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EEUU emergió de la Segunda Guerra Mundial con prestigio y una autoridad muy
crecidos. La guerra sacó de la depresión a su economía y la introdujo en un ingente
esfuerzo industrial. A diferencia de Europa o Japón no había sufrido daños internos;
su economía estaba intacta y prosperaba… había construido el arsenal más
importante que el mundo había conocido, culminando con la bomba atómica. La
guerra también le proporcionó una red de alianzas que ofrecía una base de poder
fuerte en la política internacional de posguerra.
¿Qué pasó con América Latina? Simplemente a los responsables políticos de EEUU
no les pareció importante… la administración Truman parecía dar por sentado que
continuaría recibiendo su leal respaldo casi como fuera de cajón.
La relativa indiferencia se rompió por una amenaza exterior. Cuando las relaciones
con la URSS comenzaron a enfriarse, la administración Truman decidió organizar
una ofensiva de Guerra Fría en América Latina, que adquirió dos aspectos. El
primero era conseguir que los gobiernos latinoamericanos rompieran relaciones con
la URSS, lo cual tuvo un éxito notable, ya que todos con excepción de México,
Argentina y Uruguay lo hicieron. El segundo aspecto fue presionar a los gobiernos
latinoamericanos para que proscribieran los partidos comunistas. El éxito de esta
campaña demostró lo sensibles que seguían siendo las elites latinoamericanas a
las directrices de EEUU. La Administración Truman también decidió hacer
permanente la alianza miliar creada durante la guerra. En 1945, una reunión
especial de los ministros de Asuntos Exteriores del hemisferio, celebrada en la
ciudad de México, convino en la necesidad de redefinir el sistema panamericano. El
primer paso se dio en 1947, cuando las delegaciones aprobaron un tratado (El Pacto
de Río) que definía el ataque a cualquier Estado Americano, desde dentro o desde
fuera del hemisferio, como un ataque a todos y demandaba medidas colectivas para
rechazarlo.
El otro país que había logrado un gran prestigio durante la Segunda Guerra Mundial
fue la Unión Soviética. Había perdido mucha más población (20 millones) y
soportado mucho más sufrimiento que EEUU. Numerosos latinoamericanos
admiraban la resistencia y fortaleza del pueblo ruso y algo de esta admiración se
transfería a los partidos comunistas de los países respectivos…
En la década del 50 América Latina comenzó a producir sus propios análisis acerca
de sus problemas económicos… en estos años se unió al debate una nueva voz
latinoamericana: la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) organismo
regional de las Naciones Unidas, creado en 1948. seria una secretaria de técnicos,
especialmente economistas que analizarían de forma sistemática los problemas
económicos de la región latinoamericana y sus países concretos. La CEPAL se
instaló en Santiago DE Chile, como esfuerzo deliberado por distanciarse de la
atmósfera dominada por EEUU de la sede central de la OEA en Washington D.C.
La alternativa Revolucionaria
La nueva política, según se anunció en 1961 tenía dos aspectos distintos. El primero
era un importante programa de desarrollo económico y social, bautizado como
Alianza para el Progreso. Iba a implicar tanto un crecimiento económico como
reforma social y sería llevado a la práctica por los gobiernos democráticos… el
gobierno norteamericano prometió proporcionar más de 20.0000 millones de
dólares en 10 años. También prometió impulsar las entidades multilaterales de
EEUU y Europa para que aumentaran el flujo de capital a América Latina… EEUU
reclamaba para sí el liderazgo de una revolución social pacífica en América Latina.
El segundo aspecto de la política emprendida por EEUU en 1961, consistía en una
intensificación de la contrainsurgencia, mediante e cual el gobierno estadounidense
ayudaría a América Latina a combatir contra los movimientos guerrilleros. En EEUU
se crearon nuevos cuerpos de contrainsurgencia a los que se les otorgó una boina
verde distintiva, su principal tarea seria entrenar a las fueras contrainsurgentes en
América Latina…
Durante estos años, la CIA siguió llevando a cabo complots para asesinar a Castro,
pero todos fracasaron. Mientras tanto Fidel fortalecía su dominio del país y
consideró extender la revolución a otras partes de América Latina.