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Los chinos en la nación cubana

Bai Na

H
Investigador

Resumen

AÑO 107, NO. 2, 2016


Aborda la presencia china en Cuba desde las primeras oleadas inmigratorias
durante la segunda mitad del siglo xix, así como las características intrínsecas
del impacto sociocultural, más allá de los naturales requerimientos económi-
cos, de la inserción del ethos chino en la formación de la nacionalidad cubana.
En Cuba, el chino se funde y se imbrica, se incorpora y se asume subsumiéndo-
se en la génesis del cubano como componente étnico indiscutible de su identi-
dad, singularidad que trasciende los inicios y fluye a lo largo de todo el proceso
de conformación nacional con un brillo y naturaleza sui generis en el área la-
tinoamericana. El desarrollo de la comunidad de origen chino en la Isla tras-

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ciende los límites de lo que fuera uno de los más florecientes barrios de toda
el área para alcanzar su autoctonía. En la mixturación se perdió por comple-
to lo otro, para dar paso al cubano.
Palabras claves: chino, nacionalidad, inmigración, identidad, cubano

Abstract

Addresses the Chinese presence in Cuba since the first immigration waves, du-
ring the second half of the nineteenth century and the intrinsic characteristics
of sociocultural impact, beyond the natural economic requirements, the inser-
tion of Chinese ethos in the formation of the Cuban nationality. In Cuba, the Chi-
nese melts and overlaps, it is incorporated and assumed subsumed in the genesis
of Cuban undisputed ethnic component of their identity, uniqueness that trans-
cends the beginnings and flows throughout the process of national formation
with a twinkle sui generis nature and in the Latin American region. The develo-
pment of the ethnic Chinese community on the island transcends the limits of
what was once one of the most flourishing neighborhoods throughout the area
to reach their autochthony. In the mixturación completely missed the other, to
make way for the Cuban.
Keywords: Chinese, nationality, immigration, identity, Cuban 105

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Nos separan 164 años de la llegada a población china como componente ét-
la isla de Cuba de los primeros chinos, nico de la nacionalidad cubana; el lo-
bajo la máscara de colonos contrata- gro de una comunidad estructurada
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dos para sustituir la mano de obra es- —a partir de la cual se desarrollaron


clava africana, en momentos en que la numerosos mecanismos que permi-
trata negrera declinaba y amenazaba tieron esa inclusión— fue el resultado
con desaparecer. del impacto demográfico, económico,
Incorporar la integración del chino sociocultural y político de corrientes
a la nacionalidad cubana y el legado migratorias sucesivas, de naturaleza
cultural que los cubanos de hoy asu- y motivaciones diferentes a la inicial y
men como parte de la identidad en el del fortalecimiento de una élite comer-
difícil entramado del proceso formati- cial importadora que tuvo sus orígenes
vo de la nación, sigue siendo objeto de en los que el demógrafo cubano Juan
un debate académico, que se abrió en Pérez de la Riva bautizó como “chinos
los albores del pasado siglo y continúa californianos”, a los cuales me referiré,
hasta la actualidad, intentando con por su importancia, más adelante.
ello dimensionar con justeza el proce- ¿Hay un legado chino en la cultura
so de interrelación sociocultural y su nacional de la Isla o no? Y de ser po-
importancia en el transcurrir de esta sitiva la respuesta a esta interrogante,
centuria y media, desde la irrupción en términos no solo antropológico-
en esta tierra de esos primeros culíes. sociales, sino también socioculturales
Entre criterios opuestos de acepta- ¿cómo se percibe la presencia china
ción o rechazo a la diversidad étnica, ha en la cultura cubana?; ¿por qué nece-
10 6 transitado el proceso de inserción de la sitamos validar lo chino dentro de la

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etnicidad cultural?; ¿es patrimonio de dentro de la sociedad a la cual se ha-
la nación cubana el conjunto de tra- bían inevitablemente integrado.
diciones importadas y han sido o no No obstante, antes de comenzar el
asimiladas y, por ende, incorporadas?; abordaje de los hitos trascendentales
¿son los chino-cubanos —descendien- que marcan, definen y caracterizan la
tes absolutamente mixturizados con incorporación del chino y su conver-
negros, árabes, europeos de todas las sión en chino-cubano, baste decir que
naciones— cubanos en toda la exten- tendríamos que reparar en algunos de
sión de la palabra?; ¿se aceptan o no los principales escollos con que se en-
las tradiciones, costumbres e interpre- frentan hipótesis y tesis y la toma de
taciones religiosas de los inmigrantes posiciones respecto a ellas. Situar su
chinos como parte de lo que conoce- estudio como una conformación his-
mos como lo cubano?; ¿qué pretenden tórica de la comunidad china en Cuba
en esencia rescatar los descendientes a lo largo del siglo xx y del conflicto
de chinos? de identidades que la sustentan, obli-

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Lo incuestionable es que siglo y me- ga a partir del enfoque de que la diver-
dio de presencia china en la Isla presu- sidad étnica, amén de convertirse en
pone un mestizaje mas allá de lo que un instrumento para la reproducción
es comúnmente apreciable en cuan- comunitaria, se resiste, se cuestiona,
to al aporte de características racia- se imagina y se transforma en el deba-
les en el cubano actual, algo mucho te conflictivo con otras identidades.1
más profundo que se expresa en la El estudio de los chinos y, por ende,
cultura y el modo de ser contentivo del desarrollo de la comunidad chi-
de esa fusión que los años, la convi- na, requiere de una contextualización

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vencia y la asimilación han prodigado. por momentos, periodos, etapas que
La propia historia del país en su lucha nos permita abordar la etnicidad más
independentista y la conformación de allá de su condición de proceso inte-
una identidad nacional a finales del si- ractivo, sorteando problemas teóricos
glo xix, el curso y desarrollo de los di- que involucran a etnias no precisamen-
fíciles avatares que como nación hubo te chinas que, con mayor o igual fuer-
de transitar a lo largo de la primera za, interactúan en aquello de parir al
mitad del siglo xx y las transforma- cubano que es hoy, teniendo en cuen-
ciones operadas a partir del triunfo ta la mezcla racial como variable fun-
revolucionario de 1959, marcaron y damental de medición en el proceso de
definieron el contexto histórico en el incorporación de los inmigrantes a la
que habría de desenvolverse la inte- floreciente sociedad cubana. Se corre
gración de los inmigrantes chinos en el riesgo entonces, al enjuiciar los pro-
la sociedad cubana, desde que arri- cesos desde una óptica de resultado
baran por primera vez, como impor-
tante oleada migratoria a esta tierra, 1
M. Herrera y M. Castillo: De la memoria a la
transformando y modificando —a te- vida pública. Identidades, espacios y jerarquías
nor del momento histórico en que esa de los chinos en La Habana republicana (1902-
y otras oleadas sucesivas, así como 1968), Centro de Investigación y Desarrollo de
éxodos importantes—, sus motiva- la Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana,
ciones, comportamiento y accionar 2003, pp. 6-7. 10 7

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final de no superar ni enriquecer los los cambios que habrían de operar-
aportes del sabio cubano don Fer- se en la mentalidad del inmigrante
nando Ortiz, al enfrentar los fenóme- resultan indispensables algunos ele-
nos de la cultura nacional, sin críticas mentos de carácter eminentemente
ni valoraciones y sin tener en cuenta, históricos.
muchas veces, teorías como la de las La Cuba colonial que recibió a los
identidades subalternas que podrían primeros chinos —cantoneses en su
aportar sin desmentir y modular en mayoría— asistía a los estertores fi-
mucho los criterios acerca de una vi- nales de la ignominia de la esclavitud
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sión de la totalidad conflictiva para el africana y, con ellos, a las presiones que
estudio de la cultura cubana. el abrupto cambio imponía a la mayor
De esta forma podrían aflorar debi- fuente de ingresos en la Isla: la produc-
lidades que han persistido en la con- ción azucarera, inmersa en una crisis
cepción de los aportes culturales de los de sus estructuras organizativas y pro-
distintos componentes étnicos de la ductivas, y necesitada de tecnologías
cultura nacional para explicar los pro- novedosas, que pusieron en la mesa de
cesos de dominación, conflictividad, negociaciones, como prioridad, la dis-
subordinación o encubrimiento que cusión alrededor de la trata negrera y,
10 8 implica, por lo que para comprender por ende, de la esclavitud.

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Los hacendados cubanos se en- forma parte del gracejo popular cu-
frentaban entonces a la necesidad de bano: “Lo engañaron como a un chi-
sustituir esa bochornosa forma de ex- no”— con la firma de un contrato que
plotación en medio de los peligros que respondería a sus necesidades eco-
la mano de obra esclava —a la altura nómicas y por el que, teóricamente,
de la entrada de la segunda mitad de- no eran esclavos; aunque sí lo fueron
cimonónica— implicaba con la expe- en la práctica. Incluso, existen docu-
riencia muy cercana de la Revolución mentos —como la “Carta de los An-
de Haití y de reiteradas sublevacio- cianos de Cantón”— que ejemplifican
nes en la vecina Jamaica, así como las paupérrimas condiciones a las
la convulsa situación que atravesaba que podrían enfrentarse de aceptar
la Isla a consecuencia de estos proble- el contrato. El destino laboral de es-
mas, unidos todos a la crisis de la tra- tos hombres traídos desde el otro lado
ta clandestina perseguida fuertemente del mundo era, básicamente, la plan-
por Gran Bretaña. Una alternativa via- tación cañera, en las regiones occi-

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ble fue la contratación de chinos me- dental y central; aunque no dejaron de
diante un régimen contractual en el ser requeridos como empleados de los
cual, los británicos, padres intelectua- ferrocarriles, estibadores en los mue-
les del proyecto, tenían experiencia.2 lles, obreros de las florecientes fábri-
El primer gran grupo de chinos cas de tabaco, en la construcción y
contratados “culíes”3 arribó a La Ha- hasta como empleados domésticos.
bana a bordo de la fragata española Los inmigrantes eran mayorita-
Oquendo, el 3 de junio de 1847; esta- riamente campesinos, todos jóvenes y
ba compuesto por 206 colonos asiá- hombres, individuos que tenían con-

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ticos procedentes del puerto chino formados, por su edad y proceden-
de Amoy en la entonces provincia cia, patrones culturales que permiten
de Cantón (Kwantung), a la sazón el afirmar la prevalencia en ellos de un
principal puerto comercial de China, arraigado confucionismo, doctrina fi-
luego de las desastrosas consecuen- losófico-moral, contentiva de sólidas
cias que la penetración del opio por tradiciones ancestrales nada compa-
ese enclave portuario había acarreado tibles con el entorno que a partir de
a la nación asiática —sufrió como co- entonces los rodearía. Para el chino
lofón las Guerras del Opio y la firma de de esa época seguía ocupando un lu-
los Tratados Desiguales que sellarían gar especial la concepción del mundo
su irreversible proceso de apertura
por la fuerza al exterior y el desmem- 2
J. A. Saco: Historia de la esclavitud de la raza
bramiento a manos de las potencias africana en el Nuevo Mundo y en especial en
coloniales europeas.4 los países Américo-hispanos, t. III, La Haba-
Con un orden moral profundamen- na, 1938, p. 47.
te arraigado, eminentemente confucio- 3
J. Pérez de la Riva: Los culíes chinos en Cuba,
nista y budista, llegaron contratados Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2000,
por la Real Junta de Fomento y Colo- pp. 112-113.
nización, soñando con regresar ricos 4
M. T. Montes de Oca Choy: Historia general de
a su país, engañados —hecho que dio Asia, Editorial Félix Varela, La Habana, 2009,
origen a un muy conocido refrán que pp. 22-43. 109

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El chino trasladado a América y en el caso
que nos ocupa, el que llegó a Cuba, era un reservorio
natural de todas aquellas ideas donde la tradición política
dejaba paso libre a las sublevaciones populares como
las que estremecerían tan vigorosamente
el Imperio hacia los años 1850-1860
y que para nada nos permite hablar
de individuos pasivos y conformes.

a través del yin y el yan, según la cual de caminar o hablar por parte de la po-
todo fenómeno social o natural, pre- blación común de la Isla.
senta dos aspectos opuestos y com- La propia tendencia excluyente de
plementarios, cuyo juego alterno y los reglamentos que regían su contra-
recíproco da al mundo su movimien- tación y las reflexiones que producían
to, el dao (la vía). los sectores dominantes al analizar las
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El chino trasladado a América y, en facetas sociales y culturales de los in-


el caso que nos ocupa, el que llegó a migrantes chinos, hacían imposible
Cuba, era un reservorio natural de to- que el hacendado criollo imaginara al
das aquellas ideas donde la tradición chino conviviendo con la población o
política dejaba paso libre a las subleva- integrando el precario mercado labo-
ciones populares como las que estre- ral que, a la sazón, existía en la Isla.
mecerían tan vigorosamente el Imperio Todo ello influía considerablemente
hacia los años 1850-1860 y que para y, junto a las dificultades para una ade-
nada nos permite hablar de individuos cuada comunicación verbal, aumenta-
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pasivos y conformes, como muchas ve- ba la autoexclusión del propio chino,


ces se ha querido definir a este etnogru- lo que provocó que el culí se encerra-
po y con lo que infructuosamente se ha ra y mirara casi exclusivamente hacia
intentado crear la leyenda del chino su- adentro de sí mismo durante un largo
miso, como condición inherente a la et- periodo de años, convirtiéndose en in-
nia y calificación racial estereotipada. dividuos huraños, hostiles y resisten-
Ilusionado con atractivos cambios tes a cualquier proceso que implicara
y desesperado por la terrible situación la deculturación y la humillante acep-
económica que enfrentaba en su país, tación del régimen de trabajo al que
al mal llamado colono se le contrataba estaban sometidos. No es difícil enton-
por un periodo determinado de tiempo ces entender que la fuga y el suicidio5
con un mísero salario mensual, que lo fueran medios de protesta comunes
convirtió en asalariado y víctima de los en los chinos llegados a Cuba. El eslo-
más brutales tratos, así como en objeto gan de “sumiso” dio paso a una carac-
del desprecio que nacía en los barraco- terización aún más despectiva, que los
nes donde los encerraban y terminaba identificaba como seres vengativos y
en la burla hiriente mediante alusio- engañosos, con lo que su exclusión so-
nes o gestos que imitaban su manera cial acanzó límites inimaginables.
Era evidente la poca o ninguna dis-
posición de las clases dominantes
1 10 5
J. Pérez de la Riva: Ob. cit., p. 98. o de poder a fomentar o desarrollar

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un sedimento poblacional chino en hacia el negro, puede concluirse que,
Cuba, lo que descansaba en una bien en el caso del chino, no se llegó a con-
concebida concepción etnocentris- formar una visión racista con respecto
ta de la cultura y la sociedad chinas; a él sino un etnocentrismo excluyen-
basada en ella, los sectores dominan- te, que en algunos momentos derivó
tes coloniales concibieron un indi- hacia la xenofobia popular y que se es-
viduo que solo servía para trabajar tableció no solo en relación con el chi-
y producir, ya que cultural y social- no culí, sino también con el conjunto
mente, fuera del proceso productivo, poblacional chino poscontratación y
no se avenía —según ellos— al fun- californiano, como un proceso de ex-
cionamiento de la sociedad colonial. clusión cultural.
En esta línea de pensamiento enfo- Está demostrado que los sectores
caban también su análisis sobre el dominantes de Cuba conocían el sig-
cimarronaje chino, agrupando en- nificado que personificaba en el chino
tre sus causas: “[...] las la historia de una cul-
condiciones del mis- “[...] entre estos hombres tura milenaria y sabia

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mo trabajador, el súbito los había de un alto que, al decir de James
cambio de vida y traba- orden de inteligencia, O’Kelly cuando sinte-
jo que experimentaba ciudadanos tiza la esencia cultu-
al ser trasladado de su ral de los culíes, señala
de una nación libre,
país y la poca fe que en que: “[...] entre estos
el suyo se concede a las cuya civilización hombres los había de
obligaciones contraídas contaba centenares un alto orden de inteli-
ya por las malas con- de siglos [...]”. gencia, ciudadanos de

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diciones de moralidad una nación libre, cuya
pública, ya por la deficiencia de la ley civilización contaba centenares de si-
que en las regiones del Asia, siendo tan glos cuando los remotos antepasados
arbitraria, no puede llevar en sí la salu- de sus dueños eran todavía tan salva-
dable enseñanza de los mutuos debe- jes como los negros congos [...]”.7
res y derechos [...]”.6 Por eso, aunque el trato laboral fue-
No resulta embarazoso, entonces, se el mismo que se le prodigaba al ne-
apreciar la subvaloración social, cul- gro, la base intelectual que los llevó a
tural y civilizatoria a que estaba con- justificar durante casi treinta años su
denado el culí desde mucho antes de condición no concebía al chino como
su llegada a Cuba. No obstante, al en- un ser inferior sino como un ser dife-
marcarse en las relaciones de domi- rente, como un individuo que resultaba
nación existentes en la Isla en el siglo incomprensible. Al chino —no desea-
xix, inevitablemente se vincula con un do— se le excluía en un proceso que
patrón referencial de indiscutible im- descansaba sobre ese fenómeno cultu-
portancia: el negro esclavo, por lo que ral denominado etnocentrismo —pura
sin entrar a un análisis del entramado y simplemente, repudio a las formas
de relaciones socioeconómicas y cul-
turales que tipifican la esclavitud en 6 Ibídem, pp. 100-102.
Cuba y que se materializa en el com- 7 J. O’Kelly: La tierra del mambí, Editorial de
plicado fenómeno del racismo cubano Ciencias Sociales, La Habana, 1983, p. 102. 111

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culturales que están más alejadas de un papel importante, este proceso en
aquellas con las que nos identifica- Cuba estaba condenado al anquilosa-
mos— como arma principal de do- miento. Por tanto, al no reproducirse los
minación y que hemos denominado patrones culturales de la etnicidad chi-
como exclusión cultural. na en los descendientes —y lo principal,
En este proceso existen tres facto- los dialectos—, el nivel de no compene-
res a considerar, los cuales tipifican el tración, no solo de los descendientes,
proceso de vinculación de la etnici- sino también de la propia sociedad en la
dad china con la sociedad de Cuba, no Cuba colonial, con el grupo chino emi-
solo del siglo xix, sino también duran- grado y con la presencia china en la Isla
te todo el siglo xx: era realmente mínimo.
• el carácter esencialmente masculi- El segundo factor actuó en la mis-
no de la inmigración china ma dirección que el primero. El fe-
• la intermitencia del flujo migrato- nómeno inmigrativo chino fue muy
rio chino a Cuba inconstante; la gran oleada de culíes
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• la entrada, desde finales del siglo xix producida entre 1847 y 1879 aproxi-
de una oleada migratoria diferente madamente, se interrumpió por com-
a la de los culíes, la de los llamados pleto, dando paso a la insignificante
“californianos”, cualitativa y numé- —en cuanto a su monto numérico—
ricamente distinta a la primera. 
 oleada de los californianos duran-
Desde un punto de vista general, te las postrimerías del siglo xix. Esta
los estudios históricos y sociocultu- intermitencia o irregularidad de la
rales destacan dos procesos inmi- inmigración, junto con el envejeci-
gratorios fundamentales durante el miento poblacional, provocó que su
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siglo xix y un tercer proceso que abar- cultura se estancara sin producir nue-
ca las tres primeras décadas del xx. vos mecanismos de supervivencia o
Sin embargo, retomando los factores de adaptación a la sociedad receptora.
enunciados, el hecho de que la olea- Estos dos factores unidos causaron
da inmigratoria de los culíes fuese una inercia cultural que, comparada
aplastantemente masculina propició con el “funcionamiento” de la etnici-
de manera directa la frustración de dad africana en Cuba, dio lugar a la au-
la reproducción de la etnicidad chi- toexclusión cultural de los chinos en la
na por la vía familiar. Este elemen- sociedad cubana del siglo xix. Todos
to, que es la base de la acumulación los esfuerzos de los chinos que habían
cultural de todo grupo humano emi- sido culíes se dirigieron a tratar de
grado, no funcionó en Cuba por mo- conservar por la vía de las institucio-
tivos artificiales: a los hacendados de nes lo que por la vía familiar no podían
la Isla no les hacían falta ni las chinas, tener: ese fue el papel de las Socieda-
ni las familias chinas. No querían una des de Socorro Mutuo y de Recreo.
población china; solo deseaban bra- Por otra parte, en los años trans-
zos fuertes para trabajar y para esto curridos de 1847 a 1867, muchos chinos
precisaban de hombres. lograron liberarse de las contratas y se
Por eso, según las características de dedicaron, por su cuenta, al comer-
la reproducción cultural por la vía fami- cio y otros oficios manuales. Comen-
112 liar en China, en la cual la madre jugaba zaron a aparecer entonces vendedores

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ambulantes de viandas, frutas, verdu- La difícil situación que enfrentaba, li-
ras, carnes, prendas, quincallas y lo- gada a su espíritu de rebeldía y sus tra-
zas. Aparecieron también pequeños diciones de lucha explican por qué a
establecimientos comerciales de natu- partir de 1868 se incorporaron masiva-
rales de la gran nación asiática en todo mente a las guerras por la emancipa-
el país, además de carpinteros, albañi- ción de Cuba, lo que significaba luchar
les, mecánicos, estibadores, etc. Como por su propia independencia.
ejemplo de algunos de estos estableci- Por esa misma razón había acu-
mientos tenemos uno de comidas chi- dido al suicidio o esperado pacien-
nas creado en 1858 en la calle Zanja y temente a que culminara el contrato
Rayo, así como un puesto de frutas, fri- sin tener la posibilidad de regresar a
turas y chicharrones en la propia calle su lugar de origen. De esta incorpo-
Zanja, arteria principal y gravitacional ración a las guerras y de la condición
de lo que se conocería a partir de en- del chino como mambí existen dece-
tonces como barrio chino habanero. nas de artículos, ensayos, libros que

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La situación en que vivían y el re- recogen la epopeya; entre ellos se des-


cuerdo de la tierra natal hicieron que se taca el de Gonzalo de Quesada, autor
fortalecieran las redes de solidaridad de la conocida frase de que “no hubo
entre ellos y así se formaron las prime- un chino cubano traidor, no hubo un
ras sociedades chinas. El inmigrante chino cubano desertor”,8 que se halla
tuvo que adaptarse al contexto socio-
cultural cubano, en condiciones muy 8
G. de Quesada y Aróstegui: Los chinos y la Re-
adversas y desiguales; se rebeló y llegó volución cubana, Úcar, García y Cía, La Haba-
a unirse a las fuerzas independentistas. na, 1946, p. 24. 113

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en la base del monumento erigido en entonces incorporarse al ethos de ese
1947 en memoria de los chinos caídos nuevo chino. No resulta casual que
por la libertad de Cuba, situado en ple- algunos de ellos alcanzaran altos
no corazón de una céntrica barriada grados en el Ejército Libertador y que
del Vedado y que habla por sí sola de a dos de ellos, el capitán José Tolón
la integración del chino al proceso no y el comandante José Bu, se les dis-
solo redentor, sino también de confor- tinguiera con el derecho que les otor-
mación de la nacionalidad cubana. gaba la Constitución de 1901 a poder
aspirar a la presidencia
de la República.
La oleada inmigrato-
ria procedente de Cali-
fornia fue asentándose
en áreas urbanas y, por
su condición social de
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hombres libres, empren-


dedores comerciantes y
muy laboriosos, contri-
buyeron al desarrollo in-
cipiente de la comunidad
china en Cuba, con ma-
yor énfasis en la ciudad
de La Habana. La carac-
terística esencial de la
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influencia del factor ca-


liforniano de la presen-
cia china en la sociedad
cubana del siglo xix fue
el haber provocado no
solo la estratificación del
grupo poblacional chi-
no, sino también la pro-
fundización del proceso
de exclusión cultural que
sobre los antiguos culíes
se venía produciendo ya,
desde su introducción en
la Isla como contratados.
La aparición de lo que comen- Entre 1860 y 1875, inmigraron unos
zó conceptualmente a denominar- cinco mil chinos por esta vía; pero el
se como chino-cubano matizó y, a la proceso continuó, y ya en las prime-
vez, generó una profunda contradic- ras décadas del siglo xx, la inmigra-
ción que para nada puede conside- ción desde China creció y se distribuyó
rarse semántica en lo que se refiere al por toda la Isla, cual avalancha llega-
114 lugar y los atributos que podían desde da de todas las latitudes como fuerza

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de trabajo barata. En el caso de los chi- del Barrio Chino de La Habana, como
nos, muchos de ellos eran importados un enclave económico autosuficiente
como parte de una cadena migratoria y regido por los más ricos, quienes lo-
regional. graron estructurar un sistema hege-
Esta nueva oleada representaba la mónico basado en la sobrevivencia de
total asimilación de la etnicidad china los patrones culturales chinos en aras
a la experiencia capitalista inicial de de la aglutinación de los inmigrantes
Estados Unidos, individuos que, como de ese país a su alrededor.
bien acotó Pérez de la Riva, eran una De modo que la oleada de chinos
“[…] mezcla híbrida de americanismo californianos y su carácter socioeco-
y orientalismo, caballeros de saco con nómico determinaron su accionar en
corbata […]”, portadores de capitales apoyo de la etnicidad china. Mientras
para invertir en negocios cuya eficacia muchos de los chinos que arribaron a
había sido probada en la nación nor- Cuba por el sistema de contratos lucha-
teña.9 ban codo a codo con los cubanos como

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El inmigrante libre, con mayor mambises y otros trataban de subsistir
solvencia económica, pudo recons- dentro de un medio colonial hostil, los
truir una parte de sus tradiciones chinos californianos aprovecharon la
culturales a través de la amplia capa- situación para establecerse y desarro-
cidad asociativa; esto explica la pro- llar sus actividades económicas.
liferación desde finales del siglo xix Las entradas sucesivas durante la
hasta la primera mitad del xx de aso- segunda mitad del siglo xx no se re-
ciaciones chinas, acompañadas de la gistran como oleadas inmigratorias.
necesaria infraestructura social —ce- Con respecto a la primera mitad del

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menterio, farmacia, teatros, hogar de siglo, fuentes procedentes de la Se-
ancianos, bancos, periódicos—, ba- cretaría de Hacienda, Comercio Exte-
sada no solo en las ancestrales rela- rior, el consulado chino en La Habana
ciones de parentesco o a través del e, incluso, el Censo Poblacional de
clan patrilineal, sino de acuerdo con la República de Cuba,10 ofrecen ci-
las características del nuevo contexto fras que —aunque diferentes— lle-
histórico-social que agrupó a los re- gan incluso a plantearse para 1916
sidentes chinos según la procedencia un total de 6258 chinos, hacia 1925
territorial; sus actividades económi- unos 17 473 y el censo de 1933 registró
cas, artísticas y deportivas; ideas po- 35 000 —debe tenerse en cuenta que,
líticas o secretas o por la necesidad de para esa fecha, Cuba era un lugar de
una coordinación nacional. tránsito hacia Estados Unidos—. No
Con estos cambios, las percepcio- obstante, estas cifras evidencian que
nes que sobre los chinos se tenían esta corriente migratoria aseguraba el
en la sociedad cubana cambiaron desarrollo de una fuerte organización
ostensiblemente y, a la vez, estos nue- comunitaria donde se articularon
vos componentes impulsaban la crea- numerosos mecanismos para la su-
ción de una colonia china —de una pervivencia y adaptación a la sociedad
comunidad china— utilizada como
un mito consciente de identidad. Estos 9
J. Pérez de la Riva: Ob. cit., p. 252.
fueron los inicios de la conformación 10
M. Herrera y M. Castillo: Ob. cit., p. 23. 115

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cubana y que fue sobre la base de esta y Oriente y su atractiva dinámica so-
inmigración que el grupo social domi- cioeconómica —generada por la ex-
nante dentro de la comunidad china lo- pansión de la industria azucarera—
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gró asegurar su posición privilegiada. atrajeron a muchos chinos en busca


Para la década del treinta del pasado de empleos.
siglo, en la provincia de La Habana se En el interior del país se puede cons-
concentraba más de la mitad de la po- tatar una disgregación con respecto a
blación china del país y de ella, el 80 % la concentración comunitaria que ve-
vivía en la capital. nía consolidándose en la capital de la
De hecho, cuando se revisan los República desde la fundación y creci-
censos de la República es perceptible miento del barrio chino habanero e,
el movimiento que se produce y los incluso, el fenómeno asociativo tuvo
cambios que se operan en los diferen- su clímax en La Habana y en las pro-
tes periodos históricos que se mueven vincias no se pasó de crear filiales ads-
desde la época colonial y el nacimiento critas a las principales radicadas en la
de la República, los intentos y necesi- ciudad capital. Lo curioso es que de to-
dades de la naciente burguesía cuba- das estas cifras se desprende también
na y el asentamiento poblacional de un análisis puntual en el que se des-
los chinos. Si durante la etapa colo- cubre cómo, para la década del veinte,
nial, Matanzas y Las Villas ocuparon había crecido numéricamente la canti-
los principales asentamientos, con el dad de chinos vinculados al comercio
advenimiento de la etapa republica- minorista y se equiparaba con los de-
na y la dispersión de los chinos en bus- dicados a servicios, que comenzaban a
1 16 ca de mejoras económicas, Camaguey disminuir.

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La Habana se había constituido sin
rivales en el espacio urbano prefe-
rencial de la población china y, entre
los que se dedicaban a las activida-
des mercantiles, el grupo económico
mejor definido fue el de los comer-
ciantes importadores de productos de
Asia. En los primeros años de la Re-
pública, el peso económico de estos
comerciantes que controlaban las im-
portaciones, almacenes y decidían el
destino de las tiendas diseminadas
en las principales ciudades de la Isla
quedó demostrado con la creación de
la Cámara de Comercio China, que

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desde 1911 aglutinaba a esta pequeña
pero influyente élite importadora de
productos chinos y la creciente pre-
sencia de productos provenientes de
Asia en el giro de los víveres.
Para estos años, gran parte de este
comercio se encontraba enclavado en
el barrio chino habanero, lo cual no
quiere decir que la vida comercial de

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los chinos se concentrara en estos lí-
mites, sino que se expandía por toda
la ciudad, formaba parte de un cen-
tro mercantil que para nada recordaba
la otrora exclusión y la marginalidad,
aunque no llegó a convertirse en el cen-
tro comercial por excelencia. El barrio
era la expresión espacial y cultural de la
comunidad que se organizaba sobre
la base de una estructura socioclasis-
ta, en la que el selecto grupo de comer-
ciantes-importadores desempeñó una
función rectora.
La función del barrio contempla-
ba de igual manera el control y la
hegemonía sobre la comunidad, con-
virtiéndola en un mercado de consu-
mo de productos de primera necesidad
y en un mercado inmobiliario. Los ar-
tículos suntuarios, importados des-
de el Lejano Oriente, tenían su destino 1 17

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en las altas clases sociales cubanas y también el área de residencia de un in-
su entrada a la Isla era controlada ín- contable número de chinos que guar-
tegramente por los comerciantes-im- daban con sus predecesores un común
portadores chinos radicados en el denominador: eran individuos que lle-
barrio, que mantenían hacia 1930, la gaban —en su gran mayoría varones,
exclusión espacial de cuando comen- jóvenes, casi niños— y necesitaban
zaron a llegar y a fomentarlo allá por adaptarse, porque los chinos econó-
los años setenta del siglo xix. Esta micamente dominantes reforzaban el
ventaja comercial y exclusiva conte- modo de vida y de consumo que los
nía también el horror de la exclusión ataba a ellos; de ese modo se posibili-
espacial reflejada concretamente en taba la reproducción comunitaria y el
el hacinamiento de su perímetro, rá- mantenimiento de la tradición se con-
pidamente superpoblado con las sub- vertía en una necesidad.
siguientes inmigraciones, sobre todo, Con el asentamiento y la búsque-
de familiares pobres y dependientes. da de soluciones para clases sociales
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Cuando identificamos barrio con diferentes —bien podía distinguir-


comunidad, tenemos en cuenta que el se entre los chinos pobres, que se ha-
periodo histórico en el que se desen- bían casado o mezclado con blancas,
volvía el crecimiento y autoctonía de mulatas o negras pobres, y los de clase
este enclave perimetral —donde co- media ascendente, casados con hijas
existían comercios fijos, vendedores de chinos o mujeres chinas manda-
ambulantes, la cocina más diversa das a buscar con ese fin— se abría
1 18 en elaboración y presentación— era una actitud distinta ante lo que podía

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amenazar con el endogrupo defendi- lo planteara como una hipótesis a de-
do en parte por las sociedades, cua- mostrar. Magistralmente describe:
lesquiera que fuera su tipología, pero
fundamentalmente por las clánicas: [...] la interactuación y adaptación
el asimilacionismo. de los chinos y sus descendientes al
La política del aislamiento —co- contexto social de los años 60 produ-
bró mucha fuerza en la primera mitad jo un contrapunteo entre lo propio
del siglo xx y se difundía bajo el pre- y lo ajeno que manifestó gradacio-
texto de la conservación de la lengua, nes en la medida que operó el pro-
las tradiciones y la idiosincrasia— es- ceso de negación dialéctica a través
taba encaminada, sobretodo, a impe- del tránsito generacional, donde la
dir la asimilación y era la bandera que descendencia ha jugado el doble pa-
la burguesía china enarbolaba como pel de continuadores de tradiciones
única posibilidad de mantener su in- heredadas, y a la vez portadores de
fluencia en la comunidad. Esta pecu- nuevas formas de cultura que, ori-

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liaridad, defendida por el Kuomintang ginadas dentro del propio desarro-
en la relación inmigrante-descenden- llo social, perfilan cualitativamente
cia, se convirtió en el principal im- una identidad cubana.11
pedimento para el desarrollo de las
sociedades clánicas. Tampoco puede olvidarse que el
En el caso de los inmigrantes chinos crecimiento y desarrollo de la comu-
en Cuba, las sociedades se crearon de nidad de chinos en Cuba tuvo un es-
modo diferente a las existentes en Chi- pacio temporal muy difícil a partir de
na; acá la integración era horizontal y 1930, cuando —junto al nacionalis-

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unía principalmente a los miembros de mo antimperialista de los sectores in-
una misma generación. Es importante telectuales de izquierda y la politizada
tener en cuenta que si el auge en Cuba clase obrera— emergió un nacionalis-
de estas instituciones no pronaciona- mo antinmigrante, políticamente con-
les sino clánicas, se produjo a partir de servador, fundamentalmente dirigido
la libre inmigración de 1920 a 1930, se contra trabajadores chinos, judíos, hai-
infiere que el proceso de formación del tianos y también contra propietarios
etnos-nación chino para esa época no chinos y judíos. “Cubanizar a Cuba”
estaba todavía concluido, por lo que el fue la corriente ideológica que susten-
rasgo de autoconciencia étnica no po- tó la clase media arruinada por la cri-
día apuntarse aún como un compo- sis; la expresión política mas acabada
nente del etnos chino, evidentemente de este desacierto lo fue la llamada
en formación, sino como de la comu- ley del 50 %.12
nidad de origen étnico. Esta crítica situación favoreció al re-
Esto conduce a reflexiones necesa- planteo de una estrategia de cohesión
rias en cuanto a que lo real y adecua-
do desde cualquier punto de vista no 11
J. Baltar Rodríguez: Los chinos de Cuba.
es hablar de una comunidad chino- Apuntes etnográficos, Colección La Fuente
cubana, sino de una comunidad de Viva. Fundación Fernando Ortiz, La Haba-
origen chino, tesis que ha sido muy na, 1997, p. 106.
defendida desde que Baltar Rodríguez 12
M. Herrera y M. Castillo: Ob. cit., pp. 107-116. 119

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étnica, lidereada por los grupos chi- De esta forma, la comunidad chi-
nos de poder y materializada con la na residente en Cuba marchó hacia
creación de organizaciones corpora- la estabilización de sus institucio-
tivas chinas, cuya mejor expresión se nes, acción que corrió aparejada de
encuentra en la reorientación y reor- un sentimiento étnico reforzado por
ganización de la Cámara de Comercio la agresión japonesa a su patria y que
China.13 se expresó en una exaltación de las
El fin de la inmigración de traba- tradiciones y mecanismos estructu-
jadores chinos —vinculado directa- rales y supraestructurales de la cul-
mente con los cambios operados en tura china en la emigración. Cuba fue
la industria del azúcar, los patrones un reservorio propicio para ello. Para
de subordinación Cuba-Estados Uni- entonces y a lo largo del periodo que
dos y la alineación de China dentro de media antes del triunfo revoluciona-
los países aliados durante la Segun- rio de 1959, la burguesía importadora
da Guerra Mundial— abrió una nueva
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etapa dentro de la comunidad china


habanera y, con ello, una fase diferen-
te en la percepción cubana sobre los
chinos, esta vez para bien. A expensas
de esa nueva óptica reinvindicado-
ra del ethos chino —del mismo modo
que antes, cuando su participación en
las guerras de independencia, se enal-
teció su imagen—, la comunidad chi-
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na y, en especial, su élite, obtuvieron


el reconocimiento de la sociedad civil
y el Gobierno cubanos, al tiempo que
concertaban nuevos vínculos y refor-
zaban aquellos que ya estaban esta-
blecidos con importantes sectores de
la burguesía cubana.14

13
M. T. Montes de Oca Choy y colaboradores:
Las sociedades chinas en Cuba. Pasado y pre-
sente, Editorial Imagen Contemporánea /
Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz,
CD-Room, Cátedra de Estudios sobre la in-
migración y la presencia china en Cuba,
La Habana, 2007.

14
Y. Jiménez Rojas: “El monumento a la memo-
ria de los chinos que combatieron por la inde-
pendencia de Cuba (1931-1946): pretextos para
una reflexión”, ponencia presentada en el ta-
ller nacional “Los chinos en las gestas liberta-
1 20 rias de Cuba”, La Habana, 2011, p. 18 (inédito).

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china cedió terreno a la diversifica- comunidad de chinos y la comuni-
ción de los perfiles económicos entre dad de descendientes de chinos con-
los cuales los detallistas alcanzan sin temporánea discurren su accionar y
rivales el control. Para esos años, las conformación como tal en el contexto
bases socioeconómicas de la inmigra- de un país en el que durante su asen-
ción estaban profunda y sólidamente tamiento y desarrollo se produjeron
consolidadas, cuestión que definió la sucesos de magnitud histórica como
posición ante la impronta del cambio el de la descolonización que acarreó
que supuso el triunfo de Enero del 59. nada menos que las guerras de inde-
Varias generaciones de chinos na- pendencia dentro de las cuales este
turales y de descendientes de chinos grupo étnico con una muy bien deter-
han transcurrido desde la llegada en minada pertenencia clasista partici-
1847 de los primeros culíes a Cuba. pó, no como individuos extranjeros,
La mayoría de los chinos naturales, sino como oprimido que buscaba su
que arribaron a mediados de la dé- emancipación. Ahí mezcló con su co-

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cada de los años cuarenta, son en la raje y valentía su sangre y sus sueños,
actualidad ancianos, la ausencia de ahí se transformó en el chino-cubano
nuevas oleadas inmigratorias y el éxo- al que Máximo Gómez enalteció y a
do de los chinos ricos y acomodados quien Gonzalo de Quesada dirigió su
al triunfo de la Revolución, ha hecho admiración.
que esta población haya decrecido en Es el chino que asistiría a interpre-
nuestros días a unos cientos en todo el taciones muy diferentes de su papel y
país; pero la descendencia se ha mul- lugar en el desenvolvimiento econó-
tiplicado y diversificado de múltiples mico y social de la Isla, generando con

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maneras. Esta descendencia forma ello percepciones diferentes de la po-
parte de la sociedad cubana contem- blación cubana, siempre a tenor con el
poránea. momento histórico en que se produ-
cían los acontecimientos, por lo que
Conclusiones también sufrió el repudio y el miedo;
es el que transitó por grandes revolu-
La inclusión del etnos chino dentro ciones, el chino pobre, el de los oficios
de los componentes de la nacionali- y el que continuó enriqueciéndose y
dad cubana constituye un proceso de fortaleciendo de ese modo los víncu-
siglo y medio, no tanto de asimilación los de la floreciente comunidad de la
como de integración, periodo que primera mitad del siglo xx.
transita por contradicciones profun- Cuando en 1959 la Revolución Cu-
das que van desde la autoexclusión bana instauró una etapa radicalmen-
cultural y el etnocentrismo excluyen- te diferente, la comunidad china se
te hasta la inevitable asimilación del estremeció en sus cimientos: una dé-
descendiente mestizo a la sociedad cada atrás, estaban fragmentados, per-
que lo recepciona. fectamente estratificados, por sus so-
Cualquier tratamiento que se haga ciedades clánicas o regionales, por sus
del chino dentro de la sociedad cuba- intereses políticos. El reconocimiento
na debe desprenderse de consignas y en 1960, por parte del Gobierno Re-
esteriotipos; el chino, la primigenia volucionario de Cuba, de la ignorada 121

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internacionalmente República Popu- ser organizada y se identifica con sus
lar China fue el colofón del desafío. ancestros; pero que no es sino un con-
Un alto por ciento de los chinos emi- junto poblacional criollo de descen-
graron, a Estados Unidos y a Hong dientes de chinos y de otras cuantas
Kong como destinos principales; unos etnias más en la mayoría de los casos.
pocos quedaron y ahondaron sus raí- Ahí reside en la actualidad la singula-
ces y quedó la descendencia, esa que ridad del ethos chino insertado en la
siendo honrosamente cubana forma nación cubana. “La puerta más segu-
parte de una comunidad que intenta ra, es la que puede dejarse abierta...”.

Junto a la campana
de la Demajagua.

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