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Si bien existe una cooperación internacional muy activa para la represión de los
delitos, continúa existiendo la regla de que un Estado está obligado a conceder la
extradición de un delincuente extranjero, solamente si existe tratado internacional
con el Estado requirente o Convención Internacional sobre extradición, de la que
ambos estados sean firmantes. Cuando no hay tratado o convención internacional, el
Estado requerido está facultado para acordar la extradición, pero no está obligado a
concederla. Sin embargo la obligación señalada no es absoluta pues siempre el
estado requerido conserva la facultad soberana de no conceder la ex-tradición si de
acuerdo a su legislación interna no se cumplen los requisitos establecidos para tal
efecto.
Art. 8.- (Modificada por la Ley 278-98 del 29 de julio de 1998). La extradición de un
extranjero se concederá en los casos que proceda solamente para personas
acusadas o convictas de cualquiera de los delitos siguientes, salvo lo que al respecto
dispongan los tratados y convenciones:
Quienes, después de haber exhibido sus Plenos Poderes, que fueron hallados en
buena y debida forma, han convenido en lo siguiente.
Art. 1.- Cada uno de los Estados signatarios se obliga a entregar, de acuerdo con las
estipulaciones de la presente Convención, a cualquiera de los otros Estados que los
requiera, a los individuos que se hallen en su territorio y estén acusados o hayan sido
sentenciados, siempre que concurran las circunstancias siguientes: a) Que el Estado
requiriente tenga jurisdicción para juzgar el hecho delictuoso que se imputa al
individuo reclamado. b) Que el hecho por el cual se reclama la extradición tenga el
carácter de delito y sea punible por las leyes del Estado requiriente y por las del
Estado requerido con la pena mínima de un año de privación de la libertad.
Art. 2.- Cuando el individuo fuese nacional del Estado requerido, por lo que respecta
a su entrega ésta podrá o no ser acordada según lo que determine la legislación o
las circunstancias del caso a juicio del Estado requerido. Si no entregare al individuo,
el Estado requerido, queda obligado a juzgarlo por el hecho que se le imputa, si en el
concurren las condiciones establecidas por el inciso b) del artículo anterior, y a
comunicar al Estado requiriente la sentencia que recaiga.
México. Res. No. 119-15 que aprueba el Tratado de Extradición suscrito entre los
gobiernos de República Dominicana y de los Estados Unidos Mexicanos, de fecha 23
de julio de 2013. G. O. No. 10804 del 9 de julio de 2015.
Existen dos tipos de extradiciones: Una activa y otra pasiva, las cuales pasamos a
desarrollar: La primera: Cuando se tiene noticias de que un imputado respecto del
cual se ha presentado la acusación y si se ha dictado una medida de coerción
privativa de libertad, se halla en un país extranjero, el juez o tribunal competente
tiene la facultad de ordenar el trámite de su extradición, a petición del Ministerio
Público o de las partes.
Dentro de las facultades que tiene la Cámara Penal de la Suprema Corte de Justicia,
la misma puede ordenar la aplicación de medidas de coerción, en relación a la
persona solicitada en extradición, siempre que se invoque la existencia de una
sentencia o de una orden, se determine con claridad la naturaleza del hecho punible
y se trata de un caso en el cual proceda la prisión preventiva.
Ahora bien, estamos en presencia de una situación procesal, que la Cámara Penal
de la Suprema Corte de Justicia, ni el tratado de extradición del año 1910, ni el
Ordenamiento Procesal Penal del 27 de septiembre del año 2004 han querido
aclarar, en cuanto a lo que sería el doble grado de jurisdicción, y la no jurisdicción
privilegiada por parte del ciudadano común, y la autoridad de la cosa juzgada que
toma la misma cuando se emite la decisión.