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CREAR PROTOTIPOS
Cuando comienzas tu aventura con el negocio es muy importante que
experimentes varias ideas.
No te encariñes con una sola idea, ya que puedes tener mejores ideas
que te pueden ayudar a progresar más.
A principios de 1850, George Crum era considerado uno de los mejores chefs del mundo.
Tanto, que se dice que su habilidad era la de tomar cualquier cosa comestible y convertirlo en un
manjar de reyes, por lo que el hotel donde trabajaba se hizo conocido y atrajo multimillonarios y
famosos de la época.
Sin embargo en 1853, uno de los huéspedes se quejó por el grosor, la humedad y suavidad de las
papas, por lo que exigió que le cambiaran el plato por uno bien hecho. Esto desató la ira de
Crum, quien cortó las papas más delgadas de lo habitual, las introdujo en aceite más tiempo de
lo acostumbrado y le echo aún más sal, esperando que el comensal odiara el invento. Su plan
fracasó y la persona pidió un segundo plato hecho de la misma forma.
Su éxito fue inmediato en Nueva Inglaterra, y el chef abrió su propio restaurante.
Rayos X, y la mano de la esposa:
Cerca del año 1900, los científicos habían descubierto las ondas de radio y la radiación. Fuerzas
que aunque no se podían ver, sí estaban presentes y era posible comprobarlo mediante
instrumental técnico. Estos fenómenos inexplicables llamaron la atención del físico
alemán Wilhelm Röntgen, quien comenzó a experimentar con rayos catódicos y gas tal como
ocurre hoy con los tubos fluorescentes.
En una se sus sesiones el físico hizo correr electricidad a través del gas y el tubo comenzó a
brillar, pero no fue lo único. Un producto químico había dejado un rastro en un cartón negro
que se supone, debió impedir que la luz se escapara. Lo llamó “X”, por desconocido.
El resbaladizo teflón:
En medio de un experimento nocturno, el químico Roy Plunkett tenía la intención de combinar
gas tetrafluoroetileno con ácido clorhídrico. Lamentablemente se le hizo tarde y al volver al otro
día, vio cómo el gas que había presurizado en bidones desapareció, aunque éstos pesaban lo
mismo. Al averiguar la razón, se le ocurrió cortar los bidones, observando que el gas se había
solidificado en los costados, generando una superficie resbaladiza. Así, comenzó a
experimentar hasta descubrir que el nuevo material resistía hasta los químicos más corrosivos.
Pero en el transcurso de 5 años, todo cambió. A inicios de 1950, McVicker se dio cuenta que su
hermana utilizaba el material de limpieza en su escuela como plastilina, y decidieron emplear el
compuesto como un juguete no tóxico para niños. En 1955, los hermanos comenzaron a
comercializar el producto en escuelas y guarderías. Hasta hoy, muchos de los ingredientes son
desconocidos.
Súperpegamentos:
El pegamento super poderoso o cianoacrilato fue descubierto mucho antes que se hiciera
conocido masivamente. Aunque en un principio las intenciones del investigador Harry
Cooverfueron utilizarlo como material para armamento militar y otras aplicaciones, su
viscosidad y capacidad para pegar todo impedían cualquier uso práctico. Esto, hasta que se dio
cuenta que el compuesto no requería de calor o presión para unir a dos materiales. Fue
entonces, cuando decidió utilizar la sustancia en distintos artículos, comprobando que en su
gran mayoría quedaban fusionados de forma permanente.
Corn Flakes:
Luego de presentar el material sin mayor éxito en desfiles de moda, la Nasa lo adoptó para sus
misiones de gravedad cero en 1960, por lo que comúnmente se cree que fue la agencia
espacial estadounidense la creadora de este material.
Charles Goodyear estuvo años tratando de solucionar los problemas del caucho natural,
popular en la década de 1830. Al llegar al invierno y con temperaturas bajo cero, éste se
congelaba y agrietaba, y en el verano se convertía en una goma pegajosa. En este último caso,
intentó utilizar diversos químicos para secar pero nada funcionó. Producto de varias deudas
contraídas en sus experimentos, cayó en la cárcel, donde continuó con sus investigaciones.
Ya en libertad, entró a una tienda para mostrar sus productos, que contenían azufre para
acelerar el secado. En la explicación al vendedor, soltó el material y éste cayó en una estufa
caliente. Al examinarla, ésta no estaba derretida, sino que carbonizada, además de mantenerse
elástica.
La misma historia tiene una variación más conocida, que cuenta que Goodyear apagó sin querer
las luces de su laboratorio y derramó el contenido de sus frascos con azufre, plomo y caucho en
una estufa caliente, obteniendo el caucho vulcanizado luego de probar el nuevo material en
temperaturas bajo cero.
Lo que sí se sabe, es que sin finalizar su lucha por patentes, Goodyear falleció endeudado y sin
lograr su objetivo. La compañía lleva su nombre en su honor.
Todo comenzó con el radar, tecnología utilizada en la Segunda Guerra Mundial para detectar
aviones, submarinos y barcos enemigos. Este proceso había sido desarrollado por Percy
Spencer, un científico de la compañía Raytheon, quien experimentó con una nueva clase de
magnetrón, un tubo que genera energía para alimentar el radar. Sólo había que mejorar el
magnetrón, y lo logró gracias a una barra de chocolate.
En medio de sus experimentos, Spencer se dio cuenta que el chocolate en sus bolsillos comenzó
a reaccionar a las microondas. Inició sus pruebas con distintos alimentos como granos de maíz,
y luego de darse cuenta de su éxito, sólo bastó con fabricar un recinto seguro, creando el horno
de microondas. Fue presentado al público en 1967.