechando la tendencia de la gente a
imaginar un único y perverso asesino, este periódico insistió en vincular todos los
crímenes con este malévolo personaje. El éxito mediático fue tan abrumador, que en
poco tiempo vendió 232.000 ejemplares.

Según detalla Cook, cuando el principal sospechoso al que acusaba el periódico fue
puesto en libertad, las ventas cayeron en picado, así que Star puso en marcha otra
estrategia: la fabricación de una carta en la que alguien que firmaba como Jack el
Destripador se atribuía los asesinatos. Cook asegura que un experto en grafología de la
época consideró que el autor de la carta era Frederick Best, un periodista del medio.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 69

El doctor Cook dice que las víctimas; Mary Nichols, Catherine Eddowes, Mary Kelly,
Elizabeth Stride y Annie Chapman fueron asesinadas por hombres diferentes, al igual
que las otras seis víctimas de Whitechapel a menudo añadidas a la Navaja de Jack.

El asistente de cirujano de la policía que examinó las cinco víctimas, Percy Clark, dijo
a los observadores en el Londres 1910: “Creo que tal vez un hombre fue responsable
de tres de ellos, pero no quiere decir que haya hecho los otros”. Sin embargo,
comentarios como este son una gota en un océano como el mito del asesino solitario y
rebelde que se apoderó de la imaginación victoriana y que evidencia la omnipresencia
de la prensa en la creación imaginaria de realidades sobre la violencia y la muerte.

4. La prensa amarilla norteamericana y el periodismo sin alma

Del otro lado del continente, se producía una evolución y revolución del periodismo
norteamericano a finales del siglo XIX. Emery (1966) explica que las grandes
circulaciones se lograban popularizando el producto y a veces la función primordial de
informar pasaba a segundo plano por los esfuerzos que se hacían por divertir. El diario
moderno podía aprovechar las técnicas nuevas de publicación e imprimir en otras
formas, entre ellas podía resaltar el sensacionalismo y se desentendía de las
obligaciones fundamentales del periodismo. “El periodismo amarillista, en sus peores
aspectos, era el periodismo nuevo, pero sin alma” (Ídem: 409).

Desde entonces, se aprovechaban las técnicas de redacción, de la ilustración, de la


impresión para sus usos pervertidos. “Transformaba el drama verdadero de la vida en
melodrama barato y deformaba los hechos cotidianos convirtiéndolos en cualquier
forma que pareciera ser la más indicada para producir ventas en la calle” (Ídem).

En lugar de dirigir acertadamente a sus lectores ese periodismo, les ofrecía el


paliativo del pecado, la lubricidad y la violencia. Las extravagancias dieron magníficos
resultados en las ventas los periódicos y obligaron a los diarios competidores a tomar
un tinte amarillo. “El periodismo moderno muestra desde entonces algunos de los
efectos de la maldición del periodismo amarillista”. (Emery, 1966: 410).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 70

Los protagonistas de este tipo de periodismo fueron Joseph Pulitzer y su contrincante


William Randolph Hearst. Este último joven periodista fue testigo calculador de la
marcha de Pulitzer y llegó para superar su supremacía en el diario World. Llegó
preparado para asombrar a la ciudad con un periodismo sensacionalista que aniquilaría
a Pulitzer. La lucha tuvo repercusiones que aún se sienten en el periodismo mundial.
Los periódicos con este estilo han copiado fielmente algunas de sus estrategias.

La edición dominical de World estaba dirigida por Morrill Goddard, quien había
mostrado dotes para sacarle provecho a las noticias significativamente ordinarias y
convertirlas en artículos especiales y también a través de caricaturas. El World
comenzó a publicar la primera sección cómica en este formato. La figura central de
cada uno de esos dibujos era un niño desdentado y sonriente, con ropa demasiado
grande para él. “Cuando los impresores del World arrojaron una mancha amarilla sobre
la ropa del niño, éste se inmortalizó con el nombre de “El niño amarillo” y de allí se
deviene el nombre de periodismo amarillo.

Así, comenzaron a publicarse títulos realmente llamativos: “Un golpe salvaje mata a
un niño”, “Lo convirtieron en ladrón”, “Sorprendente confesión de un asesino en masa,
quien implora que se le ahorque”, “Las razones por las que las muchachas se matan”...
Otros artículos de la primera plana eran una entrevista de un asesino convicto, la
ejecución de un condenado a muerte, la historia de una joven sirvienta que había sido
burlada. En esa misma tónica, había textos con el siguiente contenido: “Todo por el
amor de una mujer”, “Amor y frío veneno”, “Bautizo de sangre”. Eran frecuentes los
temas sexuales, de conflicto y de delincuencia.

El World tenía una circulación de 15 mil ejemplares, un costo de dos centavos y era a
ocho páginas. Como se nota, estos títulos guardan mucha relación con la construcción
discursiva de los periódicos sensacionalistas de la actualidad.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 71

5. Un comentario final

Macassi (2002) explica que la prensa amarilla tiene sus orígenes en América Latina
en la prensa sensacionalista o popular de los años 50. De cierta manera, las distintas
generaciones han espectado sus titulares y han sido unas lectoras y otras observadoras
del proceso de radicalización que devino en la actual prensa amarilla.

Existe, por tanto, una historia personal de consumo que se ha constituido a lo largo
de los años en cada uno de sus lectores. Dado que la conformación del gusto no surge
simplemente de la exposición a las ofertas amarillistas, a este habitus por la noticia
amarillista concurren otros medios y otros fenómenos culturales.

PARTE II. REPRESENTACIÓN, IMAGINARIO E IDEOLOGÍA EN EL


DISCURSO DE LA VIOLENCIA

Para entender la relación entre representación social, imaginarios e ideología hace


falta recurrir al clásico concepto de acción simbólica planteado por Piaget (1977) en el
que destaca la propiedad de los símbolos y su asociación con la realidad.

Según explica este autor, la organización cognitiva apela a los símbolos para la
estructuración del pensamiento. La función simbólica de la mente es más amplia que el
lenguaje y engloba, además del sistema de signos verbales, todo el sistema de
símbolos en sentido estricto. “La fuente del pensamiento debe buscarse en la función
simbólica y se explica por la formación de las representaciones derivadas” (Piaget,
1977: 131).

La acción simbólica tiene como característica central la diferenciación de los


significantes (signos y símbolos) y los significados (objetos o acontecimientos, ambos
esquemáticos o conceptualizados).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 72

En el plano más psicológico, la acción simbólica permite la organización de un


sistema de significaciones, puesto que toda percepción y toda adaptación cognoscitiva
consiste en conferir significados (formas, finalidades, medios) (Piaget, 1977).

“La construcción de la función simbólica supone la diferenciación entre los


significantes y los significados de tal manera que los primeros puedan permitir la
evocación de los segundos” (Ídem, 132).

En el caso del lenguaje es una forma particular de acción simbólica, pero aclara el
autor que el pensamiento antecede al lenguaje y ayuda a transformarlo y hacer
equilibrio en la esquematización de la mente. Este proceso es ante todo individual y se
transforma luego en colectivo.

La acción simbólica funge, pues, como principal mecanismo de organicidad de la


realidad. La psicología se ha concentrado en la indagación del tema, sobre todo a nivel
individual. En este trabajo se aborda el fenómeno desde lo colectivo y macro social.

La sociedad construye nociones sobre distintos temas de identificación e interés


general. Es innegable que una de las instancias que mayormente influencian y
estructuran la acción simbólica a escala social son los medios de comunicación
colectivos. Con la instauración y consolidación de la explosión de la mediática y su
poder de hipnosis social, se hizo más ostensible el poder de los medios en la
construcción de significantes y significados en el sistema de la significación. Los
mensajes difundidos en los medios de comunicación pueden entonces considerarse
como objetos semióticos porque a partir de sus significantes y significados crean
procesos de fabricación de creencias y actitudes.

Pinto (1995) cataloga a los medios de comunicación como empresas de construcción


de realidades. Esta conceptualización se refuerza con la explicación de Humanes
(2003) cuando argumenta que los mensajes mediáticos son un modo de organización
simbólica, pues a través de ellos organiza y reflexiona simbólicamente el mundo en un
conjunto de historias dispuestas para ser contadas. Justo en este punto se puede

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 73

establecer un paralelismo entre la realidad real y la realidad simbólica representada en


los medios.

La representación de la realidad que hacen los medios masivos, a través de


particulares interpretaciones, nutre la memoria colectiva, entendida como el proceso en
el que los grupos sociales recuerdan, asocian, olvidan y organizan el conocimiento
social. “Su elaboración se basa en la recuperación selectiva de todos los elementos
que forman parte del discurso” (Ídem, 42).

La acción simbólica de los medios constituye la fuente más importante para la


formación de valoraciones sobre temas y por lo tanto en la formación de opinión
pública.

Los individuos conocen la realidad a partir de las explicaciones de las empresas de


construcción de realidades y confeccionan el pensamiento social. Este proceso de
semantización de lo real hace referencia a la concepción de un conocimiento específico
y desempeña un papel clave sobre cómo la gente piensa y organiza su vida cotidiana:
el conocimiento del sentido común.

A modo de ilustración, puede citarse el ejemplo del racismo, visto desde dos ángulos
simbólicos: uno construido individualmente y otro, hecho por los medios masivos de
comunicación. Probablemente, en su entorno más inmediato, el individuo se haga una
percepción particular sobre el tema, que puede concordar o no con la conceptualización
del problema que hagan los medios. Lo cierto es que desde una perspectiva macro
social, la percepción predominante y la que tendrá más adeptos será la de los medios.

Al margen de toda polémica sobre estereotipos, psicólogos y sociólogos han


coincidido en que los medios ofrecen una adulteración de la realidad, pero la unifican
alrededor de sistemas de significación específicos. Así, el ejemplo sirve de pretexto
para introducir el concepto de representación social, que puede definirse como
sistemas de interpretación cognitivos en los que es posible reconocer la presencia de
opiniones, creencias, valores y normas que suelen tener una orientación actitudinal
positiva o negativa.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 74

“Se constituyen, a su vez, como sistemas de códigos, valores, lógicas clasificatorias,


principios interpretativos y orientadores de las prácticas, que definen la llamada
conciencia colectiva, la cual se rige con fuerza normativa en tanto instituye los
límites y las posibilidades de la forma en que las mujeres y los hombres actúan en el
mundo” (Araya, 2002: 11).

La representación social, como una entidad de la construcción mediática de la


realidad, incluye contenidos cognitivos, afectivos y simbólicos que tienen una función de
organización de percepciones en los grupos sociales. El mundo de la vida cotidiana es
aquel que se da por establecido como realidad y por tanto, como explica Araya (2002),
es una construcción intersubjetiva, un mundo compartido.

Las representaciones sociales son un sistema de concepualización que se apoya en


la acción simbólica para elaborar un pensamiento propio sobre un tema específico.
Explica la autora que los lenguajes, las instituciones sociales y las tradiciones forman
un panorama del mundo en que viven las personas. Una de esas instituciones es, sin
duda, los medios de comunicación social. El entorno social que se construya sobre la
base de los discursos mediáticos como producto final de la acción simbólica se
convierte en la manera de interpretación más inmediata e influyente de su realidad.

Los medios de masas tienen un peso innegable en la transmisión de valores,


conocimientos y modelos de comportamiento. Sandoval (1997) ofrece una clasificación
sobre la función de las representaciones sociales, entre las que destacan las siguientes:
la comprensión que posibilita pensar el mundo y sus relaciones, la valoración para la
calificar o enjuiciar hechos, la significación de la realidad y la representación de la
realidad a partir de la acción simbólica de los medios.

1. Imaginarios sociales: repertorios colectivos

Acción simbólica y representación social conducen, pues, a la construcción de los


imaginarios sociales. Son conceptos afines, pero con aspectos de distinción
específicos. Para entender su concepción, Rivera (2009) se refiere a las formas de
intercambio social y simbólico que reconfiguran la dinámica de las relaciones sociales.
Johandry Alberto Hernández
Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 75

La representación social de la realidad, confeccionada en los medios de


comunicación, ha mutado en nuevas ataduras simbólicas que parecen evocar un
estado permanente de goce. Por eso, este autor habla del poder que ostenta la
multiplicidad desmedida de imágenes, que en buena parte ha segado a la imaginación y
trastocado lo imaginario, entendido éste como la posibilidad de algo distinto de lo que
se da al ser.

Sobre los imaginarios sociales, Pinto (2003) explica que son esquemas, construidos
socialmente, que permiten percibir algo como real, explicarlo e intervenir
operativamente en lo que en cada sistema social se considere como realidad. El
imaginario social se construye a partir de una representación social.

El autor se concentra en la incidencia en la forma de configurar lo social como


realidad y define esta tarea como “campo específico de conocimiento objetivo o de
proyección de deseos subjetivos” (Ídem, 11). Pero aclara que tal perspectiva es
reducida y la amplía diciendo que hay el establecimiento de una matriz de conexiones
entre distintos elementos de la experiencia de los individuos y las redes de ideas,
imágenes, sentimientos, carencias y proyectos que están disponibles en un ámbito
cultural determinado.

Aclara que los imaginarios sociales tienen una función primaria y se pueden definir
como la elaboración y distribución generalizada de los instrumentos de percepción de la
realidad social como realmente existe. “Tiene que ver con la instrumentación del acceso
a lo que se considera realidad en unas coordenadas espacio-temporales específicas”
(ídem, 12).

Los imaginarios sociales proporcionan las categorías de comprensión de los


fenómenos sociales y adquieren un grado máximo de relevancia para la teoría social
cuando formulan estrategias de intervención en las condiciones materiales de vida de
los ciudadanos. “Este elemento del imaginario no sólo abarca el campo de la moral y de
la política, sino que también penetra todo el mundo de lo cotidiano”. (Ídem, 12).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 76

Baeza (2000: 9), coincide con Pinto (2000), y refiere que los imaginarios son
esquemas de inteligibilidad de la realidad invisible. “Estos imaginarios se levantan como
auténticas matrices de sentido existencial colectivo”.

Define los imaginarios sociales como ejes de articulación del pensamiento y de la


acción social frente “a la opacidad de la realidad social”. Todas las sociedades
construyen sus propios imaginarios, influidos principalmente por la representación de la
realidad hecha por los medios de comunicación social.

Gómez (2001) relaciona los imaginarios sociales con los procesos de producción de
sentido y construcción social de la realidad a través de las prácticas comunicativas, con
particular referencia a la comunicación mediática.

Desde una perspectiva semiótica, el autor aborda una distinción entre representación
e imaginario social. La representación es el proceso de investidura de sentido en el cual
se realiza la función semiótica de asignar determinados significantes y significados.
Este proceso no responde a la determinación de un único código o sistema de signos
como, por ejemplo, la gramática para la producción discursiva verbal, en la medida en
que los significados lingüísticos (léxicos y frásticos) hacen sentido sólo en el uso
concreto por parte de los hablantes (Gómez, 2001).

“Los imaginarios sociales no son representaciones ni sistemas de representaciones,


sino aquello que permite que se elaboren las representaciones y se organicen sistemas
de representaciones. Los imaginarios son matrices de representación” (Gómez, 2001:
198). Los imaginarios sociales son, pues, el epicentro del significado y como esquemas
sociales, permiten aceptar algo como real.

Sánchez (2009) define los imaginarios sociales como repertorios colectivos y alega
que están construidos por fragmentos de la memoria y del valor de las expresiones
colectivas a partir de un proceso de percepción. “Los imaginarios se sirven
ineludiblemente de lo social en la caracterización de discursos, creencias y mitologías
compartidas que constituyen la cultura” (Sánchez, 2009: 57).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 77

Gómez (2001) agrega, además, que la función de los imaginarios es hacer posible el
acceso a la interpretación de lo social y permite la elaboración y distribución de
instrumentos de percepción de la realidad construida como mundo social, un mundo de
vida. “Esta percepción supone, por lo tanto, una organización imaginaria con función
ordenadora de la relación entre los sujetos-agentes sociales y sus experiencias” (Ídem,
199).

Es justo en este punto donde el concepto de imaginarios sociales se inserta con el de


ideología. El debate puede tornarse complejo e inentendible. Los imaginarios sociales,
dice González (2001: 201) “equivalen a las ideologías, entendidas éstas como marcos
interpretativos que cumplen una doble función, constructiva e integradora de lo
simbólico en la construcción social de la realidad y en cuanto reúne a los que tienen en
común afinidades interpretativas”.

En vista de que el imaginario está siempre estructurado por lo simbólico, entonces el


imaginario es social. Para Silva (2003), los imaginarios sociales permiten entender
como el ciudadano percibe y usa la ciudad y como elaboran de manera colectiva ciertas
maneras de entender la ciudad subjetiva, la ciudad imaginada, que termina guiando con
más fuerza los usos y los afectos que la ciudad “real”.

2. La ideología como proceso sociocognitivo

Se ha visto en este debate que la representación tiene un origen, ante todo, social. Y
lo social se percibe según la dicotomía representación-ideología. Las primeras como
modalidades del pensamiento son una manifestación de las ideologías que las
engendran.

Araya (2002) explica que las representaciones sociales son producciones mentales y
como tales implican en sí mismas ideologías. El concepto de ideología que aquí se
maneja se asocia con el sistema constituido por un conjunto de representaciones
sociales y la relación entre ambas pertenece al tipo de relación que une a las partes con
el todo.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 78

Las representaciones sociales son siempre representaciones de un tópico y son


construidas por grupos o personas, lo cual excluye la existencia de representaciones
sociales genéricas y socialmente indiferenciadas en cuanto a sus portadores.

En este estudio no se aborda la ideología desde la perspectiva marxista, que la


considera como un producto social y como la hipoteca, en sentido metafórico, que tiene
el campesino sobre los bienes celestiales y que garantiza la hipoteca de la burguesía
sobre los bienes del campesino. Sobre esta perspectiva histórica de la ideología se
sugiere la revisión de los trabajos de Silva (1974).

En las ciencias sociales se ha teorizado sobre la ideología como un metacódigo de


creencias y valores de un grupo sobre un objeto específico. Van Dijk (2005) asocia la
ideología con un sistema establecido de creencias. Para el autor, consisten en
representaciones sociales que definen la identidad social de un grupo, es decir, sus
creencias compartidas acerca de sus condiciones fundamentales y sus modos de
existencia y reproducción. Los diferentes tipos de ideologías son definidos por la clase
de grupos que tienen una ideología, tales como los movimientos sociales, los partidos
políticos, las profesiones, o las iglesias, entre otros.

Las ideologías, dice el autor, controlan y organizan creencias socialmente


compartidas a través de procesos sociocognitivos subyacentes en la producción de
alguna representación. Habría que rescatar, entonces, la concepción de funcionamiento
de la ideología que hace Finol (1983), porque expone que el fenómeno está presente,
de forma omnipresente, en las distintas formas de comunicación, porque a través de
ella se manifiesta. “En el sistema de los signos, la ideología se instaura como un lente
que mediatiza una visión del mundo” (Finol, 1983: 51).

En investigaciones anteriores, Van Dijk (1996: 19) expone que son sistemas que
sustentan las cogniciones sociopolíticas de los grupos y organizan las actitudes de los
grupos sociales, que consisten en opiniones generales organizadas esquemáticamente
acerca de temas sociales relevantes.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 79

Las representaciones sociales son modelos mentales construidos a partir de


acontecimientos y situaciones concretos (incluyendo situaciones comunicativas), y
controlan a su vez al discurso.

A diferencia de muchas aproximaciones tradicionales a las ideologías, especialmente


la perspectiva marxista, no se incluye en esta discusión si en sí mismas las ideologías
son negativas o falsas. Desde esa óptica, la ideología pertenece a los grupos
dominantes del poder económico, sin embargo, Van Dijk (2005) explica que los grupos
dominados y de oposición pueden tener una ideología que organice efectivamente las
representaciones sociales que exigen la resistencia y el cambio.

Althusser (1988: 23) expone que la ideología pasa a ser el sistema de ideas, de
representaciones, que domina el espíritu de un hombre o un grupo social. “La ideología
es una representación de la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones
reales de existencia”.

La ideología representa la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones


reales de existencia. La manera de identificar la ideología de determinado grupo social
sobre un tema es a partir del estudio de su discurso. Van Dijk (2005) dice que la
relación entre ideologías y discurso es compleja y a menudo bastante indirecta.

La realidad
-Contexto -Universos simbólicos
-Cultura -Paradigmas

La representación
-Discursos (acción simbólica)
-Significante/significados

El imaginario

-Ideas -Valores
-Conceptos -Repertorios colectivos
Ideología
Representación de actitudes y creencias sobre un tema

Cuadro 1. Planos de la acción simbólica y construcción de nociones contextuales

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 80

3. Representaciones, imaginarios e ideología de la violencia y la muerte

En este estudio se analiza la representación de la violencia y la muerte en los medios


de comunicación y cómo esa interpretación se vincula con la construcción de un
particular imaginario de violencia y muerte. La intención es explicar qué tipo de
ideología construyen los medios sobre un tema tan sensible para la sociedad
venezolana actual.

Ramspontt (2003: 271) dice que la violencia, tanto la real como la representada por
los medios de comunicación, contempla en la actualidad nuevas formas en su carácter
tecnológico y simbólico, pero su instrumentalización como imaginario colectivo es un
recurso antiguo que cobra particular fuerza en las sociedades de mayor desarrollo
económico. Aunque se apuntan usos y responsabilidades políticas, nuestro análisis se
centra en la participación de los destinatarios en esa “ideologización” del imaginario
sobre la violencia, a partir de la invasión del discurso mediático y su acción simbólica. Y
la acción simbólica de la ideología, a fin de cuentas, es la manifestación de un sistema
de valores y ellos, explica Finol (1983), se manifiestan en los mensajes como símbolos
y supuestos conocidos y aceptados por el receptor.

Estudiar la ideología equivale a entender los sistemas de valores construidos en el


repertorio de los códigos.

4. La antirrepresentación mediática: el pseudoperiodismo

En el caso del discurso noticioso, alega Humanes (2003), las rutinas de producción
de contenidos informativos se rigen por unas pautas semejantes a un proceso de
construcción de la memoria colectiva. Ortega (2006) agrega que todo mensaje difundido
por los medios de comunicación social proporciona una representación cognoscitiva de
la sociedad. “Los productos culturales de los medios son siempre interpretaciones que
ejercen algún tipo de influencia sobre su público” (Ortega, 2006: 38). La categoría o
insumo central del periodismo está en garantizar el derecho a la información de la
sociedad. Sin embargo, hay un fenómeno mediático que prescinde de la información
como su elemento medular para construir una representación social de la realidad,

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 81

ajena a todo principio periodístico y regido por otros principios mediáticos más oscuros.
El fenómeno se conoce como pseudoperiodismo.

Uno de los autores que ha trabajado últimamente en la definición de una teoría


sobre el fenómeno del pseudoperiodismo es Burgueño (2009), quien en el prólogo de
su libro Los renglones torcidos del periodismo, explica que la frontera entre lo real y
verdadero y lo falso o mendaz se ha estado ignorando en la práctica del periodismo de
los últimos años para, según dice, ganar fama, para instaurar la era de lo que cataloga
como un “trabajo más entretenido” o por una simple comodidad.
“El primer compromiso del periodista, en función de un contrato tácito con la
sociedad, es trasladar a su público a lo auténticamente sucedido, ya que el conjunto de
ciudadanos no puede acceder directamente a toda la información y delega en él esta
función” (Burgueño, 2009: 13).
El autor plantea que la práctica periodística actual en muchos países no cumple con
el objetivo social de garantizar el derecho a la información. En este libro, el autor
estudia y clasifica las prácticas, procedimientos y técnicas de transmitir contenidos
periodísticos no ajustados a la realidad y de usar la mentira en el ejercicio de la
profesión con la finalidad de aportar armas para un combate social, a través de su
representación mediática.
Varias de las estrategias, según el autor, son transmitir información falsa, ofrecer
excesiva subjetividad en la versión del hecho, apelar al uso de datos falsos o
distorsionados, recurrir a la manipulación de los hechos con enfoques interesados, al
apoyo en el rumor y las leyendas urbanas, a la aparición de omisiones intencionadas y
privilegiar el plagio y el uso de la mentira para obtener información.

“El pseudoperiodismo es la técnica de desinformación de simulación o imitación


del formato periodístico. Trabaja con el despacho de textos y fotografías
truncadas, adulteradas en su representación en formato mediático y tiene la
función de desmoralizar” (Burgueño, 2009: 182).

El autor acuña el término de “intoxicación informativa”, referido a un proceso que se


encarga de proporcionar información parcial, falsa, sesgada, engañosa, y deja que el
receptor haga su síntesis y la conclusión que el medio busca. “Este proceso de
información adulterada se conoce como intoxicación informativa, que puede

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 82

considerarse como una técnica o grado de desinformación” (Burgueño, 2009: 182). La


ideología del pseudoperiodismo, entonces, impulsa una intoxicación informativa.

En su anterior libro La invención en el periodismo informativo, también Burgueño


(2008) enfatiza que el pseudoperiodismo es una técnica de desinformación que imita
los medios de transmisión de noticias. Una de las clave para descifrar este fenómeno es
la identificación de una tendencia al “periodismo espectáculo”, que se define como la
peligrosa aproximación de la práctica periodística al mundo del entretenimiento y
espectáculo. Según este autor, cada vez cuenta con mayor consenso entre los
expertos, tal como se ha demostrado en las últimas mediciones del contenido de los
medios españoles.
Otros autores también se han encargado del estudio de esta nueva categoría de
estudio en el campo del periodismo y han fundado una categoría de análisis que han
denominado Periodismo sin Información. En esta línea de investigación, destacan los
trabajos de Ortega (2006) y Humanes (2006), en los que descifran las evidencias de la
práctica del pseudoperiodismo y aportan claves para su interpretación y estudio.
Por una parte, Ortega (2006) coincide con Burgueño (2009) y señala que el principal
indicio para detectar este tipo de fenómeno en los medios es la ausencia de información
en los contenidos mediáticos. En un esfuerzo por conceptualizar el periodismo sin
información, esgrime lo siguiente: “En general, es todo aquel periodismo que inventa,
falsea o tergiversa los acontecimientos. Estas tres cualidades, juntas o por separado,
han ido ganando terreno en el periodismo y ha dado origen a un modelo profesional que
se mezcla y sustituye la información” (Ortega, 2006: 18).
El autor explica que el pseudoperidismo desprecia lo cierto y verificable y construye
un orden simbólico sin referentes reales que da origen al sensacionalismo, materia
prima, según dice, de la prensa de partido o de facción.
Por otra parte, Humanes (2006), dice que en el pseudoperiodismo se produce una
distorsión tan grave, que se confunden las categorías información y espectáculo. Cita
un estudio de la Asociación Mundial de Periódicos en el que se demuestra que a finales
de los años 90, 36% de los periódicos en el mundo habían asumido esta práctica de

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 83

mezclar información con espectáculo. “Nos encontramos con la superación de los


valores periodísticos por los valores del entretenimiento” (Humanes, 2006: 53).
En el año 2006, la revista Estudios sobre el Mensaje Periodístico, de la Universidad
Complutense de Madrid, se dedica, en una parte de su volumen 12, a explicar el
fenómeno del pseudoperiodismo en la prensa, a partir de distintos enfoques teóricos y
metodológicos.
Dado el auge y consolidación de la espectacularización de las noticias en la prensa
española, este grupo de trabajos se enfatiza en una caracterización de esta tendencia
en la prensa que merece la pena tomarla en consideración en este trabajo, pues sirve
de referente para determinar si este tipo de práctica se está reproduciendo en la prensa
venezolana y más específicamente en Mi Diario.
Destaca el trabajo de Paniagua (2006), quien afianza la visión de Humanes (2006)
cuando afirma que el espectáculo y el entretenimiento (facetas ajenas al periodismo) se
han ido incorporando al discurso informativo:

“Como elemento pseudoperiodístico, en este caso comercial, cabe citar una mayor
presencia de publicidad. Debemos saber, obviamente, que una buena parte de los
contenidos de los nuevos programas no son periodismo y considerarlos como tal
sería una confusión lamentable” (Paniagua, 2006: 190).

De Pablos (2006), por su parte, se refiere a un periodismo más ligero, que se inserta
en unos medios cuya elaboración resulta más barata, cuyos redactores salen menos a
la calle, porque así, explica, “es menos caro hacer información, y porque la información
preparada fuera de las redacciones sin necesidad de que en la redacción se haga poco
más que mirarla por encima, darle las características tipográficas del medio y poco más”
(De Pablos, 2006: 119).
Por último, en su estudio sobre la representación de la violencia doméstica en la
prensa española, Aran y Medina (2006), demuestran que el pseudoperiodismo recurre a
la presentación de estereotipos y preconcepciones, en lecturas aislada y
desconectadas de las noticias sobre violencia de género, en un cierto sensacionalismo
que desdibuja el problema.
El pseudoperiodismo equivale al impulso de la antirrepresentación.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 84

5. Las isotopías semánticas: análisis de la ideología en el discurso de la


violencia

Para el estudio de la ideología del discurso de la violencia presente en el periódico


objeto de estudio, se recurre a la semiótica, por ser el área del conocimiento que se
enfoca en el análisis de los signos y sus significados. El análisis semiótico se basa en el
concepto de recurrencia, el cual tiene como función fundamentar la constitución de
bloques semánticos en el discurso. Por otra parte, estos bloques semánticos están
caracterizados por la redundancia de semas, lo que genera las isotopías, las cuáles
permiten configurar el aspecto ideológico presente en los discursos.

Los semas son las unidades mínimas de la significación, de naturaleza relacional, y


son comparables con los llamados “rasgos distintivos” que caracterizan los fonemas.

Las isotopías son definidas por Greimas como la “iteratividad -a lo largo de una
cadena sintagmática- de clasemas que aseguran al discurso-enunciando su
homogeneidad” (Greimás y Courtés, 1979:230). Greimas y Courtés distinguen entre
isotopía gramatical e isotopía semántica.

Giroud y Panier (1982) establecen que las isotopías garantizan la homogeneidad de


un mensaje o de un discurso. “El examen del componente descriptivo permite analizar
como un enlace de conjuntos figurativos establecen la persistencia de unos mismos
rasgos, y pueden repetirse a lo largo del discurso, producen varias isotopías que dan
coherencia a las figuras presentes en el texto”.

Distinguen dos tipos de isotopías: las semiológicas y las semánticas. Interesa en


este trabajo las segunda. Las isotopías semánticas se definen, según estos autores,
como la redundancia de las categorías clasemánticas y son las responsables de la
coherencia y cohesión de un discurso, permite eliminar la ambigüedad de los
enunciados.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 85

Otra definición de isotopías semánticas es la siguiente: “Es la que hace posible la


lectura uniforme del discurso, tal como ella resulta de lecturas parciales de los
enunciados que la constituyen, y de la resolución de sus ambigüedades que está
guiada por la búsqueda de una lectura única” (Greimas y Courtés, 1979:197).

Más tarde, Greimas y Courtés distinguirán también entre isotopías figurativas e


isotopías temáticas.

Eco, por su parte, afirma que el término isotopía “es un término paraguas que cubre
varios fenómenos. Como todo término paraguas este muestra que la diversidad
esconde alguna unidad. En verdad, isotopía se refiere casi siempre -agrega Eco- a la
constancia en una dirección que un texto exhibe cuando es sometido a las reglas de
coherencia interpretativa” (Eco, 1986:201). Eco clasifica las isotopías en Isotopías
discursivas, Isotopías narrativas e Isotopías extensionales.

Para describir e interpretar el discurso es necesario, en consecuencia, establecer las


isotopías y para inventariar esas isotopías, tomaremos en cuenta la recurrencia de
semas, recurrencia propia de la condición redundante de los lenguajes que buscan, por
esa vía, la correcta interpretación del mensaje: es, finalmente su iteratividad (repetición)
lo que configura la homogeneidad del discurso. Ahora bien, las isotopías, que son
modelos construidos, se obtienen de la cadena sintagmática del discurso o de los
macro-sintagmas que estructuran el discurso. Tales macro-sintagmas son expresivos
del micro-universo paradigmático que generan la articulación discursiva.

El análisis de la sintagmática del corpus permitirá la reconstrucción de un conjunto


paradigmático de isotopías que, a su vez, permitirá elaborar un modelo general de las
isotopías fundamentales que organizan los contenidos de los mensajes de Mi Diario. En
este análisis se privilegiaron conjuntos paradigmáticos una muestra tomada de titulares,
fotografías y diagramación.

La iteratividad (repetición) es lo que configura la homogeneidad del discurso. Ahora


bien, las isotopías, que son modelos construidos, se obtienen de la cadena
sintagmática del discurso o de los macro-sintagmas que estructuran el discurso. Tales

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 86

macro-sintagmas son expresivos del micro-universo paradigmático que genera la


articulación discursiva.

PARTE III. LAS CULTURAS MEDIÁTICAS Y SU INTERPELACIÓN DE


LA VIOLENCIA

1. Manifestaciones culturales de la muerte

En sociedades violentas, la muerte adquiere una dimensión de acontecimiento


nacional sobre el que se soportan las agendas mediáticas. No se hace referencia a
muertes producto de conflictos bélicos, guerras entre naciones, disputas entre
guerrillas/Estado o problemas propios de la cultura de la polémica que alimentan los
contenidos de los medios de comunicación en una escala más globalizada; sino a otro
tipo de muerte cuyo tratamiento en los medios está desprovisto de toda una ontología
para su representación y se enfoca en la violencia más cotidiana y en sus víctimas. “La
guerra y la miseria, el dolor y la muerte, todo es codificado y valorado según el ritmo y el
valor de los objetos y entonces todo es hecho consumible” (Martín-Barbero, 2002: 98).

Este tipo de contenido mediático se construye a partir del relato de crímenes más
locales, aunque no por ello pueda tener trascendencia en todo un país. La narrativa de
una violencia más local y cercana al ciudadano resulta en una propuesta de
inteligibilidad y significación, como un principio de valoración del ser, de representar, de
comprender; en fin, en un espejo en el que ese hombre (también local) pueda mirarse y
desprender las múltiples interpretaciones de su entorno más inmediato.

Esta lógica permite el desfile en los medios de múltiples historias anónimas que por
un día o varios (dependiendo del impacto) adquieren una fama fugaz para alimentar
una especie de propuesta moralizadora sobre la violencia y sus consecuencias.
Campesinos, sirvientas, indígenas, obreros, meseros, delincuentes, prostitutas,
homosexuales, amas de casa, comerciantes, ciudadanos comunes se convierten, a

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 87

través del relato periodístico, en una épica personalizada y trágica para caracterizar -y
en muchos casos teatralizar7- el contexto de violencia más inmediato.

“Se trata de personajes que encuentran en esta prensa una representación


distorsionada y banal de su cotidianidad y sus espacios” (Macassi, citado por López,
2005: 33). Esta última autora denuncia que los medios de comunicación impulsan (y
lideran) un proceso de [des] realización y realización de la vida cotidiana. Estos
procesos tienen en común la puesta en escena de la velocidad como dispositivo
moderno de la información para darle una ritmicidad diaria a las noticias que espera
novedad.

El accidente, agrega la autora, se convierte en la sustancia de esta lógica mediática.


“Pasamos de un tiempo de progreso lineal a otro fraccionado por la oferta y demanda
instantánea, por la renovación y la novedad desenfrenada, un marketing que todo el
tiempo remodela el producto” (López, 2005: 22).

La sociedad actual tiene como principal rasgo la multi [inter] culturalidad y está
signada por el postmodernismo. Esta ecuación alude al contexto social latinoamericano
actual de fragilidad de los Estados-nación, a la posibilidad de describir la geografía
múltiple de la sociedad global, en las nuevas fronteras -más allá de las territoriales- y
las demarcaciones simbólicas imaginarias. “Trazar esa geografía es marcar las zonas
de las fronteras que, conectadas con las sensibilidades, las memorias y las identidades,
constituyen lugares de reconocimiento y resistencia”8.

¿Qué lugar ocupa la muerte en la imaginaría social, caracterizada por estos rasgos?
La sociología de la comunicación denuncia que la sociedad actual se recrea en
ejercicios ociosos, en el gusto por el caos, en consumos discursivos y corporales que

7
En un análisis lingüístico y semántico de los titulares de Mi Diario, Hernández (2009) demostró que
discursivamente el periódico impulsa un proceso de teatralidad en su representación lingüística de la violencia y la
muerte.
8
Concepto ampliamente desarrollado en la revista Signo y Pensamiento, Nº 46, volumen XXIV, enero-junio de 2005, página 5,
de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 88

posicionan la agonía efímera y [re] inventan nuevas tácticas, nuevos patrones de la


existencia.

La muerte, pues, se ha reinventado, a partir de la práctica mediática del suceso


cotidiano y local, en un hecho instantáneo, se cuenta, se consume, se socializa. “Se da
una espectacularización de la muerte-mercancía que altera las condiciones de los
sujetos y expresa una crisis que se nutre del asesinato” (López, 2005: 23).

La denuncia histórica a la crónica roja, al sensacionalismo, al amarillismo reside en


su desmedido esfuerzo por exaltar los deseos, los instintos más primitivos del hombre
en la prensa. La crónica roja ha conservado intacta su naturaleza de exacerbación de lo
ímprobo, no se registra mayor variación a las travesuras de Pulitzer o Hearst a las
crónicas rojas de los periódicos de la actualidad: lenguaje inapropiado (aculturación),
especulación en la noticia (explotación del morbo), actitud cínica de quien escribe
(corrupción), falta de regulación para lo que se escribe (no hay ley que lo prohíbe) y en
un contexto de acelerado crecimiento de la violencia (López, 2005).

En la actualidad, luego de más de un siglo del reconocimiento formal del


sensacionalismo como género periodístico, su lógica sigue vigente. López (2005)
plantea que hoy, al igual que en el pasado, da cuenta del discurrir de los
acontecimientos, se ancla en un gran relato que reitera la misma muerte y la misma
traición. Como se dijo al comienzo, en el centro de la crónica roja está la historia de una
víctima construida de tal manera que provoque alguna reacción en el lector. Son
historias de muertes violentas domésticas dramatizadas en una retórica de la sensación
que insertan al ser en un elemento de proximidad y temporalidad: “pude haber sido yo,
pudo haber sido un familiar” se instituye en más que una reacción popular, representa
el posicionamiento de una socialización hiperbólica de la tragedia.

El consumo mediático desaforado por la muerte representada en los medios se


explica en una fascinación por el desorden como vía de escape de la angustia. Imbert
(2004: 34) lo explica más detalladamente:

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 89

“Los medios reproducen una estética de la desaparición que confirma a la vez la


ausencia del otro y la carencia de uno mismo: estética de la soledad absoluta, cuyo
aliciente secreto se encuentra tal vez como ocurre con la ruleta rusa en el miedo, el
deseo de tener miedo para despertarse y descubrir al otro, deseo de palpar la
muerte, de tantear la suerte para sentir la llamada de la vida, la fascinación por el
desorden y que oculta en realidad una necesidad inconsciente de experimentar una
llamada al orden” (Imbert, 2004: 34).

Hay todo un dispositivo que hace posible que los equipos editoriales y reporteros
cronistas persigan la muerte en rincones de los barrios más pobres, en las discotecas,
en las rencillas pasionales, en los hoteles de carretera, en los puestos de comida, en
los lugares y no-lugares de la ciudad para demostrar que mientras ella vive, hay otra
parte que muere, que está sometida a la violencia, a la demostración cruda de su
sometimiento.

La efervescencia de la muerte en contenido mediático valida una racionalidad de la


[re] invención de una memoria colectiva que diseña toda una cartografía de la imagen-
vida-muerte desde lo popular e instaura un modelo drama-institución a través de textos
que se cuelan en una imaginaría que trasciende a una nueva instauración y
posicionamiento de nuevas relaciones con la muerte y la violencia. He aquí las
manifestaciones culturales más evidentes de la muerte violenta en la sociedad
contemporánea.

2. La representación escenificada: hacer hablar la muerte

Rey (2007) dice que la realidad y su representación en los medios equivalen a la


evaluación de un cuadro que no puede percibirse de manera aislada y por tanto se
debe evaluar su taxonomía: el encuadre, el lugar, las fuentes, los mecanismos de
consistencias de los trabajos periodísticos, el empleo de los géneros, los tipos de
actores y acciones de la superficie de la información. “La representación es sólo uno de
los elementos que aportan sentido de una noticia o una información” (Rey, 2007: 8).

En el caso de la representación de la realidad de los sucesos proyectada en la


prensa esta taxonomía se hiperboliza para alterar propiamente el sentido de la

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 90

realidad: se muestra el crimen en su expresión más cruda, a merced de la orfandad del


cuerpo mutilado, lacerado, sangrado.

Los cuerpos de la crónica roja exteriorizan toda una iconografía de visibilidad del
crimen, de la muerte. No se trata solamente del cadáver exhibido, sino, como apunta
López (2005), también del desdoblamiento del cuerpo. Hay un afán por la demostración
de la nitidez de la imagen en el mejor encuadre, pero al margen de cualquier principio
cosmético. Se trata de mostrar la crudeza: escamaciones, granos, pelos de barba,
cabellos, pieles secas, orejas partidas, mutilaciones.

Se trata de representar a la víctima de la violencia en su expresión más desinhibida


para inscribir en ese discurso las miserias de su propio cuerpo, de su propia realidad.
Se evidencia, como diría Onfray (2000: 105), la dermatología como mediación
metafísica.

La intención es hacer hablar a la muerte, se personaliza, se eleva su interés para


convertirlo en promesa de interpretación social. A propósito de la metáfora del espejo,
Brito (2008: 57) explica que los medios de comunicación, en especial los dedicados a la
crónica roja, estructuran una producción de dolor y sufrimiento a partir de una
materialidad con el propósito de devolver el rictus característico del pathos social. “La
imagen visual y auditiva, formas sensoriales y táctiles nos remiten a lo irremediable de
una situación donde el encierro, donde la inescapabilidad son sus características más
evidentes. El cuerpo supliciado, el cuerpo del terror que habita en las pesadillas propias
de cada sociedad”.

El crimen es de mal gusto, pero bien adobado llega a saber bien, resalta López
(2005). La expresión, más que una provocación, sirve para ilustrar la estrategia de los
medios sensacionalistas: hacer digerible el crimen. El crimen y la sensibilidad forman
los dos elementos de esa relatoría cotidiana que habita en el gusto popular para
reconocerse en sus propias miserias. La autora advierte que lo real y su representación,
en cualquier momento, terminarán coincidiendo. La muerte violenta, en sus múltiples
formas de representación en la prensa, han construido el campo de mayor expresión
simbólica y mediática con efectos culturales [in] sospechados.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 91

He allí una labor prioritaria de las ciencias sociales en la actualidad: descifrar las
apropiaciones, interpretaciones e interpelaciones del sujeto con la realidad, los medios,
la muerte.

3. El acoso simbólico a la intimidad: el extremo del desorden

La intimidad en la posmodernidad se ha convertido en una instancia de


transfiguración del ser (Baudrillard, 1983): nada debe quedar oculto, todo más bien
develado. Tal desfondamiento sitúa al hombre actual en los umbrales de una fluidez del
desciframiento y en la configuración de procesos de derrape9.

La cultura mediática apunta en esa dirección, la de la alteración de las formas de la


subjetividad para la tarea de consumación de patrones de apropiación desaforados, es
un saciar la carencia distorsionada que se tiene por lo ajeno-íntimo-privado. “En
información está todo dicho, no hay nada que agregar […] pensar es configurar los
pensamientos que pasan por un punto. Nada de lo que yo tengo; nada de lo que soy; ni
nada de lo que pienso es mío” (Lewkowicz, 2004: 14).

El caos actual tiene su origen en esa dislocación que ha provocado el discurso de los
medios por la fascinación de lo íntimo, como denuncia Imbert (2004). Para los medios
sensacionalistas, se torna urgente la fórmula de ventilación del secreto, la complacencia
del exceso, la costumbre de lo excéntrico, la intensificación del accidente, la
instauración de la pornografía de la sangre a través de lo que este autor denomina el
régimen del ver: “El discurso informativo a la par que produce y reproduce desorden,
visualmente a través de la imagen del accidente, instaura un régimen del ver, basado
en lo excesivo” (ídem, 94).

Se evidencia la dualidad clásica del sujeto y el objeto del ver que potencia la
visibilidad de lo íntimo a través de los encuadres de fotografías e imágenes de
cadáveres, signos de violencia, enfrentamientos, robos, crímenes.

9
En la escena del crimen, el fotógrafo de sucesos busca las heridas, cuál de ellas causó la muerte, la que sangra,
evidencias de cómo quedó la ropa, la cama o la calle, las cartas que se escribían los enamorados antes de morir, la
miseria de la intimidad.

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 92

Hay una necesidad perenne de exploración de la muerte a través de los recursos


tecnológicos como cámaras de alta definición de calidad para representar fielmente lo
casi [in] visible de la muerte. “La mirada se vuelca a la realidad y de tanto representarla
en su crudeza, la anula como referente social: imágenes de cuerpos mutilados,
desnudos, que establecen una relación morbosa con el objeto” (Imbert, 2004: 102).

El establecimiento de un acoso casi legitimado de la intimidad para la configuración


simbólica de la muerte en las sociedades actuales ha hecho posible la instauración de
escenarios de la violencia para cumplir la promesa mediática de la emoción perenne.

El sujeto en contacto con la prensa roja recibe una oferta editorial voyeur, es decir,
que explora la intimidad del otro para hacerla pública, de dominio colectivo. El
voyerismo informativo10 (Imbert: 2004: 98) se define como la tentación de la mirada
mediática, un ver por ver que degenera en una mirada perversa, que anula todo
referente, una pérdida del contenido, una mirada invisible que puede incurrir en una
representación de lo invisible.

Cocimano (2005) aclara y coincide con Imbert (2004) en que en la actualidad hay un
pleno desarrollo de un nuevo régimen de visibilidad soportado en las tecnologías
digitales e incentiva una necesidad primaria: el voyerismo como práctica que busca
satisfacer a través de la observación de lo genital o de la imagen pornográfica.
“Sentado frente a la pantalla, el sujeto contemporáneo ha logrado al fin saciar su deseo
visual, potenciando el metabolismo de la satisfacción escópica” (Imbert, 2004: 3).

Se discrepa con Cocimano (2005) cuando afirma que el espectador de este tipo de
producto mediático permanece inmovilizado por la proliferación de información y el
consumo de bienes. Este autor refuerza su postura con base en las teorías de Paul
Virilio, quien habla de una posición catatónica del espectador: un sujeto inerte,
paralizado, obnubilado por el torrente de imágenes propuestas para el consumo.

10
Se parte en este trabajo de la premisa de que la expresión voyerismo informativo no abarca en profundidad la
explicación de este tipo de novedosos ritos y prácticas mediáticas y, por tanto, se hace prioritaria la formulación de
otra definición que se aproxime más fielmente al fenómeno. Se formula la inclusión del término Omofagia
Mediática, que se explicará detalladamente más adelante.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 93

Evidentemente, el espectador se apropia del contenido y hace un uso específico de


esa información en la construcción de su propia representación y establecerá los
vínculos de simpatía o rechazo ante el contenido. En este proceso, no hay nada de
pasividad o letargo. Hay apropiación simbólica, que requiere de esfuerzos cognitivos.

Imbert (2004) explica que en este tipo de representación de la violencia se


desprende otra categoría de análisis: una violencia simbólica que culmina en la
representación de la muerte: “La muerte como forma extrema del desorden, la muerte
como figuración perfecta de la violencia. Es un poder-ver excesivo, un abuso de
competencia que puede ir en contra del querer no ser visto del sujeto representado”
(Ídem, 102).

El acoso simbólico a la intimidad se refiere, pues, a la tentación del desorden, para


usar la expresión de Imbert (2004), en la tendencia por explorar y explotar los límites del
ver para fomentar una contemplación de la violencia. Esta tendencia, según ha
demostrado este autor, se manifiesta en los medios de comunicación más
conservadores y serios, especialmente en el discurso informativo, lo que llama vuelta de
suceso (ídem, 2004: 104).

Dice el autor que es así cómo se construyen en el discurso social verdaderos


escenarios de la violencia, a través de un modelo narrativo que fomenta usos perversos
y explica que a ellos se debe la presencia omnímoda de la violencia en el discurso
social y su lugar central en la economía narrativa de la modernidad.

En otro trabajo, Imbert (1992: 99) plantea que el hacer periodístico, más allá de la
diversidad de posiciones y modelos, es un proceso formal, ordenador de estructuras
(construye una realidad y es creador de universos simbólicos de representaciones
colectivas y roles).

Plantea dos posibilidades para el análisis del riesgo que implica esta representación
de la violencia y la muerte a través de los medios, que sirven de hipótesis precisamente
a este trabajo. Dice el autor que al margen de la trivialización de la violencia se pueden
producir dos derivas peligrosas, con las que se asiente en esta investigación:

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 94

1) Una banalización del tema con la subsiguiente funcionalización de la violencia, el


admitir la violencia como un hecho normal, como un modelo legítimo para conseguir
sus fines (dentro de cierta fatalidad); 2) una confusión representación-realidad que
puede tener como consecuencia una insensibilización ante la violencia real: la
hipervisibilización de la violencia representada como espectáculo trae consigo la
invisibilización de la violencia como hecho real y sensible.

Es a partir de esta lógica secuencial que el acoso a la intimidad ya no se fustiga ni


critica, sino que se percibe como una actividad propia del quehacer periodístico,
amparado en la libertad de expresión. A su vez, este autor advierte sobre otros dos
aspectos que sustentan el impulso de la invasión a lo íntimo para la proyección masiva:
1) la omnipresencia de las noticias relacionadas con los hechos de violencia en el
discurso informativo bajo una modalidad difusa; 2) la multiplicación de un nuevo formato
mediático con tendencia a la dramatización.

El acoso simbólico de la intimidad significa el desarrollo de mutaciones en el sentir


colectivo, una demanda más o menos consciente, de emoción, a visualizar todo y
“saturar el espacio comunicativo hasta alcanzar la obscenidad (de ver excesivo,
sobrecarga sígnica, sobrepuja narrativa)” (Imbert, 2004: 105).

4. La seducción de las máquinas narrativas del crimen

El crimen, al convertirse en un relato dentro de un discurso global de la violencia,


adquiere las características de la lúdica industria del entretenimiento massmediático. La
violencia y la muerte han desarrollado una particular narrativa de superficialidad,
basada precisamente en lo lúdico. Autores como Rincón (2006) han desarrollado toda
una fundamentación de cómo se cuenta hoy la sociedad del entretenimiento a través de
lo que ha llamado narrativas mediáticas.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 95

El autor explica que las culturas mediáticas tienen su potencia comunicativa en el


horizonte estético por su carácter emocional y narrativo. “Las estéticas […] son
vivencias afectivas generalizadas en forma de gusto que se hacen símbolo, actitud,
valor, lenguaje, industria y experimentación” (Rincón, 2006: 41). Todas estas categorías
se funden en una producción editorial dedicada a la exaltación de la muerte producto de
la violencia y así crea lazos de afecto/rechazo/aceptación con la audiencia.

En una clasificación para ubicar los contenidos más representativos de las estéticas
mediáticas, el autor establece que las formas de representación más visibles son la
Filosofía Light, la actitud New Age y la política reality. Destaca la preeminencia del
pensamiento leve, en el que se evita la densidad y el argumento.

Para identificar fácilmente este tipo de contenidos, el autor propone todo un


decálogo. Las estéticas mediáticas actuales establecen el cuerpo como objeto de
mayor incidencia visual en sus múltiples transparencias y anorexias. Rincón (2006)
funda la intervención de un lenguaje suave, con dejos de profundidad y elegancia en el
adjetivo, que afianzan el sarcasmo, la burla, la ironía; presenta la realidad desde lo
exótico, lo inverosímil y lo extraño. “Realiza un tratamiento visual que busque el efecto
emocional, con alto despliegue técnico, narrativa alegre y mucha música”. (Rincón,
2006: 45).

Las estéticas mediáticas funcionan bajo el esquema de creación de su propio mundo


de la vida, individualista y exhibicionista. La gravedad radica en que se impulsa una
valoración del entretenimiento como estética y como modo de discurso dominante en el
pensamiento y en la acción social.

Este investigador colombiano afirma que los medios de comunicación son máquinas
narrativas y que han encontrado en el entretenimiento su modo de relato para producir
seducción, conformidad, afectos y saberes, proponer goces y saberes. “El
entretenimiento es entonces la celebración de la ligereza, del lenguaje envolvente
destinado a manifestar su superficie lúdica, mundana, estética y fetichista” (Rincón,
2004: 45).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 96

Uno de los autores que más ha descifrado la cultura del ocio es Lipovetsky (2002,
2008). Según este autor, la industria cultural mediática ha fomentado una ética alegre y
consumista. En esta cultura del ocio irrumpe una simbología estética capaz de fomentar
toda una lógica del consumo de lo superficial, basado en el atractivo pasional, la
impresionabilidad, la espectacularización y lo instantáneo para fundar lo que estos dos
autores han denominado como el imperio de lo visual.

Esta lógica de funcionamiento de la industria cultural en la maquinaria mediática


propone el consumo de contenidos lúdicos de formas entretenidas para el hombre
postmoderno. “La noticia ya no era suficiente, tenía que ser más entretenida, más
excitante, con más suspenso (Gabler, 2000: 82). Rincón (2006) coincide con esta idea y
establece que las noticias se convirtieron en la primera forma audiovisual de
entretenimiento. Por ello es comúnmente observable en los medios de tendencia
amarillista el manejo de las estrategias de diseño orientadas a los impactos de centro
visual capaces de convertir la tragedia y la sangre en goce.

Los más conservadores pudieran denunciar una distorsión en el tratamiento


mediático de la muerte, la vehemencia y libertad con que se trasforma la desgracia de
un cadáver en objeto consumible. Sometido, además, a las reglas del mercado, del
show, de lo efímero, de lo risible. Este comportamiento massmediático es más común
en contextos como el venezolano en los que predomina la violencia y la muerte, pues
ellas han calado en el corazón mismo de los ciudadanos hasta convertirse en
elementos propios a su cotidianidad11. Se entiende entonces que se trata de incorporar
a las agendas mediáticas la cotidianidad de la muerte.

Kellner (2004) afirma que el espectáculo ha llegado a ser uno de los principales
modos de organización de la economía actual y que no hay espacio de actuación del
hombre que no escape a esa lógica. Rincón (2006) agrega que el mundo del show y su
emocionalidad se ha multiplicado y ha llegado a la política, la educación, la religión y -
sobre todo- al crimen. Se trata de “reclutar” a todo aquel receptor incauto en la
convocatoria espectacular.
11
Revísese el informe sobre inseguridad y violencia en Venezuela 2008 del Laboratorio de Ciencias Sociales,
Universidad Central de Venezuela.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 97

5. La reiteración, mecanismo de trivialización de la violencia

En las rutinas periodísticas, la reseña de los sucesos siempre tendrá un espacio tan
importante como las demás fuentes de información tradicionales de los medios de
comunicación. La preferencia de este tipo de material ha hecho que los sucesos
cuenten con espacios privilegiados en las redacciones de los periódicos y demás
medios de comunicación.

A diferencia de otras fuentes, las noticias de sucesos están exentas de la rigurosidad


en la investigación periodística, porque en sí misma se ha rutinizado (Rey, 2007). El
crimen en los medios se cuenta, no se descifra. La situación exacerbada de violencia -
exteriorizada en las cifras de delitos en Venezuela12- impide que un periodista o un
editor dediquen sus esfuerzos en la investigación profunda y pormenorizada sobre
casos específicos, salvo acontecimientos especiales. La heroicidad anónima y fugaz de
un cadáver se inicia y culmina el mismo día de edición, les tocará el turno a otros al día
siguiente.

En la sección de sucesos de los principales medios del país es común observar


cómo la noticia se restringe a la presentación de un relato carente de toda rigurosidad
periodística. “Se congela en las franjas de decisión que tienen los editores
mentalmente” (Rey, 2007: 9). Plantea este autor que el crimen ha sido despojado de su
contexto y se alteran sus patologías, las características de las víctimas o la tensión
provocada en la sociedad.

Textual y discursivamente, la redacción de sucesos en la sociedad postmoderna


tiene unos rasgos específicos de construcción. Dice Imbert (2004; 1992) que el suceso
es un microrrelato, que desde el punto de vista narrativo es interesante: construye un
relato de estructura cerrada, que es comparado con el cuento corto. Rincón (2004)
explica que la narración de los sucesos es de forma elíptica, que encierra su propia
lógica narrativa con un fuerte componente figurativo y esto le da propiedades literarias y

12
Revísese al respecto el informe 2008 sobre inseguridad y violencia en Venezuela y las cifras del Cuerpo de
Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) en las que se reporta que sólo en ese año en el país se
reportaron 14 mil homicidios.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 98

una subjetividad de las que carece la información. Por eso fascina tanto, porque en su
superficialidad textual y narrativa evoca los miedos colectivos, los interpela y, a su vez,
los disipa.

El suceso es una pausa narrativa en el discurso periodístico. En el suceso los


actores son identificados, remitidos a su historia, objetivo y subjetivo, a un entorno
físico, familiar, social.

Es así como se explica que el suceso tenga afinidades con algunos géneros
populares y formas culturales como los relatos de crímenes en la historia del hombre.
“Fascina porque es portador de sentido más allá del contexto de producción del
acontecimiento, en un relato trivial de lo cotidiano. El suceso no es una categoría entre
otras, sino la categoría cardinal de nuestro pensamiento mágico, de nuestra mitología
(Rey, 2002: 109).

La reiteración de contenido conserva más o menos el mismo formato, puede decirse


que la variación está en los personajes anónimos, esas víctimas de la muerte cotidiana
que ronda en la sociedad postmoderna: fotografías en primer plano, cuerpos mutilados,
sangre, balas, salvajismo, paroxismo del cadáver.

Esta estrategia de la repetición tiene un propósito específico, explica Ímbert (2004:


43), que consiste en jugar con la carga dramática del hecho para acentuarlo, trivializarlo
a discreción del equipo editorial para lograr el fin último -y no por ello el menos
perverso-: producir comicidad, pues la repetición es el mecanismo fundamental de la
producción de la risa.

He aquí una de las paradojas más visibles de la postmodernidad en la sociedad de la


violencia (la real y la mediática): la muerte se convierte en estatuto risible, en la
interpretación cómica de la pérdida de la vida, en el establecimiento de un nuevo canon
de apreciación ante la sangre: no impresionarse ante la brutalidad, no lamentar ni
rechazar el salvajismo de la muerte inesperada, sino celebrarla, reírse de ella,
disfrutarla. Se pudiera hablar entonces del nacimiento de un nuevo concepto de la
muerte violenta en la sociedad venezolana, ya no como valor referencial sagrado

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 99

(propio de la cultura occidental) sino como instancia de reconocimiento burlesco de


unos ciudadanos acosados por la violencia, por la muerte.

6. El despojo simbólico de la muerte y la dicotomía del miedo social

Imbert (2004) denuncia que este tipo de concepción (alimentada en los medios
masivos, sobre todo los especializados en la crónica roja) reintroduce lo sagrado -la
muerte como valor- en una cotidianidad plana, que se está despojando de lo simbólico
para lograr la imposición del ocio masificado.

Esta conducta de los medios frente a la representación del crimen, Imbert lo cataloga
como una tentación al desorden a través de una escenificación de la realidad producida
por un discurso (desde una perspectiva común a la sociosemiótica que considera que
hay una realidad discursiva construida en la práctica social).

El análisis de la presencia massmediatizada del crimen considera el estatus


simbólico del medio en la sociedad específica en la que circulen sus contenidos.

En el debate sobre violencia real/ violencia mediática hay múltiples lecturas. Una
explicación antropológica de la violencia incluye su origen en las disputas políticas y
sociales por el dominio hegemónico del control político. Autores como Hernández
(1998) plantean que la aparición y sofisticación de los medios de comunicación permitió
la difusión masiva de esos procesos y abrió las puertas a la penetración de la violencia
en todos los intersticios del espacio social. “La violencia real y la ficticia se convirtió en
espectáculo, en contenido principal de las industrias culturales” (Hernández, 1998: 87).

Se ha insistido en que los escenarios de violencia han variado en aumento en el país


durante los últimos 30 años. El incremento ha sido proporcional, sobre todo a partir de
1989. Briceño León es uno de los sociólogos que más se ha dedicado al estudio de la
violencia en el país. “La tasa de homicidios se había mantenido estable durante las
décadas de 70 y 80, pero a fines de los años 80, en 1989, se inicia una escalada de la
violencia que casi duplica la tasa de homicidios de los años anteriores. A partir de ese
año, se inicia un incremento de la violencia que no se detiene” (1997: 196).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 100

Según ha referido este autor, junto a Hernández (1998), esta violencia es


multicausal, un fenómeno de complejas explicaciones y salidas. La violencia invade
todo el tejido social.

La expresión de la violencia en los medios ha construido e ideado sus propios


símbolos, códigos y valoraciones. Imbert (2004) alerta que el sujeto actual se
desenvuelve dentro de un sistema desestructurado, sin fines sociales ni fundamento
simbólico. Este sujeto tiene en común una evasión del tiempo, la pérdida de noción de
los límites y la desaparición o declive de las identidades. Los medios, en su [in]
capacidad por abordar el tema en su justa complejidad y delicadeza, han hecho
desaparecer la violencia como categoría informativa para convertirla en contenido
lúdico, en espectáculo: “Aparece como metacategoría social con un peculiar código que
cae en el sensacionalismo: visibilización excesiva de la realidad y dramatización del
relato, exacerbación narrativa y descriptiva”. (Imbert, 2004: 90).

Los medios contribuyeron históricamente a trivializar la violencia a partir del momento


en que comenzaron a escenificarla y representarla hasta la saturación que produjo un
ritual mediático de la muerte: si no hay promesa de sangre en el medio, la información
no está completa.

Es una verdadera ruptura con los valores históricos de toda sociedad, porque la
violencia ha perdido su sentido, su rasgo reverencial y con ello se perdió el sentido de
lo sagrado. “Trivializándose, transformada en espectáculo, es como la violencia se
desacraliza: una violencia exclusivamente negativa, destructiva, anómica, los medios la
asumen como una especie de tributo que hay que pagar a la modernidad” (Imbert,
2004: 94).

La advertencia de Reguillo (1996: 24) es aún más clarividente: “La violencia se


diversifica y se alimenta del miedo, la incertidumbre, la desesperanza y especialmente
de la disolución del vínculo social”. ¿Qué pasa, entonces, con la violencia representada
en las audiencias?

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 101

Roncallo (2007) establece que el miedo es una perturbación angustiosa del ánimo y
suele aparecer como consecuencia de cierto tipo de realidades exteriores al sujeto que
alteran el curso normal de su cambio vital y como condición perturbadora intenta ser
exorcizado de la vida del sujeto en la medida en que una existencia tranquila podría ser
la del miedo ausente.

El miedo, como categoría social, es un acercamiento a la angustia como


consecuencia de una realidad insegura que existe para el grueso de los sujetos que se
refuerza en las representaciones mediáticas de la muerte. “Esto sugiere la presencia de
un miedo inserto en el entramado social que encuentra su origen en un constructo
subjetivado, que pasa por el tamiz de la imagen y del texto, de sus retóricas y sus
mitologías” (Roncallo, 2007: 147).

La representación de la violencia en los medios produce una dicotomía entre terror-


fascinación. Rosenberg (2004) explica que la gente se encuentra aterrorizada,
fascinada, obsesionada por el crimen callejero, y se imagina, “podría haber sido yo”.

Se simboliza el miedo, establece Imbert (2004), para convertirlo en actividad


superflua: deportes, muerte, hobbies, se plantean como la vía para la fascinación de la
muerte. “La otra vida no sería aquí el más allá sino, al contrario, la vida de todos los
días, la vida trivialmente cotidiana que ha perdido precio, valor” (Imbert, 2004: 34).

Agrega este investigador que significar la muerte pasa por darle precio (reintegrarla a
una forma de intercambio simbólico) a una muerte presente como acontecimiento,
omnipresente como imagen (puro icono) que ya no forma signo (ya no tiene sentido) y
que aflora por doquier en el universo de representaciones.

7. La pérdida del valor de la violencia

En 1910, Webber advertía que el periódico con su poderío de influencia en la


audiencia modificaba el carácter y la manera en que el hombre moderno perciben el
mundo externo. Roncallo (2007) refuerza esta sentencia cuando dice que en el
momento en que se enfrenta al sujeto a una realidad massmediatizada, se propone un

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 102

cambio en sus estructuras perceptivas de su entorno y en la noción misma de


exterioridad y la realidad.

Este fenómeno se da en un contexto, descrito fielmente por Hidalgo (2009), de


generación de usuarios que tienden a ver el mundo como un videoclip: edición rápida,
historias paralelas, pensamiento no lineal, alteración del contexto visual y de sobre
información, la conjunción de discursos visuales, auditivos, narrativos y la yuxtaposición
de texturas y colores.

Se asiente con Bisbal (2000: 6) cuando refiere que hoy las representaciones sociales
son producto, en gran parte, de la representación mediática. La sociedad postmoderna
vive en un mundo de realidad virtual, pero real. Balandier (1994) explica que el
acontecimiento procesado por los medios de masas se convierte en la matriz en que se
labran los mitos del presente, y la escena efímera en que el drama representado
deviene en portador de una lección.

Los medios se convierten en sistemas de representaciones, constructores de


significaciones sociales relacionados, en este caso, con el terror, el cuerpo, la violencia,
la muerte. La pregunta en este caso sería qué se genera en la clave de traducción de la
realidad en el imaginario colectivo. La respuesta ha de apuntar sobre los usos que las
audiencias hacen del contenido de los massmedia dedicados a la proyección de la
sangre y la violencia.

La construcción de la violencia y la muerte en los medios juega con las fibras más
sensibles de la cultura, de allí que sus construcciones discursivas apunten a la
elaboración de significaciones sociales básicas de sumisión, poder, pornografía, lo
prohibido.

Cuando Imbert (2004) habla de una pérdida del valor de la violencia, plantea un
elemento para el análisis: la muerte se ha constituido en un valor tan trascendental
como la vida misma. Por eso, entre lo real (violencia cotidiana) y lo simbólico-imaginario
(valores de la muerte en los medios) co-existe, tal como plantea Vizer (2006), un
proceso multi-dimensional, coherente e histórico que implica instituciones,

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 103

interacciones, relaciones sociales e identidad, que superan la [inter] subjetividad y la


transubjetividad. En esa trama de lo invisible, para interpelar a este autor, se gesta
novedosas percepciones, ideas, lecturas e interpretaciones sobre la violencia y la
muerte.

Sobre la violencia cotidiana real vivida y la construcción mediática de la violencia que


consumen esas mismas personas es pertinente asumir una distinción crítica entre esos
dos campos de estudio, porque en el segundo se da, afirma Vizer (2004), una
construcción del sentido en la vida social y, a su vez, las relaciones de sentido que
surgen de la vida cotidiana (y de narrativas y símbolos culturales). Como en todo
fenómeno social, la violencia mediatizada y la construcción de una imagen de la muerte
adquieren en las audiencias un sentido.

Por eso, las relaciones de sentido construidas en la vida cotidiana de la gente sirven
de sustento para el reconocimiento de sí mismos a partir de sus relatos, de las
conversaciones de las costumbres con los medios masivos.

8. La mimética de la muerte en los dominios de realidad

Se ha dicho que la muerte en los medios se transforma en un objeto reprimido que


de tanto representarlo, se pierde conciencia del hecho en sí mismo: se acude a la
contemplación de la muerte en el formato mediático con pequeñas modificaciones
diarias.

El tratamiento de la muerte en los mass media, clasifica Imbert (2004), deriva en tres
tipos de representación: reproducción mimética, representación dramatizada y la
sublimación mitológica en producciones cinematográficas. Por la naturaleza de esta
investigación, se profundiza en la primera.

En la reproducción mimética de la violencia y la muerte, las imágenes están


totalmente integradas al universo de las representaciones. “Es un discurso que procede
mediante reproducción literal (código realista), mediante redundancia (la imagen es
meramente ilustrativa)” (Imbert, 2004: 129). Las consecuencias de este tipo de

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 104

representación es que convierte el contenido en producto cada vez menos catártico y


reiterativo, menos escandaloso para el espectador. Como se dijo antes, la repetición
junto a la mimética de la muerte crean acostumbramiento, producen saturación e
indiferencia, según ha comprobado Imbert (2004).

Aquí se ubica el origen formal de una alteración del orden simbólico relativo al modo
de representación de la violencia y la muerte en los medios: el suceso polariza la
atención y ocupa un lugar central de la agenda pública. Se habla del asesinato del día,
del personaje secuestrado, de los millones que cuesta una víctima, del operativo policial
y su maquinaria en el combate o persecución contra la delincuencia, de cómo se
asesinó a una víctima o al malandro, de cómo flota el cadáver sin identificar en un lago,
se estelariza el poderío del criminal del momento y sus desafíos contra el bien: en torno
a esta superficialidad de un tema tan sensible como la violencia gira el debate mediático
diario.

Roncallo (2007) señala que la fascinación que producen los hechos de guerra en las
agendas mediáticas obedece a que estos acontecimientos están asociados a los
valores-noticias que privilegian el drama, la tragedia, la novedad, la espectacularidad, el
antagonismo y el heroísmo. Explica que son narrativas frente a las cuales los hechos de
paz viven en un constante opacamiento debido a que no están relacionados con lo
insólito, dramático e impactante.

El imaginario mediático procede de la misma manera: es escenificación del peligro,


de la figura de la inminencia que funciona como modalidad edulcorada de la muerte,
“una muerte no natural para convertirla en acto social, una muerte que por medio de un
proceso de medicalización se vuelve aséptica y pierde su carácter humano” (Imbert:
2004: 36).

Baudrillard (1984) explica que la fascinación es la seducción por un objeto muerto, es


la magia de la desaparición. En los imaginarios de la posmodernidad, el fundamento
central, dada su naturaleza de supresión del valor, es la oposición a una lógica reflexiva
y racional, en cuanto al quebrar la continuidad de lo real descubre lo inédito, lo
imprevisto y lo aberrante. Pero, al mismo tiempo, encuentra sus condiciones de

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 105

posibilidad en las rupturas de las normas propias de una comunidad, en esa distancia
denominada [des] cohesión social.

La intención de los medios es la selección de una información que responda a los


estímulos que opone cada sociedad. De allí que hace falta análisis no tanto de los
parámetros de los medios en sí mismos, sino más bien de esas sociedades que los
alimentan.

Los dominios de realidad, usando la terminología de Vizer (2004), vienen a ser los
constructos en los cuales los hombres sienten y dan por sentado que viven y participan
de la construcción de la realidad humana. Una realidad instituida tanto como espacio
real como simbólico. Es decir que la construcción de realidad se origina en los medios,
pero no sólo en ellos, pues en la lucha, los individuos pueden otorgar su confianza a
cualquiera de los sistemas sociales. Sin embargo, la discusión no se trata únicamente
del análisis de la crónica policial ni del amarillismo, sino de las representaciones
sociales e imaginarios sobre la violencia y la muerte que se han creado a partir de estos
productos editoriales: los dominios de realidad que sobre la muerte y la violencia tienen
los individuos a partir del consumo de este tipo de contenidos.

9. La [des] materialización de la violencia en los medios

Lewkowicz (2004) al referirse a una imagen de la violencia propone una pregunta


desafiante: “¿Nos hemos instalado definitivamente en medio de la violencia social como
si lo que se llama violencia social constituyera una condición esencial de nuestra
experiencia actual?” (Lewkowicz, 2004: 54).

Al teorizar sobre la violencia es pertinente ubicarla en su omnipresencia. La violencia


emerge a partir de la suspensión del vínculo entre las personas, el discurso y la práctica
que produce una sociedad. Jiménez (2007: 18) se refiere a ella como una transgresión
cometida por individuos o grupos organizados con fines criminales que agravian el
cuerpo, la vida y los bienes de otros sujetos. La define como una forma de acción social
que se constituye en relación con el poder, el derecho y el mito y cuyo propósito
fundamental es la creación sin menoscabo de la destrucción que pueda provocar. “Es
Johandry Alberto Hernández
Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 106

un modo de significar imaginariamente los vínculos sociales durante un tiempo y


espacio específico, en los que se atenta contra el modo natural de proceder de las
cosas sea para transformar o conservar”.

La violencia se corresponde con determinada consistencia de las representaciones,


deseos y afectos que forman a quienes se vinculan en un momento o acontecimiento
social con el fin consciente o no de subvertir el modo natural en que se presentan las
cosas.

Históricamente, Engels, Sorel, Fanon, Sartre, Foucault, Durkheim han estudiado la


violencia como fenómeno social más allá de una instrumentación morbosa. En su libro
Anti-Dühring (1878), Engels dedica todo un capítulo a la Teoría de la Violencia en la
que explica que el concepto está estrechamente vinculado con la economía política y
resalta la importancia del estudio de las condiciones y de las formas en que la sociedad
humana se ha concentrado en la producción y distribución de bienes.

Baudrillard en su libro Las Estrategias Fatales (1991) afirma que la violencia, la


miseria y la ignorancia no habían desaparecido de la sociedad contemporánea, sino
que formaban parte de su realidad cotidiana aunque los individuos terminaran por no
percibirlas. Llama estrategias fatales al proceso que consiste en el apaciguamiento de
toda rebelión por medio de la amplificación de sus aspectos negativos. Justo en este
punto, la participación de los medios de comunicación inicia un proceso de
desmaterialización de la realidad y las miradas se concentran en las pantallas de
televisión, alimentadas de muerte y violencia.

Sorel (2005) apuesta a que la violencia no es un medio para alcanzar un fin.


Constante (2007: 92) dice que lo anómalo de la violencia no es su justificación, sino que
ella se normalice creando un ambiente, una forma de ser una cultura en la que el arte
de justificarla resulta superflua. El autor es más certero cuando denuncia que este tipo
de violencia no ofrece ni recibe ninguna de las razones reconocidas, ni justificación
pragmática ni política ni interpretación filosófica. “El signo de su normalidad es el hecho
de que su trastorno, cada vez mayor afecta sin embargo cada vez menos su

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 107

inteligencia. No nos sorprende, no nos preocupa averiguar su causa ni justificarla, la


sufrimos implícitamente como procedimiento admitido” (Constante, 2007: 92).

La normalidad de la violencia en las plataformas mediáticas no se acomoda a


ninguno de los esquemas tradicionales de la filosofía. Su continuidad y su persistencia
es lo más puramente carente de razón y sume a la existencia en el absurdo que es una
suerte de incongruencia vital, pero que con la carga de fascinación se vuelve un
espejismo de goce, de placer que instituye al individuo objeto mismo de su propia
seducción y contemplación morbosa.

La normalidad de la violencia ha traído consigo el amago de una indiferencia moral


que amenaza. Citando a Savater (1983), el discurso de la violencia se establece sobre
el principio de indiferencia universal.

Mier (2007) cree que la violencia emerge de un apuntalamiento simbólico en lo


biológico que es, no obstante, extraño a la vida, aunque capaz de significarla como
dimensión constitutiva de la acción individual y social.

“La violencia reclama materias, manifestaciones, una visibilidad, un despliegue


tangible, un ámbito de evidencias. Se hace patente con la eficiencia sofocante de los
órdenes simbólicos que saturan el ámbito de lo vivido un cierre del juego de
posibilidades y potencias, cancela la mutabilidad, así como el desplazamiento del
deseo” (Mier, 2007: 105).

La violencia sirve de tribuna para la transformación de la incertidumbre del deseo en


fabulaciones del horror y su suplantación por la consagración mítica de las identidades.

El lenguaje y la intervención de lo simbólico, al dislocar la relación intencional entre la


conciencia y el mundo, introducen un extraño sentido de la violencia. “Las
determinaciones de los símbolos preservan en sí mismas una fuerza imperativa, ajenas
a todo vínculo social, a la acción, sometida a otra temporalidad y otra objetivación”
(Ídem, 109).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 108

La violencia que deriva de la acción simbólica reside en el uso de símbolos que


constituyen técnicas de intervención del universo de las relaciones y el vínculo social.
Así, pues, en el mundo contemporáneo, la violencia se ha disuelto por la apatía y el sin
sentido operante tanto en la atmósfera cotidiana y familiar como a escala global. “La
violencia destructiva actúa en un desolado desierto donde el sufrimiento y el dolor ya no
alcanzan para pensar o desear la muerte propia” (Mier, 2007: 23).

10. Los símbolos mediáticos de la violencia y la muerte

La construcción simbólica de la muerte destaca el uso de símbolos para delimitar sus


rasgos distintivos. Trabaja sobre una virtualidad de la imagen en la que se da
exterminación de lo real por su doble. Mientras más lograda la definición absoluta, la
perfección realista de la imagen, más se pierde el poder de la ilusión.

Se trata de lo que muchos autores denuncian como la aventura de la representación,


de la estetización general de nuestra cultura. Los nuevos objetos más allá de la
estética, los objetos puros, transestéticos, espejos de nuestra desilusión radical. De la
aniquilación de lo real por su doble. De una ilusión por otra. La guerra capturada en
directo y exacerbada no deja lugar a la ilusión, sino que satura el posible imaginario
violento del espectador.

Larrain (2003: 31) expresa que en esta perspectiva simbólica, la cultura vendría a ser
el patrón de significados incorporados en formas simbólicas, que incluye expresiones
lingüísticas, acciones y objetos significativos, a través de los cuales los individuos se
comunican y comparten experiencias.

Esta concepción simbólica de la cultura, al hacer del análisis un estudio de la


producción, transmisión y recepción de formas simbólicas dentro de ciertos contextos
socio-históricos, es especialmente adecuada para entender las relaciones existentes
entre cultura e identidad, porque la identidad sólo puede construirse en la interacción
simbólica con los otros. De allí se derivan las ideas para la comprensión de la
concepción simbólica sobre muerte y violencia que tienen hoy las sociedades

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 109

posmodernas. Todos estos símbolos ilustran un sentimiento de finitud que expresa lo


trágico.

Martín-Barbero (2002: 2) explica fielmente este proceso de adquisición simbólica: “El


melodrama y la televisión le permiten a un pueblo en masa reconocerse como actor de
su historia, proporcionando lenguaje a las formas populares de esperanza”.

Predomina el miedo entre el público, una preeminencia de una fobia social que evita
el contacto, porque tal como establece Fromm (1994: 67), los seres humanos
generalmente tienen una actitud de miedo ante la muerte: “No podemos soportar ni
siquiera una conciencia artificial de la muerte”.

11. La muerte y el espectáculo: el colmo de la ilusión

Como si estuviera prediciendo el futuro de la sociedad postmoderna, Ludwig


Feuerbach, en su obra La esencia del cristianismo en 1682, asomó los primeros indicios
de lo que cuatro siglos después, Guy Debord (1967) designaría como sociedad del
espectáculo:

“Y sin duda nuestro tiempo prefiere la imagen a la cosa, la copia al original,


la representación a la realidad, la apariencia al ser... lo que es 'sagrado' para
él no es sino la ilusión, pero lo que es profano es la verdad. Mejor aún: lo
sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la
ilusión, hasta el punto de que el colmo de la ilusión es también para él el
colmo de lo sagrado”.

El colmo de la ilusión es, quizás, la mejor manera de caracterizar el impacto de los


medios de comunicación en su estrategia de engaño a los sentidos de la audiencia, a
partir la exaltación de la realidad. El discurso de los medios, en especial el de la
televisión, realiza la puesta en escena de un mundo recortable y mirable en
espectáculo: un mundo hecho a la imagen de la mercancía (Debord: 1967).

La sociedad postmoderna es la sociedad de la ilusión y de la emoción. El estatuto


central de este tipo de organización social es la garantía de la alteración a partir de la

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 110

imagen y el espectáculo se muestra a la vez como la sociedad misma, como una parte
de la sociedad y como instrumento de unificación. “El espectáculo no es un conjunto de
imágenes, sino una relación social entre personas mediatizada por imágenes” (Debord,
1967: 3).

Este autor señala que parte de la sociedad es expresamente el sector que concentra
todas las miradas y toda la conciencia, porque según dice, está separado es el lugar de
la mirada engañada y de la falsa conciencia y la unificación que lleva a cabo no es sino
un lenguaje oficial de la separación generalizada.

Aguaded, Correa y Tirado (2002: 9) explican que en la sociedad del espectáculo se


usan datos, pruebas, información que tengan potencialidad emotiva, al punto de que
hoy se habla de una información emocional. Una idea de Debord (1965: 5 es necesaria
retomar en este debate:

“El espectáculo que invierte lo real se produce efectivamente. Al mismo


tiempo la realidad vivida es materialmente invadida por la contemplación del
espectáculo, y reproduce en sí misma el orden espectacular concediéndole
una adhesión positiva. En el mundo realmente invertido lo verdadero es un
momento de lo falso”.

La sociedad del espectáculo, tal como la plantea este autor, proyecta a través de las
plataformas mediáticas una simple instrumentación de la realidad, una realidad óptica
que invierte lo real y lo hace positivo.

En el caso de la violencia y la muerte, se da el colmo de la ilusión, porque como


afirma Debord (1967), ocurre una pérdida de cualidad, tan evidente en todos los niveles
del lenguaje espectacular, de los objetos que ensalza y de las conductas que rige, no
hace más que traducir los rasgos fundamentales de la producción real que anula la
realidad: la forma-mercancía es de parte a parte la igualdad a sí misma, la categoría de
lo cuantitativo. Desarrolla lo cuantitativo y no puede desarrollarse más que en ello.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 111

Rincón (2004) define espectáculo como una práctica de entretenimiento que se


establece en una relación de contemplación a distancia, en presente, para seducir
siguiendo una dramaturgia reconocida. La pregunta es cómo el entretenimiento
mediático se inserta en la vida de las audiencias para convertirse en forma de vivir y
consumir y en un objeto de vida y más de temas sensibles socialmente.

La muerte y la violencia pueden convertirse en entretenimiento porque el


espectáculo, expone Debord (1967: 54), como la sociedad moderna, está a la vez unido
y dividido y edifica su unidad sobre el desgarramiento. “Pero la contradicción, cuando
emerge en el espectáculo, es a su vez contradicha por una inversión de su sentido, de
forma que la división mostrada es unitaria, mientras que la unidad mostrada está
dividida”.

Rincón (2004) insiste en que es a través del espectáculo que se da la instauración de


de una relación de penetración: de ser incluidos en una ilusión escénica de la realidad
que está ante nuestros ojos.

No hay ámbito de actuación humana (política, economía, sociedad, vida diaria) que
no esté salpicada por el espectáculo. Para este autor, la vida se ha convertido en una
actuación que reevalúa cualquier reacción de shock y comunica a través de una sobre
exposición de imágenes, de representaciones, de simulacros. “El resultado: una ironía,
creer que somos protagonistas, espectadores” (Rincón, 2004: 58).

El espectáculo no es un conjunto de imágenes sino una relación social mediatizada


por imágenes, como la mercancía es una relación social mediatizada por objetos. “De
esa doble mediación es que la massmediación saca su fuerza y su poder, no mera
técnica de difusión de imágenes sino materialización significante de un determinado
modo de producir el intercambio” (Martín-Barbero, 2002: 98).

Por su parte, González (1999: 55) define el espectáculo como la puesta en relación
de dos factores: una determinada actividad que se ofrece y un determinado sujeto que
la contempla. “Nace así el espectáculo, de la dialéctica de estos dos elementos que se
materializan en la forma de relación espectacular”. Complementa la definición como la

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 112

interacción que surge de la puesta en relación de un espectador y de una exhibición


que se le ofrece.

Es importante tomar en consideración la distancia como elemento constitutivo del


espectáculo, “porque se nos revela como huella de una carencia, la de ese cuerpo
negado del espectador que, reducido a la mirada, se entrega a la contemplación de otro
cuerpo esta vez afirmado -en su exhibición- y que por ello se manifiesta como
necesariamente fascinante” (Ídem, 58).

La convocatoria espectacular se da a través de varios indicadores. Rincón (2004)


plantea una clasificación orientadora para la detección de un discurso espectacular en
los medios. En primer lugar, habla de una relación de contemplación en la que pone
en relación a un productor que ofrece o exhibe algo y a un sujeto espectador que
contempla. Se sobrevalora el deseo de ver.

Por otra parte, se da una relación de distancia que excluye la intimidad en beneficio
de un determinado extrañamiento de lo masivo. En tercer lugar, se plantea una
relación en el ahora en el que el significado se obtiene en el presente continuo, en la
inmediatez, en lo instantáneo. Se asiste al espectáculo como actualidad, se vive, se
siente. En cuarto lugar, es evidente una relación de seducción, en la que el
espectáculo convierte todo en la interpelación preferida: la incitación, la fascinación, el
encanto. “Busca emocionarnos, no quiere nada más” (Rincón, 2004: 59). Por último, se
da una relación de fórmula, en la que el espectáculo se construye a través de
prácticas tendientes al disfrute, su estructura está llena de elementos accesorios, su
dramaturgia es efectista, su reiteración evita el fraude.

Se destaca a su vez un estilo absoluto, en el que el espectáculo tiene cualidades de


diversión: la actitud de estar en excitación, los estímulos necesarios. Se destaca
también la reiteración en la que el placer está en el disfrute de lo ya conocido, la
repetición y redundancia para ofrecer siempre lo mismo, pero con diversidad de
versiones, tal como se había explicado en puntos anteriores. Todos estos elementos del
espectáculo están diseñados, diversificados y perfeccionados para garantizarle al ojo,
sentido primario de penetración, una aventura fascinante.

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 113

“El espectáculo es el modo privilegiado de la interpretación contemporánea. Este


modo de construir sociedad es criticado por lo que significa de empobrecimiento del
mundo de la vida y de la experiencia de significar en la actualidad, el mundo real
subsumido a simples imágenes” (Rincón, 2004: 61).

González (1999) agrega otros elementos de valoración: el deseo y la seducción


como sostén de una economía mercantil del espectáculo. Para explicar su política de
funcionamiento, dice que hay una mirada, una distancia y un cuerpo que se exhiben
afirmando como imagen que fascina. “Lo que pretende el cuerpo que se exhibe es
seducir, atraer, apropiarse de la mirada deseante del otro” (González, 1999: 59). Esta
dinámica de funcionamiento, ampliamente descrita por estos dos autores, sirve de
sostén de mercantilización de la muerte y la violencia como rasgos de entretenimiento
en la sociedad posmoderna.

Es a través de la seducción como el cuerpo adquiere su dimensión económica. De


un lado, su pulsión escópica, el deseo de ver, de otro cuerpo instituido en mercancía y
entre ambos el dinero como mediador universal de todo valor de cambio.

En los contenidos mediáticos sobre violencia y muerte se pone en circulación el


dinero y el deseo como si fueran componentes de una relación social solidaria: el ojo
desea apropiarse de la imagen del deseo del que mira y la transacción es en su
aventura especular mediada por el dinero paga a cambio de recibir un cuerpo que lo
excite.

Sobre la cotidianización del espectáculo, González (1999) apunta que tiende a negar
cualquier forma de relación: se excluye de un universo cultural monopolizado por el
espectáculo”. Los medios, a juicio de este autor, producen un espectáculo
desimbolizado, que provocan la articulación de dos contextos: la escena espectacular y
el contexto del universo doméstico, desde el cual el mundo es contemplado.

“Vaciados de cualquier otra significación, agotados en la oferta de un contacto


visual, los gestos no ofrecen finalmente otra cosa que alimento imaginario para
la mirada voraz y narcisista de un espectador a cuyo ojo todo (la riqueza de
unos cuerpos…) es ofrecido” (González, 1999: 125).

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 114

Zizek (2004) dice que a partir de esta relación se da una antinomia de la mirada y la
visión se pierde en la pornografía, porque ella en sí misma es perversa. En la
pornografía, el espectador es forzado a priori a ocupar una posición perversa: “El
espectador ocupa la posición de objeto: los sujetos reales son los actores de la pantalla,
que tratan de excitarnos, mientras que nosotros, los espectadores, somos reducidos a
la condición de objeto-mirada-paralizada”. (Ídem: 183). Esta visibilización de lo indecible
por parte de los medios, diría Imbert (2004), revela una clara incitación a la
contemplación morbosa.

12. La hiperrealidad mediática: anulación del sentir y del miedo

La realidad producida por un medio de comunicación en estos modos de


representación obliga a reformular la naturaleza de la relación de adhesión que une al
espectador con el discurso del medio. “El espectador admite que no es real pero se
parece tanto a la realidad que resulta creíble y puede sustituir a su modelo” (Imbert,
2004: 28). Se establece una relación paradójica con la realidad: a la vez espectacular y
especular. Especular porque es una realidad enraizada en la cotidianidad, en lo
vivencial, que actúa como espejo; espectacular porque está dotado de teatralidad,
inherente al código televisivo, vinculado a un contrato comunicativo que propicia el
espectáculo.

Hiperrealidad se refiere a los efectos de realidad, que vuelven creíble y hacen existir
en el imaginario colectivo. “Es también el código que más allá del realismo, rehabilita,
revivifica y simula la realidad a través de la exacerbación”. (2003: 29). Hay una
mutación entre los modos de ver y de sentir.

Finol (2005) explica que la hipervisibilidad remite a la noción de exceso de lo visible,


una sobreabundancia de la imagen, de su redundancia y sobreestimulación perceptiva
cuantitativa y cualitativa. “Tiene que ver, en lo fundamental, con la transgresión de los
límites físicos y fisiológicos de lo visible y de su perceptibilidad” (Finol, 2005: 147).

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 115

Sobre el nuevo imaginario mediático, Imbert dice que domina la producción


televisiva de un imaginario de la diversión. “El entretenimiento consagra la diversión
como mundo alternativo al mundo real, pero no tanto para ocultar lo real, como para
sustituirlo y crear otra realidad tan creíble como la realidad objetiva: un mundo de lo
posible -escenificación de mundos posibles- aunque esté empatado con la realidad”
(2003: 47).

La realidad de orden colectivo, público, es sustituida por una realidad de otro tipo:
genuina (creada para este cometido), arbitraria (regida por sus propias reglas),
microscópica (relativa, cortada del mundo real), simbólicamente a mitad de camino
entre lo privado (como espacio de intimidad) y lo público (por presencia de las
cámaras).

Denuncia el autor una desrrealización del espacio-tiempo televisivo que crea un


universo acrónico, al margen del tiempo social, consagra un régimen narrativo
intermedio entre el dispositivo de demostración (basado en relatos factuales) y el
dispositivo ficticio (basado en el imaginario).

Cita a Cassetti y Villa (1992): “El resultado es el de proponer un modelo de realidad y


por tanto una representación que saca a la luz rasgos distintivos (o sea que caracteriza
una situación en cuanto tal) y un principio de organización (o sea, que estructura una
situación en sus distintos componentes”.

La ficción de los medios nos ofrece, tal como expresa Ímbert, una trascripción
simbólica de nuestras vidas: retoma los elementos típicos y los reorganiza con la forma
de la historia, enfoca los elementos esenciales y pone en evidencia los nexos que los
mantienen juntos.

“Representar una realidad significa también proponer y difundir una interpretación. El


relato de los medios propone modelos de realidad y reorganiza de manera simbólica
nuestra cotidianidad, se desempeñan como claves interpretativas de la realidad que nos
rodea, señala sus rasgos y las modalidades de su desarrollo” (Imbert, 2003: 58).

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 116

Explica que la dinámica de producción de discursos y construcción de realidad de los


medios siguen tres estrategias: 1) a nivel simbólico es un dispositivo de productor de
realidad, una realidad que el mismo medio ayuda a construir y le da forma a través de
unos modos de representación específicos. 2) Lo hace a nivel figurativo (forma): la
construcción de un régimen de visibilidad para saturar el espacio de la representación
3) el nivel comunicativo con sus nuevos ritos y mitos: la hipertrofia del ver modifica la
relación con el espectador, lo acerca a una realidad representada de modo paradójico.

La hipervisibilidad es una extensión, exacerbación y degradación de la categoría de


lo informativo, se trivializa, todo es digno de atención. Para este autor, se manifiesta de
distintas maneras, entre ellas en la recepción. Opera en la recepción del mensaje.
Explica que es una permanente solicitación de la mirada, establece una relación
sensible con el medio (que pasa por la imaginería). Se apoya en una instancia
mediadora que orienta la mirada del espectador (hacia lo invisible, lo irrepresentable).

“La hipervisibilidad procede mediante una hipertrofia representativa. La


representación ha entrado en crisis al haber perdido lo único que podía sustentarla: la
credibilidad de las instituciones a las que concedió el derecho a la información” (Imbert,
2003: 84).

Se produce lo que Imbert (2004) ha catalogado como una violencia simbólica, es


decir, una violencia vinculada a las formas, a los sistemas de representación y a los
modos de imposición de esos discursos. Citando a Bourdieu (1977) la violencia
simbólica es la que ejerce un poder simbólico, poder sobre las conciencias más que
sobre los cuerpos: “las que tienen el poder de construir el dato mediante la enunciación,
de hacer ver y hacer creer, de confirmar o transformar la visión de mundo y por ende la
actuación sobre el mundo, poder casi mágico que permite obtener lo equivalente a lo
que se obtiene mediante la fuerza (física o económica).

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 117

El discurso del miedo y la representación de la violencia al escenificar las figuras del


mal, lo expulsa y trivializa para volverlo inofensivo y anula su carga subversiva. “Se
propicia así una dilución del mal: del mal entendido no en sentido moral, sino como
encarnación del desorden, de lo anómico en todas sus formas y formas múltiples: actos
de violencia, sadismo, muerte, conflictos sociales…” (Imbert, 2004: 169).

El impulso de un imaginario de la muerte, un fin de la historia, un imaginario del mal


tiene implicaciones severas, porque pretende domesticar el mal. “Es acercarse a él,
volverlo familiar, asimilarlo al espacio doméstico, quitarle su carga inquietante al hacerlo
previsible” (Imbert, 2004: 169). Familiarizar la violencia, el riesgo, el dolor, la muerte es
anular la alteridad del mundo y convierte al hombre en muñeco mecánico, es una
manera de anular el sentir, de alejar el miedo, de prevenir el dolor.

“La magia del ver, la coincidencia de imagen, visión y presencialidad pone en


movimiento mecanismos de simbolización, una tupida red de hábitos mentales y
residuos culturales profundos que no pueden dejar de interferir en la significación de
todo fenómeno” (Martín-Barbero, 2002: 102).

13. Deliberación sobre el cuerpo y la abyección mediática

El cuerpo, según sugirió Nietzsche, debe convertirse en criterio para toda moral y
para toda realidad. Hoy más que nunca se asiste a un periodo particular de la
humanidad en el que el cuerpo se instituye como una institución social, como hilo
conductor del pensamiento humano. Toda la producción discursiva actual de los medios
y plataformas masivas de comunicación soportan sus intenciones de comunicación,
precisamente, en el cuerpo. La apoteosis del espectáculo en la postmodernidad es, sin
duda, el cuerpo. La artillería visual se alimenta de los cuerpos, de los cuerpos
degenerados (González, 1999: 80).

En un intento por interpretar esta premisa de Nietzsche, Navarro (2002) explica que
tomar el cuerpo como hilo conductor del pensar implica que tome la palabra para
articular un discurso mudo que, sin embargo, se hace visible a través de sus
representaciones. Se deduce entonces que el discurso confeccionado a partir de la
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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 118

corporeidad se convierte en el nudo de toda tarea interpretativa de la realidad y sus


representaciones.

“El cuerpo se propone como raíz de la inteligibilidad y la significación, como principio


y fin de todo valorar, representar, comprender, espejos donde el hombre ha de mirarse
jugando el infinito juego de las formas” (Navarro, 2002: 9).

El insumo primario mayormente visible en los medios actuales es el cuerpo, en sus


distintas dimensionalidades y complejidades. El cuerpo se constituye como un signo,
como una palabra o como un eslabón de una cadena siniestra. De lo que se trata es de
la proyección del cuerpo del terror, del cuerpo de la contemplación, del cuerpo del goce.

Merleau-Ponty (1964) explica que los sujetos son reinstaurados como seres
temporales y espaciales y ubica a la corporeidad como centro del funcionamiento
cognitivo del hombre: “La postura corporal nos da nociones globales sobre las
relaciones entre el cuerpo y las cosas” (Merleau-Ponty, 1964: 5).

El autor explica que el movimiento de los cuerpos es una característica importante de


la percepción que las personas tienen sobre el mundo y su relación con los demás y
con los objetos que hay en él y por eso, explica, al cuerpo hay que darle un estatuto
filosófico. “Nuestros cuerpos son la forma visible de nuestras intenciones” (Ídem).

El análisis de este autor demuestra que el cuerpo no es únicamente una entidad


textual producida por las prácticas discursivas, sino el vehículo activo y perceptivo de la
existencia. Un trabajo que ilustra los axiomas de Merleau-Ponty (1964) es el de Finol y
Finol (2008) cuando demuestran que, por ejemplo, el neo-narcisismo es un proceso
simbólico que tiene como plataforma ideológica la mercantilización y fetichización del
cuerpo. “Se trata de una re-elaboración de las significaciones tradicionales asociadas al
cuerpo” (Ídem, 399). El neo-narcisismo -siguiendo a Merleau-Ponty- equivale a la
expresión de las intenciones sociales de hoy a través del cuerpo. En la sociedad
espectacularizada, el cuerpo se [de] forma para la implementación de nuevas prácticas
discursivas, ya no las que se refieren a la belleza únicamente, sino también a la
violencia y a la muerte.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 119

Duvignaud (1987: 151) resalta las posturas en que aparecen los cuerpos para
encontrar la constatación de la violencia sexual, la reducción de la víctima no sólo al
signo, sino a la horrible metáfora visual.

La vista del cuerpo exánime, de un cuerpo dócil que no puede resistir más, un cuerpo
yaciente, es ya un eje del terror: “El impacto visual de nuestra propia desesperanza nos
pone cara a cara con las peores fantasías de nuestro miedo”.

En la lógica mediática, el cuerpo es, como raíz de lo impuro, el desmoronamiento de


la diferencia, la amenaza al orden simbólico y a todo orden, porque, en último término,
al cuerpo que se le ve vestido con varios ropajes de ideas, sombríos o multicolores, en
la destrucción de sí, en la corrupción de su carne, es el signo de la ausencia de
significado (Navarro, 2002).

El cuerpo cobra diferentes significaciones angulares según las perspectivas o los


segmentos que se muestran: el cuerpo, y más específicamente, la explotación del
cuerpo, es el primer indicio que se identifica para comprender y re [conocer] la
maleabilidad de los periódicos sensacionalistas: el relato, la narrativa de la violencia, de
la crudeza de los indicios, las claves de comprensión del relato violento como uno de
los lugares de re [conocimiento] y sociabilidad del sujeto postmoderno.

El cuerpo no tiene lenguaje, no es palabra ni discurso y por ello es necesario añadirle


un texto, el título de un cuadro. El cuerpo tiene una alta carga valorativa porque en él
todo se marca. Habla su propio lenguaje, sus alteraciones y transformaciones, el
tránsito recurrente a través de las formas.

“El cuerpo enrojece de pudor, palidece de angustia, se contrae en las convulsiones


de la muerte” (Navarro, 2002: 185). Sobre el cuerpo se graban síntomas, alteraciones
de la superficie plácida y grata que remiten a las profundidades del adentro, a la
intimidad del otro.

Lo escandaloso del uso del cuerpo como entidad central de los contenidos
mediáticos estriba en la abyección como técnica de soporte del espectáculo y del
goce. Un cadáver mutilado en la primera página de un periódico, en la que además se
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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 120

muestran detalles de sus vísceras, sirve de instancia de grandeza de lo amoral. Se


coincide con Kristeva (2004) cuando al hablar de abyección establece unos patrones de
identificación: lo que perturba un sistema, una realidad, un orden, que no respeta
límites, lugares, reglas.

La abyección mediática se puede definir como el envilecimiento del cuerpo para su


transfiguración de lo vil en lo mágico, de lo repugnante en lo admirable: la
contemplación de la muerte como show. Sobre la abyección, Kristeva (2004: 11) ofrece
más características para su comprensión:

“El traidor, el mentiroso, el criminal con conciencia limpia, el violador


desvergonzado, el asesino que pretende salvar… Todo crimen, porque señala la
fragilidad de la ley, es abyecto, pero el crimen premeditado, la muerte solapada lo
son aún más porque aumenta la exhibición de la fragilidad de la ley. La abyección
es inmoral, tenebrosa, amiga de los rodeos, turbia: un terror que disimula, un odio
que sonríe, una pasión por un cuerpo cuando lo comercia en vez de abrazarlo, un
deudor que estafa…”.

Manero (2008) revela que las formas singulares del cuerpo victimizado remiten a su
apreciación como signo y como símbolo, como signo de un lenguaje macabro y
horroroso, como símbolo social de un prestigio asignado de manera proporcional a la
intensidad del sufrimiento vivido. “Se estructura a la manera de un gran espejo que nos
devuelve el rictus característico del pathos social que nos envuelve, imagen visual y
auditiva, formas sensoriales y táctiles que nos remiten a lo irremediable. El cuerpo
supliciado, el cuerpo del terror que habita en las pesadillas propias de cada sociedad”
(Ídem: 57).

Cuando los medios de comunicación emplean su potencial simbólico y de


representación hacen confundir al sujeto y al objeto de manera que copulan
indefinidamente produciendo formas de encantamiento y de emoción: “Muestran
resortes profundos que van mucho más allá de la simple complacencia morbosa”
(Manero, 2008: 58).

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 121

Se deduce entonces que el discurso mediático abyecto, confeccionado a partir de la


corporeidad, se convierte en el nudo de toda tarea interpretativa de la realidad y sus
representaciones sobre violencia y muerte en la sociedad postmoderna. La desgracia
actual es que el cuerpo abyecto se instituye, a través de estas prácticas mediáticas,
como una institución social, como hilo conductor del pensamiento humano, tal como lo
sugirió Nietzsche.

14. Representación, experiencia perceptiva y fotografía

El potencial de acción simbólica de los medios de comunicación está en la


competencia que tiene para producir vínculos y conexión entre los seres humanos para
imaginar relatos en los que estemos todos (Rincón, 2006).

González (1999: 75), por otra parte, plantea que existen dos ámbitos de la
experiencia perceptiva humana: la experiencia perceptiva directa, es decir, la
construcción de las imágenes perceptivas del mundo; y la experiencia perceptiva de la
representación visual, es decir, las construidas por la percepción y el mundo referencial.

Resalta la expansión de la técnica como plataforma a través de la cual en el mundo


de hoy, el paisaje urbano ha sido invadido por la imagen a través de vallas y fotografías
en todos los sitios citadinos. “Ha desbordado la representación para introducirla
rotundamente en la cotidianidad. Vivimos, hay que decirlo, un mundo en el que las
representaciones invaden casi todos los resquicios de la experiencia perceptiva”
(González, 1999: 76). Esta plataforma visual acentúa la experiencia perceptiva de la
representación visual.

En el caso de la fotografía, el autor resalta su singularidad, una huella que no ha


podido ser abolida por todos los dispositivos retóricos que ha heredado de la pintura
(perspectiva, composición, angulación, encuadre, iluminación, profundidad). “La
fotografía se resiste a la lógica del signo” (González, 1999: 78).

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 122

Resalta este autor que con la fotografía, el orden simbólico entra en crisis y con él
todo el universo de la representación: ese es el efecto de la doble potencia analógica y
singular de la foto.

Gran parte de la espectacularización actual de la violencia estriba en una


visualización del miedo: miedo a la inseguridad en todas sus formas, materiales y
simbólicas. La potencia mediática de acción simbólica tiene naturaleza omnipresente,
está en todas partes, pero a lo mejor tanto ¿o más? en los imaginarios como en las
realidades sociales. “Lo imaginario y lo simbólico son dos registros de la experiencia
humana a la vez discordantes y necesariamente entrelazados” (González, 1999: 66).

La representación de la muerte en el espacio mediático procede a través de un


destape, una prohibición que pesa sobre la escena de la muerte como tabú y remite
como estructura vouyerista a través de otro objeto pantalla objeto mediador simbólico.

La representación mediatizada de la muerte en las fotografías produce lo que Imbert


(2004) cataloga como la figura de la inminencia, recurso que usa la prensa
sensacionalista y descansa en el poder ver (imaginario del ver) que en el ver
propiamente dicho y se trata, según el autor, de la escenificación de lo prohibido
soportada en la delimitación de campo de visibilidad saturado por la fuerza del mensaje
literal y el morbo que despierta la contemplación del sujeto a través de la iconografía
fotográfica.

“La representación de la muerte, como fenómeno externo, acaba expulsando la


muerte misma del sujeto, la singularidad de su muerte (sus motivos para no ser). La
imagen fascina, fagocita el sentido” (Ídem, 114). Estos procedimientos del espectáculo
mediático hacen desaparecer la muerte como valor, lejos de construirla como sentido, el
discurso la escenifica como imagen, la visibiliza como icono, casi emblema y la destruye
como gesto humano para recomponerla como secuencia espectacular, dice Imbert
(2004).

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 123

La muerte se ha vuelto un espectáculo más de la cultura visual. Hay en esta


representación de la violencia una violencia de la representación a través de la
saturación producida por la imagen, a la obscenidad del ver excesivo.

¿Cuáles son las consecuencias sociales de una visibilización excesiva y natural de la


muerte en los espacios mediáticos? El potencial simbólico de los medios se sustenta en
el universo de referencias y en la atracción de la imagen dentro del sistema de
representaciones.

En las fotografías de la violencia y la muerte, se intenta destacar el detalle del hecho.


Se trata de la concentración de un detalle que sea capaz de apresar la mirada, de
manera que se refleje el suplemento inevitable de la noticia. “El punctum en esta
fotografía es ese gesto del brazo, esa mínima mueca de humanidad, ese guiño casi
imperceptible de resistencia, que el “arte” del fotógrafo no puede aislar” (Manero, 2008:
60). Imbert (2004) ubica el peligro de esta práctica en el umbral del realismo para caer
en un código extremo: hiperrealista, grotesco y formalmente excesivo.

En vista de que la muerte no deja de causar atracción, hay constantemente en los


medios un afán de invención por lo novedoso en el diseño de imágenes y encuadres de
la realidad y deja marca de las imágenes del poder en la representación de la violencia.
Cabría hablar de una fascinación morbosa por el consumo de violencia visual que luego
de procesos editoriales se convierte en una especie de estética de la sangre. “Esto
produce una tentación de muerte”

Se expresa en lo que el autor ha catalogado como la tentación de muerte: “Hablar de


muerte es hablar de un mal-estar en la vida social en el orden de la representación -la
muerte como algo posible, que está ahí sin que necesariamente ocurra- que se
manifiesta en forma de riesgo” (Imbert, 2004: 120).

El autor advierte que, desde el punto de vista del imaginario social, no se puede
desvincular la representación de la muerte del de la violencia, porque según ha
constatado, las imágenes violentas que invaden el escenario mediático contribuyen a
ritualizar la violencia hasta crear una verdadera imaginería: colección de imágenes

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 124

recurrentes (el enfrentamiento, la desaparición física, sus lugares consagrados. “Esta


presencia se puede convertir en tópica, podría representar un intento por domesticar la
muerte al considerar la muerte como el grado máximo de la violencia” (Imbert, 2004:
119).

La muerte no es sólo física, sino también simbólica. Al ser simbólica, tiene sus raíces
sociales y se inscribe dentro de una dialéctica de pulsiones contradictorias. “Es difícil
hablar de violencia sin remitir el objeto a una tensión entre orden y desorden porque
esta tensión es constitutiva de toda la vida social” (Ídem, 19).

Los medios, pues, coquetean con la muerte. El establecimiento de esta relación ha


impedido que no se tenga noción de lo que es realmente la muerte. Y coquetear con la
muerte como lo hacen los medios masivos de comunicación es mantener a raya el
miedo, se le da un rostro, se crea una relación familiar con el objeto de la angustia.

Resulta conveniente recordar a Fromm (1994) cuando afirma que los seres humanos
generalmente tienen una actitud de miedo ante la muerte: “No podemos soportar ni
siquiera una conciencia artificial de la muerte” (ídem, 67). Esta dinámica mediática que
ritualiza la muerte, la convierte en espectáculo y la incrusta en una narrativa de
entretenimiento que fomenta, sin duda, una representación de la violencia en el
adiestramiento del imaginario colectivo para [re] fundar y [re] fundir una concepción
inconcreta, como diría Imbert (2004), de la muerte: “De ahí su vuelta permanente como
objeto reprimido” (Ídem: 120), pues de tanto representar al objeto, se ha perdido
consciencia del hecho, que infunde respeto, que es sagrado, que se sustenta en una
ética del convivir.

Al expulsar el sentido de la muerte se evidencia una crisis simbólica que sufre la


sociedad actual y deja al descubierto la decadencia del modelo moderno de sociedad
en el que impera una consciencia casi primitiva, pues, de pronto, la posmodernidad se
ha convertido en un retorno a la pre modernidad, ésa del canibalismo, de la oscuridad,
de la ignorancia. La muerte ha perdido valor justamente porque se ha despojado de su
carácter sagrado: ya no infunde respeto como límite profundamente objetivo.

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 125

“La muerte entonces aparece en toda su crudeza, injustificada, desvinculada del


sentido social y trascendente. De ahí, en los medios de comunicación, la puesta en
relato de la muerte, su espectacularización incluso como manera de contrarrestar su
invencibilidad, de negar la irreversibilidad del fin” (Ímbert, 2004: 122).

Es mucho más preciso el autor cuando denuncia el placer mediático de infringir las
reglas, en olvidarse del superyó social, en franquear los límites, los límites mismos de la
representación, hasta toparse con el límite por antonomasia: la muerte.

Ímbert ha demostrado con sus estudios sobre representación de la violencia en los


medios españoles cómo la función mediática es la de visibilizar el mal por volverlo
aceptable (mediante la representación), consumible (como bien cultural) y con vistas a
expulsarlo (se expurga de carga simbólica) y evacuarlo como objeto de mala
conciencia. Entonces, el autor habla de escenarios de la violencia para designar las
imágenes mediáticas que sirven para exorcizar el mal a través del espectáculo.

El debate sobre la representación de la muerte y la violencia tiene necesariamente


que considerar la naturaleza violenta de la sociedad postmoderna y en ese punto se
debe recurrir entonces a lo planteado por Desbarato (1996) cuando habla de una
desplazamiento de las fronteras de lo visible y del grado de aceptabilidad social del
horror, lo que contribuye a socializar la violencia. Ver el horror formaría parte, de ahora
en adelante, del aprendizaje del mundo.

Hablamos de una iconización de la violencia. Esta visualización excesiva del mal


perturba totalmente la relación entre sujeto y objeto. La recurrencia del horror es hoy
omnipresente y lo envuelve en una pornografía del horror: un espectáculo literalmente
insoportable pero soportado por el sujeto, la pornografía es un ver excesivo, una
saturación del régimen de representación.

No hay lugar para la simbolización. “La muerte se ha vuelto imagen trivializada de un


acontecimiento cuyo simbolismo se ha diluido” (Desbarato, 1996: 152).

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 126

Al hablar de pornografía, hay que recurrir a la definición de Ziomek (1990), quien


explica que se trata de un polo negativo en los textos y se sirve de medios de expresión
característicos de un arte dado, pero sin valores artísticos.

Para entender la pornografía, se pone énfasis en los efectos de excitación provocado


en los receptores por escritos, impresos, retratos.

Ziomek (1990) considera que la pornografía es un caso particular de obscenidad.


Llama obscenidad a toda indecencia, no necesariamente vinculada con la esfera
erótica. “La obscenidad se asocia con toda clase de indecencia, y la pornografía con
una manifestación particular de erotismo bajo” (Ídem: 11).

Considera que la obscenidad es la violación de la prohibición de costumbres en el


lenguaje. “Lo obsceno es un concepto linguo-sistémico: existe en la medida en que
existe lo no obsceno. O sea: si algún denotado tiene (por lo menos) dos nombres, uno
de los cuales está dotado, desde el punto de vista de la función emotiva, de la cualidad
de la indecencia, entonces el otro es no sólo decente, sino particularmente decente”
(Ídem: 12).

15. La omofagia mediática y las pulsaciones secretas

Convertir la muerte en fascinación y en el epicentro de la cultura espectacular de la


sociedad postmoderna denota una propuesta de celebración de la trasgresión para
adentrarse en las gozosas maneras de ser comunicativos. Estas prácticas expresan
unas simbologías para privilegiar el primitivismo de complacerse con la muerte violenta.

En la reiteración del contenido sobre la muerte se produce, tal como se ha explicado,


un acostumbramiento perceptivo ante lo profano. La contemplación de lo íntimo, eso
que algunos autores han catalogado como vouyerismo mediático, constituye apenas un
eslabón en el proceso de adiestramiento del imaginario colectivo.

No se trata solamente de proporcionar un contenido que permita a la audiencia la


exploración más profunda de la intimidad del otro, pues en todo caso se está

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 127

proveyendo de material para satisfacer el deseo visual desenfrenado de la erotización


patológica de la mirada; sino que este acercamiento mediático voyeur, tal como lo ha
demostrado Imbert (2004: 128), revela pulsaciones secretas en las audiencias. “Si
planteamos la violencia en términos de fascinación, tendríamos que hablar de
fenómenos de expulsión primitivos”. Para el autor, esta realidad revela una pulsión
mórbida: una necesidad impulsiva de alimentarse con imágenes de violencia, una
estructura vouyerista que difícilmente se puede negar.

En esta investigación se considera que esa explicación resulta insuficiente para


explicar cabalmente el fenómeno. Se acepta el principio planteado por Imbert (2004) de
pulsaciones secretas de pulsión mórbida como motivadora de la conducta vouyer de la
audiencia. No obstante, se plantea como hipótesis que hay una motivación aún más
primitiva que no se queda únicamente en el deseo del ver e invadir la intimidad del otro,
sino que hay una necesidad ulterior, casi instintiva, de consumir este tipo de contenido.

Se propone catalogar esta práctica como omofagia mediática, término que permite
abordar y entender la desconstrucción radical de los valores de la vida que marcan la
distancia con la civilización y hacen una aproximación a lo animal, a lo caótico y que es
relacional entre audiencia-medio.

Es así como los medios y su paroxismo de la imagen exacerban y exaltan un


canibalismo visual que ha de procurar el devorar carne humana a través de la vista en
una relación simbólica. El espectador, de tanto invadir lo privado, de tenerlo tan a la
mano, ya no se conforma con fascinarse, sino que necesita consumir la muerte y la
violencia. Este tipo de representación le ha provocado una necesidad de saciar su
imaginario con la carne.

Omofagia es un término que procede de la voz griega omophageia, que significa


comer carne cruda. Históricamente, hace referencia al trance o éxtasis de la danza
dionisíaca que finalizaba con el descuartizamiento de un animal vivo cuyos restos se
comían. El rito de la omofagia incluía muy posiblemente una idea extendida en
numerosos cultos: la de hacer presente al dios, a través del animal, que era
despedazado y comido por sus devotos.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 128

Esta extrapolación es perfectamente adaptable a la lógica de la representación


mediática actual de la muerte y la violencia. Para explicar mejor esta propuesta, es
necesario recurrir a la Teoría del Escándalo de Onfray (2002), según la cual ante
algunos estatutos ontológicos sociales, se plantea un desafío a las prohibiciones de la
materia: canibalismo, omofagia, incesto y repudio a la sepultura. Se aborda, para fines
de esta investigación, solamente las dos primeras.

Para exponer su teoría, Onfray evoca al clásico filósofo griego Diógenes, quien tuvo
como principio de vida la denuncia de lo convencional y la oposición a su naturaleza.
Explica este autor que toda prohibición corresponde a la pura arbitrariedad social y que
no podría haber ninguna prohibición universal.

Cuando una sociedad asume (implícita o explícitamente) esta premisa, avanza en la


trasgresión de lo prohibido: tal como Diógenes invitaba a consumir carne cruda, los
medios de comunicación en su afán por sustentar el espectáculo de la muerte -a partir
de la representación del cuerpo como víctima de la violencia- incitan a la audiencia a la
práctica simbólica de consumir la carne desgarrada que se observa en las imágenes de
impacto, de detalle de la herida, del recorrido de la sangre, con tal de alimentar un
imaginario de la muerte. No se trata sólo de invadir la intimidad, se trata de comerse al
otro. A tal grado ha llegado el adiestramiento del imaginario social sobre la muerte que
ya el espectador necesita comer carne cruda.

El misticismo recobra una fuerza insospechada en la representación mediática de la


violencia: a la audiencia hay que hacerla devota de la muerte. ¿Cómo justificar esta
práctica? “Sencillamente, mostrando que todas son variaciones sobre el tema de la
materia y que sólo existe una única sustancia que se modifica de diversas maneras”
(Onfray, 2002: 125).

Comer es un modo de desplazar las formas, de estructurar de forma diferente la


materia, pero en ningún caso, dice el autor, implica atentar contra su orden. “El
canibalismo y la naturaleza es dinámica, los intercambios entre lo real y sus instancias
son perpetuos y sus modificaciones revelan una dialéctica de las vibraciones del orden,
semejante al caos que se da en lo más profundo de las partículas”. (Onfray, 2002: 126).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 129

La omofagia mediática manifiesta una reversión contra lo social, representa una


dimensión que está más allá de las fronteras de la civilización. Se está en presencia de
unas prácticas mediáticas que no se conforman con la trivialización de la muerte y la
violencia, sino que impulsan y desarrollan una ética de la prohibición, una moral sin
sanción como mecanismos de la transmutación de los valores sociales.

Haría falta desarrollar todo un tratado sobre la presencia de la omofagia en los


medios para identificar fielmente su naturaleza. Será una tarea que se asumirá en
trabajos posteriores a esta investigación. Por lo pronto, se puede afirmar que la
omofagia mediática implica un estallar de las estructuras culturales más convencionales
para proponer una perspectiva de liberación de las necesidades naturales a partir de la
muerte y de la violencia. Como diría Onfray (2002), se trata de la negación de ciertos
valores culturales y sería la imposición de una especie de contra cultura.

La lógica de estas prácticas se sustenta en una especie de omofagia para garantizar


la ingesta del semejante a través del ritual de muerte, exteriorizado en los medios de
comunicación y su representación de la violencia. Esta subversión mediática expresa
un abierto desprecio por lo que pasa después de la muerte y una indiferencia ante los
vínculos sociales que se establecen con ese estado material del hombre.

El peligro de la violencia convertida en resorte dramático es precisamente que está


integrada al relato habitual y por ende, lo habitual es la omofagia. “Hemos pasado hoy
en la representación de la violencia, de un estado limitado a una violencia ilimitada, a
una violencia sin reglas, un enemigo invisible: un estado natural de la violencia” (Imbert,
2004: 131).

El rol de los medios de comunicación en la actualidad es asumir la proliferación de


violencia para derrocharla en permanentes representaciones hasta iconizar por
completo el espacio simbólico, de forma que anula toda posibilidad de enfrentarse con
el objeto. “De tanto ver el objeto realizado (el sexo, la conjunción con él) uno se olvida
del deseo (o de la angustia), de lo que precede de la conjunción con él, de lo que
establece una relación con el objeto e imposibilita todo intercambio simbólico” (Imbert,
2004: 153).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 130

Se da un endeudamiento simbólico generado por la disyunción entre la muerte real y


la muerte simbólica. Ímbert (2003) circunscribe toda la preponderancia del discurso del
desorden a una emergencia de la intimidad, para introducir un nuevo régimen de
visibilidad, cambios en la relación del sujeto con la realidad (evaluación de la
construcción del sentido a través de las grandes representaciones colectivas).

Tres aspectos entonces hacen posible la instauración de la omofagia mediática: a) la


tendencia a imponer la muerte como entretenimiento y convertirla en modelo
comunicativo en el que se destaca una espectacularización de la intimidad, b) el reflejo
de un imaginario donde violencia y dispersión coexisten y c) el simulacro que
desemboca en una clausura comunicativa al margen de toda racionalidad.

Se recrudece así otro tipo de realidad (actualidad negra-vinculación al suceso) y se


transforma en espectáculo. Se está, pues, ante una crisis mediática con sus nuevos
contenidos y evidentemente es urgente indagar si efectivamente también desde la
dinámica y dimensión de la representación social hay proporcionalmente una crisis -o
peor aún- una desaparición de la sensibilidad colectiva.

Sin duda, los medios de comunicación contribuyen a introducir profundos cambios en


el modo de representar/comunicar la realidad. Portillo (2004: 29) afirma que los medios
se convierten en instrumentos uniformadores de significados. “Esta teoría del control
social hace ver que no todos somos iguales en la construcción de los significados que
cohesionan los acuerdos de una sociedad: unos, los menos, luchan por imponer su
representación social y otros, los más, en realidad sólo son libres de reproducir aquella
representación que logra imponerse por encima de otras”.

La omofagia es lo que comer es a [des] construir.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 131

Capítulo III.
Posicionamiento editorial de Mi
Diario en la región
“Los muertos habrían perecido en vano si los vivos se negasen a verlos”
Roberto Capa, periodista de guerra

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 132

MI DIARIO Y SU IMPACTO EN LA OFERTA EDITORIAL DEL ZULIA

1. Aspectos geográficos generales

Económica y socialmente, el estado Zulia es la segunda región más importante del


país, pues representa el epicentro de la actividad petrolera que impulsa y dinamiza la
economía nacional. Posee 63.100 km² y está localizado al oeste de Venezuela. Alberga
al Lago de Maracaibo, uno de sus principales atractivos naturales y turísticos, además
de proporcionar uno de los puertos venezolanos más importantes. La capital es
Maracaibo, segunda ciudad después de la capital.

Según el Instituto Nacional de Estadística, para 2008 tenía 3.754.183 habitantes,


distribuidos en los 22 municipios en las que está dividida territorialmente. Es uno de los
estados más poblados de la nación.

El Zulia diversifica su economía en el dinamismo agrícola y pecuario, industrias


petroquímicas, actividades pesqueras, comerciales y petroleras. Los municipios son los
siguientes: Maracaibo, San Francisco, Cabimas, Lagunillas, Mara, Almirante Padilla,
Baralt, Catatumbo, Colón, Francisco Javier Pulgar, Jesús Enrique Lossada, Jesús María
Semprúm, Machiques de Perijá, Miranda, Rosario de Perijá, Santa Rita, Simón Bolívar,
Páez, Sucre, Valmore Rodríguez y Urdaneta.

2. Situación mediática regional

La oferta editorial mediática en el estado es diversa. Prevalecen distintas televisoras


y una amplia red de estaciones de radio, algunas con capacidad de conexión en circuito
a escala nacional.

Sobre los medios impresos, existen predominantemente tres periódicos que


satisfacen la necesidad regional de información: Panorama, La Verdad y El Regional
del Zulia. Sin embargo, existen otros de menor impacto y circulación.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 133

Panorama, como se dijo, es uno de los medios tradicionales de más influencia en la


agenda mediática venezolana. El diario La Verdad, su más cercana competencia, tiene
11 años de fundación y posee una amplia lectoría sobre todo en la capital del estado. El
Regional del Zulia tiene un gran impacto en la audiencia de la Costa Oriental del Lago.

Ante este contexto, luego de tres años de circulación de Mi Diario, resultaba


importante en este estudio medir su posicionamiento en la oferta mediática regional.
Estos indicadores permitirían demostrar si los lectores zulianos estaban incluyendo en
su alternativa de consumo mediático este tipo de publicación.

Para tal fin, se hizo una encuesta en los 21 municipios del estado y se siguieron los
siguientes aspectos metodológicos: se fundamentó en un modelo probabilístico
polietápico, estratificado de cuotas aleatorias, atendiendo a las características del
universo. De selección múltiple y de fijación de cuotas por sexo, edad y situación social
(sectores medios altos, medios y de bajos ingresos).

Esta medición permitió, a su vez, lograr un primer acercamiento con los motivos de
consumo de Mi Diario y definir en principios un perfil general sobre los lectores. En este
capítulo se detallan los resultados más importantes.

3. Consideraciones generales sobre Mi Diario

El producto cultural impreso Mi Diario circuló por primera vez en el estado Zulia,
Venezuela, el 15 de enero de 2007. Morfológicamente, es de tamaño tabloide, mide 32
centímetros de largo por 28 de ancho y generalmente tiene 24 páginas, todas con
contenido a color, amplias fotografías y poco texto.

Previo al día de su inserción en el mercado editorial de la región, se promocionó a


través de vallas gigantescas dispuestas en varios puntos estratégicos de las principales

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 134

vías, también se reservaron páginas enteras de publicidad en otros medios y se


contrataron a pregoneros para entregar material impreso en las avenidas de mayor
circulación vial.

Imagen 1. Fotografía de una valla publicitaria de Mi Diario, ubicada en la Circunvalación 2, una de las
13
más importantes vías de comunicación terrestre de Maracaibo, capital del Zulia

Durante su campaña publicitaria, Mi Diario se autoproclamó como La voz del Zulia,


eslogan con el que prometía convertirse en un medio de comunicación identificado con
los problemas de la comunidad y difusor de sus más recurrentes problemas. El principal
atractivo de este medio era la promesa de un contenido claro, fresco, con poco texto y
amplias fotografías. La audiencia zuliana acudió al encuentro de un nuevo medio de
comunicación que evidentemente pretendía romper con los convencionalismos de los
medios impresos en el país.

La aparición de Mi Diario coincidió con la más profunda crisis de credibilidad y


equilibrio informativo de los medios de información venezolanos de toda su historia.
Diversos y heterogéneos sectores de la vida pública nacional han denunciado a los
medios tradicionales y han exigido una postura acorde con su naturaleza social:

13
Fotografía tomada del sitio web www.soloenvenezuela.com, consultada en junio de 2009.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 135

satisfacer la necesidad de información de la población de forma plural, con matices, sin


discriminación, sin tergiversación. Académicos14 de todas las tendencias ideológicas
han propugnado por la renovación de un periodismo al servicio de la ciudadanía, de la
civilidad, del debate inclusivo.

Esa solicitud ha cobrado vigor, sobre todo, en los siete años sucesivos a la crisis de
gobernabilidad que vivió Venezuela después del derrocamiento del presidente Hugo
Chávez en el golpe de Estado del año 2002. A partir de ese difícil episodio de la historia
nacional, los medios se desvirtuaron para adoptar posturas partidistas y convertirse
abiertamente en defensores de proyectos políticos. En ese contexto, en el que se
segmentaron en opositores y oficiales al Gobierno, han usado su poderosa maquinaria
para mostrar dos realidades diametralmente opuestas e irreconciliables, dos países
distintos, en cuyo centro se ubica una ciudadanía desprovista de insumos para
interpretar efectiva y cabalmente su realidad más inmediata. Sobre este tema, abunda
literatura15.

Villalobos (2005) expone que los medios aportan su cuota a la pérdida de ciudadanía
cuando no actúan de manera equilibrada y no se convierten en ventana plural y
democrática y cuando, en lugar de considerar al público como audiencia con derechos,
lo trata sólo como consumidores y virtuales clientes. Una ciudadanía atenta a lo público
requiere deliberación ante sus esferas de actuación en la consecución del bienestar.
Las orientaciones de esa meta social debieran soportarse, en lo que el mismo autor
refiere, en una ecología comunicativa, que consiste en la actuación mediática y
periodística basada en una conducta ética, a prueba de toda circunstancia perversa
como el ocultamiento de información o pronósticos infundados, lo contrario a verificar la
información, no dar crédito al rumor, usar las fuentes con precisión y actuar con
honestidad.

14
Revísese los trabajos de Antillano (2002) y Parra (2009), dos autores que relatan en sus trabajos la pérdida del
referente moral y político de los medios de comunicación venezolanos.
15
Se sugiere la revisión de la investigación de Fernández (2003), docente e investigadora de la Universidad del
Zulia, quien explora la competencia comunicativa escrita de los periodistas de política y demuestra, a partir del
análisis semántico, sintáctico y pragmático, que los comunicadores sociales favorecen abiertamente corrientes
ideológicas y posicionan discursos con estrategias lingüísticas precisas.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 136

Estas demandas a los medios coincidieron con la aparición de Mi Diario. El


periodismo, que busca informar sobre todas los espacios de actuación social (política,
económica, comunidad, salud pública) se redefine en este tabloide para segmentar su
contenido en seis secciones específicas: crónicas policiales y de sucesos, relatos sobre
miseria de barrios empobrecidos, entretenimiento y espectáculos, sexo-exhibicionismo,
esoterismo, juegos de azar y deportes. Esta oferta editorial se difunde diariamente con
un tiraje promedio de 123.900 ejemplares:16 una cifra de distribución envidiable para
cualquier empresa mediática.

Mi Diario cumple así casi tres años de circulación ininterrumpida y forma parte de la
oferta editorial zuliana. Puede comprarse en los quioscos, las librerías, en las avenidas
principales, en las colas de las autopistas, a los pregoneros ubicados en las calles.
Éstos últimos son los vendedores más asiduos. De hecho, esta empresa les ofrece
premios y reconocimientos públicos a quienes se destaquen en las ventas.

4. Justificación latinoamericana: por el periodismo sangriento

Antes de su circulación, su estrategia promocional (hecha por uno de los más


antiguos y posicionados periódicos del país, el diario Panorama17) consistió en prometer
que sería el más barato de Venezuela y con temas de interés para la población. “Mi
Diario es pa velo”, expresaba uno de sus eslóganes.

No se trata de un producto editorial nuevo. De hecho, forma parte de una experiencia


comercial similar en otros países de América Latina bajo la figura de franquicia
mediática. Circula en México y Panamá.

16
Según la pre-venta hecha por el equipo de marketing del diario Panorama a finales de 2009, las circulación de Mi
Diario, que es la misma en número al de este tradicional periódico zuliano, sólo en los principales municipios del
estado se distribuían 123.900 ejemplares, segmentados de la siguiente manera: Maracaibo 97.700, San Francisco
6.300, Mara 2.900, La Cañada de Urdaneta 1.900, Páez 4.000, Rosario y Machiques de Perijá 6.500, Almirante
Padilla 1.200, Jesús Enrique Lossada 3.400. En los municipios de la Costa Oriental del Lago circulan 25.500
ejemplares y en otros estados 20.600. Estas cifras promedio son de los días domingo.
17
El diario Panorama es uno de los periódicos de mayor tradición y estirpe de la región zuliana y de Venezuela, con
95 años de fundación. Más que una empresa mediática, se ha convertido en un consorcio casi monopólico
comunicacional y económico, con gran peso en la agenda mediática nacional. Según los últimos sondeos hechos por
empresas encuestadoras, es uno de los diarios de mayor lectoría en Venezuela. En la sede de este periódico
funcionan las oficinas de Mi Diario y en sus talleres se imprimen sus ejemplares. Panorama es el brazo ejecutor de
Mi Diario.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 137

En ambos países, Mi Diario tiene una identidad gráfica similar a la edición del
impreso que circula en el Zulia. A continuación, se muestran los logos de los tres
medios:

Cuadro 2. Comparación de imagen corporativa de Mi Diario en las distintas franquicias en América Latina
18
(México, Panamá y Venezuela)0

Nótese cómo los tres logotipos del cuadro 1 reflejan la similitud en el concepto y la
imagen corporativa de esta franquicia mediática. Desde el punto de vista del diseño,
ambos poseen fondo ovalado, casi la misma tipografía y el mismo eslogan, sólo que
con sus variaciones geográficas. Hay un leve cambio en los tonos de los colores, pero
básicamente es el mismo esquema gráfico.

Mi Diario forma parte, como ya se ha dicho, de una empresa editorial conocida como
Fábrica de Diarios y que ha posicionado distintos productos mediáticos en el mercado
latinoamericano. Según se constata en su sitio web19, tienen oficinas en tres países de

18
Fuentes: www.fabricadediarios.com, www.midiario.com, consultados el 10 de mayo de 2009.
19
www.fabricadediarios.com, consultado el 14 de mayo de 2009.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 138

América Latina: México, Panamá y Venezuela, corresponsales en 37 ciudades y más


de 15 años de experiencia editorial. Entre los productos se cuentan revistas y
periódicos tabloides con información sobre farándula, deportes, espectáculos, sucesos
y denuncias locales.

La página en Internet ofrece detalles sobre la justificación de este tipo de


publicaciones en el mercado mediático latinoamericano: “Los lectores ya no quieren
más páginas aburridas llenas de políticos y declaraciones. Por eso, los llevamos a una
nueva forma de hacer periodismo”.

Específicamente en el caso de Mi Diario, es un tabloide de corte sensacionalista que


se dedica a la publicación de sucesos y violencia. Es la temática que se maneja
principalmente en la edición del medio en Guanajuato, México y del Zulia, en
Venezuela.

Sobre el caso de Mi Diario, sus creadores admiten en su portal web que es un medio
dedicado a la explotación de lo que ellos mismos han catalogado como periodismo
sangriento. Además, ofrecen un perfil del lector al que va dirigido: “Mi Diario es un
atractivo tabloide que ha revolucionado el concepto de periodismo popular. Dirigido al
amplísimo segmento de la población que no acostumbra a leer, noquea a sus lectores
con sus impactantes diseños gráficos y sus sorprendentes historias. Quien dijo que el
periodismo popular no es sangriento, no ha conocido a Mi Diario20.

En el estado mexicano de Guanajuato, rompió todos los récords de venta para un


rotativo de recién creación. Sus fundadores resaltan, además, que es de fácil lectura y
uno de los más económicos del mercado. Nueve personas se encargan de la
producción del producto editorial de Mi Diario en Guanajuato. Se trata de Dante Parma,
Guillermo Navarro, Luis Salazar, Omar Belman, Adriana Núñez, Gabriel Gutiérrez,
Felipe Muñoz, Irma Matta y Víctor Ramírez21.

20
Las negritas son del autor.
21
En la página web www.fabricadediarios.com, puede leerse un breve perfil de cada uno de los periodistas.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 139

En México, comenzó a circular en abril de 2003 y forma parte de un consorcio


editorial, que no sólo edita a Mi Diario, sino que también se encarga de la elaboración,
diseño y reproducción de otros medios con el mismo estilo. Entre algunos se mencionan
Fronteras, para los inmigrantes mexicanos, Puro gol, un tabloide dedicado a la reseña
de noticias deportivas, Express, un semanario de distintas fuentes, crónica policial,
farándula, deportes, entre otros. Destacan el poco esfuerzo que debe hacer el lector
para adentrarse en su contenido y los costos bajos tanto en la producción, como en la
adquisición.

5. Oferta editorial de Mi Diario en el Zulia

La fórmula editorial presentada en este medio se soporta de un contenido


abiertamente sensacionalista en la reseña de sucesos. En el diseño, destaca la
organización sencilla del contenido discursivo y fotográfico: amplias imágenes,
totalmente a color, poco texto y frases cortas, ajustadas a un lenguaje coloquial, propio
de la comunidad de hablantes del Zulia.

Otro de los puntos de atención en el resto del medio impreso se centra en su famosa
sección Bomboncitos, dispuesta en el centrounido del tabloide para exhibir a mujeres
semidesnudas. En este caso, resulta interesante destacar la promoción de una oferta
sexual abierta, que en muchos casos también se ha destinado para el público femenino.
Diversifica, a su vez, el contenido con horóscopos, consejos de hechicería, datos sobre
carreras hípicas, juegos de azar, noticias, chismes de farándula y entretenimiento.

La organización del contenido tiene una marcada ascendencia de temporalidad, a la


que se le ajusta una temática discursiva-editorial según el día de la semana. Los días
lunes se le da mayor visibilidad a la reseña de eventos deportivos locales, nacional e
internacionales; los martes, a resaltar problemas de miseria y decadencia en la
infraestructura o las condiciones deprimentes de vida de los habitantes de las zonas
más empobrecidas de la región; miércoles, jueves, viernes y domingo hay mayor
visibilidad en las páginas para los sucesos; y los días sábados las primeras planas se
destinan para narrativas de espectáculos locales, en las que generalmente hay

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 140

fotografías de mujeres semidesnudas o noticias sobre eventos musicales. Resulta


particular el hecho de que con cierta periodicidad se le da amplio espacio a la cobertura
de acontecimientos relacionados con el sexo y el género y se destacan concursos de
belleza gay, desfiles y fiestas de pasarela de personas transexuales, estilos de vida,
vestimenta y oficio.

En el caso de las reseñas de sucesos, Mi Diario no tiene recato a la hora de ofrecer


detalles sobre el hecho noticioso: exhibe fotografías con planos detalle sobre los
cadáveres con impactos de bala, abundan imágenes de vísceras esparcidas en el
pavimento, destacan gráficas de delincuentes capturados con camisas que les cubre la
cara, fotos de niños y ancianos hipertrofiados que viven en la miseria.

El contenido de Mi Diario no es inédito. Tiene toda una tradición en el diario


Panorama. A esa tradición se le conoce como la Escuela Camacho. En los ejemplares
de la página de sucesos de Panorama de los años 60 a los 80, se encuentra que un
periodista de nombre Heberto Camacho hacía de las noticias de sucesos un auténtico
folletón. Narraba ficcionalmente hasta las circunstancias inmediatas de un crimen (se
lucía con los crímenes pasionales) y ponía diálogos en boca de los protagonistas del
hecho, como si él hubiese estado, semejante a una cámara oculta, en la misma
habitación. Algunos periodistas informaron en su momento que Camacho tenía un
compañero fotógrafo quien, si no había suficiente sangre para que las fotos fuesen
impactantes, siempre tenía a mano una botella de salsa de tomate que añadieran
colorido al drama.

En el caso de delincuentes, Camacho les ponía sobrenombres que luego servían


para identificar al infractor y a partir de la publicación de los hechos ya no se le
nombraba por su nombre de pila sino por el alias impuesto por Camacho. La Dirección
del periódico lo consideraba su reportero estrella porque sus crónicas ficcionadas
vendían el periódico. Se dice que la costumbre de leer el periódico de atrás hacia
adelante entre la gente de Maracaibo se deriva del interés morboso que tiene la
mayoría de alimentarse de sangre en vez de hacerlo de entremeses políticos.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 141

6. Posicionamiento editorial: Mi Diario, segundo medio impreso más leído

Qué Pasa; 0,1%

Hoy; 0,2%

El Nacional ; 0,5%

El Universal; 0,6%
Pico Bolívar; 0,7%

Últimas Noticias; 0,7%

Meridiano; 1,1%

NS/NR; 7,3%

El Regional; 12,8%

La Verdad; 12,4%

Mi Diario; 17,2%
Panorama; 46,5%

0,0% 5,0% 10,0% 15,0% 20,0% 25,0% 30,0% 35,0% 40,0% 45,0% 50,0%

Gráfico 1. Periódicos más leídos en el estado Zulia (medición agosto 2009).

El gráfico 1 revela uno de los principales hallazgos de la investigación: en la medición


hecha en agosto de 2009, se constató que Mi Diario tiene un gran impacto en la
audiencia zuliana y que representa, con apenas tres años de circulación, una fuerte
competencia económica para periódicos de más influencia y consolidación editorial.
Con 17,2% de preferencia, este medio se ha convertido en el segundo medio impreso
más leído en la región más importante de Venezuela, desde el punto de vista
económico y social.

El diario Panorama conserva, sin duda, el primer lugar de preferencia en la audiencia


zuliana con 46,5%. La cifra demuestra que tiene una lectoría consolidada. Si se toma
en cuenta que Panorama es el brazo ejecutor de Mi Diario, se nota entonces que
ambos medios satisfacen la necesidad de información en esta región.

Mi Diario supera, incluso, a La Verdad y al Regional del Zulia, ambos periódicos con
más de diez años de circulación en los 22 municipios y con un formato más

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 142

conservador y tradicional en la presentación de las noticias. El índice de ventaja es por


más de tres puntos porcentuales.

Los periódicos de circulación nacional como El Universal, El Nacional y Últimas


Noticias no alcanzan más de 0,7% de lectoría en el Zulia. Otros semanarios regionales
tienen apenas 0,2% de preferencia.

Si bien es cierto que como franquicia del diario Panorama tiene detrás una gran
trayectoria editorial, no puede obviarse el hecho de que los dos medios tienen
presentaciones (editoriales y discursivas) diferentes.

Mi Diario forma parte, pues, de una alternativa de lectura para los zulianos, a pesar
de la estructura de su contenido. La cifra de segundo periódico más leído representa
que la audiencia ha estrechado una fuerte vinculación con este medio.

Si se detallan estos resultados por municipio, puede tenerse una noción aún más
clara de la influencia mediática de Mi Diario en la sociedad zuliana. En la capital, donde
reside el contingente más amplio de población, Mi Diario ocupa el tercer lugar de
preferencia entre los lectores.

Revísese la siguiente tabla:

Maracaibo
Alternativas
Frecuencia % válido
Panorama 198 52,1%
La Verdad 88 23,2%
Mi Diario 60 15,8%
NS/NR 11 2,9%
Meridiano 10 2,6%
El Nacional 4 1,1%
El Universal 4 1,1%
El Regional 3 0,8%
Últimas
Noticias 2 0,5%
Hoy -- 0,0%
Qué Pasa -- 0,0%
Pico Bolívar -- 0,0%
Total 380 100%

Tabla 1. Nivel de lectoría de Mi Diario en el municipio Maracaibo.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 143

En el segundo municipio más importante del Zulia, San Francisco, las cifras son
similares a las de Maracaibo: Mi Diario ocupa el tercer lugar en lectoría, con 17%,
superado apenas por cinco puntos porcentuales por el periódico La Verdad.

San Francisco
Alternativas
Frecuencia % válido
Panorama 101 50,5%
La Verdad 46 23,0%
Mi Diario 34 17,0%
NS/NR 11 5,5%
Meridiano 1 0,5%
El Nacional 3 1,5%
El Universal -- 0,0%
El Regional 1 0,5%
Ultimas
Noticias 2 1,0%
Hoy 1 0,5%
Qué Pasa -- 0,0%
Pico Bolívar -- 0,0%
Total 200 100%

Tabla 2. Nivel de lectoría de Mi Diario en el municipio San Francisco.

Esta tendencia se repite de manera similar en casi todos los municipios del Zulia. No
obstante, el impacto mediático de Mi Diario ha sido tan alto, que en algunos es el
periódico más leído. Obsérvese la siguiente tabla:

Padilla Machiques Baralt


Alternativas
Frec. % válido Frec. % válido Frec. % válido
Panorama 15 25,0% 51 51,0% 38 45,2%
La Verdad 12 20,0% 7 7,0% 3 3,6%
Mi Diario 27 45,0% 29 29,0% 3 3,6%
NS/NR 6 10,0% 12 12,0% 3 3,6%
Meridiano 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0%
El Nacional 0 0,0% 0 1,0% 0 0,0%
El Universal 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0%
El Regional 0 0,0% 0 0,0% 37 44,0%
Últimas Noticias 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0%
Hoy 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0%
Qué Pasa 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0%
Pico Bolívar 0 0,0% 0 0,% 0 0,0%
Total 60 100% 100 100% 84 100%

Tabla 3. Nivel de lectoría en los municipios Padilla, Machiques de Perijá y Baralt.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 144

En la tabla 3, se detecta que en el caso de Padilla, Mi Diario es el medio impreso


más leído, pues condensa 45% de lectoría en ese municipio. Lo mismo ocurre en el
municipio Jesús Enrique Lossada: 42,9% de los lectores prefiere comprar Mi Diario.

En Machiques de Perijá la relación es similar, sólo que ocupa el segundo lugar con
29%, superado solamente por Panorama. Se repite la tendencia también en Rosario de
Perijá, con 21,2%.

Rosario de Perijá Jesús E. Lossada Valmore Rodríguez


Alternativas
Frec. % válido Frec. % válido Frec. % válido
Panorama 50 58,8% 30 35,7% 28 35,0%
La Verdad 10 11,8% 13 15,5% 3 3,8%
Mi Diario 18 21,2% 36 42,9% 3 3,8%
NS/NR 6 7,1% 1 1,2% 2 2,5%
Meridiano 0 0,0% 1 1,2% 0 0,0%
El Nacional 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0%
El Universal 1 1,2% 0 0,0% 0 0,0%
El Regional 0 0,0% 1 1,2% 44 55,0%
Últimas Noticias 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0%
Hoy 0 0,0% 2 2,4% 0 0,0%
Qué Pasa 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0%
Pico Bolívar 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0%
Total 85 100% 84 100% 80 100%

Tabla 4. Nivel de lectoría de Mi Diario en los municipios Rosario de Perijá, Jesús Enrique Lossada y
Valmore Rodríguez.

El comportamiento de los lectores en otros municipios es similar. En Mirada, Mi


Diario ocupa 43,5% de lectoría, en Páez, el segundo con 22,9%, al igual que en La
Cañada de Urdaneta con 28,6%. En Santa Rita, tiene tercer lugar con 18,6%.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 145

Miranda Santa Rita Páez La Cañada


Alternativas
% % %
Frec. % válido Frec. válido Frec. válido Frec. válido
Panorama 28 32,9% 25 35,7% 44 62,9% 37 52,9%
La Verdad 4 4,7% 3 4,3% 8 11,4% 10 14,3%
Mi Diario 37 43,5% 13 18,6% 16 22,9% 20 28,6%
NS/NR 7 8,2% 1 1,4% 2 2,9% 0 0,0%
Meridiano 0 0,0% 2 2,9% 0 0,0% 1 1,4%
El Nacional 0 0,0% 1 1,4% 0 0,0% 0 0,0%
El Universal 0 0,0% 1 1,4% 0 0,0% 0 0,0%
El Regional 7 8,2% 23 32,9% 0 0,0% 1 1,4%
Últimas Noticias 2 2,4% 0 0,0% 0 0,0% 1 1,4%
Hoy 0 0,0% 1 1,4% 0 0,0% 0 0,0%
Qué Pasa 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0%
Pico Bolívar 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0%
Total 85 100% 70 100% 70 100% 70 100%

Tabla 5. Nivel de lectoría de Mi Diario en los municipios Miranda, Santa Rita, Páez y La Cañada.

Otro de los aspectos que permitió corroborarse con la medición fue constatar que
efectivamente Mi Diario circula, con variaciones de lectoría, en los 22 municipios del
estado Zulia.

El hecho de que los destinatarios posicionen a Mi Diario como el segundo medio


impreso más leído revela una estrecha vinculación entre el medio y los receptores,
quienes se han sentido atraídos por su contenido y encuentran en sus páginas una
opción ante las distintas alternativas mediáticas existentes en el Zulia.

7. Todos los días se lee Mi Diario

El posicionamiento editorial de Mi Diario como segundo medio más leído en la región


constituye un impacto mediático que pudiera estar alterando y fomentando nuevos
hábitos de consumo de medios en la región. Se trata de unos patrones guiados por el
ofrecimiento de un contenido novedoso tanto en presentación gráfica como en una
supuesta información periodística.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 146

Otra de las formas de determinar el alcance y penetración de este producto cultural


impreso en el mercado de medios del Zulia está relacionada con el análisis de la
periodicidad de lectura entre los receptores, porque mide el grado de exposición
temporal que se tiene con el periódico.

Examínese los siguientes resultados:

45,00%
Nunca ;
40,00% 44,60%

35,00%
Todos los
30,00%
días ; 34,00%
25,00%

20,00%
Cada tres
15,00% Los fines
días; Cada dos
de semana;
8,80% días;
10,00% 6,60%
5,80%
5,00% NS/NR; 0,30%

0,00%

Gráfico 2. Frecuencia de lectura de Mi Diario en el Zulia.

Las cifras, en una primera revisión, muestran que la mayor parte de la población
zuliana (44,60%) nunca leen el periódico. Sin embargo, otro 34% afirma que lo lee
todos los días. Como se muestra en los resultados, existe una alta exposición de los
lectores con este tipo de contenido, se evidencia el establecimiento de una conducta de
adquisición religiosa, un hábito de consumo regular: no se trata de que Mi Diario sea
uno de los principales medios en la región, sino también que un alto porcentaje de la
población lo lee todos los días.

Al contrastar ambas cifras, 44,60% de quienes nunca leen el periódico y 34% de los
que leen todos los días, se nota que es superior el número de lectores que rehúyen del
contenido sensacionalista de Mi Diario. No obstante, un análisis más pormenorizado
muestra otro tipo de tendencia en la lectoría. Obsérvese el siguiente cuadro:

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 147

Total
Alternativas
Frecuencia % válido
Todos los días 772 34,0%
Nunca 1014 44,6%
Los fines de semana 149 6,6%
Cada dos días 131 5,8%
Cada tres días 201 8,8%
NS/NR 6 0,3%
Total 2273 100%

Tabla 6. Resultados detallados de la frecuencia de lectura de Mi Diario en el Zulia.

Existen otras escalas en la frecuencia de lectura que varían: los fines de semana,
cada dos días y cada tres días. Al sumar los resultados de cada una con la opción
todos los días la frecuencia de lectura de Mi Diario alcanza 55,2%, superior por diez
puntos porcentuales con la opción de quienes nunca leen el periódico.

Puede afirmarse entonces que más de la mitad de la población de este estado tiene
una relación de lectura predominantemente estrecha con Mi Diario o en algún día de la
semana el medio se convierte en una alternativa de lectura. Evidentemente, el grupo
más amplio lo constituyen aquellas personas que compran diariamente este producto
editorial, mientras que un grupo más pequeño tiene una frecuencia de exposición que
varía. Dentro de este contingente, el grupo de lectura de los fines de semana es el más
amplio (6,6%), periodo en el que tradicionalmente los medios captan un mayor número
de lectores. Como se dijo en el capítulo anterior, los fines de semana Mi Diario alcanza
un tiraje de 123.000 ejemplares aproximadamente. Un grupo más pequeño 8,8% lo lee
cada tres días y 5,8% cada dos días.

Estos resultados demuestran que hay una audiencia comprometida fielmente con Mi
Diario, con una alta frecuencia de lectura: más de la mitad de la población ha tenido una
experiencia de consumo con este material.

En este punto de la investigación, se destaca que el público zuliano ha desarrollado


en los últimos tres años una preferencia arraigada por los contenidos de corte
sensacionalista de Mi Diario.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 148

Este contenido lúdico ha adquirido lectores fieles que se convierten en el primer


indicio de garantía de éxito para este medio, a propósito de lo que se explicaba sobre la
Escuela Camacho.

Una vez se ha constatado la consolidación de un producto cultural impreso


abiertamente comprometido con el sensacionalismo de las noticias y con la
superficialidad de la información en esta región del país, la indagación debe dirigirse
hacia un reto aún más difícil de examinar: se hace alusión a la exploración de un perfil
minucioso sobre los lectores de Mi Diario que permita una aproximación a los motivos
de consumo de este tipo de publicación y la inclinación hacia determinados contenidos.

Si los lectores han posicionado al medio como uno de los más consolidados y leídos
y además han creado vínculos de lecturas tan fuertes y amplias, la interrogante a
responder se centra en entender qué tipo específico de contenido leen del periódico.
Esta tarea permitió esbozar un primer acercamiento con el tipo de representaciones
sociales que tienen los lectores del Zulia y el ofrecimiento de pistas en la información
sobre los imaginarios también sociales, que se detallan a continuación.

8. Hacia un perfil del lector de Mi Diario

Es preciso determinar cuáles son las características más predominantes de los


lectores, porque este paso representa una posibilidad de indagación más profunda
hacia el objetivo central de esta investigación: el análisis de la estructuración de las
mediaciones sociales sobre violencia y muerte en los lectores de Mi Diario.

En la medición se constató que los lectores de Mi Diario son jóvenes. Tal como se
observa en la siguiente tabla, el mayor porcentaje de lectores tiene edades
comprendidas entre 25 y 34 años.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 149

Edades de 17-24 años 25-34 años 35-44 años 45-54 años Más de 55
los lectores años

% válido 15,72% 34,53% 26,28% 16,23% 6,44%

Tabla 7. Edades de los lectores de Mi Diario en el estado Zulia.

La población joven del Zulia constituye el grupo de lectores en mayor porcentaje del
periódico. Los más jóvenes, cuyas edades oscilan entre 17 y 24 años, forman parte del
grupo más numeroso con 15,72%. Si esta cifra se suma al 34,53% de lectores con
edades entre 25 y 34 años, se obtiene como resultado que personas entre 17 y 34 años
forman parte de un mayoritario 50,25%. Más de la mitad de los lectores de Mi Diario son
jóvenes.

En menor proporción se ubican los lectores con edades entre 35 y 44 años (26,28%),
entre 45 y 54 años con 16,23% y con más de 55 años se agrupa 6,44%.

Estos indicadores señalan otro punto de fortaleza mediática de Mi Diario, pues en la


actualidad, por poseer Venezuela una población joven, las empresas mediáticas se han
concentrado en dirigir sus mensajes y estrategias de marketing precisamente a este
segmento de la población.

Sexo de los lectores Masculino Femenino

% válido 57,73% 42,26%

Tabla 8. Sexo de los lectores de Mi Diario en el estado Zulia.

Cuando se estudia la variable de sexo en los lectores, destaca un predominio de


lectores del sexo masculino (57,73%), seguido del público femenino (42,26%).
Probablemente esta tendencia explica el porqué Mi Diario presenta una oferta editorial
marcada principalmente por contenidos dirigidos al público masculino: la sección de
deportes es una de la que mayor espacio tiene, así como la dedicada a Los
Bomboncitos, espacio destinado para la exhibición de mujeres semidesnudas en el
centro unido del periódico.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 150

9. La ocupación u oficio de los lectores de Mi Diario

Mi Diario tiene aceptación en distintos grupos de lectores en el Zulia, según la


profesión u ocupación. La audiencia es heterogénea y no se concentra en un grupo
particular. Resulta interesante evaluar cómo distintos grupos con profesiones y
ocupaciones diferentes conversan entre sí la preferencia por la lectura del periódico.

A continuación, se presenta la siguiente tabla en la que se detallan los porcentajes


por ocupación:

Profesión u oficio % válido


Estudiante 9,79%
Obrero 16,49%
Profesional universitario 3,86%
Ama de casa 10,30%
Comerciante 17,01%
Vendedor 7,98%
Desempleado 3,86%
Educador 1,54%
Empresario 1,54%
Por su cuenta 18,29%
Micro empresario 2,06%
Pescador --
Funcionario público 1,54%
Técnico universitario 1,03%
Jubilado 1,54%
NS/NR 3,09%

Tabla 9. Ocupación u oficio de los lectores de Mi Diario.

Los lectores más asiduos de Mi Diario en la región son las personas que trabajan por
su cuenta, esto es, que no tienen un empleo formal sino que se dedican a alguna
actividad económica independiente. Agrupa a taxistas, comerciantes informales y
cualquier actividad afín.

El otro grupo más numeroso de lectores lo constituyen los comerciantes (17,01%).


En estas dos categorías se agrupan personas que se dedican a negocios como
actividad económica. Tradicionalmente, se han asociado los periódicos sensacionalistas
con personas de bajos recursos, con poco poder adquisitivo y mínimo nivel de
instrucción educativa. Sin embargo, se nota en estos resultados que en el caso de Mi

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 151

Diario, al menos, el grupo más numeroso lo constituyen personas de actividades


laborales independientes y comerciantes.

El otro grupo más numeroso está constitutito por obreros (16,49%) y amas de casa
(10,30%). Por lo general, este tipo de público es el más fácil de captar en la promoción
de material editorial al estilo de Mi Diario. Forman parte del segundo contingente más
numeroso de lectores de este periódico.

Los estudiantes en diferentes niveles del sistema educativo casi están a la par de las
amas de casa en preferencia de lectura (9,79%). Otros grupos minoritarios de lectura
son los vendedores (7,98%), desempleados (3,86%), educadores y funcionarios
públicos (1,54% respectivamente).

Se nota que el grupo de profesionales universitarios también se identifica como


lectores de Mi Diario (3,86%). En síntesis, se está en presencia de un medio de
comunicación que tiene penetración y preferencia, en mayor y menor proporción, a
todos los públicos con distintas ocupaciones y profesiones. No puede afirmarse que el
periódico esté dirigido a un tipo de público específico, pues como se demostró los
lectores pertenecen a diferentes grados educativos y ocupaciones. Los lectores de Mi
Diario son variopintos, diversos, con distintos grados instruccionales y educativos. Este
hallazgo derrumba el mito de que la audiencia de la crónica roja está dirigida
únicamente a amas de casa y gente con un bajo nivel educativo.

10. El nivel socioeconómico de los lectores

Los lectores de Mi Diario pertenecen a todos los estratos socioeconómicos.


Nuevamente se demuestra que es falsa la afirmación que el periódico tiene una
audiencia de bajo poder adquisitivo. De hecho, como se muestra en la siguiente tabla,
las personas que dicen ganar menos de un salario mínimo22 constituyen el segundo
grupo de lectores de esta publicación.

22
Según el Ministerio del Trabajo de Venezuela, el salario mínimo está en Bs. 1.060, el equivalente a 250 dólares
aproximadamente.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 152

Ingreso Menos de Entre Bs. Entre Bs. Entre Bs. Más de


familiar Bs. 800 800 y Bs. 1.500 y Bs. 2.000 y Bs. Bs. NS/NR
1.500 2.000 2.500 2.500
%
válido 21,90% 46,64% 14,94% 5,92% 3,60% 6,95%

Tabla 10. Ingreso familiar de los lectores de Mi Diario

El grupo más numeroso de lectores está constituido por personas que tienen un
ingreso igual o doblemente superior a un salio mínimo, es decir, entre Bs. 800 y Bs.
1.500. El tercer grupo más numeroso plantea que tiene un ingreso mensual familiar
entre Bs. 1.500 y Bs. 2.000 (14,94%). En porcentajes menores, se ubican quienes
tienen un ingreso superior a Bs. 2.000 y alcanza 9,52%.

Estos resultados pueden ofrecer al menos una noción de que los lectores de Mi
Diario se ubican en el grupo que tiene un salario superior al sueldo mínimo.

11. ¿Cuál sección prefiere de Mi Diario? El Zulia optó por la sangre

Una vez definido un perfil genérico sobre el lector promedio de Mi Diario, el análisis
se concentra ahora en la evaluación sobre la preferencia de los sucesos en los lectores
y determinar si es una de las secciones más posicionadas del periódico dentro de la
audiencia.

Es preciso el establecimiento de una vinculación entre el análisis cualitativo y


cuantitativo del periódico hecho en el apartado anterior y la preferencia efectiva en los
receptores sobre noticias relacionadas con violencia y muerte. Como se vio, Mi Diario
adelanta un enorme esfuerzo editorial, evidenciado en el tratamiento y ubicación del
contenido, por la proyección de la violencia social como principal temática.

La indagación se centra, entonces, en establecer si la sección sobre crónica policial y


reseñas de asesinatos es la principal opción de lectura para los zulianos lectores de
este periódico.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 153

Cuando se le preguntó a la audiencia cuál sección de Mi Diario prefería leer, 45,40%


respondió que no leía ninguna. En apariencia y tal como ocurrió con la tendencia en
anteriores variables, da la impresión de que es superior el número de personas que no
tienen ningún contrato de lectura con el medio. Sin embargo, al sumar el resto de
secciones, la cifra asciende a 54,6% de personas que dicen preferir alguna sección del
periódico. Sobre este particular, se debe agregar que puede existir un importante
segmento de la audiencia que no lee el periódico en su forma lingüística, pero sí hace
una lectura visual del periódico y eso representa, también, un contrato comunicativo.

Revísese los siguientes resultados:

50,00%

45,00%
Ninguna
45,40% 40,00%

35,00%

30,00%
Sucesos
28,90% 25,00%

20,00%
Deportes
15,00%
9,40% Comunidad
7,60% Los Bomboncitos 10,00%
4,90% Todas
NS/NR
3,20% 0,60% 5,00%

0,00%

Gráfico 3. Secciones más leídas de Mi Diario

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 154

Total
Alternativas
Frecuencia % válido
Sucesos 658 28,9%
Ninguna 1032 45,4%
Deportes 213 9,4%
Comunidad 173 7,6%
Los Bomboncitos 111 4,9%
NS/NR 73 3,2%
Todas 13 0,6%
Total 2273 100%

Tabla 11. Secciones más leídas de Mi Diario

Al detallar las cifras, prevalece una preferencia marcada por la sección de sucesos
(28,9%). De hecho, nótese cómo supera incluso al resto de las secciones del periódico.
La que más se aproxima, por debajo de diez puntos porcentuales, es la sección de
deportes con 9,4%.

En menor cantidad se ubican Comunidad con 7,6%, Los Bomboncitos con 4,9% y
quienes dijeron leer todas las secciones alcanzaron 0,6%.

Los resultados muestran que el contrato de lectura de la audiencia de Mi Diario está


motivada principalmente por la búsqueda y lectura de de la sección de sucesos del
periódico. Este indicio ofrece otro dato sobre el perfil de los lectores: hay una
preferencia por las informaciones relacionadas con la violencia.

Los resultados sociológicos sobre el impacto de la violencia en la sociedad


venezolana tienen que relacionarse, entonces, directamente con este hallazgo: hay un
vínculo directamente proporcional del problema real con su representación mediática en
este caso de Mi Diario. Estos resultados sirven para proponer la hipótesis de otra
investigación: en vista de que la sociedad es violenta, la audiencia zuliana buscar
alimentarse de esa violencia a través de los medios, en este caso de Mi Diario.

Los receptores, según estos resultados, están visiblemente divididos en dos grandes
grupos: quienes rechazan al medio y quienes muestra preferencia por la lectura. De

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 155

este último, mayoritario, se observa que compra el periódico para leer exclusivamente la
sección de sucesos.

Hay una correspondencia entre el esfuerzo editorial de Mi Diario en la difusión de la


violencia y la muerte como sustrato central del contenido y la preferencia de los
lectores. La influencia es marcada y directamente proporcional.

El Zulia opta por la sangre. El tratamiento de los cadáveres, la reseña desinhibida del
asesinato y el esfuerzo fotográfico por mostrar en su justa dimensionalidad los detalles
del cuerpo lacerado por la violencia constituyen las técnicas de representación de una
violencia distorsionada en su naturaleza axiológica. El resultado, se dijo, es el impulso
de la omofagia mediática como nuevo estatuto de representación de la muerte. La
gravedad del asunto estriba en la confesión de los zulianos, quienes al decir que
prefieren el consumo de los sucesos como alternativa de lectura, se están declarados
como una audiencia omofágica, devoradora de cadáveres, de muerte, de violencia.

Se asoman, así, unos primeros indicios de unos destinatarios con un fuerte vínculo
con este tipo de contenido, pero además de lectores que están asumiendo la violencia
como un hecho natural, como un fenómeno que debe formar parte de la cotidianidad y
que, al convertirse en problema vivencial permanente, adquiere los vestigios de una
adicción desenfrenada por la consumación de la muerte en su relación más alterada.
Se trata de la instauración en el Zulia de una lógica del contrasentido. No hay indicios
de pudor ante la violencia, sino más bien el estrechamiento de unos vínculos fuertes de
preferencia de lectura por la brutalidad de una realidad que pierde consciencia del
hecho en sí mismo.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 156

12. Los jóvenes prefieren la violencia

Secciones Más de 55
de 17-24 años 25-34 años 35-44 años 45-54 años años
preferencia

Sucesos 7,49% 17,88% 13,61% 9,42% 4,59%


Deportes 2,90% 6,12% 4,83% 2,17% 1,12%
Comunidad 1,61% 4,91% 3,86% 2,09% 1,45%
Bomboncitos 1,45% 3,06% 2,41% 1,61% 0,40%
Todas 0,08% 0,40% 0,32% 0,08% 0,16%
NS/NR 0,75% 1,36% 2,33% 1,12% 0,32%

Tabla 12. Preferencia de los sucesos según la edad.

La tabla anterior muestra cómo la violencia y la muerte tienen mayor espacio de


preferencia entre el público joven. 17,88% de quienes dijeron tener entre 25 y 34 años
prefieren la lectura de los sucesos en Mi Diario, le sigue el grupo con edades entre 35 y
44 años (13,61%).

Los jóvenes entre 17 y 24 años también dicen tener inclinación y gusto por la
exhibición de la violencia en Mi Diario. De hecho, al sumar ambos grupos de jóvenes
(17-24 años/25-34años) se obtiene una cifra igual a 25,37%. Por lo tanto, la población
joven no sólo es la más expuesta a este tipo de contenido, sino también la que mayor
preferencia por los sucesos.

Visto desde el ámbito de los imaginarios sociales y el posicionamiento de una


naturalización de la violencia, el hecho de que los jóvenes sean el grupo más numeroso
de lectores de Mi Diario implica el riesgo de que el acostumbramiento de una
representación adulterada de la violencia signifique la creación de unos códigos de
identificación del problema que asocie la violencia y muerte como un universo de
referencia en el que ya no existe un devenir natural del ser, sino que se asume como
instancia efímera de vida, espontánea, como negación indiscriminada de la diferencia.

Socialmente, el riesgo es sumamente alto. Los jóvenes pueden convertirse en


portadores y difusores de nuevas manifestaciones de la violencia, lo que Imbert (2004)
cataloga como violencia gratuita.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 157

Se trata de que en los próximos años, se pueda gestar una sociedad adulterada que
funda unos cimientos de [anti] civilidad sustentados en una representación también
distorsionada de la muerte: al no ser ya un objeto sacralizado, irrumpe en la imaginería
de los jóvenes (adultos del futuro) como instancia de consumación de un espectáculo
de una sociedad per se violenta. Son los riegos de la anulación del miedo que
concretan publicaciones como la que se analiza en esta investigación.

Los grupos menos comprometidos con la lectura de sucesos en Mi Diario se ubican


entre los 45-54 años (9,42%) y más de 55 años (4,59%). Los jóvenes, al incorporar en
su marco de experiencia psicológica de vida este tipo de representación de la violencia,
desbordan los límites simbólicos de la violencia. Se corre el riesgo de que se [des]
identifiquen de la violencia en sí misma, se olvidan de sí mismos, prescinden del
entorno, que se vuelve indistinto ante tanta saturación de muerte.

El desbordamiento mediático de la muerte que se observa en Mi Diario platea para


los jóvenes una crisis de la identidad propia e histórica de la violencia, porque vislumbra
la muerte como una visión adulterada de la vida misma: se le plantea al joven la idea de
que hay que vivir el día, sin proyecto de futuro, la instauración de la cultura de los
efímero, eso que Imbert (2004) cataloga como el código del estar, porque al fin de
cuentas hay una muerte brutal que espera por cada uno.

El desmoronamiento social pudiera tener límites insospechados. Y los jóvenes se


convierten en las principales víctimas, conejillos de indias de estos experimentos
mediáticos de la postmodernidad. “La otra vida no sería aquí el más allá, sino la vida de
todos los días, la vida trivialmente cotidiana que, para muchos, ha perdido precio”
(Imbert, 2004: 34).

Contrario a los resultados de preferencia por sexo en Mi Diario, en la que prevalece


una mayoría del sexo masculino, cuando se analiza los hábitos de gusto por los
sucesos y la violencia en Mi Diario, se descubre que el mayor lector de este tipo de
contenido son las mujeres. Analícese el siguiente cuadro:

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 158

Sexo Masculino Femenino

% válido 44,22% 55,47%

Tabla 13. Preferencia por los sucesos según el sexo del lector.

El público femenino es el que prefiere en mayor porcentaje (55,47%) las noticias de


sucesos, secundado por el público masculino (44,22%). Contrario a los
convencionalismos, las mujeres se declaran las mayores lectoras de violencia en Mi
Diario.

13. Preferencia de los sucesos según la profesión u oficio

A qué se dedican los lectores de violencia y muerte de Mi Diario en el Zulia. La


incógnita plantea una pormenorización del perfil del lector de sucesos del periódico.

En la tabla siguiente, se nota una variación con respecto a los lectores genéricos del
medio y los que prefieren la lectura, en este caso, de las noticias de sucesos.

Profesión u oficio % válido


Estudiante 12,31%
Obrero 15,19%
Profesional universitario 3,95%
Ama de casa 13,67%
Comerciante 18,69%
Vendedor 7,29%
Desempleado 3,49%
Educador 2,27%
Empresario 0,60%
Por su cuenta 12,91%
Micro empresario 1,21%
Pescador 0,30%
Funcionario público 1,06%
Técnico universitario 1,36%
Jubilado 2,88%
NS/NR 2,73%

Tabla 14. Ocupación u oficio de los lectores de sucesos de Mi Diario.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 159

En términos comparativos, los resultados casi se igualan cuando se segmenta la


alternativa en el contenido específico sobre violencia y muerte. Los comerciantes
zulianos siguen siendo los principales receptores de este tipo de contenido (18,69%).
Contrario a la tendencia sobre los lectores generales de Mi Diario, en este caso no
siguen quienes trabajan por su cuenta, sino que hay un repunte de los obreros
(15,19%), quienes dicen preferir esta sección. Las amas de casa también se mostraron
como las principales lectoras de la sección de sucesos de Mi Diario (13,67%).

Se evidencia un repunte que tuvieron estas alternativas cuando se segmentaron las


opciones por sección. Los trabajadores independientes se ubican en 12,91% en
preferencia por esta sección. Probablemente, el repunte más visible es el que muestra
a los estudiantes como el segmento de la población que más preferencia tiene por la
representación de la violencia y la muerte que hace el periódico. Esta tendencia guarda
relación con la preferencia de lectura por la edad: existe un predominio visible de
lectores jóvenes y además estudiantes activos del sistema educativo formal.

En síntesis, los mayores lectores de la sección de sucesos de Mi Diario son los


comerciantes, los obreros, las amas de casa, los trabajadores independientes y los
estudiantes. Es falso el rumor generalizado en predios académicos que señala a Mi
Diario como un producto destinado únicamente para amas de casa y desempleados.
Como han demostrado los resultados, la audiencia específicamente de las noticias de
sucesos es muy variada y abarca las principales actividades económicas y educativas
del estado Zulia.

Mi Diario es un producto cultural mediático impreso preferido por los destinatarios


zulianos. Ésta es una forma real de medir también su impacto en la región.

14. Preferencia por los sucesos según ingreso familiar

El ingreso familiar de los lectores de sucesos es variado, pero hay una tendencia
mayoritaria que los ubica entre quienes tienen un salario o remuneración mensual entre
Bs. 800 y Bs. 1.500 (43,92%). Esta cifra revela y refuerza la tesis de que se trata de
lectores de una clase económica promedio, ubicados en la escala de clase media baja
Johandry Alberto Hernández
Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 160

(clase C). Según el Instituto Nacional de Estadística, en este reglón se ubican


comerciantes, trabajadores independientes y profesionales universitarios.

Quienes ganan menos de Bs. 800, poco menos de un salario mínimo en Venezuela,
se ubica en 25,37% y constituyen el segundo grupo más numeroso. En este escalafón
están las personas pertenecientes a la clase social D y se encuentran obreros, amas de
casa y trabajadores informales sin mayor instrucción educativa.

Ingreso Menos de Entre Bs. Entre Bs. Entre Bs. Más de


familiar Bs. 800 800 y Bs. 1.500 y Bs. 2.000 y Bs. Bs. NS/NR
1.500 2.000 2.500 2.500

Sucesos 25,37% 43,92% 14,43% 5,16% 6,99% 4,10%

Tabla 15. Ingreso mensual de los lectores de sucesos de Mi Diario.

Las personas que reciben una remuneración superior a Bs. 1.500 se ubican en
14,43%, seguido de quienes reciben entre Bs. 2.000 (5,16%) y más de Bs. 2.500
(6,99%).

Si se suman los promedios porcentuales entre las personas que ganan menos de Bs.
1.500 y quienes ganan entre Bs. 1.500 y más las cifras muestran un resultado aún más
concreto: las opciones Menos de Bs. 800 y entre Bs. 800 y Bs. 1.500 alcanza 69,29%.
Evidentemente, el grupo mayor de lectores está ubicado entre la clase media baja y
baja. Sin embargo, al contabilizar el resto de las opciones -sin contar a quienes no
sabían o no respondieron- la cifra asciende a 26,58%.

Estos hallazgos demuestran, pues, que los lectores de Mi Diario en el Zulia están
distribuidos en distintas actividades laborales, comerciales y académicas. No se nota
una discriminación definida por un tipo de público en particular. Las tendencias indican
que todos los sectores, en varios niveles instruccionales educativo y de ingresos
económicos mensuales, están leyendo mayoritariamente la sección de sucesos de Mi
Diario.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 161

Se encuentra entonces que la estrategia discursiva del medio, referida


principalmente a su representación de la violencia y la muerte, ha sido sumamente
efectiva y eficaz en la captura de lectores de todas las esferas y ocupaciones sociales.

Así, pues, se reafirma al estado Zulia como un estado que muestra una fuerte
tendencia a privilegiar a los medios y sus productos editoriales que hagan un
tratamiento periodístico sensacionalista y espectacularizado de la violencia y la muerte.
Puede deducirse que el fenómeno no se restringe únicamente a los lectores de
condiciones socioeconómicas bajas, sino que ha penetrado y ejercido su influencia en
todos los estratos educativos, culturales y económicos del estado Zulia.

La omofagia mediática muestra su consolidación en la preferencia como hábito de


lectura, de vida, como alternativa de información y como elemento constitutivo de la
realidad zuliana.

15. Los motivos de consumo del lector de Mi Diario

En este último indicador, los resultados apuntan a conocer los motivos de lectura de
Mi Diario en la población zuliana. Aparecen distintas categorías ligadas a los propósitos
que promueve el periódico para acercarse a la audiencia. El establecimiento de
estrategias editoriales y lingüísticas ha tenido un impacto directo en la audiencia.

Las principales razones por las que los lectores toman al medio como alternativa
para informarse sobre su entorno, se detallan a continuación:

Total
Alternativas
Frecuencia % válido
NS/NR 1078 47,4%
Porque tiene un lenguaje sencillo y coloquial 403 17,7%
Porque muestra la realidad sin tapujos 372 16,4%
Porque dice lo que ningún medio reseña 189 8,3%
Por sus amplias y llamativas fotografías 162 7,1%
Otra 69 3,0%
Total 2273 100%

Tabla 16. Los motivos de consumo de Mi Diario

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 162

El número de personas que dicen no saber o no respondieron por qué le gusta Mi


Diario alcanzó la cifra de 47,4%. Este segmento de la población corresponde al alto
número de personas que aún no ha tenido contacto o relación directa con el periódico,
pero que no implica un rechazo formal y frontal con su contenido. Dentro de esta
categoría no hay una definición clara sobre algún motivo de no lectura del medio. Este
grupo, como se ha dicho reiteradamente, es menor con respecto a los lectores que
tienen una vinculación directa con Mi Diario.

La opción que predominó dentro de los motivos de lectura y preferencia se encuentra


la opción Porque tiene un lenguaje sencillo y coloquial alcanzó 17,7%. Ya se ha
expuesto que una de las estrategias del periódico es recurrir a un lenguaje propio de la
región zuliana, con presencia de un marcado rastro oral dentro de su discurso de
manera que el lector sienta la sensación de que se le habla sin rodeos y directamente a
él. En sus título predominan expresiones como las siguientes: “Se jodió esa boda”, “Lo
mataron pa sacarle la piedra23”, “Le pegaron tres pepazos”, “Lo quebraron24 por los
cachos”, “La mató una chacachacha25”.

Tales expresiones refuerzan un lenguaje que se caracteriza por su carácter funcional


y coherente con la cotidianidad del ciudadano de esta región. Si se reseñan sucesos
cotidianos, se informa con lenguaje cotidiano. Ésa parece ser una de las estrategias del
periódico. El predominio de expresiones coloquiales crea, según se constata en los
resultados, una relación de familiaridad, naturalidad y frescura que hacen que el lector
promedio se identifique con el medio.

Otro de los motivos de preferencia por Mi Diario está relacionado con su estrategia
de mostrar la realidad sin tapujos, esto es la reseña de información ausente de todo
convencionalismo deontológico del ejercicio del periodismo. El hecho de que las
noticias sobre el dolor y la muerte estén ausentes de normas éticas de redacción y

23
“Sacarle la piedra” es una expresión del lenguaje coloquial zuliano que equivale a “sacar de sus casillas a alguien”.
24
Quebrar se emplea como sinónimo de matar, asesinar.
25
La chacachaca es un estilo de lavadora de complicado mecanismo manual que se popularizó en el país con la
llegada de la modernidad a mediados del siglo XX, y que hoy en día es mayormente usada en los estratos sociales
bajos que no pueden adquirir una lavadora automática. Su peculiar nombre se debe al sonido que ésta emite mientras
se encuentra en funcionamiento.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 163

presentación de fotografías no causa inhibición por parte de los lectores para consumir
su contenido.

La instauración de una lógica del contrasentido en el Zulia es un síntoma evidente


entre los lectores de Mi Diario. La realidad sin tapujos viene a representar la muerte
como manifestación extrema del desorden, de levantamiento de la prohibición del
objeto. Nótese que para los lectores de sucesos y violencia viene a considerarse como
la segunda opción de preferencia. El destaca excesivo se convierte en un motivo del ver
y por tanto del disfrutar.

Porque dice lo que ningún medio reseña es una alternativa que alcanza un
porcentaje menor (8,3%) y estrechamente relacionado con la opción anterior. Se refiere
al distanciamiento con el conservadurismo mediático que tienen los medios de
comunicación tradicionales, a la gran prensa que disimula los vestigios de amarillismo
en sus contenidos. Al considerar a Mi Diario como una empresa abiertamente
comprometida con el destape de la violencia sin recato y la muerte como hilo central
discursivo, la audiencia considera esa consideración como un motivo para leer el
periódico.

Paradójicamente, el elemento fotográfico, estrategia visual de impacto en la


presentación del contenido, no se encuentra entre las opciones para leer este medio.
Apenas 7,1% de los consultados se deja guiar por esta estrategia mediática para
comprar el periódico. No significa que las amplias y llamativas fotografías no tengan
importancia para la audiencia, pero al menos no se cuenta como una de las alternativas
más importantes para ver al medio.

Es probable que la opción mostrar la realidad sin tapujos sea considerada como una
meta categoría que abarca el elemento discursivo y el elemento visual como una
articulación comunicativa desde la que se instaura un régimen de consumo creado y
alimentado por una representación de la violencia absolutamente visibilizada en el
discurso informativo.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 164

No queda más que afirmar que la consolidación mediática de Mi Diario está


estrechamente ligada al éxito de una fórmula editorial que considera la muerte como
instancia de trivialización. Así, la violencia serializada, vuelta insignificante de tanta
reproducción, una muerte iconizada por el show, se manifiesta una representación
inquietante en el imaginario colectivo zuliano sobre la evidente crisis de los sistemas
representativos, como lo cataloga Imbert (2003, 2004) la muerte de lo social.

Estos resultados son consecuencia del empobrecimiento de los imaginarios, sobre


los cuales se profundizan en el apartado siguiente. Las cifras han revelado que en el
Zulia hay una crisis de identidad del sujeto en su relación con la violencia y la muerte,
tras una transmutación de la representación de la violencia real, que se deriva de la
decadencia de los modelos y valores plenos.

Y aunque hay aún un importante contingente de lectores que no expresa una


relación directa con Mi Diario, la recurrencia del horror promovida por el periódico de
manera natural y desinhibida se impone como figura omnipresente de adulteración del
imaginario colectivo que en algún momento, a causa de la reiteración, obligará a
suscitar una respuesta por parte del sujeto. Bien escribió Sichère sobre el eterno
presente del terror: “Coloca al sujeto en el ya está de la desaparición del hombre en
provecho de una inmediatez sin memoria y sin conciencia del crimen y de la perversión.
La representación de la violencia en Mi Diario amenaza con trabajar en la adhesión de
nuevos aliados en el imaginario colectivo.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 165

Capítulo IV.
La ideología del discurso
mediático sobre violencia y
muerte
Toda nuestra sociedad tiende a neutralizar la alteridad, a destruir al otro como referencia natural
-en la efusión aséptica de la comunicación, en la efusión interactiva, en la ilusión del
intercambio y el contacto. A fuerza de comunicación, esta sociedad se vuelve alérgica a sí
misma. A fuerza de transparencia de su ser genético, biológico y cibernético, el cuerpo llega a
volverse alérgico a su sombra. Todo el espectro de la alteridad negada resucita como proceso
autodestructor. Eso también es la transparencia del mal. Se ha terminado la alienación: ha
terminado el Otro como mirada, el Otro como espejo, el Otro como opacidad. Ahora la
transparencia de los otros se ha convertido en la amenaza absoluta. Ya no existe el Otro como
espejo, como superficie reflectora; la conciencia de sí es amenazada de irradiación en el vacío
Jean Baudrillard

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 166

1. Isotopías sobre violencia y muerte presentes en el discurso de sucesos26

El pensamiento aristotélico simboliza al hombre como un animal político y, en


consecuencia, como un ser esencialmente social. Van Dijk (1993) plantea que las
creencias y actitudes del periodista, cuando escribe en la prensa, se pueden expresar
de distintas maneras. Existen varios factores que influyen en la redacción de una
noticia: directrices del medio, acuerdos y líneas editoriales, implicaciones éticas,
conocimiento de la lengua, entre otras. En el ejercicio de la profesión periodística, se
asume que una noticia es la representación de una realidad social, producida por
organizaciones y periodistas, quienes se dedican a presentar los hechos a la audiencia.

La participación conjunta de las empresas informativas y los periodistas como


productores del mensaje resulta vital en la construcción discursiva sobre un tema
específico, ya que su función se concentra en “semantizar la realidad y, en ese proceso,
intervienen las características personales del periodista, y la política editorial del medio”
(Molero y Fernández, 2003: 60). A esta definición habría que agregar la intervención de
la noción del mundo que ambos actores (medios y periodistas) tienen y cómo se
representa en el discurso. Este proceso tiene una fuerte influencia del componente
semántico y pragmático, pues toma en cuenta la significación, el sentido y el contexto
del mensaje.

Como se ha discutido antes, todo discurso tiene implícita una representación social
de la realidad y, a su vez, se convierte en la exteriorización de una ideología del
pensamiento sobre determinado tema o situación.

Es necesario recordar a Van Dijk (2005: 10) cuando explica que las ideologías
“consisten en representaciones sociales que definen la identidad social de un grupo, es
decir, sus creencias compartidas acerca de sus condiciones fundamentales y sus
modos de existencia y reproducción”. La discusión ha de centrarse entonces en el
establecimiento de la ideología discursiva presente en la prensa como un sistema de

26
Se aclara que este apartado de la investigación no es un análisis profundo sobre la diagramación y el uso de color
empleado en Mi Diario.No es ésa la intención. Se trata, básicamente, de un análisis semiótico general que toma en
cuenta algunos aspectos de la diagramación, el color y las fotografías para complementar el estudio conjunto y global
del discurso verbal y visual hecho en este medio en la representación de la violencia.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 167

creencias socialmente compartidas. “Ellas controlan y organizan otras creencias. Una


de sus funciones cognoscitivas es proporcionar coherencia (ideológica) a las creencias
de un grupo y así facilitar su adquisición y uso en situaciones cotidianas” (Ídem, 10).

¿Cuál es la ideología del discurso de la violencia y la muerte presente en los medios


de comunicación social? El discurso sobre violencia y muerte en las noticias de
sucesos, según sea el perfil editorial de cada medio, proyecta una noción de realidad
sobre el problema que, a su vez, tiene implícita una ideología sobre el tema. Si
fatídicamente Bisbal (1999) alerta que la gente encuentra en la violencia la posibilidad
de asegurarse su vida propia, resulta prioritario el estudio de la ideología de la violencia
presente en Mi Diario, a la luz de la denuncia hecha por Salazar (2009: 105), quien
demostró que los medios tienen como función la de ser desordenadores de las
subjetividades colectivas: “Convierten el miedo en efecto crónico al percibirse como un
estado permanente de la vida cotidiana”.

La intención de este capítulo es determinar, a partir de un enfoque semiótico, las


isotopías semánticas empleadas en el discurso sobre violencia y muerte hechas por
este producto cultural impreso para configurar el aspecto ideológico presente en el
medio sobre la violencia y la muerte como fenómenos sociales.

Para describir e interpretar el discurso ideológico de Mi Diario es necesario el


establecimiento de las isotopías. Para inventariarlas se toman como referencia las
recurrencias de semas propias de la condición redundante de los lenguajes que
buscan, por esa vía, la correcta interpretación del mensaje.

El análisis de la sintagmática del discurso de este medio permitirá la reconstrucción


de un conjunto paradigmático de isotopías que, a su vez, permitirán elaborar un modelo
general de las isotopías fundamentales que organizan los contenidos de los mensajes
de Mi Diario.

Para este estudio se recurrió al Modelo de Análisis Semiótico planteado por Finol
(2009), que se basa en el concepto de recurrencia y tiene como función la
fundamentación de la constitución de bloques semánticos en el discurso.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 168

Estos bloques semánticos están caracterizados por la redundancia de semas, lo que


genera las isotopías para así configurar el aspecto ideológico presente en estos
discursos. Los semas son las unidades mínimas de la significación, de naturaleza
relacional, y son comparables con los llamados rasgos distintivos o femas que
caracterizan los fonemas.

El Modelo de Análisis Semiótico contempla dos niveles de análisis: 1) el nivel de los


lenguajes, que describe el lenguaje verbal, los colores empleados, la diagramación y las
fotografías; 2) el nivel semántico, que estudia la lectura uniforme del discurso, “tal como
ella resulta de lecturas parciales de los enunciados que la constituyen, y de la
resolución de sus ambigüedades que está guiada por la búsqueda de una lectura única”
(Greimas y Courtés, 1979:197). En este análisis se privilegiaron conjuntos
paradigmáticos de una muestra tomada de titulares, fotografías y diagramación.

El empleo de este instrumento conceptual de isotopía semántica permite una lectura


que tiene en cuenta las connotaciones, de modo que va más allá del sentido denotativo
(literal) del texto.

1.1. Los titulares en el discurso

La comprensión de las noticias se enfoca principalmente en la percepción, atención,


clasificación y relevancia de los titulares de la noticia, ya que son fundamentales porque
controlan la atención y la lectura (Van Dijk, 2005). La elaboración discursiva de los
titulares pasa por los procesos de interpretación lingüística, como la selección del léxico
e intervienen aspectos de tipo estilísticos.

El título periodístico constituye uno de los elementos más importantes de la


información. Debe ser inequívoco, concreto, ajeno a todo sensacionalismo y de fácil
comprensión. Tiene que invitar a leer el texto, pero al mismo tiempo debe contener la
información completa en sus puntos esenciales para el caso de personas que no
deseen leer la información. (Manual del diario El Tiempo, 2001).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 169

Martín Vivaldi (1986) señala que los títulos deben resumir de manera clara, precisa y
concisa el evento, pero aclara que se debe evitar caer en esquematismo, es decir, no
suprimir lo importante de un hecho y cuidarse del uso incorrecto de las preposiciones, o
la supresión de los artículos. El antetítulo o subtítulo, según Bastenier (2001) puede ser
un elemento de fijación de circunstancias de lugar, de momento, o de
despersonalización de protagonistas, pero en cualquier caso hay que entenderlo como
elemento independiente del título.

Para que el periodista pueda comunicar lo que ha sucedido y representarlo debe


estar en pleno conocimiento del momento político, social y económico que permita
encuadrar el acontecimiento: no sólo es necesario conocer una técnica para describir y
escribir el hecho noticioso, sino tener conciencia de los datos recopilados y su
transmisión de manera neutra. Esto permitirá la comprensión y determinación de la
estructura del discurso.

2. Las estrategias del discurso de Mi Diario

2.1. El nivel de los lenguajes

A continuación, se presentan los titulares seleccionados para este análisis,


correspondiente a ejemplares de los años 2007, 2008 y 2009 y seleccionados en un
muestreo aleatorio de un mes tipo.

Fecha Pág. Titulares de sucesos aparecidos en Mi Diario


1 13/03/2007 PP Es magia negra. Un siniestro hallazgo debajo del puente
2 13/03/2007 4 Castigo al cornudo. Denuncian que hay trato especial para el triple
homicida
3 15/03/2007 2 Ni Cupido la salvó. Ayer murió mujer tiroteada por su marido el día del
amor
4 15/03/2007 4 Con sello de mafia. Ejecutan a un hombre a escasos metros del hotel
Bello Monte

5 18/03/2007 6 Flotan cuerpitos. Encuentran ahogados a jóvenes desaparecidos en La


Cañada
6 18/06/2007 PP Chicharrón humano. Patrulla de la PR iba enmollejada, a un taxi soplao
le estalló un caucho. Hubo una brutal explosión que dejó tres muertos

7 10/10/2007 PP Lo mató gay celoso. Se puso loquita porque su novio le daba atención a
otro

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 170

8 10/10/2007 6 Una vaca asesina. Otro chofer fue víctima de una animal suelto en la Lara
Zulia
9 06/11/2007 PP Loco amor letal. Lo remató su primo por celos. Una linda catira los dividió

10 06/11/2007 4 El cielo la esperaba. Murió bebita de 1 año en un choque de autos en la


Lara Zulia
11 16/12/2007 6 Se afincaron feo. Asesinan a un hombre frente a su familia y le roban el
carro
12 16/12/2007 9 No tenía el amuleto. Suerte abandonó al cuarto hombre del choque de la
Lara Zulia
13 02/06/2008 14 Cuatro de golpe. Par de dobles homicidios sacudieron a la COL y
Maracaibo
14 02/06/2008 17 Se lo pegaron. Asesinado comerciante en el mercado Las Pulgas
15 17/06/2008 3 Quedó reventao. Jhon era comerciante, le dispararon en el estómago
16 17/06/2008 5 Embarcó la muerte. Matan a un chofer de tráfico en Cabimas. Luego cayó
el choro
17 17/08/2008 3 Embromao. Después de echarle mano a lo que no era de él, pagó caro lo
que hizo
18 07/09/2008 PP Lluvia de balas. Daniel Guanipa fue reventao a tiros después de salir del
entierro de un amigo
19 08/12/2008 PP Vuelto papilla. Le destrozan el cráneo con una piedra que pesaba más de
20 kilos
20 08/12/2008 16 Lo colaron por plata. En Lagunillas asesinan a un joven de diez pepazos
porque debía dinero
21 11/12/2008 PP “Lo dejé pegao”. Policía herido va a estar en la clínica. Avisa que dejó al
choro en el sitio
22 11/12/2008 3 Lo tiraron de rollete. Una gandola se llevó por delante a un ciclista y lo
mató
23 11/12/2008 PP Por los cachos. Mujer exigió al marido que dejara a la amante. Él se
molestó y le dio un tiro en la cabeza
24 11/12/2008 5 Un balín en la sien. En Puerto Caballo encuentran cadáver de hombre sin
identificar
25 29/12/2008 15 Regalo de la muerte. Hallan el cadáver de un hombre que falleció el día
de navidad
26 29/12/2008 16 Directo al cuello. Matan a hombre de un tiro en el patio a su vivienda en
Santa Fe II
27 18/01/2009 PP Soltaron al diablo
28 18/01/2009 6 Quedó molido. Artesano es aplastado por un carro que luego se dio a la
fuga. 6
29 18/01/2009 7 Acaban con parcha. En el sector Los Estanques asesinan al primer travesti
del año
30 09/02/2009 PP Chamuscao: Freddy Ipuana chocó su moto y explotó a la altura de Los
Postes Negros. Las llamas consumieron su humanidad. PP
31 09/02/2009 15 Fríitas con sangre: por robar una caja de cerveza le pegaron dos balazos
32 09/02/2009 17 Reciben palo parejo: hombres denuncian agresión, uno de ellos está grave
33 09/02/2009 PP Volaron su casco. Recibió un pepazo en la nuca y le salió por el ojo. Al
parecer atracaba a un familiar de un delincuente. PP
34 09/02/2009 3 Muerte heroica. Asesinan a un militar cuando defendía a cuñado de unos
choros
35 09/02/2009 4 Por un vejigazo. Jugaba carnaval y murió al partirse la cabeza
36 15/07/2009 3 La muerte atrás. Pelona rondó de nuevo a vecinos de El Palotal
37 15/07/2009 2 Salió su número. Lo mataron cuando esperaba el sorteo en una
construcción
38 27/08/2009 2 Mandao al hoyo. Delincuentes matan a hombre que no quiso entregar a su
auto
39 27/08/2009 3 Pillos de talla mayor. Detienen a miembros de banda dedicada al tráfico de
drogas
40 17/09/2009 PP Juntos pal más allá. Los obligaron a abrazarse, todos los disparos fueron
en la cabeza
41 17/09/2009 2 Murió repotenciá. Misterio ronda la muerte de mujer que se había hecho

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 171

las lolas
42 27/09/2009 PP Demoníaco. Asesinato de un hombre abrió el apetito de la pelona. PP
43 06/11/2009 2 Lo siquitrillaron. Guerra entre piratas de carretera dejó una muerte macabra
44 06/11/2009 3 Mandao al más allá. En cerros de Marín sicarios asesinaron a un ex reo de
7 pepazo
45 06/11/2009 4 Par de pepazos. Asesinan a un chamo de 17 años en Delicias
46 16/11/2009 PP Se le fue el yoyo. En los barrios los soplones son silenciados

Cuadro 3. Principales titulares de las noticias de sucesos de Mi Diario en los años 2007, 2008 y 2009.

2.2. La adjetivación en el discurso de la muerte

La selección de un léxico específico en las noticias de sucesos implica el uso de una


terminología precisa para recrear el hecho ante los lectores. Dependiendo de la
intencionalidad del periodista o del medio, el léxico se adaptará a unas características
específicas, apropiadas para la comunidad de hablantes y ajustadas a una pragmática
del habla.

El lenguaje verbal empleado en los titulares de Mi Diario define un discurso orientado


a una representación de la violencia a partir de estrategias de excesiva adjetivación.

El adjetivo tiene como rasgo funcional en la lengua la asignación de patrones


distintivos, modificadores del sustantivo, señalamiento de características particulares
del sujeto para hacerlo único y diferenciarlo de otras categorías similares. Pavón (2007)
dice que el adjetivo denota propiedades de los seres designados por los nombres a los
que modifica.

Puede decirse que la adjetivación destaca como una primera estrategia de


significación sobre la representación de la violencia. El periódico recurre a una
constante adjetivación del discurso y lo asocia con un léxico de alta carga semántica.
Revísese el siguiente cuadro:

Estrategia en el Semas asociados a la muerte


discurso
negra, siniestra, cornudo, humano, asesino (a), celoso, letal,
Adjetivación demoníaco, tiroteada, ahogados, enmollejados (rápido),
soplones

Cuadro 4. Semas asociados a la violencia y muerte

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 172

La estructuración del discurso sobre violencia y la muerte en este medio presenta


una primera recurrencia: los adjetivos. Se comprobó que hay una coherencia en la
presentación discursiva del mensaje y su representación social: al hecho violento se le
asigna una carga de significación propia que trasciende más allá del mero
posicionamiento de la cualidad de la muerte o de la violencia, pues permite la

asignación de un patrón de inteligibilidad. Revísese el ejemplo del título 1: “Un siniestro


hallazgo…”, ya se advierte al lector que la reseña hace alusión a rasgos particulares de
la violencia que encontrará en el texto.

Se construye una interpretación mediática sobre la violencia como fenómeno social.


Por ejemplo, la infidelidad y los celos conducen a la muerte, pero también la muerte “es
humana”, “letal”, “demoníaca”, “negra”, “siniestra”. Dicho en términos más informales, la
proyección hacia el imaginario colectivo funda una estrategia de diversificación social
de la muerte: no se trata de una sola, sino que hay distintos tipos de muerte, según las
circunstancias y la historia específica de cada lector, pero insertada en una generalidad
discursiva. Los imaginarios de muerte se marcan, se decoran, se dramatizan.

Tales códigos de comprensión de la violencia tienen en la reiteración un mecanismo


de consolidación de un imaginario sustentado en la cualificación de la violencia como
un hecho natural, humano, que aunque tiene rasgos asociados a lo positivo, le permiten
a la audiencia descartar o clasificar sus propios adjetivos cotidianos de muerte.

2.3 El rastro oral y la coloquialidad27 en el discurso de violencia

Otro hallazgo en los mensajes de los titulares de Mi Diario es el apoyo del discurso
en el componente pragmático, que se sustenta en la relación entre la forma y función de
la comunicación verbal. El análisis de la pragmática del discurso se basa en el estudio
de los signos, en este caso del signo lingüístico. En el campo de la semiótica se
destacan tres áreas: sintaxis, semántica y pragmática.

27
Sobre este asunto hay una investigación en desarrollo en la Maestría en Ciencias de la Comunicación de la
Universidad del Zulia. Se sugiere la revisión del trabajo propuesto por Pérez (2010) en el que caracteriza la
oralización del discurso informativo en la prensa zuliana y dedica todo un capítulo al español coloquial.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 173

Es importante, a efectos de esta análisis, concentrarse en los dos últimos, pues tal
como explica Renkema (1999), la pragmática se ocupa de cuestiones tales como por
qué un individuo usa un signo específico, que circunstancias exigen el uso de ese signo
específico y cómo se interpreta ese signo. En síntesis, se trata de la relación entre los
signos y sus usuarios.

En la tarea por comprender la producción e interpretación de las noticias de sucesos


en Mi Diario necesariamente hay que centrar la relación entre los signos lingüísticos y el
contexto del mensaje.

Como característica constante se observa la informalidad en la presentación del


discurso, sustentado en la recurrencia del lenguaje coloquial y de algunos rastros
propios de la oralidad.

Almela (2003) explica que lo oral se refiere a la dimensión de la lengua que también
se conoce como hablada y que expresa una manifestación comunicativa contraria al
código escrito. Rodríguez (2003) dice que la oralidad se concreta en una forma de
transmisión vocal y especifica. El autor enfatiza que ello no quiere decir que lo oral
suponga inexistencia de escritura. “Lo que hace que una lengua pueda ser denominada
como oral no es el hecho de ser emitida de forma oral, sino de ser producida en una
situación de oralidad” (Rodríguez, 2003: 164).

Agrega el autor que el lenguaje oral puede ser espontáneamente producido en el


habla informal y en situaciones conversacionales o puede ser sistemáticamente
preparado para un discurso formal organizada a través de lo escrito.

La presentación del discurso de Mi Diario mantiene básicamente dos aspectos:


producción textual en formato de oralidad y la coloquialidad propia de la comunidad de
hablantes del estado Zulia, territorio en el que circula este producto cultural impreso. El
lenguaje coloquial es el que, independientemente de la profesión o estatus social del
hablante, se usa en la conversación natural y cotidiana.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 174

Se puede afirmar que es la variedad más utilizada de la lengua y se caracteriza, en


general, por ser espontánea, relajada y expresiva.

Obsérvese el siguiente cuadro con los grupos de semas asociados a la violencia y la


muerte en el medio con rasgos orales y coloquiales:

Rasgos del discurso Semas asociados a la violencia y la muerte


reventao, catira, se lo pegaron, embromao, rollete, parcha,
Rastro pepazos, repotenciá, mandao, casco, chamuscao,
oral/coloquialidad siquitrillaron, se le fue el yoyo, soplones

Cuadro 5. Semas asociados a la violencia y muerte con rastros orales y coloquiales

Puede identificarse el empleo de un lenguaje carente de sofisticaciones para lograr


familiarización con el lector. Se trata de una estrategia que no desconoce la normativa
gramatical, sino que se convierte en la principal herramienta para una comunicación
rápida, directa. La presentación del discurso es interlocutiva, porque permite crear un
marco comunicativo apropiado y satisfactorio, de confianza.

En el análisis de los titulares se nota que hay reiteración de lexías en la


representación de la violencia: “cadáveres”, “tiros”, “hombres”, “mujeres”, “matar”,
“asesinar…”. Cada signo lingüístico conserva la misma estructura sintáctica: alguien
muere de una forma, por una causa y se matiza con el empleo de frases coloquiales.
“Se afincaron feo. Asesinan a un hombre frente a su familia y le roban el carro”, es un
titular que conserva la estructura descrita, pero además el empleo del coloquialismo “se
afincaron feo” hace referencia en el imaginario lingüístico de la comunidad de hablantes
del Zulia a un ensañamiento, a salvajismo, barbarie, pero se matiza el mensaje con el
empleo de esos códigos lingüísticos para crear una relación de acercamiento y
adiestramiento del dolor cuando se transmite el mensaje. Recuérdese que uno de los
eslóganes del diario Panorama, empresa editora de Mi Diario, es el siguiente:
“Hablamos tu mismo código”.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 175

Se detecta también la presencia de frases inacabadas (elipsis) en los títulos:


“Soltaron al diablo”, “Lo tiraron de rollete”, “Por los cachos”. El título “Lo dejé pegao”,
literalmente pudiera no ofrecer mayores datos sobre el hecho, pero si se acompaña con
la fotografía amplia y llamativa de un cadáver en el pavimento (tal como se presentó
esta noticia), el lector comprenderá que “pegao” implica muerte, asesinato. La
interpretación sería “Lo maté”.

Hay, pues, una resignificación de las frases propias coloquiales del Zulia pero
ajustadas a un lenguaje propio de la violencia en Mi Diario para asignarles una carga
valorativa asociada directamente con la muerte. Se está en presencia de una traslación
del coloquialismo del Zulia para ajustarla a una representación lingüística de la violencia
y la muerte.

Las oraciones son cortas y sencillas, lo que facilita su comprensión. En el capítulo


anterior se demostró que el producto cultural impreso se dirige a todo tipo de público,
sin discriminar estrato social, sexo o nivel educativo. Se nota la unificación discursiva de
fácil construcción sintáctica de manera que sea permeable a todo tipo de lector. Se
evidencia la presencia de sujeto, verbo, complementos. A efectos de comprensión del
mensaje, la estrategia resulta, por demás, efectiva, tal como se muestra en el siguiente
ejemplo: “Suerte abandonó al cuarto hombre del choque de la Lara Zulia”.

Abundan, por otra parte, las contracciones idiomáticas -propias del rastro oral- en la
elaboración de títulos, lo que refuerza la familiaridad del lenguaje. “Reventao”,
“embromao”, “repotenciá”, “mandao”, son muestras de que la intencionalidad en la
producción del mensaje se centra en facilitar, a través del coloquio, la recepción del
mensaje.

La presencia de un discurso que remeda la espontaneidad hace que en esta


variedad del lenguaje, Mi Diario use un código poco elaborado en el que aparezcan
impropiedades y una pronunciación relajada: “Patrulla de la PR iba enmollejada” o “Se
puso loquita porque su novio le daba atención a otro”.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 176

Resalta la expresividad, que implica el uso de palabras y enunciados que tienen


fuerte carga semántica, afectiva o emotiva: “Ni Cupido la salvó”, “Murió bebita de 1 año
en un choque de autos en la Lara Zulia”. Por otra parte, se apela al uso de
comparaciones humorísticas: “Quedó molido. Artesano es aplastado por un carro que
luego se dio a la fuga”.

El contexto familiar como intención comunicativa hace que abunden las expresiones
procedentes de la jerga y argot del Zulia: “pegao”, “pepazo”, “echarle mano”. “Pegao”
implica la inmovilidad del cuerpo luego del asesinato, pepazo se refiere a la designación
coloquial de balas de armas de fuego, echarle mano a algo es sinónimo de robar.

El lenguaje coloquial se caracteriza por el apoyo de los códigos extratextuales y el


uso de una fraseología propia de las funciones fática y apelativa del lenguaje (por las
que se establece, mantiene y estimula el contacto con el receptor) en la que abundan
modismos, frases hechas, refranes: “Después de echarle mano a lo que no era de él”,
“Una gandola se llevó por delante a un ciclista”.

El rastro oral y la coloquialidad sirven de elementos discursivos que fundamentan la


intención de comunicación del medio: volver la muerte y la violencia como una entidad
natural, cotidiana, de acercamiento al receptor.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 177

Adjetivación

Rastro oral, coloquialidad

Reiteración

Frases inacabadas

Espontaneidad

Expresividad

Comparaciones humorísticas

Cuadro 6. Análisis de las estrategias del lenguaje empleadas en el medio.

2.4. Función de los colores y diagramación

Una de las estrategias del medio busca apoyar el mensaje lingüístico con el mensaje
visual: las amplias fotografías proporcionan información adicional que complementa la
representación discursiva global sobre la violencia y muerte.

En la evaluación morfológica del producto cultural impreso, se pudo comprobar que


los elementos de valoración para las noticias empleadas hay un predominio absoluto de
la fotografía como anclaje de diseño para atraer la atención del lector y para darle una
connotación de impacto a los contenidos. Así, 100% de las noticias en Mi Diario están
acompañadas por amplias y coloridas fotografías.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 178

Recursos gráficos de valoración

100

80

60

40

20

0
1
Fotografía a color 100

Gráfico 4. Los recursos de valoración empleados en Mi Diario.

La fotografía representa el principal apoyo en la construcción de la representación de


la violencia en Mi Diario a partir de la imagen. Nótese en el siguiente ejemplo que el
título por sí sólo apenas ofrece una referencia sobre el hecho, pero el medio adjetiva
como “demoníaco” el asesinato de una persona.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 179

Día Mes Año


27 Septiembre 2009
Número de página
Primera página
Año de circulación
3
Número del ejemplar
997

Imagen 2. Apoyo de la fotografía en la representación de la violencia

El apoyo de la fotografía en un despliegue casi total en la página ofrece información


adicional: dramatiza el traslado del cadáver en una sábana hecho por mujeres, muestra
la sangre que destila y exacerba el sufrimiento ante la violencia. Para el medio, se trata
de un ciclo social en el que el “apetito de la pelona” trae como consecuencia la
desgracia.

Las fotografías sirven de plataforma para la proyección de onomatopeyas visuales,


apoyadas por los elementos de comunicación extratextuales como gestos, tonos del
discurso, situación de comunicación, expresión facial, entre otras.

La diagramación (aspecto que se ampliará en el siguiente capítulo) privilegia el


contenido en fotografías a total color, que ocupan páginas completas, tal como se
muestra en el ejemplo anterior.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 180

Los colores que predominan -tanto en la diagramación como en las letras de títulos,
subtítulos y pie de fotografías- son el negro (55%), el rojo (40%) y en menor cantidad el
blanco (3%) y el amarillo (2%).

2% 3%

40%

55%

Rojo Negro Amarillo Blanco

Gráfico 5. Colores usados en la diagramación de Mi Diario.

Estos resultados, desde la perspectiva de la semiótica del color, evidencian que los
matices usados son elementos comunicantes o signos que sirven a Mi Diario para el
posicionamiento de una nueva representación ante todo visual de la violencia en su
plataforma mediática.

Valera (2002) explica que el color es un signo visual y tiene una facultad de
representación y por tanto una fuerza simbólica. “La imagen simbólica será entendida
como analogía interna (correlación entre órdenes) y estructural. Se trata de una relación
profunda, necesaria, constante, que subyace a toda construcción simbólica y, en tanto
procedimiento de unificación y de ordenación, aparece en el arte, en el mito” (Ídem,
245).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 181

Frau, Vallalonga y Limerutti (2002: 114) apuntan que en el análisis de la construcción


de la realidad, deben tomarse en cuenta no sólo la categoría pueblo como un concepto
abstracto, sino como las creaciones espirituales, los mitos, las costumbres, la religión,
los fenómenos cognitivos.

La cultura es esencialmente simbólica y el hombre es un productor de símbolos


culturales. Mi Diario produce símbolos desde y para la industria cultural. Su intención es
resignificar el imaginario colectivo de la violencia.

“En la teoría culturalista de las representaciones colectivas, una representación


designa los pensamientos, sentimientos, las ideas e imágenes de la espiritualidad o la
mente, no originadas por la conciencia individual sino en dimensión diferente que es la
del inconsciente colectivo, que orienta la actividad de los individuos en la vida social”.

El color no solamente ha sido usado en distintos campos simbólicos de la actividad


humana como la música, liturgia, astrología, literatura, psicología, entre otras, sino
también en el periodismo: el color ciertamente sirve de apoyo simbólico en la
representación social de la información en los medios: una fotografía a color aporta
datos que complementa el discurso en su modalidad lingüística.

Valera (2002) comenta que la relación entre un color y un símbolo procede de la


tradición del campo simbólico específico. En la teoría de la correspondencia los
fenómenos se presentan en serie y en planos específicos. “Existen conexiones entre los
factores basadas en nexos internos de esencia y de sentido” (Ídem, 247).

El color se asocia con un elemento de la naturaleza. Se concreta un sistema de


relaciones que conecta los elementos con los colores. En el caso de los elementos
esenciales de la naturaleza, el rojo se asocia al fuego.

Echegaray y Pastor (2002) dicen que el color es un elemento visual fundamental en


el constaste necesario para definir la sintaxis visual de una composición. “Las
decisiones en la elección de los matices, solos o combinados y el grado de su pureza,
desempeñan un papel muy importante en la relación figura fondo, través del contraste,
en la que la definición de la imagen repercute en lo cognitivo” (Ídem, 299).
Johandry Alberto Hernández
Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 182

Las autoras hablan de las intenciones del color en la información: el contacto: captar
la atención, incitar a la lectura, permanecer en la memoria del receptor. Información:
suscitar en ellos representaciones, ideas e imágenes pertinentes al tema de la
comunicación concreta. Identificación: sugerir la identificación del emisor. Ayuda al
receptor a reconocer su fuente de información. Persuasiva: producir en el receptor
efectos ulteriores a la propia comunicación, modificaciones en sus representaciones,
convicciones o conductas.

El discurso de la muerte adquiere una dimensión más allá del formato lingüístico, se
trata de un macro discurso en el que se toman en cuenta además de la dimensión
semántica, la semiológica, en la que los colores se emplean para redimensionar los
significados visuales de la violencia y la muerte. En el caso de Mi Diario hay una
correspondencia entre la selección de los colores y la temática de sucesos.
Tradicionalmente, el rojo y el negro son colores que se asocian al mal, a la sangre, a lo
oscuro y sórdido, a lo que genera miedo e incertidumbre.

Esta selección de colores hecha por el medio tiene una afinidad más intensa con las
emociones, porque como se vio en la fotografía anterior, el color está cargado de
información: el rojo es igual a sangre y se convierte en una invitación de acercamiento
con el contenido al lector a partir de una experiencia visual penetrante, inmediata, de
enganche.

La teoría del color establece que hay tres matices primarios o elementales: amarillo,
rojo, azul. Cada uno representa cualidades fundamentales. Mi Diario apuntala su
discurso en el rojo porque es el más emocional, activo y tiende a expandirse. Cuando
Mi Diario además mezcla el rojo con otro color de alta significación como el negro se
obtienen nuevos significados. El rojo, que es un matiz provocador, se sobrevalora al
mezclarse con el negro. En este simbolismo se establece de manera intuitiva un
posicionamiento de colores para la violencia.

Es común que la sociedad rechace y huya de las privaciones, del dolor, del hambre y
la muerte, pero el medio emplea el color atractivo y fuerte como elemento de primer

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 183

contacto con el lector y así garantizar que perciba su contenido como una experiencia
de euforia, apreciación y aventura. La efectividad del mensaje visual es innegable.

Día Mes Año Número Año de Número del


página circulación ejemplar
26 Diciembre 2008 2 2 731

Imagen 3. Colores de la tipografía de Mi Diario

Fíjese cómo las otras dos fotografías ofrecen detalles, en apariencia intrascendentes,
pero que muestran el afán de este medio por profundizar en las particularidades de la
violencia y la muerte como rasgos vitales de la representación: “La policía cerró en un
círculo blanco las conchas de balas utilizadas para matar a los hombres”, dice la

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 184

leyenda fotográfica de la izquierda. Este mensaje se refuerza con la otra leyenda:


“Todas las cartas quedaron boca abajo. Según los vecinos, es señal de venganza”.

Nótese cómo la representación fotográfica de la violencia posiciona elementos del


imaginario colectivo a través de aspectos cotidianos, imaginados.

Desde el punto de vista del diseño de medios impresos, estos elementos


paratextuales y resaltadores de información se emplean para que la muerte se
convierta en el centro de impacto visual en Mi Diario.

En el caso de las letras, pueden ser concebidas como texto y como elementos
gráficos. El texto, concebido como elemento gráfico, es más que la unión de caracteres
de escritura formados en líneas. Las letras organizan el contenido del mensaje
periodístico, a su vez que jerarquiza la información según la importancia de los datos.

Hay que tomar en cuenta la postura de Zavala y Mendoza sobre la significación


tipográfica y su valor ilustrativo que genera connotaciones visuales en la intención de
comunicación de un medio.

“Dentro del proceso perceptivo, cualquier pieza de diseño requiere el establecimiento


de una comunicación en competencia con otros estímulos visuales y atraer la atención
del receptor” (2005: 109).

En el caso del color de las letras para los títulos de Mi Diario son mayormente negros
y resaltados, dispuestos de extremo a extremo en la página y generalmente ilustran la
acción informativa (verbal o nominal) en una sola palabra.

Se sugiere que la disposición de los signos tipográficos en la página está enmarcada


de manera dinámica e interactiva. Al hacer las construcciones discursivas en una frase
o con pocas palabras, se evidencia la producción de estímulos visuales marcados que
enfatizan su presencia en el contexto. “El contenido y el tema responde a los intereses
de quien recibe el mensaje” (Zavala y Mendoza, 2005: 109).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 185

En el análisis de la tipografía de Mi Diario, hay que tomar en cuenta la morfología de


la letra, pues tal como señalan las autoras, este aspecto permite conocer, según su
estructura, la comprensión y favorece el proceso de selección en la composición visual.

En este caso, proponen el análisis de la función signo-mayúscula, minúscula,


cursiva y ornamental. En Mi Diario prevalece la función signo-mayúscula, lo que se
convierte en elemento de destaque tipográfico del discurso de la violencia y la muerte.

En la presentación de las reseñas periodísticas, se emplean también subtítulos y


leyendas fotográficas en otro color, que varía entre rojos y negros. Se usan también
tramados amarillos y sobre todo amplias fotografías a total color. La semiotización del
evento se apoya, pues, en el empleo de una estrategia lexical oral y de adjetivación,
junto a fotografías de plano detalle de cadáveres, sangre y evidencias de los sucesos,
con elementos tipográficos con colores rojos, negros y blancos.

Examínese el siguiente ejemplo:

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 186

Día Mes Año Número Año de Número del


página circulación ejemplar
9 Febrero 2009 Primera 3 774
página

Imagen 4. Tipografía de la significación en Mi Diario

Puede verse que la linealidad del texto tiene es sencillo, recto y ofrece un mecanismo
de integración dinámica, destaca connotaciones visuales a elementos de significación
con alta carga semántica, tal como se muestra en el ejemplo anterior.

El predominio del color negro, tanto en la diagramación con en las letras, se debe a
su contenido semántico relacionado con la violencia y la muerte, por eso todo el
discurso guarda coherencia visual con el discurso verbal. Hay una ritmicidad que

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 187

garantiza una cohesión en el diseño y da garantía a un posicionamiento visual del


producto editorial.

El predominio de colores negros, de acuerdo con Costa (2003), le confiere un valor


límite al igual que neutralidad. La combinación del negro con otros colores genera
mayor enriquecimiento visual, tal como se mostró con la imagen anterior.

El lector de Mi Diario tiene patrones de referencia visual que le posibilitan, sin duda,
la distinción de diversos planos de lectura. El producto cultural impreso emplea las
estrategias signo-mayúscula, uso del color y alienación central del texto para darle
uniformidad al proceso de significación tipográfica. Esto hace que en esta mezcla
armónica de elementos visuales el contenido de sucesos se destaque por encima de
otras secciones del mismo medio impreso y allí se detecta el propósito comunicativo
más importante de Mi Diario: establecer el discurso de la violencia y la muerte como un
código de identificación social y en ese sentido se esfuerza en un equilibrio en la
armonía visual de su contenido.

3. El nivel semántico

3.1. Macro-sintagmas de violencia y muerte: lengua cotidiana y metaforización

El nivel semántico del Modelo de Análisis Semiótico se basa, como se dijo antes, en
el concepto de recurrencia, el cual tiene como función fundamentar la constitución de
bloques semánticos en el discurso. Por otra parte, estos bloques semánticos están
caracterizados por la redundancia de semas, lo que genera las isotopías.

Hay que distinguir sobre los aspectos sintagmáticos y paradigmáticos del discurso. El
sintagmático se relaciona con la sintaxis, la combinación de palabras en la oración y se
rige por reglas fijas (Renkema, 1999: 116). El paradigmático se refiere al paradigma, a
una lista de formas verbales. “En la lengua cotidiana, el proceso de selección de
palabras es simplemente la selección de palabras de una categoría equivalente, es
decir, que los elementos deben tener algo en común” (Renkema, 1999: 117).

En la revisión de los titulares, pueden detectarse las siguientes isotopías:

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 188

Isotopías Semas asociados


Es magia negra, ni Cupido la salvó, con sello de mafia, flotan
cuerpitos, chicharrón humano, una vaca asesina, el cielo la
Cuerpitos, chicharrón, esperaba, quedó reventao, lluvia de balas, vuelto papilla, quedó
reventao, papilla, molido, murió repotenciá, mandao al más allá, Pelona rondó de
molido nuevo a vecinos de El Palotal

Cuadro 7. Isotopías en el discurso de Mi Diario.

Se ha dicho anteriormente que uno de los aspectos discursivos más predominantes


en Mi Diario es el rastro oral. Esta modalidad del discurso se sustenta, a su vez, en
otras como la metáfora en la lengua cotidiana de los lectores del producto cultural
impreso.

Al clasificar los semas asociados a los campos violencia y muerte se encuentra que
hay una sobrelexicalización de la muerte: “pelona”, “más allá”, “magia negra”. Estos
términos están asociados a la isotopía corporal, con una sub isotopía de los sobre
natural. La frases son coloquiales, propias de la comunidad de hablantes, términos
asociados al registro oral. Resulta interesante revisar la postura de Van Dijk (1993:
114), quien sugiere que en el discurso periodístico no deben emplearse las expresiones
coloquiales.

Renkema (1999) explica que la metáfora es una forma de lenguaje figurativo en el


que el objeto o concepto se denota por medio de otro objeto a partir de similitudes entre
ambos. Así, la expresión “Chicharrón humano” adquiere una resignificación particular:
en la muerte de un hombre, calcinado en una explosión producto de un choque
automovilístico, Mi Diario representa discursivamente el estado físico del cadáver como
un chicharrón, cuya definición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua es el
siguiente: “Residuo de las pellas del cerdo después de derretida la manteca”. Se
produce así una comparación entre cadáver calcinado con la carne de cerdo derretida
en manteca. La muerte adquiere, por ende, patrones de representaciones burlescos en
el discurso. Cuando la metáfora sugiere una similitud que no existe en la realidad se le
conoce como metáfora falaz. Por ende, el producto cultural impreso ha ideado en sus

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 189

tres años de circulación una estructura discursiva sustentada en metáforas falaces para
dimensionar la muerte como entidad risible.

Se observa que las expresiones coloquiales ni siquiera se le atribuyen a fuentes


particulares, sino que son construcciones lingüísticas de los periodistas y editores de Mi
Diario. El título “La pelona rondó a los vecinos del Palotal” ilustra la personalización de
la muerte a partir del uso de lenguaje retórico y adquiere la fuerza para determinar
procesos sociales. En el caso citado, la muerte tiene el poder de determinar cuáles
localidades visitar.

Sobre este aspecto, se pueden destacar varias características, entre ellas la


producción de excesivas lexías que expresan subjetividad abierta. Se explicó al
comienzo de este capítulo que la primera frase que aparece en el titular es una
interpretación del medio sobre el suceso que se reseña. Por ejemplo, si un ladrón está
en el sexto piso de un edificio, cae y muere, el título construido es el siguiente: “Se
quedó sin telaraña”, una oración metaforizada en la que se compara al ladrón con el
protagonista de la serie estadounidense Spiderman.

He aquí un indicio sobre la intención de comunicación del periodista: convertir un


hecho trágico en espectáculo, la consumación de la muerte como hilo conductor de una
teatralidad que provoque en el lector una sensación de risa, de curiosidad, de
acercamiento morboso.

Cuando la conducta humana comienza a parecerse a la de los animales, entonces se


le asignan patrones de conducta propios de ellos, pero cuando es a la inversa se le fijan
cualidades de humanos a los animales, tal es el caso del título “Vaca asesina”.

Esta metaforización se inscribe en una lógica retórica con un propósito particular:


insertar a la muerte trágica en el humor, tal como se explicó anteriormente. Navarro
(1995) explica que las metáforas son figuras retóricas que permiten la sustitución de un
término por otro en virtud de su relación de semejanza. Fíjese cómo el término muerte
se sobrelexicaliza con términos como “pelona”, “silenciado”, “el más allá”. Por ejemplo,

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 190

la reseña de un hombre asesinado cuando se tomaba unas cervezas queda reflejada


en el título de la siguiente manera: “Brindará en el más allá”.

Los registros orales predominan mayoritariamente en los titulares de Mi Diario.


González y Martínez (2002) explican que lo oral y lo escrito han tratado de definirse
desde un criterio lingüístico, que atañe tanto a las propiedades estrictamente
lingüísticas (léxicas, morfosintácticas y textuales) como a los factores contextuales que
intervienen en el proceso comunicativo.

Estos autores explican que lo oral-coloquial es una variedad diafástica en la que se


usa el lenguaje para la sencilla finalidad práctica de la conversación cotidianaz. Mi
Diario titula con construcciones orales en el registro escrito porque la audiencia sentirá
la sensación de que se rompen barreras de la formalidad mediática y cree que el
discurso está diseñado exclusivamente para él, como si el medio estuviera hecho y
ajustado a sus necesidades y expectativas, para comprender en términos claros y en su
propio lenguaje, la realidad que se le presenta.

González y Martínez (2002: 79) explican que la espontaneidad, la simultaneidad de


la emisión y la recepción son características del registro oral, que además le otorga una
participación afectiva. En relación con la expresividad, cabe mencionar que el orden de
las palabras responde a una función pragmática de realce del suceso, como se observa
en el ejemplo “Ni Cupido la salvó”. Recuérdese que la participación afectiva forma parte
del carácter egocéntrico que preside a las manifestaciones coloquiales.

3.2. Isotopía de la muerte

Otro de los rasgos del discurso del medio impreso tiene que ver con la reseña de
asesinatos de manera positiva. Obsérvese el siguiente cuadro:

Isotopía Semas asociados


murió el día del amor, dejó al choro en el sitio, regalo de la muerte,
Muerte muerte heroica, salió su número, murió repotenciá

Cuadro 8. Isotopías de la muerte presentes en los titulares de Mi Diario

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 191

La violencia y la tragedia se representan en el medio como una realidad épica,


memorable, la subsume de todo rasgo de negatividad. “Murió el día del amor” denota
que no es tan malo morir el 14 de febrero, día de San Valentín, celebración del ritual
social del amor y la amistad.

La articulación del mensaje le asigna propiedades positivas a la muerte. Se está en


presencia de un despojo simbólico, a partir del discurso, de la muerte violenta. Si se
murió por una buena causa, el medio impreso considera que ese hecho es una “muerte
heroica”.

Frente a estos fragmentos de continuidad, se da una constante interpelación del


enunciador al enunciado, en ese afán por actualizar de manera automática las
funciones expresivas que reactualizan el vínculo comunicativo y por tanto de la función
conativa y fática del lenguaje. González (2002: 86) establece que la función fática
constituye una característica relevante de todo dispositivo espectacular y de todo juego
de seducción. “Murió repotenciá” (título de la noticia sobre la muerte de una dama que
se había hecho recientemente una cirugía plástica en los senos) y “regalo de la muerte”
son títulos que ilustran la anterior explicación, ambos están orientados al destinatario
para capturar su atención y además establecer el contacto directo, prolongarlo,
focalizarlo.

3.3. Doble isotopía: tragedia/comicidad

La transfiguración discursiva de la muerte adquiere significados en apariencia


disímiles pero relacionados entre sí: por una parte hay una representación trágica de la
muerte, pero se recurre a otras producciones discursivas para hacerla cómica. A partir
de la reiteración de semas y de los recursos léxicos, Mi Diario construye el concepto
muerte como una instancia de liberación de culpas o como la vía para cobrar alguna
deuda material, pasional.

Obsérvese el siguiente cuadro:

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 192

Doble isotopía Semas asociados

Muerte y Castigo, cornudo, siquitrillaron, se le fue el yoyo, talla mayor, su


tragedia/muerte y número, volaron su casco, fríitas con sangre, molido, lo colaron por
comicidad plata, vuelto papilla

Cuadro 9. Isotopías tragedia y comicidad presentes en el discurso de Mi Diario

Las noticias de sucesos presentadas en este producto cultural impreso acentúan lo


negativo, la promoción y exaltación de la violencia: “lo siquitrillaron” (destrozaron)
representa el último estado humano cuando paga con su vida por una deuda.

En ese empleo del lenguaje metafórico, el arrollamiento de una persona se construye


discursivamente como “quedó molido”. Un cadáver que recibió muchos disparos queda
representado con la expresión “lo colaron”… Nótese cómo el valor imaginado de la
muerte asume lo cómico como una construcción de espacios cognitivos que celebran
constantemente lo espectacular: “Fríitas con sangre” se refiere al asesinato de un
hombre, al que mientras tomaba cerveza lo asesinan (“fríitas” es el equivalente a esta
bebida alcohólica en el Zulia). La tragedia adquiere un valor humorístico.

Hay en la presentación de la tragedia y la comicidad una sistematización del lenguaje


en la escena mediática y que produce nuevos valores de interpretación de la violencia y
de la muerte, constituidos a partir de las variaciones en la vida cultural, así como en los
prototipos de la dinámica social del estado Zulia.

A partir de estas representaciones mediáticas, el consumo de una nueva tipología


discursiva sobre violencia se erige como una perspectiva de evasión del valor simbólico
de la muerte y de su importancia en la organización cultural. El discurso en las noticias
de sucesos de Mi Diario apunta a las satisfacciones de un nuevo significado de la
muerte a través de uno nuevo (comicidad), dotado de persistencia y, al mismo tiempo,
de fluidez, asimilado como naturaleza habitual, como un derecho y como un
sentimiento.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 193

3.4. Isotopías del detalle fotográfico: desenfreno del ver

Los elementos lingüísticos, semánticos y léxicos descritos son superpuestos en una


plataforma paratextual de amplias fotografías a color, que ofrecen detalles adicionales
sobre la muerte trágica y se resemantizan a partir de una tipografía de variados colores
para resaltar el hecho.

La imagen desempeña en Mi Diario una práctica mediática recurrente de consumo


específico sobre la violencia y elabora un repertorio de códigos que a los receptores del
mensaje les permite establecer una información adicional específica y un sistema
particular de comportamiento y e interpretación del hecho. Véase el siguiente ejemplo:

Día Mes Año Número Año de Número del ejemplar


página circulación
27 Septiembre 2009 Primera 7 3 994

Imagen 5. El mensaje visual microscópico de la muerte

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 194

La fotografía anterior acompaña una amplia reseña del medio impreso sobre el
asesinato de un hombre indígena. Para reforzar la información -dispuesta en dos
páginas completas- se le proporciona al lector información fotográfica que ahonde sobre
los detalles del hecho. En la imagen de la izquierda, el medio consideró importante
resaltar cómo los familiares recolectan la sangre del cadáver después de un asesinato.
“La echaron en un envase para hacer el ritual”, termina la leyenda fotográfica. En la
imagen de la derecha, en la parte superior, se exhibe otro dato: el cadáver envuelto en
una manta roja “en señal de venganza”, relata la nota periodística.

Como se ve, la reseña de detalles en apariencia innecesarios o privados, se


convierte en una acción comunicacional de promoción del espectáculo. La muestra de
las particularidades que giran alrededor de la muerte involucra un espacio de referentes
de significación que fascinan y atraen. Se trata de un mecanismo de proyección
discursiva en la promoción de un espacio fantástico sobre la muerte en el imaginario
colectivo.

Examínese otro ejemplo:

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 195

Día Mes Año


18 Noviembre 2009
Número de página
Página 3
Año de circulación
3
Número del ejemplar
1046

Imagen 6. La sobreexplotación de la imagen

En este ejemplo se produce una sobreexplotación en la representación de la muerte:


una fotografía (derecha) muestra las vísceras del cadáver y se apoya en una leyenda
fotográfica que enfatiza lo que Imbert (2003: 113) denota como destape de la muerte:
“Los intestinos de la víctima quedaron afuera”. La otra fotografía (izquierda) refuerza un
discurso microscópico de fascinación por lo repulsivo pero que se convierte en
fascinante. La leyenda dice textualmente: “Antonio tenía detrás tremenda tronera28. La
bala le salió por el ojo derecho”.

Esta visión de fragmentación de la muerte acentúa una percepción morbosa, propia


de los periódicos sensacionalistas, sólo que en este caso los límites de la
representación desbordan toda racionalidad y axiología.

La repetición de este tipo de imágenes, que forma una isotopía del detalle
fotográfico, fomenta en el lector una intromisión en el espacio privado del sujeto

28
Tronera significa hueco en el lenguaje coloquial zuliano.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 196

mediante una doble estrategia discursiva: la organización del mensaje visual hecho por
el producto cultural impreso y la promoción de una representación visual que provoque
una adulteración del morbo del lector. “Detiene la mirada, la poraliza y de alguna
manera la aparta de la realidad, del contexto, del referente social” (Imbert, 2003: 114).

Hay, pues, un campo de visibilidad saturado por la fuerza de un discurso visual


microscópico para convertir la muerte trágica en objeto de fascinación y en hilo
interpretativo de la violencia real.

3.5. Ideología transfigurada de muerte

El análisis semiótico de Mi Diario permitió detectar que la reiteración del discurso,


basado en la adjetivación, metaforización, conversión de tragedia en comicidad y el
discurso del detalle visual, provoca -a partir de la función fática del lenguaje- una
instancia de totalización espectacular de la violencia y la muerte como mundo
referencial de resignificación y como instancia de adulteración de la realidad.

Hay una sofisticación del mensaje y un discurso efectivo capaz de provocar un


paralelismo naturalizado de la violencia como hecho cotidiano, aceptable y como
espacio de liberación de las angustias sociales frente a la emergencia del contexto
referencial real del ciudadano sobre la violencia.

El mensaje resultante evidencia el siguiente matiz ideológico: a) uso del léxico


metafórico para referirse a la muerte como “pelona”, “pelona borracha”, “el más allá”, b)
empelo intencional de secuencias discursivas para recrear una historia teatral, paralela,
especular; c) reflejo en el discurso de una reconstrucción del acontecimiento dramático
totalmente volcado sobre el humor y la cotidianidad.

Necesario entonces es rescatar los postulados de Lewkowicz: “Lo que llamamos


violencia emerge o irrumpe ahí donde queda sorprendido o comprometido lo que hace
vínculo entre las personas, el discurso y las prácticas que producen una comunidad. La
violencia aparece ahí, en las orillas del discurso, porque precisamente por fuera del
discurso no hay nada que decir” (2004: 55).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 197

El posicionamiento de esta ideología sobre violencia y muerte en Mi Diario deja


abierta la posibilidad de indagar en qué medida esta práctica discursiva está
instaurando en el Zulia un nuevo imaginario verbal de violencia y la muerte en el que
expresiones simples y cotidianas se adoptan para [re] asignarles nuevos sentidos,
nuevos significados sociales en las actuaciones verbales de la audiencia, sobre todo a
partir de lo que afirmaba Langacker (1991) sobre la influencia del uso en la estructura
del lenguaje.

Hace falta, pues, estudiar el paradigma de un posible significado emergente sobre la


muerte y la violencia en las representaciones verbales de la audiencia zuliana, a partir
del discurso desimbolizado, situado en el ámbito de lo dual: imaginario y voyerista.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 198

Capítulo V.
La interpelación mediática de la
violencia y la muerte

El crimen nos inspira una especie de terror ancestral, nos fascina y nos paraliza al mismo
tiempo. La sangre, ese líquido que aún posee vida y se va coagulando, se va oscureciendo y
convirtiéndose en materia, es nuestra propia sustancia derramada. No somos más que
probablemente eso, aunque somos también y sobre todo aquello que desafía el razonamiento y
la explicación. La sangre atrae y retiene la mirada. ¿Cómo es posible? ¿Cómo impedir algo tan
espantoso? La sangre, por decirlo así, necesita ser meditada. Porque el miedo, que forma parte
de nuestra naturaleza, es, al mismo tiempo, un estado antinatural
Boileau Narcejac, La novela policiaca

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 199

PARTE I. REPRESENTACIÓN DE LA VIOLENCIA Y LA MUERTE EN MI


DIARIO. EVALUACIÓN CUANTITATIVA
1. Evaluación del espacio por secciones

Uno de los primeros objetivos de esta investigación se centró en la caracterización


(cuantitativa y cualitativa) de la representación de la violencia y la muerte hecha por Mi
Diario en el Zulia.

Uno de los aspectos del análisis morfológico del medio impreso se refiere al índice
de peso informativo, definido por Méndez (2007) como una medida compuesta a partir
de la evaluación de tres variables: ubicación del tema en el ejemplar, ubicación en la
página y la valoración.

Resultó pertinente evaluar cuánto espacio se dedica en Mi Diario a la proyección de


las noticias de sucesos para determinar la importancia del tema en la agenda
informativa de este producto cultural impreso.

En las mediciones hechas, se constató que la sección que mayor espacio y


proyección ocupa en Mi Diario es la de sucesos. A continuación, se detallan los
resultados en el siguiente gráfico:

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 200

Cantidad de espacio para cada sección


25

20,93

20
17,62 17,29

15 13,7

9,95
10 9,18

5,27
5
3,46
2,25

0
Sucesos Comunidad Sexo Farándula Juegos de Esoterismo Deportes Columnas de Publicidad
azar opinión

Gráfico 6. Cantidad de espacio por secciones en Mi Diario.

La sección que más prevalece en espacio es la de deportes con 20,93%. Le siguen


Sucesos con 17,62%; Comunidad con 17,29%, Farándula con 13,7% y Sexo con
9,18%. Se le dedica menor área en el producto cultural impreso a los juegos de azar
(5,27%), esoterismo (3,46%) y las columnas de opinión, que generalmente versan sobre
el tema deportivo (2,25%). La publicidad dentro del tabloide abarca un espacio
considerable, está en el quinto lugar entre las secciones mencionadas con 9,95%.

Estos resultados, en una primera lectura, demuestran que las secciones que mayor
esfuerzo editorial tienen dentro de Mi Diario son las relacionadas con noticias sobre
eventos deportivos, sucesos y problemas de las comunidades. En apariencia, la
sección que ocupa mayor porcentaje de espacio es la de deportes. Sin embargo, al
tomar en consideración otros aspectos en la valoración del espacio para cada sección,
se evaluó también la proyección de cada sección en la primera página del medio
impreso. Méndez (2007: 102) explica que la medición del espacio no abarca
únicamente el caso de la noticia en su respectiva página, sino que en el caso de que
una noticia tenga llamada en primera página, se medirá cada parte como un caso
separado, esto es, el llamado y la noticia en sí se considerarán como casos separados.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 201

La medición abarcó, entonces, también la valoración del espacio que se dedica a cada
sección en la primera página del medio impreso.

1.1. Temática de la primera página

Periodísticamente, la primera página de un medio impreso representa la vitrina, la


parte del medio en la que se promocionan los aspectos más importantes del contenido
total del medio para los lectores (Manual de Estilo de El Tiempo, 2000).

La primera plana, como también se le conoce, constituye el acercamiento del


contenido al lector, tanto desde el punto de vista visual como discursivo y, por ende, la
ubicación de las noticias en esta parte del medio ha sido considerada por el equipo o
consejo editor como las más trascendentes a reseñar, las que deben tener mayor
atención para los lectores.

En el caso de la evaluación de la proyección de las secciones en la primera página


de Mi Diario, se obtuvieron los siguientes resultados:

Temática de la primera página

Promociones del periódico 14,28

Sexo/Exhibiscionismo 7,14

Espectáculos 7,14

Denuncias comunales 17,85

Sucesos 53,57

0 10 20 30 40 50 60

Gráfico 7. Temática de la primera página de Mi Diario.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 202

La mayor parte de las noticias reseñadas en la primera página de este tabloide está
dedicada a la proyección de los sucesos (53,57%). Estos resultados permiten
establecer que para el consejo editorial de Mi Diario el contenido más importante y el
que debe tener el primer contacto con el lector es el referido a las notas y reseñas
relacionadas con los sucesos, violencia y muerte.

Día Mes Año


9 Diciembre 2008
Número de página
Primera página
Año de circulación
2
Número del ejemplar
715

Imagen 7. 53,57% de las portadas de este medio impreso se dedican a la reseña de sucesos
sangrientos

La imagen 7 muestra el estilo de portadas de Mi Diario, en las que se destacan las


reseñas de asesinatos, robos, secuestros, es decir, todas las noticias relacionadas con
la crónica policial.

Por otra parte, se evidencia que se destina espacio para las denuncias comunales,
que son recurrentes en las primeras planas de Mi Diario: se refieren a la carencia de
servicios públicos de alguna comunidad del Zulia, ayudas y peticiones a entes públicos

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 203

para la infraestructura de hospitales y escuelas o simplemente para reseñar el grado de


precariedad en el que viven algunas familias zulianas.

Para Mi Diario es sumamente importante mantener posicionado su eslogan La voz


del Zulia, de allí que las noticias relacionadas con los problemas de la comunidad
tengan un espacio considerable.

Otro de los espacios que resaltan tiene que ver con las autopromociones del medio
(14,28%). En ellas, sobresalen concursos a beneficio de los lectores, tales como rifas
de electrodomésticos, automóviles y dinero, hasta la invitación a las jovencitas zulianas
para participar como modelos en la sección Bomboncitos, espacio en las que aparecen
semidesnudas y se venden sus fotografías a través de mensajes de texto por teléfonos
celulares. La proyección de la autopromoción del producto cultural impreso abarca
también juegos de lotería y rifas colectivas. Hay una fuerte influencia en el
reforzamiento de las necesidades colectivas y su solución a través de propuestas
facilistas, mágicas, rápidas, que refuercen la condición de explotación del cuerpo, la
condición de ama de casa o de ciudadano necesitado, cuyos problemas se pueden
resolver con un golpe de suerte. Ocupa también un importante espacio para los
espectáculos y para el sexo (ambos con 7,14%).

En síntesis, la temática de la primera página está concentrada, principalmente, en la


promoción de los sucesos como elemento central del contenido de Mi Diario. Si a esto
se le suma el hecho de que se le destina el mayor espacio en las páginas internas, se
concluye entonces que la promoción de la violencia y la muerte, representada en
noticias de sucesos, se perfila como la principal temática de Mi Diario.

1.2. Ubicación de la violencia en el ejemplar

La ubicación del contenido de un medio impreso se hace según el orden de


importancia de la noticia. Así, los estatutos periodísticos sobre la morfología del medio
impreso señalan que las páginas impares se destinan para noticias de impacto, que se
quieran resaltar. Las de primera página son las noticias de mayor peso informativo,

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 204

como se explicó anteriormente. Las páginas pares, aunque no tienen tanto peso desde
el punto de vista del diseño, también representan un espacio importante.

Méndez (2007) explica que se deben tomar otros criterios de valoración en la


ubicación de las noticias en las páginas de medio impreso. Dice la autora que por
ejemplo una pieza que abarque dos páginas enfrentadas, tendrá mayor valor que una
ubicación de media página vertical. La media parte superior tendrá mayor que la media
inferior y así sucesivamente. “Las tarifas publicitarias para la ubicación de piezas en los
medios impreso son buena referencia para determinar esta jerarquización” (Méndez,
2007: 104).

En esta parte del estudio, la intención se centra en analizar la ubicación de las


noticias de sucesos en las páginas de Mi Diario. Esta tarea implica una evaluación
sobre la importancia y el peso informativo de la violencia en este medio impreso.

Revísese el siguiente gráfico:

Ubicación en la página

Centro unido 2,5

Interna par 42,5

Interna impar 40

Primera página 15

0 5 10 15 20 25 30 35 40 45

Gráfico 8. Ubicación de las noticias de sucesos en Mi Diario.

Se constata nuevamente la importancia que el producto cultural impreso asigna a las


noticias de sucesos. 42,5% del contenido sobre violencia se ubica en páginas pares.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 205

Esta cifra indica que casi la mitad del contenido sobre violencia se inserta en este
tipo de páginas. Seguidamente, en un porcentaje similar (40%) se encuentran las
páginas impares, que sirven para proyectar más apreciablemente el contenido violento
de Mi Diario. Las cifras anteriores indican que más de 80% de las noticias sobre
sucesos se ubican en estos dos tipos de páginas.

Destaca, a su vez, que la primera página se convierte en el espacio ideal de


acercamiento de la violencia mediática con el lector. La medición mostró que 15% del
contenido sobre violencia se proyecta, tal como se constató anteriormente, en la
primera página del medio impreso. Si se compara el porcentaje de ubicación entre las
páginas impares y la primera página la cifra asciende a 55%, lo que implica que los
espacios más importantes del medio se destinan principalmente para mostrar la
violencia social.

He aquí una de las estrategias comunicativas del medio: acercar, aproximar los
sucesos al lector mediante el aprovechamiento de los criterios morfológicos del
producto cultural impreso.

La efectividad de esta estrategia se registra en la evidente visibilidad que Mi Diario


pretende construir y proyectar sobre la violencia social a través de su plataforma
mediática.

Estos resultados constatan las claves de organización del contenido del medio
impreso para acentuar los aspectos esenciales de claves de apreciación de la realidad:
para Mi Diario es trascendente posicionar la violencia y la muerte como temática que
debe ser de principal interés para los ciudadanos.

Si se toma en consideración que representar una realidad significa proponer y


difundir una noción de la realidad, se deduce que el producto cultural impreso establece
a través de las noticias de sucesos unas claves de interpretación que giran alrededor de
la muerte y que la insertan en la cotidianidad del lector.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 206

1.3. Espacio de los sucesos en las páginas

Una vez señalada la ubicación de las noticias de sucesos en este tabloide, el


siguiente aspecto a estudiar tiene que ver con la cantidad de espacio dedicado en cada
página específicamente. A continuación, se presentan otras cifras que complementan
las anteriores consideraciones:

Ubicación de los sucesos en las páginas

60
60

50

40

30

20
17,5 17,5

10
2,5 2,5
0
Media Media Roba Páginas
Página entera
pág.horizont pág.horizont pág.inferior enfrentadas
Ubicación en la página 17,5 17,5 60 2,5 2,5

Gráfico 9. Ubicación de las noticias de sucesos en las páginas de Mi Diario.

El reforzamiento de lo que Imbert (2003) ha denominado como hiperrealidad


mediática se constata en esta parte de la investigación. El autor dice que la prensa
emplea un código que más allá del realismo, rehabilita, revivifica y simula la realidad a
través de la exacerbación efectos de realidad.

Mi Diario se caracteriza, así lo constatan los resultados cuantitativos del estudio, por
ser una plataforma de hiperrealidad mediática que exacerba la violencia y el crimen: es
su principal intención de comunicación.

Nótese cómo la mayor parte de las noticias de sucesos (60%) se ubican en páginas
enteras para la reseña de este tipo de contenidos.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 207

Las medias páginas horizontal superior e inferior obtuvieron cifras similares (17,5%),
páginas enfrentadas, 2,5% y en menor proporción la robapágina inferior obtuvo el
restante 2,5%.

Estas cifras indican el predominio de la representación de la violencia en Mi Diario:


no solamente ocupa el mayor espacio dentro del medio impreso como sección (crónica
policial), sino que también ostenta el mayor espacio en el ejemplar y en la página.

Se evidencian que el régimen del ver en Mi Diario gira en torno a la visualización de


la violencia como oferta editorial principal. Se refuerza mediáticamente por su perfil de
especialización en la reseña de sucesos como manera de representación de la realidad.
Tal como se muestra en la justificación de la franquicia mediática de Mi Diario, usa los
recursos morfológicos del medio impreso para consolidar lo que ellos mismos han
catalogado como periodismo criminal.

La narrativa de la violencia en Mi Diario resulta en una propuesta de inteligibilidad y


significación, como un principio de valoración del ser, de representar, de comprender,
en fin, en un espejo donde la sociedad pueda mirarse y desprender las múltiples
interpretaciones de su entorno más inmediato.

Estos primeros indicadores demuestran que existe una hipervisibilidad de la violencia


en Mi Diario como un contrato comunicativo, en el que la oferta de realidad tiene en la
proyección de violencia los elementos de interpretación de la realidad.

1.4. El objeto del mensaje en Mi Diario

Méndez (2007) define objeto del mensaje como la persona o el tema del que se
habla en el texto periodístico. Una vez demostrado que la violencia y la muerte ocupan
la temática central en Mi Diario, se consideró pertinente el análisis del tratamiento del
tema en sus páginas.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 208

La identificación de una cultura de la violencia en el medio impreso ameritó identificar


cuáles temas son más representativos en este tabloide en la orientación de su línea
editorial sobre la violencia.

Objeto del mensaje


16 15 15 15 15
14 Asesinatos brutales
12,5 Ajustes de cuentas
12 Crímenes pasionales
Secuestros
10
Tráfico de drogas

8 7,5 Accidentes tránsito


Enfrentamientos
6 5 5 5 Robos
Violación
4 Malformaciones congénitas
2,5 2,5
Otros accidentes
2

Gráfico 10. Objeto del mensaje sobre violencia y muerte en Mi Diario

Cuatro temas centrales ocupan la agenda informativa de Mi Diario: los asesinatos


violentos, los ajustes de cuenta, los crímenes pasionales y los robos (15% cada uno).

Han sido estos temas los que principalmente afectan a los venezolanos, según los
reportes criminalísticos hechos por las autoridades29. Diariamente y durante los tres
años de circulación de este producto cultural impreso, sus páginas se han encargado
de explotar y trasmitir una representación de la violencia y la muerte apoyada en estos
cuatros temas. Los tópicos anteriores ocupan una posición privilegiada en la
representación de la violencia hecha por el medio.

La intención es la escenificación de la violencia como paradigma cotidiano de


convivencia con la muerte. Hay una exploración deliberada de los límites de la
violencia social que se mediatiza para ponerla al alcance de todos.

29
Se sugiere la revisión de las cifras anuales sobre violencia del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y
Criminalísticas (CICPC) y del Ministerio de Interior y de Justicia.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 209

También se da la proyección, en menor proporción, de otros temas violentos. Las


violaciones ocupan una segunda posición en la sobresaliente temática de violencia del
medio impreso (12,5%). Le siguen otros accidentes (7,5%), malformaciones congénitas,
enfrentamientos, accidentes de tránsito (5%). Los temas sobre violencia que ocupan
menor espacio en Mi Diario se refieren al secuestro y tráfico de drogas (2,5%).

1.5. Las fuentes del mensaje

En apartados anteriores, se hacía referencia al empleo de las fuentes de información


en la noticias de la crónica roja, porque ellas pertenecen al universo de personas,
instituciones, partidos que dan origen a la información. El empleo de la fuente, desde el
ámbito periodístico, ofrece una noción de indagación y verificación sobre la información
que se recopila.

El siguiente gráfico ofrece detalles sobre las fuentes usadas mayormente en Mi


Diario en la construcción de la representación social de la violencia:

Fuentes del mensaje

40 37,5
35 32,5
30
25
20
15 12,5
10
10
5
5 2,5
0
Fuentes Familiares de Autoridades Vecinos Testigos Testigos sin
policiales las víctimas sanitarias identificados identificar

Gráfico 11. Fuentes del mensaje en las noticias de sucesos en Mi Diario.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 210

Las fuentes consultadas son los familiares de las víctimas (37,5%); en segundo
lugar, aparecen las fuentes policiales (32,5%). En menor proporción, destacan en Mi
Diario las consultas a testigos identificados (12,5%) y los testigos no identificados
(10%). Las alternativas como vecinos y autoridades sanitarias obtuvieron porcentajes
de 5% y 2,5% respectivamente. Ahora bien, si se suman los resultados de las variables
Familiares de las víctimas, vecinos, testigos identificados y testigos sin identificar la cifra
asciende a 67,5%.

Estos resultados comprueban la superficialidad en la comprobación de la información


en las noticias de sucesos, tal como lo denunciaba Rey (2007), pues la agenda
informativa de sucesos está altamente relacionada con la competencia-rivalidad entre
empresas informativas y con cuál medio reseña primero la información.

La lógica de la búsqueda del número y no de la calidad habla de una rutina


periodística del suceso sustentada en la rapidez de la obtención de información y la
ausencia de investigación periodística que puede ofrecer detalles más fieles al rigor en
la precisión del dato.

Esta rutinización del delito funciona bajo parámetros de la cantidad: entre más
sucesos y más sangrientos se publiquen, mayor garantía de éxito mercantil se adjudica
el producto cultural impreso. En la lógica de la cantidad, funciona la mera reseña. Es
más fácil para un reportero llegar a la escena del crimen (usando el argot policial) y
consultar a la primera fuente que se presuma esté involucrada en el delito.

Este mecanismo de consulta es el predominante en Mi Diario: la construcción de un


relato sobre la violencia que se apoya en la verificación de la información proporcionada
solamente por testigos de más fácil alcance.

El peligro de esta práctica radica en la posibilidad de dejar brechas informativas y


provocar la especulación, una táctica muy usada frecuentemente en las noticias sobre
sangre. Se deja casi a la imaginación del lector la resolución del caso, la exploración de
las posibilidades del porqué asesinaron a un ciudadano.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 211

PARTE II. LA EVALUACIÓN CUALITATIVA DE LA REPRESENTACIÓN


DE LA VIOLENCIA

1. La hipervisibilidad de los sucesos: “Reventaron a dos”

La representación de la violencia y la muerte en Mi Diario se inscribe, como se ha


demostrado en los resultados cuantitativos, en un régimen de visibilidad: se trata de
proyectar los sucesos como propuesta mediática de la realidad más inmediata.

La hipervisibilidad de los sucesos no solamente se ubica en la cantidad de espacio


dedicado a esta sección, sino que el contenido propiamente también adquiere una
dimensionalidad del ver. El sentido de realidad en Mi Diario adquiere su expresión más
cruda, se trata de una exageración de rasgos de la muerte en ese querer mostrar el
universo de la violencia.

Morfológicamente, este medio impreso dedica sus recursos de espacio y diseño para
acercar la violencia al espectador. Esta técnica se refuerza con una solicitación de la
mirada del lector a través de una representación de la violencia a partir de una
hipertrofia representativa, la puesta en escena en el medio de unos símbolos de
representación de la muerte como espacio de interlocución.

La hipervisibilidad se convierte en Mi Diario en técnica de demostración: los detalles


de la violencia abarcan, tal como se observa en la imagen 8, la deliberación de la
muerte a través del cuerpo: se sobresaltan las heridas, la posición del cadáver, la
sangre que discurre.

Se exterioriza toda una iconografía de visibilidad con la intención de representar la


víctima de la violencia en su expresión más desinhibida para inscribir en esa fotografía
las miserias de su propio cuerpo. “Los torturaron, desnudaron y mataron”, resalta el
subtítulo de la noticia, especie de correlato de explicación a través de una proxémica
léxica que restituye las expresiones orales para resaltar la condición de los cuerpos
exhibidos.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 212

Día Mes Año


20 Diciembre 2008
Número de página
Página 15
Año de circulación
2
Número del ejemplar
726
Imagen 8. La hipervisibilidad del crimen como contrato comunicativo

La hipervisibilidad es una extensión, exacerbación y degradación de la categoría de


lo informativo para irrumpir en la trivialización de la muerte como objeto de atención.

La noticia sobre este suceso aparece como categoría difusa que invade el espacio
comunicativo y emerge, tal como se muestra en la imagen 8, en fotonoticia y fascina
porque es portador de sentido más allá del contexto de producción del acontecimiento.
Es una especie de exaltación de los cuerpos del terror.

La intención es hacer hablar la muerte, personalizarla, se eleva su interés para


convertirlo en promesa de interpretación social. A propósito de la metáfora del espejo,
(Brito, 2008: 57) explica que los medios de comunicación, en especial los dedicados a

la crónica roja, estructuran una producción de dolor y sufrimiento a partir de una


materialidad.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 213

2. La transfiguración del crimen: “De agua e coco”

El crimen y la sensibilidad forman los dos elementos de esa relatoría cotidiana que
habita en el gusto popular para reconocerse en sus propias miserias y así hacer
digerible el suceso sangriento.

Se observa una transfiguración del ser como una entidad en la que nada debe
quedar oculto, todo más bien develado. Esta táctica del medio representa una
alteración de las formas de la subjetividad para la tarea de consumación de patrones de
apropiación desaforados y promover un consumo distorsionado por lo ajeno-íntimo-
privado. Los autores consultados en esta investigación coinciden en que el caos actual
tiene su origen en esa dislocación que ha provocado el discurso de los medios por la
fascinación de lo íntimo.

Día Mes Año


17 Septiembre 2009
Número de página
Página 4
Año de circulación
3
Número del ejemplar
984
Imagen 9. La transfiguración del suceso

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 214

En la leyenda de la fotografía de la imagen 9, puede leerse una descripción que


representa una complacencia por el exceso y un acoso al detalle superfluo de lo íntimo:

“Estaba podrío. El cuerpo de Ricardo estaba a punto de reventar. Los peces se lo


estaban comiendo. Sus familiares fueron al sitio del hecho y reconocieron el cuerpo”

Obsérvese que en Mi Diario se promueve una intensificación por el accidente, una


instauración de la pornografía del horror como sustento de un novedoso régimen del
ver:

3. El acoso simbólico a la intimidad: “Por los cachos”

La tentación de la óptica mediática, un ver por ver que degenera en una mirada
perversa, anula todo referente e impulsa una pérdida del contenido: una mirada invisible
que puede incurrir en una representación de lo invisible.

Se evidencia una tendencia por explorar y explotar los límites del ver para fomentar
una contemplación de la violencia en su estado más desaforado. La peligrosidad de
esta práctica mediática estriba en el hecho de que puede producirse una confusión
representación-realidad que deviene como consecuencia una insensibilización ante la
violencia real. La hipervisibilización de la violencia representada trae consigo la
anulación de la violencia como hecho real y sensible.

El acoso simbólico de la intimidad significa el desarrollo de mutaciones en el sentir


colectivo, una demanda más o menos consciente, de emoción, a visualizar todo y
“saturar el espacio comunicativo hasta alcanzar la obscenidad (de ver excesivo,
sobrecarga sígnica, sobrepuja narrativa)” (Imbert, 2004: 105).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 215

Día Mes Año Número Año de Número del


página circulación ejemplar
17 Diciembre 2008 Primera 2 723
página

Imagen 10. El acoso simbólico de la intimidad

La ausencia de límites en la reseña de los asesinatos propicia la invasión desmedida


a la intimidad: “Mujer exigió al marido que dejara a la amante. Él se molestó y le dio un
tiro en la cabeza”, explica el texto inferior de la página y que representa un juego de
recursos metafóricos en la justificación al acoso que tiene lugar en la búsqueda de la
intimidad del otro.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 216

4. La extravagancia de la muerte: “Chicharrón humano”

La producción editorial de Mi Diario se enfoca en la exaltación de la muerte para


crear lazos de afecto/rechazo/aceptación con la audiencia. Las estéticas mediáticas
actuales establecen el cuerpo como objeto de mayor incidencia visual en sus múltiples
transparencias y anorexias.

Rincón (2006) establece la intervención de un lenguaje suave, con dejos de


profundidad y elegancia en el adjetivo, que afianzan el sarcasmo, la burla, la ironía,
presenta la realidad desde lo exótico, lo inverosímil y lo extraño. Revísese el ejemplo de
la imagen 6:

Día Mes Año


18 Junio 2007
Número de página
Primera página
Año de circulación
1
Número del ejemplar
153
Imagen 11. La representación extravagante de la muerte

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 217

Las estéticas mediáticas funcionan bajo el esquema de creación de su propio mundo


de la vida, individualista y exhibicionista. Sin dejos de pudor, ante la noticia de un
choque automovilístico en el que tres cadáveres quedaron calcinados, Mi Diario optó
por un título con tono humorístico: “Chicharrón humano” es la simbolización de una
extravagancia de la narración para insertar la muerte en un campo de imaginaría
burlesca.

5. La violencia como patrón de entretenimiento: “El amor lo mató”

El entretenimiento, como se ha explicado, es la celebración de la ligereza, del


lenguaje envolvente destinado a manifestar su superficie lúdica, estética y fetichista. En
esta cultura del ocio, Mi Diario irrumpe una simbología estética capaz de fomentar toda
una lógica del consumo de lo superficial, basado en el atractivo pasional, la
impresionabilidad, la espectacularización y lo instantáneo para fundar lo que los
teóricos han denominado como el imperio de lo visual.

Día Mes Año


29 Noviembre 2008
Número de página
Página 14
Año de circulación
2
Número del ejemplar
705
Imagen 12. La superficialidad de la muerte en la cultura visual

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 218

“El amor lo mató”, explica el título de la noticia para revelar los estragos de las
pasiones en los seres humanos. Evidentemente, se está en presencia de un contenido
absolutamente lúdico. La fotografía en un plano cerrado del rostro del cadáver se
convierte en la primera forma audiovisual capaz de convertir la tragedia y la sangre en
goce.

6. El goce de la muerte

Día Mes Año


26 Diciembre 2008
Número de página
Página 14
Año de circulación
2
Número del ejemplar
733
Imagen 13. El show del goce de la muerte

En el ejemplo de la imagen 13, se presenta con sarcasmo cómo un travesti fue


asesinado al ser confundido con una mujer. Mi Diario insiste en el juego metafórico para
hacer más atrayente la tragedia: “Sus cabellos y curvas lograban enloquecer incluso a
los que sabían que era travesti. Un médico le sugirió que se operara los genitales”, reza
la leyenda de la foto en la que aparece su cadáver.

Este producto cultural impreso casi lamenta el hecho de que no se haya cambiado
quirúrgicamente el sexo, porque de lo contrario estaría vivo. “Había nacido para ser
mujer”, remata en un intento por adoptar una postura ante la desgracia de la víctima.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 219

La muerte en este medio, evidentemente, adquiere la dimensión de un espectáculo y


vemos que su aprovechamiento se sustenta y enmarca en una sociedad conmovida por
la incertidumbre y enceguecida ante el consumo de lo trivial.

El mundo del show y su emocionalidad se ha multiplicado y ha llegado a la política, la


educación, la religión y -sobre todo- al crimen. Se observa en esta imagen como la
muerte cotidiana se le acerca a la audiencia a través de un paroxismo del cadáver.

La muerte se convierte en estatuto risible, en la interpretación cómica de la pérdida


de la vida, en el establecimiento de un nuevo canon de apreciación ante la sangre: no
impresionarse ante la brutalidad, no lamentar ni rechazar el salvajismo de la muerte
inesperada, sino celebrarla, disfrutarla.

La expresión de la violencia ha ideado sus propios símbolos, códigos y valoraciones.


Imbert (2004) alerta que el sujeto actual se desenvuelve dentro de un sistema
desestructurado, donde no hay fines sociales ni fundamento simbólico.

Este sujeto tiene en común una evasión del tiempo, pérdida de noción de los límites
y la desaparición o declive de las identidades. En este contexto de incertidumbre social,
Mi Diario ha hecho desaparecer la violencia como categoría informativa para convertirla
en contenido lúdico, en espectáculo: “Aparece como metacategoría social con un
peculiar código que cae en el sensacionalismo: visibilización excesiva de la realidad y
dramatización del relato, exacerbación narrativa y descriptiva” (Imbert, 2004: 90).

7. La exacerbación de la sangre

La representación de la violencia en Mi Diario produce una dicotomía entre terror-


fascinación. La intención es la proyección del terror-fascinación por el crimen callejero.

El miedo se diluye en la angustia como consecuencia de una realidad insegura que


existe para el grueso de los sujetos que se refuerza en las representaciones mediáticas
de Mi Diario sobre la muerte.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 220

Día Mes Año Número Año de Número del


página circulación ejemplar
9 Junio 2008 Primera 2 502
página

Imagen 14. La exacerbación de la sangre

La sangre se esparce por la espalda de la víctima, gotea incesantemente hasta


formar un charco, al tiempo que los vecinos y familiares discuten entre sí sobre el
asesinato. La imagen 14 no puede ser más clarividente: la sangre se convierte en el hilo
de la representación-interpretación sobre la violencia, ejemplifica lo que Imbert (2004)
cataloga como el grado plus de la muerte.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 221

Día Mes Año


16 Julio 2008
Número de página
Página 5
Año de circulación
2
Número del ejemplar
537
Imagen 15. La dicotomía terror-fascinación

Como diría Balandier (1994), el acontecimiento procesado por los medios de masas
se convierte en la matriz en la que se labran los mitos del presente y la escena efímera
en que el drama representado deviene en portador de una lección. En el caso del
ejemplo de la imagen 15, la lección metaforiza que cuando alguien muere mientras
ingiere licor, el acontecimiento se convierte en festín, fiesta, en celebración: “Alfredo
García salió de su residencia […] a beber licor en casa de unos amigos, cuando quería
pasar una gandola, se encontró con una camioneta de frente”.

La construcción de la violencia y la muerte en este medio juega con las fibras más
sensibles de la cultura, de allí que sus construcciones discursivas apunten a la
elaboración de significaciones sociales básicas de sumisión, poder, pornografía, sobre
lo prohibido y la festividad.

Cuando Imbert (2004) habla de una pérdida del valor de la violencia, hay que
considerar dos aspectos: lo real (violencia cotidiana) y lo simbólico-imaginario (valores

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 222

de la muerte en los medios). Esta última es la mayormente explotada en Mi Diario, en la


que la muerte, como se vio en el ejemplo anterior, es sinónimo de festividad.

8. La mitología de la violencia: “Fue tentado por Lucifer”

Se ha dicho que la muerte en los medios se transforma en un objeto reprimido que


de tanto representarlo, se pierde conciencia del hecho en sí mismo. En este caso, la
audiencia acude a la contemplación de la muerte convertida en un espectáculo en el
formato mediático que además se reviste de toda una simbología mitológica-perversa
de la muerte presente en el imaginario social.

Día Mes Año


16 Julio 2008
Número de página
Página 4
Año de circulación
2
Número del ejemplar
537

Imagen 16. La mitología en la representación de la muerte

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 223

El imaginario del bien y el mal se refuerzan en las noticias sobre violencia a través de
técnicas discursivas que evocan un hiperrealismo ficcional como método de
intervención de la muerte como hecho trascendente, capaz de relacionar mitología
(Lucifer) con realidad (tentación).

Se consagra, pues, un universo mitológico que traduce una inaceptabilidad del hecho
natural (morir) y se le asigna un grado de culpabilidad a un ente alegórico-teológico
como el demonio: murió por culpa de Lucifer.

En Mi Diario, sin duda, hay un deseo [in] consciente de reinventar creaciones


místicas para representar los resultados de la violencia real hasta llegar a darle forma a
una estructura aberrante del mundo con sus seres contra natura.

Imbert (2004) refuerza esta idea cuando explica que se producen la conciliación de
los contrarios: la vida con la muerte, la ciencia, el satanismo, el más allá con las
impresiones, las sensaciones, pulsiones y crea un universo en el que “los corazones no
palpitan, sino las vísceras, cuando no es la palpitación de la muerte” (ídem: 132).
Nótese como en esta ilustración se aprecia fácilmente este planteamiento:

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 224

Día Mes Año Número Año de Número del


página circulación medio
16 Septiembre 2009 Primera 3 984
página

Imagen 17. Las estrategias místicas de la violencia real

El misticismo recobra una fuerza insospechada en la representación mediática de la


violencia: a la audiencia hay que hacerla devota de la muerte. Revísese los siguientes
ejemplos que constatan esta explicación:

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 225

Días Meses Año Número Año de Números de


páginas circulación ejemplares
18 Enero 753
9 Febrero 2009 Primeras 3 774
15 Julio páginas 922

Imágenes 18, 19 y 20. El misticismo de la muerte

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 226

9. La reproducción mimética de la muerte: técnica de acostumbramiento

Las consecuencias de este tipo de representación es que convierte el contenido


informativo en un producto cada vez menos catártico y reiterativo, menos escandaloso
para el espectador. Como se dijo antes, la repetición junto a la mimética de la muerte,
crean acostumbramiento, producen saturación e indiferencia, según ha comprobado
Imbert (2004).

La alteración del orden simbólico relativo al modo de representación de la violencia y


la muerte en Mi Diario fundan una narrativa en la imaginería social frente a las noticias
de paz, que viven en un constante opacamiento, debido a que no están relacionados
con lo insólito, dramático e impactante.

Día Mes Año


2 Junio 2008
Número de página
Primera pàgina
Año de circulación
2
Número del ejemplar
495
Imágenes 21. La reproducción mimética de la muerte

En la fotografía superior, se describe el asesinato de un hombre que intentó robar un


camión. “Cayó tieso” simboliza en el lenguaje coloquial zuliano una manera despectiva
y bufona de reseñar la muerte de una persona.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 227

Se observa una escenificación del peligro, que funciona como modalidad edulcorada
de la muerte, que no es natural, sin embargo se convierte en acto social. Así, la
tragedia se vuelve aséptica y pierde su carácter humano.

Día Mes Año


9 enero 2009
Número de página
Primera pàgina
Año de circulación
3
Número del ejemplar
744
Imágenes 22. La reproducción mimética de la muerte

Baudrillard (1984) explica que la fascinación es la seducción por un objeto muerto, es


la magia de la desaparición. “Yudith llora sin consuelo sobre el cadáver de su hermano”,
indica el texto inicial de la noticia de la imagen 20 y se erige como epitafio de la
indiferencia moral sobre la muerte brutal para dar paso a la normalidad de la violencia.

La mejor manera de caracterizar el impacto de los medios de comunicación en su


estrategia de engaño a los sentidos de la audiencia, es evaluar la exaltación de la
realidad que construye: no en vano, la fotografía de la imagen 20 resalta la perforación
del cráneo de la víctima.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 228

10. Lo positivo de la muerte y su contemplación

El espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre


personas mediatizadas por imágenes. La sociedad del espectáculo, tal como plantea
González (1999), proyecta a través de las plataformas mediáticas una simple
instrumentación de la realidad, una realidad óptica que como se ha visto invierte lo real
y lo hace positivo.

Día Mes Año


17 Septiembre 2009
Número de página
2
Año de circulación
3
Número del medio
984

Imagen 23. Lo positivo de la muerte

“Misterio ronda la muerte de una mujer que se había hecho las lolas30”, expresa el
subtítulo de la noticia de la imagen 21. En este ejemplo, se resalta una pérdida de
cualidad, porque la muerte y la violencia pueden convertirse en entretenimiento: el
espectáculo, expone Debord (1967: 54), como la sociedad moderna, está a la vez unido
y dividido y edifica su unidad sobre el desgarramiento.

30
En el lenguaje coloquial del Zulia, Lolas es un término peyorativo que se refiere a los senos de una mujer.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 229

Rincón (2004) asegura que es a través del espectáculo que se da la instauración de


una relación de penetración: de ser incluidos en una ilusión escénica de la realidad que
está ante nuestros ojos.

El espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social mediatizada


por imágenes, como la mercancía es una relación social mediatizada por objetos.
“Murió repotenciá31”, es una representación de Mi Diario en la que se altera la desgracia
en aspecto positivo, como si tratara de justificar que, al menos, la víctima murió como
nueva.

Día Mes Año


18 Marzo 2007
Número de página
7
Año de circulación
1
Número del ejemplar
63

Imagen 24. Contemplación espectacularizada de la muerte

González (1999) define el espectáculo como la puesta en relación de dos factores:


una determinada actividad que se ofrece y un determinado sujeto que la contempla.

31
Repotenciá es la contracción idiomática de repotenciado, términos coloquiales que se aproximan en significado a
la palabra remodelar. Semánticamente tiene la connotación quedar como nuevo.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 230

“Nace así el espectáculo, de la dialéctica de estos dos elementos que se materializan


en la forma de relación espectacular” (Ídem, 55).

En la imagen 24, la reseña de un hombre asesinado que según este medio andaba
en “malos pasos”, adquiere una dimensión positiva porque se revela como huella de
una carencia, es decir, para Mi Diario es importante proyectar la idea de que quien
practique algún delito o crimen tendrá en la muerte su último escalafón de vida, se
construye como hecho predecible y se refuerza en la imaginería social.

Lo positivo de la muerte se complementa con la relación de dependencia entre el


cuerpo negado que, reducido a la mirada, se entrega a la contemplación del
espectador, esta vez afirmado en su exhibición y que por ello se manifiesta como
necesariamente fascinante (Ídem, 58).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 231

11. La convocatoria a lo espectacular

Día Mes Año


17 Septiembre 2009
Número de página
3
Año de circulación
3
Número del medio
984

Imagen 25. Lo espectacular de la muerte: secuencia de la expresión del dolor

Detállese, en primer lugar, que las dos imágenes se refieren al encuentro de


familiares con el cuerpo sin vida de sus parientes. La leyenda de la fotografía número
23 (superior) describe lo siguiente: “Cuando vio el cadáver de su hijo rompió en llanto.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 232

Entró en shock, casi muere del dolor. `Yo te dije que no te juntaras con esos
muchachos y no me hiciste caso´, gritaba la mujer”. Esta disposición del contenido
pretende impulsar una relación de contemplación en la que se sobrevalora el deseo
de ver. Inmediatamente, se da una relación de acercamiento que incluye la intimidad
en beneficio de una proyección masiva del suceso.

Día Mes Año


6 Noviembre 2009
Número de página
3
Año de circulación
3
Número del medio
1034

Imagen 26. Lo espectacular de la muerte: secuencia de la expresión del dolor

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 233

En Mi Diario se asiste al espectáculo como actualidad, se vive, se siente. La


secuencia fotográfica pretende mostrar los distintos episodios de la persona a su
encuentro con el dolor. La finalidad es ofrecer al lector una relación de seducción,
donde el espectáculo convierte todo en la interpelación preferida: la incitación, la
fascinación, el encanto. “Busca emocionarnos, no quiere nada más” (Rincón, 2004: 59).

En el caso de la imagen 24 (inferior), este medio apeló a la misma estrategia, sólo


que la crudeza de la fotografía permite construir una relación de fórmula, en la que el
espectáculo se construye a través de prácticas tendientes al disfrute y su estructura
está llena de elementos accesorios, efectistas y su reiteración evita el fraude: “La mujer
le agarraba la cara y le pedía que se levantara […] Sabrina no aguantó y besó por
última vez a su amor”, reza la leyenda fotográfica a la par que destaca un estilo
absoluto, en el que el espectáculo tiene cualidades de diversión: la actitud de estar en
excitación, provocar los estímulos necesarios.

Se nota cómo la mujer, echada en el piso sobre el cadáver, está en una posición de
pose hacia la cámara. Evidentemente, la reiteración se detecta en el placer, en el
disfrute de lo ya conocido, en la redundancia de ofrecer siempre lo mismo (las dos
secuencias pertenecen a ediciones distintas de casi tres meses de diferencia) pero con
leves modificaciones en las versiones.

Todos estos elementos del espectáculo están diseñados, diversificados y


perfeccionados para garantizar un sentido primario de penetración, una aventura
fascinante ante la muerte. Todo ello implica una convocatoria a lo espectacular de la
violencia.

12. La pulsión escópica: “Desbaratao”

La pulsión escópica se refiere a la puesta en escena en el medio de un objeto (en


este caso la muerte) que el espectador mira y atiende y cuya crudeza provoca una
energía psíquica profunda que orienta su comportamiento hacia un fin y se descarga al
conseguirlo. La proyección de la seducción, la adquisición de la dimensión económica

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 234

de un cadáver y el deseo de ver son estrategias de Mi Diario para constituir una


representación de la violencia y la muerte basada en la pulsión escópica.

Revísese el siguiente ejemplo:

Día Mes Año


8 enero 2009
Número de página
Primera página
Año de circulación
3
Número del ejemplar
743

Imagen 27. Pulsión escópica de la muerte

Dice la leyenda que acompaña la fotografía de un cadáver en el pavimento: “Sin


figura quedó el cuerpo de Pedro Calderón, de 86 años, al ser embestido y apachurrado
por un carro a toda velocidad…”. Esta reseña se inserta en una cotidianización del
espectáculo, como apunta González (1999), y que tiende a negar cualquier forma de
relación: se excluye de un universo cultural monopolizado por el espectáculo. Los
medios producen un espectáculo desimbolizado, sustentado en la pulsión escópica, que
provoca la articulación de dos contextos: la escena espectacular y el contexto del
universo doméstico, desde el cual el mundo es contemplado por el receptor.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 235

13. La antinomia de la mirada

González (1999) explica que ciertos medios de comunicación inducen sus


contenidos vaciados de cualquier otra significación, agotados en la oferta de un
contacto visual, en los que no ofrecen finalmente otra cosa que alimento imaginario
para la mirada voraz y narcisista de un espectador a cuyo ojo todo (la riqueza de unos
cuerpos) es ofrecido. Esta sentencia explica el comportamiento de Mi Diario en la
instauración de una antinomia de la mirada, un proceso de ofrecimiento pornográfico de
la muerte en la que el espectador es forzado a priori a ocupar una posición perversa,
pues los espectadores quedan en una condición de objeto-mirada-paralizada. Esta
visibilización de lo indecible por parte de Mi Diario, diría Imbert (2004), revela una clara
incitación a la contemplación morbosa.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 236

Día Mes Año


17 Agosto 2009
Número de página
Primera página
Año de circulación
3
Número del ejemplar
953

Imagen 28. La antinomia de la mirada

14. La anulación del miedo

“El espectador admite que no es real pero se parece tanto a la realidad que resulta
creíble y puede sustituir a su modelo” (Imbert, 2004: 28). Hasta este punto de la
investigación, se establece una relación paradójica con la realidad: a la vez
espectacular y especular. Especular porque es una realidad enraizada en la
cotidianidad, en lo vivencial, que actúa como espejo; espectacular porque está dotada
de teatralidad, inherente al código mediático, vinculado a un contrato comunicativo que
propicia el espectáculo de la sangre.

Si se ha explicado que la hiperrealidad se refiere a los efectos de realidad, que


vuelven creíble y hacen existir en el imaginario colectivo, entonces puede afirmarse que
el contenido de Mi Diario fomenta un código que más allá del realismo, rehabilita,

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 237

revivifica y simula la realidad a través de la exacerbación y promueve una mutación


entre los modos de ver y de sentir.

La ficción de los medios ofrece, tal como expresa Ímbert (2004), una trascripción
simbólica de nuestras vidas: retoma los elementos típicos y los reorganiza con la forma
de la historia, enfoca los elementos esenciales y pone en evidencia los nexos que los
mantienen juntos.

Día Mes Año


29 Diciembre 2008
Número de página
14
Año de circulación
2
Número del
ejemplar
734

Imagen 29. La hiperrealidad como técnica de anulación del miedo

El discurso del miedo y la representación de la violencia al escenificar las figuras del


mal, lo expulsa y trivializa para volverlo inofensivo y anula su carga subversiva. “Regalo
de la muerte” es un título que diluye el mal: del mal entendido no en sentido moral, sino
como encarnación del desorden, de la ausencia de axiología en todas sus formas, tales
como actos de violencia, sadismo, muerte, conflictos sociales, entre otras.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 238

La anulación del miedo, por vía de la hiperrealidad, se hace a nivel figurativo por
medio de la construcción de un régimen de visibilidad que saturar el espacio de la
representación y el nivel comunicativo con sus nuevos ritos y mitos: la hipertrofia del ver
modifica la relación con el espectador, lo acerca a una realidad representada de modo
paradójico. Se pierde el miedo a la violencia y a la muerte: asesinan a alguien porque,
tal como dice el título de la imagen 28, es “pedido por la muerte”.

Día Meses Año Número Año de Números de


páginas circulación ejemplares
14 Diciembre 2008 Primera página 2 720

Imagen 30. La hiperrealidad como técnica de anulación del miedo

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 239

15. La abyección del cuerpo

Duvignaud resalta las posturas en que aparecen los cuerpos para encontrar la
constatación de la violencia sexual, la reducción de la víctima no sólo al signo, sino a la
horrible metáfora visual. Mi Diario celebra la vista del cuerpo exánime, de un cuerpo
dócil que no puede resistir más, un cuerpo yaciente, fétido en su propia desgracia: “El
impacto visual de nuestra propia desesperanza nos pone cara a cara con las peores
fantasías de nuestro miedo” (1987: 151).

Día Meses Año Número Año de Números de


páginas circulación ejemplares
14 Enero 2009 Primera página 3 749

Imagen 31. La abyección del cuerpo

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 240

El cuerpo, en los ejemplos mostrados, cobra diferentes significaciones angulares según


las perspectivas que se muestran: la explotación del cuerpo es el primer indicio que se
identifica para comprender y [re] conocer la maleabilidad de los medios
sensacionalistas: el relato, la narrativa de la violencia, de la crudeza de los indicios, las
claves de comprensión del relato violento como uno de los lugares de [re] conocimiento
y sociabilidad del sujeto postmoderno, a través de una especie de purificación,
liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital y social
profunda.

Sin duda, se está en presencia de una amenaza al orden simbólico y a todo orden,
porque, en último término, al cuerpo que se le observa vestido con varios ropajes de
ideas, sombríos o multicolores, en la destrucción de sí, en la corrupción de su carne; es
el signo de la ausencia de significado, diría Navarro (2002). El cuerpo carece de toda
valoración ontológica. “Enrojece de pudor, palidece de angustia, se contrae en las
convulsiones de la muerte” (Ídem: 185).

Día Mes Año


6 Enero 2009
Número de página
2
Año de circulación
3
Número del ejemplar
741

Imagen 32. La mutilación como grandeza de lo amoral

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 241

Así, se produce la abyección como técnica de soporte del espectáculo y el goce. Los
cadáveres mutilados que aparecen en Mi Diario, en la que además se muestran
detalles de sus vísceras, sirve de instancia de grandeza de lo amoral. Se coincide con
Kristeva (2004) cuando al hablar de abyección establece unos patrones de
identificación: lo que perturba un sistema, una realidad, un orden, que no respeta
límites, lugares, reglas. Fíjese la leyenda fotográfica de la imagen de la izquierda en la
imagen 30: “La masa encefálica quedó esparcida alrededor de la víctima. Había una
concha de bala”.

El envilecimiento y la humillación mediática del cuerpo sirve de enlace para la


transfiguración de lo vil en lo mágico, de lo repugnante en lo admirable: la
contemplación de la muerte como show y se promueve la alteración como símbolo
social de un prestigio asignado a la muerte violenta de manera proporcional a la
intensidad del sufrimiento vivido.

Se deduce entonces que el discurso mediático abyecto, confeccionado a partir de la


corporeidad, se convierte en el epicentro de su representación de la realidad sobre la
violencia y la muerte.

16. Los recursos de valoración de la imagen

La representación de la muerte en Mi Diario procede mediante un destape, como la


ruptura de una prohibición que pesa sobre la escena de la muerte, generalmente
entendida como tabú y remite como estructura voyerista a través de otro objeto
mediador simbólico.

La representación mediatizada de la muerte en las fotografías produce lo que Imbert


(2004) cataloga como la figura de la inminencia, recurso que se usa recurrentemente en
este medio y descansa en el poder ver (imaginario del ver) que en el ver propiamente
dicho y se trata, según el autor, de la escenificación de lo prohibido soportada en la
delimitación de campo de visibilidad saturado por la fuerza del mensaje literal y el
morbo que despierta la contemplación del sujeto a través de la iconografía fotográfica.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 242

Día Mes Año


27 Diciembre 2008
Número de página
16
Año de circulación
2
Número del medio
732
Imagen 33. La contemplación como estructura vuyerista

La imagen 33 muestra la muerte de un delincuente infantil que había causado alarma


en distintas poblaciones de Maracaibo. Obsérvese que en la fotografía superior se
muestra el cadáver con las heridas aun con sangre. No obstante, el medio
consideró pertinente reforzar su maquinaria fotográfica y mostrar en detalles todas las
heridas que tenía en su cuerpo, tal como se muestra en la fotografía inferior. “Recibió
pepezos32 en la mano, nariz, cuello, pecho y abdomen”, dice la leyenda.

32
Término coloquial que se refiere a impactos de bala.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 243

Estos procedimientos del espectáculo mediático de Mi Diario hacen desaparecer la


muerte como valor -aun en cadáveres de niños-. Se escenifica como imagen, la
visibiliza como icono, casi emblema y la destruye como gesto humano para
recomponerla como secuencia espectacular, dice Imbert (2004).

Hay en esta representación de la violencia una violencia de la representación a


través de la saturación producida por la imagen, a la obscenidad del ver excesivo. “El
punctum en esta fotografía es ese gesto del brazo, esa mínima mueca de humanidad,
ese guiño casi imperceptible de resistencia, que el “arte” del fotógrafo no puede aislar”
(Reguillo, 2008: 60).

17. La fascinación morbosa y la imaginería de muerte

Día Mes Año


30 Agosta 2008
Número de página
15
Año de circulación
2
Número del ejemplar
584

Imagen 34. La fascinación morbosa

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 244

En vista de que la muerte no deja de causar atracción, hay constantemente en los


medios un afán de invención por lo novedoso en el diseño de imágenes y encuadres de
la realidad y deja marca del poder en la representación de la violencia. Éste es el caso
de la imagen 33: el encuadre de la fotografía muestra el cuerpo de una joven debajo de
la motocicleta en la que viajaba antes de morir acribillada por unos enemigos de su
novio, según reseña este medio impreso. Cabría hablar de una fascinación morbosa por
el consumo de violencia visual que luego de procesos editoriales se convierte en una
especie de estética de la sangre. Estas imágenes violentas que invaden el escenario
mediático contribuyen a ritualizar la violencia hasta crear una colección de imágenes
recurrentes (el enfrentamiento, la desaparición física, sus lugares consagrados). “Esta
presencia se puede convertir en tópica, podría representar un intento por domesticar la
muerte al considerar la muerte como el grado máximo de la violencia” (Ímbert, 2004:
119).

La muerte no es sólo física, sino también simbólica. Al ser simbólica, tiene sus raíces
sociales y se inscribe dentro de una dialéctica de pulsiones contradictorias. “Es difícil
hablar de violencia sin remitir el objeto a una tensión entre orden y desorden porque
esta tensión es constitutiva de toda la vida social” (Ídem, 19).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 245

Día Meses Año Número Año de Números de


páginas circulación ejemplares
06 Noviembre 2009 Primera 3 1034
página

Imagen 35. Imaginería de muerte: entre orden y desorden

18. La expurga simbólica de la muerte ¿o del mal?

Al expulsar el sentido de la muerte, se evidencia una crisis simbólica que sufre la


sociedad actual en la que circula este producto cultural impreso. La muerte, entonces,
aparece en toda su crudeza, injustificada, desvinculada del sentido social.

En Mi Diario se visualiza el mal por volverlo aceptable (mediante la representación),


consumible (como bien cultural) y con vistas a expulsarlo (se expurga de carga
simbólica) y evacuarlo como objeto de mala conciencia.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 246

Se adopta la definición del mal desde la óptica de Baudrillard (1991), quien lo define
como una aberración de las fuerzas destructivas del sistema social, aberración de las
pulsiones inconscientes, aberración del arte.

El mal se define como la fuerza destructiva de la racionalidad. Revísese la definición


del autor:

“Asunción de todos los modelos de representación de todos los modelos de


antirrepresentación. Ha habido una orgia total, de lo real, de lo racional, de lo sexual,
de la crítica y de la anticrítica, del crecimiento y de la crisis de crecimiento. Hemos
recorrido todos los caminos de la producción y de la superproducción virtual de
objetos, de signos, de mensajes, de ideologías, de placeres” (Baudrillard, 1991: 3.

Las imágenes Mi Diario sirven para exorcizar el mal a través del espectáculo y
provocar una metástasis del valor, de la liberación de la anomia.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 247

Día Mes Año


2 Junio 2008
Número de página
15
Año de circulación
2
Número del ejemplar
495

Imagen 36. La expurga simbólica de la muerte

Esta hipervisibilización del mal, como estado ulterior de la violencia y la muerte,


perturba totalmente la relación entre sujeto y objeto. La recurrencia del mal es hoy
omnipresente y lo envuelve en una pornografía del horror: un espectáculo literalmente
insoportable pero soportado por el sujeto, una saturación del régimen de
representación.

Si se adopta la definición de Ziomek (1990) sobre pornografía, ha de decirse


entonces que es una manifestación erótica grosera y vulgar del arte de las grandes
pasiones. Se pone de relieve el efecto de excitación provocado en los receptores por
escritos impresos como el caso de Mi Diario. Esta excitación, agrega Ziomek, se sirve
de medios de expresión característicos de un arte dado, pero no tiene valores artísticos.
Ahora bien, hace falta retomar el concepto de obscenidad como la violación de la
prohibición de costumbres en el lenguaje.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 248

En el análisis de este medio impreso, se observa que hay una práctica pornográfica y
obscena simultáneamente, que altera los signos para provocar lo que Baudrillard
(1991: 3) cataloga como una “potencialización fantástica donde se interpretan la
propia pérdida”. Así, pues, la pornografía del horror puede conceptualizarse como la
excitación de la muerte en la [des] clasificación del valor-signo que el objeto tiene en
la cultura y el resultado es la antirrepresentación para volcar lo sórdido como primer
elemento de las pulsiones secretas más primitivas y vulgares de lo humano y
catalizador de un proceso de naturalización del goce por el mal, por la violencia, por
la muerte.

No hay lugar para la simbolización. Se nota cómo el hecho de que Mi Diario emplee
amplias y predominantes fotografías en su contenido para representar la violencia y la
muerte sirve de sostén a la cámara para volverla instrumento de muerte: se mata a los
actores, los desaloja de la representación.

“La muerte se ha vuelto imagen trivializada de un acontecimiento cuyo simbolismo se


ha diluido” (Imbert, 2004: 152). Impera, así, la ironía de presentar el desorden como
orden.

19. Los signos de la omofagia mediática en Mi Diario

En este punto del análisis, se comprueba que Mi Diario inspira una verdadera pulsión
de muerte, una conducta que va más allá de la simple puesta en escena voyerista de la
muerte. Los anteriores ejemplos ilustran unas prácticas que expresan unas simbologías
para privilegiar el primitivismo de gozar con la muerte violenta.

Se detecta en este contenido evidentes pulsaciones secretas de pulsión mórbida


como motivadora de la conducta voyerista de la audiencia. Revísese el siguiente
ejemplo:

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 249

Día Meses Año Número Año de Números de ejemplar


páginas circulación
22 Enero 2009 Primera página 3 756

Imagen 37. Pulsiones secretas mórbidas

Se demuestra que en la representación de la violencia y la muerte en Mi Diario existe


una motivación aún más primitiva que no se queda únicamente en el deseo del ver e
invadir la intimidad del otro, sino que hay una necesidad ulterior, casi instintiva: se
promueve el consumo voraz, abierto, desinhibido de su contenido pornográfico de la
carne humana.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 250

Mi Diario promueve y estimula, a través de una relación simbólica, una excitación de la


desconstrucción radical de los valores de la vida que marcan la distancia con la
civilización y hacen una aproximación a lo animal, a lo caótico.

Día Meses Año Número Año de Números de ejemplar


páginas circulación
21 Enero 2009 Primera página 3 755

Imagen 38. El acercamiento a lo caótico

En su afán por sustentar el espectáculo de la muerte -a partir de la representación


del cuerpo como epicentro de la violencia- se incita a la práctica simbólica de consumir
la carne desgarrada que se observa en las imágenes de impacto, de detalle de la
herida, del recorrido de la sangre, de la indefensión del cadáver, tal como se observa en

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 251

la imagen 37, con tal de alimentar el imaginario de la muerte. No se trata sólo de


invadir la intimidad, se trata de comerse al otro.

Día Mes Año


26 Diciembre 2008
Número de página
3
Año de circulación
2
Número del ejemplar
733

Imagen 39. El canibalismo visual

Se exalta desde esta plataforma mediática un canibalismo visual que ha de procurar


el devorar carne humana a través de la mirada en una relación de pulsión escópica33. El
espectador, de tanto invadir lo privado, de tenerlo tan a la mano, ya no se conforma con
fascinarse sino que necesita consumir la muerte y la violencia. Este tipo de
representación le ha provocado una necesidad de saciar su imaginario con la carne
humana.

33
El psicoanálisis define pulsión escópica como un impulso psíquico característico de los sujetos, en el que influye
la experiencia y se asocia a instintos no racionales. Jurado (s/f) explica que pulsión designa al impulso provocado
ante una excitación y una tensión corporal, tensión que tiende hacia diversos objetos y que si accede a ellos sólo se
descarga momentáneamente; la pulsión -a diferencia del instinto- nunca queda satisfecha completamente. Velázquez
(2005) agrega que ésa es una particularidad de la pulsión, y significa la necesidad de ver y es la proyección del deseo
del espectador. “Está asociado al goce de la mirada, que fortalece la necesidad de ver. De igual forma que los
movimientos de la pulsión general, la escópica tiene un fin: ver el sistema visual y un objeto causa de deseo” (Ídem,
59).

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 252

Compruébese esta explicación con la lectura de las leyendas de las fotografía de la


imagen 38: “Los asesinos escaparon fácilmente. La mujer no tuvo chance de gritar para
salvarse. Muy pocos tuvieron estómago para ver a la mujer vuelta flecos. Parte de su
cabeza fue a parar a metros de su cuerpo”.

Hay la promoción, sin duda, de los desafíos a las prohibiciones de la materia:


canibalismo, omofagia. Obsérvese otro ejemplo:

Día Meses Año Número Año de Números de ejemplar


páginas circulación
25 Febrero 2008 Primera página 3 790

Imagen 40. Los desafíos a las prohibiciones

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 253

Se está en presencia de una práctica mediática que no se conforma con la


trivialización de la muerte y la violencia, sino que desarrolla una plataforma de la
prohibición, una moral sin sanción como mecanismos de la transmutación de los valores
sociales.

Sin el menor recato, la leyenda de la fotografía de la imagen 39 dice explícitamente:


“Este hombre quedó tirado en la avenida […] recibió un pepazo en la nuca que le salió
por un ojo…”. En el ejemplo de la imagen 39, se aprecia cómo la exhibición abierta del
cadáver y de la sangre, fomenta -por vía de la repetición- un adiestramiento de la
mirada a este tipo de contenido sangriento. No solamente se invade la intimidad, se
adentra en ella, se esculca, hasta que finalmente se consume el cuerpo mutilado,
degollado.

Día Mes Año


6 Noviembre 2009
Número de página
2
Año de circulación
3
Número del ejemplar
1034

Imagen 41. La omofagia mediática en Mi Diario

Una vez constatada que la representación de la violencia en este producto cultural


impreso es la que ocupa mayor interés editorial, se evidencia una dinámica mediática
que ritualiza la muerte, la convierte en espectáculo y la incrusta en una narrativa de
entretenimiento. Fomenta, sin duda, una representación de la violencia para re [fundar]

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 254

y re [fundir] una concepción inconcreta, como diría Ímbert (2004), de la muerte en el


adiestramiento del imaginario colectivo.

“De ahí su vuelta permanente como objeto reprimido” (Ídem: 120), pues de tanto
representar al objeto, se pierde consciencia del hecho, que infunde respeto, que es
sagrado, que se sustenta en una ética del convivir. Esta subversión mediática expresa
un abierto desprecio por la muerte como entidad de valor social y evidencia una
represión ante los vínculos sociales que se establecen con ese estado material del
hombre.

Se ha pasado de un estado limitado a una violencia ilimitada, a una violencia sin


reglas, un estado natural de la violencia. Se constató, finalmente, que tres aspectos
entonces hacen posible la instauración de la omofagia mediática: a) se observó una
tendencia a imponer la muerte como entretenimiento y convertirla en modelo
comunicativo en el que se destaca una espectacularización de la intimidad, b) se
comprobó el reflejo de un imaginario donde violencia y dispersión coexisten y c) se
detalló la promoción de un simulacro que desemboca en una clausura comunicativa al
margen de toda racionalidad.

Mediáticamente, se irrumpe el espacio público con una práctica de arbitrariedad


social, que avanza en la trasgresión de lo prohibido. Mi Diario, como se constató en
todo este apartado, promueve una desconstrucción de la axiología de la vida y de la
muerte propiamente. La violencia real se representa a través de una maquinaria
mediática que tiene como eje central de funcionamiento convertir la muerte en
espectáculo para promover pulsaciones secretas de deseo mórbido en la audiencia.

Esta constatación tiene como fin procurar una indiferencia ante lo ímprobo y
convertirlo en objeto de fascinación. Al final, se trata de consumir una representación de
la violencia lo más parecido a un primitivismo de la sangre, de la carne humana en su
evidencia más desgarradora.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 255

Se produce una adulteración de la violencia real y su representación se convierte en


una violencia de la representación, plataforma desde la que emerge una nueva
irracionalidad al margen de todo estatuto social ontológico.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 256

Conclusiones:
Hacia un aporte a la teoría del
pseudoperiodismo

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 257

I. LA NATURALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA EN LA CULTURA DE LA


POLÉMICA

El sistema mediático nacional atraviesa una crisis real en su sistema axiológico, el


problema ha sido suficientemente documentado en los últimos diez años. La dificultad
estriba en que no se avizoran salidas y no hay voluntad política para el impulso de una
verdadera ideología del entendimiento, porque como valor social se ha dislocado y cede
espacios para otras ritualidades mediáticas que sirven de alternativas de consumo
cultural masivo. Se instauró la cultura de la polémica en la prensa venezolana.

No puede, entonces, analizarse el fenómeno de la representación mediática de la


violencia desde la tradicional lógica superficial y academicista del sensacionalismo. El
fenómeno de Mi Diario tiene, ante todo, que inscribirse en la actual crisis ideológica de
los medios de comunicación en Venezuela. Los medios son los principales actores de la
erosión del sistema de valores en la sociedad actual y, en ese contexto, Mi Diario se
convierte en alternativa de interpretación de uno de los problemas sociales más
sensibles de los venezolanos como la violencia.

Mi Diario funge como intermediario entre las relaciones que establecen los usuarios y
los modos en que la violencia y la muerte se presentan para ser apreciadas y
consideradas. La visibilidad de la violencia en su estado puro se convierte en código, en
paradigma social. Se demostró que el discurso de sucesos se convierte en el principal
catalizador del proceso de reversión y adulteración de la violencia para insertarla en
una lógica discursiva de la desaparición, que confirma la ausencia del otro, la soledad
del individuo y la anulación del miedo.

En Mi Diario se promueve un deseo exacerbado por palpar la muerte, fascinación


ante el desorden y un ocultamiento de la realidad para convertir la muerte en objeto
reprimido.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 258

La intención se centra en la instauración de un proceso de significar la muerte para


integrarla al universo simbólico de lo cotidiano y transfigurar la violencia en otros
escenarios en los que se confunden representación-realidad. La consecuencia es que
se naturaliza la violencia, se inserta en el imaginario colectivo como una entidad de
entendimiento y se la adscribe a un universo simbólico adulterado, asociado a nuevas
significaciones culturales de acercamiento con la muerte. Esto provoca una
insensibilidad ante la violencia real o lo que Baudrillard (1983) llama la
antirrepresentación.

La hipervisibilidad de la violencia en los medios crea un espectáculo de la muerte


similar a una ordalía cotidiana que provoca una invisibilización de la violencia como
hecho real y sensible. Se comprobó en este estudio que las estrategias comunicativas
empleadas contribuyen a alimentar el imaginario de la violencia: crean fascinación al
convertir la violencia y la muerte como centro del discurso mediático desimbolizado,
situado en el ámbito de lo dual: imaginario, voyerista y omofágico.

La espectacularización de la realidad, enfocada en la violencia, tiene un alto


componente narrativo, dramático, metafórico. Se trata de una estructura simbólica que
adultera la noción de normalidad para reacomodarla como desorden organizador de la
cultura. A través del discurso de la violencia, la muerte se convierte en objeto de deseo
y como hilo conductor de una cotidianidad incierta. Al anular el miedo, se crea una
relación ambivalente: el ver excesivo crea acercamiento, lo fagocita, lo edulcora en una
nueva forma representada que al final creará una anulación del sentido.

Desde Mi Diario emerge un imaginario de muerte que cultiva el desorden como


alternativa de un [re] ajuste desnormalizado de lo social, la propuesta de que en el mal
se encontrarán las respuestas a la incertidumbre actual.

El espacio comunicativo propuesto en Mi Diario no exige mayores racionamientos,


porque la táctica de la exasperación de la emoción, provoca una hipnosis que difumina
lo ontológico y convierte lo sórdido en punto de acercamiento: es como si en la violencia
al ciudadano le tocará reconocerse y de ella deberán surgir sus consensos.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 259

La fascinación del desorden se sustenta en la pornografía del horror y trae consigo la


instauración de pulsaciones secretas sobre la muerte que despiertan reacciones con
alcances insospechados en los destinatarios: la omofagia mediática aparece como
nueva lógica de acercamiento a la violencia y como práctica mediatizada individualista y
desosegada, que procura la anulación del otro para fagocitar el sentido más instintivo.
Se satisface el sentido más primario como valor de satisfacción privativo.

La crisis en el régimen de la representación se apoya en la reiteración para lograr la


[des] clasificación del valor-signo que el objeto tiene en la cultura y el resultado es el
posicionamiento de lo soez como primer elemento de reconocimiento. Se está en
presencia de una práctica mediática que no se conforma con la trivialización de la
muerte y la violencia, sino que desarrolla una anti ética de la prohibición, una moral sin
sanción como mecanismos de la transmutación de los valores sociales.

El estudio constató las estrategias de naturalización de la violencia en el discurso y


su representación mediática, que comprueban las hipótesis planteadas al comienzo: 1)
se observó una tendencia a imponer la muerte como entretenimiento y promoverla
como modelo comunicativo sustentado en la espectacularización de la intimidad, 2) se
comprobó el reflejo de un imaginario en el que violencia real y violencia desimbolizada
coexisten como estadio previo de la anulación del miedo social, 3) se detalló la
promoción de un simulacro que desemboca en una clausura comunicativa al margen de
toda racionalidad.

Mediáticamente, Mi Diario invade el espacio público con una práctica de arbitrariedad


social, que avanza en la trasgresión de lo prohibido y promueve una desconstrucción
de la axiología de la vida y de la muerte propiamente. Esta constatación tiene como fin
procurar una indiferencia ante lo ímprobo y convertirlo en objeto de atracción. Al final,
se trata de consumir una representación de la violencia lo más parecido a un
primitivismo de la sangre, de la carne humana en su evidencia más desgarradora.

Se produce así una adulteración de la violencia real y la representación de la


violencia se convierte en una violencia de la representación, plataforma desde la que
emerge una nueva irracionalidad al margen de todo estatuto social ontológico.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 260

Una de las principales amenazas de la sociedad zuliana es que la mayor parte de los
lectores de este contenido de violencia adulterada en su representación mediática son
los jóvenes. Este estudio demostró que los destinatarios de Mi Diario son heterogéneos:
pertenece a todos los estratos sociales, a todos los niveles educativos y lo leen tanto
hombres como mujeres, jóvenes y adultos, pero además es el segundo medio más
leído del Zulia. El imaginario social de violencia y muerte se alimenta de este tipo de
contenido, por lo que esta sociedad corre un riesgo alto con esa distorsión de la
violencia.

Tal como se evidenció, la mayor parte de lectores tiene entre 17 y 35 años de edad.
Según los índices de homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y
Criminalísticas (CICPC), los jóvenes con esas edades forman el grupo más amplio de
homicidios en Venezuela. Esto expresa que la juventud zuliana se está formando con
estas prácticas comunicativas de fascinación de la violencia y, por ende, su noción de
realidad se alterará. ¿Cuáles significados de la violencia y la muerte se están gestando
en el imaginario de los jóvenes? “Lo que significa la violencia […], cómo se reacciona
ante ella, en qué casos y cómo debe emplearse y cuáles son sus consecuencias son
cuestiones que niños y jóvenes aprenden de los medios de comunicación” (López y
López, 2001: 177). Ya se han explicado las causas del tipo de representación de
violencia hecha por Mi Diario. Hace falta constatar las consecuencias.

Se alerta sobre los riesgos que implica el hecho de que la juventud crezca con este
tipo de representación, pues en su etapa adulta tendrán absolutamente distorsionada
su noción sobre la intimidad, el dolor, la muerte, la violencia: pérdida de la idea de los
límites, insensibilidad ante lo íntimo, desaparición o declive de las identidades,
contemplación al espectáculo de la sangre…

El peligro radica en que se desarrollarán en una sociedad que anula el miedo y


disloca la muerte para convertirla en objeto sin valor. La sociedad venezolana del
futuro parece incierta. Al margen de un discurso apocalíptico de los medios de
comunicación, se evidenció que vivimos en una realidad de signos sin sentidos, de
significantes vacíos, libres y arbitrariamente dispuestos con el propósito de ser

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 261

sustituidos por nuevas significaciones. Al introducir la violencia y la muerte al universo


cotidiano, se convierten en patrón desestructurado sin fundamento simbólico. La
emergencia de los nuevos imaginarios en los procesos comunicativos es un problema
que debe ser estudiado en sus dimensionalidades y alcances. El significado de la
violencia y la muerte, adulterado en su reiteración, se impone y llena los signos vacíos
creados por la cultura de la polémica de los medios de comunicación venezolanos y se
instituye en una falsa cultura garante del desorden infinito del sistema social. La
emergencia apunta también hacia el discurso informativo y la irrupción de la práctica
voraz y hostil del pseudoperiodismo.

Antes de profundizar en este último fenómeno, se dejan pendientes algunas tareas


para asumir en el tiempo por venir:

1. Es importante explorar al receptor

Una vez descritas las estrategias de representación de Mi Diario, el siguiente paso


ha de centrarse en la interpretación de las influencias que estructuran, organizan y re
[organizan] la comprensión de la realidad de los receptores, a partir de las narraciones,
formulaciones y significados que dan a las noticias de sucesos, sea de Mi Diario o de
cualquier medio de comunicación masivo. Es un paso para analizar más
profundamente, desde la subjetividad del receptor, cómo podría estar cambiando la
representación de la violencia en la sociedad zuliana y venezolana.

La teoría de las mediaciones complejas se convierte en alternativa metodológica


para este fin, pues evalúa la audiencia a partir de las exploraciones de las interacciones
de los receptores con el medio y que toma en cuenta el género de los sujetos, la edad,
la clase social, la ubicación territorial, política, étnica, así como sus competencias
comunicativas, hábitos y prácticas cognitivas.

La recepción de mensajes tiene distintos alcances. Se define como un acto social


que sirve para negociar la definición de la realidad en el contexto de prácticas culturales
y comunicativas amplias. Durante la extensa trayectoria de Orozco (1991) en los
estudios de recepción de audiencias desde los enfoques cualitativos, el análisis de la
Johandry Alberto Hernández
Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 262

recepción ha marcado un nuevo punto de partida al estudiar en profundidad los


procesos a través de los cuales los discursos de los medios de comunicación se
asimilan a discursos y prácticas culturales de las audiencias.

Orozco (1991) considera que el análisis de los procesos de recepción es un modo


distintivo de explorar e interpretar la compleja interacción comunicativa del usuario en el
contexto de su cotidianidad. El autor comenta que el texto mediático tiene que ser
“leído” a través de las percepciones de su audiencia, que construye sentidos y placeres
(que nunca son estables o predecibles) de los textos mediáticos ofrecidos.

2. Tenemos que mirar también a la gran prensa

La transfiguración de la violencia en los medios no se restringe únicamente a los


medios sensacionalistas como Mi Diario. Es un fenómeno que tiene amplia cobertura en
los medios más conservadores y tradicionales. Se insiste en la revisión del trabajo de
Imbert (2004) en el que ha demostrado cómo periódicos influyentes en España como El
País han logrado instaurar una adulteración de la violencia en el imaginario sobre
muerte, al punto que el resultado ha sido el impulso de lo que el autor ha catalogado
como la tentación del suicidio.

La violencia como hecho social adquiere muchas manifestaciones, que más allá de
su tratamiento mediático novedoso y actual, traducen un malestar hacia el sistema de
regulación social convencional.

Este trabajo demostró cómo en Venezuela, detrás de publicaciones con el estilo


editorial de Mi Diario, se encuentra el apoyo financiero y mediático de una de las
empresas comunicacionales más poderosas e influyentes del mercado venezolano y
uno de los que más fuerza tiene en la opinión pública nacional como es el caso del
diario Panorama. No interfiere el hecho de que una de las familias más conservadoras y
acaudaladas del país sean los propietarios de estos medios, por el contrario, han sido
garantes de la continuidad de una tradición mediática en el tratamiento espectacular de
la violencia y la muerte.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 263

Una tarea por asumir en los próximos años es el análisis de la representación de la


violencia y la muerte en los periódicos más tradicionales de país, tanto de circulación
nacional como regional, porque se sospecha que impulsan una práctica mediática
similares a las de Mi Diario sólo que bajo otras estrategias comunicativas. Indagar su
ideología, el sistema de valores que impulsan se erige como una tarea apremiante. Se
propone este trabajo como punto de inicio y como modelo metodológico para
emprender esa investigación.

El fenómeno de la adulteración de la violencia y la hipervisibilidad espectacular de la


muerte gana cada vez más espacio en los más grandes y reconocidos medios de
comunicación nacional. La revisión del referente axiológico y político de los medios
debe incluir, en su examen -necesaria y urgentemente- esta tarea para los próximos
años.

3. El discurso psicótico y el nuevo imaginario verbal de violencia

El fenómeno discursivo de Mi Diario ha sido tan eficaz en la instauración de este


nuevo imaginario de muerte que se sospecha el surgimiento de un nuevo imaginario
verbal de violencia como un micro universo de la violencia imaginada en la que la
metaforización y la adjetivación se pliegan a lo oral y al coloquialismo para insertar la
fraseología de una determinada comunidad de hablantes a este imaginario de muerte.

El análisis semiótico permitió corroborar la existencia de lo que González (1999: 148)


ha catalogado como discurso psicótico: un espacio en el que el lenguaje es objeto de
una serie de tensiones que apuntan a una fractura y disolución de lo real. “Lo que todo
lingüista puede imaginar como descomposición de la función del lenguaje”.

El discurso psicótico es reiterativo, precisamente porque necesita de un déficit de


simbolización para desarticular la red axiológica. El discurso de la violencia analizado
resignifica, resemantiza y asocia todo un lenguaje familiar y formal de la oralidad para
crear nuevos patrones de acercamiento verbal y real a la muerte. Es psicótico
precisamente porque ha logrado adherir el imaginario colectivo a esa representación: Mi

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 264

Diario es el segundo medio impreso más leído de una de las regiones más pobladas e
importantes de Venezuela, no debe olvidarse esta realidad.

Hay una identificación imaginaria, al menos verbal, que desarticula el significado:


para conjugar el verbo matar -por ejemplo-, el individuo ahora lo simbolizará como
“dejar pegao”, o para referirse a la muerte dirá “pelona”. Se trata de un juego metafórico
siniestro que manifiesta una expansión desproporcionada de la función fática del
lenguaje que vuelve la realidad en un desmonoramiento delirante del sufrimiento del
otro. “Este imaginario invade, somete y aniquila la realidad” (González, 1999: 150).

La agresividad imaginaria despedaza la imagen de la muerte hasta convertirla en


objeto irreconocible y retorna como siniestra. La descomposición referencial de la
violencia se adhiere al espectador y a su deseo por pulsión escópica y hacia la eclosión
del universo imaginario distorsionado. El discurso psicótico está vaciado de toda
identidad diferencial, de toda alteridad pero con gran poder de seducción.

López y López (2001: 176) explican que el sentido de las palabras tiene que ver con
el uso público que se haga de ellas, en el juego del lenguaje que los forma. “El
significado lo encontraremos en el uso cultural del lenguaje”. Así, pues, violencia y
muerte -con sus conceptos asociados- poseen un sentido relativo a la realidad cultural
en la que se use: “Su campo semántico está en evolución como la cultura está en
evolución” (Ídem). Argumentan los autores que el significado de las palabras y sus
matizaciones en el discurso dependen de la configuración social en la que aparezca.

Por eso, es prioritario indagar en qué medida la práctica discursiva de Mi Diario está
instaurando en el Zulia un nuevo imaginario verbal de violencia y muerte, en el que
expresiones simples y cotidianas se adoptan para [re] asignarles nuevos signos y
sentidos.

4. Un manual para el tratamiento informativo del dolor

López Mañero (1997) explica que el dolor y el amor son dos experiencias centrales
en la vida de todo hombre. Por eso, debido al interés vital que despiertan, son

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 265

contenidos constantes en los medios de comunicación. Lo que debe importarle al


periodista a la hora de informar sobre cualquiera de los dos aspectos es anteponer el
servicio del respeto hacia lo humano (que no caduca con la muerte).

Se demostró cómo hay una incompetencia comunicativa en el discurso informativo


sobre violencia. La autora advierte que el periodista que elige para su trabajo el camino
de la visualización de la noticia debe reconocer los peligros implícitos de su impacto
emocional de la audiencia.

La decisión de incluir o no el sufrimiento en el mensaje informativo es especialmente


delicada. La información del dolor exige de los profesionales de la información
prudencia y compasión. El periodista no ha de olvidar que en toda tragedia hay alguna
persona que está sufriendo, a quien se debe respetar y no perjudicar, ni siquiera
molestar. Los sujetos que sufren no pueden desaparecer nunca de la mente ni del
corazón del profesional de la información (López Mañero, 1997).

En todo caso, cuando alguien involuntariamente se convierte en sujeto de interés


público o la información de su dolor sea necesaria, la meta debería ser minimizar el
daño, nunca aumentarlo con la labor informativa.

Hacer falta recurrir a la premisa de López y López (2001) cuando reflexionan sobre la
miseria de la prensa escrita, de sus intereses, de sus rencillas, de su falta de
independencia y le asigna una parte de culpa a quien también compra el periódico.

Hace falta impulsar un proyecto de manual de redacción especial dedicado a


entender y confeccionar las noticias sobre sucesos. Es urgente. Se ha dicho que las
noticias sobre violencia y muerte no dejarán de ser de interés público, su
posicionamiento social es innegable e inocultable. Pero sí exige un tratamiento
especial, porque aborda la intimidad y el dolor ajeno.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 266

Por ello, las salas de redacción de los medios deben preocuparse por la formación
de la competencia comunicativa de los periodistas34. La redacción de las noticias de
sucesos requiere una preparación especial y el desarrollo de destrezas discursivas
concretas que se enfoquen en tres direcciones: 1) no aprovecharse de las
circunstancias de superioridad del informador con respecto a la indefensión del doliente,
ni de su inexperiencia con los medios; 2) un profundo respeto hacia quienes, ya sea de
forma voluntaria, ya como iniciativa del periodista, intervienen en el mensaje
informativo; 3) Profundo respeto a su voluntad de participar o no en una información,
siempre, claro está, que sea necesario y posible solicitarla (López Mañero, 1997).

Este manual ha de contemplar, a su vez, el tratamiento fotográfico y los elementos


sensibles de la noticia de sucesos.

5. Crónica roja: ¿espacio de reconocimiento?

Autores como Macassi (2002) y Vélez (1998) creen que la crónica roja es éticamente
un espacio social más fuerte que la gran prensa, elitista y desarticulada de los dramas
de la vida cotidiana. Estos autores asumen una postura de contemplación hacia la
crónica roja y señalan que ha sido ignorada en las escuelas de periodismo, criticada en
los altares de la academia y menospreciada en los estudios de géneros de
comunicación. “La crónica roja defiende -desde la ética, la estética y la semiología- sus
posibilidades como espacio en el que los pueblos se leen, leyéndose se reconocen y
reconociéndose se transforman” Vélez y otros (1998: 2).

Los autores defienden los lazos que la validan como instrumento social, como
concurrencia de valores que la acercan a los principios primigenios de la prensa,
concebida como una posibilidad de encuentro en el que los pueblos se descubren y re-
conocen. Abogan por el aprovechamiento de los mecanismos y espacios de la crónica
roja, y de sus modos de contar, para buscar la posibilidad de construir nuevas ofertas
informativas y productos periodísticos, que se vinculen a un panorama no sólo

34
Se insiste en la revisión de Fernández (2007) sobre el estudio de las competencias comunicativas de los periodistas
venezolanos.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 267

salpicado de sexo y violencia, sino también articulado a propuestas de convivencia y


crítica frente a la violencia misma.

Se discrepa de esa postura. Hace falta un desmontaje de ese planteamiento, porque


en este trabajo se explicó cómo la crónica roja es efectiva en una adulteración de la
realidad. En el caso de Mi Diario no hay posibilidad de negociación, porque detrás hay
un proyecto ideológico de desorden en la representación de la muerte como referente
social para institucionalizar nuevos códigos de naturalización de la violencia: el sistema
de valores se altera. Esta significación impulsada por este producto cultural impreso no
puede servir de referente social porque sería admitir el establecimiento de
insospechadas consecuencias catárticas en la organización social.

Se cree que los autores dejan en evidencia una confusión en sus propuestas:
probablemente buscan aprovechar sus herramientas para contar algún hecho de su
realidad inmediata y crear una sensación de acercamiento informal con los lectores, tal
como ocurre en la crónica roja. Si se trata de eso, se recomienda el trabajo de Rincón
(2006) sobre cómo se cuenta la sociedad del entretenimiento y así aprovechar las
nuevas modalidades narrativas del discurso informativo en la actualidad, para hacer
germinar nuevas formas de consenso y democratización de la comunicación.

II. HACIA UN APORTE A LA TEORÍA SOBRE EL PSEUDO


PERIODISMO

1. Consideraciones sobre el periodismo de la antirrepresentación o


pseudoperiodismo

Estas tareas pendientes pueden asumirse en una línea de investigación que combine
Sociología de la Comunicación, Semiótica y discurso informativo, pues todo apunta a
que el fenómeno de la violencia debe analizarse también desde la óptica de la
comunicación social, porque los medios (aparatos de la representación) son los
principales agentes de transformación de la representación de la realidad, como ya lo
advertía Weber en 1910.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 268

Se parte del hecho de que el discurso informativo de la prensa constituye en sí una


representación de la realidad de la sociedad en la que circula y sus mensajes contienen
ideologías específicas, como ampliamente lo ha demostrado Van Dijk (2005).

Distintas disciplinas como la Antropología, Semiótica, Lingüística y Sociología han


abordado el estudio de las influencias de la industria del entretenimiento. Hay
ciertamente un consenso al decir que la lógica del entretenimiento mediático es el gusto
socialmente legitimado que asigna sentido a las estéticas mediáticas que convierte el
discurso informativo en espectáculo.

Este nuevo pacto comunicativo permite sellar un consenso formal que sometió al
periodismo a las lógicas de la sociedad del entretenimiento mediático. Se trata de
privilegiar la forma y no los contenidos. Gracias al acoplamiento de los códigos de la
antirrepresentación con el periodismo, se unifica el signo de lo excesivo y permite
reconciliar la adulteración, la cotidianidad y la naturalización de la hipervisibilización.

No hay ideología aparente, pero sí una puesta en escena del deseo anónimo. Las
figuras de representación del periodismo que se han analizado no se caracterizan por
poseer una ideología o sistema de creencias, pero ciertamente hay una visión del
mundo y de la violencia absolutamente desintegrada del universo simbólico que legitima
una lógica del mercantilismo de la violencia. El discurso de Mi Diario tiende a vaciar de
significación el universo de la ideología y sistema de valores y todo es reducido a
espectáculo, valor de cambio visual. Es la evidencia, la mecánica del orden adulterado
social.

El discurso no oculta nada, lo dice todo explícitamente. Nombra su propia verdad,


una relación capciosa que crea acercamiento. Refleja un espectáculo meramente
imaginado, desimbolizado. Esta práctica comunicativa está vaciada de toda dimensión
simbólica, de todo sistema ideológico, de toda ideología activa, generadora de praxis
social.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 269

Debemos, entonces, tener en cuenta los siguientes aspectos:

2. Los antivalores promovidos por Mi Diario


En la representación de la violencia hecha en este producto cultural, se evidencia
que el derecho a la vida está minimizado, porque se presenta en una versión de
enfrentamiento con la muerte y queda disminuida su esencia. El derecho a la vida,
como rango constitucional y es un valor humano insoslayable, se reprime y anula en el
referente simbólico.
Al desplegar un discurso sin propuestas, sin generación de reflexión, sin orientación
y sin alternativas ciudadanas, se plantea la violencia más cruel como proyecto de vida,
como una forma de poder para la solución de problemas y como referente de
convivencia. Es la cumbre de la desgracia, aupada a través del dispositivo discursivo y
su maquinaria mediática.
Se demostró que en Mi Diario siempre hay una visión apocalíptica de la realidad y
proyecta un sentimiento de inseguridad y una postura de insolidaridad frente al otro. No
garantiza la construcción de la alteridad.

3. ¿Esto es periodismo?
Mi Diario no muestra ni apela al periodismo como plataforma de comunicación
humana ni como servicio al bien común. Se trata de una contraposición a la conciencia,
a la libertad y se incumple el principio de la beneficencia (crear convivencia, desarrollo y
paz ciudadana), elementos básicos de la axiología periodística.
Repite los aspectos desarticuladores, desalentadores, negativos de la condición
humana, para se privilegiar la violencia, el conflicto y la polémica. Se circunscribe a lo
reiterativo, a lo acumulativo e impulsa la trivialización puntual e insignificante de un
contenido que no se acerca a la categoría de lo informativo, porque lo difumina, se
transfigura para convertirla en espectáculo de la violencia. Sobrecarga el discurso de
datos sin relación con nada significativo y no valora los hechos asociados a la violencia
con la complejidad que exige el problema en una sociedad convulsionada como la
venezolana.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 270

Mi Diario no sigue la variedad significativa o comunicativa que aporta la información


de tipo evolutiva, aquella que ayuda a la ciudadanía a tomar decisiones en función de
su pasado y para las proyecciones de su futuro. Se antepone la búsqueda del bien
común para distraer a los destinatarios en una trivialidad y teatralidad sobre un severo
problema de erosión social como la violencia y, en cambio, se usa la desinformación en
su banal tratamiento para mercantilizarlo. Se le da proyección a una orientación
mediática sobre temas que no tienen utilidad social y se anula el diálogo.
Contraviene Mi Diario todos los principios filosóficos, axiológicos y deontológicos del
periodismo como ámbito social para la consolidación del entendimiento, el debate y la
construcción del patrimonio social a partir del respeto, la inclusión y la verdad. Al
respecto, Suárez (2009) indica que el periodismo es una de las profesiones que dan
cuerpo a las prácticas sociales. Según explica este autor, la deontología constituye un
criterio de diligencia y, llegado el caso, se convierte en un concepto de hermenéutica
jurídica que permite objetivar la intención del profesional de acuerdo con las pautas que
le eran exigibles en la función que desempeña.
Resalta Suárez (2009) que un periodista siempre debe tomar en consideración los
conflictos a los que se enfrenta con su propia conciencia como núcleo de convicciones
que definen su identidad como persona. “Cuando el tratamiento informativo pueda
afectar su conciencia, cabría reconocer una forma de objeción de conciencia del
periodista para quedar excluido en tareas que puedan herir su identidad moral y, muy
probablemente, condicionen su tratamiento informativo de los acontecimientos” (Suárez,
2009: 120).
Otra definición de periodismo es la que ofrecen Kovach y Rosenstiel (2004: 24): “El
propósito central del periodismo es proporcionar a los ciudadanos la información que
necesitan para ser libres y capaces de gobernarse a sí mismos”. Por lo tanto, se puede
afirmar que Mi Diario no es más que un simulacro de información y de periódico. No
humaniza lo social. No piensa en el bien común. No promueve valores. No hay un
código deontológico en su práctica mediática. Se queda en la superficie de los hechos y
privilegia los desequilibrios que causa el sufrimiento de la familia con la que elaboran
sus trampas mediáticas. Al omitir la información, Mi Diario se convierte en cómplice de

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 271

la persistencia, de la degradación social y se convierte en promotor abierto de la


violencia más degenerada, atroz e inhumana.

4. ¿Se puede defender el pseudoperiodismo?


Desde Mi Diario se han levantado argumentos de defensa para el tipo de actividad
mediática que adelantan en algunas conversaciones informales. En el portal web de la
franquicia que edita el medio, por ejemplo, se declara abiertamente que son un
conglomerado especializado en el “periodismo sangriento”, un periodismo experto en la
reseña de crímenes. Esta lógica responde a un mero interés mercantil que mueve la
maquinaria del espectáculo, que en este caso -como muestra de una aversión social-
se hace con la violencia y la muerte. Sus directores, propietarios y periodistas35 han
seguido la continuidad de estos objetivos empresariales.
Hablar de “periodismo sangriento” equivale a una irresponsabilidad social sin límites,
porque pretende ubicar al periodismo en un ámbito que por naturaleza histórica nunca
le ha correspondido. Hemos dicho que la función del periodismo jamás será la de ser
promotor de la incertidumbre ni la polémica, mucho menos del fomento de la violencia.
“Somos la voz del pueblo”, “hacemos verdaderas denuncias sobre las miserias de
las comunidades”, han dicho en muchos de sus eslóganes para justificar su
comportamiento mediático. Pero, el interés central del medio es demostrar a los
destinatarios únicamente los contenidos sobre la muerte.
En periodismo, existen tres géneros: informativos, interpretativos y de opinión. Y se
ha demostrado que Mi Diario subsume la categoría de lo informativo. Este género está
desvirtuado y se pliega al entretenimiento mediático. Se trata de lo que autores como
Benassini (1999) cataloga como infotenimiento, una categoría en la que la información
queda relegada y se crea confusión entre realidad y ficción. “Todo ello para dar más
fuerza y actuar según las leyes del mercado” (Benassini, 1999: 51).
Sus exposiciones mediáticas no están en función de crear un debate serio sobre
cómo prevenir el delito y preparar al ciudadano para convivir en un clima adverso de
violencia como el que se vive en Venezuela, por el contrario, contribuyen a la
construcción del conflicto, crean y representan imágenes y estereotipos de la violencia.

35
Los redactores y fotógrafos de Mi Diario son “profesionales” titulados en Comunicación Social.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 272

Mi Diario consolida una política de la mortificación, [des] simboliza la violencia y la


muerte y la insertan en el terreno de lo natural y cotidiano. Está manteniendo y
desfigurando, sin tomar en cuenta los riesgos y costos morales, una percepción sobre
violencia: la transforma en irreal pero con efectos de realidad. Se asiste al espectáculo
de la violencia.
Decir que ofrecen lo que la gente quiere, prefiere y le gusta es por demás una
posición demagógica, irresponsable y oportunista. Contraviene el principio de que el
periodismo debe servir como plataforma para la promoción de valores de construcción
de sociedades justas, tolerantes. Es una confusión de interés humano con sensiblería,
una estafa mediática que desvalora lo auténticamente útil, para entronizar el emporio de
la violencia a unos destinatarios que, ante lo homogéneo del imperio mediático, tienen
pocas alternativas de consumo editorial. No se debe olvidar que Mi Diario tiene como
aliado al periódico de mayor estirpe del estado Zulia, Panorama. Y justo allí radica el
peligro de esta complicidad: un periódico que promueve a un pseudoperiódico. Es el
orden a la inversa. Ellos mismos, entonces, configuran y arraigan ese gusto.

Se evidencia una necesidad de vender. Un interés mercantil, contraposición ante el


ejercicio del periodismo que busca el bien común ante cualquier interés económico.
Cuando el periodismo se concibe bajo la lógica del espectáculo mediático y del
mercantilismo, el desorden adultera la representación y el imaginario. Este fenómeno
no ocurre únicamente en la crónica roja, en Venezuela se constatan evidencias de que
el fenómeno abarca a todas las fuentes y todos los géneros periodísticos.

Se trata de pseudoperiodismo puro.


Pseudoperiodismo que desemboca en la desconstrucción.
Pseudoperiodismo y omofagia.
Pseudoperiodismo, ganancia económica, espectáculo de la muerte.

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 273

Se cree que esta investigación contribuye a ampliar el trabajo ya iniciado por


Humanes (2006), Ortega (2006), Sánchez (2006), Tamarit (2006), Torrico (2000),
Paniagua (2006) y Bargueño (2009) sobre la caracterización de lo que han denominado
como pseudoperiodismo. Se refieren a una modalidad mediática que se está
imponiendo en los medios en la que desaparece la información para dar lugar a
invenciones, tergiversaciones y ocultamiento al servicio de fines inconfesables.

Así, la definición de periodismo presentada se aleja de ser una profesión solvente,


sino que procura la ingobernabilidad.

Hace falta, pues, seguir profundizando en una teoría de la antirrepresentación o


pseudoperiodismo, adelantada ya por los autores mencionados, quienes ya han
aportado algunas luces: se trata de una modalidad que se inserta en un modelo (a
nuestro juicio incompleto pero acertado) de cuatro aspectos: espectacularización y
banalización de la información, predominio de la opinión, la ausencia del revisionismo
histórico y desplazamiento del periodismo local.

Habría que profundizar en esos aspectos para la construcción de esta teoría, pero
agregarle, además, otros elementos estudiados en este trabajo: el disimulo o aparente
supresión de la ideología, la excitación en la adulteración del significado, los
imaginarios que proponen para la construcción o destrucción de la sociedad futura y el
posicionamiento de la cultura de la polémica. Este trabajo también se propone como
un avance hacia un modelo de análisis para los contenidos pesudoperiodísticos en la
prensa.

Este modelo ha de concentrarse en el discurso mediático de la violencia,


inicialmente, pero igualmente debe explorar todas las agendas informativas. Venezuela
no parece encaminarse a otra alternativa que no sea el periodismo de la
antirrepresentación, principal amenaza de la democracia en este momento en el país.
Mi Diario es la evidencia más fácilmente constatable de pseudo periodismo.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 274

Falta esperar cuál será el rol de las escuelas de comunicación social sobre el
fenómeno. Hasta el momento ninguna de las cuatro escuelas de comunicación social
del Zulia se ha pronunciado, inverosímil y sorpresivamente, frente a este problema.
Como instituciones encargadas de promover la construcción de la ciudadanía a partir
de la comunicación, deberían unirse como bloque unitario para enfrentar el poderío de
un consorcio mediático que se ha mostrado desafiante y dispuesto a adulterar nuestras
nociones de lo social, cultural y ético. Es, además de preocupante, sospechoso que
luego de tres años de circulación de Mi Diario ninguna de estas escuelas haya
procurado un debate público serio sobre la peligrosidad de esta publicación para la
sociedad zuliana. Tampoco el Colegio Nacional de Periodistas ha dicho nada en contra,
una postura que crea suspicacia y raya en la complicidad con este periodismo de la
antirrepresentación. El reto sigue vigente. Hace falta asumir esta responsabilidad con el
futuro de la convivencia a partir de un ejercicio de verdadera comunicación, que desde
hace algún tiempo reclama una sociedad agotada de tanta polarización y carente de
espacios de entendimiento.

5. Escuchar la incertidumbre

Estamos ante una lógica sacrificial, que se enraíza en mecanismos primitivos: una
lógica de inmolación de los objetos, como un intento de hacerlos desaparecer, de
expulsarlos de la conciencia. Pero esta eliminación procede al hacerlos más visibles y
en ese recorrido de lo invisible a lo visible, del secreto a la obscenidad, el discurso
informativo es estratégico: más allá del espectáculo está lo hipervisible.

Se trata del fomento de un espacio esquizoide de simulacro, bajo el incentivo del


espectáculo periodístico para disimular la emergencia de lo real. En palabras de
González (1999: 160), “el silencio dota de sentido y de espesor al lenguaje”. El
antiperiodista es la persona más maldita del país, acusa desesperadamente el autor.

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 275

La pregunta futura de la sociedad zuliana ha de ser la siguiente: ¿con la práctica


comunicativa de Mi Diario hay algún derecho social conculcado? La ciudadanía,
hipnotizada o no, omofágica o no, fascinada o no, debería decidir si sigue su contrato
social con este tipo de práctica ritual mediática. Si desde el Estado se quiere luchar por
la superación real de la violencia (desde una revisión pragmática del fenómeno), deberá
–entre una de las tantas y complejas tareas a emprender- revisar el comportamiento de
los medios frente a la violencia.

Justo allí, en ese ejercicio, rebullirá el apelativo al libre albedrío y surgirá el forcejeo
mediático, mercantil y político (ése que hay detrás de todo consorcio mediático y propio
de su discurso narcisista) con los actores sociales. Se entraría en la dualidad de cuál
decisión tomar: si seguir o no con Mi Diario, si pasar o no las barreras del polémico
concepto de la libertad de expresión y su alcance constitucional.

¿Las instituciones sociales se atreverán? Lo otro será recurrir al olvido como forma
desesperada de declinar. Pero lo cierto es que Mi Diario, como faro del periodismo del
pseudoperiodismo o la antirrepresentación, tendrá unos alcances culturales
insospechados. Sórdidos, por supuesto.

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Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 289

Anexos

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 290

Ficha de medición de prensa para la caracterización del contenido de Mi Diario


Identificación del texto Tipo de texto Lugar en la página
Fecha de publicación: Informativo Primera
Día______/Mes______/Año________ [1] [1]
De opinión Última
[2] [2]
Espacio que ocupa (mancha de pág.): Aviso Interna impar
______ cms. largo ______ cms.ancho [3] [3]
Separata/Supl. Interna par
Medida total Cms2: ______________
[4] [4]
Publicitario
[5]

Fuentes del mensaje


Fuentes policiales [1] Testigos sin identificar [9]
Familiares de las víctimas [2] Columnistas [10]
Autoridades sanitarias [3] Deportistas [11]
Artistas de farándula [4] Autoridades deportivas /Técnicos [12]
Autoridades locales [5] Publicidad [13]
Vecinos [6] Analistas [14]
Testigos identificados [7] Otra publicación [15]
Fuentes gubernamentales [8] Agencia noticiosa ______________ [16]
Temática del mensaje Objeto del mensaje (de qué se habla)
Sucesos/Crónica policial [1] Asesinatos [1] Violaciones [8]
Comunidades [2] Ajustes de cuentas [2] Malformaciones/enfermedades
Farándula/espectáculo [3] Crímenes pasionales [3] congénitas [9]
Deportes [4] Secuestros [4] Denuncias comunales [10]
Sexo/exhibicionismo [5] Tráfico de drogas [5] Eventos deportivos [11]
Juegos de azar [6] Accidentes de tránsito [6] Chismes de farándula [12]
Esoterismo/hechicería [7] Enfrentamientos [7] Espectáculos paganos [13]
Juegos otros (crucigramas, Robos [8] Fiestas/eventos sociales [14]
laberintos, Sudoku) [8] Otros accidentes (laborales,
domésticos) [15]
Ubicación en la página
Cuadrante superior izquierdo [1] Página entera [9] Robapágina superior derecha [14]
cuadrante superior derecho [2] Central [10] Páginas enfrentadas [15]
Cuadrante inferior izquierdo [3] Robapágina inferior Media página enfrentada superior [16]
Cuadrante inferior derecho [4] izquierda [11] Media página enfrentada inferior [17]
Media página vertical izquierda [5] Robapágina inferior Orejas [18]
Media página vertical derecha [6] derecha [12] Centro inferior [19]
Media página horizontal superior [7] Robapágina superior
Media página horizontal inferior [8] izquierda [13]
Recursos de valoración
Fotografía a color [1] Trama gris 1 col. [5] Infografía [9]
Fotografía B/N [2] Trama gris 2 col. [6] Dibujo [10]
Ilustración B/N [3] Trama gris 3 col. [7] Caricatura [11]
Ilustración a color [4] Elementos tipográficos [8] Gráficos viñetas [12]
Sin valoración [13]
Tratamiento del objeto
Objeto 1 Objeto 2 Objeto 3
Positivo [3] [3] [3]

Neutro [2] [2] [2]

Negativo [1] [1] [1]

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 291

Ficha para la encuesta sobre el posicionamiento editorial de Mi Diario en el


estado Zulia

Identificación Ocupación u oficio


Fecha: 1. Comerciante 9. Vendedor
Día______/Mes______/Año_______ 2. Trabaja por su cuenta 10. Profesional Universitario
_ 3. Ama de casa 11. Desempleado
4. Obrero 12. Jubilado
Sexo: ____ M ______ F
Municipio 5. Estudiante 13. Educador
1. 4. 7. 10. 13. 16. 19. 6. Empresario 14. Técnico Universitario
2. 5. 8. 11. 14. 17. 20. 7. Funcionario Público 15. Pescador
3. 6. 9. 12. 15. 18. 21. 8. Microempresario 16. NS/NR
Edad Ingreso familiar
1. Entre 17 y 24 4. Entre 45 y 54 años 1. Menos de 800 4. Entre 2.000 y 2.500
años 5. Más de 55 años 2. Entre 800 y 1.500 5. Más de 2.500
2. Entre 25 y 34 6. NS/NR 3. Entre 1.500 y 2000 6. NS/NR
años
3. Entre 35 y 44
años
¿Cuál periódico lee usted con más frecuencia?
1. Panorama 7. El Universal
2. La Verdad 8. Últimas Noticias
3. El Regional del Zulia 9. Hoy
4. Mi Diario 10. Qué Pasa
5. Meridiano 11. Pico Bolívar
6. El Nacional 12. NS/NR
¿Con qué frecuencia lee ¿Cuál sección prefiere ¿Por qué le gusta Mi Diario?
usted Mi Diario? de Mi Diario?
1. Todos los días 1. Sucesos 1. Porque tiene un lenguaje sencillo
2. Cada tres días 2. Deportes y coloquial
3. Cada día dos días 3. Comunidad 2. Por sus amplias y llamativas
4. Los fines de semana 4. Los “bomboncitos” fotografías
5. Nunca 5. Ninguna 3. Porque muestra la realidad sin
tapujos
4. Porque dice lo que ningún medio
reseña
5. Otra:
________________________

Johandry Alberto Hernández


Representaciones e imaginarios sociales de violencia y muerte en los medios. El caso de Mi Diario 292

Selección de ejemplares de Mi Diario para el análisis36

Año Día/mes
02 de febrero
12 de febrero
13 de marzo
15 de marzo
18 de marzo
20 de marzo
28 de abril
18 de junio
13 de julio
05 de septiembre
10 de octubre
06 de noviembre
2007 16 de diciembre
30 de diciembre
11 de marzo
10 de abril
02 de mayo
09 de mayo
27 de mayo
02 de junio
2008 09 de junio
17 de junio
16 de julio
17 de julio
09 de agosto
17 de agosto
30 de agosto
01 de septiembre
07 de septiembre
08 de octubre
29 de noviembre
Enero: 25 ejemplares (salvo las fechas 1,2,10, 20, 23,23, 24)
Febrero: 25 ejemplares (salvo las fechas 15, 24, 25, 26, 28)
Marzo: 26 ejemplares (salvo las fechas 5, 9, 13, 25, 26, 27)
Abril: 21 ejemplares (salvo las fechas 8, 9, 10, 16, 18, 19, 20,21 23)
Mayo: 14 ejemplares (mencionados a continuación: 2,4,6, 8, 9, 13, 14, 15, 16, 17, 20, 21, 24, 31)
2009 Junio: 4 ejemplares (15, 24, 27, 28)
Julio: 5 ejemplares (4, 5, 6, 14, 15)
Agosto: 5 ejemplares (17, 18, 27, 30, 31)
Septiembre: 3 ejemplares (17, 18, 27)
Octubre: 2 ejemplares (4,18)
Noviembre: 3 ejemplares (6, 16, 18)
Diciembre: 2 ejemplares (28, 29)

36
Obtenida a partir de la técnica estadística del muestreo aleatorio Méndez (2008) de los años 2007 y 2008. Los
ejemplares del año 2009 se recopilaron los ejemplares casi diarios durante los primeros cinco meses del año.

Johandry Alberto Hernández

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