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Ansiedad: un sistema de alerta

La ansiedad no es sino un sistema de alerta ante situaciones consideradas amenazantes, y su


función, explica Baeza, es movilizar al organismo, mantenerlo alerta y dispuesto para intervenir
frente a los riesgos y amenazas, de forma que no se produzcan o se minimicen sus consecuencias.

La ansiedad “mejora el rendimiento y la adaptación al miedo, y actúa también como un sistema de


prevención y defensa”.

“El problema viene cuando la activación psicológica y fisiológica que acompaña a esta respuesta
alcanza unos niveles muy altos y ello se traduce en síntomas físicos y psicológicos que
comprometen la salud”.

¿Pero cuáles son los factores que hacen que este mecanismo funcione de forma alterada?

De acuerdo con este psicólogo existen tres factores: los predisposicionales, los desencadenantes y
los de mantenimiento, estos últimos están muy ligados a la gestión que se hace de la ansiedad.

En los predisposicionales puede haber elementos factores biológicos, algunos de ellos genéticos,
de personalidad os ambientales.
“Dicho en otras palabras, hay personas que cuentan con un sistema de alerta más sensible, por
un lado, y más complejo de desactivar una vez disparado, por otro. En cierto sentido, son
personas que se encuentran regularmente en una especie de pre-alerta que condiciona su
disposición hacia el medio -externo o interno-, la advertencia y el registro de determinados
acontecimientos, y la prefiguración de un tipo de respuestas –defensivas- como más probables”.
En cuanto a los activadores o desencadenantes, la Clínica de la Ansiedad señala aquellas
situaciones o acontecimientos que son vividos como desbordantes de nuestros recursos;
acontecimientos vitales de consecuencias graves o que exigen importantes esfuerzos adaptativos;
obstáculos para conseguir logros o que limitan nuestra capacidad para alcanzarlos o mantenerlos;
y consumo de estimulantes u otras drogas.

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