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PRESENTACIÓN
Nueva regulación social de los valores morales que ya no se apoya en el culto del deber.
Hemos miniaturizado el deber y lo reconciliamos con el placer y el self-interest el ‘es
necesario’ cede paso al hechizo de la felicidad.
La cultura sacrificial del deber ha muerto, hemos entrado en el periodo posmoralista de las
democracias.
La temática ética reaparece con fuerza en el discurso social de las democracias
El ‘retorno de lo moral’ no reconduce a la religión tradicional del deber no se da un regreso
alguno a la casilla de partida.
Lo que esta en boga es la ética, no el deber imperioso en todas partes y siempre: queremos
regulaciones, no “sermones”.
Erosión de la cultura del deber absoluto continúa su carrera en beneficio de los valores
individualistas.
Los valores que reconocemos son más negativos (no hacer) que positivos (“tú debes”).
La lógica posmoralista es la tendencia dominante de nuestra cultura ética, no la única. En la
sociedad del posdeber, el espíritu virtuista o rigorista no desaparece, sino que ya no es
socialmente preponderante.
Lejos de ser la norma ideal, la reactivación del deber absoluto plantea la reprobación, y aun la
indignación colectiva.
Hemos llegado al minimalismo ético.
La mutación posmoralista es manifiesta en lo concerniente a las representaciones y prácticas
del placer. Hemos pasado de una civilización del deber a una cultura de la felicidad subjetiva,
placeres y sexo. El placer se ha vuelto en parte autónomo respecto a las reglas morales.
Cultura posmoralista no quiere decir cultura posmoral.
o La liturgia del deber desgarrador no tiene ya terreno social, pero las costumbres no se
hunden en la anarquía.
o Los derechos subjetivos gobiernan nuestra cultura, pero “no todo está permitido”.
o El neoindividualismo es simultáneamente hedonista y ordenado es un “desorden
organizador”
La felicidad light
El liberalismo sexual
El erotismo se generaliza y todas las “posiciones” amorosas son legítimas, pero las
prácticas sexuales reales son poco arriesgadas, poco diversificadas.
La desaparición de la cultura del deber y la celebración social de derechos subjetivos no
conducen en absoluto a la deriva orgiástica
Si bien no es un estado de jungla, tampoco ha logrado suprimir las formas de violencia
relacionadas a la vida sexual.
La autonomización de la sexualidad no significa permisividad sino consenso sobre la
denuncia de derechos. Mundo individualista del posdeber = caos organizador
“Guerra de los sexos” = victoria del derecho ya no se cuestiona sexualidad, sino la
molestia personal ocasionada sobre agresiones psicologismo gana al moralismo.
La fidelidad sin la virtud
No sex?
Luchas feministas contra la pornografía ya no tienen enfoque sobre natalidad, familia, sino
sobre protección de la mujer y combate por la igualdad.
Asegurar su dignidad y su seguridad.
Espíritu de moralización se apoya en la defensa de la dignidad femenina.
La nueva campaña moralizante es más un instrumento de promoción de derechos del
segundo sexo que una pedagogía del deber.
La puta respetuosa