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La construcción orgánica del Partido

Bolchevique en el periodo de ilegalidad

La formación del partido marxista de la clase obrera tuvo lugar en Rusia en


condiciones particulares y difíciles que se distinguen de las condiciones en
las que se organizan los partidos obreros en occidente.

¿En que consistían estas condiciones particulares de surgimiento del


partido marxista en Rusia?

En primer lugar, en Rusia imperaba un cruel absolutismo, que con ferocidad


nunca vista, perseguía cada paso del movimiento obrero revolucionario en el
país, mientras que en la mayoría de países de Europa occidental estos
partidos surgieron como organizaciones legales.

No había en Rusia ningún tipo de organización de la clase obrera como son


las organizaciones corporativistas, sindicales, cooperativas, educacativas y
otras organizaciones de masas las cuales el partido proletario pudiese
apoyar.

Si uno mira, sin embargo, otros países, se encontrará con que antes de
surgir el Partido ya había allí numerosas organizaciones de masas del
proletariado.

El partido de la clase obrera en Rusia se formó en la nueva era, la era del


imperialismo. Y el hecho de que en el país que había entrado en la fase de
desarrollo imperialista, Rusia, se conservaran resabios de la servidumbre,
presentaba a la clase obrera y a su partido la tarea de organizar la lucha no
solamente contra el capitalismo, sino, sobre todo, contra la dominación de
los terratenientes, contra las supervivencias de la servidumbre, contra el
zarismo. Solamente después de haber derrocado el zarismo sería posible
despejar el camino para la revolución socialista, para la aniquilación del
poder del capital y para el establecimiento de la dictadura del proletariado.

En estas condiciones, el partido marxista de la clase obrera sólo podría


surgir como Partido de lucha, como Partido de acción revolucionaria con
una organización fuerte y flexible.

Lenin escribió en 1904:


“El proletariado no dispone, en su lucha por el poder, de más arma que la
organización. El proletariado, diseminado por el imperio de la anárquica
concurrencia dentro del mundo burgués, aplastado por los trabajos
forzados, al servicio del capital, lanzado constantemente a la “sima” de la
miseria más completa, del embrutecimiento y de la degeneración, sólo
puede hacerse y se hará inevitablemente invencible, siempre y cuando que
su unión ideológica por medio de los principios del marxismo se afiance
mediante la unidad material de la organización, que funda a los millones de
trabajadores en el ejército de la clase obrera. Ante este ejército no
prevalecerán ni el poder senil de la autocracia rusa ni el poder caduco del
capitalismo internacional“. (1)

El Partido de la clase obrera en Rusia se edificó sobre la base granítica del


marxismo-leninismo y de los principios de organización esbozados en sus
rasgos generales por Marx y Engels y posteriormente desarrollados y
concretados por Lenin y Stalin.

El grupo “Liberación del Trabajo“, organizado por Plejánov en Ginebra, fue el


precursor directo del Partido Socialdemócrata de Rusia. No se puede hablar
de los principios orgánicos de esta organización ya que era un grupo
puramente literario, no poseía ninguna relación con el movimiento obrero y
estaba muy débilmente unido a grupos y círculos marxistas entonces
existentes en Rusia. Lenin dijo que el grupo “Liberación del Trabajo” fundó la
socialdemocracia sólo teóricamente y que había dado un paso para el
encuentro con el movimiento obrero.

En Rusia surgían, en gran medida independientemente del grupo “Liberación


del Trabajo“, pequeños círculos y grupos marxistas, desligados unos de
otros; el grupo de Blagoiev en San Petersburgo, del que formaban parte
Totchisski y Brusniev; en Kharkov, luvenali Melnikov dirigía un grupo; en
Kazan, existía un círculo dirigido por Fedossiev; en el círculo de Samara
trabajaban Lenin, Skliarenko, Shlirter y otros.

En 1895, Lenin, después de haber unificado los círculos marxistas de


Petersburgo, organizó la “Unión de lucha por la emancipación de la clase
obrera“. También en otras ciudades se fundaron otras organizaciones según
el modelo de la “Unión de lucha” de Petersburgo.

Lenin se esfuerza por lograr, en esta ocasión, el paso del estrecho trabajo
propagandístico en los círculos a la amplia agitación política entre las
masas, la creación de un organización vinculada al movimiento obrero.

En la organización “Mesame-Dasi“, de Transcaucasia, se formó, a finales de


los 90, un grupo marxista, en el cual al frente estaba el camarada Stalin,
que también luchaba por pasar a la agitación.
En el folleto “Las tareas de los socialdemócratas rusos “, escrito en el exilio
en 1897, Lenin, al hacer un balance de la actividad de la “Unión de lucha” de
Petersburgo, señala el importante lugar que ocupó en la historia del
movimiento obrero ruso.

Lenin escribió que los socialdemócratas revolucionarios:

“…nunca han separado la lucha por el socialismo de la lucha por la libertad


política… que esta lucha debe ser realizada no por conspiradores, sino por
un partido revolucionario que se apoye en el movimiento obrero… la lucha
contra el absolutismo no debe consistir en organizar conspiraciones, sino
en educar, disciplinar y organizar al proletariado, en hacer entre los obreros
una agitación política que estigmatice al absolutismo, que ponga en la
picota a todos esos caballeros andantes del gobierno policíaco y obligar a
este gobierno a hacer concesiones. ¿Acaso no es ésta precisamente la
actividad de la “Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera” de
San Petersburgo?“. (2)

La “Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera ” leninista


demostró la fuerza que la clase obrera obtiene si dispone de una vanguardia
organizada. La “Unión de lucha“demostró la posibilidad de crear, en
condiciones archi-conspirativas ante las persecuciones policiales, una
organización partidaria vinculada a las masas que rechazaba
completamente el método de los atentados y capaz de liderar el movimiento
obrero y dirigir la lucha del proletariado por la libertad y por el socialismo.

La “Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera ” leninista era un


embrión del partido revolucionario del proletariado, construido sobre los
principios leninistas de organización.

Mientras estaba en el exilio y en particular después de su regreso del exilio


en 1899, Lenin trabaja incansablemente por la creación de un único y
centralizado Partido Obrero Socialdemócrata Ruso.

Lenin presentó en su panfleto “Las tareas de los socialdemócratas rusos” un


esbozo de las tareas orgánicas fundamentales del Partido obrero. Lenin
escribió:

“La organización de círculos entre los obreros, el establecimiento de


vínculos regulares y conspirativos entre los mismos y el grupo central de
los socialdemócratas, la edición y difusión de literatura obrera, la
organización del envío de correspondencia desde todos los centros del
movimiento obrero, la publicación de volantes v proclamas de agitación, v
su difusión; la preparación de un contingente de agitadores
experimentados: tales son, en rasgos generales, las manifestaciones de la
actividad socialista de la socialdemocracia rusa“. (3)
Lenin responde a la pregunta más importante del momento: ¿En qué
sectores de la población debe el Partido apoyarse en su actividad de
agitación? Lenin demostró que el Partido se apoya, en primer lugar, en la
clase obrera. Pero ese apoyo en la clase obrera excluye de algún modo la
influencia sobre otras clases de la población. Por el contrario, el hecho de
que los marxistas dediquen especial atención a la clase obrera les da una
mayor influencia sobre otras capas. Lenin estaba convencido de que
después de haber creado una sólida organización revolucionaria entre los
trabajadores urbanos de las fábricas y talleres, se llevaría a cabo un trabajo
entre todos las capas trabajadoras de la población, se educaría, se elevaría
su conciencia, preparándolas para la lucha contra el zarismo y el
capitalismo, por la libertad, por la dictadura del proletariado, por el
socialismo.

Lenin armó a los marxistas rusos con un plan científico de organización de


la construcción de un Partido revolucionario, plan que correspondía
plenamente a la realidad rusa y que garantizaba la unificación de todos los
círculos marxistas dispersos en un único Partido centralizado.

Al determinar los principios de organización del Partido marxista, Lenin


generalizó brillantemente la experiencia práctica de los revolucionarios
rusos y utilizó la experiencia de la actividad de la “Liga de los Comunistas” y
de la Primera Internacional organizadas por Marx y Engels .

Los puntos de vista de Marx y Engels sobre la organización reflejan en los


estatutos de la “Liga de los Comunistas”.

Los estatutos de la “Liga de los Comunistas” determinan claramente las


condiciones que los miembros de la “Liga” deben cumplir con el fin de
garantizar la unificación del proletariado en una poderosa fuerza para la
liberación de los trabajadores y para la construcción del comunismo.

Estas condiciones son las siguientes:

“1.- Forma de vida y actividad que correspondan a ese objetivo;


2.- Energía revolucionaria y pasión en la propaganda;
3.- Hacer profesión de fe comunista;
4.- No participar en cualquier sociedad política o nacional anticomunista y
la obligación de notificar al órgano dirigente al que esté subordinado su
participación en cualquier sociedad;
5.- Someterse a las decisiones de la Liga;
6.- Mantener en secreto todo lo relativo a la Liga;
7.- Ser admitido por unanimidad en una de las comunas.

Todo aquel que no cumpla estas condiciones será excluído“(4)


Estas tesis orgánicas fueron desarrolladas de manera creativa en los
trabajos de Lenin.

El plan leninista de construcción del Partido consistía en crear fuertes


cuadros y reunirlos en un Partido combativo de toda Rusia, con un programa
claro, una táctica firme y una única voluntad. Para cumplir esta tarea, Lenin
propuso que se organizase un periódico político para toda Rusia y que se
colocase como centro de atracción de las fuerzas del Partido en el sentido
de un sólo Partido Obrero Socialdemócrata Ruso.

Lenin le daba gran importancia al papel organizador del periódico.

“El periódico no es sólo un propagandista colectivo y un agitador colectivo,


sino también un organizador colectivo. En ese último sentido se le puede
comparar con los andamios que se levantan alrededor de un edificio en
construcción, que señalan sus contornos, facilitan las relaciones entre los
distintos albañiles, les ayudan a distribuirse la tarea y a observar los
resultados generales alcanzados por el trabajo organizado “. (5)

Lenin diseñó la creación de una completa red de agentes del periódico


político de masas, de organizadores de las fuerzas del Partido en todo el
país:

“La sola tarea técnica de asegurar un suministro normal de materiales al


periódico y la normalidad de su difusión obliga ya a crear una red de
agentes locales del partido único, de agentes que mantengan animadas
relaciones entre sí, que conozcan el estado general de las cosas, que se
acostumbren a cumplir sistemáticamente las funciones parciales de un
trabajo realizado en toda Rusia y que prueben sus fuerzas en la
organización de distintas acciones revolucionarios. Esta red de agentes
servirá de armazón precisamente para la organización que necesitamos: lo
suficientemente grande para abarcar todo el país; lo suficientemente vasta
y variada para establecer una rigurosa y detallada división del trabajo; lo
suficientemente firme para saber proseguir sin desmayo su labor en todas
las circunstancias y en todos los ” virajes” y situaciones inesperadas; lo
suficientemente flexible para saber, de un lado, rehuir las batallas en campo
abierto contra un enemigo que tiene superioridad aplastante de fuerzas,
cuando éste concentrar toda su fuerza en un punto, pero sabiendo, de otro
lado, aprovecharse de la torpeza de movimientos de este enemigo y
lanzarse sobre él en el sitio y en el momento en que menos espere ser
atacado“. (6)

El plan leninista de organización de la construcción del Partido propinó un


golpe demoledor al oportunismo de los “economistas” que defendían el
espíritu del clan reinante en los círculos, el trabajo de manera artesanal y el
autonomismo. Lenin demostró que las ideas de los círculos y del
tradeunionismo predicadas por los oportunistas y la negación por los
mismos de la necesidad de crear una organización ilegal centralizada
conduce a la destrucción de las organizaciones obreras y a la derrota del
movimiento revolucionario.

Al desenmascarar el oportunismo de los “economistas”, Lenin defendía la


creación de una armoniosa organización de revolucionarios profesionales.

Lenin consideraba que el Partido debe estar constituido por dos partes: por
un estrecho círculo de cuadros regulares, de revolucionarios profesionales y
por una amplia red de organizaciones del Partido situadas en la periferia.

Lenin escribió en su libro “¿Qué hacer?“:

“Yo afirmo: 1) que no puede haber un movimiento revolucionario sólido sin


una organización de dirigentes estable y que asegure la continuidad; 2) que
cuanto más extensa sea la masa que se sienta espontáneamente arrastrada
a la lucha… más apremiante es la necesidad de semejante organización y
más sólida tiene que ser ésta…; 3) que dicha organización debe estar
formada, fundamentalmente, por hombres entregados profesionalmente a
las actividades revolucionarias; 4) que en el país de la autocracia, cuanto
más restrinjamos el contingente de los miembros de una organización de
este tipo, hasta no incluir en ella más que aquellos afiliados que se ocupen
profesionalmente de actividades revolucionarias y que tengan ya una
preparación profesional en el arte de luchar con la policía política, más
difícil será “cazar” a esta organización, y 5) tanto mayor será el contingente
de individuos de la clase obrera y de las demás clases de la sociedad que
podrán participar en el movimiento y colaborar activamente en él“. (7)

Lenin escribió:

“Con nuestros métodos primitivos de trabajo hemos comprometido el


prestigio de los revolucionarios en Rusia : en esto radica nuestra falta
capital en materia de organización. Un revolucionario blandengue, vacilante
en las cuestiones teóricas, limitado en su horizonte, que justifica su inercia
por la espontaneidad del movimiento de masas, más semejante a un
secretario de tradeunión que a un tribuno popular, sin un plan audaz y de
gran extensión, que imponga respeto a sus adversarios, inexperimentado e
inhábil en su oficio (la lucha contra la policía política), ¡no es un
revolucionario, sino un mísero artesano!

Que ningún militante dedicado al trabajo práctico se ofenda por este duro
epíteto, pues, en lo que concierne a la falta de preparación, me lo aplico a
mí mismo en primer término. He trabajado en un círculo que se asignaba
tareas vastas y omnímodas, y todos nosotros, miembros del círculo,
sufríamos lo indecible al ver que no éramos más que unos artesanos en un
momento histórico en que, parafraseando el antiguo apotegma, se podría
decir: ¡Dadnos una organización de revolucionarios y removeremos a Rusia
en sus cimientos! Y cuanto más frecuentemente he tenido que recordar el
agudo sentimiento de verguenza que experimentaba entonces, tanto más se
ha acrecentado en mí la amargura sentida contra esos
seudosocialdemócratas, cuya propaganda “deshonra el nombre de
revolucionario” y que no comprenden que nuestra obra no consiste en
abogar que el revolucionario sea rebajado al nivel del artesano, sino en
elevar a éste al nivel del revolucionario“.

Para acabar con la manera artesanal en el trabajo y construir el Partido


marxista de la clase obrera, Lenin creó un periódico político para toda
Rusia, el “Iskra“. El “Iskra” leninista representó un gran papel en la creación
del Partido obrero en Rusia y en la elaboración de los fundamentos
programáticos, orgánicos y tácticos de ese Partido.

Gracias a la actividad desarrollada por el “ Iskra” fue propinado un golpe


mortal al trabajo artesanal. El “Iskra” luchó resueltamente contra la
subestimación del valor de las tareas de la construcción del Partido, contra
la mezcla de las tareas sindicales y las tareas del Partido. El “Iskra” educó a
miles de organizadores que sabían, en las difíciles condiciones de
ilegalidad, organizar el Partido y crear las organizaciones del Partido según
el plan leninista.

El “Iskra” también aprovechó el doloroso período de dispersión, la falta de


unidad de los círculos aislados y estableció las bases de un auténtico
Partido centralizado.

La doctrina de Lenin y Stalin sobre el Partido

El II Congreso del Partido consolidó la victoria del marxismo revolucionario


sobre el oportunismo abierto. El Congreso aprobó los estatutos y el
programa del Partido y, con ello, creó el Partido Socialdemócrata. Para
hablar de una manera más precisa, el Congreso creó sólo el esbozo de un
Partido obrero único, porque ya en el II Congreso se constató la existencia
de los más diversos grupos que, en lo fundamental, se dividían en dos
bandos: los marxistas revolucionarios en cuyo frente se encontraba Lenin y
los oportunistas en cuyo frente se encontraban Mártov y Axelrod.
Como leemos en la “Historia del PC (b) de la URSS “, el II Congreso no estuvo
a la altura de su posición en cuanto a las cuestiones de organización que
revelan vacilación, permitiendo incluso a veces la supremacía de los
mencheviques y, aunque se ha corregido al final, no sabía, sin embargo, no
sólo desenmascarar el oportunismo de los mencheviques en materia de
organización y aislarlos en el Partido, sino tampoco presentar al Partido una
tarea semejante.

El II Congreso del Partido fue un paso al frente en comparación al período


de dispersión orgánica. Después del Congreso, sin embargo, los
mencheviques arrastraron al Partido hacia atrás, llevándolo a la dispersión
orgánica anterior y dando, así, dos pasos hacia atrás. Los mencheviques
negaban la necesidad de una disciplina de Partido única y abogaban por la
relajación en la organización, luchaban contra el centralismo en el Partido y
defendían el autonomismo que daba origen a la formación de círculos.

El libro de Lenin “Un paso adelante, dos pasos atrás” es importantísimo para
entender los principios orgánicos del bolchevismo.

En este libro Lenin presentó una completa y armoniosa doctrina sobre el


Partido. Lenin demostró que el Partido se distingue, en primer lugar, de los
demás destacamentos de la clase obrera por el hecho de que constituye un
destacamento de vanguardia consciente y marxista de la clase obrera. Pero
el Partido no es solamente un destacamento de vanguardia: es un
destacamento organizado de la clase obrera, es un sistema de
organizaciones. El Partido es la forma más elevada de la unión de clase del
proletariado. El Partido es la encarnación de la conexión del destacamento
de vanguardia de la clase obrera con las masas de millones de la clase
obrera. El Partido es construido sobre las bases del centralismo, sobre las
bases del centralismo democrático. El Partido mantiene la unidad de sus
filas, pone en práctica una disciplina proletaria única para todos los
miembros del Partido, independientemente de las posiciones que ocupen en
el mismo.

Al analizar la posición de los oportunistas-mencheviques en relación a las


cuestiones de organización y en particular en relación a la cuestión de la
composición del Partido, Lenin demuestra que los mencheviques no
defendieron en absoluto, en el II Congreso, en esencia, los intereses del
proletariado, sino las concepciones anarquistas y pequeñoburguesas de los
intelectuales.

Los mencheviques, al manifestarse en contra de la disciplina proletaria, se


referían frecuentemente al hecho de que Lenin deseaba introducir una
disciplina parecida a la que existía en la fábrica. Pero Lenin enseñó a los
bolcheviques a no tener miedo de ello.
“Precisamente la fábrica, que a algunos les parece sólo un espantajo,
representa la forma superior de cooperación capitalista que ha unificado y
disciplinado al proletariado, que le ha enseñado a organizarse, lo ha
colocado a la cabeza de todos los demás sectores de la población
trabajadora y explotada. Precisamente el marxismo, como ideología del
proletariado instruido por el capitalismo, ha enseñado y enseña a los
intelectuales vacilantes la diferencia que existe entre el factor de
explotación de la fábrica (disciplina fundada en el miedo a la muerte por
hambre) y su factor organizador (disciplina fundada en el trabajo en común,
unificado por las condiciones en que se realiza la producción, altamente
desarrollada desde el punto de vista técnico). La disciplina y la
organización, que tan difícilmente adquiere el intelectual burgués, son
asimiladas con singular facilidad por el proletariado, gracias precisamente a
esta “escuela” de la fábrica. El miedo mortal a esta escuela, la completa
incomprensión de su valor organizador, caracterizan precisamente los
métodos del pensamiento que reflejan las condiciones de vida
pequeñoburguesas, a las que debe su origen el tipo de anarquismo que los
socialdemócratas alemanes llaman Edelanarchismus, es decir, anarquismo
del señor “distinguido”, anarquismo señorial, diría yo. Este anarquismo
señorial es algo muy peculiar del nihilista ruso. La organización del Partido
se le antoja una “fábrica” monstruosa; la sumisión de la parte al todo y de la
minoría a la mayoría le parece un “avasallamiento” (véanse los folletos de
Axelrod); la división del trabajo bajo la dirección de un organismo central
hace proferir alaridos tragicómicos contra la transformación de los hombres
en “ruedas y tornillos” de un mecanismo (y entre estas transformaciones, la
que juzga más espantosa es la de los redactores en simples periodistas), la
mención de los estatutos de organización del Partido suscita en él un gesto
de desprecio y la desdeñosa obsenación (dirigida a los “formalistas”) de que
se podría vivir sin estatutos“. (8)

A las obras de Lenin de ese período se une directamente la obra del


camarada Stalin “La clase de los proletarios y el Partido de los proletarios “.
En esta obra el camarada Stalin critica el primer párrafo de los estatutos
elaborados por los mencheviques y aprobados en el II Congreso según la
fórmula del menchevique Mártov y defiende la definición de Lenin de la
afiliación al Partido y presenta una formulación clásica de opiniones
leninistas relativas a las cuestiones de organización:

“…nuestro Partido -escribió el camarada Stalin- es una organización de


dirigentes y no un conglomerado de individuos… después de que nuestro
Partido se haya transformado en una organización centralizada, se ha
despojado de sucarácter patriarcal y se ha convertido plenamente en una
fortaleza cuyas puertas se abren tan sólo para los que son dignos de
cruzarlas“.(9)

Más adelante, el camarada Stalin dice:


“Consideramos que la decisión del II Congreso del Partido, por la que fue
adoptada la fórmula de Mártov, ha sido un error, y confiamos en que el III
Congreso del Partido corregirá indudablemente el error del II y adoptará la
fórmula del camarada Lenin“. (10)

Como sabemos, el III Congreso del Partido -el congreso bolchevique


realizado en el verano de 1905- aprobó la formula leninista del primer
párrafo de la Constitución. La influencia del estatuto bolchevique fue tan
fuerte que, en el siguiente Congreso, el IV, aunque los bolcheviques estaban
en minoría, el primer párrafo de los estatutos fue aprobado de acuerdo a la
fórmula leninista.

El centralismo democrático y las ideas de Lenin sobre la organización y los


métodos de trabajo del Partido

La cuestión de saber cómo estructurar el Partido obrero en un Estado


multinacional como Rusia, donde muchas nacionalidades eran oprimidas,
constituía uno de los principales problemas de organización. Se
manifestaron dos tendencias sobre este problema: el centralismo, defendido
y puesto en prática por los bolcheviques, y el federalismo, defendido por los
mencheviques.

¿En qué consistía la idea del centralismo puesta en práctica por Lenin y
Stalin? El centralismo significaba que el Partido se debe estructurar de
manera que, en cada ciudad, el proletariado se organice no en función de su
origen nacional, pero que cada organización fuese integrada por
trabajadores de todas las nacionalidades, independientemente de su origen
nacional. Tal era la concepción leninista-stalinista de estructuración del
Partido.

El federalismo, sin embargo, significaba que cada nacionalidad debe


construir su organización nacional por separado. Así, según esto, se deben
crear comités centrales de estas organizaciones y reservar el derecho a
realizar el trabajo, entre los armenios, por ejemplo, solamente la
socialdemocracia armenia, entre los trabajadores judíos, solamente al Bund,
etc. Si consideramos una ciudad como Moscú, donde hay decenas de
nacionalidades, entonces sería necesario tener una, dos o tres docenas de
comités del Partido y estos comités nacionales del Partido se entenderían
entre sí en relación a las acciones del conjunto.

Lenin y Stalin, al manifiestarse contra el federalismo, presentan los


principios del centralismo proletario, porque los comunistas se distinguen
de otros partidos, como escribieron Marx y Engels en el “ Manifiesto
Comunista“, por el hecho de que predican y defienden los intereses
generales de toda la clase obrera en su conjunto, independientemente de su
origen nacional y fe religiosa.

Reservándose el derecho de ser los únicos representantes del proletariado


judío, los delegados del Bund participaron en el II Congreso del P.O.S.D.R.
Lenin, al rechazar, en el discurso, esa reivindicación de carácter
nacionalista, dijo que la concesión al Bund de tal derecho sólo serviría para
fortalecer la indiferencia vigente entre los trabajadores de diferentes
nacionalidades en Rusia y que era artificialmente cultivada y apoyada por el
zarismo.

Con el fin de demostrar lo perjudiciales que eran las ideas de los líderes del
Bund basta citar el siguiente hecho: El comité de Ekaterinoslav divulgó un
folleto con un llamamiento a los trabajadores hebreos con el fin de unirse al
P.O.S.D.R. El Comité Central del Bund presentó una protesta contra el comité
de Ekaterinoslav. Lenin escribió al respecto que, desde el punto de vista de
la lucha de toda la clase obrera de Rusia por la libertad política y por el
socialismo, la protesta del Bund contra el comité de Ekaterinoslav no era
más que una insensatez y desde el punto de vista “del partido político
independiente del Bund”, esta estratagema era comprensible, porque el
Bund se había mantenido en posiciones nacionalistas.

La división de las organizaciones del proletariado según sus respectivas


nacionalidades debilitaría la fuerza del ataque contra los enemigos de clase
del proletariado:

“En materia de lucha contra la autocracia, de lucha contra la burguesía de


toda Rusia, debemos presentarnos como una organización única,
centralizada, combativoa -escribió Lenin- nos debemos apoyar en todo al
proletariado, sin distinción de idioma y nacionalidad, unificados por la
constante solución en conjunto de las cuestiones teóricas y prácticas,
tácticas y de organización y no crear organizaciones que vayan por
separado, cada cual por su camino, no debilitar la fuerza de nuestro ataque
por el fraccionamiento en numerosos partidos políticos independientes, no
introducir la indiferencia y el aislamiento para posteriormente curar una
enfermedad que artificialmente inoculamos en nosotros mismos a través
del yeso de la infame “federación”“. (11)

Ese mismo punto de vista de Lenin fue apoyado, divulgado y desarrollado


por el camarada Stalin en sus obras. En 1904 el camarada Stalin publicó en
el periódico “La lucha del proletariado“, la obra “¿Cómo entiende la
socialdemocracia el problema nacional?“. Esta obra era dirigida contra los
partidarios armenios y georgianos del federalismo que eran los hermanos
consanguíneos de los bundistas en el Cáucaso. En este trabajo el camarada
Stalin escribió:

“Como puede verse, no se nos aconseja que nos unamos en un partido único
para toda Rusia, con un centro único a la cabeza, sino que nos dividamos en
varios partidos con varios centros dirigentes. ¡Y todo ello para fortalecer la
unidad de clase! Queremos acercar entre sí a los proletarios de las
diferentes naciones. ¿Qué debemos hacer para lograrlo? -¡Alejad a los
proletarios unos de otros y alcanzaréis el objetivo! -responden los
socialdemócratas federalistas. Nosotros queremos unir a los proletarios en
un solo partido. ¿Qué debemos hacer para lograrlo? -¿Atomizad al
proletariado de Rusia en diferentes partidos y alcanzaréis el objetivo!
-responden los socialdemócratas federalistas.Queremos derribar las
barreras nacionales. ¿Qué medidas debemos tomar para lograrlo? -¡Reforzad
las barreras nacionales con barreras de organización y alcanzaréis el
objetivo! -responden ellos. ¡Y todo eso se nos aconseja a nosotros,
proletarios de Rusia, que luchamos en idénticas condiciones políticas y que
tenemos el mismo enemigo! En una palabra, se nos dice: ¡actuad para mayor
alegría de los enemigos y enterrad con vuestras propias manos vuestra
objetivo común!“. (12)

Al desbaratar los argumentos y las afirmaciones de los federalistas, el


camarada Stalin dice además:

“Por último, en los momentos en que necesitamos un partido único, flexible


y centralizado, cuyo Comité Central pueda en un instante poner en pie a los
obreros de toda Rusia y conducirlos al ataque decisivo contra la autocracia
y la burguesía, ¡se nos quiere imponer una «unión federal» descoyuntada y
atomizada en partidos aislados! En lugar de un arma bien afilada, se nos da
una enmohecida, asegurándosenos: ¡con esto acabaréis más fácilmente con
vuestros mortales enemigos! ¡He ahí a dónde nos llevan los
socialdemócratas federalistas!” (13)

El camarada Stalin, en otro trabajo, refiriéndose al carácter de la


organización del Partido, escribió que el Partido marxista debe ser:

“…un Partido internacional, las puertas del Partido deben estar abiertas
para todo proletario consciente y eso por el hecho de que la liberación de
los trabajadores no es un problema nacional, sino social, que tiene un
significado idéntico para el proletario georgiano como para el proletario
ruso y los proletarios de otras naciones“. (14)

El trabajo desarrollado por el camarada Stalin en Transcaucasia constituye


un modelo de habilidad en la aplicación de una política proletaria a las
necesidades y exigencias del movimiento del proletariado multinacional.
En esa ocasión la organización de Tiflis y después la organización de Bakú,
no sólo editaban literatura en ruso, sino también en los idiomas de Georgia,
de Azerbaiyán y de Armenia con el fin poder dirigir, de manera más eficiente,
el trabajo entre el proletariado multinacional de Transcaucasia.

La forma y la estructura de la organización de los comités del Partido y de


los órganos del Partido tuvieron, a lo largo de toda la historia del Partido, un
importante significado.

Lenin, en su “Carta a un camarada sobre nuestras tareas de organización “,


escrito en septiembre de 1902, explica detalladamente cómo las
organizaciones locales del Partido deben llevar a cabo su trabajo.

Lenin escribió que el comité del Partido debe ser único y que es preciso
esforzarse por que predominen en el comité los trabajadores que sean
revolucionarios profesionales:

“Con el fin de dirigir todo lo que sucede en el medio de trabajo, es necesario


ser capaz de estar en todas partes, se deben saber muchas cosas, se debe
ser capaz de penetrar en cualquier lugar, etc, etc. En el comité deben estar,
por lo tanto, según las posibilidades, todos los principales líderes del
movimiento obrero del seno de los propios trabajadores, el comité debe
dirigir todos los aspectos del movimiento local, controlar todas las
empresas locales, las fuerzas y los medios del Partido“. (15 )

En el caso de que los miembros del comité sean muchos y frecuentemente


se haga difícil reunirlos, Lenin aconsejaba destacar del comité un pequeño y
eficiente grupo (cinco personas) que incluyese entre sus miembros un
secretario y los elementos más capaces como organizadores prácticos de
todo el trabajo en su conjunto. Para este grupo sería particularmente
importante disponer de suplentes en caso de que los efectivos cayesen en
manos de la reacción, con el fin de que el trabajo no sufra interrupciones. La
composición del grupo suplente y su acción deberían ser ratificadas por
sesión del comité.

Así es como se debería actuar cuando se organizan comités. En el caso de


que esté en la cárcel el Comité del Partido o parte de él, ocuparían
inmediatamente su lugar otros “sustituto” o suplentes, nombrados de
antemano.

Lenin consideraba peligrosa la organización de reuniones muy amplias.


Demostró que la mejor manera de proceder es la siguiente:

“…cuando sea posible organizar grandes reuniones generales (digamos de


30 a 100 personas), por ejemplo en el bosque, en verano, o en un piso
clandestino, previsto para este fin, entonces el comité enviará entonces 1 ó
2 de los “mejores revolucionarios” y se preocupará de la composición
juiciosa de dicha asamblea, es decir, por ejemplo, invitar al mayor número
posible de miembros de confianza de los círculos de fábrica, etc. Pero no es
necesario formalizar estas reuniones, no es necesario hacerlas constar en
los estatutos, no es necesario hacerlas regulares, no es necesario actuar de
manera que todos los miembros de la asamblea conozcan a todos los
participantes, es decir, que son todos “representantes” de los círculos, etc.
es por lo que, no solo estoy contra las “discusiones” sino también contra las
“asambleas representativos“. (16)

Lenin determina también el papel de los grupos de distritos:

“Opino que los grupos de distritos deben ser los intermediarios entre los
comités y las fábricas y, ante todo, órganos de distribución… Poner a punto
y organizar una difusión rá pida y juiciosa de los folletos, de las octavillas,
de las proclamaciones y otros, formar para ello una red de agentes significa
hacer más de la mitad del camino en la preparación de las manifestaciones
o de la insurrección armada… Hay que esforzarse en que dicho aparato
adquiera un tal grado de perfección que en una noche, toda la población
obrera de San Petersburgo pueda estar informada y, así poder decir,
movilizada“. (17)

Debo relatar ahora como, de hecho, estaba organizado el trabajo en San


Petersburgo, en 1903. Los comités de distritos apenas llevaban a cabo sus
actividades, no representaban el papel dirigente, pero funcionaban como
transmisores. Un gran papel fue representado por todo un ejército de
distribuidores ambulantes de literatura. Para el transporte de la literatura y
su distribución a diferentes direcciones se necesitaba gente cuidadosa y
audaz. Era preciso tener coraje y heroísmo, un compromiso total con el
Partido para llevar a cabo, durante años enteros, este trabajo “invisible” y
“diminuto”, sin saber en general nada acerca de la organización y viviendo
sólo con la conciencia de que este trabajo era extraordinariamente
necesario para el Partido.

Lenin también dedicaba gran atención al papel de los círculos


propagandistas. Escribió que, organizar estos círculos en cada distrito es
casi imposible debido a las pobres fuerzas de las que disponemos para la
propaganda.

“La propaganda debe ser llevada en un mismo espíritu por todo el comité y
tiene que estar estrictamente centralizada, es por lo que imagino las cosas
así; el comité encarga a algunos de sus miembros organizar un grupo de
propagandistas (que será una filial del comité o uno de los organismos del
comité). Este grupo, utilizando de forma clandestina los servicios de los
grupos de distrito debe asegurar la propaganda en toda la ciudad, en toda la
localidad que corresponde al comité. Si es necesario, este grupo puede
también formar subgrupos a los cuales dará poder para tal o cual parte de
sus funciones, pero siempre con la confirmación del Comité, el cual deberá
tener siempre, y en todas las circunstancias, el derecho de enviar un
delegado a cada grupo, subgrupo o círculo que tenga, por poca que sea,
conexión con el movimiento“. (18)

Y así fue organizado el trabajo en la práctica. El dirigente de la propaganda


o propagandista responsable entraba en la composición del comité y tenía a
su disposición un grupo de propagandistas. Organizado el grupo, lo instruía,
elaboraba el programa de los círculos, ratificado por el comité del Partido y
controlaba el trabajo de los propagandistas.

“Por otra parte -dijo Lenin- respecto a los propagandistas, quisiera decir
algunas palabras más contra la congestión habitual de esta profesión por
gente poco capacitada y, resultado de ello, la disminución del nivel de la
propaganda. A veces, el primer estudiante que llega es ascendido, sin más
prueba, propagandista, y todos los jóvenes exigen que se les “dé un circulo”,
etc. Hay que luchar contra esta práctica, pues el daño que resulta es muy
grande. Existen muy pocos propagandistas realmente capaces y firmes
sobre los principios (y para llegar a serlo hay que estudiar mucho y adquirir
una buena dosis de experiencia), a estos hay que especializarlos, ocuparlos
completamente y cuidarlos de forma muy especial. Hay que organizar para
ellos varias conferencias por semana y saber llamarles a tiempo en otras
ciudades y, en general, organizar giras de propagandistas más capaces en
varias ciudades“. (19)

De acuerdo con este mismo principio de las tareas, y según el tipo de las
secciones afiliadas al Comité o de sus órganos, Lenin aconsejaba a la
organización de diferentes grupos que sirviesen al movimiento, como, por
ejemplo, los grupos de jóvenes estudiantes, grupos, digamos, de
“funcionarios auxiliar”. Eran necesarias también personas necesitan que
pudiesen obtener fórmulas para pasaportes y conseguir las direcciones
necesarias. Nosotros, por ejemplo, echábamos mano de los servicios de
funcionarios simpatizantes para la recepción por correo de la literatura
ilegal desde el extranjero en sobres cerrados, o utilizábamos los servicios
de los funcionarios para conseguir empleos para nuestros camaradas.

Lenin aconsejaba a la organización de grupos que se encargasen de los


trabajos relacionados con el transporte, la tipografía, la obtención de
pasaportes, un grupo responsable de conseguir lugares para las reuniones
de carácter conspirativo, de contraespionaje, grupo de militares, para
obtener armas, grupo para organizar, por ejemplo, “empresas lucrativas
destinadas a la financiación del movimiento”, etc.
El arte de la organización conspirativa debía consistir en el hecho de la
utilización de todo y de todos, dar trabajo a todos y cada uno, consevando al
mismo tiempo la dirección de todo el movimiento, manteniendo el poder, ni
que decir tiene, no por la fuerza que entonces no se hallaba en nuestras
manos, sino por la fuerza de la autoridad, por la fuerza de la energía, por la
mayor experiencia, por la mayor capacidad y por el talento más grande de
los líderes.

Lenin exigía la división del trabajo en las organizaciones. El comité debe


esforzarse en todo lo posible con el fin de poner en práctica la división del
trabajo, teniendo en cuenta que para los diversos aspectos de la labor
revolucionaria se requieren varias habilidades y que algunas veces una
persona totalmente incapaz como organizador, será un agitador insustituible
o una persona incapaz de la más férrea y firme conspiración, será excelente
propagandista, etc.

Lenin explica, detalladamente, cómo deben ser organizados los círculos que
deben constituir la base de la organización.

Escribe Lenin:

“Ellos son particularmente importantes para nosotros: la fuerza esencial del


movimiento reside efectivamente en el grado de organización de los obreros
en las grandes fábricas, ya que las grandes fábricas (y talleres) encierran la
parte predominante de la clase obrera, no solamente por el número, sino
más bien por la influencia, el nivel, la combatividad. Cada fábrica tiene que
ser para nosotros una fortaleza“. (20)

Lenin sobre el tema se refiría al hecho de que:

“…todos los miembros del comité de fábrica deben considerarse como los
representantes del comité y obligados a someterse a todas las órdenes de
éste, obligados a observar todas las “leyes y costumbres” de este “ejército
de campaña” en el cual han entrado y del cual no tienen derecho a salirse
en tiempos de guerra sin autorización del comandante. En consecuencia, la
composición del comité de fábrica es muy importante y uno de los primeros
cometidos del comité será formar, como se debe, sus subcomités“. (21 )

Lenin y Stalin siempre vieron el éxito del trabajo orgánico del Partido en la
distribución acertada de los cuadros del Partido, en la dirección
centralizada de las organizaciones locales y de las fuerzas del Partido.

“Con el fin de que el centro puede funcionar bien… dirigir la orquesta de


forma efectiva, es necesario -escribió Lenin- que se sepa exactamente
quien conduce los violines y donde, quien ha aprendido y quien está
aprendiendo cada uno de los instrumentos, dónde y cómo lo hace, (cuando
la música empieza a desentonar) y a quién es necesario desplazar, etc. para
corregir las disonancias“. (22)

Así fue, en la práctica, organizado el trabajo del Partido en vísperas de la


primera revolución rusa en las organizaciones bolcheviques del Partido.

Notas:

(1) V.I. Lenin – Obras Completas, tomo VI, pág. 328, edición rusa, Moscú.

(2) V.I. Lenin – Obras Completas, tomo II, p. 182, edición rusa, Moscú.

(3) V.I. Lenin – Ibidem, p. 173.

(4) K. Marx y Engels – “Estatutos de la Liga de los Comunistas ” en el


“Manifiesto Comunista“en la página 98 de la edición rusa de 1939 .., Moscú

(5) V.I. Lenin – Obras Escogidas, Tomo I, p. 303, Editorial Problemas, 1940,
Buenos Aires.

(6) V.I. Lenin – Ibidem, pp. 111-112.

(7) V.I. Lenin – Obras Escogidas, Tomo I, p. 261, Editorial Problemas, 1946,
Buenos Aires.

(8) V.I. Lenin -. “Un paso adelante, dos pasos atrás“, páginas 212 y 213,
Editorial Victoria, 1946 Río

(9) “Lenin y Stalin sobre la construcción del partido “, Tomo I, p. 169-470,


edición rusa, Moscú.

(10) Ibid, p. 473.

(11) V.I. Lenin – Obras Completas, tomo V, pp. 248-249, edición rusa, Moscú.

(12) J. Stalin – “¿Cómo entiende la socialdemocracia el problema nacional? “,


pp. 08:09, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1040, Moscú.

(13) J. Stalin – Ibidem, p. 11.

(14) L. Beria – “Sobre la historia de las organizaciones bolcheviques de


Transcaucasia” p. 108, 1941, Moscú.

(15) V.I. Lenin – Obras Completas, tomo V, pág. 181, edición rusa, Moseou.

(16) V.I. Lenin – Ibidem, p. 182.


(17) V.I. Lenin – Ibidem, p. 183.

(18) V.I. Lenin – Ibidem, p. 184.

(19) V.I. Lenin – Ibidem, p. 185.

(20) V.I. Lenin, Ibid, p. 185.

(21) V.I. Lenin – Ibidem, p. 186.

(22) V.I. Lenin – Ibidem, p. 190.

Por Emelian Yaroslavsky

Traducido por “Cultura Proletaria” de la revista “Problemas” nº 31, Nov-Dic


de 1950.

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