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Recuperando
la radicalidad
Un encuentro en torno al
Análisis Político Crítico
Índice
1. Introducción ...........................................................................................
2. Reflections on the State, State Power, and the World Market ..................
Bob Jessop
11. Represión legal y vínculos organizacionales. El caso del conflicto vasco ...
Arkaitz Letamendia
PARTE V. LATINOAMÉRICA
M AYO DEL 68 FUE SIN DUDA UNO DE LOS MÁS IMPORTANTES MOVIMIENTOS
sociopolíticos antisistémicos; según Immanuel Wallerstein, el más destacado del siglo
xx después de la Revolución Rusa. En su libro sobre el nuevo espíritu del capitalismo,
Luc Boltanski y Ève Chiapello distinguen entre dos tipos de crítica anticapitalista―
en el sentido weberiano del término―, cada uno con su combinatoria compleja de
emociones, sentimientos subjetivos, indignaciones y análisis teóricos, que de alguna
manera convergieron en Mayo del 68. En primer lugar, la crítica social, desarrollada
por el movimiento obrero tradicional, que denuncia la explotación de los trabajado-
res, la miseria de las clases dominadas y el egoísmo de la oligarquía burguesa que con-
fisca los frutos del progreso. Y en segundo, la crítica artista, que cuestiona los valores
y las opciones de base del capitalismo y que denuncia, en nombre de la libertad, un
sistema que produce alienación y opresión.1
Veamos más de cerca lo que Boltanski y Chiapello entienden, bajo el concepto
de «crítica artista del capitalismo», una crítica del desencantamiento, de la inauten-
ticidad y de la miseria de la vida cotidiana, de la deshumanización del mundo por
la tecnocracia, de la pérdida de autonomía, en fin, del autoritarismo represivo de los
poderes jerárquicos. En vez de liberar las potencialidades humanas para la autonomía,
la autoorganización y la creatividad, el capitalismo somete a los individuos a la «jaula
de hierro» de la racionalidad instrumental y de la mercantilización del mundo. Las
formas de expresión de esta crítica son tomadas prestadas del repertorio de la fiesta,
1. Luc Boltanski y Ève Chiapello (1999): Le nouvel esprit du capitalisme. Gallimard, París:
244-245.
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5. Ibid: 283-287.
6. Je me refère aux interventions orales de P. Anderson lors de débats à l’occasion d’un semi-
naire sur Mai 68 à Florence, qui a donné lieu à la publication d’un numéro de la revue Thesis Eleven.
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Para dar un ejemplo: la red campesina internacional Vía Campesina reúne movi-
mientos tan diversos como la Confederación Campesina francesa, el Movimiento de
los Sin Tierra en Brasil o grandes movimientos campesinos en India. Estas organiza-
ciones se apoyan mutuamente, intercambian sus experiencias y actúan en común en
contra de las políticas neoliberales y se enfrentan juntos con sus adversarios comunes:
las multinacionales del agro-business, los monopolios de semillas, los fabricantes de
transgénicos, los grandes propietarios de tierras. Su solidaridad es recíproca y consti-
tuyen juntas uno de los más poderosos, activos y combativos componentes del mo-
vimiento mundial en contra la globalización capitalista. Se podrían mencionar otros
ejemplos, en el terreno sindical, feminista ―la Marcha Mundial de Mujeres― ecoló-
gico o político. Sin duda, este proceso de revitalización de las antiguas solidaridades y
de invención de otras nuevas está aún en sus inicios. Es algo frágil, incierto e incapaz,
por el momento, de poner en peligro ―a pesar de la actual crisis capitalista― la do-
minación aplastante del capital global y la hegemonía planetaria del neoliberalismo.
Aun así, es el lugar estratégico en el cual se está elaborando el internacionalismo del
futuro.
¿Cuáles son las características del movimiento altermundialista como fuerza «con-
trahegemónica»? Se trata sin duda de uno de los fenómenos de resistencia antisisté-
mica más importantes (para utilizar la terminología de I. Wallerstein) de principios
del siglo xxi.
La dinámica del «movimiento de movimientos» incluye tres momentos distintos
pero complementarios: la negatividad de la resistencia, las propuestas concretas, y la uto-
pía de otro mundo.
El primer momento, que es el punto de partida del movimiento, es el rechazo, la
protesta, el deseo de resistir al estado de cosas existente. El adversario no es la «mun-
dialización» en sí, sino su forma neoliberal capitalista, la corporate globalization con-
siderada responsable de una serie de injusticias y catástrofes: desigualdad creciente
entre el Norte y el Sur del planeta, desempleo, exclusión social, destrucción de la
naturaleza, guerras imperiales, etcétera. El movimiento nació con el grito de los zapa-
tistas en 1994: ¡Ya basta! Sin ese sentimiento radical de protesta y rebelión, el movi-
miento altermundialista no existiría.
¿Contra quiénes se dirige esta protesta? En primer plano, las instituciones finan-
cieras o comerciales internacionales: OMC, FMI, Banco Mundial, y las grandes po-
tencias del Norte, reunidas simbólicamente en el G-8. Pero para muchos de los par-
ticipantes del movimiento, el rechazo incluye no solo el neoliberalismo y el belicismo
(guerra de Irak), sino el mismo sistema capitalista mundial. Veamos, por ejemplo, la
«Carta de principios del Foro Mundial», redactada por el Comité de Organización
brasileño ―en el cual participan no solo sindicatos obreros y movimientos campe-
sinos, sino también ONG diversas y un representante de la Comisión Justicia y Paz
de la Iglesia Católica― y aprobada después por el Consejo Internacional del FSM.
Este documento, sin duda uno de los más representativos y «consensuales» del movi-
miento altermundialista, afirma: «El Foro Social Mundial es un espacio de encuentro
abierto, que busca profundizar la reflexión, el debate democrático de ideas, la for-
mulación de propuestas, el libre intercambio de experiencias y la articulación hacia
acciones eficaces, de instancias y movimientos de la sociedad civil que se oponen al
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