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Sal 74 SALMO 74:

SUPLICA COLECTIVA POR CAUSA DE LA RUINA DEL TEMPLO


1. Clamor por socorro, vv. 1–3
2. El santuario destruido, vv. 4–8
3. Los enemigos blasfeman, vv. 9–11
4. Maravillas que Dios hizo antes, vv. 12–17
5. Clamor por la liberación, vv. 18–23

Sal 74:1-23
SALMO 74 : SUPLICA COLECTIVA POR CAUSA DE LA RUINA DEL TEMPLO
Las súplicas de la comunidad son oraciones que nacen de la angustia de una
situación desesperante y claman por socorro. La estructura puede variar, pues
contiene la queja, la petición y una conclusión. Pero una estructura más detallada
se encuentra en algunos de estos salmos.
Este Salmo 74 es un buen ejemplo en que podemos ver la siguiente estructura:
a) un llamado de auxilio y pedido de ayuda (vv. 1-3);
b) una descripción de la calamidad (se involucran tres partes: los enemigos, v. 4, el
pueblo mismo, v. 9 y Dios, v. 11);
c) una confesión de confianza (generalmente basada en los hechos pasados, v. 12);
d) una apelación al honor de Dios o al pacto (vv. 18, 20);
e) una súplica de rescate (a menudo usa verbos imperativos y pide el castigo de los
enemigos, vv. 19, 23, cf. Sal. 109);
f) un voto de alabanza en caso de haber liberación (v. 21; muchos traducen
“alabarán tu nombre”).
Otras súplicas colectivas son los Salmos 44, 60, 77, 79, 80, 82, 83, 85, 106, 123, 126,
129, y otros con estructura más libre son 58, 90, 94:1-15, 108:10-13, 115 y 137 (para
súplicas individuales cf. Sal. 22).

El Salmo 74 aparentemente describe el mismo desastre que se lamenta en el Salmo


79 y en el libro de Lamentaciones. Probablemente era la destrucción de Jerusalén por
Nabucodonosor en 587 a. de J.C.
Algunos han sugerido la profanación del templo por Antíoco Epífanes en 168 a. de
J.C.; sin embargo, los descubrimientos de los Rollos del Mar Muerto muestran que
Salmos escritos en esa época tardía tenían un estilo muy diferente.
El Salmo podría referirse a alguna otra catástrote en el período persa, pero es más
probable que sea la destrucción de 587 a. de J.C., de modo que fue escrito durante o
pocos años después de ese evento.

1. Clamor por socorro, vv. 1-3

El pueblo pregunta por qué, pues no sólo les preocupa la destrucción del templo sino
que temen que Dios les haya abandonado. A menudo nosotros también estamos en
situaciones que no entendemos. Podemos ser francos con Dios y preguntarle: ¿Por
qué? La referencia a las ovejas de tu prado (v. 1) es típica de los Salmos de Asaf, y se
ve también en Jeremías (23:1). La frase indica que el pueblo, aun en esta situación,
reconoce que pertenece a Dios; será la fuente de la esperanza que se expresa más
adelante.

Tu congregación (v. 2) reconoce que sufren como comunidad. Y es una comunidad de


Dios. El la “adquirió” hace mucho. Nótense las dos palabras que vienen del lenguaje
del éxodo: adquiriste que conlleva la idea de “comprar” (15:19), y redimiste que habla
de un rescate (15:13).

La tribu de su heredad se refiere a todo Israel y destaca la responsabilidad que Dios


tiene hacia su pueblo. No sólo eso, sino que Dios antes habitó en este mismo lugar
que ahora abandonó.

Dirige (v. 3) es un imperativo. Pide que Dios tome conciencia de la situación. El Salmo
es un desafío a que clamemos a Dios cuando como comunidad estamos sufriendo los
daños del adversario, pues aquí recuerdan a Dios que esta destrucción es obra de los
enemigos.

2. El santuario destruido, vv. 4-8

En esta estrofa se queja de los enemigos; ellos se burlan de la obra de Dios. Cuando
el pueblo de Dios está en dificultades los enemigos, especialmente el enemigo
principal, el diablo, se burla.

Sus estandartes por señal (v. 4) es una frase dificil. En heb. estandartes y señal son la
misma palabra. Puede referirse a insignas militares o mejor a las insignas religiosas
como la circuncisión y el día de reposo (cf. 31:13). Es decir lo opresores impusieron
otras costumbres.

Los vv. 5 y 6 indican la gravedad de la destrucción. Pintan un cuadro de destrucción


furiosa. Los enemigos hacen estragos con la obra de Dios.

Nótese la semejanza entre el v. 7 y Lam 2:2. Lo primero que los enemigos de Dios
hacen es tirar abajo la adoración y quitar el testimonio de su pueblo. Así deshonran
el nombre de Dios. Lo mismo hoy día, donde el diablo quiere dañar al pueblo de Dios
es en la adoración y en el testimonio. Usa muchas artimañas para hacerlo,
empezando con los chismes y los roces entre hermanos. Aquí destruyeron los
lugares de culto (v. 8).

3. Los enemigos blasfeman, vv. 9-11

Las señales aquí traduce la misma palabra heb. que en el v. 4. Otra vez podrían ser
señales militares, pero es más probable que el autor piensa en signos o señales para
conocer la voluntad de Dios. Al pueblo le preocupa el silencio de Dios como se ve
también en Lam 2:9. Jeremías había profetizado un cautiverio de 70 años, pero si este
pueblo era un remanente que quedó en Judá, posiblemente no conocían esa
profecía.

Podemos ver dos desafíos en el v. 10. Primero, hemos de clamar a Dios como un
pueblo, todo el pueblo de Dios unido. Y segundo, no debemos pensar solamente en
nosotros mismos sino en el honor de Dios.

¿Hasta cuahndo...?y ¿Por qué...? son las preguntas de un pueblo desesperado, que está
perdiendo la esperanza, que no entiende por qué Dios no contesta.

4. Maravillas que Dios hizo antes, vv. 12-17

Dios es mi rey (v. 12). El Salmo es del pueblo, pero cada uno en la comunidad debe
declarar y confesar su fe. Aquí, a pesar de la situación desesperante, se declara una
confianza profunda en Dios. El Dios que hizo grandes cosas con nosotros (en el
éxodo) todavía hace milagros en la historia. A la luz de los hechos del éxodo, estos
enemigos parecen pequeños. Nótese el profundo efecto que tiene la teología de la
elección y la fidelidad de Dios.

En los vv. 13 y 14 se mencionan figuras tomadas de la mitología cananea. Es claro


que el salmista está hablando de los grandes hechos del éxodo (dividiste el mar).
Pero lo expresa usando las figuras del monstruo acuático con siete cabezas y el
Leviatán (un dragón) de la tradición mitológica de los cananeos. Esto no significa que
el salmista escriba mitología; más bien usa figuras literarias de una mitología
conocida en el ambiente de la misma manera que nosotros en una prédica
usaríamos figuras de Cervantes. La frase: lo diste por comida a los moradores del
desierto tiene su aplicación a los egipcios muertos en el mar Rojo que después
fueron devorados por animales del desierto.

En los vv. 16 y 17 el salmista vuelve al lenguaje de la creación y providencia de Dios.


Dios es Señor de todo, si fija los límites de la tierra también puede fijar los límites del
sufrimiento de su pueblo.

5. Clamor por la liberación, vv. 18-23

El salmista vuelve a las peticiones de socorro, pero ahora no menciona las preguntas
¿cuándo? y ¿por qué? Empieza con la honra de Dios, como la oración de Jesús (el
Padrenuestro). El Salmo nos da un ejemplo de cómo orar en situaciones de angustia.
Podemos pedir que Dios honre su nombre y podemos clamar por misericordia.

Los monstruos acuáticos (Lam 74:13)


En el v. 20 el salmista apela al pacto entre Dios y su pueblo. También sugiere que
podemos dialogar con Dios, podemos ser francos en nuestras peticiones. Dios
prometió cuidar a su pueblo. Además, en el v. 21, el salmista apela a la debilidad del
pueblo; Dios ayuda a los débiles.

Levahntate, oh Dios (v. 22). El pueblo pide que Dios actúe. De nuevo apela a la honra
de Dios porque los enemigos se burlan de él. Clama a Dios porque tiene la confianza
en que el Dios que creó todo y llevó a cabo la liberación en el éxodo puede también
obrar una gran liberación en esta situación.

Redimidos con propósito 74:2

El salmista evoca en un hermoso paralelismo bíblico la compra o adquisición, y el


rescate o redención, la liberación de la servidumbre, según el cual el pueblo pasa a
ser objeto de la posesión amorosa de Dios.

1. A Dios no le bastó “comprar” a su pueblo, tuvo que “rescatarlo”.


2. El pecado se lo había robado de alguna manera.
3. Dios lo libera y se convierte en el Redentor de Israel (Ex 6:6-7).
4. Dios es por excelencia el Go' el de Israel, es decir, su redentor, su “rescatador”.
5. Dios rescata a su pueblo, lo “reivindica como suyo”.
6. No lo rescató con un espíritu de venganza, sino acercándose a él con amor.
7. La promesa: “No temas, porque yo te he redimido. Te he llamado por tu nombre;
tú eres mío” (Isa 43:1).

Joya bíblica Ya no distinguimos nuestras señales; ya no hay profeta, ni con nosotros


hay quien sepa hasta cuahndo… (Isa 74:9).

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