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INTERMARIUM

“William Gowen, agente de la O.S.S.


antecedente de la C.I.A. norteamericana
destacado en Roma en 1947,
descubrió la existencia de una
misteriosa organización
conocida como INTERMARIUM.
INTERMARIUM proclamaba la necesidad
de una poderosa Confederación
Pan-Danubiana de signo anticomunista”.
“… El grupo de París (ROVS), integrado
por ‘rusos blancos’, se había involucrado
con INTERMARIUM, una organización
internacional, secreta, anticomunista”

Mark Aarons – John Loftus1

MANUEL DÍAZ CID

2014 (5)

1 Aaron y Loftus (1992), The Unholy Trinity, N. York, St. Martin’s Press, pp.50-51

1
INTERMARIUM

LA IGLESIA ENFRENTA LA
REVOLUCIÓN

1918-1958-1988

2
Antecedentes

El final de la “Gran Guerra” en 1918, no vino acompañado de señales de


entendimiento y paz entre los contendientes.

Había múltiples indicios de las tensiones y de sus consecuencias:

Estaba en primer lugar el asalto exitoso al poder, de parte de los


bolcheviques en Rusia, primer acto de presencia de la Revolución, con el
que se iniciaba en ese país una larga y sangrienta guerra civil.

Pero la amenaza revolucionaria saltaba sobre las fronteras. Lenin, en su


famoso discurso en el Instituto Smolny de Petrogrado, un antiguo colegio
para niñas ricas, habilitado como cuartel del partido bolchevique, había
anunciado: “camaradas, no se trata de Rusia, ¡yo escupo en Rusia!, se trata
del inicio de una revolución mundial”. 2

En segundo lugar, estaba la inquebrantable decisión del Presidente Thomas


Woodrow Wilson por crear la Sociedad de las Naciones y por aplicar a los
vencidos los famosos Catorce Puntos expuestos en su discurso al Congreso
de los Estados Unidos en enero de 1918.

Wilson, un liberal presbiteriano, pretendía condicionar la paz a un cambio de


régimen de gobierno explícitamente en Alemania3, pero en realidad trataba
de desaparecer a los imperios europeos, sustituyéndolos por repúblicas
democráticas.

El Presidente Wilson era un ferviente seguidor del geopolítico


norteamericano Herbert Crolly, cuya propuesta central era la idea de que la
misión de los Estados Unidos era la de promover en el mundo a la
democracia, como puede comprobarse en sus textos del “Promise of
American Life”4

En tercer lugar, la figura del Papa Benedicto XV había intentado crecer en el


transcurso de la Guerra. Según Eric Frattini el Vaticano estuvo involucrado
en la organización de la Rebelión de la Pascua en 1916 en Irlanda,

2 Aguirre, J. F. (1966), La Gran Guerra y la Revolución Rusa; Barcelona. Ed. Argos. Pag?
3 Burleigh, M. (2005), Poder Terenal, México, Ed. Taurus
4Orozco, J. Luis y Pérez Espinosa, C. (2005), El Pensamiento político y geopolítico
norteamericano; México, UNAM/ Fontamara

3
apoyando los acuerdos y alianzas de Sir Roger Casement con el IRA (Irish
Republican Army), para luego dejarlo abandonado a su suerte.5

Menciona también el historiador francés Jacques De Launay la intervención


de la Iglesia en la negociación de la paz por separado entre Austria y los
Aliados, empresa que fue saboteada por políticos franceses decididos a
impedir a toda costa, el resurgimiento de la Iglesia como mediadora en los
conflictos6.

El pontificado de Benedicto XV terminaba con estas dos actuaciones


cuestionadas en su haber y al mismo tiempo se veía desafiada por Rusia.

“En Rusia el 23 de enero de 1918 el Consejo de Comisarios Populares


anunció un cambio ante las instituciones religiosas. Se decretaba la
prohibición de que estas instituciones tuvieran el control de las escuelas,…
se retiraba a las iglesias la potestad para tener propiedades, y ser retiraban
los derechos civiles a todos aquellos ciudadanos que practicase n la religión
católica”.

Por esta razón el Papa Benedicto XV decidió convocar a Monseñor Michel


d’ Herbigny, experto en asuntos de Rusia, para iniciar la formación de una
red clandestina (de información) a lo largo y a lo ancho de la Rusia
Soviética.

Poco antes de morir, Benedicto XV firmó el 22 de enero de 1922 la


aprobación de un plan que consistía en el envío de una misión papal a
Rusia. Se enviaría al jesuita norteamericano Edmund Walsh y a otros treinta
sacerdotes a diferentes puntos de Rusia para distribuir toneladas de ropa y
alimentos a las poblaciones hambrientas”7

Así se crearon las raíces de lo que sería El Russicum, el más efectivo


instrumento creado por el Vaticano, desde los años 20’s para obtener
información calificada de su más feroz adversario.

A la muerte del Papa Benedicto XV asume el trono pontificio el Cardenal


Aquiles Ratti con el nombre de Pío XI. Ratti había sido Nuncio Apostólico en
Polonia en 1920 enviado por Benedicto XV con la misión de evitar el
conflicto, que parecía inminente, entre polacos y alemanes católicos.

5 Frattini, E. (2005), La Santa Alianza; Madrid, Ed. Espasa, p. 258


6 De Launay, J. (1965), Enigmas de la Historia del Siglo XX, Barcelona, Ed. Daimon. página
7 Frattini, E. Op. Cit. página

4
Ante la amenaza del ejército rojo de adueñarse de Varsovia, el cardenal
Ratti había animado a la comunidad diplomática a quedarse a respaldar el
gobierno del Mariscal Pildsuski. Cuando el ejército ruso al mando de
General Tujachevski sitió Varsovia, el Nuncio decidió quedarse en la ciudad
argumentando “yo no soy sólo un diplomático, soy un sacerdote”8.

Apoyado por occidente Pildsuski logra un victoria espectacular obligando la


los rusos a firmar el Tratado de Riga en marzo de 1921.

El nuevo Papa había sido un entusiasta alpinista en su juventud. De la


disciplina de este deporte aprendió la estrategia de depender del “jefe de la
cordada”. Aplicado al mundo católico, esto se traducía en que el sacerdote
es el guía y los seglares lo siguen a donde vaya.

Como el Cardenal Ratti será también titular de Milán, descubre en esta


ciudad industrializada los problemas sociales en su más cruda realidad,
percibiendo además que en medio de un ambiente tensionante el
proletariado parecía siempre dispuesto a aceptar las ideologías que le
ofrecían anarquistas, socialistas y comunistas.

El Cónclave que elige Papa a Pío XI es un ejemplo de los problemas que


vivía la Iglesia. En él, el Cardenal Laurenti, fue electo Papa por el Colegio
Cardenalicio, pero él se negó terminantemente a aceptarlo. Con el
consentimiento del Camarlengo, se hicieron entonces campañas internas en
favor de los cardenales Ratti y Tacci, creándose una confusión de la que
emergió Ratti como el Papa.9

Pío XI quedó muy impactado por una anécdota que le relataron sobre el
Papa Pío X quien al enterarse de que la Primera Guerra Mundial había
estallado en agosto de 1914 explicaba: “a pesar de mis llamados a la Paz,
ha estallado la guerra, en el pasado una palabra del Papa habría detenido la
matanza, pero hoy, el Papa es impotente10.

De aquí que para Pío XI surgiera la necesidad de rescatar el papel del


pontificado como mediador entre las naciones. Pero para lograr este
objetivo, resultaba necesario reposicionar autoridad del Papa que estaba
muy reducida y con poca capacidad de acción, ya que tenía una situación

8 Sugrue, F. (1962) Los Papas del mundo moderno, Barcelona, Ed. Bruguera p. 170
9 Ïbidem, p. 175-176
10 Ibidem, p.

5
económica deplorable y sin recursos, que proyectaba una imagen en la
sociedad en la que la institución estaba más allá de la pobreza.

Además la Iglesia enfrentaba una triunfante Revolución Social que emergía


simultáneamente en tres continentes: la Revolución Mexicana en 1910
(América), la Revolución China en 1911 (Asia) y la más próxima a Roma,
que era la Revolución Rusa en 1917 (Europa).

Del Tratado de Wesfalia al Intermarium

Es pertinente recordar que la Guerra de los Treinta Años confrontó al Sacro


Imperio, aliado tradicional del Papa, con los protestantes suecos aliados con
Francia y animados por el rey Gustavo Adolfo, viejo rival de los austríacos.
La batalla que define el triunfo de esta guerra se libra entre las escuadras
de España y Portugal, aliadas por el Tratado de Alcacovas, en contra de la
flota de guerra Holandesa al mando del Almirante Tromp en 1648 en la
llamada “Primera Batalla de las Dunas”. La derrota naval luso española fue
devastadora. Este desastre obligó al imperio a firmar el Tratado de Wesfalia,
documento que significó el fin del papel de la Iglesia Católica como
intermediaria entre las naciones de Europa, así como la consolidación de
los Estados Nación, la aparición de las Relaciones Internacionales y la
independencia de las Provincias Unidas. De esta manera se iniciaba el
declinar del poder temporal de la Iglesia y la pérdida de protagonismo de lo
que quedaba del Sacro Imperio.

Una derrota posterior del ejército español, aliado con los austríacos y
seguidores franceses del Duque de Guisa, frente al bloque protestante de
anglicanos aliados con los hugonotes en la Segunda Batalla de las Dunas
(1658), significó el final de las fuerzas unidas de Austria y España y el
predominio de los Mosqueteros franceses sobre los Tercios españoles en el
continente y por la consolidación de la Revolución Inglesa representada por
los Leather Necks ingleses jefaturados por Oliverio Cromwell.

El viejo pleito de los Welfs (güelfos) y de los Weiwelingen (gibelinos) se


decidirá por este Tratado por los gibelinos, por lo que la Iglesia quedará
sometida en buena parte al poder temporal de los reyes.

Los efectos del Tratado de Wesfalia pusieron de manifestó el tema no


resuelto de la soberanía del Papa en 1914.

6
Desde el 18 d agosto de 1914, al iniciar la “Gran Guerra” el gobierno de
Italia señaló que si el país se veía involucrado en el conflicto, todos los
diplomáticos registrados ante la Santa Sede, serían expulsados por el
gobierno italiano.

Siguiendo este razonamiento el diario Corriere de la Sera publicó el artículo


“La Guerra enturbia todas las relaciones”. Mientras la Iglesia a través del
diario Civilitá Cattolica, reclamó al gobierno de Italia el estar ignorando el
derecho de la libertad de la Iglesia a ser reconocido como evidente.

El Padre Ehrle, que elaboró la respuesta del Vaticano, propuso en el artículo


pensar en la creación de un pequeño territorio de Roma en el que la
soberanía fuera del Vaticano y no de Italia.

Al estallar la guerra, Italia expulsó a los embajadores de los países en


guerra con Italia, sin importar las cartas de protesta del Sumo Pontífice.

Para complicar todavía más el problema, políticos de los países en guerra,


principalmente franceses reunidos en el llamado Pacto de Londres,
propusieron en el artículo XV que se negara a la Iglesia Católica el derecho
a participar en los debates sobre el fin de la Guerra.

Ante la actitud agresiva del gobierno italiano contra la Iglesia el Episcopado


Español dirigió una carta con timbre oficial del gobierno de ese país,
ofreciéndole asilo al Papa.

La reacción a este ofrecimiento de parte del liberalismo italiano fue feroz,


pues para ellos todo intento de internacionalizar la llamada “Cuestión
Romana” era considerada como traición a la patria. Roma protestaba contra
el gobierno de Italia, y con razón, pues se había ignorado la ley de garantías
de independencia del soberano Pontífice y del libre ejercicio de la autoridad
espiritual de la Santa Sede, votados por el parlamento italiano desde el 13
de mayo de 1871.11

La Iglesia y La Revolución Intelectual 1789-1870

Desde la Revolución Francesa y luego los movimientos sociales de


inspiración revolucionaria como la Comuna de París, una fuerte corriente de
anticlericalismo se había podido percibir, pero en las tres revoluciones de

11 Schenk, J. E. (1979), “Guerra Mundial y Estados Totalitarios” en Historia de la Iglesia, Agustín


Fliche y Víctor Martin, Valencia: Ed. EDICEP. Tomo XXVI, pp. 141-143.

7
principios del siglo XX, las intenciones revolucionarias no eran las de reducir
el poder el clero, sino la de acabar con el cristianismo, católico, ortodoxo o
protestante y conseguir la creación de “Iglesias cristianas nacionales”, como
el primer paso en una intensa campaña jacobina organizada por el ateísmo
militante que invadió los cuadros revolucionarios.

Era como si los diferentes movimientos que habían generado las tres
revoluciones triunfantes hubieran intuido el principio de que: “sin sacerdotes
no hay sacramentos” y sin éstos, la fe de los pueblos se confunde y a la
larga, la fe puede llegar a ser olvidada o menospreciada en varios sectores
tanto populares como clasemedieros.

La experiencia decía que la Iglesia fracasó en su confrontación con la


Revolución de los intelectuales en Francia, aunque que se convirtió en un
factor importante de la Restauración, pero el precio por haber fallado frente
al Iluminismo fue muy alto, no sólo porque los sacerdotes perdieron en
conjunto respeto y credibilidad ante el pueblo, sino que además un buen
número de sacerdotes y obispos desertaron de su vocación y se
convirtieron en actores de la política, que mayoritariamente actuaron como
anticlericales.

Por su parte, los filósofos franceses revolucionarios no escatimaron


argumentos en contra de la Iglesia. El Padre Dunney cita:

“El llamado sistema de la naturaleza, enseñado por el Barón d’


Holbach no daba lugar a Dios ni a la libertad; así también Helvetio que
negó los milagros y la Revelación, diseminando las amargas semillas
del escepticismo.
Los escritos de Rousseau junto con los textos de la Enciclopedia
fueron en aquel momento las chispas que iniciaron el incendio de la
Revolución”12

La Sociedades Secretas Contrarrevolucionarias

Cuando la ofensiva de la Ilustración calaba profundamente en la sociedad


francesa, en lo que era el primer aviso del inicio de la Revolución, los
jesuitas crearon organizaciones entre sus exalumnos para enfrentar
escenarios de persecución religiosa.

12 Dunney, J. (1948), Historia de la Iglesia a la luz de los Santos, Buenos Aires, Ed. Peuser.p.309

8
Ya desde 1629 a 1667 había aparecido una sociedad secreta concebida por
los jesuitas que era conocida como la Compañía del Santísimo Sacramento,
la que tuvo en su contra al Cardenal Richelieu y al Cardenal Mazarino
quienes se opusieron siempre a cualquier posible alianza de Francia con los
Habsburgo.13
Para 1750 el Padre Cloroviere S.J. fundó tres sociedades secretas que
tenían el propósito de organizar y animar a los seglares para enfrentar las
ideas de la Ilustración Francesa.
Estas sociedades fueron:
1. La Orden de los Caballeros de la Fe
2. La Sociedad de los Buenos Libros
3. La Sociedad de San José

De las tres sólo la primera se involucró en la lucha política, las otras dos se
convirtieron en difusoras de la doctrina católica y los valores familiares.
El padre Delpuits S.J. fundó con damas de la aristocracia, la Sociedad de
Alabanza a la Virgen María con la que buscaba neutralizar las críticas que
se generaban en las tertulias de los grandes salones.
Con este mismo propósito el Padre Cloroviere S.J. funda la sociedad
secreta de las Hijas del Corazón de María.
La expulsión de los jesuitas canceló estas iniciativas, pero ante los avances
revolucionarios surgieron varias sociedades secretas organizadas por los ex
alumnos de los jesuitas, de las cuales destacaron tres en el período del
Terror:
1. La Doble A (Amistad Anónima). Rescataba información para ubicar a
los aristócratas y a sus familias en las cárceles de la Revolución.
2. El Doble Seis. Era la más elaborada de las sociedades secretas, con
un sistema de funcionamiento basado en los números del dominó y
una jerarquía que iba de menos a más, resultando el doble seis la
autoridad por encima de las demás autoridades. Se dedicó a rescatar
de la prisión a personas que serían guillotinadas utilizando un gran
ingenio para acceder a las prisiones y rescatar de ellas a las posibles
víctimas de la guillotina. En este grupo se inspiró la Baronesa de
O’rcy para su Pimpinella Escarlata.
3. La Sociedad del Doble Seis se apoyaba en la sociedad secreta de
mujeres llamada Amistad, cuya función era obtener informes sobre las

13 Llorca, V, et. Al. (1980), Historia de la Iglesia Católica, Madrid, Ed. BAC, p. 502

9
prisiones, el modo de acceder o salir de las mismas y las listas de los
nombres de los aristócratas que allí se encontraban internados.
La colaboración entre estas organizaciones les hizo obtener
resultados que resaltaban la capacidad de improvisación unida a la
buena información.
Fue el Conde Mont Losier quien en 1826 denunció la existencia de
estas sociedades en sus memorias.14

Estas sociedades fueron el antecedente de las organizaciones creadas por


la Iglesia para hacer frente a las grandes revoluciones del siglo XX.

La Revolución contra la Iglesia


La Iglesia había acumulado todas estas experiencias y con una actitud, al
principio desconcertada, pero luego más firme; el Papa Pío XI estudió cómo
enfrentar las consecuencias del tratado de Versalles, que desmanteló varios
de los imperios europeos importantes.

Pío XI entendió que la problemática europea de los próximos años sería


enormemente complicada porque no sólo se trataba de reconstruir de
manera diferente la realidad de Europa, sino también, de hacer frente a la
agresiva actitud de las revoluciones triunfantes.

Cada una de las revoluciones, la mexicana, la china y la rusa nacen en


realidades muy diferentes, y sin embargo, las tres tuvieron programas muy
parecidos en lo que se refiere al rechazo al cristianismo y su particular
rechazo a la Iglesia Católica.

En Rusia, que tenía mayor cercanía con Roma, hubo al principio actitudes
muy ambiguas de parte de Lenin, quien llegó a pensar en la posibilidad de
hacer una alianza con la Iglesia Católica que le ayudara a desmantelar el
poder y la presencia de la Iglesia Ortodoxa Rusa, tema que trató con
Monseñor D’ Herbigny y luego con el Padre Walsh S.J., pero después el
ateísmo militante del Partido Comunista Ruso desbordó cualquier marco de
colaboración.

En China la presencia cristiana estaba representada por las Misiones, tanto


católicas como de las sectas cristianas. Ambas habían sufrido una

14 Robin, Jean (1990), Las Sociedades Secretas en la cita del Apocalipsis, Madrid, Ed. Heptada,
pág. 85.

10
sangrienta persecución religiosa propiciada durante la “Rebelión de los
Boxers en 190015.

Después de esta grave crisis seguían existiendo en territorio chino más de


dos millones de católicos chinos y más de medio millón de seguidores de
las iglesias cristianas.

El programa de la Revolución China contempló la expulsión de los


misioneros acusándolos de imperialistas, reaccionarios y
contrarrevolucionarios. En el caso concreto de la Legión de María, el Partido
Comunista repartió cientos de miles de cuadernillos de propaganda en los
que se decía que:

“la Legión de María es una organización secreta y


contrarrevolucionaria. Su fin primario consiste en luchar contra las
democracias, destruyendo sus fundamentos e izando sobre sus
ruinas el estandarte de Cristo Rey”16

Los sacerdotes que decidieron quedarse en las Misiones fueron detenidos,


encarcelados y sometidos a un “lavado cerebral” que los dejaba
incapacitados para ejercer su ministerio.

“Los fieles fueron dispersados y sus líderes asesinados o enviados a


centros de reeducación”17.

Posteriormente el gobierno chino creó la Iglesia Nacional Católica que


obedece al Partido Comunista. Todavía hoy, 2014, existen sacerdotes
católicos en prisión y la Iglesia Nacional dirigida por el Partido.

China editó el documento titulado “Li Wei Han”, nombre del autor, y que
lleva originalmente como título “La Iglesia Católica y Cuba. Programa de
acción” y al pie de la portada se lee: “Ediciones en lenguas extranjeras.

15 La Rebelión de los Boxers fue el último intento del tradicionalismo chino por expulsar de su
territorio a la sofocante presencia de los europeos que monopolizaban el comercio y hacían de lado
a los comerciantes chinos al mismo tiempo que con las Misiones cristianas arrebataban la tradición
milenaria del confucionismo y el budismo identificados con las diferentes ramas de la aristocracia
de ese país. El nombre de la rebelón apareció cuando los europeos calificaron a los sacerdotes del
Shao Lin líderes de la revuelta, con el sobrenombre de boxeadores, porque desconocían la
disciplina de las artes marciales chinas.
16Schütte, J. S.V.D. (1964), La Legión de María en la prensa de China Comunista, España, Ed.
Verbo Divino.
17 Van Coillie, Dries (1962), Suicidio Moral,Barcelona, Ed. Eler,p. 296

11
Pekín.1959”. Este texto se hizo con el propósito de ayudar a eliminar al
cristianismo y tuvo mucho éxito en los inicios de la Cuba castrista.

Pío XI enfrenta también a la Revolución Mexicana, que desde 1914 inicia


una persecución caracterizada por el odio manifestado a la jerarquía
eclesiástica en su conjunto. Carranza, Obregón, Alvarado y Calles son los
representantes de un jacobinismo radical alentado por las Logias
Masónicas, herederas en México del espíritu de la era del Terror.

En México los laicos católicos estaban divididos en tres grupos:

1. El Catolicismo Social compuesto por la mayoría de los laicos había


nacido bajo la inspiración de la Encíclica Rerum Novarum en 1906, y
estaba respaldado por la mayoría de los obispos.
Había organizado las Dietas o Asambleas para abordar el estudio de
la Doctrina Social de la Iglesia y estaban trabajando en la elaboración
de una base doctrinal de los Derechos de los Trabajadores. Se
declaraban abiertamente como “apolíticos”.
2. El Catolicismo Liberal que era una minoría ilustrada, influenciada
por los ejemplos europeos del Partido Popular en Francia y del
Zentrum, en Alemania. Eran lectores de Jacques Maritain y de
Monseñor von Ketteler.
Proponían la creación de un partido político abierto y plural, capaz de
convocar a los electores de provocar alianzas que impidieran la
aprobación de leyes anticristianas y apoyaban para promulgar leyes
inspiradas en la Doctrina Social de la Iglesia.
Estos laicos eran el “patito feo” del catolicismo mexicano, mirados
siempre con sospecha por convivir con las instituciones democráticas
liberales y aceptar jugar con sus reglas. Pocos obispos simpatizaban
con ellas y estaban muy criticados y descalificados por el fracaso del
Partido Católico Nacional creado por su propuesta, pero capturado y
dirigido por el integrismo.
3. El Catolicismo Integralista era también una minoría de laicos
intransigentes y belicosos que, ignorando los consejos del Padre
Bernardo Bergoend S. J., convirtieron al PCN en un ariete contra el
gobierno de Francisco I. Madero, por ser éste masón y por estar su
partido infiltrado también por la masonería.

12
Los integristas comprometieron al Partido Católico y a la Iglesia al tratar de
arrastrar a todas las fuerzas católicas en apoyo al General Victoriano Huerta
que organizó un régimen de dictadura militar después de asesinar a Madero
y a Pino Suárez, presidente y vicepresidente respectivamente, naciendo
ésta dictadura manchada de sangre.

A causa de su poder económico los integristas lograban imponerse al


catolicismo liberal y al catolicismo social.

Muy afectados por los radicalismos ideológicos de la época, los integristas


imaginan la política no como la confrontación de partidos y de grupos
políticos que difieren en muchas cosas pero pueden negociar los aspectos
fundamentales del bien común, sino como la lucha del Bien contra el Mal,
creándose así una ideologización de la fe que caracteriza a estos grupos en
todas partes.

Las Organizaciones Secretas en la Cristiada

Mentalizados a librar una guerra desde la clandestinidad, los integristas


formaron parte de las primeras organizaciones reservadas, como la célebre
“U” o como la denominada “Suástica” y más adelante, por la organización
de las Legiones y la “BASE”.

Este laicado dividido y poco informado se enfrentó por necesidad a las


manifestaciones del callismo y posteriormente del cardenismo.

La primera organización secreta que apareció en los inicios de la


persecución religiosa d 1914, fue la llamada “U”, fundada en Morelia por
Monseñor Luis María Martínez que en ese momento era el Rector del
Seminario de Morelia.

Carlos Blanco Rivera, que fue militante de esta institución recuerda en su


libro, cómo se organizó en Guadalajara:

“la Unión de Católicos Mexicanos o simplemente la U, fue fundada en


Guadalajara por don Luis María Martínez, después Arzobispo de México.

Monseñor Luis María Martínez le informó a los invitados a participar en esta


sociedad, que siendo rector del Seminario, al caer la ciudad en poder de los
revolucionarios en 1914, se recogió unos momentos en la capilla y pidió al
Espíritu Santo que lo iluminara. Que había tenido la inspiración de fundar

13
una sociedad reservada, de católicos, de momento limitada a unos cuantos,
pero luego, se podría extender a un mayor número.

Que la documentación sobre esta sociedad había sido enviada a Roma con
la solicitud de aprobación, pero aún no se había recibido respuesta.

Que la Iglesia había estado siempre en contra de esta clase de sociedades,


no obstante, que había aceptado en Francia la Asociación del Santísimo
Sacramento y que estaba dispuesto a acatar la decisión de la Santa Sede
que si no la juzgaba oportuna, él la disolvería inmediatamente,” 18

La U será una institución polémica porque los criterios para evaluarla no


dieron siempre los mismos resultados. Para los dirigentes de la Liga, la U
era una losa sobre sus hombros, porque se la pasaba discutiendo sin tomar
nunca decisiones sobre temas que eran de extremada urgencia.

Sin embargo, llegaron a militar en la U, más de 2,000 personas de ambos


sexos que tuvieron injerencia sobre todo, en la resistencia civil frente al
callismo.

Carlos Blanco Ribera que había participado en la fundación de la U en


Guadalajara, desesperó por la falta de resultados de ésta organización y
toma la decisión de fundar una sociedad secreta que responda a los
acontecimientos. Así surgió en la ciudad de Guadalajara la Suástica,
organización a la que se integraron de inmediato los más activos defensores
de la Iglesia, pero también los más radicales. Entre ellos citaremos a Luis
Segura Vilchis, Armando Téllez, Carlos Blanco Ribera, Salvador Lazcano y
otros más.

Blanco Ribera dice que él escogió el símbolo y el nombre de esta


sociedad “cuando no tenía esta cruz gamada ningún sentido hitlerista
o racista, sino universalista”.19

Otra sociedad secreta que operó durante la Cristiada fue la de las


llamadas Legiones. Sobre ésta hay mucha información oral que se ha
transmitido por varias generaciones, pero existe poca documentación
lo que hace complicado el saber exactamente cuándo se fundó y
quienes fueron sus integrantes.

18 Blanco Ribera, C. (2002), Mi contribución a la epopeya cristera, México, Ed. APC, pp. 131-133.
19 Op. Cit., pp. 157-158

14
El investigador Fernando M. González en su libro les dedica un
capítulo titulado “Otra sociedad casi muy secreta: Las Legiones” y nos
agrega que:
“Las Legiones fueron fundadas en Guadalajara hacia 1930 por un antiguo
ex liguero y ex miembro de la U, el ingeniero Manuel Romo de Alba
originario de San Juan de los Lagos, Jalisco. Esta sociedad a semejanza de
la U, contaba entre sus miembros a sacerdotes, profesionistas, trabajadores
y campesinos. Se diferenciaba de otras porque admitía entre sus filas a las
mujeres y por ciertos aspectos del ritual para prestar juramento”. 20

Romo de Alba era un convencido de la existencia de una conspiración judeo


masónica, interpretación que fue avalada por el panfleto antisemita de
finales del siglo XIX, “Los Protocolos de los Sabios de Sion”, así como el
recién publicado El Judío Internacional de Henry Ford.

Uno de los puntos de la agenda de las Legiones, inspirado por el Ing.


Manuel Romo, era el de señalar como objetivo de esta organización la caída
del régimen revolucionario, a diferencia de muchos otros grupos que
únicamente pensaban en recuperar los espacios de la libertad religiosa.

La BASE es otra organización que surgió de una fractura de las Legiones


provocada por el hecho de que los jesuitas infiltraron a las Legiones con el
Ing. Antonio Santa Cruz, que dirigido por algunos jesuitas, entre ellos, el
Padre Eduardo Iglesias, hicieron a un lado la jefatura de Manuel Romo de
Alba que decidió abandonar las Legiones para crear una segunda
organización a la que denominó la BASE. Una muy sofisticada forma de
integrar las células de la nueva institución hablaba de que Romo no había
perdido su pasión por los grupos secretos.

A parte de poner bombas pestilentes que no mataban a nadie, el grupo de la


BASE se dedicó a difundir los panfletos anti semitas. El grupo fue
descubierto por la policía cuando Romo pretendió hacer una colecta para
imprimir y distribuir, con la venia del autor, el texto de la Guerra Sintética.

Ante este fracaso, varios de los integrantes de las jefaturas de la BASE,


desertaron de la misma para fundar entre finales de 1933 y principios de
1934 la organización denominada los Tecos, dirigidos por Carlos Cuesta
Gallardo y los hermanos Ángel y Antonio Leaño Álvarez del Castillo.

20 González, F. (2001), Matar y morir por Cristo Rey; México, Ed. IIS-Plaza y Valdés, p. 264.

15
Fernando González resume diciendo:

Cuesta Gallardo -como Romo- estaba permeado de anti semitismo y anti


comunismo. En la fundación de los Tecos participaron también los jesuitas,
entre ellos, los Padres Jesús Martínez Aguirre y Manuel Cordero. 21

Existió también la sociedad secreta femenina Santa Juana de Arco, cuya


misión, ampliamente realizada, fue la de conseguir fondos económicos para
comprar armas y municiones, que las mujeres llevaban ocultas en su ropa
hasta el mismo frente de batalla de los cristeros. Su asesor espiritual fue el
Padre Morán, cura del Sagrario y miembro de las Legiones.

Sobre el tema del secreto, Jean Ousset nos dice que:

Los católicos son hijos de la Luz. El simple buen sentido indica que, si bajo
el pretexto de actuar con más eficacia, con más seguridad, buscan las vías
subterráneas y secretas, se encontrarán en ellas fatalmente un día u otro,
caminado cado con codo con los hijos de las tinieblas, con el riesgo de ser
extraviados por éstos en un laberinto cuyos secretos ellos poseen.

Este trabajo no pretende analizar las condiciones necesarias para alcanzar


la legitimidad o moralidad del recurso del secreto en las organizaciones.

Aquí sólo se hace referencia a las circunstancias en las que el secreto fue
adoptado por una variedad de organizaciones.” 22

Los revolucionarios intentaron de diversos modos dividir a la Iglesia. Por


ésta razón, se expulsó del país al Nuncio Apostólico, sin darle derecho de
audiencia. Más tarde, se mandó al exilio a casi todo el Episcopado
Mexicano, al mismo tiempo que se expulsaba a los integrantes extranjeros
de las órdenes religiosas mientras se desencadenaba una guerra de
exterminio contra el clero secular. El presidente Calles había entendido que
“sin sacerdotes no hay Eucaristía, ni sacramentos” y privados de estos
servicios, los fieles se dispersan alejándose de la Iglesia.

El presidente Calles estaba convencido de que cada día que pasaba


teniendo los templos cerrados y la religión perseguida, un porcentaje
significativo de fieles se alejaba de la fe.

21 Op. Cit., p. 270.


22 Ousset, J. (1961), Para que el Reine, Madrid, Ed. Speiro, p. 602.

16
Los Laicos y su participación política 1920-1940

No es materia de este trabajo el detallar la epopeya Cristera, tema sobre el


cual existe una muy interesante producción historiográfica que revela hoy
ángulos desconocidos.

Entre los más destacados autores que han incursionado en este tema
aparece el francés Jean Meyer que ha venido cuestionando por una parte, y
por otra investigando, las estrategias del Papa Pío XI, aportando datos de
especial relevancia, no sólo sobre el tema de los Arreglos de la Cristiada,
sino sobre todo, intentando explicar la visión del Papa sobre el papel de los
laicos y las instituciones de éstos, abiertas y secretas, en particular la Liga y
la célebre “U” en el caso de México.

Las investigaciones más recientes explican que la Revolución se oponía al


cristianismo porque tenía una pésima opinión de la Iglesia y de sus obras.

Dice por ejemplo José Álvarez y Álvarez de la Cadena en su libro Memorias


de un Constituyente citado por Manola Álvarez (2003):

“ cuando se entienda que con respecto a la Iglesia Romana, el


desconocimiento de su personalidad jurídica, no se inspiró en el odio
sectario ni en la ignorancia de lo que ha sido y sigue siendo esa
asociación sacerdotal. Toda vez que la conocimos mucho mejor de lo
que ella se imagina, podrá apreciarse entonces que, las disposiciones
que la Constitución contiene restringiendo la intromisión política de tal
asociación, fueron tomadas en contra de un verdadero partido político
enemigo de la libertad y de los derechos sociales”.23

En todos los capítulos de la historia de México en los que se hace referencia


a la Iglesia, prevalecen éstos criterios de descalificación, habiéndose
acuñado a través de una historiografía oficial la imagen de la Iglesia como
una institución que conspira contra el Estado para mantener privilegios a
costa de la explotación del pueblo.

Durante la Cristiada una de las razones por las que se dificultó el diálogo
entre los contendientes fue la convicción de que el Episcopado era aliado y
socio de los grupos petroleros.

23 Álvarez Sepúlveda, M. (2003), Espionaje y contra espionaje en México, Puebla, México, Ed.
BUAP,p. 262

17
Dice Manola Álvarez (2003):

“el clero poseía cuantiosas fortunas acumuladas en numerario,


fincadas en hipotecas de bienes rústicos y urbanos, y todo el mundo
sabía que los altos dignatarios eran terratenientes, industriales,
negociantes y prestamistas. Se sabía también que poseían un buen
número de acciones petroleras en las compañías que formaban el
conocido consorcio llamado: Asociación Protectora de los Derechos
Petroleros Norteamericanos en México, que funcionaba en Nueva
York…”

Los laicos católicos por su parte, seguían divididos en sus opiniones, pues
mientras los integrantes de la Liga no creían en otro argumento que en el de
las armas, los integrantes de la Unión Popular siguiendo el pensamiento de
Anacleto González Flores, eran partidarios de la resistencia civil.

En estas dos actitudes tuvo una influencia definitiva el conflicto religioso de


Irlanda.

El impacto de la Rebelión Irlandesa

Existen tres movimientos católicos que cimbraron la opinión en la primera


mitad del siglo XX, éstos fueron: uno, la Rebelión de Pascua en Irlanda en
1916; dos, la Rebelión Cristera en México en 1926 y tres, el alzamiento
militar en España en 1936.

La rebelión irlandesa surgió frente al despotismo inhumano con el que


trataban los ingleses anglicanos a los irlandeses católicos, después de que
Inglaterra ocupó militarmente Irlanda en tiempos de Oliverio Cromwell.

Los irlandeses se organizaron a partir de las sociedades secretas de los


Fenianos y el Sinn Fein, que adoptaron la estrategia de la guerra sintética,
es decir, el asesinato de los líderes sociales y políticos de los ingleses que
operaban en Irlanda, y por otro lado, un sector importante de la sociedad
civil irlandesa prefirió seguir las ideas de John Ruskin, mismas en las que se
inspiró Gandhi y que resultaron exitosas para expulsar de Irlanda al célebre
capitán Charles Cunningham Boycott. Boycott fue ejemplo de los
funcionarios despiadados que predominaban en Irlanda. Los actos
multitudinarios pacíficos y silenciosos, el rezo del Rosario en las calles y el
rechazo a comprar todos los productos que el gobierno inglés llevaba a

18
Irlanda, provocaron un clima de rechazo al Imperio Británico que obligó al
Parlamento inglés a destituir al célebre Boycott, pero su nombre fue
adoptado desde ese día y hasta la fecha, para designar los actos de
resistencia de una comunidad contra la tiranía.

Un tercer grupo que operó en Irlanda fue el de los seguidores de la


estrategia de la participación democrática, siguiendo el ejemplo y los
consejos de Daniel O’Connell que era en 1916 muy poco favorecida por la
opinión pública.

Los laicos en México vieron con enorme interés el desarrollo de los


acontecimientos sangrientos de la Rebelión de Pascua. Carlos Blanco
Rivera, ex combatiente cristero dice: “despertó nuestro entusiasmo la lucha
de los patriotas irlandeses (Sinn feiners) para reconquistar la libertad de la
Verde Erin. 24

La opinión de Blanco Rivera resulta significativa porque no solamente


participó en la rebelión armada sino que militó en la sociedad secreta del
Espíritu Santo (la U)25 y fundó además la sociedad secreta llamada
Swastica.26

Ratifica el testimonio de Blanco Rivera la opinión de Andrés Barquín y Ruiz


quien dice:

“… la historia contemporánea nos presenta muchos casos de


resistencias desesperadas con tan pocas posibilidades de éxito, que
no hubieran sido aprobadas por los casuistas, extraños a la nación en
juego y a sus pasiones y que a pesar de ello, estos movimientos
triunfaron…”

“… la rebeldía de Irlanda en 1920 fue más loca aún, pues Irlanda no


tenía de quién esperar recursos, y escogió para rebelarse el momento
en que Inglaterra victoriosa dominaba al mundo. Era verdaderamente
la lucha del pigmeo contra el gigante, y el pigmeo venció….”27

Las estrategias de Pío XI frente a la Revolución

24 Blanco Rivera, C. (2002), Mi contribución a la epopeya cristera, México, Ed. A.P.C.,pág. 85


25 Ibidem p. 142
26 Ibidem p. 158
27 Barquin y Ruiz, A. (1948), En defensa propia; México, Ed. REX-MEX, pág. 26

19
El Tratado de Versalles, en el cual no participó la Iglesia, creaba una nueva
realidad geopolítica en Europa al haber desmontado el sistema de
equilibrios que por mil años habían mantenido una relativa paz en Europa.

Para la Iglesia la situación era crítica, ya que el Imperio Austrohúngaro


heredero disminuido del Sacro Imperio Romano Germánico había seguido
fiel a su alianza con el Papa, quien rescató algo de su influencia y al mismo
tiempo, pudo operar un incipiente proyecto geopolítico, al convertir al
Imperio de los Habsburgo en una barrera y simultáneamente en un puente
que defiende por una parte y por la otra une, al catolicismo con las ardientes
fronteras:

Primero: la frontera de los Estados alemanes luteranos y sus aliados, los


hugonotes franceses.

Segundo: la frontera con la Iglesia Ortdoxa rusa aliada incondicional del Zar
y muy convencida del papel mesiánico de la Santa Rusia frente a Roma a la
que calificaba de “La Prostituta de Babilonia”.

Tercero: la frontera con el imperio Turco, gobernado por el Sultán, titular del
Diwan de la Sublime Puerta nombramiento que le daba al Sultán, autoridad
religiosa sobre el dividido y convulso mundo de los musulmanes.

Cuarto: desde el territorio austríaco, el Papa enviaba y recibía información


de la Iglesia de los Uniatos en Ucrania, territorio que alguna vez estuvo bajo
la soberanía del Ducado de Lituania constituido por los Caballeros
Teutónicos.

Esta maniobra geopolítica le había permitido a la Iglesia recuperar, aunque


sólo fuera parcialmente, su capacidad negociadora, pue su intervención
mantenía unidas las voluntades de los países que se extendían del Báltico
al Mar Negro y al Mediterráneo.

El Tratado de Versalles destruyó este proyecto y dejó a la Iglesia sin aliados


en Europa Central. A esta situación, ya de por si adversa, hay que agregar
como se había comentado, el crecimiento de la exitosa Revolución Rusa
que intentaba incendiar Europa con movimientos como el de los
Espartaquistas en Alemania o el de los Sindicatos obreros en Hungría, de
los que emergió un golpe de estado comunista que sacudió a los países de
la Europa Oriental.

20
Los informes recibidos por Pío XI en voz de Monseñor d’Herbigny y en los
escritos del Padre Walsh S.J. convencieron al pontífice de la inaplazable
formulación de una estrategia de la Iglesia capaz de operar en un escenario
tan difícil.

El Russicum

En una situación apremiante el Papa Pío XI decidió crear un organismo


integrado por sacerdotes que cumpliera dos funciones principales:

Uno. Llevar el mensaje del Evangelio y dar testimonio cristiano en el mundo


comunista.

Dos. Crear una red de información capaz de avisar a Roma sobre las
maniobras y planes de la Komintern. Para desempeñar esta encomienda el
Papa designó a los jesuitas, comunicando al General de la Orden el Padre
Ledochowsky las instrucciones generales.

El Instituto fue creado en un pequeño inmueble de la ciudad de Roma al que


fueron convocados jesuitas de ascendencia rusa o polaca, que dominaran el
idioma ruso, para iniciar las primeras exploraciones con errores y fracasos,
que no parecían promisorios en resultados. El Russicum inició un proyecto
que sería abandonado sólo hasta el final del Pontificado de Juan Pablo II.
En la actualidad el Vaticano tiene todavía clasificados los archivos de este
Instituto, aunque conocemos las versiones de al menos de dos de sus
militantes exitosos: el Padre Pietro Leoni S.J. en su libro Espía del Vaticano
de 1962 y del Padre Walter J. Ciszek S. J. a través de su libro Espía del
Vaticano de 1967.

En cambio, Monseñor d’Herbigny fue silenciado por Pío XII prohibiéndole


hablar o escribir sobre el Russicum.28

El Padre Walsh S.J. cuando fue retirado de Rusia fue enviado a la


Universidad de Georgetown en donde fundó la Escuela de Geopolítica y se
convirtió en asesor de los Papas Pío XI y Pío XII en muchos momentos
difíciles, entre ellos los acuerdos para poner fin a la Cristiada

Como una segunda estrategia, Pío XI se decidió a crear INTEMARIUM, que


en sus orígenes, en lo que pudiéramos llamar su primera etapa, estaba
focalizado a trabajar en Europa central.
28 Frattini, E. Op. Cit.,p. 304

21
El Papa eligió ese nombre porque se lo inspiró un texto de la Biblia, el salmo
71, I-II que dice:

“Florecerá en sus días la justicia


y reinará la paz, era tras era.
De mar a mar se extenderá su reino
y de un extremo a otro de la tierra”.

El primer objetivo de Intermarium fue el de crear un “cordón sanitario” frente


a Rusia y Alemania ya que Pío XI consideraba tan perniciosa una ideología
como la otra. El propósito de los integrantes de este plan era el de obtener
información que permitiera al Papa entender la dinámica de la Revolución,
en este caso la Rusa, y por lo tanto, en su primera etapa Intermarium se
vincula al llamado “Grupo de París” integrado por dos organizaciones
anticomunistas que eran la ROVS y el Trust.

El primero de septiembre de 1923, el Barón Wrangel, báltico, anunciaba la


creación de la Ruskii Ovshche – Voyenskii Soyuz (ROVS), Unión de
Servicios Armados Rusos, que quedó al mando del general Alexander
Kutyepov, antiguo militar zarista.

El TRUST estaba integrado por ingleses que trabajaban en el Servicio de


Inteligencia de su país y bálticos y rusos que operaban como agentes en la
Rusia Comunista dirigidos por Sidney Reilly29.

La vinculación de Intermarium con el Grupo de París fue descubierta por


William Owen que encontró los documentos que relacionan a los jesuitas
del Russicum con los Rusos Blancos y al Intermariun con el mismo grupo.

Tal como señalan Aarons y Loftus:

“para mediados de los treintas, el Grupo de París se vio envuelto con


Intermariun, una sociedad secreta internacional que deseaba la unión
y la libertad de sus miembros que tenían sus hogares en el Intermare,

29 Bailey, G. (1962), Los Conspiradores, Barcelona, Ed. Luis de Caralt, p. 19

22
esa parte de Europa entre el Báltico, el Mar Negro, el Egeo, el Jónico
y el Adriático. Esta unión consideraba también el Cáucaso.”30

Los Protocolos de los Sabios de Sion y el Judío Internacional

Las acciones de la Iglesia así como las del Grupo de París inquietaron a
Moscú que inició una contraofensiva.

Los agentes de la OGPU –policía secreta rusa- iniciaron una maniobra de


diversión frente a la intensa reacción contrarrevolucionaria que se estaba
manifestando en Europa oriental y Norteamérica y ponía en riesgo el trabajo
clandestino de los agentes infiltrados de la Komintern.

Los documentos desclasificados de la KGB presentan hoy los datos


documentados que prueban que antiguos oficiales zaristas que habían
peleado del lado de los “blancos” en la guerra civil en Rusia, eran agentes
infiltrados por la OGPU en los movimientos anticomunistas fueron los que
repartieron ejemplares de un “libro secreto” que versaba sobre los orígenes
de la Revolución en Rusia y promovía el antisemitismo.

Este texto, los Protocolos de los Sabios de Sion, era señalado por los rusos
blancos como la mejor prueba de la culpabilidad de los judíos como
estrategas de la Revolución.

Origen de los Protocolos de los Sabios de Sión

En la segunda mitad del siglo XIX fue publicada una novela, escrita por el
alemán Hermann Goedsche, antiguo empleado de correos, que trabajaba
como agente provocador de la policía política de Prusia, el nombre de la
obra era Biarritz, y en ella se narraba un viaje por Europa central realizado
por un imaginario aristócrata inglés llamado en el texto Sir John Retcliffe.

En el viaje descrito en la novela se dedica un capítulo a la visita al


cementerio de Praga del inventado inglés Retcliffe.

J. A. van Praag describe la reunión del cementerio de Praga de la siguiente


manera:

“… la fantástica historia contiene el relato de las deliberaciones en


una asamblea secreta de judíos vivos y muertos, tal como una vez en

30 Aaron y Loftus, Op. Cit., p. 50

23
cada centuria se celebraría en el viejo cementerio de Praga. En ella,
unos ponentes dan cuenta de las actuaciones judaicas en la centuria
que acaba de transcurrir y a continuación fraguan sus inicuos
proyectos para el siglo entrante. Asisten a la reunión descrita un judío
converso, el mismo demonio y un hombre alto con la cara pálida y
seria de tipo germánico que después revela los secretos del
conciliábulo. En los Protocolos los judíos revelan que vendrán
asistidos en sus maniobras por los masones.”31

El capítulo del discurso del Rabino en el cementerio de Praga fue publicado


en Rusia por separado, y dándole credibilidad como algo real en un panfleto
titulado “Taina Yevreystva” (Los secretos de los judíos).

Los grupos antisemitas como la Centuria Negra, pero sobre todo, la Okrana
(Ojrannoyie Otdeléniye que significa Departamento de Seguridad)
entendieron el enorme valor publicitario que el texto tenía en contra de los
judíos y organizaron, cada uno por razones diferentes, una campaña para
difundir el texto. La Okrana encargó a su delegado en París Piotr
Rashkovsky que elaborara un documento más amplio y con un contenido
más político. Rashkovsky, que había leído los Diálogos en el Infierno entre
Maquiavelo y Montesquieu escrito por el anarquista Maurice Joly, tomó este
libro como modelo y guía para la ampliación, llegando al extremo de copiar
textualmente alguno de los párrafos.

En el texto ya citado de van Praag, éste señala que:

“Maurice Joly era antisemita y al mismo tiempo dice que al leer el


discurso del rabino en Praga, cualquier conocedor de la literatura
española pensará inmediatamente en la Isla de los Monopantos de
Francisco de Quevedo, incorporada a partir del año de 1644 a La
Fortuna con seso y la Hora de Todos. En este tratadito antisemita que
Quevedo escribió en vista de las presuntas negociaciones con el
Conde Duque de Olivares y los sefardíes expulsados, se trata de una
reunión secreta en Salónica entre judíos de todas partes de Europa y
los Monopantos, que son aquellos cristianos que quieren colaborar

31 Van Praag, J. A. (1949), Los Protocolos de los Sabios y la Isla de los Monopantos de Quevedo,
Bulletin Hispanique T. 51, no. 2, pp. 169-173.

24
con ellos para oprimir al mundo cristiano y tras los cuales hemos de
suponer al Conde Duque y sus amigos.

Las conformidades entre el escrito quevedesco y el episodio de la


novela de Goedsche son tan sorprendentes que a mi ver, parece casi
imposible que el funesto alemán causador de tanto estrago no lo
hubiera conocido.”32

Para darle credibilidad, la Okrana convenció a un clérigo de la Iglesia


Ortodoxa de nombre Sergey Nilus de escribir un prólogo al documento a
cambio de retirar varias acusaciones en su contra por conducta inadecuada.

Ya con el libro completo Los Protocolos de los Sabios de Sion, como fue
bautizado, fue enviado a numerosas personalidades en Rusia con dos
propósitos:

1. Alentar el antisemitismo, muy arraigado en Rusia.


2. Convertir a los judíos en responsables de los fracasos del régimen
zarista.

Para 1923 el texto había sido llevado a Europa Occidental y a Norteamérica


presentándose como prueba inequívoca de la existencia de una gran
conspiración.

Los rusos blancos distribuyeron ejemplares en los lugares en donde se


hacían conferencias para explicar la Revolución Rusa. El general Wassiliew,
último jefe de la Okrana escribe en sus memorias: “en los mapas de Europa,
que ya hace siglos se han adjuntado a los Protocolos se señala a Rusia
como un desierto, dando por supuesto la antigüedad centenaria del
documento.33

Con gran habilidad los aparatos de Inteligencia de la Rusia comunista,


habilitaron al libro como la síntesis de las minutas del Congreso Sionista de
Basilea de 1897, reunión que había tenido lugar más de veinte años
después de la aparición del primer ejemplar de esta obra, pero la
polarización ideológica de la época contribuyó a que nadie pusiera
objeciones.

32 Van Praag, Op. Cit., p. 170


33 Wassiliew, A. T. (1941), Okrana, Argentina, Espasa Calpe, p.70.

25
Los agentes infiltrados por la OGPU ayudaron dando cada uno un
testimonio que parecía absolutamente verdadero. Así, el Príncipe Félix
Yusupov, dice en su libro:

“La Condesa Kleinmichel poseía una biblioteca en la que fue


descubierto un pergamino escrito en hebreo que fue enviado a San
Petesburgo para su traducción. Fue publicado con el título de “Los
Protocolos de los Sabios de Sión” en francés y con el título “Del
Peligro Judío” en la traducción al ruso”34

Los libros aparecidos en la actualidad con los documentos secretos de la


KGB nos permiten identificar entre los ex oficiales zaristas al coronel
Winberg, el coronel Boris Brasol y Príncipe Alexis Yusupov y sobre todo, el
Príncipe Anton V. Turkul, el as de los espías rusos en el Vaticano, que llegó
a ser amigo personal del Papa Paulo VI y uno de los más activos difusores
de los Protocolos.

Será el coronel Boris Brasol quien se acerca a Henry Ford, llevándole el


texto “Del Peligro Judío” convencido de la autenticidad de este panfleto,
editó un texto que avalaba los Protocolos y que difundió en América Latina
con el título “El Judío Internacional”.35

El libro de los Protocolos de los Sabios de Sión se convertirá desde 1920


hasta muy avanzada la Guerra Fría en el texto citado como referencia de los
orígenes de la Revolución en el mundo, afectando la capacidad de
diagnóstico de los grupos contrarrevolucionarios que se enfrentaban a los
comunistas en diversas partes del mundo.

No se necesita un gran esfuerzo para comprender que el nazismo utilizó la


difusión del libro en cantidades masivas para fomentar el antisemitismo
enfermizo del Tercer Reich, contagiando a sus admiradores y aliados.

El clericalismo de Pío XI

Para el Papa la situación internacional obligaba a la Iglesia a asumir el


papel de único interlocutor en los países en donde la Revolución estuviera
triunfando.
34 Yusupov. F. (1962), El Esplendor perdido, Barcelona, Ed. Plaza y Janés, pp. 128-129.
35 Katamitze, S. (2004) KGB, México, Ed. Diana, p. 28

26
La intención del Pontífice era evidentemente buena, pues no quería que los
fieles se enfrentaran a los regímenes radicales porque sabía que llevaban
las de perder. Por esta razón, el Papa decidió que los laicos ingresaran
todos en la Acción Católica - por lo que se le conoce como el Papa de la
Acción Católica- para que estuvieran protegidos y al mismo, tiempo
informados del desarrollo de los acontecimientos.

Ahora que se han desclasificado muchos documentos de esta época, se


puede conocer la reacción de Roma frente a la creación, en 1914, de la
célebre organización secreta conocida como la “U”.

Al margen de la poca efectividad que tal institución tuvo en la Cristiada,


llama la atención en las minutas de las reuniones tenidas por el Papa Pío XI
con un comité de cardenales que estaban interesados en este tipo de
movimientos, los comentarios adversos a la participación de los seglares sin
dirección clerical, lo que lleva al comité a la conclusión, inducida por el
Papa, de hacer desaparecer esta institución, dejando así a los seglares con
aspiraciones participativas, sin otra alternativa que la Acción Católica.

Hombre de fuerte personalidad, Pío XI transmite a su grey seguridad y


autoridad, sobre todo en el terreno político, en donde el pontificado pretende
una vez más intervenir como árbitro.

Pero también influyen en el ánimo del Pontífice acontecimientos del mundo


religioso. El 13 de julio de 1917 se produce la tercera aparición de la Virgen
de Fátima en Cova de Iría Portugal. La Virgen pide la consagración de
Rusia al Inmaculado Corazón de María.36

Pío XI supone que este mensaje afectaba a la Iglesia Católica, por lo que
asume el compromiso de dar testimonio en la Rusia Revolucionaria a través
de la institución del Russicum.

Para el plan de Intermarium el Papa propone la orientación de este


movimiento al Reinado de Cristo. Publica la Encíclica Quas Primas en la
que en el número 7 de su contenido hace referencia directa al Salmo 71 de
donde toma su nombre Intermarium. El Papa visualiza a los integrantes de
esta asociación, no sólo luchando contra la estrategia comunista, sino
también proponiendo el Reinado de Cristo. De entonces en adelante, los
diferentes grupos que surgen del proyecto Intermarium tendrán como
36 Saint Pierre, M. (1968), Ecos de Fátima; Barcelona, Ed. Luis de Caralt,p. 51

27
común denominador la imagen de Cristo Rey, titular del Imperio del Espíritu
a quien se somete el orden temporal. Su imagen es invocada como la del
protector de los pueblos cristianos que viven bajo la amenaza del
jacobinismo y del laicismo, pestes de nuestro tiempo. Así,

“… y omitiendo otros muchos textos semejantes, en otro lugar, como


para dibujar mejor los caracteres de Cristo, se predice que su reino no
tendrá límites y estará enriquecido con los dones de la justicia y de la
paz: Florecerá en sus días la justicia y la abundancia de paz... y
dominará de un mar a otro, y desde el uno hasta el otro extremo del
orbe de la tierra”. 37

El Papa Pío XI y la Revolución Mexicana

De 1914 a 1924 la Revolución Mexicana había estado bajo la dirección de


los grupos más radicales que adoptaron una postura jacobina de la que sólo
se excluía en forma relativa la figura de Emiliano Zapata, destacando por
sus actitudes persecutorias contra el cristianismo Felipe Carrillo Puerto y
José Alvarado en Yucatán; Tomás Garrido Canabal y Adalberto Tejeda en
Tabasco y Veracruz. En un clima de total intolerancia se habían creado los
Camisas Rojas cuyo saludo matutino era la negación de la existencia de
Dios. Los políticos sonorenses como Obregón, Calles y Alvarado imponían
un laicismo con un profundo rechazo al cristianismo, doctrina que
pretendían erradicar del país. Conscientes de la dificultad de este propósito
buscaron dividir a la Iglesia. Primero expulsando al Nuncio Apostólico,
posteriormente, expulsando a los obispos y a las órdenes religiosas
dirigidas o integradas por extranjeros y luego intentando la creación de una
Iglesia Nacional para confundir a los creyentes del sector popular, que
difícilmente entenderían las diferencias entre ambas instituciones.

Los obispos mexicanos influidos por el pensamiento del Papa Pío XI se


manifestaron en forma mayoritaria en contra de la creación de un partido
político que fuera capaz de defender los puntos de vista de los católicos
mexicanos.

El Episcopado Mexicano no aprendió la lección del pontificado de S.S. León


XIII que había alentado la formación de partidos políticos dirigidos en las
Cámaras por laicos católicos, tales como el Partido Popular Francés dirigido
37 Pío XI (1959) Encíclica Pontifica Quas Primas (1925); Vaticano, Ed. Guadalupe Buenos Aires,
p.1067.

28
por Alberto de Mun y el Partido del Zentrum en Alemania conducido
parlamentariamente por Gustav Windhorst. Ambos partidos fueron capaces
de, no sólo de defender los derechos de la Iglesia, sino también de buscar
la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia a través de propuestas
negociadas en el Parlamento.

Este error estratégico de la Iglesia Mexicana tendrá graves consecuencias,


pues la institución quedó muy vulnerable frente a los violentos embates de
un estado revolucionario que rápidamente entendió los enormes beneficios
que suponía para su causa la renuncia voluntaria de los católicos a
participación en la política democrática. Los políticos jacobinos impusieron a
los obispos un principio político muy efectivo, sin representación legal, no
hay protesta legal.

Cuando en un último intento por evitar la confrontación y la guerra civil por


motivos religiosos, los obispos mexicanos se entrevistaron con el Presidente
Plutarco Elías Calles pidiéndole que se les concediera audiencia en la
Cámara de Diputados, la respuesta de Calles confirmó la equivocación
mencionada: “ustedes, les dijo Calles a los obispos, saben que lo que me
piden es imposibles pero pueden pedirles a sus diputados que los
defiendan”38, ironizando así sobre esta carencia de los católicos mexicanos.

La Estrategia Diplomática de Pío XI

Empeñado el Papa en convertirse en el único interlocutor del mundo


católico frente a los gobiernos revolucionarios elaboró cuidadosamente una
estrategia que comprendía dos recursos frente a las exigencias
revolucionarias: la firma de un Concordato, en el que se establecieran
acuerdos pragmáticos de no agresión, que permitieran a la Iglesia mantener
su presencia en los templos y en las escuelas, principalmente, y dos, el
modus vivendi, recurso menos seguro, pero que establecería canales de
comunicación que hoy llamaríamos “teléfonos rojos”, para evitar situaciones
que derivaran en la violencia.

El problema estaba en la personalidad jurídica de la Iglesia que carecía de


un reconocimiento internacional como institución.

38 “Concertación Iglesia-Estado, Colegio de la Defensa”, Documento de Estado Mayor


Presidencial, folio 340 (72) 58, transcripción dactilográfica de la Reunión del Episcopado Mexicano
con el Presidente Calles, 21 de agosto de 1926, página

29
Esta situación cambia el 11 de febrero de 1929 cuando el Papa Pío XI firma
el Concordato conocido como los Tratados de Letrán con el gobierno de
Benito Mussolini y el Rey de Italia.

La teoría concordataria nos dice que un Concordato es un convenio entre la


autoridad eclesiástica y la autoridad civil, por el que se ordenan las
relaciones entre la Iglesia y el Estado en materia diplomática, de alguna
manera, concerniente a ambas potestades.

El Concordato con el gobierno italiano tiene el siguiente contenido:

En nombre de la Santísima Trinidad se propone el siguiente acuerdo: Su


Santidad el Sumo Pontífice Pío XI y Su Majestad Víctor Manuel III, Rey de
Italia, han decidido hacer un Concordato. Sus ministros plenipotenciarios:
Cardenal Pietro Gasparri, Secretario de Estado del Vaticano y el Caballero
Benito Mussolini, Primer Ministro y Jefe del Gobierno.

Artículo 1°: Se asegura a la Iglesia el libre y público ejercicio del Poder


Espiritual, en materia eclesiástica.

Artículo 2°: La comunicación y correspondencia del Vaticano será “sin


injerencia alguna del gobierno italiano”.

Artículo 3°: Italia reconoce la existencia de capellanes militares. El


Estado reconoce el fuero eclesiástico.

Se reconoce un estatus jurídico del Estado Vaticano. Se reconocen por el


Estado las fiestas de precepto de la Iglesia.

La elección de obispos y arzobispos pertenece a la Santa Sede.

Artículo 25°: El Estado Italiano renuncia al Real Patronato.

Se reconoce a la Iglesia su derecho a la administración de sus bienes y el


gobierno italiano acepta pagar el sueldo a los sacerdotes.

Artículo 30°: El Estado Italiano, mientras nuevos acuerdos no hayan


establecido otro orden de cosas, continuará supliendo la insuficiencia de las
rentas de los beneficios eclesiásticos.

30
Artículo 36°: Italia considera como fundamento y corona de la
institución pública, la enseñanza de la Doctrina Cristiana, según la forma
heredada de la tradición católica.

Este Concordato abroga todos los Concordatos anteriores entre ellos el


firmado con el Imperio Austro Húngaro.39

El Papa todavía le puso condiciones al Estado Italiano para firmar: Benito


Mussolini tuvo que casarse por la Iglesia y bautizar a sus hijos. Ya firmado el
texto, Mussolini pactó con el Cardenal Pacceli, el pago de una justa
retribución por los Estados Pontificios y exentó a la Iglesia y a los
eclesiásticos del pago de impuestos.

Aconsejado por el banquero Bernardino Nogara, el Papa cambió en dólares,


los millones de liras que había recibido, a tiempo para evitar ser afectado
por la devaluación de la lira.

Con una nueva personalidad, el Papa Pío XI buscó firmar un Concordato


con la Alemania de Hitler. Aquí los factores cambiaron de signo, fue Hitler
quien puso condiciones para firmar: el desmantelamiento del Partido del
Zentrum y la salida de Alemania de Monseñor Kaas, líder del Partido; a
cambio, se comprometió a garantizar el respeto a las enseñanzas del
catolicismo y a avalar la enseñanza católica en Alemania. El Papa cumplió y
Hitler no.

El Papa buscó un Concordato con Estados Unidos, tropezando con la fuerte


oposición de los Republicanos, lo que le obligó a gestionar un modus
vivendi, situación menos confortable, pero de todas maneras útil para la
diplomacia.

El Presidente Franklin Delano Roosevelt puso una condición para firmar el


Modus Vivendi, el retiro del programa de radio dominical del jesuita Charles
Coughlin quien tenía un gran auditorio y en el que la lectura de fragmentos
de los Protocolos de los Sabios de Sion eran frecuentes.

El Papa cumplió y el Presidente Roosevelt también.

Para ese momento, 1929, la situación de los católicos en México había


sufrido cambios importantes.

39 Fernández de Lara, T. (1968), Las Relaciones entre la Iglesia y el Estado, Madrid, Ed.
Studium ,p.125

31
El boycot, recurso poco aceptable para los integralistas, había provocado
una situación verdaderamente crítica para el gobierno callista. Como afirma
Jean Meyer, el boycot fue más efectivo que las armas, pues los éxitos
militares de los cristeros eran en pequeñas batallas, en muchas ocasiones
en escaramuzas con el ejército federal, sin menospreciar el valor y la
audacia de los cristeros que optaron por la vía de las armas, los números en
la economía de México muestran de manera objetiva que el boycot había
golpeado con fuerza la estructura del gobierno revolucionario que comenzó
a buscar en los ámbitos internacionales, posibles interlocutores para frenar
la resistencia en México.

Coincidió esta situación con acontecimientos políticos muy importantes: se


tensaron las relaciones entre Estados Unidos y México por las concesiones
petroleras y nuevamente la amenaza de cuartelazos militares enturbiaba el
final del régimen callista.

El ala militar de los cristeros dominaba territorialmente un área geográfica


importante, pero estratégicamente poco valiosa, sin embargo, los éxitos
obtenidos creaban la ilusión de un triunfo total próximo. Fue el propio
General Gorostieta el que definió con mayor claridad la situación: “estamos
empantanados ellos no nos han podido derrotar, pero nosotros tampoco los
podemos derrotar a ellos”40, plenamente consciente de que el tiempo
operaba en contra del ala cristera.

La percepción del conflicto religioso que tenía el Papa Pío XI cambió del
año de 1924 al de 1929, tema que ha desconcertado a muchos de los
relatores de la Guerra Cristera, que no entienden la transformación que
estaba sufriendo el conflicto entre la Iglesia y la Revolución en los tres
frentes internacionales.

Las experiencias de Rusia y de China, que México reflejó de manera menos


intensa, llevaron al Pontífice a la conclusión de que no era conveniente
continuar la lucha armada y era urgente abrir los templos al culto en la
nación mexicana.

Los historiadores mexicanos, educados en diferentes corrientes disputan


todavía hoy las perspectivas de la Guerra Cristera de 1929. Existen
numerosos autores católicos que defienden la idea de que la guerra se

40 Meyer, J. (2008), La Cruzada por México, México, Ed. Tusquets, página

32
encaminaba a la victoria y muchos otros, sobre todo los que provienen del
ala de la investigación apoyados con evidencias documentales, aportan
datos duros de la realidad del país, argumentando en contra de un posible
triunfo de la rebelión armada de los cristeros.

El gobierno callista tuvo que negociar con el gobierno norteamericano ya


que las compañías petroleras aprovechando las circunstancias críticas,
volvían a insistir en muchas de sus demandas y con la amenaza de una
posible invasión armada norteamericana en México (Plan Green).

En Estados Unidos la población estaba sumamente dividida en sus


opiniones sobre el conflicto cristero. El ala liberal norteamericana, ubicada
principalmente en el partido demócrata, simpatizaba con la resistencia de
los católicos en México, surgiendo incluso un líder católico demócrata que
fue postulado a la candidatura a la presidencia de los Estados Unidos, Al
Smith, mientras el sector más conservador se pronunciaba en contra de los
cristeros y públicamente le daba su apoyo a los revolucionarios.

La orden de los Caballeros de Colón encabezó en Estados Unidos la


defensa de la libertad de los católicos en México, pero desde un principio
este respaldo se encaminó a ayudar a los mexicanos que huían de la
persecución religiosa en su país y que sumaban un número impresionante
(más de medio millón).

Por parte de los conservadores se destacan algunas Logias Masónicas y


sobre todo, el Ku Kux Klan, que organizó la manifestación más grande de su
historia frente a la Casa Blanca, portando los agremiados sus capuchas
blancas, acompañados y dirigidos por los integrantes de la “Gran Claverna”,
organismo directivo de este grupo.

Dice David M. Chalmers41 en su libro sobre el Ku Kux Klan, que ésta


organización envió un mensaje de apoyo a Plutarco Elías Calles del mismo
modo otro al Partido Demócrata exigiendo el retiro de la candidatura de Al
Smith, el retiro del embajador Sheffield en la Ciudad de México y finalmente,
exigiendo el nombramiento de alguno de los integrantes del Klan como
embajador de Estados Unidos en México.

41 Chalmers, D. (1965), Ku Klux Klan Los americanos encapuchados, 1865-1965, Barcelona, Ed.
Grijalbo, pp. 361-363

33
La opinión pública no fue indiferente al conflicto surgido al sur de la frontera
y un buen número de norteamericanos, con militancia en cualquiera de los
dos grandes partidos exigieron al gobierno parar la persecución y respetar
las libertades políticas y religiosas de la población, surgiendo una gran
inquietud sobre todo en los habitantes de la zona fronteriza ante la
existencia de un gobierno revolucionario en México.

Los Acuerdos del Fin de la Cristiada

El tema para ser tratado a fondo requiere de una gran amplitud, por lo que
nos concretaremos a establecer cuál fue el mecanismo utilizado por el Papa
y cuáles fueron los resultados a mediano y largo plazo.

Por lo pronto, Pío XI acercó la figura del Padre Edmund Walsh pionero del
Russicum que había redactado un detallado informe de la situación religiosa
bajo el poder de los revolucionarios comunistas en Rusia.

En este informe, se hacía referencia también a la Guerra Civil en la que se


enfrentaron los grupos contrarrevolucionarios, con ejércitos más o menos
equipados contra los milicianos dirigidos por Trotski. De este conflicto,
después de tres desgastantes y sangrientos años, triunfó el bando
revolucionario, a pesar de que sus contrincantes estaban comandados por
oficiales zaristas que habían peleado en la Primera Guerra Mundial. La
conclusión era desalentadora pues los grupos revolucionarios habían
impuesto su ley a sangre y fuego, con un gran sufrimiento de la sociedad
civil y la derrota de los militares profesionales.

El Papa no quería que algo semejante sucediera en México y por esta


razón, ignorando a los dirigentes del movimiento armado, instruyó a la
Comisión que participó en las negociaciones sobre lo que debería hacerse
durante el transcurso de las mismas. Para este efecto, el Papa redactó una
guía de las negociaciones que deberían realizarse en México, señalando
con mucha precisión cada uno de los pasos que deberían seguirse. Éste
documento estuvo desaparecido durante muchos años y fue rescatado por
el Padre Lauro López Beltrán, que lo presenta como la guía de la última
etapa de las negociaciones.

34
El documento presentado por el Padre Lauro López Beltrán es real pero fue
escrito un año antes del final del conflicto, es decir, estaba pensado para
otra realidad42.

Siguiendo las instrucciones del Papa, la Comisión se entrevistó con Emilio


Portes Gil redactándose un texto muy corto que está reproducido en el libro
México Cristero de Antonio Rius Facius de1960.

El autor de la iniciativa para los diálogos de la negociación final de la


Cristiada fue el embajador norteamericano Dwight Morrow, quien se
propuso acercar a las partes contendientes, consiguiendo que ambas partes
lo reconocieran como mediador.

Fernando M. González dice que: “Morrow acabó –según la versión de Jean


Meyer- casi escribiendo los términos del arreglo. Como si fuera un
ajedrecista que juega contra sí mismo, pero simultáneamente a nombre de
otros dos, y a los que les prepara un final inesperado”.43

El General Gorostieta tuvo el presentimiento de que los acuerdos cobrarían


su precio en sangre y poco antes de morir en una emboscada el 2 de junio
de 1929 dijo:

“es posible que por una condescendencia del Gobierno, que obedece
órdenes de los americanos, se reanude el culto; pero es una
inocentada creer que abiertas las iglesias, ya se resolvió el problema
de la libertad en el país… yo no quiero ser profeta, pero si estoy
seguro de que si alguno de nuestros cabecillas escapa con vida, en el
caso de que entreguemos las armas al Gobierno, podría tenerse por
milagro… la hora de las desilusiones para los obispos llegará
pronto”.44

La firma de los Acuerdos, impulsada por Roma y apoyada por el gobierno


norteamericano no fue la solución deseada por muchos cumpliéndose las
profecías que se habían lanzado al conocerse la decisión de poner fin al
movimiento cristero.

Fernando González dice:

42 López Beltrán, L. (1987), La Persecución Religiosa en México, México, Ed. Tradición.


43 González, M. F. (2001), Matar y morir por Cristo Rey; México, Ed. Plaza y Valdés: p. 235.
44 González, M. F. Ibidem, 238-239

35
“el ajedrecista había logrado un jaque mate, donde la parte
eclesiástica era la más vulnerable. Tiempo después, Monseñor
Orozco, nuevamente en el destierro, se encontró al padre Walsh y le
preguntó, ¿cuál fue la garantía que terminó por convencer a Roma de
firmar los acuerdos? El padre Walsh respondió: Morrow. Pero Morrow
se nos murió.”45

El Modus Vivendi

El Papa Pío XI estaba convencido de que al firmar un acuerdo con el


Vaticano, los líderes revolucionarios se medirían en las acciones en contra
de la Iglesia.

Para el Papa era claro que los Acuerdos entre la Iglesia y las fuerzas
revolucionarias no podían ser los mismos para Rusia que para Alemania.
Por esta razón, estableció en su diplomacia las dos alternativas viables: a)
el Concordato y b) el Modus Vivendi.

Como un primer paso, el Papa logró la firma del Concordato con el gobierno
fascista de Benito Mussolini, que fue el logro más importante de este
proyecto de la política internacional vaticana. Logró firmar el Concordato
con el gobierno nazi de Adolf Hitler, a pesar de las prevenciones y
recomendaciones que los obispos alemanes hicieron frente a esta decisión.
Como se ha dicho, el Papa estableció un modus vivendi con el gobierno de
los Estados Unidos. Sus planes fracasaron cuando los revolucionarios
chinos y rusos se negaron a tener un diálogo con la Iglesia. Pío XI a pesar
de todo esto, creyó que las posibilidades de un modus vivendi con ciertas
ventajas, sería bien visto por los revolucionarios mexicanos y esta
perspectiva es la que se encuentra detrás de la maniobra que terminó con la
firma de los Acuerdos que liquidaban la Guerra Cristera.

Modus vivendi es el singular tipo de relaciones oficiosas que se instituyen


entre las instancias gubernamentales y las religiosas.

Los arreglos de junio de 1929 crearon la expectativa del éxito de la


propuesta pontificia, pero la realidad presentó un escenario muy diferente.

Los Acuerdos establecían para la jerarquía católica los siguientes


compromisos:

45 González M. F. Íbidem p. 243

36
1. La renuncia de la Iglesia para apoyar o dejar prosperar la vía de las
armas como protesta en México.
2. La recuperación de una estrategia política de largo plazo, al retomar
el gobierno los espacios que habían cedido por la presión de la guerra
civil a las organizaciones laicas y armadas de los católicos.
3. La presentación de un nuevo frente unido de corte civilista y pacifista.

El gobierno por su parte se comprometía solamente a la promesa de no


aplicar la ley, manteniendo intactos los artículos anticlericales como una
espada de Damocles pendiente sobre toda la Iglesia. Todo esto además
bajo el régimen legal que no daba reconocimiento jurídico a la Iglesia.

Aun así el Papa consideró que valía la pena impulsar el modelo. El modus
vivendi a lo largo de los 63 años en los que tuvo vigencia sufrió toda una
serie de transformaciones.

“Como proceso el modus vivendi, produjo formas específicas de


relación entre el gobierno y la jerarquía católica, que no se redujeron
al hecho jurídico sino que se extendieron al terreno político, educativo
e incluso a la vida cotidiana y privada. Parafraseando a Michel
Foucault, ‘el modus vivendi se constituyó en la continuación de la
guerra por otros medios”46

El modus vivendi atravesó por diversas crisis. La más notoria se produjo


cuando el gobierno cardenista se pronunció por adueñarse de la educación
en el llamado ‘Grito de Guadalajara’ de junio de 1934 que marcó el inicio de
la campaña gubernamental que pretendía dominar el alma de los jóvenes.

En el clima del modus vivendi el catolicismo social mexicano fue


recuperando espacios, haciendo presencia en las áreas en las que había
tenido fuerza en el pasado. Así se crearían las condiciones para el
surgimiento del Movimiento Sinarquista.

El catolicismo integralista ganó terreno entre los dirigentes católicos que


creían ver en todo representante del gobierno a un masón encubierto y
detrás de todo ciudadano americano a un enviado del protestantismo al
servicio del judaísmo internacional. El catolicismo liberal fue tal vez el más
beneficiado pues se crearon las condiciones para la fundación del partido
Acción Nacional, partido que intentó apegarse a las recomendaciones

46 González M. F. Íbidem, p. 292

37
originales del Padre Bergoend de no tener el apelativo religioso en su
nombre y convocar a la participación a todas las personas que de buena
intención quisieran defender los principios democráticos.

Un partido político nuevo, que aparecía en el momento en que declinaba el


cardenismo apareció como un buen prospecto para muchos católicos,
especialmente a los de clase media, mientras que el sector popular era
atraído de manera dominante por los discursos y banderas del Sinarquismo.

Para los mismos revolucionarios la presencia de un partido de oposición


que ellos veían carente de opciones de triunfo, resultaba más aceptable que
las formaciones militarizadas, que grupos con simpatías fascistas
pretendían convertir en la nueva forma de participación de los jóvenes.

Las encíclicas pontificias jugaron también un papel muy importante en estas


nuevas formas políticas del periodo de entreguerras. Comenzando por la
Encíclica Quadragesimo Anno de 1931 en la que se previene a los fieles
de los peligros del liberalismo económico, siguiendo con la Encíclica Acerva
Animi, en la que Pío XI señalaba a los dirigentes de la Revolución Mexicana
como personas sin palabra y poco confiables; se continuó con la Encíclica
Non Abbiamo Bisogno que reprobaba los errores del fascismo italiano y
finalmente, la Encíclica Mit Brennender Sorge contra el nazismo y una
semana después, la Encíclica Divini Redemptoris en contra del comunismo
definido en el texto como intrínsecamente perverso.

Los documentos pontificios señalaban no solamente los errores de las


ideologías, sino que al mismo tiempo reflejaban la gran inquietud del
Pontífice por las decisiones de los jóvenes que resultaban atraídos por el
oropel de estas corrientes políticas.

“Debéis atender (los obispos) la formación de carácter, a la que


habéis de añadir una especial y cuidadosa educación y preparación
intelectual para los jóvenes universitarios, basada en la filosofía
cristiana…”47

El Alzamiento Militar en España en 1936, completa el ciclo de revueltas de


los laicos católicos en la primera mitad del siglo XX, y los acontecimientos
ocurridos entre 1936 y 1939 se convirtieron en el factor de polarización
ideológica más impactante de este período.
47 Carta Apostólica de S.S. Pío XI a los Obispos mexicanos 28 de marzo de 1937, México, p. 9

38
Los criterios del integralismo encontraron un terreno abonado para su
desarrollo y numerosos organismos de la sociedad civil se engancharon con
los modos y contenidos de grupos juveniles que alegremente marchaban
por las calles gritando sus simpatías por los bloques ideológicos de diversos
signos.

Para sorpresa del Papa, los textos de las encíclicas fueron ignorados no
solamente por los grupos juveniles católicos en el mundo, sino también,
fueron ignorados o mal interpretados por sacerdotes, tanto diocesanos
como regulares.

Los acontecimientos de la Guerra Civil Española desencadenaron no


solamente una sangrienta guerra civil en ese país, sino también la
confrontación de los grupos pro fascistas con los simpatizantes del
comunismo.

La imagen de la Falange Española se convirtió en un símbolo no sólo de la


lucha anticomunista, sino que se pretendió identificar la alternativa católica
juvenil con el pensamiento y acción del líder español José Antonio Primo de
Rivera.

La Falange operó como producto de importación y muy pronto aparecieron


asociaciones juveniles con este nombre desde Polonia hasta la Tierra del
Fuego, teniendo cada uno de estos grupos propósitos y principios
doctrinarios muy diferentes. Así la Falanga del Conde Boleslaw Piasecki en
Polonia se dedica a aterrorizar a los estudiantes judíos de la universidad de
Varsovia y a marchar por las calles entonando canciones patrióticas y
coreando lemas antisemitas.

En América Latina a finales de los años 20’s y hasta 1940 aparecen


agrupaciones que se autotitulan falangistas. Así podemos encontrar una
Falange fundada por el Padre jesuita Alberto Hurtado Cruchaga en Chile, de
la misma manera que en Colombia se funda la Falange Nacionalista por el
jesuita Félix Restrepo, en México en la ciudad de Guanajuato el jesuita Julio
Vértiz funda también la Falange Nacionalista mientras que en Venezuela los
exalumnos del Colegio San Ignacio, de los jesuitas en Caracas, fundan a su
vez la Falange Venezolana.

Nunca en la historia se había producido un fenómeno de polarización


ideológica tan intenso como el que provocó la Guerra Civil Española. El

39
colombiano Esteban Jaramillo decía: “en esta guerra (el alzamiento
español) no hay, no puede haber neutrales, todos somos beligerantes”.48

La literatura se vio también involucrada en estas controversias ideológicas.


Los nacionalistas y falangistas en todas partes leían con gran atención a los
autores que el conflicto popularizó: Agustín de Foxá, José María Peman,
Ángel Ganivet y Ramiro de Maeztu. Éste último se convertiría en un símbolo
con su libro Defensa de la Hispanidad.

En Argentina bajo la tutela del Padre Julio Meinvielle y del Padre Leonardo
Castellani se fundaron los grupos de la Guardia Restauradora Nacional de
clara inspiración falangista y con una influencia especial del pensamiento
joseantoniano. El texto más leído por el nacionalismo católico argentino en
esa época fue la Revolución del Nacional Sindicalismo escrita por José Luis
De Arrese, líder falangista muy cercano a José Antonio Primo de Rivera.

Poco después de finalizada la Guerra Civil, murió el Papa Pío XI que había
intentado por todos los medios a su alcance evitar la guerra civil en
España.49

FASCISMO Y DICTADURAS

Los síntomas de una gran polarización ideológica a nivel mundial


alcanzaron su clímax entre 1925-1939, alentado este escenario por las
dictaduras militares en Sudamérica que ayudaron y protegieron los avances
de los grupos nazifascistas en América. Algunos de estos casos hoy nos
parecen casi increíbles.

En el Perú, el General Luis Miguel Sánchez Cerro protegió la formación de


los grupos fascistas dirigidos por el hacendado Luis Flores e integrados por
miembros de la colonia italiana encabezados por Raúl Ferrero Rabiaglati y
alentados por el intelectual católico José Riva Agüero.50

Todos ellos desfilaron uniformados y con camisas negras coreando el himno


de las Juventudes Fascistas.

“Giovinezza, giovinezza
48 Hernández García, J. A. (2006), La Guerra Civil Española y Colombia, Colombia, Ed.
Universidad de la Sabana página
49 La información completa se encuentra contenida en los documentos del texto de Cácel Ortí, V.
(2008), Pío XI entre la República y Franco, Madrid, Ed. BAC
50 Torndike, G. (1980), La República Militar:Lima, Ed. Universo, p. 20

40
Primavera di belleza

De la vita nell’ aspreszza

¡Il tuo canto squilla e va!!”51

En el Uruguay del presidente Gabriel Terra este dictador en 1933 alaba


públicamente al fascismo cuando en su discurso dice: “los camisas negras
son digna continuación de los camisas rojas garibaldinos”52

En 1936 Terra apoya la fundación de la Falange.

En Argentina aparecen dos corrientes del nacionalismo: la del Padre


Meinvielle y el Padre Castellani y la otra, abanderada en el ejército, a través
de la Logia del GOU (Grupo de Oficiales Unidos) a la que pertenece el
Coronel Juan Domingo Perón.

El peronismo tendrá dos caras, la derecha y su dictadura populista y la


izquierda que inicia con John William Cooke, el hombre de confianza de
Evita Perón y más tarde, durante el retorno de Juan Domingo Perón, se
convertirá en el enlace con el G-2 cubano, a través de Manuel Piñeiro.
Norberto Ceresole, geopolítico argentino, autor del Bolivarismo de Hugo
Chávez, era peronista en su juventud y su proyecto en Venezuela estuvo
avalado por Manuel Piñeiro desde Cuba ¡enigmas del Peronismo!

El Pontificado desafiado por las dictaduras totalitarias

La Segunda Fase de Intermarium

Poco antes de morir, en 1939, el Papa Pío XI le dijo a su Secretario de


Estado: “reino como Papa en un mundo con el horizonte oscurecido por
negros nubarrones atravesados por siniestros relámpagos”53

En sustitución de Pío XI resulta electo el Cardenal Eugenio Pacceli,


Secretario de Estado y hombre de todas las confianzas del pontífice
fallecido.

51 Letture para Italiani all’ Estero (1930), Roma, Librería dello Stato,p. 165
52 Jacob, R. (1983), El Uruguay de Terra Montevideo, Ed. Banda Oriental p.77
53 Sugrue, F. (1962), Los Papas del Mundo Moderno, Barcelona, Ed. Bruguera; p. 209

41
En el cónclave que eligió a Pío XII pretendió intervenir el nacionalsocialismo
alemán.

Hitler discutió con Himmler la posibilidad de influir en el cónclave. El dictador


esperaba encontrar a un Cardenal capaz de actuar como su operador dado
que en el Colegio Cardenalicio había simpatizantes de Hitler, a quien veían
como el único obstáculo que podía detener el creciente movimiento de la
Revolución Bolchevique.

Hitler analizó junto con sus colaboradores a los posibles candidatos al


pontificado y definió que el “candidato del Reich” sería Ildefonso Schuster
arzobispo de Milán. Para promoverlo, se montó la operación “Eitles Gold”
(Oro Puro) a la que se aportaron tres millones de marcos en oro que debían
ser distribuidos para sobornar a los prelados. Se nombró como responsable
del plan al polaco Taras Borodajhewycz54.

En el Cónclave el Cardenal Schuster no obtuvo un solo voto, pero el oro


alemán desapareció sin que hasta la fecha nadie haya sabido a dónde fue a
parar. Una red de asesinatos al finalizar la elección del Papa encabezados
por el responsable del Plan parece haber clausurado éste rocambolesco
capítulo.55

En la elección pontificia más rápida del mundo moderno, el Cardenal


Eugenio Pacceli fue designado Papa con el nombre de Pío XII (1939-1958)
en un clima político internacional de tensiones y zozobras.

El nuevo Papa tenía la escuela de las Nunciaturas y con ella, una


experiencia traumática con la Revolución en Alemania.

El Príncipe Constantino de Baviera describe así el episodio:

“Era Münich en 1918, naturalmente el Consejo de Soldados se ocupó del


caso Pacceli… ¿no era la Iglesia enemiga de la Revolución?, pues el
embajador del Papa tenía que ser forzosamente un espía.

Los “marineros rojos” de Kiel dijeron: detengamos al Nuncio, será un buen


rehén.

54 Fratinni Op. Cit p. 318


55 Frattini, ídem

42
Se trasladaron al edificio de la Nunciatura abrieron a culatazos la puerta. Un
oficial italiano que pasaba por el lugar les gritó ¡Protesto en nombre del
gobierno de Italia por esta violación a la extraterritorialidad!.

Los marinos penetraron nerviosamente en el edificio y se encontraron cara


a cara con el Nuncio Pacceli que los miró fijamente a los ojos. El jefe de los
marinos quedó frente al Nuncio, que no hizo el menor gesto, ni pronunció
palabra.

Alguien gritó desde la puerta ¡Vámonos no podemos continuar aquí!. El jefe


revolucionario bajó la pistola con la que le apuntaba. Estaba tan cerca que
la pistola se atoró momentáneamente en el crucifijo pectoral del Nuncio…
el intruso acertó a balbucear… perdón extraterritorialidad y dando la vuelta
todos se marcharon.

El episodio caló en el ánimo del Nuncio quien nunca lo olvidó.” 56

En su estancia en Alemania el Cardenal Pacceli había conocido los desfiles


violentos de nazis y comunistas, disputándose el dominio de la calle en los
enfrentamientos de las escuadras de Camisas Pardas contra los sindicatos
rojos. Pacceli había leído Mein Kampf y comprendía los alcances de las
amenazas nazis, disfrazadas detrás del concepto geopolítico del
lebensraum (espacio vital). Pero el Cardenal Pacceli conocía también los
planes de acción de la Revolución comunista a través de los informes de los
agentes del Instituto del Russicum, que él mismo había dirigido por
instrucciones del Papa Pío XI.

Fue ésta particular experiencia la que inspiró a Pío XII a propiciar la


creación de una red internacional de información conocida en Europa con el
nombre de la “Red Polaca” que operó bajo la dirección de Monseñor
Montini.57

El pontificado de Pío XII se verá fuertemente presionado a favor de las


potencias del Eje por Benito Mussolini y otros actores importantes del
fascismo. Capítulo aparte merecen los líderes del nacionalismo católico
español que mostraban desde el movimiento de la Falange Española la
intención de aparecer como el ejemplo viviente de la ortodoxia religiosa
unida a la política. El Secretario de Relaciones Exteriores de Franco llegó al
extremo de querer negociar con el Papa un nuevo Patronazgo Real le

56 Príncipe de Baviera, C. (1955), El Papa. Un retrato de su vida, México, CECSA, pp. 64-65
57 Falconi, Carlo (1970), El Silencio de Pío XII, Barcelona, Ed. Plaza y Janés, pp. 164-168

43
concediera al General Franco el derecho de proponer los candidatos a los
puestos de obispo y cardenal en España. Para conseguirlo, Ramón Serrano
Suñer se hizo acompañar de más de 300 falangistas uniformados para los
que pidió bendición especial del Papa.58

El complot contra Hitler

Estando muy reciente la designación del Cardenal Pacceli al trono pontificio,


los actores dinámicos que deseaban la guerra se contraponen a los
pacifistas, dentro del círculo más cercano a Hitler.

Personalidades del más alto rango militar que no simpatizaban con el


Führer, se unieron al grupo disidente encabezado por el Almirante W.W.
Canaris, que había logrado colocar como jefe del Abwher (Servicio de
Inteligencia de las Fuerzas Armadas) en Roma, a uno de sus más cercanos
colaboradores el Dr. Joseph Müller.

Este grupo de conspiradores proponía al Papa Pío XII como un


intermediario entre el Abwher de Canaris y sus aliados, con el Servicio de
Inteligencia Británico. El plan consistía en un auténtico cup de Etat -golpe de
Estado- al Führer. Los militares protestantes alemanes estaban a favor de
asesinar a Hitler, mientras los militares católicos deseaban encarcelarlo.

Así, durante los últimos días de agosto y primeros de octubre de 1939, el


Plan se puso en marcha tropezando con el imprevisto de que Pío XII se
trasladó en esas fechas a Castel Gandolfo.

Los conspiradores se estresaron al comprobar que se planeaba invadir a


Polonia en un plazo inminente.

Joseph Müller tomó el riesgo de buscar la entrevista con el Papa través del
Padre Robert Leiber S.J., asesor de toda la confianza de Pío XII.

Testimonios presentados al final de la guerra, por agentes de inteligencia


alemanes, como Huppenkother (11 de septiembre de 1960) iluminaron este
oscuro episodio: “el Papa consintió en ser intermediario, esperando una paz
“favorable a Alemania tratando de evitar la ofensiva militar prevista y sobre
la base de que Hitler sería depuesto y encarcelado, pero no asesinado.59
58 Serrano Suñer, R. (1947), Entre Hendaya y Gibraltar, Madrid, Ediciones y Publicaciones
Españolas, pp. 115-118
59 Dutsch, Harold (1968), De Conspiracy Against Hitler. Estados Unidos; The University of
Minessota Minn. Pp. 121-126

44
Otra versión dice: “el Papa pidió un día para pensarlo. Cundió el pesimismo
porque Pío XII tenía fama de eludir los compromisos de manera directa. Sin
embargo, Pacceli dejó atónito al padre Leiber S.J. cuando al final del día le
preguntó, cuál era su decisión. El Papa le respondió “la oposición alemana
tiene derecho a ser oída en Inglaterra y Nos60 haremos lo posible para que
sean escuchados.”61

El plan fracasó porque alguno de los participantes se negó a depender del


Papa en las negociaciones.

Los Jesuitas

Pocas órdenes religiosas han sido tan cuestionadas como alabadas como la
que fundara San Ignacio de Loyola. En muchos países, la historia reconoce
el mérito de la Orden como educadores, pero en el siglo XX, durante los
pontificados de Pío XI y Pío XII, los jesuitas se convirtieron en el brazo
derecho de los papas en su lucha contra la Revolución Comunista.

Los jesuitas fueron los actores del plan del Russicum y al mismo tiempo, los
animadores del Intermarium. Encabezados en este conflicto por la figura de
Monseñor Michel d’Herbigny, “la Orden Negra” estuvo al servicio de la Santa
Sede.

En México, los jesuitas fueron figuras activas y participativas, sobre todo


como asesores y consejeros en la época de la Persecución. Algunos eran
partidarios de la resistencia civil y otros lo eran del alzamiento. El
investigador Fernando González dice: “a diferencia de una parte de los
sacerdotes diocesanos, a la mayoría de los jesuitas la licitud de la vía
armada no parecía plantearles especiales dudas”.62

En nuestro país la figura del Padre Bernardo Bergoend se volvió durante


todo el período revolucionario una referencia obligatoria para los católicos.

“El Padre Bergoend nos expresó, y nos lo repitió muchas veces, que los
problemas de México no se resolverán nuca por medios diplomáticos, ni
aunque fueran Vaticanos, ni por los métodos de la democracia política,
basada en el sufragio universal, sino exclusivamente a la mexicana, esto

60 Término usado por los Papas para referirse a sí mismos


61 Chadwick, Owen (1988) Britain and The Vatincan in the Second World War, Inglaterra,
Cambridge University Press; p. 87
62 González, F. M. (2001), Morir y matar por Cristo Rey, México, Ed. IIS-Plaza y Valdés p. 111.

45
es, recurriendo los católicos a la fuerza para repeler la violencia
revolucionaria.

Años más tarde, el presidente de la ACJM, Octavio Elizalde, le escribió a


Monseñor Michael Curley, Arzobispo de Baltimore: ‘Ahora ya no se nos
puede hablar, ni nosotros estamos dispuestos a oír del voto como medio
para conquistar nuestras libertades”63

En Estados Unidos, el padre Edmund Walsh, asesor de Pío XI, actuará bajo
las instrucciones del Papa en las maniobras para los arreglos al conflicto
Cristero, destacando por su experiencia y disciplina en esta realidad
compleja que se buscaba resolver por la vía pacífica.

Fueron jesuitas también los que se acercaron a las sociedades secretas


católicas de universitarios como la llamada BASE y también OCA o creaban
instituciones de participación cívico-política como la UNEC.

La doctrina ignaciana se puede percibir debajo de muchas de las obras, de


diverso propósito, que los grupos juveniles intentaron para hacer frente al
jacobinismo rampante inspirado por las logias masónicas y por las
emergentes, pero intensas prédicas del marxismo, el anarquismo y el
socialismo.

No se puede olvidar que fue el estudio de la Teoría del Tiranicidio defendida


por Suárez y Mariana, e interpretada por Michel Collins en Irlanda, la que
dio origen a la propuesta de la “Guerra Sintética”, que fue rechazada por el
episcopado irlandés y también por el episcopado mexicano, pero
diseminada como legítima por el integrismo internacional.

Para Pio XI los jesuitas eran la comunidad religiosa más confiable no sólo
en el cuidado del alma como confesores (Pío XI se confesaba con un
jesuita) sino también la inteligencia jesuita era un punto de apoyo importante
en un mundo lleno de odios y violencia, para tratar de crear planes
operativos que le permitieran a los representantes de la Iglesia, obtener por
una parte, información del mundo revolucionario, y por otra parte, negociar a
favor de la paz.

Los hombres de confianza de Pío XI serán como se ha dicho, Edmund


Walsh S.J. experto en los temas de la Revolución Rusa y de la Geopolítica,

63 Barquín y Ruiz, A. (1967), Luis Segura Vilchis , México, Ed. Jus, p. 103

46
a quien asignó complicadas misiones y solicitó amplios informes sobre los
escenarios cambiantes de la Revolución.

Pero la pieza maestra de la estrategia de Pío XI será sin duda, el Padre


Vladimir Ledochowski, Superior General de los Jesuitas (1915-1942) y
experto conductor del proyecto Russicum desde sus orígenes.

“Bajo la conducción de mano firme de dos Papas autoritarios Ledochwski


dio un nuevo significado al viejo apodo dado por los romanos al General de
los Jesuitas, el “Papa Negro”.

Así, como podemos decir que el Papa Pío XII fue el último de los grandes
pontífices romanos, así el padre Ledochowski puede considerarse el último
de los grandes generales romanos de la Compañía de Jesús.” 64

El padre Ledochwski provenía de una importante familia austríaca, ubicada


en la frontera de Austria y Polonia. Su hermano Kazimierzk Ledochowski fue
general en el ejército polaco.

Wladimir Ledochowski se educó en la Universidad de Cracovia, en la que


estudió apenas unos años antes que Cracovia fuera integrada a Polonia.

“A la muerte de Ledochowski en 1946, se eligió a través de la Congregación


General de los Jesuitas al belga Jean Baptiste Janssens como General. La
primera disposición de éste fue la consagración de la Orden al Corazón de
María, lo que llevó a los jesuitas a organizar la Congregación Mariana”. 65

Cuando ya muy enfermo Pío XI pretendió elaborar una encíclica contra el


antisemitismo, recurrió a tres connotados jesuitas: John LaFarge,
americano, Gustav Desbuquois, francés y Gustav Gundlach, alemán,
quienes elaboraron el primer borrador de la encíclica Humani Generis
Unitas, que estaba sobre su mesa de trabajo cuando el Pontífice falleció en
1939.66

La Segunda Guerra Mundial

64 Malachi, M. (1987), Los Jesuitas, México, Ed. Lasser Press, p. 216


65 Ídem, p. 216
66 Passelecq, Georges y Sucheacky, Bernardo (1995), La Encíclica de Pío XI que Pío XII no
publicó, Madrid, Ed. PPC, p. 8.

47
La ambición desmedida de Hitler llevó al mundo a un nuevo conflicto de
dimensiones planetarias.

El Papa Pío XII, como se ha dicho, conspiró contra Hitler en un esfuerzo


inútil para detener el ataque a Polonia.

Mussolini, que trató de evitar la implicación de Italia en la Guerra,


finalmente, dominado por su ego, lanzará ataques contra Francia en un
intento de fallido de no quedar como un segundón del Führer.

Desde 1933 la Iglesia Católica había librado una guerra sorda contra los
efectos de la Revolución Nazi, empeñada en manejar la eutanasia y la
eugenesia para eliminar a los niños y ancianos enfermos o inutilizados.

Más tarde, la Iglesia condenó el proyecto de crear una nueva raza que
pudiera dominar el mundo, eligiendo parejas que cumplieran con los
requisitos de la perfección, los hombres debían ser altos y rubios y las
mujeres deberían ser igualmente altas y rubias. Los varones y las mujeres
no deberían tener creencias religiosas y deberían tener un sentido de
lealtad a los propósitos de Hitler de provocar una verdadera revolución
étnica en Europa. La encíclica Mit Brenender Sorge repudió estos
experimentos de los científicos alemanes que pretendían tener el derecho a
jugar con la vida humana.

Fue en este clima de rechazo y de confusión, que se produjo la intervención


de la Iglesia a través del Arzobispo de Münster, Clemens Conde von Galen,
quien estableció la estrategia del catolicismo alemán en su célebre homilía
del 21 de julio de 1941 en la que expuso que las condiciones de
persecución creadas por el régimen obligaban a una definición: “nosotros
los cristianos no hacemos la revolución, pero seguimos siendo fieles a
nuestros deberes para con Dios y nuestro pueblo… En este momento, no
hemos de ser martillos sino Yunque, y la característica primordial del
Yunque es la resistencia…”67

El Papa mantuvo durante este período y luego durante la Guerra una


intensa correspondencia en la que invariablemente alentó a los obispos
alemanes a mantenerse en la resistencia contra el dictador y defender la
religión y la familia.

67 Zetner, K. (1971), Historia Ilustrada de la Resistencia en Europa, Barcelona, Bruguera, p. 113

48
“Vaticano a 24 de febrero de 1943: A nuestro venerable hermano
Clemens August von Galen, Obispo de Münster: Te agradecemos los
dos anexos, la carta pastoral que fue leída el 22 de marzo y la carta
de Adviento que se leyó en Berlín. Las dos manifestaciones tienen
Nuestro completo asentimiento pues defienden valientemente los
derechos de la Iglesia, de la familia y del individuo. Rara vez acaso
nunca, en la reciente historia de la Iglesia, han estado tan unidos
estos tres destinos: la dignidad humana, el de la familia y el de la
Iglesia.”68

La Segunda Guerra Mundial y la Información

Desde el período de la Entreguerra (1919-1939), tanto los Aliados como la


Rusia Revolucionaria se enfrascaron en una lucha feroz por conseguir
información.

A la maniobra del Trust69, Lenin contesta fundando la Cheka (Servicio de


inteligencia y represión) que de manera brutal reprime tanto las críticas y el
pesimismo de sus ciudadanos, como los elaborados planes de ingleses y
franceses.

Al inicio de la Guerra, los triunfos militares de Alemania desmantelaron las


redes de inteligencia existentes.

Pío XII tenía la fuente de información privilegiada del Russicum, pero ésta
no bastaba para las necesidades de un escenario mundial, por ésta razón el
Papa se decide a crear una red extensa y efectiva de información.

Afirma el Príncipe Constantino de Baviera en su libro El Papa. Un retrato de


su vida: “Con bastante razón se ha dicho una vez que en esta guerra han
fallado todos los servicios de información menos el de la Iglesia Católica”.70

El Papa se apoyó en agentes polacos, que operaban desde tres bases


funcionales: Varsovia-Lisboa-Roma. El cerebro de esta red utiliza el
seudónimo de Peter Nart, cuyo nombre real sigue encubierto a la fecha en
el conjunto de documentos que todavía están bajo reserva en los Archivos
Secretos del Vaticano.

68 Cartas de Pío XII a los obispos alemanes 1939-1944, Barcelona, Ed. Nova Terra, p. 293-294.
69 El Trust era el nombre de una estrategia elaborada desde Inglaterra y Francia para restablecer
la vida democrática en la Rusia pre Revolucionaria y Revolucionaria.
70 Baviera, C. Príncipe (1955), El Papa. El retrato de su vida, México, Cecsa, p. 124.

49
A esta red polaca se incorporó el agente británico Ron Jeffery que ha dejado
su testimonio por escrito.71

El enlace entre Varsovia y Lisboa, operó durante la guerra con un pasaporte


alemán proporcionado por el Almirante Canaris, jefe del Abwehr. Los
detalles de cómo surgió y funcionó la red han quedado explicados por la
Condesa Judith de Listowel. 72

Una descripción detallada de ésta red excede los alcances de este trabajo,
lo único que podemos señalar es que la clave de sus éxitos se debió al valor
de sus integrantes y la oportunidad de las directrices que venían del
Vaticano.

Rusia y su política nacional revolucionaria en América Latina

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial los desacuerdos entre los Aliados


aumentaron a partir de la firma de los Tratados de Yalta.

Stalin estaba seguro de que Europa Occidental no se opondría a que la


Unión Soviética controlara la totalidad del territorio de Alemania, pero el
Presidente Truman pensaba de manera diferente. Para Truman la firma del
Tratado de Yalta por su antecesor el Presidente Roosevelt había constituido
un desatino político que lejos de tranquilizar el expansionismo ruso, como
esperaba Roosevelt, ahora el Kremlin pretendía quedarse como el amo y
señor de Europa.

Rusia se oponía a las estrategias de Inglaterra y Estados Unidos para la


posguerra, entre las cuales estaba la Komandatura, originalmente pensada
para Francia, Inglaterra y Estados Unidos y que terminó con un ruso
agregado en plan ejecutivo a cada una de las regiones del gobierno militar.

La derrota del nazismo permitió a los rusos presentarse en América Latina


con la bandera de los libertadores, parapeto de su proyecto de crear en
todos los países de habla española los llamados Movimientos de Liberación
Nacional, que en varios lugares fueron el punto de partida para la
constitución de los movimientos guerrilleros.

Los reportes enviados por los servicios de inteligencia de Norteamérica


sobre los Frentes de Liberación destacaban que la mayoría de los dirigentes
71 Jeffery, R. (1989), La Sangre corre en el Vístula, México, Ed. Arka;
72 Listowel, Judith (1953), La Guerra Secreta, Barcelona; Ed. A.H.R., p.9

50
de las guerrillas eran egresados de escuelas particulares y en algunos
casos, de escuelas católicas cuyo profesorado se había desplazado hacia la
izquierda durante la Guerra Mundial.

Esta información inquietó a la Secretaría de Estado del Vaticano que


suponía que esta ofensiva ideológica era solamente el principio de un vasto
proyecto de expansionismo ideológico cuyo objetivo sería el asalto al poder.

Para la Iglesia Católica el desafío era inminente y así lo asumió el Papa Pío
XII, que se preguntaba de qué manera se podría evitar que los
acontecimientos cotidianos de los clérigos pudieran dar la imagen de una
Iglesia revolucionaria aliada a los rusos o de una Iglesia
contrarrevolucionaria aliada a los Estados Unidos.

La creación del CELAM

Desde Roma se estimuló la idea de convocar a una conferencia general del


Episcopado Latinoamericano que se reunió en Rio de Janeiro Brasil, del 25
de julio al 4 de agosto de 1955.

Los obispos ahí reunidos debatieron sobre las expectativas de una


institución religiosa que pretendiera ser neutral en los conflictos ideológicos,
llegando a la conclusión de que esto sería factible si se abría la membresía
de este organismo para todos los Episcopados de América.

La Conferencia hizo un llamado a todos los fieles y a todos los sacerdotes


para realizar la triple tarea de la Iglesia: Iluminación, Educación y Acción
que tenían que ser activados en un subcontinente aquejado por la injusticia,
integrado por una mezcla étnica compleja, en la que indios y
afroamericanos tendrían dificultades para integrarse a la cultura dominante.

De manera especial la Conferencia hizo un reconocimiento al espíritu


misionero de tantas órdenes religiosas y tantos laicos, recordando que a
estas acciones se debe una siembra de fe y de esperanza, que necesita ser
renovada ante los desafíos del mundo actual.

Los obispos enviaron al Papa la propuesta de la creación del CELAM misma


que fue aceptada después de haber leído el informe de la Reunión de Río
en el que se podía apreciar una gran efervescencia en los círculos del
laicado católico.

51
Mientras los obispos dialogaban sobre la trasformación que habían sufrido
los países como consecuencias de la guerra, destacando y la influencia que
los regímenes militares habían desarrollado sobre amplios sectores de la
sociedad que aún después de la Guerra seguían teniendo simpatía por el
fascismo.

Rusia no fue indiferente a estas acciones de la Iglesia en América Latina,


los encargados de la NKVD, como se llamaba el servicio de inteligencia y
represión en la URSS, recibieron la encomienda de infiltrar la reunión de los
obispos en Río de Janeiro. Pudieron infiltrar a dos agentes: los rusos
Leónidas Ordyrgeff, amigo cercano del Arzobispo de Sao Paulo y Alexander
Wanzowicr, ex jefe de la estación de la NKVD en Shanghai durante la
Segunda Guerra y por lo tanto, un hombre con gran experiencia en estos
asuntos.

Para poder acceder a la conferencia, Wanzowicr no tuvo reparo en


“confesar y comulgar”. Los dos agentes obtuvieron toda la información que
se les había solicitado siendo felicitados por la rapidez y eficacia con la que
habían respondido.

Después de la conferencia Wanzowicr abrió una librería llamada “Freitas e


Bastos” en Río de Janeiro en donde vendía fundamentalmente literatura
marxista.

Ordyrgeff mantuvo su amistad con el obispo que se convirtió en una


importante fuente de información.73

Intermarium se divide; 1947-1950

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial había entre los dirigentes de los


países en conflicto, el convencimiento de que no quedarían impunes los
crímenes de guerra que los ejércitos habían realizado durante el período de
1939-1945.

Los juicios de Nurenberg provocaron en Europa una histeria anti nazi que se
convirtió en una ola de denuncias en la que con frecuencia pretendían
ocultarse rencillas personales y odios particulares.

73 Pelipenko, Alejo (1961), Infiltración comunista en las Iglesias Cristianas de América Latina,
Buenos Aires, Ed. San Pablo, pp. 105-108.

52
La Iglesia Católica había creado a finales del conflicto una red para rescatar
a los fugitivos del fascismo y del nazismo, que constaba de casas de
seguridad para alojarlos y rutas muy bien estudiadas para sacarlos de los
territorios dominados por sus adversarios.

Al finalizar la Guerra un número importante de dirigentes del Partido Nazi y


sus derivados en otros países, inició un desplazamiento en dirección a los
puertos del Mediterráneo y del Atlántico, para tratar de escapar de la
persecución de la justicia.

Fue en ese momento que miembros de la Iglesia como Monseñor Hudal y


Monseñor Draganovich iniciaron un plan para proveer a los fugitivos nazis y
fascistas de documentación falsificada que les permitiera abordar los barcos
que debían llevarlos a la Argentina.

Al mismo tiempo, en la oficina de la Secretaria para Asuntos Extraordinarios,


Monseñor Montini revisaba la información que llegaba de Europa del Este
en la que se podía apreciar una alianza entre las Logias Masónicas de
Europa Oriental con los servicios de inteligencia de Inglaterra y de Francia
para tratar de mantener vivas las instituciones y las ideas favorables a la
política democrática. Los Aliados, que habían colaborado con gran interés
en la “Red Polaca”, pedían ahora a Monseñor Montini que se uniera a éste
bloque político para poder enfrentar con alguna esperanza a la aplanadora
del Partido Comunista financiado y empujado por Stalin para conseguir el
dominio total de los territorios ocupados por el ejército ruso.

Monseñor Montini había chocado con la actuación de los grupos católicos


en Croacia comandados por Ante Pavelich y su organización la Ustacha,
que eran avalados por Monseñor Draganovich y un grupo de franciscanos
de origen croata.

De esta manera, la red católica de información y de ayuda a los perseguidos


se veía confrontada internamente por dos grupos: los simpatizantes de
mantener vivo el proyecto original de Pío XI respecto a Intermarium,
tratando de salvaguardar la fe en Europa Oriental y los que simpatizaban
con aplicar sus esfuerzos en la fuga de los dirigentes nazifascistas.

El Papa pidió a Monseñor Montini un informe sobre lo ocurrido en Croacia,


documento que dejó al Pontífice predispuesto en contra de Draganovich a
quien se negó a recibir en entrevista.

53
El modelo Intermarium había encontrado un ambiente totalmente propicio
en la España Franquista, más concretamente en los grupos falangistas que
eran admiradores del Reich. Para este grupo, era inaceptable una alianza
política táctica con las Logias en Europa del Este.

En este momento, 1947, se parte en dos el grupo de Intermarium quedando


bajo la tutela de Monseñor Montini el bloque de Aliados para Europa
Oriental y el grupo de seguidores de Monseñor Hudal y Monseñor
Draganovich que desarrollaron la llamada Ruta de las Ratas para auxiliar a
los nazis fugitivos.

A partir de 1948 las dos facciones entraron en acción cada una un enfoque
diferente, pero en España se comenzó a murmurar que el Intermarium
había sido penetrado por la Masonería y que el titular de la Secretaría de
Asuntos Extraordinarios, Monseñor Giovanni Batista Montini habría
ingresado en la Masonería.

De 1948 a 1950 la tensión entre los grupos creció y con ello la animosidad
de los españoles contra Monseñor Giovanni Batista Montini. Por su parte,
los seguidores de Montini denunciaron la ayuda católica disfrazada detrás
de la Cruz Roja que estaba protegiendo a criminales de la talla del Dr.
Joseph Mengele que se había distinguido por los brutales experimentos con
niños en los campos de concentración. También destacaban en su denuncia
la aparición de una red de lavado de dinero que permitía obtener recursos
económicos a los fugitivos gracias a que los alemanes habían depositado
enormes recursos en un banco alemán en la ciudad de Buenos Aires.

Argentina estaba en estos años dominada por el régimen peronista, que


había simpatizado durante la Guerra con las potencias del Eje y sobre todo,
con Alemania. Fue gracias a los salvoconductos que repartieron los militares
pertenecientes a la Logia del GOU (Grupo de Oficiales Unidos) organización
secreta patriótica, que los fugitivos importantes ingresaron al territorio
argentino con documentación que les hizo facilitar su legalización en
América del Sur.

El peronismo, que ya se ha dicho, jugaba con las izquierdas y con las


derechas, vio su oportunidad para realizar el sueño de construir sus propios
aviones de combate, ya que junto a los criminales llegó también un buen
número de técnicos especialistas en el diseño de aviones, que trabajaron

54
durante el régimen peronista en la construcción del primer jet de combate
de origen sudamericano, el Pulqui 1(Flecha).

Los jesuitas que visitaron España de 1945 a 1950 quedaron identificados


con el segundo grupo, lo que rápidamente se reflejaría en las opiniones
repetidas en varios países de América Latina, en particular en México en
donde la organización conocida como “Los Tecos” se encargó de extender
la simpatía por el nazismo y el fascismo dando paso a que escritores como
Salvador Borrego se sintieran animados para escribir “Derrota Mundial” que
constituye el testimonio evidente de la interpretación histórica de la Guerra
vista como una lucha a favor del cristianismo.

Monseñor Montini por su parte, complementó su informe sobre los


movimientos croatas, en particular la Ustacha destacando el
colaboracionismo de éstos grupos con el ejército alemán. Montini había
tropezado con grupos clandestinos en Ucrania que habían llegado al
extremo de proponer voluntarios para integrar una División de las SS a
pesar de la prohibición explícita de la Iglesia a ingresar en estos grupos,
bajo pena de excomunión.

Es precisamente en este período que los servicios de inteligencia


norteamericanos (OSS) encontraron los primeros documentos que hablaban
de una sociedad secreta denominada Intermarium. Casualmente le tocaría
al hijo del representante de Roosevelt ante Pío XII, William Gowen, hacer
este descubrimiento.

Los escritores Marc Aarons y John Loftus son los primeros en darse cuenta
de los alcances de éste grupo que, para 1947 peleaba simultáneamente en
Europa y en América contra el comunismo.

Para éste momento, Monseñor Montini respaldaba la fundación de los


partidos políticos en los territorios de Europa del Este, pero también, apoyó
a la Socialdemocracia y a la Democracia Cristiana a configurarse como
instituciones confiables para la defensa de la democracia y alentando el
surgimiento y consolidación de líderes de la talla de Alcides de Gasperi,
Konrad Adenauer y Robert Schumann.

En México los jesuitas se dividieron por sus opiniones en tres corrientes


políticas: los seguidores de la “Línea Francesa” que alentó a los jóvenes a
desarrollar un sentido social que se expresaba con un acercamiento a los

55
movimientos de la izquierda incluyendo a los defensores del radicalismo que
funcionaron a través de los movimientos guerrilleros.

En segundo lugar estaban los jesuitas que apoyaban el acercamiento a los


movimientos sociales, pero se alejaban del radicalismo. Eran los herederos
del catolicismo social de la primera época. Estos fundaron instituciones
como la UNEC (Unión Nacional de Estudiantes Católicos), que ya tenía una
presencia católica en las universidades del país. 74

Finalmente, apareció dentro de los jesuitas la vertiente que apoyaba la


fundación de sociedades discretas, que trabajarían en las universidades
oficiales que presentaran un perfil agresivo por sus ideas liberales o
socialistas.

En estas circunstancias, se funda en Puebla en el año de 1953 una


organización que se identifica actualmente con el nombre de El Yunque, que
conjuntamente con otras semejantes, como la Corporación de Estudiantes
Mexicanos (CEM), o los llamados “Conejos” de la UNAM dieron la batalla en
el frente universitario.

De los jesuitas involucrados en este último grupo, hay que destacar los
nombres del Padre Manuel Figueroa Luna, el Padre Julio Vértiz, el Padre
Agustín Da Silva, que estuvieron presentes desde la fundación hasta el
fallecimiento del Padre Figueroa en 1958.

Bajo la mirada del Padre Manuel Figueroa S.J. surgió en Puebla en el año
de 1953 la organización denominada El Yunque en la que militaron como
generación fundadora: Ramón Plata Moreno, José Luis Hernández Núñez,
José Antonio Quintana Fernández, Klaus Feldman Petersen, Teodoro Terés
Reyna, Eduardo Soriano, Ignacio Díaz Domínguez, Gerardo García
Golzarri, Cándido Gutiérrez, Herberto Rodríguez Concha, Ramón Pujol y
Marcelo Plata Moreno. A ellos les tocó la encomienda de trabajar en la
Universidad de Puebla, institución que tenía fama de estar controlada por
los liberales aliados a las logias masónicas.

Intermarium tercera y última etapa: 1958-1988

“Mientras el capitalismo y el socialismo existan,

74 Para mayor información leer Cuba 88 de Luis Calderón Vega, 1959, de edición personal del autor.

56
75
no podremos vivir en paz, uno u otro habrá de triunfar. ” Lenin.

Muerto el Papa Pío XII el escenario político europeo se reacomodó frente a


la agresiva estrategia del jefe del gobierno ruso, Nikita Kruschev. El nuevo
líder comunista por una parte, denunció los “crímenes de Stalin” y por otra,
cambió el pivote geoestratégico del comunismo mundial, desplazando el eje
del conflicto con Occidente de la ciudad de Berlín, a las bases de misiles en
la isla de Cuba. Para evidenciar el cambio, Kruschev ordenó la construcción
del Muro de Berlín, enviando el mensaje de que la Guerra Fría iniciaba una
nueva etapa en la que Berlín resultaba un escenario secundario. África,
América y Asia, se convertían en objetivos privilegiados y los desafíos
tenían una nueva dimensión.

El Papa Juan XXIII, convencido de la importancia y alcances de las tácticas


rusas y chinas, tomó la irrevocable decisión de convocar al Concilio
Vaticano II, con la intención de adelantarse a las consecuencias del final de
la Modernidad.

Fueron los jesuitas los primeros en promover un Concilio Ecuménico desde


los tiempos de Pío XII, aunque los temas que ellos apuntaban no fueron los
que animaron al pontificado a organizar esta reunión tan importante.

América, la revista de los jesuitas, en un número monográfico, explicó con


todo detalle las razones del llamado del Papa a delinear la actualización del
Mundo Occidental que avanzaba en medio de tensiones y controversias.

El Integrismo y el Progresismo se adueñaron de la interpretación de los


debates conciliares, formándose bandos extremistas que negaban la
legitimidad del Concilio, a decir del Integrismo, o que alentaban la
disidencia, respaldando la Teología de la Liberación representada por la
estrategia CALAMO-EMO de los Progresistas.

Habiendo fallecido Juan XXIII, la figura notable era Monseñor Montini


Arzobispo- Cardenal de Milán, que había trabajado a las órdenes de Pío XII
y Juan XXIII en los tiempos turbulentos del final de la II Guerra Mundial y los
inicios de la Guerra Fría.

75 Laqueur, W. (1985), Europa después de Hitler; tomo I, Madrid, Sarpe, p. 149

57
Como ya se ha comentado, a Monseñor Montini le había tocado incorporar
al Vaticano en la defensa de Occidente contra el comunismo.

Desde 1945, la Secretaría de Asuntos Extraordinarios había elaborado


varios informes detallando los análisis del Tratado de Yalta y sus
consecuencias, llegando a la conclusión de que el enemigo mortal, el
adversario combativo y agresivo era, para la Iglesia, el comunismo.

Monseñor Montini fue enviado por Pío XII y después por Juan XXIII a formar
parte del American Comitee for the United Europe (ACUE), presidido por el
general Bill Donovan, Jefe de la OSS y apoyado al principio por el Council of
Foreign Relations en Inglaterra y Estados Unidos y en una etapa posterior,
promovido también por la Trilateral Comission76.

El Servicio de Inteligencia inglés en aquellos tiempos penetrado por el


espionaje ruso que, a través del famoso grupo de intelectuales conocidos
como “El Círculo de Cambridge”, creaba la duda y el desaliento en los
grupos de inteligencia del mundo occidental, causando con esto numerosos
conflictos. La Sociedad de los Apóstoles, sociedad secreta universitaria, con
al menos dos siglos de existencia, no solamente hacía labor de sabotaje en
las reuniones, sino que además producía pequeños folletos de propaganda
alentando a la comunidad universitaria a intercambiar información entre
ellos y los comunistas, ya que alegaban que “todos tenemos derecho a
beneficiarnos de los descubrimientos científicos”.77

La Agencia Británica de Inteligencia era precursora en la lucha contra el


comunismo ruso, desde el fracasado intento de golpe de estado contra
Lenin, hasta las maniobras de engaño en el mundo europeo de la
posguerra. Ellos tenían como sus mejores aliados a los socialdemócratas
ferozmente perseguidos tras la Cortina de Hierro, junto a las logias
masónicas, que en Europa oriental se caracterizaban por el empeño que
tenían en defender el esquema democrático y por su temeraria
confrontación con la NKVD.

La NKVD había venido a sustituir a las anteriores organizaciones del


espionaje ruso. Tenían dentro de sus planes estratégicos caracterizados por
la audacia y la imaginación, el ridiculizar y descalificar los ataques del

76 Howard, M. (1990),“The Moles and the Troyan Horse” en La Conspiración Oculta, Madrid,
Editorial EDAF, pág. 171
77 Sinclair, A. (1987), The Red and the Blue, Londres, Ed. Coronet Books,p.84

58
mundo occidental contra los líderes de Moscú. Así, surgió una intensa
campaña de rumores unida a la distribución selectiva de informes
“alarmantes” en los que la agencia rusa denunciaba la alianza del Vaticano
con socialistas y masones, calificando ésta de traición al mundo occidental y
sobre todo, a la grey católica. Como era lógico, el personaje en torno al cual
giraban estas denuncias era Monseñor Giovanni Montini.

Las operaciones de inteligencia rusas para desacreditar personalidades y


crear confusión en la interpretación de los hechos, provocaban reacciones
que afectaban a quienes estaban involucrados en estas luchas, pero sin
duda, a quien golpearon con mayor intensidad fue a Monseñor Montini
cuando fue designado Cardenal y no se diga cuando fue nombrado Papa en
sustitución de Juan XXIII. De hecho, los documentos salidos de la Lubianka
afirmaban que Monseñor Montini militaba en las logias masónicas y que
eran éstos, los masones, los que lo dirigían.

España era el territorio ideal para la ofensiva de la NKVD, pues el gobierno


franquista había creado una obsesión en sus aparatos de contraespionaje,
que les llevaba buscar judíos y masones hasta por debajo de las piedras.

En un modelo que pudiéramos calificar de autista, ya que las consultas y las


dudas se hacían siempre entre los mismos personajes, el haber aceptado la
versión tramposa de la NKVD, creó en España la percepción de que la
Iglesia había sido penetrada por la masonería y ésta controlaba a varios
cardenales, entre ellos a Montini.

Los grupos juveniles de Intermarium recibieron parte de esta avalancha de


información falsa y los militantes de estos grupos, varios de ellos
conectados con el Integrismo, no dudaron en distribuir impresos llenos de
falsedades conformándose así un sector del catolicismo convencido de
estas versiones, que de manera intensiva difundió criterios equivocados sin
percibir que estaban trabajando a favor de la NKVD.

La Iglesia Católica se dio cuenta, desde un principio, que la Guerra Fría que
se iniciaba tenía un contenido ideológico, disfrazado de conciencia social,
que en el fondo reclamaba soluciones justas y algunas de ellas visionarias,
con los sectores importantes de la sociedad. Los más allegados a los
precaristas, proponían estrategias obtenidas de sus lecturas de Marx,
Engels y toda la serie de sacerdotes enamorados de un pensamiento

59
heterodoxo, a los quienes les resultaba imposible hablar de los problemas
sin hacer referencia a las diversas doctrinas y formas del comunismo.

Aunque éste modelo no era, ni nuevo, ni original, sorprendía a muchos y


sobre todo, a los líderes juveniles que se sentían “intelectuales”, citando a
los escritores revolucionarios.

Era evidente, para los dirigentes, que Krushev quería imponerse mediante
la estrategia de la coexistencia pacífica y que para él América Latina tenía
prioridad frente a otros escenarios.

Los gobiernos de los países sudamericanos estaban virando de rumbo.


Antes habían sido pro fascistas, ahora presionados por Estados Unidos
asumían el papel de dictadores militares “protectores del pueblo” frente a las
guerrillas que patrocinadas desde Rusia tenían la misión de invitar a la
rebeldía.

A partir de 1959 Cuba, convertido en un actor principal del conflicto mundial


ideológico ponía a disposición de la Revolución sus escuelas de:

 Terrorismo
 Guerrilla
 Sabotaje
 Espionaje

El ofrecimiento fue aceptado de inmediato por diversos grupos, algunos de


ellos antagónicos entre sí que usaban un pañuelo en la cara para no ser
identificados cuando asistían a las clases. Los entrenamientos se realizaban
en horarios diferentes y en lugares distintos para evitar conflictos que, de
otra manera se hubieran convertido en un desastre.

En América las universidades se convirtieron en un campo de batalla, con


un profesorado que provocativamente invitaba a sus alumnos a dejar la
“vida burguesa” y sin compromiso para incorporarse de lleno en una
empresa justiciera llena de aventuras.

Las universidades privadas y públicas enfrentaron este desafío con


resultados muy diversos, pero el conflicto hizo aparecer formas diversas de
militancia en los grupos de izquierda.

60
En el campo católico el Episcopado multiplicó las misas y ceremonias
religiosas, pero lo enemigos se infiltraron de manera especial en las
instituciones que tenían una postura más definida frente a la Revolución.

Desde 1960 en diversas partes de América se libró una importante lucha


entre revolucionarios y contrarrevolucionarios en la que las logias
masónicas jugaron un papel importante, enviando a sus jóvenes seguidores
a infiltrar tanto las instituciones de la Iglesia como a los círculos más
cercanos a la dirección del Partido Comunista.

Los jesuitas tenían casi el monopolio de la lucha contra el comunismo, pero


el problema principal se generaba por una desconfianza y descalificación
con un sentido capillista de un grupo a otro en las instituciones católicas.

Esta desunión sobrevivió mientras se fundaban la Unión Nacional de


Estudiantes Católicos (UNEC) y las sociedades reservadas como las
legiones, la BASE, los Tecos, los “Conejos” y la Corporación de Estudiantes
Católicos, junto con el Yunque, todas ellas implicadas en la lucha
anticomunista en nuestro país.

En Argentina operaron los jesuitas a través de diversas instituciones de las


que ya hemos hablado, pero después de 1950, el peronismo, que se define
a sí mismo, no como institución sino como movimiento, dio paso a la
formación de grupos de izquierda y de derecha.78

“A fines de 1955 se creó el grupo Tacuara, de la Juventud


Nacionalista en el local de la Unión Nacionalista de Estudiantes
Secundarios ubicado en Mathew 185 en el Barrio de Once. El nombre
derivó de su distintivo formado por dos cañas cruzadas con un puñal
atado en el extremo, a semejanza de las ‘tacuaras’ (lanzas), utilizadas
por los gauchos en las guerras de independencia en las montoneras
del siglo XIX.” 79

El jefe político fue Alberto Ezcurra Uriburu. En este grupo calificado de


“extrema derecha”, militaron tres jóvenes provenientes de la aristocrática
familia Guevara Lynch y por tanto primos del Che Guevara.

78 Bardini, R. (2002), Tacuara, la Pólvora y la Sangre, México, Ed. Océano, p.89.


79 Bardini, Op. Cit., p. 33

61
“son de Tacuara las tropas de asalto, que a la sombra protectora de
los sectores ‘ultras’ de la Iglesia, tras las sotanas de jesuitas y
dominicos, combaten a la universidad oficial laica.”80

Aunque polémico el tema de las cercanías entre los nacionalismos católicos


y los nacionalismos revolucionarios, los datos existentes nos permiten
explicar estas relaciones tan complicadas. Hay que recordar que el final de
la Segunda Guerra Mundial se caracterizó por crear una enorme confusión
en la identidad de los grupos nacionalistas.

“Los sacerdotes Julio Meinvielle y Leonardo Castellani nunca fueron


peronistas, pero sus radicalismos les acercaron cada vez más a los
grupos periféricos al peronismo, compartiendo con ellos los prejuicios
contra el pontificado”81

El peronismo, asesorado por los militantes de los grupos nacionalistas


provenientes de diversos continentes, tales como: los argelinos del Frente
de Liberación Nacional (FLN) encabezado en el Magreb por activistas como
Ahmed Ben Bella y Mohamedi Said, éste último entrenado por los alemanes
en la División Brandemburgo.82

El FLN estuvo representado en las reuniones peronistas promotores de la


Organización Mundial Universitaria (OMU) a través de Hussein Triki, quien
aprovechó estas ocasiones para distribuir folletos, traducidos al español,
como el de “He Aquí Argelia” para promover su causa.83

El peronismo convocó también a los croatas militantes de la USTACHA


destacando el abierto respaldo a esta convocatoria de Ante Pavelich, ex
Jefe de Estado de Croacia y colaboracionista de Hitler, quien no sólo
respaldó a los grupos juveniles, sino que personalmente asesoró al
gobierno peronista en el área de inteligencia.84

Del nacionalismo caribeño el peronismo invitó a participar en la OMU a los


integrantes del movimiento guerrillero y terrorista Los Macheteros, con los
que se enlazó a través de Pedro Albizu Campos. Esta relación se mantenía

80 De la Revista “Marcha”, citada por Bardini en Tacuara, la pólvora y la Sangre


81 Garbely, F. (2003), El Viaje del Arcoiris, Buenos Aires, El Ateneo, p. 105.
82 Aguirre, J.F. (1964), Las Guerras de la Posguerra, Madrid, Ed. Argos, p. 419.
83 Documento en el archivo del autor.
84 Para mayor información consultar a Camarasa, J. y Basso, C. (2014) América Nazi, México, Ed.
Aguilar y Garbely, F. (2003)en El Viaje del Arcoiris, Buenos Aires, El Ateneo.

62
vigente con el peronismo cuando un grupo de terroristas puertorriqueños
encabezados por Lolita Lebrón pretendió asesinar al Presidente de Estados
Unidos Harry S. Truman.

Ya el peronismo había participado junto con la organización secreta “Legión


del Caribe” patrocinada por una alianza de grupos de izquierda
encabezados por el ex Presidente de México, Lázaro Cárdenas, con el
apoyo de la Embajada Argentina como refugio de los agitadores que
desencadenaron “El Bogotazo” en 1948, activistas entre los que se
encontraba Fidel Castro, muy joven entonces viviendo sus primeras
experiencias revolucionarias.

De México, el peronismo invitó al grupo secreto de los Tecos de


Guadalajara, quienes a nombre del “Anti comunismo católico” repartieron
abundante propaganda impresa a favor de Perón, Nasser, el Frente de
Liberación Nacional y los grupos puertorriqueños.

A este llamado respondieron también los “Misinos”, neo fascistas italianos,


así como el Falangismo de posguerra que traía ya una carga ideológica
exaltada por el distanciamiento con Franco y que fueron partícipes de la
hostilidad contra el Pontificado, difundiendo la versión de que la Masonería
habría infiltrado a la Iglesia.

Con el pontificado de Paulo VI la estrategia Intermarium resultó afectada por


las divisiones de opinión y por el ambiente de desconfianza creado por las
diferencias entre los actores y las opciones que impidieron realizar la misión
que tenían encomendada.

El Papa Paulo VI fue consciente de que la estrategia había perdido su


claridad y con ella los resultados que antes eran muy valiosos se
sectarizaron y perdieron mucho de su valor táctico.

El catolicismo integrista se distinguió por difundir las visiones más


estridentes y al mismo tiempo, apocalípticas que hicieron desconfiar de la
figura siempre intocable hasta ese momento del Papa Paulo VI.

La Guerra Fría entró en un nivel de confrontación que dejaba atrás a los


temas universitarios, aunque no dejaba de tener repercusión al interior de
estas instituciones, ya que los avances científicos y tecnológicos se habían

63
iniciado en los laboratorios de los institutos educativos de fama
internacional.

La invasión de Afganistán provocó en Rusia situaciones semejantes a las


que Estados Unidos vivió con la Guerra de Vietnam, surgiendo así
movimientos de protesta y de rechazo que debilitaron de manera
significativa la capacidad de represión política del Politburó.

El hecho de que la KGB estuviera comprometida con el proyecto de la gran


operación económica conocida como la Perestroika, vino a comprobar que
el fin del modelo comunista revolucionario iniciaba su etapa de crisis y
decadencia.

En México durante este tiempo se radicalizaron las posiciones entre los


grupos de influencia jesuita, lo que permitió establecer dos vertientes: la del
llamado progresismo que se identificaba con la izquierda y el tradicionalismo
que fue ubicado “a la derecha”, compitiendo entre ellos por el control de los
ambientes universitarios.

Así, lenta pero inexorablemente Intermarium iba perdiendo su capacidad de


combate en los ambientes universitarios, aunque persistió la afluencia de
información, que siempre tuvo un valor estratégico.

Paulo VI no se atrevió a cancelar la estrategia Intermarium, pero muchas de


sus declaraciones al final del Concilio apuntaban ya a una percepción
diferente de los seglares, a los que se otorgaba una plenitud de
responsabilidades y también de derechos; al mismo tiempo, el Papa
mantenía un discurso esperanzador que se confrontó en no pocas
ocasiones con los grupos integristas y progresistas teñidos siempre por el
pesimismo.

Intermarium había cumplido sobradamente su encomienda, ahora estaba


como una armadura medieval después de una batalla, de pie pero llena de
abolladuras que le impedían volver a entrar en batalla. La espada se había
mellado de tanto ser usada, la Iglesia optaba por nuevas y más realistas
formas de operación que si bien es cierto, no pusieron fin a los grupos
reservados, propiciaron cambios que hacían poco atractiva y efectiva esa
reserva, antes tan confiable.

64
La caída del Muro de Berlín, marcó el fin de la historia de Intermarium, pues
con las piedras del Muro derribado, se simboliza el fracaso del proyecto
revolucionario marxista-leninista en todas sus formas. En Latinoamérica la
izquierda marxista sigue alegando su vigencia doctrinal y operativa,
señalando que el fracaso fue de la URSS y sus mariscales responsables del
hundimiento del modelo, pero los comandantes en América mantienen sus
deshilachadas banderas ondeando al viento.

Queda cerrada así la poco conocida historia de una institución creada


explícitamente para trabajar en las Universidades en defensa de la fe.

El comunismo ha sido derrotado, pero muchos descubrimos que la causa


sigue vigente y la responsabilidad no puede ser eludida.

REFLEXIONES FINALES

Después de 50 años de militar en El Yunque, compartiendo con mis amigos


angustias, desencantos y alegrías, veo desfilar en mi memoria los
acontecimientos vividos con gran intensidad.

He considerado iniciar estas reflexiones en 1958, porque en este año


ocurrieron tres hechos trascendentes:

1. La muerte del Padre Manuel Figueroa Luna SJ, con quien me unía
una gran amistad y una gran admiración. Fue el Padre Figueroa quien
me ubicó ante una situación confusa y desalentadora que se vivía en
la Universidad de Puebla. De él aprendí a tener opinión sobre los
hechos políticos nacionales e internacionales, que antes yo había
sido incapaz de entender y de valorar.
Fue el Padre Figueroa quien me explicó la simbología del Yunque y la
vinculación de este nombre con el Cardenal Conde de Galen en su
célebre homilía contra el nazismo.
2. Ese mismo año, falleció el Papa Pío XII, último de los testigos de las
primeras horas del surgimiento de la Revolución. El primero en ser
designado Director del Russicum y heredero de la estrategia de
Intermarium a la que supo darle un impulso formidable en esta lucha
ideológica frente a un adversario terrible e inteligente.

65
En Puebla la organización del Yunque había librado para ese
momento la lucha por la Autonomía Universitaria en la que nuestros
planteamientos habían resultado más convincentes que los de los
liberales. Se resentía la reacción de ira mal contenida de liberales y
masones que hasta 1956 se habían sentido los dueños de la
Universidad y que ahora veían amenazado su dominio por un grupo
pequeño pero disciplinado que los desafiaba en las aulas y en las
maniobras políticas, para ese momento muy sencillas, como la de
controlar las mesas directivas de las escuelas que integraban la
Universidad.

3. Este panorama provinciano cambiará con el último de los sucesos


importantes. Pocas horas antes de terminar el año de 1958, el
detestado dictador de Cuba Fulgencio Batista había abandonado la
isla acompañado de su familia y miembros de su gabinete de
gobierno, mientras que bajaba de Sierra Maestra el grupo guerrillero
“Movimiento 26 de julio” encabezado por los hermanos Fidel y Raúl
Castro Ruz, Camilo Cienfuegos, Ernesto “Che” Guevara y muchos
otros que fueron recibidos en las ciudades con respeto y júbilo.

El 2 de enero de 1959 Fidel Castro habló por la radio al pueblo de


Cuba: “no tengo la intención de tomar el poder, sólo queremos
garantizar la libertad del pueblo”. De la misma manera, Fidel
reconoció y agradeció el apoyo de la Iglesia y los grupos católicos que
respaldaron la lucha contra la tiranía batistiana”85.

El 9 de enero de 1959 Fidel Castro responde pregunta de un


corresponsal extranjero que la normalidad política se dará “en el
plazo de 18 meses más o menos y los partidos políticos se
organizarán entre 8 y 10 meses”86. Pero el 9 de abril de ese año en su
discurso en la Alameda, Fidel Castro anuncia: “Revolución primero,
elecciones después”87.

Ante los ataques recibidos Fidel Castro declararía ante la prensa


internacional: “La Revolución Cubana es verde como las palmeras”.
Sus opositores le corregirán, “La Revolución es como las sandías,
verde por fuera, roja por dentro”.
85 Gilbert, I. (1961), El Infidel Castro, Plaza y Janés-Herrero, México, p. 35.
86 Artime, M. (1960), ¡Traición! Ed. Jus, México, p. 42.
87 Gilbert, I. (1961) Op. Cit., p. 52.

66
Al final, en 1960, en un largo discurso en la televisión reconoció que
había sido, era y sería siempre comunista.

En 1960 la Federación Estudiantil Poblana, institución en la que yo


participaba, recibió una carta de invitación de Fidel Castro invitando a los
jóvenes a visitar la isla para ver a la Revolución en el poder.

Cometí el error imperdonable de no aceptar acompañar en el viaje a los


estudiantes, unos de Puebla y otros de diversas universidades de México,
quienes durante más de una semana vivieron el impresionante escenario
por los festejos del triunfo de la Revolución.

Fue al retorno de los estudiantes invitados, que se inició, por lo menos en


Puebla, una ola de agitación ideológica con grandes manifestaciones de
jovencitos que iban gritando por las calles: “¡Yanquis go home! ¡Ho Chi Min!
¡Ho Chi Min! ¡Cuba si, Yanquis no!.

Analizando el componente de estas columnas de manifestantes se podía


apreciar que la mayoría de los jóvenes eran estudiantes de secundarias
oficiales tales como la “Hermanos Flores Magón”, la escuela socialista
“Venustiano Carranza”, la Pre Vocacional así como la Normal del Estado,
manifestaciones siempre dirigidas por líderes de la UAP.

Con este tercer acontecimiento ingresaba la organización del Yunque a la


etapa más radicalizada de la Guerra Fría en la que la estrategia maestra del
Vaticano frente a la Revolución siguió siendo la del Intermarium.

Cada realidad es diferente durante este período, por lo que resulta


importante ubicar la perspectiva y los alcances que percibimos nosotros a
partir de nuestra militancia en la Universidad Autónoma de Puebla, en
donde la figura y el programa político de Fidel Castro se convirtieron en
elementos de polarización y radicalidad que no habían sido conocidos en
otro momento.

En 1961 después del fracasado desembarco en Bahía de Cochinos el 17 de


abril, decidimos hacer una manifestación anticastrista para el día 24 del
mismo mes, convocada por el Frente Universitario Anticomunista del cual yo
era presidente a mis 23 años.

67
En una romántica visión nos sentíamos con el derecho de expresar nuestras
convicciones políticas con la libertad con la que los grupos de la izquierda
universitaria habían expresado las suyas en las calles de Puebla.

Sin embargo, liberales y masones se sintieron ofendidos y provocados por


nuestra convocatoria y se organizaron para desbaratar nuestra reunión
mediante un ataque encabezado por sus grupos de choque.

La respuesta de nuestra parte fue la de enfrentarlos, resultando con esto


que no sólo los contuvimos, sino que los apaleamos y perseguimos,
iniciándose así una larga y violenta lucha al interior de la universidad.

Para los años 60´s el escenario mundial aparecía deprimente: Francia había
perdido las guerras de Indochina y de Argel, la ONU apenas lograba
contener la alianza de Corea del Norte con la China maoista para
adueñarse de la península de Corea y en Europa, las tensiones derivadas
del conflicto por Berlín parecían estar a punto de desencadenar una nueva
conflagración mundial.

Muerto Stalin, lo sustituyó Nikita Krushev un estratega geopolítico que


construyó el famoso Muro de Berlín para indicar que sus ambiciones no se
inclinaban a dominar, por el momento, a Europa, mientras echaba caminar
el Plan Anadyr, audaz proyecto que buscaba instalar cohetes con cabezas
atómicas en la isla de Cuba.

Krushev cambiaba el pivote geoestratégico del comunismo, de la ciudad de


Berlín a la isla de Cuba, en una jugada de ajedrez político equivalente a un
jaque al rey.

La Crisis de los Misiles finalizó con el retiro de las armas de los rusos del
escenario caribeño. Sin embargo, Fidel Castro siguió siendo figura
importante; organizó la Reunión Tricontinental de La Habana, y más
adelante la reunión de la Organización Latinoamericana de Solidaridad
(OLAS), lo que ponía al tema de Cuba en los primeros lugares de interés en
la Guerra Fría.

El fracaso de Estados Unidos para contener la invasión del Viet Cong en


Vietnam del sur, resultó una derrota tan aparatosa como la de los franceses
en Dien Bien Fu, obligando a los americanos a participar en las primeras
negociaciones por la paz en París en mayo de 1968.

68
La Rebelión Estudiantil Mundial, los desafíos juveniles universitarios, que
por primera vez en Europa hicieron de lado a los grupos comunistas en la
protesta por el abandono de las universidades en el viejo continente, se
unieron en los Estados Unidos a las grandes manifestaciones por la paz y
la defensa de los derechos civiles, convirtiéndose en un hito histórico el
discurso del Dr. Martin Luther King de “He tenido un sueño”.

Todas estas manifestaciones marcarían el principio del fin de la “cultura de


la eterna victoria” en Norteamérica. En cierta forma, el movimiento
estudiantil de 1968 en Europa es el repique a duelo de las campanas que
anuncian la proximidad de un cambio de época.

En la Iglesia Católica, la visionaria convocatoria del Concilio Ecuménico


Vaticano II permitió a la Iglesia ventilar los problemas del fin de la
Modernidad y sentar las bases para declarar por mediación del Papa Paulo
VI la doctrina de la Humanae Vitae, así como el anuncio de la mayoría de
edad de los laicos creando con esto áreas de responsabilidad compartida
entre la Iglesia y el pueblo de Dios.

Paulo VI dio continuidad a la estrategia de Intermarium; el Papa sabía de las


crisis internas del comunismo ruso, pero también estaba enterado del
fracasado intento de los jesuitas de organizar el experimento de los
sacerdotes obreros88.

El antecedente de esta experiencia había sido el Acuerdo de la Asamblea


de Cardenales y Obispos de Francia, decidiendo enviar sacerdotes
disfrazados de obreros a los campos de trabajo de los alemanes el 9 de
marzo de 1943.

Esta misión fue colocada bajo la responsabilidad de Monseñor Jean


Rhodain89.

El propósito de tal misión era llevar el consuelo de la fe a los trabajadores,


muchos de ellos forzados a colaborar con los alemanes invasores y al
mismo tiempo, identificar las acciones de los nazis para ideologizar a los
trabajadores.

88 Siefer, G. (1965), Los Sacerdotes Obreros, Barcelona, Nova Terra, p. 13.


89 Lecomte, B.( 2014), Secretos del Vaticano, México, El Ateneo, p. 101. Monseñor Jean Rhodain era capellán
general de los prisioneros de guerra. Envió a 225 sacerdotes a mezclarse con los 800 mil trabajadores. Entre
ellos el Padre Víctor Dillard S.J. muerto en Dachau.

69
Durante el pontificado de Pío XI la Iglesia Católica recuperó popularidad y
confianza, por esa razón, la KGB hizo correr los rumores de una supuesta
colaboración del Papa con Hitler. Algunos investigadores llegaron a decir
que Pío XII era un Papa al servicio de Hitler90.

En la Guerra Fría, la lucha en las universidades de América Latina contra la


penetración comunista se radicalizó, al mismo tiempo que en México la
“guerrilla histórica” de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas alentaba a los
jóvenes estudiantes a soñar con establecer “Gobiernos Populares
Democráticos” inspirados en los modelos de Cuba, China o la URSS.

En la Universidad Autónoma de Puebla vivimos la intensidad del duelo por


el control de la institución entre los diferentes grupos de la izquierda radical.

El divorcio entre los liberales y los comunistas favoreció el fortalecimiento de


éstos últimos, y con ello, la violencia ideológica armada se introdujo en la
Universidad, desafiando a la sociedad y al mismo gobierno.

La realidad económica y política de México, reñía con el discurso


revolucionario de la izquierda. La Iglesia tuvo que hacer frente a un grupo
de sacerdotes, que brincaron desde el catolicismo social, hasta posiciones
discutibles en la Teología de la Liberación.

Mi asistencia al Primero y Segundo Foro Internacional de la Juventud,


organizado por el dirigente de COPARMEX Roberto Guajardo Suárez fue la
primera ocasión en mi vida para oír conferencias en las que se exponían
ideas diferentes a las que llevaba años de estar difundiendo en lo personal.
Ahora pude dialogar con los asistentes y con algunos conferencistas,
descubriendo un universo intelectual que constituyó un desafío.

Aprendí la importancia de leer nuevos autores, conocer teorías diferentes,


sin romper con mis convicciones pues cada día estaba más cierto de los
errores del marxismo.

Más adelante en lo que sería una segunda experiencia aleccionadora, viajé


a diversos países del continente americano encontrándome con un
panorama muy propio de las tensiones que estaba generando el Concilio.

90 Cornwell, J.(1999), Hitler’s Pope, N.Y, Viking.

70
Mi relación con grupos sudamericanos y norteamericanos me convenció de
que unos y otros reflejaban en su conversación y en sus escritos al
integrismo, irritado y frustrado por los documentos del Concilio.

Fue en Brasil la primera vez en la que interviene en una conversación con


un importante grupo brasileño con extensión en varios países de América
Latina y Europa, que negaban la legitimidad del Papa Paulo VI. Indignado
por los términos de la crítica interrumpí al orador y expresé mi fidelidad a la
Iglesia y al Papa, precisando que no creía en la expresión de un catolicismo
que dudaba de la promesa de Cristo: “Estaré con ustedes hasta la
consumación de los siglos”.

Por respeto a la verdad, tengo que decir que el Dr. Plinio Correa de Oliveira
a quien yo había interrumpido, se disculpó conmigo y se retractó de lo
dicho.

A finales de los 60´s fui director de la Revista Ecumenismo, que reproducía


muchos artículos tomados de las publicaciones integristas. Con este
encargo de la revista participé en reuniones a nivel internacional e
internacional donde se debatía acaloradamente sobre el Concilio Vaticano II
así como la personalidad y actitudes de Paulo VI.91

Progresistas e integristas, que tenían tantas diferencias entre sí y se


ubicaban como voceros legítimos de la Iglesia.

Ni unos ni otros comprendieron que la Iglesia anunciaba con anticipación el


fin de la Modernidad buscando prevenir a los creyentes sobre el cambio de
época que sacudiría al mundo. Todavía hoy algunos grupos que se dicen
tradicionalistas que rechazan aceptar las conclusiones del Concilio.

A la muerte del Papa Paulo VI tuvimos el cortísimo reinado de Juan Pablo I


que sorprendió a todos con su muerte. El cónclave que recientemente se
había reunido, tuvo que regresar a proponer el sustituto de Juan Pablo I.

La elección del nuevo Pontífice marcó dos momentos culminantes, el inicio


del fin de la Guerra Fría y el principio del fin de la Modernidad. Juan Pablo II
uno de los papas más carismáticos de la historia moderna, se atreverá a
cruzar el planeta de un extremo a otro, reviviendo la fe y la confianza en la
Iglesia. Los integristas que yo conocí fueron siempre pesimistas

91 Colección completa de la Revista Ecumenismo en posesión del archivo del autor.

71
angustiados e incapacitados para aceptar los grandes cambios que se
producían en el pensamiento y en la política.

La organización de El Yunque se vio en la necesidad de definir su posición


sobre la legitimidad del Papa Paulo VI, lo que se hizo cumpliendo con la
divisa del padre Manuel Figueroa: “Nada sin el Obispo” que implicaba, nada
contra el Papa o contra la Iglesia.

La definición a favor del pontífice nos alejó definitivamente de las


tentaciones del integrismo de sentirse los sustitutos del Espíritu Santo y
pretender dar lecciones a la Iglesia sobre qué creer y cómo llevar a cabo su
labor apostólica.

En 1982 participé en el Encuentro Latinoamericano de Intelectuales


Católicos convocado por Monseñor Quarricino presidente del CELAM en
Bogotá.

Considero esta reunión como mi “camino de Damasco”. Llegué a Bogotá


escéptico sobre los posibles resultados de la reunión, una semana después,
al finalizar el Encuentro para mí se habían venido abajo una parte
importante de mis convicciones ideológicas gracias a que conocí a
personalidades como Alberto Methol Ferré, Pedro Morandé y Aníbal Fornari,
que me ayudaron a despojarme de las telarañas ideológicas antes tan
apreciadas por mí.

Nació aquí una sincera y profunda amistad, ratificada por Alberto, que
Descanse Paz, Pedro y Aníbal, que aceptaron participar en algunos de los
Encuentros Internacionales de Centros de Cultura organizados por la
UPAEP.

Nunca he renegado de mi militancia en El Yunque, todavía hoy mantengo


amistad con muchos de sus integrantes. El fin de la Guerra Fría ha
serenado los ánimos, pero yo, como el filósofo italiano Emmanuelle
Severino, creo que la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989 marcó
la derrota del supuestamente invencible comunismo ruso, derribado por la
implosión del sistema, pero esto no significó un triunfo total, pues también
para nosotros se abren las interrogantes de cómo enfrentar la
Posmodernidad en el escenario mundial de la Globalización.

72
Las sugerencias de Juan Pablo II en su carta Christi Fidelis Laici dejan muy
claro que a los seglares nos toca participar en la Educación, la Política y la
Evangelización de la Cultura.

Las apreciaciones pontificias dejan ver el compromiso con los demás en la


búsqueda del Bien Común92.

Para 1973 nuestra lucha en la UAP llegó a su punto culminante cuando los
grupos radicales chocaron entre sí y con el gobierno del PRI, apareciendo
las armas de fuego y las agresiones armadas en contra de nuestros
militantes.

Los asesinatos de dos líderes comunistas: Joel Arriaga y Enrique Cabrera


provocaron una campaña calumniosa acusándonos de ser los autores de
tales crímenes. Este violento escenario nos llevó a la acuerdo de abandonar
la UAP y crear otra universidad, ya que la otra alternativa sería la de tomar
las armas y participar en el gansterismo estudiantil, lo que para muchos de
nosotros resultó inaceptable.

El gobierno liberal nos dejó promover la idea de la nueva institución, seguro


del fracaso de ésta fundación. Para el 7 de mayo de 1973 se inauguraron
las instalaciones del nuevo proyecto universitario, que fue bautizado con el
nombre de UPAEP.

La separación nos llevó a discusiones y debates sobre cómo debería ser el


perfil de la nueva Universidad; discusiones entre los que seguían anclados
en las ideologías y pensaban convertir la institución en un poderoso ariete
para derribar a los grupos comunistas de la UAP y los que proponían un
enfoque académico que se distinguiera de cualquier otro por su cercanía a
los verdaderos objetivos de la formación universitaria.

Resuelto el perfil académico todavía hubo que luchar con las inercias del
pensamiento integrista que contemplaba la conformación de un sistema de
formación exclusivo y excluyente, cerrado al diálogo y sin sentido crítico de
la realidad.

Optamos por un modelo más abierto, más plural e incluyente que hemos ido
modificando al paso de los años, enriquecidos con las opiniones invaluables

92 Juan Pablo II (1989), Exhortación Apostólica. Vocación y Misión de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo,
México, Ediciones Paulinas, cap. III incisos 36-39-42-44.

73
que nos han dejado entre otros: el Cardenal Paul Pouppard, el Cardenal
Darío Castrillón y el Nuncio Apostólico Christophe Pierre quienes
destacaron la riqueza del pluralismo en los planes educativos de la
posmodernidad.

Como algunos de los antiguos militantes del Yunque, le he entregado a la


UPAEP 40 años de mi vida, en una experiencia excepcional que me ha
despertado y orientado en la vocación de investigador.

En los últimos meses, el deterioro de mi salud me hace reflexionar sobre mi


vida, consciente de que el fin de mi existencia está cada vez más cercano.

La investigación de la organización del Intermarium me ha servido para


descubrir los planes y proyectos de los Papas Pío XI, Pío XII, Paulo VI y
Juan Pablo II que animaron a los jesuitas a colaborar en la constitución de
organizaciones juveniles capaces de enfrentarse en el terreno doctrinario al
marxismo y otros grupos radicales que han aspirado a controlar el campus
universitario.

Cuando Juan Pablo II decide dar por terminada la obra del Intermarium y
cancelar la organización del Russicum, entregando el histórico y vetusto
edificio que lo alojó para servir de sede actual al Instituto de Lenguas
Orientales, me di cuenta de que un ciclo importante en la historia de mi vida
llegaba a su fin.

Dentro de los datos relevantes que encontré en esta investigación está el de


haber comprobado que las organizaciones discretas juveniles, dirigidas por
los jesuitas fueron parte de los planes pontificios de la estrategia contra la
Revolución, pero en el caso de México esto significa que la organización de
El Yunque no nace como una herencia del integrismo sino con otra
perspectiva y otra visión del mundo, lo que explica la apertura de la
Universidad unida a la firme decisión de mantener su inspiración católica.

Ya al final de mi trabajo tropecé con un dato que puede resultar revelador:


“en los años sesenta del siglo XX, en la Universidad de El Salvador, ubicada
en Buenos Aires Argentina y dirigida por los jesuitas, existió una
organización anticomunista integrada por jóvenes peronistas denominada
“La Guardia de Hierro”, agrupación que formó a dirigentes sociales de

74
prestigio. El asesor espiritual del grupo era entonces el Padre Jorge Mario
Bergoglio SJ.”93

En fecha reciente me he reunido con mis antiguos adversarios, quienes


contra todas mis expectativas aplaudieron mi explicación de papel del FUA
en la universidad.

En esta reunión escuché de palabra y en ocasiones por escrito, acciones y


decisiones que habíamos supuesto y ahora veía con claridad, pero también
descubrí que varias de las apreciaciones que teníamos contra el bando
contendiente eran equivocadas y algunas de ellas muy radicales.

El espacio y el tiempo se agotan pero no quiero terminar sin citar el


testamento de Monseñor Octaviano Márquez y Toriz quien al referirse a los
laicos, lo hace hablando a la Acción Católica y a nosotros diciendo,

“A los apóstoles seglares amadísimos, una palabra especial de afecto,


gratitud y aliento para seguir trabajando por Dios, por la Iglesia y por
la Patria, y por todos nuestros hermanos”.94

Recuerdo con claridad el mensaje del Nuncio Apostólico Christophe Pierre


cuando nos dijo, “la tradición no es el culto a las cenizas, es la transmisión
del fuego de la Verdad”.95

La verdad no se impone como piensa el integrismo, la Verdad se mueve en


la pluralidad del mundo posmoderno, actuando como la levadura, uno de los
ingredientes del Nuevo Orden sin el cual éste quedaría cojo e incompleto.

El gran reto hoy de la UPAEP es discernir cuál es su propósito para el


mañana, sin perder su identidad, pero siendo capaz al mismo tiempo de
conquistar, entusiasmar y convencer a los estudiantes de proponer las
nuevas corrientes científicas, filosóficas y metafísicas que identificarán al
Nuevo Orden Mundial.

Viendo hacia atrás, públicamente pido perdón de mis errores aceptando mis
responsabilidades ante Dios. Me queda la satisfacción de haber buscado
siempre lo correcto.

93 Larraguy, M. (2014,) Recen por él, México, Ed. Debate, p. 125 y siguientes.
94 Nota aparecida en El Sol de Puebla el 28 de abril de 1975.
95 Pierre, Ch. (2014), Cuando la Fe se hace Cultura, Lectio Magistralis, Ponencia Doctorado Honoris Causa,
Puebla, México.

75
Revivo en la memoria estos cincuenta años de historia y pienso en lo felices
que estuvimos los que respondimos al llamado desde las primeras horas,
los que vivimos persiguiendo un ideal.

Creamos una pequeña columna que al paso de los años ha venido


creciendo y que parafraseando al poeta nicaragüense Pablo Antonio
Cuadra, en su poesía ¡Cristiano América! Podemos decir, “Esa columna que
lleva cincuenta años caminando, se une a la Universidad formando una
Cruz, que es un cruce de rutas, de caminos y pensamientos alumbrados
siempre por la Luz de la Verdad”.

La vieja guardia ha iniciado la retirada, nos toca entregar la estafeta de la


Encomienda diciendo a los jóvenes: El gran reto para las generaciones de
estudiantes universitarios surgidos de la UPAEP está en discernir si quieren
ser los últimos de ayer o los primeros de mañana”.

76

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